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EL REINO DE GHANA

El primer reino o imperio negro conocido con precisión es el de Ghana, que se


conoce gracias a las informaciones transmitidas por dos cronistas y viajeros
musulmanes: Ibn Hawkal, que viajó desde Bagdad hasta las orillas del río Níger
en 970 ("El emperador de Ghana es el hombre más rico del mundo gracias al oro")
y Al-Bakri, escritor andalusí de Córdoba que redacta la "Descripción de Africa
Septentrional" (1087), en la que proporciona detalles sobre el Estado ghanés.

Ghana se hallaba al norte de las dos curvas divergentes de los ríos Senegal y
Níger, extendiéndose desde el norte y el noreste del alto Níger
hasta la ruta del oro en el sur, englobando el Awkar, al norte y el
Hodh, al sur. Esta región era conocida por entonces
como Wagadu (el país de los rebaños), ya que el Sahel
sudánico tuvo un clima húmedo que favorecía la cría de ganado
y la agricultura. Y por ende, el contacto entre las zonas sahariana
y sudanesa generaba una fructífera función comercial en la región. El reino de
Ghana sitúa sus confusos orígenes en el siglo VIII, hasta la conquista almorávide
de la capital en 1076, que le provoca una lenta decadencia que se prolonga hasta
la primera mitad del siglo XIII.

En los primeros siglos, hasta que los dos cronistas árabes mencionados le sacaron
de las tinieblas, habitaban el Hodh y el Awkar pastores bereberes y agricultores
sedentarios negros, además de numerosos mestizos. El elemento humano
dominante eran los Ba fur, sin olvidar a los songhay del este. Pero fueron
los soninké los fundadores del imperio de Ghana. Tradiciones y leyendas se
entremezclan con la realidad en los orígenes de Ghana. Existió, quizás desde el
siglo IV, una dinastía de 44 príncipes blancos (seguramente bereberes), que reinó
sobre el Wagadu en la primera mitad del siglo VIII, que dominaron a los soniké.
Estos príncipes se fueron mestizando cada vez más hasta finalizar en una dinastía
negra. Según Delafosse, en una de las intrigas palaciegas entre los príncipes
blancos y sus dignatarios negros, un dirigente soninká se rebela y toma el poder
en 790, tomando el nombre de Kaya Maghan Sissé, primer rey negro de Ghana, y
fundador de la dinastía de los Sissé. Comienza la expansión ghanesa,
adquiriendo la estructura de un verdadero imperio a partir del s. X, ocupando desde
el Tagant hasta el alto Níger, y desde Senegal a Tombuctú, dominando otros
estados como los negros sureños de Tekrur y Sosso, el delta central de Níger al
este y principados bereberes. Fue la época de la introducción del camello y de la
forma de vida árabe en la región.
Los límites de este imperio se situaron en su máximo esplendor al este del Níger,
con Tombuctú como región fronteriza; al norte, los reinos bereberes
de Mesufa, Lemtuna, y Goddala, semivasallos de los Sissé; al sur
el río Senegal era la frontera; y al oeste el reino bereber
de Awdaghost, sometido más adelante. A mediados del siglo IX,
el reino bereber de Lemtuna logró unificar a los otros estados
bereberes de la zona, hasta comienzos del s. X, cuando se
desintegra la unidad bereber. Ghana aprovecha la situación y
restablece su autoridad sobre el Hodh y Tagant, y domina el reino bereber
de Awdaghost, donde se nombró un gobernador negro que, instalado en su capital,
controlaba las caravanas de sus vasallos bereberes.

La plenitud del reino de Ghana se prolongó desde mediados del siglo X hasta la
invasión almorávide. En este momento se extendía al sur hasta las minas de oro
del Faleme y Bambuk, en las riberas del Níger, al este hasta la región de Tombuctú,
al oeste hasta la actual Mauritania y en el norte se perdía en el Sahara. Era un
estado próspero gracias al rico comercio del oro y otros productos que
atravesaban su territorio en caravanas. El Gran Consejo del Rey estaba
constituído por grandes dignatarios, algunos ex-esclavos o musulmanes, y también
se asociaban al gobierno los hijos de monarcas vencidos que quedaban como
rehenes en la corte. La sucesión era matrilineal (al morir el emperador, era enterrado
en una gran tumba bajo una cúpula y lo sucedía el hijo mayor de su hermana mayor),
y el emperador no era musulmán, sino animista, como la mayoría de sus súbditos.
El principal culto era el de Bida, dios-serpiente de Wagadu, antepasado-totem de
los Sissé. La corte era magnífica y resplandecía por su gran profusión en oro.

Tras controvertidos estudios, los autores parecen coincidir en situar


la capital en la ciudad de Kumi Saleh, formada por dos grandes
barrios separados entre sí. Uno de ellos estaba habitado por
comerciantes extranjeros, árabe-bereberes, juriconsultos y sabios y
era de predominio musulmán. El otro barrio (El-Ghaba) , era la
ciudad real, poblada por las gentes del país, no musulmanes,
agrupada alrededor del palacio real y rodeada de bosques sagrados. Residían aquí
los sacerdotes y se encontraban las tumbas reales. También se situaba aquí la
residencia real, fortificada, constituida por un castillo y varias dependencias de
poder. Este alejamiento es interpretado como una muestra de desconfianza entre
las dos culturas que convivían en el Imperio. La ciudad árabe, con sus doce
mezquitas, era un claro exponente del poderío islámico, que presionaba sobre la
cultura ancestral negra representada por una tecnología rudimentaria y unas
construcciones tipo choza de techo redondo.

La riqueza en la que se basaba el imperio de los Sissé era sin lugar a dudas,
el comercio del oro, que provenía de las regiones meridionales del reino.
El monarca ejercía un monopolio sobre este oro. También los mercaderes
magrebíes intercambiaban con los indígenas lanas, algodón, sedas, sal por oro.
Además los mercaderes norteños también obtenían marfil, gomas y esclavos.
La gran ruta que unía el Magreb con el Africa Negra pasaba por Awdaghost y por
Sidchilmassa, capital de los bereberes zenata, al sur de Marruecos.

En 1076, el caudillo almorávide Abu Bakr, ocupó la capital rompiendo la unidad


del imperio que a partir de entonces quedó seccionado en un Norte musulmán
controlado por los almorávides y un Sur soninké en donde se habían refugiado los
no musulmanes. El país se va islamizando por influencia bereber
y empobreciendodebido a la inseguridad el comercio: las caravanas se desvían
hacia Tombuctú y Gao. Es el comienzo del fin del reino negro animista. El sur
animista debido a sus riquezas auríferas fue conquistado por los reyes de Sosso
hasta que en el siglo XIII pasó a formar parte del imperio de Malí.

REINO DE AKSUM

El Reino de Aksum o Axum fue un importante reino comerciante del noreste


de África entre los siglos I d. C. y VII d. C. que se expandió desde los montes de la
actual región de Tigray hasta abarcar gran parte del norte de la actual Etiopía,
ciertas regiones fronterizas de Sudán, la mayor parte de Eritrea y parte de la costa
occidental de la península arábiga. Participó activamente en los intercambios
comerciales entre la India y el mundo mediterráneo y sirvió de punto de encuentro
entre el subcontinente indio y el Imperio romano. Con la caída de Roma y la
expansión del Islam el reino, que había adoptado la religión cristiana, quedó aislado
y entró en declive. En ocasiones se le ha confundido con el vecino reino de Saba del
que se habla en la Biblia y el Corán y durante la Edad Media la tradición popular lo
convirtió en el mítico reino del Preste Juan. Basándose en la identificación con el
reino de Saba los sucesivos emperadores de Etiopía se consideraron
descendientes del rey Salomón de Israely reyes de Axum hasta la abolición de la
monarquía en el año 1974. El recinto arqueológico de la actual ciudad de Aksum fue
declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1980.

CULTURA NOK

La cultura de Nok apareció en Nigeria aproximadamente en el año 500 a. C. y se


desvaneció al final de primer milenio de nuestra era, sin que se haya encontrado
una explicación razonable, quizá por alguna epidemia o por alguna hambruna. Hoy
en día, la estructura social de la cultura de Nok parece extremadamente avanzada,
considerando su situación relativamente alejada de otras grandes culturas, y que el
resto África occidental estaba, en esas fechas, asimilando el Neolítico. Ciertas
teorías conectan a los Nokcon el antiguo Egipto. Por otra parte, esta cultura es
considerada la más refinada productora de terracotas del África sudsahariana.

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