Guías Didácticas de Educación Religiosa - Primer Grado de Secundaria

Comprensión
doctrinal La Sagrada Escritura FE
CAPACIDAD CONOCIMIENTOS PROCEDIMIENTO ACTITUD
I. VER LA REALIDAD
Recepción información
La Sagrada  Lee y comenta el hecho de vida “¡Es Palabra de Dios!” (Anexo 0)
Escritura  ¿Por qué en el hogar de Luis no leían la Biblia?
- ¡Es Palabra de Dios!  ¿Por qué los vecinos de Luis no se interesan por tener y leer la Biblia?
Creencia y
- La Biblia  ¿Qué efectos produce la lectura constante de la Biblia en los hogares?
- La Biblia: síntesis  Entonan el canto “Tu Palabra es luz” Fortaleza:
Organiza los teológica II. JUZGAR LA REALIDAD A LA LUZ DE LA FE (¿Qué dice Dios?)  Expresa su
libros de La - Escritura y Identificación de elementos: lectura grupal y sistematizan en mapas conceptuales
creencia en Dios
Biblia para estructura de la  Grupo 1: ¿Por qué la Biblia es Palabra de Dios? Ex 20, 1-17 (anexo 01)
 Grupo 2: ¿Por qué es importante la Biblia? Lc 8,4-15 (anexo 02) en diferentes
Biblia
conocerla y  Grupo 3: ¿Cómo se escribió la Biblia y cuál es su estructura? Dt 4,1-10 (anexo 03) acontecimientos
- Al leer y citar la
poner en Biblia  Grupo 4: ¿Cómo leer y citar la Biblia? Mt 5, 17-26 (anexo 04) cotidianos.
práctica el  Grupo 5: ¿Qué dudas presentan sobre la Biblia? Gál 1,6-10 (anexo 05)
- Cuestionamientos  Grupo 6: ¿Por qué Cristo es la clave para leer y estudiar la Biblia? Rom 5,12-20 (anexo 06)  Acepta la Biblia
mensaje. - Cristo, clave para Criterios y organización: organizan y exponen los libros de la Biblia en stans, según los criterios: como regalo de
una lectura cristiana  A.T. (pentateuco, históricos, poéticos – sapienciales y proféticos) Dios y camino de
de la Biblia  N.T. (evangelios y hechos, cartas de Pablo, cartas católicas y Apocalipsis) vida.
- La Divina III. ACTUAR: TRANSFORMAR LA REALIDAD
Revelación (Dei  ¿Qué acciones realizar para que la Biblia sea conocida en la familia y comunidad? (tener en
Verbum, vaticano II) cuenta objetivos, acciones , cuándo, donde, responsables y beneficiarios)
- Liturgia de  Se pueden organizar en Grupos Misioneros para compartir la Palabra
entronización de la IV. EVALUAR EL CAMINO RECORRIDO
Biblia  Proceso de metacognición: ¿Qué sabíamos de la Biblia? ¿Qué aprendimos de Daniel y de las
- Mapa del escenario fichas de información?, ¿Cómo fuimos aprendiendo lecciones novedosas?, ¿Para qué nos
bíblico servirá en nuestra vida personal y social?
- Mapa de Palestina V. CELEBRAR LA VIDA DE FE TRANSFORMADA
en tiempos de Jesús  Cómo celebrarán los logros del nuevo aprendizaje y cómo superar los posibles fracasos.
 Se sugiere la liturgia de “Entronización de la Biblia”.
INDICADORES TÉCNICAS e INSTRUMENTOS
 Comentan causas y consecuencias del hecho de vida: “¡Es Palabra de Dios”.
 Resumen: por qué la Biblia es Palabra de Dios, importancia, cómo se escribió, estructura, por qué Cristo es clave
para la lectura, cómo leer y citar en mapas conceptuales.
Ficha de observación sistemática: Lista de cotejo.
 Exponen los stans organizados de la «Biblioteca Sagrada». Prueba escrita: objetiva de respuesta alternativa.
 Presenta un plan de acciones para dar a conocer la Biblia en la familia y comunidad.

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¡Es Palabra de Dios! (Anexo

0)

Luis, un niño de doce años, descubrió en su hogar una

Biblia que servía de adorno en su pupitre. Nadie lo
había leído. El consternado le preguntó a su madre
¿Por qué este libro está lleno de polvo y nadie lo
usa? Su madre le respondió: «No lo toques es la
Palabra de Dios». Atónito dejó el libro en su
respectivo lugar, y cada vez que pasaba no podía
evitar que su mirada se dirija a la “Palabra de
Dios”.

