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TEMA 1.

FILOSOFÍA DEL LENGUAJE I

1. INTRODUCCIÓN HISTÓRICA: ALGUNAS IDEAS Y REFLEXIONES SOBRE EL LENGUAJE. ................ 2


1.1. INTRODUCCIÓN SISTEMÁTICA A ALGUNOS CONCEPTOS BÁSICOS. ........................................ 2
1.2. COMPRENSIÓN DEL LENGUAJE Y COMPOSICIONALIDAD DEL SIGNIFICADO. LA PREGUNTA
POR LA NATURALEZA DEL SIGNIFICADO. ............................................................................................ 3
1.3. RELACIÓN ENTRE MENTE Y LENGUAJE. ................................................................................... 4
1.4. LENGUAJE, PENSAMIENTO E INTERACCIÓN SOCIAL. .............................................................. 5
1.5. ALGUNAS NOCIONES BÁSICAS. ............................................................................................... 6

2. INTRODUCCIÓN HISTÓRICA: ALGUNAS IDEAS Y REFLEXIONES SOBRE EL LENGUAJE. ................ 7


2.1. PLATÓN. CRATILO. ................................................................................................................... 8
2.2. ARISTÓTELES. CATEGORIAS. PERO HERMENEIAS. ................................................................... 8
2.3. LOCKE (EMPIRISMO). SOBRE LAS PALABRAS. .......................................................................... 9
2.4. LEIBNIZ (RACIONALISMO)...................................................................................................... 10
2.5. ROMANTICISMO: HAMANN, HERDER, HUMBOLDT. ............................................................. 11
2.6. OTRAS POSIVIONES EN EL SIGLO XIX. .................................................................................... 12

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TEMA 1. FILOSOFÍA DEL LENGUAJE I

1. INTRODUCCIÓN HISTÓRICA: ALGUNAS IDEAS Y REFLEXIONES SOBRE EL LENGUAJE.


1.1. INTRODUCCIÓN SISTEMÁTICA A ALGUNOS CONCEPTOS BÁSICOS.
¿Qué es la filosofía del lenguaje? Como subdisciplina filosófica, la filosofía del lenguaje
estudia problemas fundacionales relativos al lenguaje. En especial se ocupa del estudio del
lenguaje natural en sus funciones de representación y comunicación. Intenta comprender y
explicar el fenómeno del significado lingüístico de manera sistemática, estudiando su
naturaleza y los elementos o aspectos que contribuyen a constituirlo. Estudia, asimismo, las
relaciones de significado entre tipos de expresiones lingüísticas, y las relaciones entre lenguaje
y realidad, y entre pensamiento y lenguaje.
En un primer momento, lo que preocupó a filósofos como Frege, Russell o el joven
Wittgenstein fueron nociones como las de referencia y verdad, y se preguntaban por la
relación de estas nociones con el significado. Estos filósofos inauguraron, además, junto a
algunos otros, lo que hoy conocemos como la tradición analítica en filosofía. Su método de
trabajo se basaba en el esfuerzo por definir con precisión los conceptos, presentar con claridad
las tesis y los argumentos, y aceptar que la reflexión filosófica debe y sólo puede proceder
mediante el razonamiento basado en una argumentación racional. Los primeros filósofos
analíticos fueron especialmente exigentes en este aspecto y criticaron a otros filósofos,
contemporáneos o no, precisamente por su falta de precisión, claridad o rigor. (En ese primer
momento, y quizá por motivos de desarrollo histórico, prácticamente se identificaron filosofía
del lenguaje y filosofía analítica, al tiempo que se consideraba que la filosofía del lenguaje
daba continuidad a la tradición empirista en filosofía.) Aquí, nos referiremos
fundamentalmente a la filosofía del lenguaje que se ha desarrollado y se presenta como
perteneciente a la tradición analítica en filosofía.
En este contexto, una primera característica que es preciso tener en cuenta es la
importancia creciente de lo que sobre el lenguaje pueden decir otras formas de
conocimiento. En particular, disciplinas como la lingüística, la antropología social o la
psicología y la psicolingüística, así como la neurología o la inteligencia artificial, aportan
resultados o problemas sobre los que la reflexión o el debate filosófico pueden ser necesarios.
E, inversamente, la reflexión filosófica necesita tener en cuenta el conocimiento sobre el
lenguaje procedente de ámbitos científicos diversos. Esta atención a las aportaciones de las
ciencias particulares no es, obviamente, exclusiva de quienes se reconocen dentro de la
tradición analítica, pero sí es una actitud especialmente destacada entre ellos.
Una última característica de la filosofía analítica contemporánea (no sólo de la filosofía
del lenguaje) que quizá se puede mencionar es la adscripción de un importante número de
los filósofos analíticos a proyectos de naturalización de las distintas subdisciplinas
filosóficas. Por naturalizar puede entenderse aquí guiarse en la práctica de la filosofía por un
principio, el del naturalismo metodológico, que considera que la filosofía y la ciencia tienen
fines y objetivos análogos y que, por tanto, sus métodos han de ser similares. En algunos casos,
y para algunos filósofos analíticos, este principio va unido al más fuerte del fisicalismo (todo
lo que existe en la realidad es físico o ‘superviene’ o ‘emerge’ a partir del mundo físico).
Las discusiones en torno al fisicalismo tienen en cuenta dos tipos de argumentos en contra
de esta tesis. El primer tipo de argumentos tiene que ver con los ‘qualia’ (algo que no vamos

