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MÉTODO CRÍTICO

1) ¿QUIÉN ESCRIBIÓ EL LIBRO? David, el rey famoso de Israel, e él se le atribuyen 73 salmos.


Aunque la autoría de 50 salmos es desconocida, los salmos restantes fueron escritos por
Asaf, los Descendientes de Coré, Salomón, Moisés, Heman, el Ezraíta y Etán el Ezraíta
2) ¿CUÁNDO FUE ESCRITO? Diferentes Autores.
3) ¿A QUIÉN FUE ESCRITO? Judíos
4) ¿DE DÓNDE FUE ESCRITO? Diferentes lugares
MÉTODO HISTÓRICO
1) ¿CUÁL ES EL TRASFONDO HISTÓRICO DEL LIBRO? El libro de los salmos fue el himnario de
los hebreos. Cerca de 70 salmos se atribuyen al rey David, y el resto a otros autores. Una
gran cantidad de himnos que cantan los cristianos hoy día han tomado su letra de los
salmos. Este libro está compuesto por 150 poemas, algunos de los cuales son de una gran
belleza expresiva. De ellos, los salmos 1,19, 22, 23, 90, 100, y 103 son quizás los más
destacados.
MÉTODO LITERARIO
1) ¿QUÉ GÉNERO DE LITERATURA ES EL LIBRO? Poético
MÉTODO PANORÁMICO
1) ¿CUÁL ES LA IDEA PRINCIPAL DEL LIBRO? Alabanza y adoración a Dios.
2) ¿CUÁL FUE LA RAZÓN PRINCIPAL POR LA CUAL SE ESCRIBIÓ ESTE LIBRO? Para la alabanza
y la adoración a Dios.
PALABRAS CLAVE DE SALMOS (RV1960): justo, recto (s), de corazón, íntegro (s), malvado
(s), malo (s), pecado (iniquidad, maldad), oración (orar), alabar (alabanzas), adorar, cantar,
cántico (s), temer (temor), refugio, esperar (esperanza), salvar (salvación), librar
(liberación), invocar, suplicar (súplica), ruego (s), clamar (clamor)
FECHAS DE COMPOSICIÓN: Los salmos mismos datan desde la primera monarquía hasta el
tiempo después del exilia (aprox. año 1000 a 400 a.C); la colección en su forma presente
puede ser parte del movimiento de reforma reflejado en Crónicas y Esdras-Nehemías.
ÉNFASIS: Confianza en Jehová y alabanza a él por su bondad; lamento por la maldad y las
injusticias; Jehová como rey del universo y las naciones; el rey de Israel como representativo
de Jehová en Israel; Israel (y los israelitas individualmente) como pueblo del pacto de Dios;
Sion (y su templo) como lugar especial de la presencia de Jehová en la tierra.
CÓMO LEER SALMOS
Este libro te puede ayudar a expresar tus sentimientos más profundos. No importa si es
gozo o tristeza, paz o angustia, esperanza o desesperación, encontrarás tus emociones
reflejadas en algún lugar en los Salmos. Las palabras escritas en este antiguo himnario son
tan relevantes para las alegrías y desafíos de hoy en día que puede que te hagan pensar que
fueron escritas para abordar tu situación actual. Algunas de estas oraciones poéticas están
dirigidas a Dios; llenas de gratitud y alabanza, confesiones de arrepentimiento, o peticiones
de intercesión. Otras están dirigidas hacia el oyente; impartiendo sabiduría práctica y
consejo piadoso. Pero otras, como el Salmo 103, se dirigen hacia el propio salmista a medida
que éste lucha por alinear su alma con una perspectiva de vida orientada a Dios. En medio
de esta gran diversidad, de seguro encontrarás un salmo que se relaciona con las
circunstancias que estás viviendo en este momento.
Tu compromiso de invertir tiempo en este libro será recompensado abundantemente. Al
leer una y otra vez cada salmo, descubrirás nuevas capas de significado que te
proporcionarán beneficios a corto y a largo plazo. Ten presente que la poesía hebrea es
distinta a muchas otras; los salmistas emplearon paralelismos conceptuales, donde los
pensamientos en lugar de los sonidos riman en tonos de ecos armoniosos o contrastes que
aclaran ideas. Esto produce un rico material en el que puedes detenerte por horas mientras
meditas en un pasaje, extrayendo reflexiones edificantes para tu vida.
Ten en cuenta que los Salmos son poesía, no composiciones doctrinales. Por lo general, sus
autores se enfocaron principalmente en reflejar sus emociones más profundas, en vez de
exponer verdades teológicas. Piensa en los salmos como si fueran anotaciones en un diario:
reflejan el trato más íntimo de individuos con Dios. Fíjate en las vívidas figuras literarias y
honestidad apasionada. El lenguaje poético te invita a leer tanto con tu corazón como con
tu mente, trayendo aplicaciones a todas las áreas de tu vida.
TÍTULO: La colección entera de Salmos se titula "Alabanza" en el texto hebreo. Más
adelante, los rabinos frecuentemente lo designaron "El libro de Alabanzas". La Septuaginta
(LXX), la traducción griega del AT, lo tituló "Salmos" (cp. "EL libro de Salmos" en el NT: Lc
20:42; Hch 1:20). El verbo griego de donde el sustantivo "salmos" viene en esencia denota
"jalar o tañer (rascar) cuerdas", por lo tanto una asociación con acompañamiento musical
se implica. El título en castellano se deriva del término griego y su contexto. Los Salmos
constituyen el "libro de himnos" antiguo de Israel, inspirado por Dios (1Ti 3:16), el cual
definía el espíritu y contenido apropiados de adoración.
Hay ciento dieciséis salmos que tienen sobrescritos o "títulos". El texto hebreo incluye estos
títulos con los versos mismos. Cuando los títulos son analizados individualmente y
estudiados como un fenómeno general, hay indicaciones significativas de que fueron
colocados como apéndices a sus salmos respectivos poco tiempo después de su
composición y que contienen información confiable (cp. Lc 20:42).
Estos títulos brindan diferentes tipos de información tal como el autor, la dedicación, la
ocasión histórica, una asignación litúrgica a un director de adoración, instrucciones
litúrgicas (p. ej. qué tipo de canción es, sea para tener acompañamiento musical, y qué tono
usar), además de otras instrucciones técnicas de significado incierto debido a su gran
antigüedad. Una preposición hebrea pequeña añadida aparece en la mayoría de los títulos
de los salmos. Puede expresar diferentes relaciones, p. ej. "de", "desde", "por", "a", "para",
"en referencia a", "cerca de". Algunas veces ocurre más de una vez, aun en títulos cortos,
normalmente supliendo información tal como "de" o "por" persona X, "a" o "para" persona
Y. No obstante, esta pequeña preposición con mayor frecuencia indica quién es el autor de
un salmo, sea "de" David, el talentoso salmista de Israel, o "por" Moisés, Salomón, Asaf o
los hijos de Coré.

