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Heles Contreras
Conxita Lleó

Aproximación·a la

fonología generativa:

Principios teóricos y problemas

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EDITORIAL ANAGRAMA

BARCELONA

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Portada:
Julio Vivas

A'Beysie, a Lama y a Miguel

© Heles Contreras y Conxita LIeó, 1982


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© EDITORIAL ANAGRAMA, 1982

Calle de la Cruz, 44'

Barcelona-34

ISDN: 84-339-0803-0

Depósito Legal: B. 34667 - 1982

Prillted in ~pain
Gráfica.s Diamante, Zamora, 83, Barcelona-18
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INTRODUCCION

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El presente volumen es una introducción a I~ fonología generativa.


Dos décadas de intensa investigación sobre las propiedades formales dI.'
una fonología concebida corno parte de la competencia lingüística del ha­
blante han producido importantes resultados que, desafortunadamente,
!! quedan fuera dd alcance de muchos lectores híspanoparlantes. Con c~(a
contríbl:lcíón nos proponemos llenar en parte el vacío producido por la ca­
rencia de visiones de conjunto que presenten en castelhlllu los principios,
" i bien establecidos o controvertidos, que los fonólogos generativistas han ve­
proponiendo en los últimos mios.
':' Como toda introducción, este volumen se queda inevitablemente al,)
zaga de las últimas corrientes teóricas. No consideramos, por ejemplo, la
/alTa/agio ou!meglllC/1tol de Goldsmith (1976) ni la llamada/mlO/aglo mé/nol
!;:
.¡ Liberman y Prince (1977). Es de esperar que otros investí
t: futuro cercano a 1., .tarea de hacer llegar estas

las cuestione5 que surgen

otra, ilustrar los mismos

nicos. No interesa tanto presentar SolUCiones como

por lo tanto muchos de los análisis ofrecidos' son

Creemos que se puede facilitar el), gran medida la asimilacíón de las


¡- cuestiones teóricas planteadas aquí por medio del análisis de datos lingüíst 1­
cos reales, y es por eso que hemos incluido ~n la mayoríll de los capítult1s
problemas que el lector o lectora' puede utilizar para comprobar su como
prensión dd texto,
El primer capítulo contiene una breve introducción a la fonética; tanl"
desde d punto de vista articulatorio tradicional como dentro del, modl,I"

ir:!!
~",.¡ ,,+>fj'~ilil\~::';

binario de Jak~b~¿n, modificado posteriormente por Chomsky y llalle. La CAPITULO UNO


brevedad de este capítulo obedece al hecho de que existen fuentes en caste­
llano que presentan adecuadamente esta información. Para la fonética arti· LOS RASGOS FONETICOS
c~llatoria tmdicional, contamos con el manual clásico de Navarro Tómús
(1957). La .teoría de Jakobson está. explicada con insuperable ,lucidez por
Alarcos (l9¡)5l, y la modificación de Chomsky y Halle en los trabajos de
Harris '0971 y 1975b).
El capítulo dos explica la relación de la fonología con el resto de la
gramátiCa y las convenciones formales que se emplean en la formulación de
la~ reglas fonológicas.
En el capítulo tres presentamos el problema de la representación léxica y
'f los diversos mecanismos ql;e se han propuesto para expre~ar las restriccio­
, nes tanto en las secuencias de fonemas como en la coexistencia de rasgos
de un mismo fonema.
El capítulo cuatro ilustra el tratamiento gener~tivó de los rasgos prosódi­
cos del acento y el tono,
El capítulo cinco trata de ·la relación entre los niveles de representaciÓn l. INTRODUCcJON "

subyacente y fonético, con especial atención al grado de abstración del ni­


. ve! subyact;nie y al tipo argumentación en que se basan las propuestas de
LlI pronunciación de la consonanteÍnicial de bote es dIstinta en los dos
representacioúes abstractas. sintagmas siguientes:
(1) un bote
En el capítulo ~eis discutimos las convenciones 'que rigen la aplicación de
las reglas fonológicas, en especial el problema de la ordenación y los posi­ (2) ese bote
En el primer ejemplo, hay contacto entre el labio inferior y el superior,
ble~ principios generales que'la determinan. , '
mientras que en el segundo hay sólo acercamiento. En términos técnicos, la
El capítulo siete trata de la naturalidad relativa de los fonemas, sistemas
fonológicos y reglas, y (as p~sibles convenciones formales que permiten ex­
b es una oclusiva, y la segunda es una fricativa o continua. Del
mismo modo, la consonante inicial de daio varíá el1 los dos sintagmas si­
presarla.
En el capítulo ocho presentamos una breve díscusi(lli de la interrelación guientes:
, (3) un dato
entre la fonología y la sintaxis.
, Finalmente, el capítulo nueve explica el tratamiento de las exCt:pciones ese dato
dentro de la fonología generativa. . y también la consonante inicial de' gato en sintagmas como éstos:
I
Creemos que se ,puede utilizar este volumen con provecho tanto indivi· (5) un galO '

¡lmente como en el contexto de un curso académico, ya que contiene ese gato

Describir cada uno de estos tres casos aisladamente sería cerrar ojos a
tanto los elementos más básicos como (as cuestiones más debatidas de la
. fonología generativa, ' una generalización obvia .
Agradecemos'los valiosísimos comentarios de James W, Harris, quien ha , Atendiendo por el momento sólo a la alternancia entre lb1 oclusiva y
fricativa, [d] oclusiva y [ti] fricativa, y {gl oclusiva y lid fricativa, podelamos
léído el manuscrito en su totalidad. La responsabilidad de los errores, no
erradicados 'es, por supuesto, exclusivamente nuestra. 'decir que hay ciertas comliciones bajo las cuaJe~ una oclusiva se hace frica­
tiva, Esta generalización resulta inadecuada, sin embargo, como se ve al
considerar que en contextos idénticos a los de los ejemplos (1) - (6), las

• El sislcmade transcripción fonética que usamos no corresponde ni al Alfabeto Fo'nélico


lmernacional ni a la práctica común de los fonólogos de habla hispana, sino que se basa en las
convenciones más generaliz~das entre los fonólogos estructural;s!as y generatívistas norteamerí­
canos, Creemos que esln selección de simbolos fonéticos puede.facilitar la lectura de ~rtkulos y
monografías hasados en el modelq generalivísta, El apéndice ilustra el valor de todos los sim·
bolos UI ilizados,

10 JJ
i ;1
I oclusivas [p], [1] Y [k] no muestran alternancia alguna, sino que se pronun-'
cian siempre como oclusivas:

1'"

ría de los lingüistas concuerdan en que por debajo de lo que puede dar la
impresión de constituir tina' variedad potencial infinita, hay un invent;l rio .
un pato, ese pato
subyacente limitado y, de hecho, no muy numeroso de rasgos fonéticos ele­
(8) un tango, ese tango mentales.
(9)'un caso, ese caso
En vez de decir que las oclusiva¿ se hacen fricativas en ciertos contextos, .
habrá que decir entonces que las oclusivas sonoras (b, d, g) experimentan 2. LA FONJ':TlCA ARTICULATORIA
. este cambio.
Es significativo qúe los sonidos que participan en esta alternancia tengan Tradicionalmente, los sonidos del lengua'je se dividen en COl/50llalllr\ v
,ciertos rasgos fonéticos en comÚn, ,es decir, sean una clase na/ural 1 de soni­ vocoleJ, y cada una de estas clases se caracteriza 'por medio de rasgos di~1 in­
dos, ya que no hay ninguna necesidad lógica de que esto Sea así. Bien podría tos,
ser que en español las oclusivas lb], [t]; [g] mostraran la alternancia en
cuestión, pero no las oclusivas [p], [d], [k1. Si as~ fuera, la regla pertinente
' no podría ser tan gel.leral, sino que habría que decir que ' 2, 1. LaJ comOllollleJ
f al las oclusivas sonoras no dentales (b, g) s~ hacen fricativas en ciertos 1
contextos, y " 2.1. \. Hasgos prim~rios
b) la oclusiva dental sorda (t) se hace fricativa en esos mismos contex­ Las consonantes se describen de acuerdo a 90S criteri~s básicos:'
tos. al punto de arliculación; b) modo de articulación.
Si bien es cíe.rto que reglas de este tipo no son del todo' imposibles, su Según el punto de articulación, una consonante puede ser bilabial (p, b,
existencia es extremadamente rara. y' es más rara aún la 'aparición de una. labimlelllal (r, v), dentar (t, d, en castellano), alveolar (n, 1), palatal !In
regla qu.e someta un grupo totalmente dispar, por ejemplo, [p J, [a], [r], a un consonante inicial de,choza), velar (k, gl, uvular (la r del dialecto de presti­
proceso común. 2 gio del francés), faríngea (la consonante inicial de [¡"alla?] «inmediatamente»
Consideremos ahora' el contexto en que se da la alternancia que nos en árabe), o glotal (la h del inglés). ' , I ,

OculJa. En lo~ sintagmas (2), (4) y (6), donde aparecen las fricativas, el con­ Según el modo de articulación, las consonantes plÍeden ser oclusivas ip,
texto inmediato se puede describir como intervocálico, mientras que en las m), fricativas (f, s), africadas (la consonante inicial de choza), vibrantes (sim.
frases (P., (3) y (5); en que aparecen las oclusivas, e! sonido precedente es pies como la consonante media de caro, o múltiples como la de carro) o
semiconsonantes (como el segu~.do s;nido de suave).
Es. significativo, de' nuevo,que estos contextos puedan ser caracterizados Sí la cavidad nasal participa en la articulación, la consonante es nasa I (111,
en términos bastante generales, y que un contexto dado condicione el n); de otro modo es oral. Si el aire pasa por el centro de la cavidad oral, la
mismo cambio para las diversas consonantes sujetas a la regla en cuestión. consonante es central; de otro modo es lateral (ll.
La situación seria mucho más compleja si, por ejemplo, [b] se hiciera frica­ En el, caso de las consonantes art iculadas con la punta de la lengua. si
tiva sólo entre vocales, [d] sólo después de nasal, y [g] sólo desp,ués de una ésta se curva hacia arriba, la consonante es retrofleja (por ejemplo, la r del
fricativa. Si alguien nos informara sobre una lengua que procediera de este inglés norteamericano); de otro modo, la consonante e,s no retrofleja.
ti
'tendríamos sobrada razón para dudar de la veracidad de la informa­ Otro aspecto del modo de articulación es el tipo y dirección de la co­
lIII ción. rriente de aire responsable de la producción del sonido. Aunque la ma\'oría
Las reglas fonológicas actúan, p~r lo genera,l, sobre clases naturales, es',
.,. ., clases de sonidos definibles en términos de rasgos fonéticos comunes.
de los sonidos del lenguaje se producen con una corriente pulmonar cgrc- .
siva, existen también otros mecanismos: '
ti "~ Para' el fonólogo, este hecho implica un análisis dé los sonidos del len· a) corriente giotal egresíva, producida por compresión del aire en la ca­
"

11
guaje en términos de propiedades fonéticas elementales. Aunque cierta, es­
cuelas lingüísticas han proClamado que las lenguas pueden diferir entre sIen
un número ilimitado de rasgos (véase, por ejemplo, Boas 1911: 1~), la mayo-
vidad faríngea como resultado de la .elevación de la glotis cerrada mient ras
se m¡mtíéne una oclusión en la cavidad oral. Este es el mecanislño que Gl­
racteriza las llamadas consonantes glotaliiadas de! quechua y de muchas
lenguas indígenas de Norteamérica.

....

Uln
l. Sobre 13 noción de daJC I/atural véase más abajo, capítulo siete § 2.

. 2. Véase el capítulo siele. e~pecialmente § 4.2, donde nos rererimos a eSle problema de 1.
naturalidad de 1a'L reglas. •
i! .
,
b)corriente glotal ingresiva, producida por un descenso de la glotí, en
vibración que, en conjunción con una oclusión' oral, resulta en menor prt"·
sión dentro de la cavidad buco-faríngea que fuera de ella, lo que explic¡ q11e

..
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12
l'

1)
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la corriente sea íngresiva. Este mecanismo caracteriza las llamadas conso­ lengua. Por ejemplo, en tamazight, lengua berberisca, hay· c~ntraste entre
nantes implosivas de algunas lenguas africanas, por ejemplo, la consonante [zum] «son gordos», con una consonante inicial simple, [z 'um)] «hicie­
inicial de [6;1ni] «maldición» en sindhi. . ron un peregrinaje», con una consonante inicial faringalizada.
c) corriente velar ingresiva, producida por una menor presión dentro de Finalmente, hay que mencionar sonidos con dos articulaciones simultá­
la cavidad oral, lograda por la retracción y descenso de la lengua mientras se neas, sin que ninguna tenga primacía. El ejemplo más común de este fenó­
mantiene una.·oclusión velar y otra. anterior. Este mecanismo caracteriza los meno es el de las semiconsonantes labiove1ares, como la [w]. En algunas i
llamados elics de algunas lenguas africanas, por l.
lenguas africanas occidentales existen oclusivas labiovelal'es, por ejemplo !
[Iala] «trepar» en zulú (el símbolo 1 representa un [akpa] (,puente», [agbil] «mandíbula;, en margi.
el modo de articulación depende de la posición de las cuer­
das vocales. Si éstas están separadas y dejan escapar el aire libremente, se
prodúce un sonido sordo (por ejemplo, p, t, s). En cambio, si las cuerdas 2.2. Las vocales
están juntas y vibra,? en todll su extensión .al paso del aire; se pl"Oduce un
sonido sonoro (por ejemplo, d, n, g). Si vibra sólo una parle de las .cllerdns 2.2.1. Rasgos primarios
vocales mientras los ari.tenoides se mantienen juntos, se .produce un sonido Según la posición de la lengua, las vocales pued~n ser: a) cerradas 0,

laringalizado. En margi, una lengua de la familia africana chadic, hay conso­ medias (e, o) o abiertas (a); b) anteriores 0, e), centrales (a) o posteriores

nantes laringalizadils que contrastan con las normales, por ejemplo, o). Grados intermedios de abertura son los de la vocal del inglés bit «pe­

"duro» vs. [bábál] «éspacio abierto». vocal semicerrada, y de be! (,apostar», vocal media abierta,

Finalmente, en el caso de las llamadas consonantes aspiradas sonoraS del Según la tensión muscular, las vocales pueden s~r tensaS (como la del

índico, por ejemplo, la consonante inicial de bhar (carga» en guiarati, la ~;: inglés beat «golpean,) o/lajas (como la del inglés bit «peda:;::o»).

po~icióri de las cuerdas vocalés vibración al mismo tíempo que los ;~, Según la posición de los labios, las vocales pueden ser redf}ndeadas

·itenoides están separados. El sonido producido de este modo es una espe­ (como o, u) o no redondeadas (como i, e, a).

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2.2:2. Rasgos secundarios
b ','
Normalmente las vocales son orales, pero las hay también nasa/es, como
2.1.2. Rasgos secundarios. ¡:,
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las del francés bon "bueno» y blane «blanco». Como 10 indica el
'i
.Además de los rasgos mencionados en la. seCClon precedente, existen .u¡1a vocal es nasal si en su articulación participa la cavidad
otros secundarios, que describiremos a continuación. :
j,~.
.. En cuanto a la función de las cuerdas vocales, las vocales son normal­
I•
~,
l'

Una consonante es aspirada si la articulación propia de la consonante es mente JOI/oras, pero en algunas lenguas hay variantes contéxtuales sordas,

seguida por un ¡1)Omento en que el aire escapa bruscamente. Por ejemplo, la por ejemplo, la segunda vocal del japonés [asita] «mañana». f

consonante inicial del inglés péll «pluma» es aspirada, pero la inicial del En contacto con una consonante retroflej;, la vocal pllede hacerse tam­ I

castellano.plumá no lo es. bién retro/leja, como la del inglés norteamericano ear «automóvil».

Una consonante es,g/o!aíizada si la oclusión principal va acompañada de .:]


Para la mayoría de las lengud¿. el contraste binario ent~e vocales redon­

una· oclusión glotal. En quechua, por ejemplo, la· consonante inicial de t deadas y no redondeadas basta como clasificación referente a la posición de I¡

«pan» es glotalizada, mientras que la de [tataJ «padre" no lo es. los labios. En sueco, sin embargo. el redondeamiento de los'labios contrasta
Una consonante es labializar/a si se pronuncia ~on los tIbios redondea­ con la compresión labial, por ejemplo [vü:J «vista» con una vocal redon­ I
dos, por ejemplo, la consonante inicial de ctlen!o y la de !tlesto. . deada, vs. [hli:s] «casa», con luna vocal pronunciada con
Una Consonante es pallltalizada si su' articulación va acompañada de la Hay que distinguir también entre vocales puras, en que la posición de ios
posición de la lengua que se requiere para la articulación de [y], por eíem­ organos de articulación es relativamente estable (por ejemplo, las v~cales del
plo, la cbnsonante inicial de quiero (especialmente, en la pronunciación chi- . Y'vocales diptongadas, en que la articulación se desrl~za desde la

lena). .
posición de una vocal a la de una semivocal (por ejemplo, las vocales del

La velarización resulta de la e1e~acíón de la parte posterior de la lengua inglés beat ('golpear», bait «carnada», boot «bota», boat ,<bote»).

con la articulación de .ul1a consonante. En inglés, la 1 final Finalmente, el fenómeno d~ la laringallzación que citamos en relación

de sílaba y la 1 silábica son velarizadas. Así, mea/ «comicla».contrasta con el con las consonarúes puede afectar también a las vocales. Por ejemplo, en

ya que ,en espaI10l lá 1 no se velariza. lango, lengua de la familia nilótica, [lee1 «animal» c9ntrasta con [lt~] «ha­

La /aringa/ización resulta de la retracción de la parte posterior de la cha;" esta última con v~cales laringalizadas.

14 15
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'1 2.3. Los rasgos prosódicos sábana, el acento recae sobre la primera sílaba, mientras que en saba/ta sobre
I1 la segunda, y en pagaré en la última sílaba .
. La especificación fonética requiere, además de los rasgos que caracteri­ En una palabra como lestamento, el acento principal recae sobre la pe­
zana los sonidos individuales, o' rasgos segmentales, mención de ciertos núltima sílaba, pero hay además un acento secundario sobr.e la sílaba inirial.
rasgos que afectan a o están determinados por una secuencia de sonidos: Si examinamos unidades más largas que la palabra, por ejemplo un sinta~nla
Estos son los llamados rasgos prosódicos o suprasegmentales. como testamento falso, podemos distinguir aun más grados de acclllO:
Eri primer lugar, hay que determinar la función del sonido con respecto acento primario sobre la primera sílaba de falso; secundario sobre la pCIIIII­
a la sílaba, Toda sílaba consta dI': un núcleo, por ejemplo la vocal en cal, y tima sílaba de testamento, y acento débil sobre las demás silabas de amhas
puede incluir además elementos prenucleares y poslnucleares. Ambos 'se dan palabras, "
en cal, mientras que en al hay sólo pos/núcleo, en de sólo prenúcleo, y en a ni La distribución de los acentos en la frase es siempre predecible sobre la
, .. pre- ni post núcleo. base de la estructura sintáctica de la un'idad en cuestión más [a ubicación del
Típicámente, las vocales funcionan como núcleo y las consonantes como «[oco" informativo, Así, en el ejemplo anterior, tratándose de un sintagma
pre- y postnúcleo, pero hay casos en que una vocal puede no ser núcleo, por nominal, la distribución de los acentos es como la describimos, suponiendo
ejemplo la segunda vocal de haile., y casos en que una éonsonante puede un uso normal, no contrastivo, Pero tambi~n podría sér I~Jt(/mJnto jilso (en
funcionar corrio núcleo silábico, por ejemplo la' última consonante de! inglés que e1I indica el acento primario), sí la frase se da en un contexto en que el
bulloll "botón», Se dice, entonces, que la segunda vocal' de baile es no silá­ "foco» de la información deba ser sólo testamento, por ejemplo como res­
y se la -representa UJ, y que la última consonante de bUllO/1 es silábica, y puesta a [a pregunta: ¿Dljúte mO/lUme/lto falso? En cambio, en un sintagma
se la represent-a [r,l). . ' verbal como «testamento» dije, e! acento primario debe caer sobre la
El núcleo silábico puede presentar contrastes tonales. Así, en chino tima' sílaba de teslamento, ya que en esta construcción e! foco no puede
mandarín, las ~uatr0 formas siguientes tienen distintos significados: ma incluir nada más que teJtammto,
«madre» (tono alto sostenido), má «cáñamo» (tono ascendente), m3 «caba­ La posibilidad de predecir mediante reglas la distribución de los ,acentos
llo» (tono descendente-ascendente), ma «reprender» (tono descendente), dentro de la palabra varía de una lengua a otra, En· francés, una regla
En .lenguas no tonales, el tono es un componente de la el/tul/adól/, que general predice la colocación del acento léxico: acentúese la' última sílaba
afecta el grupo fóneticó total, y que por lo común presenta tres posibilida­ la palabra, En castellano, las reglas son distintas para los verbos y para las
des: entonación suspensiva, ascendente y descendente, La interpretación formas no verbales, Para estas últimas, la regla parece ser: acentúese la pe­
semántica de estos tipos de entonación --'Counciado incompleto, interroga­ núltima sílaba si la palabra termina en vocal, y la última si termina en COI1­
. ción y entonación «normal» o no marcada, respectivamente- parece ser sonante_ Sin embargo, todavía queda una quinta parte del léxico que 11(1 se
universal. ajusta a la regla y que hay que marcar. de algún modo como excep(Í,ín:
Otro factor prosódico es la duración, En estoniano se dan tres grados de palabras como tabú, cárce!, espíritu, análisis, etC,
duración. Así, las vocales de lisa] «padre» son cortas, la primera vocal de
[vce:rá].«incorrecto (genitivo)>> es larga, y la de [vce::r] «incorrecto (nomi­
nativo)" es aún más larga. Sise usa la mora como medida de duración,
habrá que decir que estas vocales tienen duración de una, dos y tres moras 3, Los RASGOS DISTINTIVOS DE]AKOBSON
respectivamente,
La duración pued~ afectar. tanto.a las consonan,tes como ~ las vocales: En La clasificación articulatoria de los sonidos del lenguaje no ofrecelílllí!t~S
italiano, por ejemplo,Jallo «hecho», con una oclusiva larga, contrasta con. daros, El descubrimiento de una nueva lengua puede muy bien comportar
fato «destino», con una oclusiva corta, Es común analizar las consonantes [a hipotetización de nuevos rasgos fonéticos. Roman ]akobson, en ,un Wl­
largas como geminadas, es decir, consonantes dobles. Este ariáli5is también tado conjunto con G. Fant y M, Halle (1963) ha propuesto, por otra parle,
. se puede aplicar a las vocales largas, pero su ádecuacióndepende de los hechos una teoría de rasgos distintivos, defl!lidos tanto articulatoria como acústica­
particulares de la lengua en' cuestión, Así, si sobre una voca·1 larga existe mente, según la cual todos los rasgos de las lenguas de! mundo, menos IllS
variación tonal, parece adecuado analiiarla como una geminada; si, por el prosódicos, se reducen a trece propiedades binarias, que examinamos a
co'mrarío, la ,vocal se comporta en todo como una vocal simple, resulta más continuación:
adecuadó analizarla como una sola vocal con el rasgo distintivo .de longitud,
Finalmente, hay que considerar el factor prosódico del acento, según el 1) Consonántico/no consonántico
cual ciertos elementQs nucleares son más prominente.s que otros. Así, en Acústica'lllcnte, un sonido consonántico tiene meoor energía total que

16 17
~.
:l!l
uno no c6nSo~ántico;' de~de el punto de vista articulatorio: un sonido con­ :1 agrupación de vocales, líquidas y nasales no es una peculiaridad exclusiva
j
sonántico se distingue por la presencia de una obstrucción en el conducto :l' seda con bastante frecu~ncia, podremos argumentar que
vocaL la teoría de Jakobson es defectuosa Y. que ha de ser· reemplazada .por otra
Consonánticas son las consonantes propiamente tales, incluyendo las lf­ que permita agrupar estos sonidos de manera más simple. Este es, en efecto,
qüidas, pero excluyendo las semivocales, las semiconsonantes y las glotales, uno de los varios aS¡Jectos en que la teoría de Chomsky y Halle (1968), que
No consonánticas son estas últimas y las vocales. . presentaremos más adelante, difiere de la de J akobson,
. "

. Los tres rasgos siguientes corresponden al punto de articulación en las


2) Vocálico/no vocálico consonantes y A la posición de la lengua en las vocales.
Acústicamente, un sonido es vocálico si tiene formantes bien definidos;
desde el punto de vista articulatorio, un sonido es vocálico si la excitación 3) Grave/agudo
primaria o única ocurre en la glotis y el conducto vocal está libre de obs­ Acústicamente, un sonido es grave si SU energía está. concentrada en las
"(,
"trucción. frecuencias bajas; desde el punto de vista articulatorio, los sonidos graves se
Vocálicas son las vocales y las líquidas. No vocálicas son las con.sonilfites articulan en la periferia, es decir; en la parte anterior o en la parte posterior
no de la cavidad oraL Así, las conSonantes Jabiales y velares son graves,
Estos' dos primeros rasgos definen cuatro clases de sonidos, de la si­ tras que las dentales, alveolares y pala tales son agudas. Entre las vocales, las
guiente manera: posteriores son: graves, mientras que las anteriores son agudas; las'centndes
suelen clasificarse preferentemente como graves. "
(1) Consonantes Vocales Líquidas Semivocales,. El lector puede comprobar la diferencia entre una consonante grave
propiamente semiconsonantes una aguda como [r], pronunciando ambas aisladamente sin
tales y glotales de ninguna vocal. Las frecuencias de la. primera son mucho
más bajas que las de la segunda.
-+ Asimismo, se puede comprobar el carácter grave de una vo'cal como [u]
Consonántico +
[rente al agudo de [i] pronunciando ambas vocales en susurro, sin vibración
Vocálico - + +
de las cuerdas vocales. De nuevo, el primer sonido es bajo, grave, y el se­
.gundo agudo.
Ejemplos: El siguiente cuadro ilustra la aplicación del rasgo grave/agudo:
p, m a, i 1, r w, h
(2) P t e k e a o u

Además, esta clasificación permite especificar otras clases de sonidos: Grave +--+ +++

por ejemplo, la clase de consonantes propiamente tales y de liquidas queda


definida por el rasgo [+consonántico], la de consonantes propiamente tales Aunque los rasgos jakobsonianos son binarios, su aplicación es relativa,
más semivocales, semiconsonantes y glotales, por el rasgo {-vocálico], la de ~s decir, un Sonido puede ser clasificado de una manera en una lengua y de
vócales y líquidas por el rasgo [+vocálicol, y la de vocales más ~emivocales, manera diferente en otra, según el sistema de que forme parte. El carácter
,semiconsonantes y glotales por el rasgo ·[-consonán.tico]. Haciendo uso de relativo del rasgo de gravedad se puede apreciar, por ejemplo, comparando
una convención que definiremos en el capítulo siguiente, es también posible la clasificáción dada más arriba con el sistema consonántico del quechua, en
definir otras cláses. que hay ulla oclusiva uvular que contrasta con la oclusiva velar. Como en
La validez de" las clases definidas por este sistema depende de si ellas términos relativos un sonido uvular es más grave que uno velar, en un sis­
funcionan o no cofuo clases en relación con las reglas fonológicas de la's tema como el del quechua, el primero se clasifica como grave y el último
del mundo. Así. por ejemplo. en inglés, las líquidas 1 y r funcionan como agudo:
. como núcleos silábicos, es decir, adoptan la función característica de las
vócales, en palabras como ladle «cucharón» y wrÍler «escritof». Parece justi­ (3) p ek q
ficarse, entonces, b clase de elementos [+vocálico] que agrupa a ~ocales y Grave' + +
"líquidas. Sin embargo, también las nasales pueden ser silábicas en inglés:
por ejemplo, la nasal final de buttol1 «botón». Pero el sistema de Jakobson La relación establecida por este rasgo entre consonantes labiales y vela­
no permite agrupar las na~alcs con las vocales y líquidas sino por medio de res (o uvulares cOIPO en el caso del quechua) se ve corroborada,. por ej~m­
.la clase disyuntiva {[+vocálico] o [+nasa1.]}. Si J>odemos mostrar que esta plo, en la fonología diacrónica del rumano, en que las velares del latín se

18 19

11
han hecho labiales: lat.lil1Jl.uo, rumo limbo; lat. lacte, rumo lopte. Para la (5)
fonética articulatoria, este cambio de sonidos carece de explicación. ,~ 2000 cps'l-
Por otra parte, la relación que establece el rasgo de gravedad entre cier­ u
e ­
tas con~Qllantes y ciertas vocales está reflejada en el siguiente fenómeno del
. maxakalí, lengua indígena del Brasil:
Las palabras. que términan en oclusiva agregan una 'vocal al final y eliden
facultativamente la oclusiva. Después de [p], se agrega [o]; después de [k],
15 1000 CPSj ..
.r.t~ 200 cps. _ . -
.....-­

- _
{w I (vocal cerrada posterior no redondeada); después de [e], ti]; después de e a o ti
[a]. Nótese que las consonantes graves [pI y [k] agregan vocales graves, y
consonantes agudas [tI y [c] agregan vocales agudas (la vocal [a] funciona En dte tipo de representación gráfica de la composición armónica (k los
como aguda en esta lengua). sonidos, las dos barras que representan cada sonido son los llamados
Dentro de la teoría articulatoria tradicional no hay explicación para este mO!1tes, las áreas en que hay mayor concentración de energía. El prílller
fenómeno de asimilación. La teoría de Jakobson, por Otra parte, gracias a la forlnante, el inferior, es relativamente bajo para las vocales ti] y [u], un poco
inclusión del rasgo de gravedad,¿ proporciona un principio explic.ativo. 1 . más alto para {e] y [o], y más alto para [a], lo cual indica que corresponde, .
en la articulación, a la mayor o men9r abertura de la cavidad oral: él
4) Difuso/no difuso (ormante es más alto cuanto may,or la abertura. Esto puede
Acústicamente, un sonido es difuso si su energía se si¡úa hacia las ZQlhlS por medio del siguiente experimento:
extremas' del espectro. Desde el punto de vista articulatorio, un sonido es Disp0nganse la lengua y los labios en la posición de uria vocál de{('lIui­
difuso si la cavidad que queda por delante de la obstrucción (en las conso­ nada·. Luego, sin emitir la vocal, pero manteniendo la pósición que se 'rcque­
nantes), o del estrechamiento (en las vocales) es menor que la qué queda por riría para su articulación, golpéese la laringe (es decir, la llamada «nuez de
detrás, Adáll») con un dedo. La diferencia de frecuencia que se percibe para las
Para las consonantes, esto significa que las labiales, dentales y alveolares distintas vocales corresponderá aproximadamente a la posición del primer
sOn difusas, y las demás no .difusas. En cuanto a las vocales, las cerradas son formallte en el cuadro anterior. Conviene recordar aquí que al susurrar la~
':j difusas, las de-más no lo son: vocales se distingue otro componente, a saber, el segundo forman te. Así. por
,'::1 ejelll~~lo, una ti] susurrada suena más alta que una [a]' Pero, por otra p"ne.
(4) p t c· k I U e a o al golpear lo laringe, la frecuencia de [a] es más alta que la de [i]. Como se
Difuso + + + + ve, esto corresponde, respectivamente, a la posición de los forman tes se·
gumio y primero. La posición del segundo formante determina la gravedad
de la vocal, como se indica en el cuadro siguiente, y corresponde cn la
5) Compacto/no compacto articulación a la posición anterior o posterior de la lengua:
Este rasgo se aplica solamente a las vocales. Una vocal compacta tiene la
. Ji' energía concentrada en la región central del espectro, Son compactas las

- - -
vocales abiertas,
Combinando los rasgos difuso/no difuso y compacto/no compacto se
obtiene una clasificación que corres'ponde a tres grados de abertura en la ~ 2000 cps, -- grave
'C --------~--_._-------- --­
fonética artinilatoria tradicional: una vocal cehada corno la O] o la [u] es ev
1000 cps.
- - -
--
[+dífuso,. -compacto]; una vocal abierta como la (a] es' [+compacto, -dí­ :::l
u + grave
fuso], y una'vocal media como la [e] o la [oJ es [-difuso, -compacto].
La base a<!llstica de esta clasificación se hace patente en los siguientes
espectrogramas esquemáticos de estas cinco. vocales:
v1­
¡,,¡... 200cps. - - a o
e ti

Por otro lado, los rasgos difuso y cómpacto están determinados por la­
. ubicación de ambos formantes: al Como [a] tiene ambos formantes concCIl­
trados hacia el centro del espectro, es (+compacta]; las de~ás yocales SOl]
20 21
, .

[-"-'compacta]. b)'La vocal [i]tiene sus formantes repartidos en ambos ex­


tremos del espectro; la vocal ru] tiene toda la energía concentrada en el [+bemolizada]. La velarización consiste en alzar la parte posterior de la
extremo inferior. Esto las distingue de las demás vocales, cuya energía no se lengua hacia ei velo del paladar mientras articula un sonido no velar. La /
final de sílaba y la 1 silábica del inglés son articuladas de este modo, y han d'e
sit.úa en uno y/u otro extremo del espectro; así [i] y [u] son [+difusas], y las
demás vocales [-difusas]. Esquemáticamente: . clasificarse, por tanto, como [+ bemoÍizadas]. Obsérvese, por ejemplo, el
comraste entre la 1 del inglés mea! ,;comida» -y la del cal;tellano mil, En
(7) catalán, la les también velarizada, y por tanto [+'bemolizada]. Compárese,
por ejemplo, cast. cal y cal. cal «es necesario», Finalmente, la faringalización
consiste en retraer la parte posterior de la lengua hacia la 'faringe mientras se
; ¿j ,2000 cps~ ­ l_ articula un sonido no faríngeo. IEsto sucede, por ejemplo. en tamazíght
e gua berberisca), e~ que [zburn] «hicieron un peregrinajé», con una ~onso­

I -'­
.0.;
;:::l nante inicial faringalizada. contrasta con [zurn] ,«son gordos», con una con­
u
o.; lOOOCPL· sonante inicial simple.
i 200 cps. _ ,.-
_ ._, - I­
l d; La teoría de Jakobson, ¡que agrupa los procesos articulatorios de labiali­
zación, retroflexión, velarización y faringalización en un solo rasgo, bemoli­
f u e o ¡, a zado, predice que estos procesos no pueden coexistir en una lengua, y cons­
,\
¡
+ difuso ! I . lituye, en este sentido, un avance importante hacia la definición de las ca·


,,,')
...
-difuso· -dinlso racterísticas universales del lenguaje humano. '
~
' - compacto- compacto + compacto
~> .
7) sostenido/normal
Ac(¡sticamentc, un sonido' es sostenido si, en contraste con el sonido
Los demás ras'gos son los siguientes:
normal correspondiente, muestra una elevación de los componentes armóni·
6) bemolizado/norrrial
, cos altos. Desde el pumo de vista articulatorio, el· rasgo sostenido corres·
7) .sostenido/normal
ponde a la palatalización: son sostenidos' los sonidos palatalizados, por
8) nasal/oral .
ejemplo, la [k Y] del castellano seguida' de vocal anterior, como en quien,
9) tensolflójo
qtÍis()~ etc., especialmente en la pronunciación <,hiíená.
sonoro/sordo
11) continuo/interrupto
8) nasal/oral
12) estridente/mate
Acústicamente, un sonido nasal se' distingue de un sonido oral por el
.u) glotalizado/no glotalizado
, debilitamiento de ciertos formantés, especialmente el primero, y la introduc·
ción de formantes,adicionales. Desde el punto de vista articulatorio, se pro·
A continuación describiremos brevemente cada uno de estos rasgos,
duce un sonido nasal cuando participa la cavidad nasal como resonador.
,Nasales son [m], [nI, [ñl. las vocales francesas de palabras como bon
6) bemolizado/normal
«bueno», salls «sin», etc.
Acústicamente, un sonido es bemolizado cuando muestra un descenso o
debilitamiento de sus componentes de altá frecuencia en relación con el so­
9) tenso/ flojo .
'nido, normal correspondiente, Desde el punto de vista articulatorio,. un'
,Acústicamente, un sonido tenso presenta mayor concentración de ener­
sonido bemolizado es, producido con un estrechamiento secundarlo en la
gía en el espectl'O que el correspondiente stmido flojo; Desde el punto de
parte anterior o posterior de la cavidad oral. Más específicamente, un sonido
vista articulatorio, un sonido tenso presenta mayor dislocación del conducto.
es bemolizado cuando presenta una. de estas aniculaciones secundaHas: la­
~ocalcon resnectÓ a la posición de reposo que un sonido flojo. En inglés,
bialización, retrol1exión, velarización, faringaliza.ción. La labialización cón­
por ejemplo, las vocales de beal «golpear» y bait «Girnada» son tensas,'
siste en el redondeamiento y proyección de los labios. Por lo tanto, las vo-.
mientras que las de bit «pedazo» y be! ~(apuesta» son flojas.~':
cales redondeadas [o], [u], [ü], etc. son bemolizadas, como también las con·
Entre las consonantes, la tensión corresponde a diversos pr6cesos artj·
sonantes labializadas, por ejemplo la [tW ] inicial de tuerto. La retroflexión
cúlatorios. Una consonante aspirada, por ejemplo la consonante inicial del
consiste en curvar la punta dela lengua bacia el paladar. Se articula de este
inglés pell «pluma», es tensa en relación con una no aspirada, por ejemplo la
modo'la r del inglés notteam~ricano, 'y ha de clasificarse, por tanto, com?
[p] del inglés spend «gastar» o del castellano pena. Una consonante sorda es
22 23
por lo común tensa con respecto a la sonora correspondiente. Contrástese,
por eien;pto, las consonantes iniciales de pala.y bala.. . que un sonido mate. Articúlatoriamente, en la producción de los sonidos'

estride,ntes hay un obstáculo más complejo que en la de los sonidos males,

. El carácter relativo del rasgo de tensión está claramente expuesto en el


sistema. consonántico de! danés, en que un fonema tenso ¡ti se opone a uno 1
lo que provoca una turbuleticia enérgica del aire espirado.

