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Esta situación tiene una consecuencia peligrosa, al exigirle a Fábrica una variación
mucho más alta y menos constante les obligan a tener más capacidad productiva
para poder hacer frente a los periodos de alta demanda, pero esta infraestructura
queda inutilizada en periodos de baja demanda.
El Efecto Bullwhip: Definición y Medición:
Complejidad y dinamismo son las dos principales variables que caracterizan el
entorno de las empresas en la actualidad, generando considerables dificultades en
el proceso de búsqueda de ventajas competitivas. Los agentes logísticos que
conforman la cadena de suministro no son una excepción. La lejanía en los
mercados y la alta competitividad son algunos factores que forman parte de la
complejidad mencionada. El breve ciclo de vida de los productos y la progresiva
disminución de las barreras son ejemplos de factores que fomentan el dinamismo
aludido.
Esta situación desemboca en una alta incertidumbre que tiende a generar a lo
largo de la cadena de suministro previsiones incorrectas de la demanda,
planificaciones erróneas, inventarios desajustados, entregas a destiempo,
transportes mal dimensionados y otras consecuencias que generan a las distintas
empresas unos importantes sobrecostes. De todas las repercusiones, la primera
es la fundamental, ya que la demanda es el motor de todas las actividades de los
diferentes agentes logísticos que conforman la cadena de suministro.
Factores Contextuales que Potencian el Efecto Bullwhip:
Los factores contextuales más relevantes, y la forma en que éstos repercuten
sobre el citado efecto, son:
1. Estructura de la cadena de suministro: Cuanto más nivel tenga la cadena
de suministro, mayor es la tendencia a aumentar el Efecto Bullwhip
(Bhattacharya y Bandyopadhyay, 2010).
2. Mecanismos de comunicación en la cadena de suministro: El
intercambio de información entre los distintos miembros favorece la
reducción del Efecto Bullwhip, si bien una política de colaboración completa
entre los distintos eslabones no siempre provoca el mejor resultado (Sohn
y Lim, 2008).
3. Mecanismos de control de la cadena de suministro: La selección de un
mecanismo de control inadecuado para un determinado nivel de la cadena
de suministro puede llevar a la misma hacia el aumento del Efecto Bullwhip
generado (Bhattacharya y Bandyopadhyay, 2010).
4. Procesos de las organizaciones: La forma en que una organización lleva
a cabo sus actividades condiciona la maquinaria utilizada, y su fiabilidad, la
cual puede añadir incertidumbre en la cadena de suministro, aumentando la
variabilidad de la producción (Taylor, 1999).
5. Experiencia de la cadena de suministro y de sus participantes: Desde
que se comenzó a estudiar el fenómeno, son muchos los autores que
defienden que, si en una cadena de suministro, las causas que generan el
Efecto Bullwhip se diesen en la misma medida a lo largo del tiempo, éste
tendería a desaparecer a través de la experiencia acumulada por los
distintos agentes.
Causas del efecto bullwhip:
El Efecto Bullwhip es, de acuerdo con lo expuesto en el apartado anterior, una
importante fuente de ineficiencias en la gestión de la cadena de suministro que
arrastra a las organizaciones que lo sufren hacia unas considerables pérdidas
económicas. El estudio de las soluciones que pueden llevar a la cadena de
suministro a mitigarlo, o incluso eliminarlo, para tratar de esquivar sus
consecuencias, exige un paso previo: entender las causas que lo producen.
Martín-Andino y Sarabia (2006) justifican que las perturbaciones externas se
deben, fundamentalmente, a cambios no previstos en la demanda del mercado
que superan la capacidad de ser atendidos de forma autónoma por los agentes
más cercanos a los clientes, de manera que estos cambios trasladan aguas arriba
sus necesidades provocando unas expectativas crecientes en el resto de los
agentes de la cadena. Por su parte, los mismos autores atribuyen las
perturbaciones internas a dos tipos de causas: las malas prácticas logísticas o
ineficiencias inherentes a la cadena –como pueden ser el retraso de pedidos, el
mantenimiento de inventarios inapropiados o las deficiencias en las redes de
comunicación y transporte y las actividades especulativas con ánimo de lucro o
con miedo al futuro.
