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Esta vez, fue en una camilla en lo que suponía un hospital, con una
venda en el brazo derecho y un apósito sobre la frente, casi llegando a
la sien.
Al verme despierta, un médico me pregunta:
-MEDICO: ¿Cómo se siente señora? ¿Recuerda usted su nombre?
-MEDICO: Los estudios están bien, pero en su estado tendría que ver a
su neurólogo para que los controles durante el embarazo, sean más
estrictos, por su bien y por el del bebé.
Un balde agua helada, me cayó encima!
-PATRICIA: ¿Cómo que embarazada?
complicaciones tras una caída en el baño de casa, cuando aún vivía con
Mariano, mi anterior pareja, tras lo cual nuestra relación se fue
deteriorando hasta separarnos, y aunque nunca me lo dijo, creo que me
culpaba por la pérdida de nuestro hijo.
Me dijo que no había problema, pero que me tenía que cuidar mucho, y
le dije que así lo haría.
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Soy Patricia Anabel Miralles, Pato, nacida y criada en Mar del Plata,
tengo treinta y dos años, soy licenciada en ciencias de la educación y
maestra jardinera. Trabajo en un Jardín de Infantes desde los veintiséis
años, fui delegada sindical del jardín desde hace poco más de un año y
sí…, la epilepsia está en mi vida desde mis doce años.
Mi primer novio lo tuve a los diecisiete años, aunque la relación no duró
más de cuatro meses, y luego tuve un par de relaciones fugaces.
Mi primera pareja estable fue Mariano, con él convivimos casi tres años,
desde mis veintidós años hasta los veinticinco.
Nos conocimos en el cumpleaños del novio de una amiga, aquella
noche en esa casa había un montón de gente, mucha que yo ni siquiera
conocía, pasaban las horas y el alcohol, todos estaban ya bastantes
tomados, incluso la marihuana iba y venía. En cierto momento tuve que
salir al patio a tomar un poco de aire. Por estar en tratamiento con
medicamentos, no podía tomar alcohol, y me sentía un poco perdida.
Estaba en el patio, cuando alguien me habla desde atrás, después de
presentarnos me dijo:
-MARIANO: ¿Tampoco tomás alcohol?
-PATRICIA: ¿Tenías?
Antes de bajar, me preguntó si podía llamarme algún otro día para tomar
otro café, le dije que si, y nos pasamos los números de teléfono.
A partir de ese día nos empezamos a ver cada vez más seguido,
esperaba que me llamara para vernos, me encantaba pasar tiempo con
él.
Con él aprendí muchas cosas sobre sexo, nunca había dado ni recibido
sexo oral, y con él se puede decir que lo aprendí. Me encantaba que
Mariano se dedicara a darme tanto placer con la lengua. Cada vez que
hacíamos el amor, nos desnudábamos entre besos y caricias, y lo
primero que hacía era besar, lamer, chupar y mordisquear toda mi
conchita, hasta sacarme el primero orgasmo. Después era yo la que me
ocupaba de su hermosa pija, normal, en la media, pero que me volvía
loca. Nuestras sesiones sexuales eran cada vez más alucinantes, cada
vez más placenteras y cada vez mas seguidas. Siempre arrancábamos
temprano, para no dormirnos tan tarde y cumplir con mis horas de
sueño.
forma de ser tan positiva, tan alegre, tan decidida y por sobre todo tan
paciente conmigo, es que pude levantar cabeza.
Siempre lo supe, desde chiquita quería ser maestra, no sé por qué, pero
siempre lo supe.
Por suerte tuve un pilar fundamental, mi madre, por ella fue que pude
afrontarlo, nunca me dejó sola, nunca me permitió que me cayera,
siempre me hizo mirar para adelante y entender que a pesar de la
enfermedad, yo tenía que hacer lo que quisiera, que tenía toda una vida
por vivir y que no me tenía que dar por vencida nunca. Ella siempre
estuvo para mí, y su muerte fue otro de los momentos duros de mi vida.
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Una tarde, luego de salir del jardín, me fui para el sindicato al que estaba
afiliada desde hacía más de tres años.
Unos diez días después de eso, me citaron en la sede del sindicato para
reunirme con la gente de la comisión de salud, para poder explicarles
mi situación.
Me recibió una mujer de unos cuarenta y pico de años, quizás cincuenta,
me explicó que ese día me recibiría el secretario de salud, pero por una
reunión de última hora, había tenido que viajar a Buenos Aires.
Le conté mi situación a María Marta, aquella mujer tan agradable. Luego
de charlar poco más de una hora, me dijo que ella misma se ocuparía
de que, cuando el doctor Carlos Morales volviera a la ciudad, me
avisarían el día y la hora en que me podría recibir. Me fui del sindicato
conforme con el trato que le venían dando a mi caso, tanto que el doctor
encargado de la comisión de salud, me iba a recibir…
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Cerca de las seis, llegó Pablo, tomamos unos mates, nos contamos las
novedades de nuestras jornadas y le conté de la reunión del día
siguiente. Me dijo que me podría llevar hasta el sindicato, pero que
luego tenía una cena con el dueño de su empresa y unos nuevos
clientes, que si mi reunión se demoraba más de una hora no podría
traerme de vuelta a casa. Le dije que no se hiciera problema, que me
volvía en un taxi.
Aquella noche, nos quedamos hasta que comenzó el momento del baile,
cómo no salía seguido de noche, nunca habíamos ido a bailar a una
discoteca y Pablo quería que, al menos por un rato, disfrutara de bailar.
Cerca de la una de la mañana, volvimos a casa, yo estaba bien, y quería
hacer el amor, Pabló me preguntó si estaba segura, si no era muy tarde
para hacerlo y yo le dije que estando en casa y con él, si me daba una
crisis, estaría en mi cama y nada malo me podría ocurrir. Tuvimos una
noche muy pasional, de mucho contacto, muchos orgasmos y de mucho
amor.
La primera vez que hicimos el amor con Pablo, fue casi cuatro meses
después de conocerlo. En esa oportunidad, yo iba caminando por la
calle mirando vidrieras, y de repente me desperté en la guardia de un
hospital, a unos metros, un hombre sentado en una silla observándome
con cara de preocupación, y yo por supuesto sin entender nada y sin
saber como había ocurrido esta vez.
En ese noviembre de dos mil catorce, ese hombre me había visto caer,
se acercó, me sostuvo la cabeza durante la convulsión, llamó a una
ambulancia, me acompañó al hospital, se quedó todo el tiempo conmigo
y al salir horas después, me acompaño hasta casa en un taxi. Me
preguntó si vivía sola, si no tenía quien me hiciera compañía, y que se
podía quedar hasta que estuviera recuperada. Solo le pedí que me
acompañara hasta mi piso, pues solo iba a acostarme a dormir, estaba
molida.
Ahí comenzó el dos mil quince y lo que es para mí, desde ese tiempo,
el mejor momento de mi vida.
El ruido de la puerta al abrirse me sacó de mis pensamientos, dos
personas salieron de la oficina y se saludaban despidiéndose, no podía
ver al tal Carlos, solo escuchar su voz grave.
Les indicó que cerraran bien la puerta al salir, que seguramente, ya no
quedaba nadie.
-PATRICIA: Si señor!
Me puse de pie y me acerqué, estirando su mano nos saludamos. Alto,
unos centímetros más que Pablo, de piel morena, pelo corto con
algunas canas, con un traje azul oscuro y una camisa blanca sin
corbata, espalda ancha, cuerpo como de deportista, esbelto y elegante,
calculé que no llegaba a los cincuenta años, una media sonrisa mostró
una perfecta y blanca dentadura y su mirada de ojos café… profunda,
penetrante, mi mano era pequeña en comparación con la suya y en esos
pocos segundo que duró el saludo, me sentí algo intimidada, quizás por
su tamaño, por su voz o tal vez por su mirada, no pude sostener la mía
en sus ojos.
-CARLOS: Carlos Morales Brito, un gusto conocerla!
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-PATRICIA: Perfecto!
-PATRICIA: Si claro!
Sobre el escritorio, tenía su laptop y en ella comenzó a escribir y me iba
leyendo lo escrito para que yo diera mi opinión o hiciera acotaciones.
Eran casi las diez de la noche, cuando de repente todo quedó a oscuras,
se había cortado la energía eléctrica.
Carlos se asomó por la ventana, comprobando que el corte era en una
amplia zona.
-CARLOS: Patricia, te propongo algo, yo vivo a unas cuadras de acá y
por lo que vi por la ventana, en mi casa, no se ha cortado, ¿Qué te
parece si terminamos el escrito en mi casa?
Seguimos con aquel escrito por unos momentos, cuando sonó el timbre,
atendió y me dijo que bajaba a buscar la comida.
La cena estuvo bien y la charla muy distendida, hablar con Carlos era
muy entretenido, no se acababan los temas y su forma pausada y de un
vocabulario que está mucho más allá de lo que cualquiera puede
suponer de un sindicalista.
Luego de cenar, terminamos el escrito y cerca de las once de la noche,
le dije que ya me iba para casa.
Llegamos a casa casi a las once y media, supuse que Pablo aún no
habría llegado. Nos saludamos y antes de bajar, me dijo que pensara la
propuesta, que lo hablara con mi marido y que hablaríamos la semana
que viene.
-PATRICIA: Bien, lo tuve que esperar casi hasta las nueve, no paraba
de disculparse. Estuvimos hablando de la epilepsia en general y
después de mi caso, cuando estábamos haciendo el escrito, se cortó la
luz!
-PABLO: ¿Y qué pasó? ¿Se cortó la reunión?
-PATRICIA: No, en realidad, como me había hecho esperar, me dijo si
no tenía problema de terminar el escrito en su casa.
-PABLO: No lo decía por eso, era porque no volvieras tan tarde y sola.
-PATRICIA: Y te quería contar algo más, cuando volvíamos me
preguntó si en el jardín teníamos delegado gremial, y como le dije que
no, me dijo que me podría presentar como candidata y si salía elegida,
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-PABLO: No me parece una mala idea, pero pensá si vas a tener tiempo
para dedicarle a las asambleas, reuniones y todo eso, ¿a vos te
entusiasma la idea?
-PATRICIA: En realidad, un poco me entusiasma, como yo debe de
haber más docentes o auxiliares, no creo ser la única con epilepsia en
la provincia, y puede que se pueda lograr conseguir algún resultado con
el reclamo.
La semana siguiente, una tarde al salir del jardín, pasé por el sindicato,
hablé con María Marta y me puso al tanto de todo lo que tenía que hacer
para presentar mi candidatura a delegada en las próximas elecciones,
llené todos los papeles, firmé las notas necesarias y me fui para el
centro a ver que me podía comprar para la fiesta del viernes. Pablo me
apoyaba con el tema sindical y yo no le iba a hacer un desplante con la
fiesta.
-ISABEL: Creo suponer que fue por una decisión mía, ella desde el año
pasado, quería la sala de los nenes de tres años y yo decidí que fuera
para vos, a mi ver, sos la mejor para sala de tres, y supongo que no le
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Días después les dije a las chicas que me postulaba para delegada y
todas me felicitaron, claro, todas menos una.
-PABLO: Pero que mujer tan sexy sos! De que diosa estoy enamorado!
-PATRICIA: Vos sos lindo mi vida! Justo te iba a llamar y Carlos me dijo
que me traía, así no tenías que ir hasta allá.
-CARLOS: Estoy por irme a Tandil a una reunión, pero antes me quiero
tomar un café, ¿me acompañás, tenés tiempo?
-PATRICIA: Si claro!
-PABLO: Ya lo sé, pero aunque sean dos días te voy a extrañar! Y sí,
voy a estar un poco preocupado de que te pueda pasar algo!
Me fui hasta el auto, hable unos minutos más con Pablo y nos
despedimos. Me hizo mil recomendaciones, sé que se queda
preocupado, pero quiero que se quede tranquilo porque no voy a hacer
nada raro, siempre trato de cuidarme y le dije que lo iba a tener al tanto
de todo. Nos dimos un hermoso beso recordando la noche anterior y
diciéndole que se prepare para el sábado cuando regrese!
-MARIA MARTA: Patri, desde hace unos días quería hablar con vos,
pero no se dio la oportunidad.
-PATRICIA: ¿Pasa algo Mary?
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-PATRICIA: Hola Carlos! Si, si, ya están mis cosas en el auto! Cuando
quieran!
Nos dieron las habitaciones, Carlos me dijo que seis y cuarto nos
íbamos a la reunión que me esperaba en el loby del hotel, como Cristian
se había ido con Ernesto, tomaríamos un taxi hasta el lugar de la reunión
que no era muy lejos. Me dio tiempo de cambiarme y mandarle un
mensaje a Pablo, durante el viaje me habían llegado dos mensajes
suyos, pero no los había podido contestar por estar con los escritos.
-CARLOS: Listo por hoy Patricia, hasta mañana a las diez de la mañana,
estamos libres. Podés cenar en el restaurante del hotel, que se carga a
la habitación por supuesto, o si aceptás, podemos conocer algo de la
ciudad y comer por ahí, hay varios lugares cerca.
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Pedimos carne asada y ensalada, Carlos tomó vino y yo, una gaseosa
de naranja. De postre un flan con dulce de leche exquisito! La
conversación estuvo muy amena, hablamos de todo, sobre las
reuniones, sobre mi trabajo, me contó del suyo como médico y también
que al día siguiente por la noche teníamos una cena en un restaurante
elegante con otros dirigentes con motivo del cumpleaños de uno de ellos
que es amigo de Carlos.
-PATRICIA: Dale!
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-PATRICIA: Es que para una cena así no traje ropa, de haber sabido
traía algo un poco más elegante!
-PABLO: Si, la vi, que lujo nena! ¿Es un hotel cinco estrellas?
-PATRICIA; Si mi amor, pero por favor no pienses nada raro, que solo
cenamos y preparamos la reunión de mañana.
-PABLO: No mi vida, está bien, no pienso nada raro.
Hablamos casi media hora contándonos nuestro día, tomé mis
medicamentos y me acosté, la verdad estaba cansada.
Faltando diez minutos para las diez salimos del hotel en un taxi.
La reunión terminó a las once y media y volvimos al hotel para dejar
todo y Carlos me dijo:
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-CARLOS: No hay por qué Patricia! Te gustó y te queda muy bien! Con
eso es suficiente!
Me sentía entre feliz por la ropa y preocupada por como lo tomaría
Pablo.
-CRISTIAN: Dale!
-CRISTIAN: Si claro!
-PATRICIA: Te veía tan serio y formal que pensé que eras un poco
antipático! Pero nada que ver! Al contrario!
-CRISTIAN: La verdad es que cuido las formas, cuido el trabajo, a esta
gente le gusta la puntualidad, la apariencia y sobre todo, que seas ciego,
sordo y mudo, y yo cuando estoy con ellos sigo el libreto al pie de la
letra, necesito el trabajo y trato de no mandarme ninguna cagada! Pero
aparte de eso tengo una vida!
Fuimos con Carlos a la última reunión, esta vez nos llevó Cristian y nos
esperó para traernos de vuelta al hotel. Me causaba gracia ver a Cristian
en su papel de chofer serio y responsable, después de habernos reído
tanto durante el almuerzo.
Al volver le dije a Carlos que saldría a comprar algún regalo para Pablo,
no entendí la expresión de su cara, no se… como si le hubiera
molestado mi comentario y me dijo que me esperaba a las nueve menos
cuarto en el loby del hotel. Nos despedimos y me fui.
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Por suerte una chica bastante más joven que yo, atendía aquel local, al
entrar me saludó muy amablemente con una sonrisa. Le dije que estaba
buscando conjuntos bien sexys como para mí, me mostró varios
modelos y me decidí por uno bien chiquito de color violeta y otro de color
blanco, a Pablo le encantan los blancos. Me mostró también unas
medias violetas con la liga a la altura del muslo, que acompañaban al
conjunto y también las llevé. Le pregunté qué prendas intimas tenía para
hombres y me mostró varios modelos de bóxer, calzoncillos y uno que
me gustó para jugar, una especie de slip con tela por delante y por
detrás, unidas a los costados por un elástico solamente, a manera de
tapa rabo, y no pude dejar de imaginarme a Pablo con eso y una
cosquilla me recorrió la entrepierna. Llevé dos, uno negro y otro azul.
Volví al hotel con las compras, iba a descansar un rato, darme un baño
y prepararme para la noche.
A las siete y media, le hice una videollamada a Pablo, a esa hora suele
estar ya en casa. Efectivamente, me atendió sentado en el sillón
-PATRICIA: No, no, no, si te digo que es, deja de ser sorpresa, tenés
que esperar hasta mañana!
-PABLO: Está bien! Espero hasta mañana!
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-PABLO: Dale
Esa noche tomé gaseosa tónica y probé cosas que jamás me hubiera
imaginado, como los bocaditos que traían los mozos hasta que
comenzara la cena, la entrada de mariscos y caviar, salmón y un postre
que de muy buen gusto hubiera repetido, toda la comida espectacular!
