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TEMA 2: AL-ÁNDALUS

Los primeros siglos de la Edad Media en la Península Ibérica estuvieron marcados por la
victoria de los musulmanes sobre los visigodos en la batalla del río Guadalete, en el año
711, que dio paso a los ocho siglos de historia de al-Ándalus. Desde entonces y hasta
1492, se desarrolló en la Península la más occidental de las sociedades musulmanas
medievales.

1. LA FORMACIÓN DE AL-ÁNDALUS
La formación de al-Ándalus en la Península Ibérica se explica por la facilidad en la que el
islam se expandió por las antiguas provincias romanas, donde la caída del Imperio
romano había afianzado en el poder una nueva aristocracia militar.

1.1. LA EXPANSIÓN DEL ISLAM (632-750)


A partir de la crisis del siglo III, el politeísmo de la civilización clásica grecorromana fue
reemplazado por religiones monoteístas como el cristianismo y, posteriormente el islam.
Estás tuvieron una influencia determinante en la Edad Media del mundo mediterráneo y
europeo, hasta convertirse en el principal rasgo identitario de las formaciones sociales
que se desarrollaron a ambos lados del antiguo Mare Nostrum.

El islam nació en la península Arabia a principios del siglo VII a partir de la doctrina
predicada por el profeta Mahoma, considerando su fundador.

Maroma procedía de una familia de comerciantes árabes afincada en La Meca. Un


santuario de esa ciudad, llamado Kaaba, contenía una piedra negra sagrada venerada por
los beduinos del desierto, que acudían en peregrinación. La necesidad de obtener tierras
más ricas y fértiles, el afán por seguir los preceptos del Corán y por propaganda fértiles
islámica propiciaron una rápida expansión territorial de las tribus árabes islamizadas.
Así, en el siglo VII ocuparon gran parte de la Península arábiga. Durante el siglo VIII el
islam se expandió por la zona cercana a Arabia y seguidamente por Oriente, el norte de
África y buena parte de la Península Ibérica.

1.2. LA CONQUISTA DE LA PENÍNSULA IBÉRICA.


La conquista dna Península ibérica fue rápida porque a la dinámica expansión del islam
se le sumó la inestabilidad política que reinaba en Hispania, donde el rey visigodo
Rodrigo no era reconocido por una parte importante de la nobleza.

Este hecho explica la poca resistencia que encontraron las tropas del gobernador bereber
Tarik ibn Ziyade cuando, en la primavera del año 711, desembarcaron en la bahía de
Algeciras. También así se entienden los pactos de capitulación a los que llegaron los
conquistadores con miembros de la aristocracia visigoda.

Esta expedición, formada por numerosos clanes bereberes y algunos árabes, tuvo un
primer y definitivo enfrentamiento militar cerca del río Guadalete, en la conocida como
batalla de Guadalete, en julio de 711, en la que murió el rey Rodrigo.

La Península Ibérica quedó incluida dentro del Imperio islámico con el nombre de
al-Ándalus y se convirtió en una provincia o Emiratos musulmán dependiente del califato
de Damasco. Lo únicos territorios que quedaron fuera del dominio musulmán fueron
algunos valles pirenaicos y los valles cántabros. Allí formaron pequeños pueblos
cristianos.

2. FORMACIÓN POLÍTICA DE AL-ÁNDALUS


El califato omeya del que formaba parte al-Ándalus, desapareció en el año 750, cuando
se formó el califato de abasí, que fijó su capital en Bagdad. En al-Ándalus, un omeya Abd
al-Rahmán I, se proclamó emir y creó un Estado independiente. Sus sucesores se
mantuvieron en el poder durante casi 3 siglos y llegaron a asumir el título de califas.

La llegada desde el norte de África de los almorávides y almohades, dos dinastías de


origen bereber islamizadas, tampoco pudo detener la presión ejercida en las fronteras
por la sociedad cristiana en expansión.

2.1. EL EMIRATO INDEPENDIENTE (756-929)


Durante los primeros años, la principal amenaza contra el dominó árabe no provino de la
resistencia autóctona, sino de las divisiones surgidas dentro de las tropas musulmanas.

