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UNIVERSIDAD NACIONAL DE SAN JUAN

FACULTAD DE FILOSOFÍA, HUMANIDADES Y ARTES


DEPARTAMENTO DE LETRAS
CÁTEDRA: LINGÜÍSTICA GENERAL
Año: 2023

Los paradigmas formalismo y funcionalismo son dos modelos de


aproximación teórico- metodológica de los estudios sobre el lenguaje, no sólo
en cuanto a la investigación lingüística sino también a la docencia. Haremos
una revisión de las características fundamentales que las diferencian, tratando
de vislumbrar también los alcances de estos posicionamientos
epistemológicos, a la hora de la didáctica de la lengua.

Los estudios formalistas propios del siglo XX, responden a una teoría del
conocimiento que tiene como fin la identificación de aquello que es cierto, por
lo cual se concentran en la búsqueda de “invariantes” conocidos como
“universales del lenguaje”. El conocimiento (certeza o verdad) se obtiene
mediante la intuición o bien mediantes pasos deductivos en forma de
algoritmos (pensemos en los estructuralistas cuyos teorías iluminaron las
ciencias duras) y siempre estableciendo dualismos, dicotomías. Esto se debe a
que esta postura de carácter cartesiano1, se basa en los principios del
pensamiento: 1) la ley de identidad, por la que una cosa es lo que es,2) la ley
de la no contradicción, por la que una cosa no puede ser dos cosas a la vez.
Por ej., el caso de las líquidas en el sistema fonológico estructuralista
propuesto por Alarcos Llorach. 3) la ley de la mitad no excluyente, por la que
una cosa puede tener o no una propiedad sin posibilidad para una tercera
(piensen en el replanteo de la vibrante asibililada propia de cuyo en tanto
cómo la considera el formalismo y cómo el funcionalismo).

En este paradigma se encuadran las escuelas estructuralistas y la gramática


generativa.

1
El dualismo cartesiano (también, cartesianismo) es un movimiento intelectual suscitado por el
pensamiento de René Descartes (Cartesius, versión latina de su nombre) especialmente en los
siglos XVII y XVIII, aunque tiene diversas prolongaciones en esos siglos y en los posteriores.
El método cartesiano consta de dudar, pero con la intención de llegar a un dato del que ya no se
pueda dudar más o verdad, por eso, se considera que es una duda metódica.
Las lenguas se conciben como sistemas autosuficientes, autónomos y
coherentes, y los lingüistas se interesan en los rasgos formales de una lengua
idealizada, desestimando el estudio del lenguaje en su contexto social.
Construyen modelos gramaticales a los que deben responder todas las
oraciones que producen ellos mismos,al no trabajar con corpus de habla.

Centran su estudio en los rasgos formales de una lengua sistemáticamente


homogénea y en un hablante ideal; descartan la heterogeneidad del habla y el
protagonismo de hablantes reales. No estudian la variación lingüística aunque
los praguenses (antecesores del funcionalismo) sí la observan a raíz de sus
estudios en fonología pero la consideran libre, errática, casual.

Los estudios funcionalistas, por el contrario, de corte más hegeliano2 y


semiótico pragmático, pretenden ser integradores, rechazando las dicotomías,
las dualidades y tratando de relacionar partes interdependientes en un todo
(replanteo del sistema fonológico del español desde la interconectividad
(Alaniz y Domínguez, 2019). Rechaza los principios objetivistas del
pensamiento y se basa en los principios de la naturaleza interactiva, variable,
particular y dinámica de los fenómenos lingüísticos.