En un momento, Carlos le preguntó al mozo donde se podía fumar, le
indicó la salida al patio trasero y avisándome, se fueron con Pedro al
patio. Nos miramos con Clara, que se pasó a la silla de su marido para
hablar conmigo.
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-PATRICIA: Me imagino!
-CLARA: Te voy a decir algo, pero por favor que quede entre nosotras,
ya que no tenés nada con él, te lo voy a contar! A Carlos lo conozco ya
hace tiempo y estuve varias veces con él, incluso después de casada
con Pedro. Supongo que entenderás mi matrimonio con él, no es el
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Pensé que yendo al mismo hotel, Clara vendría con nosotros, pero no
fue así, y entendí que se ocultaban para no crear chismeríos.
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Volveríamos a Mar del Plata, luego del almuerzo, en ese par de horas
que me quedaban libres, decidí caminar un poco por la ciudad.
entre al hall principal, y recorrí las zonas que me permitieron a esa hora,
no pude ver la sala principal que estaba cerrada.
-PATRICIA: Si, si! Ya tengo todo preparado, solo me falta bajarlo nada
más!
-PABLO: Mmmmm!
Y para sacar los otros regalos que estaban abajo, saqué el vestido y los
zapatos.
-PABLO: No es que no esté muy lindo, pero… ¿Con que plata amor?
-PATRICIA: Le dije a Carlos que no tenía dinero para comprar ropa y al
final lo pagó él en seis cuotas con su tarjeta y yo se lo voy pagando por
mes.
-PATRICIA: Estos son para vos y estos para mí, pero la sorpresa va a
ser cuando nos vayamos para la salita! Todavía no lo abras!
-PABLO: Vámonos ya! ¿O estás muy cansada?
-PABLO: Guauuuuu! Que mujer más sexy! Que diosa! Que putita más
linda que tengo!
Y sentándome en la cama, bajé un poco la tela del slip, y tome con mis
dos manos su pija ya completamente parada y dura, y luego de unas
caricias me la llevé a la boca. La chupé suavemente, recorriéndola toda
con la lengua, tratando de darle el mayor placer a mi hombre.
Me tomó de los brazos para que me pusiera de pie, y ahora fue él quien
se sentó en la cama y empezó a tocar todo mi cuerpo sin dejar de
mirarme a los ojos, me besó y acarició las piernas, la panza y mi
depilado pubis a través de aquella ínfima prenda que aduras penas lo
escondía y que ya estaba toda mojada.
Jugó con sus dedos por los bordes de la tela, recorriendo suavemente
mis labios sacándome un orgasmo que no pude retener.
Se paró, me abrazó y nos besamos, suavemente al principio, pero con
el irrumpir de su lengua en mi boca se tornaron apasionados y
frenéticos.
Bajó a besar mis tetas y presionar mis pezones con sus labios por sobre
la tela.
-PABLO: Me gusta tanto verte así, que te voy a hacer el amor con el
conjunto puesto!
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Hizo a un lado la pequeña tela y pude sentir su glande rosar mis labios
en busca de mi entrada, tan mojada estaba que no le costó meterla
completamente, hasta el fondo. Me penetraba lentamente mientras me
besaba el cuello, las orejas, los hombros, me susurraba al oído que me
amaba y en su tercera o cuarta acometida, le di el tercero. Abrazada
fuertemente a su cuello, me sacudía con gemidos profundos y con la
respiración agitada le decía cuanto lo amo en sus oídos.
Cambiamos de posición, lo dejé hacer, quería darle el placer que
buscaba, quería dárselo todo, que hiciera conmigo cuanto quisiera, que
disfrutara de mi cuerpo como yo del suyo.
-CARLOS: Igual que el anterior, solo que esta vez, saldremos el jueves
temprano en la mañana, para estar al mediodía en Buenos Aires.
-PATRICIA: Si claro!
-CARLOS: No tenés que decir nada, todo lo que pueda hacer para que
puedas llevar la epilepsia de la mejor manera, lo voy a hacer.
-PATRICIA: Si claro!
Me fui para casa entre sorprendida y agradecida, por un lado, podría ver
al mejor especialista en epilepsia, un reconocido neurólogo con una
gran trayectoria y por otro, me creó un sentimiento de estar en deuda
con Carlos. Me puse a pensar si sería cierto que no le cobraría la
consulta o que realmente fuera simplemente un arreglo entre médicos.
Ahora también tocaba contárselo a Pablo, esperando que no lo tomara
a mal, algunas veces habíamos hablado de ir a Buenos Aires a una
consulta, pero nunca nos habían dado los números y como estaban
bastante controladas las crisis, lo teníamos pendiente.
Pablo llegó pasadas las seis de la tarde, lo esperé con el mate. Nos
sentamos en la mesa de la cocina y le empecé a contar.
-PATRICIA: Amor, tengo que contarte un par de cosas!
-PABLO: Contame!
-PATRICIA: La semana que viene, tengo que viajar a Buenos Aires para
unas reuniones, igual que la otra vez, salimos el jueves y volvemos el
sábado.
Y con cara entre triste y sorprendido, pero haciendo puchero cual niño,
me dijo:
-PABLO: Si claro!
-PATRICIA: Que no me tenés que llevar a casa cada vez que vengo!
-PATRICIA: Hola mi vida! Son solo dos días nada más! El sábado a la
tarde estoy acá!
-PATRICIA: A las siete desde el sindicato, pero quiero llegar una ratito
antes
-CARLOS: Perfecto! Bueno gente, entro a ver si está todo listo para
salir. Un gusto Pablo, nos estamos viendo!
Me pidió que le contara desde que todo empezó, a qué edad, que
medicación había tomado, cual tomaba actualmente, y si le podía
explicar cómo eran mis episodios convulsivos.
Le conté todo cuanto sabía y recordaba, y luego miró los estudios que
había llevado.
-JANSEN: Es paulatino, sobre todo al bajar las dosis actuales, pero creo
que en un mes, o un mes y medio ya podría estar solo con el valproato.
Habría que armar el cronograma.
-PATRICIA: ¿Alguna otra indicación doctor?
-PATRICIA: Si vamos!
Llegamos al hotel, un lujoso hotel cinco estrellas del centro porteño en
calle Moreno a dos cuadras de avenida Nueve de Julio. Nos dieron las
habitaciones y subimos a dejar nuestras cosas.
La reunión duró poco menos de una hora, Carlos entregó unos escritos,
habló con un par de personas y volvimos para el hotel.
-CARLOS: Patricia, estoy un poco cansado, ¿qué te parece si cenamos
acá en el hotel?
Al día siguiente, teníamos una reunión a las once horas y creo que una
por la tarde, aunque no sé si me tocaba ir a esa.
Desayunamos en el hotel, y nos fuimos a la reunión de la mañana, al
salir fuimos a almorzar a un restaurante de la zona de San Telmo y
volvimos al hotel pasadas las tres de la tarde.
-PATRICIA: Si, claro! Aprovecho y salgo a dar una vuelta por acá cerca
y veo que le puedo comprar a Pablo.
-CARLOS: Perfecto! Nos vemos luego! Yo calculo que a eso de las
ocho.
-CARLOS: Ya supiste por Ernesto, qué voy a ocupar su lugar hasta las
próximas elecciones y me gustaría que puedas ser mi secretaria. Tu
participación en la comisión, es ad honorem, pero en el caso de ser mi
secretaria, se te haría un contrato de trabajo y cobrarías por ello. El
sueldo sería aproximadamente el doble de lo que cobras como maestra.
Aunque no le había dado motivos para que pensara algo así o estuviera
preocupado, es cierto que le ocultaba algunas cosas y le mentía en
otras, creo que contarle que estuvimos solos con Carlos en Buenos
Aires, que me volvió a regalar ropa cara, que me llevó a un excelente
restaurante y luego a un pub como festejo de su cumpleaños y que me
contó ciertas intimidades, crearía situaciones de desconfianza y
problemas entre nosotros, Pablo seguramente pensaría, que Carlos me
está seduciendo para llevarme a la cama. Pero estoy muy segura de
que eso, eso nunca pasará!
Me sentía muy egoísta, disfrutando de todo aquello a espaldas de
Pablo, hasta me sentía una mala esposa ocultándole tantas cosas, pero
siempre pensando en no crear malos momentos, tan solo por disfrutar
de algunas cosas.
Terminé de cenar y me fui a la cama, ahora podía entender a Pablo,
cuando me decía cómo se sentía al llegar a la cama y tener que dormir
solo.
Se cambió y salió.
Carlos: "le tuve que sacar el pantalón y la bombacha, la limpie con unas
toallitas húmedas y la sequé" Clara: "Seguro te aprovechaste y la
tocaste, sinvergüenza!
Carlos: "Te juro que no, estaba más preocupado que otra cosa, me
siento culpable por hacerla salir de su casa"
Carlos: "la verdad, no tiene nada que envidiarte, y para mejor, peladita
como a mí me gusta!
Clara: "sos muy cerdo, jaja!"
La puta madre, no solo me había visto sin bombacha, sino que también
me había tocado para limpiarme y para colmo le gustó que estuviera
depilada! la puta que los parió! ¿Se habrá excitado tocándome? Más
nerviosa me puse, ya quería vestirme e irme para casa!
Dejé todo tal cual estaba y volví al sillón del estar a esperar que volviera
Carlos.
Ese mes solo hubo, una reunión un día viernes y posteriormente una
cena en un restaurante con algunos delegados y los altos cargos de las
comisiones.
Mi intención era tratar de no quitarle horas a los momentos que podía
estar con Pablo.
-PATRICIA: Supongo que sí, ahí está cargando las cosas en el auto.
Bueno mi cielo bajo así ya cargo todas mis cosas. Te voy a extrañar mi
vida!
-PABLO: Y yo no te das una idea! Encima esta vez, tengo que esperar
hasta el domingo! Cuídate por favor! Cuando puedas me llamas vos, así
yo no te jodo cuando estás ocupada o en reuniones.
-CARLOS: Nos iba llevar él, pero su mamá está con problemas de salud
y la operan mañana a la mañana. No podía hacerlo viajar, mientras
operan a su madre, le dije que íbamos en mi auto.
-PATRICIA: ¿Es grave?
-CARLOS: Le dije a Cristian que te trajera hasta acá, por las dudas, no
sea cosa que tengas problemas con tu marido, y después le dije que se
fuera directamente para su casa a atender a su madre.
-CARLOS: Patricia esta tarde tengo cosas que hacer, así que te queda
la tarde libre. Por la noche vamos a cenar con el delegado de Olivos que
no llegó a la reunión.
De postre, una porción de bandullo, una típica receta gallega muy rica
que yo nunca había comido, que la compartimos, la paella y el postre,
nos habían dejado pipones.
Mientras tomábamos un café me dijo:
-PATRICIA: Perfecto!
-CARLOS: Y a la noche, Pedro y Clara nos invitaron a la inauguración
del pub que han montado aquí en San Isidro.
-CARLOS: Así es! aunque tengo que avisarte para que estés al tanto!
Que no es un pub de los más común, es.... como decirlo... "gay friendly"
y con un ambiente un poco más… cómo decirlo…. más
descontracturado… más liberal, se podría decir!
-PATRICIA: Un bar para gays!
-CARLOS: En realidad no solo para gays, para todo el que quiera ir!
Pablo me dijo, que en la noche, saldrían con Miguel y con Juan a tomar
unas cervezas, le dije que estaba perfecto que aprovechara la salida
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con sus amigos, que la pasara bien, pero poniéndole carita de niña
buena, le dije que volviera sólo a casa, que no se enganchara a ninguna
chichi por ahí, y sonriendo me dijo que me quedara tranquila, que no
tenía pensado nada de eso y que no veía la hora de que ya fuera
domingo. Nos despedimos y ambos nos fuimos a dormir.
A la mañana siguiente, mientras desayunábamos, Carlos me contó que
el viernes por la tarde, había ido hasta a ciudad de Pilar, había acordado
un encuentro con el médico que está tratando la enfermedad de
Ernesto, para ver cómo iba el tratamiento y ver cuándo lo podrían
operar, y yo pensando qué había pasado una tarde sexual con Clara.
-PATRICIA: Esta bien, pero ya sabes que no puedo volver a casa con
esto! no quiero tener que dar explicaciones o llegar a tener problemas
con Pablo!
El lugar estaba colmado, era un mar de gente, le pedí a Carlos que por
favor no me dejara sola, que no conocía a nadie.
Y soltándome una mano, me hizo girar con la otra para verme por
completo.
-CLARA: Ese vestido te queda hermoso! Estas muy sexy, vas a tener
que esquivar a los hombres, te van a perseguir, te lo puedo asegurar! Y
también a las mujeres!
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-PATRICIA: Gracias Clara, vos también estas muy sexy! pero sabes que
estoy casada y no vengo a buscar nada y menos que menos a permitir
que me encaren!
-CLARA: Ya lo sé corazón! pero estas infartante y te van a encarar igual,
ya vas a ver!
- PATRICIA: Esperemos que no! No quisiera tener que pasar por la
situación de rechazar a nadie, espero que nadie me proponga nada!
-CLARA: No, tranquila, no es por él, es por mí, me gustaste desde que
te conocí esa noche en La Plata, se que estas casada, pero si en algún
momento sentís la necesidad o la curiosidad de estar con una mujer, a
mi me encantaría ser esa mujer!
Esa proposición me alteró, nunca una mujer me había dicho algo así,
tan directamente y sin rodeos.
-CLARA: Prométeme que si algún día querés tener una experiencia con
una mujer, yo voy a ser la primera! Tan sólo déjame ilusionarme con
vos! De verdad que me encantaría!
-PATRICIA: No sé si llegará ese día!
Me dio un abrazo, y antes de separarme me sorprendió con un suave
beso en los labios
-CLARA: Viste que te dije! si nos quedamos diez minutos acá, van
desfilar hombres y mujeres queriendo llevarte a su mesa y después a
algún lugar más íntimo! Te lo aseguro! Sos muy hermosa y estás muy
sexy!
-CLARA: Así fue! Pero déjame decirte algo, me parecés una mina
bárbara y con vos quiero ser sincera, esa noche hablamos con Carlos
sobre lo que te había pasado y me contó también que te tuvo higienizar
y pudo ver que estás depilada, con ese comentario puso una imagen en
mi cabeza, que no me la puedo sacar, y tengo que confesarte, que me
he masturbado varias veces pensando en vos y en tu cuerpo desnudo!
Sus tetas un poco más grandes que las mías, quedaron a mi vista, sus
pezones completamente duros, la miré a los ojos, y apoye mis tetas en
las suyas, rozando mis pezones con los suyos, tomé con mis manos su
cabeza, y me acerqué para besarla, ella me recibió complacida, y por
un momento nuestras lenguas se cruzaron.
Clara me dio un abrazo y volví a sentir sus tetas contra las mías. La puta
madre que excitada que estaba!
-CARLOS: Está muy bien! Es una buena mina! Sabe lo que quiere y
tiene buenos sentimientos.
Me di vuelta, quedando boca abajo con el culo para arriba, mis manos
entre las piernas, dos dedos de la izquierda introduciéndose en mi
empapada conchita y la derecha recorriéndola toda y ocupándose de mi
clítoris y moviendo mis caderas.
Me vino a la cabeza, la mano de Carlos en mi cadera y las imaginé
recorriendo mi espalda e introduciéndolas por los costados del vestido
para llegar a mis tetas y presionar mis pezones entre sus dedos, las
tetas de Clara, el estar desnuda frente a ella, ese beso, mis tetas
109
Con Carolina hablábamos muy seguido, y nos veíamos cuando las dos
podíamos, me llamó la atención, la urgencia de encontrarnos, quizás
tendría algún problema.
-CAROLINA: Supongo que no, pero siendo tu amiga, creo que lo tenés
que saber. El sábado pasado a la noche, estábamos con unas amigas
en una cervecería, y lo vi a Pablo, qué pasaba con una chica, abrazados
y la chica llorando, se lo que ustedes se quieren, la verdad es que no vi
nada raro, ni besos ni caricias, ni miradas, la chica parecía estar muy
mal y el la abrazada por los hombros. Quizás sea alguna amiga que
estaba en problemas, pero por las dudas necesitaba decírtelo para que
estés atenta.
-PATRICIA: Yo estaba en San Isidro con el sindicato, lo llamé a la
madrugada cerca de las dos de la mañana y no me atendió, pero cuando
llegué me dijo que no había escuchado el teléfono, que ya estaba
durmiendo en casa. ¿A qué hora los viste?
Después del sindicato me fui para casa, Pablo todavía no había llegado,
cerca de la siete de la tarde llegó, tomamos unos mates, mientras él se
iba a bañar, yo preparaba algo para cenar.
