Modulo I Ped Social

MODULO I
EL CONTEXTO DE LOS
PROCESOS EDUCATIVOS
DIPLOMATURA SUPERIOR EN PEDAGOGÍA SOCIAL
MÓDULO I: EL CONTEXTO DE LOS PROCESOS EDUCATIVOS
CENTRO DE ESTUDIOS A DISTANCIA DE SALTA. Zuviria 778. Salta. 4400. Argentina. Tel. 0387 4220075
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página anterior.
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HOJA DE RUTA
El módulo se conforma de 3 ejes, los cuales organizan el desarrollo de los contenidos. En los mismos
dispondrás de actividades y recursos técnico-pedagógicos que guiarán tu aprendizaje, dentro del tiempo
pautado para el cursado de este trayecto.
1) Recursos disponibles:
Para cursar el espacio curricular, cuentas con 3 recursos articulados entre sí:
a) Guía Didáctica: organización didáctica del cursado y realización de las actividades enunciadas. Las
consignas de las tareas demandan la lectura previa de este módulo.
Las actividades que permiten desarrollar los temas del módulo, se encuentran en la Guía Didáctica. La
regularidad se obtiene con el desarrollo de las actividades dispuestas en la Guía como obligatorias, la
participación en foros, la realización del Trabajo Integrador y la aprobación del trabajo final para luego
poder rendir la defensa oral final.
Actividades:
Podrás encontrar actividades prácticas, de reflexión y de trabajo colaborativo para enviar al tutor, éstas van
interviniendo en la construcción de los aprendizajes y las mismas se verán reflejadas en el trabajo final. Hay
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actividades de foros, un examen final integrador del Módulo y por último realizarás el Trabajo Final del
postítulo, con su correspondiente defensa oral.
b) Módulo: cartilla de estudio y selección de textos que conforman el marco teórico-conceptual a ser
abordado, en el tiempo determinado para realizar las actividades de la Guía Didáctica. Es el
documento que te encuentras leyendo.
c) Moocs- Videos tutoriales con actividad de autoevaluación (optativa) sobre contenidos clave del
módulo. Cuentas con 1 (un) video por eje.
También, encontrarás Materiales y Recursos Complementarios anexos en el Campus Virtual CEDSA como:
material de Internet, aportes del profesor y debates en foros, videotutoriales y/o videoconferencias. Para
entender cómo es la modalidad de cursado, existe un módulo guía en el campus y un banco de
videotutoriales.
ICONOS
La lectura del material estará acompañada de los siguientes señaladores:
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1- CARTA DE PRESENTACIÓN:
Estimado/as Colegas:
Primeramente, darles la bienvenida, y expresarles nuestra alegría por compartir este proceso
formativo en la Diplomatura Superior en Pedagogía Social.
Como ustedes habrán comenzado a leer, en estas primeras páginas se detallan algunas
consideraciones respecto de la modalidad de trabajo. Recuerden que disponemos de varias
formas de comunicación que nos permitan salvar las distancias a fin de conocernos, acompañar el
proceso y reflexionar en forma conjunta lo que vamos trabajando.
A medida que vayan interiorizando sobre lo que se propone en este Módulo inicial, podrán
vivenciar las distintas instancias de trabajo que acompañan este trayecto de Educación en
Entornos Virtuales de Aprendizaje, para el trabajo en los siguientes módulos.
Ahora iniciamos el Módulo 1 denominado “El contexto de los procesos educativos”. Para
introducirnos en un análisis detallado de las circunstancias actuales que se imbrican en los
procesos educativos.
Como sabemos desde las experiencias activas dentro del campo de la educación, no quedan dudas
que su dinámica y características deben ser comprendidas “junto a” y no pensarlas
descontextualizadas del entorno social y cultural de referencia.
Por ello es que en este módulo nos detendremos a indagar de qué manera los fenómenos tanto
globales como regionales condicionan escenarios y actores sociales. Para aproximarnos a los
desafíos que representan pensarlos en clave de “lo social” y “lo pedagógico”, desde nuestras
posibilidades como educadores.
Así iniciamos este camino de formación y espacio compartido. Como equipos docentes les
deseamos que podamos construir un espacio de intercambio y acompañamiento.
¡Saludos y éxitos!
Equipo docente
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2- TEMPORALIZACIÓN
Un mes y medio
Actividades 1ra 2da 3ra 4ta 5ta 6ta

sema semana semana semana
seman na semana
a
Inicio de lectura del módulo. Eje 1

Introducción a los procesos que
configuran los escenarios actuales
educativos. Analizar el fenómeno de
la globalización y las transformaciones
en el entorno social y educativo
Actividad Guía Didáctica N° 1 de foro,

compartir una fotografía que refleje
las transformaciones o impactos de la
globalización. En segundo lugar
diseñar una infografía sobre los
cambios del mundo laboral. Comenta
la intervención de alguno de tus
compañeros.
Actividad Guía Didáctica N° 2. Allí

deberás reflexionar sobre una
entrevista realizada a Carlos Galano y
compartir un “meme” que invite a
reflexionar sobre los cambios
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ambientales.
Inicio de lectura del módulo. Eje 2

Emergencias sociales: Violencia,
discriminación, pobreza, exclusión.
Lectura de material de estudio.
Actividad Guía Didáctica N° 1 de foro.

Compartir un podcast sobre el
análisis realizado del artículo
periodístico “Sin espacios culturales
para los adolescentes de barrios
vulnerables en Argentina“ presentado
en el foro.
Actividad Guía Didáctica N°2. Enviar a

través del sitio propuesto un video
que represente las problemáticas
identificadas en su comunidad, a
través de foto narrada.
Inicio de lectura del módulo. Eje 3:

Escenarios contemporáneos en
educación mirados desde la
Pedagogía social
Actividad Guía Didáctica N° 1 de

foro,en base al video presentado en la
actividad 2 del eje 2, consulte con sus
colegas y conocidos que trabajan en
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educación, qué alternativas

educativas de abordaje proponen
ante la problemática que usted
identificó anteriormente.
Actividad Guía Didáctica N° 2,

Elaborar un manifiesto de 5 puntos
donde exprese cuál sería el
compromiso que la docencia debería
asumir como compromiso social.
Trabajo Integrador Evaluativo:

Identificación de problemáticas socio-
comunitarias.
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3.- CONTENIDOS:
EJE 1: Introducción a los

procesos que configuran 1.1: El contexto social, económico, político y cultural del
los escenarios actuales nuevo siglo: el mundo del trabajo y el impacto de los
educativos. medios masivos de comunicación.
1.2 Transformaciones en las experiencias socioculturales y

la relación entre ambiente - sociedad.
EJE 2: Emergencias
2.1 ¿Problemáticas o problemas? Desde dónde
sociales: Violencia,
discriminación, pobreza, abordar/pensar las problemáticas sociales.
exclusión.
2.2 Situaciones de fronteras sociales: Pobreza,
desempleo, vulnerabilidad social.
EJE 3: Escenarios 3.1 Intervenciones socioeducativas regionales: Un

contemporáneos en campo de reflexión situada.
educación mirados
desde la Pedagogía 3.2 Los desafíos de la educación desde la mirada de la
social
Pedagogía Social.
4 - OBJETIVOS
● Analizar los diferentes escenarios contextuales que se configuran en torno a los procesos
sociales a nivel global.
● Identificar situaciones contextuales desde las dinámicas históricas sociales y culturales de
la región.
● Categorizar problemas y problemáticas que se presentan en los procesos socio-educativos,
políticos y culturales.
● Construir los marcos referenciales para iniciar las reflexiones desde la Pedagogía Social.
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5. ESQUEMA DE CONTENIDO
INTRODUCCIÓN:
A continuación, iniciaremos esta diplomatura introduciéndonos en temáticas que giran en torno a