Durante los días siguientes, de vez en cuando se

repetía la frase «la Biblia es Palabra de Dios», y
realmente no podía evadirla. Pero, los meses pasaron
y se fue entreteniendo en los afanes de inicio de
año. «Terminaron las vacaciones» -se decía
emocionado- «Qué compañeros, profesores... tendré». Y
fue así.

Un día escuchó a su profesor de religión decir:

«La Biblia contiene la Palabra de Dios. Es como una multitud de cartas llenas de
Buenas noticias, que Dios nos escribe a todos los hombres. Por eso, es importante
leerla constantemente y no tenerla como adorno.» De pronto se acordó de la Biblia
que tenían guardada en casa y que nadie se atrevía a leerla.

Estando en su hogar desempolvó su Biblia y comenzó a leerla. Se propuso dar

lectura diariamente un pasaje bíblico. Leyendo la Palabra de Dios encontró muy
bonitas historias, parábolas y consejos llenos de valores. Cuando leía sentía como
si Dios mismo entraba en él y le daba mucha paz. Incluso cuando papá y mamá
discutían y se presentaban otros problemas familiares; en estas circunstancias
Luis se fortalecía leyendo las bonitas historias de salvación de la Biblia. Dios
le hablaba con amor de Padre y él se sentía muy protegido y querido por el Señor.
Así sus sufrimientos y lágrimas se transformaban en alegría. Tanto que sus padres,
al verlo constantemente leer y que en su rostro reflejaba una tremenda paz y
mansedumbre, se atrevieron a realizar lecturas en grupo. Hoy se dan cuenta que la
lectura permanente de la Biblia ha transformado a su hogar y ven que los miembros
de la familia son muy felices.
Actualmente Luis desea que todas las personas se esfuercen por encontrar a
Dios leyendo la Biblia, pero, no sabe cómo comunicar y difundir a todos sus
vecinos esta noticia. Incluso ve con tristeza que a nadie le interesa, y para
colmo, ni se preocupan por tener una Biblia en casa.
LA BIBLIA (Anexo 01)

La Biblia es Palabra de Dios expresada en palabras humanas, es Dios mismo el

que nos habla tanto de manera individual y como comunidad en distintas épocas y
lugares. Es una Palabra «inspirada» -por acción del Espíritu
Santo- a diversas personas, de distintas épocas y lugares para
plasmar la voluntad de Dios y el camino de salvación a la
humanidad. Es decir no «dictó» libros, sino que «guió y
acompañó» a diversas personas para que plasmaran su mensaje
desde su propia experiencia, familia y contexto social a lo largo de
la historia. En este sentido, más que un libro, la Biblia es palabra viva de Dios por
excelencia, cuyo propósito es dar a conocer a Dios para amarlo y vivir de acuerdo a
su voluntad, teniendo como centro a Jesucristo que es la «Palabra hecha carne»:
“En el principio existía la palabra, y la palabra estaba con Dios, la palabra era Dios…
y la palabra se hizo carne y habitó entre nosotros (Jn. 1, 14). El tema central de toda
la Biblia es la relación de diálogo entre Dios y el hombre, de manera que los textos

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presentan a Dios hablando en diversas circunstancias, y las más variadas

respuestas del hombre.

Originalmente el término “biblia” deriva del griego: “biblos” que significaba “libros”;
(plural), y estaba escrita en hojas de papiros o pieles de animales, empacada en
rollos y guardada con mucho cuidado. Los idiomas originales fueron tres, teniendo
en cuenta el tiempo y lugares que vivió el pueblo de Israel; así, la mayoría del
Antiguo Testamento fue escrito en hebreo (lengua de Palestina); después del
destierro a Babilonia y a su retorno, se olvidaron de su lengua y se apropiaron del
arameo, escribiéndose parte del libro de Daniel y fragmentos de algunos evangelios.
Luego con la influencia de la época grecolatina, el idioma utilizado fue el griego
(Sabiduría, evangelios y cartas). Posteriormente se realizaron traducciones de estos
tres idiomas maternos, una de ellas fue realizada por un grupo de 70 «sabios de
Alejandría» (Egipto) que tradujeron el Antiguo Testamento del Hebreo al griego para
facilitar la lectura.

