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EVOLUCIÓN
De acuerdo con lo anteriormente dicho, se puede decir que el derecho
administrativo ha evolucionado a partir de la Revolución Francesa con la
separación de los regímenes jurídicos y normas que habían de aplicarse a las
autoridades, de las que eran aplicables a los ciudadanos. En este periodo, se
ejerce sobre el poder ejecutivo. Debido a temores frente a la obstaculización que
los jueces de la época posrevolucionaria pudieran desencadenar ante la aplicación
de políticas de los nuevos gobernantes, como había ocurrido con la monarquía
retirada del poder. Pero esto contradecía a la formación de un Estado de Derecho.
Esta prohibición fue expresamente consagrada en la ley de 16-24 de agosto
de 1790, en la cual se estableció que “las funciones judiciales son y
continuarán siendo separadas de las funciones administrativas. Los jueces
no podrán, bajo pena de prevaricato, inmiscuirse de manera alguna en las
operaciones de los cuerpos administrativos, ni citar ante ellos a los
funcionarios de la administración por razón de sus funciones”. Este principio
fue elevado a categoría constitucional mediante el artículo 3o. de la
Constitución francesa de 1791, el cual determinó expresamente que “los
tribunales no pueden inmiscuirse en el ejercicio del poder legislativo, o
suspender la ejecución de las leyes, ni en las funciones administrativas, o
citar ante ellos a los funcionarios de la administración por razón de sus
funciones”. (Rodríguez, pág. 297)
Esto hacía que el ejecutivo siempre tuviera ventajas sobre la toma de decisiones,
por lo que se crea el mecanismo de la administración-juez. Este permitía que
ocasionales reclamos en contra de la administración se tenían que presentar ante
la misma administración y resolverse por el jefe del ejecutivo. Esta situación no
favorecía al fortalecimiento de la subordinación de los gobernantes a la ley.
Es entonces que se crea el órgano denominado “Consejo de Estado”. La función
de este Consejo era asesorar al poder ejecutivo en varios temas (redacción de
leyes y reglamentos) y resolver las controversias entre la Administración y los
particulares. (Hernández, 2015)
En el año 1806 se creó dentro del Consejo de Estado una comisión que conocería
sólo sobre los casos de controversias entre Administración y particulares o
gobernados, esto permitiría que los que trabajaban en dicha comisión se
especializaran en el conocimiento de esta materia.
Contemporáneamente se fueron gestando los Consejos de Prefectura con la
función de asesorar al prefecto, autoridad nombrada por el gobierno, con el mismo
modelo del Consejo de Estado. Entonces surgió el término de la “justicia retenida”,
para señalar que, todo lo referente a reclamaciones contra la administración, el
jefe del ejecutivo se guardaba para sí mismo el poder de resolverlas, a pesar de
que su estudio estaba a cargo de un órgano asesor.
La Ley de 17 de febrero de 1800 (ley de 28 pluvioso del año VIII, según el
calendario revolucionario francés), obra de Napoleón, implanta en Francia
un nuevo modelo de administración departamental, en el que se incardina el
Consejo de Prefectura, órgano colegiado de doble naturaleza jurídica,
consultivo del Prefecto, y tribunal contencioso-administrativo. Este modelo
institucional fue exportado a Europa, primero por la fuerza de la ocupación
napoleónica, y posteriormente por la consideración de un modelo de
administración gubernativa y contenciosa que circuló, copiándose o
modelándose en otros países europeos. (Chamocho, 2014)
Mediante ley del 24 de mayo de 1872, el Consejo de Estado se reconoce el
carácter jurisdiccional al otorgarle como juez de la administración. El consejo ya
determina las sentencias para algunos casos como tribunal independiente del
ejecutivo. Nacía desde ese entonces la dualidad de jurisdicciones, una jurisdicción
conocía de los casos entre particulares mientras otra conocía de casos entre
administración y particulares.
Se creó también un Tribunal de Conflictos, que tenía a su cargo resolver
controversias en lo relativo a la competencia entre tribunales comunes y tribunales
administrativos.