TEMAS:
1. Un retrato de Dios. Los salmos describen a Dios como pastor (23; 95 y 100) y como
el guerrero quien nos salva de nuestros opresores (1:8). Él es nuestro Rey (45; 47; 97),
nuestro refugio (46; 91) y nuestro juez (50; 52; 75-76), quien es grande (48; 135), eterno
(90), perfecto (92), poderoso (76; 104; 145; 147), paciente (70), justo (82; 101),
comprensivo (103), cariñoso (136; 145) y bueno (86; 104; 116). Como el campeón de los
pobres y los oprimidos (72; 113), él le ofrece esperanza a las agobiadas personas
honradas dándoles un vistazo de su glorioso futuro (37; 73).
2. Un modelo de una relación personal con Dios. Los salmos abiertamente expresan el
alcance de las emociones experimentadas en la vida, como por ejemplo; miedo (56),
amor (91; 116), angustia (31; 42; 120; 142), consternación (10), alegría (98; 117),
impaciencia (13), agradecimiento (107; 118; 136), vergüenza (25; 38; 44; 69),
culpabilidad (32; 51), perdón (32; 103) y depresión que se convierte en esperanza (31;
42-43; 130). Esta sinceridad nos inspira a la comunicación auténtica con nuestro
cariñoso, compasivo y comprensivo Dios.
3. Un contraste de las costumbres de los rectos con aquellas de los malvados. El Salmo
1 establece el escenario: Dios bendice y cuida a los rectos, pero el camino de los
malvados perecerá. Los malvados son aquellos quienes egoístamente usan y abusan de
otros sin pensar acerca de Dios (26; 37). Los rectos, por otra parte, caminan delante Dios
con integridad de corazón, ayudando a sus vecinos y aquellos en necesidad (15; 28).

Detalles de los Salmos

Contexto Histórico de Salmos


El escenario de los Salmos es doble:
1) los hechos de Dios en la creación y la historia, y
2) la historia de Israel.
Históricamente, los salmos varían en tiempo desde el origen de la vida a los gozos
postexílicos de los judíos liberados de Babilonia. Temáticamente, los salmos cubren un
amplio espectro de tópicos, que van de la adoración celestial a la guerra terrenal. Los salmos
recolectados forman el libro más largo en la Biblia y el libro que se cita con mayor frecuencia
en el NT. El Salmo 119 es el capítulo más largo en toda la Biblia. A lo largo de las edades, los
salmos han retenido su propósito original, el cual es producir la alabanza y adoración
apropiadas a Dios.

Retos de Interpretación
▪ Es útil reconocer ciertos géneros o tipos literales que continuamente ocurren en el Salterio.
Algunos de los más obvios son:
1. El tipo de sabiduría con instrucciones para vivir correctamente
2. Patrones de lamentación que tiene que ver con los dolores de la vida (normalmente
surgiendo de los enemigos
de afuera).
3. Salmos penitenciales (en su mayoría lidiando con el "enemigo" adentro, esto es,
pecado.
4. Énfasis de reyes (universal o de mediador; teocrático o gobierno mesiánico)
5. Salmos de gratitud. Una combinación de estilo y tema ayuda e identificar tales tipos
cuando aparecen.
▪ La característica más sobresaliente de los salmos es que todos ellos son poesía por
excelencia. A diferencia de la mayoría de la poesía en castellano, la cual está basada
en ritmo y metro, la poesía hebrea se caracteriza esencialmente por paralelismos
lógicos. Algunos de los tipos más importantes de paralelismos son:

1. Sinónimos (El pensamiento de la primera línea vuelve a ser afirmado con


conceptos similares en la segunda línea. (Sal 2:1)
2. Antitético (el pensamiento de la segunda línea es contrastado con la primera.
(Sal.1:6)
3. Climático (la segunda y líneas subsecuentes retoman una palabra, frase o
concepto crucial y la extienden en un formato escalonado. (Sal. 29:1, 2)
4. Quiástico o introvertido (las unidades lógicas son desarrolladas en un patrón
A B B A. (Sal. 1:2)
▪ En una escala más grande, algunos salmos en su desarrollo del primer al último
versículo emplean un arreglo acróstico o alfabético. Los salmos 9, 10, 25, 34, 37, 111,
112, 119 y el 145 son reconocidos como acrósticos completos o incompletos. El el
texto hebreo, la primera letra de la primera palabra de cada versículo comienza con
una consonante hebrea diferente, la cual avanza en orden alfabético hasta que las
veintidós consonantes son cubiertas. Tal vehículo literario sin duda alguna ayudaba
en la memorización del contenido y servía para indicar que su tema en particular
había sido cubierto de la "A a la Z". El Salmo 119 sobresale como el ejemplo más
completo de esta herramienta, debido a que la primera letra de cada uno de sus
veintidós párrafos de ocho versículos cobre completamente el alfabeto hebreo.

Temas históricos y teológicos


▪ El tema básico de los Salmos es vivir la vida real en el mundo real, donde dos
dimensiones operan simultáneamente:
1. Una realidad horizontal o temporal.
2. Una realidad vertical o trascendental.
Sin negar el dolor de la dimensión terrenal, el pueblo de Dios debe vivir con gozo y
dependiente de la persona divina y promesas que permanecen firmes detrás de la
dimensión celestial / eterna. Todos los ciclos de problemas y triunfos humanos proveen
ocasiones para expresar quejas humanas, confianza, oraciones o alabanza al Señor
soberano de Israel.
▪ A la luz de esto, el libro de los Salmos presenta una amplia gama de teología, prácticamente
envuelta en una realidad diaria. La pecaminosidad del hombre es documentada
concretamente, no solo a través de los patrones de conducta del impío, sino también por
los tropiezos periódicos de los creyentes. La soberanía de Dios es reconocida por todos
lados, pero no a expensas de la responsabilidad humana genuina. Frecuentemente la vida
parece estar fuera de control y sin embargo, todos los acontecimientos y situaciones son
entendidos a la luz de la providencia divina como estando en el camino correcto de acuerdo
al tiempo de Dios. Vistazos alentadores de un "día de Dios" futuro motivan el llamado a la
perseverancia hasta el fin. Este libro de alabanza manifiesta una teología muy práctica.
▪ Un fenómeno comúnmente malentendido en los Salmos es la asociación que con frecuencia
se desarrolla entre el "uno" (el salmista) y los "muchos" (el pueblo teocrático). Casi todos
estos casos ocurren en los salmos del rey David. Hubo una relación inseparable entre el
gobernador mediador y su pueblo; como iba la vida para el rey, así iba para el pueblo.
Además, algunas veces esta unión explica la relación aparente entre el salmista y Cristo en
los salmos mesiánicos (o porciones mesiánicas de ciertos salmos). Los llamados salmos
imprecatorios (que pronuncian maldición) pueden ser mejor entendidos con esta
perspectiva. Como el representante mediador de Dios en la tierra, David oró por juicio sobre
sus enemigos, debido a que estos enemigos no solo lo estaban lastimando a él, sino que
primordialmente estaban lastimando al pueblo de Dios. En términos definitivos desafiaron
al Rey de reyes, el Dios de Israel.
Vista Panorámica de los Salmos
El libro de los Salmos, un tesoro de lectura y meditación, es muy apreciado por los cristianos
y los judíos. El libro era uno de los preferidos de Cristo. Más de una cuarta parte de las citas
del Antiguo Testamento que están en el Nuevo, son de los Salmos.
Debido a que muchos Salmos fueron escritos para adoración pública y privada, el título del
libro en hebreo es “Alabanzas.” La palabra “Salmo” se refiere a una composición poética
acompañada de instrumentos de cuerdas. El libro de los Salmos es el primero de la última
división de la Biblia hebrea; de modo que sobresale en ese segmento de las Escrituras, a
cuya sección entera Jesús la designó “los Salmos” (Lc 24:44).
Este libro se divide en cinco secciones, o libros, y cada una concluye con una doxología. Cada
sección tiene sus propias características. De acuerdo a sus títulos, David escribió los Salmos
de la primera sección, excepto tres (1, 10 y 33). A varios escritores de la segunda sección se
les identifica por nombre: los hijos de Coré (42–49), Asaf (50), David (51–65) y Salomón (72).
Probablemente los Salmos de esta sección fueron compilados para las actividades litúrgicas
del tabernáculo o del templo. La tercera sección fue escrita por varios autores: Asaf (73–
83), los hijos de Coré (84–85, 87–88), David (86) y Etán (89). La cuarta sección comienza con
el Salmo 90, el más antiguo de los Salmos, escrito por Moisés; David escribió los Salmos 101
y 103; otros Salmos en esta sección son anónimos. En la quinta sección sólo se mencionan
a David (108–110, 122, 124, 131, 133, 138–145) y Salomón (127) como sus autores. Varios
Salmos de esta sección son para uso litúrgico, inclusive los de aleluya (113–118, 146–150) y
los de ascenso (120–134).
Con excepción de treinta y cuatro Salmos, todos tienen un título adjunto. La información en
tales títulos incluye notas literarias, instrucciones musicales, títulos para la tonada,
instrucciones para su uso en la adoración, motivos históricos y el escritor.
Como se dijo antes, el título en los Salmos acreditan a David como el autor de 73 de ellos,
mientras que Hch 4:25 y He 4:7 le atribuyen dos más (2, 95). Los libros históricos implican
que sin lugar a duda David estaba eminentemente capacitado para haberlos escrito. David
es llamado “el dulce salmista de Israel” (2 S 23:1). El tocaba el arpa para apaciguar un mal
espíritu que se posesionaba de Saúl (1 S 16:23). Su elegía de Saúl y Jonatán es un bello
ejemplo de la poesía hebrea (2 S 1:17–27). El “hombre conforme al corazón de Dios” era un
sincero adorador del Señor. Lo que más se destaca en David es que el Espíritu Santo lo
inspiraba.
Una lectura cuidadosa del libro de los Salmos vitalizará la devoción y las oraciones del
creyente. Dios también usa los Salmos para traerle avivamiento a sus hijos. Para una
presentación de la persona y obra del Señor Jesucristo, léase cualquiera de los Salmos
mesiánicos (2, 8, 16, 22–24, 31, 40–41, 45, 68–69, 72, 89, 102, 110, 118).
Referencias Proféticas
Un tema recurrente en los Salmos, es la provisión de Dios de un Salvador para Su pueblo.
Las imágenes proféticas del Mesías son vistas en numerosos salmos. El Salmo 2:1-12
describe el triunfo y el reino del Mesías. El Salmo 16:8-11 prefigura Su muerte y
resurrección. El Salmo 22 nos muestra al Salvador sufriente en la cruz y presenta detalles
proféticos de la crucifixión, todo lo cual fue cumplido a la perfección. Las glorias del Mesías
y Su novia son presentadas en el Salmo 45:13-14, mientras que los Salmos 72:6-7; 89:3-37;
110:1-7; y 132:12-18 presentan la gloria y universalidad de Su reino.

