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DE BUENOS
AIRES.
I-Preliminar
Dentro del limitado marco de este trabajo, intentaremos abordar ciertos aspectos que
presenta el Derecho del Consumidor en nuestra sociedad, con especial atención en cómo se
materializa en la provincia de Buenos Aires, utilizando cual caso testigo nuestra ciudad:
Chivilcoy.
Adelantamos al lector que el principal punto referencial, que no debe perder de vista, es que
imbuye nuestra idea -esbozada en primer término por la Dra. Herrera en su trabajo
monográfico de posgrado-, la experiencia obtenida a través del ejercicio profesional liberal.
Desde esa perspectiva es que, no obstante abordar la situación jurídica actual de los derechos
y obligaciones involucrados, centraremos nuestra ponderación sobre aquellos “síntomas” que
las respuestas estaduales al reclamo del consumidor dejan ver.
Por último, en lo que no debe entenderse sino como una humilde intención, nos permitimos
ensayar algunas propuestas en pos de mejorar la situación actual que motiva nuestra crítica.,
II-Algunas notas sobre la situación actual del Derecho Formal del Consumidor.
El ilustre escritor uruguayo, Eduardo Galeano, con el tino que lo caracteriza, nos invita a
reflexionar al sostener que “En el reino de lo efímero, todo se convierte inmediatamente en
chatarra para que bien se multipliquen la demanda, las deudas y las ganancias, las cosas se
agotan en un santiamén, como las imágenes que dispara la ametralladora de la televisión y las
modas y los ídolos que la publicidad lanza al mercado” (GALEANO Ed d “Ú l tí l El d GALEANO,
Eduardo, Úselo y tírelo. Mundo del fin del milenio visto desde una ecología latinoamericana”,
Planeta, Buenos Aires, 1994) Nuestra sociedad es alcanzada por el mensaje que el reconocido
autor pretende brindar. Vivimos en una sociedad de consumo, donde una persona vale por lo
que tiene y no por lo que es.
Más allá de cualquier análisis filosófico, desde una concepción real no podemos dudar que la
sociedad es y será por siempre impulsada hacia el consumo indiscriminado (e irresponsable)
de bienes y servicios. Las necesidades impuestas por la sociedad capitalista fomentan una
cultura de consumo que excede notoriamente lo primordial para desarrollar una vida dentro
de un estándar adecuado, según pautas basadas en básicos requerimientos.
Es en esa idea de adquirir bienes y servicios en forma masiva donde encontramos que la
relación entre consumidor-usuario y proveedor es de subordinación estructural, donde a esta
altura seguro esta demás decir, el primero de ellos representa la parte “débil” de la relación.
Muchas veces hallamos que las empresas prestadoras de determinados servicios son
monopólicas; no poseen competencia real en el mercado y sumado a ello tenemos los famosos
contratos “de adhesión” donde la negociación es cuanto menos escasa (por no decir nula); etc.
Y lo que es peor, todo ello se da en una sociedad donde la mayoría de los consumidores no
tienen acceso igualitario a los bienes esenciales, tampoco a una formación e información
adecuada que les posibilite adoptar elecciones de consumo razonadas y convenientes; no
pueden defenderse o no saben que tienen derecho a hacerlo.- A decir verdad, en el mapa del
derecho material, el del consumidor lejos está de comprender la totalidad de nuestro
territorio.
-La Constitución Nacional, en su Art. 42, párrafo primero, regula los derechos de los
consumidores, establece la protección debida por las autoridades como así por el orden
jurídico. Trata a los consumidores en el Artículo 43, mientras que en su Art. 75 inc. 22
incorpora tratados internacionales sobre derechos humanos cuya aplicación inmediata ha sido
reconocida por nuestros Tribunales y que sin duda complementa la protección supra legal. .
