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BLOQUE 10: LA SEGUNDA REPÚBLICA ESPAÑOLA (1931-1936)

Durante este desarrollo histórico de finales del primer tercio del siglo XX,
analizaremos un periodo denominado la Segunda República Española, que va desde el
año 1931 después de la Dictadura de Primo de Rivera y de la huida al exilio de Alfonso
XIII, hasta el año 1936 con el comienzo de la Guerra Civil Española. Asimismo,
estudiaremos las distintas fases de esta etapa, entre las que encontramos el Bienio
Progresista, el Bienio Conservador y el Gobierno del Frente Popular. Debemos
resaltar que la Segunda República es el primer intento serio de establecer un sistema
democrático moderno que asiente su poder sobre las clases medias y no sobre los
grupos oligárquicos. No obstante, este será un intento fallido que fracasará pues la
situación internacional no será favorable. Desde el punto de vista económico, Europa
vive las repercusiones de la crisis del 29 y desde el punto de vista político, esta es una
etapa de debilidad de los sistemas democráticos ante el ascenso de los totalitarismos
tanto de izquierda (comunismo) como de derecha (fascismos).

1. PROCLAMACIÓN DE LA SEGUNDA REPÚBLICA

Tras la dimisión de Primo de Rivera en enero de 1930, Alfonso XIII encarga la


formación de gobierno al general Dámaso Berenguer. Sin embargo, la indecisión y
lentitud de este hizo desconfiar a todos los sectores políticos y sociales sobre sus
verdaderas intenciones. Además, las ideas republicanas iban cobrando más fuerza y
apoyos y, el 17 de Agosto de 1930 se firma el Pacto de San Sebastián. En este
documento, líderes de grupos republicanos, socialistas, radicales, catalanistas de
izquierdas y demás, forman un comité revolucionario bajo la presidencia de Niceto
Alcalá Zamora que debería lograr la supresión de la monarquía y el advenimiento de la
república. Es más, entre los que poyaban este pacto encontramos personajes
relevantes de la cultura y la sociedad como Ortega y Gasset o Marañón, determinados
grupos del ejército y más tarde se adhirieron el PSOE y la CNT.

Hemos de resaltar que Berenguer dimite en febrero de 1931 y Alfonso XIII


encarga el gobierno al almirante Juan Bautista Aznar, que establece un calendario de
elecciones para la vuelta a la normalidad constitucional. Las primeras que se
celebrarían serían las elecciones municipales del 12 de abril. El resultado en el
conjunto nacional fue mayoritario para concejales pro-monárquicos, sobre todo en el
mundo rural donde las influencias caciquiles aún se hacían sentir. Pero los partidos
antimonárquicos vencen en 41 de las 50 capitales y se echan a la calle celebrando el
triunfo de la república, cantando el himno de Riego, la marsellesa y ondeando la
bandera tricolor republicana, en un ambiente jubiloso que se extiende por toda
España. La mañana del 14 de Abril de 1931 se constituye el Gobierno Provisional bajo
la presidencia de Niceto Alcalá Zamora, proclamando la república. De esta manera,
Alfonso XIII acepta el resultado y decide exiliarse esa misma tarde.

2. EL BIENIO REFORMISTA (1931-1933)


En el Gobierno Provisional se daban cita los integrantes del “Comité ejecutivo”
creado por el Pacto de San Sebastián, por tanto, había en él republicanos de distintas
opciones: Alcalá Zamora y Miguel Maura, de la Derecha Liberal Republicana; Alejandro
Lerroux y Diego Martínez Barrio, del centrista Partido Radical; de partidos republicanos
de izquierda figuraban Manuel Azaña (de Acción Republicana) y Marcelino Domingo
(del Partido Republicano Radical-Socialista); por el Partido Socialista (PSOE) figuraban
Indalecio Prieto, Fernando de los Ríos y Francisco Largo Caballero; representando a
partidos nacionalistas, figuraban un representante del republicanismo catalán (Luis
Nicolau D’Olwer) y otro del gallego (Santiago Casares Quiroga).

