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Puede parecer una obviedad que este tema esté bastante resuelto por parte de la normativa
nacional que resguarda, tanto a nivel constitucional como legal, el derecho a la privacidad y
los derechos conexos a él tales como, por ejemplo, la garantía de la inviolabilidad del hogar
y de toda forma de comunicación privada. Sin embargo, esa evidencia y claridad se da en el
plano general, mientras que en los hechos existen variados casos en que estos derechos y
garantías aparentemente colisionan con el ejercicio de otros derechos, incluso consagrados
constitucionalmente, como lo es, por ejemplo, el derecho a la propiedad.
Para concretar un debido análisis de los temas mencionados en los párrafos anteriores, en
primer lugar, señalaremos ejemplos de casos en que se podría dar este eventual y aparente
conflicto de derechos.
Por último, se mencionará y desarrollará los criterios contenidos en los “Principios Rectores
Sobre Las Empresas y Los Derechos Humanos”, de 2011, de la ONU, que podrían ser
aplicables a la materia, junto con presentar las conclusiones de esta presentación.
II. COLISIÓN O CONFLICTO APARENTE DE DERECHOS: DERECHO DE
PROPIEDAD DEL EMPLEADOR Y DERECHO A LA PRIVACIDAD DEL
TRABAJADOR.
Por último, de manera independiente a los mecanismos o acciones judiciales con que cuentan
los trabajadores, las empresas, en aplicación de los “Principios Rectores Sobre Las Empresas
y Los Derechos Humanos”, de 2011, de la ONU, pueden adoptar un compromiso político de
asumir su responsabilidad de respetar los derechos humanos de terceros y realizar procesos
de diligencia debida en materia de derechos humanos para identificar, prevenir, mitigar y
rendir cuentas de cómo abordan su impacto sobre los derechos humanos, y reparar todas las
consecuencias negativas sobre los derechos humanos que hayan provocado o contribuido a
provocar.1 La suscripción de este compromiso por tanto es una herramienta adicional que
permite al trabajador buscar un mecanismo de reparación concreto y si bien depende de la
voluntad del empleador adscribirse a dicho compromiso político, en la actualidad existe una
gran presión hacia las empresas a suscribir tales compromisos y ellas mismas lo han
interiorizado como un gran activo a ofrecer a sus trabajadores y como una herramienta de
prestigio ante terceros.
1
NACIONES UNIDAS DERECHOS HUMANOS (2011) p.18
consentimiento previo.”
Luego, a continuación, además de hacerse una referencia a las normas sobre la protección de
la vida privada dispuestas por la Ley N° 19.628, establece como argumento central en este
tema que “el empresario no podrá llevar a cabo, so pretexto de las facultades de vigilancia y
control que le confiere (la ley) intromisiones ilegítimas en la intimidad de sus empleados en
los centros de trabajo, por lo que la constitucionalidad de cualquier medida restrictiva de este
derecho fundamental tendrá que supeditarse a la estricta observancia del "principio de
proporcionalidad" o "necesario equilibrio" entre las obligaciones dimanantes del contrato
para el trabajador y el ámbito de su libertad constitucional.( ... ) En particular, la instalación
y empleo por el empresario de instrumentos de control de la actividad laboral en el centro de
trabajo (grabación de sonido, circuito cerrado de televisión) se acomoda a las exigencias del
derecho a la intimidad de los trabajadores afectados tan sólo cuando la medida resulte
"justificada, idónea para la finalidad perseguida por la empresa, necesaria y equilibrada”.
Son muchos y variados los ejemplos que podrían seguir describiéndose respecto a esta
jurisprudencia administrativa. Lo importante es recabar los elementos comunes esenciales.
En ese sentido, y también respecto a la jurisprudencia judicial, el elemento clave que permite
al empleador ejercer su derecho de propiedad y control sobre la empresa en lo que
aparentemente colisione o vulnere el derecho a la privacidad de sus trabajadores, lo
constituye el juicio de proporcionalidad. Según José Luis Ugarte “El principio de
proporcionalidad en general implica la realización de tres juicios o sub-principios: el de la
idoneidad, el de la necesidad y el de la proporcionalidad en sentido estricto.”2
En relación al juicio de necesidad, este “importa que la medida o restricción del derecho
fundamental sea indispensable para lograr el fin legítimo, no existiendo una alternativa más
benigna con el derecho fundamental en cuestión. En ese sentido, será necesaria y
proporcionada la conducta del empleador que restringe derechos fundamentales del
trabajador sólo cuando no exista un medio menos gravoso de obtener el objetivo
perseguido.”4
2
UGARTE (2011) p. 18
3
Ibídem p. 18
4
Ibídem p. 19
que en los términos de Alexy puede expresarse, como ya lo habíamos adelantado, en la
denominada ley de la ponderación: cuanto mayor sea el grado de no cumplimiento o de no
satisfacción de un derecho fundamental, tanto mayor debe ser la importancia del
cumplimiento del otro.”5
En relación al tratamiento del derecho a la privacidad del trabajador, junto con señalar que
las sentencias recogen igualmente el elemento de la proporcionalidad descrito en el capítulo
precedente de esta presentación, es útil y clarificador ejemplificar, sin mayor profundidad,
algunos casos concretos en ciertos temas importantes.
En primer lugar, respecto al carácter privado de los correos corporativos, y en concordancia
con diversas tradiciones jurídicas se ha reconocido, a esta altura, que el correo electrónico es
un espacio donde existe legitima expectativa de privacidad del trabajador,6 tanto la
jurisprudencia judicial en base al derecho a la privacidad (T-385-2011 del 2º Juzgado del
Trabajo de Santiago), como la jurisprudencia constitucional en base al secreto de las
comunicaciones (Rol N° 2379-13, Inaplicabilidad), han reconocido el carácter privado del
correo corporativo.