Importancia en la Biblia
Pudiéramos decir que los salmos son una descripción de la manera en que respondemos a
Dios. A veces se presenta a Dios en plena majestad y gloria. Nuestra respuesta entonces es
de asombro, sobrecogimiento y temor: «Reinos de la tierra, cantad
a Dios» ( 68.32 ). Pero otros salmos pintan a Dios como Señor amante que participa en
nuestra vida. Nuestra tendencia en ese caso es acercarnos a su solaz y amparo: «No temeré
mal alguno, porque tú estarás conmigo» ( 23.4 ).Dios es el mismo en ambos salmos. Pero
nuestra reacción ante Él se ajusta a nuestras circunstancias.
Otros salmos pudieran catalogarse mejor como clamores contra Dios y las circunstancias
que como respuesta a la percepción de su gloria y presencia. El salmista reconoce que a
veces siente que Dios y sus amigos lo han abandonado ( 88 ). Sufre por las calumnias que
lanzan contra él sus acusadores ( 109 ). Entonces invoca a Dios para que los arrase con su
ira ( 59 ). No importa lo que digamos sobre los salmos, hay que reconocer que presentan la
realidad del corazón humano, la manera en que a veces reaccionamos ante los problemas
y las injusticias de la vida.
Pero aun en estos fuertes salmos de lamentación, el salmista nunca se entrega a la
desesperación. El hecho de que lancemos protestas a Dios es demostración de esperanza
en Dios y su sentido de la justicia. Esto tiene un importante mensaje para todos los
creyentes. Podemos expresarle a Dios todos nuestros sentimientos, por negativos o llenos
que reproches que sean. Y podemos estar totalmente seguros de que nos oirá y nos
comprenderá. El salmista nos enseña que la oración más profunda es el grito que
lanzamos cuando nos encontramos abatidos por los problemas de la vida.
Los salmos hablan mucho de la persona y obra de Jesucristo. El Salmo 22 contiene una
extraordinaria profecía de la crucifixión del Señor. Jesús citó este salmo al morir en a cruz (
Sal 22.1 ; Mt 27.46 ; Mc 15.34 ). Otras profecías mesiánicas de los salmos que se cumplieron
en la vida de Cristo son: sería un sacerdote del tipo de Melquisedec ( Sal 110.4 ; Heb 5.6 ),
oraría por sus enemigos ( Sal 109.4 ; Lc 23.34 ), y su trono sería eterno ( Sal 45.6 ; Heb 1.8 ).
Carácter de Dios en Salmos
1. Dios es accesible: 15:1; 16:11; 23:6; 24:3, 4; 65:4; 145:18
2. Dios libera: 106:43-45
3. Dios es eterno: 90:2; 102:25-27; 106:48
4. Dios es glorioso: 8:1; 19:1; 57:5; 63:2; 79:9; 90:16; 93:1; 96:3; 102:16; 104:1, 31;
111:3; 113:4; 138:5; 145:5, 11, 12
5. Dios es bueno: 23:6; 25:8; 31:19; 33:5; 34:8; 52:1; 65:4; 68:10; 86:5; 104:24; 107:8;
119:68; 145:9
6. Dios es gracia: 116:5
7. Dios es grande: 86:10
8. Dios es santo: 22:3; 30:4; 47:8; 48:1; 60:6; 89:35; 93:5; 99:3, 5, 9; 145:17
9. Dios no cambia: 102:26-27
10. Dios es justo: 9:4; 51:4; 89:14; 98:9; 99:3, 4
11. Dios es bondadoso: 17:7; 24:12; 25:6; 26:3; 31:21; 36:7, 10; 40:10, 11; 42:7, 8; 48:9;
63:3; 89:33, 49; 92:2; 103:4; 107:43; 117:2; 119:76, 88, 149; 138:2; 143:8
12. Dios es paciente: 78:38; 86:15
13. Dios es misericordioso: 6:2, 4; 25:6; 31:7; 32:5; 36:5; 51:1; 52:8, 62:12; 86:5, 15;
89:28; 103:4, 8, 11, 17; 106:1; 107;1; 115:1; 118:1-4; 119:64; 130:7; 145:9; 147:11
14. Dios es Altísimo: 83:18
15. Dios es omnipresente: 139:7
16. Dios es omnisciente: 139:1-6
17. Dios es poderoso: 8:3; 21:13; 29:5; 37:17; 62:11; 63:1, 2; 65:6; 66:7; 68:33, 35; 79:11;
89:8, 13; 106:8; 136:21
18. Dios cumple sus promesas: 89:3, 4, 35, 36; 105:42
19. Dios provee: 16:8; 31:15; 33:10; 36:6; 37:28; 39:5; 73:16; 75:6, 7; 77:19; 91:3, 4, 11;
104:5-9, 27, 28; 119:15; 121:4; 127:1, 2; 136:25; 139:1-5, 10; 140:7; 145:9, 17; 147:9
20. Dios es justo: 5:8; 7:9, 17; 11:7; 19:9; 22:31; 31:1; 35:;24, 28; 36:6, 10; 40:10; 48:10;
50:6; 51:14; 69:27; 71:2, 15, 16, 19, 24; 73:12-17; 85:10; 96:13; 97:2, 6; 98:2, 9; 103:17;
111:3; 116:5; 119:7, 40, 62, 123, 137, 138, 142, 144, 172; 143:1, 11; 145:7, 17
21. Dios es soberano: 2:4, 5; 3:3; 72:5
22. Dios es verdadero: 9:14; 111:7; 19:9; 25:10; 31:5; 33:4; 57:3, 10; 72:22; 85:10; 86:15;
89:14, 49; 96:13; 98:3; 100:5; 119:160; 139:2; 146:6
23. Dios es uno: 83:18; 86:10
24. Dios es inescrutable: 145:3
25. Dios es recto: 25:8; 92:15
26. Dios es sabio: 1:6; 44:21; 73:11; 103:14; 104:24; 136:5; 139:2-4, 12; 142:3; 147:5
27. Dios se aíra: 2:2-5, 12; 6:1; 7:11, 12; 21:8, 9; 30:5; 38:1; 39:10; 58:10, 11; 74:1, 2;
76:6, 8; 78:21; 22, 49-51, 58, 59; 79:5; 80:4; 89:30-32; 90:7-9, 11; 99:8; 102:9, 10.
Cristo en Salmos
Muchos de los salmos anticipan directamente la venida del Mesías y Rey, descendiente de
la línea de David (2; 18; 20; 21; 47; 110; 132). Como Cristo descendía directamente de la
línea real de David, los salmos mesiánicos a menudo se refieren a él como hijo de David, o
usan a David como un tipo de Cristo. Algunas profecías mesiánicas específicas y sus
cumplimientos incluyen: 2:7 (y Mt 3:17; 16:10; Mr 16:6, 7); 22:16 (y Juan 20:25, 27; 40:7, 8;
He 10:7); 68;18 (y Mr 16;19; 69:21; Mt 27;32); 118:22 (y Mt 21:42).

