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D2035

Tomol
ESTATUTO DEL CONSUMIDOR COMENTADO Art. 20, ley 24.248

17. Art. 4°, ley 1334 de Paraguay (Ley de Defensa del Consumi-
dor y del Usuario).
18. Arts. IV del título preliminar, y 68.2, ley 29.571 de Perú (Có-
digo de Protección y Defensa del Consumidor).
19. Arts. 3° y 35, ley 17.250 de Uruguay (Ley de Relaciones de
Consumo. Defensa del Consumidor).
20. Art. 2°, directiva 2006/114/CE sobre Publicidad engañosa y
publicidad comparativa.
21. Art. 2°, directiva 2005/29/CE sobre Prácticas comerciales
desleales de las empresas en sus relaciones con los consu-
midores en el mercado interior.
22. Art. 2°, directiva 93/13/CEE sobre Cláusulas abusivas en los
contratos celebrados con consumidores.
23. § 14.1. Bürgerliches Gesetzbuch (BGB -Código Civil de Ale-
mania-).
24. Arts. 4° y 7°, Real Decreto Legislativo 1/2007 de España que
aprueba el texto refundido de la Ley General para la Defensa
de los Consumidores y Usuarios y otras leyes complementa-
rias (última revisión vigente: 3 de julio de 2015).
25. Code de la Consommation de Francia (ley 93.949 de 1993).
26.Art. 3°, Codice del Consumo de Italia (decreto legislativo
206/2005).

~ COMENTARIO

l. PERSONA HUMANA (FÍSICA) O JURÍDICA. 1EL PEQUEÑO


COMERCIANTE ES PROVEEDOR?

Al igual que sucede con los consumidores, pueden ser provee-


dores tanto las personas físicas y las jurídicas C2J.

(2) El art. 1093 del CCyCN se refiere a personas humanas en vez de físicas. Esto
está en línea con los arts. 19 y ss. del citado Código.

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Art. 20-, ley 24.240 DEMETRIO A LEJANDRO C HAMATROPULOS

Si bien el imaginario colectivo asocia casi automáticamente la


figura del proveedor con la de una persona jurídica de tamaño con-
siderable (la gran empresa), lo cierto es que también forman parte
de dicha categoría las pequeñas y medianas empresas (PyMES) e
incluso los comerciantes unipersonales, aun cuando sólo cuenten
con un patrimonio de pequeñas magnitudes.
Es decir, la norma argentina no categoriza distintas clases de
proveedores con base en su posición de mercado, envergadura eco-
nómica, niveles determinados de facturación, etcétera.
Sucede algo similar a lo que acontece con la LCT, en la cual los
grandes empleadores tienen, en general, las mismas obligaciones
que los pequeños y medianos.
Teniendo en cuenta las exigencias que establece la WC respec-
to de los proveedores, es necesario que en el futuro, reforma legal
de por medio, se efectúen algunos distingos según la magnitud de
los proveedores. No resulta equitativo tratar igual a la gran empre-
sa que al pequeño comerciante.
Mientras ello no ocurra, todos aquellos sujetos que estén in-
cluidos en la noción general de proveedor estarán sometidos al
Estatuto del Consumidor de la misma manera, independiente-
mente de que es claro que cumplir con sus exigencias le será más
costoso (proporcionalmente hablando) al pequeño proveedor que
a aquél de mayor tamaño.

2. PERSONAS DE NATURALEZA PÚBLICA O PRIVADA.


EL ESTADO COMO PROVEEDOR

Según las normas argentinas, puede ser proveedor no sólo la per-


sona de naturaleza privada, sino también la de carácter público C3).
Es decir, los entes estatales (o bien las empresas en las que el Es-
tado tiene participación accionaria) que producen bienes o prestan
servicios se encuentran obligados al cumplimiento de la normativa
consumeril.
En sentido concordante, la normativa del Mercosur define al
proveedor como "toda persona física o jurídica, nacional o extran-

(3) El art. 1093 del CCyCN también permite que el proveedor sea de carácter pú-
blico.

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ESTATUTO DEL CONSUMIDOR COMENTADO Att. 2•, ley 24.240

jera, privada o pública, y en este último caso estatal o no estatal,


así como los entes despersonalizados de la Administración Pública
de los Estados Partes, que desarrolle de manera profesional, aun
ocasionalmente, actividades de fabricación, producción, montaje,
creación, construcción, transformación, importación, distribución
y/o comercialización de productos y/o servicios"(4)_ En esta defini-
ción se advierten más claramente las distintas variantes a través
de las cuales el Estado puede actuar como proveedor. Más claras
aún son las Directrices de Naciones Unidas de diciembre de 2015
en donde expresamente se aclara que se encuentra incluida en el
régimen consumeril la provisión de bienes y servicios por parte de
empresas estatales (5).
Si bien existe más consenso respecto de los servicios prestados
de manera indirecta a través de concesionarios<6l, hay autores que
sostienen que en los servicios prestados por el Estado en forma di-
recta también se aplica el Estatuto consumeril (v.gr., escuelas, hos-
pitales, organismos de seguridad, registros de la propied,a d inmue-
ble, etc.)<1). En apoyo de esta línea de pensamiento, cabe citar un
caso en el cual se aplicó la LDC a un hospital municipal por el error
de diagnóstico en que se incurrió respecto de una menor<0). Tam-
bién un precedente de la Suprema Corte bonaerense que razonó
que la expedición de informes registrales inexactos por parte del
Registro de la Propiedad de la Provincia de Buenos Aires transgre-
día el art. 4°, LDC (9).

(4) Art. l.b, resolución 34/2011, Grupo Mercado Común, Mercosur.


(5) Punto Il.3, Directrices de Naciones Unidas sobre Protección al Consumidor de
2015.
(6) Hay quienes advierten que el Derecho del Consumidor no aplica a los casos en
los cuales el Estado actúa en su rol de ejecutor de políticas públicas sino más bien a
los supuestos en los cuales interviene en el mercado desempeñando funciones em-
presariales. HERNÁNDEZ, CARLOS A., "Relación de consumo: cit., en STIGLITZ, GA-
BRIEL - HERNÁNDEZ, CARLOS A. (dirs.), Tratado ... , cit., t. l, p. 431.
(7) GHERSI, CARLOS A. - WEINGARTEN, CELIA (dirs.), Defensa del Consumidor. .,
cit, t. I, p. 148 y LOWENROSEN, FLAVIO, "¿Los usuarios de los servicios de educación
y salud pública, deben ser considerados consumidores en los términos de la Ley N°
24.240. Una forma de eliminar diferencias con quienes acceden a esos servicios pres-
tados por el sector privado'; 3/6/2016, elDial.com - DC2120.
(8) CCiv. y Com. 4ª Córdoba, 6/6/2013, "D., S. F. y otros c. Municipalidad de la Ciu-
dad de Córdoba s/ ordinario - daños y perj. - mala praxis - recurso de apelación~ LLC,
2013 (octubre), p.1005.
(9) Ver al respecto el voto del juez Alberto Pisano. SCJ Buenos Aires, 14/3/2001,
•msarri, Gilberto V. y otra c. Provincia de Buenos Aires (Ac. 67.882)~ RCyS, 2001-795.

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Art. ~, ley 24.240 Ü EMETRJO ALEJANDRO CttAMATR0PUI.QI

Debe advertirse, no obstante, que alguna jurisprudencia ha ne-


gado la existencia de una relación de consumo entre el usuario y e
Estado por los daños sufridos por el primero con motivo del trans-
porte ferroviario en los casos en que existe una empresa concesio-
naria que actúa a su propia costa y riesgo (io).
Asimismo, la sanción del CCyCN y la instauración legal de un
régimen reparatorio específico y diferenciado para los casos de da-
ños causados por el EstadoC11), han puesto en el centro de la escena
a la responsabilidad de este sujeto como uno de los temas jurídicar¡
sobre los cuales más se debate en la actualidad.
Para contextualizar, sólo se dirá que el Anteproyecto de CCyCII
de 2012 contemplaba, en sus arts. 1764 a 1766, que la responsabili-
dad de Estado se regía por las normas civilesC12), solución opuesta
a la finalmente incluida en el Código que estableció, a propuesta
del Poder Ejecutivo, que este supuesto de responsabilidad queda-
ba excluido de su ámbito, debiendo ser regulado por las normas .
principios del Derecho Administrativo C13).