¿Cómo contrarrestar el Efecto Bullwhip?
Desde el primer estudio de Forrester (1961) al respecto, se insiste en la
importancia de permitir el acceso de los distintos agentes que conforman la
cadena de suministro a la información real –especialmente, a la demanda del
cliente final respecto al producto– como forma de atenuar el Efecto Bullwhip.
En estas circunstancias, y partiendo del citado estudio, se puede derivar en la
existencia de cuatro formas teóricas de reducir el Efecto Bullwhip:
1. Evitar múltiples previsiones de la demanda: Cuando varias empresas
conforman una cadena de suministro, es habitual que cada una lleve a cabo
algún tipo de técnica para la previsión de la demanda, basándose en los
pedidos históricos que ha recibido del nivel inmediatamente inferior, los
cuales están a su vez basados en las estimaciones de la demanda hechas
por ese miembro, y en los errores en los que ha incurrido, corregidos en
futuros pedidos.
2. Dividir las órdenes de pedido: Partiendo de la base de que la agrupación
de los pedidos en lotes es otra de las causas fundamentales del Efecto
Bullwhip, la realización de pedidos más pequeños y, consecuentemente,
más frecuentes es otra forma eficaz para la mitigación del mismo.
3. Estabilizar precios: En consecuencia, al análisis de causas, la disminución
de la frecuencia con la que se llevan a cabo variaciones en la venta de los
productos a lo largo de la cadena de suministro, así como la reducción de la
cuantía de estas, es otra vía que permite la mitigación del Efecto Bullwhip
generado. Se trata de reducir los incentivos para la compra adelantada.
4. Eliminar la especulación: La última de las causas del Efecto Bullwhip,
según el análisis utilizado, deriva de las políticas de racionamiento en las
empresas que no podían cubrir toda la demanda. Estas políticas
provocaban un aumento en la demanda de sus clientes que no
correspondía a sus necesidades reales. Para eliminar esa motivación al
sobre pedido, se trata de esquivar las políticas de racionamiento.
2.2. Indicadores de control.
Indicadores de gestión logística:
El proceso logístico comienza con la fijación de objetivos para la totalidad de la
actividad empresarial, seguida por los correspondientes targets en términos
logísticos.
Los referidos targets o planes de acción se establecen para conseguir una serie
de mejoras en aspectos concretos, tales como:
• Grado de servicio al cliente.
• Flexibilidad industrial
• Reducción de lead-times.
• Fiabilidad de suministros.
• Fiabilidad del plan de ventas.
• Nivelación y reducción de stocks.
• Rapidez de suministros a los clientes, etc.
A fin de que la dirección pueda controlar y comprobar la evolución y consecución
de esas planes y objetivos logísticos a unos criterios para medir el performance
global del negocio en términos logísticos a lo largo del denominado eje del
producto o cadena logística.
Estos indicadores de gestión, consagrados en la terminología anglosajona con el
nombre de performance indicatoss (PI), constituyen uno de los instrumentos más
potentes para la consecución de los referidos objetivos logísticos.
La información que proporcionan los Pl's debe ser siempre de naturaleza
cuantitativa y orientados a una diagnosis de la situación objeto de mejora.
El instrumento de medida a aplicar (PI) debe ser simple, sencillo e inequívoco de
interpretar, teniendo siempre en cuenta la interdependencia de las varias
actividades a lo largo de la cadena logística.
En primer lugar, hemos de tener en cuenta que no existe en la práctica un
recetario concreto de PI's aplicables a todas las empresas, sino más bien unas
recomendaciones para que en cada caso se utilicen las que más interesen de
acuerdo con las necesidades específicas de cada actividad; por lo tanto, su
definición concreta y modo de aplicación debe establecerse en sintonía con el plan
logístico definido.