A partir del año 750 la situación cambió radicalmente. Cuando la dinastía de los Abasíes
se hizo con el poder en el califato, un miembro de los Omeyas, Abd al-Rahmán ibn
Mu'awiya, nieto del califa y Hisham, huyó de la represión y se establecen el norte de
África. Desde allí, con la ayuda de los numerosos sirios residentes en la Península, se
puso al frente de un ejército con el que llegó a Córdoba, dónde se proclamó emir con el
nombre de Abd al-Rahmán I. Así fundó el emirato independiente de Al-Andalus con
capital en Córdoba, en el año 756.

2.2. EL CALIFATO OMEYA DE CÓRDOBA (929-1031)


En el año 929, el octavo emir Omeya de Córdoba, Abd al-Rahmán III, se autoproclamó
califa, el máximo título de soberanía en el Islam. Así además de poner fin a las
sublevaciones internas, Abd al-Rahmán III creó el califato de Córdoba y convirtió
al-Ándalus en un territorio completamente independiente. Su gobierno fue un periodo de
gran proyección exterior, con numerosos contactos con los reinos cristianos
peninsulares, estrechó las relaciones políticas y comerciales con el norte de África, lo
que posibilitó la importación de oro entre otras mercancías. Por esto, el siglo X fue en
al-Andalus una época de crecimiento económico.
LA ORGANIZACIÓN DEL ESTADO
El califa era el máximo dirigente político y religioso del Estado. Nombraba y atribuía
funciones al hachib o primer ministro, que lo asesoraba y a los visires, persona de su
confianza en el Gobierno. La administración de la justicia, basada en la interpretación de
los textos religiosos, era competencia del cadí, ayudado por expertos teólogos, los
alfaquíes. El gran cadí residía en Córdoba, pero en los otros centros urbanos importantes
había también cadíes que, además de sus competencias judiciales, tenían la de dirigir la
oración del viernes en la mezquita.

Territorialmente el califato se organizó en seis grandes circunscripciones. Había tres


marcas o zonas de frontera: la Marca Superior, con capital en Zaragoza; la Marca Media,
con capital en Toledo y la Marca Inferior, un capital en Mérida, y tres circunscripciones
interiores, todas con sus respectivas coras o provincia. Al frente de cada cora había un
gobernador o valí, cuya misión principal era la recaudación de los impuestos. A su vez
cada cora estaba integrada por varios y iqlim o distritos administrativos formados por
las alquerías, que entregaban su tributo a una medina o aún husun.

2.3. LOS REINOS DE TAIFAS (1031-1086)


En el siglo XI, los reinos cristianos del norte conquistaron extensas zonas de las Marcas,
hasta llegar a la orilla del río Tajo. Los gobernadores de las distintas circunscripciones
andalusíes buscaron cada uno por su parte la manera de hacerles frente y los califas
delegaron algunos asuntos de gobierno en jefes militares que acabaron cuestionando su
poder.

En 976 murió al-Hakam II y dejó el trono a su hijo Hisham II, de solo 11 años de edad.
Este vacío de poder fue aprovechado por Muhammad ibn Abi'Amir, cortesano encargado
de administrar los bienes de la madre del califa, para urdir una conspiración que acabó
convirtiéndolo en el hombre más poderoso de Al-Andalus. Abi'Amir adoptó el
sobrenombre de Almanzor y se hizo con el control absoluto del poder, aunque
formalmente respetara la legitimidad del califa.

Tras la muerte de Almanzor, las disputas políticas protagonizadas por caudillos militares
y nobles obligaron a Hisham II a dimitir en 1009. Se inició un periodo de fitna o guerra
civil que acabó en 1031 con la independencia de los territorios de Al-Andalus. De esta
manera se formaron los reinos taifas independientes.

Al frente de cada taifa había una dinastía distinta.


- Así las taifas andalusíes estaban gobernadas por individuos en la dinastía árabe o
muladí, y se situaban principalmente en el norte y centro de Al-Andalus.
- Las taifas bereberes estaban controladas por individuos de origen norteafricano y
ocupaban el sur de Al-Andalus.
- Las taifas eslavas estaban bajo el poder de individuos de origen eslavo.