(10) CNCiv., sala M, 14/7/2011, "Troiano, Víctor Antonio y otro c. Transportes Me-
tropolitanos General Roca SAy otros s/daños y perjuicios'; DJ, del 18/1/2012, p. 73.
(11) Ley26.944, publicada en el BO en fecha 8/8/2014.
(12) Art. 1764, Anteproyecto de CCyCN de 2012: "Responsabilidad del Estado. Fl
Estado responde, objetivamente, por los daños causados por el ejercicio irregular de
sus funciones, sin que sea necesario identificar a su autor. Para tales fines se debe
apreciar la naturaleza de la actividad, los medios de que dispone el servicio, el lazo
que une a la víctima con el servicio y el grado de previsibilidad del daño~
El art. 1765 del Anteproyecto expresaba, a su vez, lo siguiente: M Responsabili
del funcionario y del empleado público. El funcionario y el empleado público son
responsables por los daños causados a los particulares por acciones u omisiones que
implican el ejercicio irregular de su cargo. Las responsabilidades del funcionario o
empleado público y del Estado son concurrentes''.
Por último, el art. 1766 del Anteproyecto establecía: "Responsabilidad del Estado
por actividad lícita. El Estado responde, objetivamente, por los daños derivados de
sus .actos lícitos que sacrifican intereses de los particulares con desigual reparto de
las cargas públicas. La responsabilidad sólo comprende el resarcimiento del daño
emergente; pero, si es afectada la continuación de una actividad, incluye la compen-
sación del valor de las inversiones no amortizadas, en cuanto hayan sido razonables
para su giro~
(13) Las disposiciones pertinentes del CCyCN preceptúan textualmente lo si-
guiente:
Art. 1764: "Inaplicabilidad de normas. Las disposiciones del Capítulo 1 de este Títu-
lo no son aplicables a la responsabilidad del Estado de manera directa ni subsidiaria•
(el capítulo les precisamente el que regula la responsabilidad civil).

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lsTATUTO DEL C ON SU MIDOR C OMENTADO Art. Zo, ley 24.248

Esa solución legal "por fuera" del Código estuvo dada, preci-
samente, por la ley 26.944, dictada también a propuesta del Poder
Ejecutivo. Cabe aclarar que si bien ella se sancionó casi tres meses
antes que el Código, lo cierto es que fue concebida desde el inicio
como un complemento normativo destinado a regular aquello que
quedaba expresamente excluido de aquél en virtud de sus arts. 1764
a 1766.
Teniendo en cuenta esto, queda la duda de si la exclusión pre-
vista en el CCyCN y la sanción de un régimen resarcitorio especí-
fico para los casos de daños producidos por el Estado, constituyen
impedimentos para que se aplique a ese mismo sujeto el sistema
reparatorio previsto en el Estatuto del Consumidor cuando actúa
como proveedor.
Estas dos novedades legislativas no obstaculizan para nada la
aplicación del régimen reparatorio de la LDC al Estado cuando ac-
túa como proveedor.
He analizado este tema en un trabajo a cuya lectura se remiteC14>
y que tuvo su origen en una muy breve ponencia presentada en las
XXIV Jornadas Nacionales de Derecho Civil, celebradas en la Fa-
cultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires (UBA) en el
año 2013.
Luego del debate pertinente, el contenido de esa ponencia fue
aprobado por unanimidad en la Comisión nro. 8 de dichas Jorna-
das que concluyó lo siguiente: "l. Relación de consumo, conclu-
sión 6: También constituye relación de consumo la resultante de
los servicios públicos prestados por el Estado en forma directa o
por medio de concesiones (art. 42, CN, y arts. 1° y 2°, LDC). En caso

Art. 1765: "Responsabilidad del Estado. La responsabilidad del Estado se rige por
las normas y principios del Derecho Administrativo nacional o local según corres-
ponda''.
Art. 1766: "Responsabilidad del funcionario y del empleado público. Los hechos
y las omisiones de los funcionarios públicos en el ejercicio de sus funciones por no
cumplir sino de una manera irregular las obligaciones legales que les están impues-
tas se rigen por las normas y principios del Derecho Administrativo nacional o local,
según corresponda':
(14) CHAMATROPULOS, DEMETRIO A., "La Responsabilidad del Estado y el Derecho
del Consumidor'; Derecho de Daños, 2015-1-143.
También se puede ver sobre el tema: ARIAS CÁu, ESTEBAN J., "Responsabilidad del
Estado y de los funcionarios públicos en las relaciones de consumo': en STIGLITZ, GA-
BRIEL - HERNÁNDEZ, CARLOS A. (dirs.), Tratado... , cit., t. III, p. 475.

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Art. 20, ley 24.240 D EM ETRIO A LEJANDRO CHAMATROPULOI

de sancionarse el Proyecto de Código Civil y Comercial de 2012, el sis-


tema autónomo de responsabilidad por daños previsto en la Ley nro.
24.240 continuará siendo el aplicable en todas aquellas relaciones de
consumo en las cuales el Estado sea proveedor, desplazando a toda
eventual disposición nacional o local de Derecho Administrativa
que eventualmente se intente aplicarn (el resaltado me pertenece).
Se trata de un tema de particular importancia si se tiene en
cuenta que la realidad demuestra una actuación cada vez más rele-
vante del Estado como sujeto empresario. En el trabajo citado (is) se
enumeraban los diversos rubros en los cuales el Estado actúa en tal
carácter (explotación, administración y mantenimiento de puer-
tos; mantenimiento y mejora de infraestructura ferroviaria; trans-
porte aerocomercial de pasajeros; servicios de rampa para aviones;
provisión de agua potable y desagües cloacales; transporte de car-
ga por vía aérea; servicios turísticos; servicios y productos ban-
carios; servicio de ensayos ambientales para distintas industrias;
construcción de viviendas; servicio de correo postal y accesorios:
actividad nuclear; edición y comercialización de libros; soluciones
satelitales; generación, distribución y provisión de energía eléctri-
ca; fabricación de aeronaves; servicio de transporte ferroviario de
carga y de personas; agrotecnología; servicio de asistencia en tierra
en aeropuertos; juego y apuestas; radio y televisión; seguros; servi-
cios bursátiles; gestión y administración de fondos comunes de in-
versión; explotación de yacimientos carboníferos; producción y co-
mercialización de hidrocarburos; entre muchas otras). Allí se decía
también que otro tanto sucedía con los Estados locales, que son ti-
tulares de numerosas empresas también en distintas actividades. A
su vez, relevando el ámbito de actuación de dichas empresas (iden-
tificadas una a una) se constataba que muchas de esas compañías
proveían bienes o prestaban servicios a personas que actúan como
destinatarios finales, ocupando un rol similar al que desempeñan
los empresarios privados. A ello se sumaba que, en muchos casos,
se trata de servicios públicos que, en consecuencia, son utilizados
por millones de personas a lo largo y a lo ancho del país, lo cual
no hace sino realzar la importancia e impacto en la vida cotidiana
de las relaciones de consumo referidas. Se decía allí que tampoco

(15) CHAMATROPULOS, DEMETRIO A., "La Responsabilidad del Estado y el Derecho


del Consumidor'; cit.

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~ ATUTO DEL CONSUMIDOR COMENTADO . Art. zo, ley 24.240

odía desconocerse que en muchas de las situaciones referidas se


estaba ante consumidores o usuarios "hipervulnerables".
Jurisprudencialmente se ha condenado al Estado con base en
las normas de defensa del consumidor por los daños sufridos por
pasajeros del servicio de transporte público que no era prestado de
manera directa por aquél sino a través de un concesionario, aun
mando en el contrato de concesión se pactó la responsabilidad ex-
dusiva de este último (16).

