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Hablar de cultura es referirse a aquello que nos hace humanos, lo que nos permite
tener conciencia, expresarnos, crear. Así, detectamos una serie de patrones
culturales -relevantes por cómo nos influyen- que se construyen a través de la
percepción grupal, formada por creencias y valores.
La cultura influye en las relaciones sociales de forma inevitable. En primer lugar,
porque cuando hablamos de cultura nos referimos a todo lo que nos permite tener
conciencia, elegir, expresarnos o crear. Por otro lado, porque al final se trata de
aquello que nos hace humanos.
Así, la UNESCO define cultura como «el conjunto de los rasgos
distintivos, espirituales y materiales, intelectuales y afectivos que caracterizan a
una sociedad o un grupo social”. Este concepto está relacionado con la dicotomía
clásica entre la naturaleza y la cultura: todo lo que no es naturaleza, es cultura.
De este modo, para entender el concepto propiamente hay que entender a la par
el concepto de identidad , incluyendo la necesidad de etiquetarnos. De hecho, hay
autores que consideran la identidad como un constructo compuesto por varias
subidentidades. Es decir, en función de dónde vengamos, una subidentidad puede
ser relevante para nosotros o no.
A continuación, desarrollamos ambos conceptos, la relación entre ellos y su
implicación en las relaciones sociales.
La cultura en las relaciones sociales
Los patrones culturales son un fenómeno universal. Todos los humanos viven
dentro de una cultura y contribuyen a que esta se desarrolle.
Estos patrones sirven de sistema de orientación y se construyen mediante
símbolos, como la lengua, la vestimenta o la manera de saludar. En este sentido,
es posible encontrar subtipos de cultura en función de determinados factores que
condicionan el comportamiento de quienes están inmersos en ella.
Paracultura. Se trata de la sociedad en la que vivimos; una sociedad
particular con sus normas. Este nivel tiene validez para todos los miembros
del grupo dentro de la cultura de referencia. Un ejemplo de este tipo de
cultura serían los regionalismos: la cultura vasca, dentro de la cultura
española.
Diacultura. Se refiere a una situación externa concreta. Esto es un grupo
pequeño de individuos que se rige por reglas intragrupales. Dependen de
la situación externa de sus miembros, por ejemplo, la cultura de empresa.
Idiocultura. Hace referencia a la identidad propia de un individuo. Por
ejemplo, el veganismo.
Los patrones culturales definen la pertenencia al grupo. Por otro lado, constituyen
una información muy valiosa para saber qué es lo que los demás esperan de
nosotros.
Dimensiones de la cultura y estándares culturales: ¿se pueden comparar culturas?
Algunos autores consideran que las culturas no se pueden comparar: cada cultura
ha de entenderse según sus términos. Sin embargo, los seres
humanos necesitamos organizar las pautas de comportamiento de los
demás. Para ello utilizamos los estereotipos.
En esto se basan estudios como el de Geert Hofstede , que pone a prueba la
hipótesis de que los valores del entorno laboral están fuertemente condicionados
por la cultura. A través de una encuesta que realizó a trabajadores de IBM en más
de 70 países, logró identificar patrones culturales muy complejos y reducirlos a
una serie de dimensiones culturales.
Este estudio destaca seis dimensiones de la cultura:
Distancia respecto al poder . En qué medida se acepta en cada cultura la
desigualdad entre las relaciones de poder.
Individualismo vs. colectivismo. En qué medida los miembros de una
cultura se consideran parte integrante del entramado social o individuos
obligados para con el grupo.
Masculinidad vs. feminidad. En qué medida en una sociedad predominan
las características tradicionalmente asociadas con los roles masculino y
femenino.
Grado en que se evita la incertidumbre. En qué medida las situaciones
poco claras o ambiguas generan inseguridad o angustia.
Orientación a largo vs. a corto plazo. En qué medida una cultura piensa o
no a largo plazo.
Indulgencia vs. restricción. Hasta qué punto los miembros de una sociedad
se conciben como libres.
Sea erróneo o no, muchos expertos abogan por los estereotipos. Estos defienden
que merece la pena realizar una comparación de culturas. Así, se enfatizan
aspectos comunes, ya que las culturas constituyen respuestas distintas a las
mismas cuestiones esenciales de la vida del ser humano.
La interculturalidad