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MOVIMIENTO OBRERO EN COLOMBIA: IDENTIDAD DE RESISTENCIA

“Los trabajadores no tienen nada que perder, salvo sus cadenas.


Tienen un mundo por ganar”

- Karl Marx

Los movimientos sociales surgieron a partir del inconformismo, el cual tiene como
objetivo primordial el alcance de un cambio especifico y/o estructural; son una acción
colectiva de participación ciudadana en la cual se expresan diferentes aspectos, tales como
valores, creencias e ideologías. En ellos se expresa el descontento e inconformidad con el
sistema, es una constante de lucha por los derechos y por poner fin a las injusticias; son
claves a la hora de añadir nuevas demandas al proponer, reivindicar y pedir mejoras en
conjunto para toda la sociedad. Surgen porque aparecen tensiones estructurales, a raíz de la
existencia de carencias dentro del sistema. En consecuencia, con lo anterior la solución se
ha caracterizado en la movilización de forma participativa, igualitaria y cooperativa.

Ahora bien, los antecedentes históricos de los movimientos obreros, se remiten a


mediados del siglo XIX en las poblaciones mineras, los cuales pretenden explicar las
diferentes características que permearon estos fenómenos sociales, a raíz de ello, la
construcción de una identidad propia por medio de la formación política permitió agrupar
diversos sectores que se sentían identificados. Por otro lado, la expansión de la producción
cafetera a comienzos del siglo XX demandó un escenario que permitirá la generación de un
núcleo del movimiento obrero, que vendría desarrollando sus posturas en consecuencia de
la ola de la industrialización.

El gobierno del general Rafael Reyes, quien utilizó los mecanismos del Estado
para implantar el proteccionismo aduanero que hiciera posible la creación de
incentivos como mecanismo destinado a orientar los ahorros del país hacia la
industrialización, así emergieron una serie de empresas que demandaron mano de
obra, de esta forma se asocia el origen del movimiento obrero con el proceso de
industrialización. (Acuña, 2014, p.557)

Es pues así, que dichos movimientos consolidaron la ideología del obrerismo,


sustentando lo popular como un elemento de identidad. Así, en el caso de la Costa atlántica,
refirió su influencia gracias al contacto entre diferentes grupos y actores sociales, que
compartían ideas anarquistas, socialistas, entre otros, que definieron sesgos políticos de
izquierda, que conllevaría a procesos de huelga en dicha zona (Acuña, 2014).

Los movimientos obreros a lo largo del territorio fueron teniendo más participación,
como a su vez crecimiento, ejemplo de ello son las movilizaciones obreras que se
desarrollaron entre 1905 y 1920, tales como: “Sociedad de Artesanos de Sonsón”,
“Sindicato Agrícola de Fresno”, “Sindicato Nacional de Obreras de la Aguja”, “Sindicato
Central Obrero”, “Sindicato de Profesores y Maestros del Tolima”, “Sindicato Central
Obrero”, “Asamblea Obrera Profesional”. Acuña (2014) refiere que es importante señalar:
“que este tipo de asociaciones tenían más desarrollada la conciencia política y por ende
pretendían consolidar una fuerza política alternativa al bipartidismo” (p.559). Esta
afirmación, puede ser el reflejo de como se desarrollaba la economía colombiana para la
segunda mitad del siglo XX, lo cual traía consigo una fuerte herencia de la institucionalidad
poscolonial. Según la teoría del movimiento social, los trabajadores son entendidos en
términos "clásicos" porque provienen de movimientos de carácter económico y se oponen
al orden organizativo que pretenden cambiar a través de su lucha.

Años 20 y participación obrera.

En la década de los años 20, hubo alrededor de 32 manifestaciones a lo largo del


país, las cuales mostraron un auge de la clase obrera, la cual para ese entonces alcanzaba un
5% de la población y realizaba actividades importantes laborales como: la industria
manufacturera, la construcción de canales o vías de comunicación, la política extractivista y
una modernización en la agricultura. Al mismo tiempo dichas luchas pondrían en la cuerda
floja al establecimiento y las empresas. El movimiento obrero tuvo un afianzamiento en la
lucha de los derechos de los trabajadores, de la mano también se hilvanaron, el
fortalecimiento y el reconocimiento institucional de estos sectores.

La activista y sindicalista María Cano tuvo un papel fundamental en dicho


reconocimiento, pues su trabajo y labor social, siempre estuvieron volcadas al baluarte del
papel de los trabajadores. Otro actor significativo fue Raúl Eduardo Mahecha, quien dentro
de sus postulaciones promulgo algunos elementos importantes como los son: “una jornada
laboral de ocho horas, por ocho horas de descanso y ocho de instrucción, descanso
remunerado los domingos y días festivos, y mejores condiciones de higiene, alimentación y
vivienda” (Acuña, 2014, p. 559).