El conocimiento no se obtiene mediante algoritmos sino mediante procesos


reflexivos abductivos, relacionados con el experiencialismo, es decir, las
estructuras que constituyen nuestros sistemas conceptuales surgen de la
experiencia corpórea, física y social. El pensamiento no es atomístico, no
puede ser descompuesto en simples bloques (como la teoría del lenguaje
modular, en psicolingüística) ni lógico, es decir, formalizado mediante
sistemas o modelos como los de la lógica matemática. Por el contrario, los
2
La dialéctica hegeliana consiste en establecer una ''tesis'', su contrario, una ''antítesis'' y su
resolución en una ''síntesis''. A cada afirmación de algo le corresponde su respectiva negación y al
choque entre ambos, una solución o conclusión que posteriormente se conviene en otra tesis, y así
sucesivamente. Figueroa (1994:21), citada por Hernández Campoy y Almeida (2005:5) resume las
diferencias diciendo: “en el marco cartesiano, lo relevante son los universales abstractos que son
discretos, esenciales, objetivos, eternos y ajenos a la acción del hombre. En el marco hegeliano,
por el contrario, lo relevante son los detalles particulares concretos que son no discretos,
cambiantes, relativos, temporales y sujetos a la acción humana.”
conceptos tienen una estructura global, son interdependientes, están
interconectados y el pensamiento es imaginativo o sea sólo puede describirse
por modelos cognitivos compartidos por los hablantes.; se puede dar sentido a
la intención comunicativa de los otros porque las estructuras conceptuales son
conmensurables o limitadas y compatibles con las de los interlocutores. Se
contempla así el lenguaje como un sistema de comunicación. Los resultados
son aproximaciones teóricas de allí que la gramática, por ejemplo, se
considere provisoria, emerja de los discursos circulantes, es decir del uso y sea
el hablante/oyente el punto de partida y observación. Los hablantes, en sus dos
roles, toman el protagonismo.

Se enmarcan en el funcionalismo: sociolingüística, Lingüística cognitiva,


Escuela de Columbia y Etnopragmática.

A partir de estas observaciones, haremos un breve recorrido por el


funcionalismo:

La sociolingüística se abocará a la relación entre lenguaje y sociedad para


centrarse en estudios de variación y cambio lingüístico. Para Trugdill
1975c:28) citado por Hernández Campoy y Almeida (2005:1). “puede ser
caracterizada como esa área de la lingüística que se ocupa de las relaciones
entre el lenguaje y la sociedad, y de los estudios hechos de las lenguas en su
contexto social (más que en despachos y laboratorios)”

Lavob afirmará que hablar de sociolingüística parece una redundancia porque


no existe lenguaje que no sea social; centrándose en el uso del lenguaje y
focalizado en el nivel fonológico, supera la dicotomía lengua/habla; el método
es cuantitativo correlacional, lo cual se da a partir de la segunda guerra
mundial cuando los científicos reaccionan contra las teorías historicistas y
asisten a la revolución cuantitativa. De la discusión sobre lo cuantitativo vs. lo
cualitativo se resuelve a favor del primero porque considera que el trabajo
debe ser siempre empírico, comprobable.

Otro concepto fundamental contra el que reaccionaron los sociolingüistas fue


el de variación libre, es decir, dependiente de la libre elección del hablante.
Para la sociolingüística la variación no es libre sino condicionada por factores
lingüísticos y extralingüísticos. Se considera inherente, funcional y pertinente
al lenguaje; emerge entre fenómenos lingüísticos y parámetros
extralingüísticos (edad, sexo, nivel socioeducativo, raza, registro, estilo). Esta
escuela defendió y constató empíricamente que no existe la ‘’variación libre’’
como tal, sino la variación social contextualmente condicionada, donde cada
variante se describe en términos de “frecuencia de uso”, atendiendo a factores
sociales y/o contextuales: hay hablantes que utilizan una variante determinada
con alta frecuencia de uso, otros que utilizan otra también muy frecuente y hay
quienes pueden presentar una variación esporádica en la frecuencia de uso de
ambas formas. Por ejemplo, en nuestra comunidad de habla, el uso alternante
entre la vibrante múltiple y la vibrante asibilada.