Por otra parte, la Corte Suprema ha sostenido -a propósito de la licitud de la grabación secreta
como medio de prueba- que “es posible distinguir dos aspectos claves que el derecho a la
privacidad debe reflejar: por una parte, el derecho a un espacio vital cuyo acceso queda
vedado a terceros y, por la otra, una dimensión de autonomía, reflejada en el derecho a
adoptar decisiones respecto de la propia vida sin injerencia de otros.” (Corte Suprema, Rol
35159-2017), recogiéndose así una concepción amplia que vincula la privacidad no sólo al
secreto sino también a la autonomía. En palabras de Ugarte, la jurisprudencia por tanto
recogería un concepto en el cual “la privacidad supone, entonces, un doble reconocimiento:
de la facultad del trabajador de excluir del conocimiento y control de terceros -incluido el
empleador- de aquellos espacios considerados privados, y de la facultad del trabajador de
exhibirse ante terceros -incluido el empleador- con la imagen y el carácter que
autónomamente decida sostener.”7
5
Ibídem p. 19
6
Ibídem p. 20
7
Ibídem p. 16
VI. APLICACIÓN DE LOS PRINCIPIOS RECTORES SOBRE LAS EMPRESAS Y
LOS DERECHOS HUMANOS DE LA ONU A PROPÓSITO DEL DERECHO A LA
PRIVACIDAD DE LOS TRABAJADORES.
En relación a la aplicación de los criterios contenidos en los “Principios Rectores Sobre Las
Empresas y Los Derechos Humanos”, de 2011, de la ONU, sobre la materia de esta
presentación, es interesante referirse a la obligación de respetar los derechos humanos por
parte de las empresas, ya que tal obligación, según los Principios Rectores, está mandatada a
cumplirse tanto por los Estados como por las empresas.
Así, los Principios Rectores, y respecto a las obligaciones de respetar, señalan que “para
cumplir con su responsabilidad de respetar los derechos humanos, las empresas deben contar
con políticas y procedimientos apropiados en función de su tamaño y circunstancias, a saber:
a) Un compromiso político de asumir su responsabilidad de respetar los derechos humanos;
b) Un proceso de diligencia debida en materia de derechos humanos para identificar, prevenir,
mitigar y rendir cuentas de cómo abordan su impacto sobre los derechos humanos; c) Unos
procesos que permitan reparar todas las consecuencias negativas sobre los derechos humanos
que hayan provocado o contribuido a provocar”8
Respecto al tema específico del derecho a la privacidad del trabajador, y al proceso de debida
diligencia, es importante tener en cuenta que es necesario adaptar el proceso de debida
diligencia de privacidad de una empresa a su modelo de negocio individual. Los Principios
Rectores no ofrecen una planilla tipo para efectuar ese proceso de diligencia debida y el
concepto debe aplicarse entonces de diferentes maneras y la atención debe centrarse en el
titular de los derechos y los riesgos de infringir sus derechos, y en mitigar y remediar los daños
potenciales.
En este sentido y, más en específico respecto a la privacidad del trabajador, Isabel Ebert,
Isabelle Wildhaber y Jeremias Adams-Prassl proponen un interesante modelo de diligencia
debida de privacidad que presenta una lógica de cuatro pasos: (1) Mapeo de la "huella de
privacidad", (2) Análisis de brechas de privacidad, (3) Priorización de medidas, mitigación y
gestión de impactos y (4) anclaje de la protección de la privacidad en el lugar de trabajo.9 Este
modelo incorpora elementos clave de los Principios Rectores, pero al mismo tiempo propone
una forma dinámica para que la gerencia aborde los problemas de privacidad en el lugar de
trabajo de manera continua y con una mayor participación de las partes interesadas externas
para darle así un carácter más dinámico que es esencial para responder a la rápida velocidad
del progreso tecnológico que muchas veces progresa más rápido que todas las previsiones que
el legislador podría efectuar al establecer estándares de protección respecto de los
trabajadores.
8
NACIONES UNIDAS DERECHOS HUMANOS (2011) p.18
9
EBERT et al (2021), p. 8
VII. CONCLUSIONES.
Mediante esta presentación por tanto hemos abordado de manera global la materia referente
al derecho a la privacidad del trabajador respecto a la empresa de la cual es dependiente.
Junto con exponer los posibles puntos de conflicto de ese derecho con el derecho de
propiedad del empleador y su facultad de dirección. Hemos señalado los mecanismos que el
ordenamiento jurídico provee al trabajador para resguardar su derecho a la privacidad y los
criterios que tanto la jurisprudencia administrativa como judicial han señalado como clave
para la resolución de estos conflictos, destacando el juicio de proporcionalidad que debe tener
el empleador cuando la adopción de alguna medida infrinja o vulnere el derecho a la
privacidad de alguno de sus trabajadores. En ese sentido el empleador debe ponderar y decidir
aplicar esa medida solo cuando se trate obviamente de una medida ajustada a la normativa
vigente y que no exista otro medio menos gravoso para obtener el beneficio requerido para
su empresa.
Sin embargo, es muy importante considerar que todos estos criterios teóricos y
jurisprudenciales referentes a los juicios de proporcionalidad observados en el análisis de
este trabajo, sean complementados, tal como se desprende de lo señalado en el último capítulo
precedente, de un proceso de diligencia debida por parte de la empresa para anticiparse,
actualizar y evitar todos los escenarios posibles de vulneración de este derecho, toda vez que,
dada el veloz progreso de las tecnologías de la información, la privacidad de los trabajadores
está en un constante estado de fragilidad y vulnerabilidad.
VIII. BIBLIOGRAFÍA