Dichas postulaciones dieron lugar a una huelga llevada a cabo en Barrancabermeja,


la cual trajo consigo el panorama de las negociaciones, la cual, debido a su complejidad,
vaticinaría la intervención de la fuerza pública. La construcción ferroviaria del pacifico,
trajo consigo también bastante participación obrera, allí aparecería otro actor: Ignacio
Torres, quien aportó de manera significativa desde Cali, varios elementos importantes
como la creación de cooperativas de producción y consumo, en aras del fortalecimiento del
movimiento obrero.

A partir de los logros establecidos durante los primeros años del siglo XX; Cano,
Mahecha y Torres, consolidaron el PSR (Partido Socialista Revolucionario), el cual cobija
en sus vertientes políticas al movimiento obrero. Acuña (2014) infiere en que:

Desde esta perspectiva, los movimientos obreros asumieron una connotación


política que les permitiría incidir en el cambio social, en primer lugar
reconfigurar unas identidades alrededor de las labores y el sentido social; y en
segundo lugar ver los movimientos sociales como acciones colectivas,
conscientemente destinadas a transformar los intereses y valores sociales
aunque no propiamente desde el punto de vista de la ciudad,24 si desde
acciones y formas de organización conjuntas. (p.560)

A pesar de que en la primera década del siglo XX Colombia atravesó un proceso de


industrialización y modernización, gracias a como lo mencionamos con anterioridad, por el
auge de la economía cafetera, con esto el desarrollo del capitalismo, produciría un discreto
y significativo proceso de transformación social. En los primeros años de la
industrialización del país, los empresarios nacionales y extranjeros combinaron prácticas
paternalistas y despóticas, como el uso de la mano de obra para obtener el máximo
beneficio en un corto período de tiempo, y los tipos de producción que corresponden al
período precapitalista.

Los fenómenos mundiales, también tuvieron un protagonismo e influencia en este


proceso obrero, gracias a la migración de muchos actores con perfiles sindicales, políticos y
revolucionarios gracias a la primera guerra mundial, lograron adoptar ideas venideras del
otro lado del mundo, lo que permitiría la organización y la confrontación como método de
presión, dando un paso agigantado en la consecución de la lucha por mejores condiciones
laborales y la elaboración de políticas publicas para el sector obrero.

Los procesos históricos obreros han traído consigo hitos importantes, un claro
ejemplo de ello lo es la huelga de los trabajadores de las bananeras, los cuales reclamaban a
la “United Fruit Compañy”, donde se concebían mejores condiciones laborales, aumento
del salario, la construcción de viviendas dignas para los trabajadores, descanso dominical
remunerado y la indemnización por accidente (Acuña, 2014). Mientras el estado
colombiano buscaba mantener relaciones internacionales con el fin de priorizar sus
intereses económicos sin importar las formas, mostrando en evidencia el crecimiento y
poder que tuvieron los inversionistas y empresas extranjeras en nuestro territorio. Gracias a
ello y luego de la poca voluntad para llegar a un acuerdo por parte de la compañía y
después de varios días de huelga, la tensión incrementaría luego de que comenzaran las
detenciones arbitrarias y el abuso de autoridad. Los cierres ferroviarios también se hicieron
presentes y con el estado de sitio propuesto el 5 de diciembre en la zona bananera del
magdalena, ocurriría uno de los episodios mas sangrientos, tristes y crueles de la historia
laboral en Colombia: “la masacre de las bananeras” que dejaría consigo más de mil
personas muertas y un incontable de heridos.

Durante la transición del gobierno conservador al liberal en la década de los años


treinta, se crean programas llevadas a cabo por el gobierno que pretenden “legalizar” los
procesos revolucionarios y evitar consigo tantas manifestaciones. El presidente Olaya
Herrera reconoció de manera legal los sindicatos y a si mismo regularon su funcionamiento.
Para este momento las asociaciones sindicales pasaron a tener un numero amplio de
colectividades a nivel nacional que superaron las 150 organizaciones sindicales. Si bien es
cierto los procesos empresariales que tenían lugar en el siglo XX, dirigían su rumbo a
modelos desarrollistas que pretendían usufructuar el valor de la mano de obra a bajos
costos, como también la precarización laboral. El movimiento obrero se impulso ante este
fenómeno, a tal punto, de la creación de la “confederación de trabajadores de Colombia”,
que más adelante consolidarían las fuerzas que harían frente como oposición ante los
partidos tradicionales y nacionalistas. Sin embargo, los movimientos obreros tuvieron un
declive hacia la mitad del siglo XX, donde las huelgas y movilizaciones fueron reprimidas,
y si fuera poco, estas mismas no preservarían su valor político, en cambio no serian
reconocidas y en muchos casos, los elementos de lucha no serían reivindicativas y no
obtendrían reconocimiento alguno hacia los trabajadores. Escobar (como se cita en
González, 2013) afirma:

Tenemos presente que la movilización social, como manifestación de rechazo a la


arbitrariedad y el autoritarismo, y “como medio para alcanzar reformas de variado
orden era considerada desde los años veinte, una acción subversiva,
desestabilizadora del andamiaje institucional y susceptible de condena social y legal.
El trabajador, el ciudadano, el campesino y el indígena eran tratados como enemigos
de la sociedad. (p.178)

No obstante, la iglesia también participo de manera directa en los procesos


sindicalistas, ya sea de manera a favor o en contra, en muchos de los casos, su principal
objetivo era el combatir todo tipo de ideas socialistas y comunistas. Según sus preceptos,
debía existir una neutralidad frente al movimiento obrero. Estas campañas de desprestigio y
persecución fueron un factor común. La iglesia adjudico la fiel católica como un factor de
no “militancia” en los sindicatos, puesto que argumentaban que ser parte de ellos,
envenenaba el alma del trabajador, como también la conciencia y su dignidad. Según como
lo afirman en la prensa de aquella época: la Acción Católica se proponía “contrarrestar la
influencia radical en las organizaciones obreras, llegando incluso a incitar a los empresarios
para que expulsaran a trabajadores liberares o socialistas” (Archila, 1991). Sumado a esto,
cabe también mencionar la crisis económica que suscito el territorio colombiano, la
parálisis que se materializo en el desempleo de varios obreros que trabajaban en obras de
construcción, como también la depresión económica de 1929 que tuvo incidencia en
regiones petrolífera y bananeras que eran de propiedad extranjera; la poca mano de obra
que se requería dejo a las organizaciones en un declive que se permeaba de debilidad y
vulnerabilidad.

Como se puede concluir finalmente las luchas y protestas de los trabajadores


colombianos en la primera mitad del siglo XX no son independientes del contexto
internacional, ello no obedece solamente a dichas prácticas, sino también como resultado
del capitalismo, el cual, en la búsqueda de un desarrollo, concibió en la explotación del
joven obrero, que desarrollo un sentido político en busca de la dignificación de su labor,
todo a causa de la inexistencia de normas justas. Asimismo, el gobierno, en cooperación
con la iglesia, encuentran la represión y la estigmatización como un fenómeno de
neutralización ante el creciente surgimiento de los sindicatos y un fortalecimiento del
movimiento social.

El país no fue riguroso o severo, debido a la excesiva nueva capitalización y al


establecimiento de un orden que no tiene en cuenta los derechos de los trabajadores. Mas
bien se vieron señaladas por la supuesta participación o unificación a los grupos
anarquistas, bolcheviques y comunistas que afectaban al país. Los movimientos obreros en
Colombia protagonizaron un fenómeno importante en la reivindicación de los derechos de
los trabajadores. La organización y la identidad que lograron obtener con el tiempo,
permitió la consolidación de diferentes organizaciones a lo largo del territorio. Las luchas
sociales lograron grandes logros como la creación del SENA, el ICBF, las cajas de
compensación, los institutos de seguros sociales, las vacaciones remuneradas, un menor
acceso a salud y pensión, el establecimiento de un salario mínimo.

Finalmente, los movimientos obreros más allá de su incidencia social, colectiva y


política, fueron un proceso que construyó la legitimación de los derechos de los
trabajadores a lo largo del país, sin embargo, la informalidad ha sido un factor que juega en
contra de las gestas que tuvieron lugar en el siglo XX y que, al día de hoy, aun siguen en
busca de brindar un reconocimiento importante de la clase trabajadora.

-Angie Lorena Cepeda Vergara


REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

GONZÁLEZ ARANA, R., & MOLINARES GUERRERO, I. (2013). Movimiento obrero


y protesta social en Colombia. 1920-1950. Historia Caribe, VIII(22),167-193.[fecha
de Consulta 1 de Diciembre de 2023]. ISSN: 0122-8803. Recuperado de:
https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=93729727007

Millán, Juan David. (2020). El socialismo revolucionario temprano en el movimiento


obrero en Colombia (1916-1930). Un análisis de sus valores, ideas y principales
debates. Izquierdas, 49, 66. Epub 24 de marzo de
2021.https://dx.doi.org/10.4067/s0718-50492020000100266

Rodríguez, O. Y. A. (2012). El movimiento obrero en Colombia durante la primera mitad

del siglo XX. Aproximaciones a un balance historiográfico.

https://revistas.grancanaria.com/index.php/CHCA/article/view/9194

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