Está en la página 1de 20

Capítulo 8

LOSSONGHAYS
DESDE EL SIGLO XII AL XVI
S. M. CISSOKO

Al final de una larga evolución de casi ocho siglos, los songhays (o songhoys)
establecidos en las·dos riberas del medio Níger erigieron en el siglo xv un Estado
poderoso, unificaron una gran parte del Sudán occidental y permitieron de este
modo el florecimiento de una brillante civilización en gestación desde hacía si-
glos. Para mayor claridad, nos dedicaremos a estudiar los grandes rasgos de civi-
lización en la medida en que podamos conocer los datos de los dos Ta '11/s/J de
Tombuctú {Tinbuktü) 1, en las fuentes árabes y europeas y en las tradiciones
songhays.

EL REINO DE GAO, DESDE EL SIGLO XII


A LA LLEGADA DE SONNI ALI BER EN 1464
La historia de los songhays antes del reinado de Sonni Ali Ber (1464-1492)
es poco conocida. Las escasas fuentes árabes sobre este período plantean más pro-
blemas que informaciones proporcionan. Las tradiciones orales sólo pueden re-
coger de manera muy imperfecta las realidades de esos tiempos antiguos. El estudio
de este período será, por consiguiente, crítico. Planteará más problemas de los
que pueda resolver y las soluciones propuestas sólo pueden ser hipótesis de inves-
tigación.

EL REINO DE GAO EN EL SIGLO XII

Por su posición geográfica a lo largo del Níger, en el límite de Sudán y del


Sahel, Gao se convierte en el siglo XII en la capital del joven Estado songhay,
y acaba por eclipsar a la antigua ciudad de Kükya o Kogha de los autores árabes.

t AI-Sa' di, trad. franc. O. Houdas, reed. 1964., M. Kati, trad. franc. M. Delafosse, O. Houdas,
reed. 1964. Estas dos obras escritas por sudaneses hacia la mitad del siglo xv11 constituyen las fuen-
tes fundamentales de la historia de los songhays y del Sudán occidental para nuestro período.
206 AFRICA ENTRE LOS SIGLOS XII Y XVI

El comercio de la sal de Tawtek (no .identificada), las mercancías de Libia, Egipto


e lfri~iya transitando por Tadmekka y las caravanas de Tuat y, más allá, del Ma-
greb occidental harán de Gao un gran mercado cosmopolita.
Las fuentes árabes, no obstante, no son muy precisas sobre el nombre de la
ciudad. Según Al-BakrI, que transcribe «Kaw-Kaw» 2 , la ciudad está situada so-
bre el Níger. Al-IdrisI distingue la ciudad de Kogha, «bien poblada» , rodeada de
muros 3, en la ribera norte, a veinte días de marcha de Kaw-Kaw (Gao-Gao) al
norte. Es necesario recordar la existencia, en el siglo XII, de Gao y de Kokya.
El reino que se extendía a lo largo de las dos orillas del Níger, desde Dendi
hasta Gao, estaba bajo la dirección de los jaas o zaas, que serían probablemente
una fracción songhay, mestizada de bereberes 4. En cualquier caso, el Dia lleva-
ba en el siglo XI el título songhay de Kanta o Kanda. El acontecimiento más im-
portante fue la conversión al islam en 1019 del jaa kosoy. Parece que con su ejemplo
no arrastró a los songhays, que durante mucho tiempo siguieron fieles a sus creen-
cias y prácticas religiosas tradicionales.
Las estelas funerarias encontradas en Gao-Sané muestran nombres musulma-
nes diferentes de los de los Ta'rf/s/J. Por muchas razones, parece que fueron im-
portadas.

DOMINACION MANDINGA Y DINASTIA DE LOS SONNIES: SIGLOS XIII-XV

Probablemente hacia 1275, y más seguramente entre 1285 y 1300 5, los ejér-
citos mandingas conquistaron el reino de Gao. Hacia 1324-1325, Mansa Kanku
Masa , de regreso de su peregrinación, construyó una mezquita en Gao. Los man-
dingas organizaron el meandro del Níger bajo la dirección de los farin, o gober-
nadores, y estimularon su desarrollo económico. Gao se convirtió en una
importante plaza comercial y en una de las ciudades más bellas de Sudán 6•
La dominación mandinga no fue continua. El jaa de Gao era, en realidad,
un tributario que se aprovechaba de las dificultades de Malí para liberarse. En
todo caso, parece que el final del siglo XIV señala también el final de la domina-
ción mandinga sobre Gao. Una nueva dinastía, la de los sonníes, fundada por
'Ali Kolon en el siglo XIII, se declaró independiente y expulsó a los mandingas.
Esta dinastía, cuyo origen plantea problemas no resueltos, habría venido de
Kükya, según Boubou Hama 7, y expulsó a los mandingas de Gao. Los sonnies
- o sii, o chi- fueron guerreros. Los tres últimos salieron de Gao y llevaron la
guerra hacia el oeste, hacia el rico Masina y el imperio de Malí. SonnI Madawu,
padre de SonnI' AII, emprendió una gran expedición de razias contra Niani, capi-

2 V. Monteil, Bifan, 1, 1968, pág. 79.


3 Al-ldñsí, 1866, trad. franc. R. Dozy y M. J. de Goeje, págs. 12-14.
4
Al-Sa'di (trad . franc. O. Houdas, reed. 1964, capítulo I) la leyenda del origen de los zaas (zas)
o jaas (dias), cuyo antepasado procedía del Yemen. Maurice Delafosse (1912, t. U) cree que los faas
son «bereberes cristianizados» que libraron el reino de Gao de los saqueadores sorkos. B. Hama (1968)
cree que serían una fracción mestizada e islamizada de los songhays del norte.
5 Charles Monteil (reed. 1968) plantea la cuestión mediante una crítica rigurosa de la tesis de Mau-
rice Delafosse (1912, t. II), quien sitúa la conquista mandinga en 1324-1325.
lbn Ba\\ú~a, trad. franc. R. Mauny y otros, 1966, pág. 72.
B. Hama, 1968, cap. III , IV y V.
LOS SONGHA YS DESDE EL SIGLO XII A XVI 209

tal del imperio mandinga, la saqueó y se llevó veinticuatro tribus serviles que per-
tenecían al mansa. Su sucesor, SonnI Sulayman Daama, a su vez, invadió y destruyó
Mema, centro de la provincia soninkés del imperio de Malí, y obtuvo un rico bo-
tín. Las guerras aumentaron los medios de acción de la monarquía. El rey de Gao
se convirtió en auténtico dueño y señor del meandro del Níger. La llegada de Sonru
AII en 1464 condujo a la dinastía a su apogeo.

EL IMPERIO SONGHAY EN LOS SIGLOS XV Y XVI


SONNI 'ALI BER, O SONNi 'ALI EL GRANDE (1464-1492)

Conquista y organización de un imperio

SonnI 'AlI Ber cambió el destino del reino de Gao. Abandonó la política de
razias de sus predecesores para emprender una conquista territorial 8 • Para ello
tenía un ejército aguerrido y bien estructurado, mandado por jefes valientes; una
flotilla por el Níger dirigida por el ki koy (el ministro del río y de la flota); una
infantería siempre acrecentada por el enrolamiento de los guerreros vencidos, y,
sobre todo, una caballería que, por su gran movilidad, fue la punta de lanza de
las conquistas del gran sonni. SonnI 'AII Ber a la cabeza de sus jinetes, durante
todo su reinado, recorrió en todos los sentidos el Sudán nigeriano, desconcertó
a sus adversarios por la sorpresa y rapidez, e impuso su autoridad por la violencia
y el miedo. Adquirió en el ánimo de sus contemporáneos una reputación de in-
vencible y encarnó el genio de la guerra.
Afamado como gran mago, estaba considerado como un hombre extraordi-
nario y carismático; el pueblo le dio el título de daali 9 •
Como sus predecesores, SonnI 'AII fue atraído por la rica región del oeste,
las ciudades nigerianas y el delta central del Níger. Etapa tras etapa, conquistó
Jenne y una parte de Masina, donde hizo perecer a muchos fulbes («peules») y,
sobre todo, conquistó Tomboctú (1468). Atacó a los tuaregs y los rechazó hasta
el norte del Sabe!; hacia el sur, dirigió varias expediciones contra los dogon, mos-
sis y baribas . En 1483 alcanzó y batió cerca de Jenne al rey mossi Masere l, que
regresaba de Walata cargado con un rico botín, y acabó con las amenazas de in-
cursiones mossis en el valle del Níger. A su muerte por accidente en 1492, estaba
al frente de un gran imperio centrado sobre el Níger, que se extendía desde Dendi
hasta Masina. Lo organizó según el modelo mandinga. Creó nuevas provincias
confiadas a soberanos que llevaban los títulos defari o forma 10 (mandinga), de
koy o de mondzo (songhay).
Nombró un cadí en Tomboctú y probablemente en otras ciudades musulma-
nas. Todos estos agentes del Estado dependían directamente del sonní. Así, el Es-
tado patriarcal y consuetudinario de Gao se convirtió en un Estado centralizado