Tampoco deben confundirse con otros indicadores consagrados en el campo
económico-financiero, como, por ejemplo: índice de rotación de stocks, producción
por directo, etc., ya que, si bien estos índices mejoran sustancialmente con la
logística, no apuntan a un objetivo determinado y preciso dentro del control del
flujo de productos.
A la hora de concebir un indicador logístico de gestión, hemos de tener en cuenta
los siguientes aspectos:
a) Definición inequívoca y aceptabilidad
Todo indicador debe estar perfectamente definido en cuanto a su contenido y
fórmula de cálculo, debiendo relacionarse con un objetivo concreto, perfectamente
cuantificable (indicador de gestión previsto en el targer) y, sobre todo, debe ser
entendido y aceptado por los responsables.
b) Modo de expresión
Los indicadores de gestión deben expresarse en forma de ratios o porcentajes, ya
que estas cifras son más estables que las absolutas, fáciles de interpretar y, sobre
todo, nos permiten analizar la evolución de las magnitudes, así como la
comparación con otros indicadores similares de otros sectores o departamentos.
c) Nivel de agregación
Conviene que los indicadores de gestión se instrumenten en un determinado nivel
de agregación definido, como, por ejemplo: familia de productos, sector de
mercado, etc.
d) Simplicidad operativa
Los datos deben ser sencillos de calcular e interpretar, empleando, en lo posible,
instrumentos informáticos que actúen sobre bases de datos fiables y actualizadas.
De esta forma conseguiremos una frecuencia operativa razonable prácticamente
sin coste adicional.
e) Factibilidad
Los objetivos previstos deben ser realistas y realizables, tomando siempre como
base la situación actual, que deberá ser medida y comentada con los
responsables correspondientes antes de fijar cualquier objetivo futuro.
f) Presentación
Por último, es conveniente recordar que la presentación deberá siempre ser de
forma gráfica, comparando la evolución con la relación al target propuesto, ya que
lo que debe preocuparnos es la tendencia y no situaciones puntuales poco
significativas en su conjunto.
También conviene recordar que el éxito de un plan de indicadores de gestión no es
proporcional al número de indicadores que se imponga, sino más bien todo lo
contra rio, siendo recomendable, sobre todo al principio, empezar sólo con unos
pocos bien seleccionados.
Estévez & Pérez (2007, p. 37), define un indicador como una proposición que
identifica un rasgo o característica empíricamente observable, que permite la
medida estadística de un concepto o de una dimensión de éste basado en análisis
teórico previo, e integrando en un sistema coherente de proposiciones vinculadas,
cuyo análisis puede orientarse a describir, comparar, explicar o prever hechos.
Indicador desde el modelo SCOR
El Modelo SCOR se enfoca en la cadena de suministro usando cuatro distintos
procesos: suministrar, hacer, entregar, planear y reciclar; la importancia de este
modelo radica en que estandariza el lenguaje para la comprensión de la cadena
de suministro y permite ver al sistema en toda su totalidad e inferir al nivel de
detalle que se requiera (Torres, 2006).
Indicador desde BSC (Balanced Score Card) (Cuadro de mando integral)
Con frecuencia se pueden encontrar estudios donde el cuadro de mando integral y
la teoría que soporta la gestión de cadenas de abastecimiento y el SCOR de
manera independiente y excluyente. Sólo se usa el Balanced Score Card (cuadro
de mando integral) para evaluar y medir el desempeño del SCM. No obstante, se
ha comprobado que existe una correlación positiva entre los grados de integración
presentes en el SCOR y cada inductor del Balanced Score Card (Chang, 2009).
Kaplan (2007, p. 14) afirma que el Balanced Score Card integra indicadores
derivados de la estrategia y misión de una organización, lo cual le genera una
estructura sólida para un sistema de gestión y medición estratégica.
Introduce los inductores de la actuación financiera futura. Los inductores, que
incluyen los clientes, los procesos y las perspectivas de aprendizaje y crecimiento,
derivan de una traducción explicita y rigurosa de la estrategia de la organización
en objetivos e indicadores tangibles.
