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La Constitución definía a España como una república de trabajadores de toda clase que se organiza en un estado
integral y en un régimen de libertad y justicia. Contenía una amplía declaración de derechos sociales y reconocía el
derecho a voto de las mujeres. Se establece una radical división de poderes: el legislativo, que lo ejercen las Cortes
unicamerales; el ejecutivo, que lo ejerce el presidente de la república junto con el presidente del gobierno y el judicial
que recae en los tribunales de justicia. Las Cortes podían destituir al presidente de la República si tres quintos de la
cámara votaban para hacerlo y en el caso de que disolviera las Cortes por segunda vez debería dar explicaciones.
Pero, el debate más importante se produjo en torno a la separación Iglesia-Estado. La Constitución establecía un
estado laicista, secularizó los cementerios y disolvió la Compañía de Jesús. Esto provocaría la dimisión de Alcalá
Zamora y Azaña y el abandono de 87 diputados de derechas.
De todas las reformas sociales que la República tuvo que afrontar la de mayor importancia fue la Reforma Agraria, que
resultó técnicamente compleja debido a las diferencias en las estructuras de la propiedad agraria en España, a la
complejidad de los sistemas de arrendamientos y a las dificultades por determinar la naturaleza y extensión de las
tierras expropiadas. Por eso, y por las diferencias que surgieron en el gobierno provisional en torno al alcance de la
misma, quedó detenida hasta el verano de 1932. La ley se aprueba en septiembre de 1932. Entre los aspectos a
destacar están:
El asentamiento de campesinos se haría bien en régimen colectivo o individual según decidieran ellos.
Se establecían 13 categorías de tierras expropiables y la expropiación se hacía con indemnización salvo las
tierras de la grandeza de España.
Sin embargo la reforma fue más un intento que una realidad. Para Fusí su aplicación tropezó con dos dificultades
adicionales: la complejidad burocrática y las limitaciones presupuestarias del gobierno. Sus prestaciones fueron así
casi decepcionantes: hasta finales de 1933 solo se habían expropiado 24.000 hectáreas y asentados en ellas unos
4.300 campesinos no los 60.000 previstos.
Otro de los problemas que había que resolver era La Cuestión Autonómica ya que la constitución posibilitaba la
formación de regiones autónomas.
En Cataluña, los diputados de derechas obstaculizaron el debate sobre el estatuto catalán, denominado de Nuria
porque se redactó en el valle de este nombre (Gerona). Finalmente se discutió y aprobó el 9 de septiembre de 1932. El
estatuto asignaba una serie de competencias al gobierno de la Generalitat, consideraba el catalán como idioma
cooficial y preveía un parlamento. En el País Vasco, el proceso autonómico fue impulsado por el PNV, pero, tropezó
con dos problemas: la negativa en 1932 de los ayuntamientos navarros a formar parte de la región autónoma vasca y
la debilidad nacionalista en Álava, donde los votos favorables a la autonomía en el plebiscito de noviembre no
llegaron al 50%. Por ello, no hubo autonomía vasca hasta el 1 de Octubre de 1936, iniciada ya la guerra civil. En
Galicia, el estatuto fue plebiscitado el 28 de junio de 1936. La Guerra Civil estalló antes de que se aprobara.
Oposición al gobierno de Azaña
Desde finales de 1931 los anarquistas protagonizaron una intensa agitación huelguística y graves alteraciones del
orden público. Hubo episodios sangrientos como los de Castilblanco (Badajoz) y Arnedo (Logroño), en los que se
produjeron graves enfrentamientos entre campesinos y la guardia civil. En enero de 1932 se produjo el primer intento
revolucionario en la cuenca minera del Alto Llobregat. Otro episodio fue el de Casas Viejas, en enero de 1933, donde
tuvo lugar un enfrentamiento entre campesinos y la Guardia Civil y la Guardia de Asalto. Se fusilaron a catorce
anarquistas.
Se formaron nuevos partidos que actuaron de opositores:
En febrero de 1933, se fundó la CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas) cuyo líder era Gil
Robles. Este partido resultó de la fusión de partidos de derechas provinciales entre los que destaca Acción
Popular fundado por Herrera Oria, partido conservador, claramente católico y monárquico.
En cuanto a los monárquicos, los alfonsinos crearon Renovación Española cuyas figura clave era José Calvo
Sotelo, Los carlistas crearon Comunión Tradicionalista cuyos líderes eran el conde de Rodezno y Fal Conde.
Se crearon también partidos fascistas. En 1931 nace la JONS (Juntas de Defensa Nacional Sindicalista) dirigida
por Ramiro de Ledesma y Onésimo Redondo que parte de dos partidos: la Conquista del Estado, fundada en
Madrid por ramiro de Ledesma y las Juntas de Actuación Hispánica fundado en Valladolid por Onésimo
Redondo. En Octubre de 1933 José Antonio Primo de Rivera funda Falange. Ya en 1934, ambos partidos se
fusionan y pasan a llamarse Falange y de las JONS
El episodio de Casas Viejas, el intento de golpe de Estado del general Sanjurjo (agosto de 1932) y el avance sustancial
de los radicales y de la CEDA en las elecciones municipales de abril llevó a Azaña a dimitir en septiembre de 1933. Es
sustituido por Lerroux y más tarde, Martínez Barrio, ambos poco tiempo en el poder. Alcalá Zamora disolvió las Cortes
y convocó nuevas elecciones para noviembre de 1933.
Entre marzo y julio de 1936 se vivió en España un clima de gran tensión. Hubo huelgas y ocupaciones espontáneas de
tierras y el 13 de marzo se cerraron locales falangistas por el intento de asesinato de Jiménez de Asúa por las
juventudes falangistas. Esto no impidió el aumento de la violencia callejera y los crímenes políticos por lo que se puso
en funcionamiento una conspiración militar iniciada ya en febrero de 1936 y que partió de militares de extrema
derecha y de la Unión Militar Española. El gobierno republicano trató de desarticular esta trama realizando traslados
de los altos mandos sospechosos de participar en ella. A Franco se le destinó a Canarias, a Goded a Baleares y a Mola 4
a Navarra que no evito nada. En marzo se reunieron en Madrid un grupo de coroneles y generales que acordaron un
alzamiento militar para restablecer el orden y que la jefatura suprema de la sublevación la ocuparía el general
Sanjurjo. El asesinato de Calvo Sotelo el 13 de julio, como respuesta al asesinato del teniente Castillo el 12 de julio,
aceleró el proceso y sumó a los indecisos como Franco. El 17 de julio tuvo lugar el golpe de Estado que empezó en
Marruecos que daría pie a la Guerra Civil Española.