Clasificación de los Salmos


los salmos se pueden clasificar según función o contenido. Puesto que cualquiera de ambos
métodos está lejos de ser el adecuado, es necesario utilizar ambos para lograr algún tipo de
sistematización. Las categorías que estudiaremos no son en ninguna manera exhaustivas,
pero abarcan el área satisfactoriamente. Estas categorías son:
(1) himnos,
(2) salmos penitenciales,
(3) salmos de sabiduría,
(4) salmos mesiánicos,
(5) salmos imprecatorios y
(6) salmos “de entronización”.

Himnos. Los himnos componen un variado grupo cuya clasificación se fundamenta en la


función. El criterio básico para que un canto sea considerado un himno, es que sea una
canción de alabanza y que se cantara en los días santos en el Templo, ya fuera por un coro
del Templo o por la congregación. Hay dos categorías dentro de este tipo: (1) los himnos de
alabanza y (2) los himnos de Sión.
Los himnos de alabanza suelen abrir con un llamado a alabar al Señor, y son seguidos por la
alabanza misma, por lo que usan diversas formas de expresión (términos de alabanza tales
como “aleluya”, o descripciones de lo que el Señor ha hecho). Algunas veces el salmo
concluye con un llamado final a alabar. En general, la base para alabar son las obras
salvadoras del Señor en Israel, pero la creación es también una razón común para que el
salmista alabe.
Los himnos de Sión constituyen otro subgrupo. Estos himnos tienen como contexto religioso
tres festivales religiosos para los que los varones hebreos debían peregrinar a Jerusalén a
adorar: la Fiesta de los Panes sin Levadura, la Fiesta de las Semanas y la Fiesta de los
Tabernáculos. Esos salmos celebran la ciudad de Jerusalén y el Templo con toda la
parafernalia y gozo de quienes asistían a esos festivales. Incluyen un grupo de salmos
llamados “cantos de la ascensión” (120- 134), de los cuales sólo uno es un himno sionista
(122). Estos cantos eran entonados usualmente por los peregrinos mientras subían en
grupos hacia Jerusalén para esas ocasiones.
Salmos penitenciales. Aunque para la iglesia cristiana antigua los salmos penitenciales
eran siete
(6, 32, 38, 51, 102, 130 y 143), sólo tres de ellos contienen el elemento de la penitencia. Los
salmos 51 y 130 son los ejemplos más claros, y ambos son oraciones genuinas de penitencia.
También lo es el Salmo 38, aunque el salmista visualiza allí su pecado como la causa de la
enfermedad que padece y sobre la cual se lamenta. Aunque el salmo 143 no es penitencial
en el sentido más estricto de la palabra, reconoce el contexto más amplio de la
pecaminosidad de la raza humana (143:2). Dos de estos salmos, el 32 y el 102, son lamentos
por alguna enfermedad que el adorador ha soportado, y los salmos 6 y 143 lamentan el
maltrato que ha sufrido el salmista por parte de sus enemigos. Sin embargo, el tono de estos
siete salmos es el de sumisión a Dios y la invocación de Su favor.
Salmos de sabiduría. Además de la sabiduría “mayor” del Antiguo Testamento, de la cual
Job es
el más grande ejemplo, el Antiguo Testamento contiene mucha sabiduría “menor”
(proverbios, por ejemplo), de la cual hay buena parte en el salterio. Los salmos que, al igual
que Proverbios, buscan describir y prescribir el camino que lleva a una buena vida,
pertenecen a la sabiduría “menor”. Algunos salmos luchan con la pregunta de por qué los
malvados prosperan (37, 49 y 73). Las respuestas que se dan son interesantes, porque nos
recuerdan las explicaciones que ofrecieron los amigos de Job.
Es dudoso que estos salmos tengan la intención de explicar en forma fácil y total la
prosperidad de los malvados. El Salmo 37 resuelve que la prosperidad es transitoria, pero
la justicia es eterna. La solución del Salmo 73 es parecida, porque dice que los malvados
pasarán de repente como un sueño. La explicación del Salmo 49 parece declarar que la
muerte les sobrevendrá por igual a malvados y justos, aunque los justos saldrán mejor
librados.
Esto nos recuerda el grado al que llegó la fe de Job cuando afirmó que sus ojos verían al
Redentor después de que su cuerpo se hubiera corrompido (Job 19:25-27).
Los salmos 1, 112, 127 y 128 completan los salmos de sabiduría y están compuestos en gran
medida por máximas (reglas de conducta), proverbios y consejos por los cuales eran
famosos los sabios.
Salmos mesiánicos. Como hemos observado, la idea de la redención es dominante en el
Salterio
o Libro de los Salmos. Aunque la redención era una realidad presente para el antiguo Israel,
también era parte de un futuro inmediato y de un futuro distante. En el Antiguo Testamento
la más alta expresión de la redención futura era el Mesías. Es decir, la redención sería
lograda al final por una Persona sobrehumana. Este concepto es prominente en Salmos, el
depósito literario de la fe de Israel.
