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Duelos en la adolescencia

Clase 9 de junio 2020

En el texto de Metamorfosis de la Pubertad, Freud en uno de los puntos que desarrolla, uno de
mucha importancia es el de la Barrera del Incesto allí dirá entre otra cosas, que el respeto de esta
barrera es sobre todo una exigencia cultural de la sociedad: tiene que impedir que la familia
absorba unos intereses que le hacen falta para establecer unidades sociales supriores, y por eso en
todos los individuos, echa mano a todos los recursos, para aflojar los lazos que mantienen con su
familia.
Como sabemos que la elección de objeto se consuma primero en la esfera de la representación y
es difícil que la vida sexual de un joven que madura pueda desplegarse en otro espacio que no sea la
fantasía, es a raíz de estas fantasías que vuelven a emerger las inclinaciones infantiles ahora con un
refuerzo somático (cuerpo desarrollado y preparado para la reproducción). Entre estas las mociones
sexuales del niño hacia sus progenitores, el varón hacia la madre y la niña hacia el padre.
Contemporáneo al doblegamiento y desestimación de estas fantasías incestuosas, se consuma,
uno de los logros psíquicos más importantes, pero también más doloroso, del periodo de la
pubertad: el desasimiento de la autoridad de los progenitores, el único que crea la oposición, tan
importante para el progreso de la cultura.
Es interesante como pone el énfasis en lo doloroso de este logro lo que nos introduce al tema de
los duelos en la adolescencia. El trabajo del duelo en la adolescencia como proceso normal del
desarrollo.
Entrar en el mundo de los adultos- deseado y temido- significa para el adolescente la pérdida
definitiva de su condición de niño. Es un momento crucial y constituye la etapa decisiva de un
proceso de desprendimiento que comenzó con el nacimiento, inicio de lo que será el primer proceso
de individuación, aquel que se consuma hacia el tercer año de vida, con el logro de la constancia del
self y del objeto.
Los cambios psicológicos que se producen en este periodo, y que son el correlato de cambios
corporales, llevan a una nueva relación con los padres y con el mundo. Ello sólo es posible si se
elaboran lenta y dolorosamente determinados duelos en este periodo.
Para explicar el comportamiento juvenil utilizamos el modelo propuesto por P. Blos y H. Deutsch,
de los movimientos oscilantes entre lo regresivo y lo progresivo que caracterizan al adolescente,
que no son solo una manera de resolver y reencauzar fijaciones previas, juntamente con las nuevas
capacidades y posibilidades, sino que posibilita incluir en el futuro el pasado. Este cambio a lo
nuevo de alguna manera se basa, incluye y modifica al pasado infantil, por lo tanto el mismo no se
pierde y consecuentemente no es motivo de duelo. En la ficha de Duelos se encontraran con una
revisión crítica de varios autores acerca como conceptualizan los duelos en la adolescencia,
poniendo el énfasis en lo que propone Urribarri acerca del tema.
Según R. Urribarri , en el joven este alejamiento de la infancia está más precisado por el dejar, en
el sentido de abandonar una cosa, resignar, que connota desde el sujeto como activo en la situación,
y desde esta perspectiva es que el joven deja su infancia para tomar lo nuevo y encaminarse a la
adultez. El dejar lo infantil, el alejarse con mirada a futuro se transforma en pérdida y
consecuentemente en duelos a superar. (recordar que si hay perdida hay duelo)
En primer lugar como retomamos del texto de Freud, la reactualización edipica, por la
resignificación que el advenimiento del erotismo genital y la maduración física propicia, lleva al
complejo de Edipo a bordear la tragedia (tanto en la vivencia interna como en la convivencia
familiar), entonces urge una resolución, que adquiere características diferentes de la realizada en la
infancia.
El lugar del sujeto en tanto aceptación de la castración y ubicado en un orden social y familiar
regido por el tabú del incesto, promueve su renuncia forzada a los padres como objetos eróticos de
amor, en la que siente que pierde su ligamen sexualizado infantil, tanto edipico como preedipico.
Esta es una tarea ardua y lenta de duelo, que en términos energéticos se expresa como
decatectización de los padres,(explica porque los padres son vistos como ídolos caidos) proceso
ligado tanto a la representación psíquica de los padres, como a la modalidad vincular y el contacto
externo con los padres reales.
Es esta una difícil tarea de duelo porque se trata de los objetos más significativos y deseados que
tuvo y que tendrá en su vida. Además de que dicha resolución se encuentra ante grandes
dificultades: debe renunciar a ellos estando aún presentes, sin que por eso pierda el vínculo. La
renuncia del ligamen erótico, debe trocarse por una relación tierna y cariñosa, deserotizada.
Otra dificultad para este duelo se halla en la ambivalencia afectiva (amor-odio).
Para poder realizar la renuncia deben ser más intensos los sentimientos amorosos sobre el odio. Esta
compleja resolución se ve influida y condicionada por la actitud que asumieron y asumen los padres
hacia el adolescente, y entre ellos como pareja conyugal, determinada por sus propias vicisitudes
edipicas e historia vital.
La situación edipica en la adolescencia no es una repetición del Edipo infantil; sino que toma otra
dimensión y destino a partir de la resignificación que los logros de este periodo promueve y desde
la cual la situación se diferencia. La pérdida, con su consecuente duelo, es aceptada a cambio de
poder acceder al contacto genital y la vida amorosa de la pareja.
Otro proceso de duelo, propio de la adolescencia, es la renuncia a la imagen ideal de perfección,
forjada en la infancia sobre como seria de joven o adulto. Es particularmente importante en lo
referente al cuerpo, ya que el mismo cambia acorde con los determinantes genéticos y no de
acuerdo al propio deseo o al de los padres. Esta discordancia entre lo anhelado y lo que aparece,
crea un intenso conflicto, y su resolución implica un penoso duelo por la pérdida de un ideal de
perfección física.
Puede observarse también este duelo respecto de la capacidad o habilidad imaginada, como que
iba ser lograda con el desarrollo y que la realidad lo muestra faltante e inoperante. La elaboración
de este duelo se podrá lograr sólo mediante una lenta resignación impuesta por la realidad que
posibilita la renuncia con tristeza por lo que nunca se será.
Sintetizando, los duelos que el adolescente como proceso normal del desarrollo son:
1)Duelo por los objetos de amor incestuoso (padres de la infancia).
2)Duelo por la imagen ideal que fueron forjados en la infancia.
Junto a los duelos encontramos procesos conexos que facilitan la elaboración de los duelos,
Urribarri describe y desarrolla en la ficha estos procesos, así como los duelos que también los
padres de hijos adolescentes deben elaborar.
Para finalizar es importante comprender que la elaboración de los duelos son inconcientes, y que
abarca tanto al adolescente como a sus padres.

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