-PABLO: Ah sí!, no te conté del sábado!, con los chicos todo bien, nos
juntamos en una cervecería de Olavarría, Juan como a las doce y media
se fue para la casa, no están muy bien las cosas con su mujer y nos
quedamos con Miguel, hasta que entró una chica, con la que Miguel
venía intentando hacía un tiempo, y se le dio, así que te fue con la chica
y yo me quedé terminando mi cerveza.
Cuando iba a buscar el auto para volver a casa, veo una pareja
discutiendo, discutían feo, yo tenía que pasar por donde estaban ellos
para llegar al auto, cuando estaba a unos metros, el tipo levantó la mano
como para pegarle, no sabía si meterme, pero como me pareció qué le
iba a pegar, al final me metí. Le paré la mano al tipo y le di un trompazo,
y antes que reaccione, una patada en las bolas, la chica se había
112
-CARLOS: Quizás no sabía del viaje! Va a estar acá antes del mediodía,
y se queda hasta el sábado a la mañana.
Hablamos casi una hora, hasta pasadas las doce de la noche, le dije
que estaba un poco cansada, nos despedimos y me acosté a dormir.
Al día siguiente desayunamos con Carlos en el hotel y fuimos a otra
reunión con otros delegados. Como siempre yo redactaba las actas, los
acuerdos y los escritos que surgían de las reuniones.
Volvimos al hotel y en el lobby nos encontramos con Clara. Se acercó a
nosotros, nos saludo, a mi en particular, me dio flor de abrazo y Carlos
dijo de ir a almorzar los tres.
-CLARA: Le dije a Carlos que quería regalarte algo para que te pongas,
y me dijo la casa donde él te ha comprado y también tu talle, espero te
quede bien!
Ya había tomado varias cervezas con Pablo en casa, pero nunca había
tomado champagne, pero Jansen había dicho media copa y decidí
probarlo.
Y entre una cosa y otra, me terminé tomando, media copa más, cuando
quise acordar, estaba re mareada.
Me seguía riendo de todo, y sentía coloradas las mejillas. Varias veces
Clara, se pegaba a mí, y acariciaba mi cara y mi pelo.
-PATRICIA: Empapada!
-CLARA: ¿Te gustaría seguir?
-CLARA; ¿Te podré pedir algo? Pero desde ya te digo que podés
decirme que no!
-CLARA: Que la pases bien! Yo creo que la voy a pasar muy bien!
Volví a sentir una inesperada excitación, pero esta vez, no había alcohol
mediante, estaba en mis cinco sentidos, y le escribí:
En ese momento apareció Carlos, nos dio los buenos días y se sentó
con nosotras a desayunar.
Desayunamos conversando cosas triviales, sobre la noche anterior y
sobre la vuelta a Mar del Plata.
-PATRICIA: Perfecto!
De allí hasta Mar del Plata, solo paramos en la ruta para comer algo y
llegamos a eso de las cuatro y media de la tarde.
Carlos me dejó en casa, en verdad estaba cansada, pero por sobre
todo, tremendamente excitada...!
126
-CARLOS: Hola Patricia, Clara me dijo que te diera esto, a las ocho te
espero en el lobby del hotel!
-CLARA: Tranquila tesoro sabes que no, voy a esperar el tiempo que
necesites! Solo necesitaba darte un abrazo!
Pasadas las diez de la noche, dimos una vuelta por el local, al igual que
la vez anterior, al ir a la zona más liberal, no pude dejar de mirar a toda
esa gente, tan desentendida del mundo, cada cual en la suya, gays,
lesbianas, transexuales, tríos, y todo aquello que es imposible ver en
otros lugares, no podía dejar de ver la cara de toda esas personas, creo
que de felicidad, por poder vivir su sexualidad libremente, sin la mirada
acusadora de los demás.
-PATRICIA: ¿Supongo que lo usas para cosas que no tienen que ver
con Pedro?
-CLARA: Tal cual, aunque vengo seguido cuando necesito estar sola,
todavía lo siento como mi lugar!
-PATRICIA: ¿Eso quiere decir qué has estado acá con Carlos?
Pablo compró una lámpara led que se puede manejar desde el teléfono
y cambia de colores, después compramos unas sábanas de seda, un
pequeño equipo de música, le pusimos espejos a las puertas del placard
y ahí tenemos velas, algunos aceites que utilizamos para darnos
masajes y diferentes perfumes para la ocasión.
-CLARA: Qué bueno! Nunca se me hubiera ocurrido! ¿Y… como
amante cómo es?
-PATRICIA: La verdad es que para mí sí, de todos los hombres con los
que he estado, él es el que la tiene más grande, pero tampoco es que
tenga mucho con que compararla.
Terminé de decir eso y Clara se levantó y fue, supongo que a buscar
algo, un momento después, volvió con un consolador de color piel en la
mano.
-CLARA: ¿Y si lo comparás con este?
Y tomando por primera vez un consolador en mis manos, le dije:
-CLARA: Ay qué lindo! Nunca hice eso con nadie! ¿El día del video que
me mandaste fue así?
Esa noche terminamos acá, pero supe que era de Mar del Plata, y que
no nos veríamos seguido, pero él venía para acá o nos encontrábamos
en Buenos Aires. Después lo conocí a Pedro y dejamos de vernos por
un tiempo, pero la verdad, es que me puede, no sé… su forma de ser,
de tratarme, y es así que de vez en cuando nos encontramos, trato de
que no se me arme lio con Pedro, por eso es que tratamos de ser bien
discretos. Sé que le estoy siendo infiel, pero también sé que Pedro tiene
lo suyo por ahí, boluda no soy, pero no digo nada.
Cuando me quise dar cuenta, charlando nos habíamos tomado la botella
de champagne, me quise levantar para ir al baño y todo me daba
vueltas, se lo dije a Clara y me acompañó al baño riéndonos.
Volvimos al sillón, le pedí a Clara que me preparara un café. Fue a la
cocina y preparó café para las dos, nos tomamos el café y seguimos
hablando sobre nuestra sexualidad. Será por la conversación, será por
el alcohol, pero ya me sentía excitada, pero para nada nerviosa, con
Clara me sentía muy cómoda, como si fuéramos amigas de toda la vida.
-PATRICIA: Boluda, las dos veces que estuve en la parte de atrás del
pub, salí caliente!
-CLARA: Ahí no sube nadie, pero por las dudas, le hecho llave a la
puerta! Y te tengo que decir algo más, varias veces me masturbé viendo
tu video!
CLARA: No sabés lo que daría por dormir con vos así, desnudas y
abrazadas.
No respondí, solo me comencé a vestir, miré la hora en el reloj sobre el
mueble, eran casi las dos de la mañana.
Cerré la puerta y pensé que ya era muy tarde para llamar a Pablo, me
saqué el vestido y me acosté solo con la tanguita, recordando lo vivido
un rato antes, me volví a tocar y me saqué un orgasmo recordando la
imagen de Clara, tocándose y metiéndose el consolador, hasta imaginé
que era yo quien lo metía y sacaba de su depilada conchita.
Fui al baño así como estaba, y al volver, saqué una remera de mi bolsito
y me la puse, con cara de picara al verme, me dijo:
Hablé por teléfono con Clara y me dijo que vendría a Mar del plata,
Pedro la dejaba aquí y seguía para Bahía blanca, al volver se quedaba
un par de días y luego regresaban a San Isidro.
Clara quería verme y conocer a Pablo, se iban a encontrar y tuve que
contarle a Pablo del pub de Clara, no sólo le tenía que contar del pub,
sino también que ya lo conocía, no le dije las veces que había ido, sólo
que una vez Clara me había llevado para conocerlo. Tendría que hablar
con Clara.
Al día siguiente hablé por teléfono con ella:
Almorzamos y charlamos hasta que llegó Pablo, los presenté y todo iba
de maravillas.
Pablo cocinó y la cena estuvo bárbara, la pasamos muy bien los tres,
hablamos mucho nos reímos mucho y nos tomamos varias cervezas,
Pablo sobre todo.
Casi a la una y media de la mañana, Clara dijo que ya se iba, nosotras
no, pero Pablo tenía que trabajar al día siguiente.
Dijo de tomarse un taxi, pero Pablo le dijo que no, que nosotros la
llevábamos. A lo qué Clara le dijo que no, que no era necesario y que
además habíamos tomado mucho.
-PATRICIA: Sos una loca Clara! Pero por favor que Pablo no se entere!
-CLARA: Tranquila, como siempre, esto es solo entre vos y yo.
Después, Clara me dijo ir a comprar ropa, y le dije que sí, que no tenía
nada que hacer en el día, ya le había avisado a Carlos que no iba a ir al
sindicato.
Y me dio un vestido veraniego suyo para que me ponga arriba. Ella hizo
lo propio y bajamos a la pileta.
147
-CLARA: No me mires con esa cara! Es para que piensen que somos
una pareja de lesbianas, y ya no nos molesten los moscardones.
-PATRICIA: Si, dale! Clara trajo ropa para cambiarse acá, así no tenía
que volver al hotel!
-PABLO: Ahora después de los mates, me doy un baño, así ya se los
dejo libre para que se preparen.
La cara de Pablo al vernos fue para un poster, diría que lo dejamos con
la boca abierta.
Nos dijo que estábamos hechas dos diosas y que lo envidiarían todos
los hombres.
Estaba también lleno de gente, podía sentir las miradas de los hombres
cuando entramos y buscamos alguna mesa o lugar en la barra.
Ellos se volvieron a pedir otro trago, pero yo ya no tomé más, por las
dudas.
En una canción que me gustaba les dije de ir a bailar, Pablo se quedó
terminando su trago, y nosotras nos fuimos a bailar. Por supuesto se
nos volvieron a acercar varios hombres, a la distancia lo veía a Pablo
mirándonos y riendo por la situación. Un rato después se nos unió,
bailamos y nos reímos como unos locos.
Entramos las dos a uno de los cubículos y nos turnamos para hacer pis,
antes de salir, Clara me miró a los ojos, y sin darme tiempo a reaccionar,
me dio un beso en la boca.
-CLARA: Siempre te dije que sería sincera con vos, y tengo que decirte
que me encantaría estar con vos y con Pablo, ambos me parecen
divinos, y de solo pensarlo se me moja! ¿Nunca pensaron en hacer un
trío?
Pero también pensé, que eso significaría abrir una puerta en nuestra
sexualidad, que no estaba segura de querer traspasar, ni de las
consecuencias que ello podría conllevar en nuestra relación.
Caminamos los tres del brazo hasta el auto, yo iba en el medio, entre
juegos y risas, Pablo me tocaba el culo, y yo ya estaba que volaba de
calentura.
Fue nada más entrar en casa, y nos comimos la boca, sin dejar de
besarnos, fuimos directamente a la salita.
Pablo se sentó en la cama y yo quedé parada delante de él, metió sus
manos dentro de mi vestido, me sacó La tanguita y me tocó las piernas
y el culo.
-PABLO: Cómo me calentaste toda la noche con este vestido! No veía
la hora de llegar a casa y hacerte el amor con el vestido puesto.
Después fueron dos, y creo que luego tres, los sentía entrar y salir y me
producía una sensación agradable, hasta ahí ningún dolor. Siguió
jugando con sus dedos un buen rato, me iba diciendo que me aflojara,
que relajara los músculos, que me deje llevar, y yo por supuesto me
dejé llevar, su otra mano jugaba con mi clítoris, teniéndome al borde de
un nuevo orgasmo.
153
-PABLO: ¿Probamos?
Fue muy lento y muy suave, podía sentirlo poniendo un poco más de
aceite, para que su pija resbalara en mi interior.
Hasta que por fin sentí su cuerpo hacer contacto con el mío
154
Cuando nos quedamos sin agua, Pablo dijo que estaba muerto de calor,
que se iba a dar un chapuzón, nos dijo si íbamos con él, pero le dije
vaya, que después iríamos nosotras.
Decidimos ir a cenar, pero esta vez, Clara dijo que era ella la que
invitaba. Pasadas las siete de la tarde, dejamos a Clara en su hotel y
nos fuimos para casa.
Pablo se baño primero y me dejó el segundo turno, como todas las
mujeres, tardo mucho más que él en bañarme y cambiarme.
Me puse una minifalda negra que nunca había usado, me la habían
regalado hace tiempo para un cumpleaños, y como era bastante corta,
nunca me había atrevido a usarla. Arriba una camisola blanca de
mangas anchas tres cuartos, con volados en el frente y por supuesto
sin corpiño, y unas sandalias de taco alto blancas. Me recogí el pelo y
me puse unos aros en forma de argollas grandes, un collar haciendo
juego y me maquillé.
Mientras me cambiaba, no podía dejar de pensar en lo que me había
dicho Clara en la playa, se me venían a la cabeza, montones de
imágenes de los tres desnudos, besándonos y tocándonos como había
visto en el pub de Clara. ¿Acaso estaba deseando compartir cama con
Pablo y con Clara? Aunque esas imágenes me provocaban cierta
excitación, no estaba segura de querer o poder llegar a eso, más aún
158
llevando a Pablo a ese terreno, sin saber las consecuencias que podría
tener el proponérselo. Imagino que de aceptar, podría él luego, querer
realizar otras variantes, como estar con otro hombre, cosa que creo
desecharía de plano o por el contrario, que no aceptara y pensara que
mi deseo es tener relaciones con otras personas. Todo un embrollo!
Cuando salí del dormitorio, Pablo me miró y me dijo:
Venía con un vestido bordó, incluso más corto que mi pollera, y al verla
caminar, me di cuenta por el bamboleo de sus pechos que también
venía sin corpiño.
Por un momento perdí de vista a Pablo, entre tanta gente, no podía ver
la mesa.
-CLARA: La paso muy bien con ustedes! Quisiera que esta noche no se
termine!
Dijo Clara mirándome con cara de pícara!
Estaba por demás excitada, necesitaba sentir a Pablo dentro mío, y para
qué negarlo, a Clara desnuda y besándome, apoyando sus tetas en las
mías. Por Dios! Qué excitación tenía, Estuve a punto de decirles de ir a
casa los tres y jugar en la salita, se me vino la imagen de Clara, siendo
cogida por Pablo mientras yo le chupaba la concha, en unos pocos
segundos, me imaginé a los tres desnudos disfrutando de nuestros
cuerpos, Pablo cogiéndonos a las dos, las dos chupándole la pija, Clara
chupándome las tetas, una sucesión de imágenes, a cual más excitante,
ya me sentía totalmente mojada y necesitada de tener un orgasmo, en
ese momento creo que no me hubiera importado quién me lo sacaba.
El porro se terminó, y Clara nos abrazo a los dos, tocados como
estábamos nos abrazamos los tres, y Clara nos agradecía, lo bien que
lo había pasado con nosotros.
Subimos al Auto, Pablo estaba bastante borracho, pero fue manejando
muy despacio, esquivando las avenidas.
Llegamos a la puerta de su hotel, y los dos bajamos para despedirla.
-CLARA: Estoy muy agradecida con ustedes por estos días! Son dos
hermosas personas, que me hicieron sentir maravillosamente bien!
162
Nos abrazamos los tres y sin esperarlo, Clara nos dio un pico a cada
uno.
Transpirados los dos, no nos quedó resto para nada más, y abrazados
nos quedamos dormidos… pero solo por un rato…
163
Nuestra ropa era una especie de bata blanca sin botones, que se
cruzaba por delante y se sujetaba a la cintura con una especie de
correa, en los pies unas sandalias con largas tiras, que se ataban
rodeando las piernas, casi llegando a las rodillas.
Estando las dos en tetas, Clara se acercó y las apoyó contra las mías,
me tomó la cabeza con ambas manos y me estampó un beso.
-PATRICIA: Pará boluda, que Pablo está ahí nomás!
Me probé el vestido y además de corto, si ajustaba mucho la correa, se
me marcaban los pezones en la tela.
-PATRICIA: Boluda, no me puedo poner esto sin corpiño! se me notan
demasiado las tetas y los pezones!
-PABLO: Les queda bárbaro! Están perfectas! Dos romanas muy sexys!
Yo no me decido, si por el traje de centurión o la túnica blanca!
Las dos dijimos que nos encantaba, y se terminó decidiendo por ese.
Se paró frente a mí, desnudas las dos, yo me quedé quieta y ella rozó
con sus pezones los míos, que al contacto, se endurecieron. Clara
miraba nuestros pezones frotándose, y yo la miraba a ella.
Volvió solo con el short, y fue directamente al agua. Cuando salió, pude
ver de reojo como Clara lo miraba, ¿Acaso le tenía tantas ganas como
a mí? Y ese pensamiento también impactó en mi entrepierna.
Como a las cinco de la tarde, Clara nos dijo que tenía que ir hasta el
pub, para ver si ya estaba todo terminado para la noche y nosotros le
dijimos que descansaríamos un rato.
Se cambió y se fue, y nosotros subimos a la habitación.
-PABLO: Me calentás con esa ropa! Pero creo que te queda mejor sin
el top, se nota mucho!
