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LOS INTRINCADOS CAMINOS DE UN AMOR

Me despierto como siempre completamente aturdida, sin saber donde


estoy, sin saber qué es lo que me pasó y sin saber ni siquiera, cuánto
tiempo pasó. En la mayoría de las veces desorientada, sin tener idea
del día ni de la hora, con un terrible dolor de cuerpo, de brazos, de
piernas, como si hubiera corrido una maratón, en ocasiones, sin conocer
a nadie al despertar y muchas veces con un terrible dolor de cabeza y
con las mandíbulas rígidas, como acalambradas.

Esta vez, fue en una camilla en lo que suponía un hospital, con una
venda en el brazo derecho y un apósito sobre la frente, casi llegando a
la sien.
Al verme despierta, un médico me pregunta:
-MEDICO: ¿Cómo se siente señora? ¿Recuerda usted su nombre?

-PATRICIA: Patricia, Patricia Miralles, ¿Me podría decir dónde estoy


doctor?
-MEDICO: Está usted en la guardia de la clínica Pueyrredón. ¿Sabe
decirme que día es hoy?
-PATRICIA: Miércoles!
-MEDICO: ¿Miércoles qué?
-PATRICIA: Miércoles tres de mayo de dos mil diecisiete! Creo…!

-MEDICO: Muy bien ¿Recuerda lo que pasó?

-PATRICIA: No muy bien, lo último que recuerdo es estar saliendo del


jardín y caminar hacia la parada de colectivo para volver a casa,
después de eso, ya no recuerdo más nada.

-MEDICO: Por su pulsera, supimos lo que le pasó, ¿Está usted tomando


su medicación?
-PATRICIA: Religiosamente, como siempre!

-MEDICO: ¿Recuerda lo que toma?


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-PATRICIA: Valproato de sodio quinientos miligramos a la mañana


desde hace unos meses, antes tomaba setecientos cincuenta y cuando
inicié el tratamiento, un gramo.
-MEDICO: Muy bien. Nos tomamos el atrevimiento de ver su teléfono y
llamar a su primer contacto, su esposo no debe tardar en llegar.
-PATRICIA: ¿Sabe usted que pasó?

-MEDICO: Tuvo una crisis en el colectivo en que viajaba, cayó al piso,


y fue traída por el colectivero hasta aquí. Afortunadamente, solo fue un
raspón en el brazo y un golpe en la cabeza con el pasamano del
colectivo al caer, tuvimos que darle un par de puntos de sutura, que
seguramente podrá ocultar con el cabello. Le haremos una tomografía,
un electroencefalograma y análisis para corroborar los niveles de la
droga en su sangre.

-PATRICIA: Gracias doctor, ¿Qué hora es?

-MEDICO: Casi las cuatro de la tarde. Por favor descanse, cuando


llegue su esposo, le permitiremos verla y si todo está bien, le daremos
el alta cuando pueda levantarse y hayamos terminado los estudios.

-PATRICIA: ¿Le puedo preguntar algo?


-MEDICO: Si claro.
-PATRICIA: ¿Me hice pis?

-MEDICO: Aparentemente no, me hubiera dado cuenta, su ropa está


seca. ¿Le suele pasar?

-PATRICIA: No siempre, solo me pasó algunas veces, creo que cuando


los episodios son más severos.

-MEDICO: Es probable, bueno ahora descanse por favor.

-PATRICIA: Gracias doctor.


Me volví a dormir y cuando desperté, Pablo estaba a mi lado,
tomándome de la mano, mirándome con esa cara de preocupación que
tanto conozco.
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-PABLO: ¿Cómo estás?

-PATRICIA: Como siempre amor, me duele todo.

-PABLO: Me dijo el médico que fue en el colectivo, ¿te acordás de algo?


-PATRICIA: No, lo último que me acuerdo, es salir del jardín para la
parada del colectivo, después no recuerdo más nada.
-PABLO: Por suerte el golpe no fue fuerte, te hacen la TAC y nos vamos.

-PATRICIA: Por favor, ya me quiero ir a casa.

-PABLO: Si, ya nos vamos, tenés que descansar, y ya iremos a ver a la


doctora para ver si te tiene que ajustar la medicación
-PATRICIA: Ya después veremos!

Volvió el médico para hacerme la tomografía, me senté en la camilla un


momento, antes de bajar a la silla de ruedas que me esperaba para
llevarme al tomógrafo.

De camino al estudio, el médico me dijo:

-MEDICO: Los estudios están bien, pero en su estado tendría que ver a
su neurólogo para que los controles durante el embarazo, sean más
estrictos, por su bien y por el del bebé.
Un balde agua helada, me cayó encima!
-PATRICIA: ¿Cómo que embarazada?

-MEDICO: El examen, dio positivo, tuvimos que hacerlo para saber si


podíamos irradiarla, pero aparentemente, todo está bien.

-PATRICIA: No sabía que estaba embarazada! Soy algo irregular y no


me sorprendió la falta, ¿de cuánto si se puede saber?
-MEDICO: De entre cinco y siete semanas aproximadamente. Yo le
recomendaría que ponga a su ginecólogo y a su neurólogo en contacto
para coordinar su tratamiento durante los meses de gestación.
Un sin fin de sentimientos, se me vinieron encima, y lo primero fue
recordar mi primer embarazo, perdido a los seis meses por las
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complicaciones tras una caída en el baño de casa, cuando aún vivía con
Mariano, mi anterior pareja, tras lo cual nuestra relación se fue
deteriorando hasta separarnos, y aunque nunca me lo dijo, creo que me
culpaba por la pérdida de nuestro hijo.

Cuando terminó el estudio, y mientras volvíamos a la guardia, le pedí al


médico que no le dijera nada del embarazo a mi esposo, que quería ser
yo quien le diera la noticia cuando estuviésemos en casa.

Me dijo que no había problema, pero que me tenía que cuidar mucho, y
le dije que así lo haría.
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Ya en casa, recostada en la cama mientras Pablo prepara la cena, no


puedo dejar de pensar y de estar desesperada por lo que me enterara
hace apenas un par de horas, no podía evitar las lágrimas, un
embarazo! No me lo esperaba, y menos en este momento! No en este
momento! No en estas circunstancias! Me atormenta el tener que
enfrentarlo! Y la incertidumbre me invadió!

Soy Patricia Anabel Miralles, Pato, nacida y criada en Mar del Plata,
tengo treinta y dos años, soy licenciada en ciencias de la educación y
maestra jardinera. Trabajo en un Jardín de Infantes desde los veintiséis
años, fui delegada sindical del jardín desde hace poco más de un año y
sí…, la epilepsia está en mi vida desde mis doce años.
Mi primer novio lo tuve a los diecisiete años, aunque la relación no duró
más de cuatro meses, y luego tuve un par de relaciones fugaces.

Mi primera pareja estable fue Mariano, con él convivimos casi tres años,
desde mis veintidós años hasta los veinticinco.
Nos conocimos en el cumpleaños del novio de una amiga, aquella
noche en esa casa había un montón de gente, mucha que yo ni siquiera
conocía, pasaban las horas y el alcohol, todos estaban ya bastantes
tomados, incluso la marihuana iba y venía. En cierto momento tuve que
salir al patio a tomar un poco de aire. Por estar en tratamiento con
medicamentos, no podía tomar alcohol, y me sentía un poco perdida.
Estaba en el patio, cuando alguien me habla desde atrás, después de
presentarnos me dijo:
-MARIANO: ¿Tampoco tomás alcohol?

-PATRICIA: No puedo tomar alcohol, tomo una medicación y no puedo,


puede ser peligroso si el alcohol me altera el efecto del remedio.

-MARIANO: ¿Puedo preguntar por tu problema de salud?

-PATRICIA: En general trato de no decirlo, el saberlo genera en algunas


personas, cierto rechazo o distancia, creo que por algún preconcepto o
desinformación o… , no sé…! Que sé yo…!

-MARIANO: Creo que te puedo entender, tenía una prima un par de


años más grande que yo, que tenía epilepsia y en muchas situaciones
sentía lo mismo que vos.
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-PATRICIA: ¿Tenías?

-MARIANO: Desgraciadamente sí, aunque nada tuvo que ver con la


epilepsia, falleció en un accidente de tránsito, una camioneta la llevó por
delante cuando iba en su bicicleta y un par de horas después, falleció
por la gravedad de las heridas.
-PATRICIA: Cuanto lo lamento! Yo también tengo epilepsia, desde los
doce años.

-MARIANO: Me lo imaginé cuando no me lo dijiste de una.

-PATRICIA: Es que cuando la gente lo sabe, inmediatamente te mira de


otra manera, se aleja o deja de relacionarse, y eso te hace sentir para
la mierda.
-MARIANO: Te entiendo!
Seguimos charlando un rato más y cerca de la una de la mañana, me
dijo si no quería que nos fuéramos a tomar un café por ahí. Entramos a
la casa y la gente estaba tan “alterada” digamos, que casi nadie se dio
cuenta que nos íbamos, solo saludé a mi amiga que ya estaba bastante
borracha y nos fuimos.
Tomamos un café en un bar, y una hora y media después le dije que me
iba, que trasnochar me podía poner en riesgo. Mariano lo entendió
perfectamente y me llevó hasta casa en su auto.

Antes de bajar, me preguntó si podía llamarme algún otro día para tomar
otro café, le dije que si, y nos pasamos los números de teléfono.

Me pareció un chico lindo, súper educado y considerado. Tres días


después me llamó para encontrarnos en un bar a las cinco de la tarde.

A partir de ese día nos empezamos a ver cada vez más seguido,
esperaba que me llamara para vernos, me encantaba pasar tiempo con
él.

Casi tres meses después empezamos una hermosa relación, él siempre


fue muy considerado con mi situación y nunca me hizo sentir distinta,
nunca me hizo ninguna propuesta que pudiera causarme algún
problema con la epilepsia.
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Yo había perdido la virginidad a los diecisiete con es noviete que me


duró poco más de cuatro meses, hasta que lo encontré con otra en su
casa.
Pero con Mariano supe lo que era hacer el amor, con él empecé a
disfrutar de mi cuerpo, siempre fue muy paciente, muy dulce, muy
considerado en nuestras relaciones, siempre cuidando de no provocar
situaciones que me pudieran llevar a una crisis.

Con él aprendí muchas cosas sobre sexo, nunca había dado ni recibido
sexo oral, y con él se puede decir que lo aprendí. Me encantaba que
Mariano se dedicara a darme tanto placer con la lengua. Cada vez que
hacíamos el amor, nos desnudábamos entre besos y caricias, y lo
primero que hacía era besar, lamer, chupar y mordisquear toda mi
conchita, hasta sacarme el primero orgasmo. Después era yo la que me
ocupaba de su hermosa pija, normal, en la media, pero que me volvía
loca. Nuestras sesiones sexuales eran cada vez más alucinantes, cada
vez más placenteras y cada vez mas seguidas. Siempre arrancábamos
temprano, para no dormirnos tan tarde y cumplir con mis horas de
sueño.

Casi al año de conocernos, Mariano me propuso irnos a vivir juntos, por


supuesto que acepté, estaba enamorada de él.

Y a partir de ahí, nuestra sexualidad fue para mejor, había fines de


semana que ni salíamos de casa, sobretodo en invierno, comprábamos
lo necesario el viernes y teníamos todo el fin de semana para
disfrutarnos sexualmente, a él le encantaba que yo anduviera sin ropa
en casa, me decía que mi cuerpo le encantaba, aunque no tengo nada
mas allá de lo normal, vamos, que no soy ninguna diosa, pero él así me
hacía sentir. Había días que estábamos desnudos los dos desde que
nos levantábamos en la mañana hasta la hora de irnos a dormir por la
noche.

Amaba pasar tiempo con él, nos entendíamos a la perfección y


habíamos aprendido a darnos tanto placer, no hacía falta decir nada
para saber que estábamos deseosos de encontrarnos en la cama,
aunque no siempre era en la cama. Fueron años muy felices para mí,
aunque como en otros momentos de mi vida, los nubarrones aparecen
y las tormentas lo complican todo.
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Quedé embarazada a los veinticuatro, Mariano tenía muchas ganas de


que tuviéramos un hijo, yo tenía un poco de miedo, porque al quedar
embarazada, tenía que dejar de tomar la medicación. Pero después de
hablarlo mucho, decidimos buscarlo, y a los dos meses, el test me dio
positivo.
Cómo el embarazo era de riesgo, estuve con licencia médica, en el
trabajo que tenía en ese entonces como preceptora en una escuela
secundaria. Estaba casi todo el día en casa, solo salía a hacer alguna
compra por el barrio.

Entrando en el sexto mes de embarazo, tuve una crisis epiléptica en


casa, estaba sola y al caer en el baño, me golpeé con el inodoro.
Cuando llegó Mariano, aún estaba tirada en el piso, llorando, con un hilo
de sangre que me recorría la cara y dolor en todo el cuerpo.

Mariano me llevó rápidamente a la clínica, me internaron y dos días


después me dieron la peor noticia de mi vida. Había perdido el
embarazo, y tuvieron que operarme, estuve internada casi una semana,
pero ese inmenso dolor me acompaña siempre.
Luego de perder a mi hijo por esa maldita caída, nuestra relación se vino
a pique, yo me vine abajo, quedé muy mal, muy enojada con la vida,
con mi enfermedad, con mi suerte y con todo lo que se pusiera delante.

Mariano al principio, trataba de consolarme y de remontar aquel dolor,


pero yo estaba tan mal, que ni siquiera dejaba que se acercara, yo casi
no le hablaba, en ese momento no pude ver su dolor, estaba tan
ahogada en el mío que no podía salir, no podía con mi alma, menos
podría con la de él. Ni siquiera nos podíamos encontrar sexualmente,
yo no quería que me toque, estaba como bloqueada.
Pasaron los meses y entre tantas discusiones, depresiones, distancias
e incomunicación, nuestra relación tocó fondo. En ese momento, no me
importó que me dejara, ni siquiera tenía voluntad para pelear por lo
nuestro, no podía arrastrarlo en mi caída, viendo ese momento a la
distancia, realmente me quería morir.
Mi tabla de salvación en ese tiempo fue mi amiga Valeria, más que una
hermana para mí, también maestra jardinera, nos habíamos conocido
estudiando el magisterio y nos hicimos amigas. Por ella fue que salí del
pozo, se vino a vivir conmigo casi un año y gracias a su compañía, su
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forma de ser tan positiva, tan alegre, tan decidida y por sobre todo tan
paciente conmigo, es que pude levantar cabeza.

Casi que me obligó a comer, a bañarme, a salir a caminar, a empezar


terapia, me acompañaba los primeros tiempos y me esperaba hasta que
salía de las sesiones, casi siempre llorando, me llevaba al psiquiatra, al
neurólogo y se ocupaba de que tomara mis medicaciones.

El departamento en que vivía, era de mis padres, y me quedó después


de que ambos fallecieron con meses de diferencia, hace ya casi cuatro
años. Soy hija única y mi única familia, es una hermana de mi madre
que quedó viuda y mis dos primas, hijas de ésta, que viven con sus
familias en Bahía Blanca.
Estuve muchos meses sin trabajar, me solventé con algunos ahorros y
con la venta del auto y un terreno que habíamos comprado con Mariano.

Casi un año después, volví a trabajar, conseguí una suplencia como


maestra jardinera por tres meses, luego algunas suplencias más cortas
y después, un cargo como provisional durante dos años, el cual pude
titularizar, y es al día de hoy mi trabajo, el que me llena de
satisfacciones.
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Siempre lo supe, desde chiquita quería ser maestra, no sé por qué, pero
siempre lo supe.

Cuando a los doce años después de varios episodios y muchos estudios


me dijeron que tenía epilepsia, la vida se me vino abajo, pensaba
entonces que no podría ser una chica normal, que se yo…, salir, ir a
bailar, hacer deportes, tener novio, estudiar, en fin tantas cosas que
pensaba que en un futuro no muy lejano tendría que vivir y no sabía si
podría hacerlo.
Me deprimí bastante, me cerré, me daba vergüenza, no quería que
nadie lo supiera, no quería ser señalada como “la epiléptica” ese
estigma que te hace ver como un bicho raro, como un ser que no puede
vivir como los demás, al que mejor no acercarse, por las dudas, no sea
cosa que le dé un ataque y “se trague la lengua” que boludez! Cuanta
ignorancia en la gente, cuanta falta de empatía, cuanta falta de
información, parecía que hasta para caerte en la calle eras distinta, si
alguien se desmayaba por un bajón de presión, todo el mundo corre a
ayudar, pero cuando cae una persona con epilepsia, y se empieza a
sacudir, la gente no se acerca. Y si en medio de la crisis, te hacés pis
porque en ese momento no lo podés controlar, peor todavía. Que
estigmatizante! No nos tragamos la lengua, no mordemos a nadie, no
nos morimos con los sacudones, nos ponemos morados porque por un
momento no respiramos, pero después sí, y cuando todo pasa,
quedamos ahí, inconscientes, sin saber, ni entender nada, como
desconectados del mundo.
Me costó mucho tiempo, muchas lágrimas, muchas decepciones,
muchas soledades, mucho encierro para poder entender que la
epilepsia no me definía, que tendría que convivir con ella toda la vida y
que mejor que conocerla a fondo para poder hacernos amigas.

Por suerte tuve un pilar fundamental, mi madre, por ella fue que pude
afrontarlo, nunca me dejó sola, nunca me permitió que me cayera,
siempre me hizo mirar para adelante y entender que a pesar de la
enfermedad, yo tenía que hacer lo que quisiera, que tenía toda una vida
por vivir y que no me tenía que dar por vencida nunca. Ella siempre
estuvo para mí, y su muerte fue otro de los momentos duros de mi vida.
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Mi época de secundaria tuvo momentos buenos y momentos terribles,


gente que entendió, y gente que no entendió nada… o no quiso
entender.
Dos amigas de fierro, que me hicieron sentir parte, que me bancaron,
que sacaron la cara por mí, que se enfrentaron incluso con profesores
y compañeros que me miraban como si fuera una extraterrestre, que me
ayudaron cuando tuve alguna crisis y que nunca, nunca!, me dejaron
sola. Laura y Martina, mis ángeles guardianes en aquellos tiempos, mis
otros dos soles, juro que por ellas mataría si fuera necesario.

Al día de hoy seguimos en contacto, aunque ya no viven en Mar del


Plata, Laura se casó con un ingeniero en electrónica y vive en Holanda
con sus dos pequeñas hijas, y Martina, un poco mas volada, la más
bohemia de las tres, se fue primero a la ciudad de Buenos Aires y desde
hace poco más de tres años, vive en Rio de Janeiro con Felipe, un
empresario del rubro de turismo que conoció en una convención, en un
hotel de la Capital Federal.
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Desde que comenzaron a tratarme la epilepsia, he pasado por


diferentes etapas en la contención de las crisis. En varias
oportunidades, los medicamentos fueron perdiendo la eficacia y los
médicos debían aumentar las dosis o cambiar los tratamientos para
poder controlar las crisis.
En otras oportunidades, me cambiaban los tratamientos, porque
aparecían nuevas drogas con mejores resultados y menos efectos
adversos.
Para los epilépticos, cambiar de medicación no es de un día para el otro,
es un proceso que de acuerdo al medicamento puede durar semanas o
meses.
El medicamento que se pretende retirar, se tiene que ir dejando de a
poco, bajando paulatinamente la dosis a la vez que el medicamento
nuevo, se va incorporando de la misma forma, aumentando las dosis y
las frecuencias semana tras semana. Todo esto, para que durante ese
proceso, se minimicen las posibilidades de aparición de los episodios.

Algunas veces funcionó perfectamente, en otras, las crisis aparecían y


se repetían durante ese lapso, hasta que el cuerpo, respondía a las
dosis correctas.
Desde que comencé a trabajar como maestra jardinera, tuve que
atravesar esos cambios en tres oportunidades, para los cuales, tomaba
licencias médicas durante el tiempo que me indicaban los médicos.
Tenían razón, tener una crisis en la escuela, delante de los niños, podría
generar mucha angustia en ellos y preocupación y desconcierto en el
resto del personal, y por supuesto un riesgo para mi salud ante una
eventual caída.
Cuando los procesos eran más largos, algunos duraron casi dos meses,
la licencia médica ordinaria se consumía, y tomaba días de la licencia
extraordinaria, que también tenía un límite para toda mi carrera docente,
y al agotarse esos días, ya no cobraría mi salario durante las licencias.

Las compañeras de trabajo, especialmente, Ángeles, una compañera


con la que nos habíamos hecho amigas, me decían que averiguara en
el sindicato para saber si existía alguna forma de disponer de las
licencias sin perder mis ingresos.
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Una tarde, luego de salir del jardín, me fui para el sindicato al que estaba
afiliada desde hacía más de tres años.

Me recibió una mujer de más o menos mi edad, le comenté mi inquietud


y la información que necesitaba, luego de escucharme y tomar nota de
mi relato, habló por teléfono con alguien y salió de la oficina, diciéndome
que esperara un momento.

Volvió acompañada de otra mujer de unos cincuenta años, me presenté


y al tanto de mi caso me propuso, en una primera instancia, hacer una
nota donde constaran todos mis datos personales, datos de contacto, la
escuela en la que trabajaba y el relato de mi problema en no más de
una carilla, para que se convierta en un caso formal a tratar en
asamblea, y que luego me pondrían en contacto con el encargado de la
comisión de salud del sindicato para derivarle el tratamiento del caso.

Salí de allí conforme con el trato y la respuesta, ya me informarían por


teléfono, cuando podría ser recibida en la comisión de salud, por el
secretario o algún colaborador.

Unos diez días después de eso, me citaron en la sede del sindicato para
reunirme con la gente de la comisión de salud, para poder explicarles
mi situación.
Me recibió una mujer de unos cuarenta y pico de años, quizás cincuenta,
me explicó que ese día me recibiría el secretario de salud, pero por una
reunión de última hora, había tenido que viajar a Buenos Aires.
Le conté mi situación a María Marta, aquella mujer tan agradable. Luego
de charlar poco más de una hora, me dijo que ella misma se ocuparía
de que, cuando el doctor Carlos Morales volviera a la ciudad, me
avisarían el día y la hora en que me podría recibir. Me fui del sindicato
conforme con el trato que le venían dando a mi caso, tanto que el doctor
encargado de la comisión de salud, me iba a recibir…
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Era miércoles por la tarde, estaba sentada en el sillón de casa, un poco


cansada, cuando sonó en mi teléfono una llamada de número
desconocido, al atender, me saludó María Marta muy amablemente y
me dijo que al día siguiente, me podría recibir el secretario de salud del
sindicato a las veinte horas. Le dije que no había problema, que allí
estaría.

Cerca de las seis, llegó Pablo, tomamos unos mates, nos contamos las
novedades de nuestras jornadas y le conté de la reunión del día
siguiente. Me dijo que me podría llevar hasta el sindicato, pero que
luego tenía una cena con el dueño de su empresa y unos nuevos
clientes, que si mi reunión se demoraba más de una hora no podría
traerme de vuelta a casa. Le dije que no se hiciera problema, que me
volvía en un taxi.

Pablo me comentó que el viernes de la semana siguiente, se hacía una


fiesta de la cámara de empresarios que agrupa las empresas de
manufactura de productos de mar, y que por supuesto, quería que lo
acompañara. Eran fiestas de etiqueta, ya estaba pensando que
ponerme, las mujeres siempre se tiran el placard encima, a ver cuál de
todas es la más elegante o con las mejores ropas. Yo me aburría un
poco en esas fiestas, más que nada por no conocer a nadie, pero a
Pablo siempre le gustó que compartiéramos esos momentos y yo
siempre lo acompañé.
Al día siguiente, llegué del trabajo y luego de una pequeña siesta,
esperé a Pablo con la merienda. Me fui a cambiar para ir al sindicato,
nada del otro mundo, un jean, una camisa azul y unos zapatos azules
de taco bajo. Pablo me dijo que me podía esperar hasta nueve menos
cuarto, si demoraba más que eso, me tendría que volver en taxi.
Quedamos así, a las ocho en punto entré al sindicato y Pablo se quedó
esperando en el auto.

Me acompañaron al primer piso y me dijeron que en los asientos del


pasillo lo podría esperar.
Carlos, el secretario, estaba reunido con alguien y tuve que aguardar
que esa reunión terminara.

Ya eran ocho y media y todavía no me había atendido. Le mandé un


mensaje a Pablo y le dije que no esperara más, todavía no me habían
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atendido y que me volvía en un taxi. Me dijo que tuviera cuidado y que


lo mantuviera al tanto.

En el sindicato ya no quedaba casi nadie, a esa hora todos se iban


retirando, y yo todavía seguía esperando, ya me estaba contrariando un
poco.
María Marta me saludó antes de irse y ya no podía ver a nadie más
dando vueltas por allí.

Mientras esperaba, pensaba en la fiesta de la semana siguiente, ¿Qué


me pondría? Y pensando aquello, recordé la primera fiesta a la que fui
con Pablo, fue en un hotel y yo estaba bastante nerviosa, no
acostumbraba a salir de noche y menos que menos a una fiesta de gala,
Pablo llevaba un traje negro con camisa blanca y corbata roja, estaba
muy lindo, aquel traje le daba a su casi metro ochenta, tal elegancia,
que no pasó desapercibido para varias mujeres que le echaron el ojo,
sin importarles que yo fuera tomada de su brazo.
Esa noche, llevaba un vestido un poco por debajo de las rodillas, algo
escotado para mi gusto, no tengo las tetas muy grandes, más bien
normales diría yo, pero el conjunto que me había puesto, las insinuaba
más de lo que me hubiera gustado, el vestido se ajustaba al cuerpo, y
se notaban mis curvas, nada exagerado, nada provocativo, tampoco
tengo muchas curvas que mostrar, mi metro sesenta y siete, mis
caderas no muy anchas, y mi culo, en la media, ni grande ni chico, al
decir de Pablo, tengo un cuerpo hermoso. Nunca fue mi estilo mostrarlo,
más bien todo lo contrario, siempre visto normal y casi nunca con tacos,
pero esa noche, completaban mi atuendo unos zapatos de taco alto
negros y una pequeña cartera negra con detalles en plateado. Los
accesorios, también plateados, unos aros y un colgante haciendo juego.

Pablo estaba fascinado con mi look de esa noche, antes de salir de


casa, me miró con tanto amor mientras me decía lo diosa que estaba y
la suerte que tenía de que una mujer tan hermosa como yo, se hubiera
enamorado de él. Cómo no enamorarme de ese hombre, si desde que
nos conocemos, ha sido todo para mí, su amor, su preocupación, sus
atenciones, siempre tan pendiente de lo que me pasa o me pueda
pasar, siempre apoyándome y dándome fuerzas para seguir adelante,
siempre bancándome en todas, siempre!
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Y no solo eso, nuestra vida sexual es plena, si con Mariano había


aprendido tantas cosas, con Pablo aprobé todas las materias y con las
mejores notas, puedo decir que él me hace ver las estrellas, y no lo digo
por su tamaño, aunque es bastante más dotado que Mariano, sino por
la dedicación que pone en cada encuentro para hacerme gozar, me da
tanto placer que a veces tengo miedo de no corresponderle, que lo que
yo le ofrezco no sea todo cuanto él espera o necesita de mí.

Aquella noche, nos quedamos hasta que comenzó el momento del baile,
cómo no salía seguido de noche, nunca habíamos ido a bailar a una
discoteca y Pablo quería que, al menos por un rato, disfrutara de bailar.
Cerca de la una de la mañana, volvimos a casa, yo estaba bien, y quería
hacer el amor, Pabló me preguntó si estaba segura, si no era muy tarde
para hacerlo y yo le dije que estando en casa y con él, si me daba una
crisis, estaría en mi cama y nada malo me podría ocurrir. Tuvimos una
noche muy pasional, de mucho contacto, muchos orgasmos y de mucho
amor.

La primera vez que hicimos el amor con Pablo, fue casi cuatro meses
después de conocerlo. En esa oportunidad, yo iba caminando por la
calle mirando vidrieras, y de repente me desperté en la guardia de un
hospital, a unos metros, un hombre sentado en una silla observándome
con cara de preocupación, y yo por supuesto sin entender nada y sin
saber como había ocurrido esta vez.
En ese noviembre de dos mil catorce, ese hombre me había visto caer,
se acercó, me sostuvo la cabeza durante la convulsión, llamó a una
ambulancia, me acompañó al hospital, se quedó todo el tiempo conmigo
y al salir horas después, me acompaño hasta casa en un taxi. Me
preguntó si vivía sola, si no tenía quien me hiciera compañía, y que se
podía quedar hasta que estuviera recuperada. Solo le pedí que me
acompañara hasta mi piso, pues solo iba a acostarme a dormir, estaba
molida.

Me senté en el sillón, mientras él sacaba un papel de su mochila y


escribía algo apoyado en la mesa del comedor. Le agradecí
infinitamente, nos despedimos y se fue. Estuve un rato sentada en el
sillón y me dormité, cuando me levanté para irme a la cama, miré aquel
papel, estaba su nombre, que por estar tan voleada ni se lo había
preguntado, Pablo, y su número de teléfono.
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Al día siguiente, ya recuperada de la convulsión, lo llamé para


agradecerle, me preguntó cómo me sentía, y para mi sorpresa, me dijo
que la mejor manera de agradecerle, era aceptándole un café.
Quedamos para ese viernes a las cuatro de la tarde. En ese café, me
encontré con un hombre maravilloso, con una ternura en su mirada, que
me atraía, con una forma pausada de hablar que me tranquilizó a los
cinco minutos de llegar, con una sonrisa que me daba confianza.

A los tres meses de ese café, después de varios encuentros, me


confesó que se enamoró de mí en el momento que me vio, antes de la
caída, y yo…, yo me enamoré de él, después del tercer café.

Ahí comenzó el dos mil quince y lo que es para mí, desde ese tiempo,
el mejor momento de mi vida.
El ruido de la puerta al abrirse me sacó de mis pensamientos, dos
personas salieron de la oficina y se saludaban despidiéndose, no podía
ver al tal Carlos, solo escuchar su voz grave.
Les indicó que cerraran bien la puerta al salir, que seguramente, ya no
quedaba nadie.

Aguardé sentada a que me viera o me llamara, un momento después,


salió de la oficina
-CARLOS: ¿Señorita Patricia Miralles?

-PATRICIA: Si señor!
Me puse de pie y me acerqué, estirando su mano nos saludamos. Alto,
unos centímetros más que Pablo, de piel morena, pelo corto con
algunas canas, con un traje azul oscuro y una camisa blanca sin
corbata, espalda ancha, cuerpo como de deportista, esbelto y elegante,
calculé que no llegaba a los cincuenta años, una media sonrisa mostró
una perfecta y blanca dentadura y su mirada de ojos café… profunda,
penetrante, mi mano era pequeña en comparación con la suya y en esos
pocos segundo que duró el saludo, me sentí algo intimidada, quizás por
su tamaño, por su voz o tal vez por su mirada, no pude sostener la mía
en sus ojos.
-CARLOS: Carlos Morales Brito, un gusto conocerla!
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-PATRICIA: El gusto es mío!

-CARLOS: Pase usted, por favor! Tome asiento!

-PATRICIA: Muchas gracias!


-CARLOS: Antes que nada, dos cosas, primero disculparme por hacerle
esperar, fue una reunión imprevista, esta gente se vuelve ahora para
Tres Arroyos y no pude evitar la reunión. Y lo segundo, es que si usted
no tiene problema, me gustaría que nos pudiéramos tutear!

-PATRICIA: Si claro, ningún problema!

En tan solo dos frases, me hizo tranquilizar y hasta olvidarme de lo


molesta que me había puesto la espera.

-CARLOS: Patricia, leí la nota que presentaste y en la comisión,


decidimos preparar un petitorio para tenerlo listo y presentarlo en las
próximas reuniones paritarias, estos temas, se tratan en paritarias, y
para esto necesitaría ponerme un poco más al tanto.

-PATRICIA: Perfecto!

-CARLOS: Tenía pensado empezar a redactar un escrito más detallado,


sobre tu situación y darle el formato correspondiente, para ser
refrendado por la comisión y tenerlo listo. La reunión anterior nos ha
quitado tiempo y supongo que ya deberás volver a tu casa para la hora
de la cena, ¿qué te parece si planteamos otra reunión?

-PATRICIA: En realidad, mi esposo está en una cena de su empresa, si


usted no tiene problemas, podemos comenzar ahora con el escrito y así
poder terminarlo.
-CARLOS: No tengo quien me espere en casa, si querés empezamos,
si no lo terminamos hoy, seguimos otro día. Y por favor tutéame.

-PATRICIA: Bueno, dale!


-CARLOS: Perdón Patricia por mi ignorancia, pero no conozco ninguna
persona con epilepsia, no es mi especialidad y no tengo muy en claro
muchas cosas que viven las personas que la sufren. Necesitaría que
me cuentes un poco, al menos lo que la epilepsia significa en tu vida. Mi
conocimiento sobre la enfermedad no es muy profundo y menos que
19

menos actualizado, pero viendo tu caso, veo que la enfermedad no te


ha limitado, de hecho tenés dos títulos y enseñás en una escuela
pública, eso muestra que podés tener una vida normal.
-PATRICIA: En realidad, las personas que convivimos con la epilepsia,
ya sabrás que no somos todas iguales, a todos no afecta de diferentes
formas, en la mayoría de los casos, depende del efecto que tengan los
tratamientos que nos indican los médicos. En mi caso, la mayoría del
tiempo, están controladas por la medicación, pero hubo épocas en que
los medicamentos dejan de tener efecto y los debo reemplazar por
otros, y en ese proceso, que puede durar semanas o meses, es cuando
tengo ciertas posibilidades de tener crisis. También pueden aparecer si
no descanso las horas suficientes, o con luces intermitentes, como las
de las discotecas, o por tomar alcohol.

-CARLOS: Entiendo, ¿te parece que vayamos escribiendo todo esto?

-PATRICIA: Si claro!
Sobre el escritorio, tenía su laptop y en ella comenzó a escribir y me iba
leyendo lo escrito para que yo diera mi opinión o hiciera acotaciones.

Eran casi las diez de la noche, cuando de repente todo quedó a oscuras,
se había cortado la energía eléctrica.
Carlos se asomó por la ventana, comprobando que el corte era en una
amplia zona.
-CARLOS: Patricia, te propongo algo, yo vivo a unas cuadras de acá y
por lo que vi por la ventana, en mi casa, no se ha cortado, ¿Qué te
parece si terminamos el escrito en mi casa?

Para no hacerte venir otra vez, después no tengo problemas en llevarte


a la tuya, pero entiendo si no querés, no hay problema, lo terminamos
en algún otro momento!

-PATRICIA: No, no hay problema, así podemos terminarlo.


Salimos del sindicato con toda la cuadra a oscuras, cerró la puerta y
caminamos hasta su auto, un BMW blanco. Hicimos unas cuadras a
oscuras, hasta que al cruzar una avenida, todo estaba iluminado
normalmente. Durante el trayecto me dijo:
20

-CARLOS: Espero no lo tomes como un atrevimiento, pero como te


trastoqué la hora de la cena, si te parece, pedimos algo para cenar, en
la esquina de casa hay una casa de comidas a la que siempre le pido,
hacen una ensalada de pollo asado y verduras buenísima, ¿Qué decís?
Y mientras comemos terminamos el escrito.
-PATRICIA: No quiero ponerte en molestias!

-CARLOS: No es molestia, hoy no tuve tiempo de almorzar y estoy


muerto de hambre.

De camino desde su teléfono en modo manos libres, llamó a esa casa


de comida y pidió la cena para los dos.

Llegamos a su casa, un edificio céntrico, subimos hasta el piso quince,


entramos y me dijo:
-CARLOS: Sentate Patricia por favor, tengo que pasar al baño.

Me senté en el amplio sillón, el departamento era enorme, muy


delicadamente amueblado y decorado, estaba muy ordenado y limpio,
no parecía la casa de un hombre solo.

Volvió al estar y tomando la computadora de su maletín, se ubicó en la


mesa mirando hacia donde yo estaba.
-CARLOS: Mientras llega la comida, podemos seguir escribiendo, ¿Qué
te parece?

-PATRICIA: Bárbaro, dale!

Seguimos con aquel escrito por unos momentos, cuando sonó el timbre,
atendió y me dijo que bajaba a buscar la comida.

Me dio curiosidad por la vista desde la ventana de aquel ambiente y me


tomé el atrevimiento de correr las cortinas y ver la fantástica vista de la
ciudad iluminada y de fondo el mar.
En eso estaba cuando volvió con el pedido, al verlo, le dije:

-PATRICIA: Perdón por el atrevimiento, pero tenía curiosidad por la vista


desde acá arriba.
21

-CARLOS: Tiene su encanto la vista nocturna, pero también durante el


día, sobre todo ver amanecer, algunas noches cuando vuelvo de
madrugada, abro las cortinas y me siento a esperar que amanezca, es
la mejor vista.

-PATRICIA: Me imagino, debe ser hermoso verlo desde acá.


-CARLOS: Si alguna vez querés ver el amanecer desde acá, solo me lo
tenes que decir, es una vista maravillosa!

No respondí a aquella frase, dejé pasar ese comentario, ver el


amanecer desde esa ventana, implicaba estar de madrugada en su
casa y eso no iba a pasar, hasta me pareció un comentario algo fuera
de lugar.
Preparó todo perfectamente en la mesa, y muy caballerosamente, me
sirvió la cena y me llenó la copa de agua, él tomaría cerveza, me ofreció
pero le dije que no podía por la medicación.

La cena estuvo bien y la charla muy distendida, hablar con Carlos era
muy entretenido, no se acababan los temas y su forma pausada y de un
vocabulario que está mucho más allá de lo que cualquiera puede
suponer de un sindicalista.
Luego de cenar, terminamos el escrito y cerca de las once de la noche,
le dije que ya me iba para casa.

-CARLOS: Vamos que te llevo!


-PATRICIA: No te molestes Carlos, me tomo un taxi!

-CARLOS: No me quedo tranquilo si te vas en taxi, no es molestia y


después de todo, por mi culpa fue que se demoró todo.

-PATRICIA: Bueno, está bien!

Bajamos, subimos a su auto y le indiqué la dirección de casa, me


comentó que hacía muchos años, había vivido a dos cuadras de mi casa
y que conocía muy bien el barrio.

-CARLOS: Patricia, ¿tienen delegado sindical en tu jardín?


22

-PATRICIA: No, aunque varias de las chicas estamos afiliadas, nunca


elegimos delegada!

-CARLOS: En un par de meses, son las elecciones de delegados, ¿Por


qué no te postulás?

-PATRICIA: En verdad, nunca lo había pensado!


-CARLOS: Pensalo!, te puede ser útil en lo referente a tu reclamo. Y
ahora se me ocurre que si fueras delegada, podrías formar parte de la
comisión y pelear los reclamos desde un mejor lugar, ¿qué decís?

-PATRICIA: La verdad lo tendría que pensar y lo tendría que hablar con


mi marido, a ver qué le parece.

-CARLOS: ¿Le tenés que pedir permiso?


Aquella pregunta me sorprendió y con algo de molestia y en voz
enérgica le contesté:

-PATRICIA: Claro que no! No nos pedimos permiso! Solo es que


hablamos todo lo que nos pasa, lo que queremos y siempre nos
escuchamos nuestras opiniones.

-CARLOS: Perdón Patricia, no quise ser hiriente, te pido disculpas!


Quizás sea mi concepción un poco machista de las cosas, te vuelvo a
pedir perdón!
-PATRICIA: No pasa nada, pero con mi marido lo hablamos todo, y él
siempre me ha apoyado en mis elecciones y decisiones, tanto como yo
a él.

-CARLOS: Tenés razón! Te vuelvo a pedir perdón, quizás al no tener


pareja, me falten esas vivencias compartidas.

Llegamos a casa casi a las once y media, supuse que Pablo aún no
habría llegado. Nos saludamos y antes de bajar, me dijo que pensara la
propuesta, que lo hablara con mi marido y que hablaríamos la semana
que viene.

Entré en casa, me preparé un té y me senté a esperar que llegara Pablo


mirando uno de los capítulos de las series que sigo. Casi a las doce y
media, llegó Pablo, por su cara, me podía dar cuanta que había tomado
23

un par de copas, no estaba borracho, pero sí, un tanto alegre. Decidí no


comentarle la propuesta hasta el otro día, quería que estuviera con los
cinco sentidos, quería saber su opinión, aunque la idea me había
entusiasmado.

A la mañana siguiente, mientras desayunábamos, me contó de la cena,


que el cliente había quedado conforme y comenzaban a trabajar con él.

-PABLO: Contame como te fue anoche!

-PATRICIA: Bien, lo tuve que esperar casi hasta las nueve, no paraba
de disculparse. Estuvimos hablando de la epilepsia en general y
después de mi caso, cuando estábamos haciendo el escrito, se cortó la
luz!
-PABLO: ¿Y qué pasó? ¿Se cortó la reunión?
-PATRICIA: No, en realidad, como me había hecho esperar, me dijo si
no tenía problema de terminar el escrito en su casa.

-PABLO: ¿En su casa?


-PATRICIA: Vive cerca del sindicato y no me pareció mal, es un tipo
muy educado y respetuoso y no tuve problema en ir a su casa para
poder terminar la nota.
-PABLO: ¿Y hasta que hora estuviste ahí? No me dijiste nada!
-PATRICIA: Tenés razón! Perdoname, quería terminar para no tener
que volver otro día!

-PABLO: ¿Volviste en taxi?

-PATRICIA: No me dejó venir en taxi, me trajo él. Pero por favor no


pienses nada raro, es muy educado y en ningún momento insinuó o dijo
nada fuera de lugar!

-PABLO: No lo decía por eso, era porque no volvieras tan tarde y sola.
-PATRICIA: Y te quería contar algo más, cuando volvíamos me
preguntó si en el jardín teníamos delegado gremial, y como le dije que
no, me dijo que me podría presentar como candidata y si salía elegida,
24

podría darle fuerza al reclamo desde la comisión de salud del sindicato,


¿a vos que te parece?

-PABLO: No me parece una mala idea, pero pensá si vas a tener tiempo
para dedicarle a las asambleas, reuniones y todo eso, ¿a vos te
entusiasma la idea?
-PATRICIA: En realidad, un poco me entusiasma, como yo debe de
haber más docentes o auxiliares, no creo ser la única con epilepsia en
la provincia, y puede que se pueda lograr conseguir algún resultado con
el reclamo.

-PABLO: Si decidís hacerlo amor, sabés que tenés mi apoyo! Solo te


pido que lo pienses según lo que te demande ese trabajo.
-PATRICIA: Ya lo sé mi vida, y te lo agradezco siempre! Trataré de
ponerme un poco al tanto y ver si puedo hacerlo.

La semana siguiente, una tarde al salir del jardín, pasé por el sindicato,
hablé con María Marta y me puso al tanto de todo lo que tenía que hacer
para presentar mi candidatura a delegada en las próximas elecciones,
llené todos los papeles, firmé las notas necesarias y me fui para el
centro a ver que me podía comprar para la fiesta del viernes. Pablo me
apoyaba con el tema sindical y yo no le iba a hacer un desplante con la
fiesta.

Busqué algo lindo, algo que a Pablo le gustara, no salimos mucho y en


estas ocasiones me gusta ponerme linda para él. Encontré un vestido
no muy escotado, algo corto para mi gusto, pero a Pablo seguro le iba
a gustar. Lo quería sorprender con mi vestuario esa noche.

Llegó el viernes, día de la fiesta, primero fue mi turno de bañarme y


mientras Pablo se bañaba, me fui preparando para él, un conjunto de
ropa interior blanco bien sexy por si se nos daba al volver a casa, el
vestido nuevo que no había querido mostrárselo para sorprenderlo, los
zapatos de taco alto, los accesorios y mientras él se cambiaba, yo me
pintaba en el baño chico, para que ya me viera lista. Cuando me
preguntó si ya estaba lista, le dije que me esperara en el estar, que
quería sorprenderlo.
Él se pondría el traje azul oscuro que le queda tan bonito, con una
camisa blanca y una corbata en tonos de azul y turquesa y los zapatos
25

negros, le queda realmente hermoso! Es realmente hermoso! Me


encanta verlo tan elegantemente vestido, el traje le queda pintado y lo
hace un hombre muy atractivo.
Me encantó la cara que puso al verme, era todo cuanto quería! Volverlo
loco…! Sí! Nada me gusta más que volver loco al hombre que amo! Me
derrito cuando me mira con esa cara de amor que no miente, su mirada
siempre me lo dice todo, es tan expresiva su mirada, que lo hace
transparente, al menos para mí, su mirada me basta para saber lo que
piensa y lo que siente, y lo que siente por mí, es lo que me tiene tan
atada a él, es lo que me hace sentir que es el hombre de mi vida, con el
que quiero vivir lo que me quede por vivir, sí! Es el amor de mi vida…
26

La semana siguiente, al salir del jardín, pasé por el sindicato, me dijeron


que ya estaba todo arreglado el tema de mi postulación a delegada, a
mediado de septiembre de dos mil quince, eran las elecciones y ya
estaba todo listo.

Al otro día, le pedí a la directora del jardín, que cuando tuviera un


momento, necesitaba hablar de un tema con ella.

La mañana estuvo agitada y recién me pudo atender luego de la hora


de salida de los pequeños.

-ISABEL: Perdón Patricia, recién me desocupo, no pude antes, viste lo


que fue la mañana, llena de reuniones!

-PATRICIA: Si tranquila Isabel, no era nada urgente, solo te quería


comentar que en las próximas elecciones de delegados del sindicato,
me voy a postular para ser delegada del jardín.

-ISABEL: Me parece perfecto, estás en todo tu derecho de hacerlo y me


parece una idea perfecta para impulsar tu reclamo. Contá conmigo para
lo que necesites!

-PATRICIA: Muchas gracias Isabel! Sé que cuento con vos! Siempre


fuiste muy considerada conmigo y mi situación!
-ISABEL: Para mi sos una maestra más, no hago diferencias y menos
respecto de una cuestión de salud. Además sos muy buena en lo tuyo,
los chicos te aman y los papás también!
-PATRICIA: Gracias Isabel! Y yo a ellos! Me gusta mucho mi trabajo y
trato siempre de hacerlo lo mejor posible! ¿Te puedo hacer una
pregunta?

-ISABEL: Sí, claro! Lo que quieras!

-PATRICIA: No quiero ponerte en un compromiso, si no lo considerás


oportuno, no es necesario que me respondas. ¿Sabés por qué razón
Celeste, me ignora o me mira tan mal? No recuerdo haberle hecho nada
como para que me trate de esa manera.

-ISABEL: Creo suponer que fue por una decisión mía, ella desde el año
pasado, quería la sala de los nenes de tres años y yo decidí que fuera
para vos, a mi ver, sos la mejor para sala de tres, y supongo que no le
27

debe haber caído bien mi elección, pero no te hagas problema, a mí


tampoco me da mucha pelota, solo lo justo y necesario, tiene su carácter
y trato de no engancharme en sus mambos, soy yo la que decide y ella
tiene que aceptar lo que le toca.

Días después les dije a las chicas que me postulaba para delegada y
todas me felicitaron, claro, todas menos una.

Llegó el día de las elecciones, la votación se realizaban durante la hora


libre entre los dos turnos, para que todas puedan votar, vino un veedor
del sindicato y pasadas la una del mediodía, ya habían votado todas las
compañeras. El representante del sindicato, abrió la urna y después del
recuento de los votos, se hizo el acta correspondiente. Todos votos a
favor, menos uno lógicamente para mí, era el de Celeste. A partir de
ese momento, soy la delegada sindical del jardín.

Llegué a casa y para mi sorpresa, Pablo ya estaba, yo siempre suelo


llegar antes, pero esta vez, él me había ganado.
-PATRICIA: Hola amor! Qué lindo que ya estés en casa!

-PABLO: Quería estar en casa para cuando llegara mi delegada favorita!

Y sacándose una remera, me mostró otra que tenía debajo, se había


hecho estampar una remera blanca que en el frente decía: “PATO
DELEGADA” y en la espalda: “Mi delegada favorita”

Me reí de su ocurrencia, me colgué de su cuello y le di flor de beso!


-PATRICIA: Estás loco Pablo!

-PABLO: Si! De amor por esta delegada! Ah! Y también un pequeño


presente!

Me entregó una cajita larga, envuelta en papel de regalo y un moño, al


abrirla, me encontré con una hermosa lapicera de color violeta y negro!
-PABLO: Para que mi delegada favorita firme las actas con una lapicera
acorde con su cargo!

-PATRICIA: Cómo te amo mi vida! Gracias! Muchas gracias! ¿Qué pasó


que saliste temprano hoy?
28

-PABLO: Le conté a don Mario el tema de las elecciones y le dije que te


quería comprar un regalo y estar para cuando llegaras. Me dijo que sí,
que no había problema.
-PATRICIA: Me encantó encontrarte!

-PABLO: Y eso no es todo, como me quedó tiempo, te compré otro


regalito, pero ese… viene después!

-PATRICIA: Ay! ¿Pero después cuando? Ya lo quiero!

-PABLO: Si te portás bien, para después de cenar!

-PATRICIA: ¿Tanto tengo que esperar?

-PABLO: Si señora delegada! Ahora este, después el otro!

Tomamos unos mates y salimos a caminar, fuimos hasta la playa,


nuestro departamento está a unas diez cuadras de la costa. Caminamos
unas cuadras por la costa y cuando se levantó viento, se puso fresco.
Entramos en un bar para tomar un café y refugiarnos un poco del viento.
Al salir estaba más fresco aún y decidimos tomar un taxi para volver.
Hicimos las compras antes de subir y llegamos a casa.

Entre los dos, preparamos la cena charlando y riéndonos mucho, y


antes de las diez y media ya nos íbamos para la cama.
Con todo lo que había disfrutado la tarde con Pablo, me había olvidado
del otro regalo. Al llegar a dormitorio, lo miré con cara de interrogante y
le dije:

-PATRICIA: Amor! Ya terminamos de cenar y me porté bien, o eso creo!


ya nos vamos a la cama pero aún me falta el otro regalito!

-PABLO: Si mi amor! Te portaste muy bien! Vení! Sentate!

Y dando una palmada en la cama, me pidió sentarme a su lado. De


debajo de la almohada, sacó una cajita como si fuera del tamaño de una
caja de hamburguesa y su carita y su mirada pícara me divertían.

Al abrirla, me encontré con un conjunto de ropa interior de color blanco,


al sacarlo, me di cuenta el por qué de su cara de pícaro, era diminuto,
muy diminuto y con encajes y lleno de transparencias. Muuuuy sexy!
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-PATRICIA: Ay mi chanchito lindo! Me encanta!

-PABLO: Mientras la chica me lo envolvía, creí que iba a tener una


erección imaginándote ahí dentro!
-PATRICIA: Mmmm! Esperame que ahí vuelvo!

Y me fui para el baño con la cajita para probármelo. Me desnudé y me


lo puse, guaaa!, nunca había tenido un conjunto tan atrevido, apenas
me tapaba las tetas y se me traslucían los pezones a través del encaje,
la tanguita súper chiquita, todo el culo afuera y por delante, un mínimo
triangulito de encaje con partes transparentes que dejaban ver los labios
y mi raja. Me miré en el espejo y me gustó mucho verme tan sexy! Un
pequeño detalle! Por delante los pelos del pubis, sobresalían del tanga.
Salí del baño, Pablo ya estaba desnudo en la cama y con una tremenda
erección.

-PABLO: Pero que mujer tan sexy sos! De que diosa estoy enamorado!

-PATRICIA: ¿Te gusta puerquito mío?


-PABLO: Me encanta mi vida! Vení para acá potra!

-PATRICIA: Lo único, un pequeño detalle mi vida…


Me acerqué al borde de la cama y mirando mi conchita, con los pelitos
asomando le dije:
-PATRICIA: Voy a tener que hacer un retoque por aquí!

-PABLO: ¿No te gustaría depilártela? Me encantaría verte toda peladita!

-PATRICIA: ¿Si? ¿Te gustaría que me la depile toda mi vida?

-PABLO: Me volvería loco!


-PATRICIA: Para vos me la voy a depilar todita mi vida! Para volverte
loquito, chanchito mío!

-PABLO: Cómo me gustás mi amor!


-PATRICIA: Recién estrenado el conjuntito y ya lo mojé!
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-PABLO: Me encanta! Mójalo todo!

Me acosté a su lado, nos besamos apasionadamente, la verdad es que


estaba muy excitada, y Pablo también. Bajé por su pecho y llegué a pija,
la acaricié, la besé y me la puse en la boca, se la chupé con dedicación,
quería hacerlo gozar, y sin sacarme el conjuntito, corrí la tanguita a un
lado y me senté en su erección, lento pero hasta el fondo, Pablo me
tocaba las tetas y los pezones por sobre la tela, estaba totalmente
caliente y lo cabalgué hasta el orgasmo.
Me recosté sobre su pecho y al oído le dije:

-PATRICIA: Pijudito mío! Me gustaría darte algo, quiero probar de


chuparte hasta que acabes, lo quiero probar y ver si me gusta.
-PABLO: Probemos vida mía! Hagamos todo lo que nos guste a los dos!
Pero prometeme que si no te gusta, me lo vas a decir!

-PATRICIA: Prometido machito mío!

-PABLO: Entonces es todo tuyo putita mía!


-PATRICIA: Si mi amor, eso soy! Soy tu putita, mi vida! Y me gusta que
me lo digas!
Fue una locura esa noche, por primera vez Pablo me acabó en la boca
y como por instinto me lo tragué todo. Un rato después volvimos al ruedo
y estuvimos haciendo el amor hasta la una de la mañana, que Pablo me
dijo que siguiéramos mañana, en unas horas debíamos ir a trabajar.
Había comenzado una etapa sexual en nuestra pareja, que nos gustaba
mucho a los dos, hubo fines de semana que ni salíamos a la calle. Como
me gusta Pablo! Como me calienta!

Al día siguiente, fuimos citados al sindicato a las seis de la tarde, todos


los delegados electos.
En un gran salón en la planta alta, nos recibió el secretario general, nos
dio la bienvenida y se puso a nuestra disposición para cualquier tema
referente a las condiciones de trabajo. Nos puso al tanto del cronograma
ordinario bimestral de asambleas y nos dijo que de surgir algún otro
tema, se harían asambleas intermedias extraordinarias. Hubo un
31

pequeño brindis, una foto grupal de todos los delegados y todos se


fueron despidiendo.

Al salir de aquel salón, me encontré con Carlos, me dio un abrazo y un


beso y me dijo:

-CARLOS: Felicitaciones señora delegada!


-PATRICIA: Muchas gracias Carlos!

-CARLOS: El viernes que viene, tenemos reunión de la comisión de


salud y me gustaría que estés presente, quiero que todos te conozcan
y si te parece, y disponés de tiempo, me gustaría que formes parte de
la comisión.

-PATRICIA: Por mí, encantada!


-CARLOS: Perfecto! Conversalo con tu marido y de no surgir algún
imprevisto, nos vemos el viernes a las seis de la tarde.

-PATRICIA: Bárbaro! Lo hablo con Pablo, pero seguramente el viernes


a esa hora, ahí estaré!

Mi vida en el ámbito sindical, estaba comenzando…


32

Aquel viernes de finales de octubre de dos mil quince, llegué al sindicato


un rato antes de las seis de la tarde para la reunión de la comisión de
salud, para que negarlo, estaba un poco nerviosa, solo conocía a
Carlos.

Hablé un momento con Mará Marta antes de que comenzara y me dijo


que cuando pueda, me podría comentar algo de los integrantes de la
comisión y ponerme un poco al tanto del movimiento del sindicato. Me
dejó pensando, ya hablaría con ella, me pareció una buena mujer, no la
veía queriendo chismosear los entretelones de los sindicalistas, sino
más bien, aclararme el panorama.

En la entrada del salón había varios hombres hablando, supongo que


esperando que llegara Carlos. Casi a las seis y cuarto, llegó y entraron
todos, Carlos y yo fuimos los últimos y antes de entrar a la sala me dijo:

-CARLOS: ¿Cómo estás Patricia? Me alegro que hayas podido venir!


¿Nerviosa?
-PATRICIA: Gracias Carlos, la verdad que sí, y por lo que veo son todos
hombres

-CARLOS: Es verdad, pero estamos intentando revertir eso, sobre todo


porque la mayoría de nuestros afiliados son mujeres.
Entramos al salón, Carlos se sentó en la cabecera de la mesa
rectangular de reuniones y en la silla a su derecha, me senté yo.
-CARLOS: Bueno, buenas tardes para todos, antes que nada les quiero
presentar a la señora Patricia Miralles, recientemente elegida delegada
del jardín novecientos quince, y que a partir de este momento, también
formará parte de la comisión. Para aquellos que no recuerden, Patricia
es quien hiso el petitorio para que la epilepsia se agregue al listado de
patologías crónicas, presentación que haremos, entre otras cosas, en
las próximas discusiones paritarias.
Todos me dieron la bienvenida y Carlos les dijo:

-CARLOS: Patricia en una primera instancia, se hará cargo de las actas


de las reuniones de comisión y realizará los escritos que la comisión
demande. La señora es Licenciada en Ciencias de la Educación,
33

además de maestra jardinera, y se le da muy bien la escritura, tiene una


gran capacidad y una redacción impecable.

Carlos salió un momento y varios de los integrantes, me fueron


haciendo algunas preguntas, me resultaron bastante amables en el
trato.
En esa reunión eran once hombres, incluido Carlos y me dijeron que
dos integrantes que faltaban, estaban de vacaciones. La mayoría de los
hombres rondaban los cincuenta años, algunos más, otros menos,
hasta me atrevería a decir que Carlos era el más joven de todos.

Momentos después, Carlos regresó con su laptop, la encendió y la puso


sobre la mesa mirando hacia mí, para que comenzara la redacción del
acta.
Me indicó como eran los encabezados de las actas, se anotaban los
presentes, que me los fue nombrando de a uno, mientras yo los iba
escribiendo en el acta. Luego correspondía escribir el orden del día de
los temas a tratar, y a medida que se iban discutiendo los temas, iba
escribiendo las decisiones y los aportes de los distintos integrantes de
la comisión.

Cerca de las ocho y media, terminó la reunión. Antes de terminar, me


pidieron que leyera el acta y luego de imprimirla, todos estamparon su
firma.
Todos los integrantes se fueron retirando, quedando solamente Carlos
y yo.
-CARLOS: Patricia, si vas para tu casa, permitime que te acerque, no te
vayas sola.

-PATRICIA: Justo lo iba a llamar a mi esposo para que me viniera a


buscar.

-CARLOS: No lo hagas venir hasta acá, yo te acerco.


-PATRICIA: Bueno, está bien! Pero no quiero que te tomes tanta
molestia, mi marido puede venir a buscarme, después de todo no
estamos tan lejos.
-CARLOS: No es molestia Patricia, al contrario!
34

No tuve más opción que aceptar y pasadas las nueve de la noche, me


dejó en la puerta de casa.

Al entrar me invadió un exquisito olor a carne al horno, lo vi aparecer a


Pablo con su delantal de cocina, y debajo solo un bóxer.

-PABLO: Hola mi amor! Estaba esperando que me llames para ir a


buscarte.

-PATRICIA: ¿Así vestido me ibas a ir a buscar?

-PABLO: ¿Por qué no? ¿No estoy lindo así?

-PATRICIA: Vos sos lindo mi vida! Justo te iba a llamar y Carlos me dijo
que me traía, así no tenías que ir hasta allá.

-PABLO: No tengo problemas en irte a buscar, al contrario, sabés me


gusta!
-PATRICIA: Ya lo sé amor mío! Pero me insistió y para que no parezca
un desprecio, le dije que sí.

-PABLO: Bueno, la cena ya está casi lista! Pongo la mesa y comemos!

-PATRICIA: Dale, voy al baño y cenamos.


El lunes siguiente, me mandó Carlos un mensaje, diciéndome si podía
pasar por el sindicato al salir del jardín. Le pregunté si había pasados
algo con el acta de la reunión y me dijo que necesitaba que pase para
entregarme algo. ¿Qué me tenía que entregar?

Al llegar al sindicato, María Marta me dijo que Carlos me esperaba, que


luego de reunirse conmigo, tenía una reunión en Tandil, y que para allí
se iba.

Subí hasta el despacho de Carlos, toqué la puerta y me pidió qué pase.


Entré y nos saludamos con un beso.

-CARLOS: Buenas tardes Patricia, ¿cómo estás? Sentate por favor.


-PATRICIA: Hola Carlos, muy bien gracias, ¿vos bien?

-CARLOS: Si todo bien, por suerte! Te hice venir porque te quería


entregar esta computadora para que la uses, ya que harás todos los
35

escritos, es necesario que tengas una, así no tenemos la necesidad de


usar la mía personal. La podés llevar a tu casa, es bastante nueva, yo
la usé hasta hace unos meses, pero en el último viaje a Miami, me
compré una y me resulta más cómodo tener todo lo mío en una sola
máquina.
-PATRICIA: Gracias Carlos! Me viene bien! La que tengo en casa es
bastante viejita y parece una carreta con los caballos cansados.

Aquella ocurrencia le causó gracias y por primera vez, vi una carcajada


suya.

-CARLOS: De paso, si hay que hacer algún escrito y estás en tu casa,


lo hacés y me lo enviás por correo, sin tener necesidad de venir hasta
acá.
-PATRICIA: Buenísimo, no hay problema!

-CARLOS: Estoy por irme a Tandil a una reunión, pero antes me quiero
tomar un café, ¿me acompañás, tenés tiempo?
-PATRICIA: Si claro!

Juntó sus cosas y bajamos, saludamos a algunas personas al salir y


fuimos a un bar de la otra cuadra.
Hablamos del trabajo de la comisión, me contó que además del
sindicato, atiende consultorio como médico clínico, tres veces por
semana en una clínica por las mañanas.
Luego del café me dijo que ya salía para Tandil y que si yo iba para casa
me dejaba de pasada.
-PATRICIA: Carlos, no quiero que te tomes la molestia de llevarme a
casa, cada vez que vengo a la sede!

-CARLOS: No es molestia Patricia, al contrario! No me cuesta nada


dejarte en tu casa, de ahí ya agarro Luro y salgo por la 226 para Tandil.
A no ser que a tu marido no le haga gracia que te acerque! ¿Cómo se
llama tu marido?
Lo que dijo y la forma de referirse a Pablo me mosqueó un poco
36

-PATRICIA: No es eso Carlos, a Pablo no le molestan esas cosas!

-CARLOS: Bueno, mejor así! Y yo me aseguro de dejarte sana y salva


en tu casa.
En el trayecto hasta casa, me fue contando de la reunión en Tandil y
que quería que una vez que me pusiera al tanto del manejo de la
comisión, lo acompañara en las reuniones en las otras delegaciones.

Al llegar a casa, nos saludamos con un beso y antes de bajar, me dijo:

-CARLOS: De no mediar inconvenientes, nos vemos el miércoles a las


seis de la tarde en el sindicato. Ah! y saludos a Pablo!

-PATRICIA: Gracias Carlos! Nos vemos el miércoles!

No supe entender el tono del mensaje de saludo para Pablo, si era


irónico o realmente le mandaba saludos sin siquiera conocerlo.
Pasaron casi tres meses, estábamos a principios de marzo de dos mil
dieciséis, y yo ya estaba bastante canchera con todo el trabajo de la
comisión, incluso le propuse un par de cambios de estrategias en un par
de temas y Carlos estaba cada vez más conforme conmigo y con mi
trabajo.
Un jueves después de la reunión, yendo en el auto de camino a casa,
me dijo:
-CARLOS: Patricia, la semana que viene, tengo unas reuniones en La
Plata y quisiera que me acompañes. Nos iríamos de acá el jueves
después del mediodía y volveríamos el sábado a media tarde. El día
viernes lo tenés justificado como delegada, el lunes de esa semana, se
le avisa por mail a la directora.

-PATRICIA: Dejame que lo hable con Pablo y te contesto, pero supongo


que no va a haber problema. ¿te puedo contestar el viernes o el lunes?
-CARLOS: Si es posible antes, mejor! Para hacer las reservaciones de
hotel, coordinar el viaje y ver quién del sindicato nos lleva.

-PATRICIA: Bueno, esta noche lo hablo con mi marido y mañana al


mediodía, te aviso.
37

-CARLOS: Dale, espero tu respuesta mañana!

Nos despedimos en la puerta de casa con un beso y bajé de su auto.

En la entrada del edificio de casa, hay dos locales comerciales, uno a


cada lado de la puerta de acceso, en uno de ellos, un kiosco y en el otro
una mujer que hace trabajos de costura, confecciones y esas cosas y
cada vez que me ve llegar con Carlos en el auto, me mira con mala cara.
No tenemos confianza, solo buenos días o buenas tardes, siempre me
pareció bastante chusma, pero desde que llego en el BMW, me mira
como si yo fuera una cualquiera que su amante la trae a casa cuando
su marido no está. Algún día voy a llegar con los patos cruzados y la
voy a mandar a la mier……, bueno, allá bien lejos!
Me puse a ordenar un poco en casa y a preparar la cena para cuando
Pablo llegara, los jueves, suele llegar justo a la hora de cenar, es el día
que juega al futbol con los amigos hasta las nueve de la noche.

Llegó muerto minutos antes de las nueve y cuarto:


-PATRICIA: Hola mi vida!

-PABLO: Hola mi amor! Mmmm… que olorcito! Me doy una ducha y


cenamos!
-PATRICIA: Dale, pongo la mesa mientras!
Mientras cenábamos y él me contaba su día de trabajo y yo el mío, le
conté del viaje:
-PATRICIA: Pabli, la semana que viene Carlos quiere que vaya yo
también, a La Plata para unas reuniones, saldríamos de acá el jueves
después del mediodía y volvemos el sábado a media tarde. ¿Qué te
parece?

-PABLO: Bien mi vida, ¿Vos querés ir?


-PATRICIA: En realidad si y no, no me quiero ir sin vos, pero se va a
tratar, entre otras cosas, el tema del petitorio.

-PABLO: Está bien mi amor! Sabés que yo te apoyo en lo que sea!


-PATRICIA: Es poco tiempo mi amor, solo dos días!
38

-PABLO: Ya lo sé, pero aunque sean dos días te voy a extrañar! Y sí,
voy a estar un poco preocupado de que te pueda pasar algo!

-PATRICIA: Tranquilo mi cielo! Vengo bastante bien con esta


medicación!

-PABLO: Ya lo sé, pero no puedo dejar de preocuparme!


-PATRICIA: Ay!! Sos más lindo vos!!!! Por eso es que amo tanto!

-PABLO: Lo único que en algún momento vas a tener que recuperar la


sesión perdida del viernes!

-PATRICIA: Si machito mío!! El sábado la recuperamos y para


compensar te voy a traer un regalito de La Plata!

-PABLO: Mmmm!! ¿Qué regalito?


-PATRICIA: El más chanchito que encuentre!
Después de charlar un poco en la sobremesa, nos miramos con una
sonrisita y con voz muy seductora le dije al oído:

-PATRICIA: ¿Estás muy muy cansado puerquito mío?

-PABLO: Hoy perdimos tres a uno y encima no pude meter ni un gol!


-PATRICIA: ¿Y creés que podrás jugar otro partidito y ver si podés
meter un gol?
-PABLO: ¿Vos decís que podría meter alguno?

-PATRICIA: Si mi amor! Vamos a la salita y me metes un lindo gol...!


39

Llegamos con Pablo al sindicato, bajé para ver si ya nos íbamos, me


encontré con María Marta

-MARIA MARTA: Hola Patricia! ¿Cómo estás corazón?


-PATRICIA: Hola Mary, muy bien! ¿Y vos?

-MARIA MARTA: Muy bien! ¿Lista para salir?


-PATRICIA: Si! ¿ya nos vamos?

-MARIA MARTA: Todavía no llegó Carlos, cuando el llegue se van,


maneja Cristian y va el secretario general con ustedes.

-PATRICIA: ¿Sabés en que vamos?


-MARIA MARTA: En el VW que está en la puerta, el negro.

-PATRICIA: Ahí vuelvo, voy a despedir a mi esposo y a bajar el bolso


-MARIA MARTA: Dale, dejale el bolso a Cristian que está en el auto
esperando y vení que charlamos un ratito hasta que llegue Carlos.

-PATRICIA; Dale, ahí vengo.

Me fui hasta el auto, hable unos minutos más con Pablo y nos
despedimos. Me hizo mil recomendaciones, sé que se queda
preocupado, pero quiero que se quede tranquilo porque no voy a hacer
nada raro, siempre trato de cuidarme y le dije que lo iba a tener al tanto
de todo. Nos dimos un hermoso beso recordando la noche anterior y
diciéndole que se prepare para el sábado cuando regrese!

Lo saludé a la pasada y entré para hablar con María Marta.

-MARIA MARTA: Vení Patri!

Me llevó hasta una oficina desocupada y cerró la puerta, no entendía


muy bien que me tenía que decir.

-MARIA MARTA: Patri, desde hace unos días quería hablar con vos,
pero no se dio la oportunidad.
-PATRICIA: ¿Pasa algo Mary?
40

-MARIA MARTA: No, tranquila! Pero entiendo que es tu primera vez en


el ambiente sindical y me caíste muy bien desde que nos conocimos y
quería tomarme el atrevimiento de darte unos… llamale consejos o
recomendaciones, sabés que hace años que estoy acá y conozco bien
el paño.
-PATRICIA: Dale, te escucho!

-MARIA MARTA: Primero te diría que tengas cuidado, acá la mayoría


no son lo que parecen, vos los ves y parecen todos caballeros, todos
correctos y todas buenas personas, pero incluso entre ellos se sacan
los ojos, parecen casi hermanos, pero se traicionan a la primera de
cambio, acá todo el mundo mira su ombligo, y si le tiene que pisar la
cabeza a alguien para lograr algo, no les tiembla el pulso. Tené cuidado
con lo que hablás, no hables mal de nadie, por muy mal que te caiga, si
les viene bien, lo van a utilizar incluso en tu contra. Tratá de no dar
demasiados detalles de tu vida privada, ya te habrás dado cuenta, que
acá la mayoría son hombres y son unos mas rapaces que otros, te van
acosar sin miramientos aunque sepan que sos casada, vos poné
siempre distancia. No es que me quiera meter en tu vida, pero me sale
prevenirte, sobre todo para que no tengas problemas con tu esposo.
Hasta me han acosado a mí, vieja y sin una figura del otro mundo,
imaginate a vos que sos más joven y tan bonita!
-PATRICIA: Gracias Mary! Sos un amor! Gracias por los consejos! Los
voy a tener en cuenta!

-MARIA MARTA: Agendá mi teléfono por cualquier cosa, cualquier cosa


que quieras saber de alguien, me llamás y te digo, ya los conozco a
todos y se para que lado disparan.
-PATRICIA: Mary, ¿me tengo que cuidar de Carlos?

-MARIA MARTA: Mirá, es muy educado y respetuoso, yo no le conozco


andanzas con gente de acá, ojo! No puedo decir que no las tenga! Pero
por lo menos es discreto y no hay chismes sobre él, así que debe
cuidarse bien! Vos por las dudas estate atenta! Y en la primera que no
te gusta me llamás!

-PATRICIA: Muchas gracias Mary, sos un amor, gracias por aclararme


un poco el panorama.
41

-MARIA MARTA: Ya los vas a ir conociendo! Pero acordate! Tené


cuidado! Bueno vamos que si Carlos ya llegó te deben estar buscando
para irse.
Salimos de aquella oficina hacia la entrada, unos minutos después llegó
Carlos, me saludó con un beso cuando entraba.
-CARLOS: Hola Patricia! ¿Lista?

-PATRICIA: Hola Carlos! Si, si, ya están mis cosas en el auto! Cuando
quieran!

-CARLOS: Lo voy a buscar a Ernesto y nos vamos.

Ernesto Cárdenas es el secretario general de la filial Mar del Plata del


sindicato, no lo conocía personalmente. Minutos después, aparecieron
los dos.
-CARLOS: Ernesto, ella es Patricia Miralles, delegada del jardín
novecientos quince y flamante integrante de la comisión de salud, viene
con nosotros a La Plata.
-ERNESTO: Mucho gusto Patricia, ya me he enterado de su caso!
Bienvenida! Y por favor tuteame!
-PATRICIA: Mucho gusto Ernesto!
Nos saludamos estrechándonos la mano formalmente y saludando a
María Marta con un beso, nos fuimos para el auto.

Cristian conducía y a su lado iba Ernesto, Carlos y yo en los asientos


traseros. Cuando salimos a la ruta, Carlos me dijo de ir haciendo unos
escritos durante el viaje, saqué la compu de la mochila y estuvimos
haciendo tres escritos.

Cuando quise acordar, pasábamos por debajo de un cartel que decía


“Bienvenidos a La Plata”
-CARLOS: ¿Conocías La Plata?

-PATRICIA: Nunca vine, la conozco solo por fotos!


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-CARLOS: Es una ciudad hermosa, llena de plazas y parques, muy


arbolada, cuando entremos en el casco urbano, vas a ver que hay una
plaza o parque cada seis cuadras, la ciudad es un cuadrado y está llena
de diagonales. El hotel está en el centro, sobre la avenida cincuenta y
uno, una de las arterias sobre la que están muchos de los edificios
públicos provinciales y municipales.

Entramos a la ciudad por una avenida de doble mano y tenía razón


Carlos, cada tantas cuadras bordeábamos una plaza.
Llegamos al hotel y no cabía en mi asombro, un hotel cinco estrellas
que está frente al Teatro Argentino. Allí nos dejarían a Carlos a y mí.
Ernesto y Cristian seguían hasta la Ciudad de Buenos Aires. Allí el
secretario general tenía una cena es noche y mañana estaría en la
reunión con nosotros.

Nos dieron las habitaciones, Carlos me dijo que seis y cuarto nos
íbamos a la reunión que me esperaba en el loby del hotel, como Cristian
se había ido con Ernesto, tomaríamos un taxi hasta el lugar de la reunión
que no era muy lejos. Me dio tiempo de cambiarme y mandarle un
mensaje a Pablo, durante el viaje me habían llegado dos mensajes
suyos, pero no los había podido contestar por estar con los escritos.

Me puse el trajecito azul y en una cartera bastante grande donde me


cupiera la compu, baje puntual a la planta baja donde Carlos con
riguroso traje y sin corbata, me estaba esperando.
Nos pidieron un taxi, y unos minutos antes de las seis y media,
estábamos entrando al lugar de la reunión.

Carlos me pidió que tomara notas de los temas tratados en la reunión y


las resoluciones a las que se llegara.

Faltando minutos para las nueve, terminó la reunión y previo saludos y


presentaciones de algunas personas, volvimos para el hotel en un taxi.
Entrando al hotel, Carlos me dijo:

-CARLOS: Listo por hoy Patricia, hasta mañana a las diez de la mañana,
estamos libres. Podés cenar en el restaurante del hotel, que se carga a
la habitación por supuesto, o si aceptás, podemos conocer algo de la
ciudad y comer por ahí, hay varios lugares cerca.
43

-PATRICIA: Estoy un poco cansada, pero si no cenamos muy tarde, me


gustaría conocer un poco.

-CARLOS: Listo entonces!, ¿Necesitás cambiarte?


-PATRICIA: La verdad, es que si, sobre todo sacarme los zapatos!

-CARLOS: Perfecto! En quince minutos te espero acá, ¿Te parece?


-PATRICIA: Perfecto!

Subí a la habitación a cambiarme, cuanto lujo! En mi vida había estado


en un hotel así! La gran habitación, la cama inmensa, la decoración, la
iluminación, el tremendo baño con una bañera con hidromasaje, un
escritorio con una hermosa silla, un amplio placard, todo decorado
exquisitamente. Saqué varias fotos para mostrarle a Pablo. Le mandé
una de la habitación mientras me cambiaba y le dije que después de
cenar lo llamaba por teléfono.

Bajé y Carlos ya me esperaba, con un pantalón azul y una camisa a


cuadros pequeños de color celeste, era la primera vez que lo veía sin
traje, y la verdad que se lo veía elegante también de sport.

Salimos caminando, estando en una zona céntrica, había varias


opciones para poder cenar, entramos en un restaurante y parrilla
bastante coqueto, un lugar al que no hubiera entrado si tuviera que
pagarlo, mi presupuesto no me lo permitiría.

Pedimos carne asada y ensalada, Carlos tomó vino y yo, una gaseosa
de naranja. De postre un flan con dulce de leche exquisito! La
conversación estuvo muy amena, hablamos de todo, sobre las
reuniones, sobre mi trabajo, me contó del suyo como médico y también
que al día siguiente por la noche teníamos una cena en un restaurante
elegante con otros dirigentes con motivo del cumpleaños de uno de ellos
que es amigo de Carlos.

-CARLOS: ¿Qué te parece si el café lo tomamos en otro lugar?, así


conocés un poco más

-PATRICIA: Dale!
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Pagó la cuenta y nos fuimos, caminamos un par de cuadras por el


diagonal setenta y cuatro y paramos a tomar un café. Yo solo un café y
Carlos un café y un whisky.
-PATRICIA: Carlos, ¿es necesario que vaya a la cena de mañana?

-CARLOS: En realidad, no es protocolar, es más bien social, pero habrá


personas importantes y no estaría mal que las conozcas y de paso
comer en un excelente restaurante.

-PATRICIA: Es que para una cena así no traje ropa, de haber sabido
traía algo un poco más elegante!

-CARLOS: Por eso no hay problema, mañana, después de la reunión


de la mañana, podés comprar algo, cerca del hotel hay muchas casas
de ropa.
-PATRICIA: Es que…. No traje dinero como para eso!

-CARLOS: Eso no es problema! Yo si traje!

-PATRICIA: Carlos, no puedo permitir que vos compres mi ropa!

-CARLOS: Eso no importa, necesitas un vestido para la cena! Aceptalo,


es un obsequio, nada más!
-PATRICIA: Es que tampoco quiero llegar a casa con un vestido y
decirle a mi esposo que vos me lo regalaste, lo puede interpretar de otra
manera.

-CARLOS: Hagamos una cosa, le decís que yo lo compré con la tarjeta


en cuotas y vos me lo vas pagando por mes y que va a servir para otros
eventos y listo.

-PATRICIA: Es que tampoco le quiero mentir!

Y mientras seguíamos hablando escuchaba entrar mensajes a mi


teléfono, seguramente de Pablo.
-CARLOS: No te hagas tanto problema! No es para tanto, es tan solo
un regalo!
Terminamos el café y volvimos para el hotel pasadas las once y media.
45

Al entrar al a la habitación, lo primero que hice fue llamarlo

-PABLO: Hola mi vida! ¿Todo bien? Estaba preocupado que no me


contestabas los mensajes!
-PATRICIA: Hola mi vida! Si todo bien amor! Perdón mi vida! Estábamos
terminando de cenar y tenía el teléfono en la cartera!
-PABLO: bueno contame como estás!

-PATRICIA: Todo bien amor, algo cansada pero quedate tranquilo, ya


me estoy por acostar! ¿Viste la foto de la habitación? Es una locura esto!

-PABLO: Si, la vi, que lujo nena! ¿Es un hotel cinco estrellas?

-PATRICIA: Si mi cielo, es hermoso! Algún día vendremos los dos a


disfrutar de esto! Y de paso conocés La Plata.
-PABLO: ¿Cenaron con los del sindicato?
-PATRICIA: El secretario general se fue a Buenos Aires, tenía una cena
allá, cenamos con Carlos.

-PABLO: ¿Los dos solos?

-PATRICIA; Si mi amor, pero por favor no pienses nada raro, que solo
cenamos y preparamos la reunión de mañana.
-PABLO: No mi vida, está bien, no pienso nada raro.
Hablamos casi media hora contándonos nuestro día, tomé mis
medicamentos y me acosté, la verdad estaba cansada.

La mañana siguiente, teníamos reunión a las diez de la mañana en la


sede del sindicato, me vestí normal con un jean y una camisa, a las
nueve bajé a desayunar y Carlos ya me esperaba en una mesa.
Mientras desayunábamos hablamos de la reunión y me volvió a pedir
que escribiera todo lo que se hablaba y se decidía.

Faltando diez minutos para las diez salimos del hotel en un taxi.
La reunión terminó a las once y media y volvimos al hotel para dejar
todo y Carlos me dijo:
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-CARLOS: Patricia, dejá la mochila y vamos a ver el tema de la ropa.

-PATRICIA: Dale, aprovecho para ir al baño y bajo.

Unos minutos después bajé y él me esperaba en la vereda fumándose


un cigarrillo. Caminamos un par de cuadras por el centro comercial
viendo vidrieras, llegamos a una casa de ropa de una marca que mis
posibilidades ni siquiera me permitiría entrar a ver, pero entramos.
Comencé a mirar los vestidos colgados en los distintos muebles, vi uno
color arena, con mangas acampanadas, calculé que me quedaría a la
altura de las rodillas, lo saque del escaparate, para verlo bien, era
hermoso, con algunos bordados con canutillos muy delicado, caminé
unos pasos hasta un espejo y me lo apoyé, realmente era un vestido
hermoso, no insinuaba nada, no era corto y no tenía escote. Hasta que
mire la etiqueta que colgaba y vi el precio, uff! Casi la mitad de mi
sueldo, caminé para volver a dejarlo en su lugar y Carlos que caminaba
por ahí me dijo:
-CARLOS: Es muy lindo!

-PATRICIA: Es hermoso, pero mirá lo que cuesta!

Y sin siquiera mirar el precio, me dijo:


-CARLOS: ¿Por qué no te lo probás? Y ves como te queda
-PATRICIA: Es una locura Carlos! Es casi la mitad de mi sueldo!

-CARLOS: Patricia, probalo, si te gusta, te lo llevas sin preguntar nada


más!

Me fui al probador mientras Carlos hablaba algo con la empleada que


nos atendía, me saqué la ropa y me lo probé, me quedaba pintado, era
hermoso, apenas pasaba las rodillas, me lo imaginé con mi chaqueta
azul, quedaría bárbaro. Abrí la puerta del probador y me esperaba la
vendedora con un par de zapatos que combinaba con el vestido,
seguramente sería eso lo que hablaba Carlos con ella. Me los probé con
la puerta del probador abierta, me miraba en el espejo, cuando lo
escuché a Carlos decir:

-CARLOS: Perfecto! ¿Te gusta?


-PATRICIA: Es hermoso!
47

-CARLOS: Listo! No se habla más! Ya tenés ropa para la cena!


¿Necesitás algo más?

-PATRICIA: No Carlos! Suficiente!


La vendedora empaquetó el vestido y los zapatos, Carlos pagó y nos
fuimos.
Al salir del negocio, me sentía un poco extraña, otro hombre que no es
mi marido, me acababa de regalar un caro vestido y un par de zapatos,
como agradecimiento, me estiré y le di un beso en la mejilla.

-PATRICIA: Gracias Carlos!

-CARLOS: No hay por qué Patricia! Te gustó y te queda muy bien! Con
eso es suficiente!
Me sentía entre feliz por la ropa y preocupada por como lo tomaría
Pablo.

Volvimos al hotel, el secretario general y Cristian, volvían al mediodía y


se irían a almorzar con alguien más.

-CARLOS: Patricia, vamos a ir a almorzar con Ernesto y un amigo,


podés almorzar acá con Cristian, pero si decidís ir a otro lugar, no hay
problema, te dejo dinero!
-PATRICIA: Está bien Carlos almuerzo acá! Y después descanso un
poco antes de la reunión.

-CARLOS: Perfecto! Cuatro menos cuarto nos encontramos acá.

Nos fuimos cada uno a su habitación, me volví a probar el vestido, esta


vez con ropa interior blanca, la negra que llevaba, se notaba debajo del
vestido y no se veía bien, me puse la chaqueta azul y combinaba
perfecto.

Bajé a almorzar, me senté en una mesa, y al rato apareció Cristian. Le


hice señas para que viniera y almorzáramos juntos.

-CRISTIAN: Hola Patricia!


-PATRICIA: Hola Cristian! ¿Cómo estás? Vení almorcemos juntos!
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-CRISTIAN: Dale!

El mozo se acercó, miramos la carta y pedimos el menú, nada


complicado.
Con Cristian solo nos habíamos saludado un par de veces solamente,
siempre lo veía muy formal, callado y serio, me parecía hasta antipático,
pero hablando durante el almuerzo, me di cuenta que nada que ver. Es
muy hablador, simpático y muy educado.

-PATRICIA: ¿Te puedo decir algo?

-CRISTIAN: Si claro!

-PATRICIA: Te veía tan serio y formal que pensé que eras un poco
antipático! Pero nada que ver! Al contrario!
-CRISTIAN: La verdad es que cuido las formas, cuido el trabajo, a esta
gente le gusta la puntualidad, la apariencia y sobre todo, que seas ciego,
sordo y mudo, y yo cuando estoy con ellos sigo el libreto al pie de la
letra, necesito el trabajo y trato de no mandarme ninguna cagada! Pero
aparte de eso tengo una vida!

-PATRICIA: Ya veo, me pareces otra persona!


-CRISTIAN: Es que vos sos como yo, estamos escalones por debajo de
las jerarquías, y la verdad que a veces me hace falta charlar con alguien.
Cuando voy de acá para allá con el secretario, a veces ni me habla!

-PATRICIA: ¿Te trata mal?

-CRISTIAN: No, al contrario! Pero es como que no comparte sus cosas


conmigo, y yo acato y hago mi trabajo, y de lo que hace, o donde va, o
con quien, no digo ni una palabra, y creo que eso le cuadra, sino ya me
hubiera fletado.

Después de las recomendaciones de María Marta antes de salir, y de la


conversación con Cristian, me voy dando cuenta de varias cosas.

La charla fue muy agradable, me contó de su novia, de sus estudios, a


pocas materias de ser profesor de educación física y con proyectos de
casarse. Me contó algunos chismes y nos reímos de sus ocurrencias.
49

Yo le conté de mi enfermedad y un poco de mi vida y mi trabajo.

Muy amablemente, me preguntó, pidiéndome disculpas por su


ignorancia, que podía hacer él, en caso de que tuviera una crisis. Le
expliqué que lo más peligroso pueden ser los golpes o caídas, le dije
que podría hacer y le agradecí por su interés. Mi teléfono sonada con la
entrada de mensajes, seguramente de Pablo.

Después del almuerzo nos fuimos cada uno a su habitación a descansar


y prepararme para a última reunión.

Le mandé un mensaje a Pablo para preguntarle si lo podía llamar, un


momento después, me hizo una videollamada

-PATRICIA: Hola mi amor! Como te extraño!


-PABLO: Hola mi vida! Y yo no te das una idea! Supuse que estarías
ocupada ¿Cómo va todo por ahí?

-PATRICIA: Todo bien mi cielo! En un rato tenemos la última reunión y


a la noche una cena con varios delegados regionales!
-PABLO: Que vida la suya señora delegada! De cena en cena y reunión
en reunión anda usted! Le voy a tener que pedir una audiencia!
-PATRICIA: Ay, no seas malo Pabli! Mañana a la tarde ya estoy en casa
con vos mi vida!
-PABLO: Ya lo sé, corazón, te estaba cargando!

Charlamos un rato más, y nos despedimos, le dije que lo llamaría ni bien


pueda.

Fuimos con Carlos a la última reunión, esta vez nos llevó Cristian y nos
esperó para traernos de vuelta al hotel. Me causaba gracia ver a Cristian
en su papel de chofer serio y responsable, después de habernos reído
tanto durante el almuerzo.
Al volver le dije a Carlos que saldría a comprar algún regalo para Pablo,
no entendí la expresión de su cara, no se… como si le hubiera
molestado mi comentario y me dijo que me esperaba a las nueve menos
cuarto en el loby del hotel. Nos despedimos y me fui.
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Salí a caminar y ver vidrieras, quería ver si encontraba algún negocio


donde compras cositas para jugar con Pablo. Vi unos metros más
adelante, un pequeño cartel que decía: “Sexy Lingerie” al llegar vi que
era una galería con pequeños locales a ambos lados, entré y mientras
caminaba buscando aquel negocio, veía varios locales de tatuadores,
colocación de piercing, una barbería y al fondo, un pequeño letrero
luminoso que rezaba “Sexy Lingerie”. Solo esperaba que estuviera
atendido por una mujer, en Mar del Plata ya conocía los lugares donde
atendían chicas, pero aquí no sabía con que me iba a encontrar.

Por suerte una chica bastante más joven que yo, atendía aquel local, al
entrar me saludó muy amablemente con una sonrisa. Le dije que estaba
buscando conjuntos bien sexys como para mí, me mostró varios
modelos y me decidí por uno bien chiquito de color violeta y otro de color
blanco, a Pablo le encantan los blancos. Me mostró también unas
medias violetas con la liga a la altura del muslo, que acompañaban al
conjunto y también las llevé. Le pregunté qué prendas intimas tenía para
hombres y me mostró varios modelos de bóxer, calzoncillos y uno que
me gustó para jugar, una especie de slip con tela por delante y por
detrás, unidas a los costados por un elástico solamente, a manera de
tapa rabo, y no pude dejar de imaginarme a Pablo con eso y una
cosquilla me recorrió la entrepierna. Llevé dos, uno negro y otro azul.
Volví al hotel con las compras, iba a descansar un rato, darme un baño
y prepararme para la noche.

A las siete y media, le hice una videollamada a Pablo, a esa hora suele
estar ya en casa. Efectivamente, me atendió sentado en el sillón

-PATRICIA: Hola mi vida!


-PABLO: Hola amor! ¿Cómo estás?

-PATRICIA: Todo bien amor! Después de la reunión me fui a comprarte


un regalito, pero es una sorpresa!

-PABLO: No seas así decime que es!

-PATRICIA: No, no, no, si te digo que es, deja de ser sorpresa, tenés
que esperar hasta mañana!
-PABLO: Está bien! Espero hasta mañana!
51

-PATRICIA: Ahora cuando cortamos me voy a dar un baño y preparar


para la cena, pero se me ocurrió una idea. Carlos ya sabe que no puedo
trasnochar, y que tenía que volver al hotel a las doce o doce y media, y
pensé en que quizás me puedas esperar despierto para que hablemos
antes de dormir, ¿Qué decís?
-PABLO: Claro corazón! Mañana no madrugo!

-PATRICIA: Buenísimo! Cuando estoy volviendo te mando un mensaje!

-PABLO: Dale

No quise contarle mi idea, se la diría al llegar, más que nada por si


llegaba cansada.

Me preparé el baño de inmersión, sales, espuma y música, una delicia!


Qué mundo tan diferente!
Terminé el baño, me sequé y acomodé el pelo, conjunto interior blanco,
el vestido, los zapatos, un colgante, aros y por último la chaqueta.

Nueve menos cuarto en punto bajé y lo encontré en la vereda fumando


un cigarrillo, con un traje oscuro, camisa rosa clara y una corbata con
arabescos en tonos de rojo, rosa y bordó, realmente estaba muy
elegante, y siempre con buena ropa.
Al verme salir, me miró fijamente hasta que estuve cerca de él.
-CARLOS: Hola Patricia, estás hermosa!

Y en un tono risueño le dije:

-PATRICIA: Qué elegancia la de Francia!

Y esbozó una sonrisa, bastante raro en él, que siempre se lo ve serio.


Iríamos en el auto del sindicato, subimos y nos dirigimos al restaurante,
en el viaje, le pedí que no me dejara sola, que no conocía a nadie, y me
dijo que me quedara tranquila, que iba a estar conmigo toda la cena.
Llegamos al restaurante, situado frente a una plaza céntrica de la
ciudad, y al llegar a la puerta, me pidió que esperemos para entrar, que
se quería fumar otro cigarro antes de entrar.
52

Mientras fumaba iba llegando gente, todos muy elegantemente


vestidos, que fue saludando y presentándomelos. Los últimos en
saludar antes de entrar, fueron una pareja, él un sesentón llamado
Pedro y su joven esposa, Clara, calculé yo que por lo menos treinta años
menos que su marido.
Entraron ellos primero y luego nosotros, al entrar, sentí la mano de
Carlos posarse en mi cintura, casi cadera, para indicarme que entrara
yo primero, no quise tomarlo como algo deliberado, lo vi como un gesto
de caballerosidad.

El restaurante era súper elegante, las mesas redondas para ocho


personas, perfectamente preparadas con manteles hasta el piso,
arreglos de flores naturales en el centro, y varios juegos de cubiertos,
platos y copas de diferentes formas y tamaños. Jamás había yo, comido
en un restaurante de esta categoría.

Nos indicaron nuestra mesa, la que compartiríamos con Pedro y Clara.


A mi derecha se sentó Carlos y a mi izquierda, Pedro y luego Clara.

Me acerque a Carlos, y mirando la mesa, los cubiertos y las copas, le


dije:

-PATRICIA: Carlos, ¿Cómo se usa todo esto?


-CARLOS: Tranquila, vos mirame a mí y vas a saber que usar, y las
copas las llenan los mozos, así que por eso no te preocupes. ¿Qué
preferís tomar?

-PATRICIA: Nada con alcohol, si no hay gaseosa, tomo agua!


-CARLOS: Perfecto, cuando se acerque el mozo le pregunto.

Esa noche tomé gaseosa tónica y probé cosas que jamás me hubiera
imaginado, como los bocaditos que traían los mozos hasta que
comenzara la cena, la entrada de mariscos y caviar, salmón y un postre
que de muy buen gusto hubiera repetido, toda la comida espectacular!
En un momento, Carlos le preguntó al mozo donde se podía fumar, le
indicó la salida al patio trasero y avisándome, se fueron con Pedro al
patio. Nos miramos con Clara, que se pasó a la silla de su marido para
hablar conmigo.
53

-CLARA: ¿Cómo vas Patricia?

-PATRICIA: La verdad que un poco perdida, no estoy muy


acostumbrada a este tipo de eventos y encima no conozco a nadie.
-CLARA: A mí me pasaba lo mismo al principio, pero a estos lujos uno
se acostumbra rápido! Y si, a veces son un embole, pero yo aprovecho
para conocer los lugares, para comer y tomar de primera clase!

-PATRICIA: Si, la comida es excelente!

Y tomándome por sorpresa me preguntó:

-CLARA: ¿Vos estás con Carlos?

-PATRICIA: No, no!, soy delegada de un jardín y estoy en la comisión


de salud, pero no tengo otro tipo de relación con Carlos!
-CLARA: Pero dejame decirte, que no sería de extrañar, sos una mujer
muy linda, y conociéndolo a Carlos, estarías dentro de su rango de
preferencias.

-PATRICIA: Igualmente estoy casada y enamorada de mi marido!

-CLARA: ¿Hace mucho que estás en el sindicato?


-PATRICIA: Hace unos meses.
-CLARA: Ya vas a ir conociendo el ambiente, pero dejame decirte que
está lleno de buitres y cazadores, espero que no, pero ya vas a tener
que sacarte moscardones de encima! Y también te digo que Carlos
sería algo así como el escalón más alto, lejos es el más culto, educado
y buen mozo.

-PATRICIA: Si, puedo ver como lo miran en la sede.


-CLARA: Y no solo en la sede!

-PATRICIA: Me imagino!

-CLARA: Te voy a decir algo, pero por favor que quede entre nosotras,
ya que no tenés nada con él, te lo voy a contar! A Carlos lo conozco ya
hace tiempo y estuve varias veces con él, incluso después de casada
con Pedro. Supongo que entenderás mi matrimonio con él, no es el
54

amor de mi vida, pero a su lado tengo un nivel de vida, que quizás de


otra forma no tendría, es más ya me dejó de molestar la mirada de la
gente por la diferencia de edad, hago mi juego sin joder a nadie, incluso
a Pedro, para con él, soy una esposa ejemplar.

-PATRICIA: Gracias por la confianza, pero quedate tranquila que no te


juzgo, cada cual es dueño de vivir la vida como lo desee, al menos esa
es mi filosofía, y por supuesto, lo que me contás queda entre nosotras.

-CLARA: Y te voy a confiar algo más! En un rato, Pedro se va a ir, tiene


vuelo a Madrid para visitar a su hija y yo…. Para no volver sola de noche
a San Isidro, me quedo en un hotel y me voy mañana, ¿sabés en que
hotel me quedo? … Si, pensaste bien! En el que están parando ustedes,
¿Y sabés con quien voy a pasar la noche?...
-PATRICIA: Ya me lo imagino!

-CLARA: Imaginás bien! Y te voy a decir una infidencia! Es un buen


amante!
Terminaba de decirme eso, y Pedro y Carlos, volvían a la mesa, Clara
volvió a su lugar y ambos se sentaron.

Un rato después, Pedro se levantó, saludó a todas las personas de la


mesa, dando la explicación de su partida, debía tomar un vuelo a
España a la una menos cuarto de la madrugada. Saludó al hombre del
cumpleaños y Clara lo acompaño hasta la puerta.
Carlos me iba mostrando quienes eran algunas de las personas que yo
no conocía, me iba dando sus nombres, su ciudad, que cargos
ocupaban en el sindicato y algunos otros datos.

Unos minutos después volvió Clara, supuse que tendría algún


acercamiento con Carlos, pero parecían ignorarse, supongo que para
que nadie hablara.

Cerca de las doce y cuarto, Carlos me dijo que saludaba a un par de


personas y nos volvíamos al hotel.

Pensé que yendo al mismo hotel, Clara vendría con nosotros, pero no
fue así, y entendí que se ocultaban para no crear chismeríos.
55

De camino al hotel le mandé un mensaje a Pablo para ver si estaba


despierto, me contestó inmediatamente que estaba esperando mi
llamada. “Llego al hotel y te hago una videollamada”
Durante el trayecto, Carlos no estaba muy hablador, hasta me parecía
como distante, quizás por tener que volver antes de la cena, no sé…
Entramos al hotel, nos despedimos yendo cada uno a su habitación.

-CARLOS: Patricia, mañana almorzamos aquí en el hotel y después nos


volvemos.