Este gobierno convocó, para el mes de junio, elecciones para Cortes


Constituyentes. Sin embargo, lo que más llamó la atención fue su intensa e inmediata
labor legislativa y los conflictos a los que tuvo que enfrentarse. Asimismo, en Cataluña
volvía a acentuarse el problema de la organización territorial del Estado. De este
modo, el mismo 14 de abril, Francesc Maciá, líder de Esquerra Republicana de
Catalunya, decidía proclamar desde el balcón de la Diputación “la república catalana
como Estado integrante de la Federación Ibérica”. Fórmula no contemplada por el
gobierno; la crisis se resolvió restaurando la Generalitat, como gobierno autónomo
bajo la presidencia de Maciá. Se inició, a su vez, el proceso de redacción del Estatuto
de Autonomía, que fue sometido a referéndum en Cataluña (así se hizo el 2 de agosto
de 1931), aunque para su entrada en vigor debía aprobarse por las Cortes de la
República.

En relación al trabajo en el campo, el Ministro de Trabajo, Largo Caballero,


estableció distintos decretos. En primer lugar, por el Decreto de Términos
municipales, se obligaba a los propietarios agrícolas a dar trabajo preferentemente a
los braceros domiciliados en el término municipal. En segundo lugar, mediante el
decreto de laboreo forzoso, se obligaba a los propietarios a tener cultivadas las tierras
y, por otro, se extendió al campo la jornada de ocho horas.

Por una parte, los decretos sobre el Ejército fueron obra del ministro de la
Guerra, Manuel Azaña, que crearon un profundo malestar en las filas del Ejército. Por
un primer decreto se forzaba a los militares a suscribir una promesa de fidelidad a la
República; por otro se ofrecía el pase a la reserva, con el sueldo íntegro, a todos los
generales, jefes y oficiales que así lo solicitasen. Además, se modificó el número de
divisiones, las academias militares y la política de destinos y ascensos.

Por otra parte, los decretos de Instrucción Pública, firmados por el ministro
Marcelino Domingo, preveían la creación de 6.570 escuelas y, consiguientemente, de
plazas para maestros. Se creó el Patronato de Misiones Pedagógicas como órgano de
difusión cultural en los medios rurales y se suprimió la obligatoriedad de la enseñanza
religiosa en las escuelas, lo que despertó gran inquietud en los medios católicos, pero
era algo que se veía venir dado que el gobierno estaba dispuesto a promover una
enseñanza laica.
Sobre las relaciones con la Iglesia Católica hemos de decir que estas fueron
extremadamente complicadas. El cardenal Pedro Segura, arzobispo de Toledo y
Primado de España, que terminó siendo expulsado de España, publicó una pastoral el 1
de mayo en defensa de la monarquía de Alfonso XIII. Pero lo más grave ocurría en
Madrid, tras una asamblea de monárquicos, convocada para el 10 de mayo, y que
terminó en un enfrentamiento en las calles entre monárquicos y grupos populares. Al
día siguiente, en Madrid, volvía el anticlericalismo más atroz: grupos de incontrolados
se dedicaban a incendiar iglesias, conventos y colegios religiosos. El día 12, la agitación
se extendía a otras poblaciones, como Málaga o Sevilla. Nadie reivindicó estos hechos;
ahora bien, es importante advertir que estas hogueras fueron muy negativas para la
República al perder crédito ante la opinión católica del país.

En cuanto al movimiento obrero, los conflictos sociales también fueron muy


graves. De esta manera, la CNT, el sindicato anarcosindicalista, utilizó la huelga como
instrumento de lucha, pero en las huelgas, los enfrentamientos con las fuerzas del
orden (Guardia Civil o Guardia de Asalto) terminaban convirtiéndose en sucesos
sangrientos.

En el campo, la tensión no era menor pues aquí se planteaba la lucha de clases


entre un campesinado, en espera del “reparto de la tierra”, y unos propietarios
dispuestos a mantener sus propiedades. A todo esto, el gobierno se había planteado la
aprobación de un proyecto de Reforma Agraria, asunto que terminó trasladándose a
las Cortes.

