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UNIDAD 1
• Evolución histórica. Sus orígenes, evolución y su historia en nuestro país.
El Derecho Administrativo ha llegado a su actual estado de evolución doctrinaria, legislativa
y jurisprudencial a través de un proceso de acumulación y adaptación de técnicas e instituciones
provenientes de diversos períodos históricos. En nuestra materia, el cambio de las circunstancias
históricas ejerce una preponderante influencia sobre los fines de las instituciones del Estado, que
van sufriendo un proceso de constante adaptación a las necesidades públicas, muchas veces
opuestas a las razones que motivaron su creación. Por ello, resulta indispensable la comprensión
histórica de los principios que hoy nutren al derecho administrativo y a sus principales
instituciones, a fin de poder explicar e interpretar su origen, desarrollo y transformación. El
desapego hacia esa metodología por parte de grandes sectores doctrinarios y el fundamental olvido
de considerar al derecho administrativo como una categoría histórica, explica que muchos autores
sostengan que el derecho administrativo tuvo su génesis en la Revolución Francesa. Se trata
evidentemente de un punto de vista parcial y relativo.
La recepción del derecho romano en el período intermedio determinó la aparición de
normas que primeramente revistieron un carácter excepcional respecto del ius commune y que
luego de convertirse en un derecho singular —donde el derecho común era de aplicación
subsidiaria— configuraron un ius propium con plena autonomía, integrándose con sus principios y
elementos peculiares, sin perjuicio de la recurrencia a la analogía. De este proceso, el derecho
administrativo contemporáneo ha heredado un gran número de técnicas y principios provenientes
del derecho regio.
De otra parte, el derecho regio se apropió de muchas técnicas pertenecientes al derecho
canónico, extendiéndose su influencia hasta comienzos del siglo XDC, incorporándosele, en su
último ciclo, el derecho estatutario (colegios y estamentos) y alcanzando su mayor gravitación,
particularmente, a partir de los Borbones. Durante la Edad Moderna (en Francia hasta el siglo
XVIII y en Alemania hasta el siglo xix) se afianzó en toda su intensidad la concepción del Estado de
Policía, basada en la necesidad de concentrar y consolidar el poder del príncipe, como reacción
contra la desmembración y disminución del poder que se operó en el transcurso de la Edad Media.
En dicho período la supremacía del príncipe se apoyó en el ius politiae que lo facultaba a
ejercer sobre los administrados el poder necesario a fin de procurar el orden público y el bienestar
general. Ese sistema consagró un poder ilimitado. Entre las instituciones, hoy contemporáneas,
que contribuyeron entonces a engrosar el ius politiae se encuentran, entre otras por ej. la
expropiación por causa de utilidad pública.
La construcción del derecho administrativo se operó en el período comprendido entre el fin
de la Revolución Francesa y el Segundo Imperio. Las características peculiares que Hauriou
atribuía al derecho administrativo continental europeo eran las siguientes:
a) Una Administración fuertemente centralizada
b) Un conjunto de prerrogativas atribuidas a la Administración y derivadas de su
consideración como "poder jurídico".
c) El juzgamiento de la actividad administrativa ilegal por tribunales administrativos.
En cambio, el sistema anglo-sajón se encontraba entonces regulado por una concepción distinta, el
rule of law:
a) La descentralización, la autonomía de los entes locales era prácticamente total y
absoluta
b) La actividad de los órganos administrativos se hallaba sometida a las mismas reglas
que los particulares, careciendo de prerrogativas de poder público.
c) La Administración era juzgada siempre por tribunales ordinarios, independientes
del Poder ejecutivo.
La génesis y el sentido del derecho administrativo fue históricamente y en términos
conceptuales la limitación al poder estatal desde el derecho. A su vez, este límite encontró su razón
de ser en el respeto por los derechos de las personas. La construcción del derecho administrativo
representó el equilibrio entre el poder del Estado y los derechos de las personas en el contexto del
Estado liberal de derecho.
Cabe recordar que —en el marco del Estado absoluto— las limitaciones al poder fueron
mínimas y que el avance de estas fue lento y paulatino. Luego, tras las revoluciones liberales del
siglo XIX —Francia y Estados Unidos— y el advenimiento del Estado liberal, el derecho comenzó a
crear y sistematizar los principios y reglas propias del poder —privilegios— y, especialmente como
hecho más novedoso, sus limitaciones jurídicas. Este nuevo derecho que nace en ese entonces es el
derecho administrativo, es decir, un límite ante el poder absoluto del Estado (monarquías).
Pues bien, el derecho administrativo define de un modo más particularizado y concreto que
el derecho constitucional, el equilibrio entre el poder estatal que persigue el interés de todos —por
un lado— y los derechos e intereses de las personas individuales —por el otro y sus intereses
propios e individuales—. Es decir, el derecho administrativo nace como un conjunto sistemático de
privilegios y límites estatales apoyándose en el reconocimiento de los derechos individuales.
El principio de división entre los poderes
Uno de los aspectos históricamente más controvertido sobre el alcance del principio de
división de poderes es la relación entre los Poderes Ejecutivo y Judicial y este, según
nuestro criterio, es el pivote sobre el que se construyó el derecho administrativo. Así, por un lado,
el modelo anglosajón interpretó que el principio de división de poderes no impide de ningún modo
el control judicial sobre el gobierno y sus decisiones. Por el otro, el modelo continental europeo —
básicamente francés— sostuvo, al menos en sus principios, que el Poder Judicial no puede revisar
las actividades del Poder Ejecutivo porque si así fuese se desconocería el principio de división de
poderes ya que aquel estaría inmiscuyéndose en el ámbito propio de este. Por eso, particularmente
en Francia, el Estado creó tribunales administrativos, ubicados en el ámbito del propio Poder
Ejecutivo, con el propósito de juzgar las conductas de este. En otras palabras, el derecho
administrativo fue concebido en parte como una serie de privilegios del Poder Ejecutivo
especialmente frente al Poder Judicial. Así, los privilegios no solo constituyen prerrogativas frente
a las personas sino también en su relación con los otros poderes y, particularmente, ante el poder
de los jueces.
Otro de los aspectos más complejo del citado principio —división de poderes —, desde sus
mismos orígenes, es el vínculo entre los poderes Ejecutivo y Legislativo. El modelo parlamentario o
cuasi parlamentario permitió crear instituciones más participativas y con mayores controles. Por
su parte, el modelo presidencialista acentuó el carácter cerrado y no deliberativo del Ejecutivo.
LAS BASES HISTÓRICAS EN EL MODELO ARGENTINO
El derecho administrativo argentino se inscribe en la continuidad jurídico-histórica del
derecho romano-hispánico. El conjunto de instituciones que integra nuestro derecho
administrativo como regulación jurídica de la "Administración Pública" de siempre se remonta en
el tiempo, aun cuando no se le diera ese nombre sino recién en la Edad Moderna. Y aun cuando a
las instituciones administrativas se las confundiera a veces con las políticas y se las ubicara dentro
de esa organización. Fue Roma la que proporcionó los elementos básicos de las instituciones de
derecho privado y de derecho público. El medioevo primero y la modernidad después reflejan la
dispersión del poder político y la construcción del sistema de Estados nacionales, provocando de
tal suerte una auténtica revolución institucional en el seno de las estructuras políticas, dándose los
Estados su propio derecho. Los tiempos modernos guiados por los acontecimientos institucionales
de 1776 con la creación del Virreinato del Río de la Plata, entre nosotros, y la Declaración de la
Independencia de los Estados Unidos, entre los anglosajones, y los principios de la Declaración de
los Derechos del Hombre y del Ciudadano de la Revolución Francesa de 1789, sientan las bases de
nuestra disciplina.
Argentina nace mirando a España. Los destinos de nuestro país corrían unidos a los
destinos de España, su descubridora y civilizadora. La creación del Virreinato del Río de la Plata en
1776, la sanción del Reglamento y Aranceles Reales para el Comercio Libre de España e Indias en
1778 y la implantación del sistema intendencial en 1782 constituyen tres medidas político-
administrativas impuestas por la Corona española en nuestro territorio, que inauguran nuestro
"primer derecho propio", por ser específicos destinatarios de aquél. Se constituyó así una
estructura institucional que hacía imposible el gobierno absoluto. Ninguna autoridad ejercía todo
el poder. Creemos que el derecho administrativo nace en nuestro país en las últimas décadas del
siglo XIX como una disciplina jurídica con rasgos propios.
¿El modelo argentino es tributario del régimen anglosajón o europeo? Ciertos autores
consideran que nuestro sistema de derecho público es quizás contradictorio ya que, por un lado,
sigue el texto constitucional de los Estados Unidos y, por el otro, el modelo de derecho
administrativo de los países continentales europeos. De todos modos, esta discusión debe ser
abandonada ya que, por un lado, en el estadio actual y en el derecho comparado existe un
acercamiento entre los dos modelos de control y subsistemas y, por el otro, el texto constitucional
de 1994 introdujo conceptos marcadamente propios sobre las estructuras estatales. Por ello, más
allá de sus fuentes, es necesario recrear entre nosotros un modelo propio de derecho
administrativo con base en nuestro propio texto constitucional.
En el siglo XX, el Estado liberal fue reemplazado por el Estado social y democrático de
derecho, incorporándose los derechos económicos, sociales y culturales, de modo que el Estado
cumple un papel mucho más activo con el objeto de extender derechos y, por tanto, el bienestar a
toda la sociedad mediante prestaciones activas y no simples abstenciones. En el marco del derecho
administrativo las consecuencias más visibles e inmediatas fueron el crecimiento de las estructuras
estatales; el desplazamiento de las potestades regulatorias legislativas al Poder Ejecutivo; las
técnicas de descentralización del poder territorial e institucional; y las intervenciones del Estado
en las actividades económicas e industriales por medio de regulaciones y figuras propias (empresas
y sociedades de su propiedad). En el Estado liberal el valor central fue la libertad y la propiedad
(derechos individuales clásicos). Luego, en el marco del Estado democrático se sumó el pluralismo
político y, por su parte, en el Estado social, el principio de igualdad y los derechos sociales y nuevos
derechos. Así, el Estado asume el compromiso de conformar el orden social en términos de
igualdad debiendo garantizar el acceso de todos a ciertos niveles de bienestar. En este contexto, el
Estado debe satisfacer derechos por medio de servicios esenciales, tales como la educación, la
salud, la seguridad social y la vivienda, entre otros. Ello, sin perjuicio de otras prestaciones de
contenido económico, es decir, los servicios públicos domiciliarios.
La renovación de los principios, de la relación entre los protagonistas y de las reglas de
derecho aplicables en la ecuación individuo-Estado, que ya hemos explicitado, tiene como
consecuencia inevitable la transformación del derecho administrativo. Los comportamientos del
Estado se deben adecuar a las exigencias de la sociedad, dando respuesta a los nuevos desafíos
nacionales. En la prosecución del bien común se renuevan sus misiones, su organización y sus
formas de comunicación, y el derecho debe acompañar ese cambio.
• Relaciones del Derecho Administrativo con otras ramas del derecho y de las
ciencias sociales. (DROMI)
Para tratar el tema de las relaciones del derecho administrativo con las otras disciplinas
jurídicas, hay que partir de la premisa de que el derecho es uno y por ello sus partes (las disciplinas
jurídicas) están íntimamente entrelazadas. Y esto es así porque existe unidad en el ordenamiento
jurídico. De allí que la materia comprendida en cada rama del derecho no puede ser
independiente. Una cosa es la independencia y otra muy distinta la especialidad que cada
contenido da a cada disciplina jurídica. Por esto las relaciones entre ellas son intra-ciencia, no
inter-ciencia. En síntesis, creer que cada rama del derecho es independiente, es suponer que hay
varios derechos, y el derecho es uno.
Con el derecho constitucional: El derecho constitucional es la parte general y
fundamental del derecho público, el tronco del cual derivan las distintas ramas. la base de
todo el sistema de derecho público nacional. El derecho administrativo tiene con el derecho
constitucional mayor vinculación que con cualquiera otra rama del derecho, porque sus
normas son corolario de los principios fundamentales establecidos por la Constitución. La
norma del derecho administrativo tiene vigencia dentro de los límites de la norma
constitucional. Y lo vemos en muchos ejemplos como:
▪ En la organización del poder, La Constitución estructura un presidencialismo
atenuado con un gobierno fuerte, bien entendido que gobierno son los tres poderes
(arts. 75, inc. 31, 76, 99, incs. 3, 4 y 20, 100, 101, 114 y 129). Instituye un equilibrio
vertical del poder, con distribución de competencias entre Nación y provincias,
consolidando el régimen federal (arts. 1º, 5º, 121 a 126), con coparticipación (art. 75,
inc. 2), reconocimiento del poder de policía local (arts. 41, 42 y 75, inc. 30) y de la
entidad municipio con autonomía (arts. 5º y 123), etc.
▪ En el ejercicio de las funciones. La Constitución organiza al Poder Ejecutivo con
un desdoblamiento de las funciones de gobierno y de administración, a través del
reparto de atribuciones con sus colaboradores. Otorga al presidente como jefe de
gobierno el ejercicio de las funciones políticas, con responsabilidad ante la Nación
(art. 99, CN), y adjudica al jefe de gabinete la administración general del país, con
responsabilidad política ante el Congreso (art. 100, inc. 1, CN). Por su parte, faculta
al Poder Legislativo para ejercer la función legislativa (art. 75, inc. 32, CN), pero le
atribuye asimismo función administrativa (arts. 53 y 66, CN). El Poder Judicial, en
tanto, es el órgano que por disposición constitucional tiene a su cargo la función
jurisdiccional (art. 116, CN), también tiene funciones de índole administrativa (arts.
113 y 114, CN).
▪ En el ejercicio de los derechos. También la Constitución Nacional ordena la
protección de los derechos subjetivos de los individuos y de las instituciones. En tal
sentido establece los siguientes derechos: a la vida y sus circunstancias (arts. 14, 41,
42 y 75, incs. 2, 18, 19, 22 y 23, 125); a la educación y a sus circunstancias (arts. 14,
75, incs. 18 y 19, 125); sociales (art. 14 bis); etc.
Con el derecho civil: Los problemas en la Administración Pública deben resolverse
siempre por aplicación de normas y principios de derecho administrativo, sólo aplicándose
subsidiariamente las normas del Código Civil.
▪ Las relaciones del derecho administrativo con el derecho civil pueden agruparse:
• Por las personas. En razón del régimen general respecto de
la capacidad de las personas individuales y el régimen de las
personas jurídicas, establecido en el derecho privado. El
Código Civil rige la capacidad de las personas, pero en materia
administrativa ésta se determina también por normas del
derecho administrativo. De allí, por tanto, que el principio
general sobre capacidad que regula el Código Civil se ha
modificado en el ámbito administrativo por una serie de
disposiciones especiales al respecto.
• Por los bienes. En cuanto a la cesión de créditos, el dominio
estatal, la expropiación, los privilegios, la locación de cosas,
etcétera. Por ejemplo El CCC regula la expropiación por causa
de utilidad pública.
Con el derecho comercial: El derecho comercial se refiere al fenómeno de la circulación
de la riqueza. Por ello, no puede considerárselo sólo una rama del derecho privado, ya que
los fenómenos de la circulación requieren necesariamente instituciones de derecho público
(bolsas de comercio, aduanas, registros, cámaras de comercio, etc.).
Con el derecho financiero: El derecho financiero tiene por finalidad la regulación
jurídica de la actividad financiera del Estado; es decir, el cobro, gasto y administración de
los recursos hasta el momento de su inversión. Incluimos dentro de esta disciplina al
derecho fiscal y al derecho tributario. Es evidente la relación entre el derecho administrativo
y el derecho financiero, pues principalmente tienen en común el sujeto, es decir, la
Administración Pública. Sin embargo, la relación entre ambas ramas del derecho es muy
estrecha. La actividad financiera se realiza por medio de actos de la Administración Pública,
a través de sus agentes y actuando los órganos administrativos.
Con el derecho penal: Las relaciones del derecho penal con el derecho administrativo
pueden referirse, por un lado, al objeto contemplado por la norma penal, y por otro, a la
aplicación extensiva de las disposiciones del Código Penal en supuestos de derecho
administrativo. Por ejemplo, el derecho administrativo disciplinario, al aplicar las
sanciones, respeta los principios del debido proceso legal.
Con el derecho procesal: El derecho procesal es aquella disciplina jurídica que estudia,
además de la función jurisdiccional del Estado, los límites, extensión y naturaleza de la
actividad del órgano jurisdiccional, de las partes y de otros sujetos procesales. El derecho
procesal está estrechamente vinculado al derecho administrativo. Este le establece a aquél,
entre otras cosas, los principios rectores de la función pública que cumple el juez, las
relaciones de jerarquía entre los tribunales y la posibilidad que tienen éstos de dictar
ordenanzas reglamentarias (acordadas).
▪ Procedimiento administrativo. El procedimiento es el conducto por el que
transita en términos de derecho la actuación administrativa, en cuanto se integra
con el conjunto de reglas para la preparación, formación, control, e impugnación de
la voluntad administrativa. Generalmente, el Código Procesal Civil y Comercial se
utiliza como fuente subsidiaria del procedimiento administrativo. Dentro del
procedimiento administrativo ocurre frecuentemente que las situaciones planteadas
pueden encontrar solución recurriendo a normas y principios del derecho procesal.
▪ Proceso administrativo. Es el medio para dar satisfacción jurídica a las
pretensiones de la Administración Pública y de los administrados, lesionados en sus
derechos subjetivos por el obrar público ilegítimo, acudiendo a la justicia. En el
proceso administrativo, una de las partes es una entidad pública estatal o no estatal.
Con el derecho municipal: Se discute aún hoy la autonomía científica y didáctica del
derecho municipal. La doctrina está dividida entre los que sostienen que es una disciplina
jurídica autónoma del derecho administrativo y los que creemos que forma parte del
derecho administrativo y que más específicamente debería denominarse derecho
administrativo municipal.
Con el derecho internacional público: hay actividades de la Administración que
constituyen servicios públicos de carácter internacional, debido a la interdependencia
económica, comercial, científica y política existente entre los pueblos. Un claro ejemplo es el
servicio postal, que constituye derecho administrativo internacional. El derecho
internacional administrativo tiene carácter convencional, es autónomo con relación al
derecho administrativo y forma parte del derecho internacional. Las convenciones, tratados
y acuerdos producen entre los Estados que lo suscriben relaciones jurídicas que se integran
recíprocamente en sus derechos administrativos locales.
Con el derecho ambiental y de los recursos naturales: Las relaciones entre ambas
disciplinas se manifiestan, en especial, a través del régimen jurídico de los siguientes
bienes:
▪ Tierras. Es campo del derecho administrativo lo referente a parques nacionales,
reservas nacionales, monumentos nacionales, parques, plazas y tierras fiscales.
▪ Aguas. Son de derecho público las normas que regulan la administración y uso de
los recursos hídricos, aplicando los principios generales del derecho administrativo
▪ Entre otros bienes…
Con el derecho laboral: Ha sido el Estado quien ha regulado desde el siglo pasado todas
las cuestiones atinentes al trabajo. Así, es que la Administración se ha visto obligada a
resolver problemas laborales: salarios, limitación de la jornada, accidentes de trabajo,
insalubridad, falta de higiene, huelgas, etc. En cumplimiento, pues, de deberes de policía, se
reglamentaba el trabajo. El contenido de la policía del trabajo (infracción, sanción,
habilitación, etc.) demuestra que es una actividad administrativa del Estado. El personal de
las empresas del Estado está sometido al derecho público (ley 22.140 y decr. regl. 1797/80,
ley 24.150), revistiendo calidad de agente público cuando cumple funciones directivas, pero
también está sometido al derecho laboral cuando tiene calidad de empleado u obrero, es
decir, cuando no cumple funciones directivas.
Con ciencias no jurídicas: El derecho administrativo también se relaciona con aquellas
ciencias que no constituyen parte de la disciplina jurídica. Podemos citar:
▪ Con la Ciencia de la Administración. En tanto esta ciencia le brinda las reglas
técnicas y del arte para el manejo sistemático de la Administración.
▪ Con la Sociología. Porque tienen puntos de coincidencia en tanto el derecho
regula conductas sociales y una parte de la sociedad se halla constituida por el
gobierno y la administración de la cosa pública. Administración y administrado son
agentes, operadores-sociales, se insertan en el marco del comportamiento y de la
convivencia, que es el objeto propio de la sociología.
▪ Con la Filosofía. En tanto el derecho es justicia, y la justicia es un valor, la relación
del derecho con la ciencia madre de los valores es inseparable. Justamente, una de
las ramas de la filosofía es la filosofía del derecho, que trata del deber ser del
derecho.
▪ Con la Historia. La génesis institucional de la formación del derecho es materia de
la historia. El derecho tiene su historia porque las instituciones coexisten desde la
remota instalación de la vida social.
UNIDAD II
FUENTES DEL DERECHO ADMINISTRATIVO
❖ Fuentes del Derecho Administrativo: concepto
Las fuentes son los instrumentos que crean y forman el ordenamiento jurídico
(particularmente, las reglas jurídicas); es decir, el origen del Derecho, su principio y su
fundamento. ¿De dónde proviene el derecho? De sus fuentes; allí nace el Derecho.
Marienhoff:
En materia de "fuentes", todas las ramas del derecho tienen un fondo común: constitución, ley,
doctrina científica, etcétera; es decir, las fuentes de todas esas ramas son, por principio, las fuentes
generales del derecho. Eso mismo ocurre con el derecho administrativo. Pero éste, aparte de las
fuentes generales o comunes, tiene algunas fuentes específicas, como los reglamentos
administrativos, de gran importancia cuantitativa, o como los actos y contratos administrativos,
etcétera. Los lugares de donde brota la regla jurídica administrativa, constituyen, pues, las fuentes
del derecho administrativo, que, según quedó expresado, pueden ser generales o específicas.
PROFESORA EN CLASE:
Las fuentes del derecho del derecho administrativo se pueden asimilar a cualquier fuente de
cualquier rama del derecho. Es decir, de donde incorpora conceptos y de donde arma su
estructura, como ciencia jurídica, el derecho administrativo, para formar sus propias normas y su
propia estructura.
Las fuentes jurídicas en general se pueden clasificar en:
MARIENHOFF: La fuente primaria, no sólo del derecho administrativo, sino de todas las ramas
del derecho, es la Constitución. Esta constituye el punto de partida de todo el ordenamiento
jurídico. Con razón la norma constitucional es denominada "superley": ley de las leyes. Toda
norma jurídica debe concordar, en forma inmediata o mediata, con la Constitución.