La Iglesia primitiva tomó esta traducción de 46 libros, que más tarde el consejo
judío no reconoce en su totalidad y quita siete libros (Tobías, Judith, Baruc,
Eclesiastés, Sabiduría y Macabeos I y II) y los denomina apócrifos (falsos),
surgiendo así la «Biblia Hebrea». En 1521 Martín Lutero al separarse de la Iglesia
Católica (reforma protestante), toma para su predicación y traducción la Biblia
Hebrea y no la traducción completa hecha por el grupo de «Sabios de Alejandría»;
por eso, casi la totalidad de grupos (sectas) que son inspiradas por Lutero, tienen
sus Biblias «incompletas» y en casos extremos «arregladas» a sus intereses.
Mientras que la Iglesia Católica toma los 46 libros traducidos por los «sabios» más
los 27 libros del Nuevo Testamento, haciendo un total de 73 libros, y que es la
Palabra de Dios, dando énfasis en los Evangelios que es la «Palabra de Dios
encarnada». Esta parte de la traducción es muy importante saber, de manera que
estemos seguros de la Biblia que se tiene en manos. Actualmente hay traducciones
al inglés, francés, al castellano; incluso con adecuaciones muy especiales teniendo
en cuenta el público. Por ejemplo: las Biblias españolas utilizan conjugaciones
verbales como «vosotros sois», «estáis preparados» «id y enseñad», diferente a
nuestra realidad y por eso que tenemos la versión “Biblia Latinoamericana”, “Dios
habla hoy”; mientras hay otras para realizar estudios como la “Biblia de Jerusalén”.
LA BIBLIA: SÍNTESIS TEOLÓGICA
(Anexo 02)

Es la Palabra escrita de Dios. Nos cuenta las fases de una Revelación que
fue también una acción, y les da un sentido. Sus dos grandes partes, el Antiguo y el
Nuevo Testamento, con setenta y tres libros, diversos no sólo por el volumen sino
también por el estilo y por los géneros muy diferentes. La palabra misma
Testamento evoca la Bérith, es decir, la Alianza que, desde Abraham, existe entre
Dios y su pueblo, y significa, en el fondo, un documento escrito de carácter oficial.
Es decir, que la Biblia expresa de una manera privilegiada lo que Dios ha querido
revelar al hombre de su insondable misterio.

Cierto, Dios habla en ella como un hombre. La Biblia toma, a veces, las
apariencias de una fábula, y el Evangelio mismo no está exento de problemas a este
respecto. Dios escoge testigos privilegiados y los "inspira"; pero éstos son libres y
siguen siendo ellos mismos. Nada hay en la Escritura que se parezca a un dictado o
a una telescritura. De ahí la increíble variedad de modos: poesía, mito, epopeya,

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parábola, código, salmo... Todo es bueno para el mensaje divino. Todo es, en
sentido fuerte, lenguaje de Dios; teología.

¿Por qué se escogieron estos libros y se reunieron en el canon?

Sencillamente porque la autoridad religiosa (judía primero y la Iglesia después)
tomaron estos textos como normativos para la fe. Esto no obsta a que haya un
problema de opción, de discriminación entre los textos, que no ha sido y, sin duda,
jamás será dilucidado. Hay una tendencia a pensar que el rey Josías, en el siglo VII
antes de nuestra era, fue el primero que estableció un "canon", es decir, una lista de
textos sagrados leídos en las sinagogas. Esta lista la precisarán Esdras y el grupo
de los profetas. Después de Cristo se discutió mucho para saber si había que admitir
en el canon la lista limitativa de los judíos rigoristas o la más amplia de los judíos de
la diáspora. Bajo la influencia de San Jerónimo y de San Agustín, y bajo la autoridad
de ciertos concilios, Hipona y Cartago, el canon quedó fijado. Se reflexionó también
largamente antes de establecer la lista de los libros de la Nueva Alianza. Pero la
finura doctrinal y la fidelidad a los "Dichos de los Apóstoles" desembocaron pronto
en una solución. Textos importantes, como el Pastor de Hermas, el Evangelio según
San Pedro, o los Hechos de Pablo, fueron eliminados porque recelaban rastros muy
sospechosos. Sea lo que fuere, al momento de acabarse el siglo II, la opción estaba
tomada.

La especie de recelo que, en ciertas épocas, ha pasado sobre la Biblia en, los
medios católicos, no es para desanimarnos a leerla, escrutarla, incluso a "morar en
ella", como el viejo Claudel. Pero el cristiano está siempre invitado a situar el texto
en el conjunto de la vida y de la fe de la Iglesia. La Iglesia es quien nos da la Biblia,
la interpreta, la comenta, explicita su contenido. La liturgia es quien la proclama y la
celebra. Sólo el texto bíblico es insuficiente para una fe íntegra y viva.