procesos educativos, entendiéndose éstos como fenómenos situados y atravesados por múltiples
factores.
Abordaremos la situación actual del entorno social, económico y político, a nivel global y regional,
para comprender y problematizar las diferentes realidades que impactan sobre la cotidianidad de
la vida en sociedad, y sobre todo en los procesos educativos.
Las transformaciones que ha sufrido la vida social, son un conjunto concatenado de procesos
históricos, es decir, sociales, culturales y políticos que incidieron en la construcción de modelos de
sociedades en base a ciertas ideas de desarrollo: La globalización como la expresión multiplicada
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de una concepción de progreso y avance geopolítico, que plantea nuevos vínculos internacionales,
y al interior de cada Estado.
Las condiciones y velocidad que representa la idea y el proyecto de desarrollo que plantea la
Globalización, tiene como motor ideológico el neoliberalismo. El cual prioriza ciertos valores
sociales y económicos, en pos de la productividad y el valor agregado de una lógica extractivista.
Cuestión que deja al margen a muchas poblaciones que por diferentes factores no logran
insertarse en esta dinámica. Por otro lado, las políticas públicas se han mostrado, en muchas
ocasiones, insuficientes a la hora de brindar una respuesta efectiva para garantizar los derechos
civiles y sociales.
Nos encontramos con situaciones contrastantes en un mismo territorio, lo cual propicia una
marcada desigualdad social que puede tener diversas manifestaciones que dan cuenta de un
malestar social. Comprender estas situaciones problemáticas, permite configurar desde otra
óptica lo que está sucediendo en nuestro entorno próximo.
Se hace una mención especial sobre el gran impacto que representan las tecnologías de la
información y la comunicación, que han propiciado fenómenos a gran escala, de tal manera que,
categorías como el tiempo y el espacio, así como las relaciones inter e intra-subjetivas, han sido
resignificadas.
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Situarnos desde este lugar de análisis, nos permite replantear en cómo pensar este entorno en los
diferentes procesos educativos. Alargar la mirada sobre lo que significa nuestra formación docente
y las posibilidades que la Pedagogía Social nos acerca desde lo teórico y metodológico.
Por ello este módulo lo cerraremos a modo de reflexión sobre la necesidad de pensar la Pedagogía
Social como un área disciplinar que nos permitirá enfrentar estos desafíos. Sabemos que la tarea
docente nos acerca en primer plano a estas problemáticas sociales, a través de las cuales
resignificamos la función social que tenemos como educadores, intervinientes en estas situaciones
de frontera social.
EJE 1: Introducción a los procesos que configuran los escenarios educativos

actuales
Los procesos sociales son tan dinámicos y variables, que expresiones como “El mundo ha
cambiado”, “Vivimos en un nuevo tiempo”, nos manifiestan que las condiciones de vida actuales
no solo se han transformado, sino que en muchas ocasiones se tornan irreconocibles a cómo las
describieron otras generaciones.
En ese sentido, para introducirnos en esta diplomatura, es necesario que nos detengamos por un
momento a reflexionar y considerar las condiciones actuales de nuestro contexto socio- histórico
tanto a nivel global como regional. El propósito es habilitar la discusión sobre las problemáticas
actuales que interpelan el sentido de las prácticas educativas, considerando las mismas desde la
complejidad áulica. Resignificar el impacto de los vínculos que la misma construye y enarbola con
la comunidad, sumando elementos a las configuraciones que se presentan sobre la pregunta
¿Qué significado tiene ser un educador?
Más que respuestas, en este módulo introductorio se generan interrogantes para indagar sobre
las acciones educativas realizadas y los desafíos que se presentan en un futuro inmediato.
Contrastando aun algunas de las acciones realizadas con propuestas socioeducativas, para
reconocer que en muchos casos ya se abordó problemáticas desde la Pedagogía Social, sin ser
plenamente conscientes de dichos procesos.
En ese sentido, es importante señalar que iniciaremos con este eje para comprender mejor la
situación contextual e histórica actual, y así pensar desde la Pedagogía Social cuáles son las
mejores formas de intervenir en ellas.
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Al pensar en “lo educativo” se tiende de manera automática a referenciarse a una institución

escolar. Aquí nos detendremos a mirar la implicancia de “lo social” en los procesos educativos y
como es menester configurar y reflexionar sobre la trascendencia del contexto sociopolítico,
económico, cultural actual. Para ahondar y desplazar las fronteras, expandirnos “lo educativo”
desde la Pedagogía Social.
Centraremos la atención en tres cuestiones, a saber: a) la globalización, b) las transformaciones
en el mundo del trabajo, y c) la impronta de los medios masivos de comunicación.
1.1: El contexto social, económico, político y cultural del nuevo siglo: el mundo del trabajo y el
impacto de los medios masivos de comunicación
Hitos que marcaron el cambio de época en el siglo XX, como la caída del muro de Berlín, la Guerra
Fría, etc, han logrado ser un preámbulo a los cambios sucedidos a un ritmo acelerado tanto en
procesos económicos, sociales, tecnológicos y culturales a gran escala.
Los procesos económicos de este tiempo se caracterizan por la integración de economías locales a
una economía de mercado de carácter mundial en el que los modos de producción y los
movimientos de capital se configuran a escala planetaria.
Al respecto, Bauman (2016) analizó que la relación espacio /tiempo sufrió múltiples cambios,
sobre la relación entre el espacio global y el local, asumiendo que para algunos el primero se
presenta como una "nueva libertad", mientras para otros el segundo se expresa como " algo cruel
e inesperado". A diferencia de muchos otros intelectuales que analizan la globalización, el
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sociólogo polaco-británico replicó que lejos de homogeneizar la condición humana, “la anulación
tecnológica de las distancias entre tiempo y espacio tiende a polarizarse”. Presentado como la
corporización de un poder sin territorio al ciberespacio y sus posibilidades no democráticas.
La forma, entonces, en que se organizaron los intercambios económicos provocan una serie de
efectos y de modificaciones en la estructura social, es decir en la producción, la distribución y el
consumo atravesando las formas de vivir de los sujetos.
La forma que asume la economía modifica las formas de organización social y política
imponiéndose a los países como modelo y obligándolos a someterse a la competencia nacional e
internacional promoviendo una tendencia a la formación de polos económicos. Como también
cobrando una fuerte incidencia los modelos extractivistas de materia prima, en primacía de un
desarrollo tecnológico y económico, que en muchos casos superará al poder político y real de los
Estados.
Para Pérez Gómez (2012) la mundialización de la economía “… no puede confundirse, no persigue
un objetivo civilizatorio, de regulación universal de los principios y normas básicas de convivencia
que garanticen el respeto y desarrollo de los derechos humanos en los intercambios generalizados
entre individuos, sociedades y culturas. Por el contrario, la búsqueda universal del beneficio
económico inmediato supone la generalización de las condiciones sociales más deficitarias”..
El proceso de globalización económica, condujo a la disminución de la autoridad

política de los Estados, puesto que las leyes de mercados se sobreponen al poder de
regulación.
En este sentido, la lógica de libre mercado arrasa con las fronteras económicas, sociales y políticas.
Una de las cuestiones a tener presente es la modificación en la estructura de producción, al
respecto diversos autores (Pérez Gómez, 2012; Castells, 2019, entre otros) señalan que la misma
ya no se asienta en la producción de bienes básicos sino en el conocimiento como mercancía que
se intercambia. El conocimiento se visualiza no como posesión de información sino como un bien
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que hace posible la competencia, y necesario en tanto permitirá resolver situaciones cambiantes.
El conocimiento se constituye en factor sustancial que hace posible la producción.
EL MUNDO DE TRABAJO
En este marco, no es nuevo el planteo que se realiza en torno a las modificaciones que se han
producido en el mundo del trabajo, todos vivenciamos día a día su dinámica y los cambios que
han producido en nuestras vidas.
Es indiscutible el lugar que ocupa el trabajo en la vida personal y familiar de cada uno, ya que
ofrece un escenario de proyección de futuro e identidad, de vínculo, de pertenencia institucional y
de acceso a las redes de producción, fuente de dignidad y satisfacción personal. Sin embargo, para
otros el trabajo puede significar explotación, frustración, inestabilidad e insatisfacción.
El mundo del trabajo se presenta en una enorme diversidad de situaciones, lo cierto es que la
sensación de desvalorización respecto de la capacidad de trabajo se vincula a que él mismo ha
pasado a ser una mercancía que es transable/intercambiable y como cualquier otro bien que se
ofrece en el mercado. Al respecto Bartra (2013) contribuye en “una sociedad dominada por la
lógica de la acumulación, la totalidad del trabajo humano participa directa o indirectamente en la
valorización del capital pues a la postre todos los bienes y servicios cuentan como mercancías,
incluso los que no fueron gestados como tales, dado que al ser consumidores se incorporan a la
reproducción económica exactamente igual que los productos directamente mercantiles a los que
suplen”.
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La automatización de la fuerza de trabajo, esto es el reemplazo del hombre por las máquinas a
escala progresiva genera que la demanda sea menor y especializada “los empleos tradicionales
estables y a tiempo completo tienden a desaparecer, fenómeno que resulta del avance tecnológico
y de las prácticas de reingeniería que flexibilizaron la gestión empresarial del trabajo
“externalizando” las labores que no pueden “eficientarse” al máximo mediante informática y
robotización”.
La vida que se organiza alrededor del trabajo, de sus tiempos y proyecciones, ha sufrido
fluctuaciones haciendo difícil la posibilidad de pensar una estabilidad que permita sostener un
proyecto de vida a largo plazo. Cuestión que se complejiza cada vez más ante las demandas del
propio mercado laboral, el cual requiere tanto la especialización como la habilidad de alternar en
actividades de manera orgánica y fluida, para dar respuesta a múltiples demandas. Lo que en la
actualidad se conoce como “multitasking”.
¿Qué es el Multitasking?
La palabra multitasking o multitarea se utilizó por primera vez en los años 60,
en el campo del procesamiento de datos. Describe la capacidad de una
computadora para manejar varias tareas a la vez. Este término comenzó a
aplicarse a las personas.
Las nuevas condiciones del mundo laboral, conllevan maximizar la eficiencia, la productividad y
competitividad de las empresas. Por ello incrementar la flexibilización laboral, en búsqueda de la
productividad, permite una asignación más racional de recursos y el desarrollo de una
intervención en el mercado más estratégica. Pero esta flexibilización también potencializa la
posibilidad de reciclar constantemente la fuerza del trabajo, cuestión directamente relacionada
con la precarización laboral Castells (2019).
La precarización se refiere a la falta de condiciones de empleo (salario digno, aportes, seguridad
laboral, coberturas sociales) que garantizan a los sujetos las condiciones mínimas para vivir y para
proyectarse en el tiempo. Lo contrario pone en tela de juicio las competencias de los propios
trabajadores creando inseguridad, inestabilidad (despidos, ausencia de indemnizaciones,
contratos temporales) y termina afectando al entorno familiar y social.
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Los cambios operados en el mundo del trabajo plantean desafíos y replanteos sobre las maneras
de pensar la formación en los distintos niveles y plantear una educación general que garantice el
desempeño de las habilidades básicas. Por ello los que trabajamos en pedagogía debemos
generar la posibilidad de un trabajo conjunto con otras instituciones educativas que se propongan
la importancia de generar experiencias formativas inclusivas.
MEDIOS DE COMUNICACIÓN
En este breve audiovisual podrán profundizar en la de “Sociedad en red” en palabras de