3. DESARROLLO PROFESIONAL DE LA ACTIVIDAD

Dice Farina C17) que existe profesionalidad cuando se "ejerce una


· ·dad con relevante capacidad y aplicación para lograr óptimos
uhados".
Existen leyes en nuestro continente que no hacen referencia ex-
a la profesionalidad, aunque ello surge claramente de la no-
- de proveedor contenida en sus textos legalesC18).
La exigencia de desarrollo profesional de la actividad lleva a
no se pueda encuadrar como proveedores, v.gr., a sujetos que
.mercialicen bienes careciendo de esa nota distintiva C19) •

• 6) CCiv. y Com. 3• Córdoba, 4/12/2014, "Olivera Cintia Mabel c. Municipalidad


C6rdoba s/ ordinarios - otros - recurso de apelación'; LLC, 2015 (febrero), p. 81.
- FARINA, JUAN M., cit., p. 84.
Ver en tal sentido, el art. 4.b, ley 1334 de Paraguay o el art. 2° de la ley 2000-21
l!cuador.
La Comisión 9 (Derecho Interdisciplinario: Derechos del Consumidor: Inci-
de las reformas introducidas por la ley 26.361) de las XXII Jornadas Nacio-
de Derecho Civil, celebradas en Córdoba en 2009, emitió al respecto la con-
n: "A los fines de establecer la noción de proveedor resultará determinante su
r profesional''.
· no puede ser afectado por la existencia de un error de técnica legislativa en el
093 del CCyCN en cuanto pareciera referirse a la actuación profesional u ocasio-
el resaltado me pertenece). De admitirse la solución contraria, cualquier contra-
áslado celebrado entre particulares no profesionales podría ser calificado como
relación de consumo, en la medida que el adquirente sea destinatario final del
o servicio contratado. Desde mi punto de vista, esta interpretación amplia cons-
contra la teleología de las normas consumeriles calificando como proveedo-
a quienes, en rigor, no lo son. En épocas en donde es tan frecuente que las per-
.aoas compran y vendan por Internet cosas o artefactos de su casa que ya no usan,
interpretación que se haga de esta norma puede producir un impacto fáctico de
mente relevancia.

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Art. 2°, ley 24.240 OEMETRI0 ALEJANDRO CHAMATROPUtq!'.

Ocupándose de una situación específica, sostiene el autor antes


citado C20> que el locador de bienes inmuebles está incluido dentta
de la noción de proveedor de la LDC sólo en la medida en que actúe
profesionalmente. Por lo tanto, concluye que el locador "común" no
lo está C21>.
Comparto esta opinión. Así, cuando una persona que ha he-
redado un pequeño departamento decide ponerlo en alquiler con
destino a vivienda, faltaría el requisito de la profesionalidad exi-
gido por el art. 2°, LDC, para ser considerado un proveedor. Sin
perjuicio de lo dicho, cabe aclarar que si para celebrar el contrato
respectivo acude a los servicios de una inmobiliaria, esta última
será un proveedor ante el inquilino, pues actúa profesionalmente.
Se le prestará atención a la situación de estas últimas en un apar-
tado separado.
Por otra parte, distinto será el caso de la persona que se dedica
profesionalmente a dar en locación inmuebles destinados a vivien,,
da. Allí debería aplicarse sin duda alguna el Estatuto consumeril
más allá de que alguna doctrina expresó en su momento que,
existir leyes específicas sobre locación de inmuebles (como la le,
23.091 c22> -ley E-1412, DJA-), aun cuando el locador pueda ser
considerado un proveedor procedería la exclusión bajo el principia
de que "una ley general posterior no deroga una especial, aunque
sea parcialmente" c23>.
En similar situación se encontraría el individuo que decide
vender su bicicleta o cosas que ya no usa mediante una página de
Internet. Ello cederá solamente en el caso de que se encuentre pre-
sente la nota de profesionalidad exigida por la normativa de defen-
sa del consumidor.

(20) FARINA, JUAN M., cit., p. 104.


(21) Sobre este tema, Ariza advierte que la venta aislada de un inmueble por parir
de una persona no lo transforma en proveedor. ARIZA, ARIEL, "Contratación inmobi-
liaria y defensa del consumidor'; cit., en ARIZA, ARIEL (coord.), cit., p. 44.
(22) Publicada en el BO en fecha 16/ 10/ 1984. Cabe recordar que esta ley fue de,.
gada por el art 3.a de la ley 26.994. Por lo tanto perdió vigencia a p artir del 1 de agosto
de 2015.
(23) GREGORINI CLUSELLAS, EDUARDO L., "El consumidor inmobiliario. Su tutela
en la ley 24.240 reformada por la ley 26.361'; JA, 2008-11-1261.

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l: ATUTO DEL CONSUMIDOR COMENTADO

4. ACTIVIDAD PROFESIONAL DESARROLLADA


DE MANERA OCASIONAL

La mención de la actividad desarrollada de manera ocasional


_ una particularidad de la ley argentina <24). Por el contrario, hay
otras leyes latinoamericanas que exigen expresamente el requisito
la "habitualidad" en la actividad desplegada por el proveedor<25>.
No obstante también es interesante discernir qué se entiende
:'Or habitualidad. En tal sentido, la norma peruana le da un al-
cance amplio al término expresando que "se considera habitual
aquella actividad que se realiza de manera común y reiterada
· tal forma que pueda presumirse que se desarrolla para con-
tmuar en el mercado. Este concepto no está ligado a un número
eterminado de transacciones que deban realizarse. Las acti-
"idades de venta de productos o contratación de servicios que se
Ra.licen en locales abiertos son consideradas habituales por ese
limple hecho" <25).
Esta interpretación amplia permite identificar de alguna mane-
-- el concepto de habitualidad con el de profesionalidad.

:24) En la normativa uruguaya, por ejemplo, se hace referencia solamente a la ac-


.mción profesional sin el aditamento de la ocasionalidad. Art. 3°, ley 17.250 de Uru-
. "Proveedor es toda persona física o jurídica, nacional o extranjera, privada o
:áblica, y en este último caso estatal o no estatal, que desarrolle de manera profesio-
actividades de producción, creación, construcción, transformación, montaje, im-
atación, distribución y comercialización de productos o servicios en una relación
a>nsumo" (el resaltado me pertenece).
Se vio recién que el art. 1093 del CCyCN pareciera prescindir de la nota de profe-
amalidad, bastando entonces llevarse adelante una actividad meramente ocasional
profesionalidad) para ser considerado como proveedor. Se trata simplemente de
error de técnica legislativa según mi opinión
En sentido más o menos coincidente, Martín Sigal advierte también esa inconsis-
lllcia y expresa que el art. 1093, CCyCN, al no referirse a la noción de proveedor del
2'>, LDC, pierde precisión, pues contrapone, equivocadamente, "profesionalidad"
•actuación ocasional': Agrega que no es claro si el art. 1093 citado reemplaza al
2'>, LDC. SIGAL, MARTÍN, "Comentario al art. 1093'; en RlvERA, Juuo CÉSAR - ME-
INA, GRACIELA (dirs.), cit., t. III, p. 23.
C.arlos Tambussi también recalca que la profesionalidad sigue siendo requisito,
bajo lo dispuesto por el art. 1093 CCyCN. TAMBUSSI, CARLOS, "Comentario al
1093'; en BUERES, ALBERTO J. (dir.), Código Civil y Comercial de la Nación: anali-
arlo, comparado y concordado, t. II, Hammurabi, Buenos Aires, 2015, p. 628.
[25) Ver el art. 1.2 de la ley 19.496 de Chile; art. IY.2, Título preliminar, ley 29.571,
Perú.
(26) Art. IY.8, Título preliminar, ley 29.571 de Perú.

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Art. 2°, ley 24.240 D EM ETRIO A LEJANDRO CHAMATRO

Se ha dicho que resulta una contradicción hablar de profe ·


nalidad y ocasionalidad, ya que el primer término es sinónimo
habitualidad (27).
Lo que requiere en realidad la LDC no es "habitualidad" sin
"conocimiento del negocio", o sea, un saber que pone a ese prov,
dor en una situación de superioridad respecto del consumidor
usuario (2 s).
Se podría también mencionar el supuesto de quien, todos 1
años, monta un local o stand para vender fuegos artificiales duran-
te unos días de diciembre con motivo de los festejos de Navidad
Año Nuevo.

5. CARÁCTER ENUNCIATIVO DE LAS DISTINTAS


ACTIVIDADES COMPRENDIDAS

Con acierto se ha dicho que la enumeración de actividades de


art. 2° no es taxativa (29).
Este detalle es muy importante, ya que el dinamismo de la eco
nomía lleva a que surgen continuamente actividades que sería im-
posible preverlas en una norma estática o taxativa (3o).