Por esta razón, la teología jamás separa la Escritura y la Tradición.

Reflexionando sobre las fuentes de la fe, el Concilio Vaticano II ha vuelto a repetirlo
con firmeza. La renovación bíblica, que es uno de los mayores fenómenos de este
tiempo, jamás debe desligarse de la renovación eclesial. La Biblia, por consiguiente,
jamás tiene que disociarse de la Tradición, cuya función y significación son
esenciales.
ESCRITURA Y ESTRUCTURA DE LA BIBLIA (Anexo 03)

Un tema fuerte es la manera como fue escrita, algunos

 pueden creer que fue de un «solo tirón», en un solo lugar y
 en el orden que conocemos. Pues no, aunque fue inspirada

 por Dios, los que redactaron fueron personas, por eso

¡Vayamos por partes! Entre los primeros escritos y los
últimos habían transcurrido ¡más de mil años! (desde 1250
a.C. a 100 años d.C.) y durante este tiempo muchas cosas
fueron cambiando, el modo de pensar, el proceso histórico de Israel; es muy posible
que se inició en Palestina, luego en Egipto (esclavitud), Babilonia (destierro), Grecia
y finalmente en Roma (invasión). El tema del orden que conocemos (desde Génesis
hasta Apocalipsis) no corresponde al orden en que se escribió; es decir, Génesis no
fue el primero, sino Éxodo; lo mismo el Apocalipsis no es el último, sino la 2da. Carta
de Pedro. Si los especialistas han dado un orden es por afinidad, semejanza de
temas, por ejemplo, todos los profetas juntos, y los libros históricos uno tras de otro.

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Para escribir la Biblia intervienen tres momentos importante: primero los

hechos o acontecimientos que vivió Israel o algún personaje, en que fueron
descubriendo la presencia de Dios; luego se tuvo que comunicar a los demás,
quienes a su vez trasmitían a las generaciones venideras, surgiendo una memoria
colectiva o tradición; finalmente vieron la necesidad de escribir, y para esto, el
escritor tenía que recoger la tradición, testimonios, trozos de textos y componer el
libro. No todo se escribió, cuánto nos hubiese gustado tener mayor información
sobre Jesús o Moisés, lo que hizo fue plasmar lo más importante y no entrar en
tantos detalles. En este sentido surge una intención en cada escritor, tiene un
propósito; y que además, desde su experiencia personal y contexto, utiliza un estilo
propio para redactar. De ahí que cada libro tiene sus propias características que lo
diferencian de los demás; sin embargo, el tema central es transversal para todos.

También es importante conocer la estructura interna. Hay dos grandes partes:

“Antiguo Testamento“ y “Nuevo Testamento”. La primera parte contiene escritos
judíos, de antes del nacimiento de Cristo; la segunda contiene escritos cristianos
(después de Cristo). Cuando hablamos de la “Biblia” nos referimos a la suma de las
dos partes: el Antiguo y Nuevo Testamento. Luego, cada parte tiene varios «libros»,
que no son segmentos, sino libros completos. A continuación un cuadro ilustrativo:

LA BIBLIA
Antiguo Testamento (46 libros) Nuevo Testamento (27 libros)
05 libros del Pentateuco: Génesis, Éxodo, Levítico, 04 evangelios (Mateo, Marcos, Lucas y Juan) y libro
Números y Deuteronomio. de Hechos de los apóstoles.
14 cartas de Pablo: Romanos, Corintios I y II,
16 libros históricos: Josué, Jueces, Samuel I y II,
Gálatas, Efesios, Filipenses, Colosenses,
Crónicas I y II, Reyes I y II, Esdras, Nehemías,
Tesalonicenses I y II, Timoteo I y II, Tito, Filemón y
Tobías, Judit, Ester, Macabeos I y II.
Hebreos.
07 libros poéticos y sapienciales: Job, Salmos,
O7 cartas católicas: Santiago, Pedro I y II, Juan I, II,
Proverbios, Eclesiastés, Cantar de los cantares,
III y Judas.
Sabiduría y Eclesiástico.

18 libros proféticos: Isaías, Jeremías,

Lamentaciones, Baruc, Ezequiel, Daniel, Oseas, Joel,
01 Apocalipsis
Amós, Abdías, Jonás, Miqueas, Nahum, Habacuc,
Sofonías, Ageo, Zacarías y Malaquías.