El rasgo estridente se aplica en dos situaciones~

~
Ooio ¡dI: el primero se manifiesta como [t] en posición inicial y como [d] en
posición intervocálica, mientras que el segundo es [d] en posición inicial y a) Primero, este rasgo distingueJas africadas (como [e], [e]), que son

[d] :en posición intervocálica. Así resulta que e! mismÓ sonido [d] corres­
"
~ [+estridentes], de lás oclusi~ás simples (como [p], ·[t], [k]), que son [-estri­
. ponde o bien al fonema tenso o bien al flojo, según la posición dentro de la
palabra. 'r ,
t
.~
~
dentes]. I

b) Por otra parte, este rasgo distingue fricativas estridentes como [s] ~/
de fricativas mates, como-la zeta [~] de! castellano penihsular o e!
sonoro/sordo
( inicial del inglés thin (~delgado».
Acústicamente, un sonido es sonoro si su espectrograma muestra una ~
~
«banda sonora»" correspondiente a la frecuencia' fundamental. Desde el
~
~
13) glotalizado/no glotalitado .
punto de vista articulatorio, Un sonido es sonoro, si durante su articulación ~M Acústicamente, un sonido glotalizado presenta una mayor des.carga de
energia en un int«rvalo reducido de tiempo que un sonido no glotalizado,
vibran las cuerdas vocales. Las consonantes lb], Id], [wl, [11, eteson 50no-'
ras; [as con~onan'tes [p], [t], [51. etc. son sordas.
~ Desde el punto de vista articulatorio, un sonido glotalizado presenta una
j oclusión glotal sirúultánea con una oral, seguida de compresión de la cavi­
J
f dad comprendida entre ambas oclusiones, por' elevación de la. glotis, Esta
11) continuo/inter.rupto
compresión produce la fuerte explosión característica 'de los sonidos
Acústicamente, un sonido interrupto se caracteriza por el silencio (por lo
zados al.abrirse las oclusivas. Es glotalizada. por ejemplo, la consonallte
menósen las frecuencias superiores a las correspondientes a la vibración de
~ inicial de [t'anta1 «P!In» en quechua.
las' cu'erdas 'vocales) seguido ylo precedido de energía esparcidá sobre uná ~
región amplia del espectro, mientras que 'un sonido continuo secaracteriza 8 ¡

por l,a ausencia de transición abrupta entre el sónido y el silencio. Atticula­ 1


ú, 4, ,Los RASGOS DlSTlNTfVOS SEGÚN CHOMSKY y HALLE
toriámente. un sonido interrupto presenta una activación o desactivación ~

~
abrupta de la fuel1t~ de sonido, por ejemplo, por la rápida oclusión o aper­
tura qU6 caracteriza a las lJamádas consonantes oclusivas.
't • Chomsky y Halle hall propuesto una versión modificada de la teOrla de
Claramente, las vocales y las fricativas son sonidos. continuos, mientras ~ los t:asgos distintivos en su Sou/id Paltem 01 El1glisb (968). Las modifica­
~
ciones se basan o bien en que el sistema 'de Jakobson no puede dar CUcllta
que las oclusivas y africadas son interruptas. No 'es claro cómo se aplica este W
rasgo a las consonantes nasales. sin embargo. Según la definición acústica,

:~
d~ ciertos contrastes fonéticos o en que no establece las relaciones adecua­

parecería que hay que clasificarlas como continuas, pero la definición arti­
culatoria sugiere que pueden ser, clasificadas como interruptas, ya que pre­

~
.
~

i
das entre cieltos sonidos. .

l 4. 1. Clash mayores
sent<ln el mismo tipo de oclusión oral que las oclusivas. La práctica más 1

común es considetar a las nasales como sonidos i~terruptos. ~


~ El sistema de Jakobson distingue cuatro clases mayores de sonidos. se­
La aplicación de este rasgo a las líquidas se ha, prestado también a con­ 1 gún la especificación de los rasgos consonántico y. vocálico, como sigue:
troversia. Originalmente, Jakobson sugirió que las vibrantes simples y las
1
múltiples (como en cara y carro respectivamente) eran ¡nterruptas mientras
que las demás liquidas eran continuas, pero posteriormente' Chomsky y Ha­
lle (1968':.>18) han sugerido la clasificación opu.esta, basándose en el hecho l
;'.

I
(8)
Consonantes
propiamente
Líquidas I
Semivocales
y glotales
I Vocales
de que una lateral como [1] presenta oclusión completa en el co~du\:to 't
tales
central de la cavidad oral,' mientras que el movimiento rápido de la lengua ,~
g

~
que produce una vibrante no alcanza ¡ constituir una oclusión pr!Jpiamente ~.
Consonántico + +
tal. Evidentemente, ésta es una cuestión aún no resuelta.
J, Vocálico + +
12) estridente/mate .1"
K No es p9sible en este sistema agrupar las líquidas y las nasales en una
. Acústícam¡;;nte, un sonido e~tridente presenta ruido de mayor intensidad
~ clase sino por una enumeración disyuntiva de rasgos. Cómo líquidas y nasa­
24 J 2')
>-
~

I!
"""~~¡1

les funcionán en muthas lenguas como una clase natural, el sistema de ras­ La diferelJcÍa con re·specto al sistema de Jakobson es la siguiente: a) el
gos debe ser modificado de tal modo que permita la agrupación de estos rasgo anterior no cumple ninguna función diferenciadora·con respecto a
sonidos. Chomsky y HalÍe han propuesto la adición del rasgo obstru)'ente a las vocales, ya que todas son [- anteriorJ; b) el rasgo coronal distingue sólo
tal efecto: obstruyentes.son las oclusivas (no nasales), las fricativas y las vocales retroflejas de vocales no retroflejas. Los rasgos jakobsonianos grave y
africadas. Las demás consonantes (nasales, líquidas, semivocales) y las voca­ difuso tenian funciones diferenciadoras más importantes con respecto a las
les ~on no obstruyentes. Chomsky y Halle clasifican también a las glotales vocales.
[ 7 J y [hJ como no obstruyen tes, pero otros fonólogos discrepan (por ejem- . Siguiendo con las modificaciones propuestas por Chomsky y Halle a la
plo, Schane [1973:27J y Hyman [1975:45]). te9ría de ra~gos distintivos, ni l~s rasgos grave y dlfuJO ni los rasgos anterior
.¡()tra deficiencia del sistema de Jakobson es que no permite y coronal permiten distinguir entre consonantes bilabiales y consonantes la­
una consonante silábica, como la consonante final del inglés bulloll [b~?I}J biodentales o entre deptales y alv~olares.' En el sistema de Jakobson, tanto
"botón» de una 110 SIlábica, como la inicial de 110ta. Para suplir esta defi­ bilabiales como labiodentales son [+ grave, + difuso], y tanto dentales como
ciencia, Chomsky y Halle proponen reemplazar el rasgo vocálico por el rasgo alveolares son [- grave, +'difusoJ. En el sistema de .Chomsky y Halle, bila-.
silábico. .
biales y labiodentales son [+ anterior, - coronal], y dentales y alveolares,
Ilustramos las clases especificadas por los tres rasgos mayores en el si­ [+anterior, +coronal].
guiente cuadro (en 'que nuestra aplicación del rasgo obslruyellte a las glotales En muchas lenguas no es necesario hacer la distinción entre bilabiales y
. difiere de la propue8ta por Chomsky y Halle, y se ajusta, en cambio, a la. labiodentales o entre dentales y alveolares, ya que ·hay otros rasgos que dis­
práctica representada por Schane y Hyman, citados más arriba): tinguen los sonidos en cuestión. En castellano, por ejemplo, las oclusivas

(9) , I
IOclusivas, Nasales, Nasales, Glotales Semicon.IVocales
fricatívas, líquidas líquidas sonantes,
[p, b, m] son bilabiales, mientras que la fricativa [O es labiodental. El rasgo
contilluo distingue, entonces, a [f] de [p, b, m], y no es necesario especificar
.a aquélla como labiodental y a éstas como bilabiales. .
no sílábi- silábicas semivoca En cuanto a la distinción entre dentales y alveolares, el castellano penin­
as ~.
sular opone una fricativa (inter)dental sorda [eJ como en caza a una fricativa
alveolar sorda como en msa. Si bien es cierto que en términos de los. rasg!Js
Silábico +. anterior y coronal no se establece ninguna diferencia (ambas son [+ anterior,
+ . +coronaIJ, estas consonantes se distiryguen en cuanto a la estridencia! [eJ es
Obstiuyente + +
Consonántico + + + k-estridente] y [sJ [+estridente].
otras lenguas, sin embargo, en que las aistinciones bilabialllabio­
4.2. Rasgos.relativos al punto de artiroladón dental y dental/alveolar no van acompáñadás de ninguna otra diferencia. Por
ejemplo, en araucano, una [tJ dental se opone a una t¡,J alveolár (.[mwÁa]
En el sistema deJakobson, el punto de articulación está especificado por «cuerno» vs. [putunJ «beber»). Para especificar esta oposición, Chomsky y
los rasgos grave y difuso. Chomsky y Halle han propuesto los siguientes Halle han recurrido a la distinción tradiCional entre sonidos apicaJes, articu­
rasgos para especificar el punto de articulación: anterior,' corol1al, y 'distri­ lados con la punta de la lengua, y sonidos lamillales, articulados con toda la .

buido. parte anterior de la lengua. En la articulación de un sonido apical, por
f i
Un sonido es anterior si se articul:j en la región alveolar, dental o ejemplo la [t] alveolar deli araucano, el área de contacto en el sentido longi­
Un sonido es coran'al si se articula con la parte anterior de la lengua,. ya sea tudinal es relativamente p~queña en comparación con el área de contacto de
con el predorso o con el ápice. La aplicación de estos dos rasgos produce un sonido laminal como la ~] dental del araucano. Del mismo modo, el área'
una clasificación de las cons~mantes que es paralela a la que se obtiene de de contacto en la articulacion de un sonido labiodental es más reducida.que
los rasgos jakobsonianos grave y di/uso, como se ve en el cuadro siguiénte: la de un sonido bilabial. Los sonidos con un área longitudinal de contacto
relativamente extendida (bilabiales y laminales) son [+ distribuido]; los so­
(lO) P t e k
nidos con un área longitudinal de cOfltacto menor (labiodentales y apicales)
Anterior + +
son [~distribuidol. . .
Coronal + +

Difuso +
+
Grave + -+

26 27
~:v"..: "',-, '" '1'~'.'lI'" "l?;¡-:",,',·"~"', fl!':>"~: ~l',..,j,I~. ~';!

4.3. Rasgos relativos a la posicMn del dorso de la lengua . (12)

La posición del dorso de la lengua determina tres rasgos que se aplican anterior coronal alto bajo retraído
tanto a las vocales c9mo a las consonantes: alto, bajo y retraído. 3
Estos rasgos están definidos en relación a la posición neutra de la lengua, labiales +
aproximadamente lá de la [E] del inglés bed «cama». Si el dorso de la lengua dentale~ + +
ocupa una posición más alta, más baja o más retraída que la posición neutra, labiales pala.

el sonido en cuestión es [+altol, [+bajo] o [+retraídol respectivamente. talizadas


+ +

La aplicación de estos rasgos a las vocales es clara: las vocales cerradas den tales pala.

· son [+ alto). las vocales abiertas son [+ bajo), y las vocales centrales y poste­ talizadas
+ + +

I ':~ ! ·°riores son [+retraídoJ, como se indica en el cuadro siguiente: palatales


+

labiales vela­

( ll) u e o a rizadas
+ + +
Alto + + dentales vela­
Bajo + rizadas + + + +
. Retraído + + + velares + +
uvulares +
Conviene recordar que el rasgo anterior se define, no en relación con la labiales farin­
posición del dorso de la lengua, sino según la ubicación del punto de arti­ galízadas + + +
culación en la cavidad' oral; por ello, todas las vocales son [:":anteriorj, ya dentales farin­
que en su producción no se da propiamente ningún punto de articulación. galizadas + + + +
La aplicacióh de los rasgos alto, bajo y retraído a las consonantes es un ! . faríngeas + +
· poco más éompleja. Por una parte, estos rasgos corresponden a puntos de'
· articulación. Así, las palatales y velares son [+ alto]; las labiales, dentales, Entre los rasgos que nos ocupan, quizás el más firmemente fundamen­
alveolares, uvulares, faríngeas y glotales son [- alto]; las faríngeas son tado es el rasgo allo. En diversas lenguas, las'vocales altas se convierten en
[+bajo], las demás consonantes son [-:baj01; yen cuanto al rasgo retraído, medias en el entorno de una consonante uvular o faríngea. En quechua, por
lás velares, uvulares y faríngeas son [+ retraído], las demás consonantes son ejemplo, las vocales cerradas tí. u] se hacen medias [e o] cuando están en
[- retraído 1 (incluso lasglotalés, ya que el criterió es presencia versus ausen­ contacto con una consonante uvular. Este f~nól11eno! resulta totalmente inu·
cia de'retracción de la lengua, y las glotales no presentan ret~acción). sitado en un sistema que no incluye.eI rasgo qllo. Coh este rasgo, sin em­
Por 9tra parte, estos' rasgos corresponden a articulaciones secundarias. bargo, la regla resultante es un caso de asimilación perfecta.mente natural.·
además de las palatales y vela¡:es, son [+alto) también las consonantes Recordemos que. este, ~asgo opone tanto velares a Ovulares 'como vocales
palatalizadas y las velarizadas; además de las faríngeas, son [+bajo) los soni­ cerradas a vocales no ce¡Jradas; como se indica en el siguÍCl~te cuadro:
dos fatingalizados; y además de las velares, uvulares y faríngeas son [+re·
i:, los sonidos velarizados o faringalizados. (13 ) k q i u e o

El siguiente cua.Clro resume la aplicación de los rasgos anterior, coronal, alto + + +

· alto, bajo yretraíd~ a las consonantes:


Por lo tanto, la regla en cuestión dice que Ona vocal se hace [-alto) en
I

i contacto con una consonante [-alto, +retraído).


¡ ,
I
~

4.4. Olros raJ[!.os


J. Relrl1fd" coresp(lnde al rasgo «b"ck .. de Chomsky y HaUe (1968: 3051, que tanto en
Chomsky y Halle (1979) como en Harrí. (1975 b¡ .parece Ir~ducido por {Jo.l/erior. Nosotros Los raSgos restantes del sistema de Chomsky y Halle pueden dividirse en
preferimos 1" denominación de re/roído, por parecernos más descriptiva y porque evita el f.lso dos clases para facilitar la exposición: a) rasgos idénticos' a los de ] akobson;
l)amle1í~~lO qoe al/lerior y {Jo$/eri()r podrían sogerir (aplicados a las vo••les, especialmente). b) rasgos nuevÓs.

28 2<)
4.4:1. Rasgos idénticos a lo~ de ]akobson 4.4.2. Rasgos nuevos
¡.'
Esta clase incluye los rasgos siguientes:
a) sonoro/sordo Ad~más de los rasgos señalados, Chomsky y Halle 'proponen oiros, que
b) continuo/interrupto describiremos brevemente:
c) tensolfl¿jo . 1) succión velar'
d) nasal/no nasal Este rasgo distingue los clics de los demás sonidos del lenguaje.
el estridente/mate , 2) imp~s~n '
Sólo los rasgos al y d), sin embargo, S~ aplican en el sistema de Choll1sky , Este rasgo distingue las consonantes implosivas de las demás:
y Halle de la misma forma que en el sisteína de ]akobson.. Los demás difie­ 3) presión glotal
ren como se indica a continuación: Este rasgo distingue las consonantes glotalizadas de las demás.'

1) De acuerdo con ]akobson, el rasgo c(JII!inuo cla.siRca a las líquidas así: 4) presión subglotal aumentada

Este rasgo es condición necesaria. pero no suficiente. pará la aspiración,

(14) l (fricativa) r (vibrante ¡: (vibrante­ la cual requiere, además, ausencia de constricción en la glotis. El coreano
simple) niúltiple) 'presenta una clase de sonidos con constricción glotal y presión subglotal
continuo + + aumentada que contrasta con otras dos clasd de oclusivas, como ,se indica
en el cuadro siguiente:

Chomsky y Halle (1968:318), por otra parte, han sugerido que las yi­ (15) ph P p'"
'i1
brantes deben ser clasificadas como (+continuo], y que las laterales deben ,ti' presión subglotal
,~

ser consideradas [-contínuo]. Existe' evidencia en castellano a favor de la ilumentllda + +


posición de Chomsky y Halle. En la mayoría de los dialectos, d es oclusiva,
constricción glotal +
es decir, ["-:-continuo] siespués de pausa, nasal o f. y fricativa o [+continuo)
r
en otros entornos, Íllcluida la posición después de r. Si 1 es [- continuo y r
continuo], esta distribución resulta natural. Adoptaremos, por consi­
guiente. la posición de Chomsky y Haile con respecto a este rasgo.
2) En el s'istema de ]akobson,.el rasgo tenso distingue. entre otras, las
consonantes aspiradas de las no aspirádas. En el sistema de Chomsky y Ha­
He. las aspiradas siguen siendo consideradas [+ tenso J, pero este rasgo no
distingue aspiradas de no aspiradas, ya que las odusivas sordas no aspiradas
son también [+ tenso].
3 f En el sistema de ]akobson, el rasgo estridente distingue" por una
parte;. ciertas fricativas entre si (por ejernplo [s] versus (Q]) y además todas
-las africadas de las oclusivas. Hay lenguas, sin embargo, que contrastan las
J?::
aEricadas [e] y [te], lo que plantea un problema para el sistema de ]akobson:
si [s] es [+estridente] y [(}] [-estridente], resulta extraño clasific;ar tanto a
(c) como a [tO] comQ [+estridendeJ. Por otra parte, si [c] y [t<l] difieren en
cuanto' a estridef!cia. no se puede seguir sosteniendo que este rasgo distin­
, gue a las africadas de'.las oclusivas. Chomsky y Halle resuelven este pro­
bl~ma manteniendo el rasgo, estridente para distinguir entre dos tipos de
fricativas, y añadiendo otro rasgo, explosión retardada [delayed release J. para
distinguir las africadas y fricativas de las oclusivas. Las primeras tienen. una
especificación positiva con respecto a este rasgo; las últimas. una especifica­ ¡
ción ?egat.iva.

,3D ¡~

i'
lil
.{JII'
.
..~'r 1
:¡ji'. .
,rl
CAPI11JLO DOS
l'

' ;r
LAS REGLAS FONOLOGICAS

i '

1;. :
¡I

i¡ ¡,

1. LA rONOLOG1A EN RELACION CON EL RESTO DE LA GJtAMATlCA

El término gramática se usa en distintos sentidos. Tradicionalmente. la


gramática ha sido considerada comp' e! «arte de hablar y escribir correcta·
A esta concepción de la gramática como arte se opone la
más moderna de gramática como ciencia de una lengua, Dentro dl': la con·
cepck1n generativista de! lenguaje, e! término .«gramática» tiene un
sentido. Por una parte, denota el conjunto de reglas abstract~s que'
al hablante competente de una lengua para comportarse como tal, es ~~~".
para entender y producir las oraciones de su lengua. Por otra, gramática e~
la descripción explicita de tales reglas. Como la gramática interna del ha·
blante es de difícil acceso, y el comportamiento lingüístico sólo da indicios
indirectos de su estructura, las gramáticas explícitas destinadas a reflejar esa
gramátíca interna son siempre hipótesis provisionaies, sujetas a revisión a
que avanza nuestro conocimiento del fenómeno lingüístico. En e~t(l.
por súpuesto, la lingüística no difiere de otras ciencias.
La capacidad de entender y producir oraciones supone la de asotÍar
sonidos y significados. Aunque hay principios generales que rigen la
de esta asociación, cada lengua hace asociaciones específicas por medio de
.# reglas particulares, De acuerdo al modelo generativista clásico, como se pre·
senta en Chomsky (1965), la forma general de la gramática es la siguiente:
El componente central, la sintaxis, especifica las relaciones entre est roe
turas' subyacentes y' estructuras supérficiales. En términos aproximados. dos
1
oraciones tienen la misma estructura subyacénte si su significado es equiv'1'
.
lente, Así. por ejemplo, las oraciones (1) y (2)

(1) La Inquisición condenaba a las brújas


(2) Las brujas eran condenadas por la Inquisición

B
,.,.
Insértese la vocal [e] entre dos consonantes finales de palabra si la
. tienen la misrna estructura subyacente. La sintaxis del español especifica esta
última vocal es acentuada. 2
estructura y la relaciona con las estructuras superfíciales correspondi~ntes.
(8) Elimínese una de dos consonántes idénticas al final ,de palabr~.
La sil)taxis es complementada por dos componentes interpretativos, la
semántica y la fonología. La semántica asigna significados a las estructllras
Estas reglas producen la representación fonética correcta de papeles y

generadas por la sintaxis 1 establece diversas relaciones entre ellas. Por


IUJles respectivamente. Como ninguna de las dos reglas se aplica a casas, su

i.lístingue entre oraciones semánticamente bien formadas como (1)


representación fonética es equivalente
, . a la representación fonológica leon la

y (2) y oraciones semánticamente anómalas, como la siguiente:


diferencia de que en ésta figuran los lindes morfemáticos) ..
Es necesario restringir la regla (7) a las consonantes finale¡¡ de palabri¡, ya

Este círculo es cuadrado


l'
que los grupos consonánticos internos no son afectados por esta regla, como

r La fonología relaciona las estructuras sintácticas s~perfjciales con una


se ve en los ejemplos que siguen:

. ,
representación fohética. 1 Veamos un ejemplo. Sint.ácticamente, las palabras
. insolente, vasto, parte, descalzo
Cllsas, papeles y (los) lunes tienen una estructura paralela. Todas ellas' constan
de ún sustantivo acompañado de un morfema de plural:.
También es necesario restringir esta re'gla 'en otro sentido. Tal'como.está

formulada, se aplicaría a una palabra cqmo vals, gene~ando *vales. Hay que

(4) casa+

entonces, aqudlos casos en que las dos consonantes entre las

papel -1:" plural

cuales se' inserta la vocal pertenecen a distintos morfemas, de aquellos casos

lunes + plural

en que pertenecen al mismo morfema. Una versión más refinada de esta

regla 'es la siguiente:

.Fonétkamente, sin embargo, este morfema de plural tiene tres repre­


sentaciones dis'tintas: [s) en casa, [es] en papeles, y cero en limes.
Insértese la vocal [e) entre dos consonantes finales adyacentes
Es posible predecir esta alternancia, por medio de reglas bastante gene-'
pertenecientes a distintos morfemas, si la primera está precedida
rales(que explicaremos en la sección 4) si suponemos que la representación
de una vocal acentuada.
fonológica básica del morfema de plural es Isl y -por ahora-:- que la colo­
cadón del acento está determinada a partir de ciertos factores del léxico .
. Nuestras reglas, entonces, deberán convenir representaciones como las del
2. RE<)IHSlTOS OE lJNA FONOLOG!A ADECUADA
número (5), que llamaremos representaciones fonológicas, en las del número
(6), que llamaremos representaciones fonéticas (estos términos están defini­
Los hechos que 'acabamos de mostrar pueden ser déscritos de diversos

dos m<Ís precisamente en la sección 3 de' este capítulo y ~n el capítulo cinco).


moúos. En vez de postular una forma básica común para el morfema Je

plural más dos reglas, podríamos, por ejemplo, postular una sola regla que

(5) a. Ikasa + 51
especifique la forma Jel plural:

b. Ipapel + si i~

c. !lunes + sI·
El sufijo de plural es [es] después de vocál acentuada más conso­
(ú) . a. [kásas)
nante, cero después de vocal inaGentuada más [sI. y [51 en los
demás casos.
b. [papéles]
c. [Iúnes) ~
Esta descrip~ión de los hechos parecería ser más simpl~ que la propuesta

Il en la sección. anterior, ya que requiere una sola regla en vez de dos.· Una

. Las reglas que se requieren para generar las representaciones fonéticas

I
teoría fonológica adecuada, sin embargo, deberá preferir la primera solución

adecuadas de estas palabras son, básicamente, las siguientes:


propuesta, por la siguiente razón: La regla 110!. si bien. describe los hechos

l. El modelo Ilcnerotlv,sta actual difi"re en aspectos i",portantes del present~do en t1.. 2. Este análisis,ha sido justificado en Contreras (1977), Un análisis alternativo, propuesto
Chomsky (1965), Estas modificaciones, sin embargo, no afectan fundamentalmente a la fonolo. i~ por Harris (J969), considera. la vocal final de papeles como parte de la represe'itadón fonoló·
Para un. versión revisada delmodclo generativista, véase Chomsky (1980) y Chomsky y
~¡ gica. En este análisis, en vez (te la regla (7), existe una regla que elide la vocal en el singular.
(19771

34
I
~
35
correctamente, no los explica. Su forma no se alterarla sustancialmente si las :ler, se ha identificado un factor, á saber, la vocal de la raíz, como determi­
variantes del plural fueran radicalmente distintas, digamo!! [p) para palabras nante de esta selección. Es daro, sin embargo, qUe no se ha generalizado lo
como papel, [ax] para palabras como lunes, y [t) para palabras como casa. suficiente. Las vocales [o], [a)' [u] y Iw) tienen algo en com'ún que las distingüe
En cambio; una fonología que expresa la alternancia del plural por medio de de las otras'cuatro vocales del turco ([e), [ü), [o], [ill, a saber, son todas
regl~s.dd tipo (7').y (8) reneja automáticamente la diferencia de «naturali­ retraídas. En vista de esta observación, se puede formular la regla en Cues­
. dad» entre los hechos reales del castellario y la' situación hipotética que' tión de la siguiente manera:
planteamos. En la situación real, dada la relación fonética entre las tres va­
riantes del plural, es posible formular reglas generales como (7') y (8). Esto (U) La vocal del sufijo de plural concuerda con la vocal de'la raíz en
no sería posible en la situación hipotética'. En la medida en que la fonología cuanto al rasgo ret~aído.
constituye un intento de explicación ,de lo que e¡; posible y «natural» dentro
de las lenguas, la solución que hemos propuesto es superior a la de la regla Considerando la siguiente clasificación de las vocales del turco,
(10) porque tiene mayor poder explicativo (véase el capítulo 7, donde se
desauolla la problemática relacionada con el tema de la «naturalidad»), (14) i ü u· w e o o. a

Este poder explicativo se reneja también en la función común a las dos alto' 11
+ + + +
reglas planteadas. Nótese que en ambos casos se trata .de evitar un grupo retraído + + + +
y
consonántico final, en uno por inserción de una vocal en el otro por elisión redol}deado +' + + + -.
d.:: una consonante. Estas dos reglas constituyen: entonces, uno de los facto­
res que contribuyen al hecho de que en castell~no los grupos consonánticos
es claro que en e~ léxico habrá que especificar que la. forma del sufijo de
finales están limitados a álgúnos préstamos de otras lenguas, como vals, golf,
plural es 1+ vocal Ita alta Ita redondeada+r, Dada esta especificación, la regla
etc. y a palabras cultas como tórax.' . (13) predice los casos en que esta vocal es retraída [a], y aquéllos en que no
En cambio, una regla de! tipo (lO) no establece ninguna relación entrcla lo es [e]. .
alternancia del plúral y el hecho que acaba~os de señalar. Para que una
Finalmente, las reglas fonológicas deben tener realidad 'psicológica. La
fonologí::t tenga poder explicativo, sus reglas deben estar expresadas en la
fonología no es un mero ejercicio matemático en que se prefiere laformul¡¡ .
. .for.ma más general posible, '
ción más general y elegante. No hay que perder de vista que lo que se quiere
Consideremos e! siguiente ejemplo:
describir es la capacidad lingüística del hablante. No es siempre fácil acce­
En turco, el sufijo de plural es -lar o oler. según cuál sea la vocal de la
der a esta capacidad lingüística, pero esto no justifiGa su abandono como
raíz: meta de la descripción fonológica. .
evler El tratamiento de los préstamos, de otras lenguas puede ocasionalmente
(11) «casas»
günler arrojar luz sobre la realidad psicológica de ciertas reglas. Consideremos el
«días»
. gozler siguiente caso: en Venezuela, se usa la palabra rin (del inglés rim) . p<1r<l
<,ojos»
ziller designar la parte metálica de la rueda de un automóvil, El plural de rill es
«campanas»
dostlar <,amigos» rineJ, lo que corrobora la existencia de la regla que hemos propuesto nl¡ís
adamlar «hombres» árriba y que inserta una e entre las dos consonan~es finales del plural de una
kuslar palabra que teímina en vocal acentuada más consonante. Si tenemos 1.:11
«pájaros»
kwzlar cuenta qde en inglés el plural es rims, no cabe duda que el plural de 1;1
<miñasl>
forma venezolana se obtiene por la operación' de esta regla de inserción de
[e]. Este tipo de datos puede servir, entonces, para decidir entre dos o llIás
Se podría describir la distribución de estas dos formas del sufijo de análisis del mismo fenómeno.
ral por medio de la siguiente regla:

(12) El sufijo de plural es ~ler si la raíz contiene las vocales [e}, [ü), [o)
o [í}, y .la,. si la vocal de la raíz es [o), [a), [u} o [w].. 3. NIVELES DE REPRESENTACION

Esta regla representa un grado mínimo de generalizaCión. En vez de Lis representl1cíones del componente fonol6gico de la gramática tienen
hacer listas de las raíces que toman el sufijo ·lar y de aquéllas que toman la forma dt: matrices en que a cada sonido se asigna una especificación con
#"'"
36 )7
respecto.a todos los rasgos fonéticos: Así, por ejemplo, la representación variedad oclusiva (véase cap. 1, § 1l. Por lo tanto, las representaciones
fonética de la palabrá cabo es la siguiente: fonolóllicas correspondientes son las siguientes:

(13) . k á a o ('15) a. lIagol


consonántico + + b. Itrabaxol
silábico + + c. Ikadenal
continuo + + +
:r nasal Conviene advertir aquí que n~ existen procedimientos generales que ga·
coronal . ranticen el descubrimiento de las representaciones fonológicas adecuadas
retraído + + + para una lengua determinada. Toda representación fonológica es producto
redondeado + de hipótesis formuladas por c1lingüista, y su adecuación depende del poder
ácentuado + eXplícativo de la teoría específica de que forman parte. En esto, la fonología
generativa difiere radicalmente de la fonémica estructuralista 11ortealneri·
cana, en la que se intentaba formular procedimientos generales de análisis
Por razQnes prácticas, sin embargo, se usa generalmente la representa­ que identifiCaran las representaciones fonológicas adecuadas. Un ejemplo
ción lineal por m~dio de 'símbolos alfabéticos, en este caso, [kábo]. Hay que ilustrativo de las difcrencillS entre 105 dos tipos de análisis es el tratamiento
distinguir esta repreJenlaCtOn fMélica de la repreJflllaciólI jOl1o/dgica, que es 11 .
de las consonantes nasales en castellano. 3 La fonémica estructuralista pro­
más abstrac'ta. La representación fonológica excluye todo contraste que esté cede inductivamente, y establece los fonemas de la lengua de' acuerdo al
sujeto a una regl;¡ (para mayor precisión, véase el capítulo 3). Así, en nuestro principio de oposi<:ión, que dice básicamente que dos sonidos constituyen
. ejemplo, ha~ do~ contrastes que obedecen a reglas y, en consecuencia, am· \1 : ~listinlOs fonemas si se oponen elllllO al otro. La definición de oposi.ción fue
)'t
bos quedanéxcluidos de la representación fonológica de la palabra: el ¡l siempre problemática, pero en los casos más daros corresponde a la apari­
'mer~ es el contraste entre una vocal acentuada y una vocal inacentuada, y el Ción potencial de dos o más sonidos en' el mismo entorno, con cambio de
segundo <;1 contraste entre una oclusiva sonora como [b] y U1Hl fricativa significado. Así se establece, sobre la base de ejemplos como los siguientes,
:'¡".
sonora como la j. Estudiaremos la regla. que asigna el acento más adelante;
por ahora, lo único que intercs~ es que tal regla existe. En cuanto al con­ (16) cana, cama, caña
traste ¡bIlla], ya hemos' visto '(en el capítulo 1, § 1) que -existe una regla t.~I...
general que
. .
determina en qué entornos se da [b] y en cuáles [a). Tomando
las vocales inacentuadas como básicas con respecto a las acentuadas, y las
i1::
que los wnidos [n]' [m) y [ñ) constituyen distintos' fonema~. Se establece,
además, que [1]). nasal que se da en palabras como lango [tálJgO L ballco
consonantes oclusivas cOmo básicas con respecto a las fricativas, obtenemos [bálJco)' frallja [frál)xa],' no <'ts fonema distinto de los otros tres, porque
la siguiente representación fonológica para la palabra en cuestión: l!<abo/. nunca entra en oposición con ellos. Se asigna a [U] el caMcter de «variante»
En estas representaciones, hemos hecho uso de la siguiente convención: (o aláfOlIO) del fonema Inl (aunque en términos de rasgos fonéticos quizás
la representación fonética va encerrada en corchetes, y la representación cupiera asignarlo a 101, ya que tiene mayor semejanza fonética con este últi·
fonológica en líneas paralelas indinadas.

Problema:' El lector o lectora puede ahora determinar la represcntadón


,
1110),4 y se formula una repla de distribución como la siguiente: .

(17) El fonema I ni tiene los siguientes alóronos:


fonülógic~ de las siguientes palabras, representadas aquí fonétiéamenle:
[IJ] delante de [k1, [g) y [xl. [n1delante de [tI y
(14)
[iJ) --en el castellano peninsufar- delante de [e] y .
a. lago en los demás entornos..
b. . trabajo
c. Ikatléna] cadena
Notamos de paso que esta formulación en términos de fonemas y alófo­
Como hemos dado por supuesto que la colocación del acento
,)OIllOOII:
nos, no en términos de rasgos, no permite distinguir una regla natural de
está suje.; a una" regla, las representadones fonológicas no incluyen el
asimilación como ésta, en que cada entorno y el alófono por él condicionado
. 'ucemo, es decir, en las matrices representadas por nuestras transcripciones,
todas las vO!;alcs están especificadas como [-: a,enlO). Sabemos, además,
J. Por ejemplo, Cárdena. ([960) y SIockwell. Bowen y Silvn-Fuenzaliza (1956).
que el contraste entre [g] y [g), [b) y lb!. y [El] Y Id] está sujelO a regla, y
4. [1]1 difiere de [nhm la especificación de los rasgos ((>rOllol, alfterior. "it(; y r{'traído; en
henlos hipotelÍzado que la forma básica de estas parejas de sonidos es la cambio. [1)1 d¡{jere de [ii] sólo con res pecio a los' rasgos c~ro/t(!l y rel~aí'¡o .