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a tratar aquí), y el segundo tiene que ver con la explicación de la intencionalidad de la mente
o del lenguaje, es decir, tiene que ver con la propiedad de los estados mentales o las emisiones
lingüísticas de ser acerca de algo distinto de sí mismos.
Entre las cuestiones que preocupan a los filósofos del lenguaje de tradición analítica
pueden encontrarse, por ejemplo: cómo se relaciona el lenguaje con la realidad, cómo se
relacionan las estructuras lingüísticas con los elementos de la realidad; qué diferencia al
lenguaje natural humano de un lenguaje formal, cómo dar cuenta de aquellos fenómenos que
parecen especialmente difíciles de “traducir” a un lenguaje formal, cuál es la relación entre
significados lingüísticos y nuestras representaciones y contenidos mentales o cuál es la
relación entre el uso de las expresiones y su significado.

1.2. COMPRENSIÓN DEL LENGUAJE Y COMPOSICIONALIDAD DEL SIGNIFICADO. LA


PREGUNTA POR LA NATURALEZA DEL SIGNIFICADO.
Las siguientes oraciones tienen en común que son cadenas de signos lingüísticos; y todas
ellas adolecen de algún tipo de fallo que impide que podamos asignarles un significado pleno
o, como en el último caso, una relación con algún hecho en el mundo:
1. weiohasnkrfhnzxo f.
2. La según por cualidad con con tendrá en correlativamente.
3. Verdes ideas incoloras duermen furiosamente.
4. El triunfo del ejército republicano sobre las fuerzas comandadas por Franco en
1939 no habría sido posible sin el decidido apoyo de las brigadas internacionales.
Podemos preguntar: ¿qué permite a un/a hablante competente comprender una nueva
oración, que no le ha sido mostrada antes, sin que su significado le tenga que ser explicado?
¿Qué le permite, de manera análoga, producir o emitir una oración correcta con nuevo
significado? Una primera respuesta a las dos últimas preguntas ha venido dada por el
principio de composicionalidad. Este principio asume que el significado de una expresión
compuesta es el resultado de los significados de sus expresiones componentes más el modo
de articulación sintáctica de éstas. Aunque deja aún sin responder la primera pregunta: ¿qué
confiere significado a una cadena de signos lingüísticos.

• Una primera respuesta posible es la dimensión semántica en la que las estructuras


lingüísticas se relacionan, de manera sistemática, con las estructuras de la realidad.
Esto hace de la categoría de verdad (entendida como validez epistémica) un
criterio fundamental para evaluar la significación del lenguaje en su relación con la
realidad. La noción de verdad aquí es una categoría lingüística de segundo orden:
es la propiedad designada por el predicado ‘___ es verdadero’ que cabe aplicar a
nuestros enunciados -así lo defiende este enfoque semantista- cuando presentan
una determinada correspondencia estructural con la realidad.
• Una segunda respuesta posible es la dimensión psicológica en el que las
expresiones lingüísticas son expresión de contenidos o representaciones mentales
que constituyen sus significados, y de tal manera que ‘heredan’ o les atribuimos
propiedades que están presentes en nuestras representaciones mentales (como la

