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Así, como las sociedades pueden ser analizadas desde los aspectos econó micos y
políticos, también podemos considerar una dimensió n cultural. El individuo
interpreta el mundo a través de sus representaciones; es decir, lo que ve, observa,
reflexiona, expresa, lo hace a través de significados. Recordemos que el individuo
es un ser histó rico, social y cultural; todas sus acciones está n atravesadas por la
cultura.
Para empezar, la cultura no son solo las producciones artísticas: pinturas, textos
literarios, obras de teatro, etc. Cuando hablamos de cultura nos referimos a la
dimensió n simbó lica, es decir, a los significados que le damos a las acciones. En
este sentido, las acciones que el individuo emprende tienen un sentido explícito o
implícito. Estos procesos donde se ponen en juego los significados se llaman
procesos simbó licos. La cultura es una construcció n humana: aparte de ser
producido por el individuo, lo transforma constantemente.
Si bien nacemos en un mundo que ya posee una experiencia previa a nosotros que
heredamos (creencias, saberes, prá cticas y objetos), también nos corresponde a
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nosotros enriquecer y/o transformar la cultura. Por eso se suele decir que la
cultura posee un doble cará cter: es adquirida, ya que la incorporamos en nuestra
vida mediante la socializació n (familia, amigos, escuela, etc.), y es diná mica, es
decir: cambia a lo largo de tiempo.
Para reflexionar sobre como la cultura cambia a lo largo del tiempo, les
proponemos que tomemos como ejemplo a la familia. Antes, al hablar de familia,
rá pidamente se figuraban: madre, padre e hijos. En la actualidad, aunque ese
modelo existe y, a veces, es el má s valorado como sociedad, se multiplicó la
variedad de conformaciones familiares: el rol paterno y el rol materno pueden ser
asumidos por diferentes parientes (abuela, abuelo, tío y/o tía), parejas del mismo
sexo, familias ensambladas conformadas por grupos familiares a partir de
separaciones anteriores, parejas sin hijos/hijas, etc.
Pero no solo la cultura es diná mica porque cambia a lo largo del tiempo. También
lo hace entre sociedades, sectores sociales y grupos. Si tendríamos la oportunidad
de viajar a Japó n, comprobaríamos que allí existen tradiciones, prá cticas y
costumbres significativamente distintas a las nuestras. En Argentina, no existe una
“ceremonia del té” de la misma forma que en Japó n no se consume habitualmente
mate. El mate es una prá ctica cultural de nuestro país que remite a los pueblos
nativos. Es una prá ctica originada en los pueblos guaraníes que luego se extendió a
todo nuestro territorio. Ademá s, en cada regió n de nuestro país suele adquirir
características particulares, por ejemplo; en el litoral se toma asiduamente tereré.
Tampoco hay una ú nica manera de tomar el mate: con o sin azú car, con o sin
yuyos, en mates de lata, de calabaza de madera, etc. Esta prá ctica, para muchos
cotidiana, da cuenta de la variedad en la que se puede vivir un mismo elemento de
la cultura.
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La cultura está compuesta por una variedad de elementos, estos pueden ser
elementos materiales; objetos físicos que crea el individuo como el mate, la
bandera, el signo de la paz, y/o elementos inmateriales; todas aquellas
creaciones humanas que dotan de significado a sus actividades, por ejemplo los
valores, las creencias, las prá cticas, las costumbres, el lenguaje, etc.
A) Los valores; son las ideas acerca de lo que es deseable para cada grupo o
sociedad. La honestidad, el respeto, el éxito, la sabiduría e incluso la belleza pueden
ser aspectos valorados por una determinada sociedad. Por ejemplo; Si se valora el
éxito individual, se privilegiara la bú squeda por mejorar las condiciones de vida sin
considerar a sus pares. Los valores no son algo tangible y concreto, sino que son
una idea general sobre aquello que está bien o mal, tanto para los individuos como
para un grupo o colectividad.
B) Las normas; son las pautas de conducta que regulan la acció n e interacció n de
los individuos en el seno de una sociedad determinada. Las normas expresan y
traducen los valores en pautas de acció n. Es una regla que nos dice como debemos
actuar para cumplir con los valores. Puede ser desde una ordenanza municipal
hasta una norma transmitida de generació n en generació n en una familia.
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Para finalizar, es importante tener en cuenta que la cultura en general es
simbó lica, precisamente porque está constituida por representaciones y
significaciones colectivas que dan sentido al mundo en el que vivimos. Asimismo,
las relaciones de dominació n no está n afuera, sino adentro de nosotros cuando
internalizamos el sentido comú n como parte de nuestra subjetividad. Es decir, hay
determinadas expresiones y comportamientos definidos como sentido comú n,
pero sin embargo está n construidas dentro de estas relaciones de dominació n. A
veces se toma conciencia de esto y otras no. Como hemos señ alado al comienzo de
la guía, la sociología puede colaborar en develar como se construye ese sentido
comú n.
Fuente: GONZALEZ, VICTORIA (Coord.), Sociología. Adultos 2000. Guía de estudios. CABA.
2018. Pp. 86-91.
Actividades:
1) Luego de leer todo el texto, ¿Qué relació n podes establecer entre la cultura y lo
simbó lico?
DEMOCRACIA SÍMBOLOS
URNA VALORES
5) Señ ale algú n ejemplo de un elemento cultural (puede ser material o inmaterial)
que se modificó en el tiempo. Por ejemplo; Antes se podía fumar en espacios
cerrados y ahora no está permitido.