-A su vez, la Ley 24240, con las reformas introducidas por la ley 26361, aborda en extenso el
tratamiento de los derechos y obligaciones derivados de la relación y contrato de consumo, y
junto con las leyes N°25156 “Defensa de la Competencia” y N° 22802 de “Lealtad Comercial”
conforman un marco protectorio y regulador apropiado para los tiempos que corren, no
obstante su obvia perfectibilidad.
Siguiendo el Artículo realizado por Gabriel Stiglitz (publicado en La Ley, el 29/10/2012), sobre
“La Defensa del consumidor en el Proyecto de código” subrayamos que se ha proyectado la
regulación de los contratos bancarios (arts. 1384 a 1389) Tiempos Compartidos y Cementerios
Privados (arts. 2100 a 2111) Contratos por adhesión (arts. 984 989) Prácticas abusivas en
General (arts. 1096 a 1099) y Clausulas abusivas (arts. 1117 a 1122) Publicidad (arts 1100 a
1103). Además, hay regulaciones que inciden directamente en el consumidor, por ejemplo,
responsabilidad civil, contratos, etc. Asimismo, en el anexo II, Art. 3 se modifica la ley 24240:
Vgr. el Art.1 (Concepto de Consumidor), 8 (Publicidad), 40 bis, 50 (Prescripción) 52 bis (sanción
pecuniaria disuasiva).- Como nota crítica observamos que la modificación introducida al
anteproyecto por el Poder Ejecutivo Nacional eliminó la regulación en materia de derechos
colectivos, daños colectivos, acciones colectivas y Responsabilidad del Estado y de los
Funcionarios Públicos, alteración que resiente la integridad del código originariamente
redactado.
Para ir acercándonos a la idea que pretendemos ilustrar, entendemos oportuno destacar que
al hablar de los derechos de los consumidores-usuarios debemos tener muy en cuenta la
necesidad de otorgar una tutela procesal diferenciada, efectiva y eficaz que equilibre la
situación material y procesal de las partes del contrato/relación de consumo con especial
atención a la hiposuficiencia negocial, técnica y económica que presenta la persona que
consume.
En tal sentido, formalmente nos encontramos con un proceso abreviado (Art. 53 de la ley
24240) que en la práctica jurisdiccional de nuestro departamento judicial (Mercedes – BA)
puede demandar cuanto menos tres o cuatro años desde el inicio de la mediación previa
obligatoria hasta el dictado de una sentencia definitiva (de sumarísimo sólo el nombre).
El Dr. Lorenzetti, en su libro: “Consumidores” (Editorial Rubinzal-Culsoni, Santa Fe, 2003 pág.
21), señala los siguientes obstáculos para acceder a la justicia: I) el económico, por el cual
muchas personas no tienen acceso en virtud de su pobreza; II) el organizativo, por el cual los
intereses colectivos o difusos no son eficazmente “tutelados”; y III) el procesal, por el cual los
procedimientos tradicionales son “ineficaces” para encausar estos intereses. Sobre estos
aspectos volveremos más adelante.
Siempre que se esgrimen las falencias de un sistema procesal jurisdiccional, poco tiempo pasa
para que aparezcan ideadores de supuestos sistemas administrativos automatizados, céleres y
confiables cuyo éxito radica, justamente, en la ausencia de verdadera intervención y defensa
de los derechos de quienes, casualmente, resultan sus hipotéticos beneficiarios. Basta apreciar
la regulación de los daños y perjuicios derivados de enfermedades y accidentes de trabajo para
advertir, quizás, un horizonte hacia el cual, en el peor de los casos, los empresarios
inescrupulosos quieren dirigir el alcance y juzgamiento de su responsabilidad.
En fin, ¿el Estado Argentino brinda al consumidor-usuario las herramientas necesarias para
que puedan defender sus prerrogativas y derechos? ¿Se sanciona adecuadamente al
proveedor que abusa del consumidor-usuario a la hora de la contratación?