2.4. LAS DINASTÍAS NORTEAFRICANAS (1086-1237)


En 1085, la conquista de Toledo por parte de Alfonso VI de León y Castilla empujó a
varias taifa, encabezadas por la de Sevilla, a pedir ayuda a los almorávides, un pueblo
bereber de guerreros que estaba formando un imperio en el norte de África.

Entre los sublevados logró imponerse el movimiento religioso unitarista de los almohades
con un imperio que se extendía desde el Magreb hasta Egipto.

El 16 de julio de 1212 tuvo lugar la decisiva batalla de las Navas de Tolosa, donde el
califa almohade Muhammad an-Nasir se enfrentó contra un ejército formado por tropas
castellanas, aragonesas y navarras. La derrota almohade facilitó a los cristianos el
control de los pasos a través de la Sierra.
2.5. EL REINO NAZARÍ DE GRANADA (1238-1492)
A inicios del siglo XIII, la autoridad política de los almohades era cada vez más débil, por
lo que se multiplicaron los levantamientos. Con el nombre de Muhammad primero en
1238 inició la dinastía nazarí y proclamó el reino nazarí de Granada, último enclave
andalusí, que comprendía Granada, Jaén, Málaga y Almería.

Después de la ocupación castellana, el reino se mantuvo gracias a la aportación


demográfica y económica de los musulmanes que abandonaron las tierras por las
conquistas cristianas.

3. EL MUNDO URBANO DE AL-ÁNDALUS.


Al-Ándalus fue una sociedad altamente urbanizada. La mayoría de sus ciudades se
desarrollaron a partir de núcleos de población más antiguos, que cambiaron entonces su
fisonomía y su función. La ciudad andalusí más importante fue Córdoba, cuyo antiguo
perímetro romano fue rápidamente desbordado por la construcción de numerosos
arrabales.

3.1. ESTRUCTURA Y FUNCIÓN DE LA CIUDAD


La ciudad en el centro religioso, político, cultural y económico. En ella residía la máxima
autoridad política que representaba al Estado en el territorio, el emir o el califa en la
capital. Junto al soberano vivían su familia, los miembros de la corte, sus protegidos y
los altos funcionarios civiles y militares. El carácter aristocrático de una parte de sus
habitantes convertía a la ciudad en un importante centro comercial, con una variada
oferta de productos.

La ciudad organizada en torno a la medina o núcleo principal que debía mantener tres
elementos fundamentales la mezquita aljama dónde tenía lugar la oración oficial el
viernes el Alcázar Alcázar un gran complejo centro del poder político de administrativo
que albergaba la residencia de las autoridades y el zoco o mercado principal.

Junto a la mezquita aljama y el zoco se situaban los baños públicos hammam,


fundamentales en la vida social de la ciudad andalusí, pues eran lugares de encuentro y
reunión donde hombres y mujeres permanecían por separado.

Las ciudades andalusíes estaban rodeadas por murallas provistas de torres y puertas de
entrada.

El urbanismo era de apariencia anárquica porque cada barrio callejuela tendía a


encerrarse en sí mismo. La máxima expresión de este fenómeno era el adarve, un
callejón ciego o sin salida, provisto de una puerta que se cerraba por la noche, que daba
acceso a distintas casas donde vivían familias de un mismo linaje. También las casas
estaban cerradas al exterior por un muro ciego y abiertas al espacio interior de un patio
central.

El crecimiento de las ciudades, especialmente en época califal, llevó a la aparición de


arrabales o barrio extramuros, que podían tener su propia cerca, así como los otros
elementos propios de la vida urbana: mezquita, baños y zocos. A una cierta distancia, se
ubicaba el cementerio o maqbara. En él sobresalían algunas sepulturas cubiertas en
forma de cúpula pertenecientes a personajes nobles.

3.2. EL ZOCO, CENTRO ECONÓMICO DE LA CIUDAD


Las ciudades andalusíes destacaron por su gran desarrollo en todo el Occidente europeo
medieval. En ella floreció la actividad artesanal e industrial, lo que las convirtió en
importantes núcleos comerciales.
El zoco era el centro de comercio de la ciudad, formado por tiendas o talleres artesanos
distribuidos según los oficios y productos. Era el lugar de encuentro de comerciantes y
artesanos especializados. Estos eran propietarios o alquilaban sus tiendas y talleres y
construían agentes importantes de la economía andalusí, altamente monetarizada.

Uno de los cargos más influyentes de la sociedad andalusí generalmente ocupado por un
jurista era el de Sahib al-suq o juez del mercado.

Junto al mercado principal existían también otros mercados cerrados o bazares, como la
alcaicería, reservada al comercio de la seda y fuertemente vigilada de día y de noche.

Los comerciantes que venían de otras ciudades podrían alojarse en alhóndigas que
servían a la vez almacén de trigo y para los peajes

La economía andalusí, formaba parte de los circuitos del comercio de larga distancia,
pues al-Ándalus actuó de nexo de unión entre los reinos cristianos de Europa, por un
lado, y los del norte de África y Próximo Oriente, por el otro.

3.3. LA SOCIEDAD URBANA


La mayor parte de los habitantes de la ciudad vivían a los pies de la medina, agrupados a
veces en barrio o arrabales. La cúpula de la pirámide social la ocupaba la aristocracia
terrateniente y los altos cargos públicos. Por debajo se encontraban maestros, obreros
especializados, aprendices, fabricantes y mercaderes, todos ellos agrupados en
corporaciones.
Otro escalafón no formaban los artesanos y jornaleros bereberes, muladíes, libertos,
mozárabes y judíos no acomodados, que habitaban en los barrios más alejados o incluso
en el exterior de las murallas.
Los mozárabes y los judíos se agrupaban, respectivamente, en las denominadas
mozarabías y juderías, dónde vivían según sus costumbres.

En al-Andalus con vivían musulmanes y muladíes, de religión musulmana, mozárabes de


religión cristiana y judío. Finalmente, la mayoría de la población acabó y islamizandose
en sus costumbres, bien porque descendían de árabes y bereberes, o bien porque
formaban parte de la comunidad muladí, es decir, de los cristianos convertidos al Islam y
sus descendientes.

4. EL MUNDO RURAL DE AL-ÁNDALUS.


A pesar de la importancia de sus ciudades, el desarrollo de al-Andalus se debió mucho a
su agricultura. El campo andalusí estaba densamente poblado.

4.1. LOS ASENTAMIENTOS RURALES


La mayoría de los campesinos vivían en alquerías formadas por casas, huertos, tierras de
secano y pastos, muchas veces poseídas y trabajadas colectivamente por pequeñas
comunidades.

[Las alquerías no estaban cerca de una ciudad se integraban, en grupos de unas diez en
un mismo y hisn o castillo. En las inmediaciones de las ciudades, fueron más importantes
las grandes propiedades en manos de la aristocracia.]

4.2. LA AGRICULTURA ANDALUSÍ


La agricultura andalusí junto con el comercio de productos agrícolas y artesanales, fue la
base de la economía en al-Andalus. El aspecto más característico de la agricultura fue el
desarrollo de la irrigación, que permitió introducir el cultivo de muchas y variadas
especies antes desconocidas en la Península Ibérica.
CARACTERÍSTICAS DE LOS ESPACIOS IRRIGADOS
Había grandes huertas situadas alrededor de las ciudades o en las llanuras inundables de
los grandes ríos. Por otro lado, existían otras redes o sistemas hidráulicos más pequeños,
situados cerca de las alquerías de los campesinos.

INNOVACIONES TECNOLÓGICAS
El desarrollo del regadío comportó la introducción de notables innovaciones tecnológicas.
Entre las novedades tecnológicas cabe destacar:
- El qanat o galería de filtración.
- Las ruedas hidráulicas
● Las norias corrientes.
● Las norias de tiro o aceñas.

PLANTAS Y ESPECIES INTRODUCIDAS


El objetivo de todas las innovaciones técnicas era la expansión de la agricultura y la
explotación intensiva de la tierra.
Uno de los procedimientos empleados era el cultivo alterno de distintas especies.
El resultado fue la introducción y la aclimatación de numerosas especies antes
desconocidas y exóticas, de uso comestible, medicinal o destinadas a la producción
textil.

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