-PATRICIA: ¿Te parece amor?
-PABLO: Mostrame sin el top!
Volví al baño, me saqué el top y me volví a poner la túnica!
-PATRICIA: ¿Y ahora?
-PABLO: Mirá casi, casi, lo único que conseguí blanco, es una especie
de zunga bastante chiquita!
Un rato después salió vestido, hasta con la corona de laureles, para que
negar, el slip, se le marcaba y eso me calentó más de lo que estaba.
-PABLO: ¿Querés que vaya así? Voy así! Pero si yo voy sin calzones,
vos vas sin bombacha!
-PATRICIA: Sos un loco! ¿Querés que vayamos solo con las túnicas?
-PABLO: Yo me animo! ¿Vos?
-PATRICIA: Si es con vos, me animo a cualquier cosa!
-PABLO: Hecho! Vamos los dos sin ropa interior! Vamos a Jugar!
-PABLO: Si se me para, vas a tener que hacer algo para que se baje, o
por lo menos para que no se note!
Pablo aceleró las embestidas y acabó dentro mío, junto con mi tercer
orgasmo.
169
Charlamos un rato los tres y Clara nos dijo, que la fiesta empezaba a
las veintitrés, pero que ella tenía que estar un rato antes, si queríamos
podíamos ir con ella y cenar en el pub, o ir a las once de la noche.
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Pablo volvió del baño, en el momento que uno de los chicos traía otra
botella de champagne.
-PATRICIA: Quizás! pero la que todavía no está segura dar ese paso
soy yo! Espero me entiendas!
-CLARA: Claro que sí, pero me di cuenta que con el show de las dos
chicas con el Flaco, los dos estaban bien salidos!
-PATRICIA: Claro que sí! No sé, salvo que Pablo llegue a proponer algo,
vemos que onda! No vayas a creer que no me gustaría!
-CLARA: Dale, si Pablo insinúa algo, aunque sea indirectamente, yo se
los propongo y nos vamos para casa los tres!
-PATRICIA: No se! No estoy segura! Me da miedo empezar con algo
así, no sé si abrir nuestra relación sea para bien o nos traiga problemas,
mirá si después de eso nuestra relación se altera! No quisiera perder lo
que tengo con Pablo por un momento de calentura. ¿Y si se le llega a
ocurrir que estemos con otro hombre? ¿Qué hago? Ni en pedo quiero
estar con otro!
-CLARA: Nunca digas nunca! En este momento no les pinta, pero quizás
en otro momento si!
-PATRICIA: Muy!
Los dos la miramos sin saber que decir, nos había pescado otra vez
haciendo guarradas, pero estábamos tan agitados, que nos costaba
hablar.
Volvimos a entrar al pub, esta vez los tres abrazados, Clara nos dijo si
la acompañábamos al entrepiso, y en ese momento, me imaginé que
propondría algo. El corazón se me aceleró, entramos y de un cajón sacó
un porro.
-PABLO: ¿Me pareció a mí, o Clara quería tener algo con los dos!
Por primera vez hablábamos el tema con Pablo, no podía decirle qué
Clara lo deseaba y que en el fondo yo también, sé del placer que me da
Pablo, e imaginaba el que me podía dar Clara, y no solamente a mí,
también a Pablo.
Dejamos la conversación ahí, porque en este momento llegó Clara con
varios paquetes con comida.
A eso de las siete y media de la tarde, Pablo dijo que se iba a dar un
baño y cambiarse.
-PABLO: No te digo todos los días, porque nos tenemos que poner al
día, pero si querés el finde podés venir, ¿o no Pato?
-PATRICIA: Le dije que no sabía! Que vos eras bastante liberal, pero
que no sabía! ¿Qué le iba a decir? No le pude decir que tenía razón
-CLARA: Decile que no soy bisexual, que sólo me gustás vos y también
me gusta él!
-CLARA: Ahora entiendo por qué decís que estás en pelotas todo el día!
Esa bikini no te tapa nada nena!
-PATRICIA: Lo de estar en pelotas es literal, nos vestimos porque
venías vos, hasta hace una hora estábamos en bolas en la pileta.
-PATRICIA: No sé boluda!
Antes que me volviera a poner la bikini, Clara desató la suya, apoyo sus
tetas en las mías y me dio un beso en la boca.
-CLARA: Ay boluda estoy muy caliente! Carlos iba a Buenos Aires el
miércoles y se pasaba por San Isidro, pero no sé qué problema tuvo y
no pudo, Así que ando caliente como una pava!
-PATRICIA: Sos terrible Clarita! Pero vamos adentro, por si viene Pablo
no nos encuentre en ese momento.
Entramos y se sacó la bikini y se apoyó contra uno de los apoyabrazos
del sillón, y yo me desnudé y me apoyé en el otro.
-CLARA: Así Patito tócate para mí, que yo me tocó para vos!
-PATRICIA: Mentiroso!
El asado estuvo estupendo, y entre los tres nos tomamos tres botellas
de cerveza, yo ya estaba picadita, picadita, y hacía tanto calor, qué
terminamos los tres en la pileta.
Clara salió del agua, se secó y entró a la casa, supuse que iría al baño.
Nosotros también salimos y nos secamos.
Pablo abrió otra cerveza y Clara salió de la casa con un porrito en la
mano, lo encendió y entre los tres lo fumamos.
Como en otras veces, era Clara quién lo sostenía para que Pablo y yo
lo pitáramos.
No sé si era por el alcohol, por el porro o por la situación, yo estaba muy
excitada.
Mi cabeza no dejaba de imaginarnos a los tres desnudos en nuestra
cama, pero por otro lado no estaba segura de ir hacia eso.
Me desperté cuando escuché que Clara y Pablo, ya con la luz del día,
hablaban preparando el desayuno, pasé por el baño y fui para la cocina.
Saludé a Clara con un beso en la mejilla y a Pablo con un buen beso en
la boca.
personas, solo apuntan a Clara. Pero también esos juegos que tengo
con ella, me hacen sentir que lo traiciono, esos abrazos estando
desnudas, esas masturbaciones compartidas, esos besos a
escondidas. ¿Qué pensaría yo, o como me sentiría si Pablo hiciera algo
así con alguien más? Y al responderme esta pregunta, me di cuenta que
tendría que parar con todo eso, o blanquearlo de una vez por todas.
Pero… ¿Estoy segura de contarle todo a Pablo? ¿Cómo lo puede
tomar? Ya en algún momento de su vida fue traicionado y sé cómo se
sintió y las decisiones que tomó, y yo en este momento lo estoy
traicionando.
No podía tirar por la borda mi vida con Pablo, por una atracción hacia
otra persona! O por el contrario, compartir con él lo que me está
pasando y resolverlo juntos. Pero creo que por el momento, no tengo el
valor para hacerlo, el miedo de que nuestra relación cambie o se
deteriore me aterra.
Después de todos estos pensamientos, y a pesar de haber dicho con
Clara de hacer topless, decidí usar otra bikini y no hacer topless, por
consiguiente, tampoco lo hizo Clara.
Era nuestro turno y le dije a Clara que ella se bañara primero y después
iba yo.
Tuvimos que esperar unos minutos para poder entrar, el lugar estaba
repleto de gente.
188
mujer, lo seguí con la mirada, hasta ver que salían del bar, recién ahí
me quedé más tranquila.
Clara se fue con ese chico a saludarlos y nos quedamos con Pablo y
nuestras cervezas.
Para qué negarlo, yo me venía haciendo una película en la cabeza, y
de repente, Clara se fue de nuestra mesa y eso me cambió los planes.
Pablo estaba mimoso y nos empezamos a besar, me arrimó a su cuerpo
y podía notar su erección, me decía un montón de pavadas y yo me reía
como una loca.
Casi una hora después volvió Clara y al verla, me di cuenta de que venía
bastante borracha.
-PATRICIA: No ibas a ver nada raro, tiene dos tetas como tenemos
todas!
-PABLO: Pero por lo menos estás consciente para disfrutar lo que viene
ahora!
No fue una docena, me sacó cuatro o cinco o seis, perdí la cuenta. Sin
siquiera sacarnos la ropa, y haciendo la tanguita a un lado, me sacó
uno con la lengua.
Después me sacó el vestido y me dejó en tanguita con los zapatos
puestos, me tomó de la mano para que me levantara de la cama, y se
quedó parado para que lo desnudara. Cuándo estuvo desnudo y con su
erección a pleno, me volvió a tomar de la mano y salimos de la casa.
-PABLO: Hola corazón! Qué noche anoche! Cómo amo tus orgasmos!
Clara nos dijo que a eso de las tres de la tarde se volvía para San Isidro,
no quería llegar muy tarde, a la noche tenía que estar en el pub.
Un rato después, nos dijo que iba a preparar sus cosas y yo la
acompañe. Pablo se quedó fumando un cigarrillo una de las reposeras.
-CLARA: Como la cagué anoche! Pensé que por ahí hubiéramos podido
hacer algo los tres, pero como una boluda voy y me pongo en pedo!
Trabajamos casi todos los días del mes, incluso algunos sábados.
Cuando empezaron las clases, me iba a buscar Carlos o algún auto del
sindicato, a la salida del jardín para ir directamente para el sindicato.
Recién cuando unos días después me dijo que nuestro proyecto era el
que se iba a presentar en el congreso, me avisó que el congreso era en
Río de Janeiro.
197
-PATRICIA: ¿A Brasil?
-CARLOS: Sí señora! A Brasil! El subsecretario y yo ya estamos
confirmados, con nosotros también vendría Alejandra y vos por
supuesto. Sé que lo tenés que hablar con tu marido, pero para mí sería
fundamental que vos estés ahí, yo voy a ser el encargado de hacer la
presentación, y el discurso de cierre y necesito que estés ahí conmigo,
sos la artífice del trabajo y quien mejor lo conoce.
En una combi, nos llevaron hasta el hotel. Por supuesto un súper hotel
cinco estrellas en la zona de Ipanema.
Al día siguiente, luego de desayunar con Alejandra, nos fuimos los tres
para el centro donde se haría el congreso.
201
Tanto el camino como el lugar eran hermosos, todo por allí era muy
lindo.
Hacía calor y me puse una pollera no muy corta, una camisa gris y unas
sandalias de taco bajo. Alejandra llevaba una minifalda negra y una
camisa blanca que dejaba traslucir el corpiño blanco que tenía debajo,
marcándole un buen par de tetas, bastante más grandes que las mías.
-MARTINA: Eso quiere decir que estás muy enamorada y muy bien
cogida guacha!
-PABLO: Re bien! No sabés! Una locura! En enero nos fuimos quince
días a Córdoba y no sabés lo que fue! Fueron quince días en donde
estuve más en pelotas que vestida! Y súper bien atendida! A cada rato,
en cualquier lado! Una locura!
-MARTINA: No sabés cuanto me alegra escucharte!
-PATRICIA: Pero por otro lado me puso mal venir justo ahora! Hoy es el
cumpleaños de Pablo y hubiera querido estar ahí con él! Íbamos a llegar
mañana, pero se adelantó porque Carlos, tenía que organizar nuestra
presentación, y encima es quien da el discurso de cierre y quería tener
todo arreglado antes que arrancara el congreso.
-MARTINA: ¿Y Pablo te dijo algo de que no ibas a estar para su
cumpleaños?
-PATRICIA: Cuando le conté del viaje, y le dije que tenía la posibilidad
de verte después de tantos años, me dijo que la aproveche, pero cuando
le dije que se adelantaba, mucho no le gustó, por su cara lo digo, por
supuesto no me dijo nada, es un ángel! Él quería que viniéramos los
dos a Brasil, ya lo teníamos pensado, probablemente, vendríamos el
verano que viene, pero esto se adelantó!
-PABLO: Sí, esta noche nos juntamos con Miguel y con Juan a tomar
unas cervezas!
-PATRICIA: No, sólo que somos amigas y nos llevamos bien, con Pablo
también se lleva muy bien, pero no pasa de ahí!
-PATRICIA: Creo que sí, pero por otro lado, me pega la culpa, aunque
sea con una mujer, sé que lo estoy engañando a Pablo.
-MARTINA: Por eso te digo que creo que tienen que estar de acuerdo,
para que no se pudra todo, creo que tus deseos tendrían que coincidir
con los de Pablo, si la cosa no es pareja, tarde o temprano vienen los
problemas.
-MARTINA: Por eso creo que tenes que tener cuidado, no importa si es
hombre, mujer o trans, si es a espaldas de él, es engañarlo, ¿qué
pensarías vos si el que planteara algo así fuera Pablo? ¿Cómo te
sentirías si supieras que él, a espaldas tuyas, anda haciendo algo así?
207
-MARTINA: Tenes que tener cuidado, por él y por vos, por la relación,
creo que tendrían que ir a la par para no terminar mal.
-PATRICIA: Si tenés razón!
-MARTINA: ¿Creés que esta chica pueda estar enamorada de vos? ¿O
solo es atracción sexual? ¿Ha estado con otras mujeres?
-MARTINA: Mas cuidado todavía! Quizás entre los dos, estén tratando
de hacerte entrar en su juego!
- PATRICIA: Alguna vez ella me dijo qué le gustaría estar conmigo y con
Carlos, hasta que lo conoció a Pablo, a partir de ahí, me dijo que le
encantaría estar conmigo y con Pablo.
Martina tiene razón, ¿hasta dónde estoy dispuesta a llegar con estos
juegos? Tengo que estar atenta y no dejarme llevar.
209
-MARTINA: Por suerte muy bien! Nos llevamos muy bien y es un buen
tipo!
-PATRICIA: ¿Y en la cama?
A las once y media de la noche, les dije que me tenía que ir, ya que al
otro día tenía que levantarme temprano.
210
Felipe no quiso que Martina fuera sola, y los dos me llevaron al hotel, al
despedirnos, Felipe me dijo que esperaba volver a verme antes de
volver, y me dijo, como me había dicho Martina, que nos esperaban a
Pablo y a mí, cuando quisiéramos.
Me dio la impresión que su pregunta iba por otro lado, que me estaba
queriendo preguntar si entre Carlos y yo pasaba algo, seguramente para
saber si podía tener alguna chance con él.
-PATRICIA: Conmigo la verdad que es todo un caballero, además de
trabajo, hablamos de algunas cosas nuestras, pero no más que eso.
Y yéndole al hueso de la cuestión, le mandé de frente:
211
-ALEJANDRA: No… no, por favor, no lo decía por eso! Solo por saber
si es siempre así, o es solo conmigo.
Cerca del mediodía, volvíamos para el hotel, cuando Carlos nos dijo de
ir a almorzar a algún lado, las dos dijimos que era una buena idea, y nos
llevó a un restaurante muy lindo que él conocía.
Por supuesto no nos permitió pagar, y luego de salir del restaurante,
paseamos un poco por Rio de Janeiro.
-CARLOS: Claro que no Pato, esto lo hago solo con vos! Que sepas que
sos mi preferida!
-PATRICIA: Basta Carlos, me hacés poner colorada!
Me fui con la ropa al baño, me saqué lo que tenía puesto y me dejé solo
la tanguita negra. Me lo puse sin corpiño y me quedaba pintado, me
puse los zapatos y salí.
-CARLOS: Guauu! Hermosa! ¿Cómo lo ves?
Minutos antes de las cinco ya estaba lista, al final decidí ir sin medias,
me las probé con el vestido, y al sentarme se me notaban, y no quería
dar ese espectáculo.
Carlos y Roberto esperaban en el lobby y cuando llegué ambos
destacaron mi elegancia.
-CARLOS: Más allá de que esté buena o no, no me gustan las mujeres
que se entregan en bandeja!
Los dos nos reímos, caminamos un rato por el lugar y volvimos con
Roberto y Alejandra.
A eso de las ocho y media, nos volvimos para él hotel, cenamos los
cuatro, y terminada la cena, les dije a todos, que me iba a encontrar con
mi amiga.
-CARLOS: ¿Te pasa a buscar?
-PATRICIA: No, el marido está en una cena y a eso de las doce nos
pasa a buscar y después me traen, le dije que me iba en un taxi!
Finalmente me decidí por el traje beige, una pollera tipo tubo hasta las
rodillas, chaqueta corta a juego, ropa interior blanca camisa también
blanca. Aros, colgante, pulseras, anillos y poco maquillaje.
221
-CARLOS: Menos mal que estabas acá, se me había hecho una laguna!
Al entrar al hotel, lo vi a Carlos que estaba solo en una mesa del bar,
tomándose un whisky, me acerqué y me senté junto a él.
-PATRAICIA: Pasá!
-CARLOS: No gracias, te dejo esto y me voy a bañar! Fijate, si te gusta
y te queda bien, si te gusta lo podés usar esta noche!