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sistematicidad y la composicionalidad). Para este enfoque teórico una categoría


fundamental es la de intencionalidad: ésta es la propiedad de la mente o del
lenguaje de remitir a algo que es distinto de la propia mente o lenguaje. Tener
significado va a ser para estas teorías una cuestión, fundamentalmente, de guardar
una expresión lingüística una determinada relación con la mente individual: la de
expresar las intenciones comunicativas de los/las hablantes, sus representaciones
o contenidos mentales.
• Una tercera respuesta posible es la dimensión pragmática en el que las
expresiones sólo pueden comprenderse si sabemos en qué condiciones, o en qué
tipo de situaciones es adecuado o correcto utilizarlas, esto es, cuáles son sus
circunstancias de emisión. Este enfoque, al que llamaremos pragmatista considera
que no es posible dar cuenta del significado sin atender al modo en que los/las
hablantes usan las palabras. Una noción básica para explicar esta interrelación
entre lenguaje y vida práctica va a ser la de uso regulado, uso conforme a reglas o
a estándares de corrección que permiten que usemos las palabras con sentido en
las circunstancias adecuadas.
Cada una de estas respuestas presupone una concepción de la naturaleza del significado.
Pues cada una de las tres respuestas atiende fundamentalmente a un elemento explicativo,
aunque los tres elementos parecen necesitarse en cualquier teoría del significado
suficientemente explicativa y satisfactoria: la dimensión semántica de la relación del lenguaje
con la realidad, la dimensión psicológica de la relación del lenguaje con los contenidos y
procesos mentales y la dimensión pragmática de los usos correctos de las expresiones en
contextos de comunicación e interacción. Hay que entender, por tanto, que se trata de una
distinción basada en la prioridad conceptual que una teoría puede dar a determinadas
nociones, y no, en casi ningún caso, de la exclusión de alguno de estos aspectos como
elementos necesarios para explicar la significación lingüística.
En esta presentación introductoria a la filosofía del lenguaje vamos a tener en cuenta esta
distinción entre tres grandes tipos de teorías: semantistas, psicológicas y pragmatistas.

1.3. RELACIÓN ENTRE MENTE Y LENGUAJE.


En el ámbito de la intersección entre filosofía del lenguaje y filosofía de la mente, la
psicolingüística se plantea contemporáneamente tres cuestiones fundamentales: cuánto hay
en el lenguaje de innato, si la adquisición del lenguaje depende de una facultad especial de
la mente y, finalmente, cuáles son las relaciones entre pensamiento y lenguaje.

• Innatismo y aprendizaje lingüístico. Hay contemporáneamente tres respuestas


fundamentales a la pregunta por el aprendizaje y la comprensión y generación de
expresiones lingüísticas: (i) el conductismo, (ii)la hipótesis del aprendizaje
mediante la formulación y contrastación de hipótesis usando una facultad de
inteligencia general, y (iii) el innatismo, que en su forma más débil defiende que
algunas estructuras sintácticas son innatas y proceden de módulos específicos de
la mente.

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• Tesis del lenguaje del pensamiento. Frente al relativismo lingüístico que se


identifica con la Hipótesis de Sapir-Whorf (ver más abajo), filósofos como Fodor
han defendido que el carácter intencional y la sistematicidad y productividad de
los significados lingüísticos proceden de un lenguaje del pensamiento, un lenguaje
interno codificado en la mente, que posee estas propiedades. A favor de esta tesis
se argumenta la posibilidad de explicar así que los signos puedan tener significado,
representar algo distinto de los propios signos: pues representarían conceptos,
representaciones mentales. En contra, se señala el riesgo de un regreso al infinito
(por qué el lenguaje del pensamiento no tendría que requerir de otro lenguaje
interno del que procedan sus propiedades, es algo que permanece inexplicado), y
la imposibilidad de identificar la semántica de ese lenguaje, de describirla con algún
detalle.
• Tesis de la inseparabilidad de pensamiento y lenguaje. Algunos filósofos, como
Davidson y Dennett en su discusión sobre las actitudes proposicionales, han creído
que no es posible separar pensamiento y lenguaje; defienden que la propia noción
de pensamiento surge sólo de la interacción comunicativa (esto es lo que se conoce
concepción interpretacionista. Esta misma convicción de la inseparabilidad de
ambos ámbitos, aunque no acompañada de explícita discusión argumentada,
estaba en los primeros filósofos analíticos (Frege, Wittgenstein).