.38 39
tienen en común los rasgos que determinan el punto de articulación (p.ej., el"
.~
I
I
(21)
primer alófono (ul comparte con su entorno el rasgo de velaridad, o en
térmínós dé Chomsky y Halle, los rasgos [+aIto], [+retraído)), de una regla
hipotética totalmente disparatada como la siguiente:.

El fonema Inl tiene los siguientes alófonos:


Representación

morfofonémica: (iNposible}
Repres~ntabón
(iNsalubre} (iNgrato}
I
1,
fonémica: /imposiblel linsalubrel liúgratol (regla 20}
delante de [s]. [pI y [m], Representación
[nI delante de [J]. [b] Y [k], etc. fonética: [imposíble] [insalú9re] 1I
[iggráto] (regla 17 y otras) ~
Ignorando por ahora está deficiencia de la regla (17), sigamos con el
h
I
análisis fané mico estructuralista de las nasales en castellano. Como hemos Dentro de este análisis, se requieren dos reglas, una morfofonémica (2il) ~.
visto. se determinan los fonemas sobre la base del concepto de oposición, y y otra f~némica (17), sin ninguna relación formal entr~ ellas, para dar cuenta
la representación fonémica incluye sólo fonemas. no alófonos. Así, las repré­
sent"acíones fonémicas de tango, bal1co y franja son Itangol, Ibankol y Ifran­
xa/· respectivamente.
de un fenómeno que es claramente unitario, y que, en aras a la simplicida,l.
debería estar expresado en el equivalente formal de la regla (22): I,l
Ahora bien, la mayor parte de la fonémica estructuralista norteamericana
se rige por el principio Once a phol1eme, alwa)'J a phol1eme, que significa
(22) Las consonantes nasales asumen el punto de articulación

de las consonantes no nasales inmediatamente siguientes.


I
que una vez establecido el carácter de fonema de un sonido determinado, ~
r hay que. representarlo como tal en todos los casos, aUn en aquellos entornos
en que su aparición con respecto a otro fonemapudier~ estar determinada
por una regla. Esto implica que las representaciones fonémicas de imposible
e insalubre son idénticas a sus representaciones ortográficas, ya que, sobre
En contraste con el análisis estructunilista, la fonología generativa tiende
a la máxima generalización. Esto SIgnifica que se elimina el nivel intermedio
de representación fonémica, y se postulan¡ en cambio, sólo dos niveles de
representación, el fo~ológico (más o menos equivalente al nivel morfofol1':'
II
la base de la oposición camalcana se ha establecido que IrrJ y lni son fone-'
mas diférentes. Es claro, sin embargo, que la apariciÓn de [m] o [nI está
determinada por la consonante siguiente (las combinaciones [np] y [ms] son·
imposibles e'n castellano) en la misma forma en que la aparición de [IJ]
(frente a los demás alMonas) está determinada por lit consonante siguiente
mico del estructurabsmo norteamericano) y el fonético. La derivación de los
ejemplos en cuestión es, en consecuencia, como sigue:

(23 )
i
.~

en tango, banco y franja. Para dar cuenta de este hecho, la '[onémica estruc- . Representación

. turalista debe recurrir a un tercer nivel de representación llamado morfofo­ fonológica: linposiblel linsalubrel Iingrato/ 5

néll1ico, cuyas unidades son los morfofonemas, unidades abstractas relacio: I Representación .

nadas con el fonema en la misma forma en que éste se relaciona con el fonética: [imposí~le] [insalú9re] [iUgráto] (regla 22 y otra,1
·aIÓfono. La representación morfofonémica de imposible e insalubre es, pues;
como sigue, . .
Para resumir, digamos que la fonología generativa reconoce dos niveles

(19) (iNposible}, (iNsalubre} de representación en el componente fonológico: la representación fonológica

y la representación fonética, de las cuales la primera 'es más abstracta que la

y el morfofonema (N}. se relaciona con los fonemas Iml y Inl por medio de· segunda. La representación fonética especifica, todos los rasgos que son de

la siguiente regla mórfofonémica:

(20) El morfofonema (N} está representado por el fonema Iml I


5. La selección de In! como representádón fonológica est~ determinada por dos tipos de.

delante de Ipl, Ibl o Iml, y por el fonema Inl en otros casos.


consideradón. En cuanto a lo especifico del castellano, Inl tiene. una mayQl líberta<) cOntcxllI"¡

que las demás nasales en el caso del prefijo' en consideración, ya que se da no sólo delante de .

I( El cuadro siguiente resume el análisis fonémico estructuralista de l~s na· consonantes homorgánicas sino también delante de vocales, p. ej. inolienable. La segunda COII.

sales en c~stell~no; , sidención es de tipo gentral; {nI parece ser la consonante nasal «no mBrcada~. es dedr. ptoll'

lípica, como lo indican su profusa distribución en las lenguas del mundo y los hechos rclativo~ :1

la adquisión del sistema fonológico por parte del niño (véase el capftulo 7 .1 respecto)..

40
·11

'.,j."

alguna pertinencia lingüística,6 en tanto que la' representación fonológica 4.1. Reglas de asimilación
registra sólo. los r~sgos qúe' no. están sujetos a regla general.' El' grado de . .
abstracción permisible en la representación fonológica ha sido, y es, objeto El tipo más importante d~ regla fonológica es el de asimilación. Por
de acalorqda polémica. Discutiremos este problema en el capítulo cinco~ asimilación se entiende el proceso mediante el cual un' segmento, es
Pasamos. .:.1\)ora al cJtamen de las reglas
¡
fonológicas. tina vocal o una consonante, se hace semejante a otro segmento. dentro de la
misma unidad fonológica. . '..
Según la distancia entre el segmento asimilado y el asimilante podemos
4. LAS REGLAS FONOLÚG1C¡\S distinguir asimilación entre segmentos adyacentes y asimilación a distancia, y
según el orden relativo de los ~egmentqs asimilan te y asimilado, podemos
Las reglas fonológicas relacionan el nivel de representación fonológica distinguir asimilación regresiva, asimilación progresiva y asimilación simul­
con el de representación fonética. Al igual que en el caso de los niveles de t,í'nea. !
representación, no hay procedimientós generales que. permitan descubrir las
reglas fonológicas de una lengua. Dada nuestra ignorancia con respecto a
una multitud de hechos y principios Jingliísticos,.la mayoría de las reglas que 4: 1.1. Asimilación entre segmentos adyacentes
proponemos en el análisis de una lengua son probablemente inadecuadas, y A) Asimilación regresiva
conforme vayamos obteniendo más información sobre esa lengua en parti­ La asimilación de la consonante nasal al punto de articulación de la
cular y sobre el lenguaje en general, tendremos que irlas modificando. En consonante siguiente, que hemos venido considerando en casteUano, es un
esto, sin embargo, la lingüística no difiere de otras disciplinas: 10 que ejemplo típico ele asimilación entre e1em~ntos adyacentes. además, un'
porta es formular las reglas con sufíciente cxplicitud como para poder so·' caso de asimilación regresiva porque el segmento asimilado precede al asi­
.. metedas a la comprobación empírica. TaLcomo en el caso deotms ciencias, milante, es decir, porque la acción asimiJante se efectúa, por decirlo así, de
no podemos estar seguros de que una regla determinada sea la regla ade­ derecha a izquierda. .
cuada. Lo que sí podemos decir, en un momento determinado, es que no ha airo caso semejante es el de la llamada palalalúadólI, que consiste en
sido refutada, y mientras no sea' refutada, habrá que tenerla por valedera. que una consonante se hace palatal por influencia de tina vocal o semicon~
La propiedad más notablé de .las reglas fonológicas es que operan sobre sonante palaral siguiente. Esta regla opera en inglés, por ejemplo, en formas
10 que se ha Ilarn.ado «clases n;llurales» de sonidos. es decir, sobre clases de como las siguientes, .
sonidos que tienen rasgos fonéticos en' común. (Para más detalles, c(msúltese
el capítulo siet~, sección 2.) Ya hemos visto, por ejemplo, que la regla que (24) 1 miss you «Te extrañolte echo de menos»
el punto de atticulación de las nasales en castellano tiene ese carácter. 1 hit you «Te golpeé»
En prilnér lugar, la· regla afecta a las consonantes nasales, no a una clase I led you «Te guié»
arbitraria como, digamos, (lml, Isl, Ipl}. En segundo lugar, hay una rela­
ción fonética entre el entorno activante (la consonante que signe a la nasal) y
el producto de la regla: la nasal se hace bilabial delante de bilabial, velar en que J¡IS consonantes alveolares [s), [t) y [d) se convierten en las palatales
..rdelante de velar, etc. No sería natural una regla que convirtiera a una nasal
[SJ. [e) y ú']respectivamente, por influencia de la [y] siguiente. En efecto, las
'consonantes pala tales mencionadas resultan de" la fusión de las consonantes
, en bilabial dela,nte. de dertal, en velar delante de bilabial, etc
. alveolares con la semicpnsonante palatal [yJ.
Pasaremos revista,- a continuación, a los prindpalcs tipos dc reglas fo­
Una regla semejante de palatalización explica también la evolución del
nológicas que se dan en las lenguas del mundo. Los términos que usaremos
a algunas lenguas rol~ánicas, por ejemplo, en el caso siguiente:
para clasificar estas Jeglas están destin'adossólo a facilitar la exposición, y no
tienén ningún 'carácter técnico dentro de la teoría de la fonología generativa.
(25) Latín: relllu/11 [kentum) «cien»

Italiano: cel110 [cento)

B) Asimilación progresiva
6. En la ·!mklica. el ~ra~io de refinamiento de la reprcscntaóóll fonéliCiI e~lá dctcrminado
Los casos de asimilación progresiva entre segmentos adyacenles son me·
por' CQnven.cioncs más o mcnos generalizadas; fundal1lcnlalll1cll1~, S~ registran lodas aguellas
caractctÍsticas fonéticas que en al~una dc las lenguas delu'undo cunoódas SOI1 f"nnl¡\~iramenl(' nos comunes que los de asimilación regresiva. Un ejemplo de este lipa es la
distintivas. ;~ !~similación qne se da en warao. lengua indígena de Venezúela (véase Os·

42 I
;1
ro' ~
43
'c;::H

born 1966), en que la presencia de una consonante nasal produce la nasali·· (JI) [disler] «(dientes»

zadón de todas las vocales o semiconsonantes siguientes (la [h] es una semi· (evler] «casas»

consonante en esta lengua), siempre que no se interponga una consonante. «ojos»,

Así, a las representaciones fonológicas (26)


En el caso de sufijos con vocales cerradas se dan cuatro


¡. (26) «verano»
que la vocal de la raíz sea retraída o no retraída,· redondeada ano

deada, como se ve en los ejemplos siguientes: .

f fmehokohif «sombra»

(32) [disim]' «mi diente»

corresponden las representaciones fonéticas· (27) (gozüm]. «(mi ojo»

[basw m] ((mi cabeza»

(27) [inawana]
(kolum] (mi brazo»

[mel'íókohi]·

Un caso de asimilación a distancia de tipo regresivo es el llamado um/aUf


el . Asimilación simultánea . . de las lenguas gcrmánkas, en 'que un sufijo con uria vocal no retraída {e­
En algunos casos la acción asimilante opera simultáneamente desde la rrada convierte a la vocal de la raíz en vocal no retraída. Los ejemplos si­
derecha y desde la izquierda del segmento asiinilado. Por ejemplo, en cha­ guientes ilustran este fenómeno:
lengua indígena de México, las vocales se hacen sordas entre dos COIl­
sonantes sordas. Compáresé la lista (28), en que todas las vocales son sono­
ras, co.n.la lista (29), en que la vocal de la primera sílaba es sorda.

(28) [ tiy¿?] .. lima"


. [kinó] «sandalia»
[Ia?á] ,dado»
Aunque mucho menos frecuentes que las reglas de asimilación, existen
(29) <,duro» también reglas de disimilación. Algunas de las reglas que consideraremos en
«aguacate» la sección siguiente bajo el título de reglas de r1.juste silábico son
«envías» Por ejemplo, una regla como la del castellano que convierte a una vocal
,~ ~
!"
, alta en semiconsonante cuando está seguida de otra vocal (e.g. faktuarf­
Los, casos de asimilación no simult~nea, A y B, pueden ser iterativos (aktwár], fkonfiarf[komfyár]), se puede decir que «disimila» a la vocal alta
, ·1 .
como e! ejemplo del \Varao, o no iterativos como la palatalizacióri del
.' ~ .' ; 1: de la vocal siguiente. r.. .' .

4.3. Reídas de
4.1.2. Asimilación a distancia
La asimilí\ción a dist¡¡ntia puede ·ser progresiva o regresiva. No conoce­ Co~síderaremos ahora algunas reglas que altéran la estructura
mos casos de asimilación a distancia simultánea. la cadena fónica. Sin querer sugerir necesariamente una visión teleolog
El caso más. conocido de asimilación a distancia del tipo progresivo es el de estas reglas, y sólo para organizar de algún modo la ~){posición: las dívi­
de la armonía vocálica de lenguas como el turco, La armonía vocálica CQn­ 'diremos en dos clases: a) reglas que simplifican 'grupos consonánticos; h¡
siste en que la vocal de los ·sufijos varía según la vocal de la raíz que los reglas que simplifican grupos vlJcálicos.
precede. En- el caso de! ¿ufijo de plural flVrf, la vocal (V) ~parece como
retraída [a] si la raíz contiene uná vocal retráída, y como no retraída [e] si la 4.3. L Reglas que simplifican grupo·s-consonánticos. .
raíz contiene una vocal no retraída, según se puede ver en los siguientes La simplificación de un grupo consonántico puede llevarse a cabo por In
ejemplos: menos. de cuatro maneras: a) por eliminación o vocalización de una conso­
(30) (baslar] «cabezas»
nante; b) por inserción de ulla vocal; c) por metátesis; d) por fusión.
[gullar1 «rosas»
Los llamados grupos consonánticos cultos del castellano reflejan en mu­
[kollar] «brazos»
chos dialectos los efectos de una regla de elisión. Así, por ejemplo. en el

r -1')
44
~

(36) Ika+ ?usa/

castellano coloquial de Chile, la [s] precedida de nasal y seguida de conso·


ka+ ?sa
Elisión de la vocal
nante desaparece, de m¡mera que, por ejemplo, cOlIStante se pronuncia
[ka+la] Metátesis
[kol1t~nte] y construir [ko?truír]. En otros dialectos desaparece la nasal, eS
decir, se pronuncia [kostánte] y [kostruír]. En ambos casos, se ha simplifi­
Esta metátesis p~rece contribuir a la simplificación de la estructura silá­
: cado la estru<;tura silábica por elisión de una consonante.
ya que se e!ímina la consonante postnuclear [ ) ]. que al trasladarse a la
. Eí~mpló de simplificación de grupo consonántico por vocalización de
derecha de la ,consonante siguiente forma con ésta un solo segmento, una
una consonante es la pronunciación paire por padre, común en el
consonante glotalízada. -
no estándar de diversas regiones. La consonante fricl:\tiva [e] se
Veamos finalmente un caso de simplificación por fusión. La p~l~taliz~­
en una semivocal que forma diptongo con la vocal precedente,
ción de consonantes alveolares en inglés, mencionada más arriba· (en §
dose el linde silábico de la palabra. Otros ejemplos semejantes son: aula
4,1. l.), es un caso de este tipo, ya que la consonante alveolár se funde con la
por en el castellano no estándar de Chile y otras regiones, y la vocali­ l',3',
semiconsonante [y] siguiente en una consonante pala tal, como se indica en
zación de la [1] final de síl~ba en latín vulgar, que se reOeja en el portugués
iP' el siguiente ejemplo:
(mtro, del. latín allel'u. El catalán también presenta numerosos ejemplos de
. vocalización':
(37) 1 miss you 'iT e extrañol le echo de menos,}
(34) Latín: sói(i)du «sueldo» Catalán [s)w] ~I}.
. [dÉwtd] Palatalízación
déb(i)tu "deuda»
móv(t!)re «mover» [m)wu¡¡]
que simplifican grupos vocálicos
d.éb(e)re «deber»
tres tipos de regla1s que simplifican grupos vocálicos:
a) elisión; b) consonantización; c) inserción de consonante.
de grupo consonántico por inserciólI de ,vocal C0ll10 ejemplo de elisiól1, consideremos el caso de! siguiente paradigma
es la [e] protética de palabras cómo escribir, Examinando formas emparen­ verhal: .
tadas cof)1o inscribir.. proscribir, etc., vemos que la raíz es fonológicamente
L~ [e] protética de escribir simplifica la estructura silábica, ya,que OS) amo, ,1ma5, ama, amamos, amáis, aman
atrae a la [sI para formar con ella una sílaba.
La vocal [e] qué aparece en los plurales del tipo. canciones, colores, etc. La forma de primera persona difiere de las demás en la ausencia de la voc,ll

pvede considerarse como epentética, En este caso, sin embargo, se trata de temática ti. Es posible, sin embargo, suponer que eÍ paradigma es regular al

,una regla sensible a la información morfológica, ya que no se inserta una [e] nivel de representación fonológica, y q\le la ausencia de la vocal ternáticaen

epentética 'entre las dos consonantes finales de vals, pero sí entre las de sales. ~ 1¡1 primera persona se debe a una regla de élisión que elimina la primera de

L1 diferencia' es, por supuesto, que no hay linde morfemático entre I y J en dos vocales separadas por un linde morfemático (la regla no se aplica a la

valJ, pero sí lo hay en sales·. forma amáis' porque fonétic~mente la i no es' una' vocal' sino una semivocal;

Veamo's aho'ra un e.:p~ .... lA 1lIJlllll:aUUIl por metátesis, En , para' mayores deíálles, véase Harris, 1969: cap. 3 § 3. 2.). Así, la derivación

de las una odusiva glotal va seguida de de amo es Como sigue:


el como se ve en los ejemplos siguiefites: ~
~ . (39) /am+a+o/

(35) PusaJ . «uno» [ka'l-s~al «una vez» 7


[am+o] Elisión de vocal

Pupatl «cuatro» [ka + p~atl «cuatro veces»

En francés, la vocal del artículo definido se cuando la SI­


La represent(1ción fonética de las palabras de la derecha resulta de la aplica­ guiente empieza por
ción de dos reglas: la primera elide la vocal de la segunda sílaba (las c-ondi­
ciones no in\eresan aquí) y la segunda es la regla de metátesisaue nos con­ le arbre I'arbrc ,«el á Ibo\',

cierne. La derivación de estas palabras es, pues, como . la amie ,'amie «la1amiga>}

7. El signo + representa el linde morfemálico 'que separa el prefijo de la míz.

47
46
I

t
,:>IÚii
,: 1
¡

el artículo feinenino la pasa a I ante vocal, siempre que ésta (45) telegraph «telégrafo»

no sea i átona (ya que en este caso, al igual que en la forma amáis del telegraphy «telegrafía»

la i es fonéticamente una semivocal. no una telegraphic «telegráfico»

(41) I'amiga, Nlla «la isla»; pero la historia En telegraph, la vocal inicial, que lleva el acento principal, es [E]. Esta
r vocal se transforma en [.;¡ ], o, según el tempo) puede incluso desaparecer <:11
También se puede efectuar la disolución de un grupo vocálico mediante telegraphy, en que el acentd principal recae sobre la segunda vocal. ESla
la COIIJOllalilizacióll de una de las vocales. Las vocales [i] y [u] del castellano, segunda vocal, que en telegraphy es [E), también se hace [;¡] en lelegr'tlpb \'
por ejemplo, se convierten en las semiconsonantes [y) y [w) respectivamente telegraphic, en que el acento principal recae sobre la primera y la tereeta
cuando van seguidas de otra vocal, como en los casos siguientes: vocal respectivamente. En cuanto a la tercera vocal de estas palabras, que es
[re] en lelegraph y telegrapbic, porque lleva acento. secundario y primario
. tu amigo respectivamente, también se reduce a [~] cuando no lleva acento, es decir',
1~1i abrigo [myaerígo] en telegraph)'. Las formas fonéticas correspondientes a estas palabras SOI1,
pues, las siguientes:
Finalmente, se puede disolver un grUI)O vocálico insenando una conso-.
nante. En el castellano no estándar de diversas regiones, se inserta una [y) (46) [tEJ;,grcéflk]
entre una [i) acentuada y otra vocal, y así se pronuncia [sandíya) por ral/día.,
Hay dialectos del inglés en que se inserta una [r] entre una palabra que l'
~n vocal y otra que empieza por vocal. Se dice así, por ejemplo, the '. En la evolución dellattn al francés se ve también una regla de ucouna·
miento de la vocal final [a]' por ejemplo, en la forma latina tabulam, que
por Ihe idea it (literalmente da idea de ello (eso»». ' pasa al francés como taMe (fonéticamente [tab}:>]).
En los dialectos orientales del catalán, hay una regla que éo~vierte en [;'1 J
las vocales la, E, el y en [u) las vocales IJ, 01, siempre que las mismas se
4.~. Reglar de debilitamiento " encuentren en posición átona. Ejemplos de la aplicac'ión de esta regla son las
'. Hay una serie de reglas que parecen obedecer a 'un relajamiento de la alternancias siguientes:
'articulación, Las principales reglas de este tipo que afectan a las vocales son'
reglas de elisión y de debilitami,ento u oscurecimiento del timbre vocálico de (47) m[á]/o «mato» mL;,j/ar «matar»
" vocales inacentuadas. La elisión de una vocal pretónica o postónica se l!aina p[É]IISO «pienso» p[;¡]nra". «pensar»
La elisión de una vocal final se denomina apócop,<" Ambos fenóme­ p[é)njo «cuelgo» , p[;¡[I1Jor «colgar»
nos se dan en la evolución del latín a las lenguas románicas, como se ve e.n g[:5)so «me atrevo» g[u)sar «atreverse»
[os
t[ó)sso ('toso» I[ u)rrir «toser»
!
(43) . SínGope Lat. tabula(m) Casto tabla
ii El debílítamienth de las consonantes en posición intervocálica es tam­
Lat. populu(m} Cast. pueblo
,1 i un fenómeno muy común. En el castellano no estándar de di,rer~as
I
regiones, la [14) y [~) intervocálicas se debilitan, de tal manera que en
.! I nos casos llegan a la elisión total:
(44) , Apócope Lat. dece(m) , Cast. diez

Lat. arbore(m) Casto árbol


(48) trabajo [tra~á.xo] - [traáxo]

cadena [kaEiéna) - [kaéna)

En cuanto al oscurecimiento del timbre vocálico, el inglés moderno con­ cantado [kantáEio) -.:. [kantáo 1

tiene u~a regla que convierte a ciertas vocales inacentuadas en [a)' es decir,
u~a vocal central media relajada. Se pueden ver los efectos de esta regla en Este es esencialmente el mismo fenómeno histórico que en latín tr~ns.
i palabras como las. siguientes: . forma una oclusiva sorda geminada en simple y una oclusiva sorda simple c¡~
sonora:

48

\
tU "pca. $h' 'k' "lO·'b - frib~

;'ü

(49) Latín: g~ttam Castellano: gota


5, NOTACIÓN!
vitam vida

4.5. Reglds de refuerzo 5,,1. Convenciones para las reglas simples

Finalmente hay "Igunas reglas que refuerzan la articul¡¡ción de .ciertos Veamos ahora las convenciones que se usan en fonología generativa para
segmentos. La diptongación de las vocales medias breves del. latín en Cllste­ O'. representar las reglas fonológicas, Conviene tener presente que estas con­
venciones se justifican sólo en cuanto permitan expresar generalizaciones no
llano ~iued~ ser considerada como refuerzo de la articulacion:
exptesables de otro modo, por lo que hay que considerarlas como hipóte_is
(50) Latín: centum' Castellano: ciento relativas a Iq for:ma de la teoría fonológica, y como tales, están, sujetas a la
refutación empírica. '
socrum suegro
Empecemos por ~ecotdar que las reglas fonológicas relacionan dos nive­
Esta es una regla que todavía tiene vigencia en el castellano moderno, les de representación, el fonológico y el fonético, y que ambos niveles están
como se puede ver en las alternancias siguientes: especificados en términos de rasgos fonéticos. Así la fo'tma general de una
regla fonológica es la siguiente:
(51) contar/cuento; sentir/siento
(53) X~ Y

Nótese ~lue la diptongación tiene lugar en la sílaba acentuada, es decir, en la Las varjable~ X e Y representan haces de rasgos y la flecha significa «se
posición más fuerte de la palabra. convierte em), Llamaremos a X la matriz de entrada [inl)ut] y a Y la matriz
Otro caso de refuerzo de la articulación es el de la l¡lternancia que relleja de Jalid,¡ [output) de la regla. Para los efectos de las reglas que siguen nos
en inglés moderno los efectos del lhimado greal vowel shift [gran desplaza. basamos en las siguientes especificaciones:
miento de las vocales], ilustrado en los ejemplos siguientes:
,f (54)
(52) 'divinity «divinidad" divine «divino» phem( d.lsznr AC ji k J( g , w y u e o a
[dlvlnity]. ' [d.j.váYn] Consonántico + + + + + +' + + + + + + + + + + + + + + +
, serenity «serenidad» serene «sereno» Síhíbico -----++ + + +
[sirénitiY] [siríYn] Obstru)'enle + + + + + + + + + + + -'+ + + + - ­
vaín «vano»
Coronal ++++++++ +

vanít)' «vanidad,)
.
Anterior +++++++++++ + +

[vá3niti Y] ~;
[véYn] Alto
+ + ++++++++++
Bajo +
Heuaído + + + + + + + +
Según el análisis de Chomsky y BaIle (1968)"la vocal acentuada de la pri. Hetlbndcodo + + +
mera columna, que es relajada, se transforma en diptongo tenso en las pala­ Continuo + - + + +
1- + -'- + + '1- '1- ,+ + + + + +

bras de la segunda columna.


Estridente + + + +
Sonoro +++--++ +++++ + + + + +.+ + + + .+ +
Esta lista rápida de procesos fonológicos no pretende de ningún modo' Nasál + - - '+ +
ser exha\,lstiy.a, Sin embargo, es suficientemente representativa como para'
• dar 'una idea de los tipos de reglas más comunes en las lenguas del mundo,
por lo menos en lo que se refiere a la fonología segmenta!. La regla que cambia las oclusivas sonoras no nasales en fricativas, ha­
ciendo abstracción por ahora del entorno determinante, puede ser expre­
Osada de la siguiente manera:

(55)
1- con]
+obst l+ conss. '
+obst
->
+son +son
[
-cont ' +cont

50 5\
'f
É~ta regla, una vez que se ha especifiCado el entorno en que se aplica,

~
+ObSJ +o'~sJ
[
(58)
convierte, por ejemplo, la representacion fonólogka (56) (omitimos rasgos _ +son -'> +son
irrelevantes) ~n la representacion foriética (57). -cont +cont
(56) k a b o

Es posible omitir también la especificación [- continuo) de la matriz de


Cons + -+
entrada, ya que nada cambia si se permite que la regla se aplique
. Sil - + +

mente) a los segmentos sonoros no nasales' continuos. La especifica(iún


Obst + +
[+obst], en cambio, debe set· mantenida, porque de lo contrario la regla se
Ant - +

aplicaría erróneamente también a las no obstruyentes, es decir, nasales \'


Alto +

líquidas. Finalmente, la especificación [+sonoro] es también impresdnJihl..:


Bajo - +
porque, de omitirse, la regla se aplicaría erróneamente a las oclusivas sordas.
Retr + + +
Consideremos ahora la matriz de salida. Notamos que repite dos- de los
Red +

rasgos de la matriz de entrada [+obstruyente, + sOl1oro) , y difiere en ('1


Cont
Estrid

~
+ +

tercero. Es razonable simplificar la matriz de salida conservando ella sl'llo en


las especificaciones que difieren de las de la mátriz de entrada, en este caso
Son + + +

el rasgo [continuo). que es el que la regla (58) somete a cambio. Por otm
parte, si bien el valor para el rasgo [estridente] coincide en la entrada y en la
(57) k a b o

salida, siendo [- estridente] en ambas, como a nivel de representaCión fOIll':'


Cons + - +
tica existen en castellano fricativas sonoras estridentes, como [z] en mi[z)lI/o
. Sil - + +

o [v] t;n A[vJgallútán, para evitar que esta regla convierta, por ejemplo, Idl
Obst + +

-
en [z) en lugar de [dI, habrá que especificar que la matriz de salida contiene
Atit "7 +

el rasgo [-estridente]. Así obtenemos la siguiente versión de nuestra regla,


Alto +

que cQJ1stituye la práctica comúnmente aceptada en fonología generativa H


Bajo +

Retr + + - +
(59) +obstl
Red r+conil
+
[ +sonJ cestri~
Cont + + +

.t Estrid
Son ~
+ + + Problema: Aplicando las convenciones reClen explicadas, el leclor o
lectora puede ahora representar las reglas siguientes:
Nótese que la matriz de entrada de la regla (55) omite una serie de
rasgos no' pertinentes para la identificacióri de los segmentos afectados. Por (601 a. Una vocal cerrada se convierte en semivocal.
ejemplo, no menciona los rasgos anterior y retraído, porque la regla se aplica b. Una obstruyente sonora se convierte en sorda.
por iguál a un segmento anterior como Ibl o Idl y a un segmento no anterior
y refraído'como Ig/. La matriz de entrada es, pues, la especifica<;ión mínima SO[¡!ciÓIl; La. representaciones formalizadas de estas reglas son la5 :¡j.

de las clase, de segmentos afectados pot.la regla. En el caso de la regla (55), guientes:
se puede simplificar la matriz de entrada aún más. El rasgo [+ consonán­
(61) a. [+alto)-,> [-silábico)
tico] tiene la función de excluir a las vocales del dominio de esta regla. Esta b. (+obstruyente) -'> [-sonoro}
exclusión, sin embargo, parece innecesaria, porque el efecto de la regla es
agregar la especificación [+ continuo], y como las vocales son todas conti­
nuas, su especificaCión no varía en absoluto aunqüe se las incluya en la regla
.1'
(55). Podemos, por lo tanto, simplificar esta regla en la siguiente forma:
i
8. Recordemos que ....sla regla se aplica sól" en ciertos entornos, que por el momento no
especificamos. Véase Harris (969) <1 (1975), capÍlulo 2, § 2.5, Ilara la discusión y formularj"lIl
m,ís completas de esta regla '

~t 52
"j 1
. 1~' t '

. En-ln regla (6Ia), el rasgo [+alto) identifica no solamente las vocales (66) a. [+alloJ .... [-silábico]/_ _I+siJábico]

.... [-silábico]/_ _V

cerradas sino también las consona·ntes palatales y velares. Sin -embargo,


b. [+obstJ .... [-son]/~[-sonJ
como todas las consonantes son [-silábico), no causa ninguna dificultad
que se les aplique la reghi (vacuamente). Por lo tanto, es innecesario incluir c. [+silábico] .... [+nasal)1r-.. _-o
consl.,.
t:nasa~
. el rasgo r+ silábico 1 en la matriz de entrada. .f
En las reglas que hemos propuesto hasta aquí, el e'ntorno es si¡:mpre 1,
. En el caso de la regla (6Ib), es innecesario incluir en la matriz de en·
trada el rasgo (+sonoro], yaque nada cambia si se permite que la regla se
«sucesivo», es decir, se da o jlntes o después (en algunos casos, antes y
(vacuamente) a las obslruyentes sordas.
después) del segmento afectado por la regla. Sin embargo; las reglas pueden
también incluir entornos ,<simultáneos». Por ejemplo, la regla (64) pod~ía
Veamos ahora cór~o se especifica el entorno de una regla fonológica. escribirse así:
ir .supongamos que la regla (59) se aplica a e1ementos'intervocálicos. La for­
malización de esta regla será entonces así: [+obst) ~[I-¿on~~ IV [-J V
r+obstl
l±sonJ
r+con~
t.=-estrld
J /[+silábico]---[+silábic~l
.
-estnd
. +. son

en que el rasgo [+ son] constituye un entorno simultáneq. No hay diferencia


La línea oblicua I significa «en el entorno», y la línea horizontal indica la esencial entre estas dos modalidades de escritura.
posiciÓn 'del segmento afectado por la regla en relación con otros segmentos. Par" la especificación de ·algunas 'reglas es necesario referirse al linde
En lenguaje corriente, la fórmula (62) equivale a la siguiente regla: silábico, que representaremos con el símbolo $. Puede su'ponerse, o bien que
c~t{)S lindes son parte .de la representación léxica o que se insertan por me­
dio de reglas, pero, por el momento, no interesa de qué modo se introduz­
segmento que contenga las especificaciones [+obst, +son] can. Lo que importa es que las reglas fonológicas pueden referirse a ellos ..
adquiere también las especificaciones [+cont, -estrid], si está in· PQr ejemplo, la regla del castellano que asimíla ~I punto de articulación de la
mediatamente precedido de un segmentu con In especificación nasal al de la consonante siguiente oper~ sólo si las dos consonantes, están
[+silábíco] y lo 'sigue inmediatamente un segménto especificado s<:paradas por un linde silábico, Hay asimilación, por ejemplo, en cónyuge
[ + silábico]. ·pero no en nieve, en 11/1 huellO pero no en Imevo. Como aún no hemos
introducido. las convenciones que nos permitan formular esta regla en su
Es corriente abreviar la especificación [+sílábico] como V (por vocal) y forlJ111 más general, tomemos sólo una parte de la misma, la que se refiere a
la especificación [+ consonántico] como C. Siguiendo esta convención, se la asimilación delánte de velar, para ilustrar el uso del linde silábico. La
puede escribir la regla (62) así: regla en cuestión tiene la forma siguiente:

(64) f+obsti ~ f+cont l/


(67) +cons . ]
[+nasal) ~ r+retraíd~ . /___$ + retraído
L+sonJ L-estrídJ

L+alto J [
+ alto
Problema: El lector o lectora puede ahora representar las SU!Ulentes re·
de acuerdo a las <;ünvenciones explicadas: Esta regla produc~ el segmento [n] delante de [k], [g], [x] o [w) heterosilábi··
cas, por ejemplo en palabras como nuevo [nwéeo). .
(65)
Para la especificación de otras reglas, es necesario referirse al lipde de
a. Una vocal cerrada se convierte en semivocal (o semiconsonante) si va palabra, representado por el símbolo *. Por ejemplo, si queremos decir que
seguida de una vocal. las obstruyen tes se hacen sordas en posición final de palabra, regla
b. Una obstruycnte sonora se convierte en sorda si va seguida de un seg­ da, por ejemplo, en alemán, catalán, niso y otras lenguas, usamos.Ia
mento sordo. . lación siguiente: .
c. Una vocal se nasaliza sí va precedida de una consonante nasal.
(68) [+obst] [-sonoro]/ _ _ *
Sobic/ól1: Las represent~ciones respectivas son las siguientes:

55
54
Por otra parte, si queremos referirnos aja posición inicial de palabra, la (74) afaMa
especificación es *_._ _'. Por ejemplo, si queremos decir que en una len- . ,
gua determinada las oclusivas no nasales son siempre sordas en posición (75) afaM+a
inicial de palabra, la (ormulación es la siguiente:
La convención (72) es, de hecho, una hipótesis que predice que. los f«.
(69) r=-continu~ -+ [-sonoro]J* _ _
nómenos que se dan dentro de un morfema· también se dan a través de
tnasal
J morfemas. Retomaremos bsta hipótesis en el capítulo ocho, sección 2.
Nótese que la convención (72) no dice nada de una regla que incluya el
¡;l
Finalmente, hay reglas que hacen referencia al linde morfemático, repre­ linde morfemático en su formulación. En ~fectQ, tales reglas no están suíeta~
sentado por el símbolo +. Por ejemplo, la regla, de elisión que hemos pos­ a ninguna convención especial. Así, por ejemplo, la regla hipotética (76)
tulado para explicar formas como amo, derivada de la representación fono­
lógica lam+a+o/, se aplica sólo si interviene un linde morf~mático entre la . (76) V~ 0 I +V
vocal elidida y la siguiente, sujeta a cienas condiciones morfológicas. No hay
elisión, por ejemplo,. en ahora, caoba, bacalao, etc. La regla de elisión debe, se aplicaría sólo a la cadena (75), noa la cadena (74). ,
pues, formularse- como sigue: Obsérvese, finalmente, que la convención (72) no afecta en absoluto a
los lindes silábicos ni a los lindes de palabra. Esta exclusión parece estar
(70) . [+silábico)-+ 0/ _ _ +[+silábico]
bien motivada, ya que hay reglas que se aplican a segmentos de una misma
e
(o:[+sílábico]-+ I _ _'+V)
sílaba y no a los mismos segmentos si son heterosilábicos, y hay reglas qlle
operan dentro de una palabra pero no a través de palabras. Como ejemplo
. Nótese que en esta regla, tomada de Harris (1969),9 usamos el símbolo 0 '. del primer tipo de regla, considérese la regla del inglés que inserta una vocal
a la derecha de la .flecha para indicar elisión. El mismo símbolo, pero a la central fi-J entredos sibilantes (s z.s
Z ~ j]. Esta reglá se aplica en el plural de.
izquierJade la flecha, denota inserción. Por ejemplo, la regla siguiente: . sustantivos cuyos singulares terminan en sibilante,; por ejemplo, en los si·
guientes casos:
(70 0 -+ e 1 * _sC
'(17) . passes [p<.Ésiz] «pases»
indica que se inserta una [e] en posición inicial de palabra delante de [sJ
buzzes [b~zk] «timbrazos»
seguida de consonante. Esta tegla ilustra, además, la convención de usar
wishes [w Ísiz) «deseos»
símbolos fonéticos en vez de matrices de rasgos cuando el segmento especi­
garages [g;>ráz'¡'z] «garajes»
ficado es único, no una clase.
benches [bÉnctz] «bancos,)
Volviendo al linde morfemático, hay una convención especial que se re­
fiere a él con exclusión de los otros lindes"La convención es la siguiente:
judges [¡~jizJ «jueces»

, J1
(72) .Una regla escrita sin mención del linde morfemático se aplica no
Esta regla sólo opera encaso de que no exista entre las sibilantes en cues­
tión un linde silábico, como se puede ver a partir de los siguientes casos, en
sólo a cadenas que carecen de él sino también a cadenas que lo
incluyen. . los que las sibilantes sí aparecen separadas por linde silábico:

(78) , eschew [ES$CU] «soslayar» ,


Según esta conv~nción, la siguiente regla hipotética

S-shaped (Es$seYpt) «en forma de s»
(73) V -+ 0 1_ _V
En los ejemplos del grupo (77), se inserta un linde silábico, es verdad, entre
~e aplicaría 1]0 sólo a una 'cadena como (74) sino también a una como (75), las dos consonantes sibilantes, pero sólo después de aplicada la regla de
inserción de [tI. .
con lo que se produciría la elisión de la vocal tachada:.
_ Como ejemplo de regla que se aplica en el interior de una palabra, pero
- no a través de palabras, considérese la regla del inglés' que asimila una con­
sonante nasal al punto de articulación de la consonante siguiente. Esta regla,
9. Véase, por ejemplo. laregl. (17) del capítulo.3 en Harris (1969) o (1975).