Al abrir la bolsa me encontré con unas sandalias sin taco blancas que
se ataban al tobillo, y un vestido blanco doblado muy prolijamente, lo
estiré y al verlo me sorprendí, lejos era el más osado que hubiera tenido
en mis manos. La parte de arriba eran dos tiras de tela, sobre los
hombros, un escote en V en el frente y también en la espalda, y largo
hasta los tobillos, y una abertura en los laterales de las piernas. Era
realmente hermoso, de una tela liviana, con bordados también en
blanco, que lo hacían elegantemente fino.
Salí desnuda del baño, dejé toda la ropa en la silla y antes de vestirme
le hice una videollamada a Pablo, Cuando me contestó, le pregunté:
-PATRICIA: Hola amor! ¿Estás solo en casa?
-PABLO: Si mi amor, ¿por qué?
-PABLO: Upa!
-PATRICIA: Me bañé para ir a cenar, y tenía ganas de que nos veamos
y que me vieras desnudita para vos! ¿No querés desnudarte para mí?
-PABLO: Me encantaría!
Apoyé el teléfono y me recosté desnuda en la cama, me empecé a tocar
las tetas, los pezones y la conchita, viendo como él se masturbaba.
No tardé mucho en empezar a jadear y a sentir el orgasmo que llegaba,
se lo dije a Pablo y él me contestó que con el atraso que traía, ya estaba
a punto.
Me volví a probar el vestido con una tanguita blanca, la única limpia que
me quedaba, y era la más chiquita de las que había traído, no me
terminaba de decidir, me quedaba bárbaro el vestido, apenas se
traslucía la tanguita, me veía provocativa pero elegante, Y entonces
pensé, aquí nadie me conoce, y como tantas veces me dijera Carlos,
que aprovechara a disfrutar, aunque pensara que yendo a un
cumpleaños estaba haciendo nada malo, lo que me hacía sentir mal era
no contárselo a Pablo.
Minutos antes de las veinte treinta, me llegó un mensaje de Carlos,
diciéndome el nombre y la dirección de un hotel, donde me estaría
esperando en la puerta.
Era una noche de calor, pero para no salir con el vestidito solo, por si
Roberto y Alejandra me vieran, me puse una chamarra corta por
encima.
Uno de los empleados del hotel me pidió un taxi, que llegó en un par de
minutos, le pedí al chico del hotel, qué hablaba castellano, si podía
explicarle al taxista hasta dónde me dirigía.
El viaje no alcanzó a durar diez minutos, y cuando llegué a la puerta del
hotel, lo vi a Carlos, me sorprendió su vestimenta, un pantalón blanco,
de esos que suelen usarse en lugares tropicales, sueltos y anchos y una
remera escote en V en tonos de Celeste y turquesa y unas zapatillas
blancas. Acostumbrada a verlo tan formalmente vestido, parecía otra
persona.
Nos sentamos los tres en esa mesa, y al pasar de una de las mozas,
tomó tres copas de champagne y nos ofreció.
-CARLOS: Sería al revés, el que me tendría que volver al hotel sería yo,
al oído me dijo, que vos le gustabas, Tamara es lesbiana, y durante toda
la conversación, me pregunto si tendría alguna oportunidad con vos esta
noche!
-PATRICIA: Si volvés a hablar con ella decile que muchas gracias por
el piropo, pero que no está en mi horizonte, tener algo con otra mujer!
Lo veía a Carlos mirar para otro lado, sin prestar atención a nuestra
conversación.
Aunque a mi entrepierna, esa proposición pareció no serle indiferente,
cómo pude, busqué la manera, sin ser hiriente, de decirle qué no.
Volvimos a bailar con Carlos, y esta vez le tuve que pedir, que no me
suelte, tenía miedo de hacer un papelón.
Aprovechando la poca luz del parque, las parejitas daban rienda suelta
a los morreos y coqueteos, incluso algunos más subidos de tono se
metían mano, caminamos un poco hasta encontrar a Tamara sentada
sola en uno de los sillones fumando, caminamos hacia ella y por el olor,
me di cuenta que era un porro. Cuando casi llegábamos, Carlos me dijo:
Aquel juego con Tamara y el roce con las piernas de Carlos, me tenía
completamente alterada.
Si pude sobrellevar una situación así con Pablo y Clara, tengo que poder
con esta.
Creo que aquella tensión, que al menos para mí era evidente, la
descomprimió una de las chicas, que se acercó para ofrecernos
236
Aunque mi excitación seguía ahí. Tamara miró hacia la casa y vio que
Alberto la llamaba con la mano, se levantó del sillón y caminó hacia la
casa.
Creo que en ese momento me aflojé, y sin pensarlo apoyé mi cabeza
en el brazo de Carlos, que al sentir el contacto, levantó su brazo y lo
pasó por sobre mis hombros, apoyando su mano en mi brazo, y
haciendo que mi cabeza se apoye en su pecho.
Noté como suavemente sus dedos tomaban por los costados la tanguita
y la iban bajando hasta llegar a mis pies. Volvió besando y lamiendo mis
piernas hasta llegar a mi raja empapada.
talones le llega, y pensar qué Clara me dijo que era un buen amante.
Qué pelotuda que soy!
-PATRICIA: Estoy segura que no! Vive para mí Martí! Ni siquiera puedo
decir que estoy mal atendida! Está pendiente de cada cosa que me
pasa. Encima una mujer le fue infiel, y la dejó, no la perdonó, si me deja
me muero Marti!
No podía parar de llorar, mi cabeza era un lío, ¿Cómo pude ser tan
boluda?
Ahora, si te pasa algo con Carlos, creo que tenés que poner blanco
sobre negro en tu vida, y ser sincera con Pablo y bancarte lo que él
decida.
A las ocho de la noche, Carlos tenía que dar el discurso de cierre del
congreso, sabía que él quería que estuviera ahí, y además si no iba,
tendría que dar explicaciones a Roberto y Alejandra.
-CARLOS: Escuch..
-CARLOS: Eso dalo por hecho! No soy de los que van por ahí
pavoneándose de sus actos, y menos tratándose de vos, sabes lo que
te aprecio, y no tengo la mínima intención de perjudicarte! Por ese lado
quedate tranquila! Pero tengo que ser sincero con vos, deseaba que
pasara, quizás no de esa forma, y menos que menos con estas
consecuencias. Me sentiría muy mal, si por esto que pasó, dejas el
trabajo, sentiría la culpa de perder a una persona, tan capaz y tan
laburadora como vos.
-PATRICIA: Un poco, ayer hablé con Carlos, y le dije que quizás no siga
en el sindicato, que lo que pasó fue un error y que nadie se entere. Y
después traté de enfocarme en Pablo, en unas horas me voy a
encontrar con él, y al menos de momento quiero dejar esto en el olvido.
-MARTINA: No va a ser fácil olvidarlo, a mí al menos no me resultó fácil,
pero tenés que seguir tu vida con Pablo si es lo que deseas, y te
aconsejaría que dejes el trabajo en el sindicato, el verlo todos los días,
te va a complicar el poder olvidar lo que pasó.
-PATRICIA: Tenés razón! No puedo seguir trabajando ahí! Ya veré la
razón que le diré a Pablo para no seguir trabajando, seguramente él se
247
La combi que nos llevaba, nos dejaba a cada cual en su casa, dejaron
primero a Carlos, después a mí en la puerta de casa, y luego a Roberto
y a Alejandra, me despedí de los dos y bajé de la combi.
Lo único que quería, era abrazarlo y dormir junto a él, esa noche no nos
reencontramos en la cama, no me daba el cuerpo ni la cabeza, el viaje
y la tensión, me habían dejado de cama.
Estaba cansada, por el viaje, por la tensión y por no haber dormido bien.
En el viaje de regreso le había dicho a Carlos que esa semana no iba a
ir al sindicato, necesitaba tiempo para pensar, para aclarar mi cabeza y
tomar una decisión.
Esa noche nos encontramos con Pablo, creo que los dos lo
necesitábamos, no fue una noche loca, pero hicimos el amor como
hacía tiempo no lo hacíamos, suave, lento pero sintiéndonos,
necesitaba sentirlo, necesitaba el íntimo contacto con él.
Esa semana Martina me llamo todos los días, hablamos mucho y ella
fue la primera en enterarse, de qué dejaría el trabajo en el sindicato, ya
lo había decidido. A su regreso se lo contaría a Pablo, y seguramente
se pondría feliz.
Como solía hacer yo en mis viajes, Pablo me llamó durante el trayecto
en la ruta y cuándo llegaron a Buenos Aires.
-PABLO: Hola amor, llamaba para avisarte, que se nos quedó el auto
cuando salíamos de Buenos Aires, ahora estamos esperando al Auxilio.
-PATRICIA: Ay mi cielo, qué garrón, ¿y ahora?
En eso estaba, cuando sonó mi teléfono, creí que era Pablo, pero al ver
la pantalla, vi que era Clara, en un primer momento no sabía si
252
-PATRICIA: Con Pablo bien, hasta ahora como siempre! Ahora está en
Buenos Aires, tenía que volver hoy, pero se les rompió el auto y vuelve
el lunes.
-CLARA: ¿Y se lo pensás contar a Pablo? No seas boluda, no arruines
lo que tienen por nada.
-CLARA: Viendo cómo estás, creo que también tengo parte de la culpa,
te estuve metiendo fichas todo este tiempo y eso me hace sentir terrible,
creo que fui muy egoísta con vos, y me dejé llevar por lo que yo quería
sin pensar en vos.
254
Subí las escaleras hacia el primer piso tranquila, golpeé la puerta que
estaba cerrada y escuché su voz diciendo “adelante”.
-CARLOS: Claro que hubieras podido! Sos capaz de hacer todo aquello
que te propongas!
-MARIA MARTA: Lamento oír eso, sin parecer aduladora, creo que el
sindicato se queda sin una de las mejores personas que he conocido y
una de las trabajadoras más capaces.
258
Nos dimos un abrazo y salí de aquel lugar donde, en los últimos tiempos,
mi vida había tomado un rumbo, que en los resultados, me había jugado
en contra.
259
Cuando estaba con él, trataba de hacerlo sentir bien, traté de estar
pendiente, de esperarlo, de mimarlo, de que sintiera que estaba a su
lado bancándolo en esos momentos.
A fines de abril, al salir del jardín, la llamé a María Marta, le había dicho
que tenía ganas de charlar un rato. Acordamos para vernos el viernes
veintiocho, a la una del mediodía para almorzar juntas.
Ese día llegué unos minutos antes de la una y me senté en una mesa a
esperarla, cuando llegó nos dimos un abrazo y un beso y pedimos la
comida.
260
-MARIA MARTA: Mirá, si con alguien con el que creo que no vas a tener
problemas, es con Carlos, lo conozco hace años, y a pesar de
enterarme de algunas cosas, nunca salieron de él, se podía decir que
261
-PATRICIA: De eso no puedo decir nada, pero el tema fue que junto a
él, viví muchas cosas, viajes, hoteles cinco estrellas, restaurantes caros,
me regaló un montón de ropa cara, me deslumbró con sus atenciones
y con un montón de situaciones que nunca había vivido. Nunca hubo
nada directo, nada desubicado, nunca a mi vista nada con segundas
intenciones, o si, mirándolo a la distancia, quizás fueron actitudes que
fueron bajando mis defensas poco a poco hasta que caí. Sí Mary, yo fui
la que caí, con unas copas de más y algunos estímulos en una fiesta, al
llegar al hotel, en la puerta de mi habitación, me besó y ya no tuve más
respuesta, me dejé llevar.
-MARIA MARTA: ¿Y cómo lo llevás? Con tu marido digo…
Esa conversación con María Marta, me hizo muy bien, con sus palabras,
le puso algo de claridad, a lo que venía sintiendo, y eran tal cual las que
me había dicho Martina las veces que habíamos hablado.
¿Podría enterrar en lo más profundo de mi ser este error cometido y
seguir adelante mi relación con Pablo?
Aunque buscaba por todos los medios, dejar atrás lo que había pasado
con Carlos, no conseguía hacerlo, esa noche que hablé en sueños,
aunque durante el desayuno, le dije a Pablo que no recordaba lo que
había soñado, sabía perfectamente el sueño que me atormentó esa
noche, recuerdo en el sueño, verme sentada en el sillón de casa, y casi
a los gritos y llorando, diciéndome a mí misma que le tenía que contar
lo que había pasado, que lo tenía que saber.
Supongo que la crisis de ese miércoles, tuvo que ver con lo mal que
venía durmiendo.
Ese viernes mientras Pablo estaba en el trabajo, hablé por teléfono con
Martina.
También tenés una tercera opción, el aborto, pero como mujer y como
madre, no te lo aconsejaría jamás, puede que sea una solución en este
momento y que te permita ocultar todo lo que pasó, pero tarde o
temprano te va a impactar en tu persona y en tu conciencia. Pero eso
es una decisión muy personal.
-MARIA MARTA: Creo que te haría muy bien, ahora te voy a pasar el
teléfono de una amiga que es muy buena!
-PATRICIA: Por favor! Tengo que hacer algo! No puedo más con esto!
Salí del jardín y me fui caminando hasta el café, llegué quince minutos
antes de la una, me senté en una mesa sobre una de las ventanas que
dan a la calle, para que pueda verme antes de entrar.
Pero como decía mi madre, cuando las cosas están mal, siempre
pueden estar peor.
Aquel primer viernes de junio, Pablo llegó del trabajo, traía una cara
diferente, lo espere con el mate preparado, y mientras tomábamos unos
272
Hablamos llorando las dos por casi una hora, no podía parar de llorar.
Martina me dijo que podía quedarse hasta el viernes, qué después tenía
que volver para Rio de Janeiro porque el sábado era el cumpleaños de
Felipe.
Le agradecí con el alma que estuviera conmigo estos días.
Como siempre, como desde hace tanto tiempo, Martina siempre estuvo
en mis momentos difíciles.
Le mandé dos mensajes, diciendo que necesitaba hablar con él, pero
no los contestó, lo llamé por teléfono y tampoco me contestó.
Pero creo que pude ver el dolor en Pablo, pude ver el arrepentimiento,
en su voz, en sus palabras, en su mirada, su mirada no miente, no buscó
justificarse, ni buscó mi perdón solo se sinceró y me dijo que yo no
merecía lo que me había hecho.
Lo que por supuesto en este momento, no era nada fácil, tenía por
delante una situación que podría cambiar radicalmente mi vida
-MARTINA: ¿Pablo?
Por suerte por la noche pude descansar bien, quizás porque Martina me
estuvo hablando todo el tiempo, contándome cosas de su vida, de su
trabajo, de los amigos en Rio y montón de cosas más, seguramente
para no dejarme pensar.
-PATRICIA: No sé, ahora te digo todo que sí, pero cuando lo tenga
delante, no sé cómo voy a hacer! Voy a estar re nerviosa, me van a
temblar las piernas!
-MARTINA: Ya lo sé! pero tenés que estar lo más tranquila que puedas,
sobre todo por el bebé!
-PATRICIA: Voy a hacer lo posible!
-MARTINA: Te deseo de corazón que todo salga bien! Vas a ver que el
embarazo los va a volver a juntar! Por favor, te pido que después de la
charla me digas que pasó! No importa la hora!
-PABLO: En todo lo que tengas para decirme, tenés razón. Voy a hacer
plenamente sincero con vos, pregúntame lo que sea, y te voy a
responder con la pura verdad, no te voy a ocultar ni a mentir en nada.
-PATRICIA: No te puedo decir qué no me dolió tú confesión, realmente
no me lo esperaba. ¿Fue con aquella rubia del bar?
-PABLO: Sí, se llama Fernanda y es la compañera de trabajo, qué me
gustaba cuando trabajábamos juntos.
Pablo Ya me había contado todo, me daba cuenta qué sufría por lo que
había hecho, ahora era mi turno de sincerarme, que sepa que también
yo le había sido infiel.
-PATRICIA: Quizás el otro día después que dijiste que habías estado
con otra, estuve cómo bloqueada, no pude decir nada, la verdad es que
no podía hablar, se me había hecho un nudo en la garganta.
-PATRICIA: Ese día tendría que haber dicho cosas qué no dije, no tuve
el valor de hacerlo.
Pablo me miraba sin decir nada, veía la tristeza en su cara, sus ojos
rojos de tanto llorar, imaginaba su decepción.
-PATRICIA: Eso aún no, necesitaba saber qué pasaba con nuestra
relación, y que nuestro hijo no sea el motivo para estar juntos, si no es
realmente lo que deseamos.
MARÍA MARTA: Perdón que te lo diga, pero Pablo debe saberlo, lo que
pase entre ustedes dos, es una cosa, pero tienen un hijo en común, y
para ambos eso tiene que ser lo más importante.
No puedo saber si la relación entre ustedes tiene futuro o no, pero el
saber que van a ser padres, puede ayudar a dejar atrás todo lo que
pasó, por ambos lados.
-PATRICIA: Te entiendo Mary, pero si volvemos a estar juntos, que sea
por nuestra decisión y elección, y no porque estamos esperando un hijo.