1.4. LENGUAJE, PENSAMIENTO E INTERACCIÓN SOCIAL.


La tesis de que la lengua que se habla influye en el modo de pensar se encuentra
históricamente en las ideas del Romanticismo sobre lenguaje y razón (Hamann, Herder,
Humboldt, sobre todo) y alcanza una formulación fuerte en la Hipótesis de Sapir-Whorf que
hoy consideramos paradigmática del relativismo lingüístico. Según esta hipótesis, las lenguas
introducen una organización en el mundo que influye en (en la formulación más fuerte de la
tesis, se dice que determina) el modo en que concebimos o entendemos el mundo. Esto
tendría la consecuencia de que quienes hablan lenguas distintas han de percibir el mundo
de maneras también distintas. Como resultado de todo ello, se avanzan predicciones
contrastables acerca de cómo una lengua influye en el modo de pensar de sus hablantes.
Se han podido identificar posiciones teóricas distintas sobre la relación entre lenguaje,
pensamiento, e interacción comunicativa, que dependen del modo en que se entienda la
función constitutiva (constituyente) del lenguaje para el pensamiento.

• En primer lugar, se ha defendido que el lenguaje es constitutivo de nuestra forma


de pensar el mundo porque es una especie de ‘lente’ a través de la cual lo
percibimos, y esto quiere decir que las características gramaticales y léxicas de la
lengua hablada influyen sobre nuestra forma de entender el mundo.
• En segundo lugar, se ha defendido que el lenguaje es constitutivo del pensamiento
en la medida en que su adquisición dota a sus usuarios de capacidades de
pensamiento de las que carecerían sin él. El lenguaje se compara entonces con una
‘caja de herramientas’, y esto quiere decir que los instrumentos de los que nos

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TEMA 1. FILOSOFÍA DEL LENGUAJE I

dota son decisivos para la formación de conceptos y para el desarrollo de nuestras


capacidades inferenciales y otras capacidades cognitivas.
• En tercer lugar, se ha podido defender también que el lenguaje es constitutivo del
pensamiento en tanto que ‘marcador de categorías’, o en tanto que conforma las
grandes categorías del pensamiento (aunque para algunos autores ésta sería
equivalente a la primera posición).
La segunda de las posiciones (que se suele asociar con el psicólogo de la primera mitad del
s. XX Vigotsky y también con el último Wittgenstein, al que vamos a estudiar) se puede
desarrollar en la dirección de afirmar no ya la preeminencia del lenguaje sobre el
pensamiento, sino su interacción e interdependencia mutua.

1.5. ALGUNAS NOCIONES BÁSICAS.


En cualquier estudio del lenguaje y la significación lingüística suele tomarse como
referencia el triángulo semiótico que representa las relaciones entre lenguaje, pensamiento
y realidad. En la versión de Ch.S. Peirce, el signo ha de analizarse distinguiendo (1) el vehículo
del signo (o forma material que lo traslada), (2) el sentido trasladado o comunicado por el
signo, y (3) el referente del signo, es decir, aquello por lo que el signo está, y que ha de ser
visto como algo distinto del signo y distinto de la representación. El mismo triángulo
semiótico, en la versión de Ogden y Richards, distingue: (1’) símbolo, (2’) pensamiento
(también llamado referencia), y (3’) referente, aquello por lo que está el símbolo.