Manuel Castells https://www.youtube.com/watch?v=qpkENiSUcJM
En un principio el concepto de “sociedad de la información” para referir a los cambios que ha

producido la misma en la vida cotidiana, posteriormente adoptó el concepto de “sociedad-red”.
Para Castells el concepto de sociedad de la información es la expresión que se ha consagrado
como hegemónica y se ha desarrollado en el marco de la globalización ya que han constituido en
el factor clave de la globalización económica.
Así mismo refiere Castells (2013) expresa que una “sociedad red” “… es aquella cuya estructura
social está compuesta de redes potenciadas por tecnologías de la información y la comunicación
basada en la microelectrónica” (…). En síntesis, se refiere a un modo de organización social cuya
estructura está construida en torno a redes de información.
En síntesis, este nuevo sistema para Castells (2013) se caracteriza por:

• Su capacidad auto expansiva de procesamiento y de comunicación en términos
de volumen, complejidad y velocidad.
• Su potencial para vincular todo lo que sea digital en cualquier parte e
intercambiar información de forma recurrente e interactiva.
• Es flexible y posee la capacidad para integrarse en cualquier lugar y contexto.
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Una sociedad red, es una sociedad global, en tanto su estructura social está basada en redes
digitales como por ejemplo el mercado, el consumo, el trabajo, la cultura. Donde la cotidianidad
también se ve configurada desde los usos que se hace de las Tic, según Pérez Gómez (2012; 54) “la
tecnología de la información se ha convertido en un entorno que se modifica y reconfigura
constantemente como consecuencia de la participación en el mismo.”. Tales cambios son a un
ritmo acelerado que nos plantea el desafío de estar al pendiente para no quedarnos al margen de
usos y costumbres que tienden a volatilizarse con rapidez. Las relaciones humanas se encuentran
actualmente en un territorio mediatizado por las tecnologías de la comunicación.
Sin embargo, no todos se encuentran incluidos, cabe preguntarse entonces: ¿En qué sentido se
puede vincular la sociedad –red con las características económicas de la globalización?
Estudiosos del tema han enfatizado que internet ha producido una “brecha digital”, esto es una
división entre quienes tienen acceso a la misma y quiénes no. Esta divisoria produce y reproduce
desigualdades, las cuales pueden entenderse como “divisoria tecnológica” y “divisoria de
aprendizaje”. La primera se refiere a la disponibilidad del acceso a red, infraestructura,
equipamiento tecnológico, mientras que la “divisoria de aprendizaje” se refiere a las
oportunidades de aprendizaje para producir e innovar. (Arocena, Göransson y Sutz; 2018)
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Cuestión que se ha evidenciado con claridad, ante la situación mundial de pandemia que inició en
el año 2020, por emergencia sanitaria por el virus SARS-CoV 2. Esta excepcionalidad ha puesto al
descubierto las interconexiones globales y la velocidad con la que la información se comparte, sin
estar condicionada a límites fronterizos.
Al respecto Butler (2020) en reflexiones prematuras consideró: “El aislamiento obligatorio
coincide con un nuevo reconocimiento de nuestra interdependencia global durante el nuevo tiempo
y espacio que impone la pandemia. Por un lado, se nos pide secuestrarnos en unidades familiares,
espacios de vivienda compartidos o domicilios individuales, privados de contacto social y relegados
a esferas de relativo aislamiento; por otro lado, nos enfrentamos a un virus que cruza rápidamente
las fronteras, ajeno a la idea misma del territorio nacional”.
En un escenario global de estas características, donde las instituciones históricamente construidas
en base a los vínculos sociales y pedagógicos como lo es la escuela en particular, se vieron en la
situación de acelerar procesos que, si bien ya estaban presentes, como lo es la injerencia de
espacios virtuales de enseñanza y aprendizajes, no habían sido universalizados. Dejando en
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evidencia múltiples desigualdades, desde la brecha digital hasta la falta de formación en el uso de
estos recursos tecnológicos.
Los efectos de esta pandemia exacerbaron con fuerte impronta

generacional las desigualdades, emergentes y preexistentes. Las posibles
salidas a la crisis aparecen en disputas por lo público que, a grandes rasgos,
reconocen dos grandes matrices. Una, se refleja en la frase “nadie se salva
solo” y manifiesta que la salida de la crisis social tendrá cauce colectivo y
será mediada por lo público. Otra, se inscribe en una tradición que se
autodefine como liberal y exacerba visiones individualistas, pensadas como
contrapunto de lo público-estatal. La primera, se vincula con el derecho a
tener derechos; la otra, interpreta los privilegios de algunos en clave de
derechos (siempre individuales).
1.2: Transformaciones en las experiencias socioculturales y la relación entre ambiente -