La sociolingüística dio el puntapié inicial de un posicionamiento


epistemológico diferente, recuperando e integrando aquel segmento de la
dicotomía saussureana lengua/habla que Saussure sí reconocía pero había
dejado de lado en su búsqueda por erigir la lingüística como ciencia. Y esto en
algún momento de la evolución del conocimiento debía darse puesto que la
ciencia, tal como dice Mario Bunge, no es infalible y ya el maestro, había
observado dicha realidad.
Esta escuela se constituye como una transición hacia el funcionalismo en su
máxima expresión, de lo cual comenzará a hablarse hacia la década de los 90.

Siguiendo a Cuenca y Hilferty (1999: 11), podemos decir que los orígenes de
la lingüística cognitiva se sitúan en California hacia el año 1987 con la
publicación del libro Women, Fire and Dangerous Things, monografía donde
Lakoff (representante de la semántica generativa) expone una serie de
conceptos fundamentales del cognitivismo como el experiencialismo, la teoría
de los prototipos y del nivel básico, los modelos cognitivos idealizados o las
categorías radiales. En segundo lugar, Foundations of Cognitive Grammmar:
Theoirical Prerequisites, donde Langacker presenta los principios de una
concepción cognitiva de la gramática y desarrolla aspectos relativos a las
categorías y a las construcciones gramaticales básicas. No obstante, apunta
Cuenca y Hilferty siguiendo a Taylor, que no hay que olvidar que el enfoque
cognitivo es mucho más antiguo que el trabajo de los lingüistas cognitivos. A
pie de página, dice:” Langacker (1987:3-4) habla también de Bolinger, Chafe
o Fillmore como precedentes, y de Haiman, los funcionalistas de la
denominada Escuela de Columbia, como estudiosos relacionados con el
cognitivismo”.
La lingüística cognitiva “busca activamente las correspondencias entre el
pensamiento conceptual, la experiencia corpórea y la estructura lingüística, al
mismo tiempo que intenta descubrir los contenidos reales de la cognición
humana”( Gibbs 1996) citado por CyH (1999).

Dentro del funcionalismo pero en otra línea más abarcativa y alineada a las
teorías del signo, nos encontramos con la Etnopragmática, cuyos orígenes
deben buscarse en la Escuela de Columbia fundada por Wiliam Diver. “La
teoría de la variación lingüística de la Escuela Lingüística de Columbia
considera que la variación es significativa, es decir, que “las formas
lingüísticas ocurren donde lo hacen porque son señales significativas usadas
por seres inteligentes con el fin de transmitir mensajes coherentes” (Martínez
1995: 87). Los procesos de variación lingüística responden a necesidades
comunicativas específicas y constituyen el síntoma de la perspectiva cognitiva
de los usuarios de la lengua. Desde esta mirada, se entiende a la gramática
como el producto de la consolidación de categorizaciones reiteradas a partir de
la compatibilidad del aporte significativo de las formas y el contexto de
aparición de las mismas. La frecuencia relativa de uso constituye, en este
marco, “un reflejo de valores y actitudes culturales, a menudo inexplícitas”
(García1995: 56).” (Alvarez Barriga, D y Zanfardini, L., 2014).