Compartimos la crítica formulada por los Dres. Dante Rusconi y Jorge M. Bru en su Manual de
Derecho del Consumidor (Capitulo XIII. Pág. 540) al decir: “En las provincias, el ejercicio de la
función de autoridad de aplicación de la LDC recae en estructuras con el rango de dirección
que, al igual que la autoridad nacional, se encuentran ubicadas dentro de un área ministerial
económica o de producción o industria … Es vital en nuestro país una profunda
reestructuración del ejercicio de las competencias y atribuciones relacionadas con la
legislación de protección de consumidores y usuarios. No caben dudas de que mientras esta
función esté asignada a organismos, cualquiera sea su rango o jerarquía, dependientes de
áreas económicas, la protección estatal en la materia estará condenada al fracaso y, en el
mejor de los casos, dependerá de arrestos individuales de algún funcionario, o de que la
coyuntura indique que en determinado momento es políticamente conveniente defender a los
consumidores.” … “… Los funcionarios políticos encargados de la defensa del consumidor,
ubicados dentro de una estructura gubernamental relacionada con la economía, la industria o
el desarrollo económico, se encuentran seriamente condicionados. Cualquiera sea su
jerarquía, en la decisión de adoptar una medida en protección de los derechos de los
consumidores, que confronte con los intereses económicos de una empresa, prevalecerá,
seguramente, el favorecimiento de las actividades empresariales por sobre la protección de los
consumidores y usuarios perjudicados. Salvo que sea políticamente conveniente y, en el caso
concreto, obrar a favor de los consumidores, o que el funcionario actúe a pesar de todo
acontecimiento y cumpla con su deber, aun a costa de su continuidad en el cargo. … . Debe
dotarse a los organismos estatales encargados de brindar protección a consumidores y
usuarios de autonomía, jurídica, presupuestaría y política.”(La negrita y el subrayado nos
pertenecen).-
Del universo de potenciales afectados por conductas disvaliosas puestas en práctica por los
sujetos obligados (proveedores, prestadores, etc), es verdaderamente insignificante el numero
de personas que plasman formalmente su descontento. Sin dudas, diferentes obstáculos
imposibilitan y desalientan el acceso de consumidores y usuarios a los de por si precarios
mecanismos institucionales de resolución de conflictos.
La mayor parte de las afectaciones de los derechos de los consumidores y usuarios pasan
inadvertidas para el sistema estatal de tutela. Esta situación produce un doble efecto negativo.
En primer lugar acrecienta el descontento y la resignación de los destinatarios de la protección
legal, instalando una sensación de ineficacia de la Administración en su rol de control de los
agentes fuertes del mercado y, por el otro, convalida la “rentabilidad ilegitima” de aquellos
proveedores que incorporan como margen extra de ganancia el resultado económico
favorable que implican las afectaciones no reclamadas e impunes. También podría agregarse
que las ganancias fraudulentas o ilegítimas de los proveedores poseen el efecto colateral de
retroalimentar las inequidades imperantes en el mercado, ya que las conductas ilegítimas no
punidas castigan indirectamente a los empresarios honestos, quienes por el simple hecho de
cumplir con la ley quedan en inferioridad de condiciones en su competencia contra quienes se
valen de ardides o engaños para incrementar sus márgenes de rentabilidad (véase “Unión de
Usuarios v. Banco Provincia de Buenos Aires” sentencia del 22/09/2009, Juz. Nacional Nº21,
Secretaría 41 CABA, Sala C Camara Nacional de Apelaciones en lo Comercial).
Tal como adelantáramos supra, entendemos que hemos llegado a un nivel de reconocimiento
de “Derechos de los Consumidores” que nos obliga a profundizar su estudio (sin demora o
espera alguna) en pos de lograr un crecimiento exponencial de su vigencia material. La
aplicación integral y sistémica de todo el ordenamiento jurídico ya posibilita adoptar políticas
protectorias eficaces que se traduzcan en respuestas estaduales justas.
III-Proyección material del Derecho del Consumidor.
Crítica y Propuesta:
Vivimos en una ciudad situada a 160Kmts. de la C.A.B.A. y no dudamos en afirmar que los
consumidores son, y lo serán por mucho tiempo más, defraudados impunemente ante la
mirada desaprensiva de un Estado que, con su desinterés, pareciera preocuparse por defender
los intereses empresariales.