B Sobre el imperio songhay se puede consultar también A. W. Pardo, 1971, págs. 41 -59.
9 M. Kati (trad. franc. M. Delafosse y O. Houdas, reed. 1964, pág. 84), traduce daali por el «Al-
tísimo» y cree que este título debe ser aplicado a Dios.
10 Cf. más abajo.
LOS SONGHA YS DESDE EL SIGLO XII A XVI 211

que controlaba a todos los países nigerianos. SonnI'AlI facilitó el desarrollo eco-
nómico del joven imperio. Aunque fracasó en su intento de excavar un canal des-
de el Níger a Walata, en cambio habría construido diques en el valle del río y
favorecido la agricultura.

Política religiosa

SonnI 'AlI Ber encontró grandes dificultades por parte de la aristocracia mu-
sulmana, sobre todo en Tomboctú, donde las ulemas, dos siglos después, lo pre-
sentaron a la posteridad como un soberano cruel, tiránico y libertino. Su
rehabilitación está hoy conseguida 11 • Las razones de su oposición a los ulemas
del imperio eran políticas e ideológicas. Por su educación en el país materno, el
Faru (Sokoto) era un mal musulmán que no abandonó nunca los cultos tradicio-
nales songhays. En cuanto a los ulemas, no cesaban de criticarlo, y muchos de
ellos se unieron a los tuaregs de Akil A\< Mélaul, a los que combatía entonces.
Por encima de todo simboliza la cultura tradicional de los songhays frente a
las fuerzas nuevas, el islam y las ciudades.

LA DINASTIA DE LOS ASKIAS (1492-1592)

Askia Mohammed !, el Syllanke·12

La muerte de SonnI'AlI abrió una crisis de guerra civil. SonnI Baare se negó
a convertirse al islam. Un partido musulmán, dirigido por el hombori loi Mo-
hammed y su hermano Ornar Komdiago, se sublevó contra el nuevo sonní y lo
venció en Anfao, en la región de Gao. Mohammed Touré o Sylla se apoderó del
poder soberano con el título de askia y fundó una dinastía musulmana.
Askia Mohammed era de origen soninke, del clan de los Ture («Touré») o
Sylla 13 , procedente de Takrur. Aunque iletrado, era un ferviente musulmán, un
hombre equilibrado, moderado, y un político previsor. Su victoria fue la del is-
lam y se apoyó en las fuerzas nuevas para engrandecer y consolidar el imperio
fundado por SonnI'AlI Ber. El hecho importante del comienzo del régimen fue-
ron menos sus conquistas que su peregrinación a La Meca.
Por piedad y por política, el nuevo soberano se dirigió a los santos lugares
del islam en 1496-1497. Iba acompafiado de un ejército de 800 jinetes, de nume-
rosos ulemas, y llevaba con él una suma de 300.000 dinares para sus gastos. Visi-
tó en El Cairo a uno de los polos del islam, el gran maestro de Al-Azhar, Al-Suyuti,
que le aconsejó sobre el gobierno. Compró en La Meca una concesión para los

11 Los defensores de Sonni 'Ali: J. Rouch (1953), B. Hama (1968), Cheikh Anta Diop (1960),
R. Mauny (1961), Cissoko Sekéné Mody (1966) y otros historiadores han corregido la injusticia hecha
al Gran Sonni y explicado su acción por el contexto histórico en el que él se encontraba.
12 Sy/lanke: palabra soninke que quiere decir perteneciente a la familia de los Sylla.
13 Los dos nombres son dados por los Ta'rikb. El askia debía ser probablemente del clan sylla;
en la época ture (touré) era un titulo religioso igual que sise (cissé). El título ture fue adoptado por
los conquistadores marroquíes.
212 ' AFRICA ENTRE LOS SIGLOS XII Y XVI

peregrinos de Sudán, y obtuvo del s/Jarif de La Meca el título de califa (Is/Jalifa)


de Sudán, las insignias del nuevo poder y el envío a su imperio del s./Jarif Al-SalclL
Por tanto, volvió a Sudán con una legitimación musulmana y una consagración
universal de su poder.
Askia Mobammed continuó la obra de Sonru' AlI Ber. Ayudado por su her-
mano Ornar Komdiagho, agrandó el imperio en todas sus fronteras. Sometió a
Masina, Jara (Diara), donde Tonguella (Tenguella) fue muerto (1512), pero su
hijo Koli Tenguella le sucedió. Este se apoderó del Sáhara basta las minas de Teg-
hazza, y conquistó Agades y las ciudades hawsas (Katsena, Kano). Atacó sin éxi-
to a los pueblos del sur: baribas, mossis y dogon. Por sus conquistas, consolidó
y llevó el imperio de los songbays a sus límites extremos, desde Dendi hasta Sibi-
ridougou, al sur de Segou, y desde Tegbazza basta la frontera de Yatenga.
El askia organizó el imperio según la tradición heredada de SonnI 'AlI. Nom-
bró kurminafari a su hermano Ornar Komdiago, que construyó desde los cimien-
tos su capital, Tendirma. Creó provincias nuevas, reemplazó a los agentes de SonnI
'AII por sus fieles, y nombró cadíes en todas las ciudades musulmanes. Reorgani-
zó la corte y el consejo imperial, fijó el orden de las presidencias y el protocolo,
y repartió los servicios del palacio entre sus diferentes servidores. Dio preferencia
en la corte a los ulemas y a los cadíes.
Askia Mohammed fue un soberano ilustrado. Se interesó por .todas las activi-
dades de su imperio. Estimuló los negocios, de los que obtuvo grandes recursos.
Se esforzó por establecer y controlar el uso de los instrumentos de medida, admi-
nistrar por los cadíes una justicia rápida y asegurar el orden en los asuntos, me-
diante un número importante de policías de mercados. Parece que abrió un canal
en la región Kabara-Tomboctú 14 • Estimuló la agricultura creando nuevas aldeas
de cultivos, pobladas de esclavos que reunió en sus guerras, y, sobre todo, mode-
rando los impuestos pagados sobre la producción. Favoreció el desarrollo de los
estudios mediante donativos o pensiones a los ulemas y, sobre todo, por el respe-
to con que les trataba. Pero tuvo la mala suerte de tener muchos hijos y permane-
cer mucho tiempo en el poder. Viejo, y habiéndose quedado ciego, fue depuesto
por una conjuración de sus hijos, dirigida por el mayor, elfari mondzo (ministro
de los territorios) Masa, quien fue proclamado askia en 1528.