sociedad.
Estas transformaciones que tuvieron lugar a raíz de los cambios en los modos de producción,
encuentran su correlato en la construcción de subjetividades, no sólo en los jóvenes sino de la
comunidad en general.
Como se mencionó anteriormente, una de las instancias de cambio más evidentes en las
relaciones humanas es todo aquello que emerge de lo que Castells (2019) ha dado en llamar la
sociedad de redes. Es decir, la relevancia de la información y del conocimiento se han convertido
en un elemento sustantivo de la cultura actual. Planteos necesarios para pensar las
configuraciones culturales emergentes (Grimson, 2011). Esto, como un modo de entender la
heterogeneidad de un espacio social, lo cual implica reconsiderar cómo los seres humanos nos
constituimos desde nuestra relación con los otros, con la naturaleza y todo lo que nos rodea.
En este apartado haremos referencia a la manera en que este escenario social genera nuevos
elementos para pensar los procesos culturales, tanto en los vínculos interpersonales como en la
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relación que se establece con el medio ambiente. Buscando traer a debate cómo esos nuevos
vínculos subjetivos se reflejan en nuestra manera de habitar y pensar el mundo.
Esta sociedad de la información, nos ha llevado a conocer un nuevo nivel de hiperconectividad,
donde la red ha traspasado las barreras generacionales, puesto que no solo los niños y jóvenes
acceden, sino también la población adulta se ha instrumentado en el manejo de las herramientas
informáticas. Si bien en los usos existe una diferencia sustancial, como por ejemplo, en los adultos,
por sus responsabilidades, se utiliza la red para estudiar, trabajar, buscar información, participar
en comunidades virtuales acordes a sus intereses personales. En tanto a la población joven, las
estadísticas revelan que tienen otro orden de prioridades, donde predomina el juego, el chat y la
interacción en plataformas de redes sociales.
Pérez Gómez (2012; 56) afirma al respecto: “Cada individuo, a través de las múltiples pantallas
por las que transita al cabo del día, puede ponerse en comunicación , navegando en la web, con los
lugares más recónditos, las culturas más exóticas y distantes, las mercancías más extrañas, los
objetos menos usuales en su medio cercano, las ideas y creaciones intelectuales más diferentes y
novedosas, junto con las opiniones más triviales y los prejuicios más arcaicos, las modas,
mecanismos y modos de interacción más atractivos”
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Este acceso y pertenencia a una diversidad de comunidades virtuales hace que construyamos
múltiples modalidades de sociabilidad. Es decir, formas de relacionarnos, de vincularnos con el
otro. En este sentido, se marca una diferencia sustancial con las formas de pertenencia generadas
en otros momentos históricos en las que los grupos eran más estables y reducidos en el tiempo y
el espacio (la familia, las relaciones laborales, el grupo de amigos de la escuela y del barrio).
Hoy las pertenencias se multiplican debido a las posibilidades de la red. Lo cual también provoca
un cambio en las formas de construcción de la identidad, manifestándose de forma incierta y
diversa. Los modelos ya no son los más cercanos sino son diversos y traspasan los límites
geográficos, sumado a ello las posibilidades de ingresar a espacios virtuales en los que se pueden
construir/ inventar otras identidades.
Como se expresó en el apartado anterior no todos están incluidos, siendo así no todos tienen la
posibilidad de elegir, de disponer de determinada información, de acceder a oportunidades
educativas, laborales, y hasta de relacionarse con otras personas de contextos diferentes. El marco
referencial de los sujetos se ve limitado por la imposibilidad de acceso a estos bienes
comunicacionales. Llegando a no tener efectos las redes institucionales que en otro tiempo
fortalecerían procesos subjetivadores.
En este sentido, es necesario retomar lo que Dubet (2011) define como desinstitucionalización de
la sociedad. Afirmando que el modelo de sociedad de la modernidad sobre los que se asentó un
“programa institucional”, como lo eran la escuela y la familia designadas para socializar y producir
sujetos acordes a las demandas sociales, actualmente no tienen tal eficacia y relevancia.
Concomitante a esto, es plantear que dentro de este marco histórico, nos encontramos con un
pleno apogeo de los procesos de urbanización y gentrificación, que como lo analiza Noguera
(2013) lo urbano es la combinación entre lo tangible ( plazas, edificios, calles, etc) y lo intangible
(expresiones lingüísticas, sensaciones, sentimientos, racionalidades) “que hacen posible, de un
lado, permanentes flujos de energías, información, comunicación y experiencias mundo vitales y,
de otro, formas de estar que son estéticas o sea expresiones que muestran formas del habitar”
En ese sentido, es una ingenuidad hablar de la posibilidad de una naturaleza virgen en una época
donde la totalidad de lo existente ha sido transformado directa o indirectamente por instrumentos
construidos por los seres humanos. Por ello es menester también detenernos a pensar de qué
manera hemos construido nuestro “hábitat” o “habitar” en el planeta.
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Son variadas las cuestiones que se plantean y vinculan a las nuevas expresiones socioculturales
que tienen lugar en la dinámica propia de fenómenos multifactoriales, como lo es la globalización.
No menos importante es detenernos a reflexionar sobre la manera en que todas estas instancias
socioculturales también tienen un vínculo isomórfico con la manera en que las sociedades se
acercan a la naturaleza. Es decir que a los cambios ambientales deben ser recategorizados como
socioambientales ( Zimerman, 2016).
PERSPECTIVA SOCIOAMBIENTAL
Como lo menciona Maya (2013) “El problema ambiental urbano no se refleja solamente en la
contaminación de los ríos, sino que tiene que ver con la malla social en la que se construye el qué
hacer de la ciudad. Los problemas ambientales no pueden ser entendidos mientras no se analice
igualmente la manera como se ha venido tejiendo la red de las relaciones económicas y sociales al
interior del perímetro urbano y en íntima relación con el entorno rural agrario y con el medio
ecosistémico”.
Cuando abordamos la globalización como un fenómeno múltiple, debemos reconocer que
suscribe, desde sus marcos socioeconómicos a un modelo de desarrollo que construirá o no
diferentes maneras de vincularse con el medio ambiente.
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Aquí la necesidad de pensar en la realidad no como un recorte sino como la confluencia de

diferentes factores. Ubicarnos en un tiempo determinado, implica considerar lo situado como lo
territorial. En ese sentido, es importante aclarar que los procesos socioculturales que atraviesan
las diferentes sociedades no son “asépticas” del medio en donde se sitúa. Al referirse al medio,
queremos traer al diálogo y análisis, el medio ambiente.
Por ello, pensar la crisis ambiental como expresión radical de la crisis civilizatoria, es ir a los
orígenes para encontrar las bases de una cultura que se construyó a partir de la separación del
hombre y la naturaleza. La profundidad de los vínculos que se establecieron con la naturaleza,
pueden rastrearse desde la misma concepción filosófica de alma- cuerpo, o la misma constitución
del pensamiento científico objeto- sujeto (Noguera, 2019). Una dicotomía que caracteriza a la
temprana edad moderna y que hoy representa una “distancia permisiva” posibilitándole a la
humanidad actuar sobre la naturaleza desde una concepción reduccionista. Asumiendo sólo como
representativa de las posibilidades que representa un recurso de ser explotado, para garantizar el
aprovisionamiento de materia prima para sostener un estilo de vida hiperconectada.
Los estilos de vida de la modernidad, necesitan de una mayor productividad. Por ejemplo, La
masificación de la cultura gastronómica implica la multiplicación de grandes firmas
agroindustriales que reafirmarán la necesidad de defender el monocultivo, aniquilando la
biodiversidad, avalar la contaminación por fertilizantes y pesticidas, defender desmontes y la
deforestación, entre otros. (Svampa, 2020).
El hombre no solo ha actuado sobre la naturaleza, sino que la ha pensado y solo ha podido actuar
sobre ella, pensándola. En ocasiones se ha defendido de ella, no sólo construyendo diques, sino
estableciendo tabúes u organizando filtros ideológicos. Para acceder a ella o transformarla, ha
tenido que construir teorías, como ha construido igualmente herramientas. Para comprender las
relaciones de las sociedades con el medio, es tan importante analizar los hechos, como estudiar
las teorías.
Los cambios sociales, políticos, económicos que se han presentado de manera vertiginosa en las
últimas décadas, también han sido acompañadas por cambios ambientales y climáticos, que llevan
a reflexionar sobre la idea de desarrollo y futuro. Reflexiones que han empezado a tener lugar en
la agenda pública a gran escala, desde el efecto multiplicador que tienen las redes sociales. Este es
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el caso de las manifestaciones emprendidas por Greta Thunberg, una niña sueca que por el año
2018 de manera solitaria comenzó a manifestarse frente al Parlamento de Suecia para solicitar al
gobierno de su país adhiriera al Acuerdo de París, a lo cual denomino «Huelga escolar por el
clima». Acto que se replicó por todo el mundo, desde la participación activa de adolescentes que
decidieron acompañar a Greta no asistiendo a clases los días viernes como forma de protesta, para
expresar su preocupación por las condiciones en las que recibirán el planeta, como herencia de
una generación que no se ha preguntado por el lugar donde vive.
Si bien es conocida la trayectoria de ONGs como Greenpeace, hasta ahora no tuvieron la

posibilidad de movilizar de esta manera a niños, niñas y adolescentes en un compromiso por la
defensa y cuidado del planeta. Puesto que la preocupación ya ha tocado de manera generacional,
también tiene sus repliegues regionales. Así es el caso de Jóvenes por el clima, como la expresión
en Argentina de esta incomodidad. Este movimiento representa una identidad que se construye
sobre el reconocimiento de la particularidad de la crisis climática en este país y en la región
latinoamericana, partiendo de la comprensión de que las problemáticas ambientales no son
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iguales a las del resto de los países que realizaron manifestaciones durante ese febrero de 2019
(Arcari, J., Catena, E., Cobian, N., y Rodríguez, M. 2021).
La vertiginosa velocidad de los cambios acontecidos en las últimas décadas, en el orden social,
político, económico son innegables, y como lo plantea Castells (2019) la globalización no es un
fenómeno que haya pasado y que se pueda negar. Pero necesitan ser reflexionados desde lo local.
En resumen, ubicarnos en el contexto sociocultural, político y

económico actual representa abordar un entramado de fenómenos que
configuran los diferentes ámbitos de nuestra vida. Como lo hemos abordado en
este Eje I “Introducción a los procesos que configuran los escenarios
educativos actuales”, conociendo que procesos mundiales como la
Globalización no solo significan la reconfiguración de relaciones económicas,
sino también políticas y culturales. Trasformando relaciones sociales,
comunicacionales y laborales. Presentando un escenario que se transforma de
manera permanente a una velocidad vertiginosa.
Fenómenos sociales que también se manifiestan en nuestro vinculo, como
habitantes de este planeta, establecemos el medio ambiente. Problematizando
sobre qué grado de influencia tiene esta dinámica mundial con la crisis climática
que enfrentamos, entre otras. Revisando que procesos culturales subyacen en
multifacética dinámica mundial y preguntarnos como esto se permea en los
procesos educativos.
Estamos llegando al Final, es hora de ingresar a la plataforma para realizar la

Autoevaluación correspondiente al Eje. ¡Éxitos!
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EJE 2: Emergencias sociales: Violencia, discriminación, pobreza, exclusión.