56 'í 'í
responsable por ejemplo del contraste e'ntre el prefijo de imponible «impo­
Para expresar est~ regla unitariamente, necesitamos el siguiente formalismo
sible» y el de intolerabie «intolerable», no se aplica, por ejemplo, a la frase
(comtll1mente llamado formato transformadollal):
, in PariJ «en París». En castellano, en cambio, la asimilación se hace también
a .través de palabras, y así se pronuncia [emparís] en París, {kompa6yén6ya] o ,;:i:.
(82) [ + silábico] [: consJ
[kompasyénsya] con paciel1cia, etc. .
+nasal
Problellla: El lector o lectora puede ahora tratar de formular 13s reglas
2 =>
.r siguientes,:
0
nasal]
(79) . a,
Cámbiese (tI en (sI delante de un morfema que empiece por
[iY]. Esta reglá explica las siguientes alternanc.ias del inglés: Esta 'regla asigna un número ,a cada uno de los elementos afectados y en la
president «presidente»/presidency «presidencim> última línea indica si el segmento se conserva, mediante la repetición de su
democrat «demócrata»/democracy "democracia», número, o si se pierde, lo que se indica por el símbolo 0. Además, bajo el
La vocalliY) es [+3Ito, +tenso,-retraído)..
nlllnero correspondiente se indican los rasgos insertados por la regla, en este
(Nótese que esta regla no se aplica dentro de un morfema:
caso {+ nasal] bajo el número 1.
parly .«partido» no se hace*parcy.) ,
b. Insértese la vocal [;¡J al final de un morfell)a que termine en . Veamos ahora un ejemplo de metátesis. En hanunoo, lengua indígena de
consonante yque esté seguido' de otro morfema que empiece las Filipinas, todo grupo de oclusiva glotal más consonante invierte el orden
con consonante (úsese el símbolo ~;¡l ~n vez de los rasgos si el grupo está precedido y seguido de vocal. Así, a la forma pusa] «uno»
correspondientes). Esta regla explica la siguiente forma en corresponde [kas~a] «tina vez,;, y no "[ka'sa].10 La regla correspondiente se
diegueño: Ip+c+ tax/-4 (pJ(:;¡tax] «están disponibles», formula así en el formato transformacional:
.. ' c. Elídasela vocal [el en posición final de palabra (úsese el
símbolo [e]). Esta regla explica la siguiente forma en portu­ (83) V- e V

gués: Imurale/....... [mural] «mura!.;, Supóngase que esta vocal 2 3 4 =!>

'siempre va precedida de consonante,


3 2 4

Las soluciones son las siguientes:


Como no es posible expresar unitariamente las r$:glas de fusión y las de'
t80) a. [-continuo] ..... [+continuo)
SihíhicO] metátesis en el formato explicado hasta aquí (a veces denominaüo clásico en
r+coronaJ + +aho
I~ant
.~ ; contraposición al transformacional), es necesario agregar al aparato teórico
[
+ tenso
-retraído la fonología generativa el. formato transformacional. .
C son
Hay ciertas reglas de fusión,'sin embargo, para las cuales el formato
clásico parece preferible, ya que el transformaciQnal impone una selección

'r
[o: ~conJ
+cur,
->
( +contJ/
+'
,.
[Sibibie<.]
+alto
arbitraria entre dos posibilidades. Este no es el caso en la r~gla de nasaliza~
ción del francés a que nos hemos referido más arriba, ya que el segmento
+ant + tenso 'resultante de I~ regla es un~ vocal. de modo que se puede determinar sin.
-son , -retraido arbitrariedad que es la consonante la que se elide. Pero si tenemos una regla,
b.0 -->;) I C_ _ +C . por ejemplo, en que dos vocales contiguas se funden en un segmento que
'*
é. e ..... 0 I <;;_ _' combine rasgos de ambas, el formato transformacional nos fuerza a elegir
entre estas dos formulaciones: '
H:ay éiertos tipo~ de reglas que requieren un formato diferente del e¡¡pli­
cado hastá aquí: específicamente aquellas que afectan a más de un segmento
(84) . V V

simultáneamente. Este es el caso de las reglas de fusión y de metátesis.


12 =!>

Un ejemplo típico de regla de fusión es la sigui'enle del francés (de la o 2


dinios más arriba una versión incompleta): [+X}

(81) U¡:¡a secuencia- homosilábica de vocal seguida de consonante nasal


se transforma en pna vocal nasal. l\). Ya nos hémos referido a csto~ datos arriba, en la seccíÓrl4,J.I.·

58 59
~
J;:,
~1
(85) V V La regla que nos interesa aquí es la que da cuenta de los demás casos. El
2 ~
lector o lectora puede tratar de expresarla de manera no formalizada; para
l. 0
mayor simplicidad, supóngase que está ordenada después de la regla (89).
(+X]
La formulación, sin rigor formal, deberá ser ésta: ,dos vocales hetero­
morfemáticas se funden en una vocal larga que toma su altura de la primera
En cambio, el formato clásico nos permite usar una formulación neutra, y su retracción de la segunda. El caso más claro es d), en que la secuencia
que parece más adecuada para describir este proceso: ti + o/, qúe consta de una vocal alta no retraída y 'una no alta retraída se
transforma en una vocal larga alta retraída (u:), Ahora si tratamos de expre­
V V---4 V
sar esta regla con el formato transformacional, hay dos posibilidades. ¿Cuá­
[+X]
les son?'

¡' Las formulaciones son las siguientes:

Un caso ,real de este tipo es el siguiente: En tlapaneco se dan las si·


guientes fusiones de vocales heteromorfemáticas: ' (90) . í+silábic';-l + ( + silábico]
l.?alto J

(87) a. a+o o: 1 2 3~
~ ,:

¡'
b. 0+0 ---4 o: o 2 3

id' c.
d..
u+o ---4 u:
---4 u:
raalto l

i+o L+larg~
e. a+a ---4 a:
f. o+a ---4 \Va: (91) [ + silábico] + í+silábicO¡

g. u+a ---4 wi: 12retraídoJ

h.' i+a ---4 1: 1 2 3=>

Para esta lengua, hay que suponer la siguiente clasificación de las vocales:
1 2 o

[aretraído]

+ largo
'. '

(88) a ,: u o No parece haber motivación alguna para elegir entre una u otra de estas
Retraído ;~, ++ reglas. .
Alto + + Por otra parte, el otro formato, no, transf~r~acional; nos permite evitar
este problema, y reflejar más directamente el proceso en cue~tión:
Los casos f) y g)están sujetos a la siguiente regla:
(92)
r+silábic~T + r4-silá~ic~ ---4 ~silábicol
~
Siláb~cj ,Silábicj
~
(89)
+retrald + -retraído
l.?alto J jpretraldoJ aalto
,: !,
,i ~retraído
aaltú ...,.alto +Iargo
,f 1 2 3
,"

2 3 _ =9
'1
(- siláb ico] r
aalto 1' En conclusión, pa~a algunas reglas de fusión, el formato clásico es más
L+larg~ , adecuado que el transformacional, mi~ntras que para otras, sucede a la in­
, I
versa. Sería deseable, por supuesto, que la teoría no admitiera es'ta prolifera.
en que el símbolo a indica concordancia de especificación, es decir, SI el . ción de recursos. .
elemento r de la matriz de entrada es (+alto]. el elemento 3 adquiere esa
especificación, y si el. elemento 1 es (-alto), el elemento 3 queda especifi. 5.2. Convenciones para combinar dos o más reglas
cadQ de este mismo modo. Consideremos. ahora las convenciones para abreviar dos o más reglas
similares. Por ejemplo, la regla que transforma la [n]de en en (m] en la frase

60 61
~~----~--------------~------~

él1 ParÍJ, y, la. regla que efectúa e! mismo cambio dentro de una palabra, , C.omo la expresión que nos interes,a es «cero Ó más consónantes», la
COil10 en imposible, son incuestionablemente simi!nres, y nuestra notación representación adecuada es C o (o, lo que significa' lo mismo, [+cons}o)' En
debe renejar ese hecho, Sin una convención especial pam combinar estas ,vez de la regla (96), tenemos entonces la regla (98):
reglas, las formulaciones son como sigue:
(98) V -+[+X] / V Co - ­

~
(93) [+nasaI1 -+ f+anteriorl / _ _ * consl [+X]

l-coronalj +ant
-cor SI la regla se aplicará a través de una o más consonantes, el símbolo apro­
piado sería, por supuesto, el'
Supongamos ahora una regla del mismo tipo perO con ún número tope.
[+nasalJ -+ r+ anterior] /-' +cons]
+nnt Por ejemplo, la regla siguiente:
L-cofOnal_ [
-cor
(99) Una vocal se asimila a la vocal precedente si las separa no más de
Como se, ve, tormalmente estas reglas difieren sólo en la pr,esencia versus • una consonante.
1.1 ausencia de! linde de pabbra, Si adoptamos la convencióh de encerrar
La convencióil que necesitamos para representar el lím'ite superior es la si,
. entre paréntesis los elementos cuya preselicia no es obligatoria para la
ración de la regla, podemos combinar las reglas (93) Y (9-1) en Llna stila: glliente:

195 ) [+nasal1 -+ +anterior


[-coronal
J/- ,
(*) [+
rons
+ant
1 (100) La expresión «no más de n casos de x>~ se 'representa con
símbolo X".
el

. -COl'
Comhinan¡lo las convenciones (97) y (100). podemos represehtar la regla
(99) así:
Eslri~tamente, (f.}51 no es una regla sino un éJt/I/CI1Jt1 que ahrevi,¡ dos
n:gl.¡s, pero en la práctica ignoraremos esta distÍnción a menos que sea im·
porranre para la discusión. (l01) V -+ [+X1/ V C¿

ahora que hm' unaregb que asimila una vocal a la vocal [+Xl

precedente, y que esta regla se aplica tanto cuando las vocales en cuestión
. rL'st,in sep;mKlas por lIna o mús consonantes como cuando no lo cstún, Si
Las representaciones C~ y (Cl son, por supu'esto, equivalentes, pero am,
lIS,1Il10S In convención recién presentada, la reg!:1 tendni la 101:1113 siguiente:
hos tipos parecen ser necesarios, porque cada uno. de ellos permite repre­
sentar expresiones que I~O son representables mediante el otro tipo, Así, por
(<)61 V->[+X11 V (C)(C) ... ­ ejemplo, la expresión «una o más consonantes>~ se r~presenta Cl! y no ad·
[+X1
mite representación por medio de paréntesis. Por otro lado, los paréntesis
permiten expresar ciertas opciones de tipo jerárquico que no se pueden
rqm.'sentanJo· X los rasgos de la \'ocal asimilante. Este eSl)uem'l. sin em· expresar de otro modo, por ejemplo en la siguiente regla, que discutiremos
no b totalmente ,sarbfaClorio.· En vez de los puntos suspensivos. lo detenidamente más adelante (véase el capítulo.4 §2:1.1.):
que tl,mría que escribir sería el n1<\xi1110 númen,¡ de consonantes que pueden
il1lel"venir entre (fos \loca!es. !\::ro como ese número es en renlidnd irrde­ (102) V -+ [+acentol / _ _ CQ(VC)VC~)*
\ ¡¡nl\:, s<:l'ía pn:r\:rible lIS,H lIna cünvenciún que perniitiera omitir su 111<:n·
ei,in, bt¡ícohvencíón es b siguiente: . Las convenciones que hemos examÍnado hasta el momento permiten Ín­
Cluir elementos facultativos en una regla. Un caso especial de elementos
(9"/) La expresión «n ü m,Í$ casos de X" se representa con el sím· facultativos es liquél en que la selección de un elemento facultativo en una
bolo parte de la regla está condicionada por la selección de otro elemento facul­
tativo en otra parte de la regla. Para ilustrar la convcrlción que p~rmit~
expresar esta relación, consideremos la siguiente regla imagin~ria:

6~ 63
/fi íí

, (l03) una vQcal alta inacentuada se hace semiconsonante (Le. [- silá­ (108) regla (106) regla (107)
bico]) delante de otra vocal. Si la vocal 'condicionante (es decir, ia ya . ya
esta última) es redondeada, la semiconsonante resultante tam­ ua '\Va a
~ (es decir, semivocal alta
bién es redondeada. retraída no redondeada
más ~ocali
Según esta' regla, los sigúientes cámbios tienen lugar: ja-->ya, ua-->wa, jo yo 40
iO-H~, iU-H-lU (el símbolo 4 representa una semiconsonante palatal redon­ iu uU lju
deada como la 'que se da en francés en palabras como huit «ocho.». Se
puede expresar la primera parte de esta regla así: Como Je ve, la regla (106) nunca elimina el redondeamiento de una
vocal redondeada; sólo agrega redondeamiento a una vocal no redondeada,
(04) ~SilábiCJ
-acento

--+ [- silábico J 1__ [+ silábico] mientras que la regla (107) funciona en ambas direcciones.
Los fonólogos generativistas no están totalmente ·de acuerdo sobre el uso
, + alto
dé los paréntesis angulares. A algunos les parece una convención demasiado
potente, que permite expresar genera~zadónes espurias. Efectivamente, en
nuestro ejemplo hipotético, parecería que se trata de dos reglas distintas,
y la segunda parte de este modo: una de semivocalización y otra de asimilación en el redondeamiento, y que
su reducción a una no es recomendable. En vista de esta observacióñ, habr.i
(105) f- SilábicO]' --+ f+ silábico] l
1 - - - r+silábico J que usar con cuidado este recurso de los paréntesis angulares, y tene'r ell
- acento
[, +alto
l:t-
redondead~ LHedondeado cuenta la posibilidad de que no sean en verdad recursos legítimos.
Veamos ahora cómo se representan las reglas de asimilaQón y disimila
ción. Tomemos como ejemplo la regla de asimilación de las nasales al punto
de articulación de la consonante siguiente que, como hemos visto, se aplica

'
Es posible combinar' estas dos reglas de la siguiente manera: en castellano tanto dentro de la palabra cQmo a través de palabras.
Hen10s representado la sub regla que opera delante de labial así:
~ C-Silábic~
t
(106) SilábiC] 1 - r+silábicol
~acento, <+red> J l:+red> J (109.) (=95) [+nasal] --+ r+antl 1 - (*) t+conJS
+alto L:- coIl +ant
-cor

,r
este esquema, las especificaciones encerradas en paréntesis angulares Para dar cuenta de la asimilación delante de velar (por ejemplo en UJI
deben' interpretarse como co-dependientes. Así, si la vocal determinante gato)necesitariamos una regla como la siguieme,
tiene la especificación [+ red], la regla introduce la especificación [+ red] en
la vocal que constituye el foco de la regla; de lo contrario, no. Por supuesto,
(110) [+nasal] . an
si la vocal focal ya tiene el rasgo [ + red J, es decir si es [u], conserva ese rasgo
-cor] 1 _ ( * . ) tconJ
--+G -ant
(por ejemplo, ua--+wa). .
Elle€ t or o lectora .puede tratar de determinar la diferencia entre la regla +retr -cor
+ alto +retr
(106). y la siguiente: , +alto
r+s~lábic~

~
(107) SilábiCJ
-acento
--+ r-silábic;;-}' 1_ _ '
~red ~ ~red ~ y así sucesivamente para cada punto de articulación distinto; Lo que se ne­
: +alto cesita es una ~onvención que permita asignar una especificación variable a
los rasgos que definen el punto de articulación (esto es anterior, coron;d.
retraído, alto, distribuido) según las especificaciones de la éonsonante si­
La diferencia está reflejada en el siguiente cuadro: guiente. 'La convención es la siguiente:

(,'i
64
,(111) Las letras griega~ a,~,y ... son variables que :repn:sentan la espe­ Consideraremos ahora el uso de los signos { } en la abreviación de las
cificación + o -. Rasgos especificados con la misma variable en reglas. Estos sígnos permiten la referencia en una sola regla a dos o más
una regla ~ienen la misma especificaCión en cada aplicación de segmentos o secuencias distintos y mutuamente exclusivos. Así si se'quie~e
~.

la regla (es decir, 'o bien son todos positivos o todos negativos). , indicar que una regla se aplica: a) delante de vocal alta; b) delante de con­
el'
'. sonante labial, se puede especificar entorno de la siguiente manera:
De ac~erdo con esta convenciÓn, una regla que diga que 'lahasa1es + o
anferior según que la con~onante siguiente sea + o anterior se escribe (118)
I GSilábicJ j (a)
j
así: +a/to

(l12) [+nasal] -lo Jaantel'ior]/ _ _­


'~a~~::ioJ
Aplicando la misma 'convención, a los demás rasgos que udineri el punto
~,on,
+ant
-cor
J
"

de'articulación, resUlta la siguiente regla, Por supuesto, es difíci~ imaginar reglas de este tipo, que se apliquen en

'! ¡
entornos tan disímiles, por lo que muchos fonól'ogos generativistas dudan de
1_ _ (#) 'l+con5
(113) [ + nasal] -lo. aan!' la necesidad de esta conv~nción, Es claro .que una convención de este tipo
~cor aant puede dar la apariencia de generalización a una regla que no tenga nada de
yálto ~cor
general, y por eso no parece conveniente su uso. La mayoría de los casos en
Dretr y alto ~
que se' usan estos signos son, o bien' generalizaciones espurias (es decir, se .t~

Edist Dretr ~
trata de dos o más reglas distintas), o bien casos en que la generalización

todist
puede ser expresada de otro modo, Un ejemplo de este último tipo es la

siguiente regla del francés:

que 'es el equivalente formalizado de la regla que asimila las nasales al punto
de articulación de la consonante sigUiente. 11
El uso de variables esta sujeto además a la siguiente convención:
( 119) V -lo [+ nasal] f _ _
l+consl
[t-
nasa:J.
fe}
,*'
(114) Lasespecificacion'espareadas aX, aX] (óaX, ~aX) Esta regla dice que una vocal se nasaliza delante de consonante. nasal, si
representan los siguientes casos: [+ X, - XJ y [- X, + X]. 'ésta' va seguida a su vez de consonante o de linde de palabra, La regla se
. aplica, así, a representaciones fonológicas como las siguientes:
Esta convención es útil para las reglas de disimilación, Supongamos que
hay una 'lengua que no permite dos oclusivas o dos fricativas juntas, y que
(120) Ibonl
, «bueno»

I
cambia la primera consonante en fricativa si la siguiente es oclusiva, y'en
t1rendil «lunes»

oclusiva si la siguiente es fricativa. Esta regla, por ejemplo, tiene los si­
Iblans! «blanca»

guientes efectos: kp -lo xp, tt -lo st, fs -lo ps, ss - .. ts,


Sin la convención (114), habría que escribir dos reglas separadas, .¡¡'
fi flero no a rCflresentacíones como éstas:
(115) [+obst] -lo [+cont] 1_ _ [-cont]
(121) lami! «amigo»

., '

(116) [+obst] -lo [-cont] 1_ _ [+cont] lane! «año»

pei:o dicha convención (114) permite combinar estas dos reglas así: . Si se considera la estructura sílábica de estas represeritaciones, es posible'
formular la regla (119) sin el uso de los signos { } que indican la disyunción.
(17) [+obst] -lo [-acont] 1_ _ [acont] En los ejemplos del grupo (120), la estructura silábica es como sigue:

En Ilarrís (1%9) Y (1975). capítulo 2:§ 2,2. se encontrará una discusión más detallada
de esta regla,

66 67
~t;' .

(128) . ~., Silábic - [-silábico] */--V


(122) l$bon$1

1$loon$di$/

l$blans$1

+ alto

-acento
J
Parecería que este recurso produce arbitrariedad, ya que en vez de (128)
En cambio, en los ejemplos de 1) es así: .
se podda ofrecer la formulación (129):
(123) l$a$mi$1

~
l$a$ne$1 ,

(129) 'SilábiCJ - [-silábico] *1 V . - - '


+ alto

-acento

Como se 've, la regla de nasalización se aplica siempre que no medie un linde


silábico entre la vocal y la consonante nasaL Basta suponer, como lo hemos Sin embargo, en la práctica no hay arbitrariedad, ya que los hechos per­
hecho más arriba, que los lindes silábicos cuentan para la especificación de tinentes normalmente favorecen una formulación sobre otra. Así, por ejem­
hls reglas tal como.cualquier otro símbolo, para refcirmular la regla así: plo, según cuál sea el reflejo fonético de secuencias como HuI y luil en
'Ir
nuestro ejemplo IliP<1tético! la forri'lUlación adecuada será (128) o (129). Si
(24) .V -. [+ I . ¡:¡:'cons-, estas secuencias están representadas fonéticamente como [yu] y [wi], q\-lÍerv
.l2: nasa.!j decir que la formulación correcta es (128). Si, pot el contrario, están repre·
Como en los ejemplos .del número (123) hay un linde silábico entré la vocal sentadas como [iw] y [uy], la formulación correcta es (129). Esto supone que
los do; casos abreviados por una regla de entorno reversible están ordena­
y la nasal, la regla no se aplica.
dos de modo que se aplica primero la versión «literal» de la regla y luego la
En' conclusión, parece que los signos { } son superfluos. Hemos expli­
cadü so uso de todos modos, porque aparecel1 frecuentemente en la litera­ versión «invertida».
lIay, sin embargo, ciertos casos en que la convención que acabamos de
tura de la fonología generativa.
Finalmente, presentaremos una convención para expresar las llamadas explicar produciría arbitrariedad. Por ejemplo, supongamos una regla que,
. reglas' de entomo reversible [mirror·image rules]. Supongamos' una regla nasalice una vocal que vaya o precedida o seguida de una nasal. En este
como la. siguiente: caso, resultará arbitrario elegir uno u otro entorno como básico. Existe otra
convención para estos casos que consiste simplemente en omitir la líne! 1
¡
(125) Una vocal inacentuada alta se transforma en semivocal
horizontal que especifica la posid?11 del segmento afectado por la
,. va seguida' o precedida de otra vocal
. Nuestra regla hipotética deberá expresarse, por lo tanto, de este modo:

(130) V - [+nasal]/ [+nasa1]


Las convenciones que hemos explicado hasta aquí no nos permiten ex­
presar esta regla unitariamente, sino en dos partes:
Es muy probable que un estudio más profundo de estos casos muestr<:'

que no hay diferencia real entre estos dos tipos de reglas de entorno reversi­

~
(126) SilábiCJ - [-silábico] 1_ _ V ble. .

+aho
-acento
Problemd: El lector o lectora ahora escribir las siguientes regla,
usando las convenciones explicadas:

~
(127) SilábiCJ - [-silábico] IV -­
+aho (131) a. En una lengua im~ginaria, se acentúan la penúltima vocal ~í
-acento la palabra tiene dos o más sílabas, de otro modo, el acento V.I
en la única vocal d~ la palabra. (Escríbase V -+ (+acenttl]I
En vista de la semejanza formal de estas reglas, sería deseable poder ..... ) . .
c?mbínarlas en una. Esto se puede hacer marcando el <;ntorno coh un aste­ b. En turco, una vocal alta se asimila en redondeamiento y n:·
riSco: tracción a la vocal de la sílaba precedente (no importa culÍn·
tas consonantes se interpongan). . .
Las vocales del turco se clasifican así:

(,' )
68
"1

~
ii w u e o a o
c. (i)
+Silábic0J
+ alto -> [- silábico J 1_ __
r+silábicol
alto + + + + L+retra¡d~
-retraído
retraído + + + +
redondeado + + + +
o alternativamente:

Ejemplos de aplicación de esta regla: (j') ~SilábicO J !+silábicol

~
+ alto , -> [-silábico) 1_ _ tretraíd(~
- redondeado
evim «mi casa» '%'

~Silábic~
.t gozüm «mí ojo»

gulwn,
haSwI11
«mi rosa»

«mi cabez:l»

(ii)
. +alto '
+ retraído
-> [- silábico) 1- - - t¡:silábic~
retmídj

o alternativamente:
¿. En una lengua con cinco vocales (i e a o u) se dan las si·
guientes reglas:

(i) i --+> ~I'/ __._ {~}


Oi') ~SilábicO
+ alto
+ redondeado
J --+>
, !+silábic~
t
[ - silábico] 1 - - retraíd~

6.' EL ORDEN DE LAS REGLAS

(ii) u -'t w 1__ {!} La fonología gene:rativa, a partir de Halle (1962), difiere de otras teorías

Il,.nológicas anteriores en que incluye el siguiente principio: 12

(133) Principio de ordenación lineal:

Suponiendo las siguientes especificaciones,


Excepto en los casos expresamente previstos por la teóría, las

reglas fonológicas se aplican en orden lineal.

j e a o u
,'Este principio implica que una regla B puede se~ aplicada' al producto de

y w
silábico + + + + +
aIro + + + + una regla precedente A. Así, por ejemplo, las dos regla~ siguientes del inglés

, retraído + + + + pueden ser aplicadas sucesivamente a una cadena de segmentos fonológicos:

redondeado :t­ + +
bajo + (134)
v -> I+largo¡'I_I_"_(f-SihíbíCO, ' l",l f;'consonántic~
[-consonantlcol tsonoro . J
formúlense, his reglas (i) e (ii) separadamente, (135)
'f y luego combínense en una. continuj
+coronal 1 [+corto1 13
G-sil.íbicol .
Ir +sil:íbicoJ - - - [acento J
Las soluciones són las siguientes:
G+ anterior
(t, d) . (D)

(132) a. V":' (+a.centó) ,_,_._ Co(VC o)*

J
12. Nos eSlamos refiriendo al modelo .Ie fonología generativa de los años sesenta, que

b. [-l;siiábic~
+ alto J -> raretraído
L!redondeado,
J/
[+Sil,ábiCO
~redondeado
entonces se consideraba dasíco y que culminó en Chomsky y Halle (1968). Hoy en día, l.
Fonología Generativa Natural ha rebautizado ~lícho modelo como Fonología Generativa
Transformadona!. El problema de la o'rdenadó~ de las reglas, con sus múlliples versiones. se
discutirá a fondo en el capílulo ú, especialmenle en la sección § J.
, " ar~traído
!J. Empleamos l. especificación ¡ +cortol par. distinguir la ~onsonanle medin tic p('ala
«bali~loral) en su pronunciación norteamericana [D) de l. oclusiva que Scusa en l. pronuncia.
(iúll británica [ti, "

70 71
La regla se aplica, por ejemplo, en los siguientes casos: . Se pueden explicar estos hechos ('or medio de tres reglas, ordenadas de
la siguiente manera, .

(136) obeyed 10beYdl [obé:Yd) «obedeció» (142) .a. Elisión de Idl intervocálica
bowed Ibawdl [bá:wd] «saludó» .
b. Fusión de vocales idénticas
c. Elisión de Ibl intervocálica
La regla (lJ5) se aplica en casos como éstos:
. que permiten siguientes derivaciones:
liealer IbiYtrl «batidora»

siuíng {SltITJ/ . «sentado»


(143) lestabal Ikansadal

En el caso de palabras como leada «jefe», se .ambas reglas, de la kansaa (regla 142a)

siguiente manera: kansa


(regla 142b)

estaa (regla 142c)

ehtáa kansá (otras reglas)


(138)

li:Ydr (regla 134)

(regla 13.5) Problema: El lector o lectora puede ahora tratar de determinar el orden
li: YDr
• [lí:YDr] (otras reglas)
de las reglas en los siguientes casos:

( 144) a. En yawelmani, lengua indígena de C:lli¡orni~ se dan las sí-


Que el orden es como se indica y no a la inversa, se. puede ver en el guientes representaciones:
hecho de que beater es fonéticamente [bíYDrl, y no [bí:YD¡l. Este es preci.
S¡lmente el resultado que se obtiene al aplicar las reglas en el orden pro- Isudu:k?+itl !sudo:k )ut] «remOVer"
puesto. como se muestra en la siguiente derivación: . />u:t>+hinl [>ot>hun] «robar,;

(139) Las diferencias entre las repre~entaciones fonológicas y


(regla 134 no es aplicable) las representaciones fonéticas se explican por el efecto
bíYDr ' (regla 13.5) de las siguientes tres reglas:
[bíYDr] (otras reglas)
!

(i) V --> [-largo] 1 C2


Si s~ las reglas en el orden inverso, el resultado sería distinto:

(140) IbiYtr{
(ii) r+ silábic~
li- alto J
-.... r+ retraído
li- redondeado J/a Silábic0J
+ alto e
b¡YDr 135) + retraído . .o
bí:YDr 134)
"[bí:YD¡] .(otras reglas) (iii) ~5i1ábicJ
+alIO --+
.
[-al~ol
. Hay dialectos del in,.glés en que la pronunciación de beater es, en efecto, + largo . ,

[bí:YDd, con tina vocal larga. Para esos dialectos, habrá que especificar que

el orden 'de las reglas es 135-134. Determínese el orden de las reglas.

Otro ejemplo que ílustra el principio (133) es el siguiente. En el caste­


b. En se dan las siguientes representaciones:
llano no estándar de diversas regiones (por ejemplo, de Chile), es frecuente

I que las consonantes Ibl y Idl se elidan entre vocales'. Si las vocales a ambos Ived [vyej
I lados de la consonante son idénticas, hay fusión si la consonante elidida es [tee]

Id/, pero no .si es Ib/. Así resultan las siguientes pronunciaciones:

Hay una regla de diptongación (ee -+ ye) y una de eli.


(141) estaba [ehtáa] sión de Ivl imervoc;:íli,ca. ¿En qué orden se aplican estas
[kansá]

72
n
. Recuérdese que estas formas han siqo explicadas por la acdónde tres
Las soluciones a est~s problemas son las siguientes:
reglas: a) elisión de [d] intervocálica; b). fusión de vocales idénticas; y cl
a. En el caso del yawelmani, el orden de las reglas debe ser así: (l44ii) ­
(l44iii) . (l44i)
elisión de [b1int{!rvocálica.
Si consideramos las reglas a) y c) independientemente, no parece haber
. .¡
¡

Se puede ver que la forma correcta {?ot?hun] resulta 'sólo de esta arde·

nación:
razón para ordenarlas una después de la otra, sino por el contrario, dada su
semejanza, parecerla que hubiera que combinarlas en una sola. Sin embargo, 1
I
(l45) Pu:t)+hinl
)u:t)+hun Cregla 144ii)
áI considerar su relación con la regla bl, vemos que mientras que a) precede
a h), e) la sigue. Por lo tanto, las reglas a) y c) resultan ordenadas indirecta­ i
!
>o:t)+hun (regla l44iii) . mente, por un principio de transitividad:
[>ot)hun] (regla 144i)
(148) Principio de transitivídad:
Si la regla (iii) se aplicara antes de la regla (ii), la forma del sufijo no
cambinrÍn, ya que la vocal condicionante no sería alt~. Por otra parte, si Sí una regla X precede a una regla V, y la regla Y precede a.
se ápliclir3 ht regla (i) antes de la regla (iii), resuh"ría la forma fonética una regla W, X precede a W..
"[?ut?hunJ, como se ve t:n la siguiente derivación:
Volviendo ahora al prinCIpIO de ordenación lineal (133), tratemos de

(146) pu:t>+hinl adarar el significado de l~ frase introductoria «excepto 'en los casos expre··

>u:t)+hun (regla l44ii) samente previstos por la teoría»,

put)hun] (regla l44i) Hay por lo menos dos lipos de reglas que no permiten ordenación lineal,

(regla 144iii)
pero existen convenciones de abreviación que las exceptúan automática~

mente del principio (133). El primer caso es el de las reglas de acento «va·

b .. En cuanto al segundo probl~ma. la regla de diptongación debe preceder riable», es deelr, las que asignan el acento a distintas sílabas según que se

a la de eiisión de Iy/. De lo COl:¡trario, tanto la secuencia [ee]lXiginal


den o no ciertás condiciones. Un ejemplo muy simple es la siguiente regla

como la producida por la elisión de Iyl se diptongarían; es decir, (as


imaginaria:
formas fonéticas resultantes serían [vye] y *(tye].