Los súcesores de Askia Mohammed

Los hijos de Askia Mohammed se sucedieron en el poder hasta 1583: Müsa


(1528-1531), Muhammad II Benkan Kiriai (1531-1537), lsma'Il (1537-1539), hbal<
I (1539-1549), Dawad (1549-1583). A continuación, los hijos de Dawúd siguieron
la sucesión: el Hadj Muhammad III (1583-1586), Muhammad IV (1586-1588), Isba.\(
11 (1588-1591) y Muhammad Gao (1592). No tuvieron que realizar ya verdaderas
conquistas, sino razias en los países limítrofes. En el interior, las crisis de suce-
sión en el poder ensangrentaron más de una vez el meandro del Níger. Desde el
exterior surgió un nuevo problema, el de las minas de sal de Teghazza, que iba

14 Según estas tradiciones orales recogidas en Tomboctú, donde aún se ven las huellas de un ca-
nal que va hacia Kabara.
LOS SONGHAYS DESDE EL SIGLO XII A XVI 213

a envenenar las relaciones con los sultanes de Marruecos. Estudiamos estos pro-
blemas a través de los tres reinados principales.
hbal<- I (1539-1549) 15 es descrito por los Ta'ri/sb como un príncipe autorita-
rio, que se hizo respetar y obedecer. Su hermano Dawüd condujo una expedición
contra la capital del imperio de Malí y la saqueó. Con l~bal<- I surgió el problema
de Teghazza. El sultán de Marruecos, el saadiano Muhammad El Shay\s:t.1, reivin-
dicó la propiedad de las minas de sal, pero fracasó en su intento de ocuparlas.
Isbal<- I reaccionó mandando invadir el Draa marroguí 16 por jinetes tuaregs.
Dawud (1549-1583), hijo de Askia Mohammad I, tuvo un reinado largo y prós-
pero, como consecuencia del florecimiento del imperio songhay. Los Ta'rrlsb nos
describen a Askia Dawüd como un príncipe inteligente, muy astuto, abierto de
espíritu y amigo de los letrados. Había ejercido importantes funciones políticas
y tomado parte en todos los problemas bajo el reinado de sus hermanos : por eso
tenía gran experiencia en los asuntos y en el trato con las personas.
El imperio alcanzó su apogeo bajo el reinado de Askia Dawüd. Conoció un
gran desarrollo económico e intelectual. El valle del río era cultivado intensamen-
te y las grandes ciudades comerciales conocieron el máximo de su actividad. Era
ésta la época en que las caravanas transaharianas predominaban sobre las cara-
belas atlánticas, según expresión de V.M. Godinho 17 • El askia sacó gran prove-
cho de esta prosperidad general y hasta formó un depósito de dinero procedente
de las tasas sobre los negocios y sobre el territorio imperial. Sus almacenes reci-
bían millares de toneladas de cereales recolectados a través del imperio . Dawüd
fue, como su padre, un gran mecenas. Distinguió a los letrados y los colmó de
atenciones y regalos. Contribuyó a la restauración de las mezquitas y socorrió a
los pobres. ·
En el plano militar, el askia realizó numerosas campañas de pacificación en
Mesina, al este, y sobre todo, entre los mossis, a los que saqueaba con razias.
El problema más grave seguía siendo la cuestión de Teghazza . El sultán de Ma-
rruecos, Mulay Ahmed al-Man~ür, continuó reivindicando las minas. Al parecer
se encontró un compromiso que salvaguardó los derechos y la propiedad songhay.
Una expedición marroquí ocupó, no obstante, las minas bajo el reinado de Askia
Al-Hadj Muhammad III (1583-1586). Los tuaregs llegaron a explotar Tenaouda-
ra (Taoudeni) a 150 kilómetros al sur de Teghazza, que terminó en ruinas .
A la muerte de Muhammad III, su hermano Muhammad IV Bano fue nom-
brado askia en 1586. Este acontecimiento provocó la guerra civil. Muchos de los
hermanos del askia, entre ellos el balama de la región de Tomboctú, Al-Saddil<-,
se revelaron. Al frente de todas las fuerzas de Kurmina y de las provincias del
oeste, Al-Sadd* marchó sobre Gao en 1588. Fue proclamado askia por Tomboc-
tú, pero fracasó nuevamente contra el nuevo askia de Gao, Ispal<- 11. Este repri-
mió cruelmente la rebelión y diezmó los ejércitos del oeste. El imperio se encontró
así moralmente escindido. Decepcionado, el oeste se desinteresó de Gao y mu-
chos de sus príncipes songhays se unieron sin dificultad a los invasores marro-
quíes en 1591, tres afias después de la guerra civil. El imperio songhay se
derrun:1bará, pues, víctima de sus propias contradicciones.
15 Al-Sa'dí, trad., franc. O. Houdas, reed. 1964, págs. 157-164.
16 Ibid, págs. 163-164, cf. también R. Mauny, 1949, págs. 129-140.
11 V. M. Godhino, 1969.
214 AFRICA ENTRE LOS SIGLOS XII Y XVI

CIVILIZACION DE LOS SONORA YS


ORGANIZACION POLITICA Y ADMINISTRATIVA

El imperio songhay, por su organización política y administrativa, ofrece una


profunda originalidad. La fuerte estructuración del poder, la centralización siste-
mática y el absolutismo real daban a la monarquía de Gao un color de moderni-
dad que contrastaba con el sistema político tradicional de federación de reinos
que habían conocido los imperios de Ghana o de Malí.

La monarquía

La monarquía de Gao, rica y con una larga tradición de gobierno, estaba fun-
dada bajo el asida, sobre los valores islámicos y consuetudinarios. Según las anti-
guas costumbres songhays y sudaneses, el rey era padre de su pueblo, dotado de
un poder semisagrado, fuente de fecundidad y prosperidad. Era venerado, y para
acercarse a él había que postrarse.
La otra tradición era islámica. El monarca de Gao, musulmán desde el siglo
XI, debía gobernar, en principio, según los preceptos coránicos. Estas dos tradi-
ciones se combinaban. Una u otra eran puestas de relieve según la personalidad
de los soberanos. Askia Muhammad I y Askia Dawad se apoyaron en el islam;
SonnI' AII y la mayor parte de los demás asidas eran más songhays que musul-
manes.
El emperador residía en Gao, rodeado de una corte numerosa, la sunna, que
comprendía a miembros de su familia, grandes dignatarios y griots geseres y ma-
bos. Se sentaba en una especie de estrado, rodeado por 700 eunucos. El wandu
(griot) hacía el oficio de heraldo. Numerosos sirvientes, generalmente esclavos,
bajo la dirección del hu hokoroy koy, mayordomo de palacio, aseguraban las di-
ferentes servicios domésticos. El encargado de la guardia rosa se ocupaba del ves-
tuario 18 •
A la muerte del soberano, le sucedía el mayor de sus hermanos. En realidad,
la fuerza decidía las sucesiones: de ahí las crisis periódicas. El nuevo asida era
proclamado por la sunna y entronizado en la antigua capital de Kukia.

El gobierno real

El gobierno está formado por ministros y consejeros nombrados, revocables


por el askia y jerarquizados según sus funciones. Se pueden distinguir el gobierno
central ante el asida y el de las provincias.

l8 ¡Casi 210 vestidos de seda, paño y cotonada! Cf. M . Kati, o.e., págs. 260-261.
LOS SONGHAYS DESDE EL SIGLO XII A XVI 215