Al menos de momento lo veo así.
-PATRICIA: Claro que sí, más que nunca, aún más sabiendo que espero
un hijo suyo!
En ese momento pensé qué ese arranque de celos, me decía, que aún
no estaba todo perdido, y sin querer me salió una sonrisa, pero el tono
de la conversación se tornó un tanto áspero, incluso luego que le
explicara, qué el auto ya no era de Carlos, que se lo había vendido a
Alejandra.
-PATRICIA: Era mi intención, sí todo iba bien quería contárselo ese día,
pero no pude!
El mensaje de Pablo, me hizo muy bien, que saliera de él, que me dijera
de venir a casa me daba un montón de esperanza, deseaba poder
hablar tranquilamente de nosotros y contarle de nuestro hijo.
Se me ocurrió esperarlo con una torta para la hora del mate, estaba
contenta que viniera y quería que pudiera verlo.
Soy consciente que en nuestra situación, el enterarse de que
tendríamos un hijo no era el escenario ideal, pero tampoco podía
ocultárselo, salvo que dejáramos de vernos, en poco tiempo, empezaría
a crecer la panza y sería imposible ocultarlo. Y primordialmente lo tenía
que saber porque era el padre, tenía tanto derecho como yo a vivir este
momento.
No pude decirle en ese momento que tuve dudas de quien era el padre
de mi bebé, ya llegaría ese momento, lo vi tan feliz que no pude.
-PABLO: Mmm!
294
-PABLO: Veo que empezaste sin mí! Pero sabés que me gusta mucho!
Se quedó parado al borde de la cama sobándose lentamente su pija,
mirando como mis manos recorrían mi cuerpo.
Esto fue amor en estado puro, nos sentimos como hacía tiempo no lo
hacíamos. Nos recostamos, Pablo me tapó y nos dormimos abrazados
en la salita.
Antes de desmayarme por lo extenuada que estaba, alcancé a decirle
que lo amaba y que había sido maravilloso.
Me desperté sola en la salita, minutos después, entró Pablo con el
desayuno. Desayunamos juntos y se fue a trabajar.
Los primeros días, me sentía morir, además de estar sin Pablo, casi que
me obligaban a hacer cosas, cuando yo no quería saber nada con nadie.
Empezaron las charlas, las sesiones y los encuentros con mujeres que
habían pasado por lo que yo estaba pasando.
Junto conmigo estaban Manuela y Ana Paula, dos chicas que también
habían perdido embarazos, aunque en diferentes circunstancias, las
tres con el mismo dolor a cuestas.
Manuela había perdido dos embarazos como consecuencias de los
golpes de su, ahora ex marido y Ana Paula por problemas de salud
referidos a la coagulación de la sangre.
En los pocos ratos libres que teníamos, las tres nos fuimos conociendo
y contándonos cosas de nuestras vidas, aunque en los primeros
momentos, no quería contarles todo cuanto había pasado, terminaron
sabiendo toda mi historia, no solamente las pérdidas de mis dos hijos,
sino también de mis relaciones con Mariano, con Pablo, mis
infidelidades con Clara y con Carlos.
-PATRICIA; Dale!
Estuve en el agua por casi una hora, cuándo Pablo se llevó todo, salí
del agua y me envolví en un toallón. Creo que inconscientemente no me
quería mostrar desnuda frente a él, no entendía muy bien por qué, pero
así me sentía.
Por momentos nos quedábamos callados, creo que lo que había pasado
y estar tanto tiempo separados, nos había quitado esa conexión
cotidiana que solíamos tener.
daba cuenta, de que aún me deseaba, pero por el otro, yo, al menos de
momento, no me sentía en condiciones de hacerlo.
-PABLO: Claro que sí! ¿Qué te gustaría cenar? Pensá en algo que
hayas extrañado comer!
Un rato después salió a hacer las compras para la cena, cuándo volvió,
vi que no había comprado ninguna cerveza.
-PATRICIA: ¿Y la cerveza?
-PABLO: Si vos no tomás mi cielo, yo tampoco!
-PABLO: Creí que odiabas los tatuajes, recuerdo que alguna vez me
dijiste, que ni loca marcarías así tu cuerpo.
-PATRICIA: No quiero que lo hagas por mí, es una decisión mía! Pero
si lo querés, lo hacemos los dos
-PABLO: Lo entendí amor mío, pero también me gustaría tatuarme!
Llevar también en la piel a nuestro angelito!
-PATRICIA: Lo que vos quieras amor, pero por favor, cómprate una
cervecita! Sé que te gusta, tomátela, yo no me voy a sentir mal por eso!
Podía ver en cada actitud de Pablo, que estaba muy pendiente de mí,
de lo que me gusta, de mis necesidades, de mis tiempos, y sentía que
305
yo, también tenía que pensar en las suyas, necesitaba saber cómo se
sentía realmente.
Me quedé dormida como hasta las seis de la tarde, abrí los ojos, y allí
estaba mirándome con esa mirada de amor que tan bien me hace,
estaba sentado en la cama con el mate preparado y con un budín
cortado en rodajas.
Decidí que esa semana, iría a la ginecóloga para que vuelva a ponerme
el DIU. Quizás de esa forma, luego encuentre la manera de volver a
encontrarnos.
Pablo nos tapó a los dos y nos quedamos abrazados, aún podía sentir
su erección contra mí piernas, y eso me hacía sentir terrible.
tenía que viajar al norte del país y que ella estaría sola, y me propuso
que fuéramos las dos a Punta del Este y pasar unos días juntas.
Cuando le dije que era por nuestro bien, creo que en ese momento no
podía verlo así, pero cuando me dijo que no me llamaría, me dio una
punzada en el pecho, sabía que le estaba causando un dolor que quizás
no pude dimensionar, dándome a entender que si yo necesitaba la
distancia, la tendría.
La despedida fue muy triste, los dos llorando, lo abracé y lo besé,
aunque en su abrazo, pude sentir como si se estuviera despidiendo de
mí para siempre, y eso me hizo mierda.
Le hice el corazón con los dedos, como tantas veces lo había hecho en
los viajes, para que supiera que este era otro tipo de viaje, que este era
para adentro, pero que como aquellos, también volvería, y me mató
verlo parado ahí, inmóvil, llorando y seguramente sintiendo que esta
despedida, sería para siempre…
315
Las casi tres horas de viaje me la pasé llorando, solo pensaba en que
esta distancia no lo arruinara todo.
Al llegar a Punta del Este, bajé del barco y realicé los trámites
pertinentes, al salir Martina me esperaba en el hall de la empresa.
-PATRICIA: Eso es lo que me pone mal, estoy muy tranquila con Pablo,
sé que me sigue amando, me lo demuestra con cada gesto, con cada
mirada, con cada caricia. Pero a pesar de que me lo ha dicho muchas
veces, no puedo dejar de sentirme culpable por lo que pasó!
-MARTINA: Pero no fue culpa tuya, a muchas mujeres les pasa eso,
pierden embarazos y en muchos casos, ni siquiera se puede saber por
qué, no sos vos responsable por que el bebé no logró sobrevivir.
-PATRICIA: Entiendo eso, pero es el segundo! Ya tendría un hijo y otro
en camino!
Salimos a hacer unas compras para la cena, hablar con Martina siempre
me daba tranquilidad, sé lo que me quiere y que todo cuanto me dice es
desde ese sentimiento.
Caminamos un rato por la costa hasta que cayó el sol, preparamos entre
las dos la cena y después nos fuimos a dormir, la verdad estaba
cansada.
-PATRICIA: Si, eso sí, pero yo sentía que él necesitaba ese encuentro,
siempre fuimos muy sexuales, sobre todo antes de lo que nos pasó con
otras personas. El segundo fin de semana, me decidí a intentarlo, como
para poder relajarme, le dije de bañarnos juntos.
-MARTINA: ¿Y cómo estuvo?
-PATRICIA: Re bien, nos metimos los dos en la bañera y mientras
hablábamos me acariciaba re suave, no eran caricias apasionadas, fue
muy delicado, eran mimos. Yo le tuve que llevar su mano a mis tetas y
a mi entrepierna para que me tocara, eso me fue relajando y cuando
salimos me fui a la salita y lo esperé desnuda en la cama, se sorprendió
al verme y se le paró automáticamente, te juro que estaba re nerviosa.
Nos besamos, me tocó y besó re lindo, re suave, me chupó las tetas
delicadamente, y cuando llegó a la conchita, no estaba ni por asomo
húmeda, no me mojé boluda!
-MARTINA: Porque estabas nerviosa! Te hubiera hecho falta un trago!
-PATRICIA: Seguramente, si no hubiera estado tomando tanta pastilla,
me lo hubiera tomado sin dudarlo, para aflojarme.
-MARTINA: Claro que sí, puede que todos esos sentimientos, estén
bloqueando tu necesidad de acercamiento a Pablo, que indirectamente
busques distanciarte.
-PATRICIA: Eso supongo que es lo que debe estar pensando, que me
quiero alejar de él, y eso también me da miedo, ¿qué hago si él se aleja
de mí? Me muero! Ahí sí que me pego un tiro!
-MARTINA: Callate boluda! Que un tipo te deje de querer no es para
pegarse un tiro!
pasábamos muy bien, y me hacía bien hablar con ella, me decía las
cosas de frente, no se callaba nada, lo que pensaba me lo decía y yo
se lo agradecí.
-MARTINA: Pato, yo tengo que volver a Rio el domingo, Felipe vuelve
de Fortaleza y necesito estar en casa para ese día, tenemos que firmar
algunos documentos, y además ya lo extraño.
No pude más que llorar el resto del domingo, esperé en vano algún otro
mensaje, estaba segura que se había enojado conmigo y ya no quería
hablarme. ¿Y ahora qué hago? ¿Vuelvo sin haber podido resolver nada
o arriesgo mi futuro con Pablo tratando de encontrar respuestas?
Me dormí con la tristeza invadiéndome.
Volví a la casa cerca de la una del mediodía, comí algo y me fui un rato
a la playa.
-VICTOR: Yo hace más de diez años que vengo, con mi difunta esposa,
compramos está casita y desde entonces, veníamos los dos, y luego de
su muerte, yo vengo solo varias veces al año, ahora me quedo hasta el
quince de enero, después viene uno de mis hijos con su familia.
324
-VICTOR: Así es, y aún lo sigue siendo! No hay cosa que haga en qué
no la tenga presente.
-PATRICIA: Me imagino!
-VICTOR: ¿Tomaría usted Patricia a mal qué nos tuteáramos?
-PATRICIA: Claro que no!
-VICTOR: La verdad es que me siento más cómodo tuteando a la gente,
aunque conozco personas que les parece una falta de respeto.
Charlamos por más de una hora, luego le dije que estaba un poco
cansada y que me iba a dormir una siesta. Ambos volvimos caminando
al complejo, y nos despedimos yendo cada cual a su casa.
Aquella conversación, me había sacado un poco de mis entuertos
mentales.
Me dormí una siesta hasta las seis de la tarde.
Tomé mi teléfono, no estaba segura si escribirle a Pablo o no, de
momento no lo hice, ya vería después.
Al día siguiente, tenía sesión con Mónica, no fue muy larga, solo me
preguntó si seguía con la medicación y como me encontraba.
Le conté que había decidido quedarme unos días más y me dijo que por
el momento no dejara las pastillas.
-PATRICIA: La que me culpo soy yo, por no poder darle el hijo qué tanto
lo había ilusionado.
-VICTOR: ¿Cómo fue el trato de tu marido?
-VICTOR: Asumo entonces, que lo que te trajo aquí, sos vos misma,
necesitaste distanciarte de él. Si me lo permitís, te puedo decir algunas
cosas con conocimiento de causa.
-PATRICIA: Sí por supuesto.
-VICTOR: En primer lugar, le doy la razón a tu esposo, y seguramente
también a tu terapeuta, de ninguno de los dos embarazos perdidos, sos
responsable, el primero fue un accidente, pensar que también podría
haber sido otro tipo de accidente, que nada tenga que ver con la
epilepsia, te podría haber atropellado un auto, haberte resbalado en una
escalera y un montón de circunstancias más, en el segundo embarazo,
te pasó cómo le pasa a muchas mujeres, a veces nuestro organismo es
sabio, y si el feto no estaba en las condiciones correctas, el cuerpo lo
interrumpe, aunque suene cruel, y en otros casos, la medicina aún no
encuentra todas las respuestas. Pero desde ya te digo, qué la culpa no
fue tuya y no deberías cargar con eso, aunque no te conozco bien,
quizás cargues con otras culpas y las canalices en la pérdida del
embarazo.
-PATRICIA: En verdad no lo sé, aunque si, cargo con otra culpa, que
fue la que provocó la distancia entre nosotros.
-VICTOR: ¿infidelidad?
-PATRICIA: Sí, y es el día de hoy, qué maldigo esos putos momentos,
en que me dejé llevar, y terminé en la cama con el que era mi jefe y con
otra mujer.
329
-VICTOR: Creo que esa puede ser la culpa que te atormenta. ¿Pudiste
contárselo a tu marido?
-VICTOR: Viendo los hechos, supongo que esa culpa tampoco es lo que
te atormenta. Creo que hay algo más qué no podés identificar, ¿me
permitís seguir preguntando?
-PATRICIA: Sí, dale!
-PATRICIA: Estos días que estuve con Martina, ella me hizo pensar lo
mismo.
-PATRICIA: Estoy más que segura, lo conozco hace años, lo puedo ver
en su forma de mirarme, su mirada nunca me mintió, incluso cuando me
confesó su infidelidad, pude ver en sus ojos su arrepentimiento y la
culpa que sentía por su error.
-PATRICIA: Tampoco!
-PATRICIA: Creo que no, aunque en los últimos tiempos, teníamos más
confianza, nunca llegué a considerarlo un amigo, es más, nunca hablé
demasiados temas personales o íntimos con él.
-VICTOR: Ok, nombrame tus amigas.
335
Y por último Clara, con ella nos llevamos muy bien desde que nos
conocimos, aunque fue con ella, con quién empezaron algunos de mis
"tentaciones" podríamos decirle. Su manera tan directa y frontal de ser
y de actuar, me hizo tener mucha afinidad con ella. Es quien me dijo que
le gusté desde que me conoció, y aunque antes no había tenido
relaciones sexuales con mujeres, conmigo las tendría y cuando lo
conoció a Pablo, me dijo que las tendría con los dos, pero a pesar de
eso, hemos compartido muchas cosas de nuestra vida personal, la
siento sincera, aunque no hablo con ella desde hace un tiempo.
-PATRICIA: Lo primero que pensé, con lágrimas en los ojos, fue en qué
feliz sería, si volviera a estar embarazada de Pablo!
Todas las chicas habían contestado mis mensajes, pero Pablo no, eso
me entristeció y necesité tomar un poco de aire y llorarle al mar.
No vi a Víctor hasta las cuatro de la tarde que golpeó mi puerta.
-PATRICIA: La primera vez que lo vi, fue cuando abrí los ojos en un
hospital después de una crisis, me había caído en la calle, él me ayudó,
fue conmigo al hospital, se quedó todo el tiempo hasta que salí y me
llevó hasta mi casa, ni le pregunté el nombre, recién horas después, me
di cuenta que sobre la mesa había dejado escrito en un papel su nombre
y su número de teléfono.
-VICTOR: ¿Y su infidelidad?
-PATRICIA: Sí es verdad, eso no me gustó, eso me dolió mucho, pero
siempre pienso, que tengo responsabilidad también en eso, él estuvo
con otra mujer el día de su cumpleaños, yo no estuve con él ese día,
porque estaba en el viaje a Brasil. Y no solo esa vez, en un montón de
viajes lo dejé solo, tengo que ser sincera, esos viajes me gustaban, era
como vivir en otro mundo, mucho lujo y cosas caras. Puro egoísmo de
338
-PATRICIA: Es verdad.
-VICTOR: Hola Patricia, por tu cara veo que estás bien, así que no voy
a preguntar.
-VICTOR: Pasa Patricia por favor, ponete cómoda, aún faltan unos
minutos para la cena, yo estoy tomando vino, pero supongo vos no
tomás.
-PATRICIA: Gracias Víctor, solo agua o gaseosa!
345
Cuando lo hablé con Víctor, me dijo que eso tenía solución, qué tan solo
le escribiera contándole quién era él y que estábamos haciendo en ese
momento.
Pensé, y pensé, y pensé durante unos días, pasé por muchos estados,
volví a leer su mensaje cientos de veces, y cada vez me convencía más,
que quizás ya estaba dando lo nuestro por terminado.
También pensé en su reacción, entiendo que les cayera mal, pero ¿por
qué lo primero que pensó fue que yo estaba con otro hombre?
¿Sí lo sigo amando? Claro que sí, pero me voy dando cuenta, que en
estos momentos, con el amor no alcanza...
