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CURSO 2021/2021
MODULO: MEDIACIÓN COMUNITARIA
UNIDAD DIDÁCTICA 5: EL PROCESO DE MEDIACIÓN
5. EL PROCESO DE MEDIACIÓN
5.1. Las fases del proceso de mediación.
Hemos visto a lo largo de las unidades anteriores que hay diferentes tipos de mediación y que
cada caso de mediación es diferente (según cuál sea el conflicto, las personas en litigio o el
contexto en el que se produce), por lo tanto, podemos afirmar que cada mediación es distinta
y que no hay dos tipos de mediación iguales.
Sin embargo, a pesar de esta falta de homogeneidad, la mayoría de los procesos de mediación
suelen seguir unas fases, que podemos identificar fácilmente y que es necesario tener
planificadas. Estas fases son las siguientes:
Fase IV. Encontrar una zona en la que los acuerdos sean posibles.
Además, hay que considerar la evaluación del proceso, que se lleva a cabo tanto al principio
del proceso como durante su realización y al final.
Las personas acuden al servicio de mediación con la esperanza de que alguien las ayude a
llegar a acuerdos para solucionar un problema pero no es válido cualquier acuerdo sino solo
los que corresponden a las aspiraciones de las partes.
5.2 FASE I. La organización de la mediación.
Antes de iniciar el proceso de mediación entre las partes se deberá pasar por una primera fase
en la que hay que planificar la intervención y preparar los recursos para que el proceso se
desarrolle lo más ágilmente posible y por las vías más adecuadas.
La fase de organización de la mediación incluye todas las acciones que se lleven a cabo antes
de que se dé el primer encuentro entre las partes.
Los objetivos que se deben cubrir en esta fase son, siguiendo este orden:
A pesar de que en ocasiones esta fase se considera un mero trámite, parece demostrable que
si se acomete adecuadamente se obtiene una mayor eficacia en la función mediadora.
Cada servicio establece un plazo —normalmente unos tres días— para que el caso se analice,
se valore y se puedan tomar las primeras decisiones en cuanto a:
Esta persona podrá ser propuesta por acuerdo mutuo de las partes o, si no, designada por el
centro de mediación. Ya hemos señalado que los servicios de mediación disponen de un
registro de entidades y de profesionales de la mediación.
Ya sabes que en ocasiones la mediación la llevarán a cabo dos personas, en este caso
hablaremos de co-mediación.
Se debe procurar que esta fase sea lo más breve posible para evitar que las discrepancias se
agudicen y la convivencia entre las partes se deteriore.
Partiendo del principio de neutralidad, la finalidad de esta actuación no es averiguar qué parte
tiene razón sino conocer en profundidad el conflicto para abrir la mayor cantidad posible de
cauces para el diálogo.
Normalmente con esta información no es suficiente para tener un conocimiento preciso de las
posiciones, los intereses y las necesidades de las partes. Como veremos, esta información
podrá obtenerla antes de iniciar formalmente la mediación, en la fase de premediación.
Planificar la actuación.
Si bien todas estas acciones siguen unas pautas similares, por la especificidad de cada caso se
requerirán adaptaciones específicas para dar la respuesta más adecuada posible.
La duración total del proceso. También estará condicionada por las características de
cada caso, pero en ningún caso el tiempo destinado a las sesiones debería superar los
sesenta días hábiles.
El tiempo que el mediador dedica al proceso no se limita a la asistencia a las sesiones, sino que
debe dedicar tiempo al análisis de lo que en ellas se ha dicho, a la preparación de la sesión
siguiente, a la exploración de posibles vías, a la realización de gestiones, a la búsqueda de
información adicional, etc.
5.2.3. La premediación.
En muchos casos la información disponible no es suficiente para tomar decisiones sobre la
planificación de la mediación o, incluso, sobre si la mediación es la mejor opción. En estos
casos es conveniente iniciar un proceso de premediación con las partes.
Facilita la descarga emocional de las partes. Hay que tener en cuenta que sentarse
frente a frente con la parte contraria para negociar es vivido, en muchos casos, con
grandes dosis de ansiedad. Este primer contacto alivia esta tensión.