El gobierno central

Los agentes del gobierno central formaban el consejo imperial; que debatía
todos los problemas del imperio. Un secretario-canciller redactaba las actas del
consejo y se ocupaba de la correspondiente del soberano, de la redacción y de
la ejecución de sus cartas. Otros agentes con funciones más o menos conocidas
se ocupaban de los diversos departamentos administrativos. Propiamente hablan-
do, no había una especialización estricta de las funciones. Los Ta'rrlsb nos ofre-
cen la lista de los dignatarios del poder central, de los que citamos los
principales 19 •
El hi koy (dueño del agua) era el jefe de la flotilla. Esta función era una de
las más antiguas e importantes a causa del papel del Níger en la vida de los anti-
guos songhays. El hi koy se convirtió en uno de los más altos dignatarios de la
corte, una especie de ministro del interior, que dirigía a los gobernadores de pro-
vincias. En cualquier caso se aprecia bajo el reinado de Askia lsbal< I que el hi.
koy reprende al poderoso gobernador de Kurmina, el príncipe Dawod, y le orde-
na incorporarse sin demora a su provincia.
El «!ari mondzo» o «monjo» era el ministro de agricultura. Es muy posible
que se ocupase de la dirección de numerosos territorios dispersos a través del im-
perio, que reportaban anualmente importantes rentas. Esta función tan impor-
tante era confiada generalmente a príncipes de sangre, y hasta a delfines. El fari
mondzo debía, ciertamente, solucionar los conflictos referentes a las tierras. Fun-
ciones similares estaban aseguradas por el hari farma, inspector de las aguas y
de los lagos; por el saw farma, inspector de los bosques, y por el werney, encarga-
do de la propiedad.
El «ka/isa farma» (ministro de Finanzas). Esta función está mal definida en
los Ta'ri/sb. Debía referirse a la tesorería imperial. Se sabe que los askias eran
muy ricos y que sus rentas en especie o en dinero estaban centralizadas en Gao.
El kalisafarma aseguraba la guardia del Tesoro y las dependencias del soberano.
El depósito del dinero formado por los Askia Dawod estaba, sin duda alguna,
bajo su gestión. El ka/isa farma era ayudado por el werney farma, dueño de los
bienes; el bana farma, encargado de los salarios, y el doy farma, jefe de compras.
El «balama». Su función era militar. Los Ta'T'l/s/J no la precisan. El balama
era en otros tiempos el jefe del ejército. En el siglo XIV la función debió perder
su importancia. No existe mención alguna del balama al frente de los ejércitos
imperiales. El balama se convirtió en jefe de un cuerpo de ejército estacionado
en la región de Kabara-Tinbuktú y dependiente ciertamente del Kurmina farin .
La función parecía estar reservada a príncipes de sangre.
Al parecer existían en Gao otros departamentos referentes al gobierno del im-
perio, pero no constan en los Ta'rr/sb. Mencionemos al koreyfarma, ministro en-
cargado de los extranjeros blancos, y a los comisarios imperiales, a los que el
emperador enviaba periódicamente en misión a las provincias para solucionar pro-
blemas urgentes, a cobrar las contribuciones extraordinarias a los comerciantes

19 Una lista completa de los agentes del gobierno imperial es ofrecida por O. N. Kodjo (1971,
págs. 270-272) y J . Rouch (1963, págs. 192-193).
216 AFRICA ENTRE LOS SIGLOS XII Y XVI

de las grandes ciudades, o a controlar a los agentes locales y a los administrado-


res de las provincias.

El gobierno de las provincias

Los songhays adoptaron dos sistemas de gobierno según fueran los territo-
rios.
Un primer grupo comprendía las provincias conquistadas gobernadas por je-
fes nombrados y revocables en todo momento por el askia. Estos gobernadores,
jerarquizados, ejercían todo el poder soberano, a excepción de la justicia, confia-
da a los cadíes. Llevaban los títulos siguientes: fari o /arma, o Jarba, derivado
de la institución mandinga farin . El imperio de Malí había instituido a los farin
(gobernadores) en el meandro del Níger: SonnI ' AlI y los askia conservaron la
función y el título. El koy era una institución songhay y significaba «jefe», pero
de menor importancia. Lo mismo ocurría con el mondzo, que se aplicaba tanto
a una localidad (Tombuctú mondzo) como a un departamento ministerial (jari
mondzo); el título cha de Marenfa y otros no son desconocidos.
El imperio estaba dividido en dos grandes provincias: Kurmina, al oeste, y
Dendi, al sudeste. La función de kurmina fari o kan/ari fue ejercida con escasas
excepciones, por príncipes de sangre y frecuentemente hasta por el delfín impe-
rial 20 • El Kurmina fari residía en Tendirma. Era el segundo personaje del Esta-
do. No se conocen con certeza los límites de su mando. Parece que mandaba en
todas las provincias del oeste de Tomboctú, pero ello no es seguro, porque los
gobernadores de esta región eran nombrados por Gao y dependían del askia. Sin
embargo, hacia finales del siglo XVI, el poder militar de Kurmina fari se impuso
en todas las provincias del oeste, de las que él se convirtió en auténtico jefe. Dis-
ponía, en efecto, de un poderoso ejército de casi cuatro mil hombres; podía con-
trarrestar el poder de Gao, y lo hizo en varias ocasiones.
El Dendifari, gobernador de la provincia de Dendi, supervisaba todas las pro-
vincias del Dendi, es decir, la parte sudeste del imperio . Era el tercer personaje
del Estado; el titular era generalmente un gran dignatario de la corte. Su ejército
debía ser algo menos importante que el de iurmina. Se ocupaba de la defensa
de las marchas meridionales del imperio. Otras provincias, de segundo orden, es-
taban gobernadas por jefes nombrados por el askia. Eran los siguientes: el bara
koy, el dima koy, el hombori koy, el arabindafarma, el bengafarma, el kalacha,
y el baguena /arma, que había perdido su título de askia, etc.
Las ciudades comerciantes, como Tomboctú, Djenné, Thegazza y Walata, go-
zaban de cierta autonomía bajo la dirección de sus koys o mondzos. Las activida-
des comerciales y artesanales y la importancia de la población necesitaban la
presencia de numerosos agentes administrativos. Así, en Tomboctú, junto al cadí
encargado de la justicia y del Tombuctú koy, jefe de la ciudad, había un personal
importante, como el asara mondzo, especie de comisario encargado de la política
de mercados, de la ciudad y de la ejecución de las sentencias del cadí; los inspec-

20 Entre otros, Asida Mu~ammad II Benkan y Askia Dawüd.


LOS SONGHAYS DESDE EL SIGLO XII A XVI 217

tares de pesos y medidas; los cobradores de mercados; los aduaneros de Kabara;


los jefes de los diferentes oficios; los de las diversas etnias, agrupadas por ba-
rrios, y los comisarios de las chozas de paja de los suburbios. Todo este mundo
constituía el núcleo de una administración eficaz en las grandes ciudades.

Administración indirecta

La administración indirecta concernía a los países vasallos o tributarios . El


jefe del país era investido según las costumbres locales y reconocido por el askia.
Sin embargo, surgían protestas entre pretendientes, o rebeliones contra la autori-
dad imperial. El askia intervenía en estos casos e imponía su candidato. Así es
como el fondoko de Masina, Boubou Mariam, fue destronado por el Askia El-
Hadj Muhammad 111, que le hizo exilar a Gao 21 • Los Estados hawsas (Kano,
Katsena), el reino de Agades, el imperio de Malí 22 , la federación de los tuaregs
Kel Antassar (los andasen de Al-Sa'di), la de los magcharen 23 (tuaregs de ori-
gen sandja de la región de Tomboctú-W alata) estaban en esta categoría de Estados
más o menos tributarios según la orientación de la política de Gao. Sus soberanos
debían pagar tributos periódicos, aportar sus contingentes guerreros cuando el
emperador lo solitaba y mantener buenas relaciones por medio de visitas, regalos
y matrimonios.
Mediante estos dÓs sistemas de administración, el imperio de Gao llegó a en-
cuadrar las poblaciones del Sudán nigeriano, defender la seguridad de las perso-
nas y de los bienes, y permitir un gran desarrollo económico. Este poder
estructurado e impersonal que fue la monarquía de los askias, enraizada en los
valores songhays e islámicos, salió triunfante de numerosas crisis dinásticas. Sin
la conquista marroquí que le sustrajo la médula, hubiera podido evolucionar ha-
cia una forma de Estado moderno africano, salvaguardando las libertades esen-
ciales de los hombres, a pesar de la fuerte centralización política.