La idea común y fundamental en estas dos versiones del triángulo semiótico es la de que la
relación entre el signo (o símbolo) y el referente, aquello por lo que el signo está, sólo se
alcanza en una mediación simbólica o representativa, la relación de significado (que para
Odgen y Richards se da en el pensamiento). Y en ambos casos también el referente es un
objeto o entidad de un cierto tipo, que no tiene que estar dado, necesariamente, a través de
la observación o una relación directa. Este análisis no excluye que los signos puedan hacer
referencia a conceptos abstractos o entidades de ficción, al igual que pueden hacerlo a
entidades físicas. Lo que Peirce sí creía, sin embargo, es que toda la experiencia está mediada
por signos, y que el conocimiento es ‘discursivo’ en todos los niveles).
Cuando se estudia el lenguaje humano, se diferencian tres aspectos que corresponden a
tres ámbitos de estudio o subdisciplinas:

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- La Sintaxis, es decir, la organización de las expresiones lingüísticas construidas


correctamente.
- La Semántica, es decir, el modo en que las expresiones significan y contribuyen al
significado de otras expresiones que las contienen.
- La Pragmática, es decir, las prácticas comunicativas en las que las expresiones hallan
un uso.
Contemporáneamente ha habido un debate importante sobre la división entre semántica
y pragmática: sobre los criterios de división entre ambas y sobre los fenómenos y contenidos
que deberían asignarse a una y otra disciplina. Pero importa tener en cuenta que, desde el
enfoque psicológico de algunas teorías que vamos a estudiar, la adscripción de un contenido
al ámbito de la semántica o la pragmática depende de que ese contenido esté codificado
lingüísticamente en las expresiones emitidas (entonces pertenece al plano semántico) o esté
determinado por las intenciones comunicativas de quien habla, más allá de la codificación
lingüística, o por otros aspectos o circunstancias de esa emisión (y, en este caso, se considera
que pertenece al plano pragmático). Por esto es posible considerar que también son teorías
pragmatistas las teorías psicológicas del significado, y muy en especial lo son la teoría de Grice
y la pragmática cognitiva más reciente.
Además de tener en cuenta esta división, hay otras distinciones conceptuales básicas que
importará tener en cuenta. Por ejemplo, las distinciones entre:
- expresión lingüística (conforme a las reglas de la sintaxis) vs. emisión o proferencia de
esa expresión (su uso en un contexto) .
- expresión-tipo (o tipo de expresión) vs. Expresión-ejemplar (en inglés token, instancia
o uso particular de esa expresión-tipo en un contexto.
- lenguaje objeto (el lenguaje objeto de estudio) vs. metalenguaje (el lenguaje de la
teoría, o lenguaje utilizado para estudiar ese lenguaje objeto.
A estas nociones habrá que añadir otras que se irán definiendo y estudiando en el curso de
esta exposición. Pero antes de entrar en las cuestiones con un enfoque más sistemático, tiene
interés recordar (como ampliación de los contenidos de este curso) algunas reflexiones
históricas que son precedentes claros de desarrollos posteriores o que, en alguna medida,
representan intentos de responder a los mismos problemas.

2. INTRODUCCIÓN HISTÓRICA: ALGUNAS IDEAS Y REFLEXIONES SOBRE EL LENGUAJE.


El interés por conocer mejor el lenguaje y entender el fenómeno de la significación
lingüística (aunque con frecuencia este interés fuera solamente instrumental) aparece en
reflexiones muy tempranas, que representan importantes aportaciones al estudio del
lenguaje: en los filósofos megáricos y estoicos, o en los sofistas y, en particular, en la reflexión
de Gorgias: “Si hubiera algo y pudiéramos conocerlo, no podríamos decirlo”.
Frente al escepticismo que generaba el uso oportunista del lenguaje en los debates de los
sofistas, Platón y Aristóteles se preocupan por investigar la relación del lenguaje con la

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TEMA 1. FILOSOFÍA DEL LENGUAJE I

