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Clases sobre vínculos intersubjetivos y adolescencia.

Parte II

Prof. Adrián Grassi

No hay devenir adolescente y no se produce "lo adolescente" sino contra otro(s), y


contra Otro. Lo adolescente se produce contra un grupo, sea este grupo los padres, el
Padre, la genealogía, las generaciones precedentes, el orden establecido, la cultura, el
código. Importa allí el valor que toma el prójimo como "grupo adversario" enemigo. No
hay lo adolescente sino tomando un grupo en su carácter opositor. Es la oposición a un
grupo, sea de las características que fuera éste. Lo adolescente requiere de un grupo al
cual oponerse y que este grupo se lo constituye para cumplir esa función.

En simultaneo no hay devenir de "lo adolescente" sin el sostén de otro(s), y entonces en


el vínculo al otro aparece también la función de auxiliar ó sostén. Sabemos que la
confrontación familiar-generacional, en la adolescencia está al servicio de crear
diferencias y crear nuevos espacios, tales como la diferenciación generacional, lo extra-
familiar, lo hetero-familiar, y también de crear diferencias con lo que el mismo
adolescente era como niño, hacerse otro, altero de sí mismo.

Recuerdan que les planteaba la clase pasada en relación al hacerse otro y la alteridad:
Cómo se constituye el niño/adolescente “sujeto otro” diferenciado de los otros, cómo
constituye a los otros como alteros, sujeto de deseo, autónomos, diferenciados, y cómo
se constituye el niño/adolescente como otro, diferente del que era, otro de sí mismo.
Sujeto del Icc. En este sentido recordaba que Freud ( ) plantea la adolescencia
como momento fundacional en que termina de constituirse el aparato psíquico, la
división entre los sistemas.

Todos estos son procesos que además de tiempo conllevan un alto grado de angustia
para quien los está viviendo. Hay angustias de desprendimiento de lo familiar, de lo
generacional, del cuerpo infantil, del lugar ocupado en la familia como niño, angustias
relativas a la identidad que requieren de un procesamiento que se produce con otros, que
en función de auxiliares acompañan estos procesos. Y estos otros los podemos ubicar
en distintos niveles. Por un lado, los padres a quienes también se les plantea una
paradoja que formulamos de la siguiente manera, continuando con lo planteado la clase
pasada:

2ºparte de la paradoja: la respuesta de los padres de reconocimiento y acompañamiento


al adolescente entrando el adolescente mismo en el terreno de lo no conocido y extraño,
para sí mismo y para ellos, terreno de lo extra y lo hetero-familiar, de lo altero de sí
mismo y constituirse simultáneamente en auxiliar, sostén y apuntalamiento en el
proceso adolescente. Reconocer al hijo como extraño, no obstante sostener y
acompañar el proceso. Estos procesos de diferenciación en ese espacio
intergeneracional, se producen con una oscilación entre el amor y el odio. Ahí se ve
una de las funciones de la agresividad como productora de subjetividad, diferenciando,
pero la agresividad requiere de esa oscilación o ambivalencia entre el amor y el odio.
No es agresión en el sentido de la violencia odiante sin reparación, no es resentimiento.
Sino que la ambivalencia amor-odio, permite la reparación y facilita el lugar de auxiliar
o sostén por parte de quienes ocupan el lugar de adultos acompañantes.

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Esta parte de la paradoja, complementaria a la primera que hemos planteado en la clase
anterior, muestra que “lo adolescente” requiere de trabajos psíquicos que se realizan
con los actores que intervienen en ambas partes del proceso, padres e hijos, adultos y
adolescentes. Es un trabajo de diferenciación generacional, en el cual trabajan ambas
partes, facilitando u obstaculizando el proceso.

Vemos como juegan estos lugares o funciones del otro en el sentido del vínculo
intergeneracional. Vimos el otro como enemigo u opositor, algo comencé a adelantar de
la posición del otro como auxiliar, lo cual retomaré un poco mas adelante. Ahora vamos
a ver como trabaja en el espacio intergeneracional el otro como modelo.

Para comenzar vemos que si se plantea un vínculo en el cual una de las partes se instala
o es tomada como modelo a seguir, a imitar, si es tomado un rasgo del otro con el cual
indentificarse y así moldear la propia subjetividad acorde a dicha forma, por ej. los
niños toman a los padres como modelo, toman sus ideales como modelo a seguir, los
deseos, “los irrealizables deseos de sus padres…..” los niños se identifican con esos
deseos de los padres, pero en verdad es un proceso intersubjetivo que comienza cuando
los padres ubican al niño como para que ocupe dicho lugar. “(El niño) debe cumplir los
sueños, los irrealizados deseo de sus padres. El punto mas espinoso del sistema
narcisista, esa inmortalidad del Yo que la fuerza de la realidad asedia duramente, ha
ganado su seguridad refugiandose en el niño. El conmovedor amor parental, tan
infantil en el fondo, no es otra cosas que el narcisismo redivivo de los padres, que en su
transmudación en amor de objeto revela inequívoca su prístina naturaleza”, Freud
Introducción del narcisismo, ( 1914), Amorrortu T. XIV pag. 88. O sea, el niño toma
como modelo, los deseos de los padres, se identifica con ellos y de esa manera ocupa el
lugar de Yo ideal para los padres. Esa famosa majestuosidad del niño, se debe a que
porta el poder para realizar los deseos no realizados de los padres. Los padres son
modelo a seguir por el Yo ideal (inmortal) del niño. Se establece una relación de
especularidad entre modelo y Yo ideal, el uno para el otro. Padres e hijos ligados por
esa relación disimétrica de Modelo-Yo ideal. Recuerden que lo que aquí Freud
denomina el sistema narcisista y la inmortalidad del Yo, se relaciona fuertemente con el
concepto de contrato narcisista y el lugar que el niño viene a ocupar en relación a sus
antepasados y predecesores (P. Aulagnier).