AL LEER Y CITAR LA BIBLIA

(Anexo 04)

1. La Biblia es la PALABRA de Dios inspirada a personas, contenida en 73 libros,

dividida en dos partes: Antiguo Testamento con 46 libros y Nuevo Testamento
con 27 libros. Por tanto, es una «colección de libros sagrados».

2. Para los cristianos, el Nuevo Testamento representa la etapa más desarrollada

en la historia de la revelación de Dios. Por eso los cristianos nos guiamos por él,
y no tanto por el Antiguo, ya que la figura principal es Jesucristo, la «palabra
hecha carne»; por eso lo leemos, meditamos y estudiamos con los ojos de
Jesucristo, que es la palabra definitiva de Dios, la «comunicación más clara y
última de Dios». Y esa palabra continúa a través de sus apóstoles y sus
sucesores (Lc 10, 16; Mt 28, 18 – 20; Jn 14,26). Por tanto, entre los dos
“testamentos” hay diferencias muy notables, por ejemplo, diferente manera de
entender a Dios o al hablar de Él, por eso Jesús aparece tantas veces

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discutiendo con los judíos: él tenía otra idea de Dios. Unos veían a Dios como
guerrero, otros como protector, unos como juez y otros como padre. En el
Antiguo Testamento se subraya la alianza, el culto y las leyes; mientras en el
Nuevo, la fe y el amor.

3. Además, la Biblia no solo nos habla de dar culto por culto sino de acciones como
dice Mt 25, 31 – 46: «cuando tenía hambre me dieron de comer, cuando tenía
sed me dieron de beber,… ¿y cuándo te vimos con hambre o con sed y te dimos
de comer o de beber? Cuando lo hicieron con el menor de mis hermanos, lo
hacían conmigo», es decir, él nos está hablando en el hambriento, el sediento, el
enfermo, la contaminación, etc.

4. El Autor de la Biblia es Dios, que inspiró -movió- a diversas personas (escritores) a

plasmar las verdades eternas. Cada quien fue “escribiendo” de acuerdo a su tiempo,
lugar, experiencias, intereses, idioma, estilo, etc. de manera que cada libro de la Biblia,
es muy original y peculiar. Esto es vital para entender y comprender el mensaje, caso
contrario podemos caer en el grave error de leerla al pie de la letra y creyendo que fue
escrita por un solo señor y en una época determinada. Pero a pesar de la diversidad,
todos tienen un común denominador: es inspirada por Dios para darse a conocer al
género humano.

5. Al leer un libro, es importante tener en cuenta la introducción, que nos da una

idea sobre el origen y contenido de ese libro. Los títulos y subtítulos nos dan una
idea sobre el contenido del capítulo o del párrafo. Los números (división interna
del libro) grandes indican capítulos (inicio de un título o subtítulo); los pequeños
indican los versículos que hay al interior de cada capítulo. Además aparecen
citas paralelas que nos refieren al libro indicado y notas explicativas al pie de
página. Todo esto no es original, sino puesto por los especialistas para un mejor
manejo y comprensión (Edad Media).

6. Para referirse o citar un pasaje bíblico se tiene en cuenta: nombrar el libro en

forma abreviada (Gén = Génesis, Mt = Mateo), luego el capítulo y versículos.
Aquí juega un papal muy importante los signos, a decir:
- Mt 1, 1 – 4 (evangelio de Mateo, capítulo 1 del versículo 1 al 4)
- Is 1, 1 – 4; 2, 1. 3 (Profeta Isaías, capítulo 1 versículo 1 al 4 y capítulo 2, versículos 1 y 3)
CUESTIONAMIENTOS
(Anexo 05)
1. ¿La Biblia se equivoca?

La Palabra de Dios es infalible, exenta de error. Lo que pasa es que los

escritores responden a tiempos y lugares muy lejanos, a maneras de pensar y actuar
muy distintos. ¡Basta pensar tres mil años atrás! Cómo
era el avance científico, tecnológico, cultural, moral…
Además, Dios no dictó, sino inspiró, y el escritor plasmó
con sus propias palabras, no con rigor científico; el
mensaje es netamente una experiencia religiosa que
tiene que ver con la salvación y no con datos de historia
o de las ciencias. Una cosa es lo que se quiere decir
(mensaje) y otra cosa es la manera como se dice
(género, lenguaje, estilo). En otras palabras, de Dios
viene el mensaje, los escritores comunicaron de la mejor manera con sus palabras.