Modelo SCOR
El SCOR es definido por el Supply Chain Council (SCC) como un modelo estándar
basado en una estructura que permite eslabonar procesos logísticos, procesos de
reingeniería, indicadores de desempeño, benchmarking, mejores prácticas y
tecnologías dentro de la cadena de suministro, lo cual debe permitir mejorar su
gestión y la relación entre sus actores (Supply Chain Council, 2008).
Por los motivos expuestos, se puede indicar que los indicadores de desempeño
utilizados en la cadena de suministro por medio del modelo SCOR buscan medir
su comportamiento a nivel interno (costos y activos) y externos (fiabilidad,
respuesta y flexibilidad) de forma general. Adicionalmente, los indicadores de los
indicadores de los otros niveles son presentados en los procesos a describir en los
próximos subnumerales.
2.4. Áreas en la gestión de la cadena de suministro:
Principales áreas de planeación
La planeación logística aborda cuatro áreas principales de problemas: niveles de
servicio al cliente, ubicación de instalaciones, decisiones de inventario y
decisiones de transportación. Exceptuando el establecimiento de un nivel deseado
de servicio al cliente (el servicio al cliente es resultado de las estrategias
formuladas en las otras tres áreas), la planeación logística puede denominarse
corno un triángulo de toma de decisiones de logística. Estas áreas de problemas
se interrelacionan y deberán ser planeadas como una unidad, aunque es común
planearlas en forma independiente. Cada una de ellas ejerce un impacto
importante sobre el diseño del sistema.
Objetivos de servicio al cliente:
En mayor medida que cualquier otro factor, el nivel proporcionado de servicio
logístico al cliente afectará en forma notable el diseño del sistema. Los bajos
niveles de servicio permiten inventarios centralizados en sólo unas cuantas
ubicaciones y también permiten el uso de formas de transporte menos costosas.
Los altos niveles de servicio por lo general requieren justamente lo contrario. Sin
embargo, cuando se presionan los niveles hacia sus límites superiores, los costos
de logística se elevarán a una razón desproporcionada con respecto del nivel de
servicio. Por ello, la primera preocupación en la planeación estratégica de logística
deberá ser el adecuado establecimiento de los niveles de servicio al cliente.
Estrategia de ubicación de instalaciones:
La disposición geográfica de los puntos de abastecimiento y de sus puntos de
contratación crea un bosquejo para el plan de logística. El establecimiento del
número, ubicación y tamaño de las instalaciones y la asignación de la demanda de
mercado para ellos determinarán las rutas por medio de las cuales se dirigirán los
productos al mercado. El ámbito adecuado para el problema de ubicación de
instalaciones es incluir todos los movimientos de producto y sus costos asociados
a medida que éstos se presentan, desde las ubicaciones de la planta, proveedor, o
puerto a través de los puntos de almacenamiento intermedio y hacia las
ubicaciones del cliente.
Decisiones de inventario:
Las decisiones de inventario se refieren a la forma en que se manejan los
inventarios. La asignación de inventarios (entrada) a los puntos de
almacenamiento contra la salida (pulling) hacia los puntos de almacenamiento
mediante reglas de reabastecimiento de inventario, representan dos estrategias.
La ubicación selectiva de distintos artículos en la línea de producción en los
almacenes de planta, regionales o de campo, o la administración de los niveles de
inventario mediante el uso de distintos métodos de control de inventario perpetuo,
son otras estrategias.
Estrategia de transporte
Las decisiones de transporte pueden incluir la selección del modo de transporte, el
tamaño del envío y al establecimiento de rutas, así como la programación. Estas
decisiones son influidas por la proximidad de los almacenes a los clientes y a las
plantas, lo cual, a su vez, afecta la ubicación de almacenes. Los niveles de
inventario también responden a las decisiones de transporte mediante el tamaño
del envío. Los niveles de servicio al cliente, la localización de las instalaciones, el
inventario y la transportación son las principales áreas de la planeación, debido al
impacto que tienen las decisiones en estas áreas sobre las utilidades de la
empresa, el flujo de efectivo y las reinversiones. Cada área de decisión se
interrelaciona y la estrategia de transporte debe planearse al menos con cierta
consideración de equilibrio.
¿Cuándo planear?
En el proceso de planeación, la principal consideración es el momento en el que la
red debe planearse o ser planeada de nuevo. Si actualmente no existe un sistema
de logística, como en el caso de una empresa nueva o de artículos nuevos dentro
de una línea de productos existentes, la necesidad de planear una red de logística
es obvia. Sin embargo, en la mayor parte de los casos en los que una red de
logística ya se encuentra disponible, deberá tomarse una decisión, ya sea para
modificar la red existente o para permitir que continúe operando incluso cuando no
cuente con un diseño óptimo. No es posible ofrecer una respuesta definitiva a esta
cuestión sin antes realizar la planeación real. Sin embargo, se pueden ofrecer
líneas de acción general para valoración y auditoria de red en las cinco áreas
clave: de demanda, servicio al cliente, características del producto, costos de
logística y política de precios.
Demanda:
Tanto el nivel de demanda como su dispersión geográfica influyen fuertemente en
la configuración de las redes de logística. Las empresas con frecuencia
experimentan un crecimiento desproporcionado o un descenso en una región del
país en comparación con otras. Incluso cuando sólo se podría requerir una
expansión o reducción de las instalaciones actuales, el desplazamiento sustancial
de los patrones de demanda podría requerir que nuevos almacenes o plantas se
ubiquen en las áreas de rápido crecimiento, en tanto que las instalaciones en los
mercados en reducción o de bajo crecimiento necesiten cerrarse.
Servicio al cliente:
El servicio al cliente incluye en sentido amplio la disponibilidad de inventario, la
velocidad de entrega, y la rapidez y precisión para cumplir con un pedido. Los
costos asociados a estos factores se incrementan a mayor ritmo a medida que el
nivel de servicio al cliente se eleva. Por ello, los costos de distribución serán muy
sensibles ante el nivel de servicio proporcionado al cliente, en especial si éste ya
se encuentra alto.
Características del producto:
Los costos de logística son sensibles a características como peso del producto,
volumen (cúbico), valor y riesgo. En el canal de la logística pueden alterarse estas
características por medio del diseño de empaque o por el estado de terminación
del producto durante el envío y el almacenamiento.
Costos de logística:
Los costos en los que incurre una empresa por el suministro y la distribución
físicos por lo regular determinarán la frecuencia con la que su sistema de logística
deberá replantearse. Si se mantienen todos los demás factores constantes, una
empresa que produce bienes de alto valor (como herramientas o computadoras), y
que tiene sus costos de logística como una pequeña proporción de sus costos
totales, tal vez prestará poca atención a lo óptimo de su estrategia de logística.
Políticas de precios:
Los cambios en las políticas de precios bajo las cuales se adquieren 6 se venden
los bienes afectarán la estrategia de logística, principalmente porque definen la
responsabilidad para ciertas actividades de logística. Un proveedor que cambia de
un precio de fábrica f.o.b (libre a bordo,l.a.b.) (costos de transportación no
incluidos) a un precio de entrega (costos de transportación incluidos) por lo
general liberará a la empresa que compra de la responsabilidad de proporcionar o
acordar sobre la transportación entrante.
2.4.1. Forecasting
El forecasting es la estimación de la demanda futura para un producto concreto o
servicio usando inputs, ratios históricas, estimaciones de marketing y otras
informaciones, a través de diferentes técnicas de previsión.
Métodos más usados para realizar estimaciones
• Método Delphi.
• Información de red de ventas.
• Modelos econométricos y de regresión.
• ARIMA o Box-Jenkins.
2.4.2. Aprovisionamiento
El aprovisionamiento es la actividad que engloba desde la identificación y
selección de proveedores hasta la propia compra y reaprovisionamiento.
La gestión del aprovisionamiento incluye también la negociación de precios y
términos de compra, la adquisición de mercancías y los servicios de calidad.