Permite anticipar algunos de los contenidos que se tratarán durante la negociación,
en especial los relacionados con el funcionamiento del sistema de mediación, las
reglas que lo rigen, el compromiso y voluntariedad en la participación, etc.
Contribuye a la credibilidad del mediador o mediadora, pues ha sido quien ha tomado
la iniciativa de emprender unos contactos previos. Para conseguirlo es muy
importante, ya desde el principio, mostrar empatía, amabilidad y respeto en la
comunicación con cada una de las partes, prestando mucha atención a lo que nos
dicen y evitando entrar en discusiones.
En esta fase es importante que la persona mediadora haga entender a las partes que su papel
no consiste en dar o quitar la razón a nadie, ni en posicionarse a favor o en contra, ni en juzgar
sino, simplemente, en ayudarlas, a ellas, a encontrar soluciones y vías para llegar a acuerdos.
Las actuaciones que se llevarán a cabo a partir de ese momento ya contarán con la presencia
de ambas partes y formarán parte del proceso de mediación propiamente dicho.
También nombrará a las partes en litigio y les recordará que, voluntariamente, han aceptado
iniciar este proceso para llegar a acuerdos. Si ha habido premediación, recordará que ya ha
hablado con ambas partes y que tiene una idea bastante precisa sobre el conflicto que las
enfrenta.
Hará una descripción muy sintética y objetiva del conflicto y de las razones por las que se
acudió al servicio. Es importante que las partes reconozcan la existencia del conflicto y su
voluntad de resolverlo por esta vía.
Aprovechará la ocasión para agradecer a las partes su disposición a optar por una salida
dialogada al conflicto, y les pedirá que mantengan este mismo espíritu durante toda la
negociación.
Explicará también las expectativas positivas y los beneficios que se pueden alcanzar con la
mediación.
Esta exposición debe ser muy distendida para relajar la tensión, ventilar sentimientos y
favorecer la receptividad de las partes.
Antes de continuar, preguntará a las partes si lo que ha dicho responde a lo que esperan del
proceso, para que confirmen que es así efectiva mente o planteen cualquier duda al respecto.
5.3.2. Información sobre el proceso de mediación.
Después pasará a explicar cómo se va a desarrollar el proceso de mediación y establecer las
reglas de juego que se deben respetar en todo el proceso. Concretamente se expondrán estos
contenidos:
Se explicarán las fases que se van a seguir. Se indicará que lo primero será la
exposición de los hechos por cada parte y, a partir de ahí, se irán aproximando las
posiciones hasta ver si es posible llegar a acuerdos.
Se fijarán las normas de conducta que deben presidir el diálogo. Especialmente en lo
que se refiere a:
o 1.- Respetar los turnos y hablar solamente cuando se esté en uso de la
palabra.
o 2.- Escuchar sin interrumpir, ayudar a que la escucha de las partes sea activa.
o 3.- Hablar abiertamente, con franqueza y sin ofender ni descalificar.
Se informará sobre los compromisos que se adquieren y la validez de los acuerdos
alcanzados, pero recordando que no están obligados a llegar a ningún acuerdo.
Se insistirá en la confidencialidad del proceso.
Se expondrán también las tarifas, si no se ha hecho anteriormente, en caso de que el
servicio no haya sido contemplado como un servicio público gratuito.
Desde el primer momento, los mediadores nos dirigimos a las personas en conflicto con calma y
amabilidad, prestando mucha atención a lo que nos dicen.
El mediador o mediadora debe creer firmemente en la capacidad de las partes para resolver los
conflictos por sí mismas y debe alentarlas a poner su empeño en hacerlo, para lo cual les debe
otorgar el protagonismo y el reconocimiento de sus capacidades para afrontar la negociación con
garantías. Algunas de las frases que puede lanzar el mediador con esta finalidad son estas:
«Ustedes son perfectamente capaces de llegar a acuerdos por sí mismos, aquí, simplemente, les
proporcionamos el contexto y las condiciones para que puedan y negociar» o «Seguro que a lo largo
de su vida se han enfrentado a conflictos complicados y los han resuelto, de ahí que no tenga por
qué ser diferente esta vez».