El gobierno provisional convocó elecciones a Cortes Constituyentes, celebradas


el 28 de junio, obteniendo un fuerte respaldo popular. Los partidos de la derecha
conservadora, que afrontaron las elecciones con desorden, sin estar bien organizados,
quedaron reducidos a grupos minoritarios con muy poca fuerza. Este hecho se dejó
notar durante la redacción de la Constitución republicana, al responder su texto sobre
todo a las ideas de los republicanos de izquierda y de los socialistas. No contó, en
cambio, con el apoyo de los diputados de la derecha con lo que, la Constitución de
1931 nació sin el aconsejable consenso.

De acuerdo con este documento, que se promulga el 9 de diciembre de 1931,


España se constituía en una República democrática y laica. Esta, definía a España como
una “República de trabadores de toda clase” y como un Estado “integral”, fórmula con
la que se venía a reconocer el derecho a la autonomía de las regiones. También, esta
recogía una amplia declaración de derechos y libertades, dio el voto a las mujeres,
estableció el matrimonio civil, legalizó el divorcio e incorporó el derecho de
expropiación forzosa de la propiedad privada por causa de utilidad social. Sobre la
división de los poderes, el legislativo residía en las Cortes o Congreso de los diputados,
constituidas por una sola cámara; el poder ejecutivo recaía en el gobierno y en el
presidente de la República, y la función de administrar justicia recaía en los jueces y
tribunales. Además, en relación a la cuestión religiosa, se contempla la separación de
la Iglesia y el Estado, su aconfesionalidad, la libertad de cultos, el fin de la financiación
estatal de la Iglesia, se disuelve la Compañía de Jesús y se prohíbe a las congregaciones
religiosas ejercer la enseñanza, el comercio y la industria.

Una vez aprobada la Constitución, al día siguiente, las Cortes eligieron como
presidente de la República a Alcalá Zamora y a su vez, este encargó a Manuel Azaña la
formación del primero gobierno constitucional sobre la misma base de partidos que
venía actuando el anterior, sin embargo, Lerroux, al frente del Partido Radical, prefirió
pasar a la oposición al negarse a entrar en un gobierno donde continuaran los
socialistas. En la derecha la oposición estuvo encabezada por el Partido Radical del
líder mencionado previamente; en la izquierda, la CNT, la FAI y el PCE se enfrentaban
al gobierno, tachado de “reformista y burgués” y alejado de la línea social
revolucionaria por ellos defendida.

Hemos de resaltar que el gobierno Azaña se encontró ante una fuerte


conflictividad social, con enfrentamientos entre las masas obreras y campesinas y las
fuerzas del orden público. De este modo, el 31 de diciembre de 1931 tenía lugar un
episodio sangriento en Castilblanco (Badajoz) y el 6 de enero de 1932 otro en Arnedo
(La Rioja) donde los enfrentamientos con la Guardia Civil finalizaron en un reguero de
sangre. Días después, el 21 de enero (de 1932) se producía, bajo la dirección de la CNT
y la FAI, el primer intento revolucionario protagonizado por los mineros del Alto
Llobregat.

En las Cortes, a todo esto, se discutían dos proyectos de Ley en los que el
gobierno se jugaba su credibilidad: la Ley de Reforma Agraria y el Estatuto de
Autonomía de Cataluña. Cabe mencionar que estas leyes se aprobaron a raíz del
fracaso del golpe de Estado encabezado por el general Sanjurjo el 10 de agosto de
1932 pues Azaña y su gobierno salieron fortalecidos. Asimismo, con la Ley de Reforma
Agraria se pretendía acabar con el latifundismo y redistribuir la propiedad mediante el
asentamiento de campesinos en las tierras expropiadas. Para la aplicación de la Ley se
creó el Instituto de Reforma Agraria (IRA) con un presupuesto de 50 millones de
pesetas. Dadas las características de las tierras a expropiar, la mayor parte de las
actuaciones se centran en Andalucía occidental, Extremadura, La Mancha y Salamanca.