Al hablar de Derecho del Consumidor tenemos que ahondar el análisis de nuestra realidad
para obtener a partir de allí su verdadero significado social. No debe entenderse como un
derecho teórico que sirve de principio para la aplicación de otras normas. Todo lo contrario, el
Derecho del Consumo es realidad, es ejercicio, es “la vida misma”, y por ello cualquier análisis
de su validez debe partir desde la verdad que emana de la práctica del consumidor.
En la ciudad de Chivilcoy, desde hace muchos años –por no decir “siempre”-, ni Telefónica, ni
Movistar, ni Speedy, ni Advance, cuentan con oficinas para recibir los reclamos de los
Consumidores. Sólo hay oficinas para contratar el servicio, pero no para responder por los
incumplimientos en su prestación. Es más, como muestra de impunidad e insulto, el personal
que atiende éstas últimas pone a disposición de los Consumidores “cabinas” para que
encausen sus reclamos por vía telefónica. Sin dudas que tal situación constituye una injuria a
los derechos de los consumidores pero más importante es que constituye un fuerte ahorro de
costos para las empresas pues no necesitan contratar personal, ni locar inmuebles, ni pagar los
costos de funcionamiento habituales de todo establecimiento.
Cuál es la respuesta del Estado frente a tamaña desidia empresarial: Poner a disposición de las
empresas –y a su exclusivo beneficio- “Oficinas de Defensa Empresarial” (mal llamadas “de
defensa del consumidor”) por vía de las cuales los empresarios pueden dar “respuesta” a los
reclamos de los consumidores a un bajísimo costo y sin ninguna carga económica ni
indemnizatoria “extra”.
Es así que en Chivilcoy las empresas nombradas cuentan con uno o dos días a la semana que la
O.D.E. exclusivamente reserva para atender los reclamos de los consumidores. En cada
oportunidad un letrado se apersona semanalmente en la aludida dependencia y comienza a
“solucionar” los reclamos, los mismos reclamos, esos que si bien cambian de portador
mantienen su identidad. Podríamos decir que el proceso está “automatizado” y la recaudación
más que asegurada. ¿Y el derecho del consumo? Bien inerte en el compendio de leyes.
Sin dudas la judicialización no importa en sí misma una garantía absoluta de justicia, pero no
podemos dejar de considerar que toda jurisdicción no ejercida por el Estado es asumida
directamente por los particulares, más precisamente, por aquellos que poseen mayor poder
económico. Hoy, la justicia del consumidor, está “en manos” de las empresas y no de los
usuarios.
El camino de la Información:
Resulta imprescindible contar con estadísticas serias respecto de los reclamos efectuados por
los consumidores en toda instancia administrativa y judicial. Actualmente, las O.D.E. (mal
llamadas OMIC) cuentan con sobrada información que no es utilizada y mucho menos
difundida ante la sociedad. A su vez, la S.C.B.A. debería imponer nuevos códigos para el
ingreso de causas judiciales de modo tal que se individualice todo reclamo fundado en la L.D.C.
(no existe en la actualidad). Una vez recabada esta información, podrán diagramarse políticas
de prevención, contención y represión a favor de los consumidores.
El camino del Acceso:
Es necesario que miremos el Derecho Laboral para a partir de allí elaborar nuevas propuestas
superadoras. Tenemos dos sujetos de preferente tutela constitucional con marcadas
coincidencias. Sin embargo, la diferencia en el acceso a la defensa de sus derechos es
notoriamente disímil. Por ejemplo, urge instaurar el Telegrama del Consumidor (hay varios
proyectos a nivel nacional que lo han propuesto) con proyección similar al actual T.C.L. de la
ley 23789.-
El camino de la Justicia
Como sostuvimos párrafos anteriores, creemos que la inmediata puesta en funcionamiento del
Telegrama del Consumidor generará una mayor facilidad para acceder a instancias
jurisdiccionales. Ahora bien, la mediación instaurada recientemente en la provincia de Bs. As.