-PATRICIA: Perfecto! Nos vemos mañana!

Entré a la habitación, me saque toda la ropa, quedando solo con el


conjunto blanco, guardé el vestido y los zapatos, ya le tendría que
explicarle el tema ese cuando estuviera en casa, me tiré en la cama y
lo llamé a Pablo…
56

Después de tan placentero orgasmo hubiera deseado dormirme


abrazada a Pablo, al amor de mi vida. Antes de quedarme dormida, así
desnuda como estaba, se me cruzaron un montón de cosas por la
cabeza, las recomendaciones de María Marta y los comentarios de
Clara, respecto del ambiente sindical en el que me había metido, tendría
que estar con los ojos bien abiertos y si realmente era como lo dijo Clara,
ya me empezarían a rondar los moscardones. También me quedé
pensando en esta clase de vida, como esta gente no se priva de nada,
autos, viajes, hoteles, restaurantes, todo de primera clase, mujeres
ávidas de cincuentones con mucha plata, a los que les gusta lucirlas
delante de sus colegas. ¿Me habrá llevado Carlos para eso? Y no pude
dejar de pensar, que seguramente en ese mismo momento, Carlos y
Clara estaban compartiendo cama y cuerpos.

Me desperté en la mañana, me di una ducha y bajé a desayunar, solo


estaba Cristian, y desayunamos juntos.
Casi al finalizar, la veo acercarse a Clara, vino a saludarme puesto que
ya se iba para su ciudad.
-CLARA: No quería irme sin saludarte! Espero nos veamos pronto! Te
dejo mi teléfono! Llamame cuando puedas!

-PATRICIA: Si, claro! ¿El lunes a la tarde te parece?

-CLARA: Si, dale! Después de las cuatro de la tarde, ya estoy libre.


-PATRICIA: Perfecto! Buen viaje!

-CLARA: Igual para vos! Nos vemos!


Y se fue caminando con su maleta rodando a su lado hasta la puerta
donde un auto la esperaba.

Carlos no apareció a desayunar, no sabía si era porque no estaba en el


hotel, o porque quizás Clara lo había dejado de cama.

Volveríamos a Mar del Plata, luego del almuerzo, en ese par de horas
que me quedaban libres, decidí caminar un poco por la ciudad.

Lo primero fue cruzarme al Teatro Argentino, un edificio enorme, que


ocupa toda una manzana, de líneas modernas y cierta monumentalidad,
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entre al hall principal, y recorrí las zonas que me permitieron a esa hora,
no pude ver la sala principal que estaba cerrada.

Caminé dos cuadras por la avenida cincuenta y uno, hasta la Plaza


Moreno, una enorme plaza que tiene enfrentados la Catedral, un ícono
religioso y turístico de la ciudad por un lado y el Palacio Municipal por el
otro, que a sus costados tiene dos torres de unos quince pisos calculo
yo, donde funcionan la administración municipal y dependencias
provinciales.
Aunque no soy cristiana practicante, entré en la Catedral para
conocerla, una construcción de una belleza extrema, con dos enormes
torres y con todas sus paredes de ladrillo visto. El interior gótico es
sencillamente deslumbrante.
Volví por la avenida cincuenta y tres, unas seis cuadras hasta la Plaza
San Martín. Donde también enfrentados en sendos lados de la plaza,
están el Palacio de la Legislatura Provincial, sobre calle siete y la Casa
de Gobierno Provincial sobre calle seis. Hermosos edificios rodeados
de arbolados jardines. Y al otro costado frente a la plaza, el Pasaje
Dardo Rocha, un centro cultural enorme, un gran edificio donde se
alojan museos, salas de exposición, teatro, cine, escuelas de música,
danzas y muchas actividades culturales más.

Al estar en una zona comercial, recorrí varios negocios, quería


comprarle otro regalito a Pablo, y me decidí por un perfume.
Volví al hotel y preparé todas mis cosas, a las doce treinta nos
encontramos con Cristian en el restaurante del hotel, un momento
después, llegaron Carlos y Ernesto desde la calle.

Almorzamos los cuatro, Carlos me habló muy poco, solo en un par de


ocasiones, no entendía por qué.

Terminado el almuerzo, Cristian fue a cargarle combustible al auto y


Néstor subió a su habitación a buscar su equipaje.

-PATRICIA: ¿Todo bien Carlos? Te noto algo callado…, o al menos


conmigo!
-CARLOS: No tranquila Patricia, todo está bien, solo que estoy un poco
cansado y algunos temas me tienen un tanto ocupado, solo eso!
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Y como queriendo cambiar de tema, me dijo:

-CARLOS: ¿Ya tenés todo listo? Baja Néstor y no vamos

-PATRICIA: Si, si! Ya tengo todo preparado, solo me falta bajarlo nada
más!

Subimos a las habitaciones a buscar nuestro equipaje y unos minutos


después, ya los esperaba en el loby.

El viaje de regreso fue tranquilo, poco tránsito en la ruta y pasadas las


seis de la tarde, entramos en Mar del Plata.

Carlos estuvo callado y por momentos se dormitaba, lo veía cabecear y


me imaginaba que no habría dormido mucho, seguramente su noche
había sido movidita.
Carlos y Néstor fueron al sindicato, allí tenían sus autos y Cristian me
llevó a casa. Nos despedimos y subí a nuestro piso.

A entrar en casa Pablo me recibió con un hermoso abrazo y un beso


interminable.

-PABLO: Cómo te extrañé la puta que lo parió!


-PATRICIA: Yo también mi vida! No sabés como me hubiera gustado
que estuvieras conmigo! No me gusta dormir sola, sin vos pegadito a
mí!
-PABLO: Bueno contame!

Nos sentamos en el sillón y le conté lo que hicimos, por donde anduve,


de hotel, de las reuniones, de la cena y todo el viaje. Abrí el bolso para
buscar los regalitos, el primero que le di fue el perfume

-PATRICIA: Es para que solo te pongas esto!

-PABLO: Mmmmm!

Y para sacar los otros regalos que estaban abajo, saqué el vestido y los
zapatos.

-PABLO: ¿Y ese vestido? ¿Y esos zapatos?


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-PATRICIA: Tuve que comprar amor, no podía ir a la cena con la ropa


que estuve en las reuniones!

-PABLO: No es que no esté muy lindo, pero… ¿Con que plata amor?
-PATRICIA: Le dije a Carlos que no tenía dinero para comprar ropa y al
final lo pagó él en seis cuotas con su tarjeta y yo se lo voy pagando por
mes.

-PABLO: Ni quiero preguntar cuánto cuesta todo esto!

Y tratando de cambiar de tema, para que no se generara ningún


problema, saqué los paquetitos de ropa interior para los dos y se lo
mostré

-PATRICIA: Estos son para vos y estos para mí, pero la sorpresa va a
ser cuando nos vayamos para la salita! Todavía no lo abras!
-PABLO: Vámonos ya! ¿O estás muy cansada?

-PATRICIA: No mi cielo! Hoy no me levanté temprano y después solo el


viaje! Lo que tengo es hambre, ¿Qué te parece si comemos algo
tempranito y después nos vamos a jugar!

-PABLO: Ya tengo la cena, solo falta calentarla.


Cenamos charlando, me contó de sus días solo, del trabajo y lo que
había estado haciendo sin mí.
-PATRICIA: Bueno, ahora vos te vas con tus regalitos a nuestra
habitación, elegís uno y yo te espero en la salita, dame cinco minutos,
cuando escuches la música entrás!

-PABLO: Cuanto misterio! Pero me encanta!

Me fui para la salita, me saqué toda la ropa, me puse el conjuntito violeta


con las medias y los zapatos que había comprado en La Plata. Cambié
el color de la luz a violeta y encendí el equipo de música con algo suave.
Al escuchar la música, Pablo entró con uno de los slip puesto, me
pareció super sexy y ya su casi completa erección, estiraban aquella
tela.
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-PABLO: Guauuuuu! Que mujer más sexy! Que diosa! Que putita más
linda que tengo!

-PATRICIA: Si mi amor! Tu putita! ¿Te gusta?


-PABLO: Me encanta! Con esas medias estás para comerte toda! Sos
una putita muy sexy! Me calienta mucho! ¿Y el mío te gusta cómo me
queda?

-PATRICIA: Me re gusta mi vida! Pero me parece que mi amiguito


cuando está bien durito no entra, mi cielo!

-PABLO: Es cierto! Es que ya quiere salir!

-PATRICIA: Vení que yo lo ayudo!

Y sentándome en la cama, bajé un poco la tela del slip, y tome con mis
dos manos su pija ya completamente parada y dura, y luego de unas
caricias me la llevé a la boca. La chupé suavemente, recorriéndola toda
con la lengua, tratando de darle el mayor placer a mi hombre.

Pablo me acariciaba la cabeza y yo sus piernas llegando hasta su culo.


Bajé lentamente el slip dejándolo desnudo sin dejar de chupársela.

Me tomó de los brazos para que me pusiera de pie, y ahora fue él quien
se sentó en la cama y empezó a tocar todo mi cuerpo sin dejar de
mirarme a los ojos, me besó y acarició las piernas, la panza y mi
depilado pubis a través de aquella ínfima prenda que aduras penas lo
escondía y que ya estaba toda mojada.
Jugó con sus dedos por los bordes de la tela, recorriendo suavemente
mis labios sacándome un orgasmo que no pude retener.
Se paró, me abrazó y nos besamos, suavemente al principio, pero con
el irrumpir de su lengua en mi boca se tornaron apasionados y
frenéticos.
Bajó a besar mis tetas y presionar mis pezones con sus labios por sobre
la tela.

-PABLO: Me gusta tanto verte así, que te voy a hacer el amor con el
conjunto puesto!
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-PATRICIA: Si mi vida! Lo que vos quieras! Soy toda tuya!

Nos recostamos abrazados y besándonos, me tocaba toda, con sus


dedos apartaba la tela del corpiño y me besaba y mordía los pezones.
Ya tenía un nuevo orgasmo en la puerta y ni siquiera me había tocado.
Bastó que su mano se deslizara por debajo de la tanguita, buscando mi
raja, para que le diera otro orgasmo. Que placer! Como me calienta
Pablo! Cómo conoce mi cuerpo! Como sabe darme placer! Y a mí me
encanta recibirlo y devolvérselo con orgasmos.

Hizo a un lado la pequeña tela y pude sentir su glande rosar mis labios
en busca de mi entrada, tan mojada estaba que no le costó meterla
completamente, hasta el fondo. Me penetraba lentamente mientras me
besaba el cuello, las orejas, los hombros, me susurraba al oído que me
amaba y en su tercera o cuarta acometida, le di el tercero. Abrazada
fuertemente a su cuello, me sacudía con gemidos profundos y con la
respiración agitada le decía cuanto lo amo en sus oídos.
Cambiamos de posición, lo dejé hacer, quería darle el placer que
buscaba, quería dárselo todo, que hiciera conmigo cuanto quisiera, que
disfrutara de mi cuerpo como yo del suyo.

Aceleró su ritmo teniéndome a cuatro patas sobre la cama y ya sabía


que estaba cerca de acabar, pero antes de hacerlos, la sacó, me giró
quedando boca arriba y él sobre mi me volvió a penetrar, se que le gusta
mirarme a los ojos cuando acaba, y yo deliro viéndolo acabar,
entrecerrándose sus ojos, sintiéndolo en mi interior y recibiendo su
descarga, tratando de retrasar mi orgasmo para que llegue con el suyo.
El mío ya no lo puedo sostener y mientras me sacudía, lo sentí acabar
en mi interior. No pude evitar un par de lágrimas y la piel de gallina.
Cuanto amor tengo para él y cuanto amor recibo! Eso me emociona y
no puedo evitar llorar, pero de felicidad.

Me abraza con ternura mientras nuestros cuerpos van recobrando la


normal respiración y nuestras miradas lo dicen todo, nos quedamos
abrazados y momentos después nos dormimos.
62

Para principios de mayo de dos mil dieciséis, estaba una tarde en el


sindicato cuando llegó Carlos, hablamos un par de temas, le mostré
unos escritos que había estado haciendo y me dijo de ir a su oficina.
-CARLOS: Pasá Patricia, sentate por favor! ¿Un café?

-PATRICIA: Sí gracias Carlos!


-CARLOS: Patricia, la semana que viene, tenemos unas reuniones en
la ciudad de Buenos Aires y me gustaría que puedas venir

-PATRICIA: ¿Cuántos días Carlos?

-CARLOS: Igual que el anterior, solo que esta vez, saldremos el jueves
temprano en la mañana, para estar al mediodía en Buenos Aires.

-PATRICIA: Supongo que no voy a tener problema! Te confirmo esta


noche por teléfono, después de hablarlo con Pablo.
-CARLOS: Perfecto! Tengo que preguntarte algo

-PATRICIA: Si claro!

-CARLOS: ¿Conocés a Walter Jansen?

-PATRICIA: El médico, si claro! Estoy en un par de grupos de Facebook


de personas con epilepsia, y ahí se habla mucho de Jansen, incluso he
hablado con varias personas que se atienden con él.
He averiguado hace un tiempo para tener un turno, pero no atiende por
ninguna obra social y el costo de la consulta es muy alto, además de
tener que viajar a Buenos Aires.

-CARLOS: Imaginé algo así!...Me tomé el atrevimiento de pedirle un


turno para verlo y sería el próximo jueves.
-PATRICIA: Pero Carlos, yo no puedo permitir que vos pagues la
consulta, no corresponde!

-CARLOS: Tranquila, es un acuerdo entre médicos, no hay consulta que


pagar! Y ese día, él atiende en una clínica donde te pueden hacer los
estudios que crea necesarios.
-PATRICIA: Carlos, me sorprendés! No sé qué decir!
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-CARLOS: No tenés que decir nada, todo lo que pueda hacer para que
puedas llevar la epilepsia de la mejor manera, lo voy a hacer.

-PATRICIA: Muchas gracias Carlos! No sé como agradecerte!


-CARLOS: No hace falta que agradezcas nada! Lo único que me dijo,
es que lleves electroencefalogramas y estudios de sueño que tengas
hechos.

-PATRICIA: Si claro!

Me fui para casa entre sorprendida y agradecida, por un lado, podría ver
al mejor especialista en epilepsia, un reconocido neurólogo con una
gran trayectoria y por otro, me creó un sentimiento de estar en deuda
con Carlos. Me puse a pensar si sería cierto que no le cobraría la
consulta o que realmente fuera simplemente un arreglo entre médicos.
Ahora también tocaba contárselo a Pablo, esperando que no lo tomara
a mal, algunas veces habíamos hablado de ir a Buenos Aires a una
consulta, pero nunca nos habían dado los números y como estaban
bastante controladas las crisis, lo teníamos pendiente.

Pablo llegó pasadas las seis de la tarde, lo esperé con el mate. Nos
sentamos en la mesa de la cocina y le empecé a contar.
-PATRICIA: Amor, tengo que contarte un par de cosas!
-PABLO: Contame!

-PATRICIA: La semana que viene, tengo que viajar a Buenos Aires para
unas reuniones, igual que la otra vez, salimos el jueves y volvemos el
sábado.
Y con cara entre triste y sorprendido, pero haciendo puchero cual niño,
me dijo:

-PABLO: Otra vez me toca extrañarte!


-PATRICIA: No seas malo! Yo también te extraño! Son solo dos días, la
única diferencia que en vez de salir al mediodía, salimos a la mañana
temprano, como para estar allá a mediodía.
64

-PABLO: ¿Vos querés ir? Yo no tengo problemas amor, lo único que me


preocupa es que te pase algo y no poder estar cerca tuyo!

-PATRICIA: Quedate tranquilo amor! No va a pasar nada!


-PABLO: Es todo cuanto quiero! Me moriría si te pasara algo estando
tan lejos.
-PATRICIA: Tengo que contarte algo más!

-PABLO: Uff! ¿Algo mejor o algo peor?

-PATRICIA: No tonto! Es algo bueno! ¿Te acordás del doctor Walter


Jansen?

-PABLO: Si claro!

-PATRICIA: Carlos me consiguió un turno para el jueves, por eso


salimos más temprano.
-PABLO: ¿Cómo que te consiguió un turno? ¿Y cómo hacemos para
pagar eso?

-PATRICIA: No tranquilo no tenemos que pagar!

-PABLO: No me digas que lo paga él!


La cara y el tono en que me lo dijo, me decía a la claras que no le estaba
gustando el tema, y tratando de que no se ponga fea la cosa, le dije:
-PATRICIA: No amor, tranquilo, es un arreglo entre médicos, el lo
conoce y no hay que pagar la consulta, y aprovechando las reuniones
en Buenos Aires, consiguió que me atienda el jueves en una de las
clínica donde me pueden hacer los estudios que hagan falta. Esos
exámenes si habría que pagarlos si no los cubre la obra social.
-PABLO: Está bien, pero me hubiera gustado acompañarte a esa
consulta!

-PATRICIA: Ya lo sé mi vida! Por favor no te pongas mal, es una


oportunidad de que me vea sin tener que pagar tanto dinero y sin pagar
el viaje a Buenos Aires.
Charlamos hasta la hora de cenar y después nos fuimos a dormir.
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El miércoles antes de viajar, pasé por el sindicato, hablamos con Carlos


todo lo referente a las reuniones, preparamos todo y me dijo:

-CARLOS: Patricia, mañana salimos a las siete de la mañana desde


acá, vamos con Ernesto que va a Pilar y con Cristian.

-PATRICIA: perfecto, a esa hora estoy acá.


-CARLOS: Si querés te paso a buscar por tu casa.

-PATRICIA: No, gracias Carlos, Pablo me trae y después se va a su


trabajo

-CARLOS: Bueno, ¿ahora vas para tu casa?

-PATRICIA: Si Carlos, de acá me voy para casa!

-CARLOS: Si me acompañas un café, después te llevo.


-PATRICIA: Está bien, ya no te lo digo más!
-CARLOS: ¿Qué cosa?

-PATRICIA: Que no me tenés que llevar a casa cada vez que vengo!

-CARLOS: No me cuesta nada! tampoco es que vivís a cincuenta


kilómetros!
Salimos del sindicato y fuimos a tomar un café al bar de la otra cuadra,
últimamente se le había hecho costumbre invitarme un café y después
llevarme a casa, y también más recurrentemente, al darme el paso para
entrar en algún lugar, tomarme de la cintura. Al principio me inquietaba
un poco, pero al no ver ninguna otra intención, es como que lo empecé
a tomar como una cortesía.

Llegamos a casa y al bajar y saludarnos, ahí estaba la costurera otra


vez, mirándome con cara de “te pesqué en tus andanzas”, dije buenas
tardes y entré.

Empecé a preparar el bolso con la ropa que me iba a llevar, guardé


incluso el vestido y los zapatos por las dudas, solo me quedaría por
guardar, mis cosas de higiene personal
Al terminar y cerrar el bolso, lo escuché entrar a Pablo.
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Fui a su encuentro y lo abracé.

-PABLO: Hola corazón! Ya te estoy extrañando!

-PATRICIA: Hola mi vida! Son solo dos días nada más! El sábado a la
tarde estoy acá!

-PABLO: Aunque fueran doce horas igual te voy a extrañar.


-PATRICIA: Ya preparé el bolso, solo me falta guardar en la mochila,
los estudios más recientes para mostrárselos a Jansen.

-PABLO: ¿A qué hora salen mañana?

-PATRICIA: A las siete desde el sindicato, pero quiero llegar una ratito
antes

-PABLO: ¿Te puedo llevar?


-PATRICIA: Si claro mi vida, contaba con eso!
-PABLO: Te preguntaba, como tantas veces te traen y te llevan, pensé
que por ahí te venían a buscar!

Ante sus palabras, tuve cierta sensación de que no le gustaba mucho la


cosa, sobretodo que me trajeran a casa, y supongo que sobre todo si lo
hacía Carlos, ¿Acaso la costurera le habrá contado las veces que me
trae Carlos?
Que vieja chusma!
-PATRICIA: No corazón, quiero que vos me lleves! Así estoy con vos
hasta que me voy!

Esa noche no hicimos el amor, después de cenar nos fuimos a dormir,


al otro día tenía que estar antes de las seis arriba.
Cuando me levanté, sentí el olor a café, Pablo ya bañado y cambiado,
había preparado el desayuno. Desayunamos y salimos, a las siete
menos cuarto estábamos en la puerta del sindicato. Bajé con el bolso y
entré, María Marta ya estaba, nos saludamos y me dijo que Carlos y
Ernesto no habían llegado aún.
Volví al auto con Pablo, para quedarme con él hasta la hora de salir.
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Unos minutos después lo vi llegar a Ernesto, y le dije a Pablo quien era.


Tras él, Cristian con el auto y le dije a Pablo que en ese auto iríamos. Y
faltando minutos para las siete, llegó Carlos.
-PATRICIA: Ese es Carlos!

-PABLO: Ah! Que autito el Carlos!


-PATRICIA: Es médico amor!, no tiene problemas de plata!

-PABLO: Ya lo creo! Y además sindicalista! No conozco un dirigente


sindical pobre!

-PATRICIA: Vení amor, bajá así te lo presento!

Bajamos los dos y esperamos en la entrada del sindicato, Carlos nos


vio cuando se acercaba y con una extraña sonrisa en él nos dijo:
-CARLOS: Hola Buenos días! ¿Cómo estás Patricia?
-PATRICIA: Hola Carlos, él es Pablo mi esposo!

Me saludó con un beso y estrechó la mano de Pablo

-PABLO: Mucho gusto Carlos!

-CARLOS: El gusto es mío! Por fin te conozco, Patricia se la pasa


hablando de vos! Me dijo que trabajás en la empresa de Mario!
-PABLO: Si, hace algunos años! ¿Lo conoce?
-CARLOS: Si, atendí varias veces a su difunta hermana!

-PABLO: No pude conocerla, cuando empecé a trabajar con él, ya había


fallecido.

-CARLOS: No se pudo recuperar de ese cáncer.

Y después dirigiéndose a mí, dijo:


-CARLOS: Patricia, ¿Pudiste imprimir todas las notas?

-PATRICIA: Si Carlos, ya están todas en la carpeta.


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-CARLOS: Perfecto! Bueno gente, entro a ver si está todo listo para
salir. Un gusto Pablo, nos estamos viendo!

Y extendiendo la mano lo saludó y entró al sindicato.


-PATRICIA: Te voy a extrañar amor mío!

-PABLO: Y yo no sabés como! Ya quiero que vuelvas!


-PATRICIA: Cuando querés acordar ya estoy de vuelta!

-PABLO: Por favor cuidate! No te olvides las pastillas! Y mandame


mensajes o llamame cuando puedas. Después de ver a Jansen,
llamame.

-PATRICIA: Si mi amor! Yo te llamo! Te amo mi vida, nos vemos el


sábado!
-PABLO: Y yo a vos! Cuidate!
Nos dimos flor de beso en la puerta, Pablo subió al auto y lo saludé con
la mano al pasar.

Entré al sindicato y hablaban Cristian, Carlos y Ernesto.

-CRISTIAN: Ayer andaba perfectamente, pero al venir levantó


temperatura, ya hablé con el mecánico y me dijo que lo lleve.
-CARLOS: Tranquilo Cristian, son cosas que pueden pasar, no te hagas
problema, vamos en mi auto.
-ERNESTO: Llevalo igual al taller y dejalo, que le hagan todo lo que
haga falta.

-CRISTIAN: Si don Ernesto, me está esperando, ¿Quiere que le avise?


Por ahí es una pavada y lo puede arreglar enseguida.
-CARLOS: Tranquilo Cristian, no podemos esperar, tenemos que estar
al mediodía en Buenos Aires.

-ERNESTO: Voy a buscar las cosas al auto.


Fuimos hasta el auto de Carlos y guardamos todas mis cosas.
69

Ernesto se sentó junto a Carlos adelante y yo me senté atrás del lado


de Carlos.

Salimos y los dos conversaban mientras yo le enviaba mensajes a


Pablo.

Cuando tomamos la ruta dos, Ernesto se giró para mirarme y me dijo:


-ERNERSTO: Patricia, supongo que Carlos no te debe haber
comentado nada, así que te lo voy a contar yo. Me detectaron un cáncer,
no está en estado avanzado, pero lo tengo que tratar. Por eso es que
voy a tomar licencia en el cargo, y mi lugar lo va a ocupar interinamente
Carlos hasta las próximas elecciones.

-PATRICIA: Cuanto lo lamento Ernesto! Me imagino cómo le debe haber


caído esa noticia!
-ERNESTO: Gracias Patricia! La verdad, no me lo esperaba, pero no
me voy a dejar estar, por eso voy a Pilar, me voy a internar tres o cuatro
días para que me hagan estudios y ver cómo me lo van a tratar. Esto
que te cuento, por el momento, no lo sabe nadie, cuando vuelva de Pilar,
vamos a hacer una asamblea extraordinaria y lo voy a comunicar
oficialmente.
Entramos a la ciudad de Buenos Aires, me impresionó el movimiento de
gente y de autos por todos lados, Carlos seguía las instrucciones del
GPS y tomó una autopista en la zona de Puerto Madero para cruzar la
ciudad y llegar a Pilar.

Llegamos a la Clínica, bajamos los tres, al despedirnos, me salió darle


un abrazo.

-PATRICIA: Todo va a salir bien Ernesto! Y ya pronto te tendremos de


vuelta por el sindicato!
-ERNESTO: Gracias Patricia! Si Dios quiere!

-CARLOS: Cualquier cosa que necesites, me avisás, hasta el sábado al


mediodía estamos en Buenos Aires y cuando vos me digas, mando a
Cristian a buscarte.
-ERNESTO: Gracias Carlos! Gracias Patricia! Nos vemos pronto!
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Subimos al auto, me pareció ver cierto dejo de tristeza en la mirada de


Carlos, que en las primeras cuadras iba callado.

-PATRICIA: ¿Es complicado lo de Ernesto?


-CARLOS: Puede llegar a ser complicado, si no lo operan lo antes
posible, es un cáncer de colon, seguramente le van a tener que sacar
un trozo de intestino preventivamente.

-PATRICIA: ¿Eso es lo complicado?

-CARLOS: Las operaciones de intestino siempre son complicadas.

-PATRICIA: Me da pena es un hombre joven!

-CARLOS: La verdad que si! No vamos a hacer a tiempo de ir al hotel,


¿qué te parece si buscamos un lugar para almorzar cerca de la clínica
y después vamos para el hotel?
-PATRICIA: Por mí no hay problema!

Y así hicimos, dejó el auto en un estacionamiento, y entramos en un


restaurante a una cuadra y media de la clínica. Almorzamos algo liviano
y minutos antes de las dos, estábamos entrando en la clínica.
Nos atendieron y nos pidieron que esperásemos un momento en el hall
del primer piso. Minutos después se abrió una puerta y el doctor Jansen,
nos pidió que pasáramos. Luego de los saludos y presentaciones de
rigor, nos pidió que tomáramos asiento.

Me pidió que le contara desde que todo empezó, a qué edad, que
medicación había tomado, cual tomaba actualmente, y si le podía
explicar cómo eran mis episodios convulsivos.

Le conté todo cuanto sabía y recordaba, y luego miró los estudios que
había llevado.

-JANSEN: Entiendo por lo que me ha dicho el doctor Morales que usted


está aquí para hacer una interconsulta, yo no soy su médico, pero si lo
fuera, le cambiaría la medicación. Viendo sus estudios y los patrones
de sus ondas cerebrales, le puedo decir, que usted está mal medicada,
los medicamentos que usted toma son para un tipo de epilepsia que no
es la suya.
71

-PATRICIA: ¿Cómo que mal medicada?

-CARLOS: La medicación que usted toma no es la que usted necesita,


son para la epilepsia, pero no para su tipo de epilepsia.
-PATRICIA: Y usted que me indicaría tomar?

-JANSEN: Si usted fuera mi paciente, yo iría retirando la medicación


actual e iría incorporando paulatinamente, valproato de sodio. Si con la
medicación que usted toma y en las dosis que las toma, se pueden
controlar medianamente las crisis, con el valproato de sodio, usted
tendría mejores resultados con mucha menos medicación. En el inicio
del tratamiento, tendría que subir progresivamente la dosis hasta llegar
a un gramo de valproato por día, luego de eso, y una vez que ya dejó
de tomar la medicación actual, se irían bajando los miligramos, hasta
dar con la mínima cantidad que controle sus crisis. Todo esto en una
sola toma diaria por las mañanas.

-PATRICIA: Eso sería la gloria! ¿Una sola pastilla por día?


-CARLOS: ¿Cuánto tiempo llevaría el cambio?

-JANSEN: Es paulatino, sobre todo al bajar las dosis actuales, pero creo
que en un mes, o un mes y medio ya podría estar solo con el valproato.
Habría que armar el cronograma.
-PATRICIA: ¿Alguna otra indicación doctor?

-JANSEN: Las precauciones de siempre, fundamental las horas de


descanso, acostarse tarde, sí, pero si se va a levantar tarde, no le
recomendaría trasnochar si al otro día tiene que ir a trabajar temprano.
Cómo mínimo siete u ocho horas de sueño nocturno continuo. Si va a
una discoteca, sepa que los destellos lumínicos, pueden incentivar las
crisis. Respecto del alcohol, que es lo que mucha gente me pregunta,
lo menos posible, no todos los días, va a una cena, un vaso de cerveza,
una copa chica de vino o media copa de champagne. En su casa, si
luego se va a dormir, uno o dos vasos de cerveza, pero siempre de
noche. Esto siempre y cuando cambie al valproato.

-CARLOS: ¿Será necesario hacer algún estudio?


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-JANSEN: Por el momento no, estos son bastante recientes y de ser


necesario, se pueden hacer más adelante. Yo le diría que se ponga en
contacto con la doctora Viviana Brizuela en Mar del Plata, no la conozco
personalmente, pero estoy al tanto de su formación y su especialización
en Inglaterra y en Estados Unidos y por supuesto de su capacidad.
Me dio los datos para ver a la doctora Brizuela, junto con una nota de
puño y letra, firmada y con su sello, para entregarle a la doctora,
“Doctora Brizuela, no nos conocemos personalmente, pero estoy al
tanto de su excelencia médica, le estoy recomendando a la señora
Patricia Miralles, le estoy recomendando que sea usted quien la atienda
y siga su caso. Desde ya muchas gracias y cordiales saludos!
Nos saludamos y salimos de la clínica faltando quince minutos para las
cuatro de la tarde.

Yo estaba súper contenta, poder controlar mi epilepsia con solo una


pastilla al día, me sabía a gloria!
No podía ocultar la satisfacción por la consulta y me salió darle un
abrazo que sorprendió a Carlos.

-PATRICIA: Muchas gracias Carlos! Estoy re contenta!


-CARLOS: No tenés nada que agradecer! Vamos para el hotel, que se
nos va a hacer tarde para la reunión!

-PATRICIA: Si vamos!
Llegamos al hotel, un lujoso hotel cinco estrellas del centro porteño en
calle Moreno a dos cuadras de avenida Nueve de Julio. Nos dieron las
habitaciones y subimos a dejar nuestras cosas.

-CARLOS: Dejá todo y bajamos a tomar un café, a la vuelta lo


ordenamos!
Bajamos a tomar un café al bar del hotel.

-PATRICIA: Estoy muy agradecida con vos! Pero… ¿Realmente no te


cobró la visita?
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-CARLOS: En realidad sí, pero si te lo decía no ibas a querer venir a


verlo! Pero quedate tranquila que no fue la tarifa normal, fue, digamos….
una tarifa corporativa entre médicos!
-PATRICIA: Ay Carlos, ¿cómo voy a hacer para agradecerte esto?

-CARLOS: Ya te dije que no tenes nada que agradecer! Me salió así, y


ya!

Charlamos mientras tomábamos el café, y nos fuimos para la reunión


pactada para las dieciocho horas.

De camino le escribí a Pablo para decirle que después de la reunión, lo


llamaría para contarle.

La reunión duró poco menos de una hora, Carlos entregó unos escritos,
habló con un par de personas y volvimos para el hotel.
-CARLOS: Patricia, estoy un poco cansado, ¿qué te parece si cenamos
acá en el hotel?

-PATRICIA: Si Carlos, por mí perfecto!

-CARLOS: Bueno a las nueve te golpeo la puerta!


-PATRICIA: Listo!
Entré en la habitación y lo llamé a Pablo, quería contarle todo lo que me
había dicho Jansen.
-PATRICIA: Hola mi amor! Cómo te extraño!

-PABLO: Hola mi cielo, ¿cómo te fue con Jansen?

-PATRICIA: Ay! Re bien! Estoy re contenta! Ya te voy a contar todo con


detalles, pero me dijo que no estoy tomando la medicación correcta!
-PABLO: ¿Cómo que no?

-PATRICIA: Me dice que para mi tipo de epilepsia tendría que tomar


otra!
-PABLO: ¿Cómo? ¿Magiolo nunca se dio cuenta de eso? Es un flor de
boludo!
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-PATRICIA: Parece que no! ¿Y sabés qué? Se podría controlar con un


solo medicamento!

-PABLO: ¿Uno solo?


-PATRICIA: Siiiiii! Y una sola toma diaria por la mañana!

-PABLO: Eso es bárbaro! ¿Una sola pastilla? ¿Nada más?


-PATRICIA: Siiii! Pero igual lo tengo que decidir, me dijo que lo piense
y me recomendó una doctora, Brizuela, muy reconocida en Mar del
Plata, para que la vaya a ver. ¿Y sabés que me dijo también? Que
puedo tomar alcohol! Poco pero puedo! Ya me estoy imaginando la
cervecita que nos vamos a tomar!

-PABLO: Si, tenés que cambiar de médico, este Magiolo es un pelotudo!


¿Te dijo donde atiende?
-PATRICIA: Si, me dio todos los datos y una nota para que le entregue
a la doctora! Ahora te mando una foto de la nota! Es muy capo Jansen!

-PABLO: Le pedimos un turno y listo!

Hablamos más de una hora, le mandé la foto de la nota y le dije que ya


tenía que bajar a cenar. Decidí no decirle que estábamos solamente
Carlos y yo, no quería que se imaginara nada raro, ni tampoco le diría
que en realidad Carlos había pagado la consulta.
Bajé al restaurante y Carlos ya me esperaba en una mesa, tomando una
cerveza y hojeando la carta.

-CARLOS: Patricia, ¿te gusta el risotto? El mozo me dijo que es la


especialidad!

-PATRICIA: Me encanta! Amo el risotto!

-CARLOS: Perfecto! ¿Con hongos o con vegetales?

-PATRICIA: Para mí con hongos, y para tomar, agua o alguna


saborizada.

-CARLOS: Yo me voy a tomar un vino! Aprovecho que no tengo que


manejar!
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-PATRICIA: Está muy bien!

La comida estuvo espectacular, y la charla muy agradable, detrás de su


imagen de hombre serio, iba descubriendo otras aristas de su
personalidad.

Hablamos de muchas cosas, me preguntó por mi familia y él me contó


de la suya. Siempre creí que era un soltero con gustos caros, y que le
iba la buena vida, pero me contó que estuvo casado, que no tiene hijos,
que se divorció hace ocho años y que el único familiar que le queda, es
un hermano que es ingeniero químico y vive en Francia, casado y con
dos hijos.

Poco antes de las once, nos fuimos para las habitaciones.


Al entrar lo volvía a llamar a Pablo.
-PATRICIA: Hola mi vida, ya estoy en la habitación!

-PABLO: ¿A que no sabés?

-PATRICIA: ¿Qué mi amor?

-PABLO: Ya tenés un turno para ver a la doctora Brizuela?


-PATRICIA: ¿Si? Qué bueno! ¿Para cuándo?
-PABLO: Llamé al número que me diste y la secretaria me dijo que
recién tenía turno para dentro de tres meses, y se me ocurrió decirle si
le podía enviar una nota que el doctor Jansen le había enviado a la
doctora, cuando escuchó Jansen, me dijo que si, cortamos y se la envié
por whatsapp. A los quince minutos me llamó, me dijo que le había
mostrado la nota a la doctora y esta le dijo que me buscara un entre
turno en la semana.

-PATRICIA: Que genio mi vida! Cómo te amo!

-PABLO: ¿Ya te vas a dormir?


-PATRICIA: Si mi vida, la verdad estoy un poco cansada!

-PABLO: Hacés muy bien! Descansá y mañana hablamos!


-PATRICIA: Te amo mi amor! Hasta mañana!
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-PABLO: Y yo mi cielo! Ya quiero que sea sábado! Mañana hablamos!

Al día siguiente, teníamos una reunión a las once horas y creo que una
por la tarde, aunque no sé si me tocaba ir a esa.
Desayunamos en el hotel, y nos fuimos a la reunión de la mañana, al
salir fuimos a almorzar a un restaurante de la zona de San Telmo y
volvimos al hotel pasadas las tres de la tarde.

-CARLOS: Patricia, tengo que reunirme con alguien en un rato, vos ya


quedás libre, ¿te parece que cuando me desocupo te aviso y vamos a
cenar?

-PATRICIA: Si, claro! Aprovecho y salgo a dar una vuelta por acá cerca
y veo que le puedo comprar a Pablo.
-CARLOS: Perfecto! Nos vemos luego! Yo calculo que a eso de las
ocho.

Salí a caminar por Buenos Aires, mirando infinidad de negocios, llegué


hasta calle Corrientes y Nueve de Julio, la esquina del obelisco porteño.
Caminé varias calles por Corrientes mirando todo y buscando que
comprar para regalarle a Pablo.
En una galería con muchos negocios de ropa, encontré una de prendas
un poco fuera de lo normal, excéntrica y atrevida diría.
Me compré un short de tela de jean, muy cortito, muy cavado, me lo
probé y la mitad de culo me quedaba fuera. Además una remerita de
tirantes blanca, que me pondría sin corpiño para que se me marcaran
las tetas y los pezones y volver loco a mi Pablo. Para Pablo, le compré
una camisa que me encantó.

Volví caminando hasta el hotel, me di una ducha y me tiré en la cama


un rato. Pasadas las ocho, me mandó un mensaje Carlos: “Patricia,
¿podrás venir a mi habitación un momento?”. Le contesté que ya iba.
Me puse una remera, el jean y zapatillas y fui a su habitación. Golpee y
me abrió:

-PATRICIA: Hola Carlos!


-CARLOS: Hola Patricia, pasá por favor!
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Entré en su habitación, estaba ordenada y él, vestido como en la tarde.

-CARLOS: Patricia, perdón que te hice venir, pero quería preguntarte


algo.
-PATRICIA: Si, decime Carlos!

-CARLOS: ¿Alguna vez hablamos de mi cumpleaños?


-PATRICIA: Nunca hablamos, no sé qué día cumplís años! ¿No me
digas que hoy?

-CARLOS: Casi!, es mañana!

-PATRICIA: Ay! De haber sabido, te hubiera comprado un regalo! Tengo


tanto que agradecerte…..!

Lo mínimo hubiera sido un regalo!


-CARLOS: Cómo ya me has dicho varias veces lo agradecida que estás
y me has preguntado cómo me lo podrías agradecer, y como después
de las doce ya es mi cumpleaños, se me ocurrió que me podrías
agradecer, cenando conmigo en un lugar muy indo que quiero conocer.

-PATRICIA: ¿Y es un lugar muy coqueto?


-CARLOS: Muy!!
-PATRICIA: Ay Carlos! No traje ropa para ir a un lugar así, de haber
sabido, traía algo más de ropa!
-CARLOS: Ya sabía que me ibas a decir eso!

Y abriendo el placard de la habitación, sacó una bolsa de la misma casa


de ropa donde me había comprado el vestido en La Plata.

-PATRICIA: No Carlos! El regalo te lo tendría que hacer yo!


-CARLOS: Claro, me lo vas a hacer vos el regalo, acompañándome a
cenar y a recibir mi cumpleaños en un lindo lugar, una linda cena y en
buena compañía, que mejor regalo que ese!
-PATRICIA: No podés comprarme ropa cada vez que vayamos a algún
lugar!
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-CARLOS: Es un vestido nada más! Creo que te va a quedar bien! Y


además quiero hacerte una propuesta!

Volví a mi habitación y al abrir la bolsa me encontré con un vestido de


color gris hermoso, con poco escote, casi hasta las rodillas, sin mangas,
con dos breteles bordados, además un par de sandalias negras de taco
alto y una cartera de cuero negra, haciendo juego.

Me lo probé y me quedaba pintado! ¿Cómo hizo para acertar el talle?

Me puse a pensar en que me quería proponer y se encendieron mis


alarmas, recordé las palabras de María Marta y no pude evitar ponerme
algo nerviosa, por un lado me sentía agradecida, pero por el otro,
esperaba que lo que me quería proponer, no me hiciera poner un freno
y que se cree una tensión entre ambos.
El restaurante era realmente una belleza finamente ambientado, con
una decoración exquisita. Nos indicaron la mesa y nos sentamos,
mientras mirábamos el menú, no podía dejar de pensar en Pablo, como
quisiera vivir todo esto a su lado.

Durante la cena, no hablamos de trabajo, hablamos de mi vida, de la


suya, y de un montón de cosas más. Yo estaba ansiosa y un poco
nerviosa por la propuesta, pero no quería preguntar. Luego del exquisito
postre, pedimos un café, luego de que el mozo lo trajera, Carlos me dijo:

- CARLOS: Patricia, quiero proponerte algo, y me gustaría que lo


pienses!

El corazón se me aceleró, traté de mostrarme serena, pero solo


esperaba que no fuera ninguna propuesta rara.

-PATRICIA: Decime Carlos

-CARLOS: Ya supiste por Ernesto, qué voy a ocupar su lugar hasta las
próximas elecciones y me gustaría que puedas ser mi secretaria. Tu
participación en la comisión, es ad honorem, pero en el caso de ser mi
secretaria, se te haría un contrato de trabajo y cobrarías por ello. El
sueldo sería aproximadamente el doble de lo que cobras como maestra.

-PATRICIA: Te gradezco que pensaras en mí, para ser tu secretaria,


pero me gusta mucho mi trabajo, y no quisiera dejarlo.
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-CARLOS: Ya había pensado en eso, pero quedate tranquila, no


tendrías que dejar el trabajo, puesto que yo también seguiría atendiendo
el consultorio en las mañanas, y vos seguirías en el jardín, los temas
sindicales, los trataría por la tarde. Vos solo tendrías que ir algunas
tardes al sindicato, y estar presente en las reuniones y en algunos
viajes.

-PATRICIA: Carlos entenderás, que esta propuesta, la tengo que hablar


con Pablo.
-CARLOS: Soy consciente de eso, no te pido una respuesta ahora,
háblalo con tu esposo y me das una respuesta.

Esa propuesta me tranquilizó y en parte me alegró, pero no sabría cual


iba a ser la reacción de Pablo.
Salimos de aquel hermoso restaurante, y Carlos me dijo de tomar una
copa en un pub cercano, que él conocía. Caminábamos hacia allí,
cuando miré mi teléfono y vi que eran las doce, me detuve y Carlos se
giro sin entender, y con una sonrisa me acerqué hasta él, lo abracé y
dándole un sonoro beso en su mejilla, le canté el feliz cumpleaños, y
con una amplia sonrisa, me dijo:

-CARLOS: Qué mejor manera de empezar mi cumpleaños que esta!


Gracias Patricia! Muchas gracias!

Y flexionando su brazo, me tomé de él y caminamos hasta el pub, que


quedaba a un par de cuadras.

Un hermoso bar donde Carlos tomó un whisky y yo un jugo de naranja.


Volvimos a buscar el auto, y yo nuevamente tomada de su brazo.

Cerca de la una de la mañana, llegamos al hotel. Subimos a las


habitaciones y antes de despedirnos me dijo:
-CARLOS: Gracias Patricia por la cena!

-PATRICIA: Gracias a vos Carlos, la cena estuvo bárbara. Pero tengo


que decirte algo, no puedo volver a casa con esta ropa y estos zapatos,
no quiero tener problemas con Pablo. Por favor llevate todo vos.
-CARLOS: Está bien yo me la llevo para mi casa, pero sabés qué es
tuya, y si en algún momento la necesitas sólo me la pedís.
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Nos despedimos y entramos cada uno en su habitación. Me saqué la


ropa y lo llamé a Pablo. No me contestó, supuse que ya estaría
durmiendo.
En la mañana del sábado, prepare todas mis cosas y bajé a desayunar.
Carlos ya me esperaba en una mesa, le volví a decir feliz cumpleaños
y él volvió a sonreír.

Le pregunté a qué hora volveríamos para Mar del Plata

-CARLOS: Supongo que después de almorzar, ya que estoy acá quiero


averiguar un par de cosas.

-PATRICIA: Bueno, yo voy a aprovechar para pasear un poquito más.

-CARLOS: Yo te aviso cuando vuelvo, cargamos todo en el auto y nos


vamos a almorzar a Puerto Madero, y de ahí nos volvemos.
-PATRICIA: Dale hacemos así

Salí del hotel caminando y lo llamé a Pablo, hablamos mientras


caminaba por calle corrientes y le dije que me encantaría que
viniéramos juntos a Buenos Aires.

Pasadas las doce y media, volvía para el hotel cuando me llegó un


mensaje de Carlos, avisándome que ya llegaba al hotel para cargar
nuestras cosas.
Cargamos todo y nos fuimos para Puerto Madero.

Entramos en un restaurante muy coqueto, como no podía ser de otra


forma.

En un momento que Carlos se levantó para ir al baño, miraba todo


aquello y pensaba qué fácil es acostumbrarse a la buena vida, a los
hoteles de lujo, a excelentes restaurantes, a los autos de alta gama y a
la ropa cara. Pensaba en las palabras de Carlos, disfrutar de lo que se
nos presenta, y yo lo estaba haciendo, Aunque me sentía egoísta,
disfrutándolo sin Pablo, aunque por otro lado, no sentía que estaba
haciendo nada malo, y lo que no le contaba a Pablo, era para no generar
un conflicto con él, sentía que disfrutar todo esto nada tenía que ver con
nuestra relación.
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Entrando en Mar del Plata, le mandé un mensaje a Pablo, para avisarle,


me preguntó si me iba a buscar al sindicato y antes de responderle, le
pregunté a Carlos:
-PATRICIA: ¿Carlos, tenés que pasar por el sindicato? Para saber si le
digo a Pablo que me vaya a buscar.
-CARLOS: No, pero te dejo en tu casa, no lo hagas ir hasta allá.

Y le respondí que me llevaban hasta casa, aunque no le dije quien lo


haría…
82

Ahora me tocaba a mí, quedarme en casa extrañando y esperándolo,


aunque su situación era diferente a la mía, viajaban tres hombres, lo
que no quiere decir que no se puedan ir por ahí en la noche de Santiago,
quizás a buscar mujeres de la noche, saqué esa idea inmediatamente
de mis pensamientos, Pablo no es así!
Pero me puse a pensar, ¿Cómo me hubiera sentido yo, si el dueño de
la empresa hubiese sido una mujer adinerada, atractiva, elegante y se
fueran juntos? De solo pensarlo me ya me preocuparía, ¿Así se sentiría
Pablo cuando me voy? ¿Y si además de eso, volviera con un traje caro
comprado por la hipotética mujer, y me contara que cenaron juntos en
restaurantes caros, y se hospedaron en hoteles cinco estrellas?
Definitivamente, yo aseguraría que se lo quiere cojer. ¿Acaso pensará
eso Pablo cuando me voy de viaje con Carlos?

Aunque no le había dado motivos para que pensara algo así o estuviera
preocupado, es cierto que le ocultaba algunas cosas y le mentía en
otras, creo que contarle que estuvimos solos con Carlos en Buenos
Aires, que me volvió a regalar ropa cara, que me llevó a un excelente
restaurante y luego a un pub como festejo de su cumpleaños y que me
contó ciertas intimidades, crearía situaciones de desconfianza y
problemas entre nosotros, Pablo seguramente pensaría, que Carlos me
está seduciendo para llevarme a la cama. Pero estoy muy segura de
que eso, eso nunca pasará!
Me sentía muy egoísta, disfrutando de todo aquello a espaldas de
Pablo, hasta me sentía una mala esposa ocultándole tantas cosas, pero
siempre pensando en no crear malos momentos, tan solo por disfrutar
de algunas cosas.
Terminé de cenar y me fui a la cama, ahora podía entender a Pablo,
cuando me decía cómo se sentía al llegar a la cama y tener que dormir
solo.

Pablo me fue poniendo al tanto de todo lo que iba haciendo por


mensajes de texto, me mandó fotos, audios y también hablamos por
teléfono.

El jueves me levanté cerca de las diez de la mañana, mientras


desayunaba me puse a hacer unos escritos para el sindicato y se los
envié a Carlos por mail. Cerca del mediodía me llamo Carlos:
83

-CARLOS: Hola Patricia, ¿cómo estás?

-PATRICIA: Hola Carlos buen día, por suerte muy bien!

-CARLOS: ¿Sigue todo bien con el tratamiento?


-PATRICIA: Por suerte sí, sólo por momentos un poco de cansancio
corporal y a veces pesadez de ojos, pero nada más, todo bien!
-CARLOS: Patricia, necesitaría pedirte un favor, esta tarde hay una
reunión importante y quería preguntarte si podrás estar, es a las seis de
la tarde y supongo que no va a durar más de una hora.

-PATRICIA: Sí Carlos, contá conmigo!

-CARLOS: Buenísimo! ¿Te parece que te pase a buscar a las cinco y


media? Y después de la reunión te llevo a tu casa.
-PATRICIA: Me tomó un taxi Carlos!
-CARLOS: De ninguna manera, yo te voy a buscar y te llevo de vuelta!

-PATRICIA: Está bien Carlos te espero cinco y media!

-CARLOS: Perfecto! Hasta luego!

Después de almorzar, me volvió a llamar Pablo, estuvimos hablando


más de media hora, me contó cómo iba todo en Santiago, que el viernes
viajarían unos doscientos kilómetros hasta una de las plantas que
visitarían. Me dijo que a la noche me volvería a llamar y me fui a dormir
una siesta.

Me levante a las cuatro de la tarde y me di un baño, me cambié y me


senté en el sillón a esperar a Carlos.

Llegó pasada las cinco y media, y fuimos para el sindicato, la reunión


duró poco más de una hora, en la que tuve que hacer un acta y un
escrito que firmaron todos los presentes.

Salíamos con Carlos, qué se detuvo a saludar a un par de personas, y


antes de las ocho, estábamos camino a casa.

Sentía los ojos un poco pesados y necesitaba ir al baño.


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-PATRICIA: Carlos necesito ir al baño, y creo que es urgente!

-CARLOS: Estamos cerca de casa, ¿querés que paramos primero en


casa?
-PATRICIA: Si por favor, creo que no voy a aguantar hasta llegar a casa!

Cuando me desperté y me pesaban los ojos, cuando se me aclaró un


poco la visión, pude darme cuenta que estaba en la casa de Carlos,
recostada en su sillón, tapada con una manta. Me dolía un poco el
cuerpo, la puta madre, automáticamente me di cuenta que había
convulsionado. Todo estaba en silencio, al girar la cabeza, pude ver el
reloj de pared de números romanos, eran las seis menos cuarto, al no
ver claridad en la ventana, me di cuenta que era la madrugada. Lo último
que recordaba, era estar subiendo al auto de Carlos. Por suerte no
sentía ningún dolor en el cuerpo por haberme caído.

Me senté en el sillón, aún tapada con la manta. Unos minutos después,


lo vi aparecer a Carlos, con una remera y un short deportivo.
-CARLOS: Patricia!, ¿cómo estás?

Se sentó a mi lado en el sillón y me miró con cierta cara de


preocupación.
-PATRICIA: ¿Convulsioné verdad?
-CARLOS: Sí Patricia, pero por suerte nada pasó.

-PATRICIA: Lo último que recuerdo es estar yendo para tu auto.

-CARLOS: Cuando subiste me dijiste que necesitabas ir al baño


urgente, cómo estábamos cerca de acá, te dije de pasar por casa, en
verdad no te vi muy bien, me pareció qué hablabas un poco raro,
Cuando llegamos acá y bajamos del auto, te tambaleaste un poco, y me
imaginé que algo te iba a pasar, subimos y en el hall, antes de entrar al
departamento, se te fue la vista hacia arriba y supe que venía una
convulsión, te apoyé en el piso para que no te golpearas, no duró
mucho, creo que no llegó a un minuto, y después de que pasó te entré
al departamento.
-PATRICIA: ¿Me sacudí mucho? …Ay Perdón Carlos tengo que ir al
baño!
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-CARLOS: Si claro, ¿podés levantarte?

-PATRICIA: Si, creo que sí!

Y al levantarme me di cuenta que no tenía mi ropa, estaba con un


pantalón deportivo que supuse era de Carlos.

-PATRICIA: ¿Me hice pis?


Y afirmó con un leve movimiento de su cabeza.

Fui hasta el baño me estaba haciendo pis, al entrar y bajarme el


pantalón, me di cuenta que estaba sin la bombacha, la puta madre!, Eso
quiere decir Carlos me sacó la ropa mojada y me vio desnuda, al menos
de la cintura para abajo, ¡qué vergüenza por Dios!

Mientras hacía pis, pensé en que seguramente Pablo me había llamado


por teléfono en la noche y no le había podido contestar, que preocupado
que estaría!

Volví al estar y Carlos me dijo:

-CARLOS: Perdón Patricia, tuve que sacarte la ropa mojada, no te podía


dejar así, pero ya la puse en la lavadora y se está secando.
-PATRICIA: Ay Carlos qué vergüenza!
-CARLOS: No es nada Patricia, no tengas vergüenza, siendo médico te
imaginarás la cantidad de personas que he visto sin ropa! Eso es lo de
menos, por suerte estabas conmigo, peor hubiera sido si estabas sola!
Te hubieras caído y te podrías haber golpeado. Pero tengo que decirte
que me siento culpable por lo que pasó, te hice salir de tu casa para ir
al sindicato.

-PATRICIA: Tenés razón, quizás en casa me hubiera pasado de todos


modos, Y seguramente me hubiera pegado flor de golpe!

-CARLOS: ¿Cómo te sentís ahora?


-PATRICIA: La verdad es que bien, debe ser porque dormí unas cuantas
horas
-CARLOS: Seguramente, el cuerpo se relajó con las horas de descanso.
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-PATRICIA: Además al no haberme caído, por suerte no me duele nada!

-CARLOS: ¿Querés tomar algo, un té o un café, debes tener hambre,


estás sin cenar!
-PATRICIA: La verdad es que sí, estoy muerta de hambre!

-CARLOS: No suelo desayunar en casa, por ende, no tengo nada para


comer, pero conozco una panadería que está abierta a esta hora, ¿qué
te gustaría comer?

-PATRICIA: Cualquier cosa Carlos, no tengo problemas!

-CARLOS: Ahora vengo! no tardo!

Se cambió y salió.

Estuve unos minutos, sentada y después volví para el baño, quería


lavarme la cara y acomodarme un poco los pelos.
Cuando volvía del baño, pasando por una de las habitaciones que hacía
las veces de estudio o escritorio, delante de una estufa encendida, vi mi
ropa secándose, entre para ver si ya estaba seca y ponérmela. Aún
estaba algo húmeda y al darme vuelta, vi sobre el escritorio, la
computadora de Carlos con el WhatsApp abierto, sé que está mal, pero
me pudo la curiosidad y miré que era un chat con Clara, y sin leer en
detalle los mensajes, en uno de ellos vi mi nombre. Fue entonces
cuando los leí, detenidamente, estaban hablando de mí.

Carlos le contaba lo que me había pasado, lo que había tenido que


hacer, pero hubo unos mensajes que me pusieron nerviosa:

Carlos: "le tuve que sacar el pantalón y la bombacha, la limpie con unas
toallitas húmedas y la sequé" Clara: "Seguro te aprovechaste y la
tocaste, sinvergüenza!

Carlos: "Te juro que no, estaba más preocupado que otra cosa, me
siento culpable por hacerla salir de su casa"

Clara: "Me voy a poner celosa, la viste desnuda!"

Carlos: "solo de cintura para abajo"


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Clara: "y seguro te gustó!"

Carlos: "la verdad, no tiene nada que envidiarte, y para mejor, peladita
como a mí me gusta!
Clara: "sos muy cerdo, jaja!"

La puta madre, no solo me había visto sin bombacha, sino que también
me había tocado para limpiarme y para colmo le gustó que estuviera
depilada! la puta que los parió! ¿Se habrá excitado tocándome? Más
nerviosa me puse, ya quería vestirme e irme para casa!

Dejé todo tal cual estaba y volví al sillón del estar a esperar que volviera
Carlos.

Minutos después, regresó con unas facturas, masitas y un budín, fue a


la cocina a preparar el café para él y el té para mí. Volvió con una
bandeja donde además había dos vasos de jugo de naranja. La verdad
estaba muerta de hambre, me comí dos medias lunas y unas masitas
mientras tomaba el té.
-CARLOS: Al final lo vas a poder ver, está amaneciendo, ¿recordás que
la vez que estuviste, te conté de lo lindo que es ver amanecer desde
acá? Hoy lo vas a poder ver!
-PATRICIA: Tenés razón! Ya está clareando!
-CARLOS: Patricia, anoche sonó tu teléfono un par de veces, era Pablo,
no quise atender y preocuparlo estando tan lejos.
-PATRICIA: Hiciste bien! Se hubiera quedado preocupado y más si lo
atendías vos, después, más tarde lo llamo.
Terminamos de desayunar viendo aparecer el sol sobre el mar, la
verdad una belleza!

-CARLOS: ¿Querés descansar otro rato? Yo a eso de las diez me voy


para el consultorio, pero vos te podés quedar durmiendo si querés, no
tengo problema!

-PATRICIA: Te agradezco Carlos! En todo caso cuando te vas me dejás


en casa o me tomo un taxi.
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-CARLOS: Claro que no! Yo te llevo! Voy a ver si se terminó de secar tu


ropa.

Fue hasta la habitación y un momento después, volvió con la ropa seca


en sus manos.

-CARLOS: Acá te dejo, ya está seca! Todavía quedan unas horas, yo


me voy a recostar un rato.

-PATRICIA: Perdón Carlos! Por mi culpa pasaste la noche en vela!

-CARLOS: No es nada mujer! Descansá otro rato, cuando me levanto


te despierto!

Me recosté y unos momentos después me volví a dormir. Me despertó


Carlos a las nueve y media, el ya estaba bañado y con su traje como
siempre.
Me dejó en casa casi a las diez, y ni bien subí y le mandé un mensaje a
Pablo: “Hola amor! Recién veo tus llamadas! Perdón! Me quedé dormida
y no lo escuché!
Le tenía que volver a mentir, no le iba a decir que había ido al sindicato,
que había convulsionado, que Carlos me había visto desnuda y que
había pasado la noche en su casa. No tenía sentido que supiera todo
eso, mis explicaciones no sé si lo dejarían conforme, además estando
tan lejos, y conociéndolo, si alguna otra vez tuviera que viajar, su
preocupación no lo dejaría irse.
Después de comer algo, me tiré en el sillón un rato, y no pude dejar de
pensar en lo ocurrido, me imaginé la situación, Carlos sacándome el
pantalón todo mojado, la bombacha, limpiándome y secándome toda
desnuda, seguramente, recostada en el sillón, qué papelón! ¿Habrá
aprovechado mi inconsciencia para tocarme? ¿Me habrá dado vuelta
para mirarme el culo? ¿Me habrá abierto las piernas para ver mi
conchita bien abierta? ¿Se habrá masturbado conmigo desnuda? Por
Dios, que pensamientos tan obscenos! Él es médico! Y yo en ese
momento una persona con un problema de salud! Muy degenerado
tendría que ser para hacer eso! No lo creí capaz de algo así, y me
tranquilicé un poco. Pero no pude dejar de pensar en aquel mensaje a
Clara y su apreciación sobre mi cuerpo y mi entrepierna depilada…
89

Después de las cuatro semanas del cambio de medicación, volvimos


con Pablo a ver a la doctora Brizuela, me dijo que por los próximos dos
meses, siguiera con la dosis que venía tomando, después de ese
tiempo, veríamos de reducirla de acuerdo a como iba respondiendo mi
cuerpo, hasta llegar a la mínima dosis que controlara los episodios.
Volví al trabajo del jardín y también por las tardes al sindicato. No tenía
días fijos para ir, pero solía ir dos o tres veces por semana algunas
horas, y después trabajaba haciendo los escritos desde casa y
enviándolos por mail.

Ese mes solo hubo, una reunión un día viernes y posteriormente una
cena en un restaurante con algunos delegados y los altos cargos de las
comisiones.
Mi intención era tratar de no quitarle horas a los momentos que podía
estar con Pablo.

Al mes siguiente, Carlos me avisó que tendríamos que viajar a Buenos


Aires, saldríamos como siempre los jueves, pero esta vez volveríamos
el domingo, había una cena el sábado por la noche en la sede de San
Isidro, por cumplirse el aniversario de la inauguración de esa sede.

Cuando se lo conté a Pablo, no puso buena cara, hacía tiempo que no


viajaba y me dijo que se había acostumbrado a tenerme todos los días
en casa.
El miércoles por la noche, preparé mi bolso con la ropa para esos días.
Desde que habíamos empezado a jugar con Pablo, mi ropa interior,
había cambiado mucho, a él le gustaban tanto las bombachas chiquitas
y tangas, y entre las que él me regalaba y las que yo me compraba, de
las qué usaba antes, ya casi no me quedaban, así que guardé unos
conjuntitos de varios colores, y por las dudas, el vestido y los zapatos
que Carlos me había comprado en aquel primer viaje a La Plata.
Como en otros viajes, Pablo me fue a buscar a la salida del jardín, y me
llevó al sindicato.

El bolso quedaba en el auto, me cambiaba en el jardín, dejaba todo en


el auto y como siempre nos despedíamos en el auto en la puerta del
sindicato.
90

-PABLO: ¿Los lleva el chico de siempre?

-PATRICIA: Supongo que sí, ahí está cargando las cosas en el auto.
Bueno mi cielo bajo así ya cargo todas mis cosas. Te voy a extrañar mi
vida!

-PABLO: Y yo no te das una idea! Encima esta vez, tengo que esperar
hasta el domingo! Cuídate por favor! Cuando puedas me llamas vos, así
yo no te jodo cuando estás ocupada o en reuniones.

-PATRICIA: Si mi cielo! Quedate tranquilo que yo te llamo! Te amo mi


vida!

-PABLO: Y yo a vos! Buen viaje! Avísame cuando lleguen, así me quedo


tranquilo!
Bajé del auto, saludé a Cristian y le di el bolso para que lo guardara en
el auto.

Saludé a Pablo a la pasada, como siempre tirándole un beso con la


mano y diciéndole te amo en silencio.
Entré al sindicato a saludar a María Marta, conversamos un rato y me
dijo qué Carlos no vendría para el sindicato, que iríamos con Cristian a
buscarlo a su casa.
Salimos con Cristian y en poco más de diez minutos llegamos a la casa
de Carlos, Cristian bajó y le avisó por el portero eléctrico que ya
estábamos abajo.
Minutos después, salió Carlos con su auto de la cochera del edificio.
Bajó del auto, nos saludó a los dos y Cristian pasó las cosas del auto
del sindicato al de Carlos, yo no sabía de esto, pero enseguida me di
cuenta de que Cristian no nos llevaría, iríamos sólo Carlos y yo. ¿Esta
movida habrá sido adrede para que Pablo no vea que solamente íbamos
Carlos y yo en su auto?

Cristian se despidió de nosotros y se fue, subimos al auto y le dije a


Carlos:

-PATRICIA: Creí que nos llevaba Cristian


91

-CARLOS: Nos iba llevar él, pero su mamá está con problemas de salud
y la operan mañana a la mañana. No podía hacerlo viajar, mientras
operan a su madre, le dije que íbamos en mi auto.
-PATRICIA: ¿Es grave?

-CARLOS: Una infección después de la operación de cadera que le


hicieron hace tres semanas.

-PATRICIA: Uh, que macana! pobre!

-CARLOS: Le dije a Cristian que te trajera hasta acá, por las dudas, no
sea cosa que tengas problemas con tu marido, y después le dije que se
fuera directamente para su casa a atender a su madre.

Carlos supuso que tendría problemas con Pablo, si mi esposo supiera


que me iba sola con él creo que tenía razón, tranquilamente se podría
pensar que me iba unos días a Buenos Aires con un amante. Por suerte
no se enteró, ya vería al volver si se lo contaba o no.

Durante el viaje Carlos me fue comentando de las reuniones, de lo que


teníamos que preparar y me dijo que esta vez iríamos a un hotel en San
Isidro, para no tener que ir y venir de allí a Buenos Aires.
Llegamos a San Isidro faltando minutos para las seis de la tarde, nos
alojaríamos en un hotel boutique y spa de esa ciudad, no era muy
grande, pero era realmente hermoso.

Dejamos nuestras cosas en las habitaciones, y nos fuimos a reunir con


unos delegados de esa ciudad y uno de una localidad vecina.

Salimos como a las ocho y media y Carlos me dijo de ir a cenar, fuimos


a un lindo restaurante donde nos atendieron de maravilla y comimos
muy bien.

El viernes por la mañana, después del suculento desayuno del hotel,


nos fuimos a una reunión, era a las once de la mañana con los
delegados de Beccar, Tigre, Vicente López, Martínez y San Fernando.

La reunión se extendió casi hasta la una del mediodía, cuando salimos


Carlos me dijo de ir a almorzar. Fuimos a un coqueto restaurante, donde
comimos un excelente asado.
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Mientras comíamos el postre, Carlos me dijo:

-CARLOS: Patricia esta tarde tengo cosas que hacer, así que te queda
la tarde libre. Por la noche vamos a cenar con el delegado de Olivos que
no llegó a la reunión.

-PATRICIA: Perfecto, aprovecho y paseo un poco así conozco San


Isidro y veo que regalo le puedo llevar a Pablo.

Me dejó en el hotel y se fue, no sé por qué me imaginé que se


encontraría con Clara, quizás sexto sentido de mujer, aunque estando
en un lugar de gente conocida, quizás no se expondría a que la vieran
con Carlos.

Me cambié y salí a caminar por el centro, buscando que comprarle a


Pablo, llevarle un regalo de cada viaje, era mi forma de que supiera, que
a pesar de la distancia, lo tenía presente, que estaba pensando en él.

Entré en una casa de ropa interior y me compré un par de conjuntitos


nuevos de varios colores, para estrenarlos jugando con él. A Pablo le
compré un par de remeras, y me arriesgué a comprarle un par de
zapatos que me encantaron para cuando se viste de sport, espero le
queden bien.
Volví al hotel como a las siete de la tarde y me di un baño, seguramente
Carlos me diría de cenar en algún lado, y así fue, pasadas las ocho me
mandó un mensaje para decirme que a las nueve estuviera lista que
iríamos a cenar, no pude dejar de imaginarme qué había pasado la tarde
con Clara aprovechando que estaban ambos en la misma ciudad, y la
pregunta que me hice fue ¿Dónde se habrán encontrado?

Como no me aclaró si iríamos a un lugar coqueto, me puse un jean, una


camisa blanca y un saco marrón de paño hasta la cintura.

A las nueve en punto, golpeó la puerta de mi habitación, al abrir me lo


encontré vestido de sport, aunque debo decir, que se ponga lo que se
ponga, siempre está elegante, siempre con buena ropa y bien
perfumado, ya le conozco los tres perfumes que usa, cuando está de
traje y corbata usa uno, otro cuándo va elegante pero sin corbata y otro
cuando viste más casual.
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Fuimos a cenar a un bonito restaurante de comida española y entre los


dos, dimos cuenta de una exquisita paella.

De postre, una porción de bandullo, una típica receta gallega muy rica
que yo nunca había comido, que la compartimos, la paella y el postre,
nos habían dejado pipones.
Mientras tomábamos un café me dijo:

-CARLOS: Patricia, mañana por la mañana, nos reuniremos con Pedro


en la sede del sindicato y por la tarde a eso de las cinco más o menos,
iremos al acto de inauguración del nuevo campo de deportes y
recreación de la filial, que concluirá con un coctel a las siete de la tarde.

-PATRICIA: Perfecto!
-CARLOS: Y a la noche, Pedro y Clara nos invitaron a la inauguración
del pub que han montado aquí en San Isidro.

-PATRICIA: ¿Pusieron un pub?

-CARLOS: Así es! aunque tengo que avisarte para que estés al tanto!
Que no es un pub de los más común, es.... como decirlo... "gay friendly"
y con un ambiente un poco más… cómo decirlo…. más
descontracturado… más liberal, se podría decir!
-PATRICIA: Un bar para gays!
-CARLOS: En realidad no solo para gays, para todo el que quiera ir!

-PATRICIA: ¿Idea de Clara?

-CARLOS: Cuando Pedro me lo contó, yo pensé lo mismo, pero la idea


fue de él, no hay por aquí un lugar así y la gente se va a Buenos Aires,
y él, zorro viejo y con los medios para hacerlo, vio el negocio y decidió
montarlo en una casona que estaba desocupada, me dijo que con las
modificaciones y la ambientación quedó espectacular y que esperan
que vaya mucha gente.

-PATRICIA: Está muy bien! en muchos lugares los gays y lesbianas no


son bien vistos!
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-CARLOS: Me contó Pedro, que tiene grandes expectativas de que sea


un boom, incluso que tiente no solo a gente que sea de San Isidro, que
también venga gente de otras ciudades.
-PATRICIA: ¿Y lo pensaron con lugares para encuentros íntimos?

-CARLOS: Eso sí que no lo sé!, pero conociendo a Pedro, no sería de


extrañar!

-PATRICIA: Supongo que en Buenos Aires habrá lugares así, como en


Europa!

Y con una sonrisa pícara me dijo:

-CARLOS: Veo que estás informada!

Me dio un poco de vergüenza su comentario y le contesté:


-PATRICIA: Solo de haberlo leído alguna vez y de hablarlo con mis
amigas que sí los conocen! Te imaginarás que con la poca noche que
tengo, nunca he estado en un lugar así!

-CARLOS: Pues será tu primera vez! Igualmente quedate tranquila,


vamos a ir un rato tan solo y no muy tarde nos volvemos para el hotel.
Volvimos al hotel y ya en mi habitación lo llamé a Pablo, por supuesto,
por el momento, no le contaría lo del pub, no sé cómo lo podría llegar a
tomar.
Hablamos unos minutos, el ya estaba en casa y le dije que jugáramos
un ratito, le encantó la idea.

Me saqué toda la ropa y me acosté en la cama completamente desnuda,


Pablo hizo lo propio en la salita de juegos, y nos empezamos a
masturbar el uno para el otro mientras recordábamos alguna de
nuestros encuentros más calientes.

Cerca de la una de la mañana dijimos de irnos los dos a descansar, pero


antes le conté de la inauguración del campo de deportes de la filial, y
que luego de eso habría una cena.

Pablo me dijo, que en la noche, saldrían con Miguel y con Juan a tomar
unas cervezas, le dije que estaba perfecto que aprovechara la salida
95

con sus amigos, que la pasara bien, pero poniéndole carita de niña
buena, le dije que volviera sólo a casa, que no se enganchara a ninguna
chichi por ahí, y sonriendo me dijo que me quedara tranquila, que no
tenía pensado nada de eso y que no veía la hora de que ya fuera
domingo. Nos despedimos y ambos nos fuimos a dormir.
A la mañana siguiente, mientras desayunábamos, Carlos me contó que
el viernes por la tarde, había ido hasta a ciudad de Pilar, había acordado
un encuentro con el médico que está tratando la enfermedad de
Ernesto, para ver cómo iba el tratamiento y ver cuándo lo podrían
operar, y yo pensando qué había pasado una tarde sexual con Clara.

Nos reunimos con Pedro a las once de la mañana y terminada la


reunión, al despedirnos, me dijo que me esperaba a la noche con Carlos
en "El Edén", así se llamaba el pub que se inauguraba esa noche.

De ahí nos fuimos al hotel a almorzar y a descansar un poco. Hablé con


Pablo casi media hora y me dormí una pequeña siesta.
Pasadas las cuatro y media de la tarde, Carlos golpeó la puerta y
salimos para el camping de la filial.

El lugar era realmente hermoso, un gran predio de diez hectáreas con


un enorme quincho para que compartan los afiliados, cuatro canchas de
fútbol para once jugadores y dos de fútbol cinco, tres piletas de natación
con diferentes profundidades, baños y vestuarios a su lado, cuatro
canchas de pádel, dos de tenis y un enorme gimnasio techado con
espacio para actividades bajo techo, una cancha de básquet o hándbol
con un lustrado piso de madera, un amplio bar y restaurante con salida
hacia uno de los costados a una hermosa terraza con mesas bajo unas
amplias sombrillas. También un salón de usos múltiples donde los
afiliados podrían organizar fiestas de casamientos o cumpleaños.

Realmente, era un lugar hermoso y muy completo para los trabajadores.


Cerca de las siete de la tarde, fuimos a uno de los salones donde se
realizaría el ágape.

Habría allí cerca de doscientas personas, varias mesas con manteles


blancos, un batallón de mozos y mozas sirviendo canapés, sándwiches
de miga, bocaditos y un montón de bebidas.
96

Todo estaba realmente delicioso y Carlos me dijo:

-CARLOS: No sé vos Patricia, pero yo después de todo esto, creo que


no voy a poder cenar!
-PATRICIA: La verdad yo ni pienso en cenar, todo estaba muy bueno y
comí como si fuera la última vez!
Volvimos para el hotel casi a las nueve de la noche, y cuando
entrábamos Carlos me preguntó:

-CARLOS: ¿Vos estás para cenar?

-PATRICIA: La verdad es que no puedo pensar en cena!

-CARLOS: Patricia, pasa un momento por mi habitación, por favor!

Abrió su habitación y me cedió el paso, apoyo su abrigo y fue hasta su


placard, lo abrió y sacó un bolsa de ropa, otra vez me había comprado
ropa!

-CARLOS: Supuse que no traerías ropa para esta noche y te compré


algo para que te pongas, espero te guste y te quede bien!

-PATRICIA: Carlos, por favor! no me podes comprar ropa todos los


viajes!
-CARLOS: Es solo un vestido y unos zapatos, nada más! no te hagas
tanto la cabeza! no es para tanto, y si vamos a un bar nocturno,
podemos ir bien vestidos! no le des muchas vueltas, aprovechá y
disfrutá, no hacés nada malo con disfrutar!

-PATRICIA: Esta bien, pero ya sabes que no puedo volver a casa con
esto! no quiero tener que dar explicaciones o llegar a tener problemas
con Pablo!

-CARLOS: Tranquila que yo me lo llevo a mi casa, pero ya sabés que


en el momento que lo necesites, me avisas y lo tenés!
-PATRICIA: ¿A qué hora creés que nos iremos?

-CARLOS: ¿Yo calculaba tipo once, qué te parece?


-PATRICIA: Perfecto! a esa hora estoy lista! Espero me quede bien!
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-CARLOS: Creo que te va a quedar bien, es el mismo talle que el


anterior y comprado en la misma casa!

Carlos me entregó la bolsa y me fui para mi habitación, al entrar dejé la


bolsa en la cama y empecé a sacar la ropa, una hermosa chaqueta
blanca hasta la cintura, un vestido color salmón y en el fondo de la bolsa,
la caja de los zapatos, un hermoso par de sandalias blancas con el taco
bastante alto, creo que nunca en mi vida me puse un taco tan alto.

Tomé el vestido y lo abrí, al verlo me pareció bastante corto y al darlo


vuelta, me di cuenta que tenía la espalda descubierta, ¿podría usar
corpiño con este vestido?

Me saqué la ropa, quedando sólo con la ropa interior, me probé el


vestido delante del espejo de la habitación, era un vestido hermoso,
pero bastante más corto de lo que suelo usar, unos quince o veinte
centímetros por sobre las rodillas, me quedaba bárbaro, pero cuando
me di vuelta, el corpiño se veía por completo, y la verdad quedaba
horrible.

Me saqué el corpiño, y me volví a poner el vestido, me quedaba mucho


mejor sin el corpiño, por suerte la chaqueta blanca me cubriría la
espalda y el frente por si en algún momento se me endurecían los
pezones no se notara. Me puse las sandalias y la chaqueta, realmente
me quedaba perfecto, como mis tetas no son grandes, no se marcaban
tanto en la tela.
Me di un buen baño, me sequé el pelo y me lo recogí en una coleta, me
puse una de las tangas blancas que había llevado y me terminé de
vestir.

Mientras me miraba, pensaba que nunca antes, me había puesto un


vestido tan atrevido, ni tan corto, ni con ese escote, con la espalda al
aire, y menos aún, unos tacos tan altos, pero me veía muy bien, me
veía elegantemente sexy, aunque pensaba que me hubiera gustado
ponérmelo para Pablo, ¿Qué diría Pablo si me viera así vestida pero no
para salir con él? Ese pensamiento me hizo sentir una mala mujer.
Pero estaba aquí, y como me había dicho Carlos, lo iba a disfrutar, con
disfrutar de este momento, no estaba haciendo nada malo, lo único que
me sentaba mal, era tener que ocultárselo a Pablo.
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Unos minutos pasadas las once, Carlos golpeó mi puerta.

-CARLOS: Guau Patricia, estás hermosa! No me equivoqué en el talle,


te queda perfecto!
-PATRICIA: Gracias Carlos! Aunque es un poco más atrevido que los
que suelo usar! Vos también estas muy elegante!
-CARLOS: Pero estás muy elegante! Y no me parece tan atrevido, no
mostrás nada!

Carlos vestía una chomba de color rosa de la marca del cocodrilo, un


pantalón azul y unos zapatos muy modernos tipo náuticos, siempre tan
bien vestido, se ponga lo que se ponga, siempre es muy elegante.

En no más de diez minutos llegamos al pub, una casona antigua,


totalmente restaurada, un cartel con el nombre del pub, flanqueado por
dos reflectores uno a cada lado de la amplia puerta de entrada, de color
morado, que desde el piso iluminaban la pared del frente.

El lugar estaba colmado, era un mar de gente, le pedí a Carlos que por
favor no me dejara sola, que no conocía a nadie.

Al entrar nos encontramos con un amplio salón, exquisitamente


decorado, con cortinas de color morado, la tenue iluminación, algunas
mesas en el centro con unas pequeñas velas en cada una y en los
costados mesas rodeadas de sillones.

En el otro costado una amplia barra, con una importante cantidad de


diferentes bebidas atendida por cuatro personas, dos chicas y dos
chicos, con bancos altos, y atestada de gente pidiendo sus tragos.
Caminamos entre la gente, supongo que buscando a Pedro y a Clara,
una amplia puerta de dos hojas y unas cortinas, separaban ese
ambiente de otro.
Hacía mucho calor allí adentro con tanta gente, Carlos me debe haber
visto mi cara colorada y me dijo:

-CARLOS: Patricia, ¿querés dejar la chaqueta en el guardarropas? hace


mucho calor acá!
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-PATRICIA: Realmente hace mucho calor! pero me da un poco de


vergüenza!

-CARLOS: No pasa nada, acá nadie te conoce!


-PATRICIA: En eso tenes razón! pero aún así me da vergüenza!

-CARLOS: No tengas vergüenza, por las dudas, no te vayas a


descompensar!

-PATRICIA: Está bien!

Me saqué la chaqueta y se la di a Carlos que caballerosamente, la


entregó a la chica del guardarropa.

Seguimos caminando entre la gente, como siempre, Carlos apoyaba su


mano en mi espalda, aunque ya me había acostumbrado a sentir su
mano, esta vez era directamente sobre mi piel.
Por aquella puerta los vi aparecer a ambos, se lo hice ver a Carlos y
fuimos en esa dirección. A la distancia, Clara nos vio y vino rápidamente
hacia nosotros. Con una minifalda de cuero negra que apenas cubría su
redondo trasero, zapatos negros muy altos y una remera ajustada de
color rosa con la palabra "LOVE" estampada en el frente y al marcársele
los pezones, me di cuenta que iba sin corpiño. Estando a dos pasos de
mi, fue cuando abrió sus brazos y me estrechó en un abrazo bien
apretado, pude sentir sus tetas aplastare contra las mías.

-CLARA: Que alegría me da que hayas venido! Ya le dije a Carlos, que


mientras vos estuvieras no habría luces estridentes! Por las dudas!

-PATRICIA: No hacía falta tanto, pero gracias por la consideración!


Saludé a Pedro, Carlos saludo a Clara y ésta le dijo a Carlos:

CLARA: Carlos me la llevo un momento, así le muestro el local!

Me tomó de la mano y me llevó a recorrer el pub. Cruzamos aquella


ancha puerta, el lugar era tan grande como el otro, o quizás un poco
más grande, y lo que vi me sorprendió, esta zona estaba repleta de
gays, lesbianas y transexuales.
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Cada uno haciendo la suya, mujeres besándose y tocándose, bailando


abrazadas, hombres abrazados y comiéndose la boca, tocándose sin
ningún tipo de tapujo, incluso tres hombres a cuál de los tres más lindo,
compartiéndose las bocas y las caricias en sus espectaculares cuerpos!

No es que no conozca la homosexualidad, pero era la primera vez que


la tenía frente a mí, de esa forma tan liberada, tan franca, tan en directo.
Me alegré por ellos, por poder expresar libremente sus gustos y sus
deseos sin tener que soportar la mirada inquisidora de la gente de
mente estrecha.

Seguimos recorriendo el lugar, al costado había otra barra, también


llena de gente, y al fondo, una amplia puerta que daba a un gran jardín,
cuidadosamente arreglado con plantas, flores y diferentes espacios con
pequeñas mesas con velas encendidas y silloncitos alrededor, con
zonas para que los fumadores puedan estar tan cómodos como adentro.
La iluminación eran unos reflectores de colores puestos al ras del suelo
en distintas direcciones, que hacían que ese espacio, quedara
iluminado pero muy tenuemente, dejando zonas casi sin luz, donde se
podía ver a parejas o grupos de gente besándose y tocándose, el jardín
también estaba lleno de gente.

Después de recorrer todo el lugar, Clara me llevó hasta una especie de


oficina elevada, como en un entrepiso, a mitad entre los dos salones,
en un costado, la sala del DJ, y del otro una oficina con ventanales
vidriados, desde donde se podían ver ambos salones del pub, aunque
desde abajo, al ser vidrios espejados, no se podía ver hacia dentro de
esa oficina.

Entramos y Clara con sus manos tomó las mías y me dijo:


-CLARA: Dejame decirte que estás hermosa esta noche, bueno, en
realidad sos hermosa!

Y soltándome una mano, me hizo girar con la otra para verme por
completo.

-CLARA: Ese vestido te queda hermoso! Estas muy sexy, vas a tener
que esquivar a los hombres, te van a perseguir, te lo puedo asegurar! Y
también a las mujeres!
101

-PATRICIA: Gracias Clara, vos también estas muy sexy! pero sabes que
estoy casada y no vengo a buscar nada y menos que menos a permitir
que me encaren!
-CLARA: Ya lo sé corazón! pero estas infartante y te van a encarar igual,
ya vas a ver!
- PATRICIA: Esperemos que no! No quisiera tener que pasar por la
situación de rechazar a nadie, espero que nadie me proponga nada!

-CLARA: ¿Te gustó el boliche?

-PATRICIA: Me encantó! esta excelente! súper bien ambientado! y estoy


segura de que será todo un éxito! Sobre todo si no hay lugares así por
esta zona!
-CLARA: Eso esperamos, que esté siempre lleno!
-PATRICIA: ¿Y vas a tener que estar aquí todas las noches?

-CLARA: En realidad, lo pensaron y lo montaron Pedro y mi hermano


Marcos, ellos son los socios y yo soy como una especie de relacionista
pública y digamos encargada a medias con Marcos, con él nos vamos
a turnar para estar por las noches, Pedro no quiere que yo esté todas
las noches acá!
-PATRICIA: Me imagino, sino no sé verían nunca!
-CLARA: Patricia, antes que bajemos necesito decirte algo, necesito
decírtelo, que lo escuches de mi boca! Siento que te lo tengo que decir,
que ya no me lo puedo callar!

-PATRICIA: Si es por Carlos, quédate tranquila, que con él no pasó ni


pasará nada!

-CLARA: No, tranquila, no es por él, es por mí, me gustaste desde que
te conocí esa noche en La Plata, se que estas casada, pero si en algún
momento sentís la necesidad o la curiosidad de estar con una mujer, a
mi me encantaría ser esa mujer!

-PATRICIA: Te agradezco la propuesta, pero por el momento, no he


tenido la necesidad ni la curiosidad te estar con otra mujer.
102

Esa proposición me alteró, nunca una mujer me había dicho algo así,
tan directamente y sin rodeos.

-CLARA: Lo imaginé, espero que no lo tomes a mal, pero necesitaba


decírtelo, necesitaba que lo supieras y déjame también decirte, qué en
mi loca cabeza, me imagino estar con vos y con Carlos, una locura ya
lo sé! Pero no puedo dejar de imaginarme con vos!

-PATRICIA: Sí, realmente sería una locura para mí! Ni siquiera he


imaginado algo así!

-CLARA: Prométeme que si algún día querés tener una experiencia con
una mujer, yo voy a ser la primera! Tan sólo déjame ilusionarme con
vos! De verdad que me encantaría!
-PATRICIA: No sé si llegará ese día!
Me dio un abrazo, y antes de separarme me sorprendió con un suave
beso en los labios

-CLARA: Perdón, no me pude resistir, solo me salió! Vení conmigo que


vas a ver lo que provocas en este lugar!

Después de esa confesión bajamos al salón, nos acercamos a la barra,


Clara pidió un trago para ella y un cóctel sin alcohol para mí. Nos
quedamos conversando y al momento se acercó una hermosa mujer de
unos cuarenta y tantos años, que saludó a Clara y le dijo " Clarita, por
favor, presentame a tu hermosa amiga", nos presentó y me saludó con
un beso muy cerca de mi boca, mientras me tomaba por el brazo con
una mano, y apoyaba la otra en mi espalda. Me miraba fijamente a los
ojos, y me invitó a sentarme a su mesa.

Me sentí bastante nerviosa, no sabía cómo reaccionar a esa propuesta,


nunca antes de esa noche, una mujer me había mirado de esa manera,
ni me había propuesto algo parecido, y era la segunda. Por suerte, Clara
me excusó diciendo que nos esperaban unos amigos en otra mesa, nos
saludamos y fuimos para el otro salón.

Nos acercamos a la barra y se nos acercaron dos hombres, a cual más


lindo, se presentaron educadamente y nos invitaron a acompañarlos a
su mesa, Clara los saludó amablemente diciéndoles que estábamos
103

acompañadas y nos despedimos de esos dos hermosos ejemplares


masculinos.

-CLARA: Viste que te dije! si nos quedamos diez minutos acá, van
desfilar hombres y mujeres queriendo llevarte a su mesa y después a
algún lugar más íntimo! Te lo aseguro! Sos muy hermosa y estás muy
sexy!

Para qué negarlo, me sentía excitada con tantos estímulos, tantas


imágenes, tanta liberación en aquellas personas, tanto desenfreno y
tantas propuestas.

Nos acercamos a la mesa donde Pedro y Carlos estaban tomando un


champagne, me ofrecieron, pero les dije que mejor alcohol no. Clara fue
hasta la barra y volvió con otro cóctel sin alcohol para mí.
Ya quería llegar al hotel y llamar a Pablo para jugar, me sentía
extrañamente excitada. No podía dejar de imaginar estar en ese lugar
con Pablo, seguramente ya los dos estaríamos excitados.
Cerca de la una de la mañana, Clara me pidió que la acompañara al
baño y cuando nos alejamos un poco de la mesa, me dijo que la
acompañara a la oficina del entrepiso, una vez que entramos me dijo:
-CLARA: Supongo que no faltará mucho para que te vayas y necesitaba
decirte algo más, la noche que convulsionaste en casa de Carlos, yo
estaba en Buenos Aires y esa noche, después de dejarte en tu casa, se
iba a encontrar conmigo. Por eso es que me enteré lo que pasó.

-PATRICIA: No me hagas acordar, que me morí de la vergüenza! Carlos


me vio desnuda!

-CLARA: Tranquila, sólo fue de la cintura para abajo.

-PATRICIA: Con más razón!


-CLARA: Pero tranquila, no hizo nada indebido, Carlos no se
aprovecharía de vos estando indefensa! Lo conozco bien y sé que no
se propasaría en una situación así, teniéndote inconsciente!

-PATRICIA: Quise pensar lo mismo! Pero de todas formas me morí de


la vergüenza!
104

-CLARA: Así fue! Pero déjame decirte algo, me parecés una mina
bárbara y con vos quiero ser sincera, esa noche hablamos con Carlos
sobre lo que te había pasado y me contó también que te tuvo higienizar
y pudo ver que estás depilada, con ese comentario puso una imagen en
mi cabeza, que no me la puedo sacar, y tengo que confesarte, que me
he masturbado varias veces pensando en vos y en tu cuerpo desnudo!

-PATRICIA: Ay Clara, me pone nerviosa lo que me estás diciendo!

Y más que nerviosa, ese comentario incrementó la excitación que tenía.

-CLARA: Es la pura verdad, a vos no te voy a mentir, y me gustaría


pedirte algo más, una sola cosa, pero voy a entender si me decís que
no!
-PATRICIA: Depende lo que me quieras pedir!
-CLARA: Te voy a decir que me cuesta, pero tomé coraje y te lo quiero
pedir.

-PATRICIA: Decime y yo te digo!


-CLARA: Me encantaría tener la posibilidad de ver tu cuerpo desnudo!

-PATRICIA: Ay Clara! Estás loca con lo que me estás pidiendo!


-CLARA: Te dije que con vos iba a ser sincera, y es la verdad, desde
ese día, me muero de ganas de ver tu cuerpo! Cumplime ese deseo por
favor! Sólo eso, solo deseo ver tu cuerpo!

-PATRICIA: Clarita, me estás poniendo nerviosa! Eso es una locura!

-CLARA: Ya lo sé! Pero es solo un momento! Solo verte!

-PATRICIA: Es una locura! Vos estás loca! ¿Y acá querés que te


muestre mi cuerpo?

-CLARA: Si acá, delante del sillón nadie puede vernos.

Y toda la situación de esa noche, me tenía tan excitada, que ni siquiera


en mi cabeza, puse mucha resistencia.

-PATRICIA: ¿Y si alguien viene?


105

-CLARA: Si es por eso, quedate tranquila, acá nadie sube, y si cierro la


puerta con llave, nadie puede entrar.

-PATRICIA: Ay Clarita, lo que me estás pidiendo! No sé!...Es una


locura!...

-CLARA: Es solo verte, solo ver tu cuerpo!


-PATRICIA: No sé…!, pero prométeme que solo vas a mirar!

-CLARA: Prometido! Solo verte!

Cerró la puerta con llave, me tomó de la mano y me llevó delante del


sillón, pasó las manos por detrás de mi cuello y me desabrochó el
vestido, lo deslizó suavemente dejándolo caer a mis pies, quedé tan
sólo con la pequeña tanguita blanca y los zapatos de taco.
-CLARA: Sos tan hermosa Patricia, sos una mujer tan sexy, que no me
cansaría de recorrerte!

Si ya estaba excitada, esto hizo que me mojara, se sentó en el sillón, y


con un dedo en cada costado de mi tanguita, la fue bajando lentamente
hasta mis pies, levanté cada uno para que pudiera sacarla, quedando
desnuda frente a ella. Miró todo mi cuerpo sin tocarme, cómo había
dicho, y yo ya estaba mojada. Y sin siquiera cuestionármelo demasiado,
tomé sus manos y la hice pararse frente a mí.
-PATRICIA: Cómo cumpliste tu palabra y no me tocaste, te voy a dar un
premio!
Y tomando su remera Rosa por los costados de su cuerpo, comencé a
levantarla, su sonrisa iluminó su cara y entendiendo mi movimiento,
levantó sus brazos para que la sacara.

Sus tetas un poco más grandes que las mías, quedaron a mi vista, sus
pezones completamente duros, la miré a los ojos, y apoye mis tetas en
las suyas, rozando mis pezones con los suyos, tomé con mis manos su
cabeza, y me acerqué para besarla, ella me recibió complacida, y por
un momento nuestras lenguas se cruzaron.

Me separé lentamente de ella y mirándola a los ojos le dije:


106

-PATRICIA: Por favor no me pidas más! Ni siquiera estoy segura de lo


que estoy haciendo!

-CLARA: Claro que no! Aunque tengo que decirte que no me lo


esperaba y por supuesto me ilusiona, estoy toda mojada, espero que no
se me note! Sos tremenda mujer! Ya quiero estar en mi casa y que
Pedro se duerma, para tocarme recordando este momento! Gracias
Pato, fue maravilloso poder sentirte así!

-PATRICIA: Eso es todo cuanto puedo darte, no se si alguna vez sentiré


la necesidad de estar con una mujer! No puedo asegurar algo así!

-CLARA: Esperaré ansiosa si ese momento llega! Mientras tanto me la


voy a pasar recordando este!
Nos vestimos y bajamos tomadas de la mano. Carlos y Pedro charlaban
con dos hombres que nos presentaron al llegar junto a ellos, ya habían
dejado la mesa, supongo que para irnos al hotel.

Carlos volvió a apoyarme su mano en la espalda mientras seguía


hablando con aquellos hombres, con lo excitada que estaba, sentir su
mano en mi espalda desnuda, me erizo la piel.

Solo deseaba llegar al hotel para llamar a Pablo y masturbarnos.


Los casi imperceptibles movimientos de las yemas de sus dedos en mi
piel, me ponían nerviosamente excitada.

Alguien dijo de sacar una foto, y en ese momento, Carlos me tomó de


la cintura, casi la cadera por un costado, podía sentir su mano, tocando
el elástico de la tanga.
Luego de la foto, saludamos a un par de personas más y nos
encaminamos hacia la puerta, Clara y Pedro nos acompañaron.

Clara me dio un abrazo y volví a sentir sus tetas contra las mías. La puta
madre que excitada que estaba!

-CLARA: En cualquier momento te hago una visita en Mar del Plata!

Y acercándome a ella para que solo ella escuchara, le dije:


107

-PATRICIA: Cuando quieras! pero por favor, prometeme que lo que


pasó hoy queda entre nosotras, ni siquiera se lo cuentes a Carlos, por
favor te lo pido!
-CLARA: Quedate tranquila! Es solo entre vos y yo! Te prometo que
nunca nadie sabrá lo que pasó arriba.
Nos despedimos y subimos al auto de Carlos.

Durante el corto trayecto hasta el hotel, conversamos con Carlos del


pub, de lo bien montado que está, de la gente que había y del ambiente.

Llegamos al hotel y Carlos me preguntó:

-CARLOS: ¿No tomaste nada de alcohol?, Jansen dijo que podías


tomar media copa de champagne!
-PATRICIA: Preferí no tomar, aún no he tomado nada de alcohol.
-CARLOS: ¿Querés que nos tomemos una copa acá en el hotel?

-PATRICIA: Te agradezco Carlos, la primera quiero que sea con Pablo,


pero si querés te acompaño y me tomó un jugo de naranja.

-CARLOS: Dale, yo me tomo un whisky y después subimos!


Nos sentamos en la barra del bar del hotel, Carlos pidió las debidas, el
barman las sirvió y me dijo:
-CARLOS: Vi que te llevás muy bien con Clara!
-PATRICIA: La verdad que sí, es divina, muy jovial y sobre todo muy
alegre y frontal!

-CARLOS: Me atrevería a decir qué le gustas.

-PATRICIA: ¿Te parece? ¿Le gustan las mujeres? No me di cuenta de


eso.

-CARLOS: Quizás sean ideas mías, no sé si le gustan las mujeres, pero


lo digo por la forma en qué te mira y te trata.
-PATRICIA: Me trata bien desde que nos conocimos en la Plata, la
verdad es que nos caímos bien!
108

-CARLOS: Está muy bien! Es una buena mina! Sabe lo que quiere y
tiene buenos sentimientos.

Yo estaba desesperada por subir a la habitación a masturbarme, pero


no quise ser descortés y lo acompañe hasta que terminó su whisky.

Cerca de las dos de la mañana, subimos a las habitaciones, le agradecí,


nos despedimos y entramos cada cual a la suya.

Me saqué el vestido y las sandalias y los guardé en el placard, me tiré


en la cama y lo llamé a Pablo. Primero una llamada telefónica, sí estaba
en casa y me atendía le decía de hacer una videollamada para jugar un
rato, la verdad es que estaba muy caliente.

Sonó varias veces y no me atendió.


Supuse que ya estaría durmiendo o que todavía estaba con sus amigos
en algún bar, y no escuchaba el teléfono.

Necesitaba desahogarme, me recosté y me empecé a tocar las tetas y


los pezones, bajé mis manos acariciándome hasta meter la derecha
dentro de mi tanguita, estaba toda mojada.

Recostada como estaba, bajé la bombachita y levantando mis piernas,


me la saqué, quedando completamente desnuda. Mis manos fueron
directo a mi entrepierna, recorriéndola, mi mano derecha se quedó allí,
y la izquierda, volvió a mis tetas, alternaba entre ambos pezones. Y
todas las imágenes y sensaciones de aquella noche, invadieron mi
cabeza, bellos ejemplares de hombres besándose, mujeres
desinhibidas, el contacto de mis pezones en los de Clara, el beso, las
proposiciones de hombres y mujeres, las manos de Carlos sobre mi piel.

Me di vuelta, quedando boca abajo con el culo para arriba, mis manos
entre las piernas, dos dedos de la izquierda introduciéndose en mi
empapada conchita y la derecha recorriéndola toda y ocupándose de mi
clítoris y moviendo mis caderas.
Me vino a la cabeza, la mano de Carlos en mi cadera y las imaginé
recorriendo mi espalda e introduciéndolas por los costados del vestido
para llegar a mis tetas y presionar mis pezones entre sus dedos, las
tetas de Clara, el estar desnuda frente a ella, ese beso, mis tetas
109

apoyadas en las suyas, y en ese momento explote en un orgasmo


explosivo, seguí tocándome y casi al momento tuve otro más!