El Salmo 110 tiene al futuro Mesías como su enfoque central. Sin embargo, para el tiempo
de David implicaba que, sin importar cuán inciertos fueran los tiempos, el Señor
establecería Su reino por medio de un futuro Mesías. Esta seguridad quizás no estabilizó los
tiempos davídicos, pero ciertamente estabilizó el corazón. Por tanto, debemos visualizar los
salmos mesiánicos como una clasificación legítima hecha con base en el contenido.
Muchas veces se han hecho a un lado los salmos mesiánicos para abrirles paso a los salmos
llamados “reales”, que sin duda forman un subgrupo válido dentro de los salmos
mesiánicos. En algunas instancias, los salmos “reales” no hablan directamente del Mesías,
sino que preparan el camino para la fe cristiana en un Mesías, y por ello son una parte
importante y esencial de la historia de la revelación.
Nuestro estudio de los salmos mesiánicos se facilita si los dividimos en dos grupos: los que
hacen referencia al rey y a su gobierno (2, 18, 20, 21, 45, 61, 72, 89, 110, 132, 144), y los
que hablan del hombre y su vida en general (8, 16, 22, 35, 40, 41, 55, 69, 102, 109). No está
de más decir que la visión del Nuevo Testamento sobre la Persona de Cristo lo identifica con
las aspiraciones y frustraciones tanto de la realeza como de los súbditos.
El Mesías y Su gobierno. Usando como guía el Nuevo Testamento, observamos que del
primer
grupo los voceros del Nuevo Testamento sólo citan los salmos 2, 18, 45 y 110 en relación
con Cristo, mientras que del segundo grupo, excepto el 55, los citan todos. Es decir, el
carácter mesiánico de esos salmos lo determinan nuestro Señor y los discípulos del primer
siglo. Para los salmos que no se aplicaron mesiánicamente en el Nuevo Testamento
debemos formular otros criterios.
La figura más obvia del Mesías en el primer grupo de salmos es “el rey”. El Salmo 2:6 habla
de que Dios ha designado el puesto del rey en Sión, y lo ha afirmado como Hijo de Dios (v.
7). Esta calidad de hijo que tiene el rey se cita en Hebreos 1:5 para reforzar el argumento
de la superioridad de Cristo sobre los ángeles. Aunque el Salmo 18 es probablemente una
declaración histórica de David, y aunque probablemente fue pronunciado por David en un
contexto específico, la referencia absoluta es del Mesías (especialmente los vs. 20-30).
Pablo citó el versículo 49 para mostrar que las promesas hechas a los patriarcas también
eran para los gentiles (Romanos 15:9). Un tercer salmo sobre el rey, que también es citado
por el autor de Hebreos (1:8-9) es el Salmo 45, donde se celebra la boda del rey. Del Salmo
110, Jesús dice que registra el homenaje de David al Mesías (Marcos 12:36-37). Este salmo
también fue citado por Pedro en el día de Pentecostés (Hechos 2:33-35) y por el autor de
Hebreos, para afirmar la función sacerdotal de Cristo como sacerdote eterno de la orden de
Melquisedec (Hebreos 5:6,19, 7:1-28).
¿Cuáles son entonces los criterios para incluir los otros salmos “mesiánicos”, dado que el
Nuevo Testamento no los identifica como tales? Se pueden usar tres criterios:
1. Cuando el lenguaje supera las capacidades del tema y habla de logros que no son
humanamente alcanzables, vemos indicios mesiánicos. Un ejemplo de esto son los logros
que el rey pide en oración en el Salmo 72, los cuales son .tan universalmente extensos que
su cumplimiento absoluto sería algo imposible para el rey.
2. Cuando aparecen términos mesiánicos, como por ejemplo “ungido” o “hijo del hombre”,
podemos sospechar que hay una inclinación mesiánica.
3. Cuando las circunstancias del Nuevo Testamento calzan con las descritas en el salmo,
permitiendo hacer inferencias proféticas a partir de ellas, se puede sospechar que hay
asociaciones mesiánicas.
Aunque estos criterios son útiles, no son a prueba de balas. La aplicación de más de un
criterio en un mismo salmo es lo que aumenta la credibilidad mesiánica. Utilizar una
combinación de varios criterios es útil para estudiar los Salmos 20, 21, 61, 72, 89 y 132.
El hombre y su vida. El segundo grupo de salmos mesiánicos habla del hombre y de su vida
en
general (8, 16, 22, 35, 40, 41, 55, 69, 102, 109) y son salmos que se citan en el Nuevo
Testamento, a excepción del Salmo 55. Aunque algunos fueron proclamados por el rey, no
mencionan el puesto real sino la suerte general del hombre o de un problema particular
que tiene el adorador. Los Salmos 35, 69 y 109 (el 55 es parecido) son llamados “salmos
imprecatorios” y los estudiaremos más adelante.
En general, se considera que los términos de estos salmos se cumplieron perfectamente
sólo en Cristo. Las aspiraciones y frustraciones humanas tienen sus últimos alcances y fines
en Él. El grito de abandono que hace David en el Salmo 22:1 fue lanzado en arameo por
nuestro Señor en la cruz (Mateo 27:46) y el autor de Hebreos aplicó el Salmo 22:22 a Cristo