Sin embargo, la lentitud de aplicación y la falta de presupuesto hacen que


aumente la conflictividad y a comienzos de 1933, la CNT y la FAI vuelven otra vez a la
carga. En Andalucía hubo levantamientos en varios pueblos pero en Casas Viejas
(Cádiz), el 11 y el 12 de enero de 1933, los sucesos ocurridos fueron muy graves.
Igualmente, se produjo una insurrección de campesinos anarquistas promovida por la
FAI, y la Guardia de Asalto acudió en ayuda de la Guardia Civil, asesinando brutalmente
a 8 campesinos al incendiar una casa con ellos dentro, y al día siguiente ejecutaron a
otros 14. Desde este suceso, y con una coyuntura económica que será la peor de todo
el quinquenio, las izquierdas verán reducido sus apoyos populares, al tiempo que lo
ganan las derechas. El año de 1933 va a estar marcado por la crisis del gobierno de
Azaña que finalmente dimitirá, convocándose nuevas elecciones para noviembre de
1933.
3. EL BIENIO CONSERVADOR (1933-1936)

Cabe resaltar que la derecha se va a organizar a lo largo de 1933 ampliando sus


apoyos populares con una intensa campaña contra las reformas. En primavera, la
facción republicana conservadora se agrupará en torno a un sólo partido, la CEDA,
(Confederación Española de Derechas Autónomas) liderado por José Mª Gil Robles.
Además, no entran en esta coalición, los monárquicos, los carlistas y los grupos
fascistas. Las elecciones generales de noviembre de 1933, estarán caracterizada por el
hecho de ser las primeras de la historia española en la que votan las mujeres. Los dos
partidos más votados serán la CEDA con 115 diputados y el centrista PRR de Lerroux
con 102. Como resultado de estas elecciones, el Presidente de la República (Niceto
Alcalá Zamora) encarga, a inicios de 1934, el gobierno a Alejandro Lerroux, el cual
gobernará con el apoyo y la participación de la CEDA. Comienza así un periodo de
gobierno de tendencia derechista que se extenderá hasta febrero de 1936 y que se
conoce como Bienio Conservador o Bienio Radical-Cedista.

La labor realizada durante este bienio estará marcada por el freno a las
reformas iniciadas en el periodo anterior. La política educativa varió hacia el
pensamiento de la derecha y así se decide no cerrar las escuelas católicas, poner fin a
la enseñanza mixta, y reorganizar el bachillerato. Además, la Reforma Agraria se
mantiene en un principio y continúa con toda su actividad, pero a partir de abril de
1935, el nuevo ministro limita su aplicación y se detienen las expropiaciones y reparto
de tierras. Igualmente, la legislación laboral de Largo Caballero se anula en parte y la
legislación militar es la única que no se altera. También la legislación religiosa se
revisa, derogando la ley de confesiones y congregaciones religiosas, permitiéndoles el
ejercicio de la enseñanza de nuevo, autorizando los cultos públicos libres y
manteniendo las subvenciones como las pagas a los sacerdotes. Cabe resaltar que se
frenan los procesos de desarrollo autonómico y el estatuto vasco se presenta a las
Cortes en 1934, pero se paraliza por la no aprobación por la oposición del gobierno.

Las consecuencias de este conjunto de medidas fueron varias: en el Partido


Radical hubo una escisión y su ala izquierda, encabezada por Martínez Barrio, formó la
Unión Republicana y los republicanos de izquierda decidieron reorganizarse en un
nuevo partido, Izquierda Republicana, bajo la dirección de Azaña. Sin embargo, lo más
importante fue la amenaza del PSOE-UGT, preparados para iniciar un levantamiento
revolucionario en el caso de que la CEDA entrara en el gobierno. El 4 de octubre de
1934, Lerroux formaba un nuevo gobierno radical con la incorporación de tres
ministros de la CEDA y la respuesta no se hizo esperar: los socialistas declararon su
revolución. De esta forma, la huelga general estalló el 5 de octubre de 1934
convocada en un principio sólo por la UGT. El estalinista Partido Comunista se sumó,
una vez que la Tercera Internacional dio su aprobación, y la CNT no la apoyó salvo en
Asturias y en algunas zonas aisladas. Asimismo, el 6 de octubre, en Cataluña, el
Presidente de la Generalitat Lluis Companys, aprovecha la situación para proclamar de
nuevo la formación del Estado Catalán dentro de la República federal española y el 7
de octubre el gobierno de la Generalitat era detenido y se suspendía el Estatuto de
Autonomía catalán.