El prinCipio de ordenación lineal no dice que todas las reglas estén orde· (149) As{gnese el acento a la penúltima vocal si la palabra tiene dos
nadas críticamente, ya que en muchos casos el orden relativo de dos reglas es o más silabas; si sólo tiene una silaba, asígnese el acento a la
irrelevante. Por ejemplo, en castellano, ia regla que espirantiza las oclusivas única vocal de la palabra.
sonoras en ciertas posiciones (por ejemplo, entre vocales) puede aplicarse
antes o después de la regla que inserta una [e] epentética en palabms como Usando las convenciones explicadas anteriormente, podemos expresar

escribir. La ordenación de estas dos reglas no es crítica, porque sus domi· esHI regla así:

nios 14 no coinciden en absoluto. Es posible, sin embargo; que dos reglas que
no tengan relación directa estén ordenadas críticamente por su relación a \Ina (50) a. V -.> [+acerito] 1_-CoVCo *
tercera. Considérese, por ejemplo, el Giso menelonado anteriormente del
castellano no estándar en que se dan formas como las siguientes:
b. V -.> [+ac~'nto] I _ - Co *
Es claro que no se pueden ordenar linealmente. estas dos reglas. Así,
(147) '/estabal [ehtáa]
dada una forma Ibabal, si el orden fuera a·b, obtendríamos la siguiente
Ikansadal [kansá]
. derivación:

14. El dominio de una regla fonológica es la cadena definida por l. descripción estructural (151) Ibabal
de la regla. Así, .por ejer~lplo, el dominio de la regla (i) es la porción subrayada en (íi).
:. biíba (regla 150a)

. (i) [+siláb¡col. .. 01 _ _ >11>


[bábá] (regla 150b)

,Oi) >1I>palu#

que nos daría una forma incorrecta con acento en ambas sílabas. Lo mismo.

En otras palabras. el dominio de la regla está constituido por el foro le! segmento arectado
sucedería si el orden fuera el inverso:

. por la regla) y el en/fImo. Én este ejemplo, el foco es.la última vocal y el entorno ellí<)de final
de palabra.

75 i:
.~
74 ,
í
í
f r Iv
,c
~ .¡

\
l'
(152) Ibabál esquema están O'rdenadas disyuntivamente, y se cO'nsideran para su aplica­
babá (regla 150b) ción en el siguiente O'rden:
{bábá] (regla 150a)
(157) a. V --l> [+acentO'] 1___ CoVCVC~*
Lo que se ,requiere es que se aplique una u O'tra regla, perO' nO' ambas, es b. V --l> [+acentO'] 1_'__ CoVG*
decir, que' estas reglas estén O'rdenadas disyuntivamente. EstO' se puede 10'­ c. V --l> [+acentO'J 1_'_ C o*
grar fácilmente. Nótese que las reglas (150a) y (l5.ob) deben cO'mbinarse en
.una, de acuerdO' cO'n las cO'nvenciO'nes anteriO'rmente explicadas: Una fO'rma comO' Ikatabiti «ella estribió»,por ejemplO', cumple cO'n los

requisitO's de la regla (157a) y, pO'r lO' tantO', recibe la siguiente acentuación:

(153) V --l> [+.acentO'] 1_ _ Co(VCQ)*' [kátabitJ. PO'r O'tra parte, una fO'rma cO'mO' Ikatabnal «nO'sotrO's escribimos»

'nO' cumple con lO's requisitos de la regla 057á)(el símbolO' C equivale aC:.
Bastará agregar el siguiente principiO' a la teO'ría para impedir que las dO's es decir, representa una cO'nsonante simple), perO'. sí cumple con IO's requí­
reglas abreviadas en este esquema se apliquen a una misma fO'rma: .sitO's de la regla (l57b) (ya que C O' representa «cerO' O' más cO'nsonantes»), )'
pO'r lO' tanto su acentuación es [katábna]. Por últimO', una fO'rma como Isittl
(154) PrincipiO' de O'rdenación disyuntiva (según ChO'msky y Halle, «dama», nO' cumple cO'n IO's.requisitO's de las reglas (157a) ni (l57b), perO' sí
1968: 30): Las reglas abreviadas pO'r mediO' de paréntesis están con lO's de ¡a regla (l57c), y su acentuación es, en c~nsecuencia, [sítt].
ordenadas disyuntivamente.
! ii!¡ !

Problema: El lector o lectora puede ahora considerar la siguiente rq:Lt 11:

Este principiO' es, pO'r supuestO', una hipótesis sujeta a la. refutación errJ­
imaginaria de acentuación: ~)

pírlca. 1,

(58) V ---> [+acentoJ , _ _ Co (IV (C) V Co) *

I
~!l.
AhO'ra bien, el principiO' (154) impide la aplicación de las dO's reglas
(150a) y (150b) a una misma fO'rma. PerO' tO'davía queda un prO'blema pO'r Ordénense las reglas abreviadas por este esquema y muéstrese ht j

resO'l~er. Al cO'nsiderar una representación fO'nO'lógíca determinada, ¿cuál de acentuación asignada a las siguientes palabras: I
dt
las dO's reglas tiene primacía? Es claro que si primala regla·(150b), todas fas
: (159) a. laparatl f~
palábras van a recibir el acentO' en la úJtima sílaba. En cambio, si prima la
b. 1apamatl t~
regla (150a), se O'btienen lO's resultadO's cO'rrectO's, ya que esa regla, se aplica
c. lapaatl
s6lQ si la palabra tiene dO'S O' más sílabas, y sólO' en casO' contrariO', se aplica
la regla (150b). Para IO'grar este resultadO' sin necesidad de especificar el
d. lapanl 11
b !.
t
e. lapl ~,' ~
O'rd.en de primacía en cada casO' ,específicO' O' siquiera para cada lengua espe­
cífica, agregamos a la teoría otrO' principiO' general: SoluciólI: Las reglas están ordenadas disyuntivamente del siguiente
I
modo:
(155) Orden de primacía para las reglas O'rdenadas disyuntivamente:
En un esquema que cO'ntenga paréntesis, e! O'rden de cO'nside­ (60) a. V ---> [+acento] , _ _ CoVCVCo*
ración de las' reglas va desde la más cO'mpleja hasta la más' b. V---> [+ acento] 1_ _ CuVVCu*
simple (entendiendO' pO'r cO'mplejidad e! número relativO' de c. V ---> [+acento] , _ _ CoVCo*
símbO'lO's).
d. V --+ [+acento] , _ _ C *a

.t IlustremO's ahO'ra la aplicación de lO's principiO's (154) y (155) a un casO' Las formas dadas reciben la siguiente acentuación:
un pO'cO' más cO'mplejO',a saber, la siguiente regla de acentuación de! árabe
palestinO': . (161) a. lapllratl (áparat) (regla 160" ¡
b. lapamall [apámat1 (regla 160c I
(156) V'--l> l+ acentO'] 1__' -C(J ((VC) V G)* c. lapaatl ¡apaat) (regla 160h¡
d. lapanl [ápan) (regla 160cl
e. lapl [ápJ (regla
De acuerdO' a lO's principiO's (154) y (155), las reglas abreviadas pO'r este

76
77
El leclor ~Iento habrá nOlado que se escribir la regla (158) así:
, r-ah?l- [+alto} I r+lensoJ
. (162)·' V -> I+acemo] 1 _ _ Co((VC,\) V
l:- ba¡<d l:*- acento
ya que las expresiones ('~ y (Cl son equivalentes~ En la forma (162), la
ordenación de la5 sub reglas corresponde ¡¡ (163) Y la asignación del acento

o -> 1, ti)
a ([64): . .

,
(163) a. V -> [+acemoJ 1___ C()VC:¡VC:()qF' . Es claro que cualquier ordenación lineal de estas dos reglas es inade­
b. V -> [+acentoJ 1___ COVC¡¡qF cuada, El orden (168-169) produce siguientes derivaciones incorrectas:
c. V ~ C+acenlO] 1___ Co * 168 169
T, U ---? e, o ---? 1, ü, y el orden inverso las siguientes, también 'inco­
169 168 I
([64) a. laparatl (regla 163a)
b. laparmul [ap,írnat} (regla 163b) rrectas: e, o - T. ü _ e, o.
c. ¡apaa!1 (ápaat) (reglll 1633)

d. lapaJil (ápan) {regla 163hJ La ordenación debe ser disyuntiva, 'por lo que se ~equiere en la teoría
f c. (regla 163cl el siguiente prín~ipio:

(170) Las reglas abreviadas por esquemas del [({X] [-aX]


El segundo tipo de regla que no admite ordenación lineal es el d'e las -'f

llamadás reglds de intercambio fflip-flop rules], es decir, regla·s del tipo (165) . poseen ordenación disyuntiva.

(165) ¡aX] ~ [-aX) En este caso; a diferencia del de las reglas entre paréntesis, no es necesa­
río establecer ningún orden de primada. En efecto, sería inadecuado ha­
Chomsky y Halle (1968:256) han propuesto una regla de este tipo para cerlo, ya que el sentido de las reglas de este tipo es que los dos cambios se
explicar parte del siguiente cambió del inglés medio al inglés moderno: aplican simultáneamente.

(66) T ti e o

./ ,.,/ ./ -./

ey ow I U.

La regla en cuestión, que da cuenta del cambio vocálico pero no ele la

diptongación, objeto de una' regla distinta, es la siguiente:

raalt~J~ ¡-aalto]/rt.tenso·l
L- baJO G- acent~
Este esquema abrevia las dos reglas siguientes:

(168) f+ alt?l-? [- alto) I r¡. tenso]


L- baJ~ G- acento

IT, u - e, Oí
78 Ii 79
CAPtTULO TRES

LA REDUNDANCIA

..

r
i,
l. REpRESENTACION LÉXICA

Según e! modelo gramatical que hemos esbozado en e! capítulo 2, sec­


ción 1, la gramática de una lengua contiene un diccionario o lexicón, en e! ,
J.
que figuran todos los morfemas o formativos de la lengua en cuestióFl. Di­ ¡
chos morfemas aparecen caracterizados en términos de los rasgos fonéticos
¡.
universales presentados en e! capítulo 1.' Cada morfema está represeritado ¡
por una matriz de rasgos, en la que las colum¡;¡as repre~entan los segmentos
. y las hileras los rasgos que caracterizan a los segmentos. Por ejemplo, la ,
'"
representación de! formativo sol en_ castellano sería así: 1 f·'
¡
l'
(1) s o I
'f I ' consonante
. silábico
+
+.
+
+
obstruy.ente
coronal + +
. anterior + +
alto
bajo
retraído +
redondeado +
continuo + +
estridente +
sonoro + +
nasal

1. Aquí utilizamos el mismo cuadro de los segmentos del castellano con los rasgos y sus
espedficaciones respectivas. que hemos dado más arriba, p. .51.

,. 81
Cada segmento constitutivo del morfema sol es la suma de una serie de En cuanto a III también contiene muchas especificaciones predecibles:
especific'lCiones binarias correspondientes a cada uno de los rasgos fonéticos sabiendo que se trata de un segmento liquido, es decir, [+consonante, -si­
pertenecientes al conjunto universal de rasgos; y la suma de especificaciones lábico, -obstruyente, -nasal], las posibilidades en castellano no son mu­
que definen a cada uno de los seg'mentos constituye la representación [ono. 'chas: puede tratarSe de /11, Irl o lA.!. Por tanto, con tal que lo especifiquemos
lógica dd morfema en cuestión. . como [+ coronal, -continuo} sabemos que se trata de Il/, puesto que 1M es
Ahora bien, la representación dd morfema sol tal como se da en (1) [-coronal] y Irl es [+continuo]. Los otros rasgos son predecibles: ['-:'alto]
contiene mucha información innecesaria. Por ejemplo, dado que en caste· es predecible a partir de [+coronal], ya que la única líquida especificada
llano los únicos segmentos [+continuo, -sonoro] son Is, f, xl, muchos de como [+alto} en castellano es IA/, la cual es concomitantemente [-coronal};
los rasgos que en (l) caracterizan a Isl son innecesarios. Es decir, si sabemos [-bajo], porque las líquidas faríngeas no existen en castellano, ni en lengua
que un segmento es [+continuo, -sonoro], otros rasgos son predecibles a alguna; [+anteriorJ. puesto que no hay líquidas relroflejas en castellano, las
purtir de éslos: el segmento debe ser automáticamente [+consonante, -si· cuales serían cal'aéterizadas como [+coronal, -anterior}; [-retraído},
hibleo, +obstruyente, redondeado, - nasal). ya que en castellano no hay pue.sto que no hay ninguna lIquida velar en castellano; [- redondeado, so­ +
nir:gún segmento continuo sordo que sea al mismo tiempo vocálico, que sea noro]' porque no hay líquidas redondeadas ni sordas en castellano; tampoco
redondeado o que sea nasal. Muchas de las especificaciones que aparecen en es 'necesario indicar que II1 es [-estridente], ya que la única líquida que
(1) para Isl son innecesarias, por ser predecibles a partir de otras ·especifica, debera especificarse como [+estridente1 es la r asibilidlJ I j I de ciertas mo.
ciones. Por otra parte, hay que especificar' el rasgo [+ coronal] que opone Isl dalichides dialectales de Latinoamérica, la cual se distingue de /11 por ser
[ +conlinuo].
á todas las otras continuas sordas castellanas: tanto Ifl como Ixl son [-co·
ronal); a partir de. [+coroilalj puede predecirse [+anteriorl, ya que en caso Eliminando de (l) todas las caracterizaciones innecesarias, por ser pre.
tellano no hay .ningún segmento retroflejo [+ coronal, - anterior].2 Los ras· decibles, nos quedaría la matriz siguiente (los valores predecibles son a veces
. gos [- alto, - bajo j ;on también predecibles: el primero, porque las únicas sustituidos por ceros; aquí los dejamos simplemente en blanco, ya que am­
pbstruyentes palatales· en ca,stellano son l'él y [j], diferenciables de IsI por ser . bas prácticas son equivalentes):
continuo). y el segundo, porque todas las consonantes son [-bajo] en s
o
(2)
castellano, ya que en esta lengua no hay consonantes faríngeas, que son las
consonante
+
únÍcas caracterizada~ [+ bajo].
Otro tanto ·puede decirse. de la vocal 10/: tralándose de una vocal, es silábico +
de~ir, estando caracterizada como [-consonante, + silábico], podemos pre· obstruyente

decir que es. [-obstruyente, -anterior, + continuo, -estridente], ya que coronal


+ +

Estos son rasgos que universalmente adoptan los valores indicados cuando se anterior

refieren a las vocales. Además, en castellano no hay vocales nasales, ni voca· alto

les sordas; ni vocales retroflejas, por lo que [-nasal, +50noro, -coronal] bajo

son también predecibles automáticamente, una vez que sabemos que se trata retraído
+
de una vocal. Lo único que habrá que indicar para 101, por tanto, es que se redondeado

trata de una vocal [-alto, -"-bajo, + retraído], lo cual permite oponerIa a lel continuo +

quees [-alto, -bajo, -retraído], a lul e Ii/ que son [+alto] y a laI que es estridente

[- alto, + bajo j. La especificación [+ redondeado], es también predecible a sonoro

partir de [- bajo, + retraído], ya que en castellano no hay \locales posteriores nasal

no redondeadas -fuer~ de. lal, que es [+bajo]- así como tampoco hay Teniendo en cuenta un míl1imo criterio de simplicidad, la representación
voc;ales anteriores redo~deadas. 3 de (2) es preferible a la de (1).1 Sin que entremos a definir formalmente qué
2. Según el cuadro de la pág. 51. Podría a'güi,se, sin embargo, que la [~J apical· de entendemos por una descripción más «simple» que otra, es evidente que (2)
gran narte del habla peninsular se caracteriza por los ra~gos [+(oronal, -anterior, - alto). con es mucho más Qreve que (1), puesto que no incluye las específicaci<;>nes que
Jo <jue el ras~o [-anteriorl no ser¡~ predecible automáticamente n paúir de [+coronalJ; ~sta son predecibles a partir de restricciones universales ni las que lo son a partir
salvedad no .hera la validez ,1" la argumentación que estamos presentando aquí. .
de restricciones propias del castellano. Además, la simplificación que su­
J. En 11Ill~r de especificar [+retraído} y predecir [+redondeado} a panir de esta especifi.
cación, podría hacerse ~I revés: predecir [+retraídol a partir de 1+ redond<>ado]. De optar por pone (2) e':l relación a (1) es extensible a t<;ldos los morfemas castellanos que
esta alternativa, no·scría necesario tampoco especificar el rasgo [-haio}. ya <jUC, en castellano, si contengan Isl, 101 ylo /l/:. siempre· que aparezcan Isl, 10/, 11/, será suficiente
una vocal es [+rcdondeado], también es automáticamente ¡-bajo, +ret(aído). que los caractericemos tal como están caracterizados en (2), Naturalmente,

82 83
(2) tendrá que· completarse con algún tipo de mecanismo que nos permita es decir, dado que las nasales tienen siempre el mismo punto de articulación
derivar (1) de manera automática. Describiremos dicho mecanismo en el que las obstlJUyentes siguientes. Así pues, la representación léxica de tango
parágrafo siguiente. Por el momento, diremos q~e (2) es la representación. por lo que se refiere a [-\1 1sólo debel'á indicar que se trata de [+ nasal].
léxica de sol, es decir, la representación que tal morfema adopta en ellexi­
cón de la gramática del castellano. 4 Resumiendo, la representación léxica de un mo~ema o formativo sólo
. Hay otros aspectos de! morfema sol que son prededbles también. Dado incluirá los valores distintivos para cada rasgo que caracterice a los segmen·
que en castellano existe sal y sol, pero· no *sul, podríamos proponer una tos; es decir, sólo aquellos valores que nos pC!rmitan identificar al segmento
simplificación en la representación léxica de dicho morfema en e! sentido de en cuestión, diferenciándolo de todo otro segmento de la lenguá. Los rasgos
que 'una vez que sabemos que la vocal es [+retraídot o [+redondeadoJ, predecibles a partir de principios universales o a partir de restricciones de la
automáticamente sabemos .que es [-alto]. Siendo esto así, ·podrlamos on1itír lengua en cu~stión se considerarán redundantes y se exduiránde la repre·
la caracterización [- alto], en la repres~ntación léxica de sol, con lo que nQs sentación léxica. .
ahorraríamos un rasgo más. El problema, sin embargo, será form.ular algún.
principio que excluya '~sul, pero que no lo haga en forma demasiado gene­ Problelllo: Dar la representación léldca del castellano 1110no, teniendo
a) sólo hay tres segmentos nasales a nivel fonológico siste·
ral, puesto que en castellano aparece lul en contextos semejantes: ante
en,tul, tras 151 en suma, etc; Cu¡¡lquiera que sea el principio que excluya mático Iml, 'n',
lñ/, ya que los demás aparecen sólo a nivel fonético y su
punto articulatorio es siempre predecible por asimilación; b) el castellano
tendrá que ser. formulado muy restrictivamente, por 10 que deberá ser muy
tiene cinco 'Vocales lil, leI, lal, 10/, lul. (Dejar en blanco los espacios co­
complejo, ya que deberá mencionar todo el contexto: tras 151 y" ante 111. Si rrespondientes a los valores predecibles.)
bien todavía no hemo!> entrado en la presentación de un mecanismo tal,
resulta evidente que formular algún tipo de regla para predecir [-alto] aquí Solución:
no es deseable; como lo era en los otros casos que hemos mencionado ante'
riormente, ya que el costo sería grande y la ganancia mínima, puesto que
~I
O) m a n o
sólo n~s ahorraríamos una especificación para 10/, exclusivamente en el caso consonante ¡
de que vaya precedida de Isl y seguida de II!. Pero lo que es peor aún: una silábico + + ;
I

.r regla tal excluiría sul como fonológicamente mal formado, cuando en reali­
dad es uria forma perfectamente imaginable en castellano; el hecho de que + ¡i
\

sul no exista es totalmente accidental, no una regularidad. anterior +


Por otra parte, si tratáramos ahora de dar la representación léxica del
morfema tango. el punto de articulación de [ti] sí es predecible a partir del
punto de articulación de Igl, como ya hemos mencionado en el capítulo 2,
alto'

bajo
retraído
redondeado

+
r
sección J. Dejando de lado los rasgos predecibles de Itl, lal, Igl, 101, y
centrándonos ~olamente en [lJ], es evidente que una vez que sabemos que se continuo

estridente

trata de un segmento (+nasal]. todos los demás rasgos son predecibles: unos
sonoro

porque los únieos segmentos [+ nasal] en cástellanoson también [+ conso­ nasal


+ +
n.ante, -silábico, + sonoro], es decir, en castellano no hay vocales nasales y
las consonant~s nasales son sonoras; otros, como [-obstruyente, -continuo, Los valores indicados en (3) son suficientes, por las siguientes razones: a)
-estridente], porque las consonantes nasales se definen universalmente a:?í. como los únicos segmentos nasales en castellano son Im/, Inl, y lñ/, con tal
Por. últinló: [- coronal,- anterior, + alto, +retraído] son predecibles a par· de introd\.lcÍr [+nasal], esto nos permite predecir I+ consonante, -silábico,
tir. del segmento Igl siguiente, el cual debe ir especificado también como -redondeado, + sonoro] , dado que en castellano no hay vocales nasales,
coronal, -an.terior, + alto, +retraído], y nuestro mecanismo deberá ser nasales redondeadas ni sordas. b) Los valores [-obstruyente, '-co~tinuo,
capaz de predecir las especificaciones que definen el punto articulatorio de -estridente] forman parte de la definición universal de consonante nasal. e)
IIJ/;I partir de las especifica~iones que definen e! punto articulatorio de Ig/. Una veZ que hemos caracterizado al segmento nasal'como (-coronal], las
Ello es así dado que en castellano no existen las seéucndas [mg], [ng], [ñg]' alternativas son (+anterior] en el caso de linl y (-anterior} en el caso de
4. Naturalmente, la repfesentación léxica completa de un formativo incluye no sólo rasgos lñ/; por tanto, introduciendo los ~alorés [-coronal, +anteriorJ
fonológi'co~, sino también sintácticos y semántico;, según el modelo de Chomsky (1965 l. Aquí, rizan a Iml, 10li valores restantes determinantes 'del punto
~os estamos re¡¡rj~ndo solamente a la parte [onológica de la representación léxica. es decir, [- alto, - r~traído] son redundantes; en el caso de

84 K'i

f
trata de la única nasal' coronal en castellano, 'todos los demás valores del
obstruy~nte el punto de articulación de.la consonante nasal es predecible a
punto artiéulato.rio son predecibles: [+ anterior, - alto, - retraído]. d) Para
partir de! punto de articulación (le la obstruyente siguiente. Esto --como ya
las vocales, ya hemos qicho que los valores [- anteri~r, + continuo, -estri­
hemos indicado en el capítulo 2, sección 5- puede expres::rse 'jsí: 5 '
dente] son universalmente válidos; además, [-coronal; + sonoro,
son válidos para ,todas las vocales castellanas, tal como hemos indicado, e)
Pata la vocal lal es innecesario especificar los rasgos '[+retraído, -redon­ a anterior + Consonante
deado], por trat;:¡rse de la única vocal [+bajoJ; estos rasgos tendrfan que f3 coronal a anledor
[+l1asaIJ _
especificarse soiamente si existiera la vocal baja [-retraido] 1001 o la vocal y alto , /-,'-, f3coronaÍ
baja [+redondeadoJ, 1,') /. En 'cuanto a la vocal/o/, acabamos de comentar
b 'retraído y alto
E distribuido Ó relraído
sobre la redundancia dei rasgo [+redondeado],
E 'distribuido

2. REDUNDANCIA y RESTRICCIONES COMBINATORIAS A NIVEL FONOLOGICO La regla que cumpla esta función también debe figurar en la gramática de la
lengua castellana, ya que si bien la asimilación de las consonantes nasales a
Necesitamos ahora desarrollar algún mecanismo que nos permita derivar lás' obstruyen tes adyacentes es muy habitual en las lenguas de! mundo, la
(1) a partir de (2). Por ejemplo, por lo que respecta a las vocales, éstas son asimilación presenta características propias en cada lengua; p<;Jr ello, la regla
. universaln1ente [-anterior, +continuo, -estridente], Como ya hemos dicho, , que formaliza dicha asimilación es tllmbién específica de cada lengua,
estos rasgos no tienen por qué aparecer caracterizando a /0/ en la represen­ Reglas como las de (4), (5) Y (6) cumplen una d0ble función: a) por una
tación léxic,a. Deberíamos, por tanto, formular algún tipo de regla que in­ parte, expresan los valores redundantes que ciertos rasgos adoptan, ya sea
corpore automáticamente estos rasgos a la representación léxica de cualquier universalmente, como (4), o en una lengua particular, cómo (5) y (6). For­
vocal; por ejemplo, la regla mulando generalizaciones de este tipo podemos suprimir de la representa­

J ción léxica de los morfemas de la lengua en cuestión iool)merablesespecifi­

~
(4) ¡-:'consonant<l anterior eaciones fonológicas, Este tipo de regla permite, por tanto, formalizar la
L+sihíbico J -4 + continuo
simplificación de las representaciones léxicas a que nos referíamos arriba, en
-estridente
la sección 1, ya que proporciona una manera de expresar las especificaciones
, fonológicas redundantes, b) Por otra parte, estas reglas expresan restriccio­
Ahora'bien, (4) no tiene por qué formar parte de la gramática del caste­ nes en la combinatoriedad de ciertos rasgos y de ciertos segmentos, Así, la
llano ni de' ninguna otra lengua, ya que se trata de un principio universal, regla (4) nos dice que universalmente los rasgos anterior, continuo y estri­
válido para todas las lenguas; debe formar parte de nuestra metateoría, de la dente tienen que adoptar los valores - + respectivamente, si e! segmento
definición de lengua natural. Por otra parte, ya hemos dicho que en caste. ,es una vocal; toda otra combinación de estos rasgos daría lugar a una enti­
llano no hay vocales retroflejas, sordas ni nasales, por lo que hará falta una dad no perteneciente a ninguna lengua natural. La regla (5) limita también
regla que cumpla la función de las posibilidades de definición de vocal en una lengua particular, e! caste­
llano: en toda vocal castellana, los rasgos coronal, sonoro y nasal tienen que
r=-c?~s?nant~J
L+silablco
-4 ~coronaJ
+ sonoro
adoptar los valores + - respectivamente; esto limita la clase de las voca·
les castellanas, en el sentido de que sólo segmentqs no retroflejos, sonoros y
,r -nasal
orales pueden pertenecer a ella. La regla (5), por tanto, limita la clase de
Una ,regla que incorpore automáticamente ,los rasgos [-coronal, + sonoro, segmentos que constituyen e! sistema' fonológico del castellano. Finalmente,
:""nasalJ a las vocales sí debe formar parte de la gramática del castellano, ya la regla (6) define cierta clase de secuencias de segmentos como posibles
que hay lenguas en las 'que se dan vocales r~trofleias, por ejemplo en ciertas secuencias del castellano, y excluye otras como no pertenecientes a la len­
lenguas de la India como el badaga, vocales sordas, por ejemplo en japonés, gua; concretamente, excluye toda secuencia de nasal seguida <:le obstruyen te
o vocales nasales, por ejemplo en francés. ' en que ambas no tengan e! mismo punto de articulación y define como
Ádemás, en castellano no existe ningún morfema en el que f!J} vaya se­
5, En el cuphulo 2. este proceso lo hemos formalizado en la regla (l 13), que es semejante Q
g'uido de una obstruyente que' no sea velar; y, en geperal, no existe ningún
esta'regla (6), con la diferencia de que allí se mencionaba el linde de palabra llar. dar cuenta
morfema en el que un segmento nasal no sea homorgánico a la obstruyente también de la asimilación cllIre palabras, mientras que aquí nos ocupa solamente la asimilación
que le sigue, En 'general, puede decirse que en una secuencia de nasal + (o redundancia) en el interior del morfema, En § J volveremos" tratar este procesó asímílato,
río,
86
87

1

posíblessecuencias de nasal y obstruyente en castellano aquéllas que sean


homorgánicas. . .
convertir el valor de un rasgo en su contrario (de + a -, o de :... a l . .3) +
Las reglas EM operan exclusivamente entre lindes morfemáticos; su campo
de aplicación es el morfema únic~mente. Mientras qué las reglas F rebasan
el linde morfemático, aplicándose normalmente a los segmentos en tanto
2.1. Reglas de estructul'a morfemática (Reglas EM) constituyen palabras, e incluso más allá del linde' entre palabras.
. Uno de los temas debatidos en la gramática generativa tiene que ver con
Las reglas (5) y (6) son reglas de estructura morfemátíca: expresan cier­ la determinación del nivel exacto en que entran en funcionamiento las reglas
tos aspectos de la estructura de los morfemas en castellano; concretamente, EM. Normalmente, se distingue entre representación' léxica y representación
expresan limitaciones en la estructura fonológica de Jos morfemas del caste­ fonológica (o fonológica sistemática), En 'primer lugar, hay que tener en
i
llano. La regla (5) expresa restricciones de los posibles segmentos constitúti­ cuenta que en el lexicón no aparecen todos los morfemas de una lengua,ya
f vos de los morfemas, i~dependíentemente del cont~xto en que se encuentre que algunos han de introducirse mediante reglas morfológicas o de reajuste;
el tipo de segmerito definido en ella: se trata de una regla de estructura en realidad, algunos f6rmativos no tienen ni siquiera representación fonoló­
morfemática segmental o referida a segmentos. La regla (6), pór otra parte, gica de ningún tipo, como los conocidos morfemas cero: los morfemas que
expresa restricciones en determinados tipos de secuencias. constitutivas de constituyen el lexicón son, por tanto,' las piezas léxicas correspondientes a
morfemas; no se limita'a cada' segmento, sino que se refiere a los segmentos categorias léxicas principales, como verbos o nombres, o mejor dicho, las
según .el contexto en que se hallan: (6) 'define el punto de articulación tradicionales «raíces» verbales y nominales. En segundo lugar, la representa­
seg·men.to nasal si el contexto contiene una obsttuyente a continuación de la ción léxica contiene más .elementos que una representación en términos de
nasal. Se trata de una regla de estructura morfeinática secuencial o relativa a una matriz de rasgos fonéticos, .si es que aceptamos la existencia de rasgos
las secuencias. diacríticos (esto lo discutiremos en el capítul09l. Por otra parte, se distin­
Este tipo de reglas como las de (5) y (6) -inicialmente propuestas por gue entre represéntación léxica y representación fonológica subyacente: Ja
Halle (l959)- constituían la .forma en que 9ríginariamente se expresó en primera es la lista de formativos qel lexicón y la segunda es la cadena de
fonología generativa el tipo de generalización a que nos hemos referido en el formativos con su representación fonoiógica correspondien.le, en tanto que
parágrafo' anterior: las especificaciones redundantes, eliminables del lexicón, estructura subyacente de una oración dada, a la que se aplican las regla's
y las restricciones en la 'estructura fonológica de la lengua. En los años se­ fonológi~as, para compl~tar su derivación." .
senta se consideraha que el componente fonológico de una lengua deberla . En los afios sesenta --en plena vigencia del modelo de Aspects 6- se
·estar dividido en dos tipos de reglas:· reglas de estructura morfemática o pensaba que una vez hecha la inserción léxica (que permite insertar las re­
reglas EM [MS rule;], y las llamadas reghls fonológÍcas o reglas F [P rules]. presentaciones léxicas correspondientes a las categorías léxicas principales)
Estos dos tipos de reglas se consideraban totalmente diferenciablesunas de . había que aplicar todas las reglas EM secuenciales en un bloque, las cuales
otras: 1) las reglas EM se definen como reglas estáticas, es decir, operan en proporcionan los rasgos redundantes con textuales. Por tanto, las reglas EM
un solo nivel; su fUnción consiste en agregar a la representación léxica de secuenciales operaban solamente sobre cadenas de morfemas léxicos, no
cada morfema aquellas especificaciones fonéticas predecihles dentro del gramaticales. Después la cadena resultante recibía la. aplicadónde reglas
s¡st~ma fonológico de una lengua. Las rédundancias se introducen, por de reajuste --según el modelo de Chomsky y Halle (1968)- o de reglas de
tanto, a nivel fonológico, que es el nivel donde se define el sistema. fonoló­ inflexión y derivación -según el modelo anterior de Halle (1959); la fun­
gico cie una lengua; es decir, las representaciones léxicas y lás representacio­ ción de estas reglas consistía en con-¡pletar la representación' fonológica,
nes fonológicas (sistemáticas) son representaciones del. mismo nivel en el atribuyendo forma fonológica a los morfemas gramaticales que deban te­
sentido de que las matrices léxicas son simplemente versionés menos especi­ nerla (por ejemplo, personas verbales, plural de nombres y adjetivo~). La
ficadas, sin redundancias, de las matrice.s correspondientes fonológicas (sis­ cadena rtsultante constituía la representación fonológica subyacente, la cual
temáticas). Las reglas F, en cambio, son reglas dinámicas, en el sentido de pasaba a recibir la aplicación de las reglas F. Mezcladas entre estas reglas F
que convierten unnivel de representación, el fonológico, en un nivel dis­ se encontraban las reglas EM segmentaJes, cuya aplicación se llevaba a cabo
rimo, el fonético; las reglas F nos llevan a la estructura fonética más superfi­ cuando fuera conveniente por tazones de simplicidad.
cial .de la lengua. 2) Las regla.s EM agregan especificaciones, pero no cam­ Las reglas EM quedaban divididas, asl, en dos grupos: las secuenciales,
bian una especificación en otra; la entrada dé las reglas EM es un. conjunto que se aplicaban en bloque antes que todas las otras reglas fonológicas, y las
de rasgos que constituyen un subconjunto de lós rasgos de la salida: no se
repiten rasgos a izquierda y derecha de la flecha. En cambio, las reglas F 6. Véase N. Chomsky, AJpects 01 (he fbeory 01 synfax. Cambridge, Mass.: MIT Press, 1965.
transforman un segmento en otro; su función consiste en muchos casos en Hay "ersión caste1lami de c.P. Otero, Madrid: Aguijar, 1970.

88 89
segmen,tales, q~e se aplicaban entremezcladas con las reglas F. Dado que la (8) -consonantel
principal de las reglas EM es completar la representación léxica con + silábico
las especificaCiones redundantes, es razonable aplicarlas tan pronto como o --. .[ -alto
dic}Jas r.epresenÚiciones son insertadas en la estructura oracional que se está -retraído
derivando. Además, como las redundancias que establecen van referidas a
. las categorías léxicas principales es razonable también aplicarlas antes de Los rasgos que aparecen a la derecha de la flecha son suficientes pata ca:
convenir los formativos gramaticaks en representaciones fonológicas. -La ra­ . tacterizar a la vocal/e/: 'son los rasgos distintivos de lel en el sistema fonoló­
zón es la ~iguiente: ya hemos dich9 que las reglas EM, al mismo tiempo que gico del castellano. Pero como hemos indicado, la salida del componente

proporcionan valores redundantes, establecen restricciones en' cuanto a las fonológico no son meras entidades clasificatorias, .sino que las cadenas de

posibilidades combinatorias ~e la lengua en cuestión y definen, por tanto, la segmentos que de él salgan deben estar dotadas de realidad' fonética. No

estructura [onológica de los morfemas de esa lengua; ahora bien, esta defini­ . basta, por tanto, con clasificar a lel como vocal no aha y 'no posterio~, sino n
ción es aplicable solamente a los morfemas léxicos de las lenguas, no a sus que hace falta además especificar,los rasgos redundantes. j~
morfemas gramaticales. Por ejemplo, en casteIláno, la estructura normal de Una solución podría consisti1- en que a.la derecha de la' flecha de la regla ¡)ni
las morfemas (léxicos) consta fundamentalmente de Vocal, la cual puede ir (8) se especifique que el segmento debe ser además [-coronal, + sonoro,
precedida y seguida de. Una o varias consonantes,con fuertes restricciones nasal] (dejando de lado que debe ser también [-anterior, + continuo,
sobre cuántas consonantes·y de qué tipo pueden pre.-eder o seguir a la -estridente] como toda vocal de cualquier lengua natural); esta solución,
Vo¡::aJ; la Vocal parece .ser el elemento esencial de los morfemas léxicos. Sin . sin embargo, complica la regla (8) para especificar algo que habíamos espe­
embargo, es común que los morfemas gramaticales carezcan de voca.1, como cificado ya mediante la regla (5), es decir, que en castellano no hay vocales
sucepe con la IsI de plural de Jos nombres terminados en vocal: mesa-s, retrollejas, sordas ni nasalés. Una solucióf! más económica consistiría en í'
hombre-s, ete., o con terminaciones verbales como Inl de J ppL:cant-á-ll, aplicar la regla (5) después de la (8), con lo cual la regla (5) expresaría una
com-e-n, ete. Parecería,.por lo tanto, que si se puede hablar de una 'estruc­ generaUzación al parecer adecuada: que en castellano tod4 vocal es no retro­
tura pwtorípica de los morfemas del castellano, hay que buscarla en los sonora y oral, independienteme~te del origen de esa vocal, es decir, 1:
I~
morfemas léxicos y no en los gramaticales. tanto si procede de la representación' léxica de un morfema, como sí es
insertada mediante una regla fonológica como (8).
Ahora bien, hemos dicho. que las reglas EM 'relativas a segmentos no se
aplican hasta Iliás .tarde, junto' con las reglas F. La razón es la siguiente. I~;
Supbngamos que entre las reglas F figura la regla (7): Problema: Ya hemos dicho que, siendo Iml, Inl, lñl.los únicos fonemas I\ik'l.iLki
del castellano, parte de las especificaciones de estos segmentos relativas al
o-¿.e.¡-* _ _-_ se pUnlO arti.,-ulatorio son predecibles. Formular ,Ia(s) ;regla(s}. qUe de(n}
cuenta de estas redundancias .