se erige, lamentablemente, como un nuevo obstáculo para acceder al sistema de Justicia. En
efecto, marginando toda postura teórica y basándonos en experiencias prácticas, en la
actualidad el inmediato acceso del consumidor a la justicia encuentra distintas vallas que la
gratuidad establecida en la L.D.C. no logra sortear en debido tiempo. Por ello consideramos
necesario poner como optativa la mediación, a elección del consumidor y con todos los gastos
causídicos eximidos de pago, no obstante su posterior revisión en oportunidad de dictarse
sentencia. En este proceso sumario del consumidor, y previa traba de litis, deberá efectuarse
una audiencia preliminar con el alcance dado por el Art. 360 del C.P.C.C.N.
El camino de la “Defensa”
Hoy día cuando un trabajador bonaerense decide reclamar por sus derechos laborales puede
acceder en forma gratuita a un patrocinio jurídico brindado por abogados (sean estos del
propio Ministerio de Trabajo –Bs. As. o elegidos por nomina si el Delegado Regional lo
autoriza). En cambio, el consumidor, sujeto que presenta también hiposuficiencia económica y
negocial, no cuenta con tal posibilidad. Si quiere accionar debe pagar los honorarios de su
abogado quien, seguramente en base a su experiencia, los cotizará en sumas que, en la
mayoría de los casos, superarán el monto cuyo resarcimiento o recupero se intente, pues bien
sabe el cúmulo de trabajo que demandará la obtención del resultado pretendido.
No hay ningún obstáculo para que al momento de sentenciar, el Juzgador establezca el alcance
definitivo que se otorgará al beneficio de gratuidad provisoriamente concedido, pudiendo en
tal oportunidad distribuir las costas de la manera que estime más apropiada considerando el
resultado de la litis.
Demás está decir que los operadores de todo el sistema vinculado a los derechos del consumo
deben estar tan capacitados como comprometidos a cumplir un rol que excede lo individual. El
alto contenido social de la materia importa un plus que no puede pasar desapercibido. Cada
resolución deberá estar dotada de un fuerte contenido docente y aleccionador, tanto para el
consumidor como para el empresario.
Seguramente esta propuesta podrá recibir como respuesta que: “fomenta la industria del
juicio”, máxime cuando prioriza la Justicia por sobre la actuación extrajudicial administrativa
que ha sido tan sistémica y permeable a la desidia y conductas recalcitrantes de los
empresarios que ven en el incumplimiento un fabuloso negocio, generador de millones y
millones de pesos.
Conclusión:
Las actuales carencias o mediocres resultados que, especialmente en el interior del país, han
demostrado las políticas y controles llevados a cabo, obliga a instrumentar en forma urgente
causes ágiles y gratuitos de acceso al servicio de justicia.
Hasta tanto eso suceda, la realidad será idéntica a la que hoy día vivimos, donde todo el
sistema de justicia alienta y cobija la irresponsabilidad, la desidia y la constante burla de los
derechos de los consumidores.
Fuente: CADJM
La norma surge dentro de un contexto de presiones para aplicar medidas de control directo de
precios, que quedaron en evidencia con la presentación en el Congreso de varios proyectos de
Ley de regulación del acceso a espacios de góndolas en supermercados.
Su aplicabilidad puede ser cuestionada. Por lo pronto el artículo 72° de este DNU deroga nada
menos que la Ley 22.802 de Lealtad Comercial. Si bien se trata de una norma del último
gobierno de facto, la derogación de una Ley, se supone que exige una Ley del Congreso, y no
un DNU que bien podría ser derogado por otro futuro Presidente.