5.1. Producción

La producción se identifica fundamentalmente con la actividal


de elaboración o fabricación de bienes, entendidas todas ellas ·
un sentido amplio. Así, por ejemplo, abarcará no sólo produc
industriales sino también agrícola-ganaderosC31). También bienea
inmateriales como la obra intelectual en la medida en que sean
susceptibles de una relación de consumoC32).

(27) VÁZQUEZ FERREYRA, ROBERTO A. - ROMERA, ÜSCAR E., cit., p. 12.


(28) CARRANZA TORRES, LUIS R. · ROSSI, JORGE 0 ., cit., p. 30.
(29) VÁZQUEZ FERREYRA, ROBERTO A. - ROMERA, ÜSCAR E., cit., p. 6.
(30) El art. 1093 del CCyCN, al caracterizar de alguna manera al proveedor,
enumera las actividades que éste puede llevar adelante. Sólo se limita a señalar qm
pueden ser empresas productoras de bienes o prestadoras de servicios que celebma
contratos con los consumidores que tengan por objeto la adquisición, uso o goce de
los bienes o servicios por parte de estos últimos.
(31) FARINA, JUAN M., cit., p. 86.
(32) LORENZETTI, RICARDO L., Consumidores... , cit., p. 111.

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ESTATIJTO DE L CONSUMIDOR C OMENTADO Art. 2-, k,y 24.240

5.2. Montaje

Cuando la LDC menciona el término montaje se refiere, básica-


mente, al proceso en el cual se eñsamblan distintos componentes
para lograr un producto que se destinará a los consumidores.
Advierte Farina C33) que en el montaje generalmente están involu-
crados componentes del producto a ensamblar que son proveídos,
a su vez, por distintos sujetos. Opina que en la medida en que ellos
sean identificables podrán ser responsables ante los consumidores
por la cosa a la cual le hayan aportado elementos o componentes.

5.3. Creación

En la creación se puede ubicar, v.gr., a aquellos productos que


no existían hasta el momento en un mercado. El caso típico está
dado por las innovaciones tecnológicas.

5.4. Construcción

La mención de la construcción se debe simplemente a dejar


aclarado que los inmuebles están incluidos en la LDC, ya que éstos,
por regla general, no se producen sino que se construyen.
También para precisar que abarca a productos que no se fabri-
can "en serie" sino a pedido del consumidor o artesanalmente.

5.5. Transformación

El término transformación está asociado a los productos agrí-


colas C34). El uso creciente de la tecnología en ellos permite concluir
que, en una grandísima cantidad de casos, se está ante procesos
que cada vez se diferencian menos de la elaboración o fabricación.

5.6. Importación

En un país todos los bienes que se comercializan no se produ-


cen lógicamente dentro de él.

(33) FARINA, JUAN M., cit., p. 86.


(34) LoRENZETI'I, RICARDO L., Consumidores... , cit., p.111.

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Art. 2°, ley 24.240 DEMURIO ALEJANDRO CHAMATROPULOS

Es por ello que la LDC también prevé la hipótesis de la importa-


ción de bienes producidos fuera de la Argentina.
Con buen criterio se ha razm1ado que no se menciona aquí al
exportador, en el entendimiento de que se encuentra regido por las
leyes del país de destino de sus bienes o servicios C35J.

5.7. Concesión de marca

Jorge Otamendi C35) expresa que el objetivo principal de la marca


es distinguir productos y servicios y que su función de indicación
de origen se encuentra ya superada. Señala como funciones secun-
darias a la garantía y a la publicidad.
También se ha dicho que "la presencia de una marca en un
producto o servicio establece entre su titular y el consumidor un
vínculo económico y jurídico que tiene como sustrato un 'puente'
simbólico, mediante el cual el consumidor satisface una carencia
informativa y psicológica, tanto para conocer qué está consumien-
do como para completar la 'distancia' entre lo que el consumidor es
y lo que desea sern C37).
Desde hace años ya que la jurisprudencia de la CSJN resalta que
la protección del consumidor es una de las funciones de la marca C35).
Como consecuencia de ello, es lógico que se considere como
proveedor "aparente" a todo aquel que le ponga su marca a un bien
o servicio ya que ella proyecta confianza en el consumidorC39J.

(35) l..oRBNZBTI'I, RICARDO L., Consumidores ..., cit., p.112.


(36) ÜTAMENDI, JORGE, Derecho de Marcas, 8ª ed., AbeledoPerrot, Buenos Aires,
2012, ps. 2 y SS.
(37) ScHOTZ, GUSTAVO J., "Los titulares de marcas y las modificaciones a la Ley de
Defensa del Consumidor~ LA LEY, 2008-E, 979.
(38) Ver, por ejemplo, CSJN, 4/5/1982, "El Monaguillo, SA c. Provincia de Bue-
nos Aires~ Fallos: 304:597; 26/10/1989, "Laponia, SA c. Molinos Río de la Plata, SA~
LA LEY, 1990-D, 108, y 10/9/1991, "Marriott Corporation c. RILA SA y/u otro~ Fallos:
314:1048. En otro precedente se puso de resalto la importancia de las denominacio-
nes de origen en materia de protección a los consumidores (CSJN, 15/9/1977, "Bo-
degas y Vliiedos Santiago Graffigna Ltda. SA c. Instituto Nacional de Vitivinicultura:
Fallos: 298:681).
(39) Relacionado con esto cabe hacer notar que los consumidores pueden elegir la
empresa con la cual contratan pero no los prestadores a los que aquella acudirá en su
zona o ciudad. De esta manera los consumidores "ven cómo terceros son introduci-
dos por la organización principal para ejecutar tramos de sus prestaciones que pue-

- 146 -
lsrATUTO DEL C ONSUMI DOR C OMENTADO Art. 2°, ley 24.240

5.8. Distribución

Aquí se engloba a los diversos casos en los que exista la fina-


ti(lad económica de distribuir con fines comerciales (contratos de
agencia, concesión, distribución, suministro, franquicia, consig-
aación, etc.) o sin ella (como el caso del transporte)C40>.
Opina Farina C41> que el agente de comercio no puede ser con-
siderado un proveedor en los términos de la LDC, ya que cuando
interviene lo hace como intermediario no formando parte de la re-
ión contractual que entablan los sujetos a los que ha ayudado a
contratar. No obstante, aclara que a ese agente sí le serán aplicables
ciertos deberes previstos para los proveedores como, por ejemplo,
de información (art. 4°, LDC), los efectos de la publicidad (art. 8°,
WC) y el contenido del documento de venta (art. 10, LDC).

5.9. Comercialización

Se trata de un término que casi no necesita explicación. Sólo


se dirá que de todo el listado de actividades previstas en el art. 2°,
lDC, la más habitual en la práctica será seguramente la comercia-
lzación de bienes y servicios.

5.10. Prestación de servicios

Al igual que sucede con la comercialización no hace falta expli-


car qué significa prestar un servicio.
La prestación de servicios deberá ser interpretada ampliamen-
te, de manera que abarque la mayor cantidad de actividades que la
realidad económica presente. Esto porque, en la práctica, no faltan
servicios poco ortodoxos,, que superan los límites de cualquier ca-
beza creativa.
Como bien se ha señalado, existen prestaciones de servicios que
Incluyen productos y viceversa, como el caso· de la telefonía C42>.

den ser inherentes al foco de la actividad misma o periféricos~ Sozzo, GoNZALO, •m


fenómeno de la incorporación de terceros al contrato: Sup. Esp. Nuevo Código Civil y
Comercial de la Nación. Contratos, 2015 (febrero), p. 131.
(40) LORENZETII, RICARDO L., Consumidores... , cit., p.112.
(41) FARINA, JUAN M., cit., p. 91.
(42) LoRENZETII, RICARDO L., Consumidores... , cit., p.113.

-147-
Att. 2°, ley 24.240 DEMETRIO ALEJANDRO CHAMATROPULOS

Al solo título informativo, la normativa del Mercosur en materia


de defensa del consumidor, conceptualiza al servicio como "cual-
quier actividad remunerada directa o indirectamente, suministra-
da en el mercado de consumo, por un proveedor profesional, cual-
quiera sea su objeto, que tenga por finalidad satisfacer necesidades
de consumidores en su carácter de destinatarios finales de los mis-
mos, con excepción de las relaciones laborales•c43>_
Es importante destacar que existen ciertas prestaciones de ser-
vicios que estarán excluidas del ámbito de aplicación de la LDC.
En tal sentido, las de carácter laboral. La normativa consumeril
brasileña aclara expresamente este tema (art. 3.2, CDC). Esta so-
lución debe ser trasladada a la Argentina aunque se debe advertir
que, interpretada de manera excesivamente formal, podría llevar a
soluciones disvaliosas ante casos de personas que, si bien trabajan
en relación de dependencia, no tienen registrado su vínculo laboral
por exclusiva responsabilidad de su empleador (situación de alta
ocurrencia en la Argentina). Obviamente estos sujetos sometidos a
esta clase de irregularidades no podrían transformarse en provee-
dores por la ilegalidad mencionada.