Los grandes organismos del Estado

El Estado disponía de recursos importantes para consolidarse y hacerse inde-


pendiente y de una fuerza armada permanente capaz de proteger el imperio, de
imponer la voluntad del soberano a sus súbditos y de acabar con toda rebelión.
Este aparato de Estado, poderoso y estable, no era, a pesar de todo, despótico.
La justicia, confiada a cadíes casi independientes o a jefes consuetudinarios, sal-

21 AI-Sa'dI, trad. franc. O. Houdas, reed. 1964, pág. 189.


22 La dominación de los songhays sobre el imperio de Malí nunca fue continua. Según León el
Africano (trad. franc. A, Apaulard, reed.). En 1596, el mansa de Mali era tributario del askia Mu~am-
mad I. Esta dominación, aunque era efectiva, no tuvo porvenir, porque fueron necesarias nuevas ex-
pediciones bajo el reinado del askia Is~iil' I contra Malí. En realidad, el mansa escapó a la soberanía
de Gao. La frontera entre los dos imperios, debía estar situada más al sur de Ségou, en el límite del
Manden, al nivel del actual Koulikoro. Esto está de acuerdo con la opinión de Dibril Tamsir Niane,
fundada en las tradiciones mandingas que él ha recogido en la región de Niani.
23 Los magcharen no constituyen un grupo étnico o ciánico, sino la capa noble de la sociedad.
Cf. H. Lhote, 1955, págs. 334-370. ·
218 AFRICA ENTRE LOS SIGLOS XII Y XVI

vaguardaba la libertad y el derecho de las gentes. El estudio de los grandes engra-


najes del Estado permite poner de relieve el carácter moderno del Estado songhay.
El imperio heredó una larga tradición guerrera y los songhays no eran ni campe-
sinos ni comerciantes, sino guerreros. «Los grandes de Shonghay -escribe
Mapmud Kati- estaban versados en el arte de la guerra. Eran muy valientes, muy
audaces y muy expertos en los ardides de la guerra 24».
La nobleza tenía vocación por las funciones políticas y militares. Ella era la
que constituía lo esencial de la caballería, punta de lanza del ejército songhay.
Armado con lanzas largas, sables y flechas, el jinete songhay llevaba coraza de
hierro bajo su túnica de guerra. Como los caballos eran caros (un caballo costaba
aproximadamente diez cautivos en el siglo xvr), la caballería constituía una élite
afortunada. La infantería, el cuerpo más numeroso, englobaba a todas las cate-
gorías de la sociedad: esclavos, nobles de segundo orden, hombres libres, etc. Es-
taba armada con lanzas y flechas y utilizaba el escudo de cuero o de cobre. Los
pescadores del Níger, sobre todo los sorkos, constituían una flotilla permanente
de más de dos mil piraguas sobre el Níger. El ejército llevaba largas trompetas,
las kakaki, y estandartes; seguía un orden de marcha y se desplegaba en el com-
bate en forma de abanico.
Se ignoran los efectivos reales del ejército. Las reformas del Askia Mubam-
med I y del Askia Muhammad Benkan formaron un ejército permanente de Gao
con casi 4.000 hombres, sin contar los 300 guerreros de la guardia personal, la
sunna 25 del soberano. La mayor parte de los soldados eran esclavos del askia,
que los heredaba y con los que podía casar a sus hijas. El ejército total, reunido
en 1591 en la batalla de Tondibi, tenía casi 30.000 soldados de infantería y 10.000
jinetes. Era la mayor fuerza organizada del Sudán occidental, que permitió al as-
kia imponer su voluntad y, sobre todo, le procuró el botín de guerra.

Recursos financieros

El soberano de Gao era poderoso y rico. La monarquía disponía de recursos


seguros y permanentes, cobrados en todo el imperio y administrados por un per-
sonal administrativo numeroso, bajo la jurisdicción del kalisajarma. Existían di-
ferentes fuentes de ingresos imperiales: las rentas procedentes de las propiedades
personales del soberano, el zakat (una décima parte), destinadas al mantenimien-
to de los pobres; los impuestos en especie pagados sobre las cosechas; los rebaños
y la pesca; las tasas y los derechos de aduanas sobre la actividad comercial; las
contribuciones extraordinarias cobradas en los mercados de las grandes ciudades;
y, sobre todo, el botín de guerra casi anual. El soberano disponía, por consiguiente,
de inagotables rentas que gastaba como quería. Gran parte de ellas servía para
cubrir los gastos de la corte y del ejército permanente. El askia contribuía igual-
mente a la construcción o a la restauración de las mezquitas, al mantenimiento

24M. Kati, pág. 146.


25
Diferente de la sunna del consejo imperial. Se trata aquí de los soldados juramentados cierta-
mente y de una fidelidad incondicional. La sunna no debía huir en el combate. Así se hizo asesinar
en Tondibi, en 1591.
LOS SONGHA YS DESDE EL SIGLO X II A XVI 219

de los pobres de su imperio, y a los regalos y limosnas entregados a los principa-


les marabutos.

La justicia

La justicia era un derecho real. El askia, emir de los musulmanes y padre de


su pueblo, la delegaba en representantes completamente independientes del po-
der central o de sus agentes. Por otra parte, hay que distinguir dos jurisdicciones,
una musulmana y otra consuetudinaria.
La primera regía las comunidades musulmanas. Se inspiraba en el derecho ma-
lekita y era enseñada en las universidades sudanesas. El cadí era juez soberano,
supremo. Lo nombraba de por vida el emperador. La función era poco apeteci-
da, y con frecuencia el askia empleó la fuerza para los nombramientos. En Tom-
boctú la función fue monopolizada, durante todo el siglo XVI , por la gran familia
del cadí Mahmüd ben'Umar Al-Akit (1498-1548), que proporcionó también los
imanes de la mezquita de Sankoré 26 • La herencia del cargo se estableció en mu-
chas ciudades. El cadí estaba asistido por auxiliares de justicia: ujieres , secreta-
rios, notarios, et.e. Las sanciones eran ejecutadas por el asara mondzo, agente del
poder imperial. El cadí juzgaba todos los asuntos criminales y comerciales, y su
sentencia era inapelable. Además, aseguraba una especie de estado civil, registro
de liberación de esclavos, reparto de herencias, validez de actos privados, etc. El
cadí era el auténtico jefe de la ciudad de Tomboctú. Su autoridad sobrepasaba
el estricto ámbito de la justicia y protegía la libertad de los hombres.
En cuanto a la justicia consuetudinaria, concernía a la mayor parte del impe-
rio, y, hasta en las importantes ciudades musulmanas, las personas arreglaban
sus conflictos en familia o mediante el j efe de su grupo étnico, según sus propias
costumbres . En Gao, el Consejo imperial celebraba las sesiones como tribunal
político para juzgar los asuntos de Estado, generalmente a los conspiradores, a
los ca becillas y a sus cómplices. Askia l~ba~ 11, para combatir las costumbres li-
cenciosas y, más particularmente, el adulterio, que se había convertido en una
plaga en la sociedad refinada del meandro del Níger, instituyó un tribunal de adul-
terio que castigaba severamente los delitos flagrantes.
Es sorprendente la posibilidad ofrecida a las poblaciones de poder exigir justi-
cia por medio de tribunales competentes. Era ésta la garantía más segura del or-
den y la libertad . Haciendo esto, el Estado songhay favoreció el florecimiento de
una brillante civilización intelectual y un gran desarrollo económico y social.

DESARROLLO ECONOMICO

Por su situación sudano-saheliana, el imperio songhay era una región privile-


giada en los intercambios transaharianos. El Níger, que lo atravesaba de oeste
a este, facilitaba las comunicaciones. Su fértil valle era intensamente cultivado.

26 Sobre esta familia, cf. J . Cuoq, 1978, págs. 85-102.


220 AFRICA ENTRE LOS SIGLOS XII Y XVI

Se pueden distinguir dos sectores económicos, uno rural y tradicional, y otro ur-
bano y comercial.

Sector rural

Los Ta'r1/sb nos facilitan pocas informaciones sobre las actividades rurales.
Las técnicas agrícolas apenas evolucionaron después de estos tiempos. La azada
(el kaunu de los songhays), el abono animal, la práctica de la jardinería en el va-
lle, el cultivo itinerante en la sabana, etc., son siempre los mismos desde hace si-
glos. En cambio, el valle del Níger se hallaba más intensamente ocupado por una
población densa, que se entregaba a la agricultura, a la pesca o a la ganadería.
Grandes propiedades pertenecientes a los príncipes o a los ulemas de las grandes
ciudades eran explotadas por esclavos residentes en las aldeas de cultivos. El as-
kia mismo era uno de los grandes terratenientes. Sus campos dispersos en el valle
eran cultivados por comunidades de esclavos, bajo la dirección de administrado-
res, llamados fanfa. Se cobraba una especie de renta sobre las cosechas, que se
enviaba a Gao 27 • Lo mismo ocurría con los esclavos privados.
En cuanto a la pesca, los sorkos, los dos y los bozos pescaban peces que luego
eran secados, ahumados y vendidos en todo el imperio. Asimismo, la ganadería
de bovinos y caprinos en el límite sabeliano, en Masina o en Bakhounou, y la
de bueyes por las poblaciones sedentarias del valle del Masina, constituían un re-
curso importante de leche y carne, sobre todo para las poblaciones urbanas.
En efecto, una gran parte de los recursos agrícolas (semillas, pescado, carne)
mantenía el comercio y permitía a los habitantes rurales procurarse productos de
·primera necesidad, como la sal.

Sector comercial

Las ciudades sudano-sahelianas, Walata, Tomboctú, Djenné, Gao, etc., cen-


tros del gran comercio transahariano, estaban en relación con los grandes merca-
dos del Sáhara y del Africa del Norte, y, más allá, con la Europa mediterránea.
Pistas transaharianas 28 partían del valle del Níger hacia el norte. Recordamos
las principales: Tomboctú-Teghazza-Touat, hacia Tafilalet y el oeste argelino;
Tomboctú-Walata-Tichitt-Wadane, hacia Draa y Tafilalet; Gao-Tadmekka-Ghat,
hacia Libia y Egipto; Gao-Tadmekka-Ghademas, hacia la costa libia y tunecina;
Gao-Hawsa Kanem-Bornü, hacia el valle del Nilo. Como se ve, el comercio tran-
sahariano en los siglos xv y xvr estaba orientado sobre todo hacia Marruecos,
Argelia y Libia. En el centro, las minas de sal de Teghazza, los oasis de Tuat y
de Ghat era donde se efectuaban las grandes paradas o relevos comerciales hacia
Sudán. El comercio estaba en manos de los mercaderes árabe-bereberes (los habi-
tantes de Tuat y de Ghadamas eran muy numerosos en Tomboctú) y de los suda-
neses: wangaras (mandingas), wakores (soninkes), mossis, hawsas y songhays. La

21 M. Kati, o.e., págs. 178- 180.


28 R. Mauny, 1961 , vol. III e, n. 0 5.
LOS SONGHAYS DESDE EL SIGLO Xll A XVI 221

zona de reencuentro estaba formada por las ciudades, cuyos habitantes sacaban
gran beneficio del corretaje. Algunos mercaderes, bien organizados, tenían su-
cursales en muchas ciudades y seguían con provecho las fluctuaciones de los pre-
cios. Disponían de una flotilla comercial sobre el Níger así como de camellos y
bueyes, que empleaban para el transporte de sus mercancías. El puerto de Kabara
se hallaba lleno de toda clase de mercancías cuando llegó León el Africano a co-
mienzos del siglo XVI 29.
Los intercambios tenían lugar mediante trueque y, más generalmente, por me-
diación de moneda: cauris para los pequeños negocios; oro, sal y cobre, según
los mercados. Sudán recibía de importación tejidos, cuya mayor parte venían de
Europa 30 (Venecia, Florencia, Génova, Mallorca, Inglaterra, Francia, etc.); sal
de Taghazza y de ldjil; armas, caballos, cobre, abalorios, azúcar y productos del
artesanado magreb((calzado, lana, etc.). La sal era el nervio que movía este co-
mercio . Era transformada en bloques rectangulares de veinticinco a treinta kilo-
gramos y distribuida por todo el interior del país. Sudán exportaba oro, esclavos,
marfil, especias, cola, cotonadas, etc. El oro en polvo -el tibr- o en pepitas
procedía de las minas de Bambuk, de Bure, de los países mossis y, sobre todo,
del país asante, Bitu. Era el eje del comercio transahariano y abastecía a Euro-
pa 31 • En cuanto al comercio sudanés, comerciaba los productos locales. Había
mercados en todas las aglomeraciones importantes, en los lugares de encuentro
de los campesinos que intercambiaban sus mercancías y compraban a los vende-
dores ambulantes sal, tejidos y otras mercancías llegadas del norte. Por ejemplo,
los cereales del delta central o de Dendi eran llevados hacia Tomboctú, Gao y
el Sahel; la cola y el oro, del sur iban al norte, de donde partían las mercancías
transaharianas. Djenné desempeñó un papel considerable como mercado de atrac-
ción y distribución de productos de todo el oeste africano.
En resumen, los intercambios favorecieron el enriquecimiento de las ciudades
nigerianas y produjeron cierto bienestar a los habitantes del campo, pero desgra-
ciadamente sólo se intercambiaba una pequeña parte de los productos locales, agrí-
colas y artesanales. Lo principal giraba en torno a los productos de extracción
y recolección. Resumiendo, el comercio transahariano se parecía más al trato a
pequeña escala que a una auténtica economía comercial, basada en una producti-
vidad local. Por eso no pudo cambiar las estructuras sociales ni favoreció una
revolución de las técnicas. Permitió, no obstante, cierto progreso material en las
condiciones de vida de las poblaciones nigerianas y en el refinamiento de la aris-
tocracia. El gran boubou, las babuchas, la comodidad en la vivienda y la varie-
dad de la alimentación eran signos de progreso en la sociedad nigeriana.

SOCIEDAD

La sociedad songhay era, en sus estructuras profundas, semejante a las demás


sociedades del Sudán occidental. La originalidad reside en el desarrollo de una
29 J. León el Africano, trad. fran c. A. Epaulard, 1956, t. 11, págs. 467 a 472.
30 Cf. F. Braudel (1946, págs. 9-22), J . Heers (1958, págs. 247-255), E . F. Gautier (1935, págs.
113-123), que han demostrado suficientemente la importancia del comercio sudanés sobre la econo-
mía mediterránea y europea en la Edad Media. Cf. también la colaboración de J. Devisse, cap. XXVI.
3! J . Heers, 1958.
222 AFRICA ENTRE LOS SIGLOS XII Y XVI

economía comercial que dio origen a una sociedad urbana, diferenciada en sus
actividades, un poco marginal con relación a la sociedad global, fundamental-
mente rural.

Estructuras de la sociedad nigeriana

En la ciudad o en el campo, la sociedad songhay se definía por la importancia


de los vínculos de parentesco. El elemento básico que ha dado color a todas las
instituciones sociales, y a la vida cotidiana, era la familia.
Los clanes agrupaban a varias familias. Los más antiguos eran de origen so-
ninke (tourés, syllas, tunkaras, cissés, dijakites, dramés, dijawaras) y solamente
algunos (maigas) eran songhays. Esto plantea el problema hasta en la estructura
del pueblo songhay, que fue muy fuertemente mestizado por el soninke y el bere-
ber y por otras etnias, como los mandingas, gobris, hawsas, etc.
En cuanto a la organización étnica, sólo aparece en los Ta'rígb para designar
a unas poblaciones serviles 32 o rurales, dedicadas al cultivo de los campos o a
oficios por castas.
El rasgo más fundamental de la sociedad songhay era su jerarquización en ca-
tegorías nobles, hombres libres, hombres de casta y esclavos. Es éste un hecho
bien conocido en todo el Sudán occidental. Aquí la nobleza tenía un contorno
más definido y se dedicaba casi exclusivamente a la administración y las armas.
Los esclavos, muy numerosos, se dedicaban a las tareas domésticas o a las labo-
res del campo. Su papel político y militar era subalterno.