Me fui calmando y mi respiración se fue normalizando, y en ese


momento me invadió la culpa! Me sentí mal por lo que había hecho.
Aunque lo había disfrutado, desde que estoy con Pablo, nunca había
fantaseado, y menos que menos, me había masturbado pensando en
otras personas.

A pesar de no haber estado físicamente con otro, sentía culpa por la


situación con Clara, por cómo me dejé llevar y por tener dos orgasmos
pensando en ella y en Carlos.

La puta madre! ¿Acaso me estaba sintiendo atraída por Carlos? ¿Acaso


también me gustan las mujeres? ¿Me estaba negando algo a mi misma?
Es verdad que cualquier mujer diría que Carlos es un buen partido,
educado, culto, con excelente trabajo y posición económica, atractivo y
muy varonil, un buen macho con todas las letras, se podría decir, y
encima, Clara me había dicho que era buen amante. La puta madre!
¿Qué me pasa con Clara? Que bodrio es mi cabeza!
Pero yo amo a mi hermoso Pablo, mi machito, mi pijudito hermoso, el
hombre que me vuelve loca de placer! y pensando en él, me volví a
tocar toda y sacarme otro liberador orgasmo.

No hay Carlos, ni Clara, ni nadie que pueda cambiar eso, Pablo es mi


hombre....!
110

Después de aquel viaje a San Isidro, volvimos a la actividad normal, al


día siguiente, cuando estaba yendo del jardín para el sindicato, me
llamó mi amiga Carolina, diciéndome que necesitaba hablar lo antes
posible conmigo, si podíamos tomar un café, le dije que sí, que no tenía
una hora para ir al sindicato, podríamos encontrarnos en media hora,
me dijo que sí, y nos encontramos en un bar cerca del sindicato.

Con Carolina hablábamos muy seguido, y nos veíamos cuando las dos
podíamos, me llamó la atención, la urgencia de encontrarnos, quizás
tendría algún problema.

Nos sentamos, pedimos un café y me dijo:

-CAROLINA: Pato, necesitaba decirte algo, no es nada malo, pero qué


necesitarías saberlo, para estar atenta.
-PATRICIA: ¿Me tengo que preocupar?

-CAROLINA: Supongo que no, pero siendo tu amiga, creo que lo tenés
que saber. El sábado pasado a la noche, estábamos con unas amigas
en una cervecería, y lo vi a Pablo, qué pasaba con una chica, abrazados
y la chica llorando, se lo que ustedes se quieren, la verdad es que no vi
nada raro, ni besos ni caricias, ni miradas, la chica parecía estar muy
mal y el la abrazada por los hombros. Quizás sea alguna amiga que
estaba en problemas, pero por las dudas necesitaba decírtelo para que
estés atenta.
-PATRICIA: Yo estaba en San Isidro con el sindicato, lo llamé a la
madrugada cerca de las dos de la mañana y no me atendió, pero cuando
llegué me dijo que no había escuchado el teléfono, que ya estaba
durmiendo en casa. ¿A qué hora los viste?

-CAROLINA: Era temprano no era ni la una de la mañana. Puede ser


que después se haya ido para tu casa, no quiero decirte que lo vi en
una situación comprometida, pero si no te dijo nada, quizás tengas que
estar atenta.

-PATRICIA: En realidad, no hablamos mucho cuando volví, teníamos


otras urgencias!
-CAROLINA: Me imagino! No pienses que quiero meterte fichas contra
Pablo, me parece un buen tipo y sé lo que te quiere, pero…
111

-PATRICIA: Tranquila, ya veré si me cuenta lo que pasó, no me voy a


hacer a cabeza por ahora!

Seguimos charlando hasta casi la tres y media de la tarde y de ahí me


fui para el sindicato.

Me quedé pensando en lo que me contara Carolina, ¿habrá estado con


esa chica y por eso no me atendió? ¿Me estaba ocultando algo? ¿Me
tendría que preocupar? ¿Si él no me lo cuenta, tendría que decirle que
lo habían visto con otra mujer y que yo me había enterado?

Se me crearon sentimientos encontrados, ¿con qué razón podría yo


reclamarle algo que no me cuenta, si yo tenía un montón de cosas que
le ocultaba e incluso le mentía? ¿Lo estaría dejando demasiado tiempo
solo? ¿Los viajes estarían creando alguna fisura en nuestra relación?
Como dijo Carolina, tenía que estar atenta y sobre todo, hacerle sentir
a cada momento el amor que le tengo.

Después del sindicato me fui para casa, Pablo todavía no había llegado,
cerca de la siete de la tarde llegó, tomamos unos mates, mientras él se
iba a bañar, yo preparaba algo para cenar.

Durante la cena, como al pasar, intentando saber algo más de la noche


del sábado, le pregunté:
-PATRICIA: ¿Qué tal el sábado con los chicos?

-PABLO: Ah sí!, no te conté del sábado!, con los chicos todo bien, nos
juntamos en una cervecería de Olavarría, Juan como a las doce y media
se fue para la casa, no están muy bien las cosas con su mujer y nos
quedamos con Miguel, hasta que entró una chica, con la que Miguel
venía intentando hacía un tiempo, y se le dio, así que te fue con la chica
y yo me quedé terminando mi cerveza.
Cuando iba a buscar el auto para volver a casa, veo una pareja
discutiendo, discutían feo, yo tenía que pasar por donde estaban ellos
para llegar al auto, cuando estaba a unos metros, el tipo levantó la mano
como para pegarle, no sabía si meterme, pero como me pareció qué le
iba a pegar, al final me metí. Le paré la mano al tipo y le di un trompazo,
y antes que reaccione, una patada en las bolas, la chica se había
112

agachado y se tapaba la cabeza, la saqué de ahí y volvimos para calle


Olavarría.

-PATRICIA: ¿Y conocías a esa chica? ¿Y que pasó?


-PABLO: No, encima estaba de espaldas no le veía ni la cara, le dije si
quería que la llevara hasta la casa, pero estaba en pánico, no paraba
de llorar, es más, la quise dejar en un bar hasta que iba a buscar el auto,
pero estaba cagada de miedo, así que no la pude dejar sola, dimos la
vuelta manzana hasta llegar al auto, la llevé hasta su casa y me vine
para acá.

-PATRICIA: Pobre! ¿Y el tipo era el novio?

-PABLO: Yo le pregunté lo mismo, pero no, me dijo que la había


encarado en el bar, y que seguramente la siguió cuando salió, y que se
la quería llevar de prepo!

Terminamos de cenar, y me quedé un poco más tranquila, los hechos y


la hora coincidían con lo que me había contado Carolina, me había sido
sincero y me había contado lo ocurrido. ¿Tendría yo que hacer lo
mismo? Me sentí mal porque yo no era sincera con él, pero creo que
sincerarme, me traería problemas, o al menos sospechas e
intranquilidad de su parte.
Dos semanas después, un nuevo viaje, esta vez también tres días a La
Plata.
No puedo negar que disfrutaba de los viajes, los hoteles, los
restaurantes, lo que más me costaba, era llegar a casa y contarle a
Pablo del viaje, su cara me lo decía todo, no le entusiasmaba que me
fuera, pero lo veía resignado, él me seguía apoyando, además que
ahora al cobrar como secretaria, era parte de mi trabajo, pero
igualmente eso, no me hacía sentir bien.

En el sindicato se estaban armando las listas y los candidatos para las


próximas elecciones, es por eso que vinieron una seguidilla de viajes
casi todas las semanas.

Ese viaje a La Plata, volvió a ser un jueves después del jardín y


volveríamos el sábado por la tarde.
113

Como en otros viajes, Pablo me pasó a buscar por el jardín y me llevó


hasta el sindicato. Esta vez no había lugar para estacionar, paró en
doble fila, nos despedimos y me bajé del auto.
Lo saludé con un beso a la pasada y entré al sindicato, no sabía con
quién íbamos, si nos llevaba Cristian o iríamos en el auto de Carlos.
Carlos ya me estaba esperando, cargamos el bolso en su auto y nos
fuimos, aprovechando el viaje a La Plata, con nosotros venía, Roberto,
un vocal de la comisión, que lo dejaríamos en Brandsen, una ciudad que
está unos kilómetros antes de llegar a La Plata.

Volvimos a hospedarnos en el hotel cinco estrellas frente al Teatro


Argentino.
Nos dieron las habitaciones y descansamos un rato antes de la reunión.
Cuando nos encontramos para ir a la reunión, Carlos me comentó:

-CARLOS: Patricia, mañana Clara va a estar acá en La Plata.

-PATRICIA: Perfecto Carlos, no te hagas problema, yo me quedo acá


en el hotel.

-CARLOS: No viene a estar conmigo, sino que viene a encontrarse con


vos. Hablamos antes de ayer me pregunto si vos también venías, cómo
le dije que sí, dijo que se hacía una escapada para verte.
-PATRICIA: Ah bueno! Hablamos hace unos días por teléfono y no me
dijo nada.

-CARLOS: Quizás no sabía del viaje! Va a estar acá antes del mediodía,
y se queda hasta el sábado a la mañana.

-PATRICIA: ¿Se queda acá en el hotel?

-CARLOS: Sí, y después del desayuno se va para San Isidro.

La verdad que me sorprendió lo que dijo Carlos, que venía a verme a


mí, lo único que esperaba, era no tener problemas, ni con Carlos, ni con
ella, me parece una buena mina, pero esperaba qué no se obsesionara
conmigo, ya me había dicho que le gustaba y me puse a pensar cómo
114

frenar esta situación, no quiero complicaciones en mi vida, y menos que


menos tener que seguir mintiéndole a Pablo.

Aunque por otro lado, me generaba unas ciertas ganas de pasar


momentos con ella, no entendía si era como amigas, o de alguna otra
forma. Los momentos con ella, hasta ahora habían sido buenos. Pero
no quería que pasaran a mayores.

Fuimos a la reunión en la sede del sindicato de La Plata y volvimos a la


hora de cenar. Carlos me dijo de cenar en el hotel, y le dije que no tenía
problema, pero que antes subía un momento a mi habitación.

En mi habitación lo llamé a Pablo, necesitaba escucharlo, hablar con él,


le dije que bajaba a cenar y que después lo volvía a llamar.
Cenamos con Carlos charlando de muchas cosas, nuestras
conversaciones, ya no sólo eran de trabajo, hablábamos de nosotros,
de nuestras vidas y de muchas cosas más.

Subimos a las habitaciones, nos despedimos y al entrar lo volví a llamar


a Pablo.

Hablamos casi una hora, hasta pasadas las doce de la noche, le dije
que estaba un poco cansada, nos despedimos y me acosté a dormir.
Al día siguiente desayunamos con Carlos en el hotel y fuimos a otra
reunión con otros delegados. Como siempre yo redactaba las actas, los
acuerdos y los escritos que surgían de las reuniones.
Volvimos al hotel y en el lobby nos encontramos con Clara. Se acercó a
nosotros, nos saludo, a mi en particular, me dio flor de abrazo y Carlos
dijo de ir a almorzar los tres.

Fuimos a un restaurante cerca del hotel, a las cuatro y media teníamos


otra reunión, volvimos pasadas las tres de la tarde y subimos a las
habitaciones para cambiarnos. Clara me mandó un mensaje,
diciéndome que nos encontrábamos a la noche para cenar.
Le contesté que perfecto, nos veíamos a la noche.

Llegamos de la reunión pasada las siete de la tarde, le mandé un


mensaje a Clara diciéndole que ya habíamos regresado. Me pregunto
en qué habitación estaba y un momento después me golpeó la puerta.
115

-CLARA: Le dije a Carlos que nos lleve a cenar a un lindo restaurante,


así que nos tenemos que poner diosas, y te quiero hacer un regalo!

PATRICIA: ¿Qué regalo? Clara, no hace falta que me hagas ningún


regalo!

-CLARA: Le dije a Carlos que quería regalarte algo para que te pongas,
y me dijo la casa donde él te ha comprado y también tu talle, espero te
quede bien!

Y me entregó la bolsa con la ropa, y en otra bolsa las sandalias blancas


qué en el viaje anterior me había comprado Carlos.

Al abrir la bolsa, me encontré con un vestido color canela, bastante


corto, con un escote en V con bordados y otra vez con la espalda
descubierta.
-CLARA: Probate a ver si te queda bien, si no lo vamos a cambiar,
todavía estamos a tiempo.

-PATRICIA: Otra vez tengo que ir sin corpiño!


-CLARA: No pasa nada, en el frente la tela es doble Y no se te van a
marcar los pezones!
Me saqué lo que tenia puesto, delante de Clara, me quedé en ropa
interior, ella caminó hasta detrás de mí, me desabrocho el corpiño y me
lo sacó, tomo el vestido y me ayudó a ponérmelo.

Me quedaba, pintado, realmente era un vestido hermoso, la pollera


bordada y con algunos apliques, un poco más corta que el vestido que
había usado en San Isidro.
-CLARA: Te queda perfecto! Le acerté al talle! Te compré unos aros
también!

Y sacó de la bolsa unos aros argolla dorados y un collar haciendo juego.


-CLARA; Toda una diosa! Bueno me voy a cambiar yo también, nueve
menos cuarto nos pasa Carlos a buscar.

Se fue a su habitación y yo me saqué el vestido, me di una ducha, me


sequé el pelo y me peiné, me puse una tanguita blanca y el vestido, me
116

recogí el pelo, me maquillé, no mucho, sólo me delineé los ojos y brillo


en los labios, me puse los aros y el colgante que me dejó Clara y las
sandalias blancas de taco alto, chaqueta Blanca cortita y un poco de
perfume, me miré en el espejo y me vi elegantemente sexy, por lejos, la
pollera más corta que había usado en mi vida, pero me veía muy bien,
y como decía Carlos, estos momentos hay que disfrutarlos.

Nueve menos cuarto, golpearon mi puerta, era Clara, al verla, me


sorprendí, estaba con un vestido blanco, tan corto como el mío, pero
con más escote, claramente se veía, qué iba sin corpiño, estaba
espléndida y se lo dije.

Bajamos las dos y Carlos ya nos esperaba en el lobby.


Al vernos llegar, su cara decía qué le gustaba mucho lo que veía, y no
pude sino recordar, aquellas palabras de Clara, diciéndome, qué le
encantaría estar con Carlos y conmigo, ¿acaso habrían armado algo
así? Tenía que estar atenta.
Fuimos a un restaurante muy paquete, que tenía un salón con mesas
muy bien puestas y más atrás algunas mesas separadas por paneles
con vidrios trabajados que no permitían mirar a través de ellos, aislados
del salón general, como una especie de reservados, con una mesa
redonda como para cuatro personas, elegantemente puesta, y sillones
individuales en vez de sillas, un lugar a todas luces de primer nivel.
Elegimos los platos Carlos y Clara tomarían vino y yo un agua
saborizada.
La comida estuvo excelente, de postre un brownie tibio con helado y
frutos rojos.

Después del postre Carlos pidió un champagne para brindar por el


encuentro.

El mozo trajo el balde con la botella y las tres copas.


-CARLOS: Media copa Patricia para brindar!

-PATRICIA: Carlos con media copa me pongo en pedo!


-CLARA: Ay Dale pato! Con media copa no te podés poner en pedo! Y
si te pones en pedo yo te llevo! Dale que la vida es una sola!
117

-PATRICIA: Está bien! Pero media copa Carlos, nada más!

Ya había tomado varias cervezas con Pablo en casa, pero nunca había
tomado champagne, pero Jansen había dicho media copa y decidí
probarlo.

Brindamos por el encuentro, y la verdad que el champagne me gustó


mucho, era muy rico.

Seguimos charlando, y los temas se fueron poniendo más picantes,


Carlos y Clara recordaban algunos de sus encuentros y a mí me hacía
gracia cualquier cosa y ambos reían conmigo.

Y entre una cosa y otra, me terminé tomando, media copa más, cuando
quise acordar, estaba re mareada.
Me seguía riendo de todo, y sentía coloradas las mejillas. Varias veces
Clara, se pegaba a mí, y acariciaba mi cara y mi pelo.

Claramente, era la primera vez que me emborrachaba o algo así, me


sentía como lenta para hablar.
En un momento, Clara y Carlos, se estaban besando apasionadamente,
una mano de Carlos, acariciaba su espalda y la otra su pierna derecha,
por debajo del vestido. Todo aquello, frente a mí, quizás por el
champagne, no me inmuté, y quizás por eso, los seguía viendo, y
quizás por eso sentí un calor subiéndome.

Clara, miro hacia mí, y al verme mirándolos, se acercó, y me dijo:


-CLARA: ¿Te sentís bien? ¿Querés que nos vayamos al hotel?

-PATRICIA: Si por favor, creo que estoy borracha! En realidad, no sé lo


que es estar borracha, pero debe ser algo así.

Salimos del restaurante, yo iba en medio, Carlos me tomaba por la


cintura y Clara me llevaba del brazo, caminaba a los tumbos por el
champagne y por la risa, no podía parar de reírme.

Llegamos al auto de Carlos, Clara me dijo:

-CLARA: Vení vamos las dos adelante!


118

Riéndonos subimos, en el asiento del acompañante, Clara se sentó


primero y yo a medio sentar sobre sus piernas. Carlos se reía, nunca lo
había visto reírse a carcajadas, Clara me tomaba de la cadera y me
acariciaba, no paraba de reírme, como no tenía frío no me había puesto
la chaqueta, y Clara llevaba sus manos de la cadera a mi espalda, yo
no decía nada. En mi posición, Carlos tenía a su vista mis piernas y el
vestido se me había subido un poco, lo que le daba casi una visión
completa de mis muslos. En un momento sentí la mano de Clara yendo
de mi espalda, por un costado hacia mis tetas, y cuando llegó a mi pezón
derecho, gire mi cara para mirarla, y en el momento en qué quedamos
de frente, me dio un beso en la boca. Carlos nos miraba y se reía, y yo
me estaba excitando, la conversación en el restaurante, el champagne
y la situación, me estaban calentando. En ese momento, me sentí
entregada, supongo que sí Carlos me hubiera tocado las piernas, me
hubiera dejado tocar por los dos.
Llegamos al hotel entre risas, bajé a los tumbos, subimos las dos desde
la cochera, a las habitaciones, mientras Carlos iba a buscar las llaves.
Mientras esperábamos a Carlos, paradas frente a frente en la puerta de
mi habitación, Clara me volvió a besar, no sólo no me resistí, sino que
la besé también.

En este momento, recordé lo que me había dicho Clara, de que le


encantaría estar conmigo y con Carlos.
-CLARA: ¿Estas mojada?

-PATRICIA: Empapada!
-CLARA: ¿Te gustaría seguir?

-PATRICIA: No lo sé, creo que no, no estoy segura!

-CLARA: Bueno corazón! No te insisto! Quiero que cuando pase, seas


vos la que me lo pida! No quiero presionarte! Me gustas mucho y me
encantaría estar con los dos, Pero eso sólo pasará si vos lo deseas y
me lo pedís, estoy segura que Carlos lo aceptaría!

-PATRICIA: No sé Clara! En este momento no tengo nada claro y no


quiero hacer algo de lo que después me arrepienta! Espero que me
entiendas!
119

-CLARA: Claro que te entiendo bonita! Por eso es que te voy a


acompañar a la cama, y después me voy a ir a pasar la noche con
Carlos, Espero que eso no te siente mal!
-PATRICIA: Claro que no! Disfruta la noche, además es un poco tarde,
y con lo que tomé me da un poco de miedo!
En ese momento llegó Carlos con las llaves, nos despedimos de Carlos,
y Clara entró conmigo a mi habitación.

-CLARA: ¿Estás excitada tesoro?

-PATRICIA: Claro que estoy excitada! supongo que el alcohol y la


situación! Pero a pesar de no estar en mis cinco sentidos, nunca le fui
infiel a Pablo y no quiero que esta sea la primera vez y arrepentirme y
sentirme culpable después! Y por supuesto nunca hice un trío, si eso se
da en algún momento, quisiera que sea con Pablo, si seguimos juntos
por supuesto!

-CLARA: ¿Dudas de seguir con Pablo?


-PATRICIA: No, Claro que no! Es el amor de mi vida! Pero con mi
anterior pareja creí lo mismo y nos terminamos separando! Yo quisiera
vivir toda la vida con Pablo y sé también que él me ama con locura y me
banca en todas! Y te soy sincera, ya bastante me costó superar lo que
pasó en el pub. Pero también tengo que decirte, que con vos me sale
ser sincera y desde que te conozco, y me enteré lo que a vos te pasa,
no veo como imposible, alguna vez estar con una mujer, pero llegado el
caso, también tendría que ser un deseo de Pablo, si no, sentiría que lo
engañó.

-CLARA: Te entiendo corazón! Y no es mi intención, hacerte cambiar de


idea, ni convencerte de algo de lo que no estés segura! Entiendo
perfectamente la culpa, porque aunque te parezca extraño, yo también
lo siento cuando estoy con Carlos, pero mi situación con Pedro, es un
poco diferente a la tuya, el amor que ustedes se tienen, yo no lo tengo
con Pedro. Pero… tengo una curiosidad, ¿Cuando te deje sola te vas a
tocar!
-PATRICIA: Seguramente! Estoy muy caliente! Y no soy de madera!
120

-CLARA; ¿Te podré pedir algo? Pero desde ya te digo que podés
decirme que no!

-PATRICIA: Depende lo que me pidas!


-CLARA: Me encantaría verte mientras te tocas!

-PATRICIA: Ay Clarita! Lo que me estás pidiendo…! No puedo decirte


que sí!

-CLARA: No te pido quedarme acá mientras lo haces! Pero quizás


puedas grabarte con el teléfono y si querés me lo podés mandar!

-PATRICIA: No te aseguro, a veces me grabo para mandárselo a Pablo.


Pero llegado el caso de qué me decida y te lo envíe, me tenes que
prometer que nadie más que vos lo va a ver!
-CLARA: Prometido!
-PATRICIA: Carlos menos que menos!

-CLARA: Promesa que solo yo!

-PATRICIA: De todos modos, no sé si me voy a grabar ni si te lo voy a


enviar, no te lo quiero asegurar!
- CLARA: Lo que vos decidas, estará bien! Ya sabés que voy a respetar
tu decisión.
Se pegó a mí, me tomó por la cintura, nuestras tetas se encontraron,
mis pezones estaban duros, y nuestras bocas se juntaron, me besó y la
besé. Se separó de mí y dirigiéndose a la puerta me dijo:

-CLARA: Que la pases bien! Yo creo que la voy a pasar muy bien!

Salió de mi habitación, yo estaba completamente excitada, ese último


beso y sus tetas contra las mías, me habían dejado al borde de la locura,
por suerte no insistió y por suerte no estaba Carlos ahí, no sé si en este
estado me hubiera podido negar. ¿Qué me está pasando?
Eran casi las dos de la mañana, lo llamé a Pablo, si me contestaba me
masturbaría para él y él para mí, lo necesitaba. Ya me había sacado el
vestido y los zapatos, los había guardado en el placard y estaba en la
121

cama sólo con mi tanguita Blanca empapada. No me contestó, ya


estaría dormido.

Apoye el teléfono en la mesita, enfocando a la cama y lo puse a grabar.


No sabía si se lo iba a mostrar a Clara, pero sí a Pablo.

Empecé a acariciarme los pezones, y mi cabeza se iba a los besos de


Clara, a sus palabras, a su mirada, no lo podía negar, Clara me provoca
cosas, que nunca antes había sentido, ¿acaso me gustaría tener algo
con Clara? ¿Me gustaría sentir su cuerpo contra el mío? Estaría
dispuesta hacer el amor por primera vez con otra mujer?

Todo aquello no me lo podía responder, pero la situación me había


excitado, me saqué la tanguita, y comencé a tocar mi conchita y mi
imaginación me llevó a imaginar estar con los dos en esa misma
habitación, desnudos con Carlos y con Clara, y tuve un orgasmo
tremendo, con apenas haberme tocado.

Mi cabeza no paró, me acosté boca abajo, mis manos en mi entrepierna,


moviendo mis caderas en círculos y me imaginé, abrazada a Clara,
besándonos, sus tetas apretadas contra las mías, mis pezones tocando
los suyos, y desde atrás, Carlos penetrándome. Y con esa imagen me
vino otro orgasmo brutal.
Después de semejantes orgasmos, me empecé a serenar y por
supuesto, me culpe por haberme masturbado pensando en que Carlos
me cogía y Clara me abrazaba, me besaba y me comía los pezones, y
la verdad me sentí una mierda.
Desnuda como estaba, me desperté cuando sonó mi teléfono con un
mensaje. Al mirar la hora, eran las ocho y media de la mañana y el
mensaje era de Clara: " Buenos días tesoro! ¿Cómo la pasaste anoche
después que me fui?"

Y junto con el mensaje, me envió también un archivo de video. Y siguió


escribiendo: "el videíto, es algo de lo bien que lo pasamos con Carlos
anoche, pero entiendo si no querés verlo, lo podés eliminar"

El corazón se me aceleró de golpe, tenía en mi teléfono un video de


Clara cogiendo con Carlos, ¿qué hago? ¿Lo miró o no lo miró? ¿Estoy
segura de querer ver eso? Quizás me lo haya mandado, tentarme, o
quizás para que yo le mande el mío. ¿Qué hago? ¿Le mando el mío?
122

Volví a sentir una inesperada excitación, pero esta vez, no había alcohol
mediante, estaba en mis cinco sentidos, y le escribí:

-PATRICIA: ¿Estás en tu habitación o con Carlos?


-CLARA: Sola en mi habitación! Desnuda y pensándote!

Y sin saber muy bien por qué, le envié el video de la madrugada


masturbándome!

Hubo un momento sin mensajes, donde supuse que estaría mirando el


video, y pensar en eso, me hizo llevar mi mano a la entrepierna, pensar
que ella se estaría masturbando viendo el vídeo, me puso muy caliente.

Mirando en la pantalla de mi teléfono, el icono del video que me había


enviado Clara, me debatía entre darle play o no.
Pero me encontré tan excitada de repente, que sin saber porqué, o
quizás sí, puse a reproducir el video. Duraba poco más de treinta
segundos, dónde podía ver desde la parte de los pies de la cama a
Carlos desnudo, acostado en la cama y a Clara, sentada sobre él,
cabalgándolo lentamente, con un primer plano, de la pija de Carlos
entrando y saliendo de Clara, que quedaba de espaldas al teléfono,
hasta que segundos después, ella se levanta y se vuelve a sentar,
introduciéndosela toda, pero esta vez dándole la espalda a Carlos y
quedando de frente a la cámara.

Aquellos segundos de sexo entre ellos y la cara de placer de Clara, me


hizo tener un terrible orgasmo.

Aquello me excito terriblemente, era como masturbarme viendo porno,


pero en realidad eran dos personas muy cercanas. Qué lío en mi
cabeza! Y me puse a pensar, que en unos momentos, estaría sentada
con ellos desayunando. La puta madre! ¿Qué estoy haciendo? Me estoy
dejando llevar por esta impensada lujuria! Me estoy metiendo en un
terreno, del que no estoy segura de entrar y menos que menos a
espaldas de Pablo. Esto es una locura, tengo que parar!

Me di una ducha y bajé a desayunar.

Clara ya estaba en la mesa, Carlos aún no había bajado. Se sonrío al


verme llegar se paró y me abrazó.
123

-CLARA: No pude dejar de masturbarme viéndote! Sos la mujer más


sensual con la que me he cruzado! Y creo que tu cuerpo no me va a
dejar dormir!
-PATRICIA: Por favor Clara borra ese video! No se por qué te lo mandé!
No quiero que nadie pueda llegar a verlo!
CLARA: Quedate tranquila! Nadie ve mi teléfono, tengo contraseña y
siempre está conmigo, no lo dejó solo ni cuando voy al baño! ¿Viste el
que yo te mandé? me salió enviártelo, si yo veía tu placer, que vos
puedas ver el mío!

-PATRICIA: Sí lo vi! Tengo que confesarte, que me masturbé viéndolos.

En ese momento apareció Carlos, nos dio los buenos días y se sentó
con nosotras a desayunar.
Desayunamos conversando cosas triviales, sobre la noche anterior y
sobre la vuelta a Mar del Plata.

Sonó el teléfono de Carlos, y mientras respondía la llamada, Clara me


pidió que la acompañe a su habitación, tenía que preparar todo para
irse.
-PATRICIA: Clara tengo que pedirte un favor, Llévate el vestido, no
puedo volver a casa con eso, tendría que darle muchas explicaciones a
Pablo!

-CLARA: Tranquila que se lo lleva Carlos!


Te pedí que vinieras porque necesitaba abrazarte! sin que nadie nos
viera.
-PATRICIA: Clara, estoy confundida, no sé que estoy sintiendo, ni que
estoy haciendo!

-CLARA: Lo sé corazón! y no quiero que te sientas presionada! Es sólo


que la atracción que siento por vos es…!

Mientras decía esto se empezó a sacar la remera, el pantalón junto con


la bombacha, y por último el corpiño, quedando ante mi completamente
desnuda, no pude sino admirar su cuerpo, y como si me lo pidiera con
124

la mirada, me desprendí la camisa y me la saqué, me saqué el pantalón,


y por último la tanguita y el corpiño, quedando también desnuda.

Nos abrazamos y nos besamos, no entendía que me pasaba con Clara,


pero sentirme desnuda ante ella, me provocaba sentir su cuerpo. Me
acarició la espalda y el culo, con su mano derecha llegó a mi conchita
empapada y en ese momento, me separé de ella.

-PATRICIA: Perdón Clara, no puedo! No sé lo que estoy haciendo! Creo


que no estoy preparada para esto!

-CLARA: Te entiendo corazón pero necesitaba sentirte antes de irme.

Me volvió a besar, junté mi ropa y me volví a vestir, le di un último beso


y me fui a mi habitación.
No entendía que me pasaba, creo que si en ese momento, no se me
cruzaba Pablo por la cabeza, hubiera terminado en su cama.

Preparé todas mis cosas y bajé al lobby, me senté a esperar a Carlos,


no sabía si ya volvíamos o almorzaríamos primero.
Bajó Clara con su maleta y vino hacia mí. Un momento después bajó
Carlos con sus cosas. Al verlo con todo, le dije que subía por mis cosas.
Cuando volví, Carlos me dijo:
-CARLOS: Patricia, llevamos a Clara hasta Buenos Aires, y de ahí ya
volvemos a Mar del Plata.

-PATRICIA: Perfecto!

Carlos fue a buscar el auto a la cochera, y nosotras lo esperamos en la


entrada.

Casi una hora después, llegamos a un edificio en el barrio de Palermo.


Clara se despidió de mí con un abrazo y un beso.

-CLARA: Después te llamo!


-PATRICIA: El lunes a la tarde llamame, mañana y el domingo voy a
estar con Pablo.
-CLARA: Dale!
125

Se despidió de Carlos, también con un abrazo y entró al edificio.

De allí hasta Mar del Plata, solo paramos en la ruta para comer algo y
llegamos a eso de las cuatro y media de la tarde.
Carlos me dejó en casa, en verdad estaba cansada, pero por sobre
todo, tremendamente excitada...!
126

En este último tiempo, los viajes tan seguidos y el trabajo en el sindicato,


no me permitían estar mucho tiempo con Pablo, muchas veces llegaba
a casa después que él, y viajaba todas las semanas, unos fines de
semana volvía el sábado, y otros el domingo, ese rato de la tarde de los
domingos, eran los únicos que compartíamos. Por un lado, tengo que
reconocer, que los viajes me gustaban mucho, aunque siempre tenía el
deseo, de compartir con Pablo todo aquello, los hoteles, los
restaurantes y todos esos lujos, pero era en realidad con Carlos con
quién lo hacía.

Después de tantos viajes, tantas conversaciones y tantos momentos


compartidos, habíamos logrado una confianza mucho mayor, que la que
teníamos al comienzo. Me había acostumbrado tanto a sus regalos, que
no sólo ya no se los cuestionaba, sino que ya deseaba ver con que me
sorprendía en cada viaje, podría asegurar, qué fue gracias a él, que me
acostumbré a usar ropa más sugerente y atrevida, que la que había
usado en mi vida hasta ese momento. Incluso me había acostumbrado,
a usar los vestidos sin corpiño, había descubierto, esa libertad en mis
pechos, que antes no me permitía. Incluso hubo viajes, en que
directamente no me los ponía, ni siquiera para las reuniones, donde
siempre iba con camisa y chaqueta. Tantas veces pensé que estaba
entrando en un terreno fangoso del que no sabía si podría salir.
Casi siempre, al volver de los viajes, le contaba a Pablo, todo lo que
había hecho, bueno, en realidad no todo, solo lo que no me causara
problemas con él, y él me contaba que muchas veces salía a tomarse
algunas cervezas, para no estar tanto tiempo solo en casa.

Entendía que se sintiera solo, y pensé que cuando estuviera en casa, lo


acompañaría a tomar unas cervezas, para compartir con él, eso que le
gusta. Sentía la necesidad de compensarlo, y creo que en el fondo,
tenía miedo de que buscara en otra mujer, lo que no tenía conmigo.

Así fue que un fin de semana que volvimos de La Plata el sábado,


hicimos el amor a la tarde, descansamos un rato y a la noche nos fuimos
a una cervecería. Quería vestirme sexy para Pablo, así que me puse
aquel primer vestido que me comprara Carlos, sólo con una tanguita y
sin corpiño, y unas sandalias de taco alto. Me maquillé y me puse unos
accesorios plateados, y al verme en el espejo, me vi muy sexy.
127

Fuimos a una de las cervecerías de calle Olavarría, que Pablo


frecuenta.

Nos tomamos un par de cervezas, y después de cenar, nos fuimos a un


bar qué a Pablo le gusta, porque ponen música de los ochenta, la
pasamos muy bien, nos tomamos otra cerveza y estuvimos bailando
hasta pasadas las dos de la mañana, estaba consciente que había
tomado un poco más de lo recomendado, pero estando con Pablo nada
me preocupaba.
Nos reímos mucho, lo veía muy contento y yo estaba feliz de compartir
eso con él. Cuando salimos del bar, yo estaba bastante picadita, nos
besamos apasionadamente en la calle y en el auto, y al llegar a casa,
nos fuimos a jugar a la salita. Esa sí que fue una noche larga, volvimos
a hacer el amor excitantemente, por casi dos horas, besándonos,
lamiéndonos, tocándonos, recorriendo nuestros cuerpos y cogiendo en
todas las posiciones, en la cama y fuera de ella, cuatro orgasmos me
sacó aquella noche.

En esa seguidilla de viajes, nos tocó ir a la ciudad de Campana, nos


fuimos el jueves y volvimos el domingo. Y como casi todos los últimos
viajes, íbamos solo Carlos y yo.

Pablo me llevó del jardín al sindicato y nos despedimos como siempre


en la puerta, como en otros viajes, Cristian cargaba mis cosas en el auto
y me llevaba a casa de Carlos, y desde allí nos íbamos en su auto. Me
costaba mucho no contarle a Pablo esta movida de salir de la casa de
Carlos, pero de momento era mejor que no lo supiese.
Paramos en un hotel cinco estrellas sobre la ruta nueve a unos diez
minutos de la ciudad de Campana, nos instalamos y salimos para una
reunión a las seis y media de la tarde.

Terminada la reunión, Carlos se quedó hablando con unas personas y


cerca de las ocho y media, volvimos al hotel. Cenamos en el hotel y a
eso de las once de la noche, ya estaba en mi habitación llamando a
Pablo para vernos un rato antes de acostarme.
El viernes después de desayunar, teníamos una reunión en la ciudad
de Zárate, a una media hora del hotel, la reunión era a las once, pero
llegamos unos minutos antes.
128

Después de la reunión, pasada la una del mediodía, nos invitaron a


almorzar a un restaurante muy elegante de la ciudad.

Como a la cuatro de la tarde, volvimos al hotel y en el trayecto de


regreso, Carlos me dijo que esa noche se iba con Pedro, el esposo de
Clara a Buenos Aires a un asado en casa de un amigo en común.
-CARLOS: Patri, te llevaría conmigo, pero es un asado de hombres, yo
me voy de acá a eso de las ocho, lo paso a buscar a Pedro por San
Isidro y nos vamos juntos. Voy a pasar la noche en Buenos Aires, no
quiero volver para acá de madrugada.

-PATRICIA: Perfecto Carlos, no hay problema, yo me quedo acá en el


hotel!
-CARLOS: Yo vuelvo mañana al mediodía. Si querés también, podés
arreglar con Clara, te dejo en San Isidro cuando levanto a Pedro, y te
paso a buscar mañana cuando volvemos, digo…, para que no te quedes
sola!
-PATRICIA: Podría ser también, pero, ¿no sé donde me podría quedar
esta noche?

-CARLOS: Si hablás con Clara, ella seguro te dice que te quedes en su


casa, también va a estar sola!
-PATRICIA: Bueno dale, hablo con Clara y cualquier cosa te aviso!

Nos fuimos cada uno a su habitación, no sabía qué hacer, me podía


quedar en el hotel y descansar, usar los servicios de spa y cenar ahí, o
llamar a Clara y decirle que iba. Si la llamaba, sabía que me diría que
vaya y me quede con ella, y seguramente en su casa.

Me tiré en la cama para decidir qué hacer, nos mandamos mensajes


con Pablo, que todavía estaba en el trabajo.
Me estaba dormitando, cuando sonó mi teléfono, creí que era Pablo,
que ya desocupado me llamaba, pero al ver a pantalla, era una llamada
de Clara:

-PATRICIA: Hola Clara ¿Cómo estás?


-CLARA: Hola tesoro! Feliz de escucharte! ¿Vos cómo estás?
129

-PATRICIA: Muy bien! Acá en el hotel descansando un poco!

-CLARA: Hablé por teléfono con Pedro recién, y me dijo que se va a un


asado a Buenos Aires y que Carlos lo pasa a buscar, y te llamaba para
que te vengas con Carlos y te quedás acá hasta mañana. No te vas a
quedar ahí sola!
-PATRICIA: Justo estaba pensando que hacer!

-CLARA: No pienses más! Traete algo lindo y te venís al pub, comemos


algo acá y después vemos que hacemos! Ahí lo llamo a Carlos y le digo
que te traiga cuando viene a buscar a Pedro y mañana cuando vuelven
de Buenos Aires, te pasa a buscar! Dale! Te espero! No me digas que
no!
-PATRICIA: No sé Clara, estaba pensando que hacer, pero… Bueno,
está bien! Voy con Carlos!

-CLARA: Ponete el vestidito de la otra vez que te queda re lindo! Y traete


una muda de ropa para cambiarte.
-PATRICIA: Dale, nos vemos a la noche!

Le mandé un mensaje a Carlos para avisarle que me iba con él a San


Isidro y me quedaba con Clara hasta el otro día.
Estaba preparando una de las carteras grandes con ropa para
cambiarme, cuando golpearon la puerta de mi habitación, era Carlos
que traía una de las bolsas, de esa casa de ropa que siempre me había
comprado.

-CARLOS: Hola Patricia, Clara me dijo que te diera esto, a las ocho te
espero en el lobby del hotel!

-PATRICIA: Gracias Carlos! A esa hora bajo!

Miré la bolsa y era el vestido que me había regalado Clara.


Me di un baño y me cambié, solo una pequeña tanga blanca y el vestido,
me maquillé, me recogí el pelo y me puse un colgante y unos aros.

Miré la hora y ya pasaban de las ocho, Carlos ya me estaría esperando,


me puse los zapatos de taco, la chaqueta y bajé.
130

Al verme, Carlos me dijo:

-CARLOS: Pato, hermosa como siempre!

-PATRICIA: Gracias Carlos!, perdón por la demora!


-CARLOS: Tranquila que no estamos lejos, llegamos bien!

Carlos siempre ha sido adulador cuando me veía arreglada, pero esta


vez me sorprendió que me dijera Pato, era la primera vez que lo hacía.

Tardamos unos veinte minutos en llegar, no estacionó el auto, solo


bajamos y entramos al pub, Pedro y Clara, estaban sentados en su
mesa, hablando con una mujer. Al vernos, se despidieron de la mujer y
vinieron hacia nosotros, Pedro vestido informalmente con una remera y
un jean, y Clara con un vestido bien corto de color negro, con un escote
no muy revelador y unos zapatos de taco alto, elegante y sexy, pero no
escandaloso. Nos aludamos y los hombres nos dijeron que ya se iban.

-CLARA: Bueno, espero que lo pasen lindo! Patricia se queda en casa!


Pórtense bien!
-PEDRO: Como siempre!

-CARLOS: Mañana al mediodía estamos acá!


-PEDRO: ¿Qué les parece si almorzamos juntos?
-CARLOS: Buena idea!
-PATRICIA: Por mí no hay problema!

-CLARA: Claro que sí! Yo hago reservas en “El Antiguo”!

Nos despedimos y después de que Carlos y Pedro se fueron, entramos


al pub, Clara saludo a algunas personas, y me pidió que la acompañara
a la oficina del entrepiso.

Una vez dentro me abrazó y me besó suavemente en los labios.

-CLARA: Necesitaba abrazarte, pero no quería que nadie nos viera!


-PATRICIA: Por favor corazón no me presiones!
131

-CLARA: Tranquila tesoro sabes que no, voy a esperar el tiempo que
necesites! Solo necesitaba darte un abrazo!

-PATRICIA: No te puedo asegurar que algún día llegue ese momento!


-CLARA: Lo sé corazón, lo sé…! Pero no pierdo las esperanzas.

Después bajamos y nos sentamos en la mesa que tienen reservado


para Pedro y ella. Cenamos algo liviano y nos tomamos una cerveza.

Pasadas las diez de la noche, dimos una vuelta por el local, al igual que
la vez anterior, al ir a la zona más liberal, no pude dejar de mirar a toda
esa gente, tan desentendida del mundo, cada cual en la suya, gays,
lesbianas, transexuales, tríos, y todo aquello que es imposible ver en
otros lugares, no podía dejar de ver la cara de toda esas personas, creo
que de felicidad, por poder vivir su sexualidad libremente, sin la mirada
acusadora de los demás.

Apoyado contra una columna, dos mujeres y un hombre,


intercambiaban besos, las mujeres entre sí, y ambas con el hombre,
verlos me resultaba tremendamente excitante.

Clara saludó a algunas personas, y un rato después tomándome de la


mano, me dijo que la siguiera. Salimos del local sin saber dónde íbamos.
-CLARA: Hoy no me toca estar acá, se queda mi hermano, quiero
aprovechar que estás vos!

-PATRICIA: ¿A dónde vamos?


-CLARA: A un lugar más tranquilo!

Subimos a su coche, el viaje duró poco más de veinte minutos, y


entramos en la cochera de un edificio, pensé que era la casa de Pedro
y Clara. Desde la cochera subterránea, subimos por el ascensor hasta
el cuarto piso.
-CLARA: Este es el departamento donde vivía antes de irme a vivir con
Pedro, pero tengo que pedirte que no digas nada de este lugar, Pedro
no sabe que todavía tengo este departamento.
-PATRICIA: ¿Y no te da miedo de que alguien te vea venir acá?
132

-CLARA: Aunque no está muy lejos, acá estamos en Vicente López,


bastante lejos de mi entorno.

-PATRICIA: ¿Supongo que lo usas para cosas que no tienen que ver
con Pedro?

-CLARA: Tal cual, aunque vengo seguido cuando necesito estar sola,
todavía lo siento como mi lugar!

-PATRICIA: ¿Eso quiere decir qué has estado acá con Carlos?

-CLARA: Antes de estar con Pedro muchas veces, y después sólo


algunas!

Entramos al departamento, un amplio estar con dos sillones de cuero


color hueso enfrentados, una mesa entre ambos y otro sillón individual
formando una especie de U, un ventanal que daba al balcón, la cocina
separada por una barra y una mesa para cuatro personas, un pasillo
con el baño a mitad de camino y el único dormitorio al final.
Hermosamente decorado y ordenado.
Me saqué la chaqueta, quedando solo con el vestido, y Clara hizo lo
propio.
-CLARA: Sentite como en tu casa! Ponete cómoda, sentate donde
quieras!
-PATRICIA: Dale, le voy a dar descanso a los zapatos!

Diciendo esto, me senté en uno de los sillones y me saqué los tacos y


apoyé mis pies en la mullida alfombra, Clara me imitó y nos reímos las
dos.
Fue hasta la cocina y de la heladera sacó un champagne y lo trajo junto
con dos copas.

-PATRICIA: Nena, ¿me querés emborrachar?


-CLARA: No corazón, se que te gustó y lo traje para que nos tomemos
una copa y charlemos!
133

Me sirvió una copa y nos sentamos a charlar en el sillón, charlamos de


muchas cosas, me preguntó sobre mi enfermedad y como había logrado
controlarla, de mi familia y de mi relación con Pablo.
-CLARA: Contame de Pablo, ¿Cómo le cae esto de que viajes tanto?

-PATRICIA: Pablo siempre me apoyó mucho, en todas las decisiones


que he tomado, sé que me extraña cuando viajo, pero creo que a pesar
de extrañarnos, estamos mejor que nunca.

-CLARA: ¿Y en el terreno sexual?

-PATRICIA: Hasta Mariano, mi primer pareja, mi sexualidad era muy


limitada, fue con él con el que empecé a disfrutar de mi cuerpo, pero
tengo que reconocer, que es con Pablo con quien di rienda suelta al
placer, a mis deseos, la verdad es que me gusta mucho todo con él, me
fui abriendo a un montón de cosas que nunca había probado, creo que
mi sexualidad dio un salto de calidad y de intensidad.

-CLARA: Mmmmm!!! ¿Es muy fogoso?


-PATRICIA: Somos muy fogosos! Al principio, éramos más medidos, por
el tema de la epilepsia, Pablo cuidaba los horarios, los momentos, no
trasnochábamos demasiado, pero de a poco se fue incrementando, y
empezamos a “jugar” como decimos nosotros, empezamos a probar
otras cosas, nada raro, solo cosas que hasta ese momento no habíamos
probado, que se yo…. ropa interior sexy que él me regala o que yo me
compro, algunas cositas por ahí por la calle, en el auto y esas cosas que
para nosotros son nuevas.
-CLARA: Creo que eso es lo importante, que se puedan conocer, saber
lo que les gusta, lo que los excita, y hacerlo juntos!

-PATRICIA: En casa tenemos dos dormitorios, el nuestro y otro donde


tenemos la cama que era mía de cuando vivía sola y que usábamos
como escritorio o para guardar cosas. Hace un tiempo la transformamos
en “la salita de juegos”.

-CLARA: La verdad, no te imaginaba en esas! ¿Y cómo es esa salita?

-PATRICIA: La ordenamos, sacamos todo lo que había y ya no


usábamos, solo dejamos un silloncito y la empezamos a ambientar.
134

Pablo compró una lámpara led que se puede manejar desde el teléfono
y cambia de colores, después compramos unas sábanas de seda, un
pequeño equipo de música, le pusimos espejos a las puertas del placard
y ahí tenemos velas, algunos aceites que utilizamos para darnos
masajes y diferentes perfumes para la ocasión.
-CLARA: Qué bueno! Nunca se me hubiera ocurrido! ¿Y… como
amante cómo es?

-PATRICIA: Por lejos, el mejor que he conocido! Te juro que me hace


volar! A veces creo que no se si sé corresponderle, si estoy a la altura!
Se ocupa tanto de mi placer, me hace gozar tanto! No hay vez que lo
hagamos que no me haga tener tres o cuatro orgasmos, ¿sabés que me
ha dicho varias veces? Que para él mi placer es el suyo, que mi goce
es su goce, que no le importa si acaba o no, lo que más lo excita es mi
placer.

-CLARA: Ay nena! Que hombre tenés! Y ahora la pregunta indiscreta,


¿está bien dotado?

-PATRICIA: La verdad es que para mí sí, de todos los hombres con los
que he estado, él es el que la tiene más grande, pero tampoco es que
tenga mucho con que compararla.
Terminé de decir eso y Clara se levantó y fue, supongo que a buscar
algo, un momento después, volvió con un consolador de color piel en la
mano.
-CLARA: ¿Y si lo comparás con este?
Y tomando por primera vez un consolador en mis manos, le dije:

-PATRICIA: La de Pablo es un poco más larga que esta y un bastante


más gorda!
-CLARA: Ay Pato, que macho tenés en tu cama! Esta es más o menos
como la de Carlos, a veces me vengo para acá, me desnudo y me
masturbo con esto, me encanta masturbarme, y este me lo meto por
todos lados!

-PATRICIA: Hace un tiempo, estábamos jugando en la salita y me dijo


que le excitaría verme masturbándome. Le dije que se sentara en el
135

silloncito y me masturbé para él, mientras él se hacía una paja


viéndome! Y desde ahí lo hacemos bastante seguido. En cada viaje,
cuando me voy a dormir, le hago una videollamada y nos masturbamos
los dos viéndonos!

-CLARA: Ay qué lindo! Nunca hice eso con nadie! ¿El día del video que
me mandaste fue así?

-PATRICIA: Ese día lo llamé pero era tarde, ya estaba durmiendo, no


me atendió y me masturbé sola.

-CLARA: ¿Y han probado todo?

-PATRICIA: Vamos probando, todo todavía no, hace un tiempo me


empezó a acabar en la boca, siempre creí que me daría asco o que se
yo…. Pero no, y lo siento como una forma de complacerlo. Lo próximo
que quiero darle es la cola, el nunca me pidió tener sexo anal, pero creo
que a todos los hombres les atrae y quiero dárselo, además, es lo único
virgen que me queda y se lo quiero entregar a él.
-CLARA: Qué enamorada estás! Te juro que quisiera estar así con
alguien!

-PATRICIA: ¿Y vos con Pedro?


-CLARA: La verdad es que con Pedro nos llevamos muy bien, no te
puedo decir que es el amor de mi vida, pero me trata bien, me da mi
lugar y en la cama nos va bien, no puedo decir que es un semental, ni
que está bien dotado, pero tiene experiencia, sabe aguantar y hace
maravillas con la lengua. Aunque a veces parezca, no soy una
experimentada sexual que se acostó con diez mil tipos, tuve un par de
relaciones más o menos serias, algunas de una noche y con Carlos.

-PATRICIA: ¿Cómo es la onda con Carlos?


-CLARA: A Carlos lo conocí antes que a Pedro, de hecho a Pedro lo
conocí por él, desde el principio supe que no tendría una relación con
Carlos, pasó una noche en un evento donde yo estaba trabajando para
una empresa de catering como encargada de las mozas, me miró y me
atrajo.
136

Esa noche terminamos acá, pero supe que era de Mar del Plata, y que
no nos veríamos seguido, pero él venía para acá o nos encontrábamos
en Buenos Aires. Después lo conocí a Pedro y dejamos de vernos por
un tiempo, pero la verdad, es que me puede, no sé… su forma de ser,
de tratarme, y es así que de vez en cuando nos encontramos, trato de
que no se me arme lio con Pedro, por eso es que tratamos de ser bien
discretos. Sé que le estoy siendo infiel, pero también sé que Pedro tiene
lo suyo por ahí, boluda no soy, pero no digo nada.
Cuando me quise dar cuenta, charlando nos habíamos tomado la botella
de champagne, me quise levantar para ir al baño y todo me daba
vueltas, se lo dije a Clara y me acompañó al baño riéndonos.
Volvimos al sillón, le pedí a Clara que me preparara un café. Fue a la
cocina y preparó café para las dos, nos tomamos el café y seguimos
hablando sobre nuestra sexualidad. Será por la conversación, será por
el alcohol, pero ya me sentía excitada, pero para nada nerviosa, con
Clara me sentía muy cómoda, como si fuéramos amigas de toda la vida.

-PATRICIA: Boluda, las dos veces que estuve en la parte de atrás del
pub, salí caliente!

-CLARA: ¿Sí? ¿Te calienta ese ambiente? ¿Qué es lo que más te


calienta?

-PATRICIA: Debe ser que no estoy acostumbrada, pero cuando veo a


mujeres besarse y tocarse, a hombres devorarse las bocas, ver al tipo
con las dos mujeres besándose y tocándose entre los tres, me provoca
una sensación que me es difícil de explicar, no sé, como de espectador
de sus intimidades, de participe secundario de esos actos, no sé… me
calienta.
-CLARA: ¿Y te gustaría probar algo de eso?

-PATRICIA: La verdad, es que no lo sé, estoy en una etapa bastante


sexual, pero toda esa exploración es gracias a Pablo y por supuesto es
con él, no estoy segura de hacer cosas sin él o a sus espaldas, la verdad
es que no estoy segura!
-CLARA: ¿Querés que te cuente algo? A mí todo lo que se ve en el pub,
tampoco me resulta indiferente, cada vez que voy para la parte de atrás,
tengo que hacer esfuerzos para no quedarme mirando, sobre todo a las
137

mujeres tocándose y a los tríos o a los grupitos de mujeres y hombres.


Es más, varias veces he subido a la oficina, apago todas las luces y me
masturbo mirando alguna situación de las que veo por el vidrio.
-PATRICIA: ¿Y si alguien te descubre?

-CLARA: Ahí no sube nadie, pero por las dudas, le hecho llave a la
puerta! Y te tengo que decir algo más, varias veces me masturbé viendo
tu video!

-PATRICIA: Por favor Clarita! Borrá ese video! Me muero si alguien lo


llega a ver!

-CLARA: Tranquila corazón, nadie lo va a ver! Me gustó que me digas


Clarita! Dicho por vos suena muy dulce. Yo te voy a decir Patito!
Nos reímos las dos, parecíamos dos nenas jugando. Se levantó y fue
hasta su habitación y volvió con un cigarrito de marihuana y un
encendedor.

-PATRICIA: Epa! ¿y eso?


-CLARA: No siempre, pero de vez en cuando me fumo uno, me gusta
cuando estoy tranquila y relajada.
-PATRICIA: Nunca fumé marihuana!
-CLARA: ¿Querés probar?
Y antes de que le responda, se sentó pegada a mí, apoyó una mano en
mi pierna y acercó el cigarrillo a mis labios, no supe qué hacer si probar
o no, sé que muchos epilépticos se tratan con cannabis, pero no sabía
si hacía bien.

-CLARA: Aspirás despacio, lo mantenés un momento y después lo


largás! Probá una!

Y probé, nunca había fumado, ni siquiera cigarrillos y no me resultó


desagradable, hasta incluso me inquietó su mano apoyada en mis
labios, era una sensación extraña.
138

Se recostó en el sillón y apoyó su cabeza en el respaldo mirando hacia


arriba, apoyó sus piernas en la mesita y siguió dándole pitadas al porro,
me volvió a ofrecer y volví a pitar.
Le dio la última calada, y lo dejó en el cenicero sobre la mesa.

Se volvió a recostar y apoyando sus manos sobre sus piernas, las


comenzó a acariciar lentamente, con la cabeza nuevamente apoyada
en el sillón, mirando hacia arriba y con los ojos cerrados.

Sus manos recorrían sus piernas y yo no podía dejar de mirarla, cada


vez subían mas, empezando a levantar su vestido.

Me recosté en el sillón y también apoyé los pies en la mesita, me sentía


rara, supongo que por el champagne y el porro. Cuando volví a mirarla,
ya su vestido estaba levantado y podía ver su pequeña tanguita negra.
En el silencio, podía escuchar su respiración agitándose.

-CLARA: Patito, estoy muy excitada! Siento ganas de tocarme!

Y en ese momento se enderezó, me miró y se paró. Rodeó la mesita y


se paró delante del sillón enfrentado al mío. Mirándome a los ojos y sin
decir nada, se desprendió el vestido y se lo sacó, lo dejó sobre el sillón
y se sacó también la tanguita. Se sentó en el sillón, volvió a apoyar sus
pies en la mesita y separó las piernas, dándome una perfecta visión de
su entrepierna totalmente depilada.

Cómo hipnotizada, no podía dejar de mirarla, sus dedos recorrían sus


pezones y bajaban por su panza hasta su conchita.

-CLARA: No me podía aguantar! Me voy a masturbar para vos!


Y se empezó a tocar toda, sobre la mesita, había quedado el consolador
y estirándose para tomarlo me miró con cara de deseo.

-CLARA: Nada me daría más placer que masturbarme viéndote


desnuda! ¿Serás capaz de cumplir mi fantasía?

Y creo que por cómo me sentía y lo excitada que estaba no me costó


nada ponerme de pie y sacarme el vestido, mirarla mientras se tocaba
y sacarme también mi tanguita blanca.
139

Me volví a sentar en el sillón enfrentada a ella y también me empecé a


tocar, ya estaba empapada.

Me apoyé en el sillón y cerré mis ojos, me dejé llevar por la situación y


para cuando empecé a recorrer mi conchita con los dedos, ya me había
sacado un orgasmo, pero seguía tan excitada que me seguí tocando.
Tumbada en el sillón, con los ojos cerrados, imaginando que me tocaba
para Pablo, pero en realidad lo estaba haciendo para ella. No sabía que
hacía Clara, mis ojos seguían cerrados y mi conchita empapada,
jugando con ella mi mano derecha y con mis tetas la izquierda.

En un momento abrí mis ojos y pude verla, ya no recostada en el sillón,


sino sentada casi al borde con sus piernas abiertas y el consolador
entrando y saliendo de su entrepierna y mirándome con cara de deseo.
Aquella visión me excitó aún más!

-CLARA: Que hermosa sos! Cómo me gustaría tocarte!

No contesté, a pesar de mi estado, no estaba segura de dejarme tocar,


era una barrera que no tenía en claro si quería atravesar.

No volví a cerrar los ojos, nuestras miradas se cruzaban y recorrían el


cuerpo, que enfrente, se daba placer.
Su respiración se empezó a acelerar al ritmo del consolador entrando y
saliendo, y un momento después, explotó en un sonoro orgasmo, que
terminó por desatar también el mío.
Se recostó nuevamente en el sillón, cerrando sus piernas y presionando
el consolador aun en su interior.
Automáticamente luego del orgasmo, me sentí culpable, me sentí
traicionando a Pablo, al masturbarme para otra persona.

-CLARA: Es tan excitante ver tu placer, no me pude contener! Me


imaginé siendo yo, quien te proporcionaba ese placer, siendo yo quien
recorría tu cuerpo con mis manos y mi lengua!
-PATRICIA: Es la primera vez que hago esto para alguien que no es
Pablo!
-CLARA: Cuando éramos adolescentes y descubrimos la masturbación,
lo hacíamos juntas con una vecina que era mi amiga!
140

Ya repuesta del orgasmo, tomé mi ropa para vestirme.

-CLARA: Un último deseo! Por favor!

La miré deseando que todo acabara ahí, no estaba en condiciones de


decidir si dar el siguiente paso.

-PATRICIA: Por favor Clarita! No me pidas más por el momento!


-CLARA: No es nada más, solo me gustaría darte un abrazo antes que
te vuelvas a vestir!

Y diciendo esto se paro, rodeo la mesita y acercándose a mí, extendió


su mano para que me ponga de pie. Deseando que solo fuera eso, me
paré.

Paradas las dos a unos pocos centímetros de distancia, se acercó y me


abrazó. Sus tetas se encontraron con las mías, sus manos acariciaron
mi espalda y un escalofrío me recorrió el cuerpo.

Mis manos fueron también a su espalda, nuestras caras a unos


centímetros y nuestras miradas enfrentadas.

-CLARA: Me gustás Patito! No puedo explicar por qué, pero me gustas!


Bajó sus manos por los costados de mi espalda, hasta llegar a mis
piernas, intenté separarme y viendo mis intenciones, se apuró a darme
un suave beso en los labios.
-PATRICIA: Por favor Clarita!

Al escuchar mi súplica, nos separamos y mirándome a los ojos me dijo:

CLARA: No sabés lo que daría por dormir con vos así, desnudas y
abrazadas.
No respondí, solo me comencé a vestir, miré la hora en el reloj sobre el
mueble, eran casi las dos de la mañana.

-PATRICIA: Ya es un poco tarde!


-CLARA: Tenés razón! Me visto y nos vamos para casa!
141

Ya no lo llamaría a Pablo, era muy tarde y me arriesgaba a que me


pidiera de hacer una videollamada y le tendría que explicar donde
estaba, con quién y por qué con qué ropa. Le tenía que ocultar todo
esto, ya le diría mañana, que la cena terminó muy tarde.

Clara se terminó de vestir y nos fuimos para su casa.


Durante el viaje, no estuve muy conversadora, quizás pasado el efecto
del champagne y la marihuana, solo necesitaba acostarme y dormir,
dejar de pensar.

Llegamos a su casa, un enorme chalet de dos plantas rodeado por un


parque.

Al entrar, hicimos una recorrida por la planta baja, realmente era un


caserón con todo el confort imaginable.
En la planta alta, cinco habitaciones, dos de ellas con baño privado.
Entramos en la cual yo dormiría y antes de irse para la suya, con cara
de pícara me dijo:
-CLARA: Yo preferiría no tener que hacer dos camas mañana!

-PATRICIA: Clara! Por favor!


-CLARA: Ya te dije que te iba a ser sincera, es así! Me gustaría dormir
abrazada con vos!
Sin contestarle, le di un abrazo.

-PATRICIA: Que descanses!

-CLARA: Vos también! A eso de las diez te despierto con el desayuno!

Cerré la puerta y pensé que ya era muy tarde para llamar a Pablo, me
saqué el vestido y me acosté solo con la tanguita, recordando lo vivido
un rato antes, me volví a tocar y me saqué un orgasmo recordando la
imagen de Clara, tocándose y metiéndose el consolador, hasta imaginé
que era yo quien lo metía y sacaba de su depilada conchita.

Después del orgasmo me puse a tratar de analizar lo que me estaba


pasando, me sentía mal por poner en mi cabeza, en ese momento de
autosatisfacción, imágenes que no tuvieran que ver con Pablo, pero por
142

otro lado, me convencía que eso no era infidelidad, en todo caso se


podría considerar una relación con una amiga íntima, con la suficiente
confianza para verse desnudas, abrazarse y masturbarse juntas. Con
esos pensamientos, me quedé dormida.

Me despertó Clara con una bandeja de desayuno en mi habitación,


estaba solo con una remera y una bombachita, y yo en tetas.

Fui al baño así como estaba, y al volver, saqué una remera de mi bolsito
y me la puse, con cara de picara al verme, me dijo:

-CLARA: Por mí no hacía falta!

-PATRICIA: Clarita! No empieces!

Nos reímos y desayunamos las dos en mi cama.


Después de desayunar, me di una ducha y me puse la ropa “más
normal” que había traído. Lo llamé a Pablo y estuvimos hablando más
de media hora. Cuanto lo extrañaba! Necesitaba que me abrace y que
me haga el amor!
El día estaba hermoso y bajamos a sentarnos al sol y tomar unos mates
en las reposeras del parque, a esperar que llegaran Pedro y Carlos.
-CLARA: Patito, por favor acordate de no decir nada del departamento
delante de Pedro, decimos que cenamos en el pub, después dimos unas
vueltas y nos vinimos para acá. Si le querés contar a Carlos, no hay
problema.
-PATRICIA: Tranquila que no digo nada! eso queda entre vos y yo!

-CLARA: Como va a quedar entre ellos, lo que hayan hecho anoche,


seguramente se hayan divertido de lo lindo con algunas chichis!

-PATRICIA: ¿Vos decís?

-CLARA: Seguro nena! Si se quedaron allá por algo debe ser!


A las doce y media llegaron y nos fuimos directamente al restaurante,
un lugar hermoso, una terraza a la vera del rio. Los hombre contaron del
asado y todo lo que habían hecho y nosotras le contamos lo nuestro.
143

Por la tarde, teníamos una reunión en Zárate, Carlos me preguntó si


necesitaba pasar por el hotel, de no ser así, nos íbamos directamente
para la reunión. Le dije que no era necesario, así que una hora antes de
la reunión, nos despedimos y directamente desde el restaurante, nos
fuimos para Zárate.
Después de la reunión, volvimos para el hotel y cenamos ahí con Carlos.

Nos despedimos y al entrar a mi habitación, lo llamé a Pablo, hablamos


un buen rato y le dije que llegaríamos como siempre a eso de las cuatro
o cinco de la tarde.

Ya quería estar allí, ya quería estar entre sus brazos! Ya quería


entregarme a él, ¿por culpa…?
144

Hablé por teléfono con Clara y me dijo que vendría a Mar del plata,
Pedro la dejaba aquí y seguía para Bahía blanca, al volver se quedaba
un par de días y luego regresaban a San Isidro.
Clara quería verme y conocer a Pablo, se iban a encontrar y tuve que
contarle a Pablo del pub de Clara, no sólo le tenía que contar del pub,
sino también que ya lo conocía, no le dije las veces que había ido, sólo
que una vez Clara me había llevado para conocerlo. Tendría que hablar
con Clara.
Al día siguiente hablé por teléfono con ella:

-CLARA: Hola Patito lindo!

-PATRICIA: Hola Clarita! Necesitaba hablar con vos, le conté a Pablo


del pub, pero no le conté que estuve el día de la inauguración, ni las
veces que fui, y por supuesto tampoco le dije como había ido vestida.
Solo le dije que me habías llevado una vez a conocerlo y que después
habíamos ido a cenar.
Por favor no vayas a meter la pata.

-CLARA: Tranquila bonita! Soy una tumba!


-PATRICIA: Me jode mentirle, pero no se si sería bueno que lo sepa
todo.
Ese jueves que Clara llegó al mediodía, me llamo y se vino en un taxi
para casa.
Nos saludamos con un abrazo y me robó un beso en los labios.

Almorzamos y charlamos hasta que llegó Pablo, los presenté y todo iba
de maravillas.

Le dijimos que saldríamos a hacer unas compras y Pablo le dijo que se


quedará a cenar con nosotros, y ella aceptó encantada.
Cuando salíamos, Clara me dijo:

-CLARA: Ay nena es re lindo tu marido! Y me encanta cómo te mira! Es


un bombón!
145

-PATRICIA: Sí, tenés razón! Es un divino! Y estoy tan enamorada de él!

-CLARA: Se les nota!

Pablo cocinó y la cena estuvo bárbara, la pasamos muy bien los tres,
hablamos mucho nos reímos mucho y nos tomamos varias cervezas,
Pablo sobre todo.
Casi a la una y media de la mañana, Clara dijo que ya se iba, nosotras
no, pero Pablo tenía que trabajar al día siguiente.

Dijo de tomarse un taxi, pero Pablo le dijo que no, que nosotros la
llevábamos. A lo qué Clara le dijo que no, que no era necesario y que
además habíamos tomado mucho.

Y de Pablo salió la invitación a que se quedara a dormir en casa, que


podía tranquilamente dormir en la cama de la salita.
Clara dijo que no quería causarnos molestia, insistimos y al final se
quedó a dormir en casa.

Le mostramos la salita, y Clara me miró con cara de pícara. Por suerte


la cama tenía sábanas limpias.

Nos despedimos de ella y nos fuimos a dormir.


Al día siguiente Pablo se levanto y preparó el desayuno para los tres,
Clara entró a nuestra habitación, vestida con la ropa del día anterior, yo
solo con mi remerita de tirantes para dormir y una bombachita.

Pablo trajo el desayuno a la habitación, se tomó unos mates, comió


unas tostadas y se fue a trabajar.

Nos quedamos un rato desayunando y charlando con Clara las dos


recostadas en la cama.

Fue a buscar su teléfono a la salita y volvió, buscó algo y me mostró la


pantalla. Era un video de ella completamente desnuda en la cama de la
salita, masturbándose. El solo hecho de pensar que hacía unas horas y
en nuestra salita, Clara se había masturbado, me provocó una
excitación que disimulé de la mejor manera posible.
146

-CLARA: No me pude aguantar! Saber que has gozado tanto en esa


cama me excitó mucho!

-PATRICIA: Sos una loca Clara! Pero por favor que Pablo no se entere!
-CLARA: Tranquila, como siempre, esto es solo entre vos y yo.

Después, Clara me dijo ir a comprar ropa, y le dije que sí, que no tenía
nada que hacer en el día, ya le había avisado a Carlos que no iba a ir al
sindicato.

Me levanté para ducharme y cambiarme y Clara se quedó recostada en


mi cama.

Volví del baño, envuelta en un toallón y sin ningún tipo de reparo, me


saqué el toallón y me cambié delante de ella. Podía ver su cara
viéndome desnuda otra vez.
Salimos y nos tomamos un taxi hasta el shopping, Clara quería
comprarse algo para la noche, e insistió tanto, que me terminó
regalando un vestido hermoso para estrenarlo esa noche.
Almorzamos en uno de los restaurantes del shopping, con semejante
calor me dijo de ir a su hotel un rato a la pileta.
En el taxi de camino al hotel, le dije que no tenía traje de baño, me dijo
que ella me prestaba uno.
Entramos al espectacular hotel y subimos a su habitación, buscó de
entre de su ropa, sacó dos pequeñas bikinis y me entregó una de color
negro.

-PATRICIA: Es muy chiquita nena! No me tapa nada!

-CLARA: No seas cagona! Vamos a estar en el hotel no vamos a salir!

Ambas nos desnudamos allí mismo, una delante de la otra y nos


pusimos las diminutas bikinis.
-PATRICIA: No puedo ir así hasta la pileta!

Y me dio un vestido veraniego suyo para que me ponga arriba. Ella hizo
lo propio y bajamos a la pileta.
147

Nos sentamos en unas reposeras al costado de la pileta, y a los cinco


minutos se acercaron dos muchachos. Amablemente les dimos el olivo.
Minutos después, un hombre maduro nos invitaba un trago, nos
volvimos a negar.

-CLARA: Dame la mano!


Estiré mi mano y me la tomó entre las suya y acercándose a mí, me dio
un beso en los labios, ante mi cara de sorpresa, me dijo:

-CLARA: No me mires con esa cara! Es para que piensen que somos
una pareja de lesbianas, y ya no nos molesten los moscardones.

Pareció haber dado resultado, ningún otro hombre se nos acercó y


pudimos charlar un rato y tomar sol.
Volvimos a la habitación, Clara se dio un baño y a eso de las cinco de
la tarde, nos fuimos para casa.

Pablo ya había llegado y estaba preparando unos mates.

Nos saludamos, y mientras tomábamos unos mates, nos preguntó:

-PABLO: ¿Ya pensaron dónde vamos a esta noche?


-CLARA: Yo voy donde ustedes me lleven! Confío en ustedes, sé qué
donde me lleven la vamos a pasar bien!
-PATRICIA: ¿Te parece ir a cenar a una de las cervecerías que vos
conoces y después a algún bar?

-PABLO: Perfecto, ¿Les parece nos vamos tipo nueve de la noche?

-PATRICIA: Si, dale! Clara trajo ropa para cambiarse acá, así no tenía
que volver al hotel!
-PABLO: Ahora después de los mates, me doy un baño, así ya se los
dejo libre para que se preparen.

Después de que Pablo se bañó y se preparó la ropa para ponerse, nos


metimos en nuestra habitación.

Me di una ducha y salí del baño desnuda, Clara estaba también


desnudándose en ese momento y al mirarme, entendí sin que dijera
148

nada, me acerqué y le di un abrazo, aquella sensación de sus tetas


contra las mías, me atraía de una manera que no podría explicar.

Me quedé desnuda mientras ella me secaba el pelo, luego nos vestimos


las dos solo con tanguitas y el vestido, ambos vestidos eran muy sexys,
el mío de color arena con un escote no muy pronunciado y la espalda
descubierta y el de Clara era blanco con algo más de escote y también
la espalda descubierta. Ambas con tacos altos, nos pusimos los
accesorios, nos maquillamos y salimos al estar donde Pablo nos
esperaba.

La cara de Pablo al vernos fue para un poster, diría que lo dejamos con
la boca abierta.
Nos dijo que estábamos hechas dos diosas y que lo envidiarían todos
los hombres.

Fuimos a una cervecería de las que le gusta ir a Pablo, nos pedimos


unas cervezas, unas papas con queso y una tabla para picar.
El lugar estaba a reventar, y le di la razón a Pablo, no pasábamos
desapercibidas, podía ver la cantidad de hombres que nos miraban.

La cena estuvo bárbara, yo me tomé otra cerveza, y Clara y Pablo un


par más! Nos reímos mucho, la verdad que la pasamos muy bien.
Pasadas las doce, nos fuimos, dimos unas vueltas viendo la movida
nocturna y terminamos en el bar que le gusta ir a Pablo, y a mí también
por supuesto.

Estaba también lleno de gente, podía sentir las miradas de los hombres
cuando entramos y buscamos alguna mesa o lugar en la barra.

Terminamos ubicándonos en uno de los costados de la barra que tiene


unos bancos altos, en un principio, nos sentamos nosotras y Pablo
quedó parado a nuestro lado.

Clara se tomó un gintonic, Pablo un Ron con cola y yo me pedí otra


cerveza.

En un momento, Pablo fue al baño y nosotras nos quedamos en la barra


esperándolo, no se alcanzó a ir, cuando ya teníamos tres moscardones
encarándonos, ya veníamos alegronas las dos, y nos reímos
149

sacándonos a los tipos de encima. Se fueron esos y aparecieron un par


más, y luego otro par!

-CLARA: Nena, estamos matando!


-PATRICIA: Callate boluda! Que no se acerque más nadie! A ver si
vuelve Pablo y se arme quilombo!
-CLARA: Tranquila! No pasa nada! Si querés repetimos lo de la pileta!

-PATRICIA: No boluda! Lo único que falta es que me vea alguien


conocido dándote un beso!

Nos reíamos las dos cuando volvió Pablo.

Ellos se volvieron a pedir otro trago, pero yo ya no tomé más, por las
dudas.
En una canción que me gustaba les dije de ir a bailar, Pablo se quedó
terminando su trago, y nosotras nos fuimos a bailar. Por supuesto se
nos volvieron a acercar varios hombres, a la distancia lo veía a Pablo
mirándonos y riendo por la situación. Un rato después se nos unió,
bailamos y nos reímos como unos locos.

Necesitaba ir al baño y le pedí a Clara que me acompañara, en el pasillo


de los sanitarios estaba lleno de gente, como siempre el baño de las
mujeres tenía cola y tuvimos que esperar para entrar.
Ya el ambiente estaba picadito, parejas a los besos por todos lados,
mucha algarabía y muchos y muchas bastante borrachitos.

Entramos las dos a uno de los cubículos y nos turnamos para hacer pis,
antes de salir, Clara me miró a los ojos, y sin darme tiempo a reaccionar,
me dio un beso en la boca.

-CLARA: Siempre te dije que sería sincera con vos, y tengo que decirte
que me encantaría estar con vos y con Pablo, ambos me parecen
divinos, y de solo pensarlo se me moja! ¿Nunca pensaron en hacer un
trío?

-PATRICIA: Nuestra sexualidad se viene ampliando, pero ni siquiera


hemos fantaseado con alguien más!
150

-CLARA: Prometeme que si algún día lo quieren probar, va a ser


conmigo! Por favor! Nada me haría más feliz!

-PATRICIA: Como siempre te digo, no te voy a prometer nada!


Y diciéndole esto, antes de salir, esta vez el beso se lo di yo, la abracé
y le comí la boca, nuestras lenguas se encontraron y mi conchita acusó
recibo. Cada vez me sentía más a gusto con esos contactos entre
nosotras.

A volver a la barra, Pablo estaba hablando con una rubia bastante


mona, sentí como una leve puntada de celos, ¿Quién era esa rubia?

Al acercarnos, Pablo nos vio y seguramente, le dijo a la rubia, porque


automáticamente se dio vuelta para vernos.
-PABLO: Ella es Patricia mi esposa y Clara una amiga! Ella es
Fernanda! Una ex compañera de trabajo en la consultora!

Nos saludamos las tres, y un par de minutos después, se despidió y se


fue con un grupo de mujeres que estaban en otra mesa.
Recordé que hacía tiempo Pablo me había contado de una compañera
de trabajo con la que casi pasó algo, pero no recordaba el nombre,
¿sería ella?
Seguimos charlando y riéndonos y no pude si no quedarme pensando,
en la idea de Clara, de hacer un trío con ella y con Pablo, y viendo la
buena onda que había entre los tres, creo que bastaría con que yo
moviera alguna ficha con Pablo, para que quizás se pudiera dar.

Pero también pensé, que eso significaría abrir una puerta en nuestra
sexualidad, que no estaba segura de querer traspasar, ni de las
consecuencias que ello podría conllevar en nuestra relación.

La íntima cercanía con Clara, me generaba mucha curiosidad, pero no


estaba segura, sí dar ese paso o no. El haber visto tantas veces su
cuerpo desnudo, incluso ese excitante momento de placer compartido
en su departamento, me hacía pensar, si realmente no lo estaba
deseando.
Volvimos a bailar los tres, a reírnos y a pasarla bárbaro. Pasadas las
tres de la mañana, Pablo dijo de irnos.
151

Por un lado quería seguir ahí, realmente la estábamos pasando muy


bien, pero por el otro, quería llegar a casa, ir directamente a la salita a
jugar con Pablo, estaba excitada, y a juzgar por las caricias de Pablo, él
también.

Caminamos los tres del brazo hasta el auto, yo iba en el medio, entre
juegos y risas, Pablo me tocaba el culo, y yo ya estaba que volaba de
calentura.

Dejamos a Clara en su hotel y nos fuimos para casa. Ya en el trayecto,


nos íbamos metiendo mano, Pablo metió la suya por debajo del vestido
y llegó a mi tanguita, que por supuesto ya estaba húmeda.

Fue nada más entrar en casa, y nos comimos la boca, sin dejar de
besarnos, fuimos directamente a la salita.
Pablo se sentó en la cama y yo quedé parada delante de él, metió sus
manos dentro de mi vestido, me sacó La tanguita y me tocó las piernas
y el culo.
-PABLO: Cómo me calentaste toda la noche con este vestido! No veía
la hora de llegar a casa y hacerte el amor con el vestido puesto.

Me subí a la cama me acosté y abrir las piernas, Pablo aún de pie al


lado de la cama, se fue desnudando. Su erección estaba a tope ya
completamente desnudo, se subió a la cama y devoró mi empapada
conchita. No tardé ni dos minutos en darle mi primer orgasmo.
Yo estaba muy caliente, creo que hasta en ese momento, pensé dos
veces sí tentarlo con la posibilidad de hacer un trío con Clara, me
contuve, no estaba segura si ese era el momento, preferí no decir nada
y dedicarme a gozar con mi hombre.

Su cuerpo término sobre el mío, con sus brazos apoyados en la cama


sosteniendo su peso, y su hermosa pija, buscando mi entrada, jugando
con su glande por toda mi raja, hasta que ya no aguanté más, y le pedí
que me la metiera.

La entrada fue lenta pero de un envión hasta el fondo. Qué placer!


Cuántas ganas tenía de sentirlo dentro mío!
152

Sus embestidas me sacaron un segundo orgasmo, mientras su lengua


invadía mi boca y la recorría a voluntad. Me deje hacer, me entregue,
me rendí al placer, cada embestida, cada caricia, cada beso, cada
lamida, me llevaban al éxtasis.

-PABLO: Como me calentás! Como amo tu cuerpo y tu placer! Soy el


tipo más afortunado del mundo de poder disfrutar de tu cuerpo! Me
volvés loco mi amor!

-PATRICIA: Vos me volvés loca! Me haces volar de placer! Quiero darte


todo! Quiero ser completamente tuya! Quiero Volverte loco! Quiero darte
lo único virgen que me queda, darte mi culito, quiero que por fin sea
tuyo, porque sos el amor de mi vida!
-PABLO: ¿Si mi amor? ¿Querés que te coja el culito?
-PATRICIA: Si mi amor, quiero que también disfrutes de mi culito,
cuando vos quieras es tuyo! Quiero probarlo!

-PABLO: ¿Querés que probemos ahora? Tendríamos que prepararlo


para que no te duela!

-PATRICIA: Si mi vida, ahora! Preparalo machito mío y te lo entrego! Y


así soy completamente tuya!
Se levanto de la cama y volvió con un pote de aceite neutro, de los qué
usamos para los masajes, me di vuelta, quedando con el culo para
arriba, levantando las caderas, para darle un mejor acceso, me empezó
a tocar a besar y a lamer, recorriendo mi culo con su lengua, cuando
llegó a mi esfínter, me volví loca, qué sensación! Sentir su lengua
jugando en mi culo, me transportó, como no hicimos esto antes! Luego
fue un dedo, lo introdujo suavemente, haciéndolo girar, y dándome un
placer desconocido, luego sentí el aceite y sus dedos desparramándolo,
luego volvió a entrar su dedo, lo sentía resbalar deliciosamente.

Después fueron dos, y creo que luego tres, los sentía entrar y salir y me
producía una sensación agradable, hasta ahí ningún dolor. Siguió
jugando con sus dedos un buen rato, me iba diciendo que me aflojara,
que relajara los músculos, que me deje llevar, y yo por supuesto me
dejé llevar, su otra mano jugaba con mi clítoris, teniéndome al borde de
un nuevo orgasmo.
153

-PABLO: ¿Probamos?

-PATRICIA: Si mi amor, ya te quiero sentir adentro!

Me hizo poner de costado, como para hacer cucharita, pude sentir su


glande apoyarse y jugar en mi orificio. Era una sensación placentera, lo
sentía resbalar.
Primero fue una pequeña presión, lo podía sentir tratando de invadir mis
entrañas.

-PABLO: Vamos a probar, pero prométeme que si molesta o duele me


lo decís!

-PATRICIA: Si mi amor te lo prometo, pero por favor metelo, lo quiero


sentir!
Y dicho esto sentí una presión cada vez mayor, me afloje para que
pudiera entrar, lentamente sentía cómo se me abría, y como mi pijudito
iba ganando milímetros en mi recto, el dolor era soportable, sabía que
ya pasaría.
-PABLO: Ya entró el glande!

-PATRICIA: Seguí mi vida! lo quiero todo adentro!


Siguió empujando lentamente, y yo comencé a mover mis caderas,
provocando un pequeño vaivén, acompañando sus movimientos.
Esperaba el momento en que su cuerpo se juntara con el mío, eso
significaba que había entrado toda.

Fue muy lento y muy suave, podía sentirlo poniendo un poco más de
aceite, para que su pija resbalara en mi interior.

Sentía mi esfínter dilatándose, al principio ese pequeño dolor, como una


punzada, pero no dije nada, él fue muy lento y mi culo se iba
acostumbrando a su conquistador. En un principio creí que costaría, o
que me iba a doler mucho, pero estaba tan excitada, y lo deseaba! Que
mi macho se adueñara de mi culo!

Hasta que por fin sentí su cuerpo hacer contacto con el mío
154

-PABLO: Ya entró toda mi cielo! ¿Duele?

-PATRICIA: No mi amor! Ahora cógeme, pero despacito!

-PABLO: Movete vos, al ritmo que vos quieras!


Y me empecé a mover, lentamente, de a poquito, me movía un poquito
para adelante y volvía a chocar mi culo con su cuerpo, así varias veces,
hasta que me empecé separar cada vez más, era una sensación
extraña, mezcla de dolor y excitación, pero empezaba a ser placentera,
me sentía feliz de entregárselo, quería que de ahora en más, formara
parte de nuestros juegos, para su placer, para el placer de mi macho y
el mío, sentirme completamente entregada a mi hombre, al amor de mi
vida!
-PATRICIA: Ahora vos mi vida! cogeme! Soy completamente tuya, mi
cuerpo es todo tuyo! Todo tuyo machito mío!

-PABLO: Cuánto te amo putita mía!

-PATRICIA: Si mi amor! toda putita para vos! Para tu placer!


Y comenzó a bombearme un poco más, ya entraba y salía, casi por
completo.
Con su mano derecha, tocaba mi clítoris, estaba a punto de acabar, y
se lo dije.
-PATRICIA: Te acabo mi vida!

No terminé de decirlo, cuando explote en un intenso orgasmo, al


momento que lo sentía, acabar a él también, sellando definitivamente
su conquista.

Nos quedamos abrazados y besándonos por un buen rato.

-PABLO: Gracias mi amor! Me gustó mucho!

-PATRICIA: A mí también mi cielo! Ahora vamos a disfrutarlo siempre!


Ya es tuyo!

Unos momentos después, nos quedamos dormidos y abrazados.


155

Nos despertamos pasado el mediodía, mientras tomábamos unos


mates y comíamos algo, Pablo me preguntó:

-PABLO: Amor, ¿tenés algún plan para hoy con Clara?


-PATRICIA: No amor! No hablamos nada, pero supongo haremos algo,
Pedro vuelve mañana, hoy estará sola otra vez!
-PABLO: ¿Querés decirle y nos vamos a alguna playa? Hoy está para
playa!

-PATRICIA: Esperá que le pregunto!

Le mandé un mensaje a Clara para ver si estaba despierta, me contestó


al momento y la llamé por teléfono. Le propuse ir a alguna playa y le
encantó la idea. Quedamos en que en una hora la pasábamos a buscar
por el hotel.
Me puse la bikini azul que Pablo me había regalado hacía un tiempo,
recuerdo que cuando me la regaló, me pareció un poco atrevida, pero
en este momento, donde estaba un poco más “suelta” decidí ponérmela.
Es bastante chiquita, sobre todo de atrás, que me tapa bastante poco el
pequeño triángulo de tela, dejando bastante culo a la vista. Pero iba con
Pablo, nada me preocupaba. Me puse un vestido corto de verano arriba
y unas sandalias playeras. Pablo con su short de baño y una remera.
Preparé el mate y algo para comer, puse en un bolso todo lo necesario
y nos fuimos.
Llegamos al hotel y ella ya nos esperaba en la puerta, nos saludamos y
nos fuimos a una de las playas del sur, en un balneario donde trabaja
como encargado Marcelo, un conocido de Pablo, que siempre nos deja
a mucho menor precio una carpa con reposeras.

Saludamos a Marcelo y nos ubicó en una carpa a medio camino entre


la playa y el parador.

Había bastante gente, a pesar de no ser temporada. Clara y yo nos


quedamos en bikini, la de clara era una bikini blanca, también bastante
diminuta, nos untamos bronceador mutuamente y nos pusimos a tomar
sol, mientras Pablo que no es muy amante del sol, se sacó la remera y
se quedó a la sombra de la carpa cebando mate.
156

-PATRICIA: Cómo pica el sol! Parece enero!

-CLARA: Cuanto tiempo hacía que no hacía playa!

Charlamos mientras tomábamos mate, contándole a Clara que


estábamos viendo donde irnos de vacaciones en enero, Pablo había
pedido las suyas para la segunda quincena, y estábamos decidiendo
entre Córdoba, San Martín de los Andes, Entre Ríos o Uruguay.

Cuando nos quedamos sin agua, Pablo dijo que estaba muerto de calor,
que se iba a dar un chapuzón, nos dijo si íbamos con él, pero le dije
vaya, que después iríamos nosotras.

-PATRICIA: No sabés que noche anoche!

-CLARA: ¿Sí? ¿Cogieron lindo?


-PATRICIA: Mortal…! Se lo di!
-CLARA: ¿Qué le diste?

-PATRICIA: El culo boluda!

-CLARA: ¿Y? ¿Cómo estuvo?

-PATRICIA: Pensé que sería más doloroso! Pero no! Un poco al


principio, pero después me encantó! Qué boluda, cómo no lo hicimos
antes!
-CLARA: Ahora si sos una putita completa!
-PATRICIA: Callate boluda!

-CLARA: Sos muy mala! Vos cogiendo como coneja, y yo tocándome


sola en el hotel! Eso es contar dinero delante de los pobres! Pero…
¿sabés qué?
-PATRICIA: ¿Qué? Contame!

-CLARA: Me masturbé pensando en ustedes dos, me imaginé a los dos


devorándome, comiéndome y chupándome toda! ¿Y querés saber en
qué momento acabé?

-PATRICIA: Basta boluda!


157

-CLARA: Acabé imaginando que Pablo me cogía mientras vos me


chupabas la conchita!

-PATRICIA: Pará boluda! No me pongas imágenes en la cabeza!


-CLARA: Que lindo orgasmo me saqué! Después dormí como un
angelito!
-PATRICIA: Basta boluda que ahí vuelve Pablo!

Lo veía venir a Pablo y confirmaba cuanto me gustaba, no tiene un


cuerpo de gimnasio, pero tiene un buen porte, y a pesar de la cerveza
que toma, hasta ahora, no tiene panza. Me giré para verla a Clara y me
di cuenta que también lo miraba acercándose a nosotras.

-PABLO: Un poco fría! Como siempre al principio, pero después….


Hermosa!
Tomamos otros mates pensando que haríamos por la noche, al otro día
ya volvía Pedro y esa noche era la última con Clara.

Decidimos ir a cenar, pero esta vez, Clara dijo que era ella la que
invitaba. Pasadas las siete de la tarde, dejamos a Clara en su hotel y
nos fuimos para casa.
Pablo se baño primero y me dejó el segundo turno, como todas las
mujeres, tardo mucho más que él en bañarme y cambiarme.
Me puse una minifalda negra que nunca había usado, me la habían
regalado hace tiempo para un cumpleaños, y como era bastante corta,
nunca me había atrevido a usarla. Arriba una camisola blanca de
mangas anchas tres cuartos, con volados en el frente y por supuesto
sin corpiño, y unas sandalias de taco alto blancas. Me recogí el pelo y
me puse unos aros en forma de argollas grandes, un collar haciendo
juego y me maquillé.
Mientras me cambiaba, no podía dejar de pensar en lo que me había
dicho Clara en la playa, se me venían a la cabeza, montones de
imágenes de los tres desnudos, besándonos y tocándonos como había
visto en el pub de Clara. ¿Acaso estaba deseando compartir cama con
Pablo y con Clara? Aunque esas imágenes me provocaban cierta
excitación, no estaba segura de querer o poder llegar a eso, más aún
158

llevando a Pablo a ese terreno, sin saber las consecuencias que podría
tener el proponérselo. Imagino que de aceptar, podría él luego, querer
realizar otras variantes, como estar con otro hombre, cosa que creo
desecharía de plano o por el contrario, que no aceptara y pensara que
mi deseo es tener relaciones con otras personas. Todo un embrollo!
Cuando salí del dormitorio, Pablo me miró y me dijo:

-PABLO: Ay amor! Me parece que en vez de salir a cenar, te llevo para


la salita!

-PATRICIA: Callate exagerado!

-PABLO: Es que estás terriblemente sexy amor mío! Nunca te había


visto con esa minifalda!
-PATRICIA: Vos también estás bien guapo!
Se acercó, me comió la boca y me tocó las tetas, comprobando que no
llevaba corpiño!

-PABLO: Y sin corpiño!

-PATRICIA: Es para volverte loco!


-PABLO: Y bien loco que me volvés! Pero vos tenés que entender que
no puedo ir por ahí, con el amigo endurecido!
Nos reímos los dos, y bajamos para irnos.
Llegamos al hotel de Clara, le avisé que ya estábamos abajo y la
esperamos hasta que bajó.

Venía con un vestido bordó, incluso más corto que mi pollera, y al verla
caminar, me di cuenta por el bamboleo de sus pechos que también
venía sin corpiño.

Al subir al coche, ambos le dijimos que estaba hermosa.

Clara eligió el restaurante, uno bastante coqueto, donde ya había hecho


una reserva por teléfono.
159

La cena estuvo espléndida, disfrutamos de una entrada de frutos de


mar, lenguado provenzal y de postre brownie con helado. Todo delicioso
y muy bien atendidos.
Del restaurante volvimos a ir al bar del día anterior, donde la habíamos
pasado tan bien.
Como era la última noche que estábamos juntos, Clara dijo de tomar un
champagne para brindar y despedirnos.

Como llegamos algo más temprano que el día anterior, conseguimos


una mesa cerca de la barra.

Por supuesto que después de dos copas, ya estaba bastante alegrona


y me reía de cualquier cosa, estaba como suelta, en un par de
ocasiones, le comí la boca Pablo, ante la mirada de Clara.
En un momento necesité ir al baño y le pedí a Clara que me
acompañara, ya dentro del cubículo del baño donde entramos juntas,
nos abrazamos y Clara buscó mi boca para besarme, la encontró y
nuestras lenguas se encontraron. Y como si me lo hubiera pedido, bajé
los breteles de su vestido dejando sus tetas al aire, desprendí los
botones de mi camisa, y apoyé mis tetas en las suyas, mientras volvía
a besarla. Me sentía excitada, desbocada, a pesar de mi situación
alcohólica, sabía que estaba jugando con fuego, que a pesar de tomarlo
como un juego, estaba tomando un camino que podía no tener retorno,
y a pesar de que era con una mujer, sentía que le era infiel a Pablo.
Esa dualidad de sentimientos, por un lado esa sensación de lo
prohibido, y por el otro la culpa.

Nos arreglamos la ropa y salimos del baño, Pablo nos esperaba en la


mesa, mientras caminábamos hacia ahí, sonó una canción y Clara me
arrastró de la mano a bailar.

Por un momento perdí de vista a Pablo, entre tanta gente, no podía ver
la mesa.

Un par de hombres se nos acercaron bailando muy cerca de nosotras,


un poco borracha como estaba, no entendía lo que decían y me reía
como una loca. Clara me tomó de la mano y nos alejamos un poco de
esos tipos. Por entre la gente lo pude a ver a Pablo, supongo que
160

buscándonos con la mirada, le dije a Clara de volver a la mesa, para


que no se preocupara, miramos las dos hacia la mesa, y como Pablo
miraba para otro lado, Clara me dio un beso en la boca.
-PATRICIA: Para boluda! Nos pueden ver!

Y Clara tan borracha como yo, tomándome de la cintura me dijo:


-CLARA: No pasa nada! Nadie nos ve!

Después de eso volvimos a la mesa.

-PABLO: Ya me estaba preocupando, pensé qué mis dos chicas me


habían abandonado!

-PATRICIA: No tontito mío! Cómo te vamos a abandonar!

-CLARA: Jamás haríamos eso!


Nos sentamos en la mesa, el champagne se había terminado y Clara
pregunto si pedíamos otro, yo le dije que para mí era suficiente, Pablo
también estaba picadito y Clara le dijo:

-CLARA: Si me acompañas pedimos otro! La vida es una sola y esta


noche es única!
Pablo asintió y fue a la barra a pedir otro champagne.
Yo sólo probé un sorbito, no quería pasarme con el alcohol, y entre risas
se nos fue la segunda botella.
Pasadas las dos de la mañana, salimos del bar, bastante borrachos los
tres, íbamos a los tumbos, pero riéndonos como adolescentes.

-CLARA: La paso muy bien con ustedes! Quisiera que esta noche no se
termine!
Dijo Clara mirándome con cara de pícara!

A pesar de mi borrachera, tuve la lucidez para entender la indirecta. El


auto estaba a un par de cuadras y caminábamos los tres abrazados,
esta vez Pablo en el medio de las dos.
161

Antes de subir al auto, Clara de su pequeña cartera, sacó un porro y un


encendedor.

-CLARA: Espero no les molestes!


Y Pablo contestó:

-PABLO: No nos molesta mientras convides!


Pablo apoyado sobre el auto, yo me apoye de espaldas a él y Clara al
costado nuestro, encendiendo el porro.

Le dio una calada y se lo pasó a Pablo qué le dio la suya y se lo devolvió,


Clara me miró y acercó su mano a mi boca, lo miré a Pablo y le di una
pitada.

Aquella situación me parecía por demás excitante, y si en ese momento


alguien dijera de irnos los tres a la cama, hubiera firmado sin ningún
reparo.

Estaba por demás excitada, necesitaba sentir a Pablo dentro mío, y para
qué negarlo, a Clara desnuda y besándome, apoyando sus tetas en las
mías. Por Dios! Qué excitación tenía, Estuve a punto de decirles de ir a
casa los tres y jugar en la salita, se me vino la imagen de Clara, siendo
cogida por Pablo mientras yo le chupaba la concha, en unos pocos
segundos, me imaginé a los tres desnudos disfrutando de nuestros
cuerpos, Pablo cogiéndonos a las dos, las dos chupándole la pija, Clara
chupándome las tetas, una sucesión de imágenes, a cual más excitante,
ya me sentía totalmente mojada y necesitada de tener un orgasmo, en
ese momento creo que no me hubiera importado quién me lo sacaba.
El porro se terminó, y Clara nos abrazo a los dos, tocados como
estábamos nos abrazamos los tres, y Clara nos agradecía, lo bien que
lo había pasado con nosotros.
Subimos al Auto, Pablo estaba bastante borracho, pero fue manejando
muy despacio, esquivando las avenidas.
Llegamos a la puerta de su hotel, y los dos bajamos para despedirla.

-CLARA: Estoy muy agradecida con ustedes por estos días! Son dos
hermosas personas, que me hicieron sentir maravillosamente bien!
162

-PATRICIA: A vos corazón por hacernos reír tanto!

-CLARA: Quiero devolverles la gentileza, los espero cuando quieran en


San Isidro, serán bienvenidos en casa, y en el pub, siempre habrá una
mesa especial esperándolos!

-PABLO: Gracias a vos por la buena onda! Ha sido un gusto conocerte


y te esperamos cuando gustes!

Nos abrazamos los tres y sin esperarlo, Clara nos dio un pico a cada
uno.

Se separó de nosotros y caminando hacia la entrada del hotel, al dar


tres pasos, se dio vuelta y haciendo una reverencia, nos dijo:

-CLARA: Gracias! Los quiero!


Subimos al auto y fuimos para casa, al entrar, fuimos directamente a la
salita, yo estaba tremendamente excitada, y necesitaba que Pablo me
devore! Que me arranque los orgasmos que quiera, como solo él sabe
hacerlo.
Hicimos el amor por más de una hora, en todas las posiciones, me sacó
tres orgasmos bestiales, me volvió loca de placer, le di todo lo que me
pidió, hizo conmigo cuanto quiso y yo por supuesto lo gocé. Terminamos
los dos en un tremendo orgasmo mío, mientras sentía como se
descargaba en mi conchita.