(Hebreos 2:12). El Salmo 16 se centra en la importancia de hallar la identidad propia en Dios.
Pedro citó los versículos 8 a 11 en su sermón de Pentecostés para decir que la afirmación
personal de David se cumplió absolutamente en la resurrección de Cristo (Hechos 2:24-32).
Nuestro Señor mismo utilizó el Salmo 41:9 para referirse a la traición de Judas (Juan 13:18),
aunque la situación real era que el salmista había sufrido cierta enfermedad por causa de
su pecado (v. 4). En estos salmos es claro que el problema humano que describen tiene un
significado más allá del presente. El cumplimiento absoluto de los términos del salmo llega
a ser posible solamente en Jesucristo y por medio de Él.
Los salmos imprecatorios. El premio a la perplejidad lo tienen, desde hace mucho, los
salmos
imprecatorios, o “maldiciones”. Al menos tres salmos se pueden ubicar claramente dentro
de esta clasificación: el 35, el 69 y el 109. Muchos versículos diseminados también caben en
esta clasificación. Se les llama también “maldiciones” porque su fin es “invocar una
maldición”. Algunas veces David y otros pedían que viniera juicio sobre sus enemigos: “Que
sus hijos queden huérfanos y su esposa sea viuda... Que su posteridad sea cortada y su
nombre borrado hasta la segunda generación” (109:9,13). El problema de estos salmos
imprecatorios es de orden ético. ¿Cómo podemos amar a los enemigos y al mismo tiempo
pedir maldiciones para ellos? Puesto que estas acciones son difíciles de comprender, hay
tres acercamientos para estudiar estos salmos. Dos son extremos: uno porque los ignora ya
que sacan de foco nuestra teología, y el otro porque declara que el espíritu en ellos es bueno
simplemente por estar incluidos en la Biblia. Aunque ambos acercamientos tienen sus
puntos fuertes, ninguno es completamente satisfactorio. Una tercera alternativa, y la única
aceptable, es mirar estos salmos de frente, luchar con el espíritu que hay en ellos y
preguntarnos en qué aspecto son “palabra” de Dios.
Al tratar de interpretar estos salmos debemos recordar cuatro cosas:
1. El juicio que se invoca se basa en la justicia divina y no en resentimientos humanos. David
dice claramente en el Salmo 109 que no tiene malos sentimientos personales. “En pago de
mi amor me han sido adversarios; pero yo oraba. Me devuelven mal por bien y odio por
amor” (vv. 4-5). El trato de David a Saúl es prueba de que no odiaba a sus enemigos (véase
1º Samuel 24 y 26).
2. El juicio se expresa según los patrones de pensamiento de ese tiempo. Para los hebreos
no había una gran distinción entre el pecador y su pecado—ambas cosas se concebían
personalmente. Más aún, se veía al hombre y a su familia como una unidad. Juntos se
mantenían firmes o caían, como en los casos de de Noé y Acán.
3. En el Nuevo Testamento, el énfasis en el juicio después de la muerte y la justicia final
permite minimizar la necesidad de anticipar o explicar el juicio en términos más inmediatos
y terrenales.
4. El fenómeno de la imprecación no es exclusivo del Antiguo Testamento. Jesús instó a Sus
discípulos a maldecir las ciudades que no recibieran el evangelio (Mateo 10:14). Jesús
mismo pidió juicio sobre Tiro y Sidón (Mateo 11:22). Pablo declaró “anatema” (una
maldición solemne) a cualquiera que no amara al Señor Jesús (1ª de Corintios 16:22).
Incluso se menciona que los santos en el cielo invocan a Dios para que se vengue en quienes
han matado a los mártires (Apocalipsis 6:9-10). Obviamente, las imprecaciones no eran un
fenómeno primitivo o exclusivo del Antiguo Testamento. Son el lado opuesto del amor, que
se basa en la oración por la santidad y la justicia de Dios e implican juicio sobre el pecado.
Incluso en estas imprecaciones se puede ver un anhelo por Cristo. Todos los juicios están
en las manos del Hijo (Juan 5:22). Los que anhelan justicia en realidad anhelan a Cristo y Su
reino justo (véase Apocalipsis 20).
Notamos, entonces, que los escritores del Nuevo Testamento discernieron un espíritu
profético en los salmos imprecatorios. Estos salmos tienen también otras dos lecciones que
debemos tomar en cuenta si deseamos que nos enseñen algo: (1) La ausencia de la
indignación puede ser un síntoma alarmante, pues el pecado nos debe incomodar y mover
a la justicia; y (2) los sentimientos más amargos se resuelven en la presencia de Dios. El
salmista no tomó el asunto en sus manos sino que las puso delante de Dios. Nunca debemos
apresurarnos a concluir que Dios comparte nuestros sentimientos sobre el trasgresor,
aunque Él no soporte el pecado. Dios no ve lo que nosotros vemos.
Los salmos de “entronización”.
El término “entronización” para referirse a estos salmos (47, 93 y 95-99) es porque todos
hablan del Señor como rey o utilizan la frase “Jehová reina”. Hay mucha controversia en
torno a la clasificación de este grupo de salmos. Baste decir que aceptamos el uso descrito.

Bosquejo

Salmos 1–41 El libro de Salmos comienza con un contraste entre lo piadoso y lo malo.
Algunos de esos salmos ponen gran énfasis en confiar en Dios en vez de confiar en objetos
terrenales o en personas y nos recuerdan que no tenemos que temer, ya que Dios está con
nosotros. Otro de los salmos nos recuerda que Dios juzgará nuestro corazón y que debemos
buscar la misericordia de Dios.
Salmos 42–72 Esos salmos podrían resumirse con la frase “Dios es nuestro refugio y
fortaleza” (Salmos 46:1). Uno de los salmos nos recuerda echar nuestras cargas sobre
Jehová en cada desafío o prueba. Otro nos alienta a esperar pacientemente a Dios en todas
las cosas.
Salmos 73–89 Esos salmos cubren varios temas y frecuentemente describen a Dios como
un juez que puede reprender a los inicuos jueces terrenales y destruir a los enemigos de
Israel. En Salmos 86, el rey David registra una súplica de que Dios nos enseñe Su camino
para que podamos caminar en la verdad.
Salmos 90–106 Muchos de esos salmos nos alientan a alabar a Jehová, a recordar que la
venganza le pertenece a Él, a declarar Su gloria y a servirle con alegría.
Salmos 107–150 Esos salmos reconocen que “…herencia de Jehová son los hijos” (Salmos
127:3) y que ellos son una bendición eterna para los padres justos. Uno de los salmos cerca
del final del libro ofrece una súplica sincera de que Jehová nos libre y nos guarde del mal y
de las prácticas violentas de hombres inicuos.
Bibliografía

https://www.churchofjesuschrist.org/study/manual/old-testament-seminary-teacher-
manual/introduction-to-the-book-of-psalms?lang=spa

https://www.churchofjesuschrist.org/study/manual/old-testament-seminary-teacher-
manual/introduction-to-the-book-of-psalms?lang=spa

https://www.churchofjesuschrist.org/study/manual/old-testament-seminary-teacher-
manual/introduction-to-the-book-of-psalms?lang=spa
https://www.indubiblia.org/antiguo-testamento-1/salmos-1
https://1library.co/article/tipos-b%C3%A1sicos-salmos-libro-salmos.qm6pk27y

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