realidad, con el fin de determinar si, o justificar la manera en que, las palabras sirven para
transmitir un conocimiento verdadero y fiable de las cosas.
2.1. PLATÓN. CRATILO.
En Crátilo, Platón expone las tesis convencionalistas por boca de Hermógenes y las
naturalistas por Crátilo. Ofrece un resumen general de las teorías arcaicas: los nombres han
sido impuestos por alguien (divino o humano) que ha tenido conocimiento de las cosas. Los
nombres, pues, expresan ese conocimiento.
En Crátilo se encuentra el primer esbozo de un análisis gramatical, como la separación
entre el ónoma y el rhema, el nombre y lo que se dice de lo referido por el nombre. La teoría
convencionalista es inmediatamente desechada, en favor de un examen detenido de la teoría
“naturalista” (para la que la corrección de un nombre consiste en que el nombre nombra
según físis, es decir, de acuerdo con la naturaleza de la cosa significada) que pronto desvela
importantes dificultades. Platón defiende finalmente una teoría propia, la teoría imitativa: los
nombres son “prototipos” o “esbozos” que representan o comunican aspectos estructurales
o esenciales de la naturaleza de las cosas.
Sin embargo, a la pregunta de si se puede aprender por medio del lenguaje, es decir, de si
el método dialéctico es una vía válida para adquirir nuevo conocimiento y un conocimiento
garantizado de la realidad, la respuesta de Platón es inconclusa y escéptica: pues argumenta
que, para poder expresar conocimiento por medio del lenguaje, es preciso que ese
conocimiento se posea ya antes y se haya adquirido con una garantía independiente.
Finalmente, en Fedón aparece esbozada, bajo la forma de una teoría del conocimiento,
una posición atomista que recuerda algunas teorías semánticas del s. XX.

2.2. ARISTÓTELES. CATEGORIAS. PERO HERMENEIAS.


La reflexión sobre el lenguaje adquiere un nuevo sentido. La polémica
naturalismo/convencionalismo es obviada en favor de esta última concepción, pero sin
renuncia a la consecución de un auténtico conocimiento. Aristóteles no estaba interesado en
la gramáticasino en el uso del lenguaje, en la producción de conocimiento y en la discusión
racional. Dice que el lenguaje es una característica que define a la especie humana. Sólo el
hombre es capaz de asignar conscientemente significado al sonido articulado, haciendo para
ello el uso de su inteligencia, convirtiéndolo en fonós semantiké.
En el tratado Peri Hermeneias = De Interpretatione encontramos dos tesis especialmente
importantes para la filosofía del lenguaje. En primer lugar, y en un párrafo breve de pocas
líneas, Aristóteles propone una teoría del significado completa:
Pues bien, los sonidos vocales son símbolos de las afecciones del alma, y las letras lo son
de los sonidos vocales. Y, así como la escritura no es la misma para todos, tampoco los sonidos
vocales son los mismos. Pero aquello de lo que estos son primariamente signos, las afecciones
del alma, son las mismas para todos, y aquello de lo que éstas son imágenes, las cosas reales,
son también las mismas. (Ibid., 16ª, 1)

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Aristóteles está identificando y diferenciando tres ámbitos: lenguaje (palabras) / mente


(ideas) / mundo (entidades, cosas). La relación semántica del lenguaje con el mundo, de las
palabras con las cosas, está garantizada porque, y en la medida en que, esté garantizada la
relación epistémica de nuestras ideas con el mundo. Se presupone esta relación, al igual que
las ideas y las cosas mismas, “son las mismas para todos”.
Además, Aristóteles toma posición respecto al debate sobre la corrección de los nombres:
afirma que los nombres nombran por convención (por acuerdo o por tradición), y que no hay
un vínculo necesario entre las palabras individuales y las entidades del mundo. Esta
correspondencia entre el lenguaje y la realidad puede examinarse y justificarse, o rechazarse,
cuando consideramos enunciados completos. Pues sólo de un enunciado (que consta de una
composición o articulación de palabras) podemos preguntarnos si es verdadero o falso.
Aristóteles introdujo también nociones y distinciones importantes que la filosofía del
lenguaje (y no sólo ella) ha continuado utilizando después. Podemos recordar las siguientes:
- Términos singulares / términos generales. Un término singular es el que designa o
refiere a una única entidad, y habitualmente vendrá representado por un nombre
propio o por un término indéxico (como un pronombre personal o un demostrativo).
Un término general es el que puede aplicarse a más de una entidad, y viene
representado de manera típica por un predicado.
- Términos categoremáticos / términos sincategoremáticos. Un término
categoremático es el que expresa un contenido pleno de significado, o que puede
recibir este significado (los términos singulares y generales pertenecen a esta
categoría). Son términos sincategoremáticos los que no significan nada por sí mismos,
sino que sirven para indicar el modo en que los términos que sí poseen un significado
independiente, es decir, los categoremáticos, se encuentran combinados entre sí. En
un lenguaje formal, los términos sincategoremáticos son las constantes lógicas.
- Enunciado. Es una oración completa que afirma o niega algo de algo; consiste en una
combinación de expresiones (típicamente, un sujeto o sintagma nominal y un predicado
o sintagma verbal) y la estructura resultante presenta o describe un hecho, una
combinación de entidades en la realidad que presentan propiedades o establecen
relaciones.
La teoría del significado de Aristóteles tiene un problema que distintos especialistas han
señalado. En el libro de las Categorías, los diez modos de “decir el ser”, de decir de algo “que
es”, son también al mismo tiempo los “modos de ser”; esto significa que las categorías
lingüísticas, o tipos básicos de predicados, adquieren el estatuto de categorías ontológicas
básicas. Se genera así una confusión, en el marco del paradigma ontológico de la filosofía
griega, al intentar responder a la pregunta por lo que es, entre dos planos: lingüístico y
ontológico.

