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El objetivo del teatro posdramático es contribuir a la reflexión de las formas de creación,

es decir, cuestionarse cómo se ha hecho teatro desde la tradición hasta ese entonces. Nace
de unas corrientes que empiezan a estar importantes en los últimos del siglo XIX, junto a
las crisis simbólicas y el estallido de las vanguardias históricas.
En la tradición el texto ejerce una influencia tiránica sobre lo dramático, lo dramático
pierde importancia frente a lo textual. Esto, en el teatro posdramático se va perdiendo y,
de hecho, nos acercamos a una reflexión sobre el hecho más que sobre lo escrito. No es
tan accesible a la hora de entenderlo, lo textual y lo dramático rompen su relación de
amistad y lo dramático cuestiona la verdad de esa palabra, esto lleva a que toda expresión
de este tipo de obras lleve contigua una confusión o un caos.
La escena ya no funciona como una representación fidedigna al cien por ciento del texto,
por lo que podemos llegar a pensar que estos son más complicados de representar. Esta
representación que ya no se da del texto ahora se debe transmitir en los materiales que se
utilizan (actores, objetos, etc.) lo que nos lleva a juzgar de otras formas lo ya establecido
por el teatro anterior.
Hay ahora una diferencia muy importante entre representación y presentación de los
hechos; la dimensión performativa de la que hablaba John Austin entra en auge ahora
porque todo lo sensorial tiene mucho más peso.
Un teatro más explícito en cuanto a lo político que nace como reacción a lo anterior.
Busca un espacio en el que las sensaciones cobran protagonismo. El teatro se vuelve
efímero, lo que se crea dura lo que dura la obra teatral, no más. Hay diferentes acciones
al mismo tiempo y la condición que las jerarquiza desaparece. La obra ahora crece desde
los márgenes y se apunta como oposición al teatro fijo y ya acabado, se intenta escapar
de lo que ya está hecho y, en oposición, hace mientras es representado. El teatro es
transitorio, como la vida.
Un teatro más explícito en cuanto a lo político que nace como reacción a lo anterior.
Busca un espacio en el que las sensaciones cobran protagonismo. El teatro se vuelve
efímero, lo que se crea dura lo que dura la obra teatral, no más. Hay diferentes acciones
al mismo tiempo y la condición que las jerarquiza desaparece. La obra ahora crece desde
los márgenes y se apunta como oposición al teatro fijo y ya acabado, se intenta escapar
de lo que ya está hecho y, en oposición, hace mientras es representado. El teatro es
transitorio, como la vida y es reflexivo sobre él mismo, así como el lenguaje. La escena
es un espacio de creación en el que el espectador resalta como un elemento fundamental.
En conclusión, el teatro posdramático nos lleva a una experiencia emocional que entra a
través de los sentidos que es efímera, que solo se comparte por los sentidos.

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