Está en la página 1de 2

 

La teoría de la integración sensorial

La teoría de la integración sensorial (IS) fue desarrollada, a partir de la década de los 60, en
Estados Unidos por la terapeuta ocupacional Jean Ayres.

Su teoría se elabora alrededor del siguiente pensamiento: cuantas más experiencias


sensoriales de calidad tengo o recibo de mi entorno y de mi cuerpo, más aprendo de estos y
por tanto mejor me relaciono con ambos; cuantas menos experiencias o más negativas
tengo o recibo, menos conozco de mi cuerpo y entorno, y por tanto más dificultades tengo
para interrelacionarme con estos.

La teoría describe la integración sensorial como un proceso neurológico que integra y


organiza todas las sensaciones que experimentamos de nuestro propio cuerpo, así como
del exterior (gusto, vista, oído, tacto, olfato, movimiento, gravedad y posición en el espacio) y
que recibimos de forma continuada. A su vez, relaciona este proceso con la capacidad del ser
humano para llevar a cabo acciones motoras de manera eficaz en diferentes entornos.

¿A quién va dirigida la intervención?

No todos los niños con problemas de aprendizaje, desarrollo o de comportamiento tienen una
disfunción de integración sensorial subyacente. Hay, sin embargo, ciertos indicadores, que
pueden señalar a los padres si está presente dicha disfunción. A continuación, indico algunos
signos:

– Hipersensibilidad al tacto, movimiento, luces o sonidos.  Esta hipersensibilidad puede ser


manifestada en comportamientos tales como irritabilidad o retirada cuando se le toca, evitar
ciertas texturas de ropas o de comidas, distracción o reacciones de miedo al movimiento en
actividades ordinarias, como las actividades típicas de los juegos de recreo.

– Hipo reactividad a la estimulación sensorial. En contraste con los niños hipersensibles, un niño
hipo reactivo puede buscar experiencias sensoriales intensas, por ejemplo, dar vueltas sobre
sí mismo o chocar adrede con los objetos. Algunos niños fluctúan entre los dos extremos híper
o hipo reactivo.

– Nivel de actividad inusualmente alto o bajo. El niño pude estar en movimiento constantemente
o, puede ser lento en activarse y fatigarse fácilmente. De nuevo, algunos niños pueden
fluctuar de un extremo a otro.

– Problemas de coordinación. Los problemas de coordinación se pueden ver en actividades


motoras gruesas o finas. Algunos niños pueden tener un equilibrio pobre, mientras que otros
tienen gran dificultad en aprender a realizar nuevas tareas que requieren coordinación motora.

– Retraso en el habla, lenguaje, habilidades motoras o rendimientos académicos.  Estos signos


pueden ser evidentes, ya en preescolar como signos de una integración sensorial deficitaria.
En la edad escolar, puede haber problemas en algunas áreas académicas a pesar de una
inteligencia dentro de la normalidad.
 

– Pobre organización del comportamiento. Los niños pueden ser impulsivos o de fácil distracción
y mostrar falta de planeamiento al abordar las tareas.
– Pobre autoestima. A veces, un niño que experimenta los problemas que acabamos de
mencionar no se siente bastante bien. Un niño con estos problemas puede saber que algunas
tareas con más difíciles para él que para otros niños, pero puede no saber por qué esto es así.
Este niño puede parecer perezoso, aburrido o desmotivado.

¿En qué consiste el tratamiento?

La terapia incluirá actividades que proporcionan estimulación vestibular (del equilibrio y los


movimientos corporales), propioceptiva (de los receptores que perciben la posición de los
músculos, la presión, la temperatura…) y táctil y son diseñadas para las necesidades de
desarrollo específicas de cada niño. Las actividades también serán diseñadas incrementando
gradualmente las demandas al niño para conseguir unas respuestas cada vez más maduras
y organizadas. El énfasis está en los procesos sensoriales automáticos que se dan en el
transcurso de actividades dirigidas hacia una meta, más que en las instrucciones o en hacer
ejercicios con el niño sobre cómo responder.

Un aspecto importante de la terapia que usa el enfoque de la integración sensorial es la


motivación de los niños que juega un papel crucial  en la selección de las actividades. 

Qué esperar de la terapia

Cuando la terapia de integración sensorial es exitosa, el niño es capaz de procesar


información sensorial compleja de una manera más eficiente que antes. Esto puede tener
importantes beneficios.

Por ejemplo, una mejora en la coordinación motora puede ser documentada por la habilidad
del niño para realizar con más destreza las tareas motoras gruesas y finas en un nivel de
complejidad que no sería esperado alcanzar sin la intervención.

También podría gustarte