El decreto apunta a castigar prácticas que pueden inducir a abuso de posición dominante de
empresas comercializadoras respecto de sus proveedores, así como a prácticas que pueden
inducir a engaño a los consumidores. No queda claro del decreto la urgencia de la normativa,
ni tampoco su "necesidad". En gran medida el plexo normativo existente es bastante
completo, y en todo caso si se aplica o no con todo el rigor que prevé dicha normativa,
depende de una decisión política. Lo mismo cabe comentar respecto de la futura aplicación
efectiva de este DNU.
El articulado contiene varias cláusulas controversiales. Según la cláusula general (art. 9°) del
DNU, se define como competencia desleal a todo acto que por medios "indebidos" resulte
"objetivamente apta" para afectar la posición "competitiva" de una persona o el "adecuado"
funcionamiento "del proceso competitivo". Pero los supuestos particulares del artículo 10° del
DNU no terminan de definir los conceptos y adjetivos entrecomillados. Por consiguiente, no
sería de descartar que no pocas denuncias y contiendas judiciales terminen en la nada.
Las multas previstas son de hasta 10 millones de las unidades móviles de la Ley de Defensa de
la Competencia 27.742. Cada una valía $20 a mayo del año pasado, fecha de sanción de dicha
Ley, que prevé su actualización en base al IPC. Con una actualización en torno de 50% en un
año, hoy cada unidad vale $30, de modo que el monto máximo de multas previsto se
encuentra en torno de $300 millones, pero irá ajustándose hacia arriba con el IPC. Ergo, tanto
el "techo" como el criterio de aplicabilidad del monto preciso de las multas a cada caso, de
corresponder, también queda sujeto a una amplitud de criterio demasiado discrecional. Algo
que puede ser más que problemático para no pocos servicios (el decreto vale para mercados
de bienes y también de servicios).
Conclusión: las ambigüedades y dudas aquí mencionadas son sólo algunas, y se podrían
enumerar muchas más. Sí es claro es que no es un decreto de "regulación de góndolas", pero
es una incógnita qué aportará en materia de efectiva transparencia de mercados, lealtad
comercial y protección de los derechos de los consumidores.
El Gobierno oficializó por decreto la nueva ley de Lealtad Comercial: cuáles son los 13 actos de
competencia desleal y las 5 sanciones que establece
22 de Abril de 2019
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A través del decreto 274/2019, el Gobierno publicó la nueva ley de Lealtad Comercial, con el
objetivo de "asegurar la lealtad y transparencia en las relaciones comerciales y garantizar el
acceso a información esencial sobre los productos y servicios comercializados".
La norma prohíbe los actos de competencia desleal, "cualquiera sea la forma que adopten, el
medio a través del cual se realicen y el mercado en el que tengan lugar". "No será necesario
acreditar la generación de un daño, pudiendo éste ser actual o potencial", indica el texto, que
figura en el Boletín Oficial de este lunes.
En los considerandos, el Ejecutivo argumentó que hoy no existe una norma general que
unifique las conductas desleales y que por eso "deviene necesario (…) definir una regulación
integral y sistematizada". "La medida propiciada se enmarca en razones de estricto interés
público, impulsando la creación de una herramienta institucional y moderna, a través de la
cual el Gobierno Nacional posibilite, mediante la prohibición y sanción de actos y prácticas
desleales, el desarrollo de un comercio justo y competitivo", agregó la Casa Rosada.
De acuerdo con el decreto, constituye un acto de competencia desleal "toda acción u omisión
que, por medios indebidos, resulte objetivamente apta para afectar la posición competitiva de
una persona o el adecuado funcionamiento del proceso competitivo".
El Gobierno estableció de esta manera las 13 conductas que serán consideradas desleales por
la ley:
Por otra parte, el Gobierno prohibió "la realización de cualquier clase de presentación, de
publicidad o propaganda que mediante inexactitudes u ocultamientos pueda inducir al error,
engaño o confusión respecto de las características o propiedades, naturaleza, origen, calidad,
pureza, mezcla, cantidad, uso, precio, condiciones de comercialización o técnicas de
producción de bienes muebles, inmuebles o servicios".