Aprovisionamiento El proceso de aprovisionamiento es definido como la actividad
de colocar a disposición de la empresa los productos y/o servicios suministrados
por los proveedores para garantizar su normal operación (Navascués & Pau,
2000). Este proceso comprende desde la identificación de las necesidades y su
programación, selección de proveedores, compra, seguimiento y control.
Además, este proceso suele ser considerado crítico para el adecuado rendimiento
de la cadena de suministro porque gestionan y garantizan la adquisición de los
productos/servicios para que la empresa cumpla con sus actividades misionales.
Paralelamente se puede hablar de la gestión de aprovisionamiento como un
conjunto de operaciones que realiza la empresa para abastecerse de los
materiales necesarios cuando tiene que realizar las actividades de fabricación o
comercialización de sus productos. Comprende la planificación y gestión de las
compras, el almacenaje de los productos necesarios y la aplicación de técnicas
que permitan mantener unas existencias mínimas de cada material, procurando
que todo ello se realice en las mejores condiciones y con el menor costo posible.
2.4.3. Gestión de almacenes
El aprovisionamiento es la actividad que engloba desde la identificación y
selección de proveedores hasta la propia compra y reaprovisionamiento.
La gestión del aprovisionamiento incluye también la negociación de precios y
términos de compra, la adquisición de mercancías y los servicios de calidad.
Almacenes La gestión de almacenes es definida por Torres (2006, p. 200) “como
un proceso que busca regular los flujos entre la oferta y la demanda, optimizar los
costos de distribución y satisfacer los requerimientos de ciertos procesos
productivos”.
La gestión de almacenes está compuesta por un conjunto de procesos tales como
la recepción, almacenamiento y preparación de pedidos los cuales buscan atender
adecuadamente las necesidades y envíos de los actores de la en la cadena de
suministro. El objetivo fundamental de una correcta gestión de almacenes se basa
en el principio de conseguir el grado de servicio requerido por el mercado, donde
se desea que haya disponibilidad de mercancías para su entrega inmediata al
cliente, rapidez de entrega de la mercancía y fiabilidad en la fecha prometida de
entrega al cliente, a un nivel de costos aceptable para la empresa (Anaya, 2008).
Con relación a las actividades logísticas, el almacenamiento comporta las
decisiones asociadas tales como la determinación del espacio requerido, el diseño
y la configuración de los almacenes y la disposición de los productos en su interior.
Es una actividad que añade valor tiempo al producto (Casanovas & Cuatrecasas,
2003).
2.4.4. Gestión de existencia
La necesidad de disponer de inventarios viene dada por la dificultad de coordinar y
sesionar las necesidades y requerimientos de los clientes en el tiempo con el
sistema productivo, y las necesidades de producción con la capacidad de los
proveedores para suministrar los materiales en el plazo acordado.
Principales objetivos que persigue la gestión de stocks:
• Reducir al mínimo posible los niveles de existencias.
• Recura mismo posible los niveles de a producto en curso o terminado,
en el momento adecuado al área de producción o al cliente.
2.4.5. Gestión de pedidos y distribución
La gestión de pedidos y distribución se encarga desde la recepción hasta la
entrega de pedidos y cobro final de éstos, junto con toda la problemática del
transporte capilar de entrega (distribución detallista) y la logística inversa.
Tanto la gestión de pedidos como la distribución son consideradas como parte de
la gestión de los clientes.
En el pasado, la gestión de clientes abarcaba el tratamiento de pedidos, quejas,
reclamaciones y devoluciones. En la actualidad, consiste en actividades que
resultan de la cumplimentación de órdenes de pedido del cliente, a la vez que
asegura el máximo valor de la cadena de suministros y servicio al cliente.
El proceso comienza con la llegada de un pedido y termina cuando el mismo es
enviado, aceptado y, por último, cobrado. Es importante saber que la gestión de
pedidos y distribución abarca todos los pedidos que lleguen a la compañía, bien
sean externos o internos.