Los cambios socio-económicos, culturales e ideológicos que venimos describiendo constituyen el
telón de fondo a partir del cual pensar los vínculos y dinámicas que se entrelazan en las
propuestas educativas que realizamos.
Desarrollar este apartado implica revisar nuevamente las perspectivas teóricas, que intentan dar
un correlato de los procesos sociales. Ahora buscando leer sus conceptos desde el contraste con
las diversas realidades, reconociendo que es un análisis que nos encuentra dentro. Puesto que
excluirse y tratar el tema desde “afuera” supondría una mirada simplificadora.
Lo cierto es que muchas veces, la realidad que vivimos abruma desde el lugar que se la mire, y
como educadores no podemos soslayar el tema más aún cuando es parte de nuestra esencia, la
transmisión de la cultura.
En este apartado, nos adentramos específicamente en cómo estos procesos globales, económicos,
culturales han incidido en el entramado social. De qué manera genera nuevos códigos de
convivencia y vínculos sociales. En consonancia, preguntarnos cuáles son las decisiones u
omisiones en las que ha incurrido el Estado, desde sus políticas, para construir un tejido social que
permita las garantías de acceso a los derechos sociales, civiles y políticos.
Ya hemos abordado las características de la globalización, desde sus múltiples aspectos. Pero para
comprender lo emergente, como situación problemática desde un malestar social, implica
agudizar la mirada en las relecturas de la realidad. Por ello la necesidad de hacer referencia al
aspecto ideológico de este fenómeno global, como lo es el Neoliberalismo. Cuya principal premisa
consiste en la confianza en la autorregulación de la economía, exenta de controles políticos.
Escenario propicio para generar una fuerte aceleración de la concentración de la riqueza, con una
marcada profundización de brechas existentes entre los sectores más ricos de la población y los
más pobres. Violeta Núñez (2016) contribuirá al respecto diciendo “la lógica financiera es ciega
ante los efectos que produce: la creciente fragmentación del tejido social, (…). Está en juego en la
producción del tejido social, en la construcción cotidiana de una socialización cuya
conceptualización es aún problemática”.
En la Argentina, así como en el resto de Latinoamérica, a estos crecientes

extremos de pobreza y riqueza se suman la multiplicación de las
desigualdades entre las cada vez más extensas metrópolis, las pequeñas
ciudades y los pueblos rurales”. (Javier Auyero, 2019)
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La evidencia de que el tejido social está fragmentado, algunos autores y teóricos de los noventas
ya lo vienen advirtiendo estableciendo un eje de análisis con la metáfora de la “ciudad dual”
(Sarlo,2019; O’Donnell, 2011). Para explicar las distancias y desigualdades que de un lado y del
otro, llevan a revisar los múltiples fenómenos sociales como formas casi reaccionarias a estos
contrastes, donde el Estado se ha alejado o ha llegado tarde. Ampliándose las brechas de entre
otros fenómenos como lo es la desigualdad.
En este sentido, algunos interrogantes que orientarán el presente desarrollo son: ¿Por qué
referirnos a los problemas sociales? ¿Cuál es su relación con la educación? ¿Cuál es el lugar del
docente para su comprensión? ¿Qué alternativas se pueden construir para enfrentar los
problemas relacionados con la desigualdad social?
2.1 ¿Problemáticas o problemas? Desde dónde abordar/pensar las problemáticas sociales
En un contexto de crisis y de exclusión social, nuevas configuraciones políticas, culturales y

sociales exigen una nueva perspectiva de análisis y reflexión sobre las denominadas problemáticas
sociales.
Hablar sobre educación sexual, consumo problemático, problemas alimenticios, violencia, bullying
nos interpela como formadores. En el sentido que nos demanda trabajar desde la incertidumbre,
la contradicción, lo que no significa renunciar a enseñar, sino nos invita a resignificar qué es lo que
ésta demanda.
Muchas veces se han tratado estos temas con respuestas estereotipadas y unidimensionales, que
empobrecen sus posibilidades y nos llevan a subestimar su complejidad y multidimensionalidad,
creando una falsa certeza que nos aleja de pensarnos en una tarea que necesita fortalecer redes.
El planteo es abrir el juego y pensar desde la diversidad, reconocer las tramas que se entretejen en
cada una de las complejas realidades. Identificar las situaciones que se presentan en las
instituciones educativas, es también reconocerlas como reflejos de procesos y fenómenos sociales
de nuestra sociedad. Por ello es necesario que podamos configurar lo que comprendemos por
problemas y problemáticas.
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Pensar en problemas, es preguntar a quienes afecta y de qué manera, es por ello que definiremos
problema como lo menciona el diccionario “Proposición o dificultad de solución dudosa''. /
Conjunto de hechos o circunstancias que dificultan la consecución de algún fin.”
A esta definición la complementaremos desde una arista de gran importancia para la Pedagogía
Social, como lo es la posibilidad de plantear y configurar intervenciones socioeducativas, y su
relación con las políticas sociales.
Por ello, es menester pensar ya los problemas no desde la particularidad o la individualidad sino
más bien desde sus características como problemas sociales o problemáticas. A este respecto
Francisco Suarez (2016) dirá “La mayor parte de las políticas sociales surgen como opciones y
respuestas que pretenden resolver problemas sociales, estas opciones forman parte de un proceso
político más amplio con participación de actores que asumen posiciones frente a ellas, dando lugar
a un juego de apoyos, resistencias y negociaciones”.
Traducir los procesos sociales desde las situaciones emergentes, permite identificar las
problemáticas que rodean y atraviesan nuestras realidades de distintas maneras. Las
problemáticas sintetizan las relaciones que tenemos entre las personas, en un momento histórico
particular y el sistema de expectativas en relación a la resolución de los problemas que golpean
nuestra cotidianidad (Vallone, 2011).
Los aportes que hace Alfredo Carballeda (2008) al respecto vinculan las problemáticas sociales con
la expresión de cuestión social; es decir, como la tensión entre necesidades, derechos y la
diversidad de expectativas sociales en un momento histórico específico. Al respecto para entender
la complejidad de estas situaciones no basta con nuestra mirada y cercanía, sino entender nuestro
rol de docentes en conjunto con otras voces. Teniendo en cuenta características individuales,
institucionales, económicas, culturales, sociales y políticas.
Carbajal y Barrios (2018) presentan la idea de intervención social, como un conjunto de acciones
socio-pedagógicas que buscan impactar en la vida cotidiana. Con actividades que resalten la
participación ciudadana. Inscribiéndose a la la idea freudiana sobre la significatividad política que
tiene la educación, puesto que busca producir transformaciones o cambios en comportamientos
culturales, en situaciones de vida cotidiana con el propósito de brindar una mejor calidad de vida.
2.2: Situaciones de fronteras sociales: Pobreza, desempleo, vulnerabilidad social
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En el contexto que estamos describiendo y analizando, podemos pensar que los escenarios
sociales son diversos y complejos. Sumado a ello, debemos pensar esta relación dicotómica como
lo es la inclusión/ exclusión, de pensar dentro de o fuera de. Por ello Bustelo y Minujin (2002)
dirán que “el concepto de exclusión no es un concepto absoluto sino relativo en un doble sentido.
Por una parte constituye la contrapartida de la inclusión, es decir se está excluido de algo cuya
“posesión” implica un sentido de inclusión. Este algo puede significar una enorme diversidad de
situaciones o posesiones materiales, como trabajo, familia, educación, vivienda, afecto,
pertenencia comunitaria, etc. No se trata de un concepto dicotómico que divide individuos o
grupos en dos, existe una serie de situaciones intermedias entre ambos estados”.
Asistimos a un proceso caracterizado por el declive de las responsabilidades del Estado como
proveedor de recursos, al desmantelamiento de los bienes sociales y a la formación de un sujeto
excluido de sus posibilidades de reclamar por sus derechos.
En este marco es importante analizar las realidades reconociendo la complejidad y el significado
que encierran las categorías mencionadas, en términos de Zemelman (2021) las fronteras de la
pobreza como frontera social no se diluyen pero tampoco se instalan, no deben ser pensadas
como inabordables sino que permiten una grieta para pensar al otro desde otro lugar, de
reconocerlo como sujeto agente capaz de promover-se otra realidad, porque en el encuentro con
el “otro” es posible su alteración.
El propósito de este apartado es pensar en las desigualdades sociales en pos de reconocer las
diferencias culturales y reflexionar sobre las posibilidades de construir alternativas de cambio. Es
decir, se trata de generar el debate entre las diferentes ideas que interpretan la realidad actual.
En este sentido, retomando algunas cuestiones del apartado anterior, podemos decir que la
transformación que se produjo en la economía fue tal que ha transformado nuestras vidas, desde
los pequeños hábitos cotidianos hasta las configuraciones que han entramado socialmente. Así
como lo menciona Beck, U. (2018), el proceso de mundialización se manifiesta en lo local, en la
propia vida y en los símbolos locales.
La calidad de las relaciones sociales se construye sobre cimientos materiales, por lo que la mayor o
menor equidad en la distribución de recursos y oportunidades sigue siendo determinante. Sin
embargo, junto a las bases materiales relacionadas con la distribución inequitativa de recursos y
oportunidades, los modos en que nos relacionamos con los “otros”, los tratamos y los
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representamos tienen un lugar fundamental a la hora de explicar por qué la desigualdad es