Víctor se volvía a Buenos Aires el quince de enero, y decidí volver con
él, de ahí me iría a Mar del Plata en colectivo, necesitaba encontrarme
cara a cara con Pablo y ver qué sucede entre nosotros.
348
Mentiría si dijera que no estaba nerviosa, con un taxi llegué hasta casa,
en la calle no vi el auto de Pablo, entré al edificio y subí a nuestro piso,
puse la llave en la puerta con el corazón latiendo a mil, pensaba en
abrazarlo ni bien lo viera, pero al entrar, vi todo muy ordenado, dejé la
maleta y las llaves y empecé a buscarlo. Al pasar por la cocina vi la
heladera abierta y desenchufada, sin nada en su interior, no pude evitar
las lágrimas, imaginé lo peor, qué se hubiera ido.
No sabía si Pablo estaba ahí, pero pasadas las tres de la tarde, me paré
en la vereda de enfrente, en la entrada de una galería comercial, desde
allí podía ver la entrada del edificio. Entraba y salía gente todo el tiempo,
se paraban a conversar en la vereda y luego se iban, parecía la puerta
de un banco.
No dejaba de pensar, que así como él pensó que yo estaba con otro
hombre, yo también, lo primero que pensé al verlo, es que estaba con
esa mujer. Y entendí que la confianza entre nosotros, seguía
resquebrajada, probablemente por nuestras infidelidades pasadas.
¿Sintiendo así, sería lógico volver a estar juntos? ¿O cada situación que
se presente, volvería a ser lo mismo? Decidí entonces, dejar pasar el
tiempo, esperaría que él se comunicara conmigo.
Hablé varias veces con Martina, y siempre me dio ánimo, que no lo diera
por perdido, que siga luchando por el amor que nos teníamos, ¿aún lo
teníamos? Por mi parte sí, no dejaba de extrañarlo, no dejaba de sufrir
por su ausencia, no dejaba de desear estar a su lado, no dejaba de
tenerlo en mi corazón y en mi cabeza, pero ¿y él? ¿Qué estará sintiendo
él?
Me encontré un par de veces con María Marta para tomar un café, me
hacía muy bien hablar con ella, me tranquilizaba mucho y siempre me
aconsejaba como una madre preocupada por el bienestar de su hija.
-PATRICIA: Así es! Nos veremos todos los días, salvo que por algún
problema de salud, yo esté de licencia.
Hablamos durante todo el cumpleaños, pasada la una de la mañana, le
dije a Valeria que me iba para casa, Román me preguntó si andaba en
auto, y al decirle que me tomaría un taxi, se ofreció a llevarme a casa.
La charla con él había estado muy bien y durante el viaje, iba pensando
si estaría bien invitarlo a subir a casa a tomar un café, pero antes de
llegar decidí que no.
Llegamos a la puerta de casa y nos despedimos hasta el primer día de
clase.
-MARTINA: Pato, después nos vamos unos días a Punta del Esta,
venite con nosotros!
-PATRICIA: No Marti, no los quiero joder!
355
-MARTINA: No nos jodés, Felipe está acá conmigo y dice que te vengas!
No te quedes sola! No seas boluda! Ahí puse el altavoz!
¿Qué sentido tenía? Ni yo sabía lo que hacía él, ni él sabía lo que hacía
yo. Entre nosotros, un abismo cada vez más grande…
356
Cuando llegué a Buenos Aires, no tenía pasaje para Mar del Plata,
durante el viaje había pensado qué hacer, sí volver a pasar por la oficina
antes de volverme a Mar del Plata. ¿Un llamado? ¿Decirle que estaba
en Buenos Aires? Un llamado quizás podría hacer que nos
encontremos, pero decidí pasar por su oficina, eran las once y media de
la mañana, tomé un taxi hasta la oficina, decidida, me anuncié en la
seguridad del edificio, le pedí dejar un momento la maleta y subí al
octavo, el piso de la empresa.
Me recibió una chica y al decirle que buscaba a Pablo, me dijo que ese
día tenía una reunión con un proveedor y ya se había retirado, muy
amablemente me dijo si quería dejarle un mensaje o decirle quién era
para que pueda llamarme al día siguiente, pero le dije que solo era una
amiga que pasaba a saludarlo, qué pasaría en otro momento.
No pude dejar de llorar mientras la leía, ¿por qué me tuve que ir? ¿Por
qué no puedo hacer nada bien con él?
Desarmé la maleta, pensando en mandarle un mensaje, mientras
ordenaba mis cosas iba pensando que escribirle, puse ropa en la
357
-MARIA MARTA: Los primeros días del mes Pablo me llamó por teléfono
y nos encontramos.
-PATRICIA: ¿El te llamo? ¿Y qué te dijo?
358
-CLARA: Bien por suerte, me vine unos días a Mar del Plata y pensé en
que quizás podríamos vernos, tomar un café tan solo! ¿Qué decís?
-PATRICIA: Dale, ¿dónde estás?
-PATRICIA: ¿Te acordás el café que está cerca de casa, al que fuimos
una vez?
-CLARA: Hasta el domingo, vine con una prima qué se había peleado
con el novio, y resulta que el novio estaba en Pinamar y le dijo que se
fuera para allá, se fue con él y vuelve el domingo.
Hablamos un buen rato de un montón de cosas, le pedí no hablar de
Carlos ni que supiera que nos habíamos encontrado y me dijo que hacía
tiempo que no lo veía.
Cenamos unas ensaladas y las dos nos tomamos unas cervezas, desde
que había vuelto a mi medicación habitual, no lo había hecho.
Quizás ese comentario haya sido para tantearme, para ver que tan
receptiva estaba para sus juegos, pero en ese momento se me cruzó
Pablo por la cabeza, y a pesar de no estar juntos, a pesar de pensar
que quizás no volvamos a estar juntos, no quería volver a pasar por
esas situaciones.
Charlamos largo rato, cuando quisimos acordar, eran casi las cuatro de
la mañana.
-CLARA: No! Te juro que no! A nadie! En el teléfono era el único lugar.
Durante los siguientes días se irían incrementando las horas que los
niños pasan en el jardín, y pasadas dos semanas, ya harían el horario
completo.
366
En dos días era el cumpleaños de Pablo, no sabía qué hacer, ese día
al salir del jardín, me fui a comprarle un regalo con la esperanza de que
quizás pudiera verlo. No me decidía que comprarle, Y terminé
comprándole una camisa y un perfume qué sabía que a él le gustaba.
El día de su cumpleaños, al salir del jardín, estaba indecisa, no sabía si
escribirle un mensaje, llamarlo por teléfono escribir en sus redes
sociales, lo imaginaba no queriendo saber nada de mí.
-VALERIA: Pará boluda, por ahí se juntan más tarde, nos tomamos una
cerveza y esperamos un rato.
-PATRICIA: Quizás no esté en Mar del Plata!
Nos pedimos una cerveza y unas papas y mientras esperábamos,
aprovechamos para charlar un rato.
Le dije que si, y a partir de ese día, todos los mediodías, me insistía de
alcanzarme a casa. Al principio me daba vergüenza, no quería que se
tomara el trabajo de llevarme todos los días a casa, pero finalmente
acepté y me dejaba todos los días en casa. Al principio hablábamos solo
de Valentina y de cómo le iba en el jardín, pero a medida que fueron
pasando los días, fuimos hablando de otros temas, de su trabajo y del
mío, de su vida y de la mía.
-ROMAN: Nada de eso! Solo que sos mucho más linda cuando te reís!
-PATRICIA: Bueno gracias, pasa que a veces no me sale reírme.
-ROMAN: Más allá de eso, creo que también deberías pensar en vos,
¿cómo sabés si en este tiempo, el no está cubriendo sus necesidades
con otra mujer?
Si así fuera, ¿qué podía reprocharle yo? Así como yo me dejé llevar,
también le puede pasar a él. ¿Se estará acostando con esa mujer con
la que lo vi?
Solo podría ser, si estuviera en Buenos Aires, ¿estará aún en Buenos
Aires o lo tendré aquí en la ciudad? ¿Cómo saberlo?
No podía dejar de extrañarlo y tenía ganas de verlo, pero por otro lado
entendía que no quisiera verme, había sido una mierda con él y él se
merecía una buena mujer.
Un día después de que Román me dejara en casa, me cambié y me fui
caminando hasta el trabajo de Pablo, no sabía si estaba allí o en Buenos
Aires, necesitaba verlo, aunque más no sea a la distancia, no sé por
qué, pero necesitaba verlo.
Habitualmente salía a las cuatro de la tarde, y había llegado unos
minutos antes. Desde la vereda de enfrente a unos treinta o cuarenta
metros, no veía su auto en el estacionamiento y creí que no estaba, pero
igualmente esperé hasta las cuatro.
Salieron dos chicos, minutos después dos chicas más y cuando ya
pensé en irme, lo vi salir, se me aceleró el corazón, iba de traje y corbata
y con un maletín en la mano, estaba muy lindo, se acercó a un auto
blanco y se subió, ¿había cambiado el auto? Me quedé en la puerta de
un negocio y lo vi pasar con la ventanilla baja y el corazón me latía a mil
¿Dónde estaría viviendo?
Me sentía muy sola, durante los días de trabajo lo llevaba mejor, pero
los fines de semana eran muy tristes, y no dejaba de pensar en qué así
se habría sentido Pablo cuando yo me iba de viaje. Qué egoísta fui! Yo
disfrutando de todo aquello y él solo en casa, una mierda.
372
-ROMAN: Chicos, ¿me bancan que me doy una ducha rápida, así me
sacó el olor a humo?
Y todos dijimos que sí, me quedé Charlando con Mauricio y Pía y diez
minutos después volvió Román y dijo:
-ROMAN: Bueno chicos, ahora sí!
373
Mauricio sirvió las copas y al llegar a la mía, le dije que solo un poco,
pero entre risas, casi la llenó. Brindamos y tomé un trago, volvió mi turno
de pitar el porro, le di otra calada y se lo pase a Román.
Después de un momento empecé a sentir los efectos, cualquier cosa
que se dijera, era motivo de risa.
Nos sentamos sin que me soltara, miré hacia un costado sin mirar y
cuando volví mi cara hacia él, me encontré con su boca acercándose y
pegándose a la mía.
-ROMAN: Por fin te decidiste reina! Ahora vas a ver lo que es bueno! Lo
vas a pasar muy bien!
Al día siguiente, que tenía que quedarme para una reunión con la
directora, al siguiente qué me venía a buscar una amiga, y así hasta que
entendió que ya no quería que me llevara, ni siquiera que me hablara.
376
Esta no es mi vida!...
Ese mismo lunes, al salir del jardín le mandé un mensaje a Carlos, “Hola
Carlos, necesitaría que hablemos, pero no en el sindicato”
Pasé por casa para cambiarme, comer algo y poner en una bolsa el
primer vestido y los zapatos que me había regalado.
Llegué a ese café unos minutos antes y me senté en una mesa, pedí un
café y esperé a que llegara.
Pasadas las seis lo vi llegar, nos saludamos sin un beso, solo de palabra
y antes de sentarse, le pidió un café al mozo.
-PATRICIA: Necesitaba hablar con vos, creo que tendría que haber sido
antes, pero bueno…
Uno de esos días iba distraída mirando vidrieras, cuando alguien que
caminaba en dirección contraria a mí, frenó a unos pasos, lo miré sin
mirarlo, se quedó parado a tres pasos de mí y dijo:
379
-MARIANO: ¿Patricia?
-PATRICIA: Mariano!
Nos acercamos y nos saludamos con un beso.
-PATRICIA: En realidad no, las cosas no estaban bien con Pablo, así se
llama, y necesité tomar un poco de distancia, pero todo se fue
complicando y… aquí estoy.
381
-MARIANO: En estos años, salí con dos chicas, con la primera seis o
siete meses y con María Paz, vivimos juntos más de dos años, pero a
decir verdad, a ninguna de las dos pude quererlas como a vos.
-PATRICIA: ¿Tuviste hijos?
Subí pensando en él, pero la vida quiso que las cosas fueran así, y qué
años después encontrara al que, sin lugar a dudas, era el amor de mi
vida, aunque en ese momento, no tuviera la certeza siquiera de volver
a verlo, pero sin embargo estaba en mi corazón y en mis pensamientos.
El haber podido hablar con él, me había dado mucha paz, el explicarle
lo que había pasado, me liberaba un poco de esa culpa que cargaba
por habernos separado, aunque me dijera que aun seguía
queriéndome, me sentí mal por no poder corresponderle, ya no podía,
hacía tiempo que ya no estaba en mi corazón…..
384
En la semana de ese día tan triste para mí, me encontré con María
Marta, y le conté cómo me sentía, le dije que no quería estar ese viernes
en Mar del Plata, y menos que menos, sola. Le conté que quería irme a
algún lado y ella siempre tan divina, me ofreció su casita en Córdoba y
se ofreció a acompañarme.
Qué falta me hacía un abrazo de Pablo, que daría por tenerlo a mi lado
en este momento, tan doloroso para mí y también para él.
Caminé unas cuadras por una calle de tierra que iba hasta el río, ya me
había dicho María Marta, por dónde ir y que era un lugar hermoso.
Y por primera vez desde que lo tenía frente a mí, pude decir algo.
-PABLO: Por este abrazo, hubiera ido hasta el fin del mundo!
-PABLO: Por supuesto, creo que es lo que nos debemos desde hace
tiempo.
-PATRICIA: Pero dejemos eso para mañana, hoy necesito este abrazo,
y pasar este día de dolor a tu lado. Sé que también es doloroso para
vos, y no encuentro mejor manera de recordar lo que nos pasó.
-PABLO: ¿Sabes una cosa?
-PABLO: Debajo del tatuaje del angelito, me tatué la fecha, para que
nuestro angelito sepa, qué siempre estará conmigo.
Nos fuimos a acostar, dormí con la remera que tenía puesta y Pablo con
bóxer y una remera.
No estaba yo como para que pasara algo más entre nosotros, no era el
día, y Pablo lo entendió sin que le dijera nada.
Con Clara y con Carlos por esas tentaciones que no supe frenar,y con
Román, creo que porque me sentía sola y cedí en un momento de
debilidad, sin mediar las consecuencias, quizás intentando olvidarme de
Pablo. Con todo ese bagaje de desaciertos, así tenía que enfrentarlo
para tratar de seguir adelante, sin ninguna certeza sobre sus
sentimientos.
-PATRICIA: Amor, te lo digo así, porque así lo siento, porque nunca dejé
de amarte, a pesar de mis errores, lo sigo sintiendo así.
-PATRICIA: Tuve que hablar con Carlos en ese momento, no sabía qué
hacer, iba decidida a hacer una prueba de paternidad, pero cuando le
conté que estaba embarazada, me dijo que el hijo era tuyo, que él, años
atrás había decidido no tener hijos y se había hecho la vasectomía. Pero
de todas formas te lo tendría que haber contado en ese momento.
-PABLO: Cuando me contaste del embarazo, ¿Creés que no tuve esa
duda? Claro que la tuve, pero inmediatamente pensé que a pesar de
todo lo que había pasado, no te creí capaz de decirme que iba a ser
padre de tu hijo, si no estabas segura de que era mío.
Ese hombre que escuchaste aquel día, fue en gran parte, quien me hizo
ver muchas de las cosas que me estaban pasando desde otro lado,
haciendo que pueda sacarme la culpa que sentía por muchas de las
cosas que me estaba sintiendo. Quizás no haga falta que te lo diga, pero
con él no paso nada más allá qué conversaciones sobre mí y sobre
cómo me sentía.
Cuando volví a Mar del Plata, creí que podríamos volver a estar juntos,
sentí que había podido resolver muchas de las cosas que me
atormentaban, pero me encontré que estabas en Buenos Aires, leyendo
tu carta, que llevo siempre conmigo, ese mismo día decidí ir a buscarte.
No sabía dónde estabas viviendo, pero vi en la página web de la
empresa, la dirección de la oficina, y te esperé en la puerta, pero cuando
saliste ese día, el mundo se me vino abajo, una mujer te esperaba y al
verlos abrazarse, e irse abrazados, pensé que ya todo estaba perdido
para mí y pensé que sería lo mejor para vos, estar con una mujer que
te diera lo que yo no supe darte.
391
Sin saber si entre vos y esa mujer pasaba algo, volví al día siguiente, y
me animé a subir a verte, pero ese día ya te habías ido, y sin poder verte
ni saber qué pasaba, decidí no insistir y volver para Mar del Plata.
Después de eso, me enojé, me enojé conmigo, me enojé con la vida,
me enojé con mi suerte, me enojé por dejarte solo, y me enojé con vos,
sentí en ese momento, que no me habías esperado, como que tu vida
seguía adelante sin mí. Y me sentí muy mal, y tuve que tratar de
imaginarme una vida distinta, una vida sola.