En esta sesión no se contempla iniciar una discusión sobre los temas más controvertidos sino
simplemente presentar los hechos y la historia de las negociaciones y del conflicto, hasta ese
momento, según cada una de las partes.
5.4.1. ¿Quién empieza?
Una primera decisión que deberá tomar el mediador o mediadora es señalar quién interviene
en primer lugar. Aunque no sea un hecho importante, da la sensación de que quien expone el
último cuenta con ventaja porque tiene como referencia la explicación anterior, sin embargo,
hay que considerar que estamos en la primera fase del proceso y que el objetivo no es tomar
ventajas.
En cualquier caso no hay ninguna una regla que establezca el orden de intervención, sino que
será el mediador o mediadora quien, atendiendo a la propia realidad del conflicto, decida
quién debe intervenir primero. Si no prevalece otro criterio, se suele optar por darle primero la
palabra a la persona que ha solicitado la mediación para que exponga su versión.
En esta primera sesión, las partes en conflicto y la mediadora se encuentran por primera vez
frente a frente, esto supone cierto nivel de tensión que la parte mediadora deberá canalizar
adecuadamente para que el proceso discurra por los cauces correctos.
El mediador o mediadora mostrará empatía para comprender a cada una de las partes y
respetar sus opiniones, pero esto no implica que tenga que compartirlas o aprobarlas.
Es un buen ejercicio, porque el esfuerzo de reelaborar esta explicación para contarla hace que
cada parte vuelva a analizar la evolución que ha seguido el conflicto, desde una perspectiva un
poco diferente, lo cual puede contribuir a relajar la rigidez con la que se ha vivido hasta el
momento.
También tomará notas y recabará tanta información como sea posible, tanto la
verbalmente manifiesta como la que no es tan evidente y que las personas exhiben
con su comportamiento no verbal ( por ejemplo, las reacciones de la persona que
escucha cuando no está de acuerdo con lo que explica la otra, la atención que presta,
las miradas que se cruzan , los gestos que denotan tensión, etc).
La intervención del mediador o mediadora en esta fase se limitará a dar la palabra a cada parte
al inicio de la intervención y procurar que el tiempo de intervención de cada una sea
equitativo.
También podrá preguntarles cómo les afecta la situación y cuáles son los aspectos que más
preocupan.
Lo que evitará, en esta fase, es formular preguntas sobre los temas más controvertidos o dar
pie a que se inicien discusiones o intercambios de opiniones.
Cada parte dispondrá de la versión completa del conflicto desde la parte contraria,
también podrá valorar cómo la vive esta y detectar los puntos de desacuerdo.
Tras escuchar las versiones opuestas, el mediador se habrá hecho una composición de
lugar bastante aproximada. Con toda esta información deberá:
Saber cómo percibe y cómo vive cada una de las partes el conflicto.
Detectar los aspectos que valora cada parte.
Detectar los principales desacuerdos o visiones distintas sobre una misma versión
que tiene cada parte.
Sintetizar la esencia de lo que constituye el verdadero problema y los detalles que
lo enmascaran.
Valorar si existen barreras a la comunicación derivadas de la relación o del
enfrentamiento entre las partes.
Con toda esta información, el mediador hará una descripción resumida, haciendo hincapié en
los puntos que hay en común y en los principales desacuerdos, como punto de partida para
iniciar el siguiente paso: buscar acuerdos. Esta exposición debe ser meramente descriptiva y
neutral, sin calificar ningún asunto ni expresar juicios de valor.
Primero resaltará los aspectos que comparten y solicitará a las partes confirmación
sobre si su análisis es correcto. Evidentemente, cuanto más amplia sea la base de
acuerdos compartidos, más fácil suele ser la resolución positiva del conflicto.
Con esto ya estamos en disposición de acotar el punto o puntos de disputa. Las partes
confirmarán si estos son los puntos importantes y aportarán su explicación sobre cada
punto, justificando su posición y explicitando los intereses reales que persiguen.
El mediador procurará que las partes se sinceren respecto a lo que piensan y lo que sienten, y
las invitará a hacer el ejercicio de intentar ponerse en la piel de la parte contraria.