Transpirados los dos, no nos quedó resto para nada más, y abrazados
nos quedamos dormidos… pero solo por un rato…
163

La dueña de la tienda de disfraces, era una conocida suya, y nos atendió


de maravilla.

Nuestra ropa era una especie de bata blanca sin botones, que se
cruzaba por delante y se sujetaba a la cintura con una especie de
correa, en los pies unas sandalias con largas tiras, que se ataban
rodeando las piernas, casi llegando a las rodillas.

Al verlo me pareció demasiado corto, la señora nos dijo de probarnos


mientras ella acompañaba a Pablo a elegir su vestuario.

Entramos las dos al probador y le dije:

-PATRICIA: Nena esto es re corto! Se me va a ver el culo!

-CLARA: No seas exagerada! No se te va a ver nada! Probate, vas a


ver que a Pablo le va a encantar!
Me empecé a sacar la ropa y Clara hacía lo propio.

-CLARA: Esto va solo con tanguita blanca!

Estando las dos en tetas, Clara se acercó y las apoyó contra las mías,
me tomó la cabeza con ambas manos y me estampó un beso.
-PATRICIA: Pará boluda, que Pablo está ahí nomás!
Me probé el vestido y además de corto, si ajustaba mucho la correa, se
me marcaban los pezones en la tela.
-PATRICIA: Boluda, no me puedo poner esto sin corpiño! se me notan
demasiado las tetas y los pezones!

-CLARA: No es para tanto! No seas exagerada! De última te presto un


top blanco que tengo para que te pongas abajo!
Las dos salimos de los probadores con la ropa puesta, completaba el
atuendo una tiara que se colocaba en la cabeza y unas pulseras anchas
de metal, a modo de brazalete.
La cara de Pablo al vernos, fue de película, supongo que por lo corto
del vestido o por cómo se me marcaban las tetas, pero mirándonos a
las dos, nos dijo:
164

-PABLO: Les queda bárbaro! Están perfectas! Dos romanas muy sexys!
Yo no me decido, si por el traje de centurión o la túnica blanca!

Y las dos al mismo tiempo le dijimos, la túnica!


Entró con la ropa al probador y unos minutos después salió. La túnica
le llegaba a mitad del muslo, también se cruzaba y cerraba con una
correa, una tela roja cruzaba en diagonal desde su hombro derecho
hasta su cintura, unas sandalias similares a las nuestras, los brazaletes
y una especie de corona que simulaban hojas de laureles.

Las dos dijimos que nos encantaba, y se terminó decidiendo por ese.

De allí nos fuimos a almorzar a un restaurante en la costa del río, donde


ya habíamos ido con Pedro y Carlos.
Nos comimos un riquísimo asado y volvimos para la casa de Clara.
-PABLO: Para esto, voy a necesitar un bóxer o slip blanco, ¿Dónde
puedo comprarlo, Clara?

Clara le indicó por donde podía conseguirlo y fue a comprarlo. Nosotras


le dijimos que lo esperábamos en la pileta.

Ni bien salió Pablo, Clara me tomó de la mano y subimos a mi habitación


a ponernos la bikini. Clara entró en la suya, yo buscaba la mía en mi
bolso, cuando Clara entró desnuda, con una bikini azul en la mano.
-CLARA: Permitime!

Y sin siquiera darme tiempo a reaccionar, me empezó a desabrochar a


camisa, me sorprendió y me dejé hacer, me sacó la camisa, el corpiño,
me desabrochó el jean y me lo bajó, colaboré para que me lo quitase, y
arrodillada ante mí, me bajó la tanguita. Para qué negarlo, esta situación
provocó que se me erizara la piel.

Se paró frente a mí, desnudas las dos, yo me quedé quieta y ella rozó
con sus pezones los míos, que al contacto, se endurecieron. Clara
miraba nuestros pezones frotándose, y yo la miraba a ella.

-CLARA: Cómo me gusta tu cuerpo! Cómo me gustaría tener tus


pezones en mi boca!
165

-PATRICIA: Clarita, por favor! Pablo va a volver!

-CLARA: Tranquila! Recién se fue! Cómo me excita que me digas


Clarita!
Esa situación me estaba excitando por demás, acercó su boca a la mía,
y yo no puse ningún tipo de resistencia, su lengua recorrió mis labios,
sus ojos se clavaron en los míos, como esperando mi visto bueno, mi
boca entreabierta, recibió su lengua que buscaba la mía, hasta que la
encontró y jugó con ella.

-PATRICIA: Clarita, por favor!

Y su lengua salió de mi boca, y su boca fue a mi cuello. Un suave beso,


cerré los ojos y se me volvió a erizar a piel, Clara acariciaba mis brazos
con sus manos, mientras nuestras tetas se seguían tocando. Ya me
sentía mojada, y tenía que parar esto, pero no podía. Se separaron
nuestras tetas y sentí sus dedos rozando delicadamente mis pezones,
abrí los ojos y me encontré con los suyos, con mi respiración agitada le
pedí:

-PATRICIA: Por favor Clarita! No sigas!

Esta vez escuchó mi suplica, y dejó de tocarme. Tomó la bikini de mis


manos y con delicadeza, me la colocó, rozando con sus dedos mi piel
cuando la acomodaba.

-CLARA: Perdón Patito, no lo puedo evitar! Es más fuerte que yo!


Bajamos las dos, y fuimos para la pileta, nos sentamos en las reposeras,
y Clara me cambió de tema, supongo que para que me serenara.
Un rato después volvió Pablo, nos encontró a las dos en bikini y nos dijo
que se cambiaba y venía, estaba muerto de calor.

Volvió solo con el short, y fue directamente al agua. Cuando salió, pude
ver de reojo como Clara lo miraba, ¿Acaso le tenía tantas ganas como
a mí? Y ese pensamiento también impactó en mi entrepierna.

No alcanzaba a entender por qué la cercanía de Clara me ponía de esta


manera, no me pasaba con otras personas, ¿sería por lo que yo le
permitía? Me hacía dudar y pensar si no era yo la que lo estaba
deseando.
166

Como a las cinco de la tarde, Clara nos dijo que tenía que ir hasta el
pub, para ver si ya estaba todo terminado para la noche y nosotros le
dijimos que descansaríamos un rato.
Se cambió y se fue, y nosotros subimos a la habitación.

-PABLO: ¿Vos me querés volver loco no?


-PATRICIA: ¿Por qué mi amor?

-PABLO: Con lo que te vas a poner esta noche!

-PATRICIA: No estaba segura! Es muy corto, y además sin corpiño, se


me marcan mucho los pezones, Clara me prestó un top blanco para
ponerme abajo.

-PABLO: Probate la ropa con el top, a ver cómo te queda!


Se recostó en la cama y yo fui al baño a cambiarme, me saqué a bikini
y me puse una bombachita blanca, el top y la túnica atada. Me marcaba
menos las tetas, me puse las sandalias y los accesorios y salí del baño.

-PATRICIA: ¿Cómo lo ves?

-PABLO: Me calentás con esa ropa! Pero creo que te queda mejor sin
el top, se nota mucho!
-PATRICIA: ¿Te parece amor?
-PABLO: Mostrame sin el top!
Volví al baño, me saqué el top y me volví a poner la túnica!

-PATRICIA: ¿Y ahora?

-PABLO: Así me gusta mucho más!

-PATRICIA: ¿No se me marcan mucho las tetas?


-PABLO: Se te marcan, pero no mucho! Y la tanguita también se te
marca.

-PATRICIA: Pero no puedo ir sin bombacha! Es muy corto! Un poco más


y voy en pelotas!
167

-PABLO: ¿Una mas chiquita entonces!

-PATRICIA: Sos terrible! Andá vos sin calzones!

-PABLO: Mirá casi, casi, lo único que conseguí blanco, es una especie
de zunga bastante chiquita!

-PATRICIA: A ver! Mostrame vos como te queda con toda la ropa.


Con una sonrisa, se levantó, tomó su bolsa de la ropa y se fue al baño.

Un rato después salió vestido, hasta con la corona de laureles, para que
negar, el slip, se le marcaba y eso me calentó más de lo que estaba.

-PATRICIA: A vos también se te marca, te lo tendrías que sacar!


- PABLO: Me lo saco!

Y metiendo sus manos bajo la túnica se lo sacó, para qué! me calenté


más pensando en que fuera así.
-PATRICIA: Andá así! No se te nota nada, salvo que te levantes la
túnica!

-PABLO: ¿Querés que vaya así? Voy así! Pero si yo voy sin calzones,
vos vas sin bombacha!
-PATRICIA: Sos un loco! ¿Querés que vayamos solo con las túnicas?
-PABLO: Yo me animo! ¿Vos?
-PATRICIA: Si es con vos, me animo a cualquier cosa!

Y después de decir eso, me saqué la tanguita!

-PABLO: Hecho! Vamos los dos sin ropa interior! Vamos a Jugar!

-PATRICIA: Cómo te amo machito mío!

Y de pronto, me sorprendió su erección, me causó gracia de pensar, si


le llegara a pasar en el pub.

-PATRICIA: ¿Y si se te para en el pub?


168

-PABLO: Si se me para, vas a tener que hacer algo para que se baje, o
por lo menos para que no se note!

-PATRICIA: Chanchito! Que querés que te pajee o te la chupe ahí?


-PABLO: Por qué no! Pero no delante de gente!, supongo que habrá
algún lugar donde nadie nos vea!
Y antes de que termine la frase, me arrodille frente a él.

-PATRICIA: Aquí está su súbdita mi señor, soy suya, haga usted


conmigo lo que desee!

Levantando su túnica, su completa erección quedó a centímetros de mi


cara, no hizo falta que diga nada, deseaba tenerla en mi boca. Se la
chupé unos minutos y me dijo:
-PABLO: Súbdita, acuéstese en la cama y abra las piernas!
Obedecí a mi señor, estaba toda mojada.

Se inclino y empezó a devorarme la conchita, no tardé ni un minuto, en


tener un orgasmo explosivo. Desató la correa y abrió la túnica, dejando
mis tetas a su merced, me lamió, chupó y mordisqueó mis pezones,
mientras sentía su glande, recorrer toda mi raja, ya deseaba que la
metiera.
-PATRICIA: Hágame suya mi señor!
Y comencé a sentir como entraba, que placer!

Sus embates eran lentos pero profundos, cuánto lo deseaba!

Aceleró sus penetraciones y tuve mi segundo orgasmo.

-PATRICIA: Si mi señor, siga! Hágame lo que usted quiera! Soy toda


suya!

En un momento mire hacia la puerta, que sin darnos cuenta habíamos


dejado entreabierta, y me pareció ver a Clara mirándonos, pero no dije
nada.

Pablo aceleró las embestidas y acabó dentro mío, junto con mi tercer
orgasmo.
169

Quedó un momento recostado sobre mi cuerpo, hasta que su erección


fue menguando, luego se recostó a mi lado, y me comió la boca.

-PABLO: Qué súbdita tan putita tengo!


-PATRICIA: Si mi señor! La mas putita para usted!

Nos dormitamos un rato, hasta que me despertó el sonido de mi


teléfono, era Clara que nos decía que ya había llegado.

Nos cambiamos y bajamos, Clara preparaba unos mates, que tomamos


bajo la galería del parque.

Pablo tomó un par de mates y se fue a dar un chapuzón a la pileta.

Nos quedamos hablando con Clara, y le pregunté:

-PATRICIA: ¿Nos viste?


-CLARA: Perdón, creí que dormían y los iba a despertar para tomar
unos mates!

-PATRICIA: Nos probamos la ropa y no nos pudimos aguantar!

-CLARA: No te puedo explicar lo que me calentó escucharte decir "soy


suya mi señor, haga conmigo lo que quiera" Te juro que me contuve
para no desnudarme y que Pablo sea también mi señor! Tuve que ir a
mi habitación a masturbarme!
-PATRICIA: Tengo que reconocerte, que cuando te vi, pensé que ibas
a entrar y me dio miedo!

-CLARA: Ganas no me faltaron ¿qué hubieras hecho si entraba?

-PATRICIA: La verdad, no lo sé! Creo que no hubiera sabido que hacer!

En ese momento cambiamos de tema, porque Pablo había salido de la


pileta y venía hacia nosotras.

Charlamos un rato los tres y Clara nos dijo, que la fiesta empezaba a
las veintitrés, pero que ella tenía que estar un rato antes, si queríamos
podíamos ir con ella y cenar en el pub, o ir a las once de la noche.
170

Decidimos ir con ella, así no teníamos que entrar cuando ya hubiera


mucha gente.

Los tres nos fuimos a bañar y a cambiarnos.


Al final decidimos con Pablo, seguir jugando en la noche e ir los dos sin
ropa interior.
Cuando ya estuvimos listos, bajamos al estar, nos sentamos en el sillón
a esperar a Clara, que bajó un momento después.

Dijimos de ir en un solo auto, los tres volveríamos juntos.

Fuimos en nuestro auto, mientras Pablo lo sacaba de la cochera, Clara


me dijo:

-CLARA: ¿Me parece a mí, o vas sin bombacha?


-PATRICIA: Vamos los dos sin nada debajo!
-CLARA: Ah! Pero que par de cachondos que son! Como me gusta eso!
Espera que yo también me la saco!

Y ocultándose de la vista de Pablo, detrás de una de las columnas, se


sacó la tanguita blanca, los tres sin nada debajo…
171

A pesar de haber hecho el amor en casa de Clara, seguía caliente, y el


ambiente del pub, y tener a Pablo a mi lado, me excitaba aún más.

El primer Show de los dos hombres, me hizo alguna cosquilla, el de las


chicas lesbianas, me empezó a mojar y creo que Pablo pudo darse
cuenta.
No me importó que me metiera mano por debajo de la túnica.

Me sorprendió, cuando al apagarse las antorchas, Pablo me tomara de


la mano y me llevara contra esa columna, y el show de las dos chicas
con el hombre, me empapo, no pude sino pensar, ese emperador era
Pablo y que las chicas éramos Clara y yo. Supongo que Pablo lo debe
de haber pensado, podía sentir su pija completamente erecta,
restregarse en mi culo. Pero cuando metió su mano debajo de la túnica
se encontró con mi conchita empapada, me dejé llevar y no me importó
si alguien nos veía.

Tuve un tremendo orgasmo, al punto que Pablo me tuvo que sostener


porque se me aflojaron las piernas. Y seguía tan excitada, que no me
importó nada, y agachándome, me lleve la pija de Pablo a la boca. Se
la chupé y se la pajeé, hasta hacerlo acabar en mi boca y tragarme toda
su eyaculación.
Al terminar vi que Clara a unos metros nos miraba, se acercó y no
recuerdo que nos dijo.
Después de eso volvimos a la mesa y yo seguía excitada, quería llegar
a casa de Clara y que Pablo me cogiera como quisiera.
Un momento después Pablo fue al baño y nos quedamos con Clara en
la mesa.

-CLARA: Le hiciste un pete zorrita! Cómo me excito verlos, estoy


empapada, no los vi en la mesa y salí a buscarlos, y cuando los vi, no
te imaginas lo que me excité, te digo la verdad, me hubiera agachado
también yo a comérsela!

-PATRICIA: Estaba tan caliente que me dejé llevar! Me sacó un


orgasmo mortal y le devolví la gentileza!
-CLARA: Qué zorrita hermosa que sos!
172

Pablo volvió del baño, en el momento que uno de los chicos traía otra
botella de champagne.

Le pedí a Clara que me sirviera sólo un poquito, no me quería pasar.


En el momento en que se volvían a apagar las antorchas, le dije a Pablo
que necesitaba ir al baño, y Clara dijo que iba conmigo.
El baño de mujeres estaba lleno, y me dijo de ir al del entrepiso.
Subimos y entré al baño a hacer pis, cuando salí del baño, Me encontré
con que Clara, había desatado su correa y abierto su túnica. Me miró
de esa forma que ya conozco, y sin que dijera nada, solté la correa de
mi túnica y la abrí. Nos abrazamos sintiendo nuestras tetas y nos
comimos la boca de un beso.
-CLARA: Creo estar segura de que si le proponemos a Pablo que nos
haga el amor a las dos, le va a encantar!

-PATRICIA: Quizás! pero la que todavía no está segura dar ese paso
soy yo! Espero me entiendas!
-CLARA: Claro que sí, pero me di cuenta que con el show de las dos
chicas con el Flaco, los dos estaban bien salidos!
-PATRICIA: Claro que sí! No sé, salvo que Pablo llegue a proponer algo,
vemos que onda! No vayas a creer que no me gustaría!
-CLARA: Dale, si Pablo insinúa algo, aunque sea indirectamente, yo se
los propongo y nos vamos para casa los tres!
-PATRICIA: No se! No estoy segura! Me da miedo empezar con algo
así, no sé si abrir nuestra relación sea para bien o nos traiga problemas,
mirá si después de eso nuestra relación se altera! No quisiera perder lo
que tengo con Pablo por un momento de calentura. ¿Y si se le llega a
ocurrir que estemos con otro hombre? ¿Qué hago? Ni en pedo quiero
estar con otro!

-CLARA: Quizás no lo puedas saber hasta que no llegue ese momento,


en lo hombres es una fantasía recurrente estar con dos mujeres, pero
también hay hombres a los que les gusta ver que a su mujer se la coge
otro!
173

-PATRICIA: Solo espero que Pablo no sea de esos, al menos hasta


ahora, nunca ha insinuado nada! Y espero que nunca lo haga!

-CLARA: Nunca digas nunca! En este momento no les pinta, pero quizás
en otro momento si!

Me daba cuenta que la cercanía de Clara, el ambiente tan liberal y el


estar con Pablo, me tenía más que excitada, y creo que estaría en
condiciones de aceptar cualquier cosa que Pablo pudiera proponer, y si
soy sincera, creo que deseaba que propusiera un encuentro pasional
con Clara.

Luego del último show donde se desnudaron y tocaron hombres,


mujeres y travestis, empezó la música para bailar, y el descontrol se
generalizó, las personas totalmente desinhibidas, bailaban, se quitaban
la ropa, se tocaban, se besaban y reían con una liberación de instintos
que nunca antes había visto.

Fuimos a bailar con Pablo y Clara, nos abrazamos y mientras me


besaba apasionadamente con Pablo, sentía una mano en el culo, que
suponía era de Clara. Nos reímos los tres bailando entre tanta gente,
en un momento, bailaba dando la espalda a Pablo que me tenía rodeada
por sus brazos por debajo de las tetas y apoyándome su hombría en el
culo, cuando Clara me abrazó pasando sus brazos alrededor de mi
cuello, quedando a unos centímetros de mi cara, creí que me iba a besar
ahí, delante de Pablo, me inquieté por momento, pero pensé que si lo
hacía, quizás Pablo se entusiasmase con la situación y termináramos
los tres enrollados.
La situación estaba ahí, al límite, mi excitación estaba en lo más alto,
no recordaba una situación en donde me hubiera sentido tan caliente,
tan desinhibida, tan ansiosa por que pasara eso que no sabía si quería
que pase, un embrollo!

Podía sentir nuevamente la erección de Pablo contra mi cuerpo, contra


mi culo, mis piernas, mi entrepierna, creo que si Pablo me decía de
coger ahí mismo, lo hubiera hecho sin dudarlo.
Volvimos a la mesa, entre los tres nos terminamos el champagne y yo
ya estaba bastante picadita, eran casi las cuatro de la mañana y la fiesta
estaba en su punto más alto de descontrol, era todos contra todos, me
imaginaba que solo faltaba que alguien diera el disparo de largada para
174

que aquello se convirtiera en una gran orgía. Y yo… yo seguía


tremendamente excitada, necesitando que Pablo me cogiese como se
le dé la gana, donde quisiera y como quisiera. Y se lo dije
-PATRICIA: Mi señor, necesito que usted haga conmigo lo que quiera!
Que me pida lo que quiera! Necesito ser suya! Necesito sentirlo dentro
de mí!

-PABLO: ¿Está muy caliente mi putita?

-PATRICIA: Muy!

-PABLO: ¿Quiere pija mi zorrita!

-PATRICIA: Toda! Por donde quieras!

-PABLO: ¿Querés que cojamos acá?


-PATRICIA: Donde vos quieras!
-PABLO: Busquemos un lugar más tranquilo! Donde no nos puedan ver!

Salimos al parque trasero del pub, un enorme lugar arbolado y lleno de


plantas, iluminado tan solo por unos pequeños farolitos desperdigados
por el jardín.
Encontramos un lugar tras unos arbustos, que las luces no iluminaban,
Pablo me abrazó, me comió a boca y levantó mi túnica para tocarme el
culo. Yo estaba que volaba de calentura, con la concha empapada. Me
giró y levantando su túnica, desde atrás me la clavó de una, estaba tan
mojada que no tuvo dificultad para llenarme con su pija. Comenzó a
bombearme, me desató la túnica y me empezó a tocar las tetas, a
pellizcarme los pezones con una mano, y a taparme la boca con la otra.
Si alguien se acercaba podría verme toda desnuda y ensartada, pero
en ese momento no me importaba nada, solo quería que Pablo me
cogiera. Con mis dos manos apoyadas en la rama de arbusto, podía ver
a Clara supongo que buscándonos. Creo que en ese momento deseaba
que nos encontrara, que se acercara y me comiera las tetas mientras
Pablo me ensartaba. Estaba completamente salida.

Y en el momento que me llegó el orgasmo sintiendo acabar a Pablo en


mi interior, Clara nos vio y se fue acercando.
175

Pablo la vio acercarse y dándome vuelta, me cerró a túnica y ató la


correa.

-CLARA: Son terribles ustedes dos! No los puedo dejar un momento


solos! Tiene que dejar de contar dinero delante de los pobres!

Los dos la miramos sin saber que decir, nos había pescado otra vez
haciendo guarradas, pero estábamos tan agitados, que nos costaba
hablar.

-PATRICIA: Estábamos recorriendo el parque con Pablo!

-PABLO: Realmente es hermoso!

-CLARA: Son dos salidos ustedes! Pero me encantan!

Volvimos a entrar al pub, esta vez los tres abrazados, Clara nos dijo si
la acompañábamos al entrepiso, y en ese momento, me imaginé que
propondría algo. El corazón se me aceleró, entramos y de un cajón sacó
un porro.

-CLARA: Me pintó una pitada, pero abajo no se puede.

Lo encendió, le dio una calada y me lo apoyó en mis labios, le di la


pitada y se lo apoyó a Pablo en los labios, y eso me excitó terriblemente!
Seguramente la intención de Clara, era tentar a Pablo, jugar con su
excitación buscando que fuera él, quien propusiera o intentar algo. Yo
estaba expectante a su reacción, las pitadas se sucedieron hasta que
el porro se terminó, y en ese momento Clara nos abrazo a los dos,
quedando nuestras bocas a un palmo de distancia, en ese momento
sólo faltaba la intención de alguno de los tres para besarnos, y yo creo
que en el fondo lo estaba deseando, deseaba que en ese momento,
Pablo me besara y la besara a Clara, y con seguridad todos se hubiera
desatado. Pero creo que de ninguno de los tres, o al menos de Pablo y
de mi, se dio la intención.

Nos separamos y Clara dijo de irnos que ya era bastante tarde y no


quería que nada me pasara.

Bajamos al salón, Clara le avisó a su hermano que nos íbamos y salimos


los tres abrazados, Pablo en medio de nosotras dos, tomándonos por la
cintura.
176

Llegamos al auto y las dos nos subimos en el asiento del acompañante,


si Pablo lo hubiera deseado o se hubiera animado nuestras piernas
estaban a centímetros de su mano, y sin demasiado trabajo nos podría
haber tocado las conchitas a ambas.

Llegamos a su casa, nosotras bajamos y Pablo entró el auto.


En ese momento que Pablo no nos veía, Clara me besó y me tocó las
tetas, yo sentía mis flujos, chorrear por mis piernas, sin lugar a dudas,
estaba lista para una noche de a tres, pero no sabía si lo estaba Pablo.

Entramos los tres a la casa y subimos a las habitaciones, en la puerta


de la nuestra, Clara nos volvió a abrazar a ambos y nos dio un pico a
cada uno.
-CLARA: Gracias por esta noche chicos, son ustedes dos personas
maravillosas y espero seguir teniendo los en mi vida!

Ansiosa por saber el desenlace de la noche, entré en la habitación y


Pablo detrás de mí.
Cerró la puerta y sin perder tiempo, nos desnudamos los dos en tres
segundos.
-PATRICIA: Hágame suya mi señor!
-PABLO: Claro que sí! Me voy a coger a mí súbdita por todos lados,
empezando por ese culito hermoso, qué estuve deseando toda la
noche!
-PATRICIA: Si mi señor! Mi culo es suyo! Haga con él lo que usted
quiera!
Y dicho esto, me acostó boca abajo en la cama, de la mesita de noche
sacó el lubricante, me lo desparramo por todo el culo, apunto su pija y
apoyándola en mi culito, empezó a entrar, despacio para no hacerme
mal, no sólo que no me hizo mal, sino que lo estaba deseando, quería
sentirlo todo adentro. Cuando ya hubo entrado todo, empezó a
bombear, lento pero hasta el fondo, su cuerpo chocaba con mis nalgas
y yo volaba de la excitación, sus manos estrujaban mis tetas y por
primera vez, tuve un orgasmo sin que siquiera me tocara la conchita.
177

Una locura! me la sacó del culo y me la metió en la concha, entró de


una de lo mojada que estaba. Me sacó otro orgasmo y me siguió
bombeando sin parar, hasta sacarme otro, en el momento en que él
acababa dentro de mi conchita. Qué placer! Como me gusta sentirme
suya!
Nos tumbamos en la cama y antes de dormirme pensé cuánto me
hubiera excitado, que Pablo nos cogiera a las dos. Cada vez veía más
cerca, un encuentro con Clara, pero prefería que también fuera con
Pablo, si no sentiría que lo estoy engañando, aunque a decir verdad, ya
lo estoy engañando, haciendo todo lo que hacemos con Clara, pero no
lo puedo manejar.
Nos despertamos como a las tres de la tarde del domingo, no se
escuchaba ningún ruido en la casa, supusimos que Clara aún dormía.

Nos levantamos y nos duchamos juntos, era un día de sol y calor y le


dije a Pablo de bajar a la pileta.
Al bajar nos encontramos una nota de Clara que nos decía que había
ido a comprar algo para comer, preparé el mate y nos sentamos en la
galería.

-PABLO: Qué nochecita putita mía!


-PATRICIA: Muy loca machito mío!

-PABLO: Hicimos muchas locuras! Me encantó!


-PATRICIA: Qué rico me cogiste!

-PABLO: Me excitás terriblemente cuando estás tan caliente!


-PATRICIA: Y a mí que te calientes tanto!

-PABLO: ¿Me pareció a mí, o Clara quería tener algo con los dos!

-PATRICIA: A mí también me pareció!


-PABLO: ¿Clara es bisexual?

-PATRICIA: Eso si que no lo sé, pero no sería de extrañar! Es bastante


liberal!
178

-PABLO: ¿Qué hubieras dicho si proponía algo así?

-PATRICIA: No sé, ¿vos?

-PABLO: Tampoco sé! Nunca hablamos de algo así, ni siquiera hemos


fantaseado con alguien más! Creo que eso tiene que ser una decisión
de los dos, pero no en un momento de calentura, quizás uno se embala
en eso, y después trae consecuencias.

-PATRICIA: Pienso igual! Si en algún momento se nos ocurre algo así,


tiene que ser una decisión nuestra!

Por primera vez hablábamos el tema con Pablo, no podía decirle qué
Clara lo deseaba y que en el fondo yo también, sé del placer que me da
Pablo, e imaginaba el que me podía dar Clara, y no solamente a mí,
también a Pablo.
Dejamos la conversación ahí, porque en este momento llegó Clara con
varios paquetes con comida.

Tomamos unos mates con sándwiches de miga y unas facturas,


mientras comentábamos la fiesta en el pub.

Después de los mates, subimos con Clara a ponernos la bikini para ir a


la pileta, Pablo se quedó ya que estaba con el short de baño.
Mientras nos cambiábamos le conté la conversación con Pablo.
-CLARA: Si lo hubieras dicho que yo quería, ¿me hubieran invitado a la
fiesta?

-PATRICIA: En la conversación viste que dijimos, que tendríamos que


estar de acuerdo, pero creo que él tiene tantas dudas como yo. El tema
se cortó cuando vos llegaste, pero supongo que en algún otro momento
surgirá, y si se llega a dar la idea de incluir otra persona, espero que no
sea con otro hombre.
Ya iremos viendo cómo sigue nuestra sexualidad. Lo de anoche fue todo
muy nuevo para los dos.

Nos pusimos las bikinis y bajamos a la pileta, Pablo ya estaba en el


agua.
179

Estuvimos un buen rato dentro del agua, y Clara dijo de ir a cenar a


algún lado para despedirnos.

A eso de las siete y media de la tarde, Pablo dijo que se iba a dar un
baño y cambiarse.

Y quedamos un momento más hablando las dos al costado de la pileta.


-CLARA: Si llegan a seguir hablando y se deciden, me voy el fin de
semana que viene con ustedes a Córdoba.

-PATRICIA: La verdad no sé! pero cualquier cosa yo te aviso. Supongo


que si tocamos el tema durante el viaje, algo puede salir, pero no te lo
puedo asegurar!

Pablo bajo cambiado, las dos subimos a bañarnos y cambiarnos.


La noche estaba calurosa y las dos nos pusimos vestidos cortos y
frescos, Y por supuesto sin corpiño, creo que en el fondo, deseaba que
Pablo se excitara y nos decidiéramos.

Fuimos al restaurante de la costa, la cena estuvo espléndida, nos


tomamos dos cervezas cada uno, charlamos y nos reímos mucho.

Volvimos a casa de Clara, pasadas las doce de la noche, tomamos un


café sentados en los sillones del estar y dijimos de irnos a dormir porque
al otro día salíamos temprano para Córdoba.
Nos despedimos de Clara y ya en nuestra habitación preparamos todo
en los bolsos y nos acostamos a dormir, esa noche no hicimos nada,
quería que Pablo descansara para manejar tranquilo en la ruta.

Cuando bajamos Clara ya tenía preparado el desayuno, mientras


desayunábamos, Pablo le preguntó a Clara:

-PABLO: ¿Cuando vuelve Pedro de España?

-CLARA: El veintinueve a la tarde.


-PABLO: Si no te toca estar en el pub el fin de semana que viene,
¿porque no te vas para Córdoba? Te pasas el finde con nosotros!
-CLARA: Pero no los quiero joder, no les quiero cortar la intimidad!
180

-PABLO: No te digo todos los días, porque nos tenemos que poner al
día, pero si querés el finde podés venir, ¿o no Pato?

-PATRICIA: Por supuesto! Por mí encantada!


-CLARA: Bueno gracias! Veo si puedo, tendría que arreglar con Marcos
para ver si se puede quedar él en el pub y cualquier cosa les aviso!
Me sorprendió que saliera de Pablo la invitación, no sabía si la intención
era lo que yo estaba pensando, o por el contrario, hacerle la gamba a
Clara que estaba sola. De todas formas, me entusiasmó la idea.

Nos despedimos de Clara y arrancamos camino a Córdoba, pasadas


las ocho de la mañana.

Durante el viaje no quise preguntarle a Pablo por la invitación a Clara,


no quería que se sienta cuestionado, pero me encantaba la idea, quizás
podría ser un fin de semana… para el recuerdo...
181

Decidimos cenar en la casa, y Pablo fue a comprar todo para hacernos


un asado.

-CLARA: Patito, ¿se habían puesto de acuerdo para invitarme?


-PATRICIA: No boluda, fue idea de Pablo!

-CLARA: Jodeme! ¿Creés que con esa intención?


-PATRICIA: La verdad no lo sé, pero no te conté lo que hablamos la
última noche en tu casa, me dijo que le pareció que vos querías tener
algo con los dos, y también me preguntó si eras bisexual!

-CLARA: Jodeme! ¿Y qué le dijiste?

-PATRICIA: Le dije que no sabía! Que vos eras bastante liberal, pero
que no sabía! ¿Qué le iba a decir? No le pude decir que tenía razón
-CLARA: Decile que no soy bisexual, que sólo me gustás vos y también
me gusta él!

-PATRICIA: Callate boluda!

-CLARA: Contame de estos días!

-PATRICIA: No sabes Clarita! Estoy más tiempo en pelotas qué vestida.


No sabes la bikini que me regaló!
-CLARA: ¿Qué tiene boluda?
-PATRICIA: Mira!

Y sacándome el pareo, le mostré la bikini. Podía ver el deseo en la cara


de Clara, me comía con la mirada.

-CLARA: Ahora entiendo por qué decís que estás en pelotas todo el día!
Esa bikini no te tapa nada nena!
-PATRICIA: Lo de estar en pelotas es literal, nos vestimos porque
venías vos, hasta hace una hora estábamos en bolas en la pileta.

-CLARA: Estas re quemada guacha! ¿Tomas sol en bolas?


182

- PATRICIA: Me dejo la parte de abajo, a Pablo le gusta que me quede


la marca de la tanguita.

-CLARA: A ver, mostrame!


Y sin ningún reparo, me desnude delante de ella, mostrándole mi
cuerpo.
-CLARA: Ay boluda estás hermosa! Te comería toda! Y me encantan
tus tetas bronceadas! ¿creés que podré hacer topless yo también? ¿O
será demasiada insinuación?

-PATRICIA: No sé boluda!

Antes que me volviera a poner la bikini, Clara desató la suya, apoyo sus
tetas en las mías y me dio un beso en la boca.
-CLARA: Ay boluda estoy muy caliente! Carlos iba a Buenos Aires el
miércoles y se pasaba por San Isidro, pero no sé qué problema tuvo y
no pudo, Así que ando caliente como una pava!

-PATRICIA: Boluda! Yo no paro de coger todo el tiempo, desde que


llegamos no sé cuántas veces lo hicimos, la otra tarde salimos a caminar
y llegamos a un arroyo como a veinte cuadras de acá, como no había
nadie nos metimos en el agua en bolas, y después me la comió y me
sacó un orgasmo, ahí, a la orilla del Arroyo!
-CLARA: Ay nena qué bien cogida estás! Qué envidia me das! ¿Te
puedo pedir algo?
-PATRICIA: ¿Qué me querés pedir? Ojo!!!

-CLARA: Me gustaría tocarme viéndote desnuda, ¿Me cumplís el


capricho?

-PATRICIA: Sos terrible Clarita! Pero vamos adentro, por si viene Pablo
no nos encuentre en ese momento.
Entramos y se sacó la bikini y se apoyó contra uno de los apoyabrazos
del sillón, y yo me desnudé y me apoyé en el otro.

Se empezó a tocar viéndome, por supuesto eso me excitó y también me


empecé a tocar.
183

-CLARA: Así Patito tócate para mí, que yo me tocó para vos!

Y ahí estábamos las dos, nuestras piernas se rozaban, y nuestras


manos una en las tetas y la otra en la entrepierna.
Clara estaba realmente muy caliente, porque minutos después de
comenzar a tocarse, ya se había sacado un orgasmo. Yo todavía no
había alcanzado el mío, y ella se sentó en el sillón mirándome y
acariciando suavemente mis piernas.

En ese momento, tiré la cabeza hacia atrás y disfrutaba de sus caricias


y las mías. Sus manos recorrían mis piernas, y aunque no le dije nada,
deseaba que llegaran a mi conchita, que me tocará, que fuera ella quien
me sacara el orgasmo. Y con ese pensamiento exploté con un terrible
temblor!
Me quedé unos segundos recostada hasta recuperarme, no le dije nada,
pero deseaba que sus manos me recorrieran, sin entender del todo por
qué me pasaba esto.
Un momento después nos volvimos a poner la bikini y volvimos a la
pileta.

Nos dimos un chapuzón para calmarnos un poco y nos quedamos


hablando en el agua, cuando a lo lejos escuchamos el auto de Pablo.
Bajó todas las compras y se metió al agua con nosotras.

Salió de la pileta y se puso a preparar el fuego para el asado.


Nosotras salimos un rato después y le ayudamos con la picada y las
ensaladas.
Clara destapó una cerveza y sirvió para los tres, yo estaba con las
manos mojadas y Clara acercó el vaso a mi boca para que tome, Pablo
estaba con las manos negras del carbón, y Clara hizo lo mismo con él,
qué al inclinárselo de golpe se le volcó cerveza, qué le mojó todo el
pecho

-CLARA: Ah Pero qué chancho!


Y nos reímos los tres.
184

-PABLO: Es que tengo la boca chica!

-PATRICIA: Mentiroso!

Mientras se hacía la carne, nos sentamos en la mesa del parque a


comer la picada y tomarnos la cerveza.

La verdad es que parecíamos amigos de toda la vida, me encanta la


confianza que tenemos, lo bien que la pasamos y lo mucho que nos
reímos.

El asado estuvo estupendo, y entre los tres nos tomamos tres botellas
de cerveza, yo ya estaba picadita, picadita, y hacía tanto calor, qué
terminamos los tres en la pileta.

Clara salió del agua, se secó y entró a la casa, supuse que iría al baño.
Nosotros también salimos y nos secamos.
Pablo abrió otra cerveza y Clara salió de la casa con un porrito en la
mano, lo encendió y entre los tres lo fumamos.

Como en otras veces, era Clara quién lo sostenía para que Pablo y yo
lo pitáramos.
No sé si era por el alcohol, por el porro o por la situación, yo estaba muy
excitada.
Mi cabeza no dejaba de imaginarnos a los tres desnudos en nuestra
cama, pero por otro lado no estaba segura de ir hacia eso.

Creo que Pablo se dio cuenta, y me preguntó si me sentía bien,


seguramente se me habrían subido los colores.

A unos pasos de la pileta, había una de esas especie de reposeras para


varias personas de esas que se hamacan, los tres nos tiramos ahí, yo
en el medio de los dos. El suave movimiento de la hamaca, el roce con
las piernas de Clara y las caricias suaves de Pablo en mi pierna, me
tenía completamente caliente, y deseando sentir, gozar.

Con el movimiento de la hamaca, Clara se fue quedando dormida,


supongo que por el cansancio del viaje.
185

Un momento después, le dije a Clara que fuéramos a la cama a


descansar.

Pablo juntó todo y lo entró a la casa, ya limpiaríamos todo al otro día.


Acompañé a Clara a su dormitorio y nosotros fuimos al nuestro, Pablo
se fue a dar una ducha para sacarse el olor a humo y yo me fui a
esperarlo en la cama.

Me desperté cuando escuché que Clara y Pablo, ya con la luz del día,
hablaban preparando el desayuno, pasé por el baño y fui para la cocina.
Saludé a Clara con un beso en la mejilla y a Pablo con un buen beso en
la boca.

-PATRICIA: Me desmayé anoche! No te escuché cuando te acostaste!


Perdón mi vida!
-PABLO: Me di cuenta!

Desayunamos en el parque, era otro día de calor, Pablo ya estaba con


su short de baño, yo ya me había puesto la bikini y Clara con una remera
que apenas le tapaba el culo y se notaba que debajo solo tenía una
bombachita.
Pablo entró a la casa y conversamos con Clara un rato, hasta que le dije
que fuéramos a tomar sol.
Se levantó y se fue a cambiar.

Me quedé sola pensando en la noche anterior, ¿Por qué me excitaba


tanto la cercanía de Clara?, a esta altura, creo que yo tenía más ganas
de estar con los dos, de las que tenía Clara, pero de solo pensarlo
ahora, con la cabeza fría, sin alcohol, sigo sin estar segura de que sea
una buena idea. La sexualidad con Pablo es sensacional, ¿sería una
locura alterarla incluyendo a Clara? En el caso de hacerlo, ¿Cómo sería
el después? ¿Volveríamos a ser nosotros dos? ¿O abierta esa puerta,
ya no se podría volver a cerrar? Aunque yo ya había abierto una puerta
en mi vida, que ni sabía que existía y para colmo de males, a espaldas
de Pablo.

Reconozco que mis pensamientos sexuales en este momento, puedan


ir más allá de Pablo, pero también que no van en dirección de otras
186

personas, solo apuntan a Clara. Pero también esos juegos que tengo
con ella, me hacen sentir que lo traiciono, esos abrazos estando
desnudas, esas masturbaciones compartidas, esos besos a
escondidas. ¿Qué pensaría yo, o como me sentiría si Pablo hiciera algo
así con alguien más? Y al responderme esta pregunta, me di cuenta que
tendría que parar con todo eso, o blanquearlo de una vez por todas.
Pero… ¿Estoy segura de contarle todo a Pablo? ¿Cómo lo puede
tomar? Ya en algún momento de su vida fue traicionado y sé cómo se
sintió y las decisiones que tomó, y yo en este momento lo estoy
traicionando.

No podía tirar por la borda mi vida con Pablo, por una atracción hacia
otra persona! O por el contrario, compartir con él lo que me está
pasando y resolverlo juntos. Pero creo que por el momento, no tengo el
valor para hacerlo, el miedo de que nuestra relación cambie o se
deteriore me aterra.
Después de todos estos pensamientos, y a pesar de haber dicho con
Clara de hacer topless, decidí usar otra bikini y no hacer topless, por
consiguiente, tampoco lo hizo Clara.

Pasamos toda la tarde en la pileta y tomando sol, mientras tomábamos


unos mates, decidimos salir a cenar en la noche y después a tomar algo
a algún bar.
Pablo se fue a bañar y a cambiar primero y nos quedamos con Clara
charlando un rato más en el parque.
Un rato después apareció Pablo con una camisa blanca y un pantalón
azul estaba realmente hermoso, cada vez me parece más guapo.

Era nuestro turno y le dije a Clara que ella se bañara primero y después
iba yo.

Claro entró a la casa y nos quedamos charlando con Pablo.


-PATRICIA: Estas muy lindo mi amor! Mejor dicho, sos muy lindo!

-PABLO: Si hablamos de belleza, la tuya es la que manda!

-PATRICIA: Qué exagerado!


187

-PABLO: Nada exagerado mi cielo! Para mí sos la mujer más hermosa


del universo!

No terminó de decirlo, cuando me tiré encima de él y le comí la boca de


un beso, y una sensación me recorrió todo el cuerpo, e impactó en mi
entrepierna.
Clara se asomó envuelta en un toallón y me dijo que ya había
desocupado el baño, para que fuera a bañarme yo.

Cuando salí de bañarme, Clara y Pablo estaban sentados en las


reposeras, tomándose una cerveza.

Clara con un vestidito de verano, bien corto y zapatos de taco.

Fui a vestirme yo, y también me puse un vestidito corto, una tanguita


muy chiquita y también zapatos de taco, por supuesto sin corpiño.
Si algo hubiera de ocurrir esa noche, quería estar preparada, lo que más
me gusta es calentar a Pablo y después disfrutarlo.

Llegamos al centro de Carlos Paz, Pablo estacionó el auto fuimos


caminando en busca de un lugar para cenar.

Encontramos un lindo restaurante, y antes de entrar Clara nos dijo qué


le permitiéramos invitarnos ella la cena. Le dijimos que sí, pero con la
condición que nosotros pagábamos luego las copas del bar.
Pedimos una picada con unas cervezas. Comimos charlando,
contándonos cosas, y como siempre riéndonos mucho.

Pedimos una ronda más de cervezas para terminar la picada, y por


supuesto, yo ya estaba alegrona.

Terminamos la cena y salimos del restaurante, caminamos unas


cuadras buscando un bar para tomar algo.

Encontramos uno con bastante gente en la puerta, supusimos que allí


habría una linda movida.

Tuvimos que esperar unos minutos para poder entrar, el lugar estaba
repleto de gente.
188

Cuando entramos, caminamos entre el tumulto en dirección a la barra,


cuando logramos llegar, pedimos unas cervezas y nos fuimos a ubicar
en uno de los costados del local, donde contra la pared hay unas
especie de estante de madera con bancos altos donde la gente se
sienta y apoya sus bebidas.
Mirando un poco todo lo que allí pasaba, a la distancia pude ver al tipo
que en el otro bar, me había encarado, al que Pablo le había dado un
trompazo.
-PATRICIA: Pabli, allá está el tipo de la otra noche en el otro bar, ¿Por
qué no nos vamos a otro bar? No quiero que pase nada, está con dos
tipos más! Mirá si te reconoce y quiere armar lio!
-PABLO: Tranquila mi vida! No pasa nada! y si le tengo que dar de
vuelta, le doy!

-CLARA: ¿Qué pasó?

-PATRICIA: Hace unos días, fuimos a un bar, en un momento Pablo fue


a buscar una cerveza a la barra y yo lo esperé en la mesa para que no
nos la ocupen, como había tanta gente en la barra, tardó, y en ese lapso
se me acercó un tipo, al principio, me hablaba, pero le die que no estaba
sola, y empezó a decirme boludeces, y en un momento me agarró de
brazo y no me soltaba, me quería levantar y no me dejaba, en ese
momento llegó Pablo y le dijo que me soltara, le dijo que no se metiera
y no sé que más, y Pablo le dio un trompazo en la cara, cuando el tipo
se enderezó como para pelear, lo agarraron dos tipos de seguridad y se
lo llevaron. Por suerte, otro de los de seguridad lo venían fichando
porque estaba bastante borracho, y a nosotros no nos echaron, pero
igual después nos fuimos para la casa.
-PABLO: Tranquila mi vida, y si vienen los tres, la ligan los tres!

-CLARA: Macho! Dijo la partera!


Y nos reímos los tres.

Traté de no estar pendiente de ese tipo, pero no dejaba de estar


preocupada, de vez en cuando miraba para ver si seguía ahí. Estaba
algo nerviosa, pero por suerte, un rato más tarde lo vi caminar con una
189

mujer, lo seguí con la mirada, hasta ver que salían del bar, recién ahí
me quedé más tranquila.

Después de terminar las primeras cervezas, Pablo fue a la barra a


buscar otra ronda, y como era de esperarse, al vernos solas, se nos
acercaron, primero dos flacos, que al decirles que no estábamos solas,
se fueron, y luego se acercaron tres, que comenzaron decirnos cosas,
nada desubicado, pero tratando de convencernos de irnos a otro bar
con ellos.
Vi a la distancia, que Pablo volvía con las cervezas y la verdad me puse
nerviosa, solo esperaba que no hubiera problemas. Pablo pasó entre
medio de los tres diciendo:
-PABLO: Perdón muchachos! Las chicas están conmigo!
Los tres pusieron cara de pocos amigos, y ahí pensé que se pudría todo,
Pablo apoyó las cervezas en la mesa, y pasó olímpicamente de los tres,
ignorándolos. Por suerte uno de ellos, le tomó el brazo a otro y
decidieron irse.

Volvimos a lo nuestro, a charlar y a reírnos, hasta que en un momento,


un muchacho se acercó, se paró detrás de Clara y dijo su nombre. Clara
se dio vuelta y al reconocerlo le dio un abrazo y un beso.
-CLARA: Fausti!

-FAUSTO: Hola Clarita! Te vi de lejos y no estaba seguro si eras vos!


¿Qué andás haciendo por acá?

-CLARA: Vine el fin de semana para acá con mis amigos!


Y mirándonos, nos presentó a su amigo Fausto.

-CLARA: Ella es Patricia y el es Pablo, su esposo. Chicos él es Fausto,


es también de San Isidro y nos conocemos desde la secundaria!
-CLARA: ¿Con quién estás?

-FAUSTO: Estoy con unos amigos! Está Vanesa también!

-CLARA: Jodeme! La voy a saludar! Disculpen un momento chicos, ahí


vuelvo!
190

-PATRICIA: Si, claro!

Clara se fue con ese chico a saludarlos y nos quedamos con Pablo y
nuestras cervezas.
Para qué negarlo, yo me venía haciendo una película en la cabeza, y
de repente, Clara se fue de nuestra mesa y eso me cambió los planes.
Pablo estaba mimoso y nos empezamos a besar, me arrimó a su cuerpo
y podía notar su erección, me decía un montón de pavadas y yo me reía
como una loca.

Casi una hora después volvió Clara y al verla, me di cuenta de que venía
bastante borracha.

-PATRICIA: ¿Qué tomaste boluda? Estás re en pedo!


-CLARA: Nada! los chicos estaban tomando unos tragos y me
convidaron.

Pablo la miraba y se reía, y yo algo preocupada, le dije que no tomara


más.

Se terminó la cerveza que había dejado en nuestra mesa, y como la vi


bastante, bastante borracha le dije a Pablo de irnos, para meterla en la
cama.
Estuvimos un rato más, y pasadas las tres de la mañana nos fuimos
para la casa.

Ya en el auto iba cabeceando del pedo que tenía, cuando llegamos a la


casa, Pablo la tuvo que llevar alzada hasta su cama, porque no podía
dar dos pasos.

-PABLO: Sacale la ropa así se acuesta bien!

-PATRICIA: Ayúdame Pablo no voy a poder sola!

-PABLO: Pato no está bien que la vea desnuda estando inconsciente!


-PATRICIA: Bueno yo me quedo de frente y vos de espalda, yo le sacó
el vestido y vos le pones la remera!
-PABLO: Dale!
191

-PATRICIA: No ibas a ver nada raro, tiene dos tetas como tenemos
todas!

-PABLO: Ya lo sé, pero me parece que no está bien en este estado.


Le pusimos la remera y la acostamos en la cama. Hubiera querido que
Pablo la viera en tetas, quizás despertara algún deseo en él.
La tapé con la sabana y nos fuimos a nuestra habitación.

-PABLO: Qué buen pedo se agarró!

-PATRICIA: No te creas que yo estoy mucho mejor!

-PABLO: Pero por lo menos estás consciente para disfrutar lo que viene
ahora!

-PATRICIA: ¿Y qué viene ahora?


-PABLO: Ahora viene el momento en que me aprovecho de tu
borrachera y te sacó una docena de orgasmos!

-PATRICIA: Vamos a ver si podés!

No fue una docena, me sacó cuatro o cinco o seis, perdí la cuenta. Sin
siquiera sacarnos la ropa, y haciendo la tanguita a un lado, me sacó
uno con la lengua.
Después me sacó el vestido y me dejó en tanguita con los zapatos
puestos, me tomó de la mano para que me levantara de la cama, y se
quedó parado para que lo desnudara. Cuándo estuvo desnudo y con su
erección a pleno, me volvió a tomar de la mano y salimos de la casa.

En una de las reposeras de la pileta, me empezó a chupar las tetas, a


morder mis pezones, me tenía enloquecida, se arrodilló delante mío, y
tomando la tanguita con ambas manos, en vez de sacármela, la rompió,
eso me éxito aún más, sus dedos se introdujeron en mi conchita,
sacándome otro orgasmo.
Me senté en la reposera, y él se paró delante mío con su pija a
centímetros de mi cara, abrir la boca y metí todo cuanto me entraba, me
esmeré en hacerle la mejor mamada que le hubiera hecho, tanto es así,
que creo que la sacó para no acabar aún.
192

Me arrodille en la reposera poniéndome en cuatro y me cogió desde


atrás, fue aumentando el ritmo hasta sacarme otro orgasmo.

Luego él se sentó en la reposera, y yo me senté enterrándomela toda,


y comencé a cabalgarlo, en un momento me tomo del culo con las dos
manos, y sin sacármela se paró, me sostuve de su cuello, y él seguía
bombeándome. Empezó a caminar por el jardín teniéndome ensartada.

Me apoyó en el borde de la mesa de jardín, y me siguió cogiendo y


chupándome las tetas.

Después me volvió a alzar y volvimos a entrar a la casa, ya en nuestro


dormitorio, me acostó boca abajo en la cama, y comenzó a lamerme
desde la nuca, recorrió mi espalda, y me lamió y me beso el culo, yo
estaba totalmente entregada, que hiciera conmigo lo que quisiera, y
supe lo que venía, lo estaba deseando, de la mesita de noche, sacó el
lubricante, me lo desparramo en el culo y también se puso en la pija,
levanté las caderas ofreciéndoselo, sentí su glande en mi orificio, ya
quería tenerlo todo adentro, fue lento, de a poco, hasta que sentí chocar
su cuerpo contra mis nalgas, nada me gusta más que ser
completamente suya, nada me hace sentir más plena, lo sacaba casi
por completo y lo volvía a meter hasta el fondo, así un buen rato. Con
su otra mano se encargaba de mi clítoris, sacándome otro orgasmo, ya
no tenía más fuerzas, sólo me dejaba hacer. Me la sacó del culo y en
esa misma posición, me la metió en la concha.
Después de bombearme un rato, me dio vuelta y me la volvió a meter,
ya sabía que estaba por acabar, y le encanta acabar mirándome a los
ojos. Me siguió bombeando, cada vez más intensamente, hasta que su
cara me dijo que acababa, me llenó completamente en el momento en
que le daba mi último orgasmo de la noche.

Exhaustos los dos, nos quedamos un momento en esa posición, hasta


que se salió de mí, se recostó a mi lado, me abrazó y me besó
intensamente.

Me desperté el domingo al mediodía, Pablo no estaba en la cama, me


levanté al baño y vi que Clara aún dormía, fui a la cocina y Pablo estaba
preparando el desayuno, que más que desayuno parecía un almuerzo.

-PATRICIA: Buen día mi vida! Todo esto es para recuperarnos de


anoche! Me dejaste hecha un trapo! Malo!
193

-PABLO: Hola corazón! Qué noche anoche! Cómo amo tus orgasmos!

-PATRICIA: Pensé que no ibas a parar hasta sacarme una docena!

-PABLO: Te perdoné! y te dejé descansar! si seguía, me dabas los


doce!

-PATRICIA: Sos terrible! pero como te amo terrible mío!


-PABLO: Qué buen pedo se agarró Clara!

-PATRICIA: Terrible! Nunca la había visto así de borracha!

-PABLO: Decís de despertarla o la dejamos dormir!

-PATRICIA: La voy a despertar no sé a qué hora tiene pensado irse.


-PABLO: Dale! yo mientras termino de preparar!

Fui a despertar a Clara, me senté a su lado en la cama, y le acaricie el


pelo y la cara hasta que abrió los ojos, y mirándola con una sonrisa,
decidí hacerle una broma.

-PATRICIA: Buen día! ¿Cómo está la borrachita?

-CLARA: Hola Clarita! Se me parte la cabeza!

-PATRICIA: Qué bien la pasamos los tres anoche!


-CLARA: ¿En el bar?

-PATRICIA: No tonta! Cuando volvimos!


-CLARA: ¿Qué hicimos cuando volvimos? No me acuerdo de nada, ni
siquiera como llegué a la cama.

-PATRICIA: ¿Cómo que hicimos? ¿No te acordás lo bien que lo


pasamos los tres en nuestra habitación?

-CLARA: Para boluda! ¿Qué hicimos en tu habitación? No tengo registro


de nada!

-PATRICIA: ¿De nada?


194

-CLARA: Jodeme que hicimos algo y yo no me acuerdo de nada! La


puta madre! Tento tiempo deseando ese momento y ahora no me
acuerdo de nada!
-PATRICIA: No hicimos nada tonta! Te estaba cargando! Te tuvimos
que traer y acostarte, tenías un pedo como para cuatro!
-CLARA: Ay boluda qué vergüenza! ¿Pablo que dijo?

-PATRICIA: Nada nena, se cagaba de risa!

-CLARA: Qué papelón!

-PATRICIA: Pero nosotros no estábamos tan borrachos, y estuvimos


haciendo algunas cositas!

-CLARA: Contame boluda!


-PATRICIA: Después te cuento, pero sabés, anoche me sacó como seis
orgasmos! Vamos que ya está listo el desayuno!

-CLARA: Ay boluda que macho tenés! Ya quisiera yo uno así!

Era otro día de calor y desayunamos a la sombra en el parque.

Clara nos dijo que a eso de las tres de la tarde se volvía para San Isidro,
no quería llegar muy tarde, a la noche tenía que estar en el pub.
Un rato después, nos dijo que iba a preparar sus cosas y yo la
acompañe. Pablo se quedó fumando un cigarrillo una de las reposeras.
-CLARA: Como la cagué anoche! Pensé que por ahí hubiéramos podido
hacer algo los tres, pero como una boluda voy y me pongo en pedo!

-PATRICIA: Igual no te comas la cabeza, no sé si estamos preparados


para eso, ni yo estoy segura de hacerlo.
Pasadas las tres de la tarde, cargó las cosas en su auto, nos
despedimos y se volvió para San Isidro.

-CLARA: Pasen por casa a la vuelta si quieren, y si pueden claro!


-PABLO: No sé si podremos, al otro día tengo que volver a trabajar, pero
algún otro día te iremos a visitar.
195

-CLARA: Los espero cuando quieran, ya saben que son bienvenidos en


casa!

La segunda semana en Carlos Paz, fue tan linda como la primera,


estábamos tan bien juntos, que no queríamos volver, y sexualmente ni
hablar, hicimos el amor todos los días, en cualquier parte de la casa,
hasta un día volvimos al arroyito y lo hicimos sobre las piedras, fueron
dos semanas de locura que los dos disfrutamos mucho, nos disfrutamos
mucho!
Pero por desgracia teníamos que dejar estos días tan pegados, y volver
al trabajo, indefectiblemente, no podía dejar de pensar en lo que estoy
viviendo, estoy por un camino desconocido y tratando de no perderme…
196

El primer día en que Pablo volvió a trabajar después de las vacaciones


en Córdoba, me llamó Carlos diciéndome que teníamos que preparar
un proyecto para un congreso que se realizaría en el mes de marzo y
que tendríamos que empezar al día siguiente.

El dos de febrero, me encontré con Carlos en el sindicato y me dio un


abrazo y un beso, que no me esperaba, muy afectuoso, y además me
dijo que me había extrañado.

No quise ponerle demasiada atención a sus palabras, y asumí que me


había extrañado como secretaria.

Pensé que el trabajo sería de un par de días, pero cuándo me explicó


lo que teníamos que hacer, me di cuenta que era un trabajo muy grande,
había que recopilar datos, hacer estadísticas, escritos, preparar una
presentación y un discurso.

Trabajamos casi todos los días del mes, incluso algunos sábados.

Cuando empezaron las clases, me iba a buscar Carlos o algún auto del
sindicato, a la salida del jardín para ir directamente para el sindicato.

La relación con Carlos, se había estrechado tanto, que ya nos


hablábamos como amigos, hasta un par de veces, ya en confianza, me
decía, "no boluda" o " para boluda".
Almorzábamos todos los días juntos, si él me iba a buscar al jardín,
almorzábamos en algún lugar, los demás días, pedía comida y
almorzábamos en el sindicato. Creo que en ese mes, comí más veces
con Carlos que con Pablo.
Cuando teníamos el proyecto más o menos armado, Carlos me dijo que
si el proyecto salía como él pensaba, seguramente, sería el que se iba
a presentar y que tendríamos que ir al congreso.
Además de todos los escritos, las presentaciones y las estadísticas
tenían que estar también traducidas al portugués.
Cuando me lo dijo pensé que sería para enviarlo o mostrarlo en Brasil.

Recién cuando unos días después me dijo que nuestro proyecto era el
que se iba a presentar en el congreso, me avisó que el congreso era en
Río de Janeiro.
197

-CARLOS: Pato, el proyecto que se va a presentar en el congreso es el


nuestro, y vamos a ir a ese congreso.

-PATRICIA: ¿A Brasil?
-CARLOS: Sí señora! A Brasil! El subsecretario y yo ya estamos
confirmados, con nosotros también vendría Alejandra y vos por
supuesto. Sé que lo tenés que hablar con tu marido, pero para mí sería
fundamental que vos estés ahí, yo voy a ser el encargado de hacer la
presentación, y el discurso de cierre y necesito que estés ahí conmigo,
sos la artífice del trabajo y quien mejor lo conoce.

Aquello me sorprendió, gratamente por un lado, porque ir a Río de


Janeiro, me daría la oportunidad de encontrarme con Martina, pero por
otro lado lo tenía que hablar con Pablo y saber su opinión.
En el último mes nos habíamos visto muy poco, incluso a finales de
febrero, hubo un viaje a La Plata, y decirle a Pablo que me iba una
semana a Brasil, no sé cómo le podría caer.
Además de vernos poco, por el tema de la infección, el ritmo sexual que
traíamos de las vacaciones, se cortó de golpe y estoy segura que lo
debe haber sentido mucho.
No se lo conté el día que me enteré, ese día llegué a casa muy cansada
y con dolor de cabeza, y sólo quería cenar y acostarme a dormir.

Al día siguiente llegué temprano del sindicato, y lo espere a Pablo con


unos mates.

Cuando se lo conté, le conté que tenía la oportunidad de encontrarme


con Martina, y que eso era lo que más me interesaba del viaje.

La verdad es que tenía miedo a su reacción, pero también sabía que él


siempre me había apoyado en mis decisiones.
Por supuesto, no puso objeciones y se alegró de que pudiera ver a mi
amiga.

En esos días hablamos varias veces del viaje, incluso me acompañó a


comprar lo que necesitaba para llevarme.
198

Cuando faltaban unos días para el viaje, una tarde en el sindicato,


Carlos me dijo que nuestra Partida se había adelantado, y que nos
iríamos el seis de marzo a la noche, o sea, el día anterior al cumpleaños
de Pablo. Con la cara que debo haber puesto, Carlos me pregunto si
todo estaba bien, pero qué le iba a decir, ¿que no viajaba por estar con
Pablo en su cumpleaños? Después de todo era mi trabajo.

Que el viaje se haya adelantado, me cayó muy mal, de haber sabido


qué no estaría para el cumpleaños de Pablo, hubiera desde un principio,
decidido no ir, y con Martina encontrarnos en algún viaje a Brasil con
Pablo.

Pero ya había confirmado que iba, mi pasaje aéreo y el hospedaje en el


hotel ya estaban confirmados, y además Carlos quería que esté con él
durante la presentación, me decía que sólo confiaba en mí para eso.

Cuando se lo conté a Pablo, pude ver su cara, a pesar de que me dijo


que no pasaba nada y que lo festejábamos a mi regreso, creo que no le
cayó muy bien.

Encima del poco tiempo que habíamos pasado juntos en el mes de


febrero, me vino esa maldita infección urinaria, y me privó de tener más
encuentros sexuales con Pablo.
La última noche antes del viaje, aunque aún la ginecóloga no me había
dado el alta, hicimos el amor, y después de tanto tiempo, Pablo volvió a
usar preservativos, ya que el DIU me lo volvería a poner al regreso del
viaje. Pero no quería irme tantos días, sin tener un encuentro íntimo con
él, quería que sintiera que yo también lo necesitaba.

Llegó el día de irme y Pablo me llevó hasta el sindicato, saludó a Carlos


y le presenté a Alejandra y a Roberto.

La verdad es que me sentía mal por irme y dejarlo, pero también me


entusiasmaba el viaje y el encuentro con Martina.
A Pablo se le ocurrió hacer un video para saludar a Martina, y me
encantó ese gesto, nos despedimos y subí llorando a la combi.

Durante el viaje le fui mandando mensajes, contándole por dónde


íbamos, hasta que llegamos al aeropuerto.
199

Despachamos los equipajes y aguardamos el llamado para embarcar.


Al subir al avión, me enteré que viajábamos en primera clase, que
estreno! Volar por primera vez y en primera clase!
Se lo conté a Pablo en el último mensaje antes de apagar el teléfono
para el despegue.
Alejandra estaba al lado mío, y Carlos con Roberto en los asientos de
atrás.

-PATRICIA: Es la primera vez que vuelo, y estoy un poco asustada!

-ALEJANDRA: Tranquila! No pasa nada! cuando levanta vuelo es una


sensación rara, quizás se te tapen los oídos, pero no más que eso. Yo
he volado varias veces y cada vez me gusta más!
El vuelo duraba casi tres horas, cuando el avión empezó a ganar
velocidad, me tomé de los apoyabrazos con fuerza, por el miedo.
Alejandra se dio cuenta y me tomó la mano mientras me hablaba de
cualquier cosa para que no pensara.
Efectivamente, se me taparon los oídos, pero cuando el avió ya tomó
altura, me aflojé un poco y respiré tranquila.
Charlamos con Alejandra durante todo el vuelo, nos conocíamos, pero
nunca habíamos hablado con ella, cosas personales. Le conté de Pablo
y el tema de su cumpleaños y ella me contó que está casada con un
agente de seguros ya hace varios años, que tienen un hijo y que en
estos últimos tiempos, la cosa no iba muy bien entre ellos.

El vuelo se hizo corto, y cuando quise acordar, nos avisaban que


comenzaba el descenso.

Tampoco me resultó tan traumático, y cuando aterrizamos, bajamos los


cuatro, pasamos por las oficinas de migraciones y fuimos a esperar
nuestros equipajes.

Ya en tierra, me aparté un momento del grupo y lo llamé a Pablo para


saludarlo por su cumpleaños.

Hablamos un rato, hasta que Alejandra me hizo señas, que ya venía


nuestro equipaje. Me despedí de Pablo hasta el otro día y retiré mi
maleta.
200

En una combi, nos llevaron hasta el hotel. Por supuesto un súper hotel
cinco estrellas en la zona de Ipanema.

Cada uno de los cuatro, tenía su habitación y por supuesto, eran


espectacularmente lujosas, una especie de antesala con un escritorio y
un office, un enorme baño con jacuzzi y un ventanal con vista al mar.
Como quisiera disfrutar de algo así con Pablo!

Dejamos nuestras cosas y aunque era tarde bajaríamos a cenar al


restaurante de hotel.

Después de la cena, Roberto dijo que se iba a su habitación a


descansar, Carlos dijo de tomar un café y Alejandra dijo que también se
retiraba. Quedamos Carlos y yo que nos tomamos un café.
Charlamos un poco del hotel, del lugar de las conferencias y mientras
subíamos a nuestras habitaciones me dijo:

-CARLOS: Pato, mañana después del desayuno vamos a ir al centro de


convenciones a ver el lugar y dejar nuestra presentación, para que la
organización arme los turnos.

-PATRICIA: ¿Es lejos de acá?


-CARLOS: No muy lejos, es en Barra da Tijuca a unos veinte minutos
de acá, ya arreglé el alquiler de un auto para estos días. Al medio día
almorzamos en el hotel, y nos queda la tarde libre hasta el miércoles.

-PATRICIA: Entonces voy a aprovechar a ver a mi amiga Martina que


vive acá en Rio, mañana a la tarde!

-CARLOS: Perfecto! Si necesitás que te lleve a algún lado me avisás,


conozco un poco de Rio de janeiro, ya he venido varias veces!

-PATRICIA: Dale! Arreglo con ella y te digo, quizás diga de venir a


buscarme!
Nos saludamos con un beso y entramos cada uno a su habitación.

Al día siguiente, luego de desayunar con Alejandra, nos fuimos los tres
para el centro donde se haría el congreso.
201

Tanto el camino como el lugar eran hermosos, todo por allí era muy
lindo.

Hacía calor y me puse una pollera no muy corta, una camisa gris y unas
sandalias de taco bajo. Alejandra llevaba una minifalda negra y una
camisa blanca que dejaba traslucir el corpiño blanco que tenía debajo,
marcándole un buen par de tetas, bastante más grandes que las mías.

Llegamos al lugar, lo recorrimos, Carlos habló con la gente de la


organización, dejamos nuestra presentación y después de un rato, nos
asignaron nuestro turno para el día jueves a las cinco y media de la
tarde.

Las jornadas del congreso se harían en doble turno en días alternados,


algunos días por la mañana desde las diez hasta las trece, luego una
hora para almorzar y continuaban algunos días, desde las dos hasta las
seis de la tarde.

En el cronograma, también estaba programado un coctel para el viernes


a las siete de la tarde y una cena con show y baile para el sábado por
la noche, luego del cierre oficial del congreso.

El domingo por la tarde, a partir de las catorce horas, habría una


muestra con paneles en exposición para intercambiar propuestas y
experiencias entre los representantes de todos los países.

Volvimos al hotel, y almorzamos los cuatro.


Martina me había llamado para avisarme que me pasaba a buscar y que
iríamos a pasear un poco por la ciudad y las playas y que me traería
después de cenar.

Le avisé a Carlos para que estuviera al tanto y antes de entrar a las


habitaciones en tono de broma, me dijo:
-CARLOS: Sos muy mala Pato! Me dejás solo!

-PATRICIA: No seas así! Quedan Roberto y Alejandra, podés estar con


ellos!

-CARLOS: Tenés razón! Me quedo con Roberto que es un divertido


bárbaro! Seguro me va a decir de leer algún libro o jugar una partida de
ajedrez!
202

-PATRICIA: No seas malo!

-CARLOS: Era en broma mujer! Pasalo lindo con tu amiga!

Nos despedimos y me fui a cambiar, Martina me había dicho que


podríamos ir a alguna playa, así que me puse la bikini, una remera, un
short de jean y unas sandalias bajas.
A las catorce, me mandó Martina un mensaje, que ya estaba abajo.
Cuando salí de mi habitación, me encontré con Carlos que también
salía, pude notar como Carlos me pegó una repasada con la mirada,
pero no le di importancia y salimos caminando juntos de hotel.

Al salir vi a Martina apoyada en un BMW, y al vernos, ambas corrimos


a abrazarnos, antes de llegar a su encuentro ya iba llorando de la
alegría.
-PATRICIA: Hola Marti! Que ganas tenía de este abrazo!

-MARTINA: Hola Patito! ¿Cómo estás corazón?

-PATRICIA: Feliz de verte!

-MARTINA: Yo también! Cuando me dijiste que venías enloquecí!


Contaba los días! Pero ya estás acá!
-PATRICIA: Si! Es lo que me decidió a venir! Poder verte!
En ese momento Carlos llegó a donde nos encontrábamos, y los
presenté. Hablamos dos palabras y Carlos nos saludó amablemente y
se fue.

-MARTINA: Estás hermosa nena! Estás más buena que antes!

-PATRICIA: Ay callate boluda! Vos estás bárbara! Se ve que la vida en


Rio te sentó muy bien!

-MARTINA: La verdad, es que no me puedo quejar! Bueno! Subí que


nos vamos a pasear por ahí!
Me llevó a Leblón, una playa cercana muy linda y nos recostamos en la
arena cerca de un bar de la playa, Martina apoyó una lona y nos
recostamos a tomar sol, mientras charlábamos. Las dos quedamos en
203

bikini, la de Martina mucho más chiquita que la mía y dejaba ver


bastante de su hermoso cuerpo.

Le empecé a contar un poco de mi vida en estos últimos tiempos y me


acordé del video de Pablo, tomé mi teléfono, lo busqué y se lo mostré.

-MARTINA: Ay nena! Es hermoso ese hombre! Había visto un par de


fotos de ustedes, pero ahora que lo veo bien, me parece que es un
divino!

-PATRICIA: Es un divino! Nos llevamos muy bien! Nos entendemos muy


bien! Y él me banca siempre! No me imagino la vida sin él!

-MARTINA: Eso quiere decir que estás muy enamorada y muy bien
cogida guacha!
-PABLO: Re bien! No sabés! Una locura! En enero nos fuimos quince
días a Córdoba y no sabés lo que fue! Fueron quince días en donde
estuve más en pelotas que vestida! Y súper bien atendida! A cada rato,
en cualquier lado! Una locura!
-MARTINA: No sabés cuanto me alegra escucharte!

-PATRICIA: Pero por otro lado me puso mal venir justo ahora! Hoy es el
cumpleaños de Pablo y hubiera querido estar ahí con él! Íbamos a llegar
mañana, pero se adelantó porque Carlos, tenía que organizar nuestra
presentación, y encima es quien da el discurso de cierre y quería tener
todo arreglado antes que arrancara el congreso.
-MARTINA: ¿Y Pablo te dijo algo de que no ibas a estar para su
cumpleaños?
-PATRICIA: Cuando le conté del viaje, y le dije que tenía la posibilidad
de verte después de tantos años, me dijo que la aproveche, pero cuando
le dije que se adelantaba, mucho no le gustó, por su cara lo digo, por
supuesto no me dijo nada, es un ángel! Él quería que viniéramos los
dos a Brasil, ya lo teníamos pensado, probablemente, vendríamos el
verano que viene, pero esto se adelantó!

-MARTINA: Cuando puedan venir, ni lo piensen, se vienen y se quedan


en casa, solo tienen que gastar en los pasajes, no hace falta más!
-MARTINA: ¿Pablo está trabajando ahora?
204

-PATRICIA: Hasta la cuatro de la tarde!

-MARTINA: Bueno, dentro de un rato, le hacemos una videollamada,


¿qué te parece? Y lo saludamos por el cumpleaños!
-PATRICIA: Dale!

Seguimos charlando y tratando de ponernos al día de nuestras vidas, le


conté como iba el tema de la epilepsia, del trabajo en el sindicato y ella
me contó de su marido, de los planes de ser madre el año siguiente.

Como a las cinco de la tarde le mandé un mensaje a Pablo para saber


si ya estaba en casa, me contestó que sí y le hice una videollamada.

-PATRICIA: Hola mi amor feliz cumpleaños otra vez!

-PABLO: Hola mi cielo gracias! ¿Estás en la playa?


Y girando el teléfono nos enfoque a las dos y a coro le cantamos el Feliz
cumpleaños

-PABLO: Hola Martina, cómo te va?

-MARTINA: Hola Pablo Feliz cumpleaños! Es un saludarte aunque sea


a la distancia! Nos vinimos un rato a la playa, pero lo que no hemos
podido es charlar!
-PABLO: Me imagino! ¿Se están hidratando verdad? Porque me
imagino que de esas lenguas debe estar saliendo fuego!
Nos reímos los tres, charlamos como quince minutos, hasta que mi
teléfono se estaba quedando sin batería.

-MARTINA: Ya le dije a Pato que se vengan a casa cuando quieran!

-PATRICIA: Mi amor si se corta es que tengo poca batería, me olvidé


de ponerlo a cargar. ¿Salís con los chicos esta noche? Nosotras
cenamos juntas y después me lleva Martina al hotel!

-PABLO: Sí, esta noche nos juntamos con Miguel y con Juan a tomar
unas cervezas!

-PATRICIA: Bueno mi amor después a la noche desde el hotel te lla…


205

Y mi teléfono se apagó en medio de la llamada.

-MARTINA: Ay nena es un amor! Cuánto me alegro por vos! Me alegro


mucho que estén tan bien!
Charlamos un rato más, creo que aún no le había contado y no sabía si
hacerlo, el tema de Clara, pero como estábamos Charlando, como si el
tiempo no hubiera pasado, me animé a contárselo.

-PATRICIA: Tengo algo más que contarte, no estaba segura, no lo he


hablado con nadie, pero te lo quiero contar a vos!

-MARTINA; ¿Qué boluda? Contame!

-PATRICIA: Por el trabajo en el sindicato, muchas veces tengo que


viajar, a Buenos Aires, a La Plata y a otras ciudades de la provincia. En
varios de esos viajes, coincidimos con la mujer del secretario del
sindicato de San Isidro, y nos hicimos amigas. Me he quedado en su
casa, a fin del año pasado estuvo en Mar del Plata y también estuvo en
casa. Con el marido tienen un pub, muy liberal, digamos, es una casona
que en la parte de adelante es un bar normal, pero tiene una parte atrás,
para todas las variantes sexuales, lesbianas, travestis, gays, y todo lo
que se te ocurra. Estuve algunas veces ahí, y hay algo con esa chica,
no te lo podría explicar, sabes que no me gustan las mujeres, pero con
ella es una especie de atracción, ella me ha dicho abiertamente, qué le
encantaría estar conmigo, y me doy cuenta en su mirada y en su forma
de tratarme.
-MARTINA: ¿Y pasó algo?
-PATRICIA: Lo que se dice algo con todas las letras no, pero si nos
hemos visto desnudas, nos hemos besado varias veces, nos hemos
abrazado estando en tetas, y lo más intenso, fue un fin de semana que
estuve en San Isidro, fuimos a un departamento que ella tiene y nos
masturbamos mirándonos la una a la otra!
MARTINA: Ay boluda! Ya veo que terminas en la cama con ella!

-PATRICIA: Con vos puedo ser sincera! Me estoy conteniendo! Cuando


estuvo en casa, estuvimos a un paso de hacer un trío con Pablo, ella
me dijo que le encantaría, pero yo no me atreví a dar el paso. En las
dos semanas que estuvimos en Córdoba, ella se vino un fin de semana
206

y te juro que tenía ganas de que pasara, no me preguntes por qué, ni


yo lo entiendo, pero ese fin de semana, si se daba, creo hubiera
disfrutado estar con los dos.
-MARTINA: ¿Pablo está al tanto de esto?

-PATRICIA: No, sólo que somos amigas y nos llevamos bien, con Pablo
también se lleva muy bien, pero no pasa de ahí!

-MARTINA: ¿Y te pinta probar con ella?

-PATRICIA: Creo que sí, pero por otro lado, me pega la culpa, aunque
sea con una mujer, sé que lo estoy engañando a Pablo.

-MARTINA: Te diría que tengas cuidado, en una pareja pueden pasar


muchas cosas, pero creo que para que la pareja siga siendo tal, tienen
que estar de acuerdo. ¿Lo hablaste alguna vez con Pablo?
-PATRICIA: ¿Lo de estar con alguien más?

-MARTINA: Sí, capaz que a él le copa la idea y no lo estarías


engañando, sería un acuerdo de abrir la pareja a otras personas.

-PATRICIA: Es que eso es lo que me da miedo, plantearle algo así y


que piense que quiero tener sexo con otras personas por que con él no
me alcanza, o que soy una calentona y busco meterlo a él en ese
mambo, tengo miedo de agarrar ese camino y que nuestra relación se
vaya a la mierda!

-MARTINA: Por eso te digo que creo que tienen que estar de acuerdo,
para que no se pudra todo, creo que tus deseos tendrían que coincidir
con los de Pablo, si la cosa no es pareja, tarde o temprano vienen los
problemas.

-PATRICIA: Además no estoy segura yo de querer abrir nuestra pareja


a otras personas, o al menos no ahora, creo que estamos en el mejor
momento de nuestra relación, y no quisiera que nada lo arruine, aunque
si supiera todo seguramente no resultaría nada bien.

-MARTINA: Por eso creo que tenes que tener cuidado, no importa si es
hombre, mujer o trans, si es a espaldas de él, es engañarlo, ¿qué
pensarías vos si el que planteara algo así fuera Pablo? ¿Cómo te
sentirías si supieras que él, a espaldas tuyas, anda haciendo algo así?
207

-PATRICIA: Creo que no me caería nada bien!

-MARTINA: Quizás ahí esté la respuesta, yo no soy quién para decirte


como vivir tu vida o tu sexualidad, eso es muy personal, lo que si te
aconsejaría, es que pienses bien lo que querés hacer y las
consecuencias que puede tener la decisión que tomes.
-PATRICIA: Con Pablo venimos descubriendo una sexualidad diferente,
juegos, lugares prohibidos, ropa, videollamada sexuales cuando viajo,
como decirte... nuestra sexualidad está en expansión, pero solo entre
nosotros, ni siquiera hemos fantaseado con alguien más!

-MARTINA: Tenes que tener cuidado, por él y por vos, por la relación,
creo que tendrían que ir a la par para no terminar mal.
-PATRICIA: Si tenés razón!
-MARTINA: ¿Creés que esta chica pueda estar enamorada de vos? ¿O
solo es atracción sexual? ¿Ha estado con otras mujeres?

-PATRICIA: Me dijo que no, que solo le pasa conmigo.


-MARTINA: Por eso, puede que se haya enamorado de vos y te vaya
llevando de a poco a lograr con vos lo que ella está buscando.
-PATRICIA: Nunca lo vi así!
-MARTINA: ¿Y con este hombre Carlos, ¿qué onda?
-PATRICIA: Ese también es otro tema!

-MARTINA: También está atrás tuyo?

-PATRICIA: No te podría decir, nunca insinuó, ni me dijo nada, es muy


caballero, muy considerado, muy correcto, te diría que por momentos
tiene actitudes paternales, pero por otro lado, ha tenido otras actitudes,
no sé si indirectamente está buscando tener algo conmigo, pero siempre
y sobre todo en los viajes, me tiene como una reina, los mejores
restaurantes, los mejores hoteles y cuando empecé a trabajar con él, yo
no tenía mucha ropa coqueta, él me compró ropa, ropa cara boluda!
Zapatos, carteras, el primer vestido que me regaló los lleve a casa, y
cuando Pablo lo vio, no pude decirle que me lo había regalado él, le
inventé que él lo había pagado con la tarjeta en cuotas y que yo se lo
208

pagaba por mes. Y a partir de ahí, aunque le dije que no lo hiciera, me


siguió comprando, pero le dije que se la llevara él, no podía volver de
cada viaje con ropa nueva y cara.
-MARTINA: Me parece que con este hombre también tenés que tener
cuidado, quizás te esté haciendo el trabajo fino, te está haciendo el
entre, para que seas vos la que caiga y no quedar como que él es quien
te buscó. Y sobre todo pensá bien las cosas, estás jugando con fuego
y te podés quemar.
-PATRICIA: Y además, se acuesta con Clara!

-MARTINA: Mas cuidado todavía! Quizás entre los dos, estén tratando
de hacerte entrar en su juego!
- PATRICIA: Alguna vez ella me dijo qué le gustaría estar conmigo y con
Carlos, hasta que lo conoció a Pablo, a partir de ahí, me dijo que le
encantaría estar conmigo y con Pablo.

-MARTINA: Seguramente ella también está experimentando, buscando


nuevas cosas, por eso te incita a probarlas!

-PATRICIA: Puede ser! No la veo como una mala mina, si lo pienso en


frío, sí me quisiera cagar la vida con Pablo, ya lo hubiera hecho, sin ir
más lejos, contándole lo que hemos hecho a espaldas de él.
-MARTINA: Probablemente! Pero no te quiere cagar la vida, quizás
pretenda llevarte a su terreno, y disfrutar con vos y con Pablo o Carlos
lo que ella está buscando disfrutar.

-PATRICIA: Si, puede ser!


-MARTINA: Estate atenta! Que vos quieras vivir esas experiencias, está
perfecto, pero vos decidí sobre tu vida, no te dejes llevar si no estás
segura! Creo que ya has traspasado la línea de la fidelidad, no soy quien
para juzgarte, pero estás caminando al borde del abismo y si no estás
atenta, podés caer. Si caer no te importa, está todo bien, pero si
después te das cuenta de que no estuvo bien, lo vas a tener que
remontar, sobre todo con vos misma y tu conciencia.

Martina tiene razón, ¿hasta dónde estoy dispuesta a llegar con estos
juegos? Tengo que estar atenta y no dejarme llevar.
209

-PATRICIA: Bueno, ahora contame vos! ¿Cómo estás con Felipe?

-MARTINA: Por suerte muy bien! Nos llevamos muy bien y es un buen
tipo!
-PATRICIA: ¿Y en la cama?

-MARTINA: De maravillas, hasta ahora de maravillas, nos conocemos


bien y sabemos cómo satisfacernos, vivimos una buena vida, nos gusta
viajar a los dos y cuando tenemos tiempo, nos vamos, a donde sea,
pero nos vamos. Además somos los dos muy tranquilos, tratamos de no
hacernos problemas y disfrutar la vida.

-PATRICIA: ¿Y están pensando en un hijo?

-MARTINA: Lo venimos hablando hace tiempo, en una primera


instancia, lo venimos pensando para el año que viene o el otro, sabemos
que muchas cosas que hacemos ahora, cambiarían teniendo un hijo,
pero la idea va madurando, tampoco queremos ser padres muy
grandes. ¿Y ustedes?
-PATRICIA: Con Pablo lo hemos hablado varias veces y sé que a él le
encantaría que tuviéramos un hijo, pero después de lo que me pasó,
siempre me quedó el miedo de volver a quedar embarazada, Pablo no
me presiona, creo que está esperando que yo lo decida, pero mientras
tanto seguimos practicando!

-MARTINA: Zorra! Tené cuidado! Tratá de no hacer cagadas!


Estuvimos en la playa hasta eso de las seis de la tarde, después dimos
unas vueltas por Rio y cerca de las ocho, fuimos para su casa.
Cuando llegamos, Felipe estaba cocinando, nos saludó muy
amablemente, en un español mezclado con acento portugués muy
simpático.
La cena estuvo estupenda y Felipe me pareció un tipo genial, se tratan
muy bien, y se ve que está muy enamorado de Martina, hacen una
hermosa pareja.

A las once y media de la noche, les dije que me tenía que ir, ya que al
otro día tenía que levantarme temprano.
210

Felipe no quiso que Martina fuera sola, y los dos me llevaron al hotel, al
despedirnos, Felipe me dijo que esperaba volver a verme antes de
volver, y me dijo, como me había dicho Martina, que nos esperaban a
Pablo y a mí, cuando quisiéramos.

Me despedí de Martina con un abrazo, y quedamos en que cuando


tuviera otro rato libre, la llamaba para encontrarnos.

Se fueron y entré al hotel, iba camino a mi habitación, cuando vi a Carlos


y a Alejandra, en una mesa del bar, tomando una copa, me acerqué
para saludarlos, no los quería interrumpir, pero me insistieron y me
senté con ellos.

Me pedí un café y charlamos un rato antes de subir a nuestras


habitaciones.
Al día siguiente, el miércoles, se inauguraba el congreso con una
ceremonia de apertura a las seis de la tarde, y luego un cóctel.

Desayunamos los cuatro en el hotel, y a media mañana fuimos con


Carlos y Alejandra al lugar del evento.

En el viaje, podía ver cierta complicidad entre Carlos y Alejandra, y


pensé que quizás aprovecharían el viaje para tener algo. Tengo que
reconocer, que tuve cierta sensación, como de que Carlos, no me
prestaba atención y en el fondo, me sentí, como decirlo…
¿desplazada?.
Llegamos al lugar, Carlos habló con un par de personas, y Alejandra y
yo nos quedamos hablando en la recepción del lugar.
-ALEJANDRA: Nunca lo había tratado a Carlos por temas que no fueran
laborales, pero me doy cuenta que es un encanto! ¿Cómo es con vos?

Me dio la impresión que su pregunta iba por otro lado, que me estaba
queriendo preguntar si entre Carlos y yo pasaba algo, seguramente para
saber si podía tener alguna chance con él.
-PATRICIA: Conmigo la verdad que es todo un caballero, además de
trabajo, hablamos de algunas cosas nuestras, pero no más que eso.
Y yéndole al hueso de la cuestión, le mandé de frente:
211

-PATRICIA: ¿Si lo que vos querés saber es si entre Carlos y yo pasa


algo? Desde ya te digo que no! Nunca pasó, ni va a pasar! Estoy casada
y muy enamorada de mi marido!
Y cambiándole el gesto, incluso algo nerviosa, me dijo:

-ALEJANDRA: No… no, por favor, no lo decía por eso! Solo por saber
si es siempre así, o es solo conmigo.

Quizás pude sonar como a la defensiva y quizás un poco agresiva con


la forma tan frontal de preguntarle, pero creo que en el fondo, dejar de
recibir la atención de Carlos, me molestó un poco.

Cerca del mediodía, volvíamos para el hotel, cuando Carlos nos dijo de
ir a almorzar a algún lado, las dos dijimos que era una buena idea, y nos
llevó a un restaurante muy lindo que él conocía.
Por supuesto no nos permitió pagar, y luego de salir del restaurante,
paseamos un poco por Rio de Janeiro.

Volvimos al hotel para bañarnos y cambiarnos para el evento.


Ya en mi habitación, antes de bañarme lo llamé a Pablo, cuando me
atendió, no lo noté muy animado, me dijo que estaba complicado con
algo del trabajo que tenía que haber hecho y entregado. Hablamos unos
minutos, y le dije que a la noche lo volvía a llamar.
Me di un regio baño en esa bañera y cuando me estaba secando, me
llegó un mensaje de Carlos, preguntándome si podía pasar un momento
por mi habitación. Le dije que me diera unos minutos, me puse una
remera y un jean, y cuando me estaba secando el pelo, golpeó mi
puerta.

-PATRICIA: Pasá Carlos!

Entró con una gran bolsa y ya me imaginé lo que venía en ella.


-CARLOS: Pato, me volví a tomar el atrevimiento de comprarte algo
para esta tarde! Y además te traje tu ropa que tenía en casa.

-PATRICIA: Pero Carlos, traje ropa para ponerme!


212

-CARLOS: Ya imagino, pero quería que estrenes algo! Que estuvieras


espléndida!

-PATRICIA: No hacía falta, sabés que después no me puedo quedar


con esa ropa! No puedo volver a casa con eso!

-CARLOS: Esta vez podés decir que lo encontraste muy barato y


aprovechaste!

-PATRICIA: Sos terrible Carlos! ¿Y a Alejandra también le compraste?

Y al instante de hacer esa pregunta me arrepentí, sonaba a escena de


celos, y con una media sonrisa, como dando por hecho mis celos, me
dijo:

-CARLOS: Claro que no Pato, esto lo hago solo con vos! Que sepas que
sos mi preferida!
-PATRICIA: Basta Carlos, me hacés poner colorada!

-CARLOS: Es una broma tonta! Por favor decime si te gusta!

Y sacando la ropa de la bolsa, me encontré con un vestido espléndido,


de color gris claro, al verlo me lo imaginaba por sobre las rodillas de
largo, y con dos finas tiras en los hombros, unos pliegues de tela
adornaban el frente y la espalda era semi descubierta. Junto con el
vestido, una especie de chalina, supuse que para poner sobre los
hombros de color negro y unas zapatos de taco alto, también negros.
Era realmente hermoso!
-CARLOS: Probate todo Pato, por si hay que cambiar algo!

-PATRICIA: Hasta ahora acertaste siempre!

Me fui con la ropa al baño, me saqué lo que tenía puesto y me dejé solo
la tanguita negra. Me lo puse sin corpiño y me quedaba pintado, me
puse los zapatos y salí.
-CARLOS: Guauu! Hermosa! ¿Cómo lo ves?

-PATRICIA: Perfecto! Es elegante, pero no muestra nada!


213

-CARLOS: La chica que me atendió, me dijo que quizás lo quisieras


usar con medias y me vendió también unas.

Y sacándolas de la bolsa, me las entregó, al abrir el envoltorio, me


encontré con unas medias casi transparentes, con una liga de encaje
que se ajusta a medio muslo, nunca había usado algo así.
-PATRICIA: Gracias Carlos, después veo si voy con o sin medias.

-CARLOS: A las cinco nos vamos, no quiero llegar sobre la hora.

Volvió a su habitación y me probé las medias, me veía realmente sexy


con ellas y no me decidía si llevarlas o no.

Minutos antes de las cinco ya estaba lista, al final decidí ir sin medias,
me las probé con el vestido, y al sentarme se me notaban, y no quería
dar ese espectáculo.
Carlos y Roberto esperaban en el lobby y cuando llegué ambos
destacaron mi elegancia.

Minutos después lo hacía Alejandra, con un vestido blanco hasta las


rodillas, y zapatos de taco alto también blancos, estaba hermosa, pero
yo me sentía más hermosa.
Llegamos al centro de convenciones, en el salón, yo quedé sentada
entre Alejandra y Carlos, y Roberto al lado de Alejandra.
La ceremonia de apertura terminó, y una hora después, comenzó el
cóctel de bienvenida.

Un amplio salón contiguo, lleno de mozos sirviendo canapés y bebidas


a los presentes.

Con unas copas de champagne en la mano, nos pusimos a charlar los


cuatro, Roberto era de pocas palabras, y lo único que hacía era mirar
las mujeres allí presentes y Carlos no hablaba mucho conmigo lo hacía
más con Alejandra, y eso me enojaba un poco, me dijo que era su
preferida, pero no me daba ni cinco de bola, ¿acaso estaba celosa?
¿Quería su atención? Me sentí una estúpida pensando eso. Les dije que
necesitaba ir al baño, cuando volví, Roberto no estaba con ellos, y
Alejandra lo tenía a Carlos tomado del brazo. Me acerqué hacia ellos y
en el momento que Carlos me vio, sutilmente se despegó de Alejandra.
214

-CARLOS: Patricia, vení conmigo un momento, que quiero que veamos


algo de nuestra presentación.

-PATRICIA: Si, claro!


Y caminamos entre la gente, alejándonos de Alejandra, cuando sentí su
mano en mi cintura.
-CARLOS: No tenemos que ver nada de la presentación, pero no me
podía despegar de Alejandra!

-PATRICIA: Sin embargo no te vi muy a disgusto con ella!

-CARLOS: Por no parecer descortés, pero me parece que me anda


buscando! ¿Vos qué decís?

-PATRICIA: Puede ser, no sé! ¿Y vos no querés que te encuentre?


-CARLOS: No, sabes que no es mi tipo!
-PATRICIA: En realidad, no sé cuál es tu tipo!

-CARLOS: Claramente, el de Alejandra no!

-PATRICIA: Pero tiene lindo cuerpo! ¿Por qué no?

-CARLOS: ¿Me la estás vendiendo?


-PATRICIA: No, no es eso! Yo decía!

-CARLOS: Más allá de que esté buena o no, no me gustan las mujeres
que se entregan en bandeja!

-PATRICIA: ¿Por qué no te significan un reto?

-CARLOS: Algo así! soy un poco raro en eso!

-PATRICIA: ¿Un poco nomas?

-CARLOS: No seas tan mala conmigo!


-PATRICIA: Era en joda bobo!
-CARLOS: ¿Cómo bobo?
215

-PATRICIA: Perdón, se me escapó!

-CARLOS: Te estoy cargando!

-PATRICIA: Después de todo vos me decís boluda y yo no digo nada!


-CARLOS: Tenés razón boluda!

-PATRICIA: Callate bobo!


-CARLOS: ¿Cómo podemos hacer para sacarnos a Roberto y a
Alejandra de encima, e irnos a cenar por ahí?

-PATRICIA: No sé! ¿Qué sé yo?

Los dos nos reímos, caminamos un rato por el lugar y volvimos con
Roberto y Alejandra.

-CARLOS: Hagamos una cosa, cenamos los cuatro en el hotel, después


de cenar, decís que te vas a encontrar con tu amiga, qué te tomas un
taxi y yo me ofrezco a llevarte, y nos vamos a tomar algo por ahí ¿qué
decís? Me embolan estos dos!

-PATRICIA: Qué estás loco! Pero bueno dale!

A eso de las ocho y media, nos volvimos para él hotel, cenamos los
cuatro, y terminada la cena, les dije a todos, que me iba a encontrar con
mi amiga.
-CARLOS: ¿Te pasa a buscar?
-PATRICIA: No, el marido está en una cena y a eso de las doce nos
pasa a buscar y después me traen, le dije que me iba en un taxi!

-CARLOS: No te vayas en un taxi! Decime dónde se van a encontrar y


yo te alcanzó!
-PATRICIA: No te quiero joder!

-CARLOS: No jodes, pero no sé si es bueno que andes sola a esta hora,


en un lugar que no conoces!
-PATRICIA: Si en eso tenés razón! No conozco nada! Bueno subo a
cambiarme y bajo.
216

-CARLOS: Yo también, sino de traje voy a parecer un chofer!

Nos reímos los cuatro y subimos cada cual a su habitación, en el


camino, Carlos me dijo al oído que me pusiera algo lindo, seguramente
me llevaría a algún lugar coqueto.

Entré a mi habitación y lo llamé a Pablo, pero no me contestó, pensé


que quizás no tuviera el teléfono encima, o que se estuviera bañando.
Minutos después lo volví a llamar, esta vez sí me atendió, hablamos un
rato, pero por supuesto no le dije que salía con Carlos, le dije que ya
estaba en la habitación del hotel, y me iba a cambiar, porque saldríamos
lo cuatro a tomar algo. Nos despedimos y cuando corté, me sentí mal
por mentirle, pero no podía decirle la verdad, seguramente no le hubiera
caído muy bien.
Busqué entre la bolsa con toda mi ropa, y decidí ponerme el vestido que
me había regalado Clara, quizás para demostrarle a Carlos, ¿que era
más mujer que Alejandra?
Hacía calor iría con el vestidito y una fina chalina en los hombros, o
enroscada en el cuello, mi recogí el pelo, unos aros, un colgante y
sandalias blancas de taco alto, debajo sólo una tanguita blanca, quería
verme bien, por si íbamos a un lugar interesante.
Cuando ya estuve lista le dije a Carlos que bajaba, el ya me esperaba
en el lobby.
Subimos al auto y dimos una vuelta por la noche de Río, estacionamos
y me dijo que iríamos a un bar, que el dueño era argentino, que todas
las veces que había venido a Río de Janeiro, iba a ese bar y la pasaba
muy bien.

Era un en lugar enorme, exquisitamente ambientado, luces bajas y


música suave.

Al vernos entrar, se acercó un hombre a saludarnos, Carlos me lo


presentó como Alberto, y diciéndonos que nos había reservado una
buena mesa, fuimos hasta allí.

Se sentó con nosotros un momento y un par de minutos después, una


de las mozas trajo un balde con una botella de champagne. Sirvió
217

nuestras copas, y diciéndonos que era invitación de la casa, nos saludó


amablemente y fue a seguir con su trabajo.

-PATRICIA: ¿Ya sabía que veníamos?


-CARLOS: Lo llamé hace un rato, para decirle que estaba en Río y
pasaba a saludarlo.
-PATRICIA: Es hermoso este lugar!

Y levantando su copa, invitándome un brindis dijo:

-CARLOS: Por un buen momento!

Chocamos las copas y bebimos el champagne.


Pasaban de las doce de la noche y el lugar se empezó a colmar de
gente, cambio la música, por una más bailable, de distintos ritmos, hasta
hubo una tanda de música Argentina. En ese momento Carlos se puso
de pie, y estirando su mano, me invitó a bailar. Nunca lo había visto
bailar, creí que no le gustaba, pero lo hacía muy bien. Luego vino una
tanda de música centroamericana y seguimos bailando. La verdad es
que lo hacía muy bien, sabía llevarme. Después de esa tanda, vino una
música más suave, creí que volveríamos a la mesa, me tomó de la
cintura y seguimos bailando. Por el champagne y algunas vueltas te
había dado bailando, estaba un poco mareada, y se lo dije a Carlos,
creyendo que volveríamos a la mesa, pero en vez de eso, con la mano
que tenía en mi espalda, me acercó más a su cuerpo, hasta rozar mis
tetas con su pecho. El roce hizo que mis pezones se endurecieron, y
esperaba que no lo notara. Contra todo lo que yo creía, esa cercanía,
provocó que se me erizara la piel y me corriera una electricidad por la
espalda.