socialmente aceptada, legitimada y naturalizada (Bayón y Saraví, 2019)
¿Qué se entiende por pobreza? La idea que subyace a la definición de pobreza refiere a la
imposibilidad de acceder satisfactoriamente a cubrir las necesidades básicas, esenciales; o
también privación de medios de vida. La “pobreza es la incapacidad de una persona para alcanzar
un mínimo nivel de vida, un umbral conocido como línea de pobreza”(Bracco, J., Gasparini, L., y
Tornarolli, L. ; 2019).
Continuamos profundizando la exploración de análisis sobre la situación contextual, con el fin de
expresar algunas ideas sobre estas conceptualizaciones. Sin pretender agotar el tema ni su
definición - ya que existen diversas perspectivas teóricas en debate-. Pero realizaremos algunas
consideraciones a fin de comprender la importancia de su tratamiento en el marco de la
formación de esta Diplomatura.
En términos de Patricia Redondo (2015) “…expresiones actuales de las ideas sobre los “pobres”,
“marginados” y “excluidos” se remontan a varios siglos, y se yuxtaponen a transformaciones
sustantivas –desde la conformación de la sociedad capitalista en adelante- que se han producido
en los modelos y en las prácticas sociales en relación con la miseria. Nos encontramos frente a un
nuevo panorama en el que existe un nuevo estatuto de marginalidad urbana, aunque, al mismo
tiempo, es necesario señalar la continuidad de algunas valoraciones en la reflexión sobre la
pobreza que se remontan a la ideología medieval. El “ambiente de miseria” condenado por la
sociedad; el estigma asociado a la inmoralidad, el miedo y las políticas caritativas y represivas”.
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Brevemente podemos decir que existe distinción entre “pobreza”, “marginalidad” y “exclusión”.
La primera se refiere a “un modo de organización social, a los procesos de estratificación social, al
estado y sus políticas” incluyendo además otras dimensiones como raza, género y edad. Pero más
allá de las diversas acepciones teóricas es necesario mirar lo más complejamente posible las
diferentes dimensiones para analizar los procesos de pauperización sin descuidar que nos
referimos a sujetos de derecho.
Algunos intelectuales referencian estas manifestaciones sociales como la visualización de procesos
más profundos. Que radican de las lógicas económicas que emergen del Neoliberalismo, como la
primacía del capital financiero sobre el capital productivo. El capitalismo financiero o accionario
constituye un nuevo régimen de acumulación de capital, de crecimiento, en el que las finanzas de
mercado desempeñan un papel central y cuyo núcleo duro lo constituye la creación de riqueza
financiera por parte de las empresas. Siendo devaluada la fuerza de trabajo, es decir, que “si el
capital desinvierte en fuerza de trabajo, se desentiende de la vida de los hombres, habrá un
contingente que sobra, y a los que sobran ya no los necesitará. Están, lisa y llanamente, de más,
constituyen el sobrante social”. ( Rodriguez Alzueta, 2018).
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En estas situaciones lo que se juega es la pelea por la inclusión y en esto se instala la competencia
con ese “otro”. ¿Cómo lo definimos? ¿Qué apreciaciones construimos en situaciones de
vulnerabilidad?
En ese sentido expresa Nun (2010) “… que hoy más que nunca adquiere singular relevancia el
tema de la marginalidad, ubicando esta problemática no en el plano económico sino en el plano
social y político, y señalando que los procesos de marginalidad y exclusión no son producto de la
naturaleza sino de la emergencia de relaciones de poder determinadas”.
Por último, cabe considerar una sutileza que expresa Duschatsky y Corea (2020) y es la diferencia
entre exclusión y expulsión social. La primera refiere a un estado, en cambio el concepto de
expulsión refiere a la relación entre ese estado y lo que lo hizo posible, esto es las condiciones que
tuvieron lugar, al proceso.
En este sentido, ante la amenaza de quedar desafiliado, desvinculado y ser desplazado, los sujetos
se movilizan para evitar esa situación. Esto es poner en juego estrategias que no les permita pasar
de pobres a excluidos y esta situación los conduce a por ejemplo aceptar trabajar en las peores
condiciones laborales.
En este sentido y como veníamos desarrollando las interacciones que construimos avalan formas
de estar con otros y en ello se cristaliza la construcción de una trama de relaciones que no es
exclusiva de la escuela sino de diversos contextos.
Esta trama de relaciones da cuenta de cómo percibimos y construimos formas de estar con otros.
Duschatzky (2020) expresa que “… el semejante no es una construcción espontánea que nace del
vínculo entre dos sujetos. El semejante es siempre igual a otro, ante y mediante un tercero. Es la
ley la que, a partir de instituir un principio de legalidad basado en la formulación de la igualdad,
habilita la construcción de un semejante. De aquí se deriva que si la ley no opera como principio de
interpelación, tampoco opera la percepción de su transgresión.”. Esta expresión instala la
problemática de la alteridad.
La percepción y el reconocimiento del semejante, del otro necesitan de una enunciación clara lo
que supone la construcción de un sistema compartido de normas y valores que regulen las
relaciones y que cree visibilidad del semejante. En esta trama los estudiantes constituyen su
subjetividad en ausencia de discursos que interpelan al “otro”, que lo reconozcan, que lo
designen; de allí que la pregunta por las particularidades en que ocurren los procesos de
socialización hoy no es menor.
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Entonces, podríamos mencionar que los factores que permiten definir a la convivencia, serían: las
normas comunes que regulen las relaciones, los valores, los propósitos de la actividad entre las
personas involucradas, el uso de determinados tiempos y la definición de espacios y recursos.
En ese escenario, las políticas sociales se orientaron cada vez más a “compensar” la situación de
los grupos afectados por el aumento de la pobreza y de la desocupación y por el debilitamiento de
los servicios sociales universales, emergentes en la reestructuración económica, la reversión en
las políticas públicas distributivas y la mayor desigualdad social.
A medida que el Estado redefine su papel, abandonando roles y responsabilidades, otros actores
cobran protagonismo en el campo de la política social, en especial las organizaciones de la
sociedad civil. Si bien las mismas colaboraron en el desarrollo de estrategias innovadoras de
abordaje a la problemática de los grupos sociales desfavorecidos, no están en condiciones de
garantizar el ejercicio pleno de los derechos sociales, papel que le corresponde cumplir al Estado,
a través de políticas redistributivas y mediante la formulación y el cumplimiento de normas. Ya sea
como consecuencia de la mencionada limitación de sus funciones sociales. Comienza a prevalecer
una lógica de implementación de políticas sociales acotadas y segmentadas que apuntan más a
paliar algunas de las consecuencias de la depravación material, cultural y simbólica de los grupos
vulnerables que a encarar los factores de la pobreza, particularmente los económicos.
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EJE 3: Escenarios contemporáneos en educación mirados desde la Pedagogía social
La educación se concibe como una práctica social, cultural y política, mediatizada por las
realidades socioeconómicas e históricas en las que se constituye como tal práctica. Ello le confiere
este grado de complejidad que intentamos acercar anteriormente, en el que emergen las
incertidumbres y las controversias dialécticas, con metas que no pueden ser aseguradas a priori ya
que no responden a esquemas cerrados, mecánicos, lineales o meramente procedimentales.
Con el tiempo la escuela se ha constituido, en la institución privilegiada de producción cultural y