. La regla (7) introduce la vocál [e] en posición inicial de palabra, si la repre­ 5ollldáll:
sentación fonológica del' morfema (o palabra) en cuestión empieza por s
seguida de consonante. Esta regla· introduce [e] al comienzo de palabras
como escribir, estar, etc. y permite dar cuenta de la alternancia entre escribir,
por una parte, y suscribir, luscr/bir, tra1Jscribir, ete., por la otra: en e!¡tas
(9)
a. rrnasal
+coronal .J --. ranteriO]
-alto
-retraido
¡
1\
¡~
i:
h
úitimas la regla no se ha aplicado, porque no cumpleh con la condición

J
1
se.
~"."I ~
explícita en (7) de que la palabra debe empezar por el grupo Pero (7) es lti
sólo una formulación abreviada de la regla de epentizacion y, c~mo hemos b. -coronal --. lallo
- retraído
explicado anteriormente, habría que formularla por medio de rasgos fonqló­ + anterior
gicos y no en términos de segmentos. Dejando de lado el contexto, y aten­
diendo solamente al segmento [e] que se inserta, la regla debería decir algo

J
!í"

~"."I ~
así como:
--. [alto Il
1
c. -coronal
-anterior
-retraído
I
: i~

! "
1I\t
! '~f'
'i
¡
90 91
II
;~
i'
"
¡,

Habiendo un solo fonema nasal coronal In/, todos los demás valores que de problema que se presentaba al modelo anterior es el si­
adopta este segmento relativos al punto de articulación son predecibles y se, por ejemplo, Isl debe especificarse como [+estrioente]
introducen mediante (9a). (;Jb) predice los rasgos redundantes para Iml y de !el, que es [-estridente]. Siendo 151 [+estridente], el
(9c) tiara lñl: en ambos casos, [+anterior] y [-anterior] deben fQrmar parte rasgo l-stJáblcoJ es 'predecible en forma automática, y por tanto no haría
de la regla respectivamente, ya que ~stos valores son distíritivos, permitiendo falta especificarlo én el lexicón. Por otro lado, sin embargo, hay una redun­
distinguir a Iml [+anterior] de·lñl [-anterior]. El rasgo dancia secuencial en inglés en el sentido de que si un morfema empiez.a por
debe .aparecer en las entradas respectivas, ya que si bien no sirve para opo­ tres segmentos cada uno de eUos especificado como [-süábico], el primero
ner a estos dos segmentos entre sí, sirve para oponerlos a In/ que es [+ coro­ de los tres ha de ser Isl, es decir, [+estridente, + anterior, +coronal, so­
nal]. noro J; todos estos rasgos son predecibles, consiguientemente, a partir de
[-silábico], por lo que el rasgo [+estridente], entre otros, de este segmento
Problema: En ruso, en el interior de un morfema, las únicas secuencias podría quedar sin especificar en el lexicón. Esto origina una clara contradic­
permitidas de vocales son Huf y JauJ. Formular la(s) regla(s) EM que per­ ción: el rasgo [- silábico] es predecible a plirtir del rasgo [+estridente], se­
• mita(n) predecir todos los rasgos redundantes de ambas vocales, supo­
gún la regla de redundancia segmental, y deberla quedar sin especificar;
niendo que en' el sístema vocálico del ruso Ii} sea distintivamente [+ alto,
'otra part~, el rasgo [+estridente] es predecible a partir del rasgo
-retraído) y laI [-alto; + retraído).
. en una secuencia de tres segmentos no silábkoll, según la regla de redun­
:::''oluciólI: dancia secuencial, y debería quedár sin especificar. Pero, evidentemente,
uno de los dos rasgos debe ser especificado en la representación léxica de
'(10) a. r=- consonant~ - redondeadoIJ ___ V estos grupos consonánticos. El problema consiste en decidir cuál de los dos
l::sHábico J rasgos es el que debería especificarse; cualquí~ra de las decisiones que se
adopte será arbitraria.
Otro problema similar, imposible de resolver en el model~ anterior es el
b. alto que se presenta cuando un rasgo R es predecible a partir de un rasgo S y
_ +retraído
.
G J
+ redondeado I V _ __ viceversa. Por ejemplo, en castellano, con un sistema de vocales como el
siguiente:

En el caso de la primera vocal, como tanto Ii} como lal pueden aparecer en (1) u
esta posición, podemos predecir, por lo menos, que se trata de un seg­ e o

mento [- redondeado J. En cua'nto al segundo elemento, tiene que ser obli­ a

gatoriamente lul, por lo que todos los rasgos de este, segmento son predeci­
bles mediante regla, excepto el hecho de tratarse de una vocal: es decir, las vocales altas liI y lul son o bien [-retraído,'-redondeadol, en el caso de
sabemos que debe ser [+alto, + retraído, o bien [+ retraído, + redondeado], en el caso de lu/. Por tanto, al especi­
ficar estas vocales en el lexicón tenemos dos alternativas: o bien las diferen- .
ciamos mediante retracción, ~[ - retraído] para liI y [+ retraído] para fu/- y
C0l1alC1.011es de estructura morlemática (Condiciones E.M) predecimos el valor para el rasgo [redondeado] a partir del rasgo [retraído],
2.2.
mediante una regla de redundancia como: .
F fl tUl ~ f""fl-'<.l qu.:- la ti.~rrnu];J('~5n qUe aCJbarnos ¿~ \-et' en § ,

~
2.1 constituía un avance en la detérminación dd'concepto de simplicidad (12)
consonartJ
en la gramática de las lenguas naturales: la gramática más simple sería aqué­ +silábico l
lla que junto a un lexicón con el mayor número de rasgos por especificar' + alto " _ [aredondeado]
. tuviera el mínimo número de reglas de estructura morfemática. Sin em­ uretraldo
bargo, esta formulación plantea algunos problemas' (que a continu~cíón pre­
sentaremos), por lo que posteriormente fue sustituida por otra comparable, o bien lo hacemos al revés: en él lexicón esp~cificamos el rasgo de redon·
en <;,uanto a que se mantenía el supuesto básico de considerar al morfema deamiento -[-redondeado] para liI y [+redondeadoJ para luJ- y predeci­
como entidad fonológica esencial: las Condiciones de estructura morfemá­ mos el valor red~ndante del rasgo [retraído] mediante la regla:
tica (CEM).

92 93
~
(13) consonantJ consonantes que pueden aparecer adyacentes son tres, de las cuales la ter­
. +silábico
cera tiene que ser forzosamente una líq1:lida, por ejemplo, rastre+a+r, escri­
+alto - ..... [aretraído}
b +i+r, in + scrib + i + r, pánereas, etc. Podríamos expresar la obligatoriedad
. aredondeado
de que la tercera consonante del grupo sea líquida mediante la sigu.iente
condición:
La decisión en favor de una u otra alternativa es arbitraria.
La solución a éstos y otros problemas afines la dio Stanley (1967) me­ . (15) Si: [+consonante] [+consonante] [+consonantel
diante un modelo en el que las representaciones léxicas no presentan rasgos
sin especificar, sino que son representaciones totalmente especificadas, sin
!
casillas vacías ·(0 ceros). En este modelo, las generalizaciones sobre las re­
Ent01iceJ:
,.í-:-Obst.ruyent~
dunaancias no se expresan mediante reglas que llenen los espac.ios vacíos, tnasal J
sino mediante condiciones en ·la estructura de los morfemas, que las repre­
. sentaciones léxicas no pueden violar. Se proponen tres tipos de condiciones 2.2.2.' Condiciones positivas
de estructura morfemática, todas ellas aplicables tanto a segmentós como a . Las condidons pOJÍtivas~irven para establecer la forma fonológica
secuencias de segmentos: condiciones de implicación, condiciones positivas «prototípica» :¡canollicat form] de los morfemas. Sin embargo, como ya he­
y condiciones negativas. mos mencionado, estas condiciones sirven sólo para los morfemas léxicos, ya
que es prácticamente imposible establecer una forma prototípica para los
morfemas gramaticales. 'Veamos un ejemplo. En igbo,' todos los morfemas
2.2.1. Condiciones de. implicación (léxicos) constan de una consonante inicial, el segmento Iyl optativamente, ,y
. Las condiciones de tmp{¡cación establecen que si en cierto contexto se .una vocal: por ejemplo, fba¡ «entrar», Ibyál «venir»; salvo algunas ex!=epcio­
cumple determinada condición, entonces se debe también cumplir otra con­ nes, 10$ morfemas del igbo son monosilábicos. La siguiente ·condición ex­
dici6n determinadá, ¿amo por ejemplo: pres,a esta generalizacióri sobre la estructura morfemática del igbo:

(16) P: + [+c??s?nant;¡. () r-c??s?nant;¡

(14) Si: -consonant tSllablco J y I:sllablco J +

+silábico
[ +alto

!
J
2.2:3. Condiciones negativas
En cuanto a las condiciones negativas, 'veamos la siguiente, que tiene que
ver eón ~n solo segmento:
Entonces: laretraítlo l

~
~redondead<j
(17) + consonant1e
-silábico
+ retraído

La condición (14) indica que si un segmento está especific.ado como vocal +nasal

cerrada, el/lances los ·rasgos de retracción y redondeamiento deben ser am­


bos del mismo signo, es decir, o bien [+retraído, +redondeado] o bien Esta condición expresa que en ,la lengua en cuestión no existe el fonema IIJ/;
[- retraído, - redondead@]. Esta formulación refleja la generalización qtie podría ser, por tanto, una coridición aplicable al castellano, ya que en esta.
hemos dado bajo la forma de (12) y (13), sin tener que tomar la decisión lengua todos los casos de [IJ] son fenéticos, producto de la asim.iJacióncon
arbitraría de considerar que uno de los rasgos se determina.a partir del otrq; una consonante. velar siguiente, Algunos lingüistas se'oponen a la inclusión.
diee solamente que los valores para cada uno de estos rasgos son inter­ de Condiciones negativas en la teoría, arguyendo.que dichas condiciones son
dependientes, sin tener que considerar que uno de los rasgos tiene primacía cOllvertibles en las del primer tipo, de implicación. Así, (17) podría reem­
. sobre el otto.' plazarse ppr (18): .
Veamos 0tro' ejemplo de condiciones EM aplicada:; a secuencias. En
castellano, los grupos consonánticos son muy rest~ingido.s: dentro del mor­
fema ~ que es. el dominio de aplicación de estas condiciones) el máximo de '.

94 9D
I

t
(l8) de la ob$truyellte a partir de la presenciá de 111; otra posibiü9ad hubiera sido
Si: consonantJ hacerlo al revés, es decir, hacer depender la calidad de la líquida a partir de
. -silábico
la obstruyente anterior:
+nasal "

~
1 (21) Si: r+obst~uyent~ . ' consonantj
Entol/ces: [-retraído}
tcoronal J c-obstruycnte
-nasal

1
Veamos otra condición negativa, aplicable en este caso a secuencias. En

castellano; se dan las siguientes combinaciones de oclusiva seguida de u­


Entonces: [+ cOf!tinuoJ
IpU, Iprl, Ibll, Ibrl,' Itrl, Idrl, Ikll, Ikrl, IglI, Igr/; no se dan, en cambio,

"/dU (siempre' que no haya linde silábico entre ambos segmentos), La


La condición (21) expresa la misma restricción que (20), pero lo hace al
restricción combinatoria entre los segmentos dentales y IU puede expresarse
revés: en (21), la imposibilidad de que aparezca IU se hace depel'lder de la
mediante la siguiente condición negativa: '
presencia de una dental anterior. La decisión a favor de (20) o (21) sería
arbitraria, por lo que la formulación mediante una condición negativa como

t
( 19) _ r+obstruyent~ consonante~
la de (19) resulta preferible, ya que no nos obliga a decidir arbitrariamente.
l'

tcoronal J -obst~uyente
-contmuo
,
1,
1,

2.3. DIferencias entre Las RegLas EM y Las Condiciones EM


Esta condición establece que la secuencia de una consonante coronal (es Antes de pasar al apartado siguiente, ~onvendría resumir las diferencias
decir, dent~1 en el caso de /tI, Idl) seguida de líquida no continua (es decir, 111) es esenciales entre el modelo basado en Condiciones EM y el anterior, basado
"
1~

imposible. 'f-sta condición no dice nada acerca del rasgo [continuo} de kI ~.


en Reglas EM:: . :1:,:'
en realidad, para que fuera sólo aplicable a las interruptas, como /tI" como ya hemos dicho, las condiciones de estructura morfemática no ~,
'Idi, habría que indicar que se trata dé obstruyentes especificadas como aportan especificaciones redundantes al lexicón, ya que en este modelo las I
[-continuo]. Sin embargo, hará falta otra condición en la gramática que piezas léxicas aparecen totalmente especificadas, sino que son condiciones ~.;
~11
impida la mayoría de secuencias formadas por consonante fricativa de buena formación a las que toda representación léxica, para estar' bien ;:'1
_[ +continuo]- seguida de liquida, ya que Jos únicos grupos permitidos en formada, debe sujetarse. Las condiciones EM se conciben, por tanto, como l'
I1
castellano son IfU y Ifrl, mientras 'que ninguno de los restantes lo está: filtros: si una representación léxica no cumple con alguna de estas condicio­
"'lsl1, "'/sr/, ;'/xU, '-'/xr/, . nes debe desecharse.
argüirse, por otra parte, que (19) es también reformulable me­ B) Por otra parte, este modelo agrupa todas las condiciones EM, tanto
diante una condición de implicación; podríamos pues tratar de convertir 'las relativas a secuencias como las relativas a segmentos, en un solo con­
(19) en' junto, apliéable tras la inserción léxica, Por ello, las reglas de redundancia (o
condiciones de estructura morfemática) pasan a formar parte del lexicón

~<onro"'"'J
(20) Si: [+obstruyenie]
más que del componente fonológico. Una ventaja de esta formulación con­

,. 1
-obstruyente

-nasal
-continuo
siste, así, en que las condiciones EM proporcionan una clara definición del
de fonemas sistemáticos de la lengua. En la formulátión previa, al
estar las reglas de redundancia relativas a los segmentos entremezcladas con
las reglas propiamente fonológicas (las llamadas reglas F o «P rules») y al no
Entonces: [-coronal] constituir de este modo' un conjunto homogéneo" la definición del sistema
de fonemas no resultaba tan clara.
La condición '(20) expl¡esa la imposibilidad de que la obstruyente que se
1
combina con IU sea apical, afirmando que ante !U la obstruyente debe ser Problema: Reformular el problema de la pág, 92 sobre secuencias vocá·
[-coronal].. Sin ,embargo, esta condición, así formulada, contiene un. ele- , lkas del ruso en términos de Condiciones EM, e indiCar si esta formulación "

mento de arbitrariedad, ya que nos obüga a h~cer depender la no apícalidad presenta afguna ventaja en relación a la anterior. '

97
96
Sol~ción:
mente en el interior de los morfemas, mientras que las segundas sobrepasa­
(22) ~i: ¡-=-- consonant~ r:-consonant;'
ban los lindes morfemáticos, aplicándose, por ejemplo, al nivel de la palabra
tsilábico J tsiLíbico '1
y'entre palabras. Pues hien, si queremos resp<Har la' dualidad di: las reglas
tendremos que producir descripciones fonológicaS' más 'COmplejas de .10 ne­
. t . -1
t
J
cesario. es decir, complicadas artificialmente por nuestros requisitos teóri­

~+alto
En/mIces: .[ -redondeadoj 'cos, no por los datos. Veamos un ejemplo.
retraído Hemos dicho que la regla (6) daba cuenta de las restricciones en la
+ redondeado' ~ombinaci6~, de n~sal seguida de obstruyente, en el interior del morfema; es
. decir; (6) predice e! punto articulatorio de la. nasal en piezas, léxicas como
Gomo ya dijimos 'previamente, el,rasge i{ :....redomi:lea(j~l. ,como mínimo: ,es
predecible 'para .la ,primera Nocal•.mientrasque para la segunda todos los tambor, ánlora, sincero, diente, ancho,. tango, zanja, etc. Sin embargo, la asi.
rasgos son ;predecibles, por tratarse siempre :He '/u/; milación de la nasal al punto de articulación de la obstruyente siguiente
puede formularse también mediante una cOÍldiCión tiene fugar no sólo en el interior de los morfemas. sino también intermorfe.
en (22). La'ventaja de (22) frente a (lO) es que la condición (22) máticamente: e inclusive entre palabras distintas. 7 Así, la combinación de!
predecir los valores·de ambas vocales simultáneamente, sin que el valor de .artículo indeterminado un con sustantivos produc~ los resultados fonéticos
uría le~ga que depender del de la otra. La formulación en términos de siguientes:
reglas EM exigía dos reglas -(lOa) y (lOb)- ya que los ·rasgos de la la
vocal se 'predecían a partir 'de la presencia de la 2', y los rasgos de la 2a , a (23) un un chorro [unC0ro1.
partir de la presencia de la 1a. un Iriso Ultcajón ftnji:axón1
un cero un jarrón
3. REDUNDANCIA y RESTRICCIONES DE COMB1NATORIEDAD A NIVEL FONIOTICO
[uoxai'ón1
un farro [ul}tár01
Si bien el modelo presentado en § 2.2 se considera, en general, superior
al de § 2.1, su valide! es también dudosa para la fonología generativa actual, Es evidellle que los resultados de la asimilación son exactamenté los mis­
que tiende a restar importancia al morfema como eritidad fonológica repre­ mos, independientemente de que haya linde, ya sea morfemátíco o de pala­
sentativa. Ni siquiera a nivel· de! lexicón, cuyas entradas léxicas consistfan bra --en (23) se dan, de hecho, los dos- o no lo haya. Por otra parte, la
tradicionalmente en representaciones de morfemas, detenta ya e! morfema e! representaeión léxica (o fonológica básica simplemente, tratándose de un
puesto pii~ario, pues en las' nuevas propuestas morfo·léxicas -véase Aro­ morfema gramatical) de UI1 debe contener el rasgo [+cor:onal1, ya que el
noff (1976)- ha cedido. en gran parte •. el paso a la palabra como entidad femenino de un es ul1a [una1 ye! segmento Inl ha de distinguifse en posición
léxica fundamental (no s~ trata de la palabra cpn todos los sufijos de infle­ intervocálica de Iml y lñ/. como lo indican las oposiciones: t'ama¡ cana, eolia.
xión, sino sólo con los derivativos). En especial, las tendencias agrupadas La regla capa?: de dar cuenta de (23) sería, por tanto:
bajo el rótulo común de Fonología Natural no otorgan ninguna representad·
(24)
vidad fonológica al.nivel considerado esencial en los modelos vistos en § 2.
Las características fundamentales' de las nuevas propuestas, en relación al
problema que nos ocupa, son: a) La existencia de una clase de reglas o
condiciones de estru'ctura morfemática distintas de las demás reglas fonoló­
gicas no 'tiene ninguna base empírica. b) Las restricciones fonotácticas de las
- 1_ _ 1f

lenguas deberían expresarse en términos de sílabas y no en términos de


morfemas, ya que el ,morfema es una unidad sintáctica pero en ningún caso
fonológica. . '
Las críticas. que desde esta nueva perspectiva se hacen contra los mode·
los anteriores son diversas. l) En primer lugar, una de las diferencias for­
m~les en qué estaba basada la distinción entre reglas (o condiciones) de La regla (24) expresa que una nasal coronal se asimila al punto articulatorio
estructura m?rfe¡nática y reglas fonológicas (las llamadas reglas F o «P ru­ d(l la consonante sigu"iente si media entre ambas consonantes el linde de
era que las primeras no cambiaban valores de rasgos, mientras que las
sí. Otra diferencia era que las primeras se aplicaban exclusiva­ 7. En el caprtulo 2 § 5.2, nos hemos referido brevemente" este proceso asímil.torío y a su
formalización.

98
99
(26) «mudO}) - ~<muda~)
palabra (*).8 Se trata, por tanto, de una regla F por los dos criterios indica­
dos: aitera el valor. de un rasgo y s~ aplica más allá de morfemas individua­ [sék]- [ség;:,] «ciego» ~ «ciega»
les. Sin embargo, la operación que se efectúa en (24) es equivalente !I la que [Mp] - [íl.ób;:,] «lobo» - «loba»
se efectúa en (6), por lo que una gramática que contenga la regla (6) junto [pr;;¡sís] - [pr;;¡síz;;¡] «preciso» - «precisa»'
con la (24) es artificialmente compleja: la única razón para mantener (6) y [pJtl- [puI'lÉ] «puede» - «poder»
(24) sepa'radas reside en el requisito teórico que nos hemos impuesto de
mantener las reglas EM claramente diferenciadas de las reglas F. Dado que en la lengua existen fuuchas consonantes sordas que nunca alter­
2) En segundo lugar, otra razón en que se fundamentaban las reglas (o nan con la sonora correspondiente, las representaciones léxicas de (26) de­
de estructura morfemática era que permitían definir la nociÓn
berán figurar con consonantes sonoras, es decir, fmudf, fsegf, IAobf, fpr~sizJ,
de morfema en una lengua dada, es decir, precisar la forma fonológica pro­
y IpJdl,9 y los hablant,.s catalanes deberían aceptarlas como posibles formas
'ibtípica de los morfemas de una lengua; se pensaba que ello nos aproximaría
léxicas; sin embargo, no parece que las acepten, precisamente porque
<l una determinaCión de lá competencia lingüística de· los hablantes. Ya vi­
nan en obstruyentes sonoras, sobre lo cual las reglas (o condiciones) ,EM no
mos que esto presentaba problemas, sin embargo, en el sentiqo de que ha·
, pueden decir nada (nótese que (25) es en realidad ~na regla F, puesto que
bría que limitar esta afirmación a los morfemas lé~icos y excluir los morfe­
opera a nivel de palabra). . '
mas gramaticales. Pero aun restringiéndola así, esta afirmación dará resulta­
Lo mismo sucede con el grupo consonántico inicial IsC/ en castellano.
dos poco satisfactorios. Por ejemplo, en castellano hay raíces verbales que
En el lexicón aparecerán formas como Iskrib/, para dar cuenta de in + scribir,
pueden terminar en grupos consonánticos como [bl], (l)grJ, (st], [sp]:
ru+scribir, etc. Sin embargo, scribir [skri13ír] no'es una posible palabra cas­
habl+a+r, sallgr+a+r, g'ast+a+r, rasp+a+r, etc. Las reglas o , tellana; para convertirla en palabra aceptable, hay que aplicarle la regla de
EM deberán formularse de tal modo que permitan estas combinaciones. Sin epentización, que es una regla P, ya que su descripción estructural debe
embargo, yá hemos mencionado brevemente que en castellano' hay fuertes indicar que sólo es aplicable á comienzo de palábra:
grupos consonánticos; de hecho, ninguno de estos gru­
'pos que pueden aparecer al final de los morfemas pueden aparecer en posi­
!=ión final de palabra: "bl*, " 1) gr*", *st*" "sp*. Si pueden aparecer al final'
(27) 0 --> e I *_ sC

de los morfemas verbales es porque éstos van siempre seguidos de vocal, Tanto las reglas como las condiciones EM; por tanto, son incapaces de dis­
como por ejemplo en el infinitivo: hablar, sangrar, gastar, raspar, Las reglas tinguir secuencias de segmentos aceptables de secuencias de segmentos' ina­
(o, condiciones) EM se ven incapacitadas de e.xpresar estas fuertes restric­ ceptables, lo cual constituía precisamente .una de las razones fundamentales
ciones: a) que en posición final de palabra no pueden aparecer ninguno de por las que se las había incorporado a la gramática.
los gru'pos consonánticos en cuestión, y b) que pina que estos grupos estén Las soluciones que se han .dado a estos problemas son, diversas. La ten~
permitidos deben ir seguidos de vocal; es evidente que dicha vocal no po­ dencia más generalmente aceptada consiste en con'siderar la superficie foné­
dría incluirse en ninguna T regla EM, ya que pertenece a un morfema distinto' IÍca como el nivel en que deberían expresarse tanto ras redundan.cias como
de 'aquél en que aparece el grupo consonántico, las restricciones, Algunos Ungüistas (Hooper, 1972, Vennemann, 1972a)
,r
Además, ¿qué tipo de realidad psicológica expresan las reglas o condi· ¡,,d aceptan únicamente la sílaba como unidad fonológica' fundament.al: puesto
ciones EM? Veamos otro ejemplo, En catalán, toda obstruyente final de f,.
que las restricciones de secuencias de segmentos son generalizaciones. sobre
debe ser sor~a, Por tanto, debe haber una regla como, (25), lo que es pronunciable frente a lo que no lo es, deberían establecerse. en
términos de la mínima pnidad pronunciable, es decir, la sílaba, Otras
(25)[ +obstruyente] --> [-sonoro] I *<1

puestas admiten el nivel morlemático además del silábico como


la cual cumplirá dos funciones en la gramática del catalán, De Ul) lado, dará nológicos esenciales,
cuenta de que el rasgo (sonoro] es redundante, para las obstruyentes, en
posición final de palabra-, De otro lado, dará cuenta de alternanc,ias como: 3.1. Constricciones de la estructur.a fOlléÍica (CEF)
8., Además de los 'casos de (23'. la asimiladón se da también cuando sólo media Iíndc
.Para Sbibatani (1973), paralelamente a las Condiciones de estructura
morfern'ótico. I}O de palabra, como en ¡[m]patente, i[Q)lolerable, í[n]sociable, í[lllcapaz. etc.. Por
lanto. la regla (24) deben. incluir el linde morCemálko, !lara.dar cuenla de estos casos, Sin morfemática existen constriccione~ de estructura fonética (CEP), las cuales
embargo, en el capítulo 2 § 5, hemos explicado que existe una convenciÓn-numerada allí (72)­
permite prescindir del linde morfemático en la formulación de las reglas. Véase al respecto 9, En el capítulQ,' trataremos el problema de la repres~niación fonol6gica y explicaremos
por qué esto es así.
y !1.lle (1968,67). ,

101
100
e
establecen las combinaciones posibles imposibles de rasgos fonéticos en el ble tanto a nivel léxico, como a nivel fonético, ya que no sólo son socioras las
nivel fonético, es decir, expresan generalizaciones. sobre la estructura foné­ nasales que forman parten de morfemas léxicos,. sino también las que son
tica de ulla lengua. Las propiedaqes formales de las CEF son semejantes a introducidas mediante reglas morfológicas (por ejemplo, +n de la 3. a p. pI.
las de las Condiciones EM. Hay también tres clases de CEF: de en los verbos). .
positivas y negativas. Veamo~ algunos ejemplos: c) En el caso de que una CEF coincida· con una regla fonológica, se la
formula como AlCEF, es decir, se trata de una CEF que expresa alternan­
(28) Sí: *, cias. Tal es el caso, por ejemplo" de la regla de ensordecimiento de obstru­
yen tes en final de palabra que hos hada falra en catalán. Esta regla es apli­
! cable a nivel fonético -lo que la hace CEF~ pero da ,cuenta al mismo
Entonces: . [-sonoro]
tiempo de alternancias como las de (2q). Dentró de este esquema; (25) po­
'f Esta regla dice que todas las obstruyentes en final de,' palabra deben ser dría reformularse como (1),
sordas. Da cue'nta, por tanto, de los datos mencionados en (26) para el I
catalán, y está formulada como Constricción de implicación.
.(31) AlCEF. Sí: [+obstruyente]
. t
*
Las constricciones positivas rigen la estructura silábica de las oalabras de
una lengua. Por ejemplo, en las lenguas que permiten solamente Entonces: [-sonoro]
das CVCV ... podr.ía formularse la siguiente constricción:
la cual expresa que una obstruyente al final de palabra debe ser obligaro­
'*,(CV)I * ríamenie [-sonoro]. . .
el) Puede darse también el caso de que un fenómeno equivalente apa­
Esta CEF positiva indica que una palabra bien formada en la lengua en rezéa en tres puntos 'distintos de la gramática, produciendo 'alternancias
cueStión debe tener una o más secuencias de consonante seguida de vócal. morfofonémicas, restringiendo (o aportando redundancias en) el nivel mor­
. La naturaleza de las CEF negativas está en tela de juicio (como lo estaba Cemático y restringiendo (o aportando redundancias en) el nivel de la pala­
la de las CEM); por ser e~ general convertibles en constricciones de . b¡:a. En estos casos, con el fin de no repetir la regia, hÁy que 'formularla
cación; ambos conjuntos parecen ser complementarios, con alguna excep· como una y caracterizarla como: AlM/CEF. Un ejemplo lo constituyen
. ción mínima~ las reglas (6) y (24) que, como hemos visto, cumplen una única función, la
Dentro de este modelo hay Condiciones de estructura morfemática, de asimilar las nasales al punto articulatorio de la consonante siguiente. Po­
Constricciones de estructura fonética y reglas fonológicas. Para evitar la im­ dríamos sustituir (6) y (24) por I¡¡siguiente constricción: 10
bricación y las repeticiones entre estos tres tipos de reglas, se adoptan las f
siguientes conven<;Íones:' . (32) AlM/CEF. Si [+nasal] \*J I +consonante
a) Las constricciones que son sólo aplicables a nivel de la estructura Cl anterior
morfemática se formulan como CEM; las que sólo lo son a nivel de estruc­ ! ~ coronal
tura fonética se formulan como CEF y las que .sólo son reglas fonológicas Entonces: yaíto
(reglas F) se fo'rmulan como tales. Cl anterior ó retraído
b) En el caso de 'que una CEM y una CEF expresen un fenómeno ~ coronal' 10 distribuido
valente (la primera a nivel morfemático y la segunda a nivel fonético). se da yaltó .
una sola regla de tipo CEF y se caracteriza como lo Ó retraído
se trata de una CEF aplicable también a nivel de la estructura morfemática. 10 distribuido
Un eiemolo lo constituve la constricción (30)',

(30) M/CEF. Si: [+nasal] 10. Si bien se ttata de un fenómeno unitario, la condición (321 deberia especificar que su
aplicación es ,le obligatoriedad distinta según se Irate del interior de la palabra o enlre palabras:
! . en el primer caso (32) es obligatoria. mientras que en el segundo es optativa, dependiendo del
Entoflcei; [+sonoro] ritmo de pronunciación. desde una pronunciación muy rápida, en que siempre' se aplica, hasta
Jnunciación muy lenta en que puede dejarse de aplicar (Véase el cap. 2 de Harrís, 197.5b,
la cual expresa que todo segmento nasal es, al mismo tiempo, sonoro, como se discme el problema de la asinlilación de las nasales en relación a los dislintos rilmos
sucede én castellano, donde no hay nasales sordas. Esta condición es de pronunciación, ..Uídenomlnados «eslilos. de pronunciación).

102 103
~ii

Problema: Retomemos el caso de los plurales turcos. Tal como vimos Es decir, se trata de un fenómeno paralelo al del plural, con la particulari.
en' el capítulo 2 (11). tenemos los siguientes datos. que repetimos
dad de que aquí son dos los' rasgos predecibles:· ambas vocales deben ser
[+retraído] y [+redondeadoJ o [-retraídoh [-redondeado].

para facilitar la lectura del ejercicio:

«casas») dosdar. 3.2. de estructura (CES)


. (33) evh:r
«días» adamlar
günlet «pájaros»
«ojos» kuslar Hooper, (1976) especialmente, propone eliminar totalmente las reglas (o
kUlzlar «niñas»
«campanas» condiciones) de estructura morfemática y permitir solamente reglas morfo­
e indio
. fonémicas, qu~ den cuenta de las alternanCias morfofonémicas, y reglas fo·
Formulllr la regla que permita predecir la forma del ~ufijo de nológicas, que aporten valores redundantes y que cambien los valores de
car a Qué nivel es aplicable. ciertos rasgos, si es que la combinación de morfemas en palabras produce
una cadena que cumple con las condiciones de aplicación de la regla,
Soluciól1: En este modelo, el almacenamiento de las piezas léxicas se hace en tér·
minos de morfemas, a los que se elimina todós los rasgos redundantes (a la
'(34) NM/CEF. Si; v Co. v manera de § 2.1); pero ninguna regla, fonotáctica se aplica a l~s mismos.
t ! Las reglas fonológicas que aportan especificaciones redundantes y que esta­ . tI
[a. retraído] [a retraídcl'] blecen constricciones sobre la combinatoriedad de segmentos y de rasg'os ~e
Entol1ces:
formulan en términos de Constricciones de la estructura silábica (CES), Su
Esta regla predice que las vocales (la de la raíz y la del sufijo) deben coinci­ dominio de aplicación es la palabra; es decir, no se aplican a las piezas léxicas
dir en cuanto al valor para el rasgo [retraído]: las dos deben ,ser {+'retraídoJ tal como éstas aparecen en el lexicón, sino solamente después de que dichas
o las dos deben ser [-retraídoJ. independientemente del número de con­ piezas se han insertado en la cadena sintáctica y se han combinado en pala­
sonantes que medien. Esta formülación corresponde a las CEF. por tratarse
bras,
. de un tipo de asimilación que tiene lugar intermorfemáticamentc: la raíz y
el sufijo constituyen morfemas distintos. Sin embargo, esta regla es aplica­ Las CES se formulan bajo la forma de condiciones positivas que se im­
ble también intramorfemáticamente, ya que la armonía vocálica se da tanto ponen a las secuencias de segmentos y lindes silábicos (3), Así, por ejemplo,
dentro ¿el morfema como' dentro de la palabra; por eso va caracterizada la condición que da cuenta de la estructura silábica constituida estrictamente
. como MICEF; al mismo tiempo. da cuenta de la alternancia morfemática por CV --como en (29)- sería la siguiente:
larlier, por eso es también NM/CEF, 1'1
P: 3 CV S 1)
Problema: Retomemos ahora los datos del posesivo turco, que vimos
en el capítulo 2 (13lb):
Esta condición cumple dos funciones: a) capta la generalización de que to­
das las sílabas de esta lengua tienen la forma CV, b) Funciona como una
r,
r «mi casa» gulum «mi rosa» regla generativa, lo que la hace diferente 'de las condiciones positivas de ,1
(35) eVlm
!!OZÜ m «mi ojo» bas\.llm «mi cabeza» Stanley. En este sentido, (37) es una abreviatura de las tres condiciones de ~,:
d¡~¡m '" nli diente'" h,lum "mí brazo,. implicación siguientes: .
la regla dada en el'capítulo 2 (1J2b) en términos de constric­
ciones de la estructura fonética.
(38) a, Si: ! C (V)
Entonces: $
So/m:/Óll :

(6) Ni\IICEF. 51: v Co v b. Si: $ C. ~


! !
V
Entonces: fa retraído l la retraído l Entonces:

~ redondead'j I! redondead~. ¡

c. Si: $ ! V$
\

E'donces: C

105
104
CAPlruLO CUATRO

LOS RASGOS PROSODICOS

1. 1NTRODUCCIÚN

Los rasgos fonéticos estudiadosen el capitulo 1 caracterizan a seg·


mentas (vocales y consonantes) individuales. La descripción fonética de un
enunciado requiere, además, mención de otros rasgos que, o bien, se extien­
den sobre más de un segmento consecutivo, o bien, aunque se apliquen ~ seg-"
'mentas individuales, adquieren su valor en virtud de! contraste con otros
segmentos presentes en e! mismo enundado. Estos son los llamados rasgos
prosódicos o suprasegmell/ales. Los. rasgos prosódicos más importantes son el
acento y el tono. En este capítulo pasaremos revista al tratamiento dé estos
rasgos en la fonología generativa. .