Hemos de mencionar que en Madrid se vivieron luchas y enfrentamientos en


los barrios obreros. No obstante, fue en Asturias donde el levantamiento armado
triunfó realmente, llegando los insurrectos a dominar la situación y a asumir funciones
básicas del Estado. Para solucionar lo previamente mencionado, el gobierno envió al
ejército comandado por el general Francisco Franco, que abordó la situación como una
guerra y con gran dureza, consiguiendo sofocar la rebelión a las dos semanas. Sabemos
que hubo un alto número de víctimas y la izquierda culpó al gobierno asimismo de
torturas, juicios sumarísimos y ejecuciones.

A finales de 1935 la coalición de radicales y cedistas se rompe al verse los


primeros envueltos en un escándalo por corrupción que obliga a Lerroux a dimitir. El
nuevo gobierno de Manuel Portela Valladores no consigue los apoyos parlamentarios
suficientes y convoca elecciones generales para febrero de 1936.

4. EL FRENTE POPULAR (1936)

Para estas elecciones, la izquierda se reorganiza y forma una coalición llamada


Frente Popular que agrupa a Izquierda Republicana, a Unión Republicana, al PSOE, al
PCE, al Partido Sindicalista y al POUM. Conocemos que la derecha no consigue una
unidad parecida y el resultado de las elecciones es el triunfo del Frente Popular. Con el
nuevo Parlamento, Azaña es elegido en mayo Presidente de la República, y nombra
Jefe del Gobierno a Santiago Casares Quiroga, en estas fechas ambos pertenecientes a
Izquierda Republicana. Posteriormente, el gobierno de izquierdas intenta retomar las
acciones reformistas del primer bienio, pero pronto se verá desbordado por las
acciones del movimiento obrero extremista que busca la revolución, y por las derechas
más radicales que conspiran preparando la instauración de un gobierno militar.

Entre las reformas de esta etapa observamos que se concede una amnistía a los
encarcelados por los sucesos de octubre de 1934, se restablece el Estatuto Catalán, se
retoman los procesos de los estatutos vasco y gallego y se continúa con la Reforma
Agraria entregando tierras a más de 70.000 campesinos. Sin embargo, se asiste al
asalto y la quema de edificios religiosos, huelgas, enfrentamientos violentos en las
calles y demás. Ante tanta barbarie, las derechas empiezan a no esconder su simpatía
por un posible golpe de estado y empieza a concretarse la conspiración para derribar a
la república. Grupos de altos mandos militares como Sanjurjo, desde el exilio, Mola o
Franco; parte de los cedistas, los carlistas y los falangistas participan en reuniones para
coordinar una acción de golpe de estado. No obstante, el gobierno sospecha de esta
conspiración y manda a Franco a Canarias y a Mola a Navarra.

El día 12 de julio la extrema derecha asesina a un socialista que es teniente de


la Guardia de Asalto. Al día siguiente, unos guardias de asalto responden asesinando al
líder de la derecha José Calvo Sotelo. Esto precipita los acontecimientos y el
levantamiento militar se inicia el 17 de Julio, dando origen a la Guerra Civil, que duraría
hasta el año 1939.

Para finalizar con este desarrollo sobre una de las etapas más importantes del
siglo XX español, he de comentar que el periodo histórico de la II República fue un
intento de poner la realidad política y económica del país en sintonía con la sociedad
de la época, intentando que fuera más justa e igualitaria. Lamentablemente, el
gobierno no fue capaz de llevar a cabo las reformas con todas sus consecuencias, de
manera que no sólo irritó a la burguesía y a los terratenientes, sino también a la
población trabajadora que veía cómo sus sueños se quedaban una vez sin cumplir. Por
último, me gustaría establecer que estoy completamente de acuerdo con lo
establecido por el historiador García de Cortázar en su manual Historia de España.
Desde Atapuerca hasta el euro, ya que pienso que la II República fue una gran
oportunidad para modernizar España, un país que se encontraba muy atrasado con
respecto a Europa, con unas estructuras caciquiles, un estado centralista y unas
desigualdades sociales muy grandes. Además, gracias a este sistema se avanzó mucho,
legislando en favor de la igualdad hombre-mujer, de la igualdad de derechos en el
trabajo, la protección a la madre trabajadora, la legalización del matrimonio civil y del
divorcio y el reconocimiento del voto femenino.

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