6. ASE REQUIERE REALIZAR OFERTAS PARA EL CONSUMO


PARA SER CONSIDERADO PROVEEDOR?

Expresa Lorenzetti C44) que el proveedor, para poder ser incluido


como sujeto pasivo de la LDC, debe realizar ofertas de bienes o ser-
vicios destinados a consumidores o usuarios.
No estoy de acuerdo con esta postura ya que, si se la interpreta
de manera literal, ello implicaría excluir a numerosas relaciones de
consumo que no tienen como causa un contrato celebrado por
propio consumidor sino que los contratos de donde surgen sus de-
rechos han sido suscriptos entre empresarios que integran el bien
o servicio contratado a su actividad comercial. Precisamente esos
contratos tienen como antecedente una "oferta" que no fue dirigi-
da a consumidores o usuarios sino a empresarios, lo cual generarla
un vacío en la tutela de determinados sujetos consumidores.

(43) Art. l.e, resolución 34/2011, Grupo Mercado Común, Mercosur.


(44) LoRENZETI'I, RICARDO L., Consumidores... , cit., p. 131.

- 148 -
ESTATIJTO D EL C ONSUMIDOR C OMENTADO Art. zo, ley 24.240

7. !PuEDEN LAS ENTIDADES SIN FINES DE LUCRO SER


CONSIDERADAS PROVEEDORES?

Rusconi <45) responde afirmativamente a la pregunta resaltando


que lo importante no es la búsqueda de lucro sino la profesionali-
dad de quien actúa como proveedor. Si bien ambas características
se dan conjuntamente, ello no sucede siempre. Sostiene que de lo
contrario se podría dejar sin tutela a los consumidores o usuarios
que se relacionan con obras sociales, asociaciones, mutuales, coo-
perativas, etc. El ánimo de lucro, por lo demás, no es un requisito
exigido por la LDC en su art. 2° ni tampoco surge, indirectamen-
te, del art. 1093, CCyCN. Amén de ello, no puede desconocerse la
fuerte presencia en el mercado que tienen hoy en día entidades sin
fines de lucro que ofrecen, por ejemplo, créditos para el consumo,
servicios de salud o paquetes de turismo.
Según Farina<45l, el hecho de que las cooperativas efectúen sus
actos solamente respecto de sus asociados no impide excluirlos de
la LDC. Más si se advierte que, en muchos casos, cualquier persona
puede asociarse a ellas para adquirir sus bienes o servicios.
Respecto de sindicatos, en un caso sanjuanino en donde un
consumidor demandó por la escrituración de un inmueble, se con-
sideró que el hecho de que el demandado sea una entidad gremial
no era un obstáculo para la aplicación de la LDC, pues se trataba de
una norma de orden público<47l.
También cabe recordar la condena recaída sobre una asocia-
ción deportiva y cultural por la muerte de una persona dentro de
una cancha de futsal como consecuencia de una caída y posterior
golpe contra una pared que se ubicaba detrás de un arco. La sen-
tencia tuvo como fundamento la violación del deber de seguridad
del art. 5°, LDC. La demandada previamente había resaltado su au-
sencia de finalidad de lucro, expresando que lo que se cobraba a los
no socios por el uso de sus instalaciones eran en realidad contribu-

(45) RuscoNI, DANTE D., "Nociones fundamentales~ cit, en Rusc0NI, DANTE D.


(dir.), cit, p. 213.
(46) FARJNA, JUAN M., cit, p.114.
( 47) CCiv. Com. y Minería San Juan, sala I, 9/ 4/ 2013, "Luna Quiroga, Graciela Mar-
ta c. U.P.C.N. y otro s/ escrituración: La LeyOnline, AR/ JUR/ 11840/ 2013.

-149 -
Al't. 2!',Jey 24.240 Ü EMETRIO ALEJANDRO CHAMATROl'Ud

dones destinadas a solventar gastos de mantenimiento, limpie~
uso de pelotas, iluminación, etcétera<49}_
Los casos previstos en este apartado merecen especial aten-
ción, ya que cooperativas, sindicatos, obras sociales, mutuales, etc.
prestan cada vez mayor cantidad y variedad de servicios a asocia-
dos y afiliados e incluso, en muchos supuestos lo hacen en alianzas
estratégicas con empresas de bienes y servicios.

8. EL PROVEEDOR EQUIPARADO

Se ha dicho que son "aquellos terceros al vínculo de consumo.


intermediarios o colaboradores en la relación de consumo prina.
pal, pero que actúan frente a un consumidor o grupo de ellos como
si fueran el proveedor mismo". Formarían parte de una "relación
de consumo accesoria" que tiene su razón de ser en una de carác-
ter principal. Se da el ejemplo de la empresa de cobros a deudores
morosos, contratada por una compañía de telecomunicaciones,
que hará responsable a esta última por el trato intimidatorio que le
profieren a los consumidores por vía telefónica o postal. También el
caso de los bancos de datos de personas que influyen con su activi-
dad en un sinnúmero de operaciones de consumo <49}.
Acertadamente, se cita al brasileño Leonardo Bessa como el
principal propulsor de esta postura (so}.
La idea del proveedor equiparado se fundamenta en la misma
preocupación que esgrimí anteriormente respecto de la necesidad
de extender la tutela consumeril a una serie de sujetos cuya inclu-
sión en las disposiciones legales protectorias no resulta del todo
clara.

{48) CCiv. Com., Lab. Min. y Familia Neuquén con competencia en la II, III, N
y V Circunscripción Judicial, 3/1/2015, "M., M. X. c. Asociación Deportiva y Cultu-
ral Lacar s/d. y p. derivados de la responsabilidad contractu¡µ de particulares: ED,
6/ 10/2015, p. 8.
(49) RuscONI, DANTE D., "Nociones fundamentales'; cit., en RuscoNI, DANTE D.
(dir.), cit., p. 215.
(50) Las ideas de Bessa sobre el punto están resumidas en el abordaje del concep-
to de proveedor que efectúa Claudia Lima Marques en la obra citada más arriba. Allí
se señala la situación de especial vulnerabilidad en la que se encuentran las personas
cuya información personal está cargada en bases de datos, o los trabajadores respecto
de los cuales el empleador contrata un seguro de vida. BENJAMÍN, ANTONIO H. V. - LIMA
MARQUES, CLAUDIA - BESSA, LEONARDO R., cit., capítulo III, apart. 3.b, versión e-book.

- ISO -
ESTATUTO D EL C ONSUM I DOR C OMENTADO Art. 2°, ley 24.240

La diferencia es que por mi parte propongo eliminar la distin-


ción artificial entre consumidores directos y materiales o indirec-
tos, mientras que la tesis recién explicada busca el resultado a tra-
vés del ensanchamiento de la figura del proveedor.
La teoría del proveedor equiparado presenta cierta debilidad
para algunos casos particulares, pues hace funcionar a algunas
relaciones de consumo como accesorias de una de tipo principal.
Así, si en un caso concreto no existe esta última, tampoco exis-
tirán las primeras. Es decir, aparece el mismo inconveniente que
e planteó al explicarse los motivos de mi desacuerdo con la distin-
ción entre consumidores directos e indirectos.
Esto se entiende mejor al analizarse uno de los ejemplos dados
por la doctrina brasileña referida: el caso de los seguros contrata-
dos por los empleadores a favor de sus trabajadores.
Allí, para que exista relación de consumo accesoria es insosla-
: able sostener que la relación entre la aseguradora y el empleador
es de consumo, lo cual tiene algunos argumentos de explicación
i se parte de la postura maximalista del consumidor referida su-
p,a C51) pero evidencia serios inconvenientes (cuando no imposi-
bilidad) si se conceptualiza al consumidor desde una perspectiva
finalista o teleológica (que es la actualmente mayoritaria).
Siendo más claros, la protección de sujetos vulnerables por
parte del estatuto consumeril en este ejemplo de relación de con-
umo accesoria planteado, sólo sería posible en la medida en que
e sostenga en el caso concreto que la contratación de un seguro
por parte del empleador constituye un "acto de consumo final" por
parte de éste (si se adopta la posición teleológica) o que se encuen-
tra integrado sólo de manera indirecta a la cadena de producción,
comercialización, etc. (si se toma la postura maximalista).
En contrario sentido, si se razona que la contratación de un
eguro se encuentra siempre integrada aunque sea de manera in-

(51) La uruguaya Dora Szafir considera, por ejemplo, que los trabajadores benefi-
á arios de un seguro obligatorio en materia de accidentes de trabajo son "consumido-
res equiparados" que obtiene tutela de su posición a raíz de la relación de consumo
entre estipulante (aseguradora) y el estipulado (empleador). SzAFIR, DORA (dir.), De-
recho del Consumidor. Tra,_tado Jurisprudencia[ y Doctrinario, La Ley Uruguay, Bue-
nos Aires, 2011, p. 156.