La verdad es que no quería sentir eso que estaba sintiendo, ¿acaso el


contacto con Carlos me estaba provocando algo?

Intenté desechar ese pensamiento.


Cuando terminó esta canción, le dije a Carlos de sentarnos, tomé sólo
media copa más de champagne y Carlos el resto.
Cerca de las dos de la mañana, Carlos me dijo devolver al hotel, le dije
que sí, nos levantamos y fuimos a saludar a Alberto.
218

-ALBERTO: Carlos, ¿Hasta cuándo se quedan en Río?

-CARLOS: Tenemos vuelo de regreso el domingo después del


mediodía.
ALBERTO: Entonces permítanme hacerles una invitación, el viernes es
mi cumpleaños y haré una fiesta para los amigos en mi casa, me
encantaría que puedan venir, siempre es bueno hablar con gente de
Argentina.

-CARLOS: No te lo puedo asegurar, en todo caso te llamo y te confirmó


si podemos asistir.

-ALBERTO: Espero que puedan, voy a estar esperando tu llamado!

Nos despedimos y salimos del local, Carlos me llevaba de la cintura,


seguramente para evitar que el mareo que tenía, me jugara una mala
pasada con los tacos.

Llegamos al hotel, y antes de entrar a mi habitación, Carlos, me dio un


abrazo y un beso en la mejilla.
-CARLOS: Gracias por la velada boluda!

-PATRICIA: Gracias a vos bobo!


Y con una sonrisa, entré en mi habitación.
No me podía negar a mí misma, que el contacto con Carlos me había
excitado, recordar el roce de mis pezones en su pecho y su mano en mi
espalda desnuda, hicieron que me sacara el vestido, los zapatos y me
tirara en la cama a masturbarme, y me saqué un delicioso orgasmo,
pensando en mis pezones duros contra su pecho.

Me serené y me sentí culpable por haberme masturbado pensando en


él, ¿qué estaba haciendo? Estaba jugando con fuego, estaba al borde
de un precipicio y no sabía, no podía o no quería retroceder, momentos
después, me quedé dormida.

Me despertó una llamada de Pablo a la mañana siguiente. En ese


momento decidí no atenderlo, al mirar la hora vi que eran las diez de la
mañana, y tendría que explicarle porque aún dormía. Me levanté me di
un baño y bajé a desayunar.
219

Después del desayuno, ya más despierta, lo llamé, le dije que no había


podido atenderlo porque estábamos reunidos con unas personas.
Hablamos cerca de media hora y después de cortar, no pude sentirme
mal, cada vez le mentía más, cada vez le ocultaba más cosas, tengo
que frenar esto!
Ese era el día de nuestra presentación en el congreso, y la verdad
estaba un poco nerviosa, no quería que nada salga mal.

Nos quedamos en el hotel, acordamos encontrarnos a la cuatro de la


tarde, para ir al lugar del evento.

Estaba en mi habitación, me había sacado toda la ropa y estaba tirada


en la cama con un remerón largo y nada debajo, cuando me mandó un
mensaje Carlos, si podía pasar un momento por mi habitación. Le dije
que pasara, y momentos después, me golpeó la puerta.

Al abrir, Carlos venía con un short y una remera, y al entrar me dijo:

-CARLOS: Seguramente vas a pensar que soy un bobo, pero el tema


de la presentación me tiene un poco nervioso y necesitaba hablar con
vos de cualquier cosa, para tranquilizarme. Nunca tuve que hablar
delante de tanta gente y me da un poco de cagazo!
Y casi sin pensarlo, me salió darle un abrazo, mientras le decía:
-PATRICIA: Mira si serás bobo! Todo va a salir bien!

Y en ese abrazo, volví a sentir mis pezones contra su pecho, y sus


brazos rodeando mi cuerpo, el escalofrío recorriéndome el cuerpo y su
voz en mi oído que en susurros me decía:
-CARLOS: Gracias Patito! sos increíble! Me doy cuenta que necesitaba
un abrazo tuyo.

-PATRICIA: Cállate bobo!


Nos reímos los dos y nos separamos, le dije que se sentara, que
preparaba unos mates.

-CARLOS: ¿Qué te vas a poner para la presentación?


-PATRICIA: Estoy en duda! ¿Vos?
220

-CARLOS: Traje negro, camisa blanca, corbata roja y zapatos negros,


¿Te parece bien?

-PATRICIA: Perfecto, el traje negro, te queda muy bien! y con corbata


roja, cortas un poco!

-CARLOS: ¿Aprobado mi atuendo boluda?


-PATRICIA: Si boludo!

-CARLOS: No solo bobo, también boludo!

-PATRICIA: Claro nabo!

-CARLOS: Ah bueno! veo que no te privas en halagos! Sos muy mala


conmigo, me parece que me voy a ir con Alejandra!

-PATRICIA: Anda! Anda! no te prives! Que te sebe mate ella!


Y riéndonos los dos nos sentamos a tomar unos mates.
-PATRICIA: Creo que me voy a poner el trajecito beige, una camisa
blanca y zapatos blancos, formalita digamos!

-CARLOS: Está muy bien! Igualmente, te pongas lo que te pongas,


siempre estás hermosa!
-PATRICIA: Callate gil! No me hagas poner colorada!
Aquella confianza con Carlos, había traspasado, la relación jefe
secretaria, y la verdad es que me hacía sentir más cómoda, pudiendo
hablar sin reparos con él, pero también la sentía peligrosa.

Después de los mates, se fue a su habitación a cambiarse y yo hice lo


propio en la mía.

Lo llamé a Pablo y estuvimos hablando un buen rato, contándole como


iba todo, no lo notaba muy efusivo como en otras oportunidades, pero
supuse que era por el viaje, y su cumpleaños y por estar tan lejos.

Finalmente me decidí por el traje beige, una pollera tipo tubo hasta las
rodillas, chaqueta corta a juego, ropa interior blanca camisa también
blanca. Aros, colgante, pulseras, anillos y poco maquillaje.
221

Nos encontramos los cuatro en el lobby del hotel, y fuimos al centro de


convenciones.

A Carlos lo veía nervioso, Roberto y Alejandra se sentaron entre el


público, y Carlos y yo, fuimos a la parte de atrás del escenario.

Terminó el orador anterior, hubo una pequeña pausa, y ahora era el


turno de Carlos.

Le colocaron el micrófono, y en la pantalla ya se veía la imagen de


portada de la de presentación.

Cuando llegó el momento de salir, lo miré a los ojos, le di un abrazo y le


dije:

-PATRICIA: Tranquilo boludo! Respira hondo! Hablá pausado! Todo va


a salir bien!
-CARLOS: Gracias patito! Quédate acá, por favor no te vayas!

-PATRICIA: Tranquilo! Acá me quedo!

La presentación duraba entre treinta y cuarenta minutos, quizás un poco


más, de acuerdo a cómo llevará el relato de lo que tenía que decir.
Yo tenía mi carpeta en la mano y había preparado unas hojas en blanco
y un marcador, por si tenía que apuntarle algo.
Todo iba bien, hasta que en una de las imágenes, me pareció ver que
se le olvidó lo que tenía que decir, rápidamente, escribí un par de
palabras, para que recordara, y cuando me miró, le mostré la hoja, una
pequeña sonrisa, y siguió con el tema normalmente.

Terminó la presentación, se escucharon los aplausos, el agradecimiento


del presentador, y Carlos bajó del estrado.

-CARLOS: Menos mal que estabas acá, se me había hecho una laguna!

Y diciendo esto, me dio un fuerte abrazo, aplastando mi cuerpo contra


el suyo.

-PATRICIA: Estuviste muy bien!


-CARLOS: Gracias Pato!
222

-CARLOS: Esto lo tenemos que festejar!

Volvimos con Roberto y Alejandra, que lo felicitaron por la presentación


y nos sentamos, para escuchar la última del día.
Volvimos los cuatro al hotel, y les dije que cenaba con mi amiga. Subí a
mi habitación a cambiarme y los tres se quedaron en el restaurante del
hotel.

Llamé primero a Martina, para avisarle que ya estaba en el hotel y luego


le hice una videollamada a Pablo. Aun vestida con el trajecito, me dijo
que estaba muy linda, le conté que cenaría con Martina que en media
hora me pasaba a buscar. Apoyé el teléfono y le dije a Pablo que
siguiéramos hablando mientras me cambiaba, me iba a desnudar para
él, para me sienta un poco más cerca.
Me desnudé sensualmente delante del teléfono, para que no se perdiera
detalles de mi cuerpo, me quedé unos minutos desnuda, mientras Pablo
me decía lo que extrañaba mi cuerpo. Después me vestí, me despedí
de Pablo y bajé para esperar a Martina.

Fuimos con Martina y Felipe a cenar a un hermoso restaurante,


comimos muy bien, nos tomamos un par de cervezas y charlamos
mucho de nuestras vidas y nuestras cosas, y sobre todo, nos reímos
mucho.

Durante la cena, hice un par de fotos y se las mandé a Pablo, que


inmediatamente me contestó, enviando saludos para Martina y Felipe y
diciéndonos que la pasemos bien.
Volvimos al hotel casi a la una de la mañana, nos despedimos
agradeciéndoles por la hermosa cena.

Al entrar al hotel, lo vi a Carlos que estaba solo en una mesa del bar,
tomándose un whisky, me acerqué y me senté junto a él.

-CARLOS: Hola Pato, volviste temprano!


-PATRICIA: Si, estaba un poco cansada, y sumale un par de cervezas
que me tomé, ya estoy para la cama.
Y poniéndome de pie, y dándole un beso me despedí para subir a mi
habitación.
223

-CARLOS: Nos queda pendiente el festejo boluda!

-PATRICIA: Ya sé boludo! Pero ya no estoy para festejos!

Llegué a mi habitación, me saqué la ropa y me metí a la cama solo con


la tanguita, pensando lo que vendría mañana viernes en el congreso.

Me desperté y antes de bajar a desayunar lo llamé a Pablo, que a esa


hora estaba en el trabajo. Hablamos un rato, le conté como sería mi día,
y quedamos en volver a hablar antes de la cena.

Desayunamos los cuatro y nos fuimos para el centro de convenciones,


estuvimos en las presentaciones de la mañana, almorzamos allí, y nos
quedamos a las de la tarde.

A eso de las siete de la tarde, antes del final de la última presentación,


decidimos irnos para el hotel, habíamos estado todo el día y estábamos
cansados.

Antes de subir al auto, Roberto y Alejandra, tenían que pasar por el


baño, nos quedamos esperando, y Carlos me dijo:
-CARLOS: ¿Esta noche te encontrás con tu amiga?

-PATRICIA: No, esta noche es el cumpleaños de su suegro, me dijo de


ir, pero no conozco a nadie, y encima todos hablan portugués, no puedo
meter un bocadillo!
-CARLOS: Entonces, ¿qué te parece si salimos a festejar y vamos al
cumpleaños de Alberto?

-PATRICIA: No sé…. ¿Te parece? No sé qué hacer…¿Y dónde es?

-CARLOS, En su casa, un caserón enorme, a unos veinte minutos de


hotel, ¿Qué decís?

-PATRICIA: ¿Y con Roberto y Alejandra como hacemos?

-CARLOS: Vos decís que te encontrás con tu amiga y yo que voy a


visitar a un amigo!

-PATRICIA: Parece que nos estamos escapando! No sé…!


-CARLOS: Es que es así, nos estamos escapando de estos dos!
224

-PATRICIA: No sé Carlos! No sé que hacer!

-CARLOS: No le des muchas vueltas, vamos un rato, la pasamos bien


y volvemos, es solo el cumpleaños de un amigo!
-PATRICIA: ¿Y cómo hacemos? ¿A qué hora habría que ir a lo de
Alberto?
-CARLOS: A eso de las nueve de la noche! Podemos hacer así! Yo me
voy tipo ocho de la noche solo y te espero en algún lugar no muy lejos,
vos tipo ocho y media te tomás un taxi, hasta donde yo te esté
esperando y listo.

-PATRICIA: Ya te pensaste todo! No sé Carlos…

-CARLOS: Dale boluda! Huyamos de estos dos! En lo de Alberto la


vamos a pasar mejor que acá! No me hagas ir solo!
Volvió Roberto, y unos minutos después Alejandra, nos subimos al auto
y nos fuimos para el hotel.

En el camino, íbamos charlando los cuatro y en un momento, Carlos me


preguntó si me encontraba con mi amiga, pensando en la maniobra que
me había dicho, aunque no estaba aún segura de ir, le dije que sí, y él
dijo que iba a cenar con un argentino que vivía acá. Alejandra dijo que
cenaban con Roberto y un representante legal de Uruguay en el Hotel.
Llegamos al hotel y cada uno fue a su habitación.

Dejé mis cosas, me saqué la chaqueta y me golpearon la puerta, al abrir,


me encuentro con Carlos con una bolsa en la mano.

-PATRAICIA: Pasá!
-CARLOS: No gracias, te dejo esto y me voy a bañar! Fijate, si te gusta
y te queda bien, si te gusta lo podés usar esta noche!

-PATRICIA: Por favor Carlos! Basta de comprarme ropa! No quiero que


me sigas haciendo estos regalos!

-CARLOS: Es solo un vestido! Pero está bien, si no querés, ya no te


compro más! Pero no te pongas mal! Vamos a pasarla bien un rato!
Y entregándome la bolsa se volvió a su habitación.
225

No sabía qué hacer, ni siquiera estaba muy convencida de ir.

Al abrir la bolsa me encontré con unas sandalias sin taco blancas que
se ataban al tobillo, y un vestido blanco doblado muy prolijamente, lo
estiré y al verlo me sorprendí, lejos era el más osado que hubiera tenido
en mis manos. La parte de arriba eran dos tiras de tela, sobre los
hombros, un escote en V en el frente y también en la espalda, y largo
hasta los tobillos, y una abertura en los laterales de las piernas. Era
realmente hermoso, de una tela liviana, con bordados también en
blanco, que lo hacían elegantemente fino.

Inmediatamente pensé que tendría que llevarlo sin corpiño y con


tanguita blanca, para que no se note tanto a través de la tela.
Me desnudé, me puse una pequeña tanguita blanca y me probé el
vestido, me miré al espejo y me vi realmente hermosa, no mostraba
nada, pero sugería mucho. Flexioné las piernas y me senté en la silla,
para ver hasta donde se podrían ver a través del tajo del vestido. No se
veía más que lo que se podría ver con una minifalda, volví a pararme
frente al espejo, para decidir qué hacer, podría ir un rato, pasarla bien y
luego decirle a Carlos de volver temprano .

Me saqué el vestido y me fui a bañar, decidiría durante el baño, si me


pondría ese vestido o no.

Salí desnuda del baño, dejé toda la ropa en la silla y antes de vestirme
le hice una videollamada a Pablo, Cuando me contestó, le pregunté:
-PATRICIA: Hola amor! ¿Estás solo en casa?
-PABLO: Si mi amor, ¿por qué?

Entonces alejé el teléfono para mostrarme desnuda ante él.

-PABLO: Upa!
-PATRICIA: Me bañé para ir a cenar, y tenía ganas de que nos veamos
y que me vieras desnudita para vos! ¿No querés desnudarte para mí?

Y sin siquiera responderme, se sacó a remera y el short junto con el


bóxer, quedando desnudo él también y con su hermosa erección!
226

-PATRICIA: No tengo mucho tiempo, pero, ¿querés que juguemos un


ratito?

-PABLO: Me encantaría!
Apoyé el teléfono y me recosté desnuda en la cama, me empecé a tocar
las tetas, los pezones y la conchita, viendo como él se masturbaba.
No tardé mucho en empezar a jadear y a sentir el orgasmo que llegaba,
se lo dije a Pablo y él me contestó que con el atraso que traía, ya estaba
a punto.

-PATRICIA: Esperame mi cielo y lo hacemos juntos!

-PABLO: Si mi vida, si!!

Y en el momento que me llegó, exploté viendo la eyaculación de Pablo


y escuchando sus jadeos.
Me aflojé de la tensión y Pablo se recostó en el sillón de casa, aún con
semen en su estómago.

-PABLO: Que ganas de que estés acá!

-PATRICIA: Ya falta poquito mi vida!


Miré la hora y le dije que ya me tenía que vestir para la cena y nos
despedimos. La verdad es que tenía una mezcla de sensaciones, por
un lado me sentí muy mala teniendo que mentirle con el tema de la cena
para irme a disfrutar de una fiesta, y por otro lado el jueguito me había
dejado gusto a poco y si hubiera estado con Pablo, seguramente
hubiéramos hecho de las nuestras, pero para eso, aún faltaban un par
de días…
227

Me volví a probar el vestido con una tanguita blanca, la única limpia que
me quedaba, y era la más chiquita de las que había traído, no me
terminaba de decidir, me quedaba bárbaro el vestido, apenas se
traslucía la tanguita, me veía provocativa pero elegante, Y entonces
pensé, aquí nadie me conoce, y como tantas veces me dijera Carlos,
que aprovechara a disfrutar, aunque pensara que yendo a un
cumpleaños estaba haciendo nada malo, lo que me hacía sentir mal era
no contárselo a Pablo.
Minutos antes de las veinte treinta, me llegó un mensaje de Carlos,
diciéndome el nombre y la dirección de un hotel, donde me estaría
esperando en la puerta.
Era una noche de calor, pero para no salir con el vestidito solo, por si
Roberto y Alejandra me vieran, me puse una chamarra corta por
encima.

Me terminé de maquillar de ponerme los accesorios, y bajé, al pasar por


el restaurante, efectivamente estaban Roberto, Alejandra y otro hombre
en una de las mesas, me acerqué a saludarlos, me presentaron a ese
hombre, y me despedí de ellos diciéndoles que me estaba esperando
mi amiga.

Uno de los empleados del hotel me pidió un taxi, que llegó en un par de
minutos, le pedí al chico del hotel, qué hablaba castellano, si podía
explicarle al taxista hasta dónde me dirigía.
El viaje no alcanzó a durar diez minutos, y cuando llegué a la puerta del
hotel, lo vi a Carlos, me sorprendió su vestimenta, un pantalón blanco,
de esos que suelen usarse en lugares tropicales, sueltos y anchos y una
remera escote en V en tonos de Celeste y turquesa y unas zapatillas
blancas. Acostumbrada a verlo tan formalmente vestido, parecía otra
persona.

Cuánto el taxi se detuvo, él se acercó y le pagó el viaje al taxista.

Cuando baje, vi su mirada de aprobación por haberme puesto el vestido


que me había comprado.
-PATRICIA: Disculpe Señor yo me tenía que encontrar con Carlos!
Y riéndose a carcajadas me contestó:
228

CARLOS: Disculpe señora, Carlos no pudo venir y vine yo en su lugar!

-CARLOS: Estás hermosa boluda!

-PATRICIA: Vos con ese look también boludo!


-CARLOS: ¿Te gustó el vestido? ¿Te quedó bien?

-PATRICIA: Me encanta, es hermoso! y decime vos si me queda bien!


-CARLOS: Te queda muy, pero muy bien!

-PATRICIA: Gracias boludo!

Flexiono su brazo para que yo lo tomara y caminamos hasta su auto.


En quince minutos, llegamos a la casa de Alberto, y me sorprendí
ampliamente, era un caserón, en un barrio muy coqueto, estaba
rodeado por un parque, y se entraba por un portón de hierro de dos
hojas.
Carlos dejó el auto en una parte del parque, donde ya había algunos
otros estacionados y caminamos del brazo hacia la escalera de entrada
a la casona.

Una hermosa chica en la entrada, nos pidió que esperáramos un


momento, fue hacia adentro, y volvió un momento después y detrás de
ella venía Alberto.
Nos saludó a los dos muy efusivamente y pasamos a la casa, tras un
ambiente que hacía las veces de recibidor, un gran salón, con mucha
gente, música suave, una barra en el fondo, y a unos metros la salida
trasera al parque.

Mozas por doquier, entregando comida y bebida a los presentes.


Distribuidas por el salón, unas mesitas bajas con manteles blancos
hasta el piso, con un arreglo floral y una vela en el centro, rodeadas de
silloncitos blancos con un pequeño respaldo.
-ALBERTO: Son ustedes Bienvenidos en mi casa, le reservé una mesa,
por favor vengan conmigo.
229

Nos sentamos los tres en esa mesa, y al pasar de una de las mozas,
tomó tres copas de champagne y nos ofreció.

-ALBERTO: Por los amigos argentinos! Por favor siéntanse como en su


casa!

Brindamos con él, hablamos un momento, y luego disculpándose, fue a


recibir a otros invitados.

Me quedé observando todo aquello, el lugar era fantástico, y los


presentes, todos muy bien vestidos.

Pasaron las mozas ofreciéndonos algo para comer y le dije a Carlos:

-PATRICIA: Tengo que comer algo sino me voy a poner en pedo!

Y Carlos me miró riéndose.


Comimos algunos canapés, y otros bocaditos que no sé cómo se
llamaban, pero que eran muy ricos y Carlos me dijo de recorrer el
parque.

Caminamos y yo iba agarrándolo del brazo, al salir de ese salón, una


hermosa galería también con mesas, y bajando un par de escalones, al
césped del parque varios gazebos distribuidos por el parque, con
sillones también blancos y mesas con pequeñas velas, sólo iluminado,
por algunas antorchas clavadas en el césped.
Alberto tenía una hermosa casa, más que casa era un palacio.

Después de recorrer el parque, volvimos a la mesa, Alberto, se acercó


a nosotros acompañado de una hermosa rubia, alta y con una figura
envidiable, al ver a Carlos, le sonrió y se saludaron con un abrazo y un
beso.

Se sentó con nosotros en la mesa, junto con Alberto, quién al pasar de


otra moza tomo copas de champagne para todos.
Carlos tenía apoyado el brazo en la mesita, y la rubia puso sus manos
en el brazo.
230

Hablaban muy familiarmente en portugués, lo que no me permitía saber


de qué estaban hablando, ambos sonreían, y por dentro tuve una
sensación cómo de ¿celos?
Creo que Alberto se dio cuenta de la situación, y empezó a conversar
conmigo, y lo primero que me pregunto, fue desde cuando estábamos
juntos con Carlos, ¿acaso parecíamos una pareja?

-PATRICIA: No estamos juntos Alberto, yo sólo soy la secretaria del


sindicato!

ALBERTO: Te pido disculpas Patricia, al ver la cercanía entre ustedes,


y creí que al fin alguien lo habría enganchado! Pero veo que con este
Carlos, eso es difícil!
Reímos los dos de aquel comentario, y fue entonces dónde le dije que
yo estaba casada.

La rubia en un par de ocasiones, se volteó a verme, y pensé ¿Qué le


pasa que me mira tanto?
-ALBERTO: Te vuelvo a pedir perdón, no quise incomodarte con ese
comentario!
-PATRICIA: No pasa nada Alberto! No te agobies! Nos llevamos muy
bien, y en el tiempo que llevamos trabajando juntos, hemos tomado
confianza, quizás sea por eso!

Mientras hablaba con Alberto, la rubia me seguía mirando, y en un


momento pude ver como se acercó a Carlos y le dijo algo al oído, y me
volvió aquella sensación, qué reprimií. Pero él podía hacer con esa
chica, lo que quisiera, al fin y al cabo es un hombre libre. Pero entonces,
¿qué razón tenía mi presencia allí?

Hablaron un momento más, y la rubia se puso de pie, luego Carlos, y se


despidieron con un abrazo y un beso.

Alberto y la chica se alejaron de nuestra mesa, y no sé con qué cara lo


habré mirado a Carlos, que me pregunto si me pasaba algo, y en ese
momento me sentí una estúpida intérprete de una escena de celos, que
nada tenía que ver en la relación que yo tenía con Carlos.
231

Traté de volver a la normalidad, hablando de cualquier tema, creí que


en algún momento, me iba a contar algo sobre esa chica, pero no fue
así, y eso me dejó más intrigada ¿habría pasado algo entre ellos?
Seguramente!

La gente comenzó a bailar, y Carlos me tomó de la mano, para ir hacia


la pista.

Bailamos algunos temas tropicales, hasta que empezaron algunos


temas más suaves, fue cuando Carlos me tomó de la cintura, yo tomé
su mano para bailarlo.

-CARLOS: Tamara, se llama Tamara la rubia!

-PATRICIA: Ah! Se ve que se conocen bien!


Y después de decir eso me arrepentí.
-CARLOS: Nos hemos visto varias veces cuándo he venido a Río, es
amiga de Sara, la mujer de Alberto.

Estuve tentada en preguntarle si había pasado algo con ella, pero no lo


hice, me contuve.

-CARLOS: Tengo que decirte algo, que me comentó al oído.


Y sin dejarlo terminar de hablar, me salió decirle.
-PATRICIA: Si te pinta algo con ella, no hay problema Carlos, me vuelvo
en un taxi al hotel.

Se sonrío y acercándose a mi oído me dijo:

-CARLOS: Sería al revés, el que me tendría que volver al hotel sería yo,
al oído me dijo, que vos le gustabas, Tamara es lesbiana, y durante toda
la conversación, me pregunto si tendría alguna oportunidad con vos esta
noche!

-PATRICIA: ¿Y qué le dijiste?


-CARLOS: Le dije que estabas casada, y que no sabía si tendrías algún
interés en tener algo con ella! Qué le pareciste una mujer hermosa y
que tu acento argentino le encanta.
232

-PATRICIA: Si volvés a hablar con ella decile que muchas gracias por
el piropo, pero que no está en mi horizonte, tener algo con otra mujer!

Y automáticamente se me vino Clara a la cabeza, pero eso no se lo diría


a Carlos.

Aquella conversación, me puso en otro estado, ¿quizás el saber que no


se Iría con Carlos? ¿O tal vez esa cosquilla que me provocó pensar en
Clara y lo que ella quería conmigo?

Volvimos a la mesa, y una de las chicas volvió a dejar dos copas de


champagne. Yo ya estaba un poco picadita y entre risas comentábamos
el tema de la rubia.

-CARLOS: ¿Nunca pensaste tener algo con otra mujer?


La pregunta de Carlos me tomó por sorpresa, nunca habíamos tocado
temas de nuestra intimidad, y me salió responderle con otra pregunta:

-PATRICIA: ¿Alguna vez pensaste tener algo con otro hombre?

-CARLOS: Claro que no! Ni en sueños!

-PATRICIA: Bueno! Yo igual!


Nos reímos los dos, aunque no había dicho toda la verdad, pero ese
tema con Carlos no lo tocaría.
Necesitaba ir al baño, y al ponerme de pie estaba bastante mareada,
Carlos se dio cuenta y con una sonrisa me dijo que me acompañaba.

Entré al baño y para mi sorpresa, me encontré con la tanguita húmeda,


¿Acaso mi entrepierna tiene vida propia?

Salí del baño, Carlos me volvió a tomar de la cadera, sabía


perfectamente, qué su mano estaría palpando el elástico de mi tanguita.
Y una imagen cruzó mi cabeza, la de esa chica y yo desnudas en una
cama y Carlos observándonos, y sentí una costilla en mi entrepierna,
¿qué me estaba pasando?, ¿acaso estaba sopesando la idea de algo
con la rubia? ¿Por qué mis pensamientos van al plano sexual?

Traté de desechar ese pensamiento y volver a la realidad.


233

Volvimos a bailar con Carlos, qué posando su mano directamente sobre


mi espalda, me pegaba a su cuerpo y volvía a sentir mis pezones rozar
contra su pecho. La puta madre, me estaba excitando! Masturbarme
antes de salir, lejos de calmarme, creo que me había excitado aún más,
y esta situación no me ayudaba! Tenía que controlar mi estado y mis
pensamientos.

Volvimos a la mesa y pedí una copa de agua, si seguía con el


champagne, iba a terminar mal.
Un rato después, la rubia se volvió a sentar en nuestra mesa, esta vez
se dirigió a mí, con esa mezcla de español y portugués, me pregunto si
la estaba pasando bien.
Le contesté que muy bien, y de frente, cara a cara, me pregunto si me
gustaría pasarlo mejor.

Esa pregunta me puso nerviosa, creo que ella lo notó, y apoyando su


mano en mi brazo y acercándose a mi oído, me dijo directamente qué
le gustaría tener algo conmigo.

Lo veía a Carlos mirar para otro lado, sin prestar atención a nuestra
conversación.
Aunque a mi entrepierna, esa proposición pareció no serle indiferente,
cómo pude, busqué la manera, sin ser hiriente, de decirle qué no.

-PATRICIA: Te agradezco la invitación, pero estoy casada y por el


momento, no deseo estar con una mujer, sos una mujer hermosa, pero
espero que entiendas, que lo mío son los hombres, en particular, mi
hombre.

Con su mirada, comprendí qué entendía lo que le dije, y con un gesto


amable, me tomó de la mano y dándome un beso en la mejilla, me dijo:
-TAMARA: Necesitaba intentarlo! Espero perdones mi franqueza!

-PATRICIA: Claro que sí! Tranquila, no pasa nada!

Y seguimos charlando de otros temas, pero se me volvió a cruzar esa


imagen.
Me volvió a dar un beso para despedirse y se alejó de nuestra mesa.
234

Hablamos con Carlos sobre su proposición y me miró como diciendo,


“te lo dije”.

Pasaban de las doce de la noche, por suerte al otro día, no teníamos


que ir al congreso por la mañana.

Mientras charlábamos, cómo automáticamente, me terminé la copa de


champagne.

Me sentía bien picadita, y ya me reía de cualquier cosa, en ese


momento, a pesar de mis pocas luces, decidí no tomar más alcohol.

Volvimos a bailar con Carlos, y esta vez le tuve que pedir, que no me
suelte, tenía miedo de hacer un papelón.

Después de un par de canciones, le dije que necesitaba tomar un poco


de aire.
-CARLOS: ¿Estás bien?

-PATRICIA: Un poco sofocada!

No podía decirle que estar pegada a su cuerpo, era lo que me sofocada.

Salimos al parque, Carlos me llevaba de la cintura. Podía sentir su mano


completamente apoyada en mi cuerpo, y un casi imperceptible
movimiento de sus dedos en mi costado.
Lejos de sofocar el incendio que venía creciendo en mi interior, salir al
parque, no solo no lo apaciguó, sino que fue echar más leña al fuego.

Aprovechando la poca luz del parque, las parejitas daban rienda suelta
a los morreos y coqueteos, incluso algunos más subidos de tono se
metían mano, caminamos un poco hasta encontrar a Tamara sentada
sola en uno de los sillones fumando, caminamos hacia ella y por el olor,
me di cuenta que era un porro. Cuando casi llegábamos, Carlos me dijo:

-CARLOS: ¿Te puedo dejar un momento con Tamara? Tengo que ir al


baño!

-PATRICIA: ¿Boludo, me estás entregando?


235

-CARLOS: No boluda! Pero me da vergüenza hacer pis delante de


gente!

Y riéndose, cuando llegamos al sillón donde estaba la rubia, se volvió


para la casa.

Tamara, me recibió con una hermosa sonrisa y ni bien me senté, me


ofreció el porro. Dudé pero terminé aceptando una pitada, me inquietaba
la forma en que me miraba. Pitó ella y acercándolo hacia mí, me lo pasó
y le di una calada, mientras ella con un gesto delicado, apartaba de mi
cara un mechón de pelo. Estábamos a muy poca distancia, giré mi
cabeza para expulsar el humo, y al volverla hacia ella, me encontré con
su boca a centímetros de la mía, y sus ojos clavados en los míos. Me
quedé inmóvil, esa situación me tensaba y me inquietaba por igual, sentí
sus labios apoyarse en los míos y seguí inmóvil, como petrificada, solo
me sacó de ese transe, el sentir su lengua recorriendo mis labios, y
como hipnotizada, entreabrí mi boca y su lengua irrumpió suavemente
en ella, hasta encontrarse con la mía por unos segundos, segundos en
que se reconocieron y que fueron suficientes para que mi conchita
acusara recibo.

Despegó su boca de la mía y me miró a los ojos, yo como avergonzada,


bajé la mirada y me separé un poco de ella, y creo que entendió mi
confusión, y ya no volvió a insistir.
Momentos después, volvió Carlos y se sentó con nosotras en el sillón,
quedando yo entre medio de los dos.
Mientras charlábamos, Tamara apoyó su mano en mi brazo y lo
acariciaba con las yemas de los dedos, pensé que cada uno de sus
movimientos, estaban dirigidos a tentarme, y al no encontrarse con una
negativa a su beso, seguramente creía que tenía alguna chance.

Aquel juego con Tamara y el roce con las piernas de Carlos, me tenía
completamente alterada.

Si pude sobrellevar una situación así con Pablo y Clara, tengo que poder
con esta.
Creo que aquella tensión, que al menos para mí era evidente, la
descomprimió una de las chicas, que se acercó para ofrecernos
236

bebidas, fue como el campanazo que finaliza el round en una pelea de


box, como un llamado a la realidad.

Aunque mi excitación seguía ahí. Tamara miró hacia la casa y vio que
Alberto la llamaba con la mano, se levantó del sillón y caminó hacia la
casa.
Creo que en ese momento me aflojé, y sin pensarlo apoyé mi cabeza
en el brazo de Carlos, que al sentir el contacto, levantó su brazo y lo
pasó por sobre mis hombros, apoyando su mano en mi brazo, y
haciendo que mi cabeza se apoye en su pecho.

-CARLOS: Cuando vos digas, volvemos al hotel.

-PATRICIA: Cuando vos quieras!


Decidimos volver al hotel, pasaban las dos de la mañana, nos paramos
y Carlos me volvió a tomar de la cintura, caminamos con mi cuerpo
pegado al suyo.

Buscamos a Alberto para despedirnos, lo encontramos hablando con


Tamara y con su esposa. Nos acompañaron hasta la puerta, hablamos
un momento y la esposa de Alberto se despidió de nosotros y volvió a
la fiesta.
Carlos hablaba con Alberto sin soltarme, en un momento Alberto le dijo,
que antes de irse, le hiciera un favor, nos dejaron a Tamara y a mí en el
vestíbulo y entraron un momento en la casa.
Y por impulso, como si alguien más lo hiciera por mí, tomé a Tamara de
la mano, apartándonos hacia un rincón y tocando su cara, acerqué mi
boca y la besé suave en los labios, mi lengua busco la suya, y por un
momento, se encontraron y jugaron, podía sentir lo mojada que estaba,
apoyé mis tetas en las suyas y segundos después, di por finalizado el
beso, no quería ir más allá.

Nos quedamos charlando, hasta que volvieron. Le di un abrazo a


Tamara, otro a Alberto, le agradecí su hospitalidad y lo bien que la había
pasado, y después de que Carlos los saludara a ambos, salimos rumbo
a su auto.
237

Seguía bastante mareada, y el trayecto me pareció muy corto, íbamos


con Carlos comentando de la fiesta, y cuando me di cuenta que
estábamos entrando en el estacionamiento del hotel.
Desde así fuimos en ascensor a nuestro piso, Carlos me seguía
tomando por la cintura y mi cuerpo iba pegado al suyo mientras
caminábamos, Me sentía como en el aire.

Llegamos a la puerta de mi habitación, y busqué con poco éxito, la


tarjeta para abrir la puerta.

-CARLOS: ¿Te ayudo?

Y entregándole mi cartera le dije:

-PATRICIA: Por favor!


La puerta se abrió y quedamos parados en la entrada, lo miré a los ojos
y le dije:

-PATRICIA: Gracias boludo! Fue una hermosa noche!

-CARLOS: El agradecido soy yo, por haber disfrutado de tu compañía!

Y abriendo mis brazos, lo abracé, apoyando mi cuerpo contra el suyo,


el abrazo duró más de lo normal, se sentía bien, y sin siquiera
imaginarlo, acercó su boca y me besó.
Sus brazos apretaron más mi cuerpo contra el suyo, nuestras lenguas
se encontraron, una electricidad me recorría el cuerpo y dando un paso
hacia atrás, entramos en mi habitación sin dejar de besarnos.

Claramente no estaba segura de lo que estaba haciendo, pero la


excitación de toda la noche, no me dejaba pensar.

Sus manos comenzaron a recorrer mi espalda, nos separamos un


momento, supongo que Carlos querría confirmar lo que estaba
pasando, y sin tiempo para pensar nos volvimos a besar. Pude sentir su
erección crecer contra mi cuerpo, y eso detonó mi locura. Mientras
acariciaba su cabeza y su nuca, bajó a besarme el cuello, se me erizó
la piel, acariciaba mis hombros con ambas manos y deslizando
suavemente los breteles del vestido, llegaron hasta mis hombros, los
sentía deslizarse hacia abajo, sabía que eso significaba, quedar en tetas
238

delante suyo, ya no había vuelta atrás, estaba entregada, mi excitación


me dominaba y pronto mi vestido llegó al piso.

Carlos se sacó la remera, y mis tetas fueron contra su pecho, nos


volvimos a besar, retrocediendo lentamente en dirección a la cama.

Al llegar al borde, me recostó lentamente y se terminó de sacar toda la


ropa.

Me sentía mojada, acarició mi cuerpo suavemente, mis piernas, mi


panza, hasta llegar a mis tetas, sus dedos las recorrieron haciendo
círculos alrededor de mis pezones.

Me desabrochó y sacó las sandalias, subió por mis piernas besándolas


hasta llegar a mi conchita, qué besó sobre la tela de la tanguita.
Ya no tenía nada claro, ya no podía pensar, sólo sentir, mi cuerpo
estaba entregado.

Noté como suavemente sus dedos tomaban por los costados la tanguita
y la iban bajando hasta llegar a mis pies. Volvió besando y lamiendo mis
piernas hasta llegar a mi raja empapada.

La besó y la lamio suavemente, después siguió hacía mis tetas, lamió


chupó mis pezones y siguió hasta mi boca, me volvió a besar y sentí su
cuerpo sobre el mío.
Ninguno de los dos decía nada, sentía su erección rozando mi piel, y
sabía que iba a suceder.
Como si no quisiera que todo pasara tan rápido, iba y venía recorriendo
mi cuerpo besando y lamiendo mi piel, hasta que apoyando sus brazos
a ambos lados de mi cuerpo, pude sentir su glande en mi entrada.

Separé las piernas para facilitárselo, y mientras me besaba, empecé a


sentir como entraba, estaba muy caliente, y quería sentirla toda adentro.
Comenzó un vaivén lento y suave, momentos después, más profundo.

Mis manos acariciaban su espalda, y su boca besaba mi cuello.


239

La intensidad de las embestidas empezó a aumentar y ya tenía mi


orgasmo en la puerta, mi respiración agitada, y jadeos que no podía
ocultar.
Carlos lo debe haber notado, y aceleró las embestidas, fueron más
intensas y profundas y me llevaron al orgasmo, entre temblores pude
sentir momentos después llegar el suyo.

Se recostó a mi lado acariciando mi cuerpo. Cuando me recobré del


orgasmo, no lo pude evitar y me sentí la peor de todas. Mi cara lo debe
de haber dicho todo, porque Carlos minutos después se sentó en la
cama, me miró y sin decir nada empezó a juntar su ropa.

-CARLOS: ¿Estás bien?


-PATRICIA: No lo sé!
-CARLOS: Me voy para mi habitación.

-PATRICIA: Por favor!

Se acercó un suave beso en los labios y sin decir nada salió de mi


habitación.

La puerta se cerró, y me largué a llorar, ¿Cómo pude? ¿Cómo pude


hacerle esto a Pablo? ¿Cómo pude dejarme llevar de esa manera?
Maldiciéndome y llorando, imaginando lo que pasaría de ahora en más,
como mi relación con Pablo se iría a la mierda por mis traiciones, lloré
y me maldije, y pensando en que Pablo me dejaría, totalmente
angustiada, me quedé dormida.

Me desperté con el sonido del teléfono, al mirarlo vi un mensaje de


Carlos, preguntándome si bajaría a desayunar. Mi escueta respuesta
fue “no”.

Pedí el desayuno a mi habitación, no podía parar de llorar, me sentía


muy mal, me sentía la peor de todas, ¿Cómo podría mirar a Pablo a la
cara? ¿Cómo no pude manejar mi excitación? Y no puedo culpar a
Carlos, fui yo! Toda la culpa fue mía! Me dejé besar, lo dejé entrar en mi
habitación! Es mi culpa! Me sentía una mierda de mujer! Por un polvo,
que encima, nada tuvo que ver con lo que me hace sentir Pablo, ni a los
240

talones le llega, y pensar qué Clara me dijo que era un buen amante.
Qué pelotuda que soy!

Por jugar con fuego, me terminé quemando, que imbecil!


Al mediodía, la llamé a Martina, necesitaba verla. Había decidido no ir
al congreso a las presentaciones de la tarde. No quería encontrarme
con Carlos.

-PATRICIA: Marti, Necesito verte!

-MARTINA: ¿Pasó algo?

-PATRICIA: Si podes venir te cuento!

-MARTINA: Si boluda decime a qué hora y voy! ¿Te voy a buscar al


hotel?
-PATRICIA: Si por favor, cuando puedas!
-MARTINA: En media hora estoy ahí!

Media hora después me mandó un mensaje diciéndome que estaba en


la puerta.

Bajé y me subí a su auto llorando.


-MARTINA: ¿Qué pasó boluda?
-PATRICIA: Por favor Vámonos de acá!
Manejó unos cinco minutos, y paró el auto en un parque.

-MARTINA: Contame que te tiene así!

-PATRICIA: La cagué boluda, la cagué!

-MARTINA: ¿Qué hiciste?

-PATRICIA: Anoche me acosté con Carlos!


-MARTINA: Jodeme boluda!
-PATRICIA: Si, por pelotuda! Me dejé llevar! Estaba caliente y me dejé
llevar!
241

-MARTINA: Para! Tranquilízate! Respirá y contame lo que pasó!

-PATRICIA: Te lo resumo, la otra noche fuimos con Carlos a un bar que


el dueño es un argentino conocido de él, y nos invitó a su cumpleaños,
que era anoche en su casa, fuimos sólo los dos, me regaló un vestido
hermoso y me lo puse, tomé varias copas de champagne, una rubia
hermosa, se quería acostar conmigo. No se me fui al carajo, no te lo voy
a negar, estaba excitada, baile con Carlos, la cercanía con él, más el
champagne, más unas pitadas a un porro, mas la rubia que me miraba
con deseo, me tenían caliente, y a llegar al hotel, lo hicimos en mi
habitación.

-MARTINA: ¿Te busco él?


-PATRICIA: Si boluda fue un beso, pero no lo frené! Me acompañó hasta
mi habitación y nos dimos un abrazo, como siempre, pero después del
abrazo me besó y ahí arrancó todo.

-MARTINA: Bueno boluda tranquilízate! No te hagas la cabeza, no


mataste a nadie!

-PATRICIA: Si boluda, me maté yo, lo maté a Pablo ¿Cómo hago para


mirarlo a la cara después de esto?
-MARTINA: Te voy a contar algo que nadie sabe, también le fui infiel a
Felipe, cómo te pasó a vos, me dejé llevar y terminé en la cama con un
flaco del gimnasio. Por supuesto me sentí mal, por supuesto me
arrepentí, pero decidí que eso no me podía cagar la vida con Felipe!
¿Sabés cómo lo miro yo? Un polvo y nada más, porque no fue más que
eso, al flaco no lo volví a ver, de hecho cambié de gimnasio, al flaco no
me unía nada, apenas supe cómo se llamaba y nada más, ni siquiera le
di mi teléfono.

-PATRICIA: ¿Y ahora qué hago? Es mi trabajo, y si quiero seguir


trabajando ahí, lo tengo que seguir viendo.
-MARTINA: Háblalo con él, decile que te equivocaste, que no querés
arruinar tu relación con Pablo, y si es necesario, dejá el trabajo, no
cambies un sueldo por tu relación con Pablo.
-PATRICIA: ¿Y qué hago me lo calló? ¿Cómo hago para callar esto?
242

-MARTINA: ¿Pablo alguna vez te fue infiel?

-PATRICIA: Estoy segura que no! Vive para mí Martí! Ni siquiera puedo
decir que estoy mal atendida! Está pendiente de cada cosa que me
pasa. Encima una mujer le fue infiel, y la dejó, no la perdonó, si me deja
me muero Marti!
No podía parar de llorar, mi cabeza era un lío, ¿Cómo pude ser tan
boluda?

-MARTINA: Escúchame Pato! Pero dejame decirte que lo tendrías que


haber pensado un poco mejor, debieras de haber cortado de plano
ciertas actitudes, vos decidiste jugar y ahora te tenés que bancar las
consecuencias. Entendiendo cómo son las cosas, creo que lo mejor
sería dejar el trabajo, cortar por lo sano, dejar de verlo, háblalo con él y
explícale, si es un buen tipo, lo va a entender y no va a hacer quilombo.
¿Él está enamorado de vos?

-PATRICIA: No boluda! Estoy segura que para él puedo ser una


conquista más! Y si está enamorado de mí, no creo que se lo hubiera
guardado tanto tiempo, además, si quería empezar algo conmigo, la
cama no era un buen principio. Pero sí, tengo que hablar con él!

-PATRICIA: Bueno escúchame! Un polvo no es la muerte de nadie,


salvo que a vos te pase algo con él, si es así tenés que tomar una
decisión, y sí con él no te pasa nada, olvídate de lo que pasó, escondelo
en lo más profundo de tu ser, y seguí tu vida con Pablo. Ahora es muy
reciente, y te hace sentir para la mierda, pero dentro de un tiempo te
vas a dar cuenta que no significó nada, y si no significa nada, no puede
malograr tu relación con Pablo. ¿Cómo lo tomarías vos, si el que se
echó un polvo por ahí fuera Pablo? Es una mierda, ya lo sé, ¿Pero vale
la pena tirar todo por la borda por un error? No te castigues, te
equivocaste y lo estás pagando, incluso antes de que Pablo lo sepa,
eso quiere decir que sos consciente de tu error, y que la mejor manera
de continuar, es apostar a lo que sentís por Pablo y olvidarte de lo que
pasó anoche. Sin alcohol y sin todos esos estímulos, ¿lo hubieras
hecho? Seguro que no, porque hubieras evaluado las consecuencias,
anoche no pudiste, te dejaste llevar por la calentura, no dejes que esto
te arruine la vida!
243

-PATRICIA: Lo que más me preocupa, es que mañana vuelvo y me voy


a encontrar con Pablo, ¿cómo voy a hacer para borrar esto de mi
mente?
-MARTINA: Justamente, deja de pensar en esto y pensá en lo que tenés
con Pablo, a lo que pasó anoche echale tierra encima que sea un
secreto bien guardado para que no arruine tu vida. Ya te digo, yo lo
tengo bien escondido, y sigo adelante con Felipe, no puedo asegurar
que Felipe no se haya cogido a alguna mina por ahí, sí lo hizo, lo tiene
bien guardado, y seguimos adelante, proyectando juntos, hablando de
hijos, de familia y de una vida en común. Que esa sea tu meta, una vida
junto a Pablo y que este error, no la trunque. Y si necesitas ayuda, sabés
que contás conmigo y si te resulta difícil superarlo, hace terapia, no
hipoteques tu futuro por un polvo de mierda!

Ahora, si te pasa algo con Carlos, creo que tenés que poner blanco
sobre negro en tu vida, y ser sincera con Pablo y bancarte lo que él
decida.

A las cinco de la tarde, Martina me volvió a llevar al hotel, entre en mi


habitación y lo llamé a Carlos.

-PATRICIA: Hola Carlos, ¿estás en el Congreso?


- CARLOS: Hola Pato, sí, estoy acá. ¿Vos como estas?

- PATRICIA: Podrás venir un momento al hotel antes del discurso?


-CARLOS: Si necesitas que vaya, por supuesto!

-PATRICIA: Tengo que hablar con vos!


-CARLOS: En quince minutos estoy ahí!

-PATRICIA: te espero en el bar!

A las ocho de la noche, Carlos tenía que dar el discurso de cierre del
congreso, sabía que él quería que estuviera ahí, y además si no iba,
tendría que dar explicaciones a Roberto y Alejandra.

Mu fui al baño, me lavé la cara, me tranquilicé y bajé al bar con un jean


y una remera, me pedí una botella de agua y me senté a esperar.
244

Diez minutos después, llegó Carlos, venía de traje y corbata, al verme,


se acercó la mesa y se sentó frente a mí.

-CARLOS: Hola Pato, ¿cómo estás?


-PATRICIA: Mal Carlos, bastante mal!, lo que pasó anoche, no debería
haber pasado! Amo a Pablo y lo que hice es lo que me pone mal, me
dejé llevar y no medí las consecuencias, le fui infiel y sé que no me lo
va a perdonar, que mi vida se va a ir a la mierda.

-CARLOS: Escuch..

-PATRICIA: Dejame terminar! Necesito que sepas que lo que pasó


anoche, no debió haber pasado y no va a volver a pasar, me siento muy
mal por lo que hice.
-CARLOS: Pato, necesito pedirte perdón por lo de anoche, yo también
me dejé llevar, pienso que quizás no estabas del todo consciente de lo
que estábamos haciendo, y supe perfectamente al terminar, que había
sido un error.
-PATRICIA: No te culpo a vos Carlos, fue mi culpa, culpo al alcohol, al
porro, a Tamara pero sobre todo a mí, por no poder controlarme y no
poder ver las cosas con claridad. Voy a estar presente en tu discurso de
cierre, voy a tratar de hacer de cuenta, que nada pasó, pero
indefectiblemente, la relación entre vos y yo, no va a ser la misma,
espero que lo entiendas, no sé todavía cómo seguirá mi vida, ni siquiera
sé si voy a seguir trabajando en el sindicato, muy probablemente ya no
siga.
Carlos abrió los ojos, al oír que no sabía si iba a seguir trabajando con
él, pero era una decisión que de momento no podía tomar, todavía tenía
que volver a Mar del Plata y encontrarme con Pablo.

La conversación con Martina, me había dado otra mirada sobre el


asunto, quizás tenga razón y este tenga que ser mi secreto, pero Carlos
no es un desconocido que me encontré una noche y con el que me eché
un polvo.

-PATRICIA: Necesito pedirte Carlos, que lo que pasó anoche quede


entre vos y yo, apelo a tu caballerosidad, para que nadie sepa lo que
pasó, ni siquiera Clara. Todavía no sé cómo voy a hacer con Pablo, lo
245

traicioné y no se lo merece y sé que lo voy a destruir, espero que me


entiendas, y como yo, lo sepultes en lo más profundo de tu ser.

-CARLOS: Eso dalo por hecho! No soy de los que van por ahí
pavoneándose de sus actos, y menos tratándose de vos, sabes lo que
te aprecio, y no tengo la mínima intención de perjudicarte! Por ese lado
quedate tranquila! Pero tengo que ser sincero con vos, deseaba que
pasara, quizás no de esa forma, y menos que menos con estas
consecuencias. Me sentiría muy mal, si por esto que pasó, dejas el
trabajo, sentiría la culpa de perder a una persona, tan capaz y tan
laburadora como vos.

-PATRICIA: Sobre eso no te puedo decir nada, necesito volver a mi


realidad con Pablo y ver si mi vida sigue con él. Por favor, espérame
que suba a cambiarme y vamos para el congreso.

Subí a mi habitación y decidí llamarlo a Pablo, en este momento estaba


un poco más segura para hacerlo.
Hablamos como veinte minutos, como si nada hubiera pasado, aunque
no podía dejar de llorar. Traté por todos los medios, de qué Pablo no lo
notara, pero de todas formas, me preguntó si me sentía bien, le tuve
que volver a mentir, diciéndole que algo de la cena de la noche anterior,
me había caído mal y que me tenía que cambiar para ir al congreso,
Nos despedimos diciéndole, que al otro día nos volvíamos a ver, que
llegaría a casa entre las nueve y las diez de la noche, me dijo que me
esperaría con la comida.
Corte la llamada y no pude sino seguir llorando, ¿Cómo pude ser tan
hija de puta?

Me vestí formal y bajé, durante el trayecto, ninguno de los dos tocó el


tema, sólo hablamos del discurso.

Al llegar, Alejandra al ver mi cara, me preguntó si me sentía bien, y le


dije lo mismo que a Pablo, que algo no me había caído bien.

Llegó la hora del discurso de cierre, acompañé a Carlos hasta el


escenario, cuando subía le hice un gesto con el pulgar levantado.
El discurso estuvo muy bien, el auditorio lo aplaudió y el presentador dio
por finalizado el congreso, lo siguiente era la cena de despedida.
246

Aduciendo a mi malestar casi no probé bocado, pero en realidad no


tenía hambre, ya quería volver al hotel y acostarme a dormir.

Necesitaba ponerle fin a todo esto, y enfocarme en el día siguiente,


llegar a casa y abrazar a Pablo, decirle cuanto lo extrañé y cuánto lo
amo.
Volvimos al hotel antes de las doce, nos despedimos y cada cual fue a
su habitación.

Ya en mi habitación me llegó un mensaje de Carlos, solo un "Gracias"


que no respondí.

Me di un baño y me metí a la cama.

Le mandé un mensaje a Martina, para ver si estaba despierta, me


respondió al momento y la llame por teléfono. Hablamos más de media
hora, me dijo qué iba a ir al aeropuerto para despedirme. Después de
hablar con ella, necesitaba hablar con Pablo y lo llamé, me respondió
con voz de sueño, estaba dormido, pero por suerte me atendió, le dije
que el congreso ya había terminado y que estaba deseosa de llegar a
casa. No sabía que iba a pasar, pero quería volver.

Al día siguiente desayunamos los cuatro, y luego de preparar nuestros


equipajes, nos dirigimos al aeropuerto.
Cuando llegamos Martina ya me esperaba, nos apartamos del resto y
hablamos hasta el llamado para abordar el avión.
-MARTINA: ¿Más tranquila?

-PATRICIA: Un poco, ayer hablé con Carlos, y le dije que quizás no siga
en el sindicato, que lo que pasó fue un error y que nadie se entere. Y
después traté de enfocarme en Pablo, en unas horas me voy a
encontrar con él, y al menos de momento quiero dejar esto en el olvido.
-MARTINA: No va a ser fácil olvidarlo, a mí al menos no me resultó fácil,
pero tenés que seguir tu vida con Pablo si es lo que deseas, y te
aconsejaría que dejes el trabajo en el sindicato, el verlo todos los días,
te va a complicar el poder olvidar lo que pasó.
-PATRICIA: Tenés razón! No puedo seguir trabajando ahí! Ya veré la
razón que le diré a Pablo para no seguir trabajando, seguramente él se
247

va a poner feliz y eso es lo importante para mí. Ya buscaré la forma y


el momento.

Nos despedimos con un fuerte abrazo, cuando nos llamaban para


abordar.

Durante el viaje en avión y el de regreso a Mar del Plata, casi no hablé


con Carlos.

La combi que nos llevaba, nos dejaba a cada cual en su casa, dejaron
primero a Carlos, después a mí en la puerta de casa, y luego a Roberto
y a Alejandra, me despedí de los dos y bajé de la combi.

Arrastrando mi maleta y mi incertidumbre por la vereda y por el pasillo


del edificio, llegué a casa con el corazón saliéndose del pecho, respire
hondo y metí la llave…
248

Entré a casa, dejé la maleta junto a la puerta, la mesa estaba preparada


y en ese momento apareció Pablo desde la cocina, corrí a abrazarlo, la
culpa me invadió y no pude evitar las lágrimas.
-PATRICIA: Hola mi cielo! Cuanto te extrañé mi vida!

-PABLO: Hola mi amor! No sabes yo!


El abrazo fue interminable, no lo quería soltar, necesitaba tenerlo
pegado a mí. Todo cuanto había hecho, me hacía sentir que lo perdía y
eso era inevitable.

-PABLO: Ya va a estar la comida!

-PATRICIA: ¿Tengo tiempo de darme una ducha?

-PABLO: Claro que sí! yo termino de preparar todo!


Fui a nuestra habitación, me saque la ropa y me metí al baño, mientras
me daba una ducha, traté de serenarme, de pensar y decidir qué hacer.
Me puse solo una bombachita y una remera larga que uso para dormir.

La cena estuvo estupenda, traía mucha hambre y Pablo se había


esmerado en esperarme.
Durante la cena, le conté infinidad de cosas, del congreso, de Martina y
Felipe, del hotel, lo apabullé!
Antes de las doce, nos fuimos a la cama, los dos trabajábamos al día
siguiente, ya desarmaría la maleta y le daría los regalos a Pablo,

Lo único que quería, era abrazarlo y dormir junto a él, esa noche no nos
reencontramos en la cama, no me daba el cuerpo ni la cabeza, el viaje
y la tensión, me habían dejado de cama.

Nos acostamos, necesitaba que Pablo sintiera todo mi amor y me


abracé a él, cerré los ojos pero no dormía, me quedé pensando hasta
que escuché la respiración pausada de Pablo, se había dormido ya.
Mi cabeza era un lío, aunque quería enterrarlo, las imágenes venían una
tras otra a mi cabeza, Carlos, las locuras con Clara, no podía dejar de
pensar en lo mierda que me sentía, ¿cómo pude ser tan hija de puta?
¿Y ahora?
249

No sé cuánto tiempo estuve despierta, horas supongo, porque cuando


sonó la alarma de Pablo, parecía que recién me había dormido, ya
tendría tiempo en la tarde de dormir un poco.
Desayunamos juntos y Pablo me llevó al jardín.

Estaba cansada, por el viaje, por la tensión y por no haber dormido bien.
En el viaje de regreso le había dicho a Carlos que esa semana no iba a
ir al sindicato, necesitaba tiempo para pensar, para aclarar mi cabeza y
tomar una decisión.

Al salir del jardín, no quise volver en colectivo y me tomé un taxi hasta


casa.

Comí algo y me tiré en el sillón, mi cabeza no paraba de pensar, me


quería dormir pero no podía.
Como a las cuatro de la tarde, me llamo Martina para ver cómo había
ido todo, le conté del viaje y la llegada y el encuentro con Pablo, y que
hasta ahora iba todo normal, pero yo no estaba normal.
Después de cortar con Martina, me puse a desarmar la maleta, puse
ropa a lavar y dejé preparados los regalos para Pablo, le había traído
unas cervezas, un perfume que había comprado en el aeropuerto, una
camisa, chocolates, un par de zapatillas, tres remeras y conjuntos de
ropa interior para estrenar juntos. Necesitaba descansar, esa noche me
quería encontrar con Pablo, necesitaba sentirlo y que me sienta.
Cuando Pablo llegó, se sorprendió de encontrarme, me pregunto si no
tenía que ir al sindicato, y le dije que me tomaba la semana, para
descansar y estar con él.

Su cara me lo dijo todo, lo vi feliz, y en parte me sentí feliz también.

Todavía no decidí, si seguir o no con el trabajo del sindicato, pero la


decisión la iba a tomar esta semana, aunque en el fondo sabía que sería
muy difícil seguir allí.

Los regalos le encantaron, todo le quedaba bien, pero me dijo que


estaba loca por haberle traído tantas cosas.
250

Esa noche nos encontramos con Pablo, creo que los dos lo
necesitábamos, no fue una noche loca, pero hicimos el amor como
hacía tiempo no lo hacíamos, suave, lento pero sintiéndonos,
necesitaba sentirlo, necesitaba el íntimo contacto con él.

El miércoles por la tarde, al llegar Pablo del trabajo, mientras


tomábamos unos mates, me dijo que el viernes tenía que ir a Buenos
Aires con don Mario, tenían que firmar un contrato con una exportadora,
y que volverían el sábado por la noche.
Me dijo que no estaba a gusto con ese viaje, que estando yo en casa,
no se quería ir.

Por un lado también lo lamenté, pero por otro necesitaba aclarar mi


cabeza para saber que hacer y ese tiempo me vendría bien.
Ese viernes Pablo me dejó en el jardín, al llegar a la empresa se iban
para Buenos Aires, en un auto de la empresa.

Esa semana Martina me llamo todos los días, hablamos mucho y ella
fue la primera en enterarse, de qué dejaría el trabajo en el sindicato, ya
lo había decidido. A su regreso se lo contaría a Pablo, y seguramente
se pondría feliz.
Como solía hacer yo en mis viajes, Pablo me llamó durante el trayecto
en la ruta y cuándo llegaron a Buenos Aires.

Me volvió a llamar el sábado en la mañana, y después del mediodía,


diciéndome que almorzaban y emprendían el regreso.

Como a las dos de la tarde, me volvió a sonar el teléfono, era Pablo


nuevamente.

-PABLO: Hola amor, llamaba para avisarte, que se nos quedó el auto
cuando salíamos de Buenos Aires, ahora estamos esperando al Auxilio.
-PATRICIA: Ay mi cielo, qué garrón, ¿y ahora?

-PABLO: Veremos qué dice el Auxilio!

-PATRICIA: ¿Y están en la ruta?


-PABLO: No, se nos quedó en la autopista a la altura de Avellaneda.
251

-PATRICIA: Por favor, tengan cuidado! Teneme al tanto mi vida!

-PABLO: Quedate tranquila ni bien tenga novedades te aviso!

No me quedé tranquila, ya quería tenerlo de vuelta.


Eran más de las cuatro y no me había vuelto a llamar, ya me estaba
poniendo nerviosa.
El llamado llegó a las cuatro y cuarto.

-PABLO: Hola amor, malas noticias, tiene un problema en el motor, y


hay que llevarlo a un taller, Armando ya consiguió un taller y la grúa nos
lleva hasta ahí. Te dejo que nos tenemos que ir.

-PATRICIA: Por favor teneme al tanto!

-PABLO: Si corazón, quedate tranquila, yo te aviso!


A eso de las seis de la tarde, me volvió a llamar.
-PABLO: Hola Pato, el auto está cagado, hace falta un repuesto, que
hasta el lunes en la mañana no se puede conseguir, y don Mario ha
decidido que nos quedemos aquí hasta el lunes, la puta madre!

-PATRICIA: Bueno mi cielo, tranquilo! por suerte no se quedaron en la


ruta, hubiera sido más complicado y peligroso!
-PABLO: Ya conseguimos un hotel cerca de acá y nos vamos en un taxi.
-PATRICIA: Bueno mi cielo! Hace tranquilo y cuando puedas me llamas.

Nos despedimos y me fui a hacer compras para prepararme algo para


la cena.

El estar sola, irremediablemente me hacía pensar en lo ocurrido, cuando


estoy con Pablo, trato de no pensar, de poner mis cinco sentidos en él.
Para tratar de poner otras cosas en mi cabeza, encendí la compu y me
puse a mirar fotos nuestras, de nuestras salidas, del viaje a Córdoba,
algunas fotos viejas y no pude sino ponerme a llorar, ¿cómo pude ser
tan estúpida?

En eso estaba, cuando sonó mi teléfono, creí que era Pablo, pero al ver
la pantalla, vi que era Clara, en un primer momento no sabía si
252

atenderla, no sabía si contarle lo que pasó, y entre tantas dudas el


teléfono dejó de sonar. ¿Estaría bien contarle a Clara lo que pasó?

Mi decisión de dejar el sindicato ya estaba tomada, tarde o temprano se


enteraría que ya no trabajo con Carlos, y probablemente ataría cabos.

Decidí que si volvía a llamar, se lo contaría, con la única condición de


que no lo hablará con nadie.

Pasadas las ocho, me puse a preparar la cena, algo simple, no iba a


cocinar mucho para mí sola.

Volvió a sonar el teléfono y esta vez era Pablo, me llamaba desde el


hotel contándome que salían a cenar los tres y que al volver de la cena
me volvía a llamar.
Terminada la llamada con Pablo, segundos después volvió a sonar, creí
que Pablo se había olvidado decirme algo, pero era una nueva llamada
de clara, que esta vez decidí atender.

-PATRICIA: Hola Clara ¿cómo estás?


-CLARA: Hola hermosa! Me tenés abandonada! Contame cómo te fue
en Brasil!
-PATRICIA: Quizás sea un tema para hablarlo en persona, pero como
estamos lejos mejor hablamos por acá!
-CLARA: Por tu voz, creo que algo no anda bien!

-PATRICIA: Pasó algo que no tendría que haber pasado, y lo vas a


saber antes que otras personas,

-CLARA: ¿Qué pasó? ¿Tiene que ver con Carlos?

-PATRICIA: Sí, y por lo que pasó voy a dejar el sindicato!

-CLARA: ¿Cómo? ¿Qué pasó?

-PATRICIA: Como una pelotuda, me dejé llevar y terminé en la cama


con Carlos!

-CLARA: Jodeme boluda! ¿Cómo pasó?


253

-PATRICIA: Los detalles te los contaré en otro momento, pero


terminamos en mi habitación del hotel!

-CLARA: Ay boluda! No te puedo creer! ¿Y cómo estás?


-PATRICIA: Para la mierda! Tengo flor de quilombo en la cabeza!

-CLARA: ¿Te pasa algo con Carlos?


-PATRICIA: No boluda! Ni por asomo! Como una pelotuda me dejé
llevar por la calentura y pasó!

-CLARA: ¿Y con Pablo?

-PATRICIA: Con Pablo bien, hasta ahora como siempre! Ahora está en
Buenos Aires, tenía que volver hoy, pero se les rompió el auto y vuelve
el lunes.
-CLARA: ¿Y se lo pensás contar a Pablo? No seas boluda, no arruines
lo que tienen por nada.

-PATRICIA: No se qué hacer, sé que si se lo cuento, nuestra relación


se va al carajo, pero no sé cuanto voy a poder vivir con esto!

-CLARA: No te hagas la cabeza! Si no sentís nada por Carlos, dejá atrás


lo que pasó, y mirá para adelante! No dejes que eso te cague la vida
con Pablo!
-PATRICIA: No sé, por lo pronto, tengo que hablar con Carlos para
decirle que voy a dejar el trabajo, y a Pablo le diré que me cansé de eso
y que quiero estar más tiempo en casa.

-CLARA: Creo que va a ser lo mejor! Conociéndote, sé que verlo


constantemente, no te va a permitir dejar atrás lo que pasó! Hacés bien!

-PATRICIA: Creo que es lo mejor!

-CLARA: Viendo cómo estás, creo que también tengo parte de la culpa,
te estuve metiendo fichas todo este tiempo y eso me hace sentir terrible,
creo que fui muy egoísta con vos, y me dejé llevar por lo que yo quería
sin pensar en vos.
254

-PATRICIA: La culpa es solo mía, tendría que haber sido lo


suficientemente cuerda, para saber que estaba jugando con fuego y que
me podía quemar, pero fui muy boluda y me terminé quemando!
-CLARA: Tratá de no comerte la cabeza! Y para lo que necesites, aquí
estoy.
-PATRICIA: Ya lo sé y te lo agradezco, pero creo que va a ser mejor
que nos distanciemos por un tiempo, tengo que ver como sigue todo y
tratar de aclarar mi cabeza.

-CLARA: De mi parte, quedate tranquila que no va a volver a haber


ningún comentario, ni propuesta, ni nada que se le parezca, me gustaría
que al menos podamos seguir siendo amigas.
-PATRICIA: Por favor, solo amigas!
Después de esa comunicación, sentía que otro flanco de esta historia,
quedaría a un lado, tampoco la culpo a Clara por lo que ha pasado con
ella, nada hubiera pasado si yo no lo hubiera permitido.
Hablamos por teléfono con Pablo esa noche, el domingo por la mañana
y por la tarde, y el lunes al mediodía, cuando ya les habían avisado que
el auto estaba reparado, lo iban a buscar y que ya volvían.
Llegarían a eso de las siete de la tarde y le dije que lo esperaba con
algo para el mate.

A pesar de no poder sacar de mi cabeza lo que pasó, trataba de dejarlo


a un lado y enfocarme en Pablo.

En la semana pasaría por el sindicato para hablar con Carlos y renunciar


al puesto de secretaria, pero no sería ese día, quería esperar a Pablo
en casa, además aun no había decidido si contárselo primero a Pablo o
darle la sorpresa después de renunciar.
Le mandé un mensaje a Carlos para avisarle que esa semana tampoco
iría a trabajar, pero que pasaría a hablar con él el martes o miércoles.
Su respuesta fue que me tome los días que necesite y que pase cuando
quiera.
Minutos antes de las siete, llegó Pablo, lo abracé como si hubiese
pasado dos meses sin verlo, y ahí pude entender quizás lo que él
255

sentiría cuando yo viajaba, el estar solo y esperando. Qué boluda fui!


¿Cómo pude joder así nuestra relación? ¿Cómo pude ser tan egoísta?
Cada pensamiento confirmaba que la decisión de dejar el sindicato, era
la correcta.

Tomamos unos mates mientras Pablo me contaba del viaje, y para mi


sorpresa, de su bolso, sacó un paquetito hermosamente envuelto, y
mirándome con carita de amor, me entregó.

Al abrirlo, me encontré con una hermosísima pulsera plateada con un


par de pequeños dijes en forma de corazón, era realmente hermosa y
al ponérmela, se ma cayeron las lágrimas, no sé por qué, pero no las
pude contener.
-PABLO: No llores corazón! Solo es un presente!
-PATRICIA: ¿Es mi corazón y el tuyo?

-PABLO: Por supuesto!

Y lo abracé aun con lágrimas en los ojos.


Cenamos y nos fuimos a la cama, Pablo estaba cansado del viaje y solo
nos abrazamos y besamos antes de dormir.
Como en noches anteriores, me costaba conciliar el sueño, y esas
imágenes inundaban mi cabeza, tendría que hacerle caso a Martina y
hacer terapia.

No decidía si ir al sindicato al otro día o el miércoles, no sabía cuál sería


la reacción de Carlos al saber de mi renuncia, pero tampoco me
preocupaba, no encontraría él algún motivo que evite mi dimisión.
El martes, desayunamos y Pablo me dejó en el Jardín como todas las
mañanas. Al mediodía, a la hora de salida, decidí que ese era el día,
¿para qué dilatarlo más? Le mandé un mensaje a Carlos preguntándole
si a las catorce estaba en el sindicato, rápidamente me contestó que sí,
y le dije que a esa hora estaría allí.

Entré al sindicato y me saludó María Marta, como siempre, muy


amablemente, diciéndome que hacía días que no me veía. Charlamos
un poco del viaje, y le dije que Carlos me esperaba.
256

Subí las escaleras hacia el primer piso tranquila, golpeé la puerta que
estaba cerrada y escuché su voz diciendo “adelante”.

Entré y cerré la puerta, Carlos se puso de pie y rodeó su escritorio para


saludarme.

-CARLOS: Hola Patricia! ¿Cómo estás? Sentate por favor!


-PATRICIA: Hola Carlos! bien, ¿y vos?

-CARLOS: Aquí estoy, deseando que no ocurra lo que imagino!

-PATRICIA: Lamento no poder cumplir ese deseo, prefería hablar con


vos en persona, no quería hacerlo por teléfono. Espero que entiendas
que después de lo ocurrido, necesito estabilizar mi vida y dejar atrás lo
que pasó, pero si sigo trabajando con vos, me va a resultar muy difícil,
aunque esté segura de que no va a volver a pasar, el verte todo el
tiempo, me traería el recuerdo de mi error.

-CARLOS: Lamento mucho lo que pasó, pero sobretodo las


consecuencias, mentiría si te dijera que me arrepiento, sos una hermosa
mujer y una mejor persona, lo que me hace sentir mal, es el momento y
la forma, se que te complicó la vida, y necesito asegurarte que nunca
fue mi intención que así fuera, de hecho, no me lo voy a perdonar nunca.
-PATRICIA: Carlos, se que sos un buen tipo, y no te culpo, no tengo
ningún sentimiento negativo para con vos, siempre te portaste muy bien
conmigo, siempre me respetaste y eso te lo agradezco, pero necesitaba
verte para decirte que voy a renunciar al puesto de secretaria, necesito
enfocarme en mi matrimonio y si sigo acá, me va a resultar aún más
difícil.

-CARLOS: Conociéndote, ya sabía tu decisión y esos es lo que me pone


mal, tenías aquí un buen sueldo y además, hacés tu trabajo de manera
ejemplar, mientras hacía la presentación y daba el discurso de cierre del
congreso, solo pensaba en eso, aquellos aplausos no eran para mí, la
merecedora de ese reconocimiento eras vos, y me critiqué por no
haberte hecho subir al escenario.

-PATRICIA: Menos mal que no lo hiciste! No sé si hubiera podido!


257

-CARLOS: Claro que hubieras podido! Sos capaz de hacer todo aquello
que te propongas!

-PATRICIA: No te creas, a veces las cosas no se dan como quisiera!


-CARLOS: Sabiendo tu decisión, me gustaría proponerte algo para que
lo pienses, no te digo ahora, el tiempo que necesites, este puesto estará
siempre disponible para vos, al menos mientras yo sea secretario
general, si por alguna razón decidís volver, tan solo hará falta un
llamado.

-PATRICIA: No te puedo asegurar nada! no sé qué va a pasar de acá


en adelante! Pero gracias de todas formas!

Y abriendo mi mochila, saqué la laptop que me había entregado para


hacer mi trabajo junto con mi note de renuncia.
-CARLOS: La compu me gustaría que te la quedes, no era de sindicato
y seguramente le darías mejor uso.

-PATRICIA: Espero no lo tomes a mal, pero preferiría que no! A Pablo


le dije que era del sindicato.

-CARLOS: Entiendo! y respecto a la nota, te pediría que la volvieras a


hacer con fecha del treinta y uno de marzo, así cobrás el mes completo.
-PATRICIA: Está bien!
Volví a hacer la nota y luego la firmé. Estaba firmando el final de una
etapa de mi vida que me había dado muchas cosas buenas, pero
también, por mis errores, el mayor sinsabor.

Podía ver en la mirada de Carlos, el pesar por mi renuncia, pero estaba


decidido, si en algún momento de mi vida, necesitaba volver, sabía que
allí tendría un lugar, aunque en ese momento lo sabía imposible.

Me despedí de él con un beso y salí de su oficina. Al bajar me volví a


encontrar con María Marta y cuando le dije que ya no trabajaría más en
el sindicato, noté en su cara una mezcla de incertidumbre y tristeza.

-MARIA MARTA: Lamento oír eso, sin parecer aduladora, creo que el
sindicato se queda sin una de las mejores personas que he conocido y
una de las trabajadoras más capaces.
258

-PATRICIA: Gracias Mary, sos una amor!

-MARIA MARTA: No pretendo agobiarte, pero si vos querés, nos


encontramos algún día para tomar un café.
-PATRICIA: Claro que sí! Sos un amor y me gustaría que sigamos en
contacto! Sos por lejos la mejor persona que he conocido aquí! Me
gustaría que hablemos y contarte lo que pasó!

-MARIA MARTA: Cuando quieras me llamás y nos encontramos aunque


sea para tomar un café y charlar un rato!

-PATRICIA: En estos día te llamo!

Nos dimos un abrazo y salí de aquel lugar donde, en los últimos tiempos,
mi vida había tomado un rumbo, que en los resultados, me había jugado
en contra.
259

La muerte del hermano de Pablo, le afectó mucho y por ende afectó


nuestra vida cotidiana, lo veía triste, caído, por momentos se quedaba
pensativo y con la mirada perdida.
No encontraba la forma de que se sintiera mejor, quizás no entendía por
qué le había afectado tanto la muerte de su hermano, quizás ¿Se
sentiría culpable por algo que pasó entre ellos en el pasado?

Cuando estaba con él, trataba de hacerlo sentir bien, traté de estar
pendiente, de esperarlo, de mimarlo, de que sintiera que estaba a su
lado bancándolo en esos momentos.

Pero inevitablemente, cuando llegaba a casa y me quedaba sola, no


había día en que no me recordara lo que había pasado en Brasil, y me
sintiera cada vez más culpable.
Desde hacía tiempo me costaba dormir por las noches, por mi cabeza
cada noche se cruzaban las imágenes de Clara, de Carlos, de las
fiestas, de las cenas y cada vez, me parecía más acertado, pensar que
lo que pasó, fue la gota que colmó el vaso, tantas salidas, tantos
regalos, tantos lujos, tantas pequeñas barreras que fui atravesando casi
sin darme cuenta, tantos estímulos, tantas tentaciones, tantas
proposiciones me deslumbraron y terminaron por diezmar mis defensas.
¿Si me arrepiento de todo? Claro que sí! Mirándolo cada vez con más
distancia, recordaba las palabras que María Marta me dijera aquellos
primeros días en el sindicato antes de aquel primer viaje, que tuviera
cuidado, que no todos son lo que parecen ser, y yo no lo tuve, me confié,
y si quisiera pensar mal, podría decir que Carlos me fue llevando poco
a poco a su terreno, bajando mis defensas con la confianza, con sus
actos, con sus atenciones. Y yo caí, caí como una pelotuda en la trampa
que a cada momento me sigue atormentando. ¿Cómo pude ser así?
¿Por qué fui tan egoísta?

A fines de abril, al salir del jardín, la llamé a María Marta, le había dicho
que tenía ganas de charlar un rato. Acordamos para vernos el viernes
veintiocho, a la una del mediodía para almorzar juntas.
Ese día llegué unos minutos antes de la una y me senté en una mesa a
esperarla, cuando llegó nos dimos un abrazo y un beso y pedimos la
comida.
260

-MARIA MARTA: ¿Cómo estás Patricia?

-PATRICIA: A decir verdad, bastante atormentada, con mucha


incertidumbre!
-MARIA MARTA: Cuando me dijiste que dejabas el sindicato, aunque
ya no te vería tan seguido, me puse contenta, pero como dice el dicho,
el diablo sabe por diablo, pero más sabe por viejo, una vieja como yo,
con tantos años en el sindicato, me di cuenta que más temprano que
tarde, podrías tener problemas, espero que no hayan sido de una
gravedad tal, que te pueda complicar la vida!

-PATRICIA: Si supieras las veces que me he acordado de tus palabras


de aquel día, en me quisiste prevenir de lo que finalmente pasó.
-MARIA MARTA: No es necesario que me lo cuentes si no querés, pero
me alegré por vos cuando me dijiste que ya no trabajarías más en el
sindicato, desde que te conocí, me pareciste una buena chica y me salió
advertirte de los peligros con los que te podías encontrar, más que nada
por no conocer el ambiente, pero entiendo que cada uno somos artífices
de nuestras vidas y en muchos casos somos los que decidimos lo que
pasa en ellas, y yo no era quien para decirte lo que tenías que hacer o
no.
-PATRICIA: Lo que pasó, lo quería hablar con vos, porque te aprecio y
sé que me podrás comprender y aconsejar. El viernes que estuvimos
en Brasil, después de una fiesta de cumpleaños en la casa de un amigo
de Carlos que vive en Rio de Janeiro, al volver al hotel, terminé en la
cama con Carlos.

-MARIA MARTA: Aunque no me dijeras nada, ya me lo imaginaba.


Siendo así, hiciste muy bien en irte! Lo que más me preocuparía, sería
que se haya enamorado de vos, si no es así, no va a pasar nada.

-PATRICIA: Lo que sí tengo que decir a su favor, es que nunca me faltó


el respeto, nunca me presionó, nunca intentó nada, nunca me insinuó
nada, me llenó de atenciones y yo caí, caí como una boluda!

-MARIA MARTA: Mirá, si con alguien con el que creo que no vas a tener
problemas, es con Carlos, lo conozco hace años, y a pesar de
enterarme de algunas cosas, nunca salieron de él, se podía decir que
261

de todos, es el más ubicado, respetuoso, además de serio y correcto, y


sobre todo reservado.

-PATRICIA: De eso no puedo decir nada, pero el tema fue que junto a
él, viví muchas cosas, viajes, hoteles cinco estrellas, restaurantes caros,
me regaló un montón de ropa cara, me deslumbró con sus atenciones
y con un montón de situaciones que nunca había vivido. Nunca hubo
nada directo, nada desubicado, nunca a mi vista nada con segundas
intenciones, o si, mirándolo a la distancia, quizás fueron actitudes que
fueron bajando mis defensas poco a poco hasta que caí. Sí Mary, yo fui
la que caí, con unas copas de más y algunos estímulos en una fiesta, al
llegar al hotel, en la puerta de mi habitación, me besó y ya no tuve más
respuesta, me dejé llevar.
-MARIA MARTA: ¿Y cómo lo llevás? Con tu marido digo…

-PATRICIA: A decir verdad, no lo puedo superar, te juro que hasta me


quita el sueño, cuando estoy con Pablo, trato de enfocarme en él, pero
cuando estoy sola en casa, o después de que se duerme, no paro de
decirme a mí misma, como pude ser tan boluda, como pude ser tan hija
de puta!

-MARIA MARTA: No es necesario que me respondas sino querés, pero,


¿te pasa algo con Carlos? Sentimentalmente digo… ¿sentís algo por
él?
-PATRICIA: Llegamos a tener mucha confianza, siempre un buen trato,
respetuoso, incluso hablando cosas más allá del trabajo, pero no,
ningún sentimiento me une a él, de hecho me arrepiento cada día que
pasa, y te lo digo a calzón quitado, si me dijeras que fue el macho que
me dio el mejor polvo de mi vida, vaya y pase, podría llegar a sentir que
valió la pena arriesgarme para pasar por un momento inolvidable, pero
no fue así ni por asomo!

-MARIA MARTA: Si me permitís aconsejarte, te doy mi opinión!

-PATRICIA: Por supuesto! Valoro mucho tus palabras, por momentos


me hacés sentir que estoy hablando con mi mamá.
-MARIA MARTA: Si para vos, lo que pasó fue un error y no significó
nada, no le des la importancia que no tiene, si no tenés sentimientos
comprometidos, no dejes que lo que pasó interfiera en tu vida con tu
262

esposo. No dejes que te cague la vida, no le des vos la importancia que


no merece, si estás enamorada de tu marido aposta a eso, entiendo que
puede no ser fácil cargar con una infidelidad a cuesta, pero lo tenés que
intentar, no sé cómo es tu relación con Pablo, pero quizás contárselo,
en este momento no sea una buena idea, si sentís que fue un error, que
sólo sea eso y no el detonante de una ruptura, quizás más adelante,
cuando tu paso por el sindicato sea solo un recuerdo, quizás valga la
pena sincerarte con él, pero hoy, contárselo te podría jugar en contra.
Llevate el secreto a la tumba, que te quede solo como un mal paso que
diste en un momento de debilidad, y hasta lo podrías tomar como algo
que te hizo confirmar lo que amas a Pablo, si no fuera así, no estarías
tan preocupada.
Por lo que conozco a Carlos, creo que no fuiste para él una conquista,
supongo que te aprecia, y que no le debe haber sido fácil encontrarse
con tu renuncia, sobre todo porque elogió y valoró en reiteradas
ocasiones tu trabajo.

-PATRICIA: Te agradezco tus palabras Mary, siempre fuiste muy buena


persona conmigo, y sos la única persona del sindicato que me quiero
llevar para mi vida.

-MARIA MARTA: Lo único que deseo, es que puedas seguir adelante


con tu relación, que lo que pasó, no lo arruine. Y por supuesto que me
encantaría que sigamos conectadas, pero no me interesaría que nadie
del sindicato lo sepa, no por ocultarles nada, yo estoy ya más allá del
bien y del mal, solo para que no llegue a oídos de Carlos, y se le ocurra
preguntarme algo sobre tu vida, creo que lo mejor será que pronto
encuentre otra secretaria y se olvide definitivamente de vos.
-PATRICIA: Gracias Mary! Te quiero mucho!

-MARIA MARTA: Yo también mi chiquita!

Esa conversación con María Marta, me hizo muy bien, con sus palabras,
le puso algo de claridad, a lo que venía sintiendo, y eran tal cual las que
me había dicho Martina las veces que habíamos hablado.
¿Podría enterrar en lo más profundo de mi ser este error cometido y
seguir adelante mi relación con Pablo?

¿Podría con eso?...


263
264

Aunque buscaba por todos los medios, dejar atrás lo que había pasado
con Carlos, no conseguía hacerlo, esa noche que hablé en sueños,
aunque durante el desayuno, le dije a Pablo que no recordaba lo que
había soñado, sabía perfectamente el sueño que me atormentó esa
noche, recuerdo en el sueño, verme sentada en el sillón de casa, y casi
a los gritos y llorando, diciéndome a mí misma que le tenía que contar
lo que había pasado, que lo tenía que saber.

Supongo que la crisis de ese miércoles, tuvo que ver con lo mal que
venía durmiendo.

Abrir los ojos en la clínica, y ver a Pablo, me trajo imágenes a la cabeza,


como que ya le había contado todo y a pesar de eso él seguía a mi lado,
pero supongo, que la confusión por la crisis, me ponía esas cosas en la
cabeza.

Al volver a casa, recostada en la cama mientras Pablo preparaba la


cena, mi cabeza no paraba, embarazada! A partir de esa noticia, la
incertidumbre se apoderó de mí, y no pude sino hacer cuentas y pensar,
y darme cuenta que cualquiera de los dos podría ser el padre de mi hijo.
Según lo que me había dicho el médico, el tiempo de gestación,
coincidía con la fecha en que estuve con Carlos en Brasil y días después
con Pablo en casa. ¿Cómo podría explicar esto? ¿Cómo decirle a
Pablo, qué además de serle infiel, el hijo que estaba esperando, podría
no ser de él? Y me sentí la peor de todas! ¿En qué madre me
convertiría, si no estoy segura de quién es el padre? Maldije la hora, en
que decidí entrar al sindicato, nada de esto hubiera pasado, y mi vida
con Pablo sería muy diferente, incluso en este momento, estaríamos
compartiendo la felicidad de tener un hijo!
Y después de ver, la ternura de Pablo con su sobrina, no pude sino
imaginar, lo feliz que sería con un hijo! La puta madre! La puta madre!
La puta madre! Que mierda soy! Algo que tendría que ser pura felicidad
y un símbolo de nuestra unión y nuestro amor, se transformó en un mar
de dudas!
No tuve el coraje, en la consulta con la doctora, de comentárselo delante
de Pablo, la llamé por teléfono al día siguiente y tuve que sincerarme
con ella, y me dio las indicaciones a seguir con la medicación.
265

Necesitaba hablar con alguien, las personas que estaban al tanto de lo


ocurrido con Carlos, eran Martina y María Marta, y lo hice con ambas.

Ese viernes mientras Pablo estaba en el trabajo, hablé por teléfono con
Martina.

-MARTINA: Hola Pato cómo va todo!


-PATRICIA: Necesito contarte algo, que lo cambia todo!

-MARTINA: ¿Qué pasó?

-PATRICIA: Estoy embarazada!

-MARTINA: Qué bueno boluda!


-PATRICIA: Esperá, el tema es que por lo que me dijo el médico, estoy
de entre cinco y siete semanas!
-MARTINA: ¿O sea?
-PATRICIA: Es que para esa fecha es cuando estuve con Carlos y días
después con Pablo!

-MARTINA: Nooo boluda! ¿No se cuidaron con Carlos? ¿Eso quiere


decir que cualquiera de los dos puede ser el padre?
-PATRICIA: Si boluda! Me quiero morir! ¿Cómo le digo a Pablo, no
solamente que me acosté con Carlos, si no que estoy embarazada y no
estoy segura de quién sea el padre?
-MARTINA: Ay Pato! La puta madre! Que quilombo!

-PATRICIA: Y todo por un polvo de mierda!

-MARTINA: Tranquilizate! Tenés que pensar muy bien lo que vas a


hacer!
-PATRICIA: Es que no se qué hacer! ¿Le digo a Pablo que va a ser
padre? ¿Y si es de Carlos? Tengo un quilombo en la cabeza! No sé qué
hacer!
-MARTINA: ¿Hablaste con Carlos? ¿Se lo pensás decir?
266

-PATRICIA: Todavía no lo sé, pero supongo que se lo voy a tener que


decir, me enteré el miércoles, tuve una crisis en el colectivo y me
llevaron a una clínica, ahí me hicieron estudios y el médico me lo dijo
cuando me llevaba a hacerme una tomografía, por suerte no lo dijo
delante de Pablo.
-MARTINA: Se complicó todo! Una cosa es ocultar un polvo, pero un
embarazo es más complicado, si llega a ser de Carlos, no le podés
hacer creer a Pablo que es el padre!
-PATRICIA: No podría vivir con eso!

-MARTINA: Averiguá por las pruebas de paternidad durante el


embarazo, creo que hay laboratorios que las realizan, si llega a ser de
Pablo, con Carlos habrá sido solo un polvo, pero si es de Carlos, creo
que se va a terminar la relación, no lo veo a Pablo asumiendo la
infidelidad y criando un hijo de otro hombre, no sé si algún hombre haría
eso!
-PATRICIA: Tenés razón!

-MARTINA: Yo te diría que primero lo hables con Carlos, con el no estás


implicada y quizás acepte hacer la prueba de paternidad!
-PATRICIA: Eso es lo que voy a hacer, esa prueba prefiero hacerla con
él, y según el resultado, ver cómo sigo. Qué quilombo, la puta madre!

-MARTINA: Por favor, teneme al tanto! Llamame cuando quieras, a


cualquier hora!

-PATRICIA: Si Marti, te tengo al tanto! Gracias corazón! Gracias por


estar siempre pendiente de mí, sos un amor! Siempre lo fuiste!

La conversación con Martina me dejó hecha bolsa, tiene razón, no


puedo callar esto, pero no sé si tengo la fuerza para quedarme sola y
embarazada, pero me lo tendría merecido.

También la llamé a María Marta para encontrarnos, y lo hicimos al día


siguiente pasado el mediodía en un café cercano al sindicato.

-PATRICIA: Hola Mary, ¿Cómo estás?


267

-MARIA MARTA: Hola chiquita! Me da mucho gusto verte, aunque no


sé si lo que me vas a contar, va a ser muy lindo.

-PATRICIA: ¿Tanto me conocés?


-MARIA MARTA: Es que se te nota la preocupación en la cara!

-PATRICIA: Mas que preocupada, estoy desesperada!


-MARIA MARTA: Contame que pasó!

-PATRICIA: El miércoles, cuando volvía del jardín, tuve una crisis en el


colectivo y me llevaron a una clínica, como estaba inconsciente, me
hicieron unas pruebas para después hacerme unos estudios.

-MARIA MARTA: ¿Y qué pasó?

-PATRICIA: Estoy embarazada!


-MARIA MARTA: Ay chiquita mía! Y si estás tan preocupada, debe ser
porque cualquiera de los dos puede ser el padre!

-PATRICIA: Si Mary! Estoy re mal! No sé qué hacer! Esa noche con


Carlos no nos cuidamos!

-MARIA MARTA: ¿Las fechas coinciden?


-PATRICIA: Según lo que me dijo el médico coincide con los días que
estuvimos en Brasil, y días después de llegar lo hice también con Pablo!
Me quiero morir Mary!
No pude evitar las lágrimas, y María Marta se sentó a mi lado y me
abrazó.

-MARIA MARTA: Ahora si se complicó la cosa! ¿Tenés pensado algo?

-PATRICIA: Hablando con una amiga, me dice que se pueden hacer


pruebas de paternidad durante el embarazo!

-MARIA MARTA: De ser así, tendrías que hacerla con Carlos, si lo


hacés con Pablo, es lo mismo que decirle que le fuiste infiel.
-PATRICIA: Ya lo sé! el tema es que tendría que volver a hablar con
Carlos y encima para decirle esto! ¿Y qué pasa si es de él?
268

-MARIA MARTA: Irremediablemente, tu matrimonio se termina! Pero


respecto del bebé, si es de Carlos, no te va a dar la espalda.

-PATRICIA: ¿Vos creés?


-MARIA MARTA: Estoy segura!

También tenés una tercera opción, el aborto, pero como mujer y como
madre, no te lo aconsejaría jamás, puede que sea una solución en este
momento y que te permita ocultar todo lo que pasó, pero tarde o
temprano te va a impactar en tu persona y en tu conciencia. Pero eso
es una decisión muy personal.

-PATRICIA: Esa idea nunca se me pasó por la cabeza, no importa quién


sea el padre o si mi matrimonio se termina, mi hijo va a nacer y voy a
ser la mejor madre que sea capaz de ser!
-MARIA MARTA: Estoy segura de eso! Yo te diría que lo hables primero
con Carlos, seguramente acceda a la prueba de paternidad, y de
acuerdo a como salga el resultado, ves que hacer después!
-PATRICIA: Te juro Mary que te siento como la madre que no tengo!
Gracias por entenderme y por hacerme ver las cosas! Estoy tan
confundida!
-MARIA MARTA: Tenés que tratar de estar tranquila, sobre todo por el
bien del bebé, ¿Lo sabe tu neuróloga?

-PATRICIA: Fuimos a verla ayer con Pablo, pero no se lo pude decir en


ese momento, la llamé esta mañana y le tuve que blanquear la situación!
Y ya me dijo todo lo que tengo que hacer! Y me recomendó comenzar
terapia.

-MARIA MARTA: Creo que te haría muy bien, ahora te voy a pasar el
teléfono de una amiga que es muy buena!
-PATRICIA: Por favor! Tengo que hacer algo! No puedo más con esto!

-MARIA MARTA: Lo que tenés que hacer es estar tranquila!

-PATRICIA: Gracias Mary!


269

-MARIA MARTA: Tengo que volver al sindicato! Llamame cuando


quieras! Y teneme al tanto! Un último consejo, si hablás con Carlos que
no sea en el sindicato!.
La semana siguiente, le mandé un mensaje a Carlos, diciéndole: “Hola
Carlos, necesito que nos veamos, pero no en el sindicato, el día que
puedas, tiene que ser entre las trece y las quince o quince treinta”. Al
momento me contestó: “Hola Patricia, el día que vos quieras, solo
decime la hora y el lugar y ahí estaré”
Decidí que fuera pronto, “Mañana a las trece en el café de Hipólito
Irigoyen y Falucho” y su respuesta fue, “Ahí estaré”

Salí del jardín y me fui caminando hasta el café, llegué quince minutos
antes de la una, me senté en una mesa sobre una de las ventanas que
dan a la calle, para que pueda verme antes de entrar.

A la una en punto, lo vi bajar de un taxi, me vio antes de entrar y cuando


lo hizo se sentó frente a mí en la mesa.
-CARLOS: Hola Patricia! ¿Cómo estás?

-PATRICIA: Aquí voy! ¿Vos?


-CARLOS: La verdad, sorprendido por tu llamada, realmente no la
esperaba!
-PATRICIA: Yo tampoco!

-CARLOS: En realidad necesitaba que hablemos, la última vez que nos


vimos, me quedé muy mal, muy mal por vos y por las consecuencias de
lo que pasó, sentía la necesidad de pedirte perdón por haber sido
partícipe de aquello y por las consecuencias que tuvo.

-PATRICIA: De todas formas, era necesario para mí, dejar de trabajar


en el sindicato.
-CARLOS: ¿Cómo están las cosas con tu esposo?

-PATRICIA: Por el momento bien, todavía no he sido sincera con él, no


he podido contárselo, pero hay algo que complica aún más mi situación
con Pablo.
270

-CARLOS: ¿Qué es eso que te complica?

-PATRICIA: El miércoles pasado, tuve una crisis, volviendo del jardín,


me caí en el colectivo y me abrí la cabeza, me tuvieron que dar puntos.
-CARLOS: Cuanto lamento oír eso!

-PATRICIA: El colectivero me llevó a la clínica Pueyrredón, me cosieron,


y me hicieron unos análisis, electro y tomografía.

Y en ese momento me largué a llorar, no lo podía mirar a la cara y Carlos


tomó mi mano.

-CARLOS: No llores por favor! Contame Qué pasó!

Tuve que esperar un momento, se me hizo un nudo en la garganta y no


podía hablar.
-CARLOS: Tranquila! Respirá!
Tarde un momento en poder hablar.

-PATRICIA: Me hicieron unos análisis y cuando el médico me llevaba


para hacerme la tomografía me dijo que estoy embarazada, cuando le
pregunté de cuánto tiempo de gestación, me dijo que entre cinco y siete
semanas, y haciendo cuentas, coincidía con el viaje a Brasil, y con las
relaciones que tuve con Pablo al volver. Te imaginarás como estoy, no
solo le fui infiel, sino que cualquiera de los dos puede ser el padre, esa
noche en Brasil no nos cuidamos. No sé qué hacer Carlos!

-CARLOS: Si es por eso tranquila Pato, el hijo qué esperás es de Pablo!

-PATRICIA: ¿Cómo podes estar seguro, esa noche no nos cuidamos?

-CARLOS: Porque hace años, decidí no tener hijos, y me hice una


vasectomía!

Aquella confesión de Carlos, por un lado me dio una tranquilidad que


necesitaba, pero de todas formas, sí Pablo se entera de mi infidelidad,
y saca cuentas, seguramente tendrá esa duda.

Si en algún momento tengo que ser plenamente sincera con él, no


puedo mentirle, diciendo que con Carlos nos cuidamos, él sabe
271

perfectamente, qué cuando me fui a Brasil, no me había vuelto a colocar


el DIU.

De todas formas la verdad me seguía complicando, aunque un poco


menos, sabiendo que el hijo que espero es del hombre que amo, a pesar
de haberle sido infiel.
-PATRICIA: Perdón Carlos, pero la incertidumbre me estaba matando.

-CARLOS: No tengo nada que perdonarte, al contrario me dio mucho


gusto verte, aunque en otras circunstancias, y aunque no lo creas, sin
vos, ser secretario general, no es lo mismo, ya nada es lo mismo. No
paro de extrañarte pero creo que es mejor así, vos tenés que tratar de
reencauzar tu vida con tu esposo, y que el error que cometimos en Brasil
quedé en el pasado. De corazón deseo que puedas solucionar todos tus
problemas, y de ser así, me gustaría que me envíes aunque más no sea
un mensaje diciéndome tan solo que todo está bien, para poder
quedarme tranquilo y sentir que lo que pasó, no haya echado a perder
tu relación con tu esposo.