Sociedad rural

Fuera del valle nigeriano, donde encontramos grandes ciudades comerciales,


los songhays y los pueblos que constituían el imperio vivían en el campo dedica-
dos a actividades rurales. Agrupados en aldeas de chozas redondas, los campesi-
nos de los siglos xv y XVI se diferenciaban muy poco de los de hoy. Las estructuras
fundamentales no se cambiaron por una revolución técnica o de otro tipo. Cier-
tamente, las condiciones de vida han cambiado. Las escasas informaciones dadas
por los Ta'rikb nos muestran una población rural densa en el valle nigeriano, so-
bre todo en la región de Djenné, que vivía principalmente de los productos de
la agricultura. Había grupos de artesanos que formaban castas (herreros, carpin-
teros, poceros, etc.), pero su oficio debía de ser estacional y en su mayor parte
vivían de la agricultura. Lo mismo ocurría con los pescadores del Níger (sorkos,
bozos, somonos), que se dedicaban a trabajos del campo durante el invierno . Las
condiciones de vida no debían de ser tan miserables como dice León el Africa-
no 33 • La seguridad era general y el hambre raro. Los Ta 'rrtb nos dan algunos
indicios sobre la vida del campo . Prácticamente no hacen alusión alguna a re-

32 M. Kllti, págs. 20-21.


33 Juan León el Africano (trad. franc. A. Epaulard, 1956, t. IV, pág. 472) habla de los países
miserables, ignorantes y aplastados por los impuestos imperiales.
LOS SONGHAYS DESDE EL SIGLO XII A XVI 223

vueltas campesinas. Las rentas exigidas por sus duefios nunca resultaban aplas-
tantes para los esclavos. El inventario de la fortuna de un regidor imperial en Dendi
da, por el contrario, la impresión de cierto bienestar en el campo. Los campesi-
nos vendían incluso parte de sus productos en los mercados locales y compraban
así otros productos, como sal y tejidos, y de este modo se iniciaban intercambios.
En el plano espiritual, el islam no arraigó en el campo . Los campesinos siguie-
ron aferrados a los valores de su tierra. Las regiones más rurales , Dendi y el sur,
a pesar de una islamización superficial, permanecían aún apegadas a sus creen-
cias tradicionales. Así, los habitantes del campo abiertos a la economía de merca-
do permanecieron algo cerrados a los valores espirituales que venían de la ciudad ,
segundo elemento de la sociedad nigeriana.

Ciudades y sociedad urbana

El gran desarrollo comercial permitió, a su vez, el desarrollo de una civiliza-


ción urbana en toda la zona sudano-saheliana. En los siglos xv y XVI tenemos
las ciudades de Walata, Djenné, Tenekou, Tendirma, Tomboctú, Bamba, Gao,
Adages; las ciudades hawsas, como Kano, Katsena, etc. Eran estas ciudades abier-
tas y sin murallas. El mercado se ubicaba en el interior de la ciudad, y un arrabal
de tiendas y chozas de paja estaba habitado por una población móvil. El centro
estaba cubierto por casas construidas según el estilo sudanés; tenían uno o dos
pisos y un patio interior, al que daban las habitaciones y al que se accedía por
un vestíbulo.
Las tres ciudades mayores eran Tomboctú, Djenné y Gao, sobre las que va-
mos a insistir.
Tomboctú, conquistada por SonnI ' AII Ber hacia 1468, alcanzó su apogeo en
el siglo X VI: tendría unos 80.000 habitantes 34 durante el reinado de Askia
Dawod . Era entonces la capital económica del imperio, la ciudad santa de Sudán,
célebre por sus santos y su universidad.
Djenné 35 , isla en el delta central, unida económica y espiritualmente a Tom-
boctú y con una población de 30.000 a 40.000 habitantes, era realmente la agio-
. meración de negros más importante en el Sudán interior. Dominada por su bella
mezquita, joya del arte sudanés, fue el gran mercado del sur, en relación con los
países de la sabana y del bosque.
Gao, capital política, más antigua que las otras, era una ciudad inmensa con
más de 100.000 habitantes 36 • Su posición la orientaba hacia el mundo hawsa,
Dendi, Libia y Egipto.
34 Esta cifra es muy a proximada . No obstante, nos parece más próxima a la realidad que los 25.000
habitantes propuestos por R. Mauny (1961, pág . 497). La ciudad era muy extensa en el siglo xv1. Las
tradiciones orales son unánimes en a firma r que la tumba del cadí Ma~mud, que a ctualmente está le-
jos de la ciudad, era entonces su casa. El ena renarniento diario de la ciudad hace que seamos escépti-
cos sobre el valor de la fotogra fía aérea del emplazamiento a ntiguo . Por otra parte, hay que notar
que Tomboctú era una ciudad con casas altas y que las casas de un solo piso estaba n muy espa rcidas.
E l hábitat estaba, por lo tanto, muy concentrado.
3S C f. el artículo de R. J . y K. S . Mclntosh , el cual proyecta una luz nueva sobre la cuestión de
Djenné (Mclntosh, 1980).
36 Esta cifra procede del primer censo de la ciudad, realizado hacia el fin al d el siglo xv1 y q ue
dio 7 .626 casas, sin contar las chozas de las afueras.
224 AFRICA ENTRE LOS SIGLOS XII Y XVI

Todas estas ciudades nigerianas tenían -junto a un núcleo songhay predomi-


nante, cuya lengua era corriente- una población cosmopolita de árabe-bereberes,
mossis, hawsas, mandingas (wangaras), soninkes, fulbes, etc.
El mundo urbano constituía una sociedad jerarquizada según el tipo sudanés,
pero el criterio de diferenciación es aquí económico. La sociedad urbana com-
prendía tres elementos básicos: los mercaderes, los artesanos y los religiosos, que
vivían todos directa o indirectamente del comercio.
Los mercaderes eran la mayor parte de los extranjeros; los artesanos y los pe-
queños comerciantes, clase dinámica y bulliciosa, se agrupaban en corporaciones
y tenían reglamentos y costumbres. Los intelectuales -marabutos y estudiantes-
eran gentes de buen trato, que gozaban de gran consideración social.
La sociedad nigeriana era una sociedad culta y refinada, al menos en lo refe-
rente a la aristocracia. Le gustaba el vestido amplio, las babuchas amarillas, la
vida apacible de las casas, la comida bien sazonada y, por encima de todo, la bue-
na compañía. Eso condujo a cierto relajamiento de las costumbres, sensibles por
la existencia de numerosas cortesanas y por la relajación en la aristocracia princi-
pesca.
La sociedad urbana contrastaba, pues, con la sociedad rural tradicional y no
pudo invadir el campo. Formada generalmente por extranjeros en su clase diri-
gente, y nacida de los valores islámicos y comerciales, parecía yuxtapuesta a la
sociedad global. La burguesía de mercaderes no pudo tener una implantación só-
lida en el pais, y su economía era más bien la del trato a pequeña escala. De este
modo, no pudo ejercer influencia profunda en la sociedad songhay.

FLORECIMIENTO RELIGIOSO E INTELECTUAL

El islam, implantado en el Sudán occidental desde el siglo XI, progresó lenta-


mente y de modo desigual según las regiones, y acabó por imponerse en el mean-
dro del Níger y en la zona sabeliana. Por lo demás, coloreó las creencias con un
frágil barniz y no llegó nunca a enraizarse profundamente. En las zonas urbanas
creó una élite culta que, mediante un gran esfuerzo creador, contribuyó a su ilus-
tración y reinterpretación. Este florecimiento fue posible gracias a la prosperidad
general de Sudán, que atrajo desde el siglo xv a gran número de sabios extranje-
ros, y sobre todo gracias a la política condescendiente de los soberanos de Gao
que, a semejanza del fundador de la dinastía de los askias, colmaron a los docto-
res musulmanes de honores y regalos y les aseguraron un prestigio social sin igual
en el pais. Askia Mohammed I practicó una política sistemáticamente musulma-
na y abrió Sudán a la implantación y extensión del islám.

Movimiento religioso

El islam no fue, sin embargo , la religión dominante en los siglos xv y XVI.


La gran masa de los songhays y de los pueblos del imperio que vivían en el campo
seguía aferrada a las creencias ancestrales de su tierra; Askia Mohammed I de-
LOS SONGHAYS DESDE EL SIGLO XII A XVI 225

ploraba esta situación en una carta a Al-Ma~~rlr y luchó contra ella sin lograr
cambiarla.
Los songhays profesaban un culto a los hole (dobles) y a los genios que pue-
blan la naturaleza, y cuyos favores es necesario atraerse 37 • Su «panteón» conta-
ba con varias divinidades, entre las que figuraban Hake Dikko -divinidad del
río- y Dongo -dios del rayo-. Sus magos curanderos, los sonnyankes, consi-
derados como descendientes de la dinastía venida a menos de los sonnis, gozaban
de una veneración popular y protegían a la sociedad contra los espíritus maléfi-
cos y los brujos o tierkei. Se daba culto a los muertos por cada jefe de clan. Así,
la religión tradicional, tan viva en el campo, estaba al servicio de la sociedad para
su protección, su equilibrio psíquico y su continuidad.
El islam, yuxtapuesto a sus creencias, se implantó poco o mucho en el campo.
Pero, urbano y aristócrata, acabó por adaptarse para extenderse más. Por consi-
guiente, era ya un islam negro y tolerante. Ganó terreno con la acción de Askia
Mohammed I y de los doctores musulmanes y por la expansión pacífica del co-
mercio, al que estaba íntimamente unido desde sus orígenes en el Africa negra.
Askia Mohammed I, aconsejado por los grandes doctores Al-MaghrlI de Touat 38
y Al-Suyütl 39 de El Cairo, y por una pléyade de marabutos de su -imperio, la em-
prendió con los fetiches; acosó a los compafieros de los sonnis, los malos musul-
manes; impuso el cadí y el derecho malekita a muchas comunidades, e hizo la
djihad (guerra santa) contra los «infieles» mossis. Los comerciantes ambulantes
y otros hicieron lo demás y llevaron la religión hasta el corazón de las regiones
forestales del sur.
Así, al final del siglo XVI, el islam dominaba en todo el meandro del Níger,
desde Masina hasta Dendi y, además, era muy avanzado. En las ciudades es don-
de se puede practicar mejor la vida religiosa. Djenné y Dia en el delta central,
Gao y Tomboctú, etc., tenían sus mezquitas, su imán, su cadí, sus cementerios
y numerosas escuelas animadas por hombres de gran piedad y por santos, hoy
día venerados aún en el meandro del Níger. Tomboctú fue un modelo. Las tres
grandes mezquitas -Jingereber, Sidi Yaya y Sankoré, estas dos últimas contrui-
das en la primera mitad del siglo xv-, la reputación de sus santos y doctores
(el sharif Sidi Yaya, muerto en 1464, y el cadí Matimud ben 'Umar Akit, muerto
en !548, y muchos miembros de su familia, como el cadí Al-Akib, que restauró
las grandes mezquitas, etc.) Je valieron el renombre de ciudad santa de Sudán.
Su universidad abrió a todo el Sudán occidental a la difusión de. la cultura islámica.

Movimiento intelectual

El Sudán nigeriano y sabeliano conoció un gran florecimiento intelectual en


los siglos xv y XVI; un humanismo sudanés se impuso como uno de los datos o
componentes del islam universal. La élite sudanesa, formada en los siglos XIV y

37 Jean Rouch (1954 y 1960), Boubon Hama y J. Boulnois (1954) corrigen la concepción islamo-
céntrica de la historia songhay.
38 E.H.R. M.'Baye, 1972.
39 J. Hunwick, 1970.
226 AFRICA ENTRE LOS SIGLOS XII Y XVI

xv en las universidades de Karawiyyin -en Fez- y de Al-Ashar -en El Cairo-,


se emancipó y mediante su propio esfuerzo alcanzó la cima de la ciencia islámica.
Los centros de esta animación intelectual seguían siendo las ciudades. Las ganan-
cias comerciales permitieron el desarrollo de una clase de letrados dedicados al
servicio del culto y al estudio. La prosperidad general atrajo a las ciudades nige-
rianas a sabios 40 , llegados de todas las regiones de Sudán y del Sahel. La uni-
versidad más célebre fue, sin duda, la de Tomboctú, de donde surgieron los dos
Ta'ñlsb que, aunque escritos en el siglo XVII, constituyen los mayores monumentos
de obras históricas sudanesas. La universidad, centro de adquisición y difusión
de los conocimientos, no era un cuerpo organizado como en el Africa del Norte.
Contaba con un gran número de escuelas libres y, sobre todo, con la famosa mez-
quita de Sankoré, que impartía una enseñanza superior. Tomboctú, en el siglo
X VI, tenía ciento ochenta escuelas coránicas y millares de estudiantes llegados de
todos los rincones de Sudán y del Sahel, alojados en casa de sus maestros o en
hospederías. Los maestros, no remunerados, pero sí al amparo de dificultades
materiales, se dedicaban totalmente a sus estudios, tanto de día como de noche.
Los estudios comprendían dos niveles: el elemental (escuela coránica), centra-
do en la recitación y estudio del Corán, y el nivel superior, en el que el estudiante
abordaba la ciencia islámica. La universidad sudanesa dispensó, como todas las
universidades contemporáneas del mundo musulmán, una enseñanza de las hu-
manidades, que comprendía las ciencias tradicionales, teología (tawt,rd), exégesis
(tafsfr), tradiciones (hadrtb), derecho malekita (filfh), gramática, retórica, lógica,
astrología, astronomía, historia, geografía, etc. Los conocimientos científicos y
matemáticos debían de ser muy rudimentarios. El derecho malekita fue la espe-
cialidad de los doctores de Tomboctú a los que la Ta 'rilsb sólo nombran como
«jurisconsultos». Los métodos de enseñanza, desde el siglo XIV, han evoluciona-
do poco. Lo esencial era la explicación y el comentario de los· textos según.la es-
colástica. ·
La enseñanza era dispensada por numerosos maestros sudaneses y sabelianos.
Citemos en el siglo XV a Sharif Sidi Yaya y Moadib Mul;iammad Al-KabarI (ori-
ginario de Kabara), que formaron a los maestros de la generación siguiente. El
siglo XVI vio una plétora de célebres maestros en todo el meandro del Níger. Dos
importantes familias bereberes, los A!cit y los Anda Ag Mohammed, unidas entre
. sí por matrimonios, proporcionaron el mayor número de ellos. Los más célebres
fueron: el cadí Ma\,mud ben'Umar A!cit (1463-1548), jurista y gramático; su her-
mano Ahmed, muerto en 1536; su primo Al-Mukbtar; sus sobrinos, entre los cuales
el más famoso es Abbas Ahmed Baba ben Ahmed A!cit (1556-1627) 41 •
Casi nada de la gran actividad intelectual de los siglos xv y xvr nos ha llega-
do . Las obras conocidas por sus títulos consisten generalmente en un trabajo de
erudición que en modo alguno hay que subestimar. Los eruditos sudaneses han
intentado comprender e interpretar el islam sirviéndose de sus propias fuentes,
así como su jurisprudencia y sus prácticas.
Sin embargo, hay que situar esta cultura islámica en el marco general de Su-

40 A . Cherbonneau, 1854-1855, págs. 1-42.


41
A. Cherbonneau, 1854-1855, y J. Hunwick, 1964, B.S.O.A .S., vol. XXVII, part. III .
LOS SONGHA YS·DESDE EL SIGLO XII A XVI 227

dán. Fundamentalmente fue una cultura de élite, que afectó a muy pocos sudane-
ses. Se basaba en la escritura, pero no integró las lenguas y las culturas autóctonas.
Por ser urbana, permaneció al margen y se derrumbó con las ciudades que fueron
su origen.

También podría gustarte