2.3. LOCKE (EMPIRISMO). SOBRE LAS PALABRAS.


La Época Moderna representa también un cambio en las preocupaciones y puntos de vista
de los filósofos, lo que ha permitido hablar de un nuevo paradigma: el paradigma mentalista

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de la filosofía de la conciencia. La pregunta fundamental va a ser, ya no por lo que hay, sino


por nuestro conocimiento de lo que hay; por qué podemos conocer, y cómo podemos
conocerlo. En el marco de una investigación sobre este problema (en el Libro III del Ensayo
sobre el Conocimiento Humano), Locke inicia una reflexión sobre la significación de las
palabras que representa al mismo tiempo la primera formulación de una importante teoría
del significado, la teoría ideacionista. Para Locke;
Las palabras, en su significación primera y más inmediata, no están sino por las ideas en la
mente de aquél que las usa. (Ibid.)
Esta importante tesis lleva consigo dos dificultades, que Locke encara en el resto del
ensayo. En primer lugar, hay que explicar la manera en que las expresiones lingüísticas tienen
garantizada su significatividad, mostrando de qué manera están conectados estos
significados con nuestros conceptos. En segundo lugar, hay que explicar cómo es posible
comunicarse por medio del lenguaje con otros, es decir, cómo es posible la intersubjetividad
lingüística a partir de un fundamento solipsista (centrado en la conciencia individual y sus
contenidos).
En relación con lo primero, Locke ha distinguido en los Libros I y II del mismo Ensayo los
tipos de conceptos y sus relaciones: ha afirmado que hay ideas simples (de percepción,
reflexión y mixtas), ideas compuestas o complejas y, finalmente, modos mixtos. Las ideas
compuestas se forman a partir de las simples mediante tres tipos de operaciones de la mente:
asociación (por contigüidad espacial o temporal, por ejemplo), por relación y, finalmente, por
generalización o abstracción (eliminando en la mente los rasgos más particulares e
individualizadores, para tomar los comunes y generales). Correspondientemente, las palabras
que nombran estas ideas se irán alejando de ser expresión de lo inmediatamente dado a la
percepción. Locke necesita y confía en establecer definiciones correctas para los nombres de
ideas compuestas, que muestren en su desarrollo lingüístico la correcta composición de las
ideas simples en ellas. Reconoce, empero, la dificultad de garantizar esto en los modos mixtos
(que son los que corresponden a las ideas culturales y sociales, por ejemplo).
En relación con lo segundo, el problema de la intersubjetividad, Locke explica el
aprendizaje lingüístico como un proceso de adquisición de hábitos orientado a lograr la mejor
comunicación. Para este fin, aprendemos a usar las mismas expresiones para comunicar las
mismas ideas a los otros. Se hace necesario un trabajo de depuración y crítica del lenguaje
que evite errores y falacias. Locke no parece llegar a explicar, sin embargo, cómo cada
hablante llega, individualmente, a identificar la palabra que correctamente nombra o expresa
a otros la misma idea simple.

