Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Literatura mexicana
Esta obra fue escrita por los mayas del sur de México y Guatemala en el tiempo anterior a la
llegada de los españoles, se calcula que en el siglo XV. Los mayas hacían espectáculos
teatrales con cierto predominio del ademán sobre la palabra y estrechamente ligados a la
música. Esta afición de los mayas no desapareció tras la conquista, pues se siguieron
realizando estos dramas y algunos de ellos comenzaron a formar parte de las diversiones
públicas, y se repetían anualmente, el día del santo patrono, en la festividad de cada lugar
donde se conservaron esas tradiciones.
Fue el caso del Rabinal-Achí el cual se siguió representando por tres siglos después de la
conquista española, pasado de generación en generación por medio de la tradición oral, con
la característica de no ser adulterado como otras piezas del teatro maya, las cuales fueron
modificadas por los españoles por razón de lo obsceno e idolátrico de ellas.
El Rabinal-Achí dejó de representarse en el gobierno de Iturbide, debido a que faltó alguien
interesado en seguir estimulando estas representaciones teatrales tras el cambio de gobierno.
Treinta años después, el último depositario de esta tradicional oral, Bartolo Zis, recordó en su
vejez (con leves lagunas) todos los parlamentos y terminó de escribirlos el día 28 de octubre
de 1850. Seis años después y con aprobación de los naturales de la zona, el abate Carlos
Esteban Brasseur de Bourbourg hizo la traducción al francés.
A propósito de la procedencia del Rabinal-Achí, cuya autoría es de carácter anónimo, los
investigadores y críticos literarios teorizan acerca de su origen y si fue hecha por un habitante
de Cunén, Chahul, o sencillamente un yaqui; un extraño en Rabinal.
4. Datos relevantes de la obra
Esta obra es la única pieza dramática sobreviviente del teatro amerindio que no presenta
algún rasgo de la cultura europea, es decir, que no presenta características didácticas que
hubieran servido para una evangelización de los indígenas de la zona. Aunque el historiador
George Raynaud menciona que la obra como la conocemos se encuentra "truncada", ya que
en la traducción y transcripción se han perdido o modificado cualidades (esto por la
naturaleza de las traducciones) como por ejemplo los elementos religiosos de la obra. Esto se
debe, entre otras cosas, porque la obra había sobrevivido por medio de la tradición oral hasta
1850 que fue el año en el que fue finalmente registrada al por un anciano Bartolo Zis.
Francisco Monterde menciona que existen dos versiones del Rabinal Achí, la del anterior
mencionado George Raynaud y la de Brasseur Bourbourg (la más respaldada), ambos
franceses, aunque el argumento coincide en ambas versiones, existen discrepancias como por
ejemplo la concepción de la estructura de la obra y el sexo de los esclavos del lider de los
Rabinal, por mencionar algunas.
Un detalle interesante de analizar es el mismo nombre de la obra, cuando Brasseur fue cura
párroco del pueblo de San Pablo de Rabinal (pueblo de origen de la obra) dio con este drama
el cual era conocido por los indios como el baile del Tun, lo que significa en español, el baile
del tambor, sin embargo Brasseur le dio el título con el que es conocido, Rabinal Achí, que
podría entenderse como el varón de Rabinal. Curiosamente este título no corresponde al
argumento de la obra, ya que no es este personaje el protagonista (aunque es el guerrero
victorioso) sino que el asunto gira en torno al vencido, el Queché-Achi, esto porque el varón
de Rabinal no tiene diálogo alguno en el segundo acto mientras que el varón de los Queché es
el que habla y sigue participando. Por lo que el título en español podría ser algo como: el
vencido en Rabinal.
Otro rasgo que llama la atención, tanto de investigadores como de críticos literarios, es la
compasión y simpatía que se tiene por el vencido. No se sabe si el autor lo hizo por ser
compatriota del varón de los Queche o la finalidad de esto fue simplemente por simpatía
natural hacia el infortunado: aquel a quien la suerte ha vuelto las espaldas, y que, a pesar de
eso, no se doblega ante el infortunio. La nostalgia que produce la despedida del vencido hacia
su tierra natal y el elogio de los bienes perdidos, así como la sencillez de este hacia el final de
la obra, hace cuestionar acerca de las intenciones originales y mensajes que quiere dar este
drama.
En conclusión, es imposible no reconocer ni valorar esta obra por lo que representa: ser una
evidencia de la existencia del teatro anterior a la llegada española y ser un referente para las
obras posteriores, quedando inmortalizada como una obra maestra de la literatura
precolombina la cual permite al estudiante de literatura entender mejor la evolución del teatro
dramático en México. Como lo menciona Francisco Monterde, se teoriza que el teatro griego
antes de Esquilo era parecido a esta obra, por lo que nos queda preguntarnos cómo hubiera
evolucionado el teatro maya sin la alteración de los españoles y como este pudo haber
cambiado el panorama literario de las culturas americanas.
Fuentes:
De la Coordinación de Humanidades, U. P. E. (2014). Teatro indígena prehispánico.