En la escala jerárquica de las "fuentes", la Constitución ocupa la grada o plano más elevado,
lo cual vale tanto para el derecho administrativo, en particular, como para las otras ramas del
derecho. Esta jerarquía preeminente surge de los propios textos constitucionales, cuyo artículo 31
la consagra. La íntima "relación" entre derecho constitucional y derecho administrativo confirma
tal aserto. Toda la actividad jurídica de la Administración Pública encuentra sus limitaciones en la
Constitución.
Como bien dijo un autor, en la Constitución se hallan las bases de la
Administración Pública, o sea los grandes principios del régimen administrativo de
un país.
Pero no sólo constituyen fuentes del derecho administrativo las "normas" constitucionales,
sino también los "principios" constitucionales. Muchos problemas que plantea el derecho
administrativo, hallan solución a través de "principios" contenidos en la Constitución.
✿ PRINCIPIO DE LEGALIDAD: Es aquel por medio del cual la actividad de la Administración
debe ajustarse a un Ordenamiento Jurídico rigurosamente jerarquizado. Nuestra propia
Carta Fundamental lo recoge, puesto que dispone que los funcionarios públicos son
responsables por la infracción de la Constitución y de la ley, así como por la extralimitación
u omisión de funciones. Asimismo, el sistema legal prevé un conjunto de mecanismos
jurídicos tendientes a organizarlo;
✿ PRINCIPIO DE RAZONABILIDAD: El artículo 28 de la Constitución argentina recepta lo
que la jurisprudencia y la doctrina han denominado principio de razonabilidad. La
mencionada norma prescribe: “Los principios, garantías y derechos reconocidos
en los anteriores artículos, no podrán ser alterados por las leyes que
reglamenten su ejercicio”. Bidart Campos expresa que el principio de razonabilidad —
derivado de los arts. 28 y 33 de nuestra Carta Magna— importa, dentro de nuestro sistema
constitucional, la exclusión de toda arbitrariedad o irrazonabilidad en el ejercicio de las
prerrogativas de los poderes públicos.
Qué son?? Son los principales pactos que hay entre estados. Y son importantes porque
pueden incidir en la esfera de derechos de los habitantes de los estados signatarios. Por eso en
todos los países que se han organizado bajo la impronta de “estado de derecho”, en la celebración
de un tratado internacional tiene que intervenir siempre el órgano legislativo para autorizar o no
la celebración del mismo. Precisamente por la incidencia que llegan a tener en la esfera de
derechos antes mencionada.
Concepto de tratado de la convención de Viena que es la convención sobre el derecho de los
tratados: el art 2 inc 1 de la convención.
Art 2 inc 1. Términos empleados. 1. Para los efectos de la presente Convención:
se entiende por "tratado" un acuerdo internacional celebrado por escrito
entre Estados y regido por el derecho internacional, ya conste en un instrumento
único o en dos o más instrumentos conexos y cualquiera que sea su denominación
particular;
En nuestro país los tratados internacionales de derechos humanos dieron lugar al bloque de
constitucionalidad federal para resolver el problema de la supremacía. En relación a la reforma de
1994 debemos hacer referencia a las innovaciones producidas a través de los incisos 22 y 24 del
artículo 75 por los cuales se incorporan los tratados internacionales de derechos humanos
taxativamente enumerados al sistema de supremacía (estableciendo así el llamado bloque de
constitucionalidad federal) y se abre la puerta a la introducción de normas de carácter
comunitario. Y se ha ampliado el control de los jueces al control de convencionalidad. Los jueces
controlan la constitucionalidad de los actos del ejecutivo y el legislativo. Pero además a partir del
art 75 inc 22, los jueces tienen la obligación de controlar la convencionalidad. Es decir, si el tema
que tratan está regulado por los tratados internacionales, específicamente de derechos humanos.
Artículo 75.- Corresponde al Congreso:
Inc 22) Aprobar o desechar tratados concluidos con las demás naciones y con las organizaciones
internacionales y los concordatos con la Santa Sede. Los tratados y concordatos tienen
jerarquía superior a las leyes.
La Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre ( de la OEA de 1948); la
Declaración Universal de Derechos Humanos (de la ONU de 1948); la Convención Americana
sobre Derechos Humanos (conocido como Pacto de San José de Costa Rica 1978); el Pacto
Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (ONU 1985); el Pacto Internacional
de Derechos Civiles y Políticos y su Protocolo Facultativo (ONU 1976); la Convención sobre la
Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio; la Convención Internacional sobre la Eliminación
de todas las Formas de Discriminación Racial; la Convención sobre la Eliminación de todas las
Formas de Discriminación contra la Mujer; la Convención contra la Tortura y otros Tratos o Penas
Crueles, Inhumanos o Degradantes; la Convención sobre los Derechos del Niño; en las condiciones
de su vigencia, tienen jerarquía constitucional, no derogan artículo alguno de la primera parte de
esta Constitución y deben entenderse complementarios de los derechos y garantías por ella
reconocidos. Sólo podrán ser denunciados, en su caso, por el Poder Ejecutivo Nacional, previa
aprobación de las dos terceras partes de la totalidad de los miembros de cada Cámara.
Los demás tratados y convenciones sobre derechos humanos, luego de ser aprobados por el
Congreso, requerirán del voto de las dos terceras partes de la totalidad de los miembros de cada
Cámara para gozar de la jerarquía constitucional.
Éste artículo es fundamental para entender la jerarquía de los tratados y las fuentes del derecho
administrativo.
En el primer párrafo nos indica de la jerarquía de los tratados diciendo que son
superiores a las leyes.
En el segundo párrafo enumera una serie de tratados internacionales de DDHH que
tienen jerarquía constitucional, que no derogan artículo alguno de la primera parte de la
constitución. Y que deben entenderse complementarios de los derechos y garantías por ella
reconocidos.
La CN, los tratados y las leyes del congreso, integran el BLOQUE FEDERAL que
prevalece sobre todo el ordenamiento jurídico nacional Y SOBRE LOS ORDENAMIENTOS
JURIDICOS PROVINCIALES.
Con la adhesión de nuestro país en 1972 a la convención de Viena sobre el derecho
internacional de los tratados quedo claro el orden jerárquico dentro del Bloque FEDERAL:
1º. CN
2º. Los tratados
3º. La leyes del congreso
Pese a que esto estaba claro en esa convención, aquí en nuestro país se siguió discutiendo el
tema. Finalmente en 1994 aparece esta figura de los tratados de ascendencia constitucional, siendo
un tratado que se incorpora a la constitución mediante un mecanismo determinado y con el mismo
valor jurídico, pasa a integrar la constitución. Pero se necesitan requisitos:
La materia del tratado: sobre derechos humanos y de integración económica.
La incorporación a la constitución votada por el congreso por mayorías especiales, de
acuerdo a la materia se exigirán distintas mayorías.
No se pueden incorporar tratados que signifiquen modificar o extinguir derechos ya
reconocidos por la propia constitución nacional. A lo sumo podrán mejorar esos derechos ya
consagrados pero ni disminuir ni extinguir.
★ La ley. Concepto. Las leyes administrativas. Ley federal. Ley común. Ley local.
Leyes convenio.
GORDILLO: “ley” es todo acto sancionado por el Poder Legislativo de acuerdo con el
procedimiento previsto por la Constitución a tal efecto.
Las leyes se pueden clasificar en primer lugar según emanen:
del Congreso de la Nación o
de las legislaturas provinciales;
Las leyes que emanan del Congreso Nacional pueden subclasificarse en:
a) leyes locales: aplican en CABA (art. 75, inc. 30, de la Const. Nacional);
b) leyes nacionales.
Las leyes nacionales, a su vez, se subclasifican en:
01) leyes de derecho común
02) leyes de derecho federal.
✓ Leyes de derecho común u ordinario que son las leyes que se dictan en las materias
previstas por el art 75 inc 12 (códigos civil, comercial, penal, minería, laboral…la cláusula de
códigos de fondo.) se aplican en todo el territorio nacional. Estas normas las aplica la
Nación con sus propios tribunales y sus propios códigos procesales en su jurisdicción. Cada
provincia aplica las leyes nacionales con sus propios tribunales y sus propias leyes
procesales. Estas leyes se caracterizan porque son aplicadas por los jueces locales, es decir,
por jueces de la respectiva jurisdicción en que la cuestión se produzca.
✓ Leyes en sentido formal y en sentido material: en sentido formal son aquellas que se
incorporan en el ordenamiento jurídico respetando el procedimiento para su sanción que
establece la constitución. Pero el ordenamiento jurídico interno aún tiene vigentes, decretos
leyes por ej, que mantienen vigencia y que su sanción no ha respetado el procedimiento
para la sanción de las leyes determinado en la constitución.
✓ Leyes federales que son las que hacen a la organización del estado federal y que han sido
designadas al órgano federal en nuestra constitución. Su sanción le compete al congreso
nacional. Ej. ciudadanía, elecciones, aduana, presupuesto, fuerzas armadas, moneda, pesas
y medidas, fuerzas de seguridad…Las leyes federales se caracterizan por que las aplica el
estado federal con sus propios tribunales federales y con una administración federal. Toda
materia regulada por leyes federales no pueden ser contradicha por normas provinciales.
Estas leyes, a diferencia de las de derecho común, son aplicadas por los jueces federales, es
decir, los jueces del Estado nacional, aunque los casos de que se trate se produzcan en el
territorio de las provincias.
✓ Que son las leyes convenio?? Son acuerdos entre Nación y las provincias PARA EL
REPARTO IMPOSITIVO. Están previstas en la CN art 75 inc. 2. La Constitución incluye el
mecanismo jurídico de las leyes-convenio entre la Nación y las provincias para hacer
factible la coparticipación (art. 75, inc. 2, CN). La ley-convenio es la base de acuerdos entre
la Nación y las provincias con un régimen jurídico especial del cual la Constitución establece
las principales pautas. La aprobación de las leyes-convenio necesitará no solamente de la
sanción del Congreso de la Nación, sino de su aprobación por las provincias. La
Constitución Nacional no dice nada más, deja allí las cosas. Estas leyes-convenio aprobadas
por el Congreso Nacional tendrán que recorrer el itinerario de ser aprobadas por las
legislaturas locales. La exigencia de la unanimidad para modificar el actual reparto hace
inimaginable cualquier modificación y mantiene —lamentablemente— el impulsado en la
última dictadura.
LEYES PROVINCIALES: que dictan las legislaturas de cada provincia sobre materias que les
atribuyen las respectivas constituciones y cuya aplicación compete a los jueces provinciales.
Las leyes de derecho administrativo: No es fácil ubicar en el contexto general de las leyes
argentinas el lugar que corresponde a las leyes de derecho administrativo. Como solución de
principio se señala que el derecho administrativo es local y que por lo tanto las leyes
administrativas de la Nación sólo rigen para ella misma y que cada provincia se dicta sus propias
leyes de obras públicas, leyes relativas a la función pública, leyes de procedimiento administrativo
y de derecho procesal administrativo, leyes de organización administrativa, entidades autárquicas,
empresas del Estado, etc.
Sin embargo, no debe olvidarse que no todo el derecho administrativo nacional es
puramente local, de aplicación sólo para las provincias o la Nación misma: hay algunas leyes
administrativas que entran dentro del ámbito del derecho federal y que en consecuencia escapan al
ámbito provincial; p. ej., pueden citarse las leyes de aduana, servicio militar, etc.
❖ Los tratados regionales e interprovinciales. Los tratados entre la Nación y las provincias. Los
tratados Provinciales con organismos o gobiernos extranjeros.
TRATADOS INTERPROVINCIALES: Son aquellos celebrados entre dos o más provincias, sin
participación de la Nación, pero con conocimiento del Congreso.
Tratados de Provincias con otros Estados o con organismos internacionales: Integran
el derecho provincial y son inferiores a las leyes Nacionales. La Constitución habilita a las
provincias a celebrar convenios internacionales (art. 124, CN). Así como los tratados
internacionales firmados por las provincias no pueden contradecir los tratados firmados por la
Nación, tampoco pueden ir en contra de las Constituciones respectivas.
PROFE ENCLASE: en el orden de prelación tienen un rango infra legal, es decir, que están por
debajo de las leyes. Un reglamento no puede contradecir en su espíritu ni en su letra a una ley, ni
nacional ni provincial. Pero se incorpora al ordenamiento jurídico como si fuera una ley.
Y LOS REGLAMENTOS ESTAN POR ENCIMA DEL ACTO Y DEL CONTRATO
ADMINISTRATIVO. El acto individual no puede contradecir o eximir a un sujeto de la aplicación
de un reglamento.
Concepto de la profesora: es la actividad que realiza la administración pública, donde no
participa la voluntad del administrado, es decir, la actividad unilateral de un órgano de la
administración publica en ejercicio de la función administrativa que producirá efectos indirectos
e indeterminados.
Indirectos porque no resuelven una situación concreta planteada por el administrado
sino que regula una actividad complementaria. Y se incorpora al ordenamiento jurídico
hasta tanto ese reglamento no sea modificado, sustituido o derogado por el mismo órgano
que dictó el acto.
Indeterminado. Porque el sujeto no va a estar específicamente determinado, no está
definido a quien está dirigido.
GORDILLO: Concepto
Un reglamento es una declaración unilateral realizada en ejercicio de la función
administrativa que produce efectos jurídicos generales en forma directa.
Es una declaración, o sea una manifestación o declaración de voluntad, conocimiento o
juicio. De esta forma distinguimos el acto (en este caso el acto reglamentario) del mero
hecho administrativo que es tan sólo la actuación material de un órgano administrativo.
Unilateral, por oposición a bilateral. Se dice que un acto es bilateral y particularmente un
contrato, cuando es el resultado de una declaración de voluntad común entre dos o más
partes, destinada a reglar sus derechos. En el acto unilateral falta esa “declaración de
voluntad común” y es por el contrario una sola parte, en este caso la administración, la que
expresa su voluntad, llamada por ello “unilateral.”
Dictado en ejercicio de la función administrativa. ésta es toda la actividad
realizada por los órganos administrativos y la actividad realizada por los órganos
legislativos y judiciales excluidas sus respectivas funciones específicas. Por lo tanto, puede
haber reglamentos dictados por los órganos administrativos y también, en sus respectivos
campos de actuación, por los órganos legislativos y judiciales: en estos dos últimos casos los
reglamentos se referirán exclusivamente al funcionamiento y organización interna de estos
poderes.
Que produce efectos jurídicos. Esto es fundamental, pues si se trata de una mera
declaración lírica, desprovista de efectos o consecuencias jurídicas (crear derechos y
obligaciones) no parecería propio incluirla dentro del concepto jurídico formal de
reglamento.
Generales. Aquí está dada la distinción entre el reglamento y el acto administrativo. El
acto administrativo se caracteriza por ser un acto que produce efectos jurídicos
individuales, particulares, en un caso concreto; el reglamento, en cambio, por producirlos
en forma genérica, para un número indeterminado de personas o de casos.
En forma directa. Esto quiere decir que el reglamento es por sí mismo susceptible de
producir los efectos jurídicos de que se trata; ello no se desnaturaliza si el mismo
reglamento supedita la producción de sus efectos al cumplimiento de determinada
condición o al transcurso de determinado tiempo, porque en tales casos cumplido el plazo o
la condición, es el mismo reglamento el que produce el efecto de que se trata.
Cassagne, por su parte sostiene que el reglamento es “el acto unilateral que emite un
órgano de la Administración Pública, creador de normas jurídicas generales y obligatorias, que
regula por tanto situaciones objetivas e impersonales” (CASSAGNE, 2004).
EJEMPLOS de reglamentos: el decreto que establece los feriados nacionales, los reglamentos
de ejecución de las leyes. Las formas de exteriorización del reglamento son diversas: decreto,
orden ministerial, resolución, ordenanza, circulares, instrucciones, etc.
El reglamento es la declaración unilateral realizada en ejercicio de la función
administrativa que produce efectos jurídicos generales en forma directa. (DROMI.
Roberto, 2008).
Análisis de la definición de DROMI:
Es una declaración. Una manifestación o declaración de voluntad, conocimiento o juicio.
Así, se distingue el reglamento de los hechos administrativos, que conciernen a la actuación
material de la Administración. El reglamento importa un proceso de exteriorización
intelectual en este aspecto.
Unilateral. Por oposición a bilateral, ya que falta la declaración de voluntad común, propia
de los contratos de la Administración. Es decir, nace y se perfecciona por la sola voluntad de
los órganos públicos competentes. No se requiere la conformidad, ni siquiera el
asentimiento de las personas a las cuales alcanza.
realizada en ejercicio de la función administrativa. La competencia reglamentaria
es inherente a la función administrativa y por consiguiente a la propia Administración; ésta
tiene a su cargo múltiples cometidos, para cuyo cumplimiento eficiente necesita realizar
operaciones materiales, emitir actos administrativos y también dictar normas generales.
Los órganos que pueden dictar reglamentos, según el ordenamiento constitucional Son:
▪ en la órbita del Poder Ejecutivo: el presidente (art. 99, incs. 2 y 3) y el jefe de
gabinete (art. 100, inc. 2);
▪ en el Legislativo, cada una de sus Cámaras (arts. 66 y 75, incs. 10, 25 y 32),
▪ y en el Poder Judicial: la Corte Suprema (art. 113) y el Consejo de la
Magistratura (art. 114, inc. 6).
produce efectos jurídicos generales en forma directa. Este produce efectos
jurídicos generales, indeterminados, generando derechos y obligaciones sin consideración a
las singularidades o subjetividades. Sus efectos normativos se imponen como acto-regla,
tanto a la Administración como a los administrados.
La nota distintiva del reglamento, respecto de las otras formas jurídicas por las que se manifiesta el
obrar administrativo estatal, está dada por su alcance normativo general, abstracto,
indeterminado, impersonal. Los reglamentos son actos normativos.
Continúo con DROMI:
A partir de esta definición hay que establecer la diferencia entre ley y reglamento, ya que
ambas son normas escritas de carácter general, y a nuestro entender éstos serían los dos caracteres
comunes a ambas figuras.
La ley y el reglamento no se diferencian sólo por cuestiones formales, como por ejemplo el
procedimiento para su formación y elaboración, sino que existe una diferencia sustancial entre
ambos.
Mientras que la ley es la expresión de la voluntad soberana del pueblo, el reglamento es
expresión de la competencia reglamentaria de la Administración. La diferencia entre estas dos
figuras no es de cantidad, sino de cualidad y grado.
La ley emana institucionalmente de uno de los poderes del Estado, el Legislativo. El
reglamento es dictado por la Administración, que es el aparato instrumental servicial para la
ejecución de los fines estatales.
CLASES
Pueden individualizarse, de acuerdo con el contenido y según su vinculación con la ley, 4 clases de
reglamentos:
A) subordinados o de ejecución; (reglamentarios)
B) reglamentos delegados;
C) autónomos o independientes, y
D) de necesidad y urgencia.
★ LA JURISPRUDENCIA
Entendemos que los antecedentes judiciales, sin perjuicio de crear derecho con alcance singular e
incidir sobre las otras fuentes creadoras del derecho, solo son fuente directa en los siguientes
casos:
a) Los fallos de Corte, en tanto son obligatorios, en principio, para los otros tribunales;
b) los fallos plenarios que, más allá de su constitucionalidad o no, son obligatorios para
los miembros de la propia Cámara y los otros jueces del fuero (cabe recordar que
este instituto ha sido derogado por el legislador); y, por último
c) las sentencias con efectos absolutos.
En los otros casos, las sentencias solo son obligatorias respecto del propio tribunal y con ese
alcance; sin perjuicio de que es posible que el juez se aparte de sus propios precedentes si existen
motivos suficientes y razonados.
★ LA COSTUMBRE
Gordillo:
La costumbre surge como fuente de derecho cuando hay el convencimiento popular
abonado por una práctica y un cumplimiento usual, de que una regla determinada de conducta
humana es una norma jurídica. No hay que confundir por lo demás la costumbre, que es
convencimiento popular abonado por la práctica, con la “costumbre” que ha sido aceptada y hecha
efectiva por la jurisprudencia: en tal caso la regla de que se trate no vale por ser consuetudinaria,
sino por ser jurisprudencial; se aplica no porque la gente esté convencida de que es una norma
jurídica y siempre la haya cumplido, sino porque los tribunales así lo han resuelto en forma
reiterada y concordante. La costumbre no puede ser admitida como fuente de derecho
administrativo a menos que una ley expresamente lo autorice, pues las constituciones prohíben
generalmente que nadie sea obligado a hacer lo que la ley no manda ni privado de lo que ella no
prohíbe.
No es fuente habilitante de deberes de los particulares La costumbre no es pues, en
principio, fuente de derecho administrativo y la administración no puede, en consecuencia, crearse
a sí misma derechos frente a los particulares por observar habitualmente una determinada
conducta. Tampoco debería, a nuestro juicio, hacerlo la justicia.
En derecho público tiene poco juego y no es tan importante como en el derecho privado. PUEDE
SER INVOCADA EN TODO CASO PARA reconocer derechos a los administrados pero nunca para
imponerles deberes ya que estos siempre tienen que estar previstos por ley formal. Tbm a veces
permite regular cuestiones de funcionamiento interno de la administración. Pero éste es todo el rol
que puede tener dentro del derecho público. Entendemos, en definitiva, que la costumbre sólo
puede ser aceptada como fuente cuando contiene la creación de derechos para los particulares
frente a la administración.
UNIDAD III
EL ESTADO NACIONAL Y LA ORGANIZACIÓN ADMINISTRATIVA
★ Organización Nacional. El poder Ejecutivo Nacional: atribuciones y deberes.
Ministerios. Atribuciones y Deberes. Jefe de gabinete: competencia. Las
secretarías y subsecretarías, la organización burocrática.
MARIENHOFF
En toda organización administrativa debe existir un sistema de control o de medios de
fiscalización de la actividad de la Administración Pública y de la de quienes tratan con ella. Con
dicho sistema de controles o de fiscalización se tiende a constituir un conjunto de garantías de
legitimidad y de oportunidad en la actividad administrativa, a la vez que a lograr la eficiencia y la
moralidad dentro de la Administración.
Control externo
La auditoría externa es un examen estructurado de registros u otra búsqueda de evidencia,
con el propósito de sustentar una evaluación, recomendación u opinión profesional con respecto a:
A) la consistencia de los sistemas de información y control;
B) la eficiencia y efectividad de los programas y operaciones;
C) el fiel cumplimiento de los reglamentos y políticas prescriptos y/o la razonabilidad de
los estados financieros e informes de rendimiento que pretendan revelar las
condiciones actuales y los resultados de pasadas operaciones de un organismo o
programa
Los objetivos de la auditoría externa son:
a) determinar la razonabilidad de la información financiera generada por el ente auditado;
b) establecer si se ha cumplido con la normativa aplicable;
c) comprobar si los recursos públicos se han utilizado en forma económica y eficiente;
d) determinar el grado en que se han alcanzado los objetivos provistos;
e) promover mejoras en los sistemas administrativos y financieros, en las operaciones y en el
control interno
Composición de la AGN
Se compone de siete miembros llamados Auditores Generales, que deberán ser de
nacionalidad argentina, con título universitario en el área de ciencias económicas o derecho con
probada especialización en administración financiera y control. Durarán ocho años en su función y
podrán ser reelegidos.
Seis Auditores Generales serán elegidos por el Congreso Nacional,
correspondiendo tres designaciones a cada Cámara observando su composición. El
séptimo Auditor General será designado por resolución conjunta de los presidentes
de ambas Cámaras y será el Presidente de los auditores. Por imperio Constitucional
deberá ser designado a propuesta del partido político de oposición con mayor
número de legisladores en el Congreso.
A nuestro entender, la composición legal del cuerpo colegiado ha vaciado de contenido la norma
constitucional que preveía la gestión de la AGN en manos de la oposición legislativa. La ley ha
impactado en este principio y la adjudicación de cargos colegiales pueden conformar mayoría del
mismo signo que el PEN (como ocurre en la actualidad), limitando el poder de control que
constitucionalmente se le atribuyó a la mayor representación legislativa opositora.
Ubicación institucional
Se encuentra ubicada dentro del Ministerio Público Fiscal como órgano independiente de la
Procuración General de la Nación. Está integrada por el Fiscal Nacional de Investigaciones
Administrativas y demás funcionarios inferiores, como: Fiscales Generales de Investigaciones
Administrativas; Fiscales Generales Adjuntos y Fiscales de Investigaciones Administrativas.
COMPETENCIAS. El Fiscal Nacional de Investigaciones Administrativas tiene la
facultad y el deber:
de promover la investigación de la conducta administrativa de los agentes
integrantes de la administración nacional centralizada y descentralizada, y de las
empresas, sociedades y todo otro ente en que el Estado tenga participación.
de efectuar investigaciones en toda institución o asociación que tenga como
principal fuente de recursos el aporte estatal
de denunciar ante la justicia competente, los hechos que como consecuencia de
las investigaciones practicadas, sean considerados delitos.
de delegar funciones en sus funcionarios inferiores.
de elevar al Procurador General un informe anual sobre la gestión de la Fiscalía
de Investigaciones Administrativas, a su cargo.
de imponer las sanciones disciplinarias a los magistrados, funcionarios y
empleadas que de él dependan, en los casos y formas establecidos en la ley y su
reglamentación.
Cuando de una investigación practicada por la Fiscalía resulten comprobadas transgresiones a
normas administrativas, el Fiscal nacional de Investigaciones Administrativas pasará las
actuaciones con dictamen fundado a la Procuración del Tesoro de la Nación.
Las actuaciones servirán de cabeza del sumario que deberá ser instruido por las autoridades
correspondientes. En todas estas actuaciones que se rijan por el Reglamento de Investigaciones
Administrativas, la Fiscalía será tenida como parte acusadora con iguales derechos a la sumariada,
en especial, las facultades de ofrecer, producir e incorporar pruebas, así como la de recurrir toda
resolución adversa a sus pretensiones. Todo ello, bajo pena de nulidad absoluta e insanable de lo
actuado o resuelto.
La Institución Ombudsman o Defensor del Pueblo cuenta con más de 200 años de
antigüedad desde su origen en Suecia. La particularidad del Ombudsman es que surgió del Poder
Legislativo con el fin de controlar al Monarca en sus funciones, es decir, nació desde el poder que
representa al pueblo para controlar al poder administrador. En nuestro país surgió de la misma
manera y es por ello que consideramos a la figura del Ombudsman como el origen de la institución
Defensor del Pueblo actual. El Defensor del Pueblo debe ser argentino nativo o por opción y tener
más de treinta años de edad
STATUS CONSTITUCIONAL
El art. 86CN establece que "es un órgano independiente instituido en el ámbito del
Congreso de la Nación, que actúa con autonomía funcional sin recibir instrucciones de ninguna
autoridad" lo que lo hace independiente de los tradicionales poderes del Estado.
Goza de las inmunidades y privilegios de los legisladores; "durará en su cargo cinco años"
(buscando con ello que no coincida su designación con un período de renovación del Congreso
Nacional, y así desprenderse de todo condimento electoral); "pudiendo ser nuevamente designado
por una sola vez"
Es elegido por el Congreso de la Nación de acuerdo con el siguiente procedimiento:
1) Ambas Cámaras del Congreso deben elegir una comisión bicameral permanente, integrada
por siete (7) senadores y siete (7) diputados cuya composición debe mantener la proporción
de la representación del cuerpo;
2) En un plazo no mayor de treinta (30) días a contar desde la promulgación de la presente ley,
la comisión bicameral reunida bajo la Presidencia del presidente del Senado, debe proponer
a las Cámaras de uno a tres candidatos para ocupar el cargo de defensor del pueblo. Las
decisiones de la comisión bicameral se adoptan por mayoría simple;
3) Dentro de los treinta (30) días siguientes al pronunciamiento de la comisión bicameral,
ambas Cámaras eligen por el voto de dos tercios de sus miembros presentes a uno de los
candidatos propuestos;
4) Si en la primera votación ningún candidato obtiene la mayoría requerida en el inciso
anterior debe repetirse la votación hasta alcanzarse;
5) Si los candidatos propuestos para la primera votación son tres y se diera el supuesto del
inciso d) las nuevas votaciones se deben hacer sobre los dos candidatos más votados en ella.
Una vez culminado el procedimiento, será nombrado por Resolución conjunta de los presidentes
de ambas Cámaras del Congreso de la Nación.
El Defensor del Pueblo puede iniciar y proseguir de oficio o a petición del interesado
cualquier investigación conducente al esclarecimiento de los actos, hechos u omisiones de la
administración pública nacional y sus agentes, que impliquen el ejercicio ilegítimo, defectuoso,
irregular, abusivo, arbitrario, discriminatorio, negligente, gravemente inconveniente o inoportuno
de sus funciones, incluyendo aquéllos capaces de afectar los intereses difusos o colectivos.
Ámbito de competencia:
Dentro del concepto de administración pública nacional, a los efectos de la ley, quedan
comprendidas:
La administración centralizada y descentralizada;
entidades autárquicas;
empresas del Estado;
sociedades del Estado;
sociedades de economía mixta;
sociedades con participación estatal mayoritaria;
todo otro organismo del Estado nacional cualquiera fuere su naturaleza jurídica,
denominación, ley especial que pudiera regirlo, o lugar del país donde preste sus servicios.
También alcanza a las personas jurídicas públicas no estatales que ejerzan prerrogativas
públicas y las privadas prestadoras de servicios públicos.
Quedando exceptuados del ámbito de su competencia el Poder Judicial, el Poder
Legislativo, la Ciudad de Buenos Aires, y los organismos de defensa y seguridad.
Características en la República Argentina
Este órgano de control se repite en los tres estamentos del Estado: el Nacional; las
Provincias y los Municipios. Aun así, no todas las provincias crearon esta figura en el ámbito
provincial, ni tampoco todos los municipios la han creado en el ámbito municipal. Creemos que la
institución fue creada para ejercer un control destinado a promover la buena administración. Un
control actual y no obstructivo del accionar administrativo. Y lo creemos por varios indicadores:
A) Porque carece de la facultad de poder vetar leyes u ordenanzas municipales
B) Porque las mayorías legislativas que se exigen para elegir y destituir al Defensor,
usualmente son difíciles de alcanzar de no tener el apoyo del partido oficialista
C) Porque tanto la CN, como la provincial y las Ordenanzas municipales no colocan a la
figura del Defensor en cabeza de partidos políticos opositores
D) Porque sus decisiones no suspenden la ejecutoriedad de los actos administrativos
emanados por la administración, como así tampoco puede modificarlos, sustituirlos
o dejarlos sin efecto. Sólo puede advertir, recomendar, recordar y proponer
modificaciones de los criterios utilizados para la producción de los mismos.
Legitimación procesal (ya descripta en la foto): El Defensor del Pueblo de la Nación tiene
la legitimación procesal consagrada en el artículo 43CN (acción de amparo); y en el art. 86CN
segundo párrafo.
A tribuciones
Funcionamiento
Atribuciones
Deberes
Judicial
En el material de aula:
Artículo escrito por el Dr. Gustavo Juan De Santis
(Artículo publicado en la Revista “Función Pública” Año VII Nro. 78. Año 1994).
Clasificación de la competencia
Competencia en razón de la materia: Son las tareas o actividades que el órgano puede
legítimamente realizar. El acto dictado puede estar viciado de incompetencia en razón de la
materia en diversos casos:
➢ Incompetencia respecto a materias legislativas, cuando los
órganos Administrativos dictan resoluciones sobre cuestiones que sólo
pueden ser resueltas por el Congreso. Ejemplos: disposición de fondos sin
autorización presupuestaria; otorgamiento de concesión de servicios
públicos sin ley que la autorice; creación o modificación de los elementos
esenciales de un impuesto, etc.
➢ Incompetencia respecto a materias judiciales, cuando la
administración adopta decisiones que sólo pueden ser tomadas por los
órganos del poder judicial, como p. ej. un acto que pretenda decidir un
litigio entre partes con fuerza de verdad legal, esto es, con carácter
definitivo.
➢ Incompetencia respecto a materias administrativas de otros
órganos, o sea, ejercicio por un órgano de atribuciones que
corresponden a otros órganos de la administración pública. Este tipo de
incompetencia puede también ser llamada incompetencia relativa, por
oposición a los dos casos anteriores, en que se podría hablar de
incompetencia absoluta.
Competencia en razón del territorio: según la organización política de cada país
competencias nacionales, provinciales, municipales y de la Ciudad de Buenos Aires. Cuando
un órgano tiene delimitada su competencia a determinada circunscripción territorial, no
puede excederse de ella; la incompetencia sería en tal caso absoluta.
Competencia en razón del tiempo: En razón del tiempo es también factible distinguir
según que la competencia sea permanente, temporaria o accidental. La competencia es, por
regla general, permanente, en cuanto el órgano de que se trata puede ejercer en cualquier
tiempo las atribuciones que le han sido conferidas. Ejemplo: ocurre cuando el Poder
Ejecutivo puede declarar el estado de sitio por ataque exterior, estando en receso el
Congreso, o cuando el vicepresidente asume las funciones en razón de la ausencia del país
del presidente, etc.
Competencia en razón del grado: Como clasificación de la competencia en razón del
grado, pues, puede hablarse fundamentalmente de competencia centralizada,
desconcentrada y descentralizada.
▪ Se dice que la competencia es centralizada cuando está conferida
exclusivamente a los órganos centrales o superiores de un ente.
▪ Desconcentrada, cuando se ha atribuido porciones de competencia a
órganos inferiores, pero siempre dentro de la misma organización o del
mismo ente estatal al que nos referimos.
▪ Descentralizada, cuando la competencia se ha atribuido a un nuevo ente,
separado de la administración central, dotado de su personalidad jurídica
propia y constituido por órganos propios que expresan la voluntad de ese ente.
En la desconcentración el que recibe la competencia es un órgano del mismo ente. La
descentralización, en cambio, el que recibe la competencia es un órgano de un ente distinto de
aquel al que se resta la competencia. A su vez, dentro del ente descentralizado puede existir un
cierto grado de centralización interna o puede en cambio existir también allí desconcentración.
Excepciones a la improrrogabilidad
Como hemos visto, en principio, la competencia es improrrogable (art. 3 Ley 19.549). No
obstante, existen excepciones basadas en la celeridad y eficacia que necesita la actividad
administrativa. Tanto la delegación como la avocación son relaciones entre órganos de una misma
persona pública estatal, en donde hay jerarquía.
a) Delegación: Se da cuando el órgano superior, mediante acto administrativo, le transfiere a
uno inferior (o de igual jerarquía) su competencia para realizar determinada actividad (ej.: el
Presidente delega facultades en su Jefe de Gabinete). La delegación siempre debe estar
autorizada por una norma la cual debe expresamente decir cuáles son las atribuciones que se
delegan. La diferencia con la suplencia es que cuando no está el órgano superior, el inferior
absorbe su competencia (no hay transferencia de facultades).
b) Avocación: Esta excepción es inversa a la delegación: Seda cuando el órgano superior
asume una competencia que estaba delegada en un órgano inferior.
Cassagne: dice que resulta cuando el órgano superior se avoca (se dedica) a conocer o decidir en
un acto administrativo que le correspondía al órgano inferior que tenía las facultades para decidir.
Delegación (GORDILLO)
La delegación es una decisión del órgano administrativo competente, por la cual transfiere
el ejercicio de todo o parte de su competencia a un órgano jerárquicamente inferior, o sometido a
tutela administrativa. Es importante diferenciar adecuadamente la delegación de la
descentralización y de la desconcentración: En estas últimas hay una decisión legislativa por la
cual, total o parcialmente, se quita la competencia al órgano superior y se la atribuye a un órgano o
ente inferior, mientras que en la delegación la decisión parte del propio órgano que delega.
La primera diferencia entre la delegación por un lado y la desconcentración y
descentralización por el otro, está así dada por el órgano que decide la atribución de facultades al
funcionario inferior:
❖ En la desconcentración y descentralización es por regla general el Congreso
❖ en la delegación un órgano administrativo superior que ha sido autorizado al
efecto por la ley, pero que retiene el poder de decisión de delegar o no.
Una segunda diferencia es que en el caso de la desconcentración y descentralización,
una vez que ellas han sido dispuestas, la competencia de que se trata pertenece exclusivamente al
inferior y el superior sólo tiene facultades de supervisión propias del poder jerárquico o del control
administrativo. En el caso de la delegación el órgano que recibe la competencia delegada es el que
en el hecho va a ejercerla, pero no le pertenece a él sino al superior, que es el responsable de cómo
se habrá de ejercer; de allí también que se halle unido por más fuertes lazos al superior. En la
desconcentración, a su vez, la responsabilidad del superior por el modo en que se ejerce la
competencia que le ha sido quitada, es limitada porque se ha reducido también su poder de
control.
Cuando se trata de competencia delegada, el órgano superior puede siempre y en cualquier
momento retomar la competencia que él ha conferido al órgano inferior y atribuírsela a otro
órgano o ejercerla él mismo; en el caso de la competencia descentralizada o desconcentrada el
superior sólo tiene facultades de supervisión propias del poder jerárquico o del contralor
administrativo: Dirección, revisión de los actos del inferior, etc. y no puede reasumir la
competencia que ahora pertenece al órgano inferior.
Así las diferencias más estructurales: La descentralización y desconcentración implican una
nueva repartición, permanente y definitiva, de competencias; el acto de descentralización o
desconcentración tiene así un valor constitutivo y representa una forma de organización
administrativa, un tipo de estructura estatal.
La descentralización y desconcentración operan a través de actos normativos generales y
abstractos, que crean competencias estables y definidas y las atribuyen en forma determinada a
ciertos órganos que serán los titulares de la función respectiva y, por ende, los responsables de su
ejercicio. Por último, la descentralización y desconcentración significan un ordenamiento
obligatorio de la jerarquía y funciones administrativas: Cada órgano o ente que recibe la
competencia desconcentrada o descentralizada es el que debe ejercerla y bajo su propia
responsabilidad, por encargo de la ley; ello, sin perjuicio de la eventual admisibilidad de ulteriores
delegaciones. En la delegación, en cambio, no se opera una modificación en la estructura
administrativa, sino sólo en su dinámica. La delegación es nada más que un medio jurídico,
concreto e individual, ofrecido al órgano a quien le compete una función determinada, de poder
desgravarse temporalmente del peso del ejercicio de esa competencia propia.
La delegación no puede implicar renunciar definitivamente a la competencia; tampoco
desentenderse de la responsabilidad originaria que el órgano titular de la competencia tiene
respecto a la forma en que ella se ejercita. La delegación no significa así una determinación de
nuevas estructuras de competencia; el acto de delegación interviene en el ámbito de un
ordenamiento o estructura de competencias ya establecido y no lo modifica en modo alguno
estructuralmente: Es sólo en la dinámica de la actuación administrativa que produce sus efectos.
De tal modo, puede existir conjuntamente en determinado órgano una suma de
competencias desconcentradas y delegadas, que se regirán por principios diversos; también, desde
luego, puede existir mera delegación en órganos que no tienen competencia por desconcentración
o de otro modo: como se advierte, las posibles combinaciones son variadas.
Relación piramidal
Ordenamiento jerarquico
Es menos expeditivo
La transferencia es permanente
Tiene personalidad jurídica
Descongestion
Descongentiona al órgano
Administrativo central, que esta alejado de
las necesidades locales.
Entidades autarquicas
Otros
ENTES DESCENTRALIZADOS
Fin público.
Desviacion de Poder
Según el momento
Preventivo
A utorización
A ntes de dictarse el acto
A probacion
CENTRALIZACIÓN: En este sistema, todas las decisiones importantes las tomas los órganos
superiores o entes centrales de la administración, mientras que sus órganos inferiores están
subordinados jerárquicamente a ellos.
Ventaja: Puede prestarse un mejor servicio y se hace economía.
Desventaja: Todo el poder puede quedar limitado a un sector pequeño.
DESCENTRALIZACIÓN: En este sistema las decisiones importantes las toman, además de la
Administración Central, los entes descentralizados. Se transfiere parte de la competencia de la
Administración Central a entes descentralizados que tienen personalidad jurídica propia (diferente
del ente central) creándose así un nuevo ente con personalidad jurídica propia y constituido por
órganos propios que expresan la voluntad del ente.
Ventajas: Descomprime al órgano central; los problemas locales los resuelven los
agentes del ente local que están cerca y conocen el problema logrando que se
solucionen rápidamente.
Desventajas: El órgano central se debilita, puede que se prioricen intereses locales
sobre los del país. La descentralización total no es posible porque perjudica la unidad
del país.
MARIENHOFF:
LA DESCENTRALIZACION ADMINISTRATIVA.
Como se advierte, hemos reservado la denominación de entes administrativos
descentralizados a aquellos cuya existencia depende de un “acto de creación normativa” y por ende
su existencia resulta “derivada” con atributos y potestades limitados a la norma de creación.
Naturalmente que, como se verá seguidamente, ello no implica negarles capacidad jurídica propia,
mas esta siempre estará limitada a lo que precise y determine la norma de creación,
manteniéndose en términos político-institucionales una clara derivación jerárquica, aun cuando
no siempre se corresponda ello con una subordinación jerárquica jurídica o administrativa como
también se verá.
Esta resulta claramente una herramienta de gestión que se ubica “dentro de una sola de las
funciones del Estado, a saber, la función administrativa” careciendo la organización
descentralizada administrativamente de los atributos del “gobierno” propios de la
descentralización política. Ello equivale a afirmar que dentro de la descentralización política es
dable encontrar los diversos grados de descentralización administrativa, que eventualmente, la
integren.
LOS DIVERSOS GRADOS DE DESCENTRALIZACION ADMINISTRATIVA.
Sentadas las premisas precedentes cabe analizar aquí los distintos grados de
descentralización administrativa, desde la experiencia de la organización burocrática de la
República Argentina y sus Estados locales. Situados en consecuencia en una de las tres funciones
del Estado, la administrativa y definida a la descentralización administrativa como una
herramienta de gestión, habremos de efectuar una somera referencia a ciertos principios básicos
en la especie.
LA NOCION DE CENTRALIZACION
No obstante señalar que los principios de centralización y descentralización no resultan
absolutos, sus aplicaciones siempre se orientan procurando la respuesta acerca del interrogante
sobre si las funciones del Estado deben reunirse en los órganos de la administración que
constituyen la persona jurídica pública “Estado” o si en cambio deben ser satisfechas por medio de
otros organismos estatales, dotados de personalidad jurídica propia. Está claro que la
centralización supone el ejercicio agrupado de todas las atribuciones decisorias en los órganos de
la persona jurídica Estado.
LA NOCION DE DESCENTRALIZACION. GRADOS.
La descentralización administrativa, en cambio, aparece cuando las competencias decisorias
se atribuyen no solo a la administración central sino a otros organismos dotados de personalidad
jurídica distinta, con capacidad propia para obligarse. No es esta la única forma de distribuir
competencias públicas, dado que es posible encontrar un grado menor de descentralización que no
alcanza a reunir los elementos configurantes de la descentralización administrativa propia,
descriptos más arriba.
En efecto, tal el caso de la denomina desconcentración, supuesto en el que la atribución de
facultades no lleva consigo la creación de un ente jurídico diferente aunque si distribución de
competencias decisorias. Tal el caso de los llamados entes descentralizados funcionales para
referirse al supuesto en consideración.
Deben distinguirse asimismo, de las figuras de descentralización propias y de la
desconcentración, la delegación, por tratarse de un mecanismo que, básicamente supone la
dinamización del órgano delegante sin implicar modificación a su estructura y sin romper el poder
jerárquico que caracteriza a la administración centralizada y en cambio desaparece en la
descentralizada. La delegación solo importa una derivación de la competencia en razón del grado,
hacia el inferior, sin otra consecuencia.
AUTARQUIA
Pasaremos a analizar sintéticamente la otra vertiente doctrinaria, que asigna al
municipio el concepto jurídico de la autarquía, para concluir en que se trataría de un ente
autárquico de base territorial.
Afirman los seguidores de esta corriente que la Comuna no tendría otras atribuciones que
aquellas que les fueran expresamente delegadas por el Estado Provincial, limitando la función
municipal a la mera función administrativa.
Necesario es afirmar que la mayor parte de la doctrina administrativa, desde Rafael Bielsa
en adelante, participa de esta corriente, identificando a la institución municipal desde esa
perspectiva y visualizándola como una entidad de creación normativa, derivada y limitada a las
funciones y prerrogativas que le atribuye la norma de creación.
Como se advertirá, la tesis reniega del carácter político del gobierno comunal y por ende de
esa naturaleza (gobierno), para ceñirlo a un concepto jurídico-administrativo, de mera
descentralización, como si se tratara de un órgano más de la estructura administrativa central (en
este caso Provincial), a punto tal de considerarlo entre la clasificación de las entidades autárquicas.
En efecto, Miguel S Marienhoff sostiene la posibilidad de dividir a las entidades autárquicas
en territoriales e institucionales, pudiendo denominarse a la primera como “descentralización por
región” y a la segunda en “descentralización por servicios”. Y continúa afirmando que “el elemento
característico de la autarquía territorial es la existencia de un territorio dentro del cual despliega su
actividad”.
En cambio sostiene el ilustre administrativista, en la autarquía institucional el elemento
sustancial es el “fin” que debe satisfacer el ente; no obstante en ambos admite la existencia de
cinco características fundamentales, a saber:
1. La entidad autárquica es una persona jurídica estatal que integra los cuadros
de la administración.
2. Se administra a su mismo conforme la norma de su creación.
3. Es siempre creada por el Estado.
4. Con relación al órgano central del Estado, si bien no está unida por el vínculo
jerárquico, aparece como su sustituto el “control administrativo” y,
5. Su régimen jurídico es esencialmente publicístico.
De los cinco caracteres reputados como esenciales y tipificantes de la autarquía, interesa
destacar el cuarto, toda vez que frente a la “entidad autárquica territorial”, municipio, ese rasgo
considerado definitorio no aparece.
Ello así por cuanto, si es de principio el reemplazo del control jerárquico –correlativo con la
pérdida del poder jerárquico inherente a toda descentralización- por el control administrativo del
órgano central del Estado, con relación a la Comuna, ¿¿cómo juega tal exigencia en la especie??
La respuesta no puede ser otra que la de admitir, al menos, que frente a la entidad autárquica
territorial “Comuna” no existe tal rasgo esencial, toda vez que no hay legislación constitucional ni
común que reconozca vía recursiva alguna por encima del Departamento Ejecutivo Comunal, o aún
del Concejo Deliberante (sea que se trate de actos administrativos o reglamentos) que exprese el
indicado control administrativo, ni en su extensión a la oportunidad, mérito o conveniencia, además
de la legitimidad o sólo a esta última, según sea el origen del ente (ley formal o acto del Poder
Ejecutivo).
Va de suyo que si el órgano central que origen al ente autárquico es el Estado Provincial, el
control administrativo, al menos limitado a la “legitimidad”, debería encontrarse presente. Su
inexistencia, en rigor, supone una grave cortapisa para seguir el razonamiento en análisis, el que
adolece en sí mismo de una falla difícil de sortear.
La conclusión es pues: no existiendo control administrativo, frente al Municipio cae a su
respecto uno de los rasgos tipificantes de la autarquía, según se sigue de la indicada doctrina.
REFLEXION FINAL
Con la esperanza de haber contribuido a la elucidación de una cuestión de tanta
significación jurídica e institucional, como es la que ha ocupado estas consideraciones y sin otra
pretensión, cabe dejar abierta la reflexión acerca de la necesidad de referenciar los términos
analizados con el marco institucional que corresponda para evitar excesos y conclusiones
desviadas.
Al mismo tiempo, pretendemos subrayar una vez más la trascendencia de la temática
municipal en tiempos en lo que se impone partir de las necesidades de cada comunidad para la
planificación del desarrollo general, y en lo que es también menester desplegar desde el municipio
las acciones conducentes a la participación social, la integración comunitaria, el crecimiento y el
desarrollo regional.
Ello sólo podrá concebirse con eficacia desde abajo hacia arriba; y en el diseño de esa
estrategia, el reconocimiento del Municipio en su exacta dimensión nos parece una tarea esencial.
OTRAS FORMAS
Por fin, acompañando el proceso de reforma del Estado, en términos de calificación
cualitativa y de proceso continuo que entre otras características requiere de la incorporación de
nuevas tecnologías, han ido apareciendo en la realidad nacional formas de gestión que rompen con
el tradicional esquema piramidal de concepción del órgano administrativo para dar cabida a
conceptos gerenciales innovadores para la administración.
Ello ha originado modalidades de las denominadas “administración por objetivos”, o
“programas” con responsables ejecutivos cuyo análisis no abordaremos en este, pero que sin
embargo merecen mención especial, por cuanto, sin erigirse en sistemas descentralizados de
gestión implican incorporar un modelo gerencial en “unidades” llamadas ejecutoras o
coordinadoras con relativa “competencia Propia” y sometidas al juicio de gestión u oportunidad de
manera especial.
Sin pretender agotar la variada gama de modalidades existentes, pero con la intención de
exponer las experiencias que en la materia pueden recogerse en la República Argentina,
concluimos este modesto aporte con la esperanza de haber contribuido en el proceso de búsqueda
de nuevas herramientas de satisfacción del interés público “ultima ratio” del Estado como tal,
inmerso hoy en un cambio de características culturales inéditas y objeto de un desafió
incomparable que le permita posicionarse de una manera más conducente y eficaz para dar
respuesta a las demandas sociales cada vez más intensas y contradictorias y que también auguran
un fin de siglo inigual.
OTRO ARTÍCULO PUBLICADO POR DR. DE SANTIS EN EL AULA
Tipos de descentralización.
En la descentralización se observan distintas formas:
▪ Descentralización territorial.
La descentralización territorial consiste en la transferencia de funciones de la administración
central a las entidades locales, siendo su característica esencial la presencia del principio de
elección de las autoridades por parte de los administrados.
▪ Descentralización por servicio.
La descentralización por servicios, funcional o institucional; comprende a los órganos que se
separan de la administración central mediante la atribución de personalidad y también incluye a las
personas jurídicas públicas y estatal.
Este tipo de descentralización reposa sobre una base técnica, la doctrina francesa estudio
que esta descentralización consistía en conferir una cierta autonomía a un servicio público
determinado, dotándolo de una personalidad jurídica propia. La ventaja de este tipo de
descentralización radica en permitir desempeñar la gestión del servicio público en aquellas
personas más aptas para su cumplimiento y lograr el fin, que consiste en satisfacer las necesidades
colectivas.
Autarquía institucional y territorial.
▪ Descentralización territorial.
Las entidades afectadas a la descentralización territorial ostentan una competencia general para
conocer en asuntos administrativos de carácter local. Según Vitta Cino este tipo de entidades se
caracterizan por la pluralidad de fines, al contrario de lo que acontece con los caracteres
institucionales que se constituyen para un exclusivo o al menos principal.
▪ Descentralización institucional.
❑ Entidades autárquicas: Son aquellas que se caracterizan por llevar a cabo cometidos
típicamente administrativos, con un régimen esencial del derecho público. A modo de
ejemplo se puede señalar a las universidades, que no desarrollan actividades
comerciales ni industriales.
❑ Empresas del Estado: Es una entidad estatal también llamada empresa pública, que
tiene como fin desarrollar una actividad comercial o industrial con un régimen jurídico
mixto, que combina el derecho público con el derecho privado. El desarrollo de la
actividad comercial o industrial puede configurar un servicio público.
❑ Entidades descentralizadas atípicas: son aquellas entidades que ostentan una
regulación normativa específica que el Estado funda o crea.
Autonomía, soberanía y autarquía.
Marienhoff sostiene que tanto la autonomía como la soberanía constituyen conceptos
políticos; Bielsa agrega que la autonomía se refiere a una relación Estado – Instituciones (las
Provincias), mientras que la soberanía constituye la expresión de un poder superior y la afirmación
de una personalidad erga ommes, siendo una potestad que se vincula al Estado independiente, a
su autodeterminación y que comprende el Poder Constituyente fundamental.
La autonomía es la capacidad que poseen ciertas entidades de regirse por las normas que
ella misma dicta, un ejemplo de ello se da en la Provincias. Por el contrario en la autarquía, las
entidades reciben las normas de un ente superior que le otorga el marco en el cual debe
desarrollarse (Universidades).
La autarcía es un concepto económico y se define como la facultad de autosuficiencia
económico – financiera, es decir la capacidad de bastarse así mismo.
Las entidades autárquicas.
Las entidades autárquicas son aquellas que tienen la competencia de auto administrarse de
acuerdo a normas dictadas por otra entidad, y dicha entidad conserva sobre las entidades
autárquicas potestades de control y vigilancia.
▪ Clases de entidades autárquicas.
❑ Autarquía territorial: Se produce cuando la entidad se limita a una circunscripción
geográfica determinada y posee una competencia general de carácter local.
❑ Autarquía institucional: Se manifiesta cuando la entidad, por más que hubiese sido
creada dentro de la esfera territorial, cumpliera un fin específico o un servicio público.
Existe otra clasificación de las clases de entidades autárquicas, la cual según Marienhoff, carece
de interés científico; a saber son:
➢ Entidades autárquicas creadas por el Congreso.
➢ Entidades autárquicas Nacionales, Provinciales y Municipales.
➢ Por la actividad que realiza el ente.
▪ Clasificación.
Las entidades autárquicas pueden clasificarse según el ámbito donde desarrollan su actividad, a
saber son:
➢ Educación, cultura, ciencia y tecnología (Universidades Nacionales, Consejo Nacional de
Educación, Fondo Nacional de las artes, etc.).
➢ Salud pública (Instituto Nacional de Salud Mental, Servicio Nacional de Rehabilitación,
Instituto Nacional de Microbiología, etc.).
➢ Vivienda (Banco Hipotecario Nacional, Caja Federal de Ahorro y préstamo, etc.).
➢ Economía en general (Bancos y Mercados de Valores, Banco Central, Banco de la
Nación Argentina, Comisión Nacional de Valores, etc.).
Límites a la descentralización administrativa.
La descentralización, tanto territorial como institucional debe ajustarse a ciertos límites. La
descentralización total no es posible porque ello comprometería a la unidad nacional, no tanto en
la medida política sino como en la medida administrativa económica y social.
En la descentralización debe mantenerse un justo equilibrio entre las libertades locales y la
unidad nacional; la descentralización jamás dará como resultado la plena libertad de los órganos
sometidos a ella, ya que existe un control amplio del órgano central.
UNIDAD 4
LOS SUJETOS DEL DERECHO ADMINISTRATIVO - LAS POTESTADES
ADMINISTRATIVAS – PROCEDIMIENTO
★ Los sujetos en la relación administrativa. la persona individual y la colectiva. La
personalidad publica de los entes estatales. Las personas jurídicas públicas no estatales
que ejercen función administrativa.
Creación estatal
Patrimonio estatal
Control de la Administración
Responsabilidad estatal
Consolidación de la deuda
Personalidad Jurídica
. propia
Patrimonio no estatal
NO ESTATALES
Asignación legal de recursos
Irresponsabilidad Estatal
Asociaciones
Concedida
Corporaciones- Consorcios
FUNDACIONES
Libro de Marienhoff:
Tratándose de personas jurídicas públicas "estatales", las características de éstas
son las propias de la Administración Pública, o sea:
→ su origen es siempre estatal;
→ sus "fines" son fines esenciales y específicos del Estado;
→ emiten actos administrativos;
→ sus órganos personas son funcionarios o empleados sometidos a una relación de derecho
público;
→ su patrimonio es del Estado, pudiendo integrarse el mismo por bienes del dominio público o
del dominio privado;
→ tienen las prerrogativas propias de la Administración Pública, especialmente la potestad de
imperio, ejercida ésta en nombre propio para el cumplimiento total de su actividad.
Otra cosa ocurre con las personas jurídicas públicas "no" estatales:
→ Su origen o creación puede responder a un acto del Estado o de los particulares.
→ Sus "fines", si bien han de ser indispensablemente de "interés general", no es menester que
coincidan en todo o en parte con los fines específicos del Estado
→ Sus órganos personas no son funcionarios o empleados públicos; en consecuencia, no se
rigen por el derecho administrativo, sino por el derecho laboral.
→ Sus actos o decisiones no son actos "administrativos".
→ Su patrimonio no es totalmente del Estado, aunque parte puede ser de éste.
→ Por la índole de la actividad que ejercen, están sometidas a un control más o menos riguroso
por parte del Estado.
LIBRO DE GORDILLO
Escuela de Hauriou
Distintos conceptos
Esc. Sociológicas (Jellinek)
=/= Derecho
POTESTADES ADMINISTRATIVAS
La palabra potestad deriva del latín “potestas” que significa poder, facultad.
Para Marienhoff las potestades administrativas son los medios jurídicos con los
cuales dispone la administración pública para desarrollar su actividad y cumplir sus
funciones.
Dromi sostiene que son el conjunto de atributos que tiene la Administración para
desarrollar su actividad y lograr los fines públicos estatales propuestos; Atributos
inherentes a la supremacía estatal e indispensables para que la Administración
cumpla sus funciones de interés general.
Algunos autores sostienen que en realidad la potestad en sí no existe, y que lo único que
debe tenerse en cuenta es el poder como capacidad del Estado.
Potestad y poder
No deben confundirse ambos términos, ya que el poder es un atributo del Estado mientras
que las potestades son las prerrogativas que posee el Estado inherente a su función. Según
Marienhoff, las potestades constituyen un reflejo cualificado del poder general del Estado, pero no
pueden confundirse con el poder.
Potestad y derecho
Estos términos tampoco deben confundirse, ya que las potestades son indispensables para
que la administración pública realice sus funciones de interés general; por lo pronto dichas
potestades son irrenunciables, contrariamente a lo que ocurre con el derecho que sí lo son.
Clasificación
Las potestades administrativas se clasifican en:
Potestades reglamentarias
Potestades imperativas o de mando.
Potestades ejecutivas o de gestión.
Potestades jurisdiccionales.
Potestades sancionadoras.
Declaración de voluntad
Reglamentaciones
LÍMITES
Generales
Especiales
Reglamento de Ejecución
Reglamentos Delegados
Reglamentos Autónomos
Con relación a los reglamentos de ejecución o ejecutivos surge del art. 99 inc. 2, donde el
Presidente de la Republica está autorizado para expedir reglamentos que sean necesarios para la
ejecución de las leyes de la Nación cuidando de no alterar el espíritu de la misma.
Además los reglamentos de ejecución tienen como límite virtual que la Ley respectiva sea de
aplicación por el Órgano Ejecutivo.
Los reglamentos delegados, por su parte, deben limitarse a desarrollar los principios básicos
contenidos en la Ley que hace la delegación. Todo reglamento tiene un límite inmediato que es la
Ley de referencia y un límite mediato que es la Constitución.
Los reglamentos autónomos deben limitarse a las disposiciones expresas o virtuales de la
Constitución que le sirve de fundamento.
Los reglamentos de necesidad y urgencia tienen como limite la existencia de la causa que le
da origen, es decir el verdadero estado de necesidad y urgencia pública.
Escrita
Exteriorización
Verbal Por Excepción
★ Potestad sancionatoria
MATERIAL DEL AULA
POTESTAD SANCIONADORA
Correctivas
Clases
Disciplinarias
Fundamento Jurídico
★ Potestad jurisdiccional.
MATERIAL DEL AULA (CUADRO A CONTINUACIÓN)
POTESTAD JURISDICCIONAL
Medios de Resolución
Jurisdicción Administrativa
=/=
Jurisdicción Judicial
Características
No es imparcial
No es independiente
La proporcionalidad entre:
A) el fin de la ley y el fin del acto;
B) el fin de la ley y los medios que el acto elige para cumplirla;
C) las circunstancias de hecho que dan causa al acto y las medidas o el
fin que el acto tiene, ostentan así no sólo base constitucional, sino
también legal.
Cabe advertir que si bien aparecen ahora estos principios de manera expresa en la ley,
regulando en cierta medida la finalidad del acto, no por ello forman parte estrictamente de la
actividad reglada de la administración, sino que siguen siendo límites jurídicos a la discrecionalidad;
ello se explica porque tales normas no predeterminan, según el concepto de facultad reglada, una
conducta concreta que el administrador debe seguir, sino que señalan tan sólo un criterio elástico o
impreciso, que será de aplicación según como sean los hechos y circunstancias de cada caso concreto,
de acuerdo con la apreciación del órgano de control o del juez, posteriormente.
No desviación de poder: La decisión será también ilegítima si el funcionario actúa con
“desviación de poder,” sea:
A) Por actuar con un fin personal (venganza, favoritismo, etc.);
B) con un fin administrativo, pero no el querido por la ley: si la ley lo autoriza
a adoptar determinada medida (p. ej., el cobro de multas por ciertas
infracciones), teniendo en vista una finalidad específica (en el caso, evitar
la comisión de nuevas infracciones), será desviado y con ello ilegítimo, el
acto que la adopte con una finalidad distinta (p. ej., para tratar de recaudar
los mayores fondos posibles para determinadas obras comunales)
Se encuentra además consagrado en el art. 7º, inc. f), del decreto-ley 19.549/72, que expresa
que “Habrá de cumplirse con la finalidad que resulte de las normas que otorgan las facultades
pertinentes del órgano emisor, sin poder perseguir encubiertamente otros fines, públicos o privados,
distintos de los que justifiquen el acto, su causa y objeto.”
La búsqueda encubierta de fines particulares, personales, propios o a la inversa incluso
públicos pero, distintos de los que resultan objetivamente de la ley y los antecedentes de hecho que
corresponden al acto, constituye así una transgresión a los límites de la discrecionalidad y un vicio
del acto administrativo.76 La desviación de poder, a diferencia de la razonabilidad, presenta la
dificultad de que por tratarse de intenciones subjetivas del funcionario, es necesario encontrar
pruebas indiciarias o elementos probatorios circunstanciales, para poder acreditar que la finalidad
desviada realmente existió.
Buena fe: Igual cosa sucederá si el órgano que se desempeña en el ejercicio de una potestad pública
usa ésta de mala fe, utilizando artilugios o artimañas —por acción u omisión, incluso el silencio—
para llevar a engaño o error a un particular; tal tipo de conducta es por cierto incompatible con lo
que debe ser el ejercicio de la función administrativa y es ilegítima aunque la facultad que en el caso
se ejerciera fuera discrecional. Es un principio general del derecho, aplicable al ámbito privado y al
público.
Alterum non lædere: También es aplicable a la administración el principio alterum non lædere,
no perjudicar a nadie, a menos que exista algún fundamento legal suficiente y razonable, con
adecuado sustento fáctico, que lleve a admitir una excepción al principio jurídico general. Si el hecho
dañoso ha acaecido, corresponderá la indemnización. Ulpiano lo calificó de principio más
fundamental del orden jurídico, en la trilogía:
honeste vivere, (VIVIR HONESTAMENTE)
alterum non lædere, (NO DAÑARA OTRO)
suum cuique tribuere (DAR A CADA UNO LO SUYO)
DROMI
Procedimiento adm. Concepto:
El procedimiento administrativo es el instrumento jurídico por el que se
viabiliza el actuar de la relación administrado-Administración. ES el "cauce formal de
una serie de actos en que se concentra la función administrativa para la realización
de un fin".
El Procedimiento Administrativo tiende no sólo a la protección del
administrado o a la determinación de sus derechos, sino también a la defensa de la
norma jurídica objetiva, con el fin de mantener el imperio de la legalidad y la justicia
en el funcionamiento administrativo. El actuar de la Administración Pública requiere el
respeto a una serie de pasos formales, concebidos por el Ordenamiento Jurídico, que se presentan
como garantía de las prerrogativas públicas y de los derechos de los administrados, quienes tienen
de esta forma la seguridad de que la Administración, en ejercicio del Poder Público, no actuará de
modo arbitrario, sino siguiendo las pautas de un procedimiento que ellos pueden conocer.
Claramente podemos distinguir dos fases procedimentales: una por la cual se forma la
voluntad administrativa, y otra de fiscalización control o impugnación. El administrado participa en
ambas facetas del procedimiento, ya sea a través de sus peticiones, vistas, etc.; como por medio de
la presentación de reclamaciones, denuncias y recursos administrativos.
Por su parte Cassagne enseña que el Procedimiento Administrativo constituye, aun en los
procedimientos de formación de los actos administrativos que no implican la sustanciación de
recursos, un instrumento de control de la legitimidad y mérito de los actos en relación al interés
público o bien común, que es el fin que la Administración persigue. Podemos afirmar entonces que
el Procedimiento Administrativo es el instrumento jurídico que permite al administrado participar
en la integración de la voluntad administrativa, tanto en su emisión como en su impugnación,
convirtiéndose en la herramienta que idóneamente posibilita un gobierno eficaz.
Es indispensable que el ordenamiento jurídico procesal facilite los medios para el
efectivo ejercicio de los derechos constitucionales, y entre ellos el procedimiento administrativo es
la herramienta más idónea como reaseguro contra los desbordes del obrar de la Administración. El
procedimiento administrativo es, en suma, un instrumento de gobierno y de control. Cumple una
doble misión republicana: el ejercicio del poder por los carriles de la seguridad y la legalidad y la
defensa de los derechos por las vías procesales recursivas y reclamativas. El procedimiento es el
conducto por el que transita en términos de derecho la actuación administrativa .
Existe una equivalencia entre el procedimiento administrativo y los procedimientos
legislativo y judicial, pero limitado específicamente a la preparación e impugnación de la voluntad
nacida en ejercicio de la función administrativa. Cada función del poder tiene un modo de
exteriorización conocido como procedimiento propio y específico que tiene manifiesta voluntad del
poder, en forma de acto de administración, legislación o jurisdicción. Por ello tenemos un
procedimiento legislativo como técnica específica para la preparación de las normas jurídicas
generales, que la propia Constitución prevé bajo el acápite "De la formación y sanción de las leyes".
Consecuentemente, los Códigos Procesales judiciales regulan un procedimiento judicial para la
preparación e impugnación de la voluntad jurisdiccional. Y de igual modo las normas de trámite
administrativo prevén el procedimiento administrativo como conjunto de reglas para la
preparación, formación, control e impugnación de la voluntad administrativa.
Específicamente el procedimiento administrativo indica las formalidades y trámites que
deben cumplir la Administración (en el ejercicio de la función administrativa) y los administrados
(en su gestión de tutela individual con participación colaborativa en el ejercicio de la función
administrativa). Así se distinguen dos etapas procedimentales: una primera, de formación de la
voluntad administrativa, de origen unilateral o bilateral, de efectos individuales o generales; y otra
de fiscalización, control e impugnación, que comienza cuando la primera concluye. La participación
de los administrados se realiza en los dos momentos. En el primero por medio de vistas, peticiones,
observaciones, etc., y en el segundo por medio de reclamaciones y recursos administrativos. Es de
la esencia del procedimiento administrativo regular la intervención de los interesados en la
preparación e impugnación de la voluntad administrativa, ya sea a través del ejercicio del derecho
de petición o del ejercicio del derecho de recurrir. Comprende tanto el procedimiento que regula la
formulación del acto (constitutivo) como su cuestionamiento y fiscalización (impugnativo).
PROCESO ADMINISTRATIVO
Si un particular es afectado en su derecho subjetivo o interés legítimo por un
acto, hecho, contrato o reglamento administrativo, podrá interponer contra ellos, en
sede administrativa, los recursos o reclamos que le permite el ordenamiento jurídico.
Si el recurso o reclamo satisface las pretensiones del administrado, se agota allí la impugnabilidad
del obrar público. Ahora bien, si la decisión administrativa es desestimatoria, contraria a las
pretensiones del particular, a éste le queda la posibilidad de acudir a la vía judicial.
Las garantías judiciales de los administrados han sido consideradas y denominadas de
diversas maneras. Así, se las llama contencioso administrativo o proceso administrativo,
representando en ambos casos las seguridades institucionales generales o especiales que titularizan
los administrados para la defensa de sus derechos.
Clásicamente se ha dicho que el contencioso administrativo importa la solución judicial al
conflicto jurídico que crea el acto de la autoridad administrativa que vulnera derechos subjetivos o
agravia intereses legítimos de algún particular o de otra autoridad administrativa, por haber
infringido aquélla, de algún modo, la norma legal que regla su actividad y a la vez protege tales
derechos o intereses. Modernamente se expresa que el proceso administrativo significa un medio
para dar satisfacción jurídica a las pretensiones de la Administración y de los administrados
afectados en sus derechos por el obrar público.
La expresión contenciosoadministrativo es, sin duda, clásica en esta materia. La doctrina ha
formulado severas críticas a esta denominación, diciendo que "contencioso" deriva de contendere e
implica litigio, conflicto de intereses, en que dos partes acuden a un tercero imparcial para que
solucione sus diferencias. Pero lo cierto es que en materia de control judicial de la Administración
no siempre existe conflicto de intereses ni hay dos partes.
El vocablo contencioso tuvo su origen en los tribunales administrativos franceses, que se
caracterizan por ser órganos de la propia Administración que resuelven los litigios entre ella y los
administrados, sin revisión judicial posterior. Es de destacar que en el concepto francés de la
división de poder, la justicia no debe inmiscuirse para nada en los asuntos relativos a la
Administración Pública, que los decide en última instancia y por sí sola. En cambio, en nuestro
sistema no se puede negar a los administrados el acceso a una instancia judicial propiamente dicha,
siendo inconstitucional toda pretensión de la Administración que intente ejercer funciones propias
de los jueces (art. 109, CN).
Proceso administrativo y proceso civil.
Esencialmente, la diferencia entre los modelos procesales, administrativos y civiles está dada
por la necesidad de articular distintas técnicas o instrumentos para dirimir diferentes conflictos
jurídicos. Mientras que en el proceso administrativo una de las partes es una entidad pública (estatal
o No estatal), en el civil las partes serán siempre personas privadas. Además, en el proceso
administrativo se impugna actividad administrativa pública, y en el proceso civil la cuestionada es
la actividad privada, pues en el fondo, en un caso está en juego la justicia distributiva, y en el otro
está en juego la justicia conmutativa, respondiendo a la diversa naturaleza relacional, pública y
privada, social e individual, de distribución o de conmutación de poderes, respectivamente. En
suma, siendo parte procesal el Estado, el proceso debiera en buen principio ser siempre
administrativo.
El proceso administrativo comprende todos los conflictos jurídicos que se generan en
ejercicio de la relación administrativa y que integran la bilateralidad Administración-administrados.
En este sentido, los conflictos jurídicos públicos constituyen la materia procesal administrativa,
siempre que uno de los sujetos involucrados actor o demandado sea un sujeto público (estatal o no
estatal).
Procedimiento Administrativo y Proceso Administrativo.
Se puede diferenciar el Proceso del Procedimiento Administrativo, sosteniendo que
mientras el primero implica el hecho de que la satisfacción de las pretensiones sea dirimida por un
órgano imparcial o independiente, el segundo, en cambio, constituye una serie de actos que se
desarrollan en forma progresiva que trasuntan la instrumentalización de la función administrativa.
Reiteramos que el Procedimiento Administrativo constituye la forma o el cauce formal de
la función administrativa y advertimos que el concepto de proceso resulta más adecuado
referirlo al cauce formal de la función jurisdiccional, entendida ésta como la solución de
controversias con fuerza de verdad legal. En conclusión podemos afirmar que en cualquiera de los
órganos del Estado (Ejecutivo, Legislativo y Judicial), puede haber Procedimiento Administrativo
en tanto y en cuanto estos órganos realicen funciones materialmente administrativas, mientras
que en los mismos ámbitos podrá haber Proceso cuando alguno de esos órganos ejerza la función
jurisdiccional, en sentido objetivo. Afirmamos entonces que el Proceso (jurisdiccional)
Administrativo se configura por un conjunto de principios y normas que se insertan
indudablemente bajo la férula del Derecho Procesal, que tienen su propia singularidad nacida de
los derechos y deberes que exhiben sus sujetos intervinientes en el proceso, con la finalidad de
satisfacer sus pretensiones jurídicas en el ámbito de las relaciones que derivan de la relación
Administración- Administrado. Mientras que el Procedimiento Administrativo es un instituto
propio del Derecho Administrativo, que se muestra como un conjunto de formas jurídicamente
reguladas, con la finalidad de preparar la emisión de actos que satisfacen directa e inmediatamente
el bien común, constituyendo en esencia el elemento ordenador, regulador y sistematizador del
desenvolvimiento de la función administrativa del Estado.
El argumento que sostienen los defensores de la tesis que pretende colocar ambos conceptos
(Proceso y Procedimiento Administrativo) en un mismo estrato jurídico, radica principalmente en
suponer que la llamada vía contencioso administrativa sería meramente revisora de la vía
administrativa, de tal modo que el Proceso Administrativo ofrecería características
substancialmente distintas a las del proceso civil; el Proceso Administrativo vendría a ser, afirman
sus defensores, un "recurso de casación" respecto de la vía administrativa.
Finalmente siguiendo a Cassagne podemos reseñar las notas que distinguen al Proceso
Jurisdiccional del Procedimiento Administrativo, ello como consecuencia de las distintas
funciones que se encauzan en cada uno de ellos:
a) El proceso jurisdiccional se encuentra basado en el principio de la preclusión,
apareciendo como etapas que una vez cumplidas no pueden reabrirse por el juez ni las
partes. No ocurre así en el Procedimiento Administrativo, donde se admite el
informalismo como criterio rector en la sustanciación de los trámites procesales;
b) Mientras en el proceso jurisdiccional la institución de la cosa juzgada (formal y
material) le atribuye a la sentencia una inmutabilidad prácticamente absoluta, en el
Procedimiento Administrativo, como regla general, no acontece lo mismo (sin perjuicio
de la estabilidad que posea el acto en sede administrativa), pues la decisión final puede
ser luego revocada a favor del administrado o en contra del mismo;
c) El Procedimiento Administrativo es dirigido y coordinado por una de las
partes principales: la Administración Pública. En el proceso jurisdiccional, el juez, o el
tribunal administrativo que ejerce funciones jurisdiccionales, interviene en el proceso
como un órgano ajeno a las partes de la controversia.
INTERÉS LEGÍTIMO: no hay una relación jurídica sino que directamente la Administración
debe cumplir con determinada cosa. Tiene un rango inferior al derecho subjetivo. En este caso la
norma es de acción (regula directamente conductas de la Administración).
Mientras que en el proceso judicial hay 2 partes en conflicto y un tercero imparcial que lo
resuelve (el juez), en el procedimiento) administrativo hay 2 partes, el administrado y la
Administración (quien a su vez hace de juez ya que decide sobre el asunto).
TERCEROS: Según Cassagne son aquellos que teniendo legitimación para ser tenidos por parte
en el procedimiento, no participan ni intervienen en el en carácter de parte. El tercero puede
intervenir en forma voluntaria (cuando espontáneamente decide presentarse) u obligada (cuando
el titular o el interesado originario lo pide o porque la Administración decide citarlo de oficio). En
ambos casos luego de admitido se transforma en parte interesada.
REPRESENTACIÓN Y PATROCINIO: dentro del debido proceso está el derecho del particular
interesado a tener un abogado que lo represente profesionalmente, pero no es obligatorio que lo
tenga, salvo que expresamente una ley lo exija cuando se traten temas de complejidad jurídica
(esto es para proteger al administrado y para evitar errores que retrasen la actividad
administrativa).
La representación cesa por 4 causas (art 34 del reglamento):
por revocación del poder
por renuncia del apoderado (abobado)
por muerte o inhabilidad del mandatario, representante o apoderado (abogado)
muerte o incapacidad del mandante, representado o poderdante (particular
interesado)
Art. 1
Inc. a) Impulsión de oficios de las actuaciones,
Inc. b) celeridad, economía, sencillez y eficacia,
Inc. f) derecho a una decisión fundada.
Estas garantías, con la reforma constitucional de 1994 se complementan con una serie de
cláusulas que se extraen de los Tratados Internacionales de Derechos Humanos con Jerarquía
Internacional, según el Art. 75 inc. 22 De ese Bloque de Constitucionalidad Federal podemos
extraer:
-DECLARACIÓN AMERICANA DE LOS DERECHOS Y DEBERES DEL HOMBRE ART.
XXIV "Toda persona tiene derecho de presentar peticiones respetuosas a cualquier autoridad
competente, ya sea por motivos de interés general, ya de interés particular, y el de obtener pronta
respuesta.
-CONVENCIÓN AMERICANA DE DERECHOS HUMANOS ART. 2
Los Estados Partes en esta Convenciones comprometen a respetar los derechos y libertades
reconocidas en ella y a garantizar su libre y pleno ejercicio a toda persona que esté sujeta a su
jurisdicción sin discriminación alguna...;Art 8 Toda persona tiene derecho a ser oída, con las
debidas garantías y dentro de un plazo razonable, por un juez o tribunal competente,
independiente e imparcial, establecido con anterioridad por la ley, en la sustanciación de cualquier
acusación penal formulada contra ella, o para la determinación de sus derechos y obligaciones de
orden civil, laboral, fiscal o de cualquier otro carácter.
-PACTO INTERNACIONAL DE DERECHOS CIVILES Y POLÍTICOS ART. 14
Todas las personas son iguales ante los tribunales y cortes de justicia. Toda persona tendrá
derecho a ser oída públicamente y con las debidas garantías por un tribunal competente,
independiente e imparcial, establecido por la ley.
Estas garantías de carácter supranacional, son derecho vigente en todo el territorio del país
y fuente de interpretación de las normas locales, según el siguiente criterio que comparto: Los
derechos reconocidos en los tratados constituyen un plus que se adiciona a los declarados en el
orden interno. Si el alcance de aquellos fuese menor, prevalece el derecho interno, o, por el
contrario, el del tratado que otorgue mayor protección.
El silencio administrativo: silencio positivo y negativo.
Al derecho de ser odio, tenemos vinculado lo del silencio de la administración. Por qué? Y
porque decimos que los particulares tienen derecho a ser oídos por la adm y esta tiene la
obligación de dar respuesta a lo peticionado. Pero con los años advirtieron muchos admitrativistas
que la adm aplicaba el art sesto. Cual es este artículo? Que agarraban tu reclamo, hacían un
bollito y lo tiraban al SESTO de basura. Y el particular se quedaba esperando que le resuelvan la
petición y nunca resolvían nada. Bueno, por ello se legislo lo que es el SILENCIO DE LA ADM.
Silencio o ambigüedad de la Administración.
Qué es?? Es una ficción, un supuesto rechazo a la petición sin que expresamente lo diga la
adm. Este silencio tiene carácter negativo. Y además hay que configurarlo. Como se configura?
Bueno, el particular presenta un reclamo, la adm tiene cierto tiempo para resolverlo, en el caso de
la adm nacional, tiene 60 días para resolverlo. Qué pasa si se cumplen esos 60 días y la adm no dio
ninguna respuesta?? Todavía no queda configurado el silencio, el particular lo que tiene que hacer
es INTERPONER UN PRONTO DESPACHO. Es un escrito donde se indica el plazo
transcurrido y se solicita un pronto despacho. Que quiere decir? Que a la adm se abre un periodo
más de 30 días para resolver la cuestión. Y si transcurren esos 30 días y tampoco hay respuesta,
recién ahí se configura el SILENCIO.
TAMBIEN DEBEMOS DECIR QUE EL SILENCIO ASÍ VISTO ES UN SILENCIO
NEGATIVO. Solo será positivo si una ley lo establece sí. O sea, silencio positivo será
cuando el silencio de la adm significa que da la razón al reclamo del particular.
UNIDAD 5
FORMAS JURIDICAS ADMINISTRATIVAS
(PRIMERA PATE DE LA UNIDAD)
ACTO ADMINISTRATIVO
★ El acto administrativo: concepto. Clases.
MATERIAL EN EL AULA
La teoría del acto administrativo tiene una importancia fundamental. Es tan trascendente
como la del acto jurídico de derecho privado.
Gran parte de las vinculaciones de la Administración Pública con los administrados o
particulares, tiene por base a un acto administrativo. Además, el acto administrativo es la forma
esencial en que la Administración Pública expresa su voluntad, sea de modo "general"
(reglamentos) o de un modo "particular" o "especial" (acto administrativo "individual").
El acto administrativo es también sustancialmente "jurídico". Proyecta sus efectos hacia lo
"externo" de la Administración Pública, y tiende a regular o disciplinar las relaciones de ésta con
los administrados. En esto se diferencia netamente el "acto de administración", cuya eficacia, como
acto, se agota en lo "interno" de la Administración Pública, no regulando ni disciplinando
relaciones con terceros.
En otro lugar de esta obra expresé que la función administrativa correspondía considerarla
en su aspecto material, sustancial u objetivo, tomando únicamente en cuenta la naturaleza jurídica
interna de la actividad desarrollada, con total prescindencia del órgano o del agente productor del
acto o de la actividad.
Puede haber, así, actividad "administrativa" stricto sensu, no sólo en la que desarrolle o
despliegue el órgano Ejecutivo, que es a quien normal y preferentemente le están asignadas dichas
funciones, sino también las que, al margen de las suyas específicas, realicen los órganos Legislativo
y Judicial. Los actos administrativos que concreten la respectiva actividad del Congreso o del
Poder Judicial se hallan sometidos, en general, a los mismos principios jurídicos que regulan esa
especie de actos cuando provienen del Ejecutivo.
Por eso, por ejemplo, los "reglamentos" internos que emiten los Poderes Legislativo y
Judicial (Constitución Nacional, artículos 58 y 99), son, asimismo, "administrativos".
Como consecuencia de lo expuesto, el concepto de "acto administrativo" no
sólo comprende los actos de esa índole emitidos por el Ejecutivo, sino también los de
igual naturaleza emitidos por los órganos Legislativo y Judicial.
Es la consecuencia lógica de la concepción "objetiva", "material" o "sustancial" de
Administración Pública.
El acto administrativo es "uno" de los medios jurídicos por los cuales la
Administración Pública expresa su voluntad.
Aparte de que hay varios tipos de actos administrativos, que se concretan en otros tantos
"instrumentos”, es de advertir que, para expresar su voluntad, la Administración Pública, además
del "acto administrativo", cuenta con otros medios:
el acto de administración,
el acto de gobierno o político
y el acto institucional.
Que se ponen de manifiesto según el objeto o finalidad que persiga la Administración
Pública.
En la presente obra serán sucesivamente estudiados todos los referidos medios con que la
Administración expresa su voluntad. Aunque la Administración Pública haya existido siempre en
el Estado, cualquiera fuese la etapa o el régimen jurídico de éste, no ocurre lo mismo con la noción
de "acto administrativo".
Esta noción es contemporánea al constitucionalismo, a la aparición del principio de
"separación de los poderes" y a la sumisión de la Administración Pública al derecho. Durante el
Estado-Policía la noción de acto administrativo carecía de interés. Al quedar sometida
la Administración a la ley, la aplicación de ésta a los casos individuales ya no se efectúa a través de
simples operaciones materiales inmediatas: debe hacerse mediante una previa declaración de
voluntad de la Administración, estableciendo que el respectivo caso individual queda comprendido
en la disposición legal correspondiente y que, por lo tanto, se adopta tal o cual decisión. Así
aparece el acto administrativo.
Pero como lo advierte Fernández de Velasco, "la institución matriz productora del acto
administrativo es el recurso contencioso-administrativo, así como, a su vez, el recurso contencioso-
administrativo es una consecuencia de la separación de poderes".
Para la procedencia del expresado recurso y de la correspondiente competencia del tribunal,
era indispensable establecer si existía o no un acto administrativo. De ahí la trascendencia en
determinar si en la especie concurría o no dicho acto. El análisis de lo atinente a la "estructura" y
alcance posibles del acto administrativo es fundamental para determinar su noción conceptual.
Tanto es así que las disensiones básicas sobre la noción de acto administrativo radican,
precisamente:
a) en si el mismo sólo ha de tener alcance "individual" o también "general",
vale decir si debe ser de alcance "concreto" o si también puede ser de alcance
"abstracto";
b) si dicho acto es "unilateral" o si también puede ser "bilateral" o
"plurilateral".
Pensemos distintos supuestos con el propósito de dar mayor claridad sobre este
asunto:
a) si el Estado dicta un acto ordenando que el propietario de un inmueble determinado
tribute una tasa especial;
b) si el Estado dicta igual acto con respecto a los sujetos que fueron propietarios el año
anterior y cuyas propiedades estén ubicadas en determinadas zonas de la ciudad y, en
el anexo respectivo, detalla el nombre de los propietarios; y, por último,
c) si el Estado impone dicha obligación sobre los propietarios de los inmuebles situados
en determinadas zonas de la ciudad, sin individualización de los sujetos obligados y
sin solución de continuidad.
En el primer caso (a), el sujeto está individualizado por su condición de propietario o
directamente por su nombre. El segundo caso (b), es igual al anterior, ya que aun tratándose de
una pluralidad de sujetos, éstos están claramente individualizados y es un colectivo de sujetos
cerrado (propietarios de inmuebles en el año anterior); es decir, no es posible intercambiar sujetos.
En ambos supuestos, por tanto —y según nuestro parecer—, el acto es de alcance particular.
Por último, el tercer supuesto (c) es un reglamento porque el destinatario de la decisión es
plural (conjunto de sujetos), el sujeto no fue individualizado y, especialmente, el acto es abierto en
su contorno subjetivo.
El acto y su definición nacen entonces de entrecruzar los conceptos de funciones
administrativas, carácter unilateral y alcance particular; pero ¿qué debemos entender por
efectos jurídicos directos e inmediatos? El acto administrativo es aquél que crea,
modifica, transfiere, conserva, declara o extingue derechos en términos directos y, por sí
mismo, sin detenerse en otros actos intermedios. A su vez, creemos que los caracteres de los
efectos (directo e inmediato) son concurrentes. En definitiva, el acto es tal si —insistimos—
crea, modifica, transfiere, conserva, declara o extingue derechos por sí mismo.
GORDILLO TOMO 3
Objeto.
c) el objeto debe ser cierto y física y jurídicamente posible debe decidir todas las peticiones
formuladas, pero puede involucrar otras no propuestas, previa audiencia del interesado y siempre
que ello no afecte derechos adquiridos.
Procedimientos.
d) antes de su emisión deben cumplirse los procedimientos esenciales y sustanciales previstos y los
que resulten implícitos del ordenamiento jurídico. Sin perjuicio de lo que establezcan otras normas
especiales, considérase también esencial el dictamen proveniente de los servicios permanentes de
asesoramiento jurídico cuando el acto pudiere afectar derechos subjetivos e intereses legítimos.
Motivación.
e) deberá ser motivado, expresándose en forma concreta las razones que inducen a emitir el acto,
consignando, además, los recaudos indicados en el inciso b) del presente artículo.
Finalidad.
f) habrá de cumplirse con la finalidad que resulte de las normas que otorgan las facultades
pertinentes del órgano emisor, sin poder perseguir encubiertamente otros fines, públicos o
privados, distintos de los que justifican el acto, su causa y objeto. Las medidas que el acto involucre
deben ser proporcionalmente adecuadas a aquella finalidad.
Los contratos que celebren las jurisdicciones y entidades comprendidas en el Sector Público
Nacional se regirán por sus respectivas leyes especiales, sin perjuicio de la aplicación directa de las
normas del presente título, en cuanto.
Forma. ARTICULO 8.-
El acto administrativo se manifestará expresamente y por escrito; indicará el lugar y fecha
en que se lo dicta y contendrá la firma de la autoridad que lo emite; sólo por excepción y si las
circunstancias lo permitieren podrá utilizarse una forma distinta.
--------------------------------------------------------------------------------------------
CONTINÚA BALBÍN:
RESPECTO A COMPETENCIA:
Ante todo, estos preceptos deben interpretarse en conjunto con el artículo 16 del mismo
texto legal que establece que "la invalidez de una cláusula accidental o accesoria de un acto
administrativo no importará la nulidad de éste, siempre que fuere separable y no afectare la
esencia del acto emitido". De modo que es simple concluir que el acto administrativo está
compuesto por elementos esenciales y, en ciertos casos, por otros elementos llamados accesorios.
La competencia, concepto jurídico que ya hemos analizado, puede clasificarse en razón de
los siguientes criterios: a) materia, b) territorio, c) tiempo y, por último, d) grado jerárquico.
Estas clasificaciones son relevantes porque el marco jurídico de las nulidades —como
veremos más adelante— es distinto cuando el vicio recae sobre las materias, el territorio, el tiempo,
o el grado. Así, el artículo 14 LPA dice que el acto es "nulo, de nulidad absoluta e insanable... b)
cuando fuere emitido mediando incompetencia en razón de la materia, del territorio, del tiempo o
del grado, salvo, en este último supuesto, que la delegación o sustitución estuvieren permitidas...".
Por su parte, el artículo 19, LPA, establece que "el acto administrativo anulable puede ser
saneado mediante: a) ratificación por el órgano superior, cuando el acto hubiere sido emitido con
incompetencia en razón de grado y siempre que la avocación, delegación o sustitución fueren
procedentes".
Asimismo, los caracteres de las competencias estatales son la obligatoriedad e
improrrogabilidad. Es decir, los órganos estatales deben ejercer obligatoriamente sus
competencias y, a su vez, no pueden trasladarlas. En este sentido, el artículo 3, LPA, dice
claramente que el ejercicio de la competencia "constituye una obligación de la autoridad o del
órgano correspondiente y es improrrogable".
RESPECTO A LA CAUSA:
El artículo 7, LPA, establece que el acto "deberá sustentarse en los hechos y antecedentes
que le sirvan de causa y en el derecho aplicable". Así, el elemento causa comprende los hechos y el
derecho en que el Estado apoya sus decisiones. En particular, los hechos son los antecedentes
fácticos que tuvo en cuenta el órgano y que, junto con el marco jurídico, constituyen el fundamento
del acto; es decir, las circunstancias anteriores que dan sustento al acto estatal. Como veremos más
adelante, el acto administrativo está dividido en los vistos, considerandos y, finalmente, su parte
resolutiva. Este elemento debe surgir de modo claro y expreso de los considerandos del acto bajo
estudio.
Los antecedentes deben ser previos, claros y precisos según el texto del acto, sin perjuicio de
que sea posible integrarlo y completarlo con otros actos dictados con anterioridad, trátese de actos
preparatorios del propio acto o de otros actos administrativos. Cabe agregar que —obviamente—
los hechos y el derecho deben ser ciertos y verdaderos.
Además, los antecedentes deben guardar relación con el objeto y el fin del acto. En términos
más claros, el acto estatal y su contenido es básicamente el trípode integrado por los siguientes
elementos: los antecedentes (causas), el objeto y el fin, entrelazados unos con otros.
Las causas y el objeto deben conducirnos necesariamente al otro elemento, es decir: la
finalidad. En sentido concordante, el objeto y la finalidad nos llevan hacia el antecedente y, por
último, el antecedente y la finalidad nos guían hacia el objeto. Si no es posible entrelazar estos tres
elementos de este modo, entonces, el acto está claramente viciado y, por ende, es nulo. ¿Por qué?
Porque, en tal caso, el acto es incoherente e irrazonable. Así, y dicho en otros términos, el acto es
aquello que el Estado decide (el objeto), según los antecedentes del caso (las causas y veremos más
adelante los motivos), y con el propósito de obtener el resultado perseguido (el fin).
RESPECTO AL OBJETO:
El objeto es aquello que el acto decide, resuelve o declara. El objeto debe ser cierto, y física y
jurídicamente posible, de modo que puede consistir en un dar, hacer o no hacer, pero en cualquier
caso debe ser determinado (cierto) y materialmente posible. A su vez, el objeto no puede ser
jurídicamente imposible, esto último supone un objeto ilícito, según el ordenamiento jurídico; por
ello, el vicio específico del elemento objeto, tal como veremos más adelante, es la violación de la
ley.
También dice la ley que el acto debe decidir todas las pretensiones de las partes e, inclusive,
resolver otras cuestiones no propuestas —previa audiencia del interesado— y siempre que no
afecte derechos adquiridos.
El objeto (contenido) está estrechamente ligado y entrelazado con las causas y el fin del
acto. Es decir, los antecedentes —de hecho y de derecho— y el fin definen el contorno del objeto del
acto, pues constituyen sus límites externos. En general, el objeto está incorporado en la parte
resolutiva del acto, mientras que los otros elementos —como ya hemos dicho y repetimos aquí—
surgen habitualmente de los considerandos y vistos.
RESPECTO AL PROCEDIMIENTO:
La ley también establece, entre los elementos esenciales del acto, al procedimiento en los
siguientes términos, a saber: "antes de su emisión deben cumplirse los procedimientos esenciales y
sustanciales previstos y los que resulten implícitos del ordenamiento jurídico". El procedimiento
es, entonces, un conjunto de actos previos, relacionados y concatenados entre sí.
Cabe aclarar que, según nuestro criterio y por aplicación de los principios constitucionales,
el concepto de procedimiento implícito que utilizó el legislador en el texto del artículo 1 de la LPA
—transcripto en el párrafo anterior—, no debe interpretarse en ningún caso en perjuicio de las
personas.
A su vez, la ley dice que cuando el acto afecte o pudiere afectar derechos subjetivos o
intereses legítimos, el dictamen del servicio permanente de asesoramiento jurídico —
procedimiento— es de carácter esencial y, por tanto, obligatorio. Este precepto permite inferir dos
premisas. Por un lado, el Estado debe cumplir con los procedimientos esenciales que surjan de
modo expreso e implícito del ordenamiento jurídico y, por el otro, el dictamen jurídico es
obligatorio y debe adjuntarse como antecedente del acto cuando afecte o pudiere afectar derechos
subjetivos o intereses legítimos.
Es decir, la ley previó el procedimiento como elemento esencial del acto y —a su vez— reguló
un procedimiento esencial especial, esto es, el dictamen jurídico. Cierto es también que este
trámite no excluye otros tantos procedimientos esenciales que prevén otras tantas normas.
En particular, el dictamen jurídico comprende el análisis detallado y reflexivo del marco
jurídico aplicable sobre el caso concreto, y tiene por finalidad garantizar los derechos de las
personas y la juridicidad de las conductas estatales, evitando así nulidades del acto. Sin embargo,
el dictamen jurídico no es de carácter vinculante; es decir, el órgano competente puede resolver en
sentido coincidente o no con el criterio del asesor jurídico.
Finalmente, el debido proceso adjetivo, que estudiaremos con detalle más adelante, es otro
trámite esencial porque es el cauce que, en el marco del procedimiento administrativo, sigue el
derecho de defensa garantizado por el propio texto constitucional. Este trámite está previsto en el
artículo 1, inciso f), apartado 1 de la LPA y es claramente obligatorio.
RESPECTO A LA MOTIVACIÓN:
Ya nadie discute, menos aún después del dictado de la LPA, que el acto administrativo debe
reunir los siguientes elementos esenciales: competencia, causa, objeto, procedimiento, forma y
finalidad —más allá de sus múltiples denominaciones y clasificaciones—. Incluso es posible decir y
sostener que existe más o menos acuerdo alrededor del contenido de estos elementos. Sin
embargo, es ciertamente confuso y ambiguo el alcance del elemento motivación. Entendemos que
este último, sin perjuicio de su recepción en el texto de la ley, nace básicamente del principio de
razonabilidad y publicidad de los actos estatales; es decir, el Estado debe dar a conocer el acto y, en
especial, sus razones. A su vez, la reconstrucción del elemento motivación y su inserción en el
marco de la Teoría General del acto administrativo y sus nulidades, permite garantizar un Estado
más transparente y respetuoso de los derechos.
En síntesis, otro de los elementos esenciales del acto, según el propio texto legal, es la
motivación del acto, de modo tal que el Estado debe expresar "en forma concreta las razones que
inducen a emitir el acto, consignando, además, los recaudos indicados en el inciso b del presente
artículo" (inc. b: antecedentes de hecho y derecho). De todos modos, creemos que la motivación
del acto no es simplemente el detalle y exteriorización o explicación de los antecedentes de hecho y
derecho que preceden al acto y que el Estado tuvo en cuenta para su dictado. Es decir, no se trata
sólo de exteriorizar en los considerandos del acto los hechos y derecho que sirven de marco o
sustento sino explicar, además, cuáles son las razones o motivos en virtud de los cuales el Ejecutivo
dictó el acto. La motivación es, por tanto, la relación o correspondencia entre la causa y el objeto y,
a su vez, entre el objeto y la finalidad. De modo que el Ejecutivo debe explicar cuál es el vínculo
entre las causas y el objeto, y entre éste y la finalidad; y sólo en tal caso, el acto está debidamente
motivado en términos racionales y jurídicos.
Imaginemos el siguiente caso: el Poder Ejecutivo debe elegir entre tres ofertas y todas ellas
cumplen con los requisitos que exige la ley, de modo que puede adjudicar el contrato a cualquiera
de los oferentes. Supongamos que el Estado decide adjudicar el contrato al oferente que presentó
el mejor cuadro económico-financiero. En tal caso, sin perjuicio de que el criterio utilizado por el
Estado es razonable para decidir del modo en que lo hizo (en el marco del vínculo entre las causas
y el objeto); cierto es también que el Estado debe relacionarlo con el fin del acto y, en tal sentido,
explicar cuál es el nexo entre el objeto y la finalidad (es decir, el vínculo entre la adjudicación a ese
oferente —objeto— y la prestación del servicio en condiciones continuas, regulares y transparentes
—fin—).
De todos modos, cabe agregar que la motivación no es simplemente el marco estructural
que nos permite unir los elementos del acto; es decir, el orden y la distribución coherente y
sistemática de las partes del acto, sin más contenido. ¿Cuál es, entonces, el contenido de este
elemento? Creemos que la motivación lleva dentro de sí dos componentes, esto es: las razones y la
proporcionalidad. Así, el vínculo entre la causa y el objeto debe guardar razonabilidad y, además,
proporción entre ambos; igual que el trato entre el objeto y el fin del acto.
RESPECTO A LA FINALIDAD
Luego, la ley dice que "habrá de cumplirse con la finalidad que resulte de las normas que
otorgan las facultades pertinentes del órgano emisor" y que, además, "las medidas que el acto
involucre deben ser proporcionalmente adecuadas a aquella finalidad".
Es decir, el acto debe cumplir con el fin que prevén las normas. En general, el fin del acto
surge de las disposiciones normativas que atribuyen las competencias y que dicen cuál es el fin que
debe perseguir el órgano estatal.
Es más, el fin del acto debe ser siempre público, esto es, un propósito colectivo de modo que
el acto no puede perseguir un fin privado, ni tampoco un fin público distinto de aquél que
establece la norma ya dictada.
Cabe resaltar que el elemento finalidad —como ya describimos— nace de la norma
atributiva de competencias y que, además, su contenido es de carácter general y abstracto. En
verdad, si este concepto es particularizado y concreto se superpone y confunde con el propio objeto
del acto.
El fin, según el concepto legal, comprende también la proporcionalidad entre medios y fines
(objeto y finalidad). Así, las medidas que ordene el acto —decisiones, resoluciones o
declaraciones— deben guardar proporcionalidad con el fin que se persigue. Cabe recordar que
nosotros hemos incluido este aspecto bajo el elemento motivación.
RESPECTO A LA FORMA
Así, dice el artículo 8, LPA, que: "el acto administrativo se manifestará expresamente y por
escrito; indicará el lugar y fecha en que se lo dicta y contendrá la firma de la autoridad que lo
emite" y, luego, agrega que "sólo por excepción y si las circunstancias lo permitieren podrá
utilizarse una forma distinta".
Aquí, cabe analizar dos casos complejos. Por un lado, el acto no escrito; y, por el otro, el acto
dictado en soporte digital y, además, cuya firma es digital. El acto —en principio— es escrito, pero
excepcionalmente puede ser verbal o expresarse por signos (tal es el caso de una señal de tránsito
ubicada en la vía pública o la orden impartida por un agente público verbalmente).
Por otro lado, la Ley de Firma Digital (Ley 25.506), reglamentada por el decreto 2628/02,
introdujo el concepto de acto administrativo digital; esto es, reconoce validez legal al acto estatal
dictado en soporte y con firma digital. En particular, el texto legal prevé el uso de la firma digital
por el Estado "en su ámbito interno y en relación con los administrados de acuerdo con las
condiciones que se fijen reglamentariamente en cada uno de sus poderes".
Los otros elementos del acto. La voluntad del agente
Hemos detallado los elementos esenciales de los actos administrativos que establece la ley
de procedimiento en términos expresos (artículos 7 y 8, LPA).
El modelo de nulidades, propio del Derecho Público en el marco de la LPA, introduce el
concepto de voluntad de la Administración y sus respectivos vicios cuando —por su lado— los
preceptos específicos sobre los elementos del acto —artículos 7 y 8— no incorporaron ese
elemento. Entonces, cabe preguntarse ¿la voluntad es un elemento esencial del acto
administrativo?
El escenario de contradicción que planteamos en el marco de la LPA entre el régimen de los
elementos (artículos 7 y 8) y el de las nulidades del acto (artículos 14 y 15):
a) Por un lado, el legislador no incluyó entre los elementos del acto al consentimiento o
voluntad estatal, pero luego entre las nulidades del acto sí incorporó el vicio sobre la
voluntad. Es decir, el concepto no está regulado entre los elementos del acto, pero sí en el
marco de las nulidades de éste. Aquí se plantea un caso claro de contradicción en el propio
texto
b) Por el otro, la incorporación del procedimiento y los motivos entre los elementos del acto,
pero su omisión en el plano de los vicios y nulidades. Estas indeterminaciones —más que
contradicciones— son, quizás, un caso de lagunas del modelo.
En otros términos, las indeterminaciones descritas constituyen, en un caso, contradicciones y, en
el otro, lagunas. Así, por ejemplo, cuando el elemento es incorporado y regulado por la LPA, pero
—a su vez— se omite entre las nulidades, existe una laguna. A su vez, si el concepto no está
regulado entre los elementos y, a pesar de ello, es incorporado en el marco de las nulidades, existe
entonces contradicción entre las normas.
Más allá de este enfoque o cualquier otro, el aspecto relevante es que hay indeterminaciones
normativas en el marco de la LPA que deben ser salvadas por el operador jurídico. Intentemos
hacerlo:
a) Por un lado, la voluntad del Estado es el consentimiento del agente estatal (es decir, el
asentimiento o intención de las personas físicas que integran el Estado y son parte de éste).
En este contexto, la voluntad constituye —según nuestro criterio— el presupuesto del propio
acto, salvándose así las contradicciones entre los artículos 7 y 8 por un lado; y 14 y 15, por el
otro. Por ello, entendemos que es lógico y razonable que el legislador incorpore el concepto
de voluntad (es decir el consentimiento, elección o asentimiento del Estado por medio de
sus agentes) en el marco de la Teoría General de los Actos Administrativos —más allá de sus
elementos— y, consecuentemente, el vicio propio de aquél. Creemos entonces que la
voluntad estatal es un presupuesto del acto que debe integrarse con:
1. un componente objetivo (norma atributiva de competencias que
nos dice que el Estado debe obrar y, en su caso, cómo hacerlo), en el
marco de los actos discrecionales el presupuesto volitivo del acto es
sumamente relevante. Además creemos que, en tal supuesto, no es
posible reconducir y encuadrar los vicios del consentimiento del agente
(voluntad) en el cuadro de los vicios propios de los elementos
esenciales del acto estatal.
2. y otro de contenido subjetivo (voluntad del agente). Muchas
veces, en particular tratándose de actos reglados, es posible prescindir
del componente subjetivo.
b) Por otro lado, respecto de las lagunas en el marco de las nulidades de los actos estatales —
esto es, la previsión de ciertos elementos esenciales que más adelante no
figuran en el sistema de vicios y nulidades (artículos 14 y 15 LPA)— deben rellenarse
e integrarse con el texto de los artículos 7 y 8, LPA, que establecen con claridad y de modo
literal cuáles son, según el criterio del legislador, los elementos del acto. Es decir, el cuadro
de los vicios del acto administrativo debe integrarse con los elementos no previstos de modo
expreso, pero sí incorporados en el marco regulador de los elementos esenciales, esto es, el
mandato de los artículos 7 y 8 LPA.
Otros operadores creen que las indeterminaciones que hemos señalado anteriormente de las
disposiciones de la LPA deben llenarse a través de otros caminos interpretativos. Por ejemplo, se
ha dicho que el elemento de las formascomprende, más allá del texto legal, el procedimiento,
formas y motivación del acto. Es decir que —según este criterio— las formas del acto incluyen los
motivos, el procedimiento y las formas propiamente dichas.
Los elementos accesorios del acto
Los elementos accidentales de los actos administrativos, igual que ocurre en el Derecho
Privado respecto de los actos jurídicos, son:
el modo,
la condición
y el plazo.
El primero de ellos (modo), es una obligación accesoria que se impone sobre el beneficiario
del acto, pero ¿cuál es la consecuencia en caso de incumplimiento de ese deber?
En el marco del Derecho Público, el modo es la obligación que cae sobre el destinatario del
acto y guarda relación con el derecho reconocido. A su vez, el Estado puede exigir el cumplimiento
de tales obligaciones. Por último, el acto tiene efectos desde su dictado —sin solución de
continuidad— y siempre que el Estado no declare su caducidad por incumplimiento del cargo.
Por otro lado, la condición, según el Código Civil y Comercial, es "la cláusula de los actos
jurídicos por la cual las partes subordinan su plena eficacia o resolución a un hecho futuro e
incierto".
Las condiciones son:
a) suspensivas: el nacimiento del derecho está subordinado al acontecimiento del hecho de
que se trate; de modo que el acto sólo produce sus efectos desde el cumplimiento de las
condiciones. En otros términos, el acto está suspendido a resultas de éstas
b) o resolutorias: es la extinción del derecho —y no su nacimiento— aquello que está sujeto a
las condiciones del caso y, consecuentemente, el acto produce sus efectos inmediatamente
(desde el principio), sin perjuicio de su cese posterior por cumplimiento de las condiciones
resolutorias.
En el ámbito del Derecho Público la condición es un hecho futuro e incierto en virtud del
cual el acto estatal (objeto), se cumple o no (eficacia). Un caso típico de acto estatal bajo condición
suspensiva es, según nuestro criterio, el acto dictado por un órgano sujeto a aprobación o
autorización de otro órgano. Así, por ejemplo, el acto dictado (objeto), pero luego rechazado por el
órgano que debe aprobarlo o autorizarlo, debe ser dejado sin efecto (condiciones suspensivas). A
su vez, el acto ad referendum de otro órgano es habitualmente regulado como condición
resolutoria; es decir, el acto surte efectos, pero en caso de no ser refrendado cae y ya no es eficaz.
Es posible que los elementos accesorios se superpongan (a saber, el modo o cargo con las
condiciones). Por ejemplo, cuando el hecho para el ejercicio del derecho (condición suspensiva)
configura una obligación del interesado (cargo). Así, por caso, si la autorización para habilitar un
comercio, requiere colocar paneles ignífugos. En tal caso, es un modo (cargo) y —a su vez—
condición para el ejercicio del derecho.
El plazo es la modalidad que difiere en el tiempo los efectos del acto, pero que inevitablemente
ocurrirá. El plazo puede ser, en el marco del Derecho Privado, suspensivo (los efectos del acto son
diferidos hasta el cumplimiento del término), o resolutorio (los efectos del acto comienzan; pero
cumplido el plazo, cesan tales efectos).
El plazo puede ser:
a) Cierto (así ocurre cuando el término está definido con precisión)
b) o incierto (el plazo es indeterminado, sin perjuicio de que necesariamente habrá de
ocurrir)
Por último, el plazo puede ser:
a) expreso
b) o tácito.
En el marco del Derecho Público, el plazo es un hecho futuro y cierto, en razón del cual nacen o
cesan los efectos del acto administrativo. Explicados los elementos accesorios, cabe agregar que
éstos no son piezas que integren el objeto del acto y, por tanto, sus vicios no recaen sobre los
elementos esenciales. De tal modo, las nulidades de los aspectos accesorios no afectan la validez
del acto, siempre que sean separables de aquél y de sus elementos esenciales.
RESPECTO A LA NOTIFICACIÓN
La notificación es el hecho por el cual se pone en conocimiento del interesado el acto y su
contenido. Puntualmente, ha sido objeto de discusión si la notificación del acto estatal debe ser
considerada como uno de sus elementos y, consecuentemente, su incumplimiento es un vicio de
aquél o, por el contrario, es simplemente condición de eficacia del acto estatal.
La ley es suficientemente clara cuando expresa que "para que el acto administrativo de
alcance particular adquiera eficacia debe ser objeto de notificación al interesado" (artículo 11,
LPA). Luego, el texto añade que "los administrados podrán antes, no obstante, pedir el
cumplimiento de esos actos si no resultaren perjuicios para el derecho de terceros".
Vale recordar que el mismo precepto establece que "para que el acto administrativo [de
alcance general]... adquiera eficacia debe ser objeto de... publicación".
d) Publicación
ARTICULO 112°: Los actos de la administración municipal se publicarán en los casos y con las
modalidades establecidas por las normas que les sean aplicables. Los actos administrativos que
tengan por destinatario una pluralidad indeterminada de sujetos, y aquéllos para los que no fuere
exigible la notificación personal, no producirán efectos respecto de los mismos en tanto no sean
publicados legalmente. La publicación se efectuará una vez terminado el procedimiento y será
independiente de la que se hubiere efectuado con anterioridad a los fines de información pública.
e) Revisión
ARTICULO 113°: La autoridad administrativa podrá anular, revocar, modificar o sustituir de
oficio sus propias resoluciones, antes de su notificación a los interesados, la anulación estará
fundada en razones de legalidad, por vicios que afectan el acto administrativo y la revocación en
circunstancias de oportunidad basadas en el interés público.
ARTICULO 114°: La administración no podrá revocar sus propias resoluciones notificadas a los
interesados y que den lugar a la acción contencioso-administrativa, cuando el acto sea
formalmente perfecto y no adolezca de vicios que lo hagan anulable.
ARTICULO 115°: En cualquier momento podrán rectificarse los errores materiales o de hecho y
los aritméticos.
ARTICULO 116°: Dentro del plazo de cuarenta y ocho (48) horas podrá pedirse aclaratoria
cuando exista contradicción entre la motivación del acto y sus partes dispositivas o para suplir
cualquier omisión del mismo sobre algunas de las peticiones o cuestiones planteadas.
ARTICULO 117°: Las facultades de anulación y revocación no podrán ser ejercitadas cuando por
prescripción de acciones, por el tiempo transcurrido u otras circunstancias, su ejercicio resultase
contrario a la equidad, al derecho de los particulares o a las leyes.
ARTICULO 118°: Podrá pedirse la revisión de las decisiones definitivas firmes, cuando:
a) Se hubiera incurrido en manifiesto error de hecho que resulte de las propias
constancias del expediente administrativo.
b) Se hubiera dictado el acto administrativo como consecuencia de prevaricato,
cohecho, violencia o cualquier otra maquinación fraudulenta o graves
irregularidades comprobadas administrativamente.
c) La parte interesada afectada por dicho acto, hallare o recobrare documentos
decisivos ignorados, extraviados o detenidos por fuerza mayor o por obra de un
tercero.
f) Caducidad del acto
ARTICULO 119°: Se producirá la caducidad del acto administrativo, cuando habiendo sido
impuestas por el mismo determinadas condiciones que debe cumplir el beneficiario, éste no las
satisfaga dentro del plazo fijado y previa interpelación para que lo haga dentro del plazo adicional
y perentorio de diez (10) días.
DECRETO-LEY 7647/70- VISTA la autorización del Gobierno Nacional concedida por Decreto
1585/70, en ejercicio de las facultades legislativas (…) EL GOBERNADOR DE LA PROVINCIA DE
BUENOS AIRES SANCIONA Y PROMULGA CON FUERZA DE LEY…
★ Vicios. Análisis
Cassagne: La eliminación o supresión de los efectos jurídicos del acto administrativo se designa
con el término extinción, que comprende a aquellas situaciones en que el acto cesa de operar sus
efectos por causas normales o anormales sin que se requiera el dictado de un acto específico, como
los supuestos en que la eliminación del acto del mundo jurídico no se produce sino a través de otro
acto que trasunte la voluntad administrativa de extinguirlo, ya se trate de actos válidos o de actos
afectados de invalidez.
Pero esta postura no es pacífica en la doctrina, donde un sector no acepta que un concepto
genérico pueda abrazar todas las causales de extinción. Así, se ha sostenido que es necesario
distinguir la "cesación de los efectos" de la extinción del acto administrativo, por cuanto la
cesación apareja la idea de algo que ocurre normalmente, de acuerdo con lo previsto de antemano,
mientras la extinción se opera por circunstancias que derivan de situaciones surgidas a posteriori).
Por su parte, otro sector se enrola en una corriente restrictiva del concepto al distinguir
entre "extinción de los efectos" y "extinción del acto", según que se requiera o no el dictado de otro
acto, emitido por un órgano administrativo, legislativo o judicial.
No advertimos las ventajas de separar el campo de las causales de extinción; es más,
creemos que tales distinciones no trasuntan diferencias que justifiquen su apartamiento del
concepto general de extinción pues siempre se opera la supresión de los efectos jurídicos del acto,
sea éste válido o inválido o que la extinción se produzca como consecuencia de una causal prevista
o que surja con posterioridad al nacimiento del acto.
TRATADO DE GORDILLO TOMO 3,
Concepto de extinción: La suspensión del acto acarrea la cesación sólo provisional de sus
efectos jurídicos. En cambio la extinción implica la cesación definitiva de ellos y del acto. Dado que
lo tipificante del acto administrativo es su calidad de producir efectos jurídicos, no parece que
puedan imaginarse casos de actos que subsistan sin producir efectos jurídicos. A la inversa, puede
ser posible encontrar efectos ultractivos de actos ya desaparecidos del mundo jurídico. Pero un
acto sin efectos jurídicos no existe ya en el mundo jurídico. Sea que se lo pronuncie extinguido o no
por acto expreso, al terminarse sus efectos jurídicos él carece de vida desde el punto de vista del
derecho y debe por tanto considerarse extinguido desde un punto de vista práctico.
POR EJ. Un acto que designa a una persona para una función pública, puede dejar de
producir ese efecto en forma definitiva y por lo tanto extinguirse, por exoneración, cesantía,
renuncia, muerte, incapacidad, revocación, anulación, supresión del cargo, etc. Lo mismo si el acto
ha agotado sus efectos jurídicos por cualquier otro motivo.
Con todo, ha de advertirse que para algunos autores la extinción se refiere a los casos en que
el acto es voluntariamente retirado (es decir, retirado por acto de la administración) del campo
jurídico, por circunstancias no consideradas ni advertidas en el momento de emisión del mismo;
en ese criterio la extinción del acto se diferenciaría de la cesación de los efectos, p. ej.,
cumplimiento del término o del objeto. Pero no creemos que sea una distinción vital. Por fin, ya
vimos que la división usual en extinción por razones de legitimidad y de oportunidad es por sí sola
insuficiente, puesto que hay otros supuestos que no encuadran en esa división; en consecuencia,
consideramos preferible clasificar la extinción según que afecte a actos ilegítimos y
legítimos, como se verá a continuación.
Extinción de actos ilegítimos: La extinción de actos ilegítimos puede referirse a una
ilegitimidad originaria del acto, o a una ilegitimidad sobreviniente, por un cambio en el
ordenamiento jurídico que torna inválido un acto que nació válido bajo un régimen
anterior. A su vez, en cada caso y dependiendo de la gravedad de la infracción al
ordenamiento jurídico, podemos distinguir:
➢ Ilegitimidad originaria:
• actos anulables;
• actos nulos;
• actos inexistentes: la inexistencia es siempre originaria, como regla
de carácter general. Ya hemos visto que los actos inexistentes son
constatados o declarados por cualquier autoridad, judicial o
administrativa, lo que no tiene término ni prescripción y es
retroactiva.
➢ Ilegitimidad sobreviniente: Un acto que nació válido puede tornarse
inválido por un cambio en el ordenamiento jurídico: un permiso para portar
armas, si luego la portación de armases prohibida; un registro de conductor
expedido a una persona de determinada edad, si luego se prohíbe conducir a
personas de esa edad.
• actos anulables;
• actos nulos.
Los actos anulables, si reúnen los requisitos de la estabilidad, en ciertas circunstancias no
pueden ser revocados por la administración pero sí anulados por la justicia, si son impugnados por
el particular dentro del término de caducidad o detectados por la administración dentro del
término de prescripción de dos años; en caso de declararse la extinción ella es constitutiva y
produce efectos sólo para el futuro.
Los actos nulos pueden ser extinguidos tanto por la propia administración (si no han
comenzado a producir efectos, art. 17 in fine) como por la justicia. Los efectos de la anulación
pueden ser retroactivos.
Extinción de actos legítimos : Dentro de la extinción de actos legítimos,
distinguimos los casos en que la extinción se produce:
➢ de pleno derecho: Es una causal obvia de extinción de los actos
administrativos, un modo normal de cesación de sus efectos.
• Cumplimiento del:
▪ objeto (Si lo que un acto concreto dispone es cumplido,
el objeto del acto se agota),
▪ del término (Si se otorga una licencia por un período
determinado, transcurrido éste ella cae de pleno derecho,
sin necesidad de declaración alguna expresa en dicho
sentido por parte de la administración)
▪ o de una condición resolutoria (Parte de la doctrina
no admite el dictado de actos administrativos sujetos a
condición suspensiva: si el acto se dicta ad referendum, o
sujeto a aprobación, o es una preadjudicación, la solución
que fluye de ese criterio es que no constituye un acto
administrativo, no al menos uno eficaz para producir
efectos jurídicos.
• imposibilidad de hecho, esto es, imposibilidad sobreviniente de
cumplimiento del acto: si el objeto de un acto es imposible de hecho,
él es inexistente. Ahora bien, puede ocurrir que al momento de
dictarse el acto su objeto sea posible, pero que por un hecho posterior
se transforme en imposible. En tal caso no puede en rigor decirse que
el acto es “ilegítimo,” pero tampoco, sin duda, que continúa vigente.
➢ de los casos en que debe ser pronunciada por la
administración:
• Por causa del incumplimiento culposo por parte del
individuo obligado por el acto: es la caducidad. Caducidad
es la extinción de un acto dispuesta por la administración en virtud
del incumplimiento grave y culpable, por parte del particular, a las
obligaciones que el acto le creaba. Es pues una sanción, una pena
administrativa. El art. 21 del decreto-ley 19.549/72 expresa que “La
Administración podrá declarar unilateralmente la caducidad de un
acto administrativo cuando el interesado no cumpliere las
condiciones fijadas en el mismo.” Esta sanción extintiva se aplica
principalmente en materia de contratos administrativos: típicamente,
dentro de la concesión de servicios públicos y de la concesión de uso
del dominio público.
• por causa del no uso (desuso) por parte del interesado, de un
derecho que el acto le acordaba. El desuso en cuanto falta de
utilización por el individuo de los derechos que un acto le confiere,
está íntimamente ligado con el tiempo de vigencia del acto
administrativo. Así p. ej., si un acto faculta a una persona a realizar
determinada conducta durante un cierto tiempo, la falta de ejecución
del acto hace que la administración pueda extinguirlo: así, un acto
que acuerde un plazo para la presentación de una monografía, o de
una tesis, puede declararse extinguido por desuso si dicho tiempo
transcurre sin que la monografía o la tesis haya sido presentada.
• revocación por razones de inoportunidad, que a su vez
pueden ser originarias o sobrevinientes. No consideramos admisible
constitucionalmente, en consecuencia, la potestad revocatoria
indicada sin ley expresa que la autorice en forma razonable en los
casos concretos.
➢ o puede ser declarada por el particular:
• La renuncia, en cuanto voluntaria declinación por el interesado, de
los derechos que el acto le acuerda. Es la voluntaria declinación por el
interesado, de los derechos que el acto le acuerda. La renuncia tiene
gran similitud con el desuso, sólo que en este caso el particular
manifiesta expresamente, su voluntad de no utilizar los derechos que
el acto le acuerda y lo notifica a la administración.
• la no aceptación o rechazo, en aquellos actos que requieren del
consentimiento del particular para ser eficaces, tales como premios,
becas, etc. A la inversa, cuando la administración dicta un acto de los
que requieren el consentimiento del interesado, sin habérselo pedido
o haberlo obtenido previamente. En tal caso el interesado puede
otorgar su aceptación, con lo cual el acto comienza a producir sus
efectos, o en cambio no hacerlo. En esta última hipótesis, a su vez, el
interesado puede rechazar formalmente el acto, notificándolo a la
administración, o puede en cambio mantener silencio, sin consentir
tampoco implícitamente la ejecución del acto. En este caso, al no
haber rechazo expreso ni aceptación implícita o por la doctrina de los
actos propios, el acto requeriría revocación expresa por parte de la
administración. Si el particular expresa y formalmente rechaza el acto
administrativo (premio; beca, etc.) dicho rechazo extingue de pleno
derecho, retroactivamente, el acto de que se trata.
Ley 19549 –
Revocación del acto nulo.
ARTICULO 17.- El acto administrativo afectado de nulidad absoluta se considera irregular y debe
ser revocado o sustituido por razones de ilegitimidad aun en sede administrativa. No obstante, si el
acto hubiere generado prestaciones que estuviere en vías de cumplimiento solo se podrá impedir
su subsistencia y la de los efectos aún pendientes mediante declaración judicial de nulidad.
Revocación del acto regular.
ARTÍCULO 18.- El acto administrativo regular, del que hubieren nacido derechos subjetivos a
favor de los administrados, no puede ser revocado, modificado o sustituido en sede administrativa
una vez notificado. Sin embargo, podrá ser revocado, modificado o sustituido de oficio en sede
administrativa si el interesado hubiere conocido el vicio, si la revocación, modificación o
sustitución del acto lo favorece sin causar perjuicio a terceros y si el derecho se hubiere otorgado
expresa y válidamente a título precario. También podrá ser revocado, modificado o sustituido por
razones de oportunidad, mérito o conveniencia, indemnizando los perjuicios que causare a los
administrados.
Cassagne: EFECTOS DEL ACTO DE REVOCACIÓN
Lo esencial en nuestro concepto para establecer si el acto de revocación tiene efectos ex tunc
o ex nunc consiste en determinar si la causal que genera la extinción del acto constituye un vicio
del acto administrativo. De ocurrir tal supuesto, es decir, la revocación por razones de ilegitimidad,
los efectos del acto se retrotraen en principio al momento en que se dictó el acto que se invalida, lo
cual constituye una lógica consecuencia de la postura que se ha sustentado al tratar los efectos de
la invalidez administrativa.
En todos los demás supuestos, es decir, revocación de acto regular válido (ej.: revocación de
un permiso de uso de un bien del dominio público), revocación por cambio del derecho objetivo
(v.gr., nueva ordenanza en materia de edificación) o revocación por razones de oportunidad, el
principio es que el acto de extinción produce efectos para el futuro. Sin embargo, a nuestro juicio,
el respeto de los derechos incorporados a la esfera jurídica del administrado debe ceder frente a su
incompatibilidad con el orden público, y en tal sentido, si bien de una manera excepcional, hay que
admitir que una revocación de la naturaleza de las consignadas produzca efectos retroactivos(88),
cuando se afecta, en forma grave, el orden público, es decir, cuando se acreditase una nulidad
absoluta.
Cosa juzgada administrativa.-
En un principio se decía que la regla era que la Administración podía revocar el acto en sede
administrativa sin necesidad de tener la conformidad del administrado (de oficio).
Hoy se aplica la regla de la cosa juzgada administrativa: esto significa que cuando haya cosa
juzgada administrativa el acto no podrá ser revocado en sede administrativa (salvo que favorezca
al particular) y sólo podrá posteriormente ser anulado en sede judicial. Esto surge a partir del fallo
Carman de Cantón.
Diferencia con la cosa juzgada judicial:
1) la cosa juzgada administrativa da una estabilidad formal, ya que el acto con
estabilidad en sede administrativa puede luego .ser revocado (anulado) en
sede judicial.
2) la cosa juzgada administrativa puede revocarse si favorece a! particular.
Requisitos para que haya cosa juzgada administrativa: Surgen del fallo "Elena Carman de
Cantón c/Gobierno Nacional*' (1936).
Los requisitos exigidos en el fallo son \os siguientes:
Que no haya una ley que autorice a revocar el acto en sede administrativa.
Que el acto sea unilateral (porque si es bilateral la revocabilidad puede ser pactada por
las partes).
Que se trate de un acto individual y concreto (porque si el acto es de alcance general,
como un reglamento, puede ser revocable).
Que el acto provenga de la administración activa.
Que declare derechos subjetivos (porque la estabilidad de la cosa juzgada administrativa
se basa en la garantía de proteger los derechos subjetivos del administrado, si es un
simple derecho el acto es revocable).
Que cause estado (es decir, que haga cosa juzgada porque agotó la vía administrativa o
porque ya no puede ser objeto de recurso jerárquico).
Que el acto haya sido dictado en ejercicio de facultades regladas (si fue dictado bajo
actividad discrecional es revocable).
Que sea un acto regular
Resumen del Fallo Carman de Cantón d La Nación f 1936):
Actor: Elena Carinan de Cantón (viuda de Elíseo Cantón)
Demandado: Gobierno de la Nación.
Hechos: Elena Carnum de Cantón le inició juicio al Estado para que le otorguen el beneficio de la
pensión por ser viuda de Elíseo Cantón, pensión que le negaban porque decían que el acto de
otorgamiento de la pensión (un decreto) tenía errores de hecho y que por ello tendrían que
revisarlo y revocarlo. 1° y 2da instancias le negaron el pedido a la actora (le dieron la razón al
Estado). Finalmente la Corte hace lugar a la demanda, declarando que Cantón tenía derecho a la
pensión de su marido fallecido, la cual es irrevisable e irrevocable en sede administrativa. El Dr
Elíseo Cantón (decano y profesor de la Facultad de Medicina de la UBA) pidió su jubilación en
1912, cumpliendo con todos los requisitos que exigía la ley; La Caja Nacional de jubilaciones y
Pensiones acordó la jubilación en 1913 y fue aprobada por el PEN.
En 1926 la Comisión Revisora encontró errores cómputo de servicios prestados por Cantón
pero de todas formas ni la Caja ni el PE se pronunciaron sobre el tema basta que en 1931 se
presenta la viuda de Cantón a cobrar la pensión del marido y el PE le dijo que como había errores
de hecho en dicha jubilación tendrían que revisarla. En 1933 se dejó sin efecto el decreto de 1913
(que le otorgaba la jubilación a Cantón). La viuda deduce acción contenciosa administrativa. El
Gobierno decía que se debía revisar y revocar el decreto (del año 1913) que le otorgó a Cantón su
jubilación, por defectos o errores de hecho (notados en 1927 y declarados en 1933).
Elena Carman de Cantón decía que el acto administrativo de 1913 era irrevocable por el
mismo poder que lo otorgó ya que no hay ley que declare revisibles, revocables o anulables los
actos administrativo, dejando los derechos nacidos de ellos, al arbitrio de las autoridades. Los
actos administrativos hacen cosa juzgada' y 'causan estado'.
En la cosa juzgada vemos la certidumbre del derecho: la ley ordena el derecho para hacerlo
cierto pero al aplicado a casos particulares puede ser incierto, el juez debe darle certidumbre y el
interés público exige que no vuelva la duda (es la fuerza de la cosa juzgada).
Se aplica el principio de la estabilidad del derecho mediante la resolución administrativa en
el caso concreto y para la persona que lo plantea.
La jubilación del Dr Cantón no puede ser revocada luego de su muerte perjudicando
derechos pensionarios de su viuda porque no se trata de facultades discrecionales del PE, ni una
gracia demandada por un particular ni un trámite arbitrario, ni de fondos de servicio público
general.
El Dr Cantón cumplió con todos los requisitos exigidos y desde que la Caja y el PE le
aprobaron el derecho reclamado, al amparo de la ley quedó establecido, ejecutoriado y Cantón
cobro su jubilación hasta que .se murió. "Es irrevocable la jubilación o pensión aunque tuviera
errores suficientes para causar su nulidad en sede administrativa (se debe pedir su anulación en
sede judicial)".
Pueden corregir errores aritméticos o de cómputos de servicios pero durante la vida de
interesado (ej: si le faltan 2 meses de trabajo para poder jubilarse, puede trabajarlos para poder
cobrar), pero después de 20 años del derecho en ejercicio y de 6 de conocido de error no es posible
anular ese derecho en sí.
Se revoca la sentencia recurrida y se hace lugar a la demanda, declarándose que la señora
Elena Carman de Cantón tiene derecho a la pensión que le corresponde como esposa del doctor
Eliseo Cantón y según los términos de la jubilación de que éste gozó en vida de acuerdo con el
decreto de 1913 cuya pensión le debe ser abonada desde el día del fallecimiento de su esposo.
El silencio es otro de los modos de expresión de la voluntad del Estado. Pero, ¿cómo
debe interpretarse el silencio? Éste debe ser interpretado en sentido contrario a la pretensión del
particular, salvo que la ley establezca otro criterio.
El silencio, concepto que incluye según el legislador la ambigüedad, constituye un modo de
expresión de las decisiones estatales ante pretensiones que "requieran de ella un pronunciamiento
concreto". Antes de avanzar conviene que recordemos la distinción entre:
1) el silencio como instituto de expresión de la voluntad estatal en términos generales
(material); en este caso el silencio es un instituto constitutivo de voluntad estatal en sí
mismo.
2) el instituto del silencio en el marco de los recursos administrativos en particular, es
decir, luego de dictado el acto e impugnado éste por el interesado (formal). La decisión
estatal ya existe (es decir, está predeterminada) y simplemente debemos impugnarla con
el objeto de agotar las instancias administrativas. Si, en tal contexto, el Estado guarda
silencio, éste debe interpretarse como rechazo respecto de las pretensiones de revisión
de los actos estatales.
COPIADO DE LA UNIDAD 2
PROFE ENCLASE: en el orden de prelación tienen un rango infra legal, es decir, que están por
debajo de las leyes. Un reglamento no puede contradecir en su espíritu ni en su letra a una ley, ni
nacional ni provincial. Pero se incorpora al ordenamiento jurídico como si fuera una ley.
Y LOS REGLAMENTOS ESTAN POR ENCIMA DEL ACTO Y DEL CONTRATO
ADMINISTRATIVO. El acto individual no puede contradecir o eximir a un sujeto de la aplicación
de un reglamento.
Concepto de la profesora: es la actividad que realiza la administración pública, donde no
participa la voluntad del administrado, es decir, la actividad unilateral de un órgano de la
administración publica en ejercicio de la función administrativa que producirá efectos indirectos
e indeterminados.
Indirectos porque no resuelven una situación concreta planteada por el administrado
sino que regula una actividad complementaria. Y se incorpora al ordenamiento jurídico
hasta tanto ese reglamento no sea modificado, sustituido o derogado por el mismo órgano
que dictó el acto.
Indeterminado. Porque el sujeto no va a estar específicamente determinado, no está
definido a quien está dirigido.
GORDILLO: Concepto
Un reglamento es una declaración unilateral realizada en ejercicio de la función
administrativa que produce efectos jurídicos generales en forma directa.
Cassagne, por su parte sostiene que el reglamento es “el acto unilateral que emite
un órgano de la Administración Pública, creador de normas jurídicas generales y
obligatorias, que regula por tanto situaciones objetivas e impersonales” (CASSAGNE,
2004).
EJEMPLOS de reglamentos: el decreto que establece los feriados nacionales, los reglamentos
de ejecución de las leyes. Las formas de exteriorización del reglamento son diversas: decreto,
orden ministerial, resolución, ordenanza, circulares, instrucciones, etc.
El reglamento es la declaración unilateral realizada en ejercicio de la función
administrativa que produce efectos jurídicos generales en forma directa. (DROMI.
Roberto, 2008).
Análisis de la definición de DROMI:
Es una declaración. Una manifestación o declaración de voluntad, conocimiento o juicio.
Así, se distingue el reglamento de los hechos administrativos, que conciernen a la actuación
material de la Administración. El reglamento importa un proceso de exteriorización
intelectual en este aspecto.
Unilateral. Por oposición a bilateral, ya que falta la declaración de voluntad común, propia
de los contratos de la Administración. Es decir, nace y se perfecciona por la sola voluntad de
los órganos públicos competentes. No se requiere la conformidad, ni siquiera el
asentimiento de las personas a las cuales alcanza.
realizada en ejercicio de la función administrativa. La competencia reglamentaria
es inherente a la función administrativa y por consiguiente a la propia Administración; ésta
tiene a su cargo múltiples cometidos, para cuyo cumplimiento eficiente necesita realizar
operaciones materiales, emitir actos administrativos y también dictar normas generales.
Los órganos que pueden dictar reglamentos, según el ordenamiento constitucional Son:
▪ en la órbita del Poder Ejecutivo: el presidente (art. 99, incs. 2 y 3) y el jefe de
gabinete (art. 100, inc. 2);
▪ en el Legislativo, cada una de sus Cámaras (arts. 66 y 75, incs. 10, 25 y 32),
▪ y en el Poder Judicial: la Corte Suprema (art. 113) y el Consejo de la
Magistratura (art. 114, inc. 6).
produce efectos jurídicos generales en forma directa. Este produce efectos
jurídicos generales, indeterminados, generando derechos y obligaciones sin consideración a
las singularidades o subjetividades. Sus efectos normativos se imponen como acto-regla,
tanto a la Administración como a los administrados.
La nota distintiva del reglamento, respecto de las otras formas jurídicas por las que se manifiesta el
obrar administrativo estatal, está dada por su alcance normativo general, abstracto,
indeterminado, impersonal. Los reglamentos son actos normativos.
Continúo con DROMI:
A partir de esta definición hay que establecer la diferencia entre ley y reglamento, ya que
ambas son normas escritas de carácter general, y a nuestro entender éstos serían los dos caracteres
comunes a ambas figuras.
La ley y el reglamento no se diferencian sólo por cuestiones formales, como por ejemplo el
procedimiento para su formación y elaboración, sino que existe una diferencia sustancial entre
ambos.
Mientras que la ley es la expresión de la voluntad soberana del pueblo, el reglamento es
expresión de la competencia reglamentaria de la Administración. La diferencia entre estas dos
figuras no es de cantidad, sino de cualidad y grado.
La ley emana institucionalmente de uno de los poderes del Estado, el Legislativo. El
reglamento es dictado por la Administración, que es el aparato instrumental servicial para la
ejecución de los fines estatales.
Balbín: Sabemos que el acto administrativo es un acto de alcance particular y el reglamento, por
su parte, es de alcance general. Pero ¿cuál es la distinción entre el estándar particular o general del
acto que sirve de guía entre ambos conceptos? Creemos que el punto de apoyo es el sujeto
destinatario del acto pero, en particular, el carácter individualizado o no del sujeto en el marco del
propio acto, y —además— su carácter abierto o cerrado.
En otros términos, el acto es particular si cumple con dos condiciones:
A) éste dice quiénes son las personas destinatarias; y
B) el campo subjetivo es cerrado. Es decir, el acto es de alcance
individual siempre que el o los sujetos destinatarios estén
individualizados en el propio acto y su campo esté cerrado, no
pudiendo restarse o sumarse otros.
En conclusión, es necesario diferenciar entre los actos particulares (actos administrativos) y
generales (reglamentos), e insistimos en que el estándar de distinción es el campo definido y
cerrado de los destinatarios del acto, tras el cual aparece con mayor nitidez su capacidad de
normar con carácter permanente o no las situaciones jurídicas.
El régimen jurídico de los reglamentos. Los aspectos básicos del régimen jurídico de los
reglamentos son los siguientes:
el postulado de la inderogabilidad singular del reglamento (es decir, la
prohibición del Poder Ejecutivo de dejar de aplicar los actos de alcance general sobre un
caso particular, creando así un estado de excepción o privilegio singular); Este postulado
establece que el Poder Ejecutivo no puede dejar sin efecto un acto de alcance general —en el
marco de un caso particular—, porque ello desconoce los principios de legalidad e igualdad.
Es decir, el Ejecutivo no puede aplicar el reglamento, dejar de hacerlo, y luego volver a
aplicarlo. Claro que el Ejecutivo sí puede dictar y derogar reglamentos, pero no puede —en
el marco de los casos particulares— aplicarlos o no, según las circunstancias del caso y su
libre arbitrio. La derogación singular desconoce, entonces, el principio de legalidad (la ley
no lo autoriza a inaplicar el reglamento en un caso individual) e igualdad (crea situaciones
desigualitarias entre los destinatarios del reglamento).
si se debe aplicar o no la ley 19.549 sobre procedimiento administrativo; La LPA
y su decreto reglamentario establecen de modo expreso en qué casos debe aplicarse este
bloque normativo sobre los reglamentos. Entre otros:
➢ El artículo 11 de la LPA establece que el acto administrativo de alcance general
adquiere eficacia desde su publicación.
➢ A su vez, el título IX del decreto reglamentario de la ley de procedimientos
(LPA) regula parcialmente los actos administrativos de alcance general. Así, el
artículo 103 dispone que "los actos administrativos de alcance general
producirán efectos a partir de su publicación oficial y desde el día que en ellos
se determine; si no designan tiempo, producirán efectos después de los ocho
días, computados desde el siguiente al de su publicación oficial".
➢ Por su parte, el artículo 104 del mismo texto normativo dice que los
reglamentos sobre las estructuras orgánicas de la Administración y las órdenes,
instrucciones o circulares internas, entrarán en vigencia, sin necesidad de
publicación.
el camino de impugnación de los reglamentos; Recordemos que la LPA (19.549) y su
decreto reglamentario (1759/72), establecen un régimen de impugnación específico para los
reglamentos. Así, las personas interesadas pueden impugnar directamente el reglamento
mediante el reclamo que prevé el artículo 24 inciso a) de la LPA; en cuyo caso —interpuesto
el reclamo impropio—y luego de transcurridos sesenta días, se configura el silencio formal
del Estado que debe ser interpretado como rechazo de las pretensiones del reclamante. Por
su parte, el decreto reglamentario agrega que el reclamo que resuelve la impugnación
directa contra el acto de alcance general no es recurrible en sede administrativa. Sin
embargo, si el Ejecutivo hubiere dado aplicación al reglamento mediante actos individuales
y definitivos, entonces, el particular debe impugnar directamente éstos últimos y de modo
indirecto el acto general que les sirve de sustento.
la legitimación para impugnar los reglamentos. El decreto reglamentario de la ley
establece expresamente que los recursos pueden ser deducidos por quienes aleguen un
derecho subjetivo o interés legítimo y, por su parte, el artículo 24, LPA, señala que el
interesado "a quien el acto afecte... en forma cierta e inminente en sus derechos subjetivos"
puede impugnar el acto por vía judicial. De estos preceptos cabe inferir razonablemente que
el titular de un derecho subjetivo o interés legítimo puede impugnar un acto de alcance
general en sede administrativa, y sólo el titular del derecho subjetivo puede hacerlo en sede
judicial. A su vez, tras la reforma constitucional de 1994, el marco de la legitimación debe
ampliarse e incorporar entre sus cuadros a los titulares de los derechos de incidencia
colectiva.
los efectos de la revocación por el Ejecutivo o de la declaración judicial de
nulidad de los reglamentos (absolutos o relativos). En el caso de los reglamentos, los
efectos comprenden dos aspectos relevantes. Por un lado, los efectos temporales —
retroactivos o no—; y, por el otro, los efectos relativos o absolutos (esto es, si la declaración
de invalidez del reglamento solo comprende a las personas recurrentes o debe extenderse
sobre todos los afectados). Los efectos absolutos o relativos, esto es, el alcance subjetivo. En
este contexto, creemos conveniente distinguir entre las impugnaciones directas o indirectas
de los reglamentos. Recordemos que las impugnaciones directas ocurren cuando el
recurrente decide cuestionar el reglamento por vicios o defectos inherentes a él. En sentido
opuesto, las impugnaciones indirectas de los reglamentos tienen lugar cuando los
interesados cuestionan el acto aplicativo —acto singular— con sustento en las
irregularidades de aquéllos (es decir, el planteo se hace por medio de los actos particulares
que aplican el reglamento supuestamente inválido).
★ Clases de reglamentos
CLASES
Pueden individualizarse, de acuerdo con el contenido y según su vinculación con la ley, 4 clases de
reglamentos:
E) subordinados o de ejecución; (reglamentarios)
F) reglamentos delegados;
G) autónomos o independientes, y
H) de necesidad y urgencia.
COPIADO DE LA UNIDAD 2
Reglamentos autónomos, independientes o de servicio . Son los reglamentos
praeter legem que en el ámbito del Poder Ejecutivo dicta el jefe de gabinete bajo la denominación
de decisiones administrativas, sin subordinarse a ninguna ley formal, para regir el funcionamiento
interno de la Administración (organización, deberes, atribuciones de los órganos, etc.), en razón de
ejercer la jefatura de la administración general del país (art. 100, inc. 1, CN).
Se los llama reglamentos autónomos o independientes porque su emanación no depende de ley
alguna, y regulan el servicio administrativo. Son típicos reglamentos de organización
administrativa, que no rigen ni regulan la actividad de los particulares, ni de terceros extraños a la
Administración.
Tal modalidad reglamentaria se manifiesta por medio de "instrucciones y circulares" que
tienen, en principio, efecto dentro de la Administración y están destinadas a los agentes de ella
para asegurar su buen funcionamiento. No producen por regla general efectos jurídicos inmediatos
respecto de los administrados.
COPIADO DE LA UNIDAD 2
Reglamentos delegados. Situación a partir de la reforma constitucional de 1994
La Constitución contempla la posibilidad de que el Congreso delegue facultades legislativas a
favor del Poder Ejecutivo (art. 76). Se trata, pues, de lo que en doctrina se denomina como
"reglamentos delegados".
Es una facultad que le llega al ejecutivo por delegación del legislativo. Quien toma la
iniciativa de indicarle al órgano ejecutivo que debe dictar un decreto o reglamento delegado,
partirá de una norma madre que dictará el congreso. Esa ley marco otorgará de forma expresa la
delegación al órgano ejecutivo para que lleve adelante la reglamentación.
Confundidos con los reglamentos autorizados o de integración, en última instancia se
diferencian por la amplitud con que abren las facultades discrecionales del Poder Ejecutivo en la
determinación normativa para la aplicación concreta de la ley.
La distinción radicaría entonces en una relación de género (integración) a especie
(delegación), en tanto y en cuanto en esta última se daría el máximo de injerencia del Ejecutivo en
la creación de la ley y, en consecuencia, se fijan las materias, un plazo para el ejercicio de esta
facultad y un control del Legislativo acerca del modo en que se ejerció.
Artículo 76 CN.-
Se prohíbe la delegación legislativa en el Poder Ejecutivo, salvo en materias determinadas
de administración o de emergencia pública, con plazo fijado para su ejercicio y dentro de las bases
de la delegación que el Congreso establezca.
La caducidad resultante del transcurso del plazo previsto en el párrafo anterior no
importará revisión de las relaciones jurídicas nacidas al amparo de las normas dictadas en
consecuencia de la delegación legislativa.
(Pregunta de examen) El principio general que establece el art. 76 es que la
delegación legislativa está prohibida; el Congreso no puede transferir al Poder Ejecutivo
atribuciones de su incumbencia. Su fundamento es mantener la división de competencias,
siguiendo aquella expresión de Montesquieu de que la división de poderes hace a la esencia del
modelo republicano y que si un poder interfiere, interviene o de alguna manera entorpece el
funcionamiento de las competencias privativas de los otros poderes, cesa la división y con ello la
República. Esta posición se compadece con la norma del art. 99, inc. 3, § 2º, que establece la
prohibición al Ejecutivo de emitir disposiciones de carácter legislativo. La sanción al
incumplimiento de esta prohibición es la nulidad absoluta e insanable de tal disposición.
Pero el principio de la prohibición de la delegación legislativa tiene sus
excepciones y La delegación no puede ser total, solo parcial. En esta materia la
Constitución enuncia una serie de requisitos concurrentes para viabilizar el supuesto de excepción.
Estos son:
5) El primer requisito es el dictado de la ley marco que autoriza la
delegación al ejecutivo. Esta ley determinara la materia, el ámbito y
los limites dentro de los cuales el ejecutivo dictará la reglamentación.
6) de naturaleza material: materias determinadas de administración o de
emergencia pública;
7) de naturaleza temporal: con plazo fijado para su ejercicio, y
8) de naturaleza institucional: dentro de las bases que el Congreso
establece para el caso.
En el segundo requisito, La Constitución limita la delegación legislativa a asuntos de
naturaleza administrativa o de emergencia pública. Sólo a aquellas cuestiones que hacen
estrictamente a razones de Estado, al gobierno, a la atención de los asuntos comunes y ordinarios,
en síntesis a la marcha normal y ordinaria de la Administración.
El tercer requisito se refiere a una exigencia de orden temporal, al establecimiento de plazos
concretos para la delegación legislativa. Si el Congreso delega tiene que decir por cuánto tiempo; es
decir, que la delegación lleva implícita la temporalidad y, por consiguiente, su precariedad. No hay,
pues, delegaciones abiertas, por tiempo incierto.
El cuarto aspecto vinculado a la delegación legislativa, es el requisito institucional o
sustancial. Los decretos que se dicten como consecuencia de la delegación deben hacerse sobre las
bases fijadas en la delegación; al delegar una atribución se debe fijar el marco o las pautas
orientativas de la transferencia de competencia. Esto es que se debe establecer claramente la
finalidad en orden a la cual se otorga la delegación, pues ello permitirá ejercer el control de su
ejercicio.
La delegación no puede ser total, solo parcial.
Por último, se debe señalar que el Poder Legislativo mantiene el control de la potestad delegada
a través de la Comisión Bicameral Permanente (arts. 99, inc. 3; 100, inc. 13), que ejercerá el
control del cumplimiento de las pautas fijadas en la ley de delegación y en la propia Constitución.
En este sentido también se distingue de los decretos de integración, en tanto éstos sólo están
sujetos a control judicial.
EMPLEO DE DELEGACIÓN LEGISLATIVA: lo que fueron los suerpoderes de Caballo
en los 90.
Ley de superpoderes (Ley N° 26.124) es el nombre mediático que recibe una modificación de la
ley argentina de administración financiera que autoriza al Jefe de Gabinete a tomar medidas que
realicen cambios en el presupuesto nacional sin necesidad de tener autorización previa del
Congreso. El nombre se debe a que dichas atribuciones le pertenecen al Congreso y le fueron
cedidas al poder ejecutivo.
COPIADO DE LA UNIDAD 2
Reglamentos de necesidad y urgencia. Concepto. Son los que dicta el órgano
ejecutivo por graves y urgentes necesidades públicas, regulando materia propia del órgano
legislativo.
Por medio de estos reglamentos el órgano ejecutivo crea normas jurídicas que, por su carácter
excepcional, podrán aplicarse en tanto subsista el estado que determina su promulgación. Dado su
carácter excepcional y la posibilidad de que se desconozcan total o parcialmente los límites
jurídicos del obrar administrativo, el ejercicio de esta atribución debe ser interpretado
restrictivamente.
Se subordina la legitimidad de estos reglamentos a las siguientes condiciones:
Necesidad y urgencia de la medida. (límite temporal)
El órgano legislativo debe encontrarse en receso o en la imposibilidad material de
resolver la cuestión con la premura que las circunstancias exigen.
El órgano ejecutivo ha de someter el reglamento a la ratificación del Congreso
inmediatamente después de su dictado, pues lo contrario importaría usurpar el
dominio legislativo.
Aprobado el reglamento de necesidad por el Congreso, se convierte en ley. Si el órgano legislativo
lo rechaza, queda derogado a partir de ese momento y no retroactivamente.
La jurisprudencia ha afirmado: "Para la procedencia de las medidas policíacas de urgencia o
necesidad, la doctrina exige la concurrencia de una serie de recaudos:
a) antes que nada, que exista una situación real y verdadera de urgencia o
necesidad, relacionada inmediatamente con situaciones de orden o seguridad y no simple
conveniencia, interés general o similares;
b) que el derecho que con dicha medida se lesione tenga un valor económico, moral o ético
inferior al que se intenta proteger;
c) que sean dictadas por el Poder Ejecutivo, y
d) La aprobación por el órgano legislativo, ya sea que esté en receso o que la urgencia sea tal
que no pueda reunírselo sin menoscabo de la situación"
Tratamiento constitucional.
La Constitución se refiere a este tipo de reglamentos denominándolos "decretos por razones
de necesidad y urgencia". Si bien desde un punto de vista jurisprudencial fueron reconocidos por la
corte, recién en 1994 fueron incorporados en la CN a través del art 99 inc 3.
Art 99 inc 3 CN El Presidente de la Nación tiene las siguientes atribuciones:
Participa de la formación de las leyes con arreglo a la Constitución, las promulga y hace publicar.
El Poder Ejecutivo no podrá en ningún caso bajo pena de nulidad absoluta e insanable,
emitir disposiciones de carácter legislativo.
Solamente cuando circunstancias excepcionales hicieran imposible seguir los trámites
ordinarios previstos por esta Constitución para la sanción de las leyes, y no se trate de normas que
regulen materia penal, tributaria, electoral o de régimen de los partidos políticos
(LÍMITE MATERIAL), podrá dictar decretos por razones de necesidad y urgencia (LÍMITE
TEMPORAL), los que serán decididos en acuerdo general de ministros que deberán refrendarlos,
conjuntamente con el jefe de gabinete de ministros.
Procedimiento: El jefe de gabinete de ministros personalmente y dentro de los diez días
someterá la medida a consideración de la Comisión Bicameral Permanente, cuya composición
deberá respetar la proporción de las representaciones políticas de cada Cámara. Esta comisión
elevará su despacho en un plazo de diez días al plenario de cada Cámara para su expreso
tratamiento, el que de inmediato considerarán las Cámaras. Una ley especial sancionada con la
mayoría absoluta de la totalidad de los miembros de cada Cámara regulará el trámite y los alcances
de la intervención del Congreso.
El principio es que le está prohibido al Poder Ejecutivo bajo pena de nulidad absoluta e
insanable, ejercer funciones de carácter legislativo. Así como le está prohibido por el art. 109 dictar
sentencia, por los arts. 76 y 99, inc. 3, se le prohíbe dictar ley. Estos dos recaudos constitucionales
están asegurando la absoluta independencia de los poderes y también vedando la invasión de
competencias.
En esta línea la jurisprudencia de nuestro Alto Tribunal sostuvo: "Que siendo un
principio fundamental de nuestro sistema político la división del gobierno en tres grandes
departamentos, el Legislativo, el Ejecutivo y el Judicial, independientes y soberanos en su esfera,
se sigue forzosamente que las atribuciones de cada uno le son peculiares y exclusivas, pues el uso
concurrente o común de ellas harían necesariamente desaparecer la línea de separación entre los
tres altos poderes políticos, y destruiría la base de nuestra forma de gobierno". Estas normas
constituyen una excepción especialísima al principio de división de poderes.
Por ello se los admite excepcionalmente sobre la base de ciertos requisitos fundamentales:
En primer lugar, un motivo de oportunidad, un requisito de estricto contenido político,
pues debe existir la concurrencia de circunstancias excepcionales tales que hicieren
imposible seguir los trámites ordinarios previstos para la sanción de las leyes. Que el objeto,
la necesidad y la urgencia no permitan ser satisfechos por ley. (LÍMITE TEMPORAL)
aun existiendo esa excepcionalidad, no todas las materias de contenido legislativo
pueden ser formuladas a través de los decretos de necesidad y urgencia. Está
excluido expresamente dictar normas de excepcionalidad cuando se trate de asuntos
atinentes a materia penal, tributaria, electoral o al régimen de los partidos políticos.
(LÍMITE MATERIAL)
se prevé un procedimiento específico para su dictado. Los decretos de
necesidad y urgencia sólo pueden ser dictados por el presidente y no por el jefe de gabinete,
ya que no es materia delegable. El Poder Ejecutivo deberá contar con la decisión del acuerdo
general de ministros. Se requiere pues, que todos los miembros del gabinete sin excepción
refrenden conjuntamente con el jefe de gabinete la decisión de la emergencia. El jefe de
gabinete es el responsable personal para someter esta medida a la consideración de la
Comisión Bicameral Permanente. Ella deberá elevar su informe dentro de los diez días para
su expreso tratamiento por el Congreso de la Nación. El Congreso podrá rechazarlo o
aprobarlo libremente sin ningún impedimento, pero también podrá enmendarlo o
modificarlo parcialmente y convertirlo en ley.
Diferenciación con los decretos leyes.
Interesa destacar las diferencias existentes entre el reglamento de necesidad y el decreto ley. "Los
decretos leyes constituyen una forma anómala de legislar mediante decretos del Poder Ejecutivo
sobre materias reservadas al Legislativo por el ordenamiento constitucional".
El reglamento de necesidad supone un estado de necesidad y urgencia; no así el decreto ley.
El reglamento de necesidad emana de un Ejecutivo de iure, mientras que el decreto ley lo hace de
uno de facto.
Los decretos de necesidad en la jurisprudencia de la Corte: Analicemos qué dijo la
Corte después de 1994.
(BALBÍN)
El tribunal sostuvo, en forma clara y enfática que, dentro de las facultades de control que
corresponden al Poder Judicial en relación con la actuación del Ejecutivo, se encuentra la potestad
de examinar la calificación de excepcionalidad y urgencia de la situación que justificó el dictado de
los decretos materialmente legislativos. De acuerdo con el criterio desarrollado, el tribunal
entendió que corresponde a los jueces analizar si las circunstancias de hecho invocadas por el
Poder Ejecutivo como causal del dictado del decreto constituyen una situación de emergencia
excepcional que justifica recurrir a esta facultad de excepción. En efecto, el control que deben
realizar los jueces consiste en determinar si se ha configurado una situación de "grave riesgo",
frente a la cual resulta necesario dictar medidas súbitas cuyos resultados no pueden alcanzarse por
otros medios.
Uno de los fallos judiciales más paradigmáticos en el derrotero que nos hemos propuesto es,
sin dudas, el caso "Verrocchi" (1999) ya citado. La Corte sostuvo allí que la reforma de 1994
respetó el sistema de separación entre las funciones de gobierno ya que tuvo como objetivo la
atenuación del sistema presidencialista, el fortalecimiento del Congreso y la independencia del
Poder Judicial.
Luego, cuando el tribunal analizó el inc. 3 del art. 99, CN, expresó que "el texto nuevo es elocuente
y las palabras escogidas en su redacción no dejan lugar a dudas de que la admisión del ejercicio de
facultades legislativas por parte del Poder Ejecutivo se hace bajo condiciones de rigurosa
excepcionalidad y con sujeción a exigencias materiales y formales que constituyen una limitación y
no una ampliación de la práctica seguida en el país, especialmente desde 1989".
El tribunal consideró "que corresponde al Poder Judicial el control de constitucionalidad
sobre las condiciones bajo las cuales se admite esa facultad excepcional que constituye las actuales
exigencias constitucionales para su ejercicio. El antecedente "Verrocchi" es, quizás, el caso más
importante porque si bien ratificó el criterio de la Corte sobre el control judicial de los decretos y,
en especial, sobre los hechos de habilitación que sirven de sustento, introdujo estándares más
claros con relación a la configuración de tales hechos en los términos del art. 99, inc. 3, CN.
En conclusión, y analizadas las sentencias de la Corte, el cuadro de doctrina judicial
actual puede delinearse en los siguientes términos:
9) El Poder Ejecutivo puede recurrir al dictado de decretos de necesidad en los términos del
inc. 3 del art. 99, CN, en casos de graves crisis políticas, sociales o económicas
(circunstancias excepcionales);
10) Los jueces deben controlar la constitucionalidad de los decretos de necesidad, en
particular la existencia de los hechos o circunstancias extraordinarias de habilitación que
impiden seguir el trámite ordinario de las leyes;
11) Estos hechos o presupuestos de habilitación consisten en la imposibilidad material de
convocar y reunir al Congreso, o situaciones urgentes que requieran una solución de
carácter inmediato que haga imposible seguir el trámite ordinario para la formación de las
leyes;
12) La conveniencia del presidente de recurrir al dictado de los decretos de necesidad en
sustitución del trámite legislativo ordinario no es una razón suficiente que justifique su
ejercicio;
13) Los decretos de necesidad y urgencia deben perseguir un interés general relativo a la
subsistencia misma de la organización social, y no un interés simplemente sectorial;
14) Los decretos de contenido materialmente legislativo deben ser ratificados por el
Congreso. Sin embargo, no es claro si el juez debe controlar los otros aspectos del decreto
en caso de convalidación del legislador;
15) Los decretos de necesidad y urgencia no deben regular con carácter permanente, sin
solución de continuidad, sino de modo transitorio; y, por último,
En materia tributaria la Corte afirmó categóricamente que el Poder Ejecutivo no puede dictar
decretos de necesidad y urgencia.
★ Sistemas de restricción.