-PATRICIA: Gracias Carlos, ya me tengo que ir!

-CARLOS: Yo tomo un taxi, ¿querés que te alcance a algún lado?


-PATRICIA: Te agradezco, necesito caminar y pensar.
Nos despedimos en la puerta del café, con un beso como de amigos, y
fui caminando hasta casa.
Por un lado tenía la tranquilidad de saber que el hijo era de Pablo, pero
por el otro todavía en mi interior, me atormentaba la infidelidad.
Lo primero que hice al llegar a casa, fue Llamar a Martina para contarle,
se alegró mucho, y me dijo que ahora sí se lo contara a Pablo.

A pesar de la seguridad de qué el hijo que espero es de Pablo, aún no


sabía si contárselo.

Pero como decía mi madre, cuando las cosas están mal, siempre
pueden estar peor.
Aquel primer viernes de junio, Pablo llegó del trabajo, traía una cara
diferente, lo espere con el mate preparado, y mientras tomábamos unos
272

mates, podía ver su expresión y su mirada, no era la de siempre, y algo


me empezó a preocupar.

Pero cuando me dijo que necesitábamos hablar, una angustia se


apoderó de mí, y lo primero que pensé es que estaba al tanto de lo que
pasó con Carlos, y haciendo una rápida asociación, la primera persona
que se me cruzó por la cabeza, fue Clara, ¿podría ser tan hija de puta
de contarle a Pablo lo de Carlos? La respiración se me agitó, el corazón
me latía a mil y hacía esfuerzos por no llorar.
Pero momentos después, con una angustia qué no le conocía y con los
ojos brillosos, me confesó que en la noche de su cumpleaños, se había
acostado con otra mujer.
Me paralicé, me largué a llorar, se me cerró la garganta y no pude
articular palabras, solo hablo él, y con lágrimas en los ojos, dijo que ni
siquiera se animaba a pedirme perdón por lo que pasó, que yo no
merecía lo que me hizo, y qué, si él no había perdonado algo así,
tampoco iba a pretender que yo lo perdone. Seguí llorando y sin poder
decirle nada, lo vi salir de nuestra casa y el mundo se me vino abajo.
Ni siquiera tuve el valor para contarle todo, y luego de que se fuera,
tampoco para llamarlo, estaba como bloqueada, me llené de miedo de
solo pensar que lo nuestro se había terminado, me tiré en la cama a
llorar, lloré y me maldije, me maldije y lloré. No sé hasta cuándo lloré, ni
cuando me quedé dormida.
El sábado estuve todo el día en la cama, me levanté para comer algo y
tomar la medicación. La casa sola se me venía encima, no sabía qué
hacer, y lo primero que se me ocurrió fue llamar a Martina.

Hablamos llorando las dos por casi una hora, no podía parar de llorar.

Cortamos la comunicación, y me volví a llorar a la cama. No sabía qué


hacer, no sabía cómo seguir la vida sin Pablo, y encima esperando un
hijo suyo.

Martina me recomendó hablar con Pablo, contarle toda la verdad y ver


si existía alguna posibilidad de un futuro juntos.
El domingo al mediodía, sonó mi teléfono, pensé que me llamaría Pablo,
pero era Martina, qué me decía que estaba en Buenos Aires, se había
273

tomado un avión para venir a estar conmigo, me pidió la dirección, y


casi cinco horas después, estaba en casa.

Nos abrazamos y lloramos las dos un buen rato, le agradecí que


estuviera conmigo en este momento, que no sabía para qué lado
agarrar.
-MARTINA: No podía quedarme en Río sabiendo lo que te pasa!

-PATRICIA: No sé qué hacer, ¿qué voy a hacer sin Pablo?

-MARTINA: Tienen que hablar, un hijo lo cambia todo, aunque te


parezca mentira, en el amor los caminos son insospechados, ambos se
fueron infieles, y un hijo puede ser el camino para volver a estar juntos.
Lo tenés que llamar!
En ese estado no sabía si podría hacerlo, el solo hecho de pensar en
contarle que yo también le había sido infiel me abrumaba, me
angustiaba y me hacía sentirme la peor de todas.

Martina me dijo que podía quedarse hasta el viernes, qué después tenía
que volver para Rio de Janeiro porque el sábado era el cumpleaños de
Felipe.
Le agradecí con el alma que estuviera conmigo estos días.
Como siempre, como desde hace tanto tiempo, Martina siempre estuvo
en mis momentos difíciles.

En esos días se ocupó de mí, de que comiera, me sacaba a caminar


para tomar aire, salíamos a tomar un café, o solo a conversar por la
calle.
Su apoyo me tranquilizó un poco, y me hizo ver que lo mejor sería hablar
con Pablo, cara a cara, sin ocultarnos nada, y después ver lo que pasa.

El miércoles le pedí a Martina que lo llamara a la empresa, pero le


dijeron que había tomado vacaciones por problemas familiares! ¿Dónde
estaría? ¿Cómo estaría?

Conociéndolo sabía que estaría tan mal como yo.


274

Le mandé dos mensajes, diciendo que necesitaba hablar con él, pero
no los contestó, lo llamé por teléfono y tampoco me contestó.

Me preocupé, el no saber nada de él me ponía peor aún, lo imaginaba


tan mal que necesitaba al menos escuchar su voz.

Conociéndolo estaba segura de que se estaría culpando por lo


sucedido, pero tenía miedo de que algo le pasara, de que hiciera alguna
locura.

Como una última manera de que me atienda, decidí enviarle un mensaje


de audio, quizás escuchando mi voz, lograra que me responda, pero no
hubo respuesta…
275

Mi cabeza seguía siendo un quilombo, pero era necesario hablar con él


y poner todas las cartas sobre la mesa, lo imaginaba sufriendo y
también imaginaba lo mal que estaría después de que supiera toda la
verdad, enfrentar esa situación, me hacía estar muy nerviosa.

Con Martina hablamos mucho esos días, el viernes a las once de la


noche tenía vuelo a Rio, se iría de casa a eso de las dos y media o tres
de la tarde.

En los momentos en que me quedaba sola, no podía parar de pensar,


miles de cosas se me venían a la cabeza, pero a pesar de mi infidelidad,
también me recriminé a mi misma el haber sido tan egoísta. Sin ir más
lejos, Martina se vino para estar conmigo en este momento, pero vuelve
para el cumpleaños de Felipe, yo no hice eso, dejé a Pablo solo en su
cumpleaños, puse por delante mis intereses, dejándolo solo. ¿Cómo no
iba a terminar así? De solo pensar lo que debe haber sido ese día para
él, me hacía sentir para la mierda, tendría que haber dejado de pensar
en mí en ese momento, y no viajar, o hacerlo días después, que egoísta
fui!
Y además está el tema del embarazo, Martina me decía cada vez que
hablamos, que se lo tenía que contar, que eso podría hacer que las
infidelidades pasen a un segundo plano, que tener un hijo nos pondría
otras prioridades, que quizás podía ser la causa para volver a estar
juntos. Pero en el fondo, necesitaba que para volver a pensar en estar
juntos, teníamos que ser sinceros, con nosotros mismos.

La actitud de Pablo, me hacía ver claramente que estaba arrepentido


de lo que había hecho, de lo contrario, ni siquiera me lo hubiera contado,
como tantos hombres y mujeres que se acuestan con otras personas y
sus vidas continúan como si nada hubiera pasado, no los embarga la
culpa, lo toman como algo pasajero y ya.

Pero creo que pude ver el dolor en Pablo, pude ver el arrepentimiento,
en su voz, en sus palabras, en su mirada, su mirada no miente, no buscó
justificarse, ni buscó mi perdón solo se sinceró y me dijo que yo no
merecía lo que me había hecho.

El embarazo me tenía muy asustada, la experiencia de perder mi primer


embarazo y el sufrimiento posterior, me había marcado a fuego. Si
hubiéramos planeado con Pablo, me hubiera costado tomar la decisión,
276

creo que el temor a volver a pasar por lo mismo me hubiera frenado,


pero ahora ya está, ya tengo a nuestro hijo en mi interior, y por eso
necesito estar tranquila.
¿Si me da miedo lo que pueda pasar después de que Pablo sepa toda
la verdad? Por supuesto que sí, pero pase lo que pase, seré la mejor
madre que pueda ser, y tendré todas las precauciones y cuidados que
sean necesarios, para que mi bebé nazca sano, y si lo tengo que hacer
sola, pues así será. Tengo que hacerme cargo de mis errores y asumir
las consecuencias.

Había sacado una licencia en el jardín, al ser epiléptica el embarazo era


de riesgo y me correspondía licencia, a diferencia del embarazo
anterior, la neuróloga, me quitó las pastillas para dormir y me bajó la
dosis de anticonvulsivo a la mínima dosis útil para mi caso. Me aconsejó
un buen descanso nocturno, una buena alimentación, nada de tabaco,
nada de alcohol y actividad física específica para embarazadas. Es decir
una vida normal, pero en casa, sin alteraciones.

Lo que por supuesto en este momento, no era nada fácil, tenía por
delante una situación que podría cambiar radicalmente mi vida

-MARTINA: Pato, tenés que tratar de enfocarte en el bebé, ya sé que lo


que pasa entre vos y Pablo te tiene muy mal, pero pensá en tu bebé,
pase lo que pase con Pablo, tu bebé seguirá ahí, y tiene que ser lo más
importante para vos. Sé que es difícil separar las cosas, pero él tiene
que ser tu prioridad, las cosas pueden no salir bien con Pablo, pero tu
hijo te va a acompañar siempre, luchá por él.
Entiendo que no fue planeado, pero existe, ahí está y es una parte tuya.

-PATRICIA: Es lo que vengo pensando, no sé cómo van a resultar las


cosas con Pablo, si te soy sincera, en otro momento, hasta me hubiera
sentido como el culo por su infidelidad y lo hubiera mandado a la mierda,
pero aunque parezca retorcida, me siento en algo aliviada en no haber
sido yo, la única infiel, pero hay que ver como se lo va a tomar Pablo,
quizás se termine todo de todas formas.
-MARTINA: Eso no lo podés saber, hasta que no hablen los dos y vean
que les pasa.
277

El jueves mientras tomábamos unos mates, sonó un mensaje en mi


teléfono, me levanté a buscarlo pensando que sería de Pablo, pero era
de María Marta, preguntándome como estaba, cruzamos un par de
mensajes y al rato volvió a sonar, pensando que era ella que había
olvidado decirme algo, agarré el teléfono y se me paró el corazón, un
mensaje de Pablo que me hizo saltar las lágrimas.

Martina me miró y lo supo al instante.

-MARTINA: ¿Pablo?

-PATRICIA: Si! Mirá!

Y girando el teléfono, le mostré su mensaje.

-MARTINA: Decile que venga mañana después que yo me voy, así


pueden hablar tranquilos! No lo dejes pasar! Tienen que hablar! No seas
boluda y decile que venga mañana!

-PATRICIA: Me mandó un beso!

-MARTINA: ¿Y por qué no habría de hacerlo? Estoy segura que te sigue


amando!

Respondí el mensaje, estaba muy nerviosa, las cartas estaban echadas,


mañana sería el día del encuentro, para un nuevo comienzo de los dos
o para el final de nuestra relación y el comienzo de una vida sin él, solo
mi bebé y yo…
278

Por suerte por la noche pude descansar bien, quizás porque Martina me
estuvo hablando todo el tiempo, contándome cosas de su vida, de su
trabajo, de los amigos en Rio y montón de cosas más, seguramente
para no dejarme pensar.

Nos levantamos y mientras tomábamos unos mates, empezó a guardar


sus cosas en la maleta, el remís que la llevaría a Ezeiza, la venía a
buscar a las tres de la tarde.

Yo estaba un poco nerviosa, pero Martina trataba de tranquilizarme, me


aconsejaba sobre cómo encarar la conversación, como decirle las
cosas, me decía que trate de estar tranquila, que no grite ni me
exaspere.
Comimos algo a la hora del almuerzo, y faltando poco para que la viniera
a buscar el auto, nos sentamos en el sillón.

-MARTINA: Cambiate, ponete linda, arreglada pero tranqui, nada


exagerado, no te pintes mucho, hasta ver cómo van las cosas, no seas
muy cariñosa.

-PATRICIA: No sé, ahora te digo todo que sí, pero cuando lo tenga
delante, no sé cómo voy a hacer! Voy a estar re nerviosa, me van a
temblar las piernas!
-MARTINA: Ya lo sé! pero tenés que estar lo más tranquila que puedas,
sobre todo por el bebé!
-PATRICIA: Voy a hacer lo posible!

-MARTINA: Te deseo de corazón que todo salga bien! Vas a ver que el
embarazo los va a volver a juntar! Por favor, te pido que después de la
charla me digas que pasó! No importa la hora!

-PATRICIA: Claro que sí! Ni bien pueda te llamo!


La hora llegó y acompañe a Martina hasta abajo. Nos despedimos en la
vereda y se me escaparon unas lágrimas.

-MARTINA: Suerte nena! Voy a estar rezando por vos!


-PATRICIA: Gracias por todo Marti, no sabés lo que te quiero!
279

-MARTINA: Y yo Patito! Nos vemos pronto!

Volví a casa y me senté en el sillón un momento, decidiendo que


ponerme, aunque no era lo importante. Me di una ducha y mientras me
secaba el pelo decidí, no contarle en una primera instancia del
embarazo, quería ver como se presentaba la situación, una vez que el
sepa de mis infidelidades. El embarazo quizás haría que la posibilidad
de seguir juntos no se basara en nuestro deseo de hacerlo, sino en la
obligación que ser padres. Me hacía sentir que utilizaba a mi hijo para
mantener nuestra relación. Si la decisión era separarnos, en otro
momento se lo diría.

Ya lista, me senté en el sillón a esperar que llegara, no se había llevado


las llaves de casa, tendría que tocar timbre.
A las cuatro en punto, sonó el timbre, apreté el botón de apertura de la
puerta de entrada y el corazón se me aceleró.

Momentos después, escuché golpear a puerta, tomé aire y abrí.


El corazón me latía a mil, abrir la puerta y entró, cerré la puerta, y por
instinto, lo abracé y le di un beso en los labios. Aún sin saber cómo
resultaría todo, me alegré al verlo.
-PATRICIA: Hola Pabli!
-PABLO: Hola Pato!

Estaba nerviosa cómo para tratar de amenizar el encuentro, le pregunté


-PATRICIA: ¿Querés tomar unos mates?

-PABLO: Sí claro, lo que vos quieras!

Me fui a buscar el mate que ya tenía preparado, volví y nos sentamos


los dos en el sillón, aunque mirándonos.

-PATRICIA: Pablo quería que hablemos, el otro día no pude, no me


salieron las palabras.

Cuando vi que bajó la mirada, supongo que avergonzado por lo que


pasó.
280

-PABLO: En todo lo que tengas para decirme, tenés razón. Voy a hacer
plenamente sincero con vos, pregúntame lo que sea, y te voy a
responder con la pura verdad, no te voy a ocultar ni a mentir en nada.
-PATRICIA: No te puedo decir qué no me dolió tú confesión, realmente
no me lo esperaba. ¿Fue con aquella rubia del bar?
-PABLO: Sí, se llama Fernanda y es la compañera de trabajo, qué me
gustaba cuando trabajábamos juntos.

Estuvimos mucho tiempo sin vernos, hasta que en una inspección de la


agencia federal de impuestos en la empresa, ella era la inspectora.
Recién ahí nos volvimos a ver, después de eso, nos vimos algunas
veces cuando vos estabas de viaje. Nunca pasó nada, solo tomábamos
algún café o alguna cerveza.
Y si no te conté esos encuentros, era porque no quería que pensaras,
qué cuando vos te ibas de viaje de trabajo, yo andaba de joda por ahí,
para mí tomar una cerveza o un café con ella, era cómo hacerlo
cualquiera de los chicos, te juro por mi vida, que nunca busque tener
algo con ella.

Supongo que ella se pueda haber enamorado de mí, aunque nunca me


dijo nada. La noche de mi cumpleaños, después de tomar unas
cervezas con los chicos, estaba yéndome a buscar el auto para volver
a casa, me mandó un mensaje diciéndome que estaba en la cervecería
donde habíamos estado hasta hacia un momento, y me dijo tomar una
cerveza para brindar por mi cumpleaños, y acepté.
Fueron dos las cervezas, más las que ya había tomado con los chicos.
No voy a poner como excusa el alcohol, estaba lo suficientemente
cuerdo, cómo para no volver en auto, y fuimos hasta su casa en un taxi,
ella estaba un poco más borracha que yo, la acompañé hasta su
departamento, me dijo de tomar un café y acepté, hablamos un rato y
cuando me empezó a besar, me dejé llevar y terminamos en su cama.
Inmediatamente después me sentí para la mierda, estaba yéndome de
su casa sin siquiera avisarle, le estaba por dejar una nota, diciéndole
que había sido un error, pero no tuve tiempo, ella se levantó y se lo dije
personalmente.
281

Solo por momentos me miraba a la cara, creo que estaba haciendo un


esfuerzo contándome todo con detalles, detalles que por otro lado no
quería saber, pero lo dejé que hablara, ya llegaría mi turno.
-PATRICIA: ¿Sentís algo por ella?

-PABLO: En realidad la siento, como una especie de amiga, aunque


tampoco puedo decir que lo sea, es una buena mina, pero no tengo para
con ella otro tipo de sentimientos, hace años, creí tenerlos, pero muy
poco tiempo después de dejar de vernos, me di cuenta de que no, de lo
contrario hubiera sufrido su ausencia. Después de esa noche, volví a
verla para pedirle perdón y explicarle que lo que había pasado, para mí,
no tendría que haber pasado, que había sido un error.
-PATRICIA: ¿Dónde estás durmiendo?
-PABLO: Estoy en casa de Miguel, el fin de semana estuve en un
hotelito, pero Miguel me insistió de que fuera a su casa.

Pablo Ya me había contado todo, me daba cuenta qué sufría por lo que
había hecho, ahora era mi turno de sincerarme, que sepa que también
yo le había sido infiel.

-PATRICIA: Quizás el otro día después que dijiste que habías estado
con otra, estuve cómo bloqueada, no pude decir nada, la verdad es que
no podía hablar, se me había hecho un nudo en la garganta.

-PABLO: Nunca tuve intención de lastimarte, aunque sé que lo hice, y


es el día de hoy qué no me lo perdono.

-PATRICIA: Ese día tendría que haber dicho cosas qué no dije, no tuve
el valor de hacerlo.

-PABLO: Entiendo que no quieras tener más nada conmigo, te traicioné


y merezco lo que me pasa, Pero quiero que sepas que nunca, nunca
tuve intenciones de lastimarte, me equivoqué y tengo que asumir las
consecuencias.
-PATRICIA: Te escuche y sé que me dijiste la verdad, tu mirada no me
miente, puedo entender qué estás arrepentido de lo que pasó. Ahora
necesito que me escuches, yo también te voy a hablar con la verdad.
-PABLO: Voy a escuchar todo cuanto tengas para decirme.
282

-PATRICIA: Me va a resultar muy difícil y por supuesto que lo estoy


sufriendo también, pero voy a ser sincera con vos.

Y en ese momento me explotaron las lágrimas, tuve que parar un


momento porque se me había cerrado la garganta.

-PABLO: ¿Un vaso de agua?


Asentí con la cabeza, no podía hablar, volvió con el vaso y me tomé un
par de sorbos de agua.

En ese momento, me vino una náusea, y tuve que salir corriendo al


baño.

-PABLO: ¿Estás bien?

-PATRICIA: Sí, solo que de los nervios, se me revolvió la panza.


-PABLO: Bueno!
-PATRICIA: Lo que te voy a decir, sé que no te va a gustar, pero te lo
tengo que decir, yo también te fui infiel.

Su rostro se entristeció y le saltaron las lágrimas, no dijo nada y decidí


seguir hablando, ya había empezado y le iba a contar todo.
-PATRICIA: Voy a ser tan sincera cómo lo fuiste vos, te voy a contar
todo lo que necesites saber, llevo mucho tiempo muy mal por esto.
Supongo que lo estás pensando y si…, tenés razón, me acosté con
Carlos. También para mí fue un error, también me dejé llevar, y es por
eso qué al volver renuncié al sindicato, no podía seguir trabajando ahí.

Quiero que sepas, qué no fue premeditado, no me interesa defenderlo,


pero nunca me insinuó, ni me propuso, ni me obligó, ni nada por el estilo,
si lo miro a la distancia, fue una sucesión de situaciones, qué me
llevaron a hacer lo que hice, él siempre fue muy atento, incluso con
algunas actitudes paternales, no te voy a mentir, me sentía deslumbrada
por ese ritmo de vida, hoteles, restaurantes de lujo, autos caros, vuelo
en primera clase, toda esa gran vida, qué se dan los sindicalistas, no
intento justificarme, sé que me dejé llevar, y no pude controlar muchas
cosas. Y no solo eso, también me siento mal por ocultarte muchas
cosas, sabiendo que si te las contaba seguramente tendríamos
problemas, con Carlos estuvimos en fiestas, en la inauguración del pub
283

de Clara, y en cenas que no tenían que ver con el sindicato y además,


me ha regalado un montón de ropa, que nunca traje a casa, no podría
explicártelo sin generarte un sentimiento de duda sobre lo que pasaba
con él. De eso también me arrepiento y mucho.

Desde hace un tiempo, con vos mi sexualidad se incrementó de una


manera qué no imaginaba, experimenté sensaciones qué no conocía,
con esto no quiero justificar mis acciones, solo que hubo estímulos, qué
despertaron en mi otras sensaciones, por eso también necesito
contarte, qué también te engañé con Clara, hubo situaciones, que
también las considero una traición, por haberlas hecho a espaldas tuya.
Nos hemos besado y abrazo estando desnudas, nos hemos masturbado
una frente a la otra, no sé si por su desparpajo, o su manera frontal de
ver y decir las cosas, en ese momento no las consideré inaceptables,
incluso me dijo abiertamente, que haría un trío con nosotros dos. Creo
que cuando ella estuvo acá en casa, o cuando estuvimos en Córdoba,
si alguien lo hubiera propuesto, creo que yo lo hubiera aceptado. Esa
noche en Brasil en el cumpleaños de un amigo de Carlos, otra mujer
también me propuso tener algo conmigo, y me besé también con ella,
ese ambiente más unas copas de champagne, más algunas situaciones
que vi esa noche, me hicieron perder la cabeza, y no ver con claridad lo
que estaba haciendo. Y te dije que te iba a decir toda la verdad, me
arrepentí en el mismísimo momento en que lo había hecho. Desde ese
momento, es que me siento una mierda, traicionándote cómo lo hice, de
la manera que lo hice y las veces que lo hice. Y para nada me consuela,
en que los dos hayamos hecho lo mismo, no tuve el valor de contártelo
cuándo volví, tenía un terrible miedo, a que me dejaras, me sentí la peor
de todas, por hacerte lo mismo qué tiempo atrás te había causado tanto
dolor y por lo que te habías separado, no podía ni puedo, imaginarme
la vida sin vos. Por eso es que necesito pedirte perdón, por mí traición,
te mentí, te mentí muchas veces, te oculté muchas cosas, no te merecés
todo lo que te hice, maldigo cada día el haber entrado al sindicato.

Pablo me miraba sin decir nada, veía la tristeza en su cara, sus ojos
rojos de tanto llorar, imaginaba su decepción.

-PABLO: Tengo que preguntarte lo mismo que me preguntaste vos,


¿sentís algo por él?
-PATRICIA: Claro que no! Te juro que no! En el momento me dejé llevar,
porque no te lo voy a negar, estaba excitada, pero ningún sentimiento
284

me une a él, de hecho, sentí un alivio al renunciar al sindicato, no


soportaba la idea de seguir trabajando con él, y con Clara me cuesta
explicarte lo que me pasó, nunca sentí atracción por las mujeres, pero
ella me generó algo que ni yo termino de entender.

-PABLO: A pesar de haber sido mutuo, no deja de ser doloroso, nos


traicionamos mutuamente, llegado el momento, no pensamos en el otro,
nos dejamos llevar y eso no es lo correcto, en dos personas que se
aman, distinto sería, si hubiera sido consensuado, cómo lo hacen
algunas parejas, pero en mi caso al menos, no puedo verlo así, te
engañé y me engañaste, y eso no puede ser, al menos en mi concepción
de pareja!
-PATRICIA: Lo sé, y eso es lo que me atormenta, no encuentro la forma
de enmendar mi error, se que la cagué y sé que como dijiste vos, me
toca hacerle frente a las consecuencias de mis actos.

-PABLO: El dolor en el pecho me mata, me lo provocó mi actitud, y


también la tuya, creo que los dos, nos faltamos el respeto, más allá de
las causas, los dos fallamos, no sé si en este momento puedo ver las
cosas con claridad, trato de estar tranquilo, pero estoy por explotar, pero
quizás tengamos que ver las cosas de otra manera, creo que lo nuestro
no estaba tan bien como creíamos, que pasaban otras cosas y no
supimos verlo. Creo que en estas circunstancias, nuestra relación ha
llegado a su fin.
Esas palabras de Pablo, me atravesaron el pecho, en este momento
Martina me diría, qué le contara de mi embarazo, pero no quería que
nuestro hijo, sea la variable determinante en nuestra relación, sí
seguíamos juntos o no, no tenía que depender de nuestro hijo, sino de
nuestra convicción porque así sea, además no tenía el coraje de decirle
también que dudé sobre quién era el padre de mi hijo, pero en este
momento, daba lo mismo, nuestra relación se estaba terminando.

Nos quedamos callados un momento, Pablo había bajado la mirada, las


lágrimas le seguían cayendo al igual que a mí.
Un momento después, se puso de pie, me miró y me dijo:

-PABLO: Creo que lo mejor va a ser que me vaya, en verdad no puedo


con esto.
285

Camino hacia la puerta de casa, yo lo seguí detrás.

-PATRICIA: Por favor Pablo no te vayas!

-PABLO: Perdón Patricia, ya no puedo!


Y parados frente a frente, con la puerta abierta, lo abracé, me abrazó,
solo me miro a los ojos, y pude ver la tristeza en su mirada sin decir más
nada, se fue de casa.

No pude sino tirarme en el sillón a llorar, nuestra relación se había ido


al carajo.

En algún otro momento, tendría que decirle del embarazo, y reconocerle


también, que tuve la duda sobre quién era el padre.

Me sentí una mierda, ¿qué le esperaba a nuestro hijo?, unos padres,


qué dicen amarse, pero que se fueron infieles, dos personas
angustiadas y sin un futuro claro. ¿Y ahora qué tengo que hacer?
¿Volver a llamarlo para decirle que estoy embarazada? ¿Ocultárselo, y
que mi hijo crezca sin su padre?
Pero como me dijeron tanto Martina como María Marta, tengo que
pensar en el bienestar del bebé que llevo dentro.
Me senté en el sillón, respire hondo para tratar de tranquilizarme, pero
me resultaba imposible pensar en otra cosa.
Me volvieron las náuseas, creo que voy a tener que dejar el mate.

El fin de semana estuve sola en casa, me obligué a alimentarme como


corresponde, mi bebé tiene que crecer sano.

Ya un poco más tranquila, el domingo llame a Martina, le conté del


encuentro con Pablo, entendió mis razones, para no contarle del
embarazo, necesitaba dejar pasar unos días, para ver qué pasaba con
Pablo.
El lunes pedí turno con la ginecóloga, quería ponerla al tanto del
embarazo y ponerme en sus manos, para que todo vaya bien. Me dio
un turno para el miércoles en la mañana, fui a verla y me dijo todo lo
que tendría que hacer, para llevar a buen término el embarazo, me pidió
286

el teléfono de mi neuróloga, para comunicarse con ella y acordar el


seguimiento de mi embarazo.

Cuando salí de la consulta, llame a María Marta para vernos.


Me dijo si quería que almorzáramos juntas, y así lo hicimos en un
restaurante a unas cuadras del sindicato.
-MARIA MARTA: Hola mi chiquita, ¿Cómo estás?

-PATRICIA: La verdad, Cómo puedo! Solo pensando en mi bebé!

-MARIA MARTA: ¿Pudiste hablar con Pablo?

-PATRICIA: Hablamos el viernes en casa, y le conté todo.


-MARIA MARTA: ¿También que estás embarazada?

-PATRICIA: Eso aún no, necesitaba saber qué pasaba con nuestra
relación, y que nuestro hijo no sea el motivo para estar juntos, si no es
realmente lo que deseamos.

MARÍA MARTA: Perdón que te lo diga, pero Pablo debe saberlo, lo que
pase entre ustedes dos, es una cosa, pero tienen un hijo en común, y
para ambos eso tiene que ser lo más importante.
No puedo saber si la relación entre ustedes tiene futuro o no, pero el
saber que van a ser padres, puede ayudar a dejar atrás todo lo que
pasó, por ambos lados.
-PATRICIA: Te entiendo Mary, pero si volvemos a estar juntos, que sea
por nuestra decisión y elección, y no porque estamos esperando un hijo.
Al menos de momento lo veo así.

-MARIA MARTA: Perdón Pato, no es mi intención, meterme en tu vida


y decirte lo que tenés que hacer. Con la mano en el corazón, ¿seguís
enamorada de Pablo?

-PATRICIA: Claro que sí, más que nunca, aún más sabiendo que espero
un hijo suyo!

-MARIA MARTA: ¿Y crees que él sigue enamorado de vos?


287

-PATRICIA: Estoy segura que sí, por su forma de mirarme, porque de


no ser así, ya me hubiera mandado a la mierda y hubiera planteado la
separación, se hubiera llevado todas sus cosas, que sé yo.
Seguramente fue muy duro para él, saber lo que hice con Clara y que
me acosté con Carlos, y qué de no haber estado él con otra mujer, ya
me habría borrado de su vida. Otra mujer le fue infiel y la relación se
terminó.

-MARIA MARTA: Creo que deberían volver a hablar, me parece qué no


todo está terminado, él tiene que saber qué esperás un hijo suyo.

-PATRICIA: No sé qué hacer, no sé cómo seguir, lo único que me


preocupa es que el bebé crezca sano.
-MARIA MARTA: Pero también es importante que vos estés bien, y creo
que la presencia de Pablo, aunque no sea como tu pareja, puede hacer
que tengas un buen embarazo y estoy segura que te cuidaría se
ocuparía de vos y del bebé, aunque no estén juntos.
-PATRICIA: En algún momento se lo diré, no sé cuándo. Desde el
viernes no nos hemos comunicado.

-MARIA MARTA: Llámalo, vuelvan a hablar, y contale del embarazo, es


mi consejo.
Hablamos un momento más, hasta que María Marta tuvo que volver al
trabajo.
Me fui para casa, pensando en lo que me había dicho, pero aún no
estaba convencida de contárselo, necesitaba primero, saber cuál era la
situación con Pablo.

La semana pasó, y no nos comunicamos, quería darle un tiempo para


que pudiera pensar y tomar alguna decisión sobre nuestro futuro, antes
de contarle del bebé.
288

El estar en casa sin ir a trabajar, me permitía cuidar mejor de mi bebé,


trataba de enfocarme en él, alimentarme bien, descansar bien, no
quería que se volviera a repetir aquello. Pero por otro lado, me dejaba
mucho tiempo para pensar, y a pesar de querer estar tranquila, mi futuro
próximo era una incertidumbre, le volví a decir a Pablo, que
necesitábamos volver a encontrarnos para hablar, lo espere toda la
semana.

El miércoles vino Alejandra, por supuesto no sabía que estaba


embarazada, y decidí no contárselo para que no se divulgara en el
sindicato. Me trajo los papeles de mi baja y la liquidación que luego de
firmarlos, me depositarían en mi cuenta, al ver la suma de mi liquidación,
creí que había un error, la suma era mayor de la que yo esperaba. Al
consultárselo a Alejandra, me dijo que además de mi sueldo y las
vacaciones proporcionales, me liquidaban viáticos, por los viajes
realizados. El importe era, cinco veces más de lo que imaginaba, y ahí
se me ocurrió pensar que estaba la mano de Carlos.

Esa semana Pablo no pasó por casa, el domingo decidí mandarle un


mensaje para qué pasara.

El miércoles al mediodía, me avisó que ese día pasaba. Me alegré y me


preparé para esperarlo. Dejé el mate preparado y cuando sonó el
timbre, se me acelero el corazón, había decidido, según como fuera
todo, contarle del embarazo.
Pero cuando las cosas están mal, siempre pueden estar peor, cuando
empezamos a hablar, me dijo que había pasado la semana anterior,
pero al ver el auto de Carlos se había ido.

En ese momento pensé qué ese arranque de celos, me decía, que aún
no estaba todo perdido, y sin querer me salió una sonrisa, pero el tono
de la conversación se tornó un tanto áspero, incluso luego que le
explicara, qué el auto ya no era de Carlos, que se lo había vendido a
Alejandra.

Y automáticamente pensé, que quizás no todo sería tan fácil, a pesar


de haberle dicho que ya no quería ver más a Carlos, su tono, era de
desconfianza. ¿Cómo podríamos arreglar nuestra relación, si en la
primera situación, no existió esa confianza?
289

Pablo se puso mal, y se levantó para irse, esa actitud, me puso a la


defensiva y no conseguí que se quedara, salió de casa, bajó por las
escaleras, yo bajé en el ascensor, y al encontrarnos en la planta baja,
estaba llorando.

No logré que se quedara para seguir nuestra conversación y se terminó


yendo. La puta madre! No encontraba la forma, y el momento adecuado
para contarle de su hijo.

Volví a casa y me senté a llorar en el sillón.

Cada vez veía más complicado que pudiéramos seguir juntos.

El viernes me llamo María Marta, preguntándome si podía pasar por


casa a verme, le dije que sí, y cuándo salió del sindicato, se vino para
casa.
-MARIA MARTA: Hola Pato, ¿cómo estás?

-PATRICIA: La verdad no muy bien, el miércoles vino Pablo para hablar,


pero la conversación no estuvo bien, me dijo que había pasado la
semana pasada, el día que vino Alejandra, y como vio el auto que era
de Carlos, creyó que él que estaba acá era Carlos!
-MARIA MARTA: ¿Y qué pasó?
-PATRICIA: Hablamos solo un momento, la conversación se puso tensa
y después se fue llorando.

-MARIA MARTA: ¿Le pudiste contar del embarazo?

-PATRICIA: Era mi intención, sí todo iba bien quería contárselo ese día,
pero no pude!

-MARIA MARTA: Lo tiene que saber Pato, no puede estar al margen,


estoy segura que cuando lo sepa, las cosas van a cambiar entre
ustedes!
-PATRICIA: No sé Mary, me tiene muy mal este tema, y solo trato de
enfocarme en el bebé, sé que lo tiene que saber, sé que es su hijo
también, aunque no sigamos juntos.
290

-MARIA MARTA: Creo qué necesitás a alguien que también se


preocupe por vos, ya sufriste una vez, creo que debés contárselo y que
se preocupe por los dos.
-PATRICIA: Tenés razón Mary! Pero no pude encontrar el momento!

-MARIA MARTA: Dejá pasar un par de días y lo volvés a llamar para


decirle que necesitás seguir hablando con él!

-PATRICIA: El tema es que él quiera volver a hablar conmigo!

-MARIA MARTA: Estoy segura de que sí, es entendible que en la


situación en que están los dos, no sea fácil sentarse a hablar y
entenderse, las heridas son recientes y eso los pone a la defensiva, los
desconcierta. Así como por momentos vos no sabés para que lado salir,
a él también le debe pasar eso, tratá de ser paciente, de estar tranquila,
ya los dos se dijeron lo que se tenían que decir, ya los dos tienen las
cosas en claro, saben a quién tienen adelante, se han dicho las
verdades necesarias y ahora toca hacerle frente y tratar de superarlas,
al menos por el bien del hijo que están esperando.

-PATRICIA: Te juro Mary que es lo que más quiero!

No es que me olvidara de mi primer bebé, pero a diferencia, en este


embarazo sigo medicada y el riesgo de una crisis es mucho menor. Pero
María Marta tiene razón, me haría más feliz que Pablo se ocupara de
nosotros dos.
El domingo a la tarde, le mandé un mensaje " Hola Pablo, me gustaría
que pases por casa poder hablar" ese día no hubo respuesta.
El martes al mediodía, le volví a escribir, "Hola Pablo, por favor pasa por
casa"

Su respuesta llegó a la noche, y me decía, " Hola Patricia, no sé si es


buena idea, quizás debamos dejar pasar un poco de tiempo. Espero que
estés bien"
Después de leer su respuesta, me largué a llorar, no se lo quería decir
con un mensaje de texto, necesitaba hacerlo cara a cara, y ver su
reacción.
291

La distancia entre nosotros se va agrandando y cada vez veo más difícil,


la posibilidad de volver a estar juntos...
292

El mensaje de Pablo, me hizo muy bien, que saliera de él, que me dijera
de venir a casa me daba un montón de esperanza, deseaba poder
hablar tranquilamente de nosotros y contarle de nuestro hijo.
Se me ocurrió esperarlo con una torta para la hora del mate, estaba
contenta que viniera y quería que pudiera verlo.
Soy consciente que en nuestra situación, el enterarse de que
tendríamos un hijo no era el escenario ideal, pero tampoco podía
ocultárselo, salvo que dejáramos de vernos, en poco tiempo, empezaría
a crecer la panza y sería imposible ocultarlo. Y primordialmente lo tenía
que saber porque era el padre, tenía tanto derecho como yo a vivir este
momento.
No pude decirle en ese momento que tuve dudas de quien era el padre
de mi bebé, ya llegaría ese momento, lo vi tan feliz que no pude.

El encuentro resultó mucho mejor de lo que esperaba, pudimos hablar


tranquilos y en el momento que se lo dije, su reacción fue una explosión
de felicidad tanto para él como para mí, todo cuanto deseaba, lo tenía
frente a mí, sus lágrimas no paraban de brotar de sus ojos y de los míos,
pero esta vez eran de felicidad.

Me llenó de preguntas, pero su felicidad era absoluta, lo veía en su cara


y en su forma de mirarme, y que me pidiera volver a casa y
acompañarme a los controles, me llenó de emoción, los dos viviríamos
este momento juntos y eso era todo cuanto deseaba.
Volver a dormir abrazada a él, me supo a gloria, pero a pesar de tener
sueño todo el tiempo, pegar mi cuerpo al suyo y sentir su calor y su olor,
me hizo despertar el deseo de ser suya nuevamente, aunque me dormí
antes siquiera de insinuarlo.

Al día siguiente me quedé en la cama, hasta casi el mediodía, hablamos


por teléfono y después de almorzar, me dormí una siesta, no quería
tener mucho sueño, para ver si pintaba volver a “jugar” con él.

A la tarde, fue a hacer las compras para la cena y mientras tanto me di


un baño, quería estar lista por si se daba la ocasión.
Le pedí de cenar temprano, por si me daba sueño. Pablo no me dejaba
hacer nada, después de cenar, juntó la mesa y se puso a lavar los
293

platos, le dije que me iba recostar, me dijo que terminaba de ordenar


todo e iba conmigo.

Llegué a nuestra habitación y prendí la luz de la mesa de noche, me


desnudé, guardé la ropa en el placard para que no la vea y me fui a la
“salita de juego”, cerré la puerta sin hacer ruido y encendí la luz de
colores, la cambié por la violeta y puse una música suave, a poco
volumen para que no la escuchara desde afuera, elegí un diminuto
conjunto blanco y me lo puse, me recosté en la cama a esperarlo.
Iría a nuestra habitación y al no encontrarme seguramente se fijaría en
el baño, al no estar allí, el único ambiente que le quedaba, era la salita,
y ahí me encontraría esperándolo para reencontrarnos.
Tardó unos diez minutos en llegar, abrió lentamente la puerta y me vio,
su cara de asombro fue de campeonato, y con cara de pícara, le dije:

-PATRICIA: Necesitaba recostarme un poco!

-PABLO: ¿Siempre que necesites recostarte lo vas a hacer así? Porque


si me esperás así, no creo que puedas descansar mucho.

-PATRICIA: Pero seguramente después voy a descansar mucho mejor!


-PABLO: ¿Te dije alguna vez que amo tu cuerpo?
-PATRICIA: Nunca!
-PABLO: Mentirosa!

-PATRICIA: En este momento, me gustaría que en vez de decírmelo,


me lo demuestres!

No terminé de decir esto, que se empezó a sacar la ropa mirándome a


los ojos, cuando solo le quedaba el bóxer, me dijo:

-PABLO: ¿Creés que puedas esperar a que me dé una ducha?

-PATRICIA: Claro, pero no te demores mucho! Si no voy a tener que


arrancar solita!

-PABLO: Mmm!
294

Se fue al baño y volvió unos minutos después, al entrar, me encontró


tocándome con una mano las tetas por sobre el corpiño y con la otra mi
conchita que ya estaba húmeda.
Entró a la salita con una tremenda erección que me volvió loca.

-PABLO: Veo que empezaste sin mí! Pero sabés que me gusta mucho!
Se quedó parado al borde de la cama sobándose lentamente su pija,
mirando como mis manos recorrían mi cuerpo.

Se sentó en la cama, y suavemente, empezó a recorrer mis piernas


desde los pies, hacia arriba con la yema de sus dedos, una electricidad
recorrió mi cuerpo.

Llegó a mi entrepierna y acarició mi mano que se encontraba ya dentro


de la tanguita.
Volvió a mis pies pero esta vez subió besando y lamiendo mis piernas,
al llegar a mi conchita, saqué mi mano, para que pudiera llegar con su
lengua donde él quisiera.
Sus dedos, tomaron delicadamente los bordes de la tanguita y
comenzaron a bajarla, dejando mi húmedo sexo al descubierto, trazó
una línea con su lengua desde mi muslo hasta mi hendidura y empezó
a recorrerla deliciosamente, sacándome los primeros jadeos.
No tardé en empaparme, y su hábil lengua minutos después, me sacó
el primer orgasmo. Cuanto lo deseaba!
No se detuvo, mientras mi cuerpo se sacudía, un nuevo orgasmo, me
hizo temblar las piernas.
Su lengua recorrió mi panza camino a mis tetas, bordeó la prenda para
luego centrarse en mis pezones que se trasparentaban en el encaje.

El corpiño se desabrochaba por delante, y muy delicadamente, lo


desprendió liberando mis tetas, que recorrió con la yema de sus dedos
primero y luego con su lengua.

Mis pezones terminaron en su boca recibiendo una deliciosa succión


que los puso completamente duros alternando con suaves lamidas.
295

Llegó a mi boca y me besó suavemente, lentamente su lengua fue


buscando la mía y al encontrarla, nos saboreamos.

Su cuerpo estaba sobre el mío y sentía su glande rosar mis muslos,


como buscando la puerta de ingreso a mi placer.

Ya lo deseaba dentro, la ansiedad de tenerlo en mi interior me excitaba


aún más, lo dejé hacer, me dejé llevar, que hiciera de mi cuanto quisiera.

La penetración fue lenta y suave, facilitada por lo mojada que estaba,


su cuerpo chocó con el mío cuando ya lo tenía todo adentro y el placer
me inundó.

Mis manos fueron a su culo para acompañar sus embestidas y minutos


después tuve otro orgasmo, mientras me comía la boca.
Se salió y aproveché para enderezarme en la cama, apoyando mi mano
en su pecho para que esta vez fuera él quien se recostara.

Besé su boca, su cuello, su pecho su ombligo, bajé a su pija y mirándolo


a los ojos, me la fui metiendo lentamente en la boca, lo más que podía
mientras mi lengua jugaba en su tronco. La sacaba y la metía, mi mano
la pajeaba lentamente.
Luego pasé mi pierna sobre su cuerpo y me senté introduciéndola por
completo en mi interior. Me empecé a mover hacia arriba y hacia abajo,
hacia adelante y hacia atrás, haciendo círculos con mi cadera,
apoyando mis manos en su pecho y juntando mis tetas para que queden
a su disposición.

Sin permitirme salir, se sentó en la cama, tomándome del culo y nos


abrazamos y volvimos a besar.

Aceleré el ritmo, porque sentía llegar un nuevo orgasmo, que me


estremeció. Sus manos acariciaban mi espalda, mi culo, llegaban a mi
nuca y sostenían mi cabeza mientras me besaba.

Mi orgasmo llegó junto con el suyo, sentirlo acabar en mi interior me


hizo erizar la piel.

Nos quedamos en esa posición y no pude evitar las lágrimas, estaba


muy emocionada de volver a sentirlo, cuando enderezó su cabeza para
mirarme, pude también ver las suyas.
296

Esto fue amor en estado puro, nos sentimos como hacía tiempo no lo
hacíamos. Nos recostamos, Pablo me tapó y nos dormimos abrazados
en la salita.
Antes de desmayarme por lo extenuada que estaba, alcancé a decirle
que lo amaba y que había sido maravilloso.
Me desperté sola en la salita, minutos después, entró Pablo con el
desayuno. Desayunamos juntos y se fue a trabajar.

Me quedé despierta y a eso de las diez de la mañana la llamé a Martina,


le conté como estaban las cosas con Pablo y se puso tan feliz como lo
estaba yo.

Más tarde la llamé a María Marta, y estuvimos hablando un buen rato,


también se puso feliz por cómo estaban las cosas y le agradecí que
hubiera hablado con Pablo.

Al mediodía, mientras almorzaba la comida que Pablo me había dejado


preparada, me llegó una llamada suya, diciéndome si queríamos salir a
dar una vuelta y cenar por ahí aprovechando que era viernes y al otro
día no trabajaba. Le dije que me encantaba la idea, pero que me
dormiría una siesta para no dormirme donde fuéramos.
Llegó, tomamos unos mates y a eso de las seis de la tarde, salimos los
dos, va!, los tres.

Fuimos a un centro comercial y aunque no nos lo habíamos propuesto,


terminamos mirando locales de ropa de bebé, muebles para bebés y
cochecitos, sin duda estábamos tan entusiasmados que no lo podíamos
evitar.

Después fuimos a cenar y un restaurante donde siempre nos gusta ir.


Pablo se tomó su cerveza y yo solo agua saborizada. Durante la cena,
hablamos mil cosas, de la salita que se tendría que convertir en
habitación para el bebé y riéndonos, dijimos de dejarle al bebé nuestra
habitación y nosotros irnos a la salita.

Llegamos a casa y nos fuimos a la cama, yo como siempre con mi


remera de dormir y la tanguita y Pablo solo en bóxer.
297

Nos abrazamos, nos besamos y sin proponerlo, terminamos los dos


desnudos haciendo el amor nuevamente.

Por supuesto esta situación me llenaba de felicidad y ya casi ni


recordaba lo que nos había pasado, prefería pensar en este presente
que me colmaba.
El fin de semana, el tiempo estuvo lluvioso y nosotros fogosos.

Hicimos el amor el sábado al despertarnos y a la noche volvimos a jugar


en la salita, esta vez por mucho más tiempo, creo que ambos
necesitábamos recuperar el tiempo perdido.

Hicimos de todo, en todas las posiciones, me masturbé para él, le pedí


que tuviéramos sexo anal, necesitaba volver a sentirme completamente
suya.
Pablo acabó dos veces, la segunda en mi boca y me lo tragué todo, no
quise guardarme nada, le entregué todo cuanto deseaba. Terminamos
los dos extenuados cerca de la una de la mañana.
El domingo después de almorzar, nos tiramos en el sillón a mirar una
película y en un momento, le bajé el bóxer y su casi completa erección
terminó en mi boca, me ocupé de él, haciéndolo acabar y volviéndome
a tragar toda se eyaculación.
Antes de cenar, Pablo me devolvió la gentileza, llevándome alzada
hasta la salita, recostándome delicadamente en la cama, sacándome la
ropa, dejando mi sexo ya mojado al desnudo, me besó, lamió y chupó
hasta sacarme un terrible orgasmo con la lengua.
Nuestra conexión había vuelto y era todo cuanto necesitaba en ese
momento, estar embarazada y volver a estar juntos a pesar de lo
ocurrido, me daban esperanza de que nuestra relación vuelva a ser la
de antes, o incluso mejor! Ya el tiempo lo dirá…
298

Mi vida no tenía sentido, el volver a pasar por la pérdida de otro hijo, me


destrozó, no tenía ya ganas de seguir adelante, a pesar de los
problemas que habíamos tenido con Pablo, habíamos vuelto a
encontrarnos y la noticia de nuestro hijo, nos había permitido dejar en
segundo plano el tema de nuestras infidelidades, aunque era consciente
de que seguían existiendo, nos habíamos enfocado en el bebé y
mirando hacia un futuro siendo tres, me volví a sentir unida a él, aunque
no hubiera sido totalmente sincera con él.
Me morí en vida, no tenía ganas ni de respirar, Pablo me acompañó en
todo momento, aunque cada vez que me miraba, sentía que me culpaba
por la muerte de su hijo, y eso me hundía más.
Solo quería cerrar los ojos y no ver ni escuchar nada.
Pablo me llevó a ver a la psiquiatra y a la psicóloga que le había dicho
la ginecóloga, y después de un par de sesiones, me terminó internando.

Los primeros días, me sentía morir, además de estar sin Pablo, casi que
me obligaban a hacer cosas, cuando yo no quería saber nada con nadie.

Empezaron las charlas, las sesiones y los encuentros con mujeres que
habían pasado por lo que yo estaba pasando.
Junto conmigo estaban Manuela y Ana Paula, dos chicas que también
habían perdido embarazos, aunque en diferentes circunstancias, las
tres con el mismo dolor a cuestas.
Manuela había perdido dos embarazos como consecuencias de los
golpes de su, ahora ex marido y Ana Paula por problemas de salud
referidos a la coagulación de la sangre.

En los pocos ratos libres que teníamos, las tres nos fuimos conociendo
y contándonos cosas de nuestras vidas, aunque en los primeros
momentos, no quería contarles todo cuanto había pasado, terminaron
sabiendo toda mi historia, no solamente las pérdidas de mis dos hijos,
sino también de mis relaciones con Mariano, con Pablo, mis
infidelidades con Clara y con Carlos.

Las sesiones por momentos me resultaban abrumadoras, el tener que


tratar de expresar mis sentimientos, no hacía más que profundizar mi
dolor.
299

Poco a poco aquella sensación de desasosiego se fue apaciguando,


haciendo que a pesar del dolor, pueda mirar de frente lo que me estaba
pasando.
Las charlas con las chicas me hacían ver muchos de sus sentimientos
en los míos, casi sin quererlo, me vi aconsejándolas, como si mi
situación fuera mejor que la de ellas.

Extrañaba a Pablo, en él siempre me sentí segura, sé de su amor y de


su preocupación por mí, aunque sentía que no lo merecía, me la pasaba
preguntando todo el tiempo, cuando podría verlo.

Muchas veces pensaba en cómo estaría, yo por lo menos, las tenía a


las chicas y a un montón de personas alrededor, pero no sabía si él
estaba pasando por esto solo, y eso me hacía sentir peor.
La primera vez que pudo venir a visitarme, me alegré, necesitaba verlo
y saber cómo estaba.

Cuando lo vi, no lo podía creer, se había dejado la barba y estaba más


flaco, y aunque delante de él no dije nada, verlo así, me hizo sentir muy
mal, podía ver el sufrimiento en su mirada, no hacía más que trabajar y
estar solo en casa, me sentía tremendamente culpable por eso y por
dejarlo sin su hijo.
Después que terminó la visita, me vine abajo, la culpa me martillaba la
cabeza y me costó varios días poder enderezarme un poco.
Le pregunté a una de las chicas asistentes, si sería posible cortarme el
pelo, siempre me gustó tenerlo largo y a Pablo también le gustaba que
lo llevara largo. Una de ellas sabía cortar el pelo, porque trabajaba en
una ONG haciendo pelucas para mujeres que habían perdido el pelo
por el tratamiento de quimioterapia. Le dije que le donaba el pelo, y me
preguntó si estaba dispuesta a cortarme los veinte centímetros, y
aunque me quedaría muy corto, le dije que sí.
Ni a Pablo ni a mí nos gustaban los tatuajes, nunca pensé en marcar mi
cuerpo de esa manera, pero decidí qué al salir, me tatuaría, marcaría
mi piel como tenía marcada mi alma, con dos angelitos, por mis dos
hijos perdidos.
300

En alguna de las sesiones que lo comenté, Viviana me preguntó si el


corte de pelo y la intención de tatuarme, tenían que ver con Pablo, sí
quizás inconscientemente, buscaba desagradar a Pablo y hacer qué se
alejara de mí, como una forma de castigo hacia mi persona, a no
sentirme merecedora de su amor.
En la segunda visita, amé que me trajera flores, y de las que más me
gustan, y antes que se vaya, cuándo nos abrazamos, le dije que tenía
ganas de volver a estar con él, y por supuesto él me dijo que también.
No estoy segura si en verdad las tenía en ese momento, pero además
de decirle que lo amo, necesité decirle que también lo seguía deseando.

A principios de octubre, Mónica me dijo que el viernes trece, me daría


el alta, pero que tendría que seguir asistiendo a las sesiones con ambas.
El solo hecho de saber, qué tendría que salir de ahí y volver a la vida
real, me asustaba bastante, me llenaba de temores.

Tenía tantos miedos... Miedo a quedarme sola, a qué Pablo nunca me


perdonara, al no poder ser madre, a no salir nunca de esta locura, a no
poder hacer bien mi trabajo, a no tener esperanzas, a no tener sueños,
a no tener un futuro...

En las últimas semanas, me habían bajado la medicación, pero tenía


que seguir tomando los antidepresivos y la pastilla para dormir.

Llegó el viernes y desde que me desperté estaba muy nerviosa, se lo


dije a Mónica dijo que solo por hoy, tomara una pastilla más de las que
tomó para dormir.
Preparé todas mis cosas en el bolso, me despedí de las chicas y
quedamos de acuerdo en contactarnos cuando ellas también salieran,
que sería en una o dos semanas.

Cuando crucé la puerta hacia la recepción de la clínica, Pablo ya me


esperaba, se había afeitado la barba y estaba muy lindo. Corrí para
abrazarlo, me colgué de su cuello y lo besé, no pude evitar las lágrimas.
Tuve que firmar unos papeles, y antes de salir, Mónica y Viviana me
saludaron con un abrazo, y me dijeron que nos veríamos la semana
siguiente.
301

Salimos con Pablo de la clínica y subimos al auto, yo estaba muy


nerviosa y no me salían las palabras. Pablo me iba hablando y en cada
semáforo me abrazaba acercándome a él.
Llegamos a casa, y nuevamente no pude evitar las lágrimas. Pablo me
llevó abrazada todo el camino y al entrar en casa, me encontré con un
montón de cosas nuevas. Durante el viaje no me había dicho nada, para
que me sorprendiera.

Y me encantó la sorpresa, había pintado casi todo el departamento, un


nuevo TV, cosas nuevas en el baño y unas hermosas lámparas en
nuestra habitación.

La casa estaba perfecta, muy limpia y ordenada.


-PATRICIA: ¿Y todo esto amor?
-PABLO: Te quería sorprender! Además tuve mucho tiempo libre!
Necesitaba ocuparme en algo!

-PATRICIA: Sí que me sorprendiste! Me encanta cómo quedó todo!


Parece otro departamento! Y ya quiero estrenar la bañera!

-PABLO: Perfecto! Date un baño de inmersión, en el baño hay sales y


espuma! Mientras tanto yo preparo el mate y algo para merendar!
-PATRICIA: Te amo mi cielo!
-PABLO: Yo también corazón, me alegra mucho que estés otra vez en
casa! ¿Querés unos mates en la bañera?

-PATRICIA; Dale!

-PABLO: Te voy preparando el baño!

Pablo seguía tan pendiente de mí, como antes de la internación, cuando


ya había preparado la bañera con las sales, fue a preparar el mate, en
ese momento, agradecí no tener que desnudarme delante de él, aún
seguía un poco nerviosa, y el baño me vendría bien.

Sumergida y cubierta de espuma con Pablo sentado en un banquito a


mi lado, tomamos unos mates con unas masitas, que me iba dando en
302

la boca. Pablo iba tocando el agua, y a medida que se iba enfriando,


abría el agua caliente para que yo no tuviera frío.

Estuve en el agua por casi una hora, cuándo Pablo se llevó todo, salí
del agua y me envolví en un toallón. Creo que inconscientemente no me
quería mostrar desnuda frente a él, no entendía muy bien por qué, pero
así me sentía.

Fui a nuestra habitación, al abrir el placard, estaba impecablemente


ordenado, con toda mi ropa limpia, doblada y planchada.

Me puse un conjunto de ropa interior, una remera y un pantalón corto.


Al ir para el estar, Pablo estaba sentado en el sillón, mirando hacia el
TV nuevo apagado. Estaba pensando en algo, con la mirada fija en la
negra pantalla. Me quedé mirándolo un momento, cómo iba descalza,
no me había oído llegar y lo primero que pensé, es cuan mal la habría
pasado él todo este tiempo solo en casa y cargando también con el dolor
por la pérdida de nuestro hijo.
Me acerqué desde atrás, lo abracé y bese su cuello. Tomó mis manos
con las suyas, y cuando se giró hacia mí, pude ver sus lágrimas.

-PATRICIA: ¿Estás bien amor?


-PABLO: Si mi vida! Esperaba tanto este momento...! Tranquila que son
lágrimas de emoción!

Y dando la vuelta al sillón, me senté sobre sus piernas, lo volví a abrazar


y nos besamos. Pude sentir en mis piernas qué se ponía en marcha su
erección, pero todavía no me sentía relajada como para encontrarnos.
Pablo no me lo iba a pedir, conociéndolo sabía que iba a respetar mis
tiempos, y eso me relajó un poco, después del beso, me senté a su lado
y me abrazó, prendió la TV y miramos un rato una película que ya
habíamos visto, pero igual terminamos de verla.

Por momentos nos quedábamos callados, creo que lo que había pasado
y estar tanto tiempo separados, nos había quitado esa conexión
cotidiana que solíamos tener.

Sabía que el hecho de no encontrarnos sexualmente, no podría dilatarlo


mucho tiempo, por un lado, me gustó provocar esa excitación en él, eso
303

daba cuenta, de que aún me deseaba, pero por el otro, yo, al menos de
momento, no me sentía en condiciones de hacerlo.

-PABLO: ¿Te gustaría que fuéramos a cenar a algún lado?


-PATRICIA: Mañana amor, ¿te parece?

-PABLO: Claro que sí! ¿Qué te gustaría cenar? Pensá en algo que
hayas extrañado comer!

-PATRICIA: Mmmmm....., Ya sé! ¿ Qué te parece un risotto! Muero por


un risotto tuyo!

-PABLO: Perfecto! Marche un risotto para la dama!

Un rato después salió a hacer las compras para la cena, cuándo volvió,
vi que no había comprado ninguna cerveza.
-PATRICIA: ¿Y la cerveza?
-PABLO: Si vos no tomás mi cielo, yo tampoco!

-PATRICIA: Tomate una cerveza mi vida! Si te gusta amor mío!

-PABLO: Estando solo, ya me he tomado muchas! Demasiadas diría!

Y me vino a la cabeza la imagen de Pablo tomándose mil cervezas, y


me sentí mal, por lo solo que estuvo.
El risotto estaba excelente, me comí dos platos, después de comer
Pablo juntó y ordenó todo. Nos sentamos en el sillón y abrazados
miramos un capítulo de la serie que había dejado de ver hacía un
tiempo.

Cuándo nos fuimos para la cama, en mi interior quería que Pablo no me


buscara, al menos esa noche.
Pero no tuvo ninguna intención, nos acostamos, pero solo nos
abrazamos, nos besamos y nos quedamos dormidos.

Lo último que recuerdo haber pensado, fue en el maravilloso hombre


que tenía a mi lado, pero también lo que supongo que al igual que yo,
habría sufrido en soledad, se que él es más fuerte que yo, se que
siempre va a hacer todo lo posible por estar entero para mí.
304

El sábado mientras desayunábamos, le conté de mi intención de


tatuarme, su cara mostró su asombro.

-PABLO: Creí que odiabas los tatuajes, recuerdo que alguna vez me
dijiste, que ni loca marcarías así tu cuerpo.

-PATRICIA: Sí, ya lo sé! Pero en la clínica decidí que me quiero marcar


el cuerpo, como tengo marcada el alma, quiero llevar en la piel a mis
dos angelitos!

-PABLO: Ahora entiendo! Entonces, tatuémonos los dos! Llevemos los


dos nuestro angelito!

-PATRICIA: No quiero que lo hagas por mí, es una decisión mía! Pero
si lo querés, lo hacemos los dos
-PABLO: Lo entendí amor mío, pero también me gustaría tatuarme!
Llevar también en la piel a nuestro angelito!

Y los dos nos largamos a llorar.

En una de las sesiones, la terapeuta me había dicho, qué no tapara mis


sentimientos respecto del bebé, que si en algún momento necesitaba
llorar, que lo hiciera, qué no me lo guardara, y que mejor que hacerlo
con Pablo, con él compartíamos ese mismo dolor.
Cómo el día estaba lindo, me dijo de salir a caminar, y le dije que sí.
Caminamos de la mano, hasta la costa, y descalzos los dos, caminamos
por la orilla del mar, volver a sentir las frías olas, me hizo muy bien.
Caminamos cerca de una hora y de regreso, me dijo de almorzar en uno
de los bares de la costa. Nos comimos unas hamburguesas y volvimos
para casa a eso de las cuatro de la tarde.

El paseo me había hecho bien, pero estaba un poco cansada, le dije


que me recostaría un rato. Me preguntó que quería cenar, para hacer
las compras mientras tanto.

-PATRICIA: Lo que vos quieras amor, pero por favor, cómprate una
cervecita! Sé que te gusta, tomátela, yo no me voy a sentir mal por eso!
Podía ver en cada actitud de Pablo, que estaba muy pendiente de mí,
de lo que me gusta, de mis necesidades, de mis tiempos, y sentía que
305

yo, también tenía que pensar en las suyas, necesitaba saber cómo se
sentía realmente.

Ya lo había visto varias veces, por momentos, con la mirada perdida en


algún lugar, pensando vaya a saber en qué.

Me quedé dormida como hasta las seis de la tarde, abrí los ojos, y allí
estaba mirándome con esa mirada de amor que tan bien me hace,
estaba sentado en la cama con el mate preparado y con un budín
cortado en rodajas.

-PATRICIA: Perdón amor! Me re dormí!

-PABLO: No pasa nada corazón, hoy caminamos mucho!

-PATRICIA: La verdad que sí! Hacía mucho que no caminaba tanto!


Mientras tomábamos los mates, me vino a la cabeza lo que había
pensado antes de dormirme, necesitaba que Pablo sintiera que también
yo estaba preocupada por él.

-PATRICIA: Amor, se qué para vos también fue muy difícil, y me


gustaría que me cuentes cómo estuviste mientras yo no estaba,
supongo que estando solo, la debes haber pasado muy mal. Por favor,
contame la verdad, no te guardes nada.
-PABLO: No te voy a mentir, me sentí muy mal, me partía el corazón, el
saber tu sufrimiento. Sé que volver a pasar por eso, te destrozó y tuve
mucho miedo, en ese momento no sabía qué hacer, ni qué decirte,
porque creía que nada que yo te dijera serviría para aliviar ese dolor.
Por eso es que entendí qué era necesario que te pongas en manos de
Mónica y Viviana, ellas saben cómo tratar situaciones como la que nos
tocó vivir.

-PATRICIA: ¿Y vos mi amor? ¿Y tu dolor?


-PABLO: Mi dolor es por partida doble, por nuestro hijo y por vos. El
saberte embarazada, cambio mi mundo, a pesar de lo que había pasado
en nuestra relación, un hijo, para mí lo cambiaba todo, y si te soy
sincero, nuestros errores anteriores, quedaron atrás, ya ni pienso en
eso, ni siquiera lo pensaba estando solo en casa.
306

Llegar a casa y encontrarla vacía, me mataba, no te voy a mentir, me


emborraché muchas veces, tratando de no pensar, para ahogar la
soledad y el dolor.
-PATRICIA: Yo también te voy a ser sincera, a pesar de estar un poco
más entera, el dolor no se va y creo que no se va a ir nunca. Salir de la
clínica, me puso muy nerviosa, volver a la vida real, inevitablemente, me
hace pensar en todo lo que pasó, y necesito volver a encauzar mi vida,
nuestra vida.
-PABLO: Así es! Pero nos tenemos el uno al otro y eso es lo importante!
Nos tocó vivir el dolor más grande qué puede sufrir una persona, la
pérdida de un hijo, y en tu caso, por segunda vez. La terapia me ayudó
a enfrentar mi dolor, y a entender, que quizás nuestra relación no vuelva
a ser la misma, un dolor así, puede llegar a cambiar a las personas, sus
formas de ver las cosas. Creo que está en nosotros, el poder seguir
adelante con esa carga y seguir viviendo.
-PATRICIA: Ese es mi mayor temor, no sé cómo puede llegar a resultar
todo, seguramente no seremos los mismos, tendremos que batallar con
nuestros sentimientos, le tengo miedo a mis días malos, porque sé que
vendrán, tengo miedo de no poder manejarlos.

-PABLO: Yo también tengo miedo, sobre todo de no poder estar


consciente de lo que nos pasa, de no darme cuenta, cuando las cosas
no vayan bien. Creo que será día a día, momento a momento, de lo
único que estoy seguro, es del amor que te tengo. El estar solo, no hizo
más que confirmármelo, no pude dejar de pensar en vos, y en lo que
significa en tu vida lo que pasó.

-PATRICIA: Creo que al día de hoy, todavía no tengo claro, cómo me


va a afectar de aquí en adelante, y eso me da mucho miedo.

-PABLO: Tratemos de superar juntos nuestros miedos, creo que es la


única forma de seguir adelante.

En aquella conversación, pude entender un poco cómo se siente Pablo,


tiene tantos miedos como yo.
Se fue a preparar la cena, y yo me quedé sentada en el sillón, pensando
en los días por venir, Pablo el lunes iba a trabajar y yo me quedaría sola
307

en casa, me preocupaba el estar sola, qué mi cabeza me jugara una


mala pasada.

Cenamos y nos fuimos a la cama, aún no estaba segura de volver a


hacer el amor con Pablo, él no tocó el tema, aunque pensaba que
seguramente lo estaría necesitando, qué sería importante para él
encontrarnos sexualmente, pero no me sentía preparada, quizás por
temor, o como una resistencia a volver a quedar embarazada, no sé.

Decidí que esa semana, iría a la ginecóloga para que vuelva a ponerme
el DIU. Quizás de esa forma, luego encuentre la manera de volver a
encontrarnos.

Se lo dije a Pablo, mientras desayunábamos el domingo.


Por la tarde, hablé por teléfono con Martina, le conté que ya estaba en
casa y se alegró mucho por mí, no le conté demasiado sobre cómo me
sentía porque Pablo estaba en casa, ya la llamaría en la semana
mientras él estuviera en el trabajo.
Cómo el día estaba lindo, salimos a caminar un rato, paramos en un bar
a tomar un café y a charlar de otras cosas, hablamos de su trabajo, de
las cosas que había hecho en casa, de sus encuentros con Miguel y de
su viaje a Rosario para visitar a Sara.
Mónica me había dado una licencia psiquiátrica por seis meses, por eso
no volvería a trabajar hasta el año siguiente.
El lunes desayunamos juntos y Pablo se fue a trabajar. Me quedé un
rato más en la cama, pero ya no me volví a dormir. Quería intentar volver
a la vida normal, haciendo cosas de la casa, aunque no había mucho
por hacer, Pablo lo hacía todo, y me sentí mal por eso. Decidí hacer una
torta para esperarlo cuándo volviera del trabajo.

Al llegar del trabajo, se alegro al encontrar la torta, tomamos unos mates


y después salimos juntos a hacer compras para la cena.
Pedí turno con la ginecóloga y me dio para el miércoles. El martes tenía
turno con Mónica y el jueves con Viviana.

Les pedí los turnos en horas de trabajo de Pablo, yo podría ir sola, y


aprovechar el tiempo con Pablo.
308

Esa semana me sentí algo rara, como que no terminaba de encajar en


mi vida, como que me faltaba motivación, quizás el no trabajar, me
dejaba mucho tiempo libre, y mi cabeza no tenía más que tiempo para
pensar.

En la sesión con Mónica, me preguntó cómo me sentía, y me dijo de


continuar con la medicación una semana más y después comenzar a
bajarla.

El miércoles la ginecóloga me volvió a colocar el DIU y me mandó a


hacer los controles regulares.

La sesión del jueves con Viviana, me movilizó bastante, sobre todo en


mi actitud hacia Pablo y el no haber podido hasta ahora, volver a tener
relaciones sexuales con él. Me pidió que de aquí a la próxima sesión,
tratar de analizar esto y pensar si ese sentimiento de "rechazo" a tener
sexo con Pablo, tenía que ver con él o con mi miedo a que exista la
posibilidad de volver a quedar embarazada.
También me preguntó, si independientemente de Pablo, sentía
necesidades sexuales, por ejemplo estando sola. Le dije que a pesar de
haber tenido antes una época muy sexual, por el momento no pensaba
en sexo, ni con Pablo ni con nadie, como si estuviera negada o
bloqueada, no sé.

Me dijo que en mi situación y con la medicación que tomaba, no era


anormal que mi libido estuviera alterada.
Paso la semana y yo aún me sentía algo rara, no sabía por qué, pero
tenía en la cabeza la idea de que Pablo estaría deseando hacer el amor
conmigo, y yo a decir verdad, no estaba del todo dispuesta, hasta
pensándolo, me daba miedo, y creo que ese miedo estaba en no poder
sentirlo como antes, en no poder volver a conectar con él. Pero decidí
que sería ese fin de semana, quería que Pablo sintiera que yo lo
deseaba, tenía mucho miedo de que eso resentiera nuestra relación.

Pensé en proponérselo el viernes como solíamos hacerlo, pero no me


decidí, ya veríamos al día siguiente.
El sábado después de desayunar, le dije a Pablo, que saliéramos,
quería comprarme algo de ropa.
309

Caminamos por el centro comercial, y al mediodía almorzamos en uno


de los restaurantes. Caminamos otro poco y volvimos para casas a eso
de las cinco de la tarde.
Antes de llegar a casa, le dije de hacer unas compras para la cena, esa
noche yo le iba a cocinar. Se alegró por esto, y me pidió, qué le hiciera
unos fideos con crema y hongos que le encantan.

Después de cenar, mientras juntaba todo, le dije que me iba a dar un


baño, puse a llenar la bañera, él estaba sentado en el sillón. Antes de
sacarme la ropa, fui al estar y abrazándolo por detrás le dije:

-PATRICIA: Amor, ¿Te gustaría que nos bañamos juntos?

Y vi su cara iluminarse, me miró con amor y me dijo:


-PABLO: Por supuesto mi vida! Me encantaría!
Fuimos los dos para el baño, cerré la canilla y puse espuma en el agua,
nos desnudamos y nos metimos al agua.

Pablo se sentó y yo entre sus piernas, estaba un poco nerviosa, Pablo


comenzó a acariciarme el pelo y los brazos, muy suavemente mientras
hablábamos. En un momento, tomé sus manos y las llevé a mis tetas,
las acarició suavemente, no las sentía como caricias sexuales sino más
bien como un mimo, eso hizo que me fuera relajando, apoyando mi
cabeza en su pecho.

Un rato después, tomando su mano derecha, la deslice por mi cuerpo,


hasta mi entrepierna, se me aceleró el corazón y pude sentir su erección
crecer contra mi espalda. Sus caricias eran suaves y su boca besaba
mi cuello.

Estuvimos un buen rato así, sintiendo sus caricias que ya recorrían mi


cuerpo, me había relajado y entendí que ya estaba lista.
Salimos del agua Pablo me envolvió con un toallón, él se secó mientras
yo me secaba el pelo, fue a nuestra habitación y volvió con un bóxer
puesto, me terminó de secar el pelo y salí del baño.

No lo pensé y me fui para la salita, deje caer el toallón y me recosté


desnuda en la cama, cuándo Pablo volvió de apagar todas las luces, al
no encontrarme en nuestra habitación, fue para la salita y me encontró,
310

automáticamente tuvo una erección que no podía ocultar, se quitó el


bóxer y se acostó conmigo.

Me besó muy dulcemente, nuestras lenguas se encontraron, acaricié


su espalda y su cabeza, era un beso muy tierno, con mucho amor.
Después beso mi cuello, y bajó basándome hasta mis tetas, las besó y
lamió muy suavemente, su lengua recorría mis pezones y se me erizó
la piel. Sus manos acariciaban mis piernas y subían hasta mi
entrepierna, mi respiración estaba agitada, aunque disfrutaba de sus
caricias, no sentía ese fuego de otros tiempos. No sentía mi conchita
mojarse, trataba de no pensar en otra cosa, solo de disfrutar y sentir el
contacto con Pablo. Sus dedos recorrieron mi raja, pudo darse cuenta
qué no estaba mojada. Volvió a besarme y a acariciarme suavemente y
cuando llegó a mi oído, me dijo muy dulcemente:

-PABLO: Amor mío, si no estás preparada, no lo fuerces, yo voy a


esperar que estés lista, por favor no pienses qué voy a dejar de amarte,
se lo difícil que fue para vos y yo voy a estar siempre a tu lado.

Lo abracé y lo volví a besar mientras mis lágrimas caían.


-PATRICIA: No sé qué me pasa, por favor no creas qué no te amo! Sos
el ser más importante para mí en este mundo!
-PABLO: Y vos lo sos para mí! Solo abracémonos y nada más me
importa! Aunque no parezca, estoy bastante nervioso, después de tanto
tiempo sin sentir tu cuerpo.
Me sentí aliviada de que pudiera entenderlo, no me pasaba lo que me
tendría que pasar estando los dos desnudos, tocándonos y
besándonos.

Irremediablemente me sentí mal, mal por él, por no poder corresponder


a su deseo y mal por mi por no tenerlo.

Pablo nos tapó a los dos y nos quedamos abrazados, aún podía sentir
su erección contra mí piernas, y eso me hacía sentir terrible.

No sé en qué momento me quedé dormida, y me desperté de


madrugada con Pablo abrazado a mí. Lo miré dormir y empecé a llorar,
no había podido demostrarle cuánto lo amo, porque en nuestra relación,
311

el sexo siempre fue una maravilla y muy importante, pero no había


podido lograr esa conexión de nuestros cuerpos.

Me despertó Pablo con el desayuno, aún estaba desnuda, y como si lo


entendiera, me había traído una remera larga para qué me pusiera. Con
ese gesto pude ver que Pablo me entendía y que tendría paciencia
conmigo.

-PATRICIA: Perdón amor por lo de anoche! No sé qué me pasó! No


pude.

-PABLO: No me tenés que pedir perdón! Tranquila, ya podremos!

Cómo el día estaba lindo, después de desayunar salimos a caminar un


rato.
Tomados de la mano, llegamos hasta la costa nos sentamos en unas
piedras en la playa.

No volvimos a hablar del tema en todo el domingo, pero pasamos un


hermoso día.
Necesitaba hablar en la sesión de esa semana, lo que me estaba
pasando, y supuse que su paciencia no sería para siempre, y que de
alguna manera, tenía que encontrar la solución.
¿O tendría que pensar, que ya no me pasaba con Pablo lo que me
tendría que pasar?...
312

Pablo estaba tan pendiente de mí todo el tiempo y yo sentía que no


podía retribuirle del mismo modo y eso me ponía cada vez peor.

En las sesiones, lo hablaba todo el tiempo y Viviana trataba de hacerme


pensar en que si lo que sentía por Pablo era realmente amor o solo
tenerlo por su dedicación hacia mí para sentirme segura y contenida.
No dudaba de lo que sentía por Pablo, ya ni siquiera pensaba en su
infidelidad, todo lo que había pasado después, le había restado
importancia, pero Viviana me decía que quizás, solapadamente no lo
perdonaba por aquello, sumado a la culpa que aun sentía por la pérdida
de nuestro hijo, más mis cambios de actitud para con él, podrían indicar
que quizás ya no era amor lo que sentía por él.
Salí de aquella sesión con la cabeza hecha un lio, ¿Tendría razón
Viviana y ya no estaría enamorada de Pablo? No lo sentía así, ¿o me
estaría engañando a mi misma? De ser así, también lo estaba
engañando a él. ¿Cómo saberlo?
Ese mismo día, hablé con Martina y me dejó picando una idea en la
cabeza, ¿tomarme un tiempo? Tenía que analizar muy bien el tomar
una decisión así, tensaría mucho la cuerda de nuestra relación y
correría el peligro de que Pablo ya no esperara a que aclarara mi
situación con él. Pero por el otro lado, no había logrado volver a
encontrar esa conexión que teníamos.
Lo hablé en terapia y me dijo que de tomar una decisión así, estaría en
mi derecho de hacerlo, que ella no podía decirme que hacer respecto
de mi relación con Pablo, pero que tendría que tener ciertas
precauciones respecto de las consecuencias y que fundamentalmente,
no tenía que interrumpir mi tratamiento, que tendría que seguir tomando
la medicación y que tendríamos las sesiones por videollamada
semanalmente.

Tardé unos días en decidir qué hacer, creo que inconscientemente, lo


creía necesario y eso me tuvo nerviosa incluso en mi relación diaria con
Pablo. Hablé varias veces con Martina y le conté que tenía casi decidido
tomarme unos días para estar sola, me preguntó donde iría y le dije que
no sabía, quizás a alguna localidad cercana. Fue entonces donde me
contó de su casa en Punta del Este y que Felipe a mediados de mes
313

tenía que viajar al norte del país y que ella estaría sola, y me propuso
que fuéramos las dos a Punta del Este y pasar unos días juntas.

Esa propuesta me decidió, me iría el viernes diecisiete de noviembre, el


tema ahora era hablar con Pablo, tratar de hacerle entender que
necesitaba estar un tiempo sola, sin él, para tratar de aclarar mi cabeza
y lo que me estaba pasando.

Sabía que lo iba a tomar por sorpresa y conociéndolo sabía que le


sentaría mal que lo volviera a dejar solo, que corría el riesgo de
despedazar lo que aún sentía por mí, y era consciente de que nuestra
relación podría llegar a un punto de no retorno que terminara en nuestra
separación.
Y así fue, esa tarde que al llegar del trabajo lo esperaba para decírselo,
estaba tan nerviosa que no pude evitar las lágrimas, al verme su cara
de preocupación y su mirada de amor, me hizo dudar sobre la decisión
que había tomado, sabía que lo mataría, pero en ese momento creí que
era lo mejor. ¿Si fui egoísta pensando solo en lo que yo necesitaba?
Seguramente que sí, pero pensaba en cómo tarde o temprano nuestra
relación se iría deteriorando y no quería que me volviera a pasar lo que
me había pasado con Mariano. A pesar de ser una decisión drástica,
era la única opción que encontraba para tratar de no lastimarlo. Aunque
esto también lo lastimaría, creí que era importante para mí confirmar
que realmente el estar con él y de la mejor manera de la que fuera
capaz, era lo que deseaba para mi futuro.

Desde que le conté lo que había decidido, lo vi devastado, incluso lo vi


llorar cuando creyó que estaba solo, me hacía muy mal verlo así y no
encontrar la manera de seguir con él sin lastimarlo, me sentía una
mierda, pero no encontraba la salida.

Se metió para adentro, casi no me hablaba, no me objetó mi decisión,


pero me daba cuenta que no la compartía, y que seguramente pensaría
que con todo lo que él también ha sufrido, a pesar de eso estaba
pendiente de mí y que yo a pesar de amarlo no lo podía corresponder.
Todo un lio.

El viaje a Buenos Aires y la espera hasta la hora de salida del ferri,


fueron muy tensas, casi no hablábamos y podía ver la tristeza en su
mirada, me parecía que todo el tiempo estaba aguantando las lágrimas.
314

Cuando le dije que era por nuestro bien, creo que en ese momento no
podía verlo así, pero cuando me dijo que no me llamaría, me dio una
punzada en el pecho, sabía que le estaba causando un dolor que quizás
no pude dimensionar, dándome a entender que si yo necesitaba la
distancia, la tendría.
La despedida fue muy triste, los dos llorando, lo abracé y lo besé,
aunque en su abrazo, pude sentir como si se estuviera despidiendo de
mí para siempre, y eso me hizo mierda.
Le hice el corazón con los dedos, como tantas veces lo había hecho en
los viajes, para que supiera que este era otro tipo de viaje, que este era
para adentro, pero que como aquellos, también volvería, y me mató
verlo parado ahí, inmóvil, llorando y seguramente sintiendo que esta
despedida, sería para siempre…
315

Subí al barco llorando, me senté en un asiento pegado a la ventana para


poder ver el rio durante el viaje. ¿Era correcta la decisión que había
tomado? ¿Realmente me serviría para poder entender lo que me estaba
pasando con Pablo?

Pude ver la tristeza en su mirada, y seguramente su dolor por volver a


estar separados.

Me sentía comprendida y contenida por él, pero sentía que no podía


corresponderle de la misma manera y necesitaba aclarar lo que me
estaba pasando.

Las casi tres horas de viaje me la pasé llorando, solo pensaba en que
esta distancia no lo arruinara todo.
Al llegar a Punta del Este, bajé del barco y realicé los trámites
pertinentes, al salir Martina me esperaba en el hall de la empresa.

Nos dimos un abrazo, necesitaba ese abrazo y no pude evitar volver a


llorar.
-MARTINA: Hola Patito! Qué ganas tenía de verte y abrazarte!

-PATRICIA: Yo también! No sabés cuanto lo necesitaba!


-PATRICIA: Bueno tenemos varios días para abrazarnos!
Le pedí sacarnos una foto para enviarle a Pablo diciéndole que ya
estaba con Martina y que había llegado bien.

Salimos de allí y fuimos a su casa, una hermosa casa por la zona de


playa Montoya, en un complejo de tres unidades iguales rodeadas de
jardines, y frente al mar, tan solo cruzar la avenida.

La casa no era muy grande pero estaba completa, no le faltaba nada,


un amplio estar comedor con la cocina a un costado, un amplio baño y
dos dormitorios, el principal con una cama matrimonial y otro un poco
más pequeño, con dos camas individuales.

-MARTINA: Vení vamos las dos en el grande, así estamos más


cómodas.
-PATRICIA: Si corazón, donde vos digas!
316

Acomodé mis cosas en el placard donde ya estaban las de Martina y


nos sentamos en el sillón.

-MARTINA: Bueno linda, contame como estás!


-PATRICIA: La verdad, como puedo, si bien estoy un poco mejor, el salir
de la clínica y volver a casa me ha tenido muy nerviosa, como que no
encuentro nuevamente el camino.

-MARTINA: ¿Y con Pablo?

-PATRICIA: Ese es el problema! Pablo desde que salí no me descuidó


un segundo, se ocupa todo el tiempo de mí, se preocupa por mi
bienestar, está todo el tiempo pendiente, re cariñoso, re dulce, re
paciente.
-MARTINA: ¿Pero?
-PATRICIA: Pero no le pude corresponder, no sé qué me pasa!

-MARTINA: No te exijas, por todo lo que tuviste que pasar, no es fácil


seguir como si nada, quizás se tengan que ir acomodando las cosas de
a poco.

-PATRICIA: Eso es lo que me pone mal, estoy muy tranquila con Pablo,
sé que me sigue amando, me lo demuestra con cada gesto, con cada
mirada, con cada caricia. Pero a pesar de que me lo ha dicho muchas
veces, no puedo dejar de sentirme culpable por lo que pasó!

-MARTINA: ¿Por la pérdida del bebé?

-PATRICIA: Si Marti, me sigo sintiendo culpable, no pude darle ese hijo


que lo había puesto tan feliz, que lo había ilusionado tanto!

-MARTINA: Pero no fue culpa tuya, a muchas mujeres les pasa eso,
pierden embarazos y en muchos casos, ni siquiera se puede saber por
qué, no sos vos responsable por que el bebé no logró sobrevivir.
-PATRICIA: Entiendo eso, pero es el segundo! Ya tendría un hijo y otro
en camino!

-MARTINA: Lo sé corazón! Lo sé y entiendo tu dolor, no me tocó pasar


por eso, pero estoy segura que sentiría ese mismo dolor, y no te lo voy
317

a negar, estamos pensando con Felipe tener un hijo y también tengo


ese miedo. ¿Sentís que Pablo de algún modo te hace responsable?

-PATRICIA: No, al contrario, ya me ha dicho varias veces que no soy


responsable de eso, pero no lo puedo evitar.

-MARTINA: ¿Seguís con la terapia?


-PATRICIA: Si claro, es más cuando le dije que me iría unos días, me
dijo de hacer las sesiones por videollamada, que es importante
continuarlas.

-MARTINA: Claro que sí! No las cortes! A pesar de estar mejor, es


importante que sigas hablando de lo que te pasa.

Salimos a hacer unas compras para la cena, hablar con Martina siempre
me daba tranquilidad, sé lo que me quiere y que todo cuanto me dice es
desde ese sentimiento.

Caminamos un rato por la costa hasta que cayó el sol, preparamos entre
las dos la cena y después nos fuimos a dormir, la verdad estaba
cansada.

Al día siguiente, Martina se levantó antes que yo y preparó el mate con


algo para comer y me dijo de ir a desayunar a la playa.
Llevamos dos reposeras y tomamos los mates con galletas y frutas y
nos quedamos hablando toda la mañana.

-MARTINA: Contame como está Pablo.

-PATRICIA: La verdad es que no lo sé del todo, no muestra todo el


tiempo su dolor, creo que lo esconde delante de mí, lo he visto llorar
cuando creía que no lo veía, se que lo pasó tan mal como yo, y para
colmo solo, cuando nos despedimos en Buenos Aires, podía ver su
tristeza, creo que en el fondo no entiende esta distancia y seguro debe
estar pensando que ya no quiero estar con él y eso me hace sentir una
mierda!

-MARTINA: ¿Y vos que sentís? ¿Querés seguir con él? ¿Seguís


enamorada de él?
318

-PABLO: Si, lo sigo amando, pero después de la internación, no volví a


sentir esa conexión que teníamos, los primeros días estaba tensa,
creyendo que me buscaría sexualmente y yo no sabía si estaba lista,
pero no, me tuvo toda la paciencia, nunca me insinuó nada, creo que
esperaba que yo lo buscara. Es más la primera semana, ni siquiera me
mostré desnuda delante suyo.

-MARTINA: No te martirices, creo que lo entendió y respetó tus tiempos!

-PATRICIA: Si, eso sí, pero yo sentía que él necesitaba ese encuentro,
siempre fuimos muy sexuales, sobre todo antes de lo que nos pasó con
otras personas. El segundo fin de semana, me decidí a intentarlo, como
para poder relajarme, le dije de bañarnos juntos.
-MARTINA: ¿Y cómo estuvo?
-PATRICIA: Re bien, nos metimos los dos en la bañera y mientras
hablábamos me acariciaba re suave, no eran caricias apasionadas, fue
muy delicado, eran mimos. Yo le tuve que llevar su mano a mis tetas y
a mi entrepierna para que me tocara, eso me fue relajando y cuando
salimos me fui a la salita y lo esperé desnuda en la cama, se sorprendió
al verme y se le paró automáticamente, te juro que estaba re nerviosa.
Nos besamos, me tocó y besó re lindo, re suave, me chupó las tetas
delicadamente, y cuando llegó a la conchita, no estaba ni por asomo
húmeda, no me mojé boluda!
-MARTINA: Porque estabas nerviosa! Te hubiera hecho falta un trago!
-PATRICIA: Seguramente, si no hubiera estado tomando tanta pastilla,
me lo hubiera tomado sin dudarlo, para aflojarme.

-MARTINA: ¿Y qué pasó después?

-PATRICIA: Estuvo re comprensivo, no volvió a insistir, me dijo que no


me forzara, que ya podríamos, me besó tiernamente y nos terminamos
durmiendo abrazados, pero me dormí sintiéndome re culpable y él con
la pija dura.

-MARTINA: Boluda! Cero egoísta, si hubiera sido otro, te hubiera cogido


igual, sin importar lo que sentías, está claro que te ama, que te entiende
y que respeta tus tiempos.
319

-PATRICIA: Si, me lo demuestra todo el tiempo, el tema soy yo, siento


que no puedo corresponderle!

-MARTINA: ¿Lo hablaste en la terapia?


-PATRICIA: Si, con las dos, la psiquiatra me dice que la medicación
puede tener efecto sobre mi libido y la psicóloga, me dice que tengo que
seguir trabajando el tema de la culpa, que indirectamente, no busco
tener relaciones por temor a volver a quedar embarazada, y que
también puede haber, solapadamente, culpas y reproches por el tema
de las infidelidades.

-MARTINA: Claro que sí, puede que todos esos sentimientos, estén
bloqueando tu necesidad de acercamiento a Pablo, que indirectamente
busques distanciarte.
-PATRICIA: Eso supongo que es lo que debe estar pensando, que me
quiero alejar de él, y eso también me da miedo, ¿qué hago si él se aleja
de mí? Me muero! Ahí sí que me pego un tiro!
-MARTINA: Callate boluda! Que un tipo te deje de querer no es para
pegarse un tiro!

-PATRICIA: Es que nadie me ha querido como él en mi vida! Nadie me


bancó como él, nadie se alegró tanto por mí como él! Nadie estuvo para
mí como lo ha estado él!

-MARTINA: Eso es maravilloso! Es lo mejor que nos puede pasar a las


mujeres, tener un hombre así a nuestro lado, pero… eso es lo que
recibís…. ¿Y vos tenés lo mismo para darle?
-PATRICIA: Ese es el lio en mi cabeza, siento que no le estoy dando
nada, ni siquiera podemos hacer el amor!

-MARTINA: Quizás te suene duro lo que te voy a preguntar… ¿Tuviste


deseos sexuales con otras personas? ¿Alguna situación te despertó
alguna sensación?
-PATRICIA: No, la verdad es que ni pienso en sexo, ni he tenido
necesidades, ni me he excitado en ninguna circunstancia!
-MARTINA: Te voy a decir otra cosa, que quizás te parezca aún más
dura…? ¿Estás segura que seguís enamorada de Pablo? Quizás solo
320

te sientas contenida y comprendida, quizás necesitás sentirte segura


con alguien y Pablo está a tu lado incondicionalmente, es más,
comparten el mismo dolor y sabés que puede entenderte, ¿Pero eso es
realmente amor? ¿Es realmente amor lo que sentís por él?

Pensá que pasaron por un dolor que no se va a ir nunca, pero también


se fueron infieles, quizás el dolor esté tapando ese resentimiento
anterior.

-PATRICIA: No lo sé, creo que en parte por eso necesitaba la distancia,


necesitaba saber qué me pasa cuando no estoy con él, el tiempo que
estuve en la clínica fue otra cosa, esto es la vida real y necesito aclarar
mi cabeza!
-MARTINA: Pero tengo que prevenirte de algo, quizás a vos la distancia
te haga entender y aclararte si seguís enamorada de Pablo, pero… ¿Y
a él? ¿Cómo puede tomar él esta distancia? Quizás te sientas segura
de su amor por vos, pero ¿él puede estar seguro de tu amor por él? ¿No
crees que quepa la posibilidad de que piense que estás queriendo
distanciarte de él, pero no te animás a cortarlo de una?
-PATRICIA: Es que sentí que no podía seguir así, los últimos días casi
no nos hablábamos, no quería que nos termináramos separando, y
después que le dije del viaje, se metió para adentro, te juro que no sabía
qué hacer.
-MARTINA: Si creés que lo seguís amando, decíselo, no lo dejes pensar
que ya no te importa, preguntale como está, preocupate por él, no lo
dejes solo, el tampoco la debe estar pasando bien, que pueda sentir que
a pesar de la distancia, seguís pensando en él.

Volvimos para la casa, le dije que necesitaba recostarme un poco y ella


me dijo que se ocuparía de la comida.

El lunes después de desayunar le hice caso a Martina y le mandé un


mensaje diciéndole que lo extrañaba, que lo amo y también un
corazoncito. Me contestó al momento diciéndome que estaba en viaje a
Buenos Aires por trabajo y que también me extraña y me ama, y eso me
dejó algo más tranquila.
En los días con Martina hablábamos mucho, íbamos a la playa, al
centro, a caminar, salimos un par de veces a cenar, la verdad es que la
321

pasábamos muy bien, y me hacía bien hablar con ella, me decía las
cosas de frente, no se callaba nada, lo que pensaba me lo decía y yo
se lo agradecí.
-MARTINA: Pato, yo tengo que volver a Rio el domingo, Felipe vuelve
de Fortaleza y necesito estar en casa para ese día, tenemos que firmar
algunos documentos, y además ya lo extraño.

-PATRICIA: Si corazón cuando vos digas, nos vamos!

-MARTINA: No boluda, yo me voy, vos te podés quedar el tiempo que


quieras, esta es tú casa, quedate lo que necesites, hasta el año que
viene si querés, nosotros venimos para acá después del quince de
enero, por favor quedate lo que te haga falta y te dejo dinero también,
para que nada te falte.
-PATRICIA: No dinero no me hace falta, cuando dejé el sindicato me
liquidaron una buena suma por los viáticos y tengo los sueldos que ni
toqué en estos meses.
-MARTINA: Pero si necesitás me lo pedís, te voy a dejar un juego de
llaves, cuando te vas te los llevás, así tengo una excusa para ir a verte
a Mar del Plata.
-PATRICIA: Sos terrible! Pero cómo te quiero!
-MARTINA: Yo también corazón! Y lo único que quiero es que puedas
estar bien y ser feliz!
Pasamos unos hermosos días con Martina hablando de todo, el
domingo por la mañana nos despedimos, tenía que ir hasta Montevideo,
devolver el auto alquilado y tomar el avión hasta Rio de Janeiro.

-MARTINA: Llamame! No seas boluda! Cuando lo necesites, no importa


el día ni la hora!
-PATRICIA: Gracias Marti! No sabés lo que te quiero y te agradezco
todo esto!

-MARTINA: No me tenés que agradecer nada! Yo también te quiero y


de corazón te deseo que puedas resolverlo todo!
322

Me dejó llorando, ¿y ahora? Ahora estaría sola, no estaba segura aún


de volver a Mar del Plata y decidí quedarme unos días más, necesitaba
estar sola y tratar de ver cómo sentía con eso. Se lo tendría que decir a
Pablo, quizás me esperaba en estos días y si no llegaba sería peor aún.

Recién el domingo tres de diciembre por la tarde, me decidí a escribirle,


diciéndole que me quedaría unos días más y su respuesta me hizo
pelota, " Hola Pato, creo que esta distancia, nos viene bien a los dos,
para entender lo que realmente necesitamos y lo que deseamos para
nuestra vida" no había usado ninguna palabra de cariño como era su
costumbre hacia mí, y al decirme que la distancia nos hacía bien a los
dos, me quitó esa seguridad que tenía respecto de lo que suponía que
sentía hacia mí, y por sobre todo me estallaron las lágrimas al no haber
un “te amo”.

¿Estaría pensando en no seguir conmigo? ¿Tanto había tensado la


cuerda de sus sentimientos que se habían roto? ¿Estaría pensando que
ya no quería seguir con él y por eso ya estaba tomando distancia de mí?

Seguramente ya no quiera seguir conmigo, la que no pudo darle un hijo,


la que se encamó con otros! La que le mintió tantas veces! La puta
madre! ¿Nada me sale bien?

No pude más que llorar el resto del domingo, esperé en vano algún otro
mensaje, estaba segura que se había enojado conmigo y ya no quería
hablarme. ¿Y ahora qué hago? ¿Vuelvo sin haber podido resolver nada
o arriesgo mi futuro con Pablo tratando de encontrar respuestas?
Me dormí con la tristeza invadiéndome.

Ya sola el lunes por la mañana, me levanté, desayuné y salí a caminar,


cuando estaba saliendo, al complejo entraba un hombre de unos
cincuenta años, no muy alto, de pelo corto que se ve que venía de la
playa, con un short de baño, una remera y en ojotas. Al ver que salía
sostuvo la puerta de entrada para permitirme el paso, al llegar a la
entrada, con una leve sonrisa, me saludó muy amablemente:

-VICTOR: Buenos días señorita, soy Victor de la casa tres!


-PATRICIA: Buenos días, soy Patricia y estoy en la casa uno, soy amiga
de Martina y Felipe.
323

Y estirando su mano, para tomar la mía, me dijo:

-VICTOR: Mucho gusto señorita! ¿Argentina verdad?

-PATRICIA: Si, de Mar del Plata!


-VICTOR: Yo también soy argentino, pero de Buenos Aires, más
precisamente de Caballito.
-PATRICIA: Mucho gusto Victor!

Finalmente después del saludo yo salí y él entró. Me pareció que su


intención, era seguir conversando, aunque yo no tenía ganas de hablar
con nadie.

Caminé un par de horas por la playa, tratando de entenderme a mí


misma.
No dejaba de pensar en Pablo, en como la estaría pasando, en qué
estaría pensando de mí.

Volví a la casa cerca de la una del mediodía, comí algo y me fui un rato
a la playa.

Estaba tirada en la arena, cuándo a unos treinta o cuarenta metros de


distancia, vi al vecino sentarse en una reposera mirando al mar. Seguí
leyendo y tomando sol sin prestarle atención.
Un rato después, noté que alguien se acercaba, era Víctor que al llegar
a mi lado, me preguntó si tenía problemas en que se sentara junto a mí,
aunque no tenía ganas de hablar, por no ser cortante le dije que no tenía
problema y abrió su reposera.

-VICTOR: Esta es la mejor época para disfrutar de Punta del Este,


cuando llegan los turistas, estas playas se abarrotan de gente.

-PATRICIA: Es la primera vez que vengo, no conocía Punta del Este.