- 151 -
Art. 2°, Jex 24.240 0 EMETRIO A LE JANDRO CHAMATROPUUJS

directa a dicha cadenaC52l, dejaría de haber relación de consumo


principal y, por lo tanto, también desaparecería la relación de con-
sumo accesoria (accesorium sequitur principale).
En conclusión, la solución para todos estos casos de sujetos no
amparados expresamente por la norma cumplirá mejor con la te-
leología tuitiva de las normas consumeriles si se elimina la diferen-
ciación que se ha elaborado doctrinariamente entre consumidores
directos e indirectos, no bastando con la reformulación de la no-
ción de proveedor, mediante la figura del "proveedor equiparado•.

9.LOSPROVEEDORESEXTRANJEROS

El Código de Defensa del Consumidor brasileño aclara, en su


art. 3°, que los proveedores pueden ser nacionales o extranjeros.
La aclaración, aunque algo superflua, podría revestir utilidad
en algún caso, pues podría ocurrir que un país determinado a los
fines de atraer inversiones extranjeras "oferte" como un beneficio
el hecho de excluir a firmas extranjeras (o a determinadas activi-
dades en donde ellas participen) de la apliéación de las normas
consumeriles.
Esto no resulta descabellado, ya que el mismo art. 2°, por razo-
nes de política legislativa o de mera conveniencia, ha establecido
una exclusión para la actividad de los profesionales liberales que
cumplan con los recaudos previstos en dicho precepto.
Fuera de lo dicho, aquí el derecho internacional privado tendrá
soluciones normativas específicas para los contratos internaciona-

(52) Tratándose de seguros obligatorios para el desempeño de una actividad


(como lo son justamente los laborales, sean de vida o de riesgos del trabajo) la inte-
gración es directa ya que su contratación es esencial para el desempeño de la activi-
dad empresarial.
Todo lo relativo a la problemática de considerar a los trabajadores siniestrados
como consumidores frente a las ART puede consultarse en CHAMATROPULOS, DEME-
TRIO A., "La invocación del estatuto del consumidor por los trabajadores frente a las
ART'; RCyS, 2011-XII-19. Con mayor grado de detalle también en mi tesis titulada "La
relación de consumo entre el trabajador y la Aseguradora de Riesgos del Trabajo~
defendida oralmente en el marco de la Maestría en Derecho del Trabajo y Relacio-
nes Laborales Internacionales, dictada en la Universidad Nacional de Tres de Febrero
(UNTREF). Se trata de un trabajo inédito que no ha sido publicado hasta la fecha de
edición de esta obra.

- 152 -
ESTATUTO DEL CO NSUM I DOR C OMENTADO Art. 2°, ley 24.240

es de consumo (por ejemplo en materia de jurisdicción y legisla-


ción aplicable). Esto se abordará al comentar el art. 3°, LDC.

10. Los PROFESIONALES LIBERALES

Como una primera aproximación a la regulación de las profesio-


nales liberales se puede citar al CCyCN que, en su art. 1768, expresa
que "la actividad del profesional liberal está sujeta a las reglas de
las obligaciones de hacer". Luego agrega que "la responsabilidad es
ubjetiva, excepto que se haya comprometido un resultado concre-
o". Aclara que cuando la obligación de hacer se preste con cosas, la
responsabilidad no está comprendida por las normas que regulan
la responsabilidad derivada de la intervención de cosas y de ciertas
actividades, excepto que causen un daño derivado de su vicio. Por
último, no considera a la actividad del profesional liberal como una
actividad riesgosa.
Advierte con razón Farina C53) que la definición de profesionales
liberales no es precisa, aunque los usos y costumbres en nuestro
país las han identificado con aquellas que requieren la previa ob-
ención de un título universitario.
Dicho eso, se observa que la LDC excluye de su ámbito a los pro-
fesionales liberales "que requieran para su ejercicio título univer-
itario y matrícula otorgada por colegios profesionales reconocidos
oficialmente o autoridad facultada para ello".
Tambussi C54l considera correcta la exclusión, pues opina que,
de lo contrario, los profesionales liberales deberían responder bajo
parámetros objetivos con base en el art. 40, LDC, e incluso se po-
dría imponer responsabilidad solidaria a procuradores y gestores
que actúen junto a los abogados, por ejemplo. Considera que ello
contrariaría la naturaleza de las obligaciones de los profesionales
que son de medios como antes se vio.
Roberto Vázquez Ferreyra y Osear Romera C55l se han pronuncia-
do de acuerdo también con la exclusión, expresando que "se justifi-

(53) FARINA, JUAN M. 1 cit., p. 114.


(54) TAMBUSSI, CARLOS E., Juicios y procesos de consumidores y usuarios, Hammu-
rabi, Buenos Aires, 2014. p. 255.
(55) VÁZQUEZ FERREYRA, ROBERTO A. - ROMERA, ÜSCAR E., cit., p. 7.

- 153 -
Art. 20, ley 24.240 DEMETRIO ALEJANDRO CHAMATROPULOS

ca en razón de que estas profesiones por lo general están regladas,


y sometidas a normas éticas y deontológicas, sometidos sus inte-
grantes a controles por tribunales específicos (ej.: abogacía, medi-
cina, contadores, etc.)".
Rusconi <55>, por su parte, afirma que "cabría preguntarse si la
incorporación de estas actividades al régimen de defensa del con-
sumidor implicaría, en verdad, inmiscuirse en la reglamentación
del ejercicio profesional, ámbito que comprende, básicamente, el
control de la matrícula y la vigilancia de las normas de ética y dis-
ciplinarias". Esto porque, recuerda el autor, la CSJN ha resuelto que
la reglamentación de las profesiones liberales constituye una atri-
bución de las provincias.
Más allá de esto, no han sido pocos los autores que consideran
que la exclusión legal de los profesionales liberales es una solución
normativa incorrecta <51>.
Así Ghersi señala que la exclusión no hace más que reflejar una
actitud netamente corporativa, que sólo atiende a intereses mez-
quinos. También expresa que se está ante una excepción arbitraria,
ilegítima y carente de fundamento social <55).
Mosset Iturraspe<59>, en línea similar, resalta que la solución le-
gal "tiene un tinte 'corporativista' de defensa de ciertas pi:ofesiones,
consideradas privilegiadas o muy representativas de la 'sociedad
burguesa' y, por ende, dignas de protección". Agrega que la refor-
ma de 2008, al mantener la exclusión de estas personas del ámbito
de aplicación de la LDC, "es la prueba de un apego excesivo a la
tradición jurídica, de rendirse ante una solución que aunque sea
clásica aparece como injusta; que aunque provenga de Domat y del

(56) RUSCONI, DANTE D., "Nociones fundamentales: cit, en RUSCONI, DANTE D.