Identificarlos no siempre es una tarea fácil, pues suelen presentarse entremezclados formando
una maraña de deseos, intereses, ambiciones o insatisfacciones que entran en la esfera de la
relación personal, y que se ha ido acrecentado a medida que el conflicto ha entrado en una
espiral de polarización.
Para deconstruir esta espiral y disociar los beneficios (intereses) que cada parte quiere
conseguir realmente, será esencial la habilidad de la persona mediadora que, con sucesivas
preguntas, debe ir aproximándose al conocimiento de cada una de las partes, de manera que
vayan aflorando los intereses subyacentes y se vayan desvaneciendo las posiciones
Plantear, al principio, preguntas abiertas en las que la persona pueda explayarse, así
nos proporciona información general que será muy útil para detectar las
preocupaciones, deseos y necesidades.
A medida que se van acotando los temas, las preguntas se irán haciendo más
concretas, para ir focalizando las áreas de interés. Por ejemplo (“A qué te refieres
exactamente”, “Me lo puedes explicar un poco mejor”).
En un tercer nivel las preguntas ya estarán muy orientadas y en muchos casos exigirán
una respuesta cerrada, del tipo: “Te refieres concretamente a...”, “Lo que me estás
diciendo es que...”
Hay que procurar evitar que la persona interlocutora sienta que se la somete a un interrogatorio
o que sufre una intromisión en su intimidad, ya sea por el exceso de preguntas o por su
inadecuada formulación, por ejemplo, si se abusa del «¿por qué?».
Hay que buscar fórmulas menos inquisitivas, más originales y sugerentes que ayudan a mejorar
la implicación de las personas, por ejemplo del tipo: «Imaginemos que...», «Ponte en el lugar
de...», «¿Qué piensas...?», «Me puedes contar...», etc.
Recuerda que los intereses se pueden conciliar pero las posiciones no, por tanto, la acción de la
mediación estará orientada a armonizar los intereses. El problema es que no siempre será fácil
disociarlos de las posiciones.
Valoración de los intereses
Si predominan los intereses compartidos probablemente las partes llegarán a una resolución
rápida con poca ayuda. En cambio, si predominan los excluyentes, hará falta una negociación
más complicada, en la que ambas partes tendrán que ceder para conciliar sus aspiraciones.
Es importante saber que, a menudo, las partes enfrentadas tienen asumido que sus intereses
son siempre contrapuestos, pero con este análisis pueden darse cuenta de que muchos de ellos
son compartidos.
Será necesaria mucha pedagogía para hacer ver a las partes que para llegar a acuerdos deben
ceder en algunas de sus pretensiones y que deben abandonar la rigidez de sus posiciones
iniciales. Por eso es necesario recordarles que están en este proceso porque así lo desean y
que, la mediación, como ya se les ha explicado repetidamente, consiste precisamente en eso.
“¿Qué cree que puede hacer cada una de las partes para que la situación mejore?”
Con toda la información obtenida el mediador o mediadora tendrá margen para saber si es
posible encontrar una zona de posible acuerdo.
La intersección entre las zonas de acuerdo o zona común de acuerdo es la ZOPA. Por lo tanto,
el objetivo en esta fase consiste en encaminar la negociación hasta situarse en esta zona de
intersección de las posturas, pues hay que considerar que fuera de ella no será posible el
acuerdo.
A pesar de que los acuerdos los vayan resolviendo las partes, el mediador debe procurar que
sean equilibrados, es decir, que las pérdidas y las ganancias sean equitativas. De hecho, dentro
de la ZOPA, cuanto más centrado sea el acuerdo, menor insatisfacción proporcionará a cada
una de las partes. Si aparecen intereses en los que es más difícil encontrar acuerdos, se
pueden dejar momentáneamente apartados, aunque teniéndolos presentes, y avanzar en la
negociación. Pues es posible que la propia evolución de la negociación nos aporte vías de
solución para desbloquearlos.
El mediador o mediadora debe administrar la información y no partir del límite más bajo de
cada una de las partes, pues esto puede legitimar las pretensiones de la parte contraria.