En el año 1873, se presenta el caso de la niña de apellido Blanco, llamado
“Sentencia o Fallo Blanco” (Anexo A), el cual fue enviado al Tribunal de Conflictos
para que este resolviera cuál de las dos autoridades jurisdiccionales debía
resolver el caso, si la administrativa o la judicial. (Islas)
Según Islas, la Sentencia Blanco aporta los siguientes aspectos importantes para
el derecho administrativo:
Determina la competencia de la jurisdicción administrativa: afirma que los
tribunales judiciales “son radicalmente incompetentes para conocer de
todas las demandas realizadas contra la administración pública en razón de
los servicios públicos cualquiera que sea su objeto…”
Delimita el contenido del derecho administrativo: al afirmar que “No se le
pueden aplicar al Estado las reglas válidas para las relaciones de particular
a particular”, confirmando el carácter especial de las reglas aplicables a los
servicios públicos y la autonomía del derecho administrativo, creando un
sistema, una lógica y soluciones propias.
Fija la relación entre estos: fija la relación directa y recíproca entre la
competencia de la jurisdicción administrativa y el contenido del derecho
administrativo.
Estos aportes establecen que el Estado puede tener actuaciones de gestión
pública y actuaciones de gestión privada, donde el Estado actúa como sujeto
privado, se rige por el Código Civil y los asuntos de gestión pública debe conocer
una jurisdicción distinta a la ordinaria.
Posteriormente, en el año 1889, surge el “Fallo de Cadot”, por medio del cual el
Consejo de Estado fijó su carácter de juez de la administración al afirmar que él
era juez común en materia de controversias de la administración. (Anexo B) Con
este fallo se le adjudicó la competencia de la jurisdicción contencioso-
administrativo al Consejo de Estado.
A finales del siglo XIX y principios del siglo XX, se encuentra el fallo Terrier, con el
cual se completa la unificación de la jurisdicción administrativa. Estableciendo que
todo lo concerniente a la organización y el funcionamiento de los servicios públicos
pertenece a la jurisdicción administrativa y constituye que en los asuntos donde el
estado actúa como persona civil sin utilizar su poder de Estado seguirá rigiéndose
por la jurisdicción ordinaria.
Determinó que “la nueva noción clave era la del servicio público, caracterizada por
un elemento fundamental, la búsqueda del interés general”. (SCRIBD, 2015)
Después de estos fallos que aportaron los fundamentos del derecho administrativo
en Francia, se han establecido términos, funciones, principios y reglas que han
marcado su trayectoria en diferentes partes del mundo. Entre los principios
fundados en las etapas descritas anteriormente podemos mencionar:
“principio de legalidad, de presunción de legalidad, la diferenciación de
contratos administrativos y contratos entre particulares, el de culpa o falla
del servicio para sustentar responsabilidad de la administración, principios
de la función pública, la diferenciación entre bienes del Estado y bienes de
particulares”. (Hernández, 2015)
Además, la conceptualización del derecho administrativo como una rama
especializada del derecho y autónoma para la administración del Estado, que se
han adaptado conforme a la realidad administrativa de cada país.
EN GUATEMALA
La principal fuente formal del derecho administrativo en Guatemala es la ley,
tomando como punto de partida la Constitución Política de la República de
Guatemala como ley suprema fundamental del Estado y las demás leyes
constitucionales. Las leyes ordinarias administrativas que se dictan en forma de
decretos cuyo nombre dependerá del gobierno y la época en que se emitieron,
encontrándose así los decretos legislativos, los Decretos del Congreso de la
República, los Decretos Presidenciables, los Decretos Gubernativos y los
Decretos Leyes. (Contreras, 2012)
El derecho administrativo en Guatemala tiene por objeto de estudio la
administración pública, las normas jurídicas que conciernen a la acción
administrativa del Estado y el estudio de la regulación normativa de los entes del
organismo ejecutivo y sus relaciones. Es el encargado de regular la función de la
administración pública.
La única actividad reconocida como administración pública es la del Organismo
Ejecutivo, aunque también tienen actividad administrativa organizaciones
autónomas y descentralizadas del Estado de Guatemala. (Contreras, 2012)
El Organismo Ejecutivo es el responsable del que hacer administrativo, de
proporcionar a la población todos los servicios básicos, entre ellos: salud, vivienda,
educación, seguridad, comunicación, etc.
GLOSARIO
11 de octubre de 1825
6 SALAS