-VICTOR: Yo hace más de diez años que vengo, con mi difunta esposa,
compramos está casita y desde entonces, veníamos los dos, y luego de
su muerte, yo vengo solo varias veces al año, ahora me quedo hasta el
quince de enero, después viene uno de mis hijos con su familia.
324

-PATRICIA: Lamento lo de su esposa!

-VICTOR: La verdad es que yo lo lamento también, en el momento en


que podíamos empezar a disfrutar de la vida, ese maldito cáncer, se la
llevó en menos de seis meses, pero en el último tiempo lo preferí al ver
su sufrimiento, la medicina ya no tenía nada más para ofrecerle y verla
sufrir fue lo peor que tuve que vivir a su lado.

-PATRICIA: ¿Toda la vida juntos?

-VICTOR: Así es muchacha! Aunque muy corta, siempre juntos. Fue mi


único amor, nos conocimos muy jovencitos y hasta su muerte, no nos
separamos nunca.

-PATRICIA: ¿Ella fue feliz junto a usted?


-VICTOR: Espero que así haya sido, al menos es lo que intenté con todo
el amor que tuve por ella!

-PATRICIA: Qué difícil habrá sido para usted su partida!

-VICTOR: Así es, y aún lo sigue siendo! No hay cosa que haga en qué
no la tenga presente.

-PATRICIA: Me imagino!
-VICTOR: ¿Tomaría usted Patricia a mal qué nos tuteáramos?
-PATRICIA: Claro que no!
-VICTOR: La verdad es que me siento más cómodo tuteando a la gente,
aunque conozco personas que les parece una falta de respeto.

-PATRICIA: No es mi caso, yo tuteo a todo el mundo sin perder el


respeto.
-VICTOR: En eso coincidimos Patricia! ¿Me permitirías ser indiscreto?

-PATRICIA: Veamos, según el nivel de indiscreción!

-VICTOR: No, no demasiado, solo me preguntaba, el por qué una chica


joven, está sola aquí, y mis conclusiones, fueron dos, mal de amores o
problemas de familia.
325

-PATRICIA: En verdad un poco de ambas!

-VICTOR: No es necesario que me cuentes, no quiero ponerte en ese


compromiso, solo era curiosidad, de viejo chusma nomás!
-PATRICIA: Pero no sos viejo Víctor, chusma no lo sé, pero viejo no me
parecés!
-VICTOR: En unos meses cumplo cincuenta y dos, ¿te parece que no
estoy viejo?

-PATRICIA: La verdad es que no!

-VICTOR: Bueno, gracias por el cumplido!

-PATRICIA: Es la verdad, no considero que las personas en sus


cincuentas sean viejas!
-VICTOR: ¿Y qué te pareció Punta del Este?
-PATRICIA: La verdad es hermoso, sobre todo las playas!

Charlamos por más de una hora, luego le dije que estaba un poco
cansada y que me iba a dormir una siesta. Ambos volvimos caminando
al complejo, y nos despedimos yendo cada cual a su casa.
Aquella conversación, me había sacado un poco de mis entuertos
mentales.
Me dormí una siesta hasta las seis de la tarde.
Tomé mi teléfono, no estaba segura si escribirle a Pablo o no, de
momento no lo hice, ya vería después.

No dejaba de pensar en qué podría estar haciendo, lo imaginaba solo y


triste en casa, o haciendo algo para matar el tiempo, o quizás pensando
en su nueva vida, y eso me hizo volver a llorar.

A eso de las siete de la tarde, golpearon la puerta, era Víctor, qué me


decía que iba al centro, si necesitaba que me comprara algo. Le
agradecí, diciéndole que por el momento tenía todo.

Comí algo y me tiré en la cama, extrañaba a Pablo, sus atenciones, sus


caricias, el estar tan pendiente de mí.
326

Al día siguiente, tenía sesión con Mónica, no fue muy larga, solo me
preguntó si seguía con la medicación y como me encontraba.

Le conté que había decidido quedarme unos días más y me dijo que por
el momento no dejara las pastillas.

Al día siguiente, me levanté y salí a caminar, cerca de las once volví y


me crucé con Víctor, que iba para la playa.

-VICTOR: Me voy un rato a la playa Patricia, si querés venite y


charlamos otro rato!

-PATRICIA: Veo Víctor, no te aseguro nada!

Después de un rato en la casa, decidí ir a charlar otro poco con Víctor,


me había sentido cómoda hablando con él.
Me llevé una reposera y al encontrarlo fui hasta dónde estaba y
saludándolo me senté a su lado.

-VICTOR: No me canso de mirar el mar, vos debés estar acostumbrada,


al ser de Mar del Plata digo!

-PATRICIA: La verdad es que sí, nací en Mar del Plata, el mar me


acompaña desde pequeña, y siempre que salimos a pasear terminamos
en la costa.
-VICTOR: Veo que utilizaste el plural!
-PATRICIA: Es verdad, con mi marido.

-VICTOR: Entonces creo ir entendiendo una parte del asunto que te


trajo hasta aquí.

-PATRICIA: En realidad, es algo bastante más complejo, atravesamos


una situación dolorosa, y las cosas no estaban funcionando. Que yo
esté acá, no fue de común acuerdo, fue una decisión mía Y supongo
que lo debe estar pasando mal.
-VICTOR: A veces las distancias, sirven para mirar las cosas con otra
perspectiva, pero tenés que tener cuidado con la soledad, a veces
puede no ser una buena consejera.
327

-PATRICIA: ¿Víctor puedo preguntar a qué te dedicas?

-VICTOR: Por supuesto, aunque ya no me dedico, hace tres años que


dejé de trabajar, después de la muerte de mi esposa, no pude volver a
hacerlo. Soy psicólogo y desde su muerte, no he podido retomar mi
trabajo, ya lo dirá el tiempo sí me siento en condiciones, aunque te diría
que ya le tome el gustito a no trabajar, mi esposa era abogada, y nuestra
situación económica, era más bien holgada, teníamos algunos ahorros,
algunas inversiones y propiedades en alquiler. Con esos ingresos, me
sobra para vivir, si decido volver a trabajar, solo será por lo que me gusta
mi profesión.

-PATRICIA: Te entiendo, yo soy maestra jardinera, pero en este


momento estoy con licencia psiquiátrica, hace poco más de tres meses,
perdí mi segundo embarazo, y estuve muy mal, incluso internada por
casi dos meses.

-VICTOR: ¿Seguís en tratamiento?


-PATRICIA: Sí claro, mientras estoy acá, las sesiones son por
videollamada.

-VICTOR: Está muy bien, te aconsejaría que no las suspendas, ¿puedo


preguntar en qué circunstancias perdiste los embarazos?
-PATRICIA: Sí por supuesto, pero antes te tengo que contar que soy
epiléptica. El primer embarazo lo perdí al sexto mes, luego de una crisis
en el baño de mi casa, producto de los golpes en la caída, dos días
después por complicaciones, el bebé murió. Y el segundo, de once o
doce semanas, pero aún no se las causas.

-VICTOR: ¿Estas pérdidas provocaron la crisis en tu pareja?

-PATRICIA: En el primer embarazo con mi primera pareja, término en


separación, no me pude sobreponer y él no lo pudo soportar. En el
segundo no, habíamos tenido problemas en la pareja, cuando me enteré
que estaba embarazada, eso hizo que los problemas quedarán a un
costado y volviéramos a estar juntos, pero después todo se complicó, el
embarazo no prosperó y me internaron en una clínica psiquiátrica,
cuando salí de la internación, no pudimos volver a conectarnos, en
realidad yo no pude volver a conectar con él.
328

-VICTOR: ¿Tu marido te culpa por lo ocurrido?

-PATRICIA: La que me culpo soy yo, por no poder darle el hijo qué tanto
lo había ilusionado.
-VICTOR: ¿Cómo fue el trato de tu marido?

-PATRICIA: El mejor, no pudo ser mejor, me comprendió, me contuvo,


se preocupó día y noche por mí, y me dijo un montón de veces, que yo
no era la culpable. Creo que no puedo devolverle todo cuanto me da,
hasta siento que no soy merecedora de tanto.

-VICTOR: Asumo entonces, que lo que te trajo aquí, sos vos misma,
necesitaste distanciarte de él. Si me lo permitís, te puedo decir algunas
cosas con conocimiento de causa.
-PATRICIA: Sí por supuesto.
-VICTOR: En primer lugar, le doy la razón a tu esposo, y seguramente
también a tu terapeuta, de ninguno de los dos embarazos perdidos, sos
responsable, el primero fue un accidente, pensar que también podría
haber sido otro tipo de accidente, que nada tenga que ver con la
epilepsia, te podría haber atropellado un auto, haberte resbalado en una
escalera y un montón de circunstancias más, en el segundo embarazo,
te pasó cómo le pasa a muchas mujeres, a veces nuestro organismo es
sabio, y si el feto no estaba en las condiciones correctas, el cuerpo lo
interrumpe, aunque suene cruel, y en otros casos, la medicina aún no
encuentra todas las respuestas. Pero desde ya te digo, qué la culpa no
fue tuya y no deberías cargar con eso, aunque no te conozco bien,
quizás cargues con otras culpas y las canalices en la pérdida del
embarazo.

-PATRICIA: En verdad no lo sé, aunque si, cargo con otra culpa, que
fue la que provocó la distancia entre nosotros.

-VICTOR: ¿infidelidad?
-PATRICIA: Sí, y es el día de hoy, qué maldigo esos putos momentos,
en que me dejé llevar, y terminé en la cama con el que era mi jefe y con
otra mujer.
329

-VICTOR: Creo que esa puede ser la culpa que te atormenta. ¿Pudiste
contárselo a tu marido?

-PATRICIA: Sí, pero tiempo después de que él me confesará su


infidelidad.

-VICTOR: ¿Qué sentiste ante su confesión?


-PATRICIA: En verdad fue algo raro, por un lado sentía el dolor de su
traición, la decepción, pero por otro sentía que compensaba lo que yo
había hecho, que no había sido yo la única infiel, y en parte alivió mi
culpa.

-VICTOR: Viendo los hechos, supongo que esa culpa tampoco es lo que
te atormenta. Creo que hay algo más qué no podés identificar, ¿me
permitís seguir preguntando?
-PATRICIA: Sí, dale!

-VICTOR: ¿Cómo es la intimidad con tu marido?

-PATRICIA: Ese creo que fue el desencadenante de esta distancia.


Siempre fue maravilloso, las mejores relaciones sexuales de mi vida las
tuve con él, con él me solté a disfrutar de mi cuerpo y del suyo,
experimentamos mucho en nuestra sexualidad, es más, la infidelidad ni
siquiera valió la pena como experiencia, lo que sentí con mi ex jefe, no
llega a los talones de lo que me ha hecho sentir mi marido. Pero desde
que salí de la clínica, no pude volver a hacer el amor con él.
-VICTOR: ¿Me podrías decir sinceramente sí tenés algún sentimiento
hacia tu jefe? ¿Aunque lo reprimas?
-PATRICIA: No, ni por asomo, lo que pasó fue en un congreso en Brasil
y al volver lo primero que hice fue renunciar a ese trabajo, no podía
volver a verlo, no quería saber más nada de é ni de ese ambientel, creo
que me sentí deslumbrada por algunos lujos de la clase alta, y con unas
copas de más, no pude medir las consecuencias, lo que pasó con esa
otra mujer también tuvo que ver con mi trabajo en el sindicato.

-VICTOR: Si el problema no es tu jefe o esa otra mujer, tendrías que


pensar y analizar sinceramente si aún seguís enamorada de tu marido.
330

-PATRICIA: Estos días que estuve con Martina, ella me hizo pensar lo
mismo.

-VICTOR: Quizás ahí este la respuesta, te vuelvo a decir, la distancia


les puede servir a ambos o solo a vos, pero tenés que pensar, el efecto
que pueda tener la distancia en tu marido. Quizás a vos te pueda aclarar
si deseas seguir con él o no, pero él puede estar evaluando lo mismo.
Dependerá del sentimiento de cada uno por el otro. ¿Podés sentir que
tu marido aún te sigue amando? Las mujeres siempre se dan cuenta sí
son amadas o no, ¿podés estar segura que tu marido aún te ama?

-PATRICIA: Estoy más que segura, lo conozco hace años, lo puedo ver
en su forma de mirarme, su mirada nunca me mintió, incluso cuando me
confesó su infidelidad, pude ver en sus ojos su arrepentimiento y la
culpa que sentía por su error.

-VICTOR: ¿Y él puede ver lo mismo en vos? ¿Fuiste sincera con él?


¿Plenamente sincera?
-PATRICIA: Le conté todo lo que pasó, incluso algún acercamiento que
tuve con esa mujer, solo una cosa no le dije aún, se lo tendría que haber
dicho en ese momento, pero la felicidad que lo invadió cuando le conté
del embarazo, no me permitió decírselo, no quería enturbiar ese
momento.

-VICTOR: ¿Tu terapeuta lo sabe?


-PATRICIA: Sí, y ya me ha dicho qué se lo tendría que contar, sí nuestra
relación tiene una oportunidad, lo tiene que saber.
-VICTOR: ¿Puedo preguntar?

-PATRICIA: Me enteré del embarazo, en una clínica luego de una crisis,


cuando me hicieron análisis, supieron que estaba embarazada. Yo no
lo sabía, me enteré en ese momento y cuando el médico me dijo el
tiempo aproximado de gestación, haciendo cuentas, coincidía con mi
infidelidad en Brasil, y tres días después con las relaciones que tuve con
mi esposo.

-VICTOR: ¿Y cómo tuviste la certeza de que ese hijo era de tu marido?


331

-PATRICIA: Volví a ver a mi jefe, había pensado en hacer una prueba


de paternidad, pero no tuve el coraje de hacerlo con Pablo, decidí
hacerlo con mi ex jefe, pero en ese encuentro, él me dijo que hacía años
había decidido no tener hijos, y se había hecho la vasectomía. Eso lo
descartó como padre de mi hijo y me dio la certeza de que era de Pablo.
Aunque no tuve el coraje de decirle, que tuve dudas sobre quién de los
dos era el padre.

-VICTOR: Bueno, sí me permitís te doy mi opinión como profesional,


quizás ya te lo haya dicho tu terapeuta, pero creo que la situación en la
que te encontrás, tiene que ver con todo eso, la culpa por la infidelidad,
la culpa por la pérdida del embarazo, y lo que aún le ocultas a tu marido,
quizás inconscientemente, sientas que sí lo sabe, cambiará su forma de
verte. Creo que eso sumado a los efectos de la medicación, pueden
haber afectado tú predisposición en el plano sexual.

-PATRICIA: Todo puede ser, mi cabeza es un lío!


-VICTOR: No sé cuántos días vas a estar acá, pero si me permitís, me
gustaría ayudarte, y quizás también me esté ayudando a mí para ver si
puedo volver a mi profesión.

-PATRICIA: Tampoco yo sé cuántos días voy a estar acá, pero necesito


aclararme, encontrar la salida a cómo me siento, tu ayuda será
bienvenida!
-VICTOR: Yo creo que tenés que ir por partes, hecho por hecho,
sentimiento por sentimiento, desgranando lo que te pasa para ir
solucionándolo por partes. Si te parece, mañana podemos empezar, por
hoy ya fue suficiente, no es bueno que te agobies.

Volvimos de la playa cada cual a su casa, al despedirnos, le agradecí


su preocupación por mí.

Al día siguiente, nos volvimos a encontrar en la playa, pero solo


hablamos de otros temas, me propuso empezar a las cuatro de la tarde,
dónde yo prefiera, en su casa o en la de Martina. Decidí que fuera en
casa de Martina, quizás podría sentir algo más segura.
A las cuatro en punto, golpeó mi puerta.
332

Lo hice pasar y me pidió que me sentara en el sillón y él se sentó en


uno de los sillones individuales.

-VICTOR: No lo tomes esto como una sesión profesional, sólo vamos a


conversar como amigos, sí preferís no mirarme, no hay problema.

-PATRICIA: Es lo mismo, no tengo problema en hablar mirándote.


-VICTOR: Perfecto! De lo primero que me gustaría hablar, es sobre tu
sentimiento de culpa, pero exclusivamente por la pérdida de tus
embarazos. Tratá de identificar la culpa por la pérdida del primer
embarazo. Contame como fue ese momento, lo que recuerdes, lo que
tengas guardado, lo que no hayas hablado con nadie.

-PATRICIA: En ese momento, mi relación con Mariano, estaba en su


mejor momento, y decidimos tener un hijo, yo entendía los riesgos de
quedar embarazada siendo epiléptica, cuando supe del embarazo, deje
de tomar la medicación que tomaba en ese entonces para la epilepsia.
Cómo era considerado un embarazo de riesgo durante el embarazo tuve
licencia en el trabajo, no salía de casa por temor a que me pasara algo
en la calle. Pero me pasó en casa. Me enojé mucho conmigo, con la
epilepsia y con la vida. Estaba tan hundida en mi dolor y mi culpa, qué
no pude sostener la relación con Mariano.
-VICTOR: Vos sabes muy bien que hay muchas personas qué nacen o
se predisponen para un montón de enfermedades. ¿Creés que los
diabéticos, se sienten responsables por lo que les pasa? ¿Y los que
sufren de miopía o los que tienen problemas cardíacos? Son sus
condiciones, y tal como en tu caso, tienen que convivir con ellas.
¿Pueden aspirar a una vida normal? En algunos casos sí, en otros sus
afecciones los limitan de por vida. En tu caso, has podido tener una vida
casi normal, pudiste estudiar, podés trabajar, podes decidir lo que
deseas, ¿elegiste tener epilepsia? Claro que no, es una condición con
la que tendrás que convivir toda la vida. Hay muchas mujeres que
luchan durante mucho tiempo por quedar embarazadas y no lo logran,
vos has podido, estás en condiciones de hacerlo, esa batalla no la tenés
que librar.

Dejando un momento de lado la culpa, te pregunto, ¿Entendés la


pérdida de tus embarazos como un fracaso en tu condición de mujer?
¿Volverías a intentarlo?
333

-PATRICIA: En parte sí, pero no solo eso, también me enoja, y por el


momento no estoy segura de volver a intentarlo.

-VICTOR: Todas las pérdidas implican un dolor, pero pensando en esto,


después de perder tu embarazo, te terminaste separando de tu pareja
de ese momento, ¿verdad?
-PATRICIA: Si, no pude luchar por esa relación.

-VICTOR: Lo entiendo, ¿pero qué pasó después? Tiempo después lo


volviste a intentar, te permitiste conocer a alguien y te permitiste
enamorarte de esa persona. ¿Donde estuvo esa decisión? En vos! En
tu cabeza y en tu corazón! La culpa no te va a llevar a ningún lado, al
contrario, es un ancla que te frena, pensalo! Se sincera con vos misma,
¿Tuviste realmente la culpa por la pérdida de tus bebés? ¿Tuviste la
intención o el descuido en esos embarazos?

-PATRICIA: No, creo que me culpé por el enojo que tenía.

-VICTOR: Ahí está la respuesta, creo que querés castigarte a vos


misma por algo que no tendrías por que hacerlo, ¿Te castigás por ser
epiléptica? Es tu condición! ¿Te castigás porque tu embarazo se
detuvo? No estuvo en tus manos detenerlo o no! La vida nos da y nos
quita, está en nosotros como tomamos lo que nos da y como dejamos
ir lo que nos quita!

Ahora te pido que te vayas un rato a la playa y pienses solamente en


esto que hemos hablado, tratá de dejar de lado por un rato todo lo
demás y enfócate solo en esto.
Me fui a la playa y mirando el mar, no pude evitar las lágrimas y lo
primero que pensé fue en cuento me gustaría volver a sentirme
embarazada de Pablo y en cuanto desearía ver su felicidad por eso,
pero claro que eso en este momento, podría quedar solo en un deseo…
334

Al día siguiente, por la mañana fuimos a la playa con Víctor, hablamos


de muchas cosas, me contó de su familia y su trabajo, yo le conté del
mío y lo que extrañaba a los niños, también le conté de mi trabajo en el
sindicato y de los viajes.

Nos despedimos hasta la tarde y cada cual fue a su casa.


A las cuatro me golpeó la puerta, como el día anterior, me senté en el
sillón y él en el individual.

-VICTOR: Patricia hoy quiero que conversemos de tus sentimientos, con


tus amigos, con tus ex, con familiares, solo contame de tus
sentimientos, de los que te unen a esas personas.

-PATRICIA: Bien! Empiezo por mis amigos, en realidad amigas, no


tengo amigos varones.
-VICTOR: ¿Nunca los tuviste?

-PATRICIA: Amigos no, algunos buenos compañeros en la secundaria


y en algunos de los trabajos que he tenido, pero no llegaron a ser
amigos.

-VICTOR: ¿Por algo en especial?


-PATRICIA: No, solo no se dio, no hubo varones que se acercaran a mí
con esa intención.
-VICTOR: Con Mariano o con Pablo, ¿antes de ser pareja tampoco?

-PATRICIA: Tampoco!

-VICTOR: ¿Creés que puedas llegar a tener un amigo varón?

-PATRICIA: Seguramente, no tengo problemas con eso.


-VICTOR: Antes de que pasara lo que pasó con tu jefe, de no haber
existido ese hecho, ¿lo podrías haber considerado un amigo?

-PATRICIA: Creo que no, aunque en los últimos tiempos, teníamos más
confianza, nunca llegué a considerarlo un amigo, es más, nunca hablé
demasiados temas personales o íntimos con él.
-VICTOR: Ok, nombrame tus amigas.
335

-PATRICIA: Martina, Laura, Valeria, María Marta, y hasta podría decir


que de cierta forma también Clara.

-VICTOR: Ahora decime, cuáles son tus sentimientos hacia ellas.


-PATRICIA: Amo a Martina, es como mi hermana, desde chicas nos
queremos, y siempre estuvimos la una para la otra. A Valeria también
la quiero mucho, aunque no nos vemos muy seguido, hablamos todo el
tiempo, con Laura fuimos muy unidas hasta que se fue del país, pero la
sigo queriendo mucho y hablamos seguido. A María Marta la conocí en
el sindicato, nos entendimos desde que nos conocimos, es varios años
mayor que yo, y en muchas cosas, me hace acordar a mi madre.

Y por último Clara, con ella nos llevamos muy bien desde que nos
conocimos, aunque fue con ella, con quién empezaron algunos de mis
"tentaciones" podríamos decirle. Su manera tan directa y frontal de ser
y de actuar, me hizo tener mucha afinidad con ella. Es quien me dijo que
le gusté desde que me conoció, y aunque antes no había tenido
relaciones sexuales con mujeres, conmigo las tendría y cuando lo
conoció a Pablo, me dijo que las tendría con los dos, pero a pesar de
eso, hemos compartido muchas cosas de nuestra vida personal, la
siento sincera, aunque no hablo con ella desde hace un tiempo.

-VICTOR: Bien, ahora contame sentimientos negativos, llámese odio,


rencor, aversión, envidia y otros sentimientos para con otras personas.
-PATRICIA: En general no, no odio a nadie, no envidio a nadie, no tengo
rencor contra nadie, solo con algunas personas con las que pude haber
tenido problemas, dejaron de formar parte de mi vida, por ejemplo mi ex
jefe.

-VICTOR: Y por último, contame los sentimientos negativos qué tenés


para con vos misma, por ejemplo, que odias de vos, qué actitud o
sentimiento no te gustan, o alguna otra cosa.
-PATRICIA: Durante mi adolescencia, odié la epilepsia, hasta que
entendí qué tendría que convivir con ella toda la vida, y fue cuando,
gracias en parte a mi madre, pude mirar para adelante.
Después no tengo otros sentimientos negativos para conmigo, no tengo
problemas con mi cuerpo, ni con mi forma de ser, me considero una
buena persona, con buenos sentimientos. Lo que sí siento, es que en
336

varias oportunidades, fui egoísta y mentirosa, también que le oculté


muchas cosas y traicioné a Pablo, eso no me lo perdono, no me gusta
haberle fallado así.
-VICTOR: Ok, de aquí hasta mañana, pensá en esos sentimientos y por
último te pregunto, ¿qué fue lo primero que pensaste en la playa
después de la conversación de ayer?

-PATRICIA: Lo primero que pensé, con lágrimas en los ojos, fue en qué
feliz sería, si volviera a estar embarazada de Pablo!

-VICTOR: Aunque quizás no puedas verlo, eso fue un gran avance!


Ahora a descansar y a pensar en tus sentimientos.

Víctor se fue a su casa y aunque me cueste creerlo, me sentía en paz,


analizar de esa manera, lo que siento por las personas qué me rodean,
me hizo mandarle un mensaje a cada una. Diciéndoles lo qué
significaban para mí y lo que sentía por ellas, y por sobre todo, les
agradecí que estuvieran en mi vida.
Mientras cenaba ese lunes, pensaba en Pablo, ¿dónde estaría? ¿Qué
estaría haciendo? ¿Qué estaría pensando de mí? ¿Cómo se estaría
sintiendo? Ya hacía un mes que no lo veía y tuve ganas de escribirle y
así lo hice, "Hola mi amor, seguramente al leer este mensaje, no sabrás
que pensar, es muy probable, que sientas que ya no te amo, pero es
todo lo contrario. Te extraño, y sobre todo extraño tu mirada y tu sonrisa!
Un abrazo a tu alma!"
Lo escribí, porque lo sentía, aunque no sabía cómo lo iba a recibir o si
me lo iba a contestar.

Al día siguiente me desperté temprano, recién amanecía, y decidí ir a la


playa a caminar.

Todas las chicas habían contestado mis mensajes, pero Pablo no, eso
me entristeció y necesité tomar un poco de aire y llorarle al mar.
No vi a Víctor hasta las cuatro de la tarde que golpeó mi puerta.

Nos sentamos y me dijo:


-VICTOR: Patricia, hoy hablemos de Pablo, contame primero como lo
conociste y cuando te enamoraste de él.
337

-PATRICIA: La primera vez que lo vi, fue cuando abrí los ojos en un
hospital después de una crisis, me había caído en la calle, él me ayudó,
fue conmigo al hospital, se quedó todo el tiempo hasta que salí y me
llevó hasta mi casa, ni le pregunté el nombre, recién horas después, me
di cuenta que sobre la mesa había dejado escrito en un papel su nombre
y su número de teléfono.

Al día siguiente lo llamé para agradecerle y me dijo que la mejor forma


de agradecerle, era aceptándole un café.
En ese primer encuentro, me cautivó su forma de mirarme, siempre me
gustó la forma en que me mira, con el tiempo me di cuenta que su
mirada lo dice todo. Ese día estaba un poco nerviosa, pero eso me duró
muy poco, su forma de hablar y su sonrisa, me tranquilizó, nos
encontramos varias veces más, ansiaba su llamado, y en los siguientes
encuentros, me di cuenta qué me había enamorado de él. Tiempo
después, me dijo que él quedó flechado, aquel día que me vio antes de
la caída en la calle. No pasó mucho tiempo, era innegable, yo quería
estar con él y el conmigo, y con toda seguridad, te puedo decir que es
lo mejor que me pasó en la vida, haberme enamorado de un hombre
así.

-VICTOR: Decime todas las cosas que no te gustan de Pablo.

Pensé por un momento antes de contestarle, no hay cosas de Pablo


que no me gusten.
-PATRICIA: En realidad no hay cosas de Pablo que no me gusten, tiene
un carácter hermoso, es responsable, comprensivo, siempre me apoyó,
siempre sentí su amor, físicamente es lindo, tiene un hermoso cuerpo,
Tiene buenos sentimientos, es muy capaz y trabajador, no encuentro
nada que no me guste de él.

-VICTOR: ¿Y su infidelidad?
-PATRICIA: Sí es verdad, eso no me gustó, eso me dolió mucho, pero
siempre pienso, que tengo responsabilidad también en eso, él estuvo
con otra mujer el día de su cumpleaños, yo no estuve con él ese día,
porque estaba en el viaje a Brasil. Y no solo esa vez, en un montón de
viajes lo dejé solo, tengo que ser sincera, esos viajes me gustaban, era
como vivir en otro mundo, mucho lujo y cosas caras. Puro egoísmo de
338

mi parte, y a pesar de eso, en cierta forma sentí que me lo merecía, que


su infidelidad de algún modo compensó lo que yo había hecho.

-VICTOR: ¿Sentís que te traicionó? ¿Qué traicionó tu confianza?


-PATRICIA: Si claro, pero yo también traicioné la suya!

-VICTOR: ¿Lo pudiste perdonar por eso? ¿Y si volviera a pasar?


-PATRICIA: Creo que con el devenir de las cosas, eso quedó en otro
plano! Y quizás no lo he pensado en profundidad.

-VICTOR: ¿Qué vos puedas perdonar su error, depende de que él


pueda perdonar el tuyo? No me lo contestes ahora, pensalo, medítalo,
poder perdonar, no es algo que se deba tomar a la ligera, si no se
perdona de verdad, tarde o temprano, eso se transforma en reproche,
en rencor, en odio, en desconfianza. Pensá en vos, pensá si sos capaz
de perdonar de verdad su traición. Nos vemos luego.

Se fue y me dejó pensando en eso, si individualizara su infidelidad de


todo lo que había ocurrido, definitivamente, fue una traición, algo que
no hubiera esperado de él, ¿si me dolió?, claro que me dolió, que el solo
hecho de imaginarlo con otra mujer, me hace mal, pero el contexto en
que se produjo, amortiguó todos esos sentimientos. Yo le había sido
infiel también, le había mentido, lo había dejado solo tantas veces por
disfrutar de los viajes, le había ocultado mucho, sé que me lo tengo
merecido, que no le presté la atención suficiente a nuestra relación y a
sus necesidades. Cómo me arrepiento!

¿Si puedo perdonarlo? Creo que ya lo perdoné, no importa lo que pase


entre nosotros, pude ver su arrepentimiento, lo que le costó su error, lo
sé, lo vi en su mirada ese día. Y si volviera a ocurrir, tendría que ver las
circunstancias y el momento de nuestra relación, pero supongo que con
lo que le costó eso, no sé si se volverá a repetir, pero de ser así, no
estoy segura de poder perdonarlo, como pienso que él tampoco lo haría
si yo lo volviera a fallar…
339

Esperaba mensaje de Pablo, revisaba el teléfono todo el tiempo, quería


que me contestara, me sentía muy mal con su silencio, y me daba por
pensar, que ya se había rendido.
Víctor golpeó mi puerta a las cuatro de la tarde, nos sentamos, y al ver
mi cara me preguntó:
-VICTOR: No te veo buena cara, ¿pasó algo?

-PATRICIA: Hace días le escribí a Pablo, pero no me contestó, siempre


lo había hecho.

-VICTOR: Quizás debas respetar sus tiempos, como el respeta los


tuyos.

-PATRICIA: Es verdad, estoy muy acostumbrada a que esté pendiente


de mí, tenés razón, tengo que respetar sus tiempos.
-VICTOR: Creo que es lo correcto, ¿Vos lo llamás o le escribís todos los
días? Creo que tendrías que aceptar y respetar su silencio.

-PATRICIA: Es verdad.

-VICTOR: Si estás de acuerdo, podemos seguir con nuestras charlas,


si no lo dejamos para otro día.
-PATRICIA: No, sigamos Victor!
-VICTOR: Hoy si te parece, me gustaría que hablemos de tu sexualidad,
contame de tus inicios, de tus relaciones estables, de las no estables, y
lo que viviste y sentiste en esas relaciones.

-PATRICIA: Mi sexualidad comenzó, creo que como en todos, conmigo


misma. Perdí la virginidad, con mi primer novio a los diecisiete, después
de eso salí poco tiempo con otro chico con el que también tuve
relaciones, y soy sincera, recién conocí el placer de una relación sexual,
con Mariano, mi primer pareja, con él mi sexualidad podría decir que
arrancó, tuvimos una época muy sexual, y ahí empecé a disfrutar de mi
cuerpo y de mis orgasmos, pero luego de quedar embarazada, el ritmo
bajo, a pesar de que yo andaba muy excitada en esa época, y por
supuesto luego de la pérdida del embarazo, el sexo entre nosotros no
volvió, no volvimos a encontrarnos sexualmente. Con Mariano quizás,
se me abrió la puerta al placer, pero fue con Pablo, con quién mi
340

sexualidad, explotó, Pablo me llevó a un nivel de placer qué no conocía,


con él empezamos a experimentar cosas que yo nunca había hecho, y
que me di cuenta qué nos excitaban mucho a ambos.
-VICTOR: Cuando hablas de experimentar, implica a otras personas?

-PATRICIA: No, lo experimentábamos nosotros, ni siquiera en fantasías


hubo terceras personas. Fuimos descubriendo nuevas cosas que nos
excitaban, hacerlo en otros lugares, de otras formas, que nunca
habíamos hecho, como por ejemplo en el auto al salir de una fiesta, al
aire libre a la orilla de un río, nunca me había masturbado delante de
alguien, y hacerlo nos excitaba a ambos, ropa sexy, armamos en una
de las habitaciones de nuestra casa lo que llamábamos la sala de
juegos, y ahí pasábamos horas disfrutándonos, nos hemos masturbado
por videollamada en mis viajes, y muchas situaciones muy excitantes
para los dos.

-VICTOR: ¿Todo eso incluía algunas prácticas no habituales?


-PATRICIA: No sé si verlo así, fuimos haciendo cosas qué terminaron
siendo habituales para nosotros, como por ejemplo el sexo anal, o que
eyaculara en mi boca, pero nada fue impuesto por ninguno de los dos,
decidimos probarlo, y en mi caso, deseaba entregarle lo único virgen
que me quedaba, probamos y fue placentero para los dos, otras
prácticas no habituales como ataduras o golpes no nos han interesado.
-VICTOR: Tu sexualidad con Pablo ha sido muy activa, contame la
sexualidad que no ha tenido que ver con Pablo.
-PATRICIA: Las situaciones sexuales que no han tenido que ver con
Pablo, desde que estoy con él, comenzaron con los viajes del sindicato.
Viéndolo a la distancia, fui entrando de a poco en el juego que se me
proponía, hoteles cinco estrellas, restaurantes caros, autos de alta
gama y ropa cara, la primera vez que Carlos me compró un vestido, le
tuve que mentir a Pablo, en ese momento no tenía ropa para la ocasión
y tampoco dinero para comprarla, y acepté ese regalo. En viajes
posteriores, hubo más regalos, cenas, fiestas. Cuando conocí a Clara,
nos llevamos bien desde el principio, ella era o sigue siendo, amante de
Carlos, ella misma me lo dijo, y en la segunda o tercera vez que nos
vimos, me dijo que yo también le gustaba, en todos los encuentros, me
proponía cosas, como un juego, que le gustaría verme desnuda, que le
341

encantaría besarme, tocarme y eso pero siempre con buena onda,


nunca lo sentí como un acoso. Y fui cediendo a algunas cosas, a que
me viera desnuda, a besarnos, a abrazarnos desnudas, y creo que lo
más lejos, fue masturbarnos frente a frente. Nunca pensé en tener
relaciones con una mujer, pero por Clara me he dejado llevar y tengo
que reconocer que me he excitado.

Cuando lo conoció a Pablo, como yo le había contado como era mi


sexualidad con él, me dijo que le encantaría estar con los dos. Y en un
par de ocasiones, creo que hubiera aceptado hacerlo.

-VICTOR: ¿Por qué crees que no llegaron a hacerlo?

-PATRICIA: Creo que porque en ese momento, ninguno de los tres lo


propuso, con Pablo nunca habíamos hablado de algo así, pero con la
excitación del momento, supongo que yo lo hubiera hecho, aunque si
ahora lo pienso en frío, no estoy segura si hubiera sido lo correcto.

-VICTOR: El abrir la sexualidad a otras personas, tiene sus riesgos, en


la pareja las cosas tienen que estar muy claras, desearlo ambos,
ponerse de acuerdo y sobre todo, evaluar las consecuencias, se pueden
generar situaciones de desigualdad en el disfrute, y eso termina
impactando en la pareja.
-PATRICIA: Quizás sea eso lo que no me dejó dar ese paso.

-VICTOR: Me hablaste de tu activa sexualidad, al menos en los últimos


tiempos, ¿qué crees qué te impidió volver a hacer el amor con Pablo?

-PATRICIA: No lo tengo muy claro, si pienso en Pablo, me sigue


atrayendo, me sigue gustando como hombre, no he tenido con él
insatisfacciones en el terreno sexual, nunca me he sentido frustrada con
él, pero después de la pérdida del embarazo, no pude desatar esa
atracción física, que siempre he tenido hacia él.

-VICTOR: Bien sabrás, que nuestra sexualidad está en nuestra cabeza,


si hay algo en tu cabeza, qué impide que tu deseo se dispare, la relación
sexual, no será tal, en todo caso, solo pondrías el cuerpo. Muchas veces
son nuestros temores, los que impiden que nuestra cabeza piense en
deseo. Habiéndote escuchado, puedo estar seguro que tu deseo sexual
sigue ahí, pero algo en tu cabeza no abre esa puerta.
342

Te voy a proponer dos ejercicios, el primero que trates de identificar tus


temores, y trates de analizarlos, y el segundo es el siguiente, ahora yo
me voy a ir para mi casa y cuando te quedes sola, ahora o más tarde,
cuando vos prefieras, pensá en alguna o algunas situaciones sexuales
que hayas vivido, las que más recuerdes, las que más hayas disfrutado,
las que volverías a disfrutar, no importa con quién, y con esos
pensamientos en tu cabeza, tratá de dejarte llevar.

El ejercicio consiste en probar sí esos pensamientos son capaces de


liberar tu deseo.

Y levantándose del sillón, me saludó amablemente y se fue para su


casa.
Me volví a sentar en el sillón comencé a recordar momentos muy
excitantes, me venían a la cabeza, muchos encuentros con Pablo, aquel
en el auto después de la fiesta, varios en la salita y muchos de los
vividos en Córdoba.
Decidí irme a la cama, me saqué toda la ropa y comencé a tocarme,
recordando las caricias, los besos de Pablo, su lengua recorriéndome,
su boca chupando mis tetas y mordisqueando mis pezones, sus dedos
acariciando mi entrepierna, sus dos manos tocándome el culo... Y con
esos pensamientos comencé a tocarme las tetas, fui bajando con mis
manos hasta llegar a mi entrepierna, comencé a acariciar mis muslos y
con la punta de los dedos mi conchita, aún no se mojaba, pero la seguí
acariciando, una mano fue a mi boca y ensalivando los dedos volvió a
mí conchita, la sensación era más agradable, mi mano derecha
acariciaba mis labios vaginales y la izquierda volvió a mis tetas, presioné
levemente los pezones, y me recorrió una sensación qué hacía tiempo
no tenía, volví a pellizcarlos y mi conchita empezó a reaccionar y
comenzó a sentir como se humedecía, mis dedos frotaron mi clítoris y
se encargaron de darme el placer que hacía tanto no sentía, de a poco
dos dedos iban entrando en mi ya mojada conchita. Mientras entraban
y salían, mi otra mano fue a ocuparse de mi clítoris.
El orgasmo no tardo en llegar, con la imagen de Pablo sobre mi
penetrándome, cerré mis piernas durante los temblores, saqué
lentamente mis dedos qué mojados como estaban acariciaron mis tetas.
No conforme con ese orgasmo volví a mí conchita, esta vez con caricias
un poco más frenéticas y un momento después me saqué otro orgasmo,
343

qué hermosa sensación, cuánto la extrañaba! Me tapé con la sabana,


desnuda como estaba, y me quedé dormida.

Cuando me desperté, ya era de noche, me levanté y me di un baño.


Envuelta en un toallón fui a la cocina a comer algo y a tomar agua,
estaba muerta de sed.
Me preparé un sándwich y con el vaso de agua me senté en el sillón,
prendí la TV y mire pero sin mirar, mientras comía recordaba los
orgasmos, a mi mente volvió la imagen de Pablo lamiendo y besando
mi conchita, sacándome orgasmos con la lengua, me volví a excitar y
abriendo el toallón me volví a acariciar, apague la TV y en el silencio y
la penumbra, me volví a tocar hasta sacarme otro orgasmo.
Me sentía como liberada, habiendo vuelto a sentir lo que tanto placer
me daba.

Terminé mi sándwich y me fui a la cama.

Me hice un bollito en la cama deseando en ese momento sentir el abrazo


de Pablo, nada me hubiera hecho más feliz, pero como dijo Víctor,
también yo respetaría su silencio.
Me desperté el sábado cerca de las diez de la mañana, había dormido
maravillosamente, me sentía como más liviana, hasta podría decir que
contenta.

Me levanté y me fui a caminar un rato a la playa con el mate.


Volví al mediodía y me preparé una ensalada.

A las cuatro de la tarde, Víctor golpeó mi puerta.

-VICTOR: Hola Patricia, por tu cara veo que estás bien, así que no voy
a preguntar.

-PATRICIA: La verdad es que hoy me siento mucho mejor, pero no tuve


tiempo de ponerme a pensar en mis temores.

-VICTOR: Contame cómo te fue.


344

-PATRICIA: Después que te fuiste me puse a recordar momentos


intensos con Pablo, y entre la tarde y la noche, tuve tres orgasmos.

-VICTOR: Contame lo que sentiste después.


-PATRICIA: Cuando me fui a acostar, antes de quedarme dormida,
hubiera deseado un abrazo de Pablo.
-VICTOR: Eso está muy bien! Durante tus masturbaciones, ¿alguien
más pasó por tu cabeza?

-PATRICIA: No, solo pensé en Pablo, y recordé tantas cosas que


habíamos hecho juntos.

-VICTOR: Eso es ir por muy buen camino!

-PATRICIA: Aunque sigo esperando su respuesta, aún no contestó mi


mensaje.
-VICTOR: Dale su tiempo, si es que te sigue amando, ya llegará su
respuesta.

Tengo una proposición para hacerte, si te gusta la carne al horno con


papas, me gustaría invitarte a cenar.
-PATRICIA: Sí claro, me encanta!
-VICTOR: Perfecto! A las nueve te espero en casa!
Y diciendo esto fue para su casa, me sentía como hacía mucho tiempo
que no me sentía, me senté en el sillón, y unas lágrimas me cayeron,
pero eran de emoción, Pablo estaba lejos, pero me sentí más cerca
suyo.

Faltaban minutos para las nueve cuando toque la puerta de la casa de


Víctor, cuándo abrió la puerta un exquisito olor a carne asada, llegó
desde la cocina.

-VICTOR: Pasa Patricia por favor, ponete cómoda, aún faltan unos
minutos para la cena, yo estoy tomando vino, pero supongo vos no
tomás.
-PATRICIA: Gracias Víctor, solo agua o gaseosa!
345

Charlábamos mientras iba poniendo la mesa, le dije que lo ayudaba,


pero me dijo que yo era su invitada.

Mire mi teléfono por enésima vez, me di cuenta que me estaba


quedando sin batería, y en ese momento entró una llamada qué me
acelero el corazón, era Pablo, ¿me estaba llamando? Me había dicho
que no lo haría, ¿Habría pasado algo?, antes de atenderlo le dije a
Víctor:

-PATRICIA: ¿Víctor tendrás un cargador para prestarme?

No quería quedarme sin batería en ese momento.

Se me llenaron los ojos de lágrimas, necesitaba tanto hablar con él, lo


atendí muy nerviosa, creo que los dos estábamos nerviosos, le conté
que Martina había tenido que volver a Brasil y que me había quedado
sola unos días más, Víctor me habló pero no presté atención a lo que
me dijo, le pregunté cómo estaba y de repente, me pidió perdón por
llamarme y cortó la comunicación, en un primer momento, creí que se
había cortado y automáticamente yo lo llamé pero no me contestó, y en
ese momento me quedé sin batería.

-PATRICIA: Era Pablo Víctor pero se cortó, ¿me prestarías un


cargador?
-VICTOR: Te decía que está sobre la cama, andá a buscarlo que tengo
las manos mojadas.
Fui a buscar el cargador y enchufé el teléfono, le escribí un mensaje
pero no lo contestó. Me puse muy mal, necesitaba hablar con él,
escuchar su voz, saber cómo estaba. Me largué a llorar sentada en el
sillón.

Cuándo Víctor llegó a la mesa con la comida, me preguntó que había


pasado.

-PATRICIA: No sé Víctor, de repente cortó la llamada, me pidió


disculpas y cortó, volví a llamar pero no me contestó.

Apenas pude probar bocado, comí algo como para no despreciar la


cena de Víctor, pero todo lo positivo que venía sintiendo, se vino abajo
con esa llamada trunca.
346

¿Porque habría cortado? ¿Acaso se arrepintió de haber llamado?

A pesar de que Víctor, me daba charla, supongo que tratando de que


estuviera mejor, después de la cena, le pedí disculpas y me fui para
casa.

Mil cosas pasaron por mi cabeza, sé que me había dicho que no me


llamaría, pero me había llamado, ¿acaso quería decirme algo y no se
animó? ¿Habrá llamado para decirme que ya no quería que sigamos
juntos y no pudo?

Y empecé a pensar que quizás esta distancia para él, no había


significado lo mismo que para mí, seguramente esté pensando qué
busco alejarme de él.
Los días siguientes, no tenía ni ganas de salir de la casa, Víctor me
golpeó la puerta un par de veces, me preguntó si quería que
habláramos, se lo agradecí pero le dije que necesitaba estar sola.

El último día del año, me sorprendió un mensaje de Pablo, me puse


nerviosa y cuando lo abrí, decía, "Hola Patricia, espero que estés bien,
sé que tenés tus razones para esta distancia, también entiendo que
estamos separados, y qué no me tenés que dar explicaciones de lo que
hagas, el sábado no pude seguir hablando, sé que te había dicho qué
no te llamaría, pero necesité escucharte, me dijiste que estabas sola,
pero al escuchar la voz de un hombre diciendo, ya no pude seguir
hablando, me sentí un tarado, y ya no pude seguir hablando. Solo
espero que encuentres tu felicidad, no importa donde ni con quién. Que
en este nuevo año, puedas encontrar la forma de seguir con tu vida, y
de todo corazón, deseo que sea una buena vida!"

Aquel mensaje me derrumbó, entonces me di cuenta lo que había


pasado, Víctor en ese momento, me había contestado que el cargador
estaba sobre la cama, eso fue lo que escucho Pablo.
Me imagino cómo se pudo haber sentido, pero por otro lado, ni siquiera
me lo preguntó y tampoco tuve la oportunidad de explicárselo.

Con su mensaje podía entender que quizás ya no estaría esperando por


mí, que estaba sintiendo que ya no volveríamos a estar juntos, y eso me
terminó de destrozar.
347

Cuando lo hablé con Víctor, me dijo que eso tenía solución, qué tan solo
le escribiera contándole quién era él y que estábamos haciendo en ese
momento.
Pensé, y pensé, y pensé durante unos días, pasé por muchos estados,
volví a leer su mensaje cientos de veces, y cada vez me convencía más,
que quizás ya estaba dando lo nuestro por terminado.

También pensé en su reacción, entiendo que les cayera mal, pero ¿por
qué lo primero que pensó fue que yo estaba con otro hombre?

Escribí y borré cien veces el mensaje que le iba a enviar, finalmente le


escribí, "Hola Pablo, solo espero que estés bien, veo que te cayó mal,
escuchar la voz de un hombre, pero no volviste a llamar, no aceptaste
mi llamada, y no contestaste mi mensaje. Quizás te sirva que te cuente
quién era ese hombre y qué hacía yo con él. Se llama Víctor, es
psicólogo y vecino de Martina, durante todo este tiempo de estar sola,
me hizo muy bien hablar con él, me ayudó a entender muchas cosas y
a solucionarlas. Esa noche, me invitó a cenar a su casa, porque me
había visto bien en mis progresos y lo que escuchaste, fue su respuesta
a mi pregunta, antes de atenderte me di cuenta que me estaba
quedando sin batería en el teléfono y le había pedido un cargador, lo
que escuchaste, fue que estaba sobre su cama, y como estaba con las
manos sucias, me dijo que fuera a buscarlo.
Yo necesité esta distancia para aclarar mi cabeza, no para otra cosa,
¿creíste que me alejé de vos para estar con otro hombre? Entiendo que
estar separados, como vos dijiste, te haga sentir muchas cosas, la
verdad a mí también, este tiempo me ha movilizado mucho y solo estoy
buscando seguir adelante después de todo lo que me pasó. También
deseo tu felicidad, que tengas una buena vida, mereces ser feliz!"

En su mensaje no había expresado sentimientos, no quise tampoco


expresar los míos.

¿Sí lo sigo amando? Claro que sí, pero me voy dando cuenta, que en
estos momentos, con el amor no alcanza...
Víctor se volvía a Buenos Aires el quince de enero, y decidí volver con
él, de ahí me iría a Mar del Plata en colectivo, necesitaba encontrarme
cara a cara con Pablo y ver qué sucede entre nosotros.
348

Cuando llegamos al puerto de Buenos Aires, nos despedimos con


Víctor, intercambiamos nuestros teléfonos, y amablemente me dijo que
lo llamara cuando quiera, si necesitaba su ayuda, que no dudara en
hacerlo, y si no, que al menos le contara cómo iba todo.

Ya había comprado el pasaje de colectivo desde Uruguay, del puerto


me fui en taxi hasta la terminal de ómnibus, esperé una hora y media mi
colectivo y llegué a Mar del Plata a las siete y media de la tarde.

Mentiría si dijera que no estaba nerviosa, con un taxi llegué hasta casa,
en la calle no vi el auto de Pablo, entré al edificio y subí a nuestro piso,
puse la llave en la puerta con el corazón latiendo a mil, pensaba en
abrazarlo ni bien lo viera, pero al entrar, vi todo muy ordenado, dejé la
maleta y las llaves y empecé a buscarlo. Al pasar por la cocina vi la
heladera abierta y desenchufada, sin nada en su interior, no pude evitar
las lágrimas, imaginé lo peor, qué se hubiera ido.

Recorrí la casa y al no encontrarlo, volví al estar, ahí fue cuando vi,


sobre la mesa, una carta de Pablo, se me paró el corazón.

En la carta me decía que estaba viviendo en Buenos Aires, de haberlo


sabido, lo hubiera buscado allí unas horas antes. Me volvió a pedir
perdón por su infidelidad y me decía que lo único que le importaba era
mi felicidad pero lo que me hizo caer las lágrimas era que me dijera que
estaba en su corazón y en sus pensamientos.
Me senté en el sillón con una rara mezcla de sentimientos, la carta era
de casi un mes atrás, ¿seguiría aún sintiéndose así?
¿Qué hago ahora? Si estaría meses en Buenos Aires, no sabía qué
hacer, y después de pensarlo y darle varias vueltas , decidí que me iría
para Buenos Aires…
349

Al día siguiente, busqué pasaje para Buenos Aires, no sabía dónde


estaba viviendo, pero podría averiguar dónde estaban las oficinas de la
empresa y aparecerme, lo quería sorprender.
En la página web de la empresa, encontré la dirección y el horario de
atención de la oficina. Busqué en el mapa y por suerte era en el centro,
no conozco mucho Buenos Aires.

Ese día ya no llegaría a su hora de salida, así que compré un pasaje


para el día siguiente. Conseguí para las ocho y quince de la mañana, el
colectivo llegaría a Buenos Aires a eso de las trece y treinta, con tiempo
suficiente para llegar a su oficina antes de la hora de cierre.

No saqué pasaje de vuelta y preparé solo una muda de ropa, no sabía


con que me iba a encontrar, ni cómo iba a resultar el encuentro, si
tocaba volverme ya lo sacaría allí mismo y si todo iba bien y me quedaba
con él, ya me arreglaría con el tema de la ropa.

Llegué pasada las ocho de la mañana a la terminal de Ómnibus y espere


el cuarto de hora.

El colectivo salió puntual, durante todo el viaje, no pude tranquilizarme,


estaba nerviosa por el encuentro.
Minutos antes de las trece, el colectivo entraba en Buenos Aires, unos
veinte minutos después, bajé en la terminal de Retiro y me tomé un taxi
hasta la dirección de la oficina, aún era temprano y comí algo en un bar
de la otra cuadra.

No sabía si Pablo estaba ahí, pero pasadas las tres de la tarde, me paré
en la vereda de enfrente, en la entrada de una galería comercial, desde
allí podía ver la entrada del edificio. Entraba y salía gente todo el tiempo,
se paraban a conversar en la vereda y luego se iban, parecía la puerta
de un banco.

Diez minutos antes de las cuatro, una mujer se paró a un costado de la


puerta del edificio, supuse que esperando a alguien, otras personas
también esperaban, y cuando alguien salía se iban juntos.

Se hicieron las cuatro y en un momento esa mujer, dio un pasó, se giró


y miró hacia adentro sonriendo y segundos después se me paró el
350

corazón, viendo a Pablo caminar hacia ella sonriendo también,


abrazándose efusivamente al llegar a juntarse en la vereda.

Me explotaron las lágrimas, desde donde estaba, no alcancé a ver si se


besaban, pero él la tomó del hombro, ella de la cintura y caminaron
hacia la otra esquina.
Crucé la calle apurada, casi llegaban a la esquina, apuré el paso para
seguirlos, tomaron la calle transversal, y en ese momento me quedé
parada en la esquina viéndolos alejarse.

Luego de unos metros ya no iban abrazados, pero caminaban uno junto


al otro. ¿Qué sentido tenía seguirlos? ¿Para qué? Si tenía algo con esa
mujer, ¿qué hacía yo ahí? ¿Me plantaría delante de ellos? ¿Qué le
diría?
Los perdí de vista entre la gente, pensé en qué haría yo ahora. No tenía
la seguridad de que pasara algo entre ellos, pero ¿qué podía hacer?

No tuve el coraje de enfrentar la situación, me invadió el miedo de


plantarme delante suyo y que me dijera que ya no había podido
esperarme más y que su vida había tomado otro rumbo, con otra mujer.
El solo pensar en eso, hizo que mi mundo se viniera abajo, lo había
perdido, me centré tanto en mí, no miré por él, no pude o no supe
entender lo que le pasaba y lo había dejado solo, otra vez, lo había
dejado solo…
Decidí quedarme esa noche en algún hotel en Buenos Aires, si volvía a
Mar del Plata llegaría de madrugada.
Busque un hotel, y ya en la habitación, me tiré en la cama a llorar, saqué
de mi mochila, la carta de Pablo que había encontrado en casa y la volví
a leer, por centésima vez.

Bajé para cenar en algún lugar, y volví a la habitación, no podía dejar


de llorar, pensando en que lo nuestro no tenía solución. Imaginarlo con
esa mujer me lleno de celos y de tristeza, trataba de convencerme a mí
misma, de qué no tenía nada con ella, pero no lo conseguía.

Al día siguiente, mientras desayunaba en el hotel, compré el pasaje para


volver a Mar del Plata. El colectivo, salía a las catorce y treinta, pensé
una y otra vez, si sería buena idea, pasar por la oficina antes de irme.
351

Finalmente desistí de pasar, entendí que no era el lugar, y no tendría el


tiempo suficiente para que hablemos, además me sentía bastante
decepcionada por el rumbo que había tomado mi vida.
Dejé el hotel y di unas vueltas por Buenos Aires hasta la hora de tomar
el colectivo.
Ya en la terminal de Ómnibus, mientras esperaba la hora, lo llamé por
teléfono a Víctor, le conté que estaba en Buenos Aires y lo que había
pasado, me dijo si quería que nos encontremos, pero le dije que ya no
tenía tiempo, el colectivo salía en veinte minutos. Estuvimos hablando
hasta la hora de subir.

En ese llamado, trató de hacerme entender, que quizás no era lo que


yo pensaba, qué al igual que pasó con él, quizás fuera una amiga o una
compañera de trabajo, o una vecina. Qué tendría que hablar con él y
escuchar lo que tenga para decirme.

Durante el viaje de vuelta, no pude dejar de llorar y sentirme muy mal.


¿Lo había perdido? ¿Ya no querría luchar por lo nuestro? Y todo era
por mi culpa, buscando solucionar lo que me pasa, dejé a Pablo otra
vez de lado, sin dudas, me lo tengo merecido.

Me dio mucho miedo el solo pensar que ya no quisiera estar conmigo,


me llené de incertidumbre y de temores. Sí bien yo había planteado la
distancia porque necesitaba entender lo que me estaba pasando, el no
vernos, me había jugado en contra, me sentí muy mal por haber
pensado qué él estaría ahí para mí cuando yo pudiera volver, pero me
equivoqué, que egoísta me sentí. No paro de equivocarme.

Llegué a casa pasadas las ocho de la noche, no tenía ni ganas de comer


y me fui directamente a la cama.

Si bien ya me había acostumbrado a estar sola, estar en casa sin Pablo,


era muy duro, no sabía qué hacer con las horas, para distraerme
empecé a preparar algunas cosas para el jardín, el cinco de marzo
empezaban las clases y volvería a trabajar. La licencia psiquiátrica que
tenía, había terminado en el mes diciembre.
Durante los días que quedaban de enero, no tuve noticias de Pablo, ni
él noticias mías. Me dolía pensar que lo nuestro hubiera terminado de
352

este modo, sin siquiera decírnoslo a la cara. Necesitaba verlo, hablar


con él, pero no me decidía a llamarlo.

No dejaba de pensar, que así como él pensó que yo estaba con otro
hombre, yo también, lo primero que pensé al verlo, es que estaba con
esa mujer. Y entendí que la confianza entre nosotros, seguía
resquebrajada, probablemente por nuestras infidelidades pasadas.
¿Sintiendo así, sería lógico volver a estar juntos? ¿O cada situación que
se presente, volvería a ser lo mismo? Decidí entonces, dejar pasar el
tiempo, esperaría que él se comunicara conmigo.

Hablé varias veces con Martina, y siempre me dio ánimo, que no lo diera
por perdido, que siga luchando por el amor que nos teníamos, ¿aún lo
teníamos? Por mi parte sí, no dejaba de extrañarlo, no dejaba de sufrir
por su ausencia, no dejaba de desear estar a su lado, no dejaba de
tenerlo en mi corazón y en mi cabeza, pero ¿y él? ¿Qué estará sintiendo
él?
Me encontré un par de veces con María Marta para tomar un café, me
hacía muy bien hablar con ella, me tranquilizaba mucho y siempre me
aconsejaba como una madre preocupada por el bienestar de su hija.

El veintitrés de enero me llamó Valeria, diciéndome que me extrañaba


mucho, que tenía ganas de verme, el viernes veintiséis era su
cumpleaños, y me pidió que fuera, le dije que no estaba con ánimos,
pero me insistió tanto, que al final le dije que sí, pero que solo iría un
rato.
Ese viernes llegué a lo de Valeria más temprano, nos abrazamos
después de tanto tiempo, los invitados aún no habían llegado, y
aprovechamos a charlar un poco mientras le ayudaba a preparar todo,
le conté como venían las cosas y al igual que Martina, que María Marta
y que Victor, me dijo que no pierda las esperanzas, quizás después de
pasado un tiempo, nos podríamos volver a encontrar.

Fueron llegando los invitados, muchos amigos de Valeria que conocía


me fueron saludando, entre ellos Román, un amigo de Facundo, el
ahora esposo de Valeria, que yo conocía desde hacía mucho tiempo,
pero que no veía desde hace por lo menos, tres o cuatro años.

Ni bien me vio, vino a saludarme.


353

-ROMAN: Hola Pato! ¿Cómo estás, tanto tiempo sin verte?

-PATRICIA: Hola Román! Es verdad! Cuántos años!

-ROMAN: Esperá que saludo a todos y vuelvo, así charlamos un rato!


Me alegró volver a verlo, siempre me pareció un buen pibe, en algún
momento, me había interesado en él, justo en el tiempo que empezó a
salir con su novia Lorena, con la que supe por Valeria que tiempo
después se había casado.

Después de saludar a todos, se volvió a sentar a mi lado.

-ROMAN: Contame cómo andas, ¿Qué es de tu vida? ¿Soltera, casada


o separada?

-PATRICIA: En este momento, indefinido! Estoy con Pablo hace años,


pero por algunas situaciones difíciles que tuvimos que pasar, en este
momento estamos distanciados.

-ROMAN: Lamento escuchar eso! Yo hace más de un año, qué me


separé de Lorena, cuándo quedó embarazada nos fuimos a vivir juntos,
creímos que podría funcionar, pero en la convivencia no dimos cuenta
de que no iba a funcionar. A pesar de eso terminamos bien, más que
nada por Valentina, que ya cumplió los tres años, ¿ustedes tienen hijos?
-PATRICIA: Perdí un embarazo, en julio del año pasado, y quedé muy
mal. Eso y otras cosas que sucedieron entre nosotros, nos llevó a
distanciarnos, pero eso es una historia larga.
-ROMAN: Lamento que estén así las cosas, imagino lo que han sufrido!

-PATRICIA: Realmente sí, mucho y aún no hemos podido recomponer


lo nuestro, pero bueno! Por favor, hablemos de otra cosa.

-ROMAN: Sí por Supuesto! Perdón por preguntarte!

-PATRICIA: No pasa nada! Pero bueno, contame de Valentina,


¿empieza este año el jardín?

-ROMAN: Sí, arranca este año, está re ilusionada, Lorena la anotó en


el jardín novecientos quince!
354

-PATRICIA: Jodeme! ¿En qué turno quedó?

-ROMAN: En el turno de tarde se nos complicaba a los dos por los


trabajos, así que va a empezar en el turno de mañana.
-PATRICIA: Yo estoy hace varios años en ese jardín, y este año también
tengo la sala de tres del turno mañana!
-ROMAN: No te puedo creer! Vas a hacer la seño de Valentina! Qué
bueno! Nos vamos a ver seguido entonces, me encanta que seas vos
su maestra! Lorena la va a llevar por las mañanas y yo la retiraré al
mediodía para llevarla a casa de la madre de Lorena hasta que ella sale
del trabajo y la va a buscar.

-PATRICIA: Así es! Nos veremos todos los días, salvo que por algún
problema de salud, yo esté de licencia.
Hablamos durante todo el cumpleaños, pasada la una de la mañana, le
dije a Valeria que me iba para casa, Román me preguntó si andaba en
auto, y al decirle que me tomaría un taxi, se ofreció a llevarme a casa.
La charla con él había estado muy bien y durante el viaje, iba pensando
si estaría bien invitarlo a subir a casa a tomar un café, pero antes de
llegar decidí que no.
Llegamos a la puerta de casa y nos despedimos hasta el primer día de
clase.

El charlar con él, me había hecho no pensar en mi presente, pero al


llegar a casa, la tristeza se volvió a adueñar de mí.

Estaba terminando el mes de enero y no nos habíamos comunicado con


Pablo, y eso me tenía muy mal, una mezcla de cosas, tristeza, angustia,
enojo y la sensación de un futuro incierto.

El domingo veintiocho, me llamó Martina, hablamos un rato, le conté


como estaban las cosas y me dijo que el treinta estaría con Felipe en
Buenos Aires por la firma de unos contratos.

-MARTINA: Pato, después nos vamos unos días a Punta del Esta,
venite con nosotros!
-PATRICIA: No Marti, no los quiero joder!
355

-MARTINA: No nos jodés, Felipe está acá conmigo y dice que te vengas!
No te quedes sola! No seas boluda! Ahí puse el altavoz!

-PATRICIA: Pero no les quiero cagar las vacaciones!


-FELIPE: No cagás nada nena! Venite y la pasamos bien unos días!

-MARTINA: Andate para Buenos Aires y nos encontramos ahí!


-PATRICIA: Por favor amiga, dejame pensarlo y si me decido te
contesto.

-MARTINA: Dale! Pensalo y venite! La vamos a pasar bien!

Después de cortar con Martina me puse a pensar si estaba bien volver


a irme a Uruguay, si bien me sentía tremendamente sola en casa, no
sabía qué hacer ¿Y si Pablo llegara a volver de Buenos Aires y yo no
estaba? Por supuesto no sabía si volvería, ni cuándo y después de
mucho darle vueltas en mi cabeza, terminé aceptando irme con ellos
unos días a Punta del Este.

Se lo dije a Martina por mensaje de audio y ese mismo día compré el


pasaje para Buenos Aires y empecé a preparar la maleta con mis cosas.

El volver a dejar la casa, me hacía sentir extraña, por un lado me sentía


perdida estando sola, y por el otro, el irme me hacía sentir que me
estaba alejando de mi vida, de nuestra vida, de la que fuera nuestra
casa.

¿Seguiría siendo nuestra casa? No tenía nada en claro… ¿Cómo sigue


todo esto?

Pensando en que Pablo no volvería, al menos en estos días, decidí no


decirle, ni dejarle nada escrito.

¿Qué sentido tenía? Ni yo sabía lo que hacía él, ni él sabía lo que hacía
yo. Entre nosotros, un abismo cada vez más grande…
356

En esos momentos, me hizo muy bien la compañía de Martina y de


Felipe, me hicieron sentir muy bien, me hicieron reír y por momentos,
me hicieron dejar de pensar.
Ellos se volvían a Río de Janeiro el veinte de febrero, ese día me
acompañaron a tomar el barco para volver a Buenos Aires. Nos
despedimos y me subí, durante el viaje, deseaba llegar a casa y que
Pablo estuviera, necesitaba verlo, saber de él, necesitaba abrazarlo.

Cuando llegué a Buenos Aires, no tenía pasaje para Mar del Plata,
durante el viaje había pensado qué hacer, sí volver a pasar por la oficina
antes de volverme a Mar del Plata. ¿Un llamado? ¿Decirle que estaba
en Buenos Aires? Un llamado quizás podría hacer que nos
encontremos, pero decidí pasar por su oficina, eran las once y media de
la mañana, tomé un taxi hasta la oficina, decidida, me anuncié en la
seguridad del edificio, le pedí dejar un momento la maleta y subí al
octavo, el piso de la empresa.
Me recibió una chica y al decirle que buscaba a Pablo, me dijo que ese
día tenía una reunión con un proveedor y ya se había retirado, muy
amablemente me dijo si quería dejarle un mensaje o decirle quién era
para que pueda llamarme al día siguiente, pero le dije que solo era una
amiga que pasaba a saludarlo, qué pasaría en otro momento.

Bajé y recogí la maleta, me fui de ahí caminando, pensando en ¿qué


razones tenía el universo, para no permitir un encuentro? ¿Era mi
castigo por haber sido tan mala esposa? ¿Qué hacer? ¿Lo llamo o no?
Tenía más dudas que certezas, esa determinación de ir a verlo, se me
fue esfumando entre pensamientos de desazón e incertidumbre, en la
idea de que la distancia entre nosotros era cada vez mayor.
Compré el pasaje a Mar del Plata y esa misma tarde me volví.

Llegué a casa a eso de las ocho de la noche. Al entrar me volví a


encontrar una carta de Pablo, había estado en casa, justo cuando yo no
estaba. La puta madre!

No pude dejar de llorar mientras la leía, ¿por qué me tuve que ir? ¿Por
qué no puedo hacer nada bien con él?
Desarmé la maleta, pensando en mandarle un mensaje, mientras
ordenaba mis cosas iba pensando que escribirle, puse ropa en la
357

lavadora, y el resto lo fui a guardar al placard, cuando abrí el placard,


se me paró el corazón, toda la ropa de Pablo no estaba, ni sus zapatillas,
ni sus perfumes, fui al baño y sus cosas tampoco estaban, tampoco su
cepillo de dientes.

El mundo se me vino abajo, se había ido! Definitivamente se había ido,


se había llevado todas sus cosas, se había rendido, ¿habría sentido que
ya no había un futuro entre nosotros?, me había sacado de su vida.

Toda la esperanza que tenía en que lo nuestro se pudiera arreglar de


alguna forma, se esfumó en ese momento, lo había perdido para
siempre, ya no esperó por mí. Y me sentí culpable, otra vez culpable,
por dejarlo solo, por preocuparme por mí y no mirar también lo que a él
le estaba pasando, por no ser para él, lo que él era para mí.
Volví al estar y sentada en el sillón sin poder dejar de llorar, leí varias
veces su carta, me vine abajo, mi vida ya no tenía sentido, me hubiera
querido morir en ese mismo momento.
Horas estuve sentada en el sillón llorando, pasadas las diez de la noche,
sonó mi teléfono, no quería mirarlo, tenía miedo que no fuera Pablo,
pero pensando en que quizás me llamara, miré el teléfono y vi que
llamaba María Marta, por un momento pensé en no atenderla, pero
necesitaba hablar con alguien. La atendí llorando, le conté lo que pasó
y a la media hora estaba en casa.
Ni bien entró, la abracé sin parar de llorar.
-MARIA MARTA: Tranquila mi chiquita! Tranquilízate por favor!
-PABLO: Se fue Mari! Se fue! Se llevó todas sus cosas! Ya no quiere
saber nada de mí! Me lo tengo merecido, fui una mierda con él, no
merezco a un hombre como él!

-MARIA MARTA: Tranquilízate y escúchame por favor, qué te voy a


decir algo!
-PATRICIA: ¿Qué Mari?

-MARIA MARTA: Los primeros días del mes Pablo me llamó por teléfono
y nos encontramos.
-PATRICIA: ¿El te llamo? ¿Y qué te dijo?
358

-MARIA MARTA: Me preguntó por vos, sí sabía dónde estabas, yo le


dije la verdad, que no sabía, me dijo que había venido a Mar del Plata
para encontrarse con vos, y como no estuviste ese fin de semana, antes
de irse me llamó para ver si sabía algo de vos.

-PATRICIA: La puta madre! ¿Por qué me tuve que ir?


-MARIA MARTA: Tranquilízate corazón!

-PATRICIA: No puedo Mari! Se llevó todas sus cosas!

-MARIA MARTA: Y eso que importa, así como se lo llevó, lo puede


volver a traer, no seas tonta, no te vengas abajo, no lo des por perdido,
no todo está perdido entre ustedes! Tenés que tener un poco de fe.

-PATRICIA: Me lo tengo merecido Mary!


María Marta me preparó algo para comer, que apenas pude probar, no
quiso dejarme sola y llamó a su marido para decirle que se quedaba
conmigo esa noche.

Al día siguiente me levanté temprano, María Marta aún dormía, me puse


a preparar el desayuno para las dos, estaba dolida, enojada, enojada
con la vida, enojada conmigo, con mi suerte y enojada con Pablo.
Que se vaya a la mierda, pensé, si ya no quiere saber más nada
conmigo, que se vaya a la mierda! Estaba tan enojada que ya no quería
saber más nada con nadie.

María Marta se despertó y desayunamos juntas, desde casa se fue a


trabajar al sindicato, le agradecí con un abrazo y un beso, y me hizo
prometerle que la llamaría más tarde.
Cuando me quedé sola, me fui a dar un baño, seguía enojada, mientras
me sacaba la ropa, pensaba en que escribirle, pero decidí que no sería
en ese momento, mi enojo hablaría por mí, y seguramente luego me
arrepentiría de lo dicho.

Mientras me bañaba, no podía dejar de pensar en lo que había


terminado mi relación con Pablo, me sentí tan culpable, que hasta pensé
que era lo mejor, él se merece alguien que se ocupe de él de la manera
que yo no lo hice, que no lo engañe, que no le mienta, pero… ¿qué hago
yo con este amor?...
359
360

A principio de febrero, la psiquiatra, me comenzó a bajar la medicación


y para el quince, ya había vuelto a mi medicación habitual, solo las
pastillas para la epilepsia.
Mis días eran raros, seguía enojada con todo y con todos, con el futuro
incierto y dando por terminada la relación con Pablo, y más me enojaba
el pensar que ni siquiera me lo había dicho a la cara. Pero tampoco
puedo hacer responsable solo a Pablo, en gran medida fui yo la que le
mentí, la que le oculté, la que lo engañé, la que lo dejó solo y la que
decidió esta distancia, me toca afrontar las consecuencias de mis
desiciones y mis errores.

El último viernes de febrero, sonó el teléfono mientras hacía algunas


cosas en casa, al ver de quién era la llamada, me sorprendió que fuera
de Clara, hacía tiempo que no hablábamos, por un momento pensé si
atenderla o no, pero finalmente decidí tomar la llamada.

-CLARA: Hola Patito! Qué alegría me da que me hayas atendido, no


sabía si querrías hablar conmigo, ¿Cómo estás?

-PATRICIA: Aquí ando ¿Vos?

-CLARA: Bien por suerte, me vine unos días a Mar del Plata y pensé en
que quizás podríamos vernos, tomar un café tan solo! ¿Qué decís?
-PATRICIA: Dale, ¿dónde estás?

-CLARA: En el mismo hotel, pero nos encontramos en el centro si


querés!

-PATRICIA: ¿Te acordás el café que está cerca de casa, al que fuimos
una vez?

-CLARA: Sí claro, decime a qué hora y estoy ahí!

-PATRICIA: ¿A las siete de la tarde te queda bien?


-CLARA: A esa hora te veo! Un beso!

Quizás si las cosas estuvieran de otro modo, no hubiera aceptado verla,


pero venía tan enojada y desencantada con mi presente, que decidí
encontrarme con ella.
361

Me puse un pantalón liviano, una remera y zapatillas, no estaba para ir


arreglada.

Al llegar al café Clara ya estaba ahí, se paró para darme un abrazo,


acepté y nos dimos un beso en la mejilla.

Pedimos dos café y nos pusimos a conversar


-CLARA: ¿Cómo estás? ¿Cómo anda Pablo?

-PATRICIA: Ahí voy! Con Pablo en este momento estamos separados.

-CLARA: ¿Por qué, qué pasó?

-PATRICIA: Después de la pérdida del embarazo, quedé muy mal,


estuve un tiempo internada en una clínica neuropsiquiatría, después de
eso, no pudimos volver a conectarnos, y sentí que tenía que tomar una
distancia, para entender lo que me estaba pasando, cuando volví, me
encontré que Pablo estaba viviendo en Buenos Aires, y desde entonces,
no nos hemos vuelto a encontrar, el volvió a Mar del Plata justo cuando
yo estaba unos días con mi amiga Martina en Punta del Este, y al volver,
me encontré con qué se había llevado todas sus cosas de casa. Desde
entonces, no hemos tenido contacto.
-CLARA: Qué pena me da escuchar eso, siempre pienso en vos,
siempre deseando tener algo como lo que ustedes tienen, o tenían no
sé…

-PATRICIA: Yo tampoco lo sé, sigo enamorada de él, lo sigo


extrañando, no puedo dejar de pensar en él y en lo nuestro, pero no
hemos encontrado la forma de poder juntarnos para solucionarlo o
terminarlo definitivamente. Cuando vi que se había llevado todas sus
cosas, me entristecí, me dolió mucho y me enojó, supongo que porque
no pudo esperar a que volviera a su lado, y quizás tenga razón.
-CLARA: ¿Y crees que no va a volver?

-PATRICIA: La verdad no lo sé, no sé nada, estoy tratando de volver a


mi vida, en unos días vuelvo a trabajar, y estoy tratando de poner la
cabeza en eso. ¿Hasta cuándo te quedas?
362

-CLARA: Hasta el domingo, vine con una prima qué se había peleado
con el novio, y resulta que el novio estaba en Pinamar y le dijo que se
fuera para allá, se fue con él y vuelve el domingo.
Hablamos un buen rato de un montón de cosas, le pedí no hablar de
Carlos ni que supiera que nos habíamos encontrado y me dijo que hacía
tiempo que no lo veía.

Se hicieron las nueve de la noche y decidimos buscar un lugar para


cenar, caminamos un par de cuadras y entramos en un restaurante.

Cenamos unas ensaladas y las dos nos tomamos unas cervezas, desde
que había vuelto a mi medicación habitual, no lo había hecho.

Después de la cena, el restaurante nos ofreció una copa de champagne


de cortesía, y las dos la aceptamos.
Estaba desacostumbrada a tomar alcohol, y cuando nos paramos para
irnos me reí por el mareo que tenía, Clara me tomo del brazo, y al salir
me tomo de la cintura para que pudiera caminar.
Me acompañó hasta casa, y me dijo que se tomaba un taxi hasta el
hotel.
-PATRICIA: Quédate, no vuelvas sola a esta hora!
-CLARA: ¿Te parece? No te quiero incomodar
-PATRICIA: Sí boluda, acá hay lugar!

Le dije de tomarnos un café y aceptó, me dijo que me sentara, que ella


lo preparaba. Mientras lo hacía, fui a mi habitación a sacarme el
pantalón y las zapatillas, me puse un short de jean y me quedé en pata.
Cuando volví, ya me esperaba con el café preparado.

Nos tomamos el café y seguimos conversando, le conté qué al salir de


la clínica, no había podido volver a hacer el amor con Pablo, y por eso
había decidido la distancia con él.

Le conté que desde antes de la pérdida del embarazo no tenía


relaciones, que solo me había masturbado algunas veces.
363

Aquel comentario, hizo que ella me contara, que también se masturbaba


y lo hacía pensando en mí, que no había borrado el video que le había
mandado y que cada vez que se tocaba, lo hacía pensando en mí.
Quizás en otro momento, hace meses, ese comentario me hubiera
generado algo, pero después de todo lo que había pasado, no quería
volver a pasar por esos momentos que no hicieron más que
complicarme la cabeza.

Quizás ese comentario haya sido para tantearme, para ver que tan
receptiva estaba para sus juegos, pero en ese momento se me cruzó
Pablo por la cabeza, y a pesar de no estar juntos, a pesar de pensar
que quizás no volvamos a estar juntos, no quería volver a pasar por
esas situaciones.
Charlamos largo rato, cuando quisimos acordar, eran casi las cuatro de
la mañana.

Nos fuimos a dormir, yo lo haría en mi dormitorio y ella en la salita, creo


que en un último intento por conseguir algo conmigo esa noche, antes
de acostarse, vino a mi dormitorio, golpeó mi puerta y le dije que entrara,
yo ya tenía mi remera de dormir y ella entró en tetas, solo con una
diminuta tanguita blanca puesta.
-CLARA: Pato, te quería decir que me gustaría que nos demos un
abrazo!
-PATRICIA: Clara, siempre te consideré una mujer abierta, frontal, tu
desparpajo me hacía gracia y siempre admiré en vos, el buscar la forma
de conseguir lo que querés, sos para mí una buena mina haciendo la
suya. Accedí a encontrarme con vos para conversar, sabés lo que pasó
mientras estuve en el sindicato y las consecuencias que tuvo en mi vida
con Pablo, te traje a mi casa y te permití que te quedaras para no volver
sola al hotel, pero en este momento te salió tu parte egoísta, venís en
tetas a mi dormitorio buscando lograr algo que vos deseas y siento que
no te importa cómo me estoy sintiendo. Las cosas que han pasado entre
nosotras, no debieron haber pasado y por supuesto, no volverán a
pasar, y te voy a pedir un último favor, quiero que me permitas tu
teléfono para borrar el video que te mandé, ya no quiero que lo tengas.
Espero que me entiendas y respetes mi decisión.
364

Me miraba con cara de no entender nada de lo que estaba pasando,


cruzó los brazos cubriendo sus tetas y por momentos bajaba la mirada.

-CLARA: Perdón Pato, no era mi intención que te sientas así, perdón


soy una tarada, hasta mañana que descanses.

Diciendo eso, salió del dormitorio avergonzada diría yo.


Fui tras ella y al entrar en la salita, le pedí el teléfono, me lo entregó
hasta con miedo de que le hiciera algo. Busqué el video y lo borré.

-PATRICIA: ¿Tenés copia en algún otro lado? ¿Se lo pasaste a Carlos


o a alguien más?

-CLARA: No! Te juro que no! A nadie! En el teléfono era el único lugar.

-PATRICIA: Gracias Clara! Hasta mañana!


Hasta que me quedé dormida, estuve pensando en que todo aquello lo
debería haber dicho mucho tiempo atrás.

Nos levantamos, comimos algo y salimos a dar una vuelta, entramos en


un bar y nos tomamos un café, allí nos despedimos, ella volvía a su
hotel, y yo para casa.
-PATRICIA: Bueno Clara, espero no hayas tomado a mal lo que pasó
anoche en casa, quiero dejar atrás todo aquello y espero que lo
entiendas.
-CLARA: Aunque te soy sincera, en un momento tuve miedo, te vuelvo
a pedir perdón, no tendría que haber hecho todo lo que hice.

-PATRICIA: Yo tendría que haber sido la que no entrara en esos juegos.

-CLARA: Espero que puedas recomponer lo tuyo con Pablo, el amor


que yo vi en ustedes no puede terminar así, merecen darse la
oportunidad de estar juntos y ser felices.

-PATRICIA: Supongo que el tiempo lo dirá, aunque hoy no lo veo muy


claro! Que sigas bien!
365

Volví para casa caminando y pensando en lo que había pasado con


Clara, aunque no se lo dijera directamente, supongo que habrá
entendido que ese fue nuestro último encuentro.
Sigo amando a Pablo, aunque no sepa nada de él, sigue en mi corazón,
¿sí estoy tratando de olvidarlo? No, por ahora no, o sí, no lo sé, aunque
quizás él esté tratando de olvidarme, seguramente no soportó la
distancia y este intentando seguir adelante con su vida. ¿Sin pensar
nunca más en mí? Ese pensamiento, no hizo más que agrandar mi
frustración y mi enojo, enojo conmigo y con lo hija de puta que fui con
él.

Necesitaba volver a encauzar mi vida, y el trabajo era una parte


importante, necesitaba ocupar mi cabeza y volver a estar con los chicos.
Comenzó marzo y fui unos días antes al jardín, estuve hablando con la
directora y me puso al tanto de los proyectos del jardín para ese año.
Le mostré mis planificaciones y las miró por arriba sabiendo que
estarían perfectas y quedamos en vernos el lunes cinco.

El domingo por la tarde preparé todas mis cosas para el comienzo de


las clases al día siguiente.

Llegué al jardín temprano preparé el salón para recibir a los chicos.


A las ocho en punto se abrieron las puertas y comenzaron a entrar los
pequeños con sus padres, el jardín se llenó de vida.
Cada maestra se juntó con sus chiquitos y fuimos todos al salón de
actos.
Comenzó el acto de bienvenida con unas palabras de la directora, luego
se presentó a todo el plantel docente y finalizado el acto de apertura,
cada maestra fue a su salón con los pequeños y sus papás, en el salón
saludé a todos los papás y entre ellos a Lorena y a Román.

Ese día los niños estarían solo un rato conociéndome y familiarizándose


con sus compañeros y con el salón.

Durante los siguientes días se irían incrementando las horas que los
niños pasan en el jardín, y pasadas dos semanas, ya harían el horario
completo.
366

Esos días a Valentina la traía Lorena y se quedaba hasta que salía.

En dos días era el cumpleaños de Pablo, no sabía qué hacer, ese día
al salir del jardín, me fui a comprarle un regalo con la esperanza de que
quizás pudiera verlo. No me decidía que comprarle, Y terminé
comprándole una camisa y un perfume qué sabía que a él le gustaba.
El día de su cumpleaños, al salir del jardín, estaba indecisa, no sabía si
escribirle un mensaje, llamarlo por teléfono escribir en sus redes
sociales, lo imaginaba no queriendo saber nada de mí.

Caminé hasta casa sin todavía saber qué hacer.

Me senté en el sillón a tomar unos mates, prendí la compu abrí el


Facebook y lógicamente, me recordó su cumpleaños.
Pensé si publicar un saludo en su perfil o en el mío, decidí hacer una
publicación en el mío, si él veía su Facebook, la vería, y escribí: “Feliz
cumpleaños. Que la felicidad llene tus días”

Luego de publicar eso, pensé en que si por sus ocupaciones, no abría


el Facebook, no lo vería y decidí mandarle un mensaje por Whatsapp.
“Hola Pablo, Feliz Cumpleaños! De todo corazón deseo que pases un
hermoso día, que la vida te sonría y te llene de felicidad”, al terminar de
escribirlo, no sabía si expresarle algún sentimiento y decidí agregar un
corazón rojo a final. Lo envié sin saber a ciencia cierta cuál sería su
reacción, ni siquiera si lo respondería. Pero momentos después, podía
ver en a aplicación que decía “escribiendo” una alegría me llenó el alma,
pero la ansiedad por saber su respuesta, me mataba. Por fin llegó el
mensaje, “Hola Pato, ¿cómo estás? espero que muy bien! Gracias por
tu saludo. Me han llegado muchos mensajes, éste no me lo esperaba.”
No pude evitar las lágrimas y pensé en volver a escribirle, él me había
preguntado cómo estaba y yo no. Pero también recordé que justo un
año atrás, estando yo en Brasil, había estado con otra mujer, y esa
mezcla de sensaciones, de culpa por haberlo traicionado, me impidieron
volver a escribirle.

Me hubiera gustado saber si estaba acá o en Buenos Aires y para qué


negarlo, me hubiera gustado verlo.
Cómo a las ocho, se me ocurrió la loca idea de ir a la cervecería donde
él siempre iba, si estaba en Mar del Plata, seguramente se juntaría con
367

sus amigos allí. No quería ir sola y la llamé a Valeria para ver si me


acompañaba. Estaba preparando la cena, pero de todos modos me dijo
que después de las nueve, nos podríamos encontrar.
A las nueve y media, nos encontramos en la esquina de la cervecería,
yo estaba muy nerviosa por la posibilidad de encontrarlo. Conversamos
un momento en la esquina y luego entramos.

Había mucha gente, y en un primer vistazo, no lo veía por ningún lado.


Recorrimos el lugar y dándome cuenta que no estaba, le dije a Valeria:

-PATRICIA: Vamos Vale, no está!

-VALERIA: Pará boluda, por ahí se juntan más tarde, nos tomamos una
cerveza y esperamos un rato.
-PATRICIA: Quizás no esté en Mar del Plata!
Nos pedimos una cerveza y unas papas y mientras esperábamos,
aprovechamos para charlar un rato.

Casi a las once de la noche, decidimos irnos, Pablo no había aparecido.

Valeria me llevó hasta casa y me dijo:


-VALERIA: No seas boluda, llamalo, forzá un encuentro, que se haya
ido no quiere decir que deje de quererte, vos también te fuiste un tiempo
y no dejaste de quererlo.
Cuando entré en casa, me quedé pensando y recordando momentos
vividos con él, hasta que me quedé dormida. De mi vida con Pablo, ya
nada quedaba, y todo era culpa mía, me lo tenía merecido, con ese
sentimiento, me dormí llorando.

Cuando los chicos del jardín comenzaron a hacer el horario completo,


Román retiraba todos los mediodías a su hija Valentina.

Un día a la hora de la salida, se había largado a llover con todo, cuando


retiró a Valentina, me dijo si quería que él me alcanzara, para ir a la
casa de su ex suegra, mi casa quedaba de camino, solo se desviaba un
par de cuadras.
368

Le dije que si, y a partir de ese día, todos los mediodías, me insistía de
alcanzarme a casa. Al principio me daba vergüenza, no quería que se
tomara el trabajo de llevarme todos los días a casa, pero finalmente
acepté y me dejaba todos los días en casa. Al principio hablábamos solo
de Valentina y de cómo le iba en el jardín, pero a medida que fueron
pasando los días, fuimos hablando de otros temas, de su trabajo y del
mío, de su vida y de la mía.

Estaba siempre de buen humor y con algún comentario lograba


sacarme una sonrisa, me hacía pensar en otras cosas.

Incluso llegué a extrañar, algún día que Valentina faltó al jardín.

El jueves veintidós de marzo, me llamó Valeria invitándome a cenar el


día siguiente en su casa con unos amigos, le dije que no andaba con
ganas de salir, pero me insistió, que solo era una cena de amigos en su
casa, y me terminó convenciendo.

El viernes al salir del jardín, cuando Román me llevó hasta casa, me


comentó que él iba también a la casa de Valeria, y me dijo que si yo
quería me podía pasar a buscar, le dije que no se tomara tanta molestia,
podía ir en un taxi, y su respuesta fue que a las nueve me pasaba a
buscar.
Puntual sonó el timbre, lo atendí y le dije que ya bajaba. Cómo era solo
una cena en casa de Valeria, no me arreglé demasiado, un jean, una
camisa turquesa y unos zapatitos sin taco.
Llegamos a lo de Valeria, y ya estaban dos parejas, Valeria y su esposo.
En un momento me dio por pensar, si no me estarían queriendo,
enganchar con Román, pero yo no estaba en esas, no podía sacar a
Pablo de mi vida.

La cena estuvo muy bien, entre conversaciones historias y anécdotas


nos reímos mucho. Tomé un par de cervezas, y una copa de
champagne para brindar.

Cerca de las tres de la mañana, Román me llevó a casa. En el camino


me dijo:
-ROMAN: La verdad que la pase muy bien esta noche!
369

-PATRICIA: En serio, me reí como hacía tiempo no lo hacía.

-ROMAN: Me encanta verte sonreír, te cambia la cara!

-PATRICIA: ¿Eso quiere decir que cuando no me río tengo cara de


culo?

-ROMAN: Nada de eso! Solo que sos mucho más linda cuando te reís!
-PATRICIA: Bueno gracias, pasa que a veces no me sale reírme.

-ROMAN: ¿Seguís sin saber de Pablo?

-PATRICIA: La última vez que cruzamos mensajes fue el día de su


cumpleaños, hace más de diez días.
-ROMAN: ¿Está acá o en Buenos Aires?

-PATRICIA: La verdad es que no sé, no hablamos de eso.


-ROMAN: ¿Seguís enganchada?
-PATRICIA: Sí, no puedo sacarlo de mi vida, al menos hasta que
podamos encontrarnos y ver qué nos pasa.

-ROMAN: ¿Sabés si está con alguien más?

-PATRICIA: No, no lo sé, y respeto sus tiempos, se lo debo, cuando lo


necesité, el respeto los míos.

-ROMAN: Antes de separarnos definitivamente con Lorena estuvimos


un tiempo distanciados, quizás mis sentimientos por ella no eran como
los tuyos, y en ese tiempo, tuve mis necesidades.

-PATRICIA: Me imagino, pero en mi caso, aún lo sigo esperando.

-ROMAN: Más allá de eso, creo que también deberías pensar en vos,
¿cómo sabés si en este tiempo, el no está cubriendo sus necesidades
con otra mujer?

-PATRICIA: No lo sé, pero no quiero hacerme la cabeza con ese tema.


370

En ese momento llegamos a casa, la conversación estaba yendo por un


lugar, por el que no quería que fuera. Por momentos hasta sentí como
que estaba hablando mal de Pablo.
Nos despedimos, le agradecí por llevarme y traerme y le dije que nos
veríamos el lunes.
Entré a casa, y lo que había dicho Román me dejó pensando, sabiendo
del temperamento sexual de Pablo, ¿se estaría acostando con otra
mujer?

Si así fuera, ¿qué podía reprocharle yo? Así como yo me dejé llevar,
también le puede pasar a él. ¿Se estará acostando con esa mujer con
la que lo vi?
Solo podría ser, si estuviera en Buenos Aires, ¿estará aún en Buenos
Aires o lo tendré aquí en la ciudad? ¿Cómo saberlo?

Y ya acostada, pensé en cuanto lo extrañaba, en cuánto desearía un


abrazo suyo, y cuánto quisiera que me haga el amor mirándome a los
ojos...
371

Los días pasaban y llegar a casa y estar sola me costaba bastante,


Román seguía llevándome a casa todos los mediodías y las tardes se
me hacían interminables.
Algunos días me encontraba con María Marta, otras me iba al centro y
otras tan solo salía caminar y pensar.
Mi sexualidad había entrado en una etapa un tanto más predispuesta,
me masturbaba bastante seguido y lo había vuelto a tener a Pablo en
cada orgasmo que me sacaba.

No podía dejar de extrañarlo y tenía ganas de verlo, pero por otro lado
entendía que no quisiera verme, había sido una mierda con él y él se
merecía una buena mujer.
Un día después de que Román me dejara en casa, me cambié y me fui
caminando hasta el trabajo de Pablo, no sabía si estaba allí o en Buenos
Aires, necesitaba verlo, aunque más no sea a la distancia, no sé por
qué, pero necesitaba verlo.
Habitualmente salía a las cuatro de la tarde, y había llegado unos
minutos antes. Desde la vereda de enfrente a unos treinta o cuarenta
metros, no veía su auto en el estacionamiento y creí que no estaba, pero
igualmente esperé hasta las cuatro.
Salieron dos chicos, minutos después dos chicas más y cuando ya
pensé en irme, lo vi salir, se me aceleró el corazón, iba de traje y corbata
y con un maletín en la mano, estaba muy lindo, se acercó a un auto
blanco y se subió, ¿había cambiado el auto? Me quedé en la puerta de
un negocio y lo vi pasar con la ventanilla baja y el corazón me latía a mil
¿Dónde estaría viviendo?

Me volví a casa caminando y diciéndome a mi misma que era una tarada


por no haberme acercado y haberle hablado, no tuve el coraje.

Me sentía muy sola, durante los días de trabajo lo llevaba mejor, pero
los fines de semana eran muy tristes, y no dejaba de pensar en qué así
se habría sentido Pablo cuando yo me iba de viaje. Qué egoísta fui! Yo
disfrutando de todo aquello y él solo en casa, una mierda.
372

Un jueves de principios de abril de camino a casa después del jardín,


Román me dijo que al día siguiente, había en su casa una cena de
amigos, qué irían Valeria con su esposo y algunos amigos más.
Mientras me lo decía, iba pensando en qué buena excusa darle para no
ir, no estaba con ganas de muchas cosas, pero al decirle que no andaba
con ánimo, me insistió tanto qué le termine diciendo que iría.

Por la tarde me mandó un mensaje, que como la reunión era en su casa,


Valeria me pasaría a buscar para llevarme.

Ese viernes, Valeria me mandó un mensaje a la tarde, diciéndome que


a las nueve menos cuarto de la noche me pasaba a buscar.

Pasaron puntuales a buscarme por casa y llegamos pasadas las nueve


a casa de Román.
Esa noche comeríamos asado y Román era el cocinero.

En la casa estaban ya dos parejas más, las mismas que en casa de


Valeria la vez anterior, seríamos ocho en total.
Entre todos preparamos una picada, y mientras se terminaba de cocinar
la carne, dimos cuenta de la picada con unas cervezas.
En verdad la cena estuvo agradable, era gente copada, me divertía
mucho con ellos, con sus ocurrencias y con sus bromas.
Facundo y Valeria se iban temprano, Facundo había llegado de
Mendoza ese mismo día y estaba muy cansado, cuando le dije que me
iba con ellos, Román dijo que después me llevaba, Valeria me dijo que
me quedara, ni siquiera habíamos comido el postre aún.
Cerca de la una de la mañana, otra de las parejas, también se fue, unos
de sus niños al día siguiente, jugaban al fútbol temprano en la mañana.

-ROMAN: Chicos, ¿me bancan que me doy una ducha rápida, así me
sacó el olor a humo?

Y todos dijimos que sí, me quedé Charlando con Mauricio y Pía y diez
minutos después volvió Román y dijo:
-ROMAN: Bueno chicos, ahora sí!
373

Y del bolsillo de su short, saco un cigarrillo de marihuana, lo encendió


le dio una pitada y lo fue pasando, Mauricio lo pitó y se lo paso a Pía,
que también le dio una calada, luego me lo pasó a mí pero yo dije que
pasaba.

-ROMAN: Dale Pato, no te cortes, una pitada!


Y por no quedar como cortada, le di una pitada y se lo pase a Román.
Lo pitó y volvió a pasarlo, en ese momento se levantó, fue a la cocina y
volvió con una botella de champagne, que le pasó a Mauricio para que
la abriera, mientras iba a buscar las copas.

Mauricio sirvió las copas y al llegar a la mía, le dije que solo un poco,
pero entre risas, casi la llenó. Brindamos y tomé un trago, volvió mi turno
de pitar el porro, le di otra calada y se lo pase a Román.
Después de un momento empecé a sentir los efectos, cualquier cosa
que se dijera, era motivo de risa.

En un momento, Mauricio y Pía dijeron que se iban, me paré para


saludarlos y todo me daba vuelta.

Román los acompaño a la puerta y regresó.


Me dijo de entrar al estar y sentarnos en el sillón.
Seguimos hablando y me volvió a servir champagne, le dije que ya no
quería pero me insistió y lleno mi copa. Ya sentía que no estaba con
todas las luces, cuándo volvió a encender el porro qué se había
apagado, le dio una pitada y lo acerco con su mano a mi boca.

-PATRICIA: Ya está Román, vasta por hoy!


-ROMAN: Dale, terminémoslo!

Y ya sin poder negarme le di otra calada.

Me recosté en el respaldo del sillón, y apoye mi cabeza quedando con


la mirada hacia arriba.

Momento después sentí su mano apoyarse en mi boca.


-ROMAN: La última y se termina!
374

Y luego tomó su copa y me dio la mía.

-ROMAN: Otro Brindis! Por una linda noche!

Y chocando las copas, me tomé el champagne que quedaba.


Necesité ir al baño, al pararme, todo me daba vueltas, Román se dio
cuenta y me dijo de acompañarme. Entré al baño, cerré la puerta e hice
pis.

Al salir Román me esperaba, me tomó de la cintura y volvimos al sillón.

Nos sentamos sin que me soltara, miré hacia un costado sin mirar y
cuando volví mi cara hacia él, me encontré con su boca acercándose y
pegándose a la mía.

Su brazo acercó mi cuerpo al suyo, sin que lo pudiera evitar y me besó.


En un rápido movimiento, su mano acarició mi muslo, después subió
acariciando mi panza y llegando a mis tetas, me tocó por sobre mi ropa,
mientras me seguía besando. Intentó desabrochar los botones de mi
camisa y ante mi resistencia, bajó su mano hasta llegar a mi entrepierna
por sobre el pantalón.

En ese momento le dije que necesitaba ir al baño nuevamente, me


volvió a acompañar y ya dentro del baño me miré al espejo y me dije a
mi misma, ¿Qué estás haciendo? ¿Querés olvidarte de Pablo? Este no
es el camino nena!"

Me lavé la cara con agua fría, tratando de aclararme un poco, me


acomodé la ropa y salí del baño.

-ROMAN: Por fin te decidiste reina! Ahora vas a ver lo que es bueno! Lo
vas a pasar muy bien!