Asimismo, el Ejecutivo estableció que los productos envasados que se comercialicen en el país,
fabricados o no en él, deberán estar identificar la siguiente información: el nombre del
artículo; país de origen; calidad, pureza o mezcla; y las medidas netas de su contenido.
En tanto, los productos de origen extranjero que sufran en el país un proceso de fraccionado,
armado, terminado u otro análogo que no implique una modificación en su naturaleza,
"deberán llevar una leyenda que indique dicho proceso y serán considerados como de
industria extranjera".
"En el caso de un producto integrado con elementos fabricados en diferentes países, será
considerado originario de aquel donde hubiera adquirido su naturaleza", prescribe la ley.
Además, la administración nacional definió cuáles son las sanciones que podrían recibir las
personas humanas o jurídicas que infrinjan la ley.
1) Apercibimiento.
2) Multa por un monto equivalente a entre 1 y 10.000.000 de Unidades Móviles (UM). El valor
inicial de la UM fue establecido en 20 pesos en mayo de 2018 a través de la ley 27.442, y será
actualizado automáticamente cada año en virtud de la variación del Índice de Precios al
Consumidor (IPC) que publica el Indec.
3) Suspensión del Registro Nacional de Proveedores del Estado por hasta cinco años.
A su vez, la ley entiende la reincidencia como un agravante, por lo que la sanción aplicable no
deberá ser menor que la precedente. Se considerarán reincidentes a quienes, habiendo sido
sancionados, incurran en la misma infracción en menos de tres años.
El DNU 274/2019 deroga la ley 22802, de Lealtad Comercial, establece un nuevo régimen en la
materia y modifica la ley 26.993, creando un sistema electrónico de resolución de conflictos,
optativo para el consumidor y obligatorio para el proveedor. TEXTO DEL DECRETO 274/2019
Estos actos de competencia desleal se describen, en el art. 9, como «toda acción u omisión
que, por medios indebidos, resulte objetivamente apta para afectar la posición competitiva de
una persona o el adecuado funcionamiento del proceso competitivo.»
Más allá de la vaguedad de la expresión «medios indebidos» que es, precisamente, el tema
clave para dilucidar si estamos ante un acto de competencia «desleal» o no, el artículo 10
brinda una serie de ejemplos que permiten esclarecer la cuestión.
Por su parte, los arts. 11 a 15 regulan la publicidad engañosa, prohibida (tema también tratado
en el art. 1101 del CCC) y comparativa. Los arts. 16 a 24 se ocupan de la información relativa a
la identificación de productos y las «denominaciones de origen».
PROCEDIMIENTO ADMINISTRATIVO
Según el art. 30, el procedimiento de sanción de los actos previstos en este decreto, se iniciará
de oficio o a través de denuncia por cualquier persona humana o jurídica, pública o privada. El
procedimiento será público para quienes tengan un interés legítimo y secreto para personas
ajenas al procedimiento, hasta su resolución. Como dato interesante, expresamente se declara
que el denunciante será parte en el procedimiento. Además, la Autoridad de Aplicación
dispondrá los mecanismos para que todos los trámites, presentaciones y etapas del
procedimiento se realicen por medios electrónicos.
En lugar del Contencioso Administrativo Federal, la nueva norma establece en el art. 53 que
«Toda resolución sancionatoria podrá ser impugnada solamente por vía de recurso de
apelación ante la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil y Comercial Federal y, cuando se
establezca, ante la Sala Especializada en Defensa de la Competencia de dicha Cámara, creada
por la Ley N° 27.442», de Defensa de la Competencia (ver art. 68 ley 27.442)
b) Multa por un monto equivalente a entre UNO (1) y DIEZ MILLONES (10.000.000) de
Unidades Móviles. El valor inicial de la unidad móvil es el establecido en la Ley N° 27.442 ($20,
según art. 85 ley 27442), y será actualizado automáticamente cada UN (1) año utilizando la
variación del Índice de Precios al Consumidor (IPC) que publica el INSTITUTO NACIONAL DE
ESTADÍSTICA Y CENSOS (INDEC), o el indicador de inflación oficial que lo reemplace en el
futuro. La actualización se realizará al último día hábil de cada año, entrando en vigencia desde
el momento de su publicación por la Autoridad Nacional de la Competencia de dicha Ley en su
página web.
c) Suspensión del Registro Nacional de Proveedores del Estado por hasta CINCO (5) años.
Según el art. 59 del decreto, la reincidencia se considerará circunstancia agravante, por lo que
la sanción aplicable no deberá ser menor que la sanción precedente. Se considerarán
reincidentes a quienes, habiendo sido sancionados por una infracción, incurran en otra de
igual especie dentro del término de tres años.
ACCIONES JUDICIALES
En cuanto a la legitimación activa, establece el art. 62 que, además del afectado, podrán
ejercer las acciones:
b) Las asociaciones que, según sus estatutos, tengan por finalidad la protección del
consumidor.» En este caso, la legitimación quedará supeditada en este supuesto a que el acto
de competencia desleal perseguido afecte directamente a los intereses de los consumidores.
Por otro lado, por los arts. 69 y 70 del decreto se incorpora un artículo y se modifica otro de la
ley 26.993, ley que creó en el año 2014 el SERVICIO DE CONCILIACION PREVIA EN LAS
RELACIONES DE CONSUMO (COPREC)
Así, el art,. 1 bis crea el Sistema Electrónico de Resolución de Conflictos. Será una instancia
previa, facultativa y gratuita para los consumidores y usuarios para el acceso al Servicio de
Conciliación Previa en las Relaciones de Consumo (COPREC), mediante el cual se dirimirán «los
reclamos individuales o plurindividuales homogéneos de consumidores y usuarios, con el
alcance y las modalidades que determine la Autoridad de Aplicación».
Sigue prescribiendo el nuevo artículo que «El Sistema Electrónico de Resolución de Conflictos
será de uso obligatorio para los proveedores y/o prestadores.
Por último, se modifica el art. 11 de la ley 26.993 permitiendo que, una vez implementado el
sistema, las audiencias del COPREC puedan realizarse «en forma presencial o por vía
electrónica, según el tipo de audiencia de que se trate. Será facultad del consumidor optar por
la utilización de medios electrónicos para la celebración de las audiencias, conforme lo
establezca la Autoridad de Aplicación.»
Patentizando el apuro con el que se dictó la nueva normativa, el art. 71 del decreto
encomienda a la Autoridad de Aplicación de la Ley Nº 26.993 y sus modificatorias, la regulación
«de los alcances» del procedimiento del Sistema Electrónico de Resolución de Conflictos y el
art, 75 prescribe que «Las normas reglamentarias y complementarias a la Ley N° 22.802 y sus
modificatorias, se entenderán reglamentarias y complementarias del presente Decreto».
Doctor en Ciencias Jurídicas (Universidad de Morón), Abogado (U.B.A.) Profesor Titular de las
materias “Teoría General de las Obligaciones”, y “Régimen Jurídico de los Consumidores y
Usuarios”. Adjunto Regular de Contratos Civiles y Comerciales en la Universidad Abierta
Interamericana.
El beneficio de justicia gratuita busca fomentar el inicio de reclamos contra los proveedores de
bienes y servicios que no actúen de forma trasparente y lícita en los mercados, sin importar
prima facie la situación económica del actor, situación que queda para un análisis opcional y
posterior. La relación directa entre permitir el beneficio de justicia gratuita automático y el fin
de proteger el mercado es que, a menor costo de oportunidad de iniciar una demanda judicial,
se espera que exista mayor cantidad de demandas. Si existen mayor cantidad de demandas
relacionadas con las normas de consumo, los proveedores de bienes y servicios deberán elevar
sus estándares de producción para evitar costos adicionales. Si los proveedores elevan sus
estándares, el mercado se vuelve más transparente, más desarrollado y más competitivo. el
beneficio de gratuidad será otorgado al actor por el mero hecho de tratarse de una acción
basada en la LDC