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Por ejemplo la idea de la tierra es «chata» y no «redonda», o leyes como “quien

pegue a su padre o madre morirá…” (Ex 21, 15 -17), en Lev 14, 8 -9 ordena después
de una enfermedad eruptiva (“lepra” = sarampión, viruela, varicela…) se “lavará
todos sus vestidos, se afeitará todo su pelo,…su barba, sus cejas…” o las frases de
Jesús “si tu brazo es ocasión pecado, córtala…”; como tantos modos de decir «ya te
repito mil veces y nada», «su mirada es fulminante como un rayo». Ahora interpreta.

2. ¿Basta con la Biblia?

Es fundamental leer, meditar, rezar y estudiar la Biblia; de manera que vayamos

conociendo y comprendiendo el mensaje de Jesús, las experiencias de los
apóstoles, profetas o patriarcas, y así ir cimentando mi fe y relación personal con
Dios. Pero no «solo la Biblia», hay otros medios muy eficaces como la participación
de los sacramentos, obras de caridad, etc. La idea de «basta con la Biblia» es de
origen protestante y de las sectas. La cosa se agrava cundo surgen traducciones
arregladas a sus intereses y que prohíben toda explicación posible, y que en vez de
recomendar la lectura de textos completos y dentro de su contexto, imponen
fragmentos o frases muy «sacaditas», llegando hasta a actitudes fanáticas,
irracionales, esclavizantes y antiecuménicas. Cuidado con la absolutización de la
Biblia (biblismo, bibliocentrismo) o el culto idolátrico a ella (bibliolatria).

3. ¿Se tiene que entender al pie de la letra?

El mensaje de la Biblia es único, lo que cambia es la manera de expresarlo. Por

decir, Leodan canta «…pídeme la luna, te la bajare; pídeme las estrellas, hasta ahí
iré…» ¿Acaso se puede bajar la luna con sogas, tractores o viajar a las estrellas que
están a millones de kilómetros y a temperaturas de miles de grados? Lo mismo con
la Biblia, hay muchas formas de expresar el mensaje de salvación, ya sea mediante
la poesía, novela, historia, mitos, leyes, parábolas, etc. Si logramos entender la rica
y variada manera de escribir los escritores, evitaremos tantas malas
interpretaciones que pueden darse, y muchas de ellas de mal gusto y antojadizas.
Todo este tema tiene un nombre propio: «géneros literarios» en la Biblia, y merece
darle mucha atención por su importancia al momento de entender el mensaje.

4. ¿Hay muchas prohibiciones?

Es una mala experiencia acercarse a la Biblia sólo para leer o escuchar

sanciones, prohibiciones, mandatos, órdenes que cumplir; le quitamos el «alma», el
espíritu, el corazón… a la Sagrada Escritura. Los libros contienen testimonios de la
relación entre Dios y el género humano, que muchas veces es de obediencia,
rebeldía, pecado, idolatría, arrepentimiento, conversión, confianza, gratitud, etc. Es
la experiencia personal y de una comunidad que siente en su vida diaria la presencia
de Dios que guía, anima, acompaña, lucha, goza y sufre para llegar a un encuentro
personal con Él. Por eso al leer los textos bíblicos hay que tener tres cosas: primero
una fe parecida a la de los personajes que encontramos, segundo, a evitar todos los
errores que podemos encontrar, y finalmente, a ser fieles a Dios por el camino que
allí se muestra.

5. ¿Quiénes seleccionaron los Libros?

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Por supuesto que Dios no lo hizo «en vivo», sino que inspiró a los que estuvieron
participando en el Concilio de Hipona (393 d.C.) y en los siguientes Concilios
(reunión oficial de obispos del mundo), de manera que se hace una «lista oficial» de
libros inspirados, cuyo nombre propio son «cánones» o libros canónicos.

6. ¿Por qué se habla de Antiguo o Nuevo Testamento en la Biblia?