-PABLO: Respecto de esa mujer con la que me viste, la conocí una
noche en un bar por casualidad en mis primeros días en Buenos Aires.
Esa noche, a ella la había plantado una amiga y yo tomaba solo una
cerveza.
En un primer momento, creí que se había acercado a mí, buscando un
hombre para pasar la noche, pero nunca dijo ni insinuó nada, solo
charlamos, después de un rato de hablar, me di cuenta que estaba tan
sola como yo.
Hablamos largo rato, y luego la llevé a la casa. Después nos vimos otra
vez y fue entonces, cuando a través de la inmobiliaria en la que trabaja,
alquilé el departamento donde viví en Buenos Aires.
Solo y en Buenos Aires, con la única persona que pude hablar fue con
ella, me contó de su vida y yo le conté de la mía, a pesar de que hace
poco tiempo que la conozco, la podría considerar una amiga, pude
entenderla y ella a mí.
No era mi intención, ni estaba en mis planes, pero los últimos días que
estuve en Buenos Aires, dormí con ella, la situación solo se dio y
terminamos en su cama. Después de esa vez, necesité que entienda,
que no tenía nada para ofrecerle, más que hacernos compañía esa
noche.
Cuando volví a Mar del Plata, necesitaba aunque sea verte y estuve un
par de días frente al jardín, a la hora de la salida. En esas tres veces, vi
que te ibas con un hombre y una niña que supuse su hija. En ese
momento sentí que nuestras vidas estaban tomando caminos
diferentes.
392
Después por esas casualidades que tiene la vida, una noche que salí
tarde de la empresa, buscaba un lugar para cenar, pase por un
restaurante y te pude ver cenando con un hombre, no sé porqué, pero
volví y lo reconocí por haber visto fotos suyas, me di cuenta que era
Mariano, y pude ver cómo te tomaba de la mano. Como un tarado me
quedé sentado en el auto hasta que salieron, y los seguí hasta tu casa
dónde los vi entrar. No te voy a mentir, me fui a casa llorando y sentí
que lo nuestro ya no tenía solución.
393
Lo que iba a hacer el fin de semana más triste, terminaron siendo tres
días en los que me volví a sentir contenida y querida.
-PABLO: Tengo que contarte dos cosas, el miércoles tengo que viajar a
Buenos Aires, y la segunda, que esta noche tengo una cena con un
cliente.
-PATRICIA: ¿Si? ¿Y cuándo volvés?
-PABLO: De Buenos Aires, el jueves por la tarde, y de la cena, no sé si
volveré, depende!
-PABLO: Perfecto!
Llegó a eso de las siete y media, y venía con cara de cansado, al otro
día, saldría muy temprano para Buenos Aires y le dije de cenar
temprano para que pudiera descansar.
Cenamos temprano y antes de las once de la noche se fue para su casa,
cada vez me costaba más dejarlo ir. Antes de irse mientras nos
saludábamos me dijo:
Ese día al salir del jardín, había quedado en encontrarnos con María
Marta en el café de siempre a su salida del sindicato.
Hice tiempo en el café hasta que a las cuatro pasaditas, la vi entrar, nos
dimos un abrazo y nos sentamos.
Hablamos largo rato con María Marta y a eso de las seis de la tarde me
fui para casa.
Me estaba preparando unos mates, cuando sonó mi teléfono. Era
Valeria que quería verme y me dijo de encontrarnos un rato después en
una cervecería para tomar algo y cenar. Le dije que si, también yo quería
verla y contarle como estaban las cosas, aunque no me aguanté y le di
un adelanto.
Más me preocupé porque llegué al jardín aún sin una respuesta suya.
Esa mañana miré mi teléfono a cada rato, a la hora de la salida, no
quería encontrarme con él, le conté a la directora lo que había pasado
la noche anterior, y fue ella quien entregó a Valentina.
-PABLO: Me voy a encontrar con Miguel que necesito hablar algo con
él y después voy!
402
-PATRICIA: Te espero!
Me desconcertó el tono de la llamada y me quedé preocupada, había
sonado distante y no entendía por qué.
¿Qué pasó? ¿Qué había cambiado en tan solo un par de días? ¿Acaso
alguna de las mujeres de Buenos Aires? Pensar eso me entristeció
hasta las lágrimas…
403
El viernes llegó más temprano que otros días y me puso más contenta,
cuando me dijo que ya no volvía a la empresa.
-PABLO: Tuve un encuentro con don Mario que me quería comentar
unas cosas de la empresa y de ahí ya me vine!
404
Y abrazándola le dije:
-PABLO: Tranquila que no vamos a tener más problemas con ese tipo,
ni vos ni yo!
No veía la hora de volver a hacer el amor con él, desde hace días lo
venia deseando, incluso en un par de ocasiones, al darme cuenta de
sus erecciones, me tuve que contener para no buscarlo.
Nuestro último encuentro antes de nuestra distancia, había sido un
desastre, en ese momento no podía, no me salía, pero en estos últimos
días lo estaba deseando ardientemente.
Supongo que Pablo no querrá acelerar las cosas y por temor a que nos
vuelva a pasar lo de aquella vez, estará dejando pasar el tiempo hasta
que volvamos a relajarnos y conectar.
Esa noche salimos a tomarnos unas cervezas, decidí ponerme algo más
provocativa, como para mostrarle que me iba soltando y que nuestra
vida de a poco volvía a la normalidad.
Por supuesto la pasamos muy bien, como hacía mucho no lo hacíamos,
hablamos mucho y me reí mucho, me sentía feliz.
Nos tomamos tres cervezas cada uno y cuando salimos cerca de la una
de la mañana, yo estaba bastante mareadita.
-PATRICIA: Claro que sí! Tanto como te amo yo! Que boluda fui! Perdón
amor mío por todo lo que te hice!.
-PABLO: Shhhh!
-PABLO: ¿Te dije alguna vez que sos la mujer más hermosa del
mundo?
Jugó con su lengua, con sus dedos y ya estaba deseando que lo haga
también con su pija. Pude sentir un dedo jugar en mi recto, su otra mano
frotaba mi clítoris, todo aquello me tenía en el aire, luego fueron dos
dedos, y luego tres, ya quería sentirlo también en mi culito y se lo dije.
410
Sentí su cuerpo chocar contra mis nalgas y supe que ya estaba todo en
mi interior, el vaivén fue suave, acompañado de sus caricias en mi
conchita, acelero las embestidas y supe que estaba por acabar. Lo sentí
explotar en mi interior y momentos después tuve también mi orgasmo.
Después fuimos para casa y tuve que poner freno a sus avances ya no
quería volver a todo aquello.
-PABLO: Yo te quiero contar que con Mariana, surgió en uno de los
últimos días antes de volverme de Buenos Aires a vivir acá, la relación
que teníamos era como de amigos, hablábamos mucho, cenamos
muchas veces juntos, salíamos a pasear, tomábamos mate por las
tardes, ella siempre supo de vos y de lo que yo sentía y estaba pasando.
Ese día la había visto triste, bajoneada, cuando le pregunté me dijo que
era porque yo me volvía, que en el tiempo en que viví allá, no se había
sentido tan sola.
-PATRICIA: Estoy segura que las dos la deben haber pasado muy bien
con vos, conociéndote y sabiendo como sos en la cama, siempre has
puesto por delante mi placer, siempre te has preocupado por hacerme
disfrutar y supongo que con ellas no has sido diferente.
A eso de las cuatro de la tarde, volvimos para Mar del Plata y fuimos a
tomar un café a un bar de calle Güemes. No quería que el fin de semana
se terminara, quería seguir pegada a él, al día siguiente, ambos
debíamos volver a trabajar.
Volvimos para casa después de tomarnos unas cervezas y picar algo
en una cervecería de calle Olavarría.
Desde esa tarde en que lo vi llegar con todas sus cosas, se me llenó el
corazón, sabía que eso significaba un nuevo comienzo, sabía que
estábamos listos para seguir adelante, que todo cuanto nos había
pasado, lo habíamos dejado en algún rincón de nuestro ser y volvíamos
a apostar por nuestro amor.
Pero lo que vino después, me sorprendió como nunca antes nada me
había sorprendido, que me propusiera casamiento me puso feliz, en
realidad, si no nos casamos me da igual, mientras estemos juntos, no
me importa el papel, pero lo entendí como una forma de volver a
comenzar y el deseo de comprometerse con nuestra relación.
Que además haya planeado un viaje para los dos, a Brasil, donde
siempre habíamos deseado ir y para rematarla, mostrarme ese terreno
en un barrio tan lindo, donde construiríamos nuestra casa, era mucho
más de lo que yo esperaba, de lo que merecía, ¿cómo pude ser tan
tarada?, volver a estar con él era todo cuanto pretendía, y ya no lo iba
a defraudar.
El viaje a Brasil fue una locura, no nos pudimos encontrar con Martina
por cuestiones de trabajo de ella y Felipe, ya tendríamos otra
oportunidad.
Esos días fueron muy intensos, en todo sentido, pero sobre todo en el
terreno sexual, hicimos el amor todos los días, en todos lados, en la
playa, en el auto, bajo la lluvia, en ese boliche donde hicimos locuras,
locuras impensadas, pero lo disfruté a tope, estaba tan compenetrada
con Pablo y me sentía tan unida a él, que cualquier cosa que hiciéramos
estaba bien.
Me encontré con María Marta, quería compartir con ella como me estoy
sintiendo en este momento.
Salí del jardín y la esperé hasta la hora que salía del sindicato, nos
encontramos en el bar de siempre.
Al llegar la vi hablando con una mujer de más o menos su edad, al
acercarme me la presentó como Gloria.
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-GLORIA: Yo viví toda mi vida acá, pero ese era su sueño y fui tras él
para hacerlo juntos. Después de su muerte yo seguí sola un tiempo
más, pero sin él no era lo mismo, mi vida ahí ya no era mi vida.
-PATRICIA: ¿Te volviste para Mar de Plata y dejaste todo aquello?
-GLORIA: ¿Sabés como se llama el complejo? “Mi destino” idea de mi
marido y aun se sigue llamando así. Me costaba tomar la decisión de
dejar todo aquello, sobre todo por el esfuerzo que habíamos puesto,
hasta que hace un tiempo ya, fuera de temporada, vino un hombre solo
y estuvo casi un mes en el complejo, cuando lo vi llegar, algo me dijo
que ese hombre era el indicado, creo que ni él lo sabía en ese momento.
En tantos días que estuvo, hablamos muchas veces, me contó muchas
cosas de su vida, nació y vivió siempre en La Plata, incluso tenía allí un
buen trabajo. Le ofrecí dejarle el complejo y que me lo fuera pagando
de a poco y después de pensarlo unos días aceptó mi oferta y hoy son,
junto a su mujer, los dueños.
-MARIA MARTA: Fuimos una vez las dos un fin de semana, Gabriel y
Mora son los dueños que te contaba Gloria, dos divinos! Y el complejo
es hermoso. Por eso es que me encontré hoy con Gloria, ella habló con
Gabriel a pedido mío, para regalarles a vos y a Pablo, una semana en
ese complejo para cuando ustedes quieran.
-GLORIA: Todos los servicios pagos!
-GLORIA: No hay nada que agradecer! Tenés razón María, esta chica
es un bombón! Ya nos encontraremos otro día para charlar las tres,
ahora las dejo para que puedan charlar. Es un gusto conocerte Patricia!
Si supieras las veces que María me ha hablado de vos!
-MARIA MARTA: Cuanto me alegro por vos y por Pablo, siempre supe
que ustedes tenían que estar juntos, un amor así no se puede dejar
pasar!
-PATRICIA: Pero eso no es todo! Antes de irnos me propuso matrimonio
y además me llevó a ver un terreno donde vamos a construir nuestra
casa! Estoy más que feliz!
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Demás está decir que la salita volvió a tenernos muy, pero muy seguido!
Pablo llegó una tarde del trabajo y mientras tomábamos unos mates,
me mostró lo que había averiguado para el viaje, serían dos semanas,
iríamos de Buenos Aires a Madrid, ahí estaríamos cinco días, después
no iríamos a Paris cuatro días y de ahí a Londres desde donde
regresaríamos. No me lo podía creer, nunca creí que alguna vez iría a
Europa, siempre lo vi muy lejano, pero ahora lo tenía a unos días.
A finales de noviembre, preparamos las invitaciones y se las
entregamos a nuestros amigos de Mar del Plata, a Martina se la
enviamos por mail, a su cuñada Lorena y a Sara, también por mail y con
una videollamada.
El treinta de noviembre, nos fuimos con Pablo a Buenos Aires, tenía una
reunión en la mañana del lunes y aprovechamos para visitar a Mariana
y dejarle la invitación.
Nos fuimos por la tarde y llegaríamos para la hora de cenar, Mariana
nos esperaba en su casa y nos iríamos a algún lindo restaurante a
cenar.
Mariana se puso una camisa lila con bordados, una minifalda negra y
sandalias negras de taco alto.
Hablamos mucho y nos reímos otro tanto, le contamos del viaje, los
lugares que habíamos conocido. También le contamos del proyecto de
la casa y le entregamos la invitación para nuestro casamiento.
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Cómo hacía calor, me volví a poner uno de los vestidos cortos, el blanco
con la espalda descubierta, sandalias blancas de taco alto y el pelo
recogido. Por supuesto al tener la espalda descubierta, iba sin corpiño.
Pablo se puso una camisa gris, un pantalón azul y sus zapatillas azules
preferidas, estaba muy lindo.
-PATRICIA: Claro que sí! Serás bienvenida en Mar del Plata cuando
gustes venir!
-PABLO: Guardate unos días y cuando vas a Mar del Plata para el
casamiento, si querés, te quedás un par de días con nosotros!
-MARIANA: Me encantaría! Ya voy a arreglar ese tema!
Recorrimos Buenos Aires hasta tomar la ruta, que por suerte estuvo
bastante tranquila y llegamos a Mar del Plata a eso de las diez de la
noche, compramos comida ya preparada y cenamos en casa.
Ya teníamos todo preparado, nuestra ropa lista, la reunión con todos los
detalles también, la noche del miércoles, cuando nos fuimos a dormir,
nos abrazamos y no pude evitar las lágrimas, haber pasado por tantas
cosas, por tantos dolores, por tanta distancia y en este momento a horas
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Ambos nos dijeron que estaban muy felices de vernos juntos y sobre
todo de vernos tan bien.
Mariana nos avisó que el colectivo llegaba a las doce menos cuarto de
la noche, y después de que Martina Y Felipe se ubicarán en su
habitación, fuimos a cenar los cuatro.
Por supuesto hicimos el amor, Pablo me dijo, " es nuestra última vez de
solteros" y lo hicimos con todo el amor qué nos tenemos.
Llegamos al registro civil media hora antes para conseguir lugar para
estacionar.
Nos caso una jueza muy simpática, nos deseo la mayor felicidad, y en
el momento que dijo, " los declaró marido y mujer" Pablo me rompió la
boca de un beso, ambos con lágrimas en los ojos.
Salimos de la sala, todos nos saludaron y felicitaron, y ya en la vereda,
la tradicional lluvia de arroz. Miguel era quién sacaba las fotos, nos
sacamos con todos los presentes, en casi todas, Pablo aparecía con
Sara en sus brazos, y no podía dejar de pensar, qué en sus brazos,
podría haber estado nuestro angelito.
-PATRICIA: Eso quiere decir que a partir de ahora usted tiene los
papeles al día para hacer con este cuerpo lo que usted desee!
-PABLO: Perfecto! Empezaré por hacerle el amor con todo el amor que
le tengo y en esta oportunidad, me deleitaré con por lo menos tres
orgasmos!
-PATRICIA: Adelante entonces! Soy toda suya!
-MORA: Algo así me pasó con María, una mujer con la que Gabriel
estuvo mientras estuvimos divorciados, y al día de hoy somos amigas y
compartimos muchas cosas.
-PATRICIA: No se si llegaremos a ser amigas con Mariana, es posible,
me cayó muy bien, me pareció una buena mina, de buen carácter y
buenos sentimientos, hasta ahora no le he visto ninguna segunda
intención, ya veremos.
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-MORA: Espero que la pasen bien estos días y que les vaya muy bien
en su nueva vida!
Antes del viaje a Europa Pablo quería dejar comprados todas las
mesadas y los artefactos que tendrían que colocar en los baños, el
lavadero y en la cocina.
A nuestro regreso ya empezaríamos a ver los muebles que nos hicieran
falta, aunque habíamos decidido mudarnos con lo imprescindible,
nuestros muebles y algunas cosas nuevas.
Antes de irnos, tuvimos una conversación con Pablo, nos sentíamos en
nuestro mejor momento como pareja y a pesar de lo ocurrido, decidimos
volver a intentar en un futuro no muy lejano, volver a intentar tener un
hijo.
A pesar de tantos momento vividos, tantos reveces, tantas idas y
venidas, tantas alegrías y tantos dolores, nuestro amor seguía intacto,
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