(dir.), cit., p. 219.
(57) Se han pronunciado expresamente en contra, entre otros, HERNÁNDBZ, CAR-
LOS A., "Los contratos de consumo: algunas tendencias actuales'; en ARAYA, MIGUEL
C. - BERGIA, MARCELO R., Derecho de la Empresa y del Mercado, t II, La Ley, Buenos
Aires, 2008, p. 77, y JUNYENT BAS, FRANCISCO - MOLINA SANDOVAL, CARLOS A. - GAR-
ZINO, MARÍA CONSTANZA - HEREDIA QUERRO, JUAN SEBASTIÁN, cit., p. 49.
(58) GHERSI, CARLOS A., "Los profesionales y la Ley del Consumidor (A propósito
de las XV Jornadas Nacionales de Derecho Civil)'; JA, 1996-1-839.
(59) MOSSET ITURRASPE, JORGE, ''Análisis introductorio'; cit., en MOSSET ITURRAS-
PE, JORGE - WAJNTRAUB, JAVIER H., cit., ps. 15 y SS.

- 154 -
ESTATUTO DEL CONSUMIDOR COMENTADO Art. 2°, ley 24.240

Código de los franceses, no se compadece con la realidad de los


servicios profesionales universitarios en los tiempos actuales".
Ernesto WayarC60), por su parte, ha sostenido que la exclusión
quizás se deba a que la correcta prestación de dichos servicios se
encuentra protegida por la sujeción del profesional a un colegio
que le impondrá normas éticas e instituirá una correspondiente
autoridad para hacerlas cumplir. No obstante, afirma que dicha ra-
zón no lo convence, ya que, por ejemplo, quienes venden productos
alimenticios, se encuentran regidos por un conjunto de preceptos
y órganos encargados de que sean observadas, y no por ello se en-
cuentran fuera del ámbito de aplicación de la LDC.
En una especie de posición intermedia, Luis Sáenz (61) conside-
ra que, si bien la inclusión de los profesionales liberales en la LDC
no es imposible, ello debería hacerse respetando las particulari-
dades de estas actividades, tal como sucede con la normativa bra-
sileña (62). Entre esas peculiaridades resalta que las obligaciones
de estos profesionales muchas veces son de medios y que la LDC,
tal como está estructurada hoy, no logra captar las característi-
cas que exhiben las actividades desarrolladas por profesionales
liberales.
Si bien ya me ocupé de esto en alguna ocasión anteriorC63), no
puedo dejar de manifestar que la exclusión de los profesionales
liberales viola la garantía de igualdad ante la ley (art. 16, CN(64)),
tratándose de un privilegio inadmisible que requiere urgente co-
rrección, la cual lamentablemente no ha ocurrido con la revisión

(60) WAYAR, ERNESTO C., Tarjeta de crédito y defensa del usuario, Astrea, Buenos
Aires, 2000, p. 85.
(61) SÁENZ, LUIS R. J., "Los profesionales liberales y la Ley de Defensa del Con-
sumidor'; en PICASSO, SEBASTIÁN - VÁZQUEZ FERREYRA, ROBERTO A. (dirs.), cit., t. 11,
ps. 101 y SS.
(62) Se informa al lector que el CDC brasileño, si bien incluye a los profesionales
liberales dentro de su ámbito, aclara que su responsabilidad se evalúa bajo el pará-
metro de la culpa (art. 14.4).
(63) CHAMATROPULOS, DEMETRIO A., "¿Profesiones liberales o privilegiadas"?,
Compendio de Jurisprudencia, Legislación y Doctrina, nro. 15, enero-febrero de 2008,
Errepar, p. 219.
(64) Art. 16, CN: "La Nación Argentina no admite prerrogativas de sangre, ni de
nacimiento: no hay en ella fueros personales ni títulos de nobleza. Todos sus habitan-
tes son iguales ante la ley, f admisibles en los empleos sin otra condición que la ido-
neidad. La igualdad es la base del impuesto y de las cargas públicas''.

- 15S -
Art. 2°, ley 24.240 DEMETRIO ALEJANDRO CHAMATROPULOS

.
de la LDC que efectuó el CCyCN, que si bien sustituyó el texto de
algunos preceptos de la LDC, no modificó ni suprimió el segundo
párrafo del art. 2° de dicha leyC65).
La exclusión es sorprendente, sobre todo por el espíritu abarca-
tivo que inunda a la definición legal de proveedor, la cual engloba
prácticamente a toda actividad económica desarrollada con fines
de lucro.
,
La irrazonabilidad resulta patente cuando, recorriendo el arti-
culado de la LDC, se advierte que sólo dos grandes actividades se
encuentran eximidas de cumplir la ley: los profesionales liberales y
el transporte aéreo (aunque en este último caso se permite su apli-
cación supletoria como se verá al analizar el art. 63, LDC).
El argumento referido a la suficiencia del sometimiento de estos
profesionales al control de la matrícula o de la autoridad específica
de contralor no tiene sentido, pues si se actuara con ese criterio en
las distintas industrias (seguros, bancos, medicina prepaga, etc.)
un sinfín de actividades quedarían sometidas a una pretendida
"doble regulación" y de esta manera la LDC se quedaría práctica-
mente sin sujetos obligados a su cumplimiento, lo cual sería un
contrasentido.

(65) Como simple curiosidad cabe resaltar que el art. 1093 del CCyCN, al definir al
contrato de consumo y caracterizar indirectamente al proveedor se refiere a la presta-
ción de servicios sin efectuar exclusión alguna respecto de los profesionales liberales.
Cabe preguntarse si a través de la invocación del principio de norma más favorable
(conf. arts. 3°, LDC, y 1094, CCyCN) un consumidor vinculado con un profesional de
esas características no podría plantear que este último quede obligado a cumplir con
las normas consumeriles. Se deja planteada la inquietud para desarrollos doctrina-
rios posteriores. Amén de lo dicho, cabe recordar que incluso, como ya lo señalaba
Piero Calamandrei hace muchos años, existe una tendencia creciente en los aboga-
dos en particular (y los profesionales liberales en general, agrego) de llevar adelante
formas de ganancias adicionales mediante actividades que son extrañas a su profe-
sión. CALAMANDREI, PIERO, Demasiados abogados, Victoriano Súarez, Madrid, 1926,
p.93.
Sigal se pregunta también si el art. 1093, CCyCN, no implica una derogación tácita
del art. 2°, LDC, suprimiendo, en consecuencia, la exclusión de los profesionales libe-
rales de las normas de la LDC. Concluye que no, pues, para este tipo de derogaciones
el criterio a sostener debe ser siempre restrictivo, en consonancia con el criterio de
la CSJN (Fallos: 150:150). SIGAL, MARTÍN, "Comentario al art. 1093'; en RlvERA, Juuo
CÉSAR - MEDINA, GRACIELA (dirs.), cit., t. III, p. 723. En similar sentido: LOVECE, GRA-
CIELA, "Comentario al art. 1093'; en CALVO COSTA, CARLOS A. (dir.), cit., t. II, p. 146.

- 156 -
ESTATUTO D EL C O N SUMIDOR C OMENTADO Art. 2°, ley 24.240

Resulta oportuno cerrar este apartado recordando ciertos ante-


cedentes históricos con respecto a quienes desempeñan profesio-
nes liberales. Traer dichas épocas a los tiempos actuales no es algo
superfluo o caprichoso; al contrario, permitirá observar el gran
contraste existente entre la manera como estaban reguladas esas
profesiones en aquellos momentos y como se encara su tratamien-
o legal hoy en día.
Es realmente destacable que, en Roma, por ejemplo, quien ejer-
cía una profesión de las hoy llamadas liberales, no cobraba ningu-
na retribución por dicho servicio. Por el contrario, era una labor
que otorgaba gran dignidad a quienes las llevaban a cabo, lo que
compensaba con creces el carácter de gratuidad económica de la
prestación. Como bien señala López Herrera C55), lo que estaba en
juego era el honor del profesional. Es por ello que hoy en día es muy
utilizada la palabra "honorarios" para denominar a la retribución
que se obtiene por la prestación de dichos servicios.
Por supuesto que se deben poner las cosas en su justa medida
y expresar también que quienes desempeñaban estas actividades
e hallaban entre las personas integrantes de las esferas sociales y
económicas más altas, lo que, sin duda, permitía darse el "lujo" de
no cobrar por los trabajos realizados.
Lo antes manifestado sirve simplemente para recordar una ob-
,iedad: si bien nadie exige que se trabaje ad honorem como en la
antigua Roma, resulta esencial un desempeño de actividades bajo
el mayor grado de diligencia posible. Y permitir que las profesiones
liberales sean reguladas por la LDC puede ser un conducente para
ello.