En realidad la Biblia es una sola marcada por dos hechos muy importantes que
se complementan. Al primero se le conoce como Antiguo Testamento o Antigua
Alianza (A.T.), que trata de la creación amorosa del mundo y de la humanidad, una
época de infidelidad, llamadas de conversión por parte de profetas, formación y
consolidación del pueblo israelita a través de sus autoridades (jueces y reyes). El
tema central es el propósito de Dios por darse a conocer a la humanidad, llama a
Abraham con quien hace un pacto (compromiso) y que lo va renovando con su hijo
Isaac, Jacob y que lo define con Moisés, sellando este pacto en el Monte de Sinaí
con el decálogo o más conocido como los «Diez Mandamientos». (Ex. 20,1 ss).
Posteriormente, ante una serie de dificultades, Dios Padre promete enviar a su Hijo
para salvar a su pueblo, naciendo así la promesa del Mesías (Is. 61,1 ss), esta larga y
ansiada espera se realiza con la anunciación y encarnación de Jesucristo; quien
anuncia la llegada del Reino de Dios (Lc. 4,14 ss) junto a un programa de vida (Mt.5,
1ss), que finalmente termina con su pasión, muerte y resurrección; dándose de esta
manera la Nueva Alianza de Dios y la humanidad, sellada con su sangre derramada
en la cruz. Por tanto, el Antiguo y Nuevo Testamento se son dos momentos de la
experiencia de Dios por darse a conocer a la humanidad. Lo lógico es que lo primero
fue redactado por personas que profesaban la religión judía, mientras que el Nuevo
es elaborado por cristianos, muchos de ellos testigos presenciales de los hechos
que narran, y como dice el evangelista San Juan «si nos pusiéramos a redactar
detalladamente no cabrían libros en el mundo» (Jn, 21,24). En consecuencia, los
cristianos somos hijos de la Nueva Alianza (Nuevo Testamento), no de las leyes
judías, sino de la ley más perfecta que es el amor. Somos «cristianos», es decir,
seguidores de Cristo.

CRISTO, CLAVE PARA UNA LECTURA CRISTIANA DE LA BIBLIA

(Anexo 06)

Como ya dijimos, si la Biblia contiene la Verdad es porque nos trasmite a Cristo. Esta es
la clave para una lectura cristiana de la Biblia. Los judíos la siguen leyendo sin su
conclusión el Nuevo Testamento y sin su clave de sentido. Para nosotros todo el Antiguo
Testamento habla de Cristo. Adán es ya la figura del hombre que alcanzará su plenitud en
Cristo, el hombre nuevo y el origen de una nueva humanidad. Noé es también figura de
Cristo al simbolizar la salvación del nuevo pueblo de entre la multitud pecadora. Y el
arca es el símbolo de la Iglesia donde Jesús salva a los escogidos. Abraham como padre de la fe nos
habla también de Cristo, el verdadero consumador de la fe que nos concede la promesa hecha al
patriarca, Israel, como padre de las doce tribus que constituyen el pueblo de Dios, nos habla de Cristo
y de los doce apóstoles enviados a ser primicias del nuevo Reino. José es también símbolo de Cristo:
traicionado por sus hermanos, no se venga de ellos, cuando se le ofrece la ocasión, sino por el
contrario les da la salud y la abundancia. Moisés es el que lleva al pueblo hacia la libertad que culmina
en la libertad plena que nos trae Cristo. Aarón es el sumo sacerdote que inaugura un culto que
consuma Cristo, al acercamos al Padre por su propio sacrificio. Josué, que lleva el mismo nombre de

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Jesús, nos habla de la conquista de la nueva patria, a la que Cristo nos introduce. Y los gobernantes de
Israel, como Gedeón, Samuel, David, Salomón, Ezequías o Josías, simbolizan también el nuevo Reino
espiritual por el que Cristo conducirá a su pueblo a la salvación. De la misma manera los profetas que
nos trasmiten palabras de Dios y hablan incesantemente del Salvador son símbolos reales de Cristo, de
la plenitud de la palabra entre los hombres y del mismo Salvador anunciado. Y la literatura sapiencial,
que nos habla del Justo y de su amistad con Dios aun en medio de sus persecuciones y sufrimientos,
nos está acercando al misterio del Justo perseguido, que no sólo llega hasta Dios sino que abre a los
hombres el sendero hacia Él. Esta es la lectura cristiana de la Biblia que ha hecho siempre la tradición.

LA DIVINA REVELACIÓN (Dei Verbum, Vaticano II)

Constitución dogmática sobre la Divina Revelación: El Concilio Vaticano II (reunión de obispos

del mundo) fiel a la palabra de Dios hace suyas las palabras de San Juan “Les anunciamos la vida
eterna; que estaba en el Padre y se nos manifestó: lo hemos visto y oído, les anunciamos a ustedes, a
fin de que vivan también en comunión con nosotros, y ésta comunión nuestra sea con el Padre y con su
Hijo Jesucristo” (1Jn 1,2-3). El Concilio se dirige a todo el mundo y pone en sus manos la Santa
Biblia, para que leyendo y oyendo crea en la salvación y creyendo proclame por todo el mundo la
palabra de Dios.