No hay que obsesionarse por la búsqueda de soluciones inmediatas a todos los problemas,
pues en el transcurso de la negociación probablemente vayan surgiendo posibilidades que no
se le pueden escapar al mediador.
Algunas herramientas como la lluvia de ideas también pueden ser útiles para generar nuevas
alternativas. Se trata simplemente de dejar suelta la imaginación y formular el mayor número
posible de ideas en un breve espacio de tiempo en voz alta, sin detenerse a analizarlas, lo cual
permite aflorar muchas ideas. Después se analizan estas ideas y, aunque la mayoría se
desestiman, algunas pueden resultar muy valiosas.
¿Y si no llega el acuerdo?
¿Qué sucede si no se pueden aproximar las soluciones hasta la ZOPA? Si esto sucede y la
negociación amenaza con romperse, cada parte debe plantearse cuáles son las alternativas
fuera de la negociación:
¿Qué sucederá con mis intereses si no logramos un acuerdo? ¿Cuáles serán las consecuencias
si no logramos el acuerdo?
Las alternativas fuera de la negociación son las posibilidades que tiene cada parte de retirarse
de la negociación si no se logra un acuerdo.
Si hay un punto en que se puede romper la negociación, es necesario que cada parte haya
determinado con tiempo las salidas posibles. Estas son:
Es conveniente que cada parte considere cuál es su MAAN y su PAAN para saber hasta dónde
le conviene llegar para procurar el acuerdo o si es preferible salir de la negociación.
Nunca hay que perder de vista que la mediación es una vía que las partes han aceptado
libremente para resolver un conflicto. Esta voluntad por llegar a acuerdos es el instrumento que
tiene en sus manos el mediador o mediadora para evitar la ruptura de las negociaciones en los
momentos más complicados.
Las partes mediante el diálogo irán dando forma a los acuerdos y el mediador o mediadora los
irá recogiendo por escrito. Hay que considerar que el acuerdo final será la suma de acuerdos
parciales y que, normalmente, la validez de estos está supeditada a la existencia de un acuerdo
global sobre la totalidad del conflicto.
Esto lo debe tener en cuenta la persona mediadora y, por tanto, debe facilitar que se llegue a
este punto global de acuerdo.
Es importante que el mediador o mediadora no sea quien proponga los pactos o soluciones al
conflicto, su papel, insistimos, se debe centrar en fomentar la negociación colaborativa entre
las partes pero no en proponer.
Sus funciones en esta fase serán:
• Ayudar en las negociaciones. Si la mediación está bien encarrilada, a medida que progrese la
negociación, su intervención debe ser cada vez menor. Pero todavía tendrá que ayudar en
aquellos aspectos que requieren un análisis en mayor profundidad.
• Facilitar la adopción de pactos. Conducirá la discusión, tomará nota y confirmará con ambas
partes que lo que interpreta y anota es correcto. Es un buen momento para explorar mejoras e
introducirlas.
Estas condiciones están muy vinculadas a que los acuerdos alcanzados sean compartidos por
ambas partes.
Deben ser claros, tanto en su contenido (en la esencia del acuerdo) como en su forma
(redacción), evitando diferentes interpretaciones que en un futuro puedan generar
problemas.
Deben ser equilibrados, que ambas partes se beneficien y lo perciban como
satisfactorio. Responde al principio de justicia en el sentido de que ninguna parte se
ha aprovechado de la otra. No son aceptables ni duraderos los acuerdos que son
abusivos a favor de una parte.
Deben ser fundamentados, en el sentido de que sean satisfactorios para ambas
partes y resuelvan el mayor número de problemas.
Deben ser permanentes, es decir, debe haber voluntad de resolución definitiva, que
no haya rendijas que propicien su ruptura, por lo tanto, se debe contemplar este
componente en la adopción de acuerdos.
Los acuerdos que se establecen como vía de salida de un conflicto pueden encaminarse en diferentes
direcciones.
o Pactos de reparación. Se acuerda arreglar los daños ocasionados hacia una de las personas
en conflicto, daños mutuos, a terceras personas o al entorno. Ejemplo: restituir un objeto
desaparecido, sustituir un material deteriorado, aportar recursos monetarios, trabajo...
o Pactos de reconciliación. Se acuerdan acciones encaminadas a curar heridas, restablecer
vínculos y mejorar relaciones. Ejemplo: presentar y aceptar disculpas, hacer actos de buena
fe, ofrecer explicaciones, reconocer errores, perdonar, cooperar impedir hostilidades...
o Pactos de resolución. Se establecen medidas de prevención de conflictos similares al que se
ha mediado, que inciden directamente en el entorno. Ejemplo: aumentar recursos, modificar
normas, subsanar déficits, educar...
Para que dicho documento recoja fidedignamente las aspiraciones de las partes, cada una
deberá revisar el texto y manifestar su conformidad. Si quedan algunas indefiniciones será el
momento de corregirlas, con lo que el documento quedará cumplimentado.
Solo quedará hacer un seguimiento para revisar cómo ha evolucionado el conflicto y confirmar
si las partes están satisfechas con su aplicación. Para tal efecto acordaremos una fecha.
Si el acuerdo ha sido posible y el proceso fluido, podremos aprovechar para pedir a las partes
que se den un apretón de manos, como muestra de buena voluntad y como representación de
la superación de los problemas o resquemores que causó el conflicto.
Seguimiento.
En la fecha indicada nos volvemos a reunir para valorar si la aplicación de los acuerdos ha
supuesto la superación del conflicto, es decir si los acuerdos han sido eficaces y si, en la
práctica, se cumplen.
Para esto preguntaremos a las partes sobre los cambios producidos y su incidencia en sus vidas
y su relación. Si detectamos que la aplicación de algún acuerdo no aporta los beneficios
esperados, podemos retornarlo y buscar alternativas para mejorar los intereses
insatisfactorios. Finalmente, cuando las partes estén de acuerdo en todo, se procederá a la
firma del documento.
Algunos de los errores habituales en que incurren los mediadores son estos:
- Emitir juicios.
- Dar consejos.
- Forzar la reconciliación.
- Proponer soluciones.
Antes de dar por concluida la mediación, se preguntará a las partes sobre su experiencia en el
proceso y si creen que es un método recomendable para la solución de conflictos.
El proceso de mediación en resumen.
El conflicto
Averiguamos quién ha solicitado la mediación
Hablamos por separado con los protagonistas del conflicto
Explicamos qué es la mediación y qué hacen los mediadores
Invitamos a ir a mediación
Mostramos empatía, amabilidad y respeto
Valoramos si el conflicto es no mediable
Iniciar la mediación
Nos preparamos los/las mediadores/as
Preparamos la sala
Recibimos a las personas en conflicto
Creamos un clima de confianza
Recordamos el funcionamiento de la mediación
Explicamos las normas básicas
Preguntamos a cada persona si acepta las normas
Identificar intereses
Pasamos de posiciones a intereses
Exploramos otros aspectos del conflicto
Les pedimos que se pongan uno en el lugar del otro
Preguntamos a cada uno qué necesitaría para cambiar la situación
Definimos la situación conjuntamente
Crear opciones
Subrayamos la mutua interdependencia y visualizamos el futuro en común
Explicamos el funcionamiento de la lluvia de ideas
Seleccionamos las propuestas más interesantes
Evaluamos las diferentes alternativas
Animamos a cooperar
Promovemos la voluntad de ponerse de acuerdo
Hacer pactos
Hacemos un plan de trabajo detallado
Pedimos a cada uno que nos resuma el plan
Preguntamos si creen que funcionará
Preguntamos si lo consideran justo
Cumplimentamos la hoja de memoria del encuentro
Acordamos una fecha para la revisión
Proponemos un apretón de manos ( a modo de contrato)
Cerrar la mediación
Revisamos el grado de cumplimiento de los acuerdos
Valoramos en qué punto se halla el conflicto
Damos la oportunidad de introducir mejoras
Preguntamos qué han aprendido de este conflicto
Firmamos la hoja de memoria de la mediación
Compartir
Aceptar la Identificar Crear Cerrar la
puntos de Hacer pactos
mediación intereses opiniones mediación
vista
Sin embargo, nada más lejos de la realidad, pues, a través de la evaluación, se valora la
eficiencia, la eficacia y los efectos del proceso de mediación:
Una evaluación inicial, en la que se indagan las causas y se valoran las condiciones por
las que las partes acuden al servicio de mediación. Con ellas se puede definir, de la
manera más precisa posible, el conflicto, la posición de las partes, su configuración,
sus demandas y necesidades, las características del contexto, etc.
Una evaluación del proceso. Basada en una evaluación continua que permita un
reajuste de las acciones para conducir el proceso a buen puerto, lo cual exigirá el uso
de una metodología flexible. La observación será el instrumento clave en el desarrollo
de las sesiones, pero también las preguntas a las partes (especialmente en las
entrevistas individuales separadas).
Una evaluación del resultado. Nos ayudará a determinar si los objetivos planteados se
han alcanzado y si las actuaciones han sido eficaces. Sin desmerecer las impresiones
que nos ofrece la observación, los cuestionarios serán el instrumento que nos
proporcione una información más objetiva sobre estas cuestiones.
Como parte fundamental del proceso de mediación, será necesario planificar y organizar las
actividades e instrumentos que se emplearán en los diversos momentos de la evaluación para
medir los indicadores definidos en función de los objetivos planteados.
La evaluación, tanto del proceso como de los resultados, es útil para mejorar futuras
intervenciones, agilizar el proceso de toma de decisiones y aumentar la eficiencia y eficacia de
las intervenciones sociales. Sin olvidar que el hecho de documentar cualquier intervención y el
análisis que se haga de ella provee una valiosísima fuente de información y experiencia.
Criterios Indicadores
Número de situaciones conflictivas/tiempo
Personas implicadas ( por conflicto)
Existencia de conflictos Personas implicadas (en total del tiempo)
Gravedad de los conflictos
Conflictos resueltos (en número y porcentaje)
¿Conocía el servicio de mediación?
¿Cómo se puso en contacto con él?
La atención recibida durante el proceso ha sido…
Valoración del servicio ¿Se ha sentido cómodo/a durante el proceso?
¿Le ha servido para resolver el conflicto?
¿Aconsejaría a otra persona participar en un proceso de
mediación?
¿Ha mantenido una comunicación fluida?
¿Ha interpretado correctamente los intereses de las partes?
¿Ha utilizado las estrategias adecuadas?
Valoración del/la mediador/a ¿Ha mostrado preferencias por alguna de las partes?
¿En qué medida ha facilitado el acuerdo?
Ha expresado con facilidad sus ideas.
Ha escuchado atentamente la versión de la parte contraria
Ha mostrado empatía
Valoración de la comunicación Ha respetado el turno de palabra
Ha manejado correctamente la expresión facial y la sonrisa.
Sus gestos y movimientos han contribuido a mejorar la
comunicación.
Ha mostrado flexibilidad en su posición
Se ha mostrado transparente en la exposición de sus
intereses
Disponibilidad al acuerdo Ha participado en la elaboración de alternativas
Las concesiones que ha cedido han sido…
Ha dado prioridad a…(el acuerdo/su propio interés)
Grado de satisfacción con el proceso
Grado de satisfacción con el resultado
Satisfacción de las personas usuarias Grado de aceptación del resultado
Grado de cumplimiento de los acuerdos tomados.
Grado de reconciliación de las partes
Tiempo: Días/semanas/meses
Coste del proceso Recursos humanos empleados
Coste económico del proceso (en euros)
Redacción y análisis de indicadores.
Los indicadores son unos enunciados que adquieren contenido con la respuesta que generen.
Esta puede ser:
o No estructurada. Por ejemplo se describe una situación o se da una cifra sin ninguna
prefijación.
Insatisfactoria
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 Muy satisfactoria
¿Recomendaría la mediación a otra persona?
Sí No
Métodos de evaluación.
En función del momento de la evaluación, el desarrollo del proceso, las características del
conflicto, las personas que intervienen y los objetivos de evaluación, la persona mediadora
elegirá aquellos sistemas que considere más adecuados.
En el proceso de mediación estas técnicas no son distintas a las de cualquier otra intervención
social. Básicamente la observación, la interrogación y el cuestionario.
Hemos indicado que la primera acción de la persona mediadora, antes de entrevistarse con las
partes, consiste en revisar la información existente en el servicio de mediación. Pero podrá
ampliarla buscando información adicional a través de la red. Todas estas acciones integran la
técnica de obtención de información llamada análisis documental.
La observación.
La mediación se establece mediante un formato de exposición/conversación/discusión, en el
que el moderador o moderadora participa como expositor, interrogador y, sobre todo, como
observador.
Por eso la observación será un instrumento destacado en la evaluación del proceso, pues
permitirá a la persona mediadora captar si este discurre por los cauces adecuados e intervenir
(ajustar) si este se desvía, para reencaminarlo.
La observación en mediación debe ser muy flexible pues, como hemos dicho, es muy difícil
predecir el curso de los acontecimientos.
Los aspectos más predecibles se podrán registrar con pautas más o menos estructuradas
(escalas de estimación, de actitud, etc.), pero, debido a estas exigencias de inmediatez y
flexibilidad, predominarán los registros poco o, incluso, nada estructurados, por ejemplo, un
bloc de notas. De todas maneras, cierto nivel de estructuración, si está diseñado para la
observación de situaciones concretas, facilitará la toma ordenada de datos.
La tecnología actual permite grabar las sesiones en vídeo, con lo cual se podrán reproducir y
analizar las situaciones tantas veces como sea necesario. Para su utilización en procesos de
mediación es necesario contar con el consentimiento de las partes.
La mediación es un tipo de intervención que requiere una revisión constante ya que, a priori,
resulta difícil predecir el curso de los acontecimientos, por eso demanda instrumentos que
permitan una gran flexibilidad.
Fecha: Hora:
Sesión número: Fase:
Parte 1:
Posición inicial:
Comportamiento no verbal
Estilo comunicativo
Comportamiento no verbal:
La interrogación.
La entrevista nos permite obtener de una manera relativamente fácil datos sobre
acontecimientos y aspectos subjetivos de las personas: sus creencias, actitudes, opiniones,
valores o conocimientos.
A todas las personas que inician un proceso de mediación se les hace una entrevista inicial,
primero para evaluar si el conflicto requiere mediación y, una vez aprobada la solicitud, en la
fase de premediación.
En ambos casos, gran parte de la entrevista, si bien parte de un guion, es abierta, dejando que
la persona usuaria dé libremente su versión para que la información sea más rica y se puedan
recoger todos los matices. En la fase de discusión/negociación, la interrogación se convierte en
un instrumento de doble finalidad:
En las entrevistas iniciales en las que se demanda una información con parámetros previsibles,
es necesario disponer de un guion para que la información recogida sea completa.
El cuestionario.
En los procesos de mediación, un cuestionario es una herramienta muy sencilla y precisa para
recoger información sobre aspectos relacionados con la participación, la satisfacción y la
valoración de las personas usuarias, una vez finalizado el proceso.
Por eso suele ser el mismo modelo para las distintas mediaciones de un centro. La elaboración
de este cuestionario tendrá como referencia los objetivos de la intervención, se organizará en
criterios de evaluación y se concretará en unos indicadores.
Nos gustaría hacerle unas preguntas sobre el servicio de mediación comunitaria. Por favor,
conteste a este breve cuestionario que no le llevará más de dos minutos.
1. ¿Tiene algún conflicto con el vecindario o el barrio?
Sí No
2. ¿ En qué grado le afecta la conflictividad de la situación? Marque de 0 (en nada) a 5
(muchísimo).
0 1 2 3 4 5
3. ¿Qué acciones o medidas ha tomado para superar el conflicto?
Ninguna
HE intentado hablar con las personas causantes
He convocado una reunión
He puesto una denuncia
No sé que hacer
4. ¿Conoce el servicio de mediación?
Sí No
5. En caso afirmativo, ¿de donde ha obtenido información sobre él?
En la página web del ayuntamiento u otra entidad
Me lo han comentado unos/as amigos/as.
A través de publicidad institucional (televisión, prensa,…)