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Los primeros siglos de la Edad Media en la Península Ibérica estuvieron marcados por la
victoria de los musulmanes sobre los visigodos en la batalla del río Guadalete, en el año
711, que dio paso a los ocho siglos de historia de al-Ándalus. Desde entonces y hasta
1492, se desarrolló en la Península la más occidental de las sociedades musulmanas
medievales.
1. LA FORMACIÓN DE AL-ÁNDALUS
La formación de al-Ándalus en la Península Ibérica se explica por la facilidad en la que el
islam se expandió por las antiguas provincias romanas, donde la caída del Imperio
romano había afianzado en el poder una nueva aristocracia militar.
El islam nació en la península Arabia a principios del siglo VII a partir de la doctrina
predicada por el profeta Mahoma, considerando su fundador.
Este hecho explica la poca resistencia que encontraron las tropas del gobernador bereber
Tarik ibn Ziyade cuando, en la primavera del año 711, desembarcaron en la bahía de
Algeciras. También así se entienden los pactos de capitulación a los que llegaron los
conquistadores con miembros de la aristocracia visigoda.
Esta expedición, formada por numerosos clanes bereberes y algunos árabes, tuvo un
primer y definitivo enfrentamiento militar cerca del río Guadalete, en la conocida como
batalla de Guadalete, en julio de 711, en la que murió el rey Rodrigo.
La Península Ibérica quedó incluida dentro del Imperio islámico con el nombre de
al-Ándalus y se convirtió en una provincia o Emiratos musulmán dependiente del califato
de Damasco. Lo únicos territorios que quedaron fuera del dominio musulmán fueron
algunos valles pirenaicos y los valles cántabros. Allí formaron pequeños pueblos
cristianos.
A partir del año 750 la situación cambió radicalmente. Cuando la dinastía de los Abasíes
se hizo con el poder en el califato, un miembro de los Omeyas, Abd al-Rahmán ibn
Mu'awiya, nieto del califa y Hisham, huyó de la represión y se establecen el norte de
África. Desde allí, con la ayuda de los numerosos sirios residentes en la Península, se
puso al frente de un ejército con el que llegó a Córdoba, dónde se proclamó emir con el
nombre de Abd al-Rahmán I. Así fundó el emirato independiente de Al-Andalus con
capital en Córdoba, en el año 756.
En 976 murió al-Hakam II y dejó el trono a su hijo Hisham II, de solo 11 años de edad.
Este vacío de poder fue aprovechado por Muhammad ibn Abi'Amir, cortesano encargado
de administrar los bienes de la madre del califa, para urdir una conspiración que acabó
convirtiéndolo en el hombre más poderoso de Al-Andalus. Abi'Amir adoptó el
sobrenombre de Almanzor y se hizo con el control absoluto del poder, aunque
formalmente respetara la legitimidad del califa.
Tras la muerte de Almanzor, las disputas políticas protagonizadas por caudillos militares
y nobles obligaron a Hisham II a dimitir en 1009. Se inició un periodo de fitna o guerra
civil que acabó en 1031 con la independencia de los territorios de Al-Andalus. De esta
manera se formaron los reinos taifas independientes.
Entre los sublevados logró imponerse el movimiento religioso unitarista de los almohades
con un imperio que se extendía desde el Magreb hasta Egipto.
El 16 de julio de 1212 tuvo lugar la decisiva batalla de las Navas de Tolosa, donde el
califa almohade Muhammad an-Nasir se enfrentó contra un ejército formado por tropas
castellanas, aragonesas y navarras. La derrota almohade facilitó a los cristianos el
control de los pasos a través de la Sierra.
2.5. EL REINO NAZARÍ DE GRANADA (1238-1492)
A inicios del siglo XIII, la autoridad política de los almohades era cada vez más débil, por
lo que se multiplicaron los levantamientos. Con el nombre de Muhammad primero en
1238 inició la dinastía nazarí y proclamó el reino nazarí de Granada, último enclave
andalusí, que comprendía Granada, Jaén, Málaga y Almería.
La ciudad organizada en torno a la medina o núcleo principal que debía mantener tres
elementos fundamentales la mezquita aljama dónde tenía lugar la oración oficial el
viernes el Alcázar Alcázar un gran complejo centro del poder político de administrativo
que albergaba la residencia de las autoridades y el zoco o mercado principal.
Las ciudades andalusíes estaban rodeadas por murallas provistas de torres y puertas de
entrada.
Uno de los cargos más influyentes de la sociedad andalusí generalmente ocupado por un
jurista era el de Sahib al-suq o juez del mercado.
Junto al mercado principal existían también otros mercados cerrados o bazares, como la
alcaicería, reservada al comercio de la seda y fuertemente vigilada de día y de noche.
Los comerciantes que venían de otras ciudades podrían alojarse en alhóndigas que
servían a la vez almacén de trigo y para los peajes
La economía andalusí, formaba parte de los circuitos del comercio de larga distancia,
pues al-Ándalus actuó de nexo de unión entre los reinos cristianos de Europa, por un
lado, y los del norte de África y Próximo Oriente, por el otro.
[Las alquerías no estaban cerca de una ciudad se integraban, en grupos de unas diez en
un mismo y hisn o castillo. En las inmediaciones de las ciudades, fueron más importantes
las grandes propiedades en manos de la aristocracia.]
INNOVACIONES TECNOLÓGICAS
El desarrollo del regadío comportó la introducción de notables innovaciones tecnológicas.
Entre las novedades tecnológicas cabe destacar:
- El qanat o galería de filtración.
- Las ruedas hidráulicas
● Las norias corrientes.
● Las norias de tiro o aceñas.