de formación de subjetividades que producen concepciones sobre sí mismo -posibilidades,
limitaciones y sobre la relación con el mundo-.
Frente a tal legitimidad de las prácticas escolares, podemos arriesgarnos a extender también
nuestra idea de lo que significa la educación. La educación es un conjunto de prácticas que pueden
realizarse en diferentes instituciones y que se orientan hacia la promoción cultural, con efectos
sociales de los sujetos. Esa promoción tiene que ver con la posición de estos como sujetos de
derechos y deberes.
En este sentido la Pedagogía Social nos invita a replantear la incidencia que tiene la educación en
los diferentes procesos sociales, y permite también configurar desde esa amplitud las
posibilidades de pensarnos como educadores más allá de las configuraciones áulicas y escolares,
que podemos construir.
Aproximarnos al concepto de Pedagogía Social es revisar nuevamente la idea que hemos
construido sobre educación. Pensarlo como un proceso vital y continuo, que abarca y trasciende
todas las etapas de nuestras vidas.
A lo largo de este módulo hemos abordado los diferentes escenarios y situaciones que
condicionan nuestras prácticas, nuestros haceres, los diálogos que se pueden construir y las
resistencias que pueden presentarse. Porque revisar este planteo es reconocer la educación como
práctica socio política.
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Solemos utilizar la expresión Pedagogía Social para designar tanto a una ciencia o campo de
conocimiento como a una disciplina académica y / o materia de planes de estudio que se ubican
en el terreno de las ciencias sociales y, en concreto, de la educación. No obstante, algunos autores
utilizan este concepto para designar ciertas prácticas denominadas “pedagógico sociales” que,
supuestamente, harían referencia a ocupaciones, empleos e, incluso, a profesiones
socioeducativas.
El autor José García Molina (2012), presenta tres categorías que dividen el
campo pedagógico y educativo:
Campo científico, la pedagogía social asume el compromiso de
constituirse en la matriz disciplinar que integre saberes de diversas
disciplinas necesarias para las intervenciones socioeducativas.
Código Disciplinar, la pedagogía social como materia académica
incorporada a los planes de estudio.
La última categoría es el campo profesional, la educación social como
practica socioeducativa y como profesión.
Este posicionamiento nos exige realizar una lectura dialógica (por comunicativa), estructural (por
socio histórica), ideológica (por sociopolítica) y liberadora (por emancipatoria) de las condiciones
en las que se producen y reproducen los saberes. De este modo trabajar de forma dialéctica en la
reflexión de nuestras propias acciones, pues entendemos a la intervención social, desde este
marco, como un acto fundamentalmente político, personal y socialmente significativo.
La praxis social a la que se remite trata de configurarse integrando el conocimiento, el

pensamiento y la acción, a los que concibe como procesos mediadores en unas relaciones sujeto-
objeto sin rupturas artificiales o estratégicas: no sólo hay que “saber hacer” o “saber ser”, es
además es preciso “saberse” e “reconocerse” como protagonista.
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Obra del artista Mamani Mamani
3.1 Intervenciones socioeducativas regionales: Un campo de reflexión situada
Para acercarnos a la complejidad que representa comprender las realidades socio contextuales,
históricas, territoriales, rescatamos los aportes de Edgar Morin (2015), quien propone incluir una
mirada multidimensional, teniendo en cuenta características individuales, institucionales,
económicas, culturales, sociales y políticas.
Así como lo describe Zemelman (2017) en este contexto del capital globalizado, donde se
presentan algunos problemas que son importantes para tener en cuenta por parte del propio
sistema, los gobiernos latinoamericanos tienen que tomar muy en cuenta el problema. Como
anteriormente se mencionaba, de este escenario donde se está dando un desplazamiento de la
mano de obra, de los capitales, y a la vez hay otros fenómenos que acompañan el proceso de
concentración y desplazamiento de la mano de obra. Generando una multiplicidad de
emergencias sociales, sobre aquellas poblaciones que se encuentran al margen de tales dinámicas.
Por ello, el vínculo estrecho entre la cuestión social y la idea de intervención social. El
conocimiento acerca de la cuestión social en nuestra región puede dar cuenta de una serie de
elementos que no solo pueden ser útiles, sino también para explicarlas y entender por qué se
reproducen. Así acercarnos a formas de intervención en lo social que fundamentalmente logren la
visibilidad del Otro, construyendo formas de reencuentro (Carballeda, 2019).
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Por ello la necesidad de resignificar nuestras acciones, debiendo ampliar nuestra perspectiva no
solo como docentes sino también como educadores. Que contemple las implicancias de las
diferentes realidades concurrentes y recurrentes en nuestros entornos más cercanos. Para
identificar las particularidades y las posibilidades que nos otorga la Pedagogía social para
replantear la manera en que pensamos las problemáticas sociales. Desde una mirada más
esperanzadora.
En ese sentido, podemos relacionar las experiencias socioeducativas en clave Latinoamericana,

desde la Educación Popular. Considerando el movimiento que tomó notoriedad con Paulo Freire,
quien centró la idea de educación como una práctica social emancipadora. Proporcionando un
marco filosófico antropológico para la intervención sociocultural y educativa como los
instrumentos metodológicos apropiados para actualizarla. Sus ideas y sus acciones pedagógico-
políticas se gestaron en un ambiente de falta de libertades, como cosa que facilitó tanto su
aceptación como su rápida y generalizada difusión.
Las prácticas socioculturales propias de esta corriente son críticas, políticas y buscan generar
procesos consensuados de emancipación y autodeterminación en los grupos, comunidades y
territorios en los que se producen.
Educación o instrucción popular es un término referido a la educación dirigida a todos,

particularmente aquellos sectores marginados en la educación. La educación popular también es
una respuesta ante sistemas educativos sostenidos por el estado, por confesiones religiosas o de
carácter meramente privado y económico que ofrecen formación y educación a las élites sociales.
La educación popular y liberadora se caracteriza por ser un espacio de diálogo, encuentro y

reflexión. A través de la superación de la contradicción educador- educando, nadie educa a nadie,
sino que todos se auto educan y generan conocimiento popular y colectivo.
Pero también destacar la tradición que tiene Uruguay, en su trayectoria histórica por establecer un
campo de acción en el cual se reconozca la implicancia de la Pedagogía Social. Cuestión que tiene
larga tradición, iniciando a mediados del siglo XX, y que en la actualidad, desde el año 2011, la
formación de educadores sociales comparte espacios y convive en ámbitos institucionales junto
con la formación de maestros y profesores de educación media. En la Universidad de la República,
la formación en educación nunca ha tenido un espacio relevante y significativo, si bien ha habido
una inclusión formal de las Ciencias de la Educación desde los 80’ y una preocupación mayor
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desde 1992.De todas formas la Educación y Pedagogía Social tienen un lugar tan marginal como la
educación en su conjunto en los planes de enseñanza, investigación y extensión de la Universidad
de la República (Camors, J. 2016). Espacios de tensión que no han detenido la presencia de los
maestros comunitarios, quienes representan el accionar socio pedagógico, llegando a espacios y
territorios donde la escuela no puede hacerlo.
La teoría de la educación popular creada por Freire tiene los siguientes

puntos:
Crítica y dialéctica: transformar al sujeto a partir de un proceso de
educación contextual. Que el oprimido tenga las condiciones para
descubrirse y conquistarse reflexivamente, como sujetos de su propio
destino histórico.
Contexto: el hombre siempre es en relación a un contexto social.
Métodos: la utilización de los recursos orales fundamentalmente.
depende del marco de referencia que se utilice, la evaluación también será
contextual.
En esta línea de sumar experiencias, se puede compartir como desde la Pedagogía Social en
Colombia ha representado la oportunidad de multiplicar una pedagogía para la Paz. En el año
2016, se establecen y proyectan de una manera más clara las nuevas licenciaturas para la
enseñanza a grupos etáreos, poblaciones y proyectos de carácter especialmente no curricular, y
vinculadas a ámbitos, campos y enfoques de la Educación Social, que pueden tener énfasis. (
Serrano, Bautista y Soto, 2018).
Si bien se puede encontrar diferentes tipos de experiencias latinoamericanas en el campo de la
Pedagogía Social, y algunas con puntos de encuentro con la Educación Popular, todavía estamos
hablando de un campo epistemológico y empírico caracterizado por tensiones y roles
desdibujados aun. Los programas y propuestas de formación de educadores populares, como la de
pedagogos sociales y animadores socioculturales no surgen al margen de las dinámicas, tensiones,
que se generan entre las exigencias del estado y el mercado, las demandas de las organizaciones
sociales y las respuestas de las instituciones universitarias de latinoamérica. En estas
transacciones, los planteamientos teóricos, los enfoques y las opciones fundantes se traducen y
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resignifican al ser sometidos a normas o tradiciones disciplinares, como también dependiendo de

voluntades políticas (Ghiso, 2016).
En Argentina:
Gran parte de las experiencias de Pedagogía Social en Argentina, se encuentran vinculadas por un
lado a la institucionalización del espacio académico. Cuestión que también representa un estado
de tensión como condicionamiento común en la región. Las definiciones del campo de la
pedagogía social en la Argentina aún son incipientes. Por un lado, se componen de un
conjunto de experiencias donde se practican de manera alternativa propuestas que alteran las
realidades educativas sobre todo de exclusión y desigualdad. La mayoría de las veces, educadores
populares, militantes políticos y sociales, pueden ser reconocidos como inscriptos en el campo de
la pedagogía social aunque no se hayan formalmente desarrollado estrictamente en él (Redondo,
2014).
Una expresión de lo anteriormente expresado, es la experiencia en la Universidad Nacional de
Lomas de Zamora a través de la cátedra de Pedagogía Social de la licenciatura en Tratamiento
Penitenciario, buscando constituir el trato dentro actores involucrados dentro de los DDHH
(Scarfó, Breglia y López;2016) .
Así también es larga la trayectoria de la cátedra de Pedagogía social en la Universidad Nacional de
Salta, en la carrera de Ciencias de la Educación, teniendo expresiones en diferentes espacios de
acción en la ciudad de Salta.
Y por otro lado, también se debe hacer mención al trabajo en conjunto que se realiza en los
diferentes territorios con los movimientos sociales. Desde su raigambre socio- crítica la pedagogía
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social se vincula fuertemente con los espacios de educación popular, e intervenciones socio-
educativas.
Puesto que la Pedagogía Social debe ser planteada desde la intervención socio- territorial, en
constante diálogos de saberes con los diferentes actores sociales, instituciones, organismos,
etnias, y las expresiones culturales que se manifiesten.
Comprender este diálogo de saberes, permite agudizar la mirada en la elaboración de proyectos

socio-comunitarios, de formación, de actualización de “saber hacer”. Que sean adoptados por la
ciudadanía como inteligibles, cercanos y armonía con la revalorización de lo local.
Por tal motivo es fundamental que se construyan intervenciones desde esta mirada y en diálogo
constante con las reflexiones que nos proporciona la Educación Popular, en ese sentido se
adhiere a la concepción que comparte Jara Hollyday “ Educación Popular transformadora,
radicalmente democrática, constructora de protagonismo popular a través de procesos éticos-
políticos y pedagógicos (…) procesos y movimientos dirigidos intencionalmente a cambiar las
condiciones que producen las asimetrías en cualquiera de los ámbitos de las relaciones humanas”
(Lázaro, F; Alfieri, E y Santana, F, 2019;15).
3.2: Los desafíos de la educación desde la mirada de la Pedagogía Social
Teniendo en cuenta lo desarrollado en el presente módulo, algunas de las demandas que

pueden expresarse hasta el momento son:
✔La necesidad de extender las acciones educativas fuera del aula y de la escuela a fin de
pensar el lugar del sujeto desde una perspectiva compleja. Para Violeta Núñez nos vamos a “…
plantear a la Pedagogía Social como la disciplina pedagógica desde la que se trabaja (…) las
fronteras de exclusión e inclusión”.
✔“pensar sobre la noción de exclusión nos lleva a interrogarnos a cerca de la concepción que
tenemos de los social: si entendemos a la sociedad de hoy como un destino marcado o bien si la
entendemos como un momento donde las bifurcaciones son posibles”
✔Promover y posibilitar un análisis crítico – reflexivo de discursos y prácticas
discriminatorias, esto es habilitar los espacios para la crítica y la reflexión nos permitirá “imaginar
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y procurar” nuevas y mejores experiencias educativas frente a los sin sentidos que se construyen
en el contexto actual.
✔Reconocer a los sujetos como sujetos de derecho a fin de promover una “nueva actitud”
frente a la diversidad.
✔Problematizar la propia experiencia en relación a las representaciones y prejuicios que
permitan complejizar la mirada de las situaciones a fin de romper los límites de las configuraciones
naturalizadas. Lo que nos permitirá mediar entre los sujetos y la realidad que se le presenta.
✔Generar estrategias de inclusión supone generar acciones al acceso de la cultura, es
remover, repensar los factores que generan exclusión.
Finalmente, no dejamos de señalar la importancia de pensar el rol del educador desde estas
aproximaciones. Violeta Núñez se referirá a la formación del “Agente de la educación social”
aludiendo que el educador como representante de lo social, tiene la función de poner al alcance
del sujeto con el cual trabaja, recursos culturales que les posibiliten maneras novedosas de
articularse en la sociedad.
Para generar acciones educativas que mejoren las condiciones de los sujetos ya que enseñar
supone transmitir una cultura y ayudar a otros a ser parte de una tradición, de una historia y a
reconocerse en ella.
No es tarde para que esas personas accedan a un capital cultural del que han estado al margen
gran parte de sus vidas. La educación aquí es esto que desde el inicio hice referencia, es bregar
para moverse por utopías, es lograr que esta “intervención social” contribuya a mejorar el mundo,
ese mundo que a cada uno le rodea.
El reconocimiento de los escenarios sociales que permean sobre los procesos

educativos, deben ser entendidos desde el marco explicativo que la Pedagogía Social
nos posibilita, para continuar de esta manera con los próximos módulos que permitan
conocer las potencialidades de concebir las intervenciones socioeducativas y
comunitarias.
Por ello visualizar las experiencias en la región y en nuestro país, nos invita a configurar
el espectro de actuación sobre el que se diseña las intervenciones sociales. Pensándolas
también como respuestas de la Pedagogía Social a los desafíos que se presenta por
delante considerando los desafíos de la velocidad de los cambios presentan a la
educación.
CEDSa | 42
A modo de síntesis de este módulo, recapitulemos: los procesos educativos los pensamos desde un
abordaje de múltiples factores, que deben ser leídos y problematizados uno al lado del otro y no
como una instancia aislada. En ese sentido, se presentó la variabilidad de escenarios a los que nos
expone fenómenos tan profundos como lo es la globalización. Como el impacto que genera las
nuevas maneras de comunicarnos, la implicancia de acceder o no al mundo laboral, y bajo qué
condiciones, y como se legitima ciertas prácticas en pos del desarrollo y el progreso.
Cuestión que nos llevó a identificar de qué manera se manifiestan las problemáticas sociales que
impactan en la vida tanto privada como social de las personas. Esto desde los indicios que se nos
presentan en los diferentes procesos educativos, y que nos ubican frente a preguntas que
intentaran responder cual es nuestro rol como docentes.
Esto nos lleva a replantearnos y resignificar los escenarios educativos, como un entramado que no
puede ser pensado exclusivamente desde lo escolar. Habilitando a presentar “lo educativo”, como
un proceso vital y continuo que sufre permanentes condicionamientos, propios de nuestra esencia
de seres sociales y humanos.
Aquí es donde la Pedagogía social, prestará suma atención a estos procesos para reconocer esas
zonas de fronteras donde la realidad de muchas personas se ven avasalladas por la virulencia de los
cambios. Quedando en líneas muy cercanas a la marginación y exclusión. Para contribuir con
herramientas teóricas y metodológicas.
CEDSa | 43

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Actividad Guía Didáctica N° 1 de foro,

Actividad Guía Didáctica N° 2. Allí

Inicio de lectura del módulo. Eje 2

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educación, qué alternativas

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