Érica García es miembro de tal escuela y arrojó mucha luz sobre los estudios
de variación lingüística motivada pragmáticamente, tal como se explaya en el
artículo “Frecuencia (relativa) de uso como síntoma de estrategias
etnopragmáticas”(1995). Adhiriendo a Beatriz Lavandera (1984), no sólo dirá
que las formas en variación significan distintas formas de expresar diferentes
percepciones sino que hablará de la frecuencia relativa de uso como síntoma
de estrategias etnopragmáticas, es decir, que las formas en alternancia o
variación se explican por fenómenos culturales, concepciones de mundo,
sistemas de creencias, subjetividades.
Los fundamentos de estos estudios responden a la visión del lenguaje como un
medio de comunicación, utilizado por seres inteligentes capaces de producir e
inferir coherentemente significados en contexto (Garcia, 1975; Diver 1995;
Contivi;Morava 1995). Desde este enfoque, la variación es considerada
inherente al uso de la lengua y las elecciones sintácticas, motivadas semántica
y pragmáticamente. En efecto, un mismo hablante que varía alternando
estructuras lingüísticas, para referirse a la realidad descripta, refleja un distinto
perfilamiento cognitivo de la misma (García, 1995: 55). Cuenta para ello con
un repertorio de formas con significados aprendidos mediante la adquisición
de la lengua; de la interacción entre significados y contextos, el oyente infiere
los mensajes transmitidos. Interesa averiguar bajo qué circunstancias se elige
una alternativa más que otra, puesto que de la interpretación de la frecuencia
relativa de uso de las formas, bajo la influencia de diferentes factores
lingüísticos o extralingüísticos se podrá explicar la perspectiva cognitiva del
hablante.
Si bien comienza por contactos de lengua y en estudios sincrónicos, también
se aplica en estudios diacrónicos, con trabajos de investigación de Elizabeth
Mauder (2000) y Silvana Alaniz (2014).

El funcionalismo o teoría funcional de la lengua, se distingue por su inclusión


del concepto de comunicación en el estudio lingüístico. Así, la teoría funcional
es aquella que enfoca el análisis de la lengua teniendo en cuenta su propósito
principal, el de la interacción social. A diferencia de lo que sucede en el
generativismo, este enfoque no considera que la sintaxis sea autónoma, sino
que está funcionalmente motivada. Por esta razón los teóricos no dudan en
incluir elementos pragmáticos en el estudio de la sintaxis.
Documento elaborado por la Mg. Prof. Silvana Alaniz, sobre la base de la
siguiente bibliografía:

Bibliografía
Alaniz, S. E. (2014). El sistema verbal futuro en cartas familiares del siglo
XIX. Tesis de la maestría en lingüística. Editorial de la Facultad de Filosofía,
Humanidades y Artes (effha).

Alaniz, S. E. (2012). Polimorfismo y variación: el sistema verbal de referencia


temporal futura en San Juan, Argentina, durante el siglo XIX. Cuadernos de la
ALFAL, Volumen n°4. P.10 - 29.

Alaniz, S. E. (2019). El sistema verbal futuro del siglo XII en la obra Autos de
los Reyes Magos. Enfoque Etnopramático. Cuadernos de la ALFAL, Volumen
n°11. P.13 - 26.

Alvarez Barriga, D. y Zanfardini, L. (2014) El legado de Diver y el camino


hacia la comprensión del Lenguaje en su dinamismo cultural. Memorias
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, UNLP.
www.memoria.fahce.unlp.edu.ar › ev.7485.pd

Cuadros, M. y Alaniz, S. (2002). Subjetividad y cambio en el discurso. El uso del


Artículo con el Nombre de Persona. Editorial effha.
Hernández Campoy, J. y Almeida, M. (2005). Metodología de la investigación
sociolingüística. Editorial Colmares.

Martínez, A. (2009). Seminario de Tesis. Metodología de la investigación


lingüística: el enfoque Etnopragmático en Elvira Arnoux, (Dir.) Escritura y
producción de conocimiento en las carreras de posgrado. Santiago Arcos editor,
pp. 259 – 286.

García, E. (1995). Frecuencia (relativa) de uso como síntoma de estrategias


etnopragmáticas, en Zimmermann, Klaus (ed.). Lenguas en contacto en
Hispanoamérica. Nuevos enfoques. Madrid: Iberoamericana, pp.51- 72.
Huffman, A. (2001). The linguistics of William Diver and the Columbia
school. Word Journal of the International Linguistic Association, Volume 52,
Number 1, pp. 29-68.

Lavandera, B. (1984). Variación y significado. Y discurso. Editorial Paidós.

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