Lo que ahora y en relación a los procesos adolescentes nos interesa señalar, es lo


siguiente:

1) Como parte de los trabajos psíquicos de la adolescencia, se espera que se produzca


una caída del lugar de los padres del lugar de Modelo. A diferencia del niño identificado
con los deseos (irrealizados) de los padres, “lo adolescente” no los toma mas como
modelo a seguir. Se des-identifica con ese lugar portador, portavoz, de los deseos
(irrealizados) de los padres. Des-identificación con los modelos familiares. Algo
importante a destacar es que si bien los modelos cuando operan como tales, son siempre
estructurantes de la subjetividad, es decir la organizan en torno a un rasgo, no siempre
ese rasgo es algo que le venga bien al sujeto mismo, en término de aportarle procesos
saludables. Los modelos son modelos que funcionan y operan a veces en contra del
mismo sujeto. Recuerden el ej. que trabajamos de R. Kaes de la enfermera. Ahí se
trataba además de un modelo a seguir, el de la violencia, que no sólo venía de los
padres, en ese caso la madre, y de la abuela, es decir que ponía en juego un espacio a la
vez intergeneracional y transgeneracional. Vayan pensando como opera el modelo

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cuando no se producen estas operaciones de diferenciaciones y se transmite y repite un
modelo que no muere, no cambia, sino que (re)vive con cada nueva generación. Lo de la
inmortalidad del Yo, diríamos del Yo ideal, hay que tomarlo al pié de la letra. Ese ej.
que trae R. Kaes de la enfermera y la violencia que se repite por tres generaciones:
abuela-madre-hija, las tres unidas, fundidas, indiferenciadas, identificadas en ese punto
con la violencia. Ahí la violencia sigue operando como modelo a seguir, que se transite
en un espacio que toca a las tres generaciones, espacio transgeneracional y que encarna
sucesivamente como Yo ideal en la madre y luego en la hija. Ahí no opera la
diferenciación generacional, quedan fundidas, las tres generaciones en ese punto,
confundidas, indiferenciadas. Aquí en este ej. vemos como fracasa esta des-
identificación con esos modelos familiares, que no se dan solamente en una relación
entre el adolescente y los padres, sino que también se dan en un espacio que es
intergeneracional.

2) Otra parte importante del proceso adolescente, tiene que ver con que lo que se
produce es una destitución no sólo de los padres como modelo, sino también del
establecimiento de esa relación de Modelo-Yo ideal. Vean que se trata de una relación
de disimetría, porque el hijo es puesto anticipadamente en ese lugar y lo que se produce
es la caída de esa relación de disimetría a favor de la búsqueda de relaciones donde la
subjetivación se produzcca en relaciones mas simétricas. Caen los padres del lugar de
modelo pero importa destacar que es el tipo de relación entre modelo y Yo ideal,
porque el adolescente ya no estaría mas en un lugar disimétrico de identificación con el
deseo de otro, modelo, para constituirse como su (Yo)ideal. Destitución del Yo ideal
en favor del Ideal del Yo. Los modelos ahora a seguir son modelos construídos,
amasados con otros auxiliares, en relaciones simétricas donde se comparten ideales con
los pares, los hermanos, con el grupo en tanto conjunto significativo, en banda en el
sentido de lo que unifica, y consolida. Esto supone una relación especial, novedosa con
el otro, con el prójimo. En la adolescencia ese prójimo toma el carácter del “en grupo”
hermanado a otros, a los pares del grupo como agentes de subjetivación. Lo que se
planteaba como oposición que es oposición a los fines de la diferenciación generacional,
familiar, intrasistémica, es un proceso que requiere de los otros, de hacerlo
fundamentalmente en grupo, requiere del embandamiento con pares. En las operaciones
de lo adolescente, este espacio de intersubjetividad, comprende procesos, formaciones y
experiencias específicos en un espacio intrageneracional, y preanuncia la instalación
de una categoría que se construye en ese espacio que es la categoría del nosotros. Ese
nosotros en la adolescencia es apuntalamiento para diferenciarse de "los-otros" en la
medida en que lo adolescente constituye su identidad por oposición a otros, ( lo que no
necesariamente deviene en oposicionismo). Pero además ese devenir Yo para lo
adolescente en la constitución de una identidad diferenciada que lo es por oposición a
una identidad constituída grupalmente de la cual se desgaja, se produce en el seno de un
nosotros “cuyos efectos determinan el advenimiento de los sujetos del Icc. y su devenir
Yo en el seno de un nosotros” (R. Kaes pag. ob cit. pag. 28).

Dejamos planteada la categoría del nosotros, como una categoría psíquica que tiene
predominancia en los procesos adolescentes, en tanto no borra la dimensión
intrapsíquica, y destaca la importancia de los vínculos intrageneracionales. Desde esta
perspectiva que estamos planteando, el nosotros es un apuntalamiento, un auxilio, un
soporte en los procesos de diferenciación y se constituye en una apoyatura para
diferenciarse de “los otros”. Repárese que el nosotros, implica una identidad constituída
en vínculo, en grupo, “el nos” que reúne al sujeto con otros que se producen

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diferenciadamente. En este sentido admite la escritura nos-otros. : es decir que se va
diferenciando junto con otros que también se van diferenciando, nos-somos-otros-de-
los otros.

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