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Hipoterapia o equinoterapia
El caballo es un medio terapéutico que debido a sus caraterísticas morfofisiológocias
permiten mejorar o inducir la marcha en el niño en forma pasiva, el asiento profundo
es cuando ambos isquiones y piernas pueden tocar al caballo y es donde el niño siente
en plenitud los cambios de velocidad dentro de un aire (paso) o cambios de un aire a
otros. El movimiento natural del caballo es tridimencional, comprende el paso, galope
y trote. Dicho movimiento ayuda a corregir malas posturas, mejora el tono muscular,
fortalece los músculos, mejora la coordinación, propiocepción, equilibrio, estimula el
lenguaje, alivia el estrés, fortalece vínculos afectivos y aumenta la plasticidad cerebral.
Además, se aprovecha los fuertes latidos del corazón del caballo y su calor corporal
como agente vibratorio y térmico, respectivamente.
Ludoterapia
La terapia del juego, es una herramienta poderosa en estos casos, ya que el niño al
imponerle una tarea suele detonar o mostrar sus conductas en exceso, el cual
queremos disminuir. Por medio de juegos y cantos podemos lograr que el niño
colabore con una mejor actitud, se relaja, se siente en confianza. Por ser generalmente
niños apáticos usualmente se logra captar su interés evitando el aburrimiento, induce a
que el niño se comunique, muestre afectos (llegan a ser más empáticos), promueve el
desarrollo cognitivo, la resolución de problemas y suele ser más fácil para el
fisioterapeuta lograr los objetivos planteados, porque debemos recordar que un niño
con TEA es ante todo un niño y como tal les encanta jugar.
Balonterapia
Es el uso de un balón gigante (balón suizo) para realizar movimientos, estiramientos y
ejercicios que mejoran el control motor, la flexibilidad, la postura, los arcos de
movimientos, la propiocepción, aumenta la fuerza muscular, mejora las reacciones de
defensa, reacciones de enderezamiento y coordinación. Muchos niños les agrada y
divierte balancearse, rebotarlo, alzarlo y sobretodo brincar en el balón terapéutico.
Tratamiento Fisioterapéutico (dosificación)
Una intervención se realiza como mínimo 3 veces por semana, con una comprensión a
los comandos de voz para seguir instrucciones y tolerancia. Cabe destacar que existen
casos de Trastorno del Espectro Autista que no responden de forma positiva a las
terapias, ya que son pocos tolerante sensorial o conductualmente , por lo tanto, hay
que darles la oportunidad de que se vayan adaptando al ambiente, al fisioterapeuta y
al tratamiento.
Diseño del tratamiento: actividades
Usualmente, la primera etapa del tratamiento se lleva a cabo de forma activa, con
diversos materiales y por medio de juegos, balonterapia, piscina de pelotas, balancín,
entre otros, se le enseña a saltar, bailar, a realizar ejercicios de motricidad fina,
ejercicios vestibulares, reeducar la marcha con o sin obstáculos, a mantener el
equilibrio, mejorar las reacciones de defensa, inducir movilizaciones de miembro
superior e inferior (con o sin pesas, ligas) orientándole siempre sobre la dirección,
intensidad y repeticiones. La segunda etapa es la de relajación, donde el
fisioterapeuta con el niño en decúbito supino o sedente, le realiza maniobras de
movilizaciones pasivas, estiramientos, técnicas de Bobath, método de Rood, FNP
(Facilitación Neuromuscular Propioceptiva), ejercicios de percepción de distintos
estímulos (texturas, temperatura, auditivos,) y orientar al desarrollo psicomotor
adecuado.
Los objetivos de una intervención desde la fisioterapia son: recuperar el tono
muscular, mejorar el equilibrio, el control motor, la propiocepción, mala postura,
disminuir estereotipias, la apatía o hiperactividad, el esquema corporal, disminuir
contracturas y mejorar el contacto visual.
Conclusión
El tratamiento fisioterapéutico es un coadyuvante en los trastornos psíquicos del niño
con TEA, ya que por medio de actividades recreativas también pueden mejorar su
empatía.
Un niño sin autismo puede sufrir cualquiera de las características anteriormente
mencionadas, pero lo que hace que los niños del TEA sean de gran interés en el campo
médico y social, se debe a la alta frecuencia e intensidad de estas, convirtiéndose en
un agente invasor en todo el funcionamiento psíquico y motor del niño.
El fisioterapeuta debe comprender de lleno el autismo y las alteraciones motoras y
sensoriales que este conlleva, tomando en cuenta la personalidad de cada niño para
diseñar de forma personalizada el plan fisioterapéutico, y así lograr con constancia y
con la colaboración de los padres, el éxito en cada uno de los objetivos propuestos.