10.1. Requisitos para la exclusión

Los profesionales excluidos de la LDC deben cumplir necesa-


riamente distintos requisitos que a continuación se enumerarán.
Todos ellos deberán ser interpretados de manera restrictiva, en
atención a que la exclusión constituye una excepción al principio
general de que todo proveedor de servicios está incluido en la ley.
l. En primer lugar, debe tratarse de profesionales liberales .

.
(66) LÓPEZ H ERRERA, EDGARDO, Manual..., cit., p. 654.

- 1S7 -
ArLZO,ley24.240 DEMETRIO ALEJANDRO CHAMATRO~

Wajntraub <57>señala que los profesionales liberales son aquella


personas que reúnen dos requisitos: poseen título universitario .
trabajan de manera independiente.
Ello lleva a preguntarse qué sucede cuando el profesional
desempeña su actividad, no de manera independiente, sino valién-
dose de una organización empresarial.
La mayoría de la doctrina afirma que la exclusión cede en es-
tos supuestos <68>. Al respecto se ha explicado que los profesion
liberales estarán excluidos en la medida en que sus habilidades
capacidades no resulten delegables en terceros. Cuando se prodUQI
esa delegación, nace un proveedor de servicios previsto en el p~
mer párrafo del art. 2°, LDC<69>.
Lógicamente, cuando el profesional se vale de una estructwa
empresaria, no sólo él queda incluido en la LDC, sino que también
la empresa de prestación de servicios que integra deberá respon-
der por sus actos. En tal sentido, se puede citar la solución dada
por la ley peruana, al ocuparse específicamente de los productol
y servicios de salud, que expresa que los establecimientos de salud
responden solidariamente por "los actos de los profesionales que
de manera independiente desarrollen sus actividades empleandal
la infraestructura o equipos del primero, salvo que el servicio haya
sido ofrecido sin utilizar la imagen, reputación o marca del referida
establecimiento y esa independencia haya sido informada previa
expresamente al consumidor" <70>.

(67) WAJNTRAUB, JAVIER H., Proteccitltijurldica del consumidor, LexisNexis - De-


palma, Buenos Aires, 2004, AP 3201/000704.
(68) Se han pronunciado expresamente por esta postura, entre otros, WAJJI-
TRAUB, JAVIER H., "Análisis exegético de la ley: cit., en MOSSET ITURRASPE, JORGE -
WAJNTRAUB, JAVIER H., cit., ps. 50 y 51; En sentido similar: LORENZETTI, RICARDO L
Consumidores..., cit., p. 115; CARRANzA TORRES, LUIS R. - ROSSI, JORGE o., cit., p. 37.
Bajo la vigencia del CCyCN hay autores que agregan que su art. 1093 otorga m~
res argumentos para sostener esta posición, pues dicho precepto, al mencionar como
proveedor a la "empresa: daría lugar a que los profesionales liberales que dese~
ñan su actividad bajo la forma de empresa puedan ser captados por las normas con-
sumeriles. LEIVA FERNÁNDEZ, LUIS F. P., "Comentario al art. 1093: en ALTERINI, JORGE
H. (dir.)-ALTERINI, IGNACIO E. (coord.), cit., t. V, p. 808.
(69) FARINA, JUAN M., cit., p. 115.
(70) Art. 68.2, ley 29.571 de Perú.
Respecto de los profesionales de la salud que forman parte de la "cartilla" de las
empresas de medicina prepaga se ha dicho que no pueden invocar la exclusióa

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ESTATUTO DEL C ONSUMIDOR C OMENTADO Art. 2°, ley 24.240

Asimismo, todos aquellos profesionales que no sean universi-


tarios deberían quedar incluidos en la LDC por no poder invocar
la excepción prevista en su art. 2°. En tal sentido, cabe recordar el
caso jurisprudencia! de un productor de seguros que fue multado
por un incumplimiento frente a un asegurado C71) .
Sin embargo, algún sector de la doctrina sostiene que los pro-
fesionales que no tienen título universitario sino terciario también
están excluidos de la LDC, porque ello se encuentra implícito en la
excepción prevista para los profesionales universitarios C72l.
En tal sentido, es oportuno traer al presente una sentencia del
año 2011 en donde se expresó que el constructor matriculado que
suscribe el plan de obra para su aprobación por los organismos per-
tinentes, merece, pese a no poseer título universitario, ser inclui-
do en la excepción que prevé el segundo párrafo del art. 2°, LDC.
Agregaron los jueces que excluir de la excepción a los matriculados
sin título universitario, llevaría al absurdo de responsabilizar a los
maestros o profesores que enseñan a alumnos particulares, a los
masajistas, manicuras, etcétera C73) .
Se trata de una interpretación extensiva de una excepción que
no tiene respaldo legal.
2. Necesidad de matrícula otorgada por colegios profesionales
reconocidos oficialmente o autoridad facultada para ello.
En opinión que no comparto, Farina C74) advierte que la exclu-
sión abarca también a los profesionales que no estén matriculados,
en la medida en que la profesión en cuestión requiera matricula-

prevista en el art. 2°, LDC, ya que dichos profesionales en sí mismos poseen una
organización empresarial intermedia entre la empresa de medicina prepaga y el
paciente y además "son un 'insumo' en la organización del sistema y estructura de
las empresas de medicina prepaga''. GHERSI, CARLOS A. - WEINGARTEN, CELIA, Tra-
tado de regulación de la empresa de medicina prepaga, La Ley, Buenos Aires, 2012,
ps. 281 yss.
(71) CApel. Noreste Chubut, sala A, 21/8/ 2003, "Fuentealba lbánez, Leopoldo c.
Federación Patronal Coop. de Seguros Ltda. y/ o Rey, Marcelo'; LLPatagonia, 2004
(mayo), p. 360.
(72) FARINA, JUAN M., cit., p. 115.
(73) CCiv. y Com. Lomas de Zamora, sala 11, ·1217 /2011, "Del P., J. R. c. M., C. A. y
otros'; APBA, 2012-1 -67.
(74) FARINA, JUAN M., cit., p. 114.

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Art. 2-, _leyZ4.240 0 EMETRIO ALEJANDRO CHAMATR.OPULOS

ción. Señala que, de lo contrario, se daría la incongruencia de que


el abogado que emite un dictamen en una jurisdicción en la cual
no se encuentra matriculado debería responder como proveedor
en los términos de la LDC <75).
Agrega este autor que se debió haber previsto la exclusión para
profesionales habilitados para actuar, pues lo relativo a la matricu-
lación puede originar confusiones <75).
Sin perjuicio de la exigencia del control de matrícula, acerta-
damente expresan Graciela Pinese y Pablo Corbalán que ese con-
trol "no se traduce en modo alguno en tutela del consumidor o
usuario, sino que, por el contrario, atañe a otras cuestiones intrín-
secamente relacionadas a la profesión que se trate y su efectivo
ejercicio" <77).

10.2. Observancia de la LDC en materia de publicidad

Aun cuando el profesional liberal puede invocar a su favor la ex-


clusión del régimen, ello no podrá ocurrir respecto de la publicidad
que haga de sus servicios.
Según Wajntraub<78>, "la realización de publicidad importa una
suerte de sometimiento voluntario del profesional al régimen pro-
tectorio especial de los consumidores, aunque corresponderá dis-
tinguir el contenido del anuncio, no alcanzando para involucrar
al profesional en el marco de la ley 24.240 el solo hecho de realizar
mensajes de carácter meramente informativos. Será necesario por
ende una publicidad relativa a características especiales de la pres-
tación, que puedan además ser diferenciadas de las comunes a la
actividad".

(75) En contra de esta posición también: WAJNTRAUB, JAVIER H., '½nálisis exegéti-
co de la ley': cit., en MOSSET ITURRASPE, JORGE - WAJNTRAUB, JAVIER H., cit., p. 51; Lo-
RENZETTI, RICARDO L, Consumidores... , cit., p. 132.
(76) FARINA, JUAN M., cit., p. 115.
(77) PINESE, GRACIELA G. - CORBALÁN, PABLO s., Ley de Defensa del Consumidor,
Cathedra Jurídica, Buenos Aires, 2009, p. 76.
(78) WAJNTRAUB, JAVIER H., '½nálisis exegético de la ley'; cit., en MOSSET ITURRAS-
PE, JORGE - WAJNTRAUB, JAVIER H., cit., p. 52.

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