-PATRICIA: Perdoname Román, creo que no es lo que quiero en este


momento!
-ROMAN: No seas tonta, no te lo niegues! Es lo que estás deseando
desde hace rato!
375

Ese comentario, me sacó de mis casillas y ya en tono menos


complaciente, aunque tratando de no generar una situación tensa le
dije:
-PATRICIA: Aunque te cueste creerlo, no estoy deseando nada de esto!
Creo que es mejor que me vaya para casa.
-ROMAN: No podés hacerme esto, ¿me calentás y ahora te querés ir?

-PATRICIA: Creo que si te calentaste es problema tuyo, yo en este


momento lo único que quiero es volver a mi casa!

No quería que se le ocurra llevarme y llame un taxi desde mi teléfono,


me acompañó hasta la puerta, me dijo:

-ROMAN: Vos te lo perdés nena!, ya vas a volver con el caballo cansado


! Nos vemos el lunes!
Me subí al taxi, todavía sin poder creer lo boludo de este tipo, y entonces
comprendí que toda esa buena onda de llevarme a casa los medios días
era solo porque quería cogerme, que pelotuda me sentí, ¿qué estaba
haciendo? ¿Castigándome? Me sentí para la mierda!

Y en ese momento, decidí que solo sería la maestra de Valentina, con


él no quería ningún contacto más!
Llegué a casa casi a las cinco y media de la mañana, aunque era tarde
y estaba para tirarme a la cama a dormir, decidí darme un baño, para
que no me quedaran rastros de este boludo.
Después del baño me acosté y me dormí pensando, ¿qué estaba
haciendo con mi vida? Y cuando pensé en Pablo no pude evitar las
lágrimas, lloré de tristeza, de impotencia, decepcionada de mí misma y
de lo que estaba haciendo.

El lunes al mediodía, cuando lo volví a ver en el jardín, le dije que no iba


para mi casa, qué me encontraba con una amiga. No quería que se
generara ninguna situación conflictiva en el jardín, busqué que se diera
cuenta que ya no quería saber nada con él.

Al día siguiente, que tenía que quedarme para una reunión con la
directora, al siguiente qué me venía a buscar una amiga, y así hasta que
entendió que ya no quería que me llevara, ni siquiera que me hablara.
376

Cómo extraño mi vida!

Esta no es mi vida!...

Y en ese momento decidí que tenía que hablar con Carlos…


377

Ese mismo lunes, al salir del jardín le mandé un mensaje a Carlos, “Hola
Carlos, necesitaría que hablemos, pero no en el sindicato”

Su respuesta fue inmediata, “Hola Patricia, me sorprende este mensaje”


y otro mensaje tras ese que decía, “cuando quieras y donde quieras,
solo decime el lugar y la hora y allí estaré”
Le dije si podía ese mismo día a las seis de la tarde en un café céntrico,
me contestó que allí estaría.

Pasé por casa para cambiarme, comer algo y poner en una bolsa el
primer vestido y los zapatos que me había regalado.

Llegué a ese café unos minutos antes y me senté en una mesa, pedí un
café y esperé a que llegara.
Pasadas las seis lo vi llegar, nos saludamos sin un beso, solo de palabra
y antes de sentarse, le pidió un café al mozo.

-CARLOS: Realmente me sorprendió tu mensaje, no me lo esperaba!

-PATRICIA: Necesitaba hablar con vos, creo que tendría que haber sido
antes, pero bueno…

-CARLOS: ¿Cómo están tus cosas? ¿Ya nació tu hijo o hija?


Esa pregunta me hiso entristecer y creo que no lo pude ocultar.
-CARLOS: ¿Todo está bien?
-PATRICIA: No Carlos, en realidad nada está bien, el embarazo lo perdí
en el mes de junio del año pasado, y después de eso mi relación con
Pablo se fue a la mierda.

-CARLOS: Lamento oir eso!


-PATRICIA: Pero eso no es lo que vengo a decirte, lo que te tengo que
decir es sobre el trabajo de secretaria en el sindicato.

-CARLOS: ¿Necesitás volver? Las puertas están abiertas!


-PATRICIA: Justamente lo que no haría es volver, no hay día de mi vida
en que no me arrepienta de haber aceptado el trabajo de secretaria en
el sindicato, ese fue el peor error de mi vida, a pesar de haber vivido
378

fiestas, lujos, hoteles, restaurantes y todo aquello, tarde me di cuenta


que eso no era más que boludeces que no supe parar a tiempo…

-CARLOS: Patricia escuch…..


-PATRICIA: Dejame terminar!, y en cuanto a vos, no te creo un mal tipo,
pero sí uno que buscó encandilarme con regalos, salidas, fiestas y
tentaciones, hasta que caí como la más boluda, claro está que lo que
tengo ahora en mi vida es todo lo que me busqué, por haber jugado con
fuego y sí, me quemé. Que Pablo se haya ido de casa, es lo menos que
merezco, todo lo que le hice no me lo voy a perdonar nunca. Mi intención
en este encuentro era decirte esto que llevo adentro desde hace mucho
tiempo, seguramente vas de conseguir alguna otra boluda, que como
yo, que pise el palito.
Chau Carlos, que tengas suerte en la vida! Ah! Esto ya no lo quiero en
casa!

Terminé de decir todo aquello, me levanté, le di la bolsa con las cosas


que me había regalado y me fui del café sin siquiera volver a mirarlo.

Me fui caminando hasta casa, pensando en la cara que había puesto


mientras yo decía todo eso y ni siquiera le había dado lugar a meter un
bocadillo.
Los días fueron pasando y despertarme para ir al jardín, era lo único
que me motivaba, a principios de mayo, no podía dejar de recordar que
hacía un año me había enterado que estaba embarazada y recordando
esos momentos de incertidumbre, me largué a llorar.
No dejaba de pensar en Pablo y en el daño que le había hecho, por un
lado me sentía mal por haberlo perdido y por otro deseaba que esa
mujer con la que lo vi, lo hiciera feliz como yo no supe.

Una tarde de principios de mayo, al salir del jardín, me fui caminando


para casa, había tomado esa costumbre, para distraerme un poco.
Todas las veces cambiaba de recorrido, para ver otras cosas.

Uno de esos días iba distraída mirando vidrieras, cuando alguien que
caminaba en dirección contraria a mí, frenó a unos pasos, lo miré sin
mirarlo, se quedó parado a tres pasos de mí y dijo:
379

-MARIANO: ¿Patricia?

Y al mirarlo me di cuenta que era Mariano, hacía años que no sabía


nada de él. Iba vestido con un saco y una camisa y con carpetas en la
mano.

-PATRICIA: Mariano!
Nos acercamos y nos saludamos con un beso.

-MARIANO: Qué gusto encontrarte! ¿Cómo estás tanto tiempo?

-PATRICIA: Bien, ¿Y vos?

-MARIANO: Bien llegando tarde, tengo que entrar a dar clases y no


encontraba lugar para estacionar. Me da mucha alegría encontrarte,
pero me tengo que ir, ¿te podré llamar un día de estos? Para hablar un
poco, digo!
-PATRICIA: Sí dale, agendá mi teléfono, pero tiene que ser por la tarde,
en las mañanas estoy en el jardín.

Agendó mi número en su teléfono, y me hizo una llamada perdida para


que me quedara el suyo.
Nos despedimos con un beso y siguió caminando apurado.
Mientras seguía caminando, iba pensando en él, aunque nunca lo
busqué, siempre me quedé mal por la forma en que habíamos
terminado, en ese momento estaba muy mal, y no pude, ni supe cómo
hacer para no terminar con él.

Quizás un encuentro, me serviría para pedirle perdón por no haber


encontrado la forma de seguir con lo nuestro.

El viernes de esa semana, me mandó un mensaje a de las tres la tarde,


diciéndome que daba clases hasta las cinco y que luego estaba libre,
que le dijera un lugar y allí nos encontraríamos.
Le di la dirección de un café en el centro para encontrarnos a las cinco
y media.
380

Llegué puntual al lugar, y él llegó minutos después, también a las


corridas.

-MARIANO: Hola Patricia, perdón la demora, últimamente soy un


desastre con los horarios!

-PATRICIA: Hola Mariano, no pasa nada, recién llegué!


Pedimos dos café, y mientras los traía me contó que era profesor de
historia en varias escuelas secundarias, que iba de una escuela a otra
todo el día.

De haberlo conocido, a pesar de llevar años sin verlo, lo notaba algo


nervioso, o ansioso… o inquieto.

-MARIANO: Contame cómo estás, cómo venís con el tema de la


epilepsia.
-PATRICIA: Desde hace un tiempo, por suerte mucho mejor, fui a ver a
un especialista a Buenos Aires y me dio una medicación qué me cambió
la vida, tomo solo una pastilla por día, y desde que empecé ese
tratamiento, hace más de un año, solo tuve un par de crisis.

-MARIANO: Qué bueno! Cuánto me alegro! ¿Estás trabajando como


maestra jardinera?
-PATRICIA: Sí, ya hace varios años titularicé como maestra de jardín, y
ahí me voy a quedar, es lo que más me gusta, lo que más feliz me hace!

-MARIANO: Y... ¿te puedo preguntar si estás con alguien?

-PATRICIA: Sí claro que podés! En este momento estoy sola, a esta


altura, el año pasado estaba embarazada, pero en junio lo volví a
perder, quedé muy mal, estuve como dos meses internada en una
clínica neuropsiquiátrica y al salir, las cosas no estuvieron bien, en
realidad yo no estaba bien.
-MARIANO: ¿Y te separaste?

-PATRICIA: En realidad no, las cosas no estaban bien con Pablo, así se
llama, y necesité tomar un poco de distancia, pero todo se fue
complicando y… aquí estoy.
381

-MARIANO: Pero seguís enamorada de él?

-PATRICIA: Sí, no te puedo mentir, sigo enamorada y esperando que lo


nuestro se pueda resolver, aunque no lo veo probable.
-MARIANO: ¿Y él?

-PATRICIA: También, pero han pasado otras cosas, es un poco larga la


historia.

-MARIANO: Perdón, perdón! No quiero parecer un chusma.

-PATRICIA: No pasa nada, las cosas están así! Después de


encontrarnos por casualidad el otro día, me fui pensando en vos, hiciste
muy bien en llamarme, me di cuenta que necesitaba que hablemos.
Después de separarnos, estuve un año muy mal, tiempo después pude
levantar cabeza, gracias a Valeria. Pero con el tiempo, me di cuenta que
en ese momento, no pude pensar en vos, no tuve la fuerza para luchar
por lo nuestro. Y tiempo después, ya estando sola, creí que era lo mejor.
Supe que te había lastimado mucho. Y quiero pedirte perdón por eso,
por no poder pensar en vos en ese momento.

-MARIANO: Yo también estuve muy mal después que nos separamos,


en ese momento, no encontré la forma de remontar nuestra relación, y
creí que lo mejor, era que cada uno siguiera por su lado. Después de
mucho tiempo, me di cuenta que te seguía queriendo, pero no tuve el
coraje de buscarte y con el tiempo, sentí que sería mejor así. Aunque
tengo que ser sincero con vos, nunca dejé de quererte.

El otro día cuando te vi caminando de frente, se me aceleró el corazón,


y me puse muy nervioso.

-PATRICIA: Me di cuenta! ¿Y vos estás con alguien?

-MARIANO: En estos años, salí con dos chicas, con la primera seis o
siete meses y con María Paz, vivimos juntos más de dos años, pero a
decir verdad, a ninguna de las dos pude quererlas como a vos.
-PATRICIA: ¿Tuviste hijos?

-MARIANO: Benjamín, de casi tres años, el amor de mi vida!


Y en ese momento se me llenaron los ojos de lágrimas.
382

-PATRICIA: Por suerte pudiste tener un hijo! El que yo no te pude dar!

Y tomándome la mano me dijo:

-MARIANO: Por favor Patricia, no te pongas mal, no fue tu culpa, fue un


accidente! No te sientas culpable por eso. No te voy a negar que me
dolió mucho, pero nunca te culpes por eso, yo nunca te hice
responsable de lo que pasó. Tan solo paso! Y pudimos seguir adelante.
No te voy a negar que pienso muchas veces en eso, pero te juro que
nunca te culpé.

Hablamos mucho rato, nos pedimos perdón mutuamente, en parte me


sentía mal, porque él seguía queriéndome, pero después de tanto
tiempo, tantas cosas vividas y lo que siento por Pablo, no podría
corresponderle. Mirándolo a los ojos, podía ver a ese buen chico del que
alguna vez me enamoré.

Se nos hizo la hora de la cena y me preguntó si no tenía problemas en


cenar con él. Por supuesto que no lo tuve y fuimos a un restaurante a
cenar. Después de todo era un buen hombre del que alguna vez había
estado enamorada, nos habíamos separado por esas cosas que tiene
la vida y nuestros caminos habían sido diferentes, pero por esas cosas,
nos habíamos vuelto a cruzar.
Después de cenar, me llevó hasta casa y antes de bajar del auto, me
dijo si podía llamarme o mandarme mensajes de vez en cuando para
saber cómo andaba.
Le dije que por supuesto, que no tenía problemas.
Cuando llegamos a la puerta de casa, se bajó para despedirnos y le di
un abrazo.

Subí pensando en él, pero la vida quiso que las cosas fueran así, y qué
años después encontrara al que, sin lugar a dudas, era el amor de mi
vida, aunque en ese momento, no tuviera la certeza siquiera de volver
a verlo, pero sin embargo estaba en mi corazón y en mis pensamientos.

A fines de mayo, me llamó y nos volvimos a encontrar, esta vez para


cenar.
383

La cena estuvo muy bien, hablamos mucho, recordamos algunos


buenos momentos y en un par de ocasiones no pude evitar las lágrimas.
En esos momentos, Mariano me tomaba de la mano, y a pesar de no
tener más que un buen sentimiento hacia él, me reconfortaba que lo
hiciera.
Días antes de ese encuentro, ordenando mis cosas en casa, dentro de
una caja, había encontrado unas fotos que eran de él, de cuando era
niño y de adolescente.
Ese día que quedamos en encontrarnos, había olvidado llevarlas, y
cuando terminamos de cenar, le comenté de esas fotos y le dije que
pasáramos por casa y se las entregaba.
Llegamos a casa y subimos a buscarlas, le pregunté si quería tomar un
café y me dijo que sí.

Puse a calentar el agua y fui a buscar sus fotos.

Mientras tomábamos el café, las vio y me agradeció, me dijo que tenía


muy pocas fotos de cuando era chico.

Hablamos de otro montón de cosas, y cerca de las dos de la mañana,


me dijo que se iba, que ya era tarde.
Lo acompañé hasta la puerta del edificio y nos volvimos a despedir con
un abrazo.

El haber podido hablar con él, me había dado mucha paz, el explicarle
lo que había pasado, me liberaba un poco de esa culpa que cargaba
por habernos separado, aunque me dijera que aun seguía
queriéndome, me sentí mal por no poder corresponderle, ya no podía,
hacía tiempo que ya no estaba en mi corazón…..
384

El mes de junio, fue una mezcla de sentimientos, los primeros días no


podía dejar de recordar, lo feliz que me encontraba un año atrás, pero
a medida que pasaban los días y se acercaba el veintidós, la tristeza
me iba inundando.

En la semana de ese día tan triste para mí, me encontré con María
Marta, y le conté cómo me sentía, le dije que no quería estar ese viernes
en Mar del Plata, y menos que menos, sola. Le conté que quería irme a
algún lado y ella siempre tan divina, me ofreció su casita en Córdoba y
se ofreció a acompañarme.

Esa tarde cuando nos despedimos, le dije que lo pensaría y le


contestaría al día siguiente.
Acostada en casa sin poder dejar de llorar, decidí aceptar la oferta de
María Marta, tomarme un par de días en el jardín, e irme desde el jueves
hasta el domingo.

Me volví a encontrar con María Marta para que me de las llaves de la


casa y las indicaciones para llegar.

El jueves bien temprano, me tomé el colectivo para Córdoba, y desde


allí, otro colectivo hasta el pueblo.
Llegué a la casita de Villa Icho Cruz, cerca de las ocho de la noche,
había comido algo en la terminal de ómnibus de Córdoba mientras
esperaba el colectivo hacia el pueblo.
Fue llegar a la casa y acostarme a dormir.

Al siguiente día, se cumplía un año de uno de los momentos más tristes


y dolorosos de mi vida.

Me desperté como a las diez de la mañana. No tenía nada para


desayunar y salí a caminar por el pueblo para buscar algún mercado.
Me crucé con un señor mayor qué me indicó dónde podría encontrar
uno.

Compré algunas cosas y también algo para el almuerzo y volví para la


casa.
385

Me tomé un café con unas galletitas y salí a caminar, no podía parar de


llorar.

Qué falta me hacía un abrazo de Pablo, que daría por tenerlo a mi lado
en este momento, tan doloroso para mí y también para él.

Caminé unas cuadras por una calle de tierra que iba hasta el río, ya me
había dicho María Marta, por dónde ir y que era un lugar hermoso.

Al llegar al río, caminé un poco bordeándolo, una cuadra o más quizás,


y sobre una piedra a la orilla del río, me senté a llorar sola.

No sé cuánto tiempo estuve ahí, no podía dejar de pensar, en todo lo


que había sido mi vida en los últimos tiempos, mis alegrías, mis
tristezas, mis dolores, mis errores y por sobre todo mi soledad.
Lloré por mi hijo perdido, lloré por mí y lloré por haber perdido a Pablo.
En un momento, absorta como estaba en mis pensamientos, con la
mirada en ningún lugar, escuché un ruido a unos metros, y al mirar hacia
el lugar de dónde vino el ruido, lo vi!
Creí que mi subconsciente, me estaba jugando una mala pasada, y me
explotaron las lágrimas, lo miré fijamente caminar hacia mí, me quedé
quieta, como congelada, no podía moverme, cuando se acercó tan solo
a dos o tres pasos, me pude parar, se subió a la enorme piedra en la
que yo estaba, y parado frente a mí me dijo:

-PABLO: Hoy necesitaba abrazarte y que lloremos juntos.


Y sin decirnos nada más, nos fundimos en el abrazo más deseado, el
que más necesitaba, el que más esperaba.
Sentirme entre sus brazos, fue lo mejor qué me podía pasar en este día.

Lloramos los dos, abrazados y en silencio, no hacían falta las palabras.

No sé cuánto tiempo estuvimos así, con mi cabeza apoyada en su


pecho y sus brazos rodeándome, en un momento, enderece mi cabeza
y lo miré a los ojos, tiernamente, con sus dedos, aparto los cabellos que
cubrían mi cara, y con sus pulgares, secó suavemente mis lágrimas,
nos miramos a los ojos, nuestras bocas se juntaron en un suave y corto
beso y nos volvimos a abrazar.
386

-PABLO: Necesitaba esto! No puedo explicarte cuánto!

Y por primera vez desde que lo tenía frente a mí, pude decir algo.

-PATRICIA: Es el abrazo qué más necesité en mi vida!


Me ayudó a bajar de la piedra y volvimos caminando abrazados hasta
la casa, en silencio, llorando los dos.
Entramos a la casa y nos sentamos en el sillón, seguimos abrazados un
buen rato, sin decirnos nada, mis lágrimas pararon de brotar por un
momento y le pregunte:

-PATRICIA: ¿Cómo sabías que estaba acá?

-PABLO: María Marta, siempre María Marta!

-PATRICIA: ¿Te llamó?


-PABLO: En realidad, yo la llamé ayer y le pedí de encontrarnos, y como
si supiera lo que le quería decir, después de un rato de charla, sacó un
planito con las indicaciones para llegar hasta acá y un juego de llaves
de la casa, por las dudas, me dijo.

-PATRICIA: ¿Por qué querías verme?


-PABLO: Porque hoy necesitaba tu abrazo y poder llorar con vos, no sé
qué pasará mañana, pero hoy lo necesitaba!
-PATRICIA: Yo también, era lo que más necesitaba! Gracias por venirte
hasta acá!

-PABLO: Por este abrazo, hubiera ido hasta el fin del mundo!

-PATRICIA: ¿Hasta cuándo te quedás?

-PABLO: No lo sé, pensé en volverme mañana por la mañana.


-PATRICIA: ¿No te querés quedar hasta el domingo y volvemos juntos?

-PABLO: Por mí encantado, pero no sabía sí vos preferías quedarte


sola.
-PATRICIA: Me encantaría que te quedes y qué podamos hablar.
387

-PABLO: Por supuesto, creo que es lo que nos debemos desde hace
tiempo.

-PATRICIA: Pero dejemos eso para mañana, hoy necesito este abrazo,
y pasar este día de dolor a tu lado. Sé que también es doloroso para
vos, y no encuentro mejor manera de recordar lo que nos pasó.
-PABLO: ¿Sabes una cosa?

-PATRICIA: ¿Qué cosa?

-PABLO: Debajo del tatuaje del angelito, me tatué la fecha, para que
nuestro angelito sepa, qué siempre estará conmigo.

-PATRICIA: Tenés razón, cuando vuelva me voy a tatuar también las


dos fechas.
Pasado el mediodía, Pablo preparó una ensalada con lo que había
comprado, después salimos a caminar y volvimos al río, nos sentamos
en la misma piedra y estuvimos ahí toda la tarde, hablando imaginando
lo que hubiera sido nuestra vida si nuestro angelito estuviera con
nosotros.

Cuando empezaba a caer el sol, decidimos volver a la casa, Pablo salió


a hacer unas compras, mientras yo me daba un baño.
Mientras yo preparaba la cena, él se fue a bañar, y cuándo salió
terminamos de preparar la comida entre los dos.

Cenamos charlando cosas del trabajo, y ahí me enteré qué se había


hecho cargo de la empresa por eso había tenido que viajar, varias veces
a Buenos Aires.
Llegó la hora de dormir, y Pablo me dijo:

-PABLO: Vos dormí en la cama y yo duermo acá en el sillón.

-PATRICIA: Por favor, dormí conmigo esta noche!


-PABLO: ¿Segura?

-PATRICIA: Por supuesto, necesito dormirme abrazada a vos!


388

Nos fuimos a acostar, dormí con la remera que tenía puesta y Pablo con
bóxer y una remera.

No estaba yo como para que pasara algo más entre nosotros, no era el
día, y Pablo lo entendió sin que le dijera nada.

Nos acostamos y me abrazó, no pudimos evitar las lágrimas, fue una


situación muy movilizante para mí, sentir su abrazo en este día, y por
supuesto, volverlo a sentir pegado a mí, después de tanto tiempo.

A la mañana siguiente, al abrir los ojos, me encontré con Pablo


mirándome, sentado en la cama y con una bandeja con el desayuno.

-PABLO: Cuanto extrañaba esto!

-PATRICIA: ¿Traerme el desayuno o amanecer juntos?


-PABLO: Las dos cosas!
Desayunamos los dos sentados en la cama, el día estaba lindo y
decidimos salir a caminar.

Los dos estuvimos de acuerdo en volver al río.

Preparamos el mate, unos sándwiches, algunas frutas y nos fuimos


caminando.
Llegamos a la piedra del día anterior y nos sentamos a conversar.
Sabía que hablar sobre nosotros no sería para mí nada fácil, tenerlo allí
adelante, me hizo pensar irremediablemente en lo hecho aquella vez
con Carlos y con Clara y la noche en casa de Román. A pesar de seguir
amándolo, había estado por distintas razones con otras personas.

Con Clara y con Carlos por esas tentaciones que no supe frenar,y con
Román, creo que porque me sentía sola y cedí en un momento de
debilidad, sin mediar las consecuencias, quizás intentando olvidarme de
Pablo. Con todo ese bagaje de desaciertos, así tenía que enfrentarlo
para tratar de seguir adelante, sin ninguna certeza sobre sus
sentimientos.

Nos sentamos en la misma piedra y nos pusimos a conversar.


389

-PATRICIA: Amor, te lo digo así, porque así lo siento, porque nunca dejé
de amarte, a pesar de mis errores, lo sigo sintiendo así.

-PABLO: Yo siento lo mismo, te podría asegurar, que nunca dejé, ni


nunca dejaré de amarte, mi vida en estos últimos tiempos, es un gran
vacío.
-PATRICIA: Aunque no lo hayas podido ver ni sentir, nunca deje de
extrañarte, de pensarte, pero tengo que decirte algunas cosas que
quiero que sepas, no sé qué pueda pasar después de esta
conversación, pero te voy a contar lo que vengo pensando en este
tiempo que no hemos estado juntos.

-PABLO: Por favor, digámonos todo cuanto tengamos para decirnos,


creo que es la única forma de seguir adelante.
-PATRICIA: Quizás haya cosas que te cueste entender, porque hasta a
mí me cuesta entenderlas, pero voy a empezar por el principio.

Maldigo cada día el haber aceptado ser secretaria en el sindicato, ahí


es donde comenzó todo, las mentiras, los ocultamientos, las fiestas, la
ropa, tantas cosas que nunca había vivido y que no supe manejar, me
dejé llevar por todo aquello, por Clara y sus juegos y viéndolo a la
distancia, también por Carlos, por esas atenciones que no rechacé y
terminé entrando en su juego.

No me va a alcanzar la vida para pedirte perdón por todo aquello, por


dejarte solo, fui tan egoísta, siento que en ese momento no pensé en
vos, perdón Pablo, no sé si algún día podrás perdonarme!
También tengo que decirte algo que te lo tendría que haber dicho hace
mucho tiempo, pero cuando te conté que estaba embarazada, al verte
tan feliz no tuve el valor y es una espina que llevo clavada.

-PABLO: Creo saberlo!

-PATRICIA: Cuando supe que estaba embarazada, me llené de


angustia, en ese momento tuve la duda sobre quién de los dos era el
padre de ese hijo que estaba esperando, había tenido relaciones con
los dos.
-PABLO: Supuse que era eso!
390

-PATRICIA: Tuve que hablar con Carlos en ese momento, no sabía qué
hacer, iba decidida a hacer una prueba de paternidad, pero cuando le
conté que estaba embarazada, me dijo que el hijo era tuyo, que él, años
atrás había decidido no tener hijos y se había hecho la vasectomía. Pero
de todas formas te lo tendría que haber contado en ese momento.
-PABLO: Cuando me contaste del embarazo, ¿Creés que no tuve esa
duda? Claro que la tuve, pero inmediatamente pensé que a pesar de
todo lo que había pasado, no te creí capaz de decirme que iba a ser
padre de tu hijo, si no estabas segura de que era mío.

-PATRICIA: Me arrepiento de tantas cosas…! Tantas cosas hice mal…,


tantas veces no pensé en vos…., cuantas veces solo lo hice en mí…
Y cuando volvimos a estar juntos después de la internación, aunque
estaba mejor, tenía muchas cosas en mi cabeza y no podía resolverlas,
la que más me afectó, fue no poder volver a conectarme con vos y sobre
todo no poder volver a hacer el amor. Me hizo pensar, me hizo
preocuparme y creer que ya no podría, es por eso que necesité aclarar
lo que me estaba pasando y la forma que encontré fue distanciándome
de vos. Quiero que sepas que plantearte esa distancia, no tuvo otra
razón que tratar de encontrar eso que siempre me unió a vos y que en
ese momento no encontraba.

Ese hombre que escuchaste aquel día, fue en gran parte, quien me hizo
ver muchas de las cosas que me estaban pasando desde otro lado,
haciendo que pueda sacarme la culpa que sentía por muchas de las
cosas que me estaba sintiendo. Quizás no haga falta que te lo diga, pero
con él no paso nada más allá qué conversaciones sobre mí y sobre
cómo me sentía.
Cuando volví a Mar del Plata, creí que podríamos volver a estar juntos,
sentí que había podido resolver muchas de las cosas que me
atormentaban, pero me encontré que estabas en Buenos Aires, leyendo
tu carta, que llevo siempre conmigo, ese mismo día decidí ir a buscarte.
No sabía dónde estabas viviendo, pero vi en la página web de la
empresa, la dirección de la oficina, y te esperé en la puerta, pero cuando
saliste ese día, el mundo se me vino abajo, una mujer te esperaba y al
verlos abrazarse, e irse abrazados, pensé que ya todo estaba perdido
para mí y pensé que sería lo mejor para vos, estar con una mujer que
te diera lo que yo no supe darte.
391

Sin saber si entre vos y esa mujer pasaba algo, volví al día siguiente, y
me animé a subir a verte, pero ese día ya te habías ido, y sin poder verte
ni saber qué pasaba, decidí no insistir y volver para Mar del Plata.
Después de eso, me enojé, me enojé conmigo, me enojé con la vida,
me enojé con mi suerte, me enojé por dejarte solo, y me enojé con vos,
sentí en ese momento, que no me habías esperado, como que tu vida
seguía adelante sin mí. Y me sentí muy mal, y tuve que tratar de
imaginarme una vida distinta, una vida sola.
-PABLO: Respecto de esa mujer con la que me viste, la conocí una
noche en un bar por casualidad en mis primeros días en Buenos Aires.
Esa noche, a ella la había plantado una amiga y yo tomaba solo una
cerveza.
En un primer momento, creí que se había acercado a mí, buscando un
hombre para pasar la noche, pero nunca dijo ni insinuó nada, solo
charlamos, después de un rato de hablar, me di cuenta que estaba tan
sola como yo.

Hablamos largo rato, y luego la llevé a la casa. Después nos vimos otra
vez y fue entonces, cuando a través de la inmobiliaria en la que trabaja,
alquilé el departamento donde viví en Buenos Aires.
Solo y en Buenos Aires, con la única persona que pude hablar fue con
ella, me contó de su vida y yo le conté de la mía, a pesar de que hace
poco tiempo que la conozco, la podría considerar una amiga, pude
entenderla y ella a mí.
No era mi intención, ni estaba en mis planes, pero los últimos días que
estuve en Buenos Aires, dormí con ella, la situación solo se dio y
terminamos en su cama. Después de esa vez, necesité que entienda,
que no tenía nada para ofrecerle, más que hacernos compañía esa
noche.
Cuando volví a Mar del Plata, necesitaba aunque sea verte y estuve un
par de días frente al jardín, a la hora de la salida. En esas tres veces, vi
que te ibas con un hombre y una niña que supuse su hija. En ese
momento sentí que nuestras vidas estaban tomando caminos
diferentes.
392

-PATRICIA: A ese hombre lo conozco desde hace mucho tiempo,


incluso antes de conocerte, es del grupo de amigos de Valeria, y en su
cumpleaños nos volvimos a encontrar, hablando me contó que su
pequeña hija, comenzaba el jardín ese año y justamente en mi jardín,
por ende yo sería la maestra de su hija. Él la retira todos los mediodías
y la lleva a casa de su ex suegra, y de camino me dejaba en casa.

Viéndonos todos los días y hablando de nuestras cosas, entramos en


confianza y en una de las cenas con Valeria y los amigos, que fue en su
casa, algo bebida y después de unas pitadas a un porro, intentó
llevarme a la cama. No me voy a justificar, yo misma llegué a esa
situación, quizás intentando olvidarte, pero resultó que ni siquiera dejé
que me toque. Ya no quise estar más en su casa y tuve que volver en
un taxi. A partir de ese día, solo soy la maestra de su hija, ni siquiera
quise volver a verlo a la hora de la salida.

-PABLO: En la oficina de Buenos Aires, en este momento, trabajan tres


chicas, Emilia que hace las veces de administrativa, Antonella, que es
contadora y la última en ingresar, y Florencia que es abogada y tiene un
niño de tres años.

Una mañana mientras estábamos trabajando llamaron del jardín de su


hijo, diciéndole que el pequeño no se encontraba bien, la vi nerviosa y
alterada y decidí llevarla al jardín a buscar a su pequeño, de allí la llevé
a un médico y luego a su casa.
Días después, en agradecimiento, me invitó a cenar y después de varias
cervezas y algunos whiskys, terminé también en su cama. No puedo
decirte qué con esas mujeres no lo pasé bien, pero después de hacerlo,
me sentía tan vacío como antes, fueron solo ratos de sensaciones, pero
sin sentimientos. Fueron solo sensaciones para el cuerpo, pero nada
para el alma.

Después por esas casualidades que tiene la vida, una noche que salí
tarde de la empresa, buscaba un lugar para cenar, pase por un
restaurante y te pude ver cenando con un hombre, no sé porqué, pero
volví y lo reconocí por haber visto fotos suyas, me di cuenta que era
Mariano, y pude ver cómo te tomaba de la mano. Como un tarado me
quedé sentado en el auto hasta que salieron, y los seguí hasta tu casa
dónde los vi entrar. No te voy a mentir, me fui a casa llorando y sentí
que lo nuestro ya no tenía solución.
393

-PATRICIA: Con Mariano nos encontramos por casualidad un día en la


calle, no lo había vuelto a ver desde que nos habíamos separado, y
necesitaba hablar con él sobre lo que había pasado, sentía que le debía
una explicación.

Nos encontramos en un café y necesité pedirle perdón, por no haber


podido en ese momento, hacer nada por nuestra relación. Ese día que
nos viste, me había invitado a cenar, me contó que tiene un hijo, qué
está separado y que nunca dejó de quererme, yo le dije que no podía
corresponder ese sentimiento, le conté de vos y de cómo estaba nuestra
situación. Días antes ordenando el placard, había encontrado unas fotos
suyas de cuando era niño y adolescente, esa noche me había olvidado
de llevarlas, y cuando me llevó a casa le dije que subiera para dárselas,
tomamos un café y charlamos otro rato y luego se fue a su casa. Desde
ese día no he vuelto a verlo, aunque me preguntó si de vez en cuando,
me puede mandar algún mensaje para saber cómo ando, por supuesto
le dije que sí, es un buen hombre, y aunque hace tiempo estuve
enamorada de él, sé que no tiene otras intenciones.
Llevábamos horas hablando, a pesar de sincerarme con él por todo lo
que había estado haciendo y viviendo, me sentía tranquila, relajada,
podía sentirme entendida por Pablo, y aunque no me hiciera gracia que
se haya acostado con esas mujeres, también pude entenderlo, se sentía
tan solo y vacío como yo, el sincerarme, me dio tranquilidad de no
haberle ocultado nada más, pero no me auguraba un futuro a su lado, y
lo entendía…
394

Lo que iba a hacer el fin de semana más triste, terminaron siendo tres
días en los que me volví a sentir contenida y querida.

No podía tomar real dimensión del impacto que generarían en Pablo,


todas las cosas que le había contado, sobre lo que había hecho y con
las personas que había terminado en la cama. Sí bien durante este
tiempo, él también estuvo con otras mujeres, no sabía en qué
condiciones había quedado nuestra relación, y eso mi género muchas
dudas, no sabía si era el momento de plantearle el volver a intentarlo,
yo lo deseaba, pero no sé él.

Decidí esperar sus reacciones, pero podía ver en su mirada, que no


había rencor o decepción hacia mí, quizás como nos había pasado en
las anteriores infidelidades, nos sentíamos tranquilos después de
habernos dicho todo, y quizás exista la posibilidad de plantear un nuevo
comienzo, dejando atrás todo lo vivido, sería lo deseado para mí.

Despertar ese lunes en casa con él y volver a desayunar juntos, me


lleno de ilusión, me levanté contenta, y cuando me dejó en el jardín, le
agradecí con un beso en la boca.
No quedamos en nada para la tarde cuando el saliera del trabajo,
esperaría ver su intenciones y sus deseos de verme y estar conmigo.
Volví del jardín caminando como todos los días, antes de llegar a casa,
compré lo necesario para hacer una torta y esperarlo, no sabía si
vendría, pero de todas formas lo esperaría.
Como a las cinco de la tarde, me llegó un mensaje suyo, diciéndome
que no me había hablado antes, por si estaba durmiendo una siesta. No
me pude aguantar y le pregunté si quería pasar por casa a tomar unos
mates. Creo que no esperaba la invitación y me dijo que necesitaba ir a
su casa. No quise insistirle, no sabía cómo estaría procesando lo que
habíamos hablado el fin de semana.
Me puse a pensar en cómo actuaría yo en su lugar, y creo que la
inseguridad de volver a intentarlo, de volver a confiar, de volver a estar
con alguien que le había hecho tanto mal, no sería una decisión fácil de
tomar, como dice el dicho, el que se quema con leche ve una vaca y
llora.
395

Pasaron varios días en que solo cruzamos mensajes, recién el viernes


me mandó un mensaje para saber si estaba en casa, para pasar a tomar
unos mates, le dije que sí y a eso de las cinco tocó el timbre
Al abrir la puerta, me lo encontré con ese traje y corbata qué le quedan
tan lindo.
Y como haciéndole una escena de celos pero en broma, le dije:

-PATRICIA: ¿Siempre vas tan bonito a trabajar? Me imagino cómo debe


suspirar el personal femenino de la empresa!

-PABLO: En realidad, no siempre, pasa que hoy tenía una reunión


importante!

-PATRICIA: Con alguna mujer seguro!


-PABLO: Así es, con una mujer que me esperaba con unos ricos mates!
-PATRICIA: Mentiroso!

Y riéndome como hacía tiempo no lo hacía, pasamos al estar y nos


sentamos a tomar unos mates con la torta que había hecho.

-PABLO: Tengo que contarte dos cosas, el miércoles tengo que viajar a
Buenos Aires, y la segunda, que esta noche tengo una cena con un
cliente.
-PATRICIA: ¿Si? ¿Y cuándo volvés?
-PABLO: De Buenos Aires, el jueves por la tarde, y de la cena, no sé si
volveré, depende!

-PATRICIA: ¿Va a terminar muy tarde? ¿De qué depende?

-PABLO: Supongo que no muy tarde, y depende, porque no sé si esta


mujer me dejará volver!

-PATRICIA: ¿Qué mujer?

-PABLO: La que me esperó con torta hoy a la tarde!


Y dándole un golpe en el brazo, por la broma, nos reímos los dos.
396

-PATRICIA: Vas a tener que estar atento, quizás mientras estés


cenando esa mujer te avise si podes volver.

-PABLO: Esperaré su llamado entonces!


Que podía decirle, tantas veces había viajado o había salido yo, y él me
había tenido que esperar.
Tomamos unos mates, charlamos un rato y cerca de las ocho y media,
se fue para la cena.

A los cinco minutos, le mandé un mensaje, "Si el señor de traje, vuelve


con helado de dulce de leche y chocolate, será bienvenido”

-PABLO: Perfecto!

La situación en qué nos encontrábamos, me ilusionaba, podía ver qué


en cada propuesta que yo le hacía el la aceptaba con una sonrisa.
Me quedé en el sillón mirando un capítulo de una serie.

Pasadas las once de la noche, sonó el timbre y le abrí, cuando abrí la


puerta del departamento, estaba el bonito en su traje, una sonrisa y con
el helado en la mano. Le di un abrazo y un beso en los labios.
-PATRICIA: ¿Cómo estuvo la cena?
-PABLO: Muy bien, era una cena de cortesía, pero no comí postre,
porque me esperaba un helado en buena compañía!
Nos sentamos en el sillón con dos cucharas comiendo el helado
directamente del pote.

Después del helado tomamos un café y cerca de la una de la mañana,


se fue a su casa. Estuve tentada en decirle si quería quedarse, pero me
aguanté.

Mentiría si dijera que no tenía ganas de volver a dormir con él.

A la tarde, le mandé un mensaje invitándolo a cenar, sabía que viajaba


al otro día y quizás aceptaría, me dijo que sí, pero que se iría temprano.

Al llegar a casa por la tarde, decidí cocinarle un pastel de papas para la


cena, sé que le gusta.
397

Llegó a eso de las siete y media, y venía con cara de cansado, al otro
día, saldría muy temprano para Buenos Aires y le dije de cenar
temprano para que pudiera descansar.
Cenamos temprano y antes de las once de la noche se fue para su casa,
cada vez me costaba más dejarlo ir. Antes de irse mientras nos
saludábamos me dijo:

-PABLO: Pasado mañana a la tardecita, estoy de vuelta.

-PATRICIA: Buen viaje! Tené cuidado en la ruta!

Y con picardía le dije:

-PATRICIA: Y también tené cuidado en Buenos Aires! Avísame cuando


llegues, así me quedo tranquila
-PABLO: Tranquila! Resuelvo esos temas y vuelvo.
Nos despedimos con un beso en la boca y lo acompañé hasta la puerta.

Al día siguiente, pasadas las once, me llegó un mensaje de Pablo con


una foto suya entrando en el edificio de la oficina, cruzamos un par de
mensajes y me dijo que a la noche me llamaba.
Me fui para el jardín, no había vuelto a hablar con Román, pero después
de unos días sin contacto, ni siquiera para entregarle a Valentina a la
salida del jardín, me empezó a mandar mensajes, al principio solo
diciéndome que extrañaba nuestras charlas de los mediodías, que como
andaba, que como iban mis cosas, yo por no parecer una asquerosa, le
contestaba escuetamente y sin darle demasiadas respuestas a sus
preguntas, hasta que en un mensaje, que no respondí, me dijo “a ver
cuando terminamos lo que quedó pendiente aquella noche” y a partir de
allí, los mensajes iban por ese lado, decidí dejar de contestarle hasta
que luego de uno donde decía “¿Qué pasó, volviste con el cornudito que
ya no me das bola?” Después de ese mensaje lo bloqueé. ¿Qué le pasa
al pelotudo este? Y para colmo todos los días, va al jardín.
Una mañana al llegar al jardín decidí hablar con la directora y pedirle si
otra maestra o ella misma podían entregarle la niña al padre, por suerte
Isabel me dijo que sí, que ella se la entregaría.
398

Ese día al salir del jardín, había quedado en encontrarnos con María
Marta en el café de siempre a su salida del sindicato.

Hice tiempo en el café hasta que a las cuatro pasaditas, la vi entrar, nos
dimos un abrazo y nos sentamos.

-MARIA MARTA: Hola corazón! Tu cara me dice muchas cosas!


-PATRICIA: Hola Mary! Por eso quería verte!

De mi cartera saqué los dos juegos de llaves de la casita de Córdoba y


al verlos, me miró con una tierna sonrisa.

-MARIA MARTA: ¿Esto quiere decir que no volviste sola?

-PATRICIA: No Mary, estuvimos todo el fin de semana juntos y volvimos


juntos de Córdoba!
-MARIA MARTA: No sabés cuanto me alegro! Contame!
-PATRICIA: Estaba sentada en una piedra en la orilla del rio, cuando de
repente se me apareció! No te puedo explicar! No sabía ni lo que sentía,
era un día triste pero de repente se me iluminó! Y le pedí que se quedara
conmigo y que volvamos juntos. Ese día casi no nos dijimos nada, pero
sentirme en sus brazos era lo único que necesitaba. Pero el sábado
tuvimos una larga charla, horas estuvimos hablando en el rio, le conté
todo, volvimos a hablar de mi tiempo en el sindicato, lo de Román y todo
lo que había estado sintiendo, incluso sobre la duda que tuve sobre
quien era el padre de mi hijo.
-MARIA MARTA: Hiciste muy bien!

-PATRICIA: Él me contó que en este tiempo también estuvo con un par


de mujeres, pero te juro que no le di importancia, lo importante para mí
era que en ese momento estuviera ahí conmigo, que haya hecho tantos
kilómetros solo para abrazarme en ese día, me llenó el corazón!
-MARIA MARTA: Cuando me llamó, ya sabía que era para verte, y
estaba segura que se iría hasta Córdoba, por eso le traje las llaves y el
plano para llegar.
-PATRICIA: Me parece que vos nos conocés más a nosotros dos, que
nosotros mismos!
399

-MARIA MARTA: Es que no lo pueden ocultar! Se les note a kilómetros


que se quieren y que se mueren por estar juntos! Pero contame como
están las cosas después de volver!
-PATRICIA: Desde que nos encontramos, estuve tentada en decirle que
se quedara a dormir conmigo, pero no me animé, las veces que nos
vimos, se volvió a su casa.

-MARIA MARTA: Tranquila, ya va a pasar! No lo pueden negar, los dos


quieren volver a estar juntos, y más temprano que tarde llegará ese
momento!

Hablamos largo rato con María Marta y a eso de las seis de la tarde me
fui para casa.
Me estaba preparando unos mates, cuando sonó mi teléfono. Era
Valeria que quería verme y me dijo de encontrarnos un rato después en
una cervecería para tomar algo y cenar. Le dije que si, también yo quería
verla y contarle como estaban las cosas, aunque no me aguanté y le di
un adelanto.

Antes de salir de casa, le mandé un mensaje a Pablo diciéndole que


iríamos con Valeria a tomar una cerveza, me contestó que le avisara al
volver para quedarse tranquilo.
Nos encontramos a las ocho y media en calle Olavarría, buscamos la
cervecería y entramos, las mesas estaban todas ocupadas y decidimos
sentarnos en la barra a tomar una cerveza hasta que alguna se
desocupara. Le fui contando todo lo que veía pasando con Pablo y
también le conté las boludeces que había hecho Román y que lo había
terminado bloqueando.

Me dijo que últimamente estaba hecho un boludo y que en la última


juntada con los amigos, no lo habían invitado.

-VALERIA: No estoy segura, no lo podría confirmar, pero la última vez


que lo vi, me pareció que iba colocado, según él, hacía tiempo que no
se drogaba, pero me pareció que había vuelto.

Seguimos charlando mientras esperábamos una mesa, después de la


segunda cerveza, Valeria me dijo que iba al baño, y yo la esperé en la
barra para no perder el lugar.
400

Me saqué una selfie en la barra y se la mandé a Pablo, diciéndole que


Valeria había ido al baño, su respuesta fue, “Pasalo lindo, un beso a
Valeria”
En un momento en que me encontraba mirando el movimiento sin mirar
nada en particular, alguien se sentó a mi lado en el lugar de Valeria, y
cuando le iba a decir que estaba ocupado, al levantar la vista me
encontré con Román, que mirándome con gesto serio, me dijo:

-ROMAN: ¿Qué pasa nena, me bloqueaste?

Y sin siquiera darme tiempo a nada, me tomó con ambas manos de la


cabeza y me estampó un beso en la boca, pude sentir su lengua
buscando mi boca y tratando de soltarme, forcejeé hasta que me soltó.
-PATRICIA: ¿Qué hacés tarado?!!!
-ROMAN: ¿Volviste con el cornudo y me bloqueaste?

No terminó de decir eso cuando le di vuelta la cara de un cachetazo,


justo en el momento que Valeria volvía del baño.
-VALERIA: ¿Qué hacés Román? Andate de acá desubicado!

Me tenía agarrada de la muñeca y le volví a dar otro sopapo con la otra


mano, en el momento que dos hombres de la seguridad del local se
acercaron. En ese momento, me soltó.
-PATRICIA: Me tocás otra vez y te denuncio!

Los dos hombres lo acompañaron a la salida y lo obligaron a retirarse.

Me quedé muy nerviosa, Valeria me abrazó y lo llamó a Facundo para


que nos viniera a buscar.

Casi media hora después, entró Facundo y después de contarle lo


sucedido, nos dijo:

-FACUNDO: Volvió a las drogas el pelotudo! Vamos que nos vamos de


acá!

Me llevaron hasta casa, y se quedaron un rato conmigo. Eran cerca de


las doce de la noche cuando le mandé un mensaje a Pablo diciéndole
401

que ya estaba en casa. Esperé que Pablo me contestara o me llamara


para contarle lo que había pasado. Después de casi media hora sin
recibir respuesta, marqué su número, pero no atendió mi llamado. Le
dejé otro mensaje pensando que ya estaría dormido y no había
escuchado el teléfono.
Me dormí preocupada, por lo que pasó en la cervecería y por no tener
respuesta de Pablo.

Me desperté a la mañana siguiente y no había respuesta. Me cambié y


antes de salir para el jardín le mandé un mensaje preguntándole si todo
estaba bien.

Más me preocupé porque llegué al jardín aún sin una respuesta suya.
Esa mañana miré mi teléfono a cada rato, a la hora de la salida, no
quería encontrarme con él, le conté a la directora lo que había pasado
la noche anterior, y fue ella quien entregó a Valentina.

Le agradecí y decidí no ir caminando a casa, por las dudas se le


ocurriera seguirme o algo así, me tomé ese día un taxi.

No sabía qué hacer y se me ocurrió llamar a su amigo Miguel, para


decirle que no tenía noticias de Pablo y tenía miedo que le hubiera
pasado algo.
Su respuesta me dejó helada, me dijo que hacía una hora más o menos
habían estado cruzando mensajes y que habían quedado en verse esa
nochecita para tomar una cerveza.

Seguía Pablo sin responderme, y ya me estaba desesperando, lo volví


a llamar y por fin me atendió.

-PATRICIA: Hola amor! Estaba preocupada! No sabía nada de vos y me


asusté!
-PABLO: No pasó nada! En un rato ya vuelvo!

-PATRICIA: ¿Vas a venir a casa cuando llegues?

-PABLO: Me voy a encontrar con Miguel que necesito hablar algo con
él y después voy!
402

-PATRICIA: Por favor, vení pronto! Necesito contarte algo!

-PABLO: Me contás cuando llego!

-PATRICIA: Te espero!
Me desconcertó el tono de la llamada y me quedé preocupada, había
sonado distante y no entendía por qué.
¿Qué pasó? ¿Qué había cambiado en tan solo un par de días? ¿Acaso
alguna de las mujeres de Buenos Aires? Pensar eso me entristeció
hasta las lágrimas…
403

La situación de anoche con Román, me había dejado muy mal, estaba


deseando que llegara Pablo de Buenos Aires, necesitaba contárselo y
que entendiera que yo no había hecho nada para que eso pasara. Solo
deseaba qué Pablo no pensara otra cosa.

Cuando me avisó que venía para casa, estaba nerviosa y ansiosa,


cuándo tocó el timbre, le abrí y lo fui a esperar a la salida del ascensor,
llorando lo abracé con todas las ganas y entramos a casa, le expliqué
todo lo que había pasado y me sorprendió que él ya lo supiera, el
enfermo de Román le había mandado una foto de ese beso. Por suerte
Pablo entendió que yo no había hecho nada para provocar esa
situación, y que por suerte estaba Valeria en ese momento.
Después me di cuenta que quería cambiar de tema y me dijo de ir a
cenar, yo no tenía muchas ganas de salir, pero decidí que era lo mejor
para pasar ese mal trago.

En la cena en el puerto, me pude tranquilizar y dejar eso de lado.


Durante la cena, Pablo me contó que había cenado con Mariana, su
amiga de Buenos Aires, con la que se había acostado, no me enrosqué
en pensar otra cosa, sí Pablo la consideraba una amiga y encima me
quería conocer, me quedaba claro, qué Pablo ya no me quería ocultar
más nada, y que sin lugar a duda, la compañía de esa mujer, lo había
sostenido mientras estaba solo.
Después de la cena volvimos a casa, le pedí que se quedara en casa y
nos dormimos abrazados.
La verdad es que ya estaba deseando, que trajera todas sus cosas, que
dejara ese departamento y se volviera a vivir a casa, que nos
compartiéramos por completo, ya quería que se sienta de nuevo

en su casa, pero no quería apresurara nada, que lo decidiera cuando


así lo sienta, mientras tanto, disfrutaba de él, las veces que estaba en
casa, me sentía como de novios.

El viernes llegó más temprano que otros días y me puso más contenta,
cuando me dijo que ya no volvía a la empresa.
-PABLO: Tuve un encuentro con don Mario que me quería comentar
unas cosas de la empresa y de ahí ya me vine!
404

-PATRICIA: Qué bueno!

-PABLO: Al mediodía antes de encontrarme con don Mario, ¿sabés con


quien me encontré?
-PATRICIA: No amor, ¿con quién?

-PABLO: Con Román!


-PATRICIA: ¿Cómo? ¿Dónde amor?

-PABLO: No te quise decir nada que estaba ahí, lo esperé a la salida el


jardín cuando fue a buscar a su hija, lo seguí hasta que la dejó y
después cuando iba supongo que a su trabajo.

-PATRICIA: Ay amor, tengo miedo de que te haga algo!

-PABLO: Quedate tranquila que ese no me puede hacer nada! Es un


tremendo cagón!
-PATRICIA: ¿Qué pasó?

-PABLO: Tuvimos una pequeña conversación, va! En realidad hablé yo,


él no pudo del cagazo que tenía! Cuando lo agarré del cuello se puso
blanco y pensé que se iba a mear del pánico que tenía, y le advertí que
ni se le ocurra hablarte, contactarte, mandarte mensajes, acercarse a
vos, ni siquiera mirarte! Si se le ocurre algo de eso, le dije que la próxima
vez no hablo, directamente le despego la cabeza del cuerpo!
-PATRICIA: Ay amor! No quiero que tengas problemas con ese tipo!
Todo por culpa mía!

Y abrazándola le dije:

-PABLO: Tranquila que no vamos a tener más problemas con ese tipo,
ni vos ni yo!

Preparé unos mates y nos sentamos en el sillón a tomarlos con unas


galletitas, hablamos de lo que había sido nuestro día y se me ocurrió
preguntarle qué haría el fin de semana.
405

No veía la hora de volver a hacer el amor con él, desde hace días lo
venia deseando, incluso en un par de ocasiones, al darme cuenta de
sus erecciones, me tuve que contener para no buscarlo.
Nuestro último encuentro antes de nuestra distancia, había sido un
desastre, en ese momento no podía, no me salía, pero en estos últimos
días lo estaba deseando ardientemente.

Supongo que Pablo no querrá acelerar las cosas y por temor a que nos
vuelva a pasar lo de aquella vez, estará dejando pasar el tiempo hasta
que volvamos a relajarnos y conectar.

Esa noche salimos a tomarnos unas cervezas, decidí ponerme algo más
provocativa, como para mostrarle que me iba soltando y que nuestra
vida de a poco volvía a la normalidad.
Por supuesto la pasamos muy bien, como hacía mucho no lo hacíamos,
hablamos mucho y me reí mucho, me sentía feliz.

Nos tomamos tres cervezas cada uno y cuando salimos cerca de la una
de la mañana, yo estaba bastante mareadita.

Caminamos hasta el auto y cuando faltaban unos metros para llegar, se


detuvo, me tomó de la cintura, me acercó a él y me besó, suave, lento,
tímidamente su lengua buscó mi boca y la encontró, la entreabrí y
nuestras lenguas se encontraron. Inmediatamente sentí la humedad en
mi entrepierna, quería que siguiera, que no dejara de besarme y
abrazarme.

Después de ese beso tan apasionado, subimos al auto. En el trayecto a


casa, apoyé mi cabeza en su hombro y el pasó su brazo por sobre los
míos para abrazarme.

Así llegamos hasta casa, entramos y subimos al ascensor, y dentro me


volvió a besar.

Entramos en casa y nos seguimos besando en el estar.


En un momento dejó de besarme y mirándome a los ojos, su mirada me
lo dijo todo, bajé mis parpados en señal de afirmación y separándose
de mí, comenzó a desprenderme la camisa, mi respiración se agitó y el
corazón se me aceleró. Me la sacó muy delicadamente y me volvió a
406

besar. Después fue el turno de la pollera, la desprendió y cayó al piso.


Me volvió a besar y esta vez fui yo la que desprendió su camisa y la
sacó.
Nos volvimos a besar, me sentía totalmente mojada y mis pezones
estaban duros.
Después fue el turno de su pantalón, desabroché el cinturón y todos los
botones, metí mis manos dentro, se lo bajé, quedando hecho un boyo
en sus tobillos, con sus pies sacó sus zapatillas y pisando del pantalón
se lo quitó.

Su erección estaba en su máxima expresión, era imposible ocultarla


dentro del bóxer.
Nos volvimos a besar y nuestros cuerpos se juntaron y sentí sus manos
recorrer mi espalda con suaves caricias, para luego desprenderme el
corpiño. Me separé levemente de él para que pudiera quitármelo y
después de que lo hiciera mis tetas se encontraron con su pecho. Esa
sola sensación, sirvió para que me derritiera en sus brazos.

Me tomó por la cintura y las piernas, y alzándome, me llevó a nuestro


dormitorio.
Me recostó suavemente en la cama y recorrió mi cuerpo con su boca,
desde los pies hasta mi boca. Me volvió a besar apasionadamente y
volvió a bajar, esta vez para sacarme delicadamente la tanguita,
dejando al desnudo mi empapada entrepierna.

Volvió a subir besando mis piernas, y en el momento que posó su lengua


en mi conchita y la movió suavemente, tuve un orgasmo. Tomé su
cabeza con mis manos para que no se fuera de ahí, siguió en la labor y
momentos después tuve otro orgasmo, tuve que arquear mi cadera y
tensar las piernas durante los temblores.

Pablo se paró junto a la cama para quitarse el bóxer, en ese momento,


me enderecé, tome su pija con las dos manos, y mirándolo a los ojos,
me la metí en la boca. Primero solo el glande haciendo círculos con mi
lengua en él, después lo fui metiendo más y más, acariciando lo que no
me entraba en la boca con una mano y con la otra sus testículos. La
podía sentir latiendo dentro de mi boca, quería darle todo el placer del
que fuera capaz.
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Imaginé qué sin hacerlo por tanto tiempo, no duraría mucho, no


importaba, en ese momento sentí que teníamos todo el tiempo por
delante, y continuando con la mamada y las caricias, seguí hasta
hacerlo acabar en mi boca, ya me ocuparía después de que se volviera
a parar para poder sentirlo dentro mío.
Sus manos siguieron acariciando mi cabeza, podía sentir su amor en
cada caricia, se agachó y me volvió a besar apasionadamente, su
lengua invadió mi boca y no dejó lugar por recorrer.
No recostamos y para mí sorpresa, aún seguía empalmado.

-PATRICIA: Amor mío, quiero volver a sentirte dentro de mí! Necesito


volver a sentirte! Hace tiempo deseo este momento!
-PABLO: Tanto como yo, mi cielo! Tanto como yo!
Y sin decir más nada, lo sentí entrar, lento, suave, pero estaba ya todo
su sexo en el mío!

Cuándo entró por completo, me besó y empezó a bombearme,


despacio, salía y volvía a entrar profundamente, varias veces así y un
momento después comenzó a acelerar el ritmo, me estaba volviendo
loca, loca de placer, loca de amor por mi hombre.
Acaricié su espalda y mis manos bajaron hasta su culo para acompañar
las embestidas, que iban aumentando en velocidad e intensidad, sentía
llegar mi orgasmo, tensé un poco mis piernas y en el momento que sentí
que él acababa, explote en un orgasmo maravilloso, lo abracé y lo
apreté fuerte contra mi cuerpo.
-PABLO: No me sueltes nunca!

-PATRICIA: No mi cielo, nunca más!

Así abrazados cómo estábamos, nos quedamos dormidos.


No sé cuánto tiempo pasó, pero me desperté con la hermosa sensación
de su boca chupando mis tetas, al abrir los ojos, vi la luz del día. Ni quise
preguntarle qué hora era, no me importaba y no quería dejar de sentir
su lengua en mis pezones.
408

Mi mano derecha fue a mi entrepierna que ya se había vuelto a mojar,


la acaricié toda y luego mi dedo mayor fue a mi clítoris para darme
placer. Pablo se quedó mirándome, podía ver su erección y mi otra
mano, la fue a buscar. Se la empecé a pajear y él volvió a chupar mis
pezones.
Momentos después, su cuerpo ya estaba sobre el mío, buscando su
glande mi entrada, cuando la encontró, empezó una penetración suave
cuando la tuve toda adentro, extendiendo sus brazos al costado de mi
cuerpo para elevar el suyo, me miró a los ojos, y me dijo:

-PABLO: ¿Sabías vos todo lo que yo te amo?

-PATRICIA: Claro que sí! Tanto como te amo yo! Que boluda fui! Perdón
amor mío por todo lo que te hice!.
-PABLO: Shhhh!

Me besó y empezó un vaivén delicioso, minutos después, nuestros


orgasmos se pusieron de acuerdo, y nuestros gemidos se dejaron oír.
Qué plena y feliz me sentí! Quería que el tiempo no pasara, quería
quedarme así!
Nos relajamos un poco y le pregunté:
-PATRICIA: ¿Qué hora es amor?
-PABLO: Deben ser como las dos de la tarde!

-PATRICIA: Con razón tengo tanto hambre!

Se levantó y salió de la habitación, momentos después, volvió con una


bandeja con sándwiches de miga tostados, fruta, jugo de naranja y café.

-PATRICIA: ¿A qué hora te despertaste?

-PABLO: Como a las doce y media!

-PATRICIA: ¿Cómo está el día?


-PABLO: Cuando me levanté estaba lloviendo, y creo que sigue
lloviendo aún!
409

-PATRICIA: Qué lástima, ¿no?

-PABLO: Realmente, hoy no es un día para andar por la calle!

Después de ese desayuno o almuerzo o lo que fuera, nos quedamos


acostados, abrazados y escuchando la lluvia.

Un rato después, nos levantamos y nos bañamos juntos. Pablo me secó


el pelo y nos fuimos desnudos al sillón.

-PABLO: ¿Te dije alguna vez que sos la mujer más hermosa del
mundo?

-PATRICIA: No, nunca!

-PABLO: Entonces te lo digo, sos la mujer más hermosa del mundo!

Y nos volvimos a besar, ese beso me llegó hasta la entrepierna, qué se


volvió a mojar.
Me levanté y estire mi mano para que él la tomara.

-PATRICIA: Con esta lluvia no se puede salir!

Y mientras lo llevaba para la salita me iba diciendo:

-PABLO: Tenés razón! No se puede salir, pero se puede entrar!


Entramos a la salita, prendió una luz violeta y puso música suave.

-PATRICIA: Tenés razón! Entrá mi cielo! Entrá por donde quieras!


Nos acostamos en la cama de la salita y nuestros cuerpos se
entrelazaron, sus manos me recorrían, su boca me besaba, su lengua
me lamía, me recorrió por completo.

Me acosté boca abajo y su lengua fue desde mi nuca hasta mi culo, lo


besó, lo lamió, y elevando mis caderas, se lo ofrecí. Sentí su lengua en
mi esfínter y ya la quería adentro.

Jugó con su lengua, con sus dedos y ya estaba deseando que lo haga
también con su pija. Pude sentir un dedo jugar en mi recto, su otra mano
frotaba mi clítoris, todo aquello me tenía en el aire, luego fueron dos
dedos, y luego tres, ya quería sentirlo también en mi culito y se lo dije.
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-PATRICIA: Es solo tuyo mi amor! Necesito sentirte ahí también!

Se levantó un momento a buscar el lubricante, mi embadurnó a mí y


desparramó lubricante en su pija, sentí su glande en mi esfínter y me
relajé. Lo sentí entrar despacio, de a poco, podía sentir como se abría
pasó en mi interior, cómo lo sentía! Me quería entregar completamente
a él, que supiera y que sintiera que era completamente suya.

Sentí su cuerpo chocar contra mis nalgas y supe que ya estaba todo en
mi interior, el vaivén fue suave, acompañado de sus caricias en mi
conchita, acelero las embestidas y supe que estaba por acabar. Lo sentí
explotar en mi interior y momentos después tuve también mi orgasmo.

Se salió de mi interior muy delicadamente, se recostó a mi lado y mi


besó.
Nos volvimos a quedar dormidos, cuándo nos despertamos, ya no
entraba luz por la ventana.

Nos volvimos a duchar juntos y nos pusimos a pensar en algo para la


cena.

Con lo que había en la heladera, entre los dos preparamos unos


sándwiches y una ensalada. Nos sentamos en el sillón a cenar y nos
tomamos un par de cervezas.
Miramos una película y después nos fuimos a la cama.

-PABLO: ¿Sabés cuánto extrañaba tu cuerpo?


-PATRICIA: Y yo sentirte así! Nadie en este mundo me ha hecho sentir
lo que siento con vos!
-PABLO: ¿Puedo preguntar algo?

-PATRICIA: Por supuesto, lo que quieras! Nunca más te voy a ocultar


nada!
-PABLO: Yo no me imagino con otro hombre, pero si me preguntaran
tampoco te imaginaría con otra mujer

-PATRICIA: Te voy a ser plenamente sincera, desde que conocí a Clara


nos llevamos bien y después de un tiempo, ella siempre me decía que
411

tendría algo conmigo, yo siempre le esquivé a sus proposiciones,


aunque tenían cierto punto que me hacía ir más allá, pero también las
cosas que habíamos hecho me hacían sentir mal, porque las hacía a
espaldas tuya.

Después de lo que pasó, estuvimos un tiempo sin vernos ni hablar,


cuando me llamó diciéndome que estaba acá, yo en ese momento me
sentía bastante desorientada, sin saber que vendría de ahí en adelante
y enojada, estaba bastante enojada.
Cuando nos encontramos, hablamos mucho, de muchos temas y le
conté como estaban las cosas.

Después fuimos para casa y tuve que poner freno a sus avances ya no
quería volver a todo aquello.
-PABLO: Yo te quiero contar que con Mariana, surgió en uno de los
últimos días antes de volverme de Buenos Aires a vivir acá, la relación
que teníamos era como de amigos, hablábamos mucho, cenamos
muchas veces juntos, salíamos a pasear, tomábamos mate por las
tardes, ella siempre supo de vos y de lo que yo sentía y estaba pasando.

Ese día la había visto triste, bajoneada, cuando le pregunté me dijo que
era porque yo me volvía, que en el tiempo en que viví allá, no se había
sentido tan sola.

Cenamos, nos tomamos unas copas y juntamos nuestras soledades en


su cama. No te voy a mentir, como relación sexual estuvo bien, pero la
satisfacción fue solo para el cuerpo. Después de hacerlo, solo me sentí
aliviado sexualmente, pero en el fondo me seguía sintiendo solo.

Y con Florencia, pasó la noche que me invitó a cenar a su casa para


agradecerme por lo que había hecho por ella y por su hijo unos días
atrás.

Después de cenar y tomarnos varias cervezas, nos tomamos un par de


whiskys, y se dio, ese día estaba particularmente triste y creo que mi
cuerpo lo decidió por mí.

Tampoco te voy a mentir y decir que no fue placentero, porque lo fue,


pero al igual que con Mariana, era solo algo corporal, fueron momentos
en que dejé de pensar en cómo iba mi ida y me entregué a disfrutarlo.
412

-PATRICIA: Estoy segura que las dos la deben haber pasado muy bien
con vos, conociéndote y sabiendo como sos en la cama, siempre has
puesto por delante mi placer, siempre te has preocupado por hacerme
disfrutar y supongo que con ellas no has sido diferente.

-PABLO: Es que tu placer es el mío, si no puedo hacerte disfrutar, gozar,


sentir, siento que no estoy haciéndolo bien, para mi es más importante
tu placer que el mío, y es verdad también me preocupé por darles
placer. No me importa el título, ni alimentar mi ego, ni nada de eso, es
solo que me gusta entregarme.

-PATRICIA: Ya lo sé, y es lo que me enloquece de vos! Todo lo contrario


me pasó con el boludo de Román, me di cuenta que lo de llevarme los
mediodías era para hacerme el entre y conseguir llevarme a la cama,
pero me di cuenta la clase de hombre que es, un creído que se piensa
que es un galán y no tiene ni idea de lo que es tratar a una mujer, solo
le importó su ego, por eso es que no pude soportar que me tocara.
-PABLO: Un pobre boludo!

Charlamos un rato más, hasta quedarnos dormidos.

El domingo por la mañana, me despertó con el desayuno, en tan solo


un par de días me había vuelto a acostumbrar a ese mimo en las
mañanas.

Había parado de llover pero aún seguía nublado, me dijo de ir a almorzar


a algún lugar y le dije que sí.

Salimos sin un destino decidido y terminamos almorzando en un


restaurante de Sierra de los Padres.

A eso de las cuatro de la tarde, volvimos para Mar del Plata y fuimos a
tomar un café a un bar de calle Güemes. No quería que el fin de semana
se terminara, quería seguir pegada a él, al día siguiente, ambos
debíamos volver a trabajar.
Volvimos para casa después de tomarnos unas cervezas y picar algo
en una cervecería de calle Olavarría.

-PATRICIA: ¿Te quedás conmigo esta noche también?


-PABLO: Esta noche sí!
413

Su respuesta me dejó pensando pero no dije nada, que me dijera “esta


noche sí” quería decir que habría noches que no, y eso me entristeció
en parte, ya había creído que lo nuestro se había encausado a vivir
definitivamente juntos, me sentía como estando de novios y compartir
algunas noches y otras no. Decidí no decir nada y esperar a que se
decidiera, ¿Tendría dudas de volver conmigo?...
414

Desde esa tarde en que lo vi llegar con todas sus cosas, se me llenó el
corazón, sabía que eso significaba un nuevo comienzo, sabía que
estábamos listos para seguir adelante, que todo cuanto nos había
pasado, lo habíamos dejado en algún rincón de nuestro ser y volvíamos
a apostar por nuestro amor.
Pero lo que vino después, me sorprendió como nunca antes nada me
había sorprendido, que me propusiera casamiento me puso feliz, en
realidad, si no nos casamos me da igual, mientras estemos juntos, no
me importa el papel, pero lo entendí como una forma de volver a
comenzar y el deseo de comprometerse con nuestra relación.

Que además haya planeado un viaje para los dos, a Brasil, donde
siempre habíamos deseado ir y para rematarla, mostrarme ese terreno
en un barrio tan lindo, donde construiríamos nuestra casa, era mucho
más de lo que yo esperaba, de lo que merecía, ¿cómo pude ser tan
tarada?, volver a estar con él era todo cuanto pretendía, y ya no lo iba
a defraudar.

El viaje a Brasil fue una locura, no nos pudimos encontrar con Martina
por cuestiones de trabajo de ella y Felipe, ya tendríamos otra
oportunidad.

Esos días fueron muy intensos, en todo sentido, pero sobre todo en el
terreno sexual, hicimos el amor todos los días, en todos lados, en la
playa, en el auto, bajo la lluvia, en ese boliche donde hicimos locuras,
locuras impensadas, pero lo disfruté a tope, estaba tan compenetrada
con Pablo y me sentía tan unida a él, que cualquier cosa que hiciéramos
estaba bien.

Volvimos a Mar del Plata hablando sobre el casamiento, y días después


empezamos con el proyecto de nuestra casa. ¿Qué más le podía pedir
a la vida?

Me encontré con María Marta, quería compartir con ella como me estoy
sintiendo en este momento.

Salí del jardín y la esperé hasta la hora que salía del sindicato, nos
encontramos en el bar de siempre.
Al llegar la vi hablando con una mujer de más o menos su edad, al
acercarme me la presentó como Gloria.
415

-PATRICIA: Hola Mary! Cuantas ganas tenía de verte!

-MARIA MARTA: Yo también chiquita! Y de verte así de feliz! Se te nota


en la cara!
-PATRICIA: Estoy segura!

El abrazo fue interminable y mi agradecimiento infinito.


-MARIA MARTA: Con Gloria nos conocemos desde chicas, estuvo
viviendo unos años en un complejo de cabañas turísticas que
construyeron junto a su finado esposo cerca de La Lucila del Mar.

-GLORIA: Yo viví toda mi vida acá, pero ese era su sueño y fui tras él
para hacerlo juntos. Después de su muerte yo seguí sola un tiempo
más, pero sin él no era lo mismo, mi vida ahí ya no era mi vida.
-PATRICIA: ¿Te volviste para Mar de Plata y dejaste todo aquello?
-GLORIA: ¿Sabés como se llama el complejo? “Mi destino” idea de mi
marido y aun se sigue llamando así. Me costaba tomar la decisión de
dejar todo aquello, sobre todo por el esfuerzo que habíamos puesto,
hasta que hace un tiempo ya, fuera de temporada, vino un hombre solo
y estuvo casi un mes en el complejo, cuando lo vi llegar, algo me dijo
que ese hombre era el indicado, creo que ni él lo sabía en ese momento.
En tantos días que estuvo, hablamos muchas veces, me contó muchas
cosas de su vida, nació y vivió siempre en La Plata, incluso tenía allí un
buen trabajo. Le ofrecí dejarle el complejo y que me lo fuera pagando
de a poco y después de pensarlo unos días aceptó mi oferta y hoy son,
junto a su mujer, los dueños.
-MARIA MARTA: Fuimos una vez las dos un fin de semana, Gabriel y
Mora son los dueños que te contaba Gloria, dos divinos! Y el complejo
es hermoso. Por eso es que me encontré hoy con Gloria, ella habló con
Gabriel a pedido mío, para regalarles a vos y a Pablo, una semana en
ese complejo para cuando ustedes quieran.
-GLORIA: Todos los servicios pagos!

-PATRICIA: Ay Mary me tomás por sorpresa! Estoy re feliz, Te re


agradezco! Y también a vos Gloria!
416

-GLORIA: No hay nada que agradecer! Tenés razón María, esta chica
es un bombón! Ya nos encontraremos otro día para charlar las tres,
ahora las dejo para que puedan charlar. Es un gusto conocerte Patricia!
Si supieras las veces que María me ha hablado de vos!

-PATRICIA: Para mí también es un gusto conocerte! Y claro que ya nos


encontraremos las tres para charlar!

-GLORIA: Nos vemos chicas!

Y saludándonos a las dos con un beso y un abrazo, se fue y nosotras


nos volvimos a sentar.

-PATRICIA: Me pareció un amor Gloria!

-MARIA MARTA: Es adorable, no sabés lo que la extrañé ese tiempo


que estuvo en La Lucila! Y siempre tuvo esa virtud de ver en las
personas, lo que lo demás no podemos ver, esa especie de intuición,
de ver a la gente por dentro, no sé! Pero bueno! Ahora contame de vos!
Te veo resplandeciente!
-PATRICIA: Es que estoy en una nube Mary! Te juro que no entro en
mí, de tanta felicidad!
-MARIA MARTA: Cuanto me alegro! Contame del viaje!
-PATRICIA: El viaje estuvo estupendo! La pasamos maravillosamente
bien! Me da vergüenza darte demasiados detalles! Pero fue una locura!

-MARIA MARTA: Me imagino! Se la pasaron “dale que va” los quince


días!

-PATRICIA: No te voy a mentir! No perdonamos ni uno!

-MARIA MARTA: Cuanto me alegro por vos y por Pablo, siempre supe
que ustedes tenían que estar juntos, un amor así no se puede dejar
pasar!
-PATRICIA: Pero eso no es todo! Antes de irnos me propuso matrimonio
y además me llevó a ver un terreno donde vamos a construir nuestra
casa! Estoy más que feliz!
417

-MARIA MARTA: Te merecés esa felicidad! ¿Y ya tienen fecha para el


casamiento?

-PATRICIA: Seguramente a fines de enero o principio de febrero antes


de que empiecen las clases, no vamos a hacer demasiado festejo, solo
un almuerzo con la familia y los amigos, por supuesto que vos y
Armando están invitados!

-MARIA MARTA: No me lo perdería por nada del mundo! Y podés hablar


al complejo y después del casamiento irse con Pablo unos días!

-PATRICIA: Si! Estaría Buenísimo! Se lo voy a comentar a Pablo.

Charlamos como dos horas y después me volví para casa, al llegar


Pablo ya estaba con el mate preparado y le di los saludos que le había
mandado María Marta, le conté de Gloria y de los días en ese complejo
que nos regaló María Marta.

Demás está decir que la salita volvió a tenernos muy, pero muy seguido!

En septiembre, comenzó la construcción de nuestra casa, íbamos


seguido con Pablo, yo veía pero no entendía muy bien y era él quien me
explicaba que era cada cosa y a qué ambiente correspondía.
Nuestra relación estaba en su mejor momento, planeando nuestro
casamiento y Pablo con ganas de que nos vayamos a Europa de viaje,
yo le digo que está loco, pero me encanta su locura.

Nuestra sexualidad está también en su mejor momento, desde que


volvimos de Brasil, nos basta con un roce o una mirada pícara para
buscarnos y encontrarnos, en cualquier momento, en cualquier lugar, lo
hemos hecho en el auto por Parque Camet, de madrugada en el
estacionamiento de un bar, pero lo que más nos gusta es calentarnos y
terminar en la salita dando rienda suelta a nuestros deseos.
Solicitamos fecha para el casamiento para el viernes veinticinco de
enero a las doce del mediodía, después nos iríamos a almorzar a un
restaurante donde también hicimos la reserva para veinticinco personas
y llamamos al complejo para reservar esa semana desde el sábado
veintiséis hasta el sábado dos de febrero
418

Martina me dijo que ya había reservado ese fin de semana en el trabajo


y que se vendrían con Felipe el día anterior y se volverían el domingo.

Pablo llegó una tarde del trabajo y mientras tomábamos unos mates,
me mostró lo que había averiguado para el viaje, serían dos semanas,
iríamos de Buenos Aires a Madrid, ahí estaríamos cinco días, después
no iríamos a Paris cuatro días y de ahí a Londres desde donde
regresaríamos. No me lo podía creer, nunca creí que alguna vez iría a
Europa, siempre lo vi muy lejano, pero ahora lo tenía a unos días.
A finales de noviembre, preparamos las invitaciones y se las
entregamos a nuestros amigos de Mar del Plata, a Martina se la
enviamos por mail, a su cuñada Lorena y a Sara, también por mail y con
una videollamada.
El treinta de noviembre, nos fuimos con Pablo a Buenos Aires, tenía una
reunión en la mañana del lunes y aprovechamos para visitar a Mariana
y dejarle la invitación.
Nos fuimos por la tarde y llegaríamos para la hora de cenar, Mariana
nos esperaba en su casa y nos iríamos a algún lindo restaurante a
cenar.

Pasadas las nueve llegamos a Buenos Aires, y veinte minutos después


a lo de Mariana.

Tocamos y nos abrió, al llegar a su piso, nos esperaba en la puerta, y


me dio un abrazo.

-MARIANA: Hola Pato! Qué alegría verte!


-PATRICIA: Hola Mariana! Igualmente!

Después también abrazó a Pablo.

-MARIANA: Hola Pablito! Qué alegría que hayan venido!


-PABLO: Hola nena! ¿Cómo estás? ¿Sola?

-MARIANA: Si! Siéntense que les cuento!

Nos sentamos y nos empezó a contar.


419

-MARIANA: La verdad es que al principio me tuve que acomodar a esto


nuevo que me estaba pasando, nos empezamos a ver y la verdad es
que me sentía atraída por ella, hasta podría decir que me estaba
enamorando de ella, salíamos, la pasábamos bien, la verdad es que me
sentía muy a gusto. La primera vez que lo hicimos fue en su casa y a
pesar de no haber estado nunca con una mujer, lo disfruté mucho,
después vinieron muchas más, se quedó a dormir aquí un montón de
veces y la verdad que me gustaba, aunque no lo hablábamos entre
nosotras, yo ya estaba deseando que se viniera a vivir conmigo, ya
estaba imaginando seguir juntas, pero después de un tiempo, algunas
actitudes suyas me hicieron prestar atención, y un día que no habíamos
quedado en vernos, fui a su casa sin avisarle y la encontré en la cama
con otra mujer. La verdad es que me cayó muy mal, si bien no nos
habíamos prometido fidelidad, ni éramos pareja, ni nada de eso, yo
entendía que si teníamos una relación, por lo menos, esperaría que no
hiciera cosas a mi espalda, por respeto al menos. Si me lo hubiera
planteado, quizás hubiera pensado en ser más abierta a otras cosas, al
menos lo hubiera pensado y lo podríamos haber decidido juntas.

Y después de eso la relación se empezó a enfriar, me empezó a


esquivar hasta que un día decidí no volver a llamarla y ver si ella lo
hacía. Me llamó recién tres semanas después para ver qué pasaba que
no la había llamado y hablando decidimos dejarlo así, a pesar de ver mi
vida de otra manera, de entender mi sexualidad desde otro lado, entendí
que ella no buscaba una relación estable y yo quizás sí.
Nos cambiamos para salir, yo me puse un vestido corto de color gris
claro, sandalias blancas de taco y una chalina blanca en el cuello,
debajo solo una tanguita blanca.

Mariana se puso una camisa lila con bordados, una minifalda negra y
sandalias negras de taco alto.

Fuimos a cenar un hermoso restaurante, entre los tres, nos comimos


una parrillada pero con cerveza, los tres preferimos cerveza antes que
el clásico vino tinto.

Hablamos mucho y nos reímos otro tanto, le contamos del viaje, los
lugares que habíamos conocido. También le contamos del proyecto de
la casa y le entregamos la invitación para nuestro casamiento.
420

Después de comernos un flan con dulce de leche y tomarnos un café,


llevamos a Mariana a su casa y nos fuimos al hotel.

Quedamos con ella para volver a cenar el sábado.


La verdad Mariana me cayó muy bien, es una chica muy alegre, con
buena onda y se la ve buena persona y con buenos sentimientos,
además entendí por qué Pablo había conectado así con ella, es muy
centrada en su forma de pensar y se puede hablar de cualquier tema.
Tiene un atractivo especial, no es una belleza deslumbrante, pero
cuando sonríe, su cara se ilumina, además de tener un buen cuerpo.

Después de desayunar en el hotel, nos fuimos con Pablo a ver negocios


de ropa, yo quería ver si encontraba algo lindo para el día del
casamiento.
Pablo se pondría el traje negro con una camisa blanca y yo me terminé
comprando un vestido blanco hasta las rodillas, con unos bordados en
el frente y en el escote y unas sandalias blancas de taco.
Volvimos al hotel, descansamos un rato y después nos bañamos juntos.
Nos preparamos para volver a salir esa noche con Mariana.

Cómo hacía calor, me volví a poner uno de los vestidos cortos, el blanco
con la espalda descubierta, sandalias blancas de taco alto y el pelo
recogido. Por supuesto al tener la espalda descubierta, iba sin corpiño.

Pablo se puso una camisa gris, un pantalón azul y sus zapatillas azules
preferidas, estaba muy lindo.

Llegamos a lo de Mariana y le avisamos para que baje, la vi salir del


edificio con un pantalón blanco ajustado, una camisa verde agua y
sandalias blancas de taco alto, estaba realmente hermosa.

Fuimos a cenar a un restaurante de San Telmo, y volvimos a cenar con


cerveza.

Entre la comida, el postre y la charla, nos tomamos dos cervezas cada


una y Pablo tres.

Salimos de allí cerca de la una de la mañana y decidimos ir a un pub a


tomar algo.
421

Pablo conocía uno muy lindo y entramos.

Cómo aún era temprano para lo que es la movida de Buenos Aires,


encontramos una mesa de esas que están rodeadas de sillones.
Pablo preguntó si nos tomábamos un champagne y las dos dijimos que
sí.
Ya con nuestras copas servidas brindamos y seguimos charlando,
Mariana quiso que le contáramos la "mejor" parte del viaje, o sea, la
más picante.

Le contamos de nuestras locuras en la playa, bajo la lluvia y también en


ese bar que habíamos ido.

Creo que ya desinhibida por el alcohol y las risas, le conté demasiado.


-MARIANA: Chicos! Ustedes son terribles! Pero me encanta que sean
así! Ya quisiera yo vivir todo eso!

-PATRICIA: Ya lo vas a vivir! Solo es cuestión de encontrar a la persona


correcta! Esa que te mueve el piso y que hace que no te importe nada!

En varias ocasiones pude ver a Mariana mirándome las tetas y en un


par de veces, durante la conversación, apoyo su mano en mi brazo,
haciendo unas sutiles caricias con sus dedos.
En un momento se acercó una chica a saludar a Mariana, nos la
presentó como Soledad, y le dijo que estaba con su novio y unos
amigos, qué se los quería presentar.

-MARIANA: Perdón, ya vuelvo chicos, saludo y vuelvo!

Con Pablo le dijimos que vaya tranquila y nos quedamos hablando.

-PATRICIA: ¿Amor, te puedo decir algo?

-PABLO: Sí mi vida, lo que quieras!

-PATRICIA: Me da la impresión a mí, o a Mariana puede que le gusto?


-PABLO: No sé amor, ¿Por qué te parece?
422

-PATRICIA: Porque me pareció que un par de veces me miró las tetas,


y apoyo su mano en mi brazo y me lo acarició sutilmente.

-PABLO: Puede ser! La verdad no presté atención! Quizás después de


haber salido con una mujer se haya dado cuenta que le gustan las
mujeres.
-PATRICIA: La verdad es que no quisiera llegar a la situación de tener
que ponerle un freno, me parece muy buena onda, pero espero que no
pase nada más que una amistad.

-PABLO: Tranquila, ya encontraremos la forma de hacerle ver que nada


va a pasar.

Esa situación me creó cierta tensión, esperaba que no me proponga


algo que me genere una incomodidad, prefería solo su amistad…
423

Después de unos minutos, volvió Mariana a nuestra mesa y seguimos


charlando y riéndonos hasta que se terminó la botella de champagne,
por suerte no hubo ninguna insinuación, ni nada por el estilo de su parte.
Salimos de ese bar bastante picaditos los tres, nos reíamos de cualquier
cosa mientras caminábamos en busca del auto.
-MARIANA: La verdad chicos que la paso muy bien con ustedes, son
dos lindas personas y me gustaría poder compartir más momentos
como este.

-PATRICIA: Claro que sí! Serás bienvenida en Mar del Plata cuando
gustes venir!

-PABLO: Eso ya lo sabés! Cuando quieras!


-MARIANA: Ustedes también en mi casa, cuando anden por Buenos
Aires, los espero!

Nos despedimos con un abrazo y nos fuimos para el hotel, cansados


los dos, esa noche solo dormimos.
El lunes, después de la reunión de Pablo, fuimos a almorzar, y para
cuando Mariana salió de su trabajo, nos despedimos y le dijimos que la
esperábamos en casa para nuestro casamiento.
Llevamos a Mariana hasta su casa, tomamos unos mates con ella,
llenamos el termo para el viaje y bajamos para irnos.

-MARIANA: Gracias chicos por darme tan buenos momentos! Los


quiero!

-PATRICIA: Gracias a vos! Realmente la pasé muy bien con vos y


esperemos verte pronto!

-PABLO: Guardate unos días y cuando vas a Mar del Plata para el
casamiento, si querés, te quedás un par de días con nosotros!
-MARIANA: Me encantaría! Ya voy a arreglar ese tema!

-PATRICIA: Por supuesto que si estás con alguien, podés traerlo o


traerla así le conocemos!
424

-MARIANA: Gracias! Pero no les puedo prometer nada! Abierta estoy a


lo que se presente, ya veremos que me depara el destino, si un pitulín
o una cuquita!
Nos reímos los tres y nos despedimos con un abrazo.

Recorrimos Buenos Aires hasta tomar la ruta, que por suerte estuvo
bastante tranquila y llegamos a Mar del Plata a eso de las diez de la
noche, compramos comida ya preparada y cenamos en casa.

No nos aguantamos y después de bañarnos nos fuimos a la salita a


hacer el amor.

Recibimos el año nuevo en la casa de Valeria, éramos como veinte,


pero estuvo muy agradable, pasamos un buen momento.
Yo estaba de vacaciones en el jardín, y solo deseaba que Pablo volviera
de la empresa, lo esperé cada tarde con el mate preparado.

Fuimos varias veces a ver cómo iba la construcción de nuestra casa,


me encantaba ver cada pequeño progreso.
A mediados de enero Pablo confirmó las reservas para el almuerzo en
un hermoso restaurante, dónde nos armarían las mesas en la terraza
debajo de unas sombrillas.
Lorena, la cuñada de Pablo, le avisó que vendría al casamiento, pero
que esa misma noche se volvía para Rosario, al día siguiente, era el
cumpleaños de su madre y quería estar con ella ese día.
Martina me avisó que ya tenían los pasajes para el jueves por la tarde
y se quedarían en un hotel hasta el domingo.
Llamamos por teléfono a Mariana para decirle si quería quedarse en
nuestra casa para no tener que gastar en hotel y nos dijo que le
encantaría, que llegaría el jueves a última hora y se quedaría hasta el
martes por la mañana. Con Pablo le dijimos que avisara a qué hora, y
la íbamos a buscar a la terminal de Ómnibus.

Ya teníamos todo preparado, nuestra ropa lista, la reunión con todos los
detalles también, la noche del miércoles, cuando nos fuimos a dormir,
nos abrazamos y no pude evitar las lágrimas, haber pasado por tantas
cosas, por tantos dolores, por tanta distancia y en este momento a horas
425

de casarnos, me sentía la mujer más afortunada del mundo, de tener un


hombre como Pablo, en ese momento le prometí a mis dos angelitos
que jamás lo volvería a traicionar y que haría todo para hacerlo el
hombre más feliz del universo.

El jueves por la tarde, Martina Y Felipe nos llamaron cuando estaban


entrando en Mar del Plata, dijeron en qué hotel se hospedarían, y los
fuimos a esperar a la puerta del hotel.

Cuando la vi llegar, la maté de un abrazo, me hizo muy feliz verla, a ella


y a Felipe.

Ambos nos dijeron que estaban muy felices de vernos juntos y sobre
todo de vernos tan bien.
Mariana nos avisó que el colectivo llegaba a las doce menos cuarto de
la noche, y después de que Martina Y Felipe se ubicarán en su
habitación, fuimos a cenar los cuatro.

La cena estuvo bárbara, Felipe y Pablo congeniaron muy bien, los


escuchaba hablar y parecía que se conocían de años.

Después de la cena, los dejamos en el hotel y fuimos a buscar a Mariana


a la terminal.
El colectivo llegó puntual, y pasadas las doce de la noche, ya estábamos
en casa.

Le dejamos a Mariana nuestra habitación, y nosotros dormimos esa


noche en la salita.

Por supuesto hicimos el amor, Pablo me dijo, " es nuestra última vez de
solteros" y lo hicimos con todo el amor qué nos tenemos.

Al día siguiente Pablo nos despertó con el desayuno, el ya se había


bañado y después era nuestro turno.
Desayunamos los tres en la cocina y me fui a bañar.

Después se bañó Mariana y me ayudó a secarme el pelo y a peinarme.


Ella fue quien me maquilló y me ayudó a cambiarme. No había
terminado de prepararme, cuando vi al bonito de mi futuro esposo, con
su traje y corbata, estaba para comérselo.
426

Llegamos al registro civil media hora antes para conseguir lugar para
estacionar.

Nos quedamos en la puerta mientras Pablo se fumaba un cigarrillo.


Los primeros en llegar, fueron Lorena y Sara, al ver a su tío, la pequeña
corrió para abrazarlo, me enterneció hasta las lágrimas.
Nos saludamos con Lorena y con Sara, en el momento que llegaban
Martina Y Felipe. Luego llegó Don Mario y su esposa, y me emocionó el
abrazo que le dio a Pablo, cualquiera que los viera, diría que son padre
e hijo.

Después llegaron Miguel e Irene, Valeria y Facundo y los compañeros


de trabajo de Pablo y mis compañeras y amigas del trabajo. La última
en llegar casi a la hora que teníamos que entrar, fue María Marta con
su esposo, le di un fuerte abrazo justo en el momento que nos llamaron
por nuestros apellidos y entramos a la sala.

Nuestros testigos eran Miguel y Martina, qué se ubicaron uno a cada


lado nuestro.

Nos caso una jueza muy simpática, nos deseo la mayor felicidad, y en
el momento que dijo, " los declaró marido y mujer" Pablo me rompió la
boca de un beso, ambos con lágrimas en los ojos.
Salimos de la sala, todos nos saludaron y felicitaron, y ya en la vereda,
la tradicional lluvia de arroz. Miguel era quién sacaba las fotos, nos
sacamos con todos los presentes, en casi todas, Pablo aparecía con
Sara en sus brazos, y no podía dejar de pensar, qué en sus brazos,
podría haber estado nuestro angelito.

Después de los saludos y los buenos deseos, nos fuimos para el


restaurante.
El almuerzo estuvo estupendo, una entrada con plato frío, después
asado y por último variedad de postres.
Luego vino el brindis, y aunque no lo habíamos planeado, en cierto
momento se escuchó el vals de los novios y Pablo me llevó a bailar.
¿Qué más puedo pedir?
Todos terminaron bailando el vals junto a nosotros.
427

La sobremesa se extendió casi hasta las cuatro de la tarde.

Miguel siguió sacándonos fotos con todos y en todas las situaciones.

Realmente estaba feliz, la pasamos muy bien, todos nos desearon


felicidades, y cuándo ya salíamos del restaurante, le pedimos a uno de
los mozos qué nos sacara una foto a todos juntos.
Nos despedimos en la puerta y cada uno se fue para su casa.

Con Mariana llevamos a Lorena y a Sara a la terminal de Ómnibus,


invitándolas para que cuando puedan, se vinieran unos días a casa, me
mató el “chau tía”. De allí nos fuimos para casa y nos recostamos a
descansar un rato, en la noche nos encontraríamos para cenar con
Martina Y Felipe.
Fuimos a cenar una de las cervecerías que íbamos siempre, los cinco
la pasamos muy bien, nos reímos mucho y nos tomamos varias
cervezas.

Pasadas las dos de la mañana, dejamos a Martina y a Felipe en su


hotel, y volvimos los tres para casa.

-MARIANA: Chicos es su noche de bodas! No sean muy escandalosos!


-PATRICIA: Todas las noches son nuestras noches de bodas!
-PABLO: Tranquila que ni te vas a enterar!
Nos fuimos con Pablo a la salita, nos desnudamos besándonos y nos
acostamos.

-PABLO: Esta va a ser nuestra primera vez de casados señora de


Barrientos!

-PATRICIA: Eso quiere decir que a partir de ahora usted tiene los
papeles al día para hacer con este cuerpo lo que usted desee!

-PABLO: ¿Lo que desee?


-PATRICIA: Así es caballero! Lo que usted desee!
428

-PABLO: Perfecto! Empezaré por hacerle el amor con todo el amor que
le tengo y en esta oportunidad, me deleitaré con por lo menos tres
orgasmos!
-PATRICIA: Adelante entonces! Soy toda suya!

Hicimos el amor, suavemente, recorrió mi cuerpo por completo con su


boca y su lengua y nos hicimos el amor muy tiernamente, un sin fin de
caricias, de besos y de penetraciones suaves. Tuvo razón y le di tres
orgasmos maravillosos…
429

El complejo era hermoso y Mora y Gabriel dos divinos.

Con Mora enseguida congeniamos, la verdad que es difícil no hacerlo,


tiene muy buena onda y es muy simpática.
Esos días con Mariana, fueron muy divertidos, realmente la pasamos
muy bien.
El martes por la mañana, después de desayunar, Pablo se fue con
Gabriel al parque y yo me quedé hablando con Mora en el comedor.
Hablamos de varias cosas y después de un rato, ya en confianza le dije:

-PATRICIA: ¿Fue intuición lo de Mariana o solo casualidad?

-MORA: Después de hablar un rato y de que me contara algunas cosas,


me di cuenta, que está en una etapa de búsqueda, de encontrarse a sí
misma, y cuando le conté como vivimos nuestra sexualidad con Gabriel,
y le propuse que tomara algo con nosotros esa noche, ya me imaginé
como terminaría.

-PATRICIA: No la conozco hace mucho tiempo, Pablo la conoció en


Buenos Aires y se hicieron amigos, creo que se apoyó mucho en ella en
sus momentos difíciles y en verdad que no puedo reprocharle nada, se
sintió muy mal y ella lo bancó en ese tiempo. Sé que tuvieron relaciones
mientras estábamos distanciados, Pablo me lo contó.
-MORA: ¿Y eso cómo te cae?

-PATRICIA: En otras circunstancias, me hubiera dolido mucho, pero él


estaba solo y en ese momento ella estuvo para él, no me doy cuenta
aún si ella está enamorada de Pablo, quizás no, Pablo me dijo un par
de veces, que fueron dos solitarios que se encontraron y se hicieron
compañía.

-MORA: Algo así me pasó con María, una mujer con la que Gabriel
estuvo mientras estuvimos divorciados, y al día de hoy somos amigas y
compartimos muchas cosas.
-PATRICIA: No se si llegaremos a ser amigas con Mariana, es posible,
me cayó muy bien, me pareció una buena mina, de buen carácter y
buenos sentimientos, hasta ahora no le he visto ninguna segunda
intención, ya veremos.
430

-MORA: Espero que la pasen bien estos días y que les vaya muy bien
en su nueva vida!

El resto de los días, lo pasamos realmente muy bien, nos volvimos a


conectar los dos en todos los sentidos, el tiempo nos acompañó y entre
la playa, el complejo y las noches de pasión, la pasamos realmente muy
bien.

Al dejar el complejo, les dijimos a Mora y a Gabriel, que nos tendrían


nuevamente por allí, nos había encantado el complejo y ellos nos
habían hecho sentir realmente bien.

Me llevé agendada a Mora en mi teléfono para seguir en contacto, veía


en ella quizás, a una futura amiga.
Volvimos a Mar del Plata ese dos de febrero, después de almorzar con
Mora y Gabriel en el complejo y llegamos cerca de las cinco de la tarde.

Desde el lunes siguiente, Pablo trabajaría hasta la fecha del viaje,


quería dejar todo arreglado para esas dos semanas.
La casa nueva iba viento en popa, seguramente para el mes de junio o
julio, ya estaríamos viviendo ahí.
Los dos estábamos muy entusiasmados con nuestra casa, ya estaba
techada y le habían empezado a hacer las instalaciones y a revocarla
por dentro.

Antes del viaje a Europa Pablo quería dejar comprados todas las
mesadas y los artefactos que tendrían que colocar en los baños, el
lavadero y en la cocina.
A nuestro regreso ya empezaríamos a ver los muebles que nos hicieran
falta, aunque habíamos decidido mudarnos con lo imprescindible,
nuestros muebles y algunas cosas nuevas.
Antes de irnos, tuvimos una conversación con Pablo, nos sentíamos en
nuestro mejor momento como pareja y a pesar de lo ocurrido, decidimos
volver a intentar en un futuro no muy lejano, volver a intentar tener un
hijo.
A pesar de tantos momento vividos, tantos reveces, tantas idas y
venidas, tantas alegrías y tantos dolores, nuestro amor seguía intacto,
431

no solo seguía intacto, lo sentía más profundo, más sincero, mas


maduro, más entregado, más marcado a fuego en mi corazón…
deseándolo eterno…

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