La Revelación en sí misma: Dios en su sabiduría se revela a sí mismo y nos da a conocer el misterio

de su voluntad por medio de Cristo, Verbo Encarnado. En Jesús, Dios se hace visible, nos habla, se
acerca como el mejor amigo, movido por su gran amor. Esta comunicación lo hace con palabras,
gestos coherentes, de modo que sus obras confirmen su amor liberador en Jesucristo que es mediador
y plenitud de toda la revelación.

Cristo lleva a su culmen la Revelación: “La Palabra de Dios se hizo carne en Jesús y habitó entre
nosotros”, dice el Concilio Vaticano II. En Jesucristo, Dios nos manifiesta sus secretos, habla palabras
de Dios y Jesús lleva a cabo la obra que el Dios vivo le confió, hace señales milagrosas, convoca a sus
discípulos para continuar la evangelización, se queda en la Eucaristía para siempre, y, sobre todo, con
su muerte y resurrección propone a la humanidad su proyecto de vida, confirma esta su tarea
enviándonos el Espíritu Santo, Espíritu de la verdad que no soporta la mentira o cualquier sistema de
poder que aniquile la dignidad de los hijos de Dios.

La Revelación hay que recibirla con fe: La obediencia y la práctica de la Palabra de DIOS humaniza
a las personas. Para profesar esta fe obediente es necesaria la gracia de Dios, acoger los dones del
Espíritu Santo que mueve nuestros corazones y nos convierte a Dios; nos abre los ojos de la mente,
penetra lo más profundo de nuestra conciencia y perfecciona nuestra fe y nuestra vida.
LITURGIA DE ENTRONIZACIÓN DE LA BIBLIA
1. Propósito: Motivar a valorar la Biblia como Palabra de Dios que
se comunica a quienes se disponen a escucharlo y practicar.
2. Materiales: Biblia, altar (mesa), mantel, velas, peticiones,
compromisos, material trabajado, flores (otras decoraciones
necesarias)
3. Instrucciones: Se designa a alguien, profesor o alumno/a, para presidir la ceremonia. Todos
realizan una pequeña procesión hacia el altar cantando, llevan consigo Biblias y los productos de
las clases (trípticos, mural…), mientras uno/a lleva la Biblia en alto y lo deja abierta en el altar, los
demás prenden sus velas y se acercan formando un círculo.

4. Celebración: Entonan en canto Ilumíname, Señor.

Ilumíname, Señor, con tu Espíritu.
Transfórmame, Señor con tu Espíritu.
Ilumíname, Señor, con tu Espíritu.
Ilumíname y transfórmame, Señor.
Y déjame sentir el fuego de tu amor
aquí en mí corazón Señor (bis).
Resucítame, Señor, con tu Espíritu

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 Guías Didácticas de Educación Religiosa - Primer Grado de Secundaria

Conviérteme, Señor con tu Espíritu. Fortaléceme, Señor, con tu Espíritu

Resucítame, Señor con tu Espíritu, Consuélame, Señor, con tu Espíritu
Resucítame y conviérteme, Señor. Fortaléceme, Señor, con tu Espíritu
Fortaléceme y consuélame, Señor.

5. Oración:

“Dios Santo que estás presente en tu Palabra, en esta ceremonia y en cada uno
de nosotros, purifica nuestros labios para anunciarla, nuestro corazón para
escucharla y danos fuerza para ponerla en práctica. Te lo pedimos por
Jesucristo, tu Palabra hecha carne, que vive, reina y está presente, por los siglos
de los siglos”. Amén.

6. Lectura de la Palabra: Lc 8,4-15

7. Entonan un canto de respuesta: Tu Palabra es luz

Tu palabra es luz que ilumina nuestra Tu palabra nos hace libres, libres de
oscuridad. (bis) verdad. (bis)
Tu palabra es fuego en el alma fuego
HABLA SEÑOR, HABLA A TU abrasador. (bis)
PUEBLO QUEREMOS ESCUCHAR Con la fuerza de tu palabra todo
TU VOZ. (bis) cambiará. (bis)

8. Realizan un comentario: tener en cuenta el tipo de texto, género, forma

(escenario, hechos, narrado) y mensaje actual.
9. Peticiones
10. Veneración de la Biblia: Todos desfilan por el altar y besan la Biblia como gesto de
veneración a la Palabra de Dios. Entonan el canto “Testigos”

11. Oración final: Rezan el Padre nuestro y el Ave María.

12. La bendición final:“Que la bendición de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo,
descienda sobre todos …”

MAPA DE ESCENARIO BÍBLICO

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