2.4. LEIBNIZ (RACIONALISMO).


Dentro del mismo paradigma de la filosofía de la conciencia de la época moderna, los
racionalistas se enfrentan a los empiristas como Locke al asumir una tesis de signo opuesto.
Si para el Empirismo es preciso mostrar cómo todo conocimiento tiene su origen en la
experiencia sin que en la mente haya antes ideas que no procedan de nuestras sensaciones
(pues la mente, antes de cualquier experiencia real, es una “pizarra en blanco”), para el

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TEMA 1. FILOSOFÍA DEL LENGUAJE I

Racionalismo la mente posee una importante dotación de ideas innatas y de principios que
permiten relacionarlas. Para Leibniz, estas ideas innatas son los conceptos más generales. A
partir de ellos constituimos nuestras representaciones; por tanto, también a partir de esos
conceptos primitivos e innatos tiene que ser posible procurar todas las definiciones y expresar
todo el conocimiento humano.
Esta tesis va unida al proyecto visionario de llegar a encontrar lo que sería el lenguaje del
pensamiento o de la razón: un lenguaje universal en el que el pensamiento se reduciría a un
cálculo que operase con los principios y conceptos primitivos, para mostrar las relaciones
entre ellos y con los otros conceptos y principios que podrían derivarse de ellos. El lenguaje
natural tiene para Leibniz la importante función de ayudar a este lenguaje del pensamiento,
dándole expresión y permitiendo fijar nuestros conceptos para llevar a cabo sobre ellos
operaciones de gran complejidad.

2.5. ROMANTICISMO: HAMANN, HERDER, HUMBOLDT.


Lo que se ha llamado el paradigma lingüístico surge cuando los filósofos ilustrados y
románticos se convencen de que la razón es una razón lingüística (“La razón es lenguaje, y el
lenguaje es razón”, Hamann), y que por tanto sus rendimientos están contingentemente
situados en un espacio y un tiempo históricos y sociales. Se defiende entonces una nueva
función para el lenguaje: a las funciones representativa y comunicativa, se añade una función
constitutiva del pensamiento y el conocimiento. Los románticos entendieron que cada lengua
natural integra y permite expresar todas las nociones y creencias que los miembros de una
misma comunidad lingüística, o una tradición cultural, han ido elaborando y transmitiendo a
lo largo de su devenir histórico. Creyeron además que el lenguaje desempeña un papel
constitutivo para el pensamiento, tanto individual como colectivamente.
En el caso de Humboldt, la articulación lingüística es vista por él como condición necesaria
para que surja la conceptualización, capaz de organizar así la experiencia. El entendimiento es
la facultad que organiza la experiencia, en sí misma desorganizada e indiferenciada, en
conceptos lingüísticamente determinantes. Como consecuencia de ello, cada lengua natural
representa, afirma Humboldt, una perspectiva (Anschauung) sobre el mundo. Este es el
elemento relativista de su filosofía. Pero además hay en él una concepción evolutiva del
desarrollo de las lenguas naturales, que pueden por tanto compararse y ponerse en relación
entre sí. A todas ellas les subyace, cree Humboldt, una forma o fuerza común, que impulsa
este desarrollo, de forma que las lenguas naturales podrían verse como distintos estadios en
la evolución de un mismo lenguaje humano.
Los intérpretes no han conseguido determinar con precisión qué entendía Humboldt por
esa forma o fuerza, y para algunos no es sino un principio de desarrollo sintáctico. Sin
embargo, en los escritos de Humboldt no es posible encontrar una distinción precisa entre lo
que es sintaxis, o gramática, y lo que es semántica, o expresión de contenidos. Humboldt
afirma que todas las lenguas ofrecen perspectivas complementarias sobre el mundo que, en
último término, al final de la historia, y comunicándose entre sí, podrían llevar a unificarse en

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una especie de fusión de perspectivas (de fusión de horizontes, en los términos que después
han inspirado la hermenéutica filosófica).

2.6. OTRAS POSIVIONES EN EL SIGLO XIX.


Otros autores que pueden tomarse en consideración son: F. Brentano (introductor de la
categoría de intencionalidad), Ch.S. Peirce (al que ya nos hemos referido, por su teoría
semiótica del signo), G.H. Mead (introductor de la noción de interaccionismo simbólico), y J.
Stuart Mill (por su distinción entre denotación y connotación de un signo, y su teoría de la
referencia de los nombres).

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