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Para Arendt las causas y efectos de tal crisis tienen relación con la posibilidad de la
preservación, relevo y renovación del mundo y de la vida humana, trabajo milenario, propia
de la humanidad en el cual la orientación y acogimiento de las generaciones adultas sobre
las nuevas generaciones es imprescindible. Para Coombs, economista norteamericano, se
trata de “un giro en las maneras de entender el funcionamiento variante de dichas
sociedades y, de hablar sobre la educación, mediante un amplio número de datos
estadísticos (indicadores) y en términos de aprendizajes” (Parra & Marín, 2016) En el
interludio abierto entre ambas posturas sobre crisis de la educación, el concepto mismo
sufrió cambios que llevaron a equipararlo con el concepto de aprendizaje. (Parra & Marín,
2016)
Son tales los cambios que en la actualidad ya no se habla generalmente de Educación sino
de Aprendizaje. Aunque se siga usando el mismo término o significante en la actualidad
para la educación, el énfasis o asunto general se está desplazando hacia al aprendizaje, esto
produce una crisis conceptual en la pedagogía y en las prácticas discursivas pedagógicas.
que tienen repercusiones en las prácticas pedagógicas no discursivas, tal relación es
inmanente e inextricable.
El lenguaje hace que una buena parte de los aprendizajes de humano sean procurados y/o
producidos por principios o fines culturales diferentes al aprendizaje mismo. Lo que
pensamos, decimos y hacemos está relacionado con uno o varios sentidos, reflexionémoslo
o no los reflexionemos, sean “propios” o “ajenos”.
Ahora, el ser humano también es capaz de aprender creyendo que sólo aprende por
aprender. Sin preguntarse por qué busca aprender esto o aquello llega a creer que acumula
aprendizajes con el único propósito de acumular aprendizajes. Lo que sucede es que al ser
sujetos de lenguaje estamos sujetos, querámoslo o no, reflexionémoslo o no, a los sentidos
(producidos y/o reproducidos) que interactúan en la cultura. Estos sentidos pueden ser
contradictorios, del mismo modo como el pensamiento de una sociedad o un sujeto pueden
ser contradictorios. El humano es capaz de negar que esos sentidos direccionan su búsqueda
de aprendizajes y es capaz de sobrecargar sus aprendizajes, quiéralo o no, reflexiónelo o no,
de tantos sentidos contradictorios que termina “perdiendo el sentido” y cree que sólo
aprende por aprender.
El lenguaje hace que la especie homo sapiens sea la única especie capaz de dotar de sentido
a las cosas y a los aprendizajes a través de signos y símbolos creando así simbólicamente
(de manera reflexiva o no reflexiva), no el planeta y el hábitat, sino el mundo en el que
vive, y a ese mundo y sus campos de sentidos, el sujeto siempre estará sujeto.
Existen otras posibles concepciones y usos del término crisis, no es un concepto propio de
ninguna disciplina o campo de saber específico. Suspendiendo valoraciones sobre lo que
significa crisis, para este trabajo, entenderemos la crisis como un cambio, no sólo de forma,
sino sustancial. En términos aristotélicos un ente o sustancia sea física o metafísica (teórica-
conceptual) puede tomar varias formas, experimentar varios cambios accidentales:
temporalidades, localidades, cantidades, relaciones con otras sustancias, funciones,
situaciones, entre otras, sin necesidad de que cambie su ser o característica fundamental, lo
que lo hace ser lo que es, sin lo cual dejaría de ser. Por ejemplo, lo rojo del rojo, la sillez de
la silla, lo educativo de la Educación.
En conclusión
Los interpretacionismos sobre las crisis de la educación es producto, en parte, de la crisis
conceptual de la pedagogía del mundo pedagogizado. Cada discurso busca definir en qué
consiste la crisis de la educación, y por consiguiente, hace uso y produce una cierta
definición, de lo que cree, es y/o debería ser la educación. Tales definiciones funcionan
repetitivamente como hábitos e inercias, y se convierten en muchos “lugares comunes”, que
en vez de ser ignorados, han de ser sometidos, como afirma Meirieu, a la prueba del
concepto, al trabajo del cincel. Así lo afirma Meirieu en su libro Recupera la Pedagogía. De
lugares comunes a conceptos claves. (Meirieu, 2016) Sólo, en los textos de algunos
académicos, antes de comenzar a hablar de “La crisis de la educación”, flexionan y
desdoblan el término mismo. Algunos buscan destruir los lugares comunes, otros los
cincelan con los conceptos claves de la historia de la pedagogía (Meirieu, 2016). Tal
ejercicio de volver sobre el concepto mismo y algunas de sus procedencias, ayuda a tomar
distancia de los tantos lugares comunes, y gracias a ello, identificar causas más profundas,
que nos permiten pensar de otro modo, aminorar los malentendidos y cualificar el debate.
(Meirieu, 2016)