2. ELAcENTO

'f , Los segmentos silábicos y, por ende, las silabas, pueden ser más o menos
prominentes, Así, por ejemplo, en las palabras siguientes, la primera sílaba
es más prominente que las otras dos:

(1) máscara, tómbola, síncope

mientra~ que en las siguientes es la últi~la sílaba la más prominente:

(2) descripción, pagaré, hospital

La impresión de prominencia se relaciona con tres factores físicos, a


'saber, la duración, la intensidad y las diferencias de frecuencia. General·
, ,mente'la sílaba percibida como acentuada es más larga y niás fuerte que las
dell)ás y presehta un quiebre brusco de la· curVa tohal. Así, en las palabras

107
S¿luúón:
del ejem(ll~, P), hay un descenso brusco del tono durante la primera síla-,
,seguiJo de un Jescenso más gradual que se extiende hasta el final
de la palabra, mientras que en las del ejemplo (2), la curVa tonal asciende
(.5) Polaco: v -+ [+acento] / -_CoY Co *
bruscamente al comienzo de la última sílaba para luego experimentar un
descenso marcado, La importancia relativa de los tres factores físicos men­ (6) Turco: v -+ [+acento] / _ _Co *

cionados para la demarcación. de la prominencia acentual ,no es clara. Se ha ,

sugerido que, por lo menos para el inglés y quizás para otras lenguas, el Problema: En francés,se acentúa .Ia última vocal de la palabra, C~
q'uiebre de la curva tonal es el elemento más importante (véase Bolinger, cepto si ésta es {:JI; en este caso ,se acentúa la penúltima vocal. ¿Cómo se
escribe la regla correspondiente?
1958). Como estamos ocupándonos principalmente de la fonología y sólo
marginaln;ente de la fonética, no importa' precisar mayormente aquí la co­ Solución: ¡.
rrelación entreel acento y los factores físicos mencionados. Daremos, pues,
por supuesta laexistencia de un rasgo fonológico [acento], sin preocuparnos (7) V:-> [+acentó] / _ _ Co (;lCo) *
de establecer con mayor precisión sus cor~elatos fisic~s. '
'f En una lengua como el castellano, el acento léxico es parcialmente pre­
decible. Pares como }áballa/sabal1a indican claramente que la predictibilidad
. 2.1. Acento léxico' y accnto ni1táctico
no es total. Es claro, además, que las reglas de acentuación del verbo difie­
ren de las de otras categorías, como se ve en pares como cOl1til1uo{contlmío.
Los ejemplos del apartado anterior ilustran el acento de palabras aisla­
ánimo/al1imo, etc..
das: es lo que podemos Uamar e! acento léxico. La fonología de la lengua
A mariera de ilustración, ex~minaremos dos análisis diferentes de! acento
particular debe especificar si este acento está sujeto a reglas o si es iJiosin-,
léxico del castellano dentro de la fonología generativa. En ambos casos, nos
crásÍco" Pero .además la fonol9gía Jebe especificar la distribución,' de los
limitaremos a las formas no veroales.
acentos en sintagmas y oraciones: es lo que. llamaremos el acento sintáctico.
El primer análisis, propuesto originalmente por Foley (1965) y adoptado
Así, por ejemplo, la fonólogía del castellano debe,especificar qu~ en el sin­
posteriormente por Harris (1969), asigna el atento léxico en castellano por·
¡agma siguiente:
medio de una regla idéntica a la del latín clásico, que informalmente se
puede expresar aSÍ: 1
(3 ) casa verde'
[i
(8)' Acentúese la penúltima sílaba de la palabra si esta sílaba es fuerte

la sílaba más prominente es la primera sílaba de verde, seguida por la


(es decir, contiene una vocal tensa, o una vocal relajada seguid:!

mera sílaba de cas~, mientras qué si se diera la inisma prominencia a estas


de dos o más consónantes); si la penúltima sílaba es débil (es

dos sílabas, resultaría una enumeración de dos palabras, no un sintagma.


decir, consta de' una' vocal relajada seguida de una consonante

cpmo máximo), acentúese la antepenúltima sílaba.

2.1.1. El acento léxico


La cuestión más importante con' respecto al acento léxÍco de un sistema
Esta regla supone, obviamente, una distinción entre vocales tensas y re­

fonológico partÍcula'r consiste en determimu si el acento es predecible o no.


lajadas, es decir, [+tenso], y [-tenso}, en la representación fonológica

En algunas lenguas, como el húngaro, el polaco y el turco,' el acento léxico


castellano, aunque a nivel fonétil:o tal diferencia o bién no existe o, según el

es totalmente predecible, ya que cae reguhirmente sobre la primera, la pe­


dialecto, si existe, no se co·rresponde con l.a diferencia fonológica. En de­
núltima y la úitima sílaba de la palabra respectivamente. En tales lenguas, la
. fensa de la diferencia fonológica hipotetizada, se ha aducido la oposición
repre~entación léxica no incluye el rasgo [acento] (o, alternativamente, todos
entre las vocales medias que alternan 'con diptongos (contar, cuento; mentir.
los segmentos están especificados como [-acento}), y hay reglas fonológicas
miento) y las que no muestran tal alte~nancia (montar, mO/1to; (emer,)emo).
que asignan la especificación [+acento] al segmento sílábicó. apropiado. Así,
Si asigr¡amds a las primeras el rasgo [- tenso] y a las últimas el rasgo
por ejemplo, para el húngaro, la regla de acento léxico es la siguiente:
[+tenso], poJemos formular una regla de dip'tongación que se aplique sól\)
(4) V ~ [+acentol/ ,¡feo--
1. Es justo notar que esta regla constituye una aproximación preliminar al problema dd
Problema: ¿Cómo ~c e~cribírlan las reglas de acento léxico del polaco y acento en lIarris 1!969l, que el autor ha rectificado posteriormente, por ejemplo en lIarri,

(l975a) y (l975b), .

del turro?
1(1)
108
a las primeras, y así dar cuent-a de las alternancias en cuestión. Si las vocales .Pr~guntémonos ahora cómo se form~laría la regla, que, genera las pala­
especificadas como [- tenso 1 se comportaran además como tales para los , bras graves, co!fio las siguientes:
efectos de la regla de acentuación, este análisis parecería adecuado. Sin em­
bargo, como ha señalado lIarrís (1969:119), éste no es el caso, ya que la (13) candadó, respeto, domingo, segundo
antepenúltima vocal de venezolano debe ser [- tenso J por su alternancia con
el diptongo en Venezuela, pero si es [-tenso], la regla latina de acentuación Según el análisis de Foley y Harris, las vocales de la penúltima sílaba de
pondría el acento en la antepenúltima sílaba de la palabra Venezuela, ya que candado y respeto deben ser [+tenso}, mientras que las de domingo y se­
la penúltima sílaba sería débil, y la gramátiCa generaría, en.tonces, incorrec' gundo podrían ser [+ tenso] o (- tenso], ya que por el hecho de estar segui­
tamente, la forma "Venézola. A pesar de esta dificultad, Harris adopta la da; de dos consonantes, la regla de acentuación les asigna el acentó de todos
regla latina para la acentuación de sustantivos y adjetivos en .castellano. modos. La regla resultante no es simple, ya que hay que distinguir casos
Aunque la' regla nos merece serios reparos, la examinaremos a manera de como domingo de casos como ílltegro, Es decir, la regla de acentuación
, ejercicio. grave tiene que especificar que la segunda consonante en el grupo que se­
Para empezar" formularemos la parte de la regla que produce palabras . para las últimas dos vocales no debe ser líquida, es decir, debe ser [+obs­
esdrújulas, como las siguientes: truyente] o [+nasal], en el caso de que la penúltima vocal sea [-tenso]. La
regla de acentuació~ grave vendría entonces a estar formulada así:
(9) síncope, gramática, análisis
. (14)
El análisis que estamos examinando requiere que la penúltima vocal de
estas palabras tenga la especificación [- tenso], y que esta vocal vaya seguida (a)
C"
de una con~onante como máximo. El nú.mero de consonantes precedentes y
finale's puede variar. Tornando todos estos factores en cuenta, obtenemos la __ C C
V -'> [+ acento} V Co #
siguiente formulación: [+06s}} (b)
{ [+ nas)
(lO) V [+aéento} , _ '_ CI ; v VC,,#

. [-tenso}
La subregla' (l4a) asigna el acento grave a palabras como candado y res­
peto, y la subregla (14b) a palabras como domingo y segundo.
Ahora bien, la condición de que la penúltima vocal vaya seguida de una Dada la falta de semejanza formal entre las reglas (12) y (t4), parecería
consonante como máximo no es totalmente adecuada, como lo demuestran que no se pueden combinar en una. La formalización de las reglas de acen­
los siguientes ejemplos: tuación no parece, entonces, haber agregado mucho a la descripción no
,r
formalizada de. estas reglas, ya que para cada situación particular tenemos
(l;) íntegro, nlúltiple una ,regla especial: la regla (2) paralas palabras esdrújulas, y los dos casos
de la regla (1'4) para palabras como candado y domingo respectivamente.
En casos como éstos, la penúltima sílaba se comporta como débil, a pesar de
Estil deficiencia, sin embargo, se debe al uso inadecuado que hasta el mo­
estar seguidl:l de dos consonantes. La diferencia con respecto a otros casos es
mento hemos hecho de las convenciones de la fonología generativa. Si re­
que la segunda de estas consonantes es una líquida. Es necesario nlOdificar
cordamos que las reglas que se abrevian por medio de paréntesis se aplican
la regla, entonces, para admitir una posible consonante líquida antes. de la
disyuntivamente (véase el capitulo 2, sección 6), podemos simplificar con­
última vocal. Teniéndo encuenta que los rasgos [+ consonántico, -obstru­
siderablemente el análisis, Basta con agregar un par de paréntesis a la regla
yente, -nasal} definen la clase de las líquidas en castellano, la versión modi­
(12) de la siguiente manera:
ficada de la regla es la siguiente:

G(~~~:J) )v
(12) (151 . (

(
tcon~~ #
. "
V -'> [+acento} 1_ _ <=o V
[-tenso} C~ L= ~~:JJ Ca
V [+acento),' _ _ C o V

tenso}
C. *
l'

110 llJ
para asignar el acento adecuado 'a todas las formas que hemos considerado, (18) cancione ....... canciórí

sin necesidad de la regla (14). . parede -'Jo pared


Según las convenciones estudiadas en el capítulo 2 -véase e! princi­ solare -'Jo solar
'pio (55) de la pág. 76 e! esquema (15) comprende las siguientes reglas finale -'Jo final
ordenadas disyuntivamente:
Si la consonante ho es coronal anterior, no hay elisión;
(16)

~
a.¡ V ~ [+acento] 1_ _- Cu V Cci conJ
-obs v Co '*
(19) eje, noche, plebe
ij
[-tenso] -nas Tampoco hay elisión si la lel final está precedida de dos o Inás consonantes:
,t
I

b, V -'Jo [+acentol/ _ _ C o V
[-tenso] V Co '* . hombre, triple, conde, parte i
I
Las. consonantes coronales anteriores sordas presentan un problema a
c, V ~ [+acento] 1__'_ Co V Co '* este análisis. La elisión no ocurre después de /tI (trámite, siete), y después de I
Consideremos cómo s~ aplican estas reglas a las siguientes formas rep're­
'sI hay variación: ~¡ , ¡
,í I
sentativas: ín(egro, allálisi., cal1dado, domingo,
(21) cortés vs. pose 1 ,1

(17) bus vs. base ,1


compás vs. envase f \
lint e 'grol lanal i sis! Ikand a dol Idomingol i'

[-tensol
íntegro
[-tenso)
(no se aplica)
[+tensoJ
(no se aplica) (no se aplica) (16a)
Harris (1969: § 6.4) resuelve este problema restringiendo la elisión de
le! final a palabras en que ésta vaya precedida de una consonante coronal
anterior sonora, y proponiendo una regla que sonorice lá Isl de palabras ,i

análisis (no se aplica) , (no, se aplica) (16b) 'como cortés, bus, compás, etc. Estas palabras están marcadas en el lexicón
, con un diacrítico especial que las distingue de palabras. como pose, base,
envase, etc. 2 Huelga decir que una vez que esta' regla de sonorización ha
I

~,.
kandádo domíngo (l6c)
cumplido su función -la de permitir la elisión de lel final-las consonantes ' t*
Como las reglas están ordenadas' disyuntivamente, una vez que se ha en cuestión deben volver a ehsordecerse. . ti
aplicado una a I,lna forma determinada, las demás quedan excluidas. Así, por ~
Finalmente, quedan casos comorelo} (con una' representac.ión léxica 1
'ejemplo, se impide que la regla (16c) asigne un segundo acento a las formas
Ílttegro y análisis, que han recibido e! acento por las 'reglas (16a) y 16b)
Ireloxel) que escapan a las reglas, y que deben: ser reconocidos como excepcio. J~
,f nes. .
respectivamente. ," Resumiendo, para que la regla (15) asigne el acento adecuadamente a las
" Quedan todayía sin explicar las palabras agudas de! castellano, como formas no verbales de! castellano, hay que hacer las siguientes suposiciones:
mámá, papá, cal/ció/t, papel, etc. Algunas de éstas, corno mamá y papá, son a) Las representaciones léxicas del castellano distinguen entre vocales
con,sideradas por Harris como excepciones a lás reglas del acento, (En el [+tenso] y vocales [-tenso].
capítulo 9 veremos cómo se tratan las excepciones en 'la fonología ge'nera­ b) La mayoria de las palabras agudas del castellano tienen' una vocal
tiva.) La gran mayoría,.sin embargo, según e! análisis de Harris, se rigen por final leI que es elidida cuando está pn;cedidade una consonante coronal
la regla de acentuación, ya que su representación fonológica incluye .una ant~rior sonora, después de la aplicación de la regla (15).
vocal final' lel qUe es elidida después de la asignación del acento. As!, la e) Para explicar la diférencia e~tre palabras como cortés y pose, hay que
representación fonológica de papel es Ipap e' leI, y recibe e! acento en la ,suponer que la primera tiene un diacritico que activa la sonorización de la
, I+tenso] .
penúltima' sílaba por efect.o de la regla (16c).
2, El di~crítico, [+Ej, permite la aplicación de la regla de sonorización de la consonante, y'
, La leI final se elide cuando está precedida de una consonante coronal
es necesario por trata'\:se de una regla mendr, Sobre los rasgos diacríticos, véase más abajo,
anterior, por .ejemplo, en' cápítulo 9, sección 4.

112 113 4
l'

última consonante, lo quepennite que se le aplique la regla de elisión de {el Diversas formas de este tipo de análisis han sido propuestas, entre otros,
final. Los efectos de esta regla los anula una regla de ensordecimiento que·se por.Saltarelli (1970), Whitley (1976) y Contreras (1977). El análisis que pre­
aplica despué~ que se ha asignado el ~cento y se ha elidido la lel final. sentamos a continuación se basa en este último .. Para empezar. suponem'os
Es C);HO, pues, que el análisÍs propuesto supone representacion'es léxicas . que la regla de epéntesis a la que acabamos de aludir t y que no presentare­ ,
de un alto grádo de abstracción, que para muchos fonólogos es objetable mos en detalle aquí, se aplica después de la regla de acentuación. Esta úl­ "

(véase el capitulo 5). En cuan'to a la suposición (a), el mismo Harris, tima, entonces, se aplica a representaciones léxicas como las siguientes:
como hemos indiéado, señala que no hay c()nespondencia entre las vocales
que habrá que considerar [- tenso} para los efectos de la diptongación y (24) a. IpapeU
las que habrá que considerar como tales a causa de la acentuación. Por lo b. Ipapel*sI
,;¡
que se refiere a la suposición (c), parece conveniente restringir el poder de
Las reglas de acentuación que presentaremos a continuación se basan en

la fonología de tal modo que queden exCluidos pares de reglas que tengan
la 'siguiente hipótesis: .

efecto~~ contradictotio~ sob~e un mismo segmento. 3


finalmente, la suposición (b) es también seriamente objetable, ya que en (25) La acentuación normal de palabras terminadas en vocal es grave, y

algunos ~asos produce representaciones fonéticas incorrectas. eonsidére'nse, la acentuación normal de palabras terminadas en consonante es

por ejemplo, las siguientes form.as: agudá.

(22) desdén, desdenes, desdeñar La formalización de esta hipótesis asigna el acento adec~adamente a un
alto porcentaje del léxico no verbal del castellano, representado por los dos
La represent~cion ·fonológica de desdén, según la teoría ·de Harrís, debe ser
grupos siguientes:
Idesdeñel. (Si fuera Idesdenel, no se podría predecir' la alterancia de Inl con
lñl, como lo indica el par ordenlordenar.) El primer problema es que la regla
(26) casa, mano, payaso, maravilla, bahía, hombre
de e1i,si6n de lel final no es aplicable, ya que lñl no es ni coronalní anterio¡',
con lo que se predice que la r~presentación fonética es [desdeñe).
(nl· papel, canción, ciudad, reloj, amor, capaz, vals
El análisis del-acento léxico castellano que acabamos de presentar es un
ejemplo típico de los primeros análisis de la fonología generativa,.en que se
La regla que acent(la las formas del grup~ (26) es la siguiente:
hipotetizaban representaciones léxicas bastante abstractas: Posteriormente,
ha ido tomando cuerpo una tendencia hacia representaciones léxicas menos
abst'ractas (véase el capítulo 5). Dentro de esta tendencia, examinaremos un
(28) V -,> (+acento}I _ _ _ .eo V '*
análisis alternativo del acento léxico del castellano, el cual se basa en repre- .
sentaciones léxicas que son esencialmente idénticas a las representaciones· en que el símbolo e o r~presenta: al cero consonante (como en Ibaia/); b) una
-fonéticas correspondientes en cuanto a la presencia de u~a leI final. Así, consonante (como en casa, mano); o c) más de una consonante (como en
dentro de este análisis, las representaciones léxicas de poJl/? y papel no se hombre).
diferencian de sus representaciones fonéticas, en cuanto a que la primera Las formas (27) reciben su acento por medio de la regla siguiente:
posee una lel final, 'mientras .que la segunda carece de ella. En vez de la regla.
de eJisión de lel final, este análisis requiere una regla de epéntesis para gene­ (29) V -,> [+acent011 el '*
rar plurales como papé/es, es decir, para transformar representacíones léxi­
cas como (23a) en representaciones fonéticas como (23b). en que el símbolo el representa una consonante (como en papel, canciÓ/1) o
más (como en vals,). ,
(2J) a. Ipapel,*sl Haciendo uso de las convenciones explicadas en el capítulo 2, las re·
b. [papéles 1 glas (28) y (29) se pueden combinar así: !I
ji
3. «Efectos contradictorios. en el sentido de que a panir de formas brlsicas similares len
cuanto a los dO$ segll.1entos finales) como Ikortescl y Ipose! se obtengan resuhados tan diversos
V ~ [+acént01/ _ _ eo (V) '* il
como (Ronés] y (póse]; l. existencia de ambos tipos de formas fonéticas nO permite suponer e) 11

funcionamiento de reglas'como l. de elisión de Id final o 1. sonorización de ciertas consonantes Informalmente, esta regla establece que si la palabra termina en vocal, se '\'
acentúa la penúltima sílaoa; si no, la última. Claro es que esta regla asigna el n
como Ir.!. En términos técnicos se dice que tales reglas son «opacas» (véase más abajo, capÍlulo 5
§ 4.2 Y capítulo (, § 3.4.3). acento. incorrectamente en casos como los siguientes: I .¡"

II
114 115 .¡!~
(31). crimen, cárcel, mártir, lápiz (36) V [+acento]/ _ _ C VC¡*

. o [XJ .

(32) maní, tabú, mamá, café


Esta regla se puede combinar con la regla general (0) de la siguiente
(33)' análisis, sífilis manera:

gramátka, retórica, artículo, teléfono


v -> [+acentoJI_Co
{ V <el » *
Podríamos decir simplemente que estas palabras son excepciones a la
t
fX>
regla de acentuación y que tienen el acento ya esp~cificado en su representa­ El esquema (3 7) abrevia siguientes reglas ordenadas disyuntivamente:
ción léxica. Esta solución parece ser la única viable para las palabras de!
grupo (32), pero para las demás clases no resulta adecuada. La principal (38) a. V [+acento] 1_ _ en V C I *
objeción es que si asignamos el acento libremente en el lexicón a las pala­
(xl
bras que .escapan a la regla (0), estamos reconociendo en principio que e!
acento puede caer en cualquier sílaba. Esto, sin embargo, es falso, ya que
son sólo las últimas tres sílabas de la palabra las que pu~den ir acentuad,ls.
b. V ---> acento] ,_ _
, _. C o V *
Una alternativa más aceptable es la de modificar la regla de acentuación c. V -> [+acento] *
de modo que se aplique no sólo a las'palabras que siguen la regla general
siguiente cuadro ilustra la aplicación de estas reglas a formas repre­
sino también a las de los grupos 01 l, (33 l y (34). Esta modific~ción sólo sentátivas de las diversas clases en cuestión:
i. parece ser posible si las palabras de estos últimos grupos contienen rasgos
dia.críticos que tengan el efecto. de exceptuar la sílaba <<oormal» de la regla (39) Ikasal Ibaial Ipapel! Ikrim e ni
de acentuación, 4
[X]
Tomemos primero el grupo (J 1). La regla ·(30) asignaría el acento inco­
krímen (38a)
.r rrectamente a la última sílaba. Pero supongamos que la representación lé· kása baía (38b)
xica d.e estas palabras incluye ~n diacrítico X entre los rasgos de la última
papél OSc)
vocal. Así, por ejemplo, la última vocal de crimen tendría la siguiente espe:
,. cifkadón:
Consideremos ahora e! grupo (34). Estas palabras, contrariamente <1 la
regla general que asigna el acento a la penúltima sílaba si la palabra termina
(35) k r I m e n
en vocal, llevan el acento en la antepenúltima sílaba. Si suponemos que la
.r penúltima sílaba tiene un diacrítico X en la representación léxica,podernos
consoná ntico formular la siguiente regla de acentuación para las palabras de este grupo:
silábico I +
alto (40) V ~ [+acento] 1 Co V V*
. [Xl
. retraído
Se puede agregar esta regla al esquema (37) de la siguiente forma:

X (41) V -> [+acento] 1_ _ C o ( ( ; C~.· V <C


I
» *
. [Xl) <x>.
Se puede formular ahora una regla de acentuación que asigne el acento
correct~me!lte a la penúltima sílaba de estas palabras: : Finalmente, suponemos que la representación léxica de las palabras dd
grupo (33) contienen el diacrítico X tanto en la última como en la penúltima
vocal. No es necesario modifkár las reglas de Qcentuación que hemos pro·
4. Una discusión más detallada de 105 di.crlticos aparece en el c.pftulo 9, secci6n 4. puesto, ya qué la primera regla --es decir, la más inclusiva-'- Ilbreviada por

116·
117
el esquema (41) se aplica: como veremos, a las formas del grupo (33). Esta
diacríticos en su, represelltacÍón léxica, Palabras como hipótesis, tlsínde/on,
regla es la siguiente:
requieren diacríticos en las dos últimas vocales; palabras como gramática, 6
teléfono, requieren un diacrítico en la penúltima vocal, y palabras como
(42) V ......... acent01/_'_ _ C o V Co V CI *
crimen, árbol, requieren un diacrítico en la última vócal.
[Xl [Xl Esta teoría hace, pues, cÍertas predicciones respecto a la «normalidad"
de las palabras con respecto al acento, En un extremo están las palabras que
requieren dos diacríticos, en el otro las que no requieren ninguno, y en el
El esquema (41 l contiene dos opciones dentro de los paréntesis exter­ medio las que requieren uno,
nos: al' V C I " y b) <x> < C I >, las cuales son independientes, en el sentido
(X] ,
Problema:
de'que los principios de abreviación explicados en el capítulo 2 § 5.2 !lO les
En árabe palestino, se aplican las siguientes reglas de acentuaciÓn:
imponen ningún orden de aplicación. Así, si tomamos la .opción (a) y des­
cartamos (bl,obienemos la regla (43), mientras que tomando la opción (b), (47)
y descartando (a), obtenemos la regla (44): ' a) V ...... [+acentoJ/ ___ C" V C v,q * (e.g, kátabit «ella escribió~)
(43) V ......... [-tacent'o] 1_'_ V C() V *
!J) V ...... [-!-acento) ¡ --_Cn V 'C;, * (e.g, kátab «él escribió"
kalábna «nosotros
[X] escribimos" )
e) V -.[+accntoJ '--_Cn * (e,g, katábt «yo escrib¡~
(44) V ......... [+acentoJ 1_ _ V C I *
(esta forma se transforma
posteriormente en [katá.
[X]
bitJ, por umi regla .de
Como las opdones (a) y (b) son independientes, las reglas (43) y (44) no epéntesis).
están ordenadas mutuamente. La regla (43) asigna e! acento a las palabras
Estas reglas deben estar ordenadas disyuntivamente, porque de lo contrario
del grupo (34), y la regla (44), a las de! grupo (31), las pal¡¡bras recibirían más de un acento. ¿Cómo se pueden abreviar estas
La siguiente regla incluida en e! esquema (41) se obtiene descartando tres leglas de modo que se apliquen disyuntivamente?
tanto la opción: a) como la b):
SoludrJl1 :
(45) V ......... [+acento] 1__
' _ Co V *

(48) V ...... [+acento] , _ _ C u ((VC) V C(\) *7


Esta es la regla que asigna el aceilto a las palabras del grupo (26). Final­
mente, si se omiten todos los elementos facultativos del esquema (41). se
obtiene la regla (46), que asigna el acento a las palabras del gr~po (27).
2,1.2, El acento sintáctico
i
1 . (46). V ......... (+acento] ' _ ' _ e: *'
, 2.1.2. l. El principio de aplicación cíclica
, La contribución más imponhnte de la fonología generativa al estudio del
, , De este modo, el léxico no verbal del castellano, coÍ) excepción de las acento sintáctico es la hipótesis'de que éste depende de la estructura sintác­
palabras agudas terminadas en vocal, ('ecibe el acento por medio de reglas, 5 tica, y que las reglas pertinentes se aplican cíclicamente, Esta idea fue pro­
En resumen la teoría de la acentuación léxica que acabamos de presentar puesta originalmente en Chomsky, Halle '1 Lukoff (1956), y refinada poste­
parte de la hipótesis de que· en castellano la acentuación normal es en la
última sílaba' si la palabra termina en consonante, y en la penúltima si ter­
mina en vocal.·Toda pal'abra que se desvíe de este patrón requiere uno o dos (l, Es po'sible que en el caso de I'.ramlÍtrca, artículo)' otras palabras, el mecanismo adecuado
sea el de una regla de redundancia léxica que asigne el diacrítico X, ya que las palabras que
terminan ,en -ulV o en /i] +velar + V tienen el acento normalmente en la antepenúltima sílaba.
La fuerza de esta regllláridad hac~ que términos como "'('l/digo aparezcan a veces en dlengu";c
'), Toda teoría del acento deberá dár cuenta de la alternancia de formas como carácter/ca. popular como I1"!,,difiP,
racteres. ~¿gm1l'l11"·J!.í",ell{,s. Dentro del análisis pre¿entado aquí, hay varias Í1hernativas. Sin elll. ·7, Ellectot o leclora recordará que esta regla la helnos Comentado en el capítulo 2, sección
bargo, como nin/luna es ,c!ar¡¡mentc slIp':rior a las otras, nos abstenemos de discutirlas. 6, ?ajo'e1 número (156).
I
118 j'
119
:I},
¡ , :. . ~
riormente en Chomsky y Halle (1968). Así explican ellos, por ejemplo, la (53 )

/""
N

diferencia de acentuación entre los sintagmas (49a) y (49b).


N N
(49) 3 2
a. small 1 boys school 8 boys school:

«escuela para niños peq uefios»


2 1. 3 La aplicación de lás reglas (50) y (51) está sujeta a la convención de
b. smaU boys school reducir en un grado el acento de todas las sílabas que' no reciben prominen­
«pequeña escuela para niños» cia por la regla en cuestión, Así, al aplicarse la regla (50) a la estr~ctura (53),
resulta la estructura siguiente:
Estos patrones acentllales resultan de la aplicacióh de las reglas siguien­
tes: (54) Ni

. (50)' Acentullción de elementos compuestos: N /""N

Si la secuencia considerada por la reglá de acentuación' es un


compuesto· (es decir, está dominada por una categorí~ léxica), 9
I I
1 2

dése prominencia al primero de los acentos primarios. boys school,

(51) Acentuación nuclear:


En otros casos, dése prominencia al últin~o de los acentos prima­
Por otra parte,. un sintagma nominal como 5111(1/1 boys «niños pequeños,)
rios.
está sujeto a la regla (51), que le asigna el patrón acentual sm~ll bJY5.
Ilustremos ahora la aplicación cíclica de estas reglas. Consideremos
mero la estructura (55), ' .
Ilustraremos primero la aplicación de la regl<l (50). Por ejemplo, la se­
cuencia b()ys school' «escuela para niños» es un s~stantivo compuesto, es
l55.) Sinta~ Nominal

decir, tiene la siguiente estructura:


Adj--. N

Ñ -----~N
(52)

N
A N I1 1
I
I I boys school
boys school

que también se puede representar así:


Las reglas de acentuación léxica asignan un acento primario a cada uno de
[sm~1I] [b~ysl l.' J ..
(56)
los constituyentes de este sustantivo compuesto. Vale decir que la estructura'
: , [sch!olJ
~
considerada por la regla (50) es la siguiente: [
Adj Adj N N 'N
[ N . N
8. El número I indica el mayor grado de acento. Aunque en teoría, Chomsky y Ilalle
SN SN
afirman que los rasgos de la representación fonética no son m:ces.riamente binarios, el rasgo
[acento) es el único en que las especifi{aci~nes fOnéticas multivalentes son usadas sistemática. principio de aplicación cíclica requiere examinar las estructuras gradual­
mente <.en sus análisis. ­ mente des,de «dentro hacia afuera». Así, eliminando primero los paréntesis
9. Son categorías léxicas, por ejemplo, d sustantivo o non;bre iN), el verbo (V), el adjetivo
(Adí', las cuales se distinguen de las categorías HlltagmátictlJ tales como el sintagma nominal 1 1
(SNI, el sintagma verbal (SV), la oración (O), etc. interiores, consideramos la estructura [boys school] . Como la cate-
N N
120 12\
----~------..'.

goda dominante es léxica (no ~intagmática), se aplica la. regla (~O), y la es­ b,
o ' ' i, 2 ' . SN

'~----
tructura resultante es [boys school]. Luego se considera la estructura com­
1 1 2 , AdjN .
pleta, que es
SN
[small boys schoolJ
SN
' Como ahora se trata de un sm-
I /~
tagma, no de un compuesto, se aplica la regla (51), que transforma esta N N
j I
,estructura' en. SN [sm~ll bo~s sch~olJ SN I I I
«pequeña escuela para niños»,
American history teacher
Veamos ahora cómo se aplican estas reglas a la estructura (57), «profesor de historia americano»

(57) N
~~ (59) ¡I, •

SN N SN

Ad'
¡
'1
J
/"'"N
I
1 1­
------ "I
A~\
N N

smal!' boys school 1, I

1 1

black bird nest

, , 1 1
El primer cicló.está constituido ahora por [small boys] re~la
. . . SN SN , que la «nid() de blockbird»
2 1
(51) convierte en [small boys] , El ciclo siguiente consta de la es- b,
SN SN ,

"
SN
tructura [sm;ll bo~s schJol] ,Como la categoría dominante es léxica, se
-~-
,r N N SN N
3 1 2
aplica la regla (50), queda el siguiente resultado: [smalIboys school] «es­
cuela' para niños pequeños», '
AJ¡
I '
/\ N
1
I
I I
,Prohh'lIl<1 :
black bird's nest
Asígnese el acento a las siguientes estructuras:

---- ---­ I
, a,
«nido de pájaro negro»
N c.

N N
Ad'
/~N

A d ( ""'N J /~
,1

'1- 1 N N
1
American
1
history
I
teacher
I
I
I
I
I
I
"profesor de historia americana» black bird nes!

«nido negro de pájaro»

122 123
i'r

SoludolleJ: (61) 01

(58)
SN
/~SV
J
a. American history
2
teacher I
. Geoige V
~~N
____ ~

". 2
b. American
1
history
.3
teachet «Jorge» has
I
I
SN
.
~-.
1~~
O

tiene» .plans SN . ______SV""--­


(59)
1 .3 2
«
«planos» George
I~·
I
~NI

a. black bird nest


3 2 «Jorge» .
leave plans
b. black bird's nest
2 I .3
birJ
«dejar» «planos»
c. black ncst

En el primer ciclo sintáctico (02), la regla de acentuación produce la


2 3 1 .
2.1:2.2. La teoría de Bresnan secuencia. George leave plam. En el ciclo siguiente (01), hay transformacio·
La aplicación cíclica de las reglas de acentuación descrita en el apartado nes sintácticas que resultan en la elisión del segundo George y el segundo
anterior adolece de algunos ddectos,. que han motivado una modificación plam, Al final de este ciclo sintáctico, tenemos entonces la siguiente' estruc­
sugerida por Joan Bresnan (1971). . tura:
El problema se puede ilustrar con los dos ercmplos siguientes:
(62) 01

/~V
(60)
a. George has plans toO Ieave.
«Jorge tiene planos que dejar.» ·I~.
SN /
1 .
I . "­
b. George has plans to leave. 1 SN
i
George V /. ~
f «Jorge tiene planes de irse.»
li
has SN
)V
Las reglas que hemos explicado generan la oración (60bl. pero no (60a), en
que el acento principar recae sobre un elemento no final.
I
1
plan~
D J
Bresnan propone solucionar este problema haciendo que la regla de to leave
'acentuación nuclear se aplique al final de cada ciclo sintáctico. Según esta
teoría, la derivación de la oración (60a) es 1'<1 siguiente: En su primera aplk~ción, Id regla de acentuación nuclear considera la
1 3 1 .4.
frase plal1s to Icave, y la transforma en plam lo lcave. En sU segunda aplica­
114
ción, la frase por considerar es has plám lo leC!ve, que la ~egla convierte ell'

2 1. 5·. . . . 1 z· 1
bas plam fo leaue. Finalmente, la regla considera la oración Geo'rge has pltlllJ
124 12 ')
'ii

5 2 3 6
>11,'

lo lcave, y el, resultado es Georgc has,plal/s lo leave. De este ,modo, se asigna


T 1 1 1 1 '1.

el acento pri'ncípal adecuadamente al vocablo plall5.


Dicen que Juan no qlliereque Pedro le diga ~ Maria que Roberto se

Por 'otra parte, la oración (60b) recibe el mismo patrón acenlllal dentro
1 1

de esta teoría 'que el que habría recibido sin la, modificación de Bresnan.
rué de la casa.

Veamos.'La estructura subyacente es la siguiente:

(63) . O Hemos supur.'stoque algunos elementos' (que, de, la) no reciben acento

, 1

~~v~ léxico. La primera frase ala cual se aplica la regla es, entonces, se fué de la

/~N ./o,~
,1 ~ I 1 ., '1 .~

SN
. George
casa, yel resultado es se fue de la casa. Luego se ,conSidera que Roberto se fue
1 2 J 1

de la casa, y el resultado es que Roberlo se fué de la casa. En el cicló si~

V I Sv
1 1 2 .3

"Jorge»
l pl;h' Si l 'guieme, ,la primera 'frase por 'considerares le diga a María que Roberlo se fué
l· . ". Z 2 3 4

de la casa, que la regla convierte en le diga a María que Roberto se fué de la


h"
«tiene" "planes» 1
1"" 1 . 1 ,2 2

George

casa. En seguida, se cobsidera la frase que Pedro le diga a María que

«Jorge» «irse»
.
3 4 1 2 3 .3

/{obl'rIO se fué de la rasa, y el resultado e's qtie Pedro te diga (j M{lría que

Al final de! primer cicla sintáctico (02 l, la estructura por procesar es


.'
. .¡ 5 l ' i . 2

1 . 1 .
Roberto sc flié dé la casa. Luego' se considera la frase '/10 qu'iere que Pedro le

Geol'p,e leave. E;n el segundo ciclo sintáctico se elide el segundo George, con

, J. 34 5 1

. 1 1 1 •
diga a María 'que Roberto se fué de la casa, y el restÍlta(!o .de la regla es l/O

lo .que el sintagma verbal queda así: has plal/s lu lcave, y la regla de acentua·

2 .3 4 4' 5 6 1

2 2 1
quiere 'que Pedro le {~ga a María que Roberto se filé de la casa. En el ciclo

ción nuclear produce el siguiente resultado: has plam lo lea ve . Finalmente,

1 234 4

la regla considera la oración G;orge h;s pla~1J io leJve y la convierte ell


siguiente se considera la oración Juan /lO quiere que Pedro le diga a María

5 6 1 2, J

2 ,3 J 1
'll/(' Roberlo .re fué de la casa, y la regla la transforma en Juan l/O quiere que

George has plam lo [eave.


4 5 5 6. 7 1

2.1.2.3. Críticas a la teoría sintáctica del acento Pedro le diga a María que RO/Jerlo se fué de la casa. Finalmente, la oración

La teoría 'de que el acento sintagmático está determinado por la estruc· 1 2 3 4 5', 6 7

tura sintáctica ha sido objeto de sev~ras críticas. Por una parte, la asignación Dicen que Juan 110 quiere que Pedro le diga a María que Roberlo se fui de la
de acentos no primarios no siempre resulta adet:;uada. Por ejemplo, según el 1 ,2 3 4 5 .66

.anáUsis de Bresnan, la oración (60a) tiene un grado 6 de acento sobre Ií! casa se transforma en Dicen que Jllt1I1 /lO quiere que Pedro le diga a María 'lile

última' palabra. ¿Pero qué' realidad psicológica tiene esta discriminación en­ 7' 8 1

tre seis grados de acento? Probablemente ninguna. Y el problema es aún Roberlo se fué de la casa.
más grave en el caso de ,oraciones más cl?mplej~s. Veamos, por ejemplo, qué C;omo se ve, la aplicación cíclica de la regla de acentuaciÓn nuclear 'pro·
patrón' acentual se asign.aría· a la sigui~nte oración bajo la suposición de que duce una estructura en que se distinguen ocho grados de acento, más el
el español tiene una regla esendalmente idéntica a la regla de acentuacion grado (¿aún menor?) de las 'palabras «no acentuadas» que, no, le, etc. Esta
nuclear del inglés. lQ representación es' claramente de una minuciosidad excesiva. Chomsky y
Halle (1968) reconocen esta deficiencia de la regla de acentuación nuclear
púa el inglés, pero no la consideran suficientemente seria ,como ,para aban·
10, La Ct'Ílíci es válida tamhién para el inglés, pero preferimos mar un ejemplo dd caste·
llano para facilitar la· l'Omprensión,
donar la teoría. Sugiere;l que una posible solución es 'la i~lroducción de

126
In
,;
"f
l.,
';;¡
, reglas de «reajuste» .que eliminen la discrimina~ión acentual más allá de un . 3:1: Rasgos distintivos 10llales
I cierto gradO. Otros fonólogos, sin embargo, consideran que esta deficiencia,
sumada a otras, pone en duda la premisa central de la teoría de Chomsky y
.' La' teoría fonológi~a debe espécificar los rasgos e1em'entales que deter.
Halle, de que el acento se basa en la estructura sintáctica de la oración. Tal minan los contrastes tonales posibles en las lenguas del mundo. Para qUl'
ha sido la posición de Bolinger (1972), por ejemplo, quien ha demostrado esto pueda hacerse, es necesario saber cuál es el máximo de niveles tonak:­
que en muchos casos dos estructuras sintácticas similares tienen acentuación posible y si es preciso o no especificar tonos dinámicos (ascendente, descen·
diferente: dente, cte.) tademás de tonos estáticos O niveles.
En cuanto a la primera cuestión, parece que el máximo de niveles en lo!
(65) representación fonológica son cinco, en lenguas como el trique (lengua
, 1 mixteca estudiada por Longacre, 1952). Suponiendo un sistema de rasgm
a. The end of the chapter is reserved for various problems to computerize. binarios, esto significa que se requieren por lo menOs tres rasgos elementa­
«El final del capítulo está reservado para varios problemas por compu­ les: alto, medio y bajo.12 Un sistema de cinco niveles como el del trique ~l'
, tar», , 1 puede, entonces, especificar a s í : ' '
b. The end of the chapter is reserved for various problems to solve. ,
"El final del capítulo está reservado para varios problemas por resolveh.
(67). 5 4 3 2

1 alto + +

(66) a. 1 have a point to emphasize.


medio
+ + +
«Tengo una cuestión que recalcan,.
bajo + +
1.
b. 1 have a point to make.
-«Tengo una ~uestión que plantear».
En <,;1 caso de lenguas con un menor número de contrastes tonales, 11"
;!¡ La diferencia entre ·los casos a y b, según Bolinger, depende de la dis­
rasgos pertinentes están determinados por las reglas tonales, .Así, por ejelll'
plo, una lengua con cuatro niveles puede presentar cualquiera de los dps
I
tinta (arga semántic2 de los vocablos respectivos. ro
solve «resolver» es sistemas siguientes,
menos informativo --es decir, sumamente predecible-- en el contexto de
I

~",
:1, ,.,~I l'
problems «problemas» que lo compulerize «computan,. Lo mismo se puede (68) 4 3 2

.
decir de make «hacer, plantean, frente a emphasize «recalcar» en el coritexto alto + +

de poin/ «cuestión». medio + +

r El problema de este tipo de crítica como la de Bolinger es que se limita a


i; bajo +

indicar contraejemplos, sin proponer una teoría alternativa. Y es siempre


preferible poseer una teoría, aunque no sea del todo satisfactoria, que care­
(69) .4 3 2

cer absolutamente de ella. 11 . alto +

medio + +

3. EL TONO'
bajo + +

según que los tonos medios tengan más en común por su funcionamienl\l
En esta seCClon, examinaremos el tratamiento del tono en la fdt1010gía con los altos o con los bajos,
generativa. Consideraremos primero los rasgos distintivos que especifican Es posible que haya también consideraciones metateoréticas que deter­
los contrastes tonales, y luego la forma de las reglas relativas a los fenóme­ minen la interacción de los rasgos. La mayoría de los fonólogos concuerdall.
nos tonales. por ejemplo, en considerar el contraste [+ !lito1 I [- alto 1 como primarip
Esta es un área, sin embargo, en que falta todavía mucha investigación .
.I 1. ¡jna"t~orí. alternativa'que ha ido ganando terreno en eSlos'últimos años es la llamada
fonología olllmcgmcnlal de Goldsmilh (1976), que asigna los rasgos suprasegmentales a un
, La segunda cuestión que nos hemos planteado es si se requieren o 11(\
estrato diferente, no isomórfico con el estrato segmental, y que relaciona los diversos estratos rasgos dinámicos en la representación fonológica. No hay duda que a nivel
por medio' de reglas de asociación. Dado el carácter relarivamente elemental de,estc,libro, nos
abstendremos de entrar en mayores detalles sobre esta teoría. 12. Un vistazb crítico a las diversas propuestRs de rasgos tonales se encuentra en Fromkl/'
11972).

128 1.''1
'illlll!!i!" ,

fonético existen tonos dinámicos además de lonas estáticos o niveles. Se Fonológicamente, tanto la primera como la Última sílaba tienen tonos
podría argumentar, sin embargo, que en la representación fonológica, los altos. Sin embargo, a causá de la pérdida de la vocal intermedia con su tono
tonos dinámicos están especificados como tonos estáticos complejos. Por' bajo, la última silaba recibe fonéticamente un tono menos alto que la pri­
ejemplo, un tono ascendente estaría representado por un tono complejo, mera.
compuesto de un tono bajo y uno medio, o de un tono medio y uno alto,
Las opiniones al respecto están divididas, pero nos inclin~mos a pensar que
sí se requieren en la espeCificación fonológica rasgos dinámicos además de 3.2.2. Desplazamiento [shifting1
los rasgos estáticos ya mencionados. En apoyo de esta opinión,' citaremos Este p~oceso consiste en el traslado de un tOflo de una sflaba a otra,
por ejemplo el hecho de que en fante (Stewart 1962) un tono alto final 'normalmente (pero no siempre) de izquierda a derecha. Nótese el siguiente
puede ser estático como en )bfká [_ - -) «el lo mOl'derá» , o' ascendente ejemplo de la lengua africana mbui:
como en ?bi1d [_ '- -'] «él se quedará»,
Además de'los rasgos alto, medio yba¡o, la teoría Conc!ógica ,debería. (71) I!':>:Í + b~s~ U I --> [1~b;;S's5Ul «busca lo,s pájaros»
induir, entonces, rasgos binarios como los siguientes, propu.:sws por Wang
tl967): dinámico [contour). 'ascendeÍl/e, descendente, y COl1vexo,
El tono alto de la sílaba final de 11.) SI se ha des'plazado hacia la sílaba
Como no todas las combinaciones son posibles, la teoría debe incluir

siguiente, y ha reemplazado su tono bajo original.


ciertas reglas de redundancia, Por ejemplo, deberá habel' una regla que es­

pecifique que, t(:lAO lOna que sea [-dinámico) deberá también ser [- ascen­

dente], [-descendente] y [-convexo}, Por otra parte, un 10110 puede ser

3.2,3. Copia
simultáneamente [+ascendente] y [+descendente); si lal tono es [+ con­

A diferencia del desplazamiento. hay copia cuando una sílaba 'Sin rlin­
yexo], su forma fonética es [,..], y si es [-convexo], su forma fonética es

[v-J.. ' 1: gl1l1 tOllO en la representación fonológica recibe uno de la sílaba adyacente,
I
generalmente de la sílaba precedente. ,
La determinación del inventario universal de rasgos tonales. ofrece toda­
,Por ejemplo, en préstamos que d nupe ha .tomado del hausa, se hace
vi" muchos interrogantes, y los comentarios de esta sección deben tornarse
necesario insertar vocales epentéticas para eliminar ciertos grupos conso­
como someras indicaciones (le las provisionales aportaciones que la teoría ,., nánticos, y estas vocales reciben el tono de la sílaba precedente:, '.
fonológica ha hecho al respecto.
I
(72) ¡ lama Nupe
3.2, I~egla s IOllales albárkil alubáríkii «bendición»
fúskil fúsíki'i «cara,>
,f
·La otra tarea importante' de ,la teoría de los tonos se 'refiere a la forma y
3.2.4, Disimilación 1
función de las reglas tonales.
Presentaremos a continuación una lista de las r~glas tonales sincrónicas Como lo indica el n~mbre, este proceso consiste en el cambio de un
más comunes, de acuerdo a Hyman y Schuh (1974), tono al opuesto dd de l~ sílaba adyacente. Por ejemplo, en ha usa, la cópula
/lee adopra el tono opuesto al de la sílaba precedente: .

(73) yáarOo née «es un niño»


3.2 .1. D.escenso [downste p ] jhkíi nee «es un btlrro,>
Este es un pro~eso de asimilación que normalmente afecta a una cadena

fonológica compuesta 'de un tono alto seguido de uno Qajo seguido a su vez

de uno alto. Cuando el tono bajo se pierde o se asimila al precedente, el

3.2.5, Conclusiones
últin;o tono muestra un descenso con respecto al nivel dd primero.' Por

Con respecto a las reglas tonales, la teoría fonológica trata de establecer


ejemplo, en t\vi se da la siguiente derivación:

'caFacterísticas o tendencia universales. Por ejemplo; parece ser 'que las reglas
(70) Imé + Jból--> [mébó) «mi piedra» tonales proceden normalmente de izqúierda a d~recha. Si éste es el. caso, hi
for,ma de las reglas debería reflejar de algún modo la ~<normalidad» de ulla
regla particular que se ajuste a esta tendencia y la «anomalía» de ~na regla

130 131
" "
" CAPITULO CINCO
que se aplique en la dirección opuesta. Nuestro. conocimiento de estas cues­
tiones es todavía demasiado rudimentario, sin embargo, como para permitir
EL PROBLEMA DE LOS GRADOS DE f,BSTRAtCION
propuestas específicas en este sentido. 13
DE LA REPRESENTACION FONOLOGICA

i ",

'f jl¡

1. REPRESENTACIONES FON~nCAS (RF) y REPRESENTACIONES SUIlYACENTES (R:-;)

En los capítulos anteriores nos hemos referido, por una parte, a la repITo
sentación fonérica y, por otra parte, a la representación fonológica. La pri.
mera constituye la salida o «outPUh> de la gramática. A este nivel, los mor.
femas o formativos ádoptan un gradó mínimo de abstracción con respecto :,
su manifestación fónica, de manera que' un m"ismo: formativo puede aQoptar
innum"erables representaciones fonétiCas (RF) diversas ~n enunciados &'­
tintos. Por otra parte, tras la aplicación de las reglas síntácticas, las cadenas
de formativos aparecen represeritadas en términos de rasgos fonológicos. A
este nivel, cada uno de los formativos o morfemas de la lengua adopta u!);\
representaqión, más abstracta que la RF; y que constituye su representacii"lll
fonológica subyacente (RS). Para la mayoría de formativos, ésta coincide CllI1
la representación fonológica que tienen en el lexicón, por lo que ambas
representaciones, la representación fonológica suby,acente y la represent;\·
ción fonológica léxica, o básica, suelen considerarse équivalentes. 1 El pro·
blema que se plantea a continuación es el tle determinar qué características
debe tener esta RS y qué relación debe haber entre la RS y la RF de los
morfemas.

2. LA NO IDENTIDAD ENTRE LAS RF y LAS RS

Una gramática es más sencilla cuantos menos !1ivdes de representación


contiene; es decir, todo nivel de representación es una construcción te(J!"l:'

1. Sin embargo. según el modelo de Chomsky y Halle (1'.1681 no siempr~ eS as!. ya que 11,"
formativos ~algunos {le 105 morfemas gramaticales-- que carecen de entrada léxica. Nos h..
mos referido brevemenle a esta distinción dé conceptos en el c9pitulo 3 § 2"1. Ver Chom,h \
13" V':ase el capituló 7. donde se nalan algunas propuestas sobre cómo formalizar la
lIalle (1'.168: 9ss).
noción "de" «'ilaturalidnd» en la gramática.

I\\
132
"~I

tica, cuya inclusión en la 'gramática debe justificarse, Por tanto, podría pen­ 2.2, Las alternancias mor/%nológicas
I
sarse que, con el fin de simplificar la gramatica, lo mejor sería exigir que
la representación fonológica de cada formativo en el lexicón coincida con su Los morfemas de una lengua aparecen en diversos contextos fonéticos y
representación fonética, es decir, que RS y RF sean idénticas, De lo contra­ adoptan a veces formas distintas en sus diversas apariciones. Tomemos, por
entraríamos en la duplicidad de niveles que queríamos evitar. Esta con­ 'ejemplo, el morfema catalán que significa «ciego», En sU'forma masculina, el
cle identidad entre las representaciones súbyacentes y las representa­ adjetivo es [sékl. mientras que en su forma femenina es lség~l; el sustantivo
ciones fonéticas p~rmitiría: a) establecer un componente fonológico muy derivado aparece como [sJgérd]; por último, en una frase como e/cec deia ...
simple y ~) determinar unívocamente la RS a partir de la RF,sin tener que (,el ciego decía".», el morfema correspondiente al adjetivo masculino
decidir entre posibles candidatos a la RS, «ciego» adopta la forma [ség], Como es fácil probar que [+,;¡] es la termina­
Sin embargo, hay dos razones principales que se oponen a la identidad ción más normal de la forma femenina de los adjetivos, y que {+ér,;¡j es.
de RS y RF: A) redundancia y El alternancias morfofonológicas, también uha terminación propia de muchos sustllntivos abstractos, nos
como propio de la raíz equivalente a (,cieg-» --que en castellano al­
terna con «ceg-» en el sustantivo ceguera- el conjunto de las cuatro formas
2,1, La redundancia y la no identidad entre RF y RS las cuales están claramente relacionadas tanto por
es el mismo en .las cuatro) como por la forma fonética: las
Tal como hemos .explicado en el capítulo 3, hay propiedades fonéticas de dos primeras y la cuarta comparten los sonidos [s] y [e). mientras que la
los morfemas que no son idiosincrásicas' de los segmentos que
segunda y tercera <."Omparten los sonidos [s] y [g], Por otra parte, si bien las
cada uno de los morfemas, s.ino que, son predecibles mediante reglas gene­
consonantes finales difieren en tres de las cuatro formas, en los cuatro casos
rales, aplicables a todo el conjunto de morfemas que contienen el segmento
comparlell el punto de articulación velar; es decir, si bien los rasgos [so­
o la secuencia de segmentos en cuestión, Se trata de las propiedades fonoló­
noro] y [continllo] presentan tres combinaciones distintas sonoro,
gicas redund,antes segmental o secuencialmente, y como ya hemos indicado
continuo] para [k), [+sonoro, +continuoJ para [S] y [+sonoro, conti­
en el capítulo 3, todas aquellas propiedades que son predecibles mediante
para [g)- en los cuatro casos se trata de una consonante [+ alto,
regla no deberían aparecer en el lexicón, ya que resultaría totalmente ineCi­
+ retraído],
ca~ consignar las características redundantes propias de un segmento o de
Respetar la condición de identidad que proponíamos más arriba com­
una secuencia de s,egmentos, cada vez que éstos aparezcan en un morfema, l·: portaría, en este caso, introducir cuatro formas básicas en el lexicón, cada
1
Todo aquello que sea predecible mediante regla, debería expresarse una sola ~ll1a de ellas correspondiente a cada una de las cuatro formas fonéticas dis­
vez, en forma de regla, y no en forma de lista tantas veces como el fenómeno
¡rl tintas. Este análisis, si bien evitaría la duplicación de niveles a que nos refe­
en cuestión aparezca realizado en los morfemas, De acuerdo con esta posi­
Í'Íamos antes, cuatruplícaría las entradas léxicas, al menos en el caso de las
ción, el lexicónn~ es sino la lista de propiedades idiosincrásicas, no prede­
formas catalanas correspondientes al morfema castellano «cieg- -ceg-». Sin
cibles por medio de regla(s). Esto nos obliga a excluir de la representación
embargo, es fácil mostrar que esta diversidad de formas es muy normal en
léxica toda propiedad redundante o regida por regla, con lo que forzosa­
cualquiera de las lenguas de flexión, por lo qué la mayoría de morfemas'
mente la RS deberá diferir 'de la RF, por lo menos en aquellos formativos
,deberían disponer de dos, tres, cuatro o más entradas léxicas, es decir, una
.que contengan algún 'rasgo. redundante.' , para cada manifestación fonética, El ahorro que haríama's en niveles
No. obstante, ya hemos indicado en el capítulo 3 que esta visión de la RS así, su contrapartida en una gran multiplicidad de entradas léxiéas para cada
en términos de rasgos distintivos exclusivamente ha recibido diversas críticas morfema,
qlle han conducido a la propuesta de incluir tanto los rasgos pertinentes , Por otra parte, es muy fácil probar que las alternancias' de estos morfe­
corno IQs redundantes en la representación léxica y dar cuenta de las redun­ mas, es decir, las distintas fotmas fonéticas que adoptan, no son
,~~
dancias mediante condiciones de estructura morfemática, o inclusive me­ sino que responden precisamente a la diversidad de entornos foné,ticos, en
diante condiciones a nivel fonético, Para estas teorías alternativas, el hecho
que aparecen. Por ejemplo, en el caso del morfema catalán que estamos
, de que los valores de ciertos rasgos sean predecibles o redundantes no
analizando aquí, el sonido [k] de la primera forma está condicionado por su
constituy~ un. argumento válido ~n contra de la identidad entre RS y RF.
aparición en posición final de palabra: en esta posición,' en catalán, opera
'uná regla general de desonorización, aplicable'a toda consonante obstru­
Veamos, ahora, el segundo argumento,
yente, que
. - .

, \35
134
-;'-1",-,

(1) , [+sonoro] ~ [-sonoro] 1, rObstruyent~ # En cuanto a (a), se puede mostrar fácilmente que las alternancias del
tipo de [sék) - [ség) ...;, [s;¡~] - [ség]son númcrosfsimas en catalán. Valgan
En el caso de la cuarta forma [ség), la consonante final es sonora, porque se algunos ejemplos, en los quc se manifiestan altetnancias consonánticas equi­
iihpone la apUcación de otra regla que opera tanto en el interior de palabras valentes: [mút) - [múd) .... [múd] «mudo», [Mp] - [Mb] - [Mb] «lobo".
como á través de IÍlides de palabra, la cual asimila la, sQnoridad de cualquier [;mtikj- [;;lntíg]- [;)ntíg) «antiguo>L En cUanto a la alternancia vocálica lL'1
óbstruyente a la de la 'consonante siguiente. Esta regla podría formularse . - [;¡), obsérvense los casos siguiehtes: [péar;;)] «piedra» - [p;¡arÉt;¡] «píe
p.rovisionalmente ?sí (para un tratamiento completo de la asimilación conso­ drecita», [mént;¡) «mcnta»''':'' [m~ntulát] «mentolado». Además, como ya
nántica en catalán, ver Mascaró (1978), cap. 2): . hemos mencionado, esta alternancia no se limita a [él - [;¡), sino que se da
también entre otras vocales: [É]- [JI, [á) - [;¡], así como entre [:S]- [u] '{
[ + obst ruyente)
.' -> sonoro] 1 - - - (#) r+ consonant~ [ó) -
. ~sonoro J' Es evidente ya, a pesar de la escasez de ejemplos presentados -los
ejemplos que podríamos mostrar son innumerables- que las alternancias ("11
, Si en las' formas segünda y tercera, (ség;¡) y [s;¡gér;:,], la consonante apa­ cuestión no son idiosincrásicas de cada morfema, sino que son el reflejo de
rece 'no sólo sonora -ya que por no hallarse en posiCión final de palabra la la operación de una scrie de procesos fonéticos generales. Por un mfnimti
'regla (1) no es aplicable-- sino también continua, es porque en catalán, al principio de simplicidad (véase más abajo, la sección 4), podemos defendn
igual que ericasteUano, funciona ,una regla de espirantización de las conso- ' la posición de que todo aquello que pueda formularse mediante regla 110
nantes oclusivas sonoras en posición intervocálica (entre 'otras): deberla dejarse a la arbitrariedad de una lista. Es' mucho más económico
formular una regla de desonorización de consonantes finales de palabra, pUl'
(3) r+obstruyentcl ~ [+contir:lUo) I V ___ V
ejemplo, como hemos hecho en (1), que tcner que consignar inediante Ulla
lista que el mase. [sék] secorresponde,con el fem. [ség;¡], el mase. [mút] COI1
tsonoro
J el fem. [mútb), e! mase. [Mp] con el fem. [M~;¡], ,e! masco f;¡ntík] con el
'Por'último. la aparición de la vocal [;:¡] en la tercera forma [s;:,gér;¡]. en fem. [dntígd]. y así sucesivamente, cuando se da e! hecho claro de que la
vez de la,le] de las otras t'res formas, es fácilmente relacionable a la ausencia diferencia de entorno fonético entre estos masculinos y sus femeninos co­
rrespondientes consiste en que en los primeros 'la consonante aparece 'en
de acento rónico en esa vocal, frente a .la posición tónica de [e] en las otras
formas: en catalán existe una regla de reducción vocálica que produce efec­ posición final de palabra::mientras que en los femeninos aparece ante vocal.
b) La manera como hemos descrito las alternancias en .cuestión, me·
tos como los de (4).
diante las reglas (l}-(4), comporta la aplicación de esas reglas a una fonu,!,
única, forma básica o léxica, Iség/, que no coincide ni con 'la representación

{:}~ [;¡ J I
[-accnto]
"" fonética que este morfema ádopta en el masculino [sék], ni con la del feme­
nino [ség], ni con lA de! sustantivo [s.;¡g], sino sólo con la que aparece en lIl1
sintagma dd tipo el cee deia ... Podíamos, quizás, haber tratado de descrihít
estas alternancias partiendo de una' o más formas básicas, coincidentes CDIl
Naturalmente. si las formas alternantes fueran po~as, si s~ limitar~n, por la representación fonética del mase., del fem. y/o del sustantivo. Es fácil
ejemplo, a las éuatro' arriba consignadas¡ riada justificaría la introducción de , probar, sin embargo, que la mejor descripción de las alternancias en Clles­
reglas· como las. de (1)-(4). Pero si podemos probar: al que en una gran can­ . tión es la que utilíza .las reglas (1) - (4), apiicándQlas a una forma básíUl
tidad de mórfemas las diferencias de su realizacióh fonética en contextos dis­ única, en este caso Iségl. Las razoncs son las siguientes:
tintos responden a' la. operación de ciertas reglas fonéticas, es decir, que las En vez de una regla de desonorizacíón ,de consonantes finales, podrí,l­
alternancias arriba men~ionadas son frecuentes en la \;:~ngua en cuestión y mos pensar en 'proponer una regla de sonorización de consonantes sordas el!
. que no deben, por tanto, memorizarse como part~ de lis entradas léxicas, posición prcvocálica, la cual se <lplícaría a formas básicas como Isék/, Imútl,
sino que deben describirse mediante reglas; y b) que estas reglas pueden ser IAóp/, con consonante final sorda. si' bien esta regla nos 9aría los resultados
formuladas' de' manera óptima haciendo dcrivar las diversas formas fonéticas desea90s en [ség;¡J, [mú€ld], [Me;¡] o l;mtíg;;>] -':"tras la consiguiente espío
a partir de una rcpr~sentadón fonológica única, no coincidente con la mul­ rantización, de la consonante sonora- serí~ imp~sible predecir la no aplic;t­
tiplicidad de repres~ntaciones fonéticas, entonces la condición de identidad ción de la misma a morfemas del tipo: [pdtít] «pequeño» - [p;;>tÍt;¡] «pl'­
deberá ser abandonada. qüeña», [sfkl,«(seco» - [~fbl «seca»; [sóp) «mojado;> - [SÓP;¡] «mojada'>.
y otros muchos; en los que la consonante sorda' no alterna con la SOI1('la
!
. 1.36 I;
, ,

correspondiente, Para que la supuesta regla de sonorización de consonantes hemos dicho, los casos qe alte.rnancias son innumenlbles, resulta claro que
, inielvocálicas no se aplicara a los femeninos de estas parejas de adjetivos, los un análisis con una forma básica única y reglas fonológicas a ella aplicables
morfemas del tipo [pdtít], [sÉkJ, [sóp] deberían ir,marcados en el'lexicón es superior, por su mayor simplicidad, a un af!álisis que para evitar' duplici­
como excepciones negativa~ a la misma (véase el capitulo .9, sección 2): a dad de niveles impone una condición de identidad entre la RS y laRF.
tf pesar de que estas RS cumplen con 1<1 descripción estructural de la regla de También e! argumento de § 2.1, sobre redundoncia, nos conducía -con
'sonorización, ést<1 no debe 31:'licárseles. En' cambio, el ana lisis arriba pro­ ciertas reservas- a esta ~isll1a conclusión. Sin embargo, dejando la redun­
puesroda cuenta de las alternancias mediante un proceso fonológico gene­ dancia de lado, si bien la discusión de alternancias del tipo [sékl - [ség] ~.
ral. como es el de la desonorización de las consonantes finales, sin necesidad [Sdg] - [ség] nos indica que no puede haber· identidad entre las formas
de recúrrir a excepciones que complican artificialmente el lexicón. fonéticas}' las formas léxicas, tapoco nos permite conduir' que la forma
Por otra parte. partir de 'las forillas básicas Iségl, Imúdl, IAóbl, con la básica difiere totalmente de la fonética; más bien parecería indica'r que la
consonante fi,nal [-continúo] e introducir en.la gramática una regla de espi­ forma básica coincide con ulla de fas formas fonéticas, tras un proceso de
rantización, el! la Iíqea de la regla (3), se justifica también por razones del selección entre las mismas. En la sección siguiente, § 3, veremos que ésta
simplícidad, frerile a un intento de describir los datos' mediante un proceso . no es la única conclusión posible en la determinación de la RS.
inverso de conver~ión de las consonantes continuas en o~lusivas, Así, partir
de forJ11as básicas Iséit,f, Imúel, fAóal, terminadas en consonante [+ continuo]
, complicaría, como mínimo, la regla (,1) de ensordecimiento de consonantes ,3, 1{"ClA UNA DETERMINACIÓN DE LA DISTANPA POSIIlLE ENTRE RS y RF
finales, ya que' además de ensordecerse, las consonantes en cuestión debe­
rían pasar de [+'cofltinuo] a [-continuo]. Y de cualquier modo, un proceso Una vez. que se acepta que la form'a básiéa n9 es idéntica a las diversas'
inverso al de espirantización st!ría necesario para dar cuenta de las, formas formas fonéticas, la pregunta que se plantea es: qué característicás debe,
[ség], [mlld], p.. ób] , en los.casos de asimilación a la sonoridad de la conso­ entonces" tener i" forma básica o, dicho de otro modo, cuán lejos puede
nante siguiente: la regla (2) debería complicarse incorporando el cambio de estar la RS de la RF. Este es e! problema de! «grado de abstracción» de las
'continuo] a [-continuó]. Naturalmente, en 'el caso de [ség], [múd] o formas básicas, respecto al cual existen dos actitude¿ fundamentalmente
[Mb], la regla (2) se aplica vacuamente, .dado que las formas básicas pro­ . distintas: 1) la de la fonología generativa transformacional (FGT), represen­
puéstas aquí -fsép,f; Imúdl, IAóbl -poseen ya la conSOnal)te final caracteri· entre otros, por Chomsky y Halle (1968) o por J. Harris (1969); 2) la
zada como [+sonoro]; pero la existencia de esta reglo es fácilmente com­ de la fonología generativa natural (FGN), representada especialmente por
probable a partir de formas como mase. U)dtít], fem: [p;:>titJJ, en las que la Ilooper (
'consonante sord<1 final de palabra no alterna con sonora en la posición dd A continuación, presentaremos los distintos criterios (jue se ban seguido
femenino, por ejernplo--y cuya forma básica, por tanto, ha de ser al responder la pregunta sobre el posible «a?stratcionismo» de la RS e indi­
terminada en COl)s~)I1ante sorda -y que, sin embargo, están somel idas a la caremos dónde suele establecerse la línea s-livisoria entre las posiciones de la
aplicación de la regla (2): p. ej" el peli[d] dha «el pequeño decía». FGT}' de la FGN. .
Podría pensarse también en de,rivar alternancias de! iípo adjet-ivo masco .
[sék1 ftem.· [ség;;¡1 ;:., sustantivo [s;¡gér;¡] a partjr de una forma básica
con vocal neutra I;¡/. Para dar cuenta de las [ormos del adjetivo, deberíamos 3.1. Identidad mire la 1<5 )' ul/a di' las RF
introducir una regla que conviniera Idl en [e] en posición tónica. Sin e~­
bargo, esta regla no sería en absoluto general, ya que hay muchas [;)] que no , Se podría exigir que la representación subyacente de un morfema obe­
alternan con .[é). sino con otro vocal- como en allernancias del tipo: p[á]I1J deciera a la siguiente condición:
«panes» '-:'p[d]lIera «~esta para patJ», p[É]na «pena» - p[;¡]nór «penoso»
-y que no deberían, por tanto, someterse a ella, Una regla de reducción de (5) La forma básica de un morfema deb~ ser idéntica a una de las
vocales enposidón átona, en la dirección de (4), es preferible, ya que carece formas fonéticas del mismo, es decir, a una de las formas'alternan­
de. excepciones. Mientras que si optáramos por la solución inversa, debería­ tes o alomorfos.
mos recurrir ~lle){icón, para marcar en forma idiosincrásica cuáles son las Idl
que corresponden a té], cuáles a [á1 y cuáles a [É]. en posición tónica. . Como después veremos, (5) equivale a la Condición de Alternancia, pro­
P{~r todo 16 dicho, la mejor descripción de las alternancias que presen­ pia de la FGN, según la cual sólo los morfemas con alternancias pueden
tilmos al comienzo de este apartado § 2.2 consiste en partir de la forma tener forma básica '-en el sentido de poseer una representación léxica que
.
básica única Iségl a la que se aplican las reglas (1 H4). Y dado que, como ya no coincide con la diversidad de representaciones fonéticas- y ésta debe

138 139
coincidir con una de las formas fonéticas', Y, en realidad, parecería ser la Solución: Los' sustantivos de las dos primeras hileras (a) y (b) no I'l'e­
conclusión a que nos conducían las alternancias presentadas en la .sección ~ntan ninguna d¡[¡cultad: sus formas básicas terminarán en vocal-p. ej ..
anterior. El problema que (5) plantea es el de establecer co~ cual de los Isufál- y la regla de formación del plural consistirá simplemente en a!);l,lir
alomorfos debe coincidir la forma básica, o cuál es el criterio a seguir pará Isl a la forma básica correspondiente. Los sustantivos de las dos hikJ¡l~
(e) y (d), ofrecen dos posibilidades de solución: o bien 1:1~ for­
determinar unívocamente la RS a partir de las diversas RE Las respuestas
mas básicas terminan en vocal, como en los dos casos anteriores, con In 'IU<:
que 'se han ,dado a esta pregunta han sido diversas:
necesitaremos Ulla segunda regla de formación de plural que añada Insl ;! 1" '
LaRS debe identificarse con la forma que aparece aislada á lo más forma básica, o bien hipoletizamos 'formas básicas terminadas en In/
aislad¡¡ posible, según lo permita la estructura de. la lengua en cues­ ej., linstitusiónl- con lo que I~ misma regla de plural que daba cuenta
tión, los casos (a) y (b) es ahora aplicable a 105 casos (el y (d); es decir: a p;lnir
Este criterio aparece implícito en las gramáticas pedagÓ'gicas, las cuales <;le una forma básica linstitusiónl. formamos el plural añadiendo /sl. Lsla
tratan de explicar formas complejas como e! plural de los sustantivos a solución permite simplificar la dqcripción del plural, reduc1':llcl"Lt
. d d singular (p, ej" en catalán, e! plural se forma agregando -s al singular, a la formulación de una sola regla. PI. -+ 's', pero complica la
como en sing, are «arco», pI. ares, slng. poI «bote», pI: pols, o bien agre­ del singular. ya que para dar cuenta de formas como [bmí] o
gando -ns al singular, como en sing. ma «mano», pI. mans, sing. pa «pan», tendremos que hipotelÍzar la siguiente regla:
pI. p,am, etc.). Dentro de la FGN, Vennemann (l974)' ha adoptado una
(7) n -+ 0 1 V - - '*
condición equivalente a ésta. Sin embargo, cómo es muy común <{ue ciertos
procesos fonológicos operen en prinCipio o en final de palabra, las formas Las ráwnes a favor de esta segunda solución son las siguientes: <:11 I'li.
aisladas no tienen púr qué permitir establecer la forma básica, ya que fácil­ mer lugar, la primera solución comporta tener que níarcar en el k',iull1
mente se ven afectadas por dichos procesos. Este es el caso, por ejemplo, cuáles de los morfemas cuya forma básica termina en vocal (acentll,,,LII
la desoÍlórización de consonantes sonoras finales, en catalán: como hemos forman el plural mediante Isl y cuáles lo forman mediante Ins/, dado que
visto arri~a, si para dar cuenta de alternancias de! tipo cee «ciego» - cega tenemos las dos posibilidades: {sufás) y [bmíns). mientras que en 1.1 se­
«ciega», mut «mudo» - muda «!nuda», llop «lobo» - /laba «loba», partié­ gunda solución la ausencia de /nl en el sing. puede formularse com ..
ramos del masculino, por ser la forma aislada, e introdujéramos una regla de proceso puramente fonológico, mediante la regla (7). En segundo IlIgar. hl~
,¡sonorización ante vocal, el femení¡1o sería impredecible en muchos casos hileras síguielites, (el-(j), confirman la regla (7): sí las formas básicas d,· (el,
-p. ej., mase. pelit «pequeño» fem. petila, mase. sl!c «seco»fem. seca, masco (gl no terminaran en Inl, seria imposible predecir el femenino (olle!'
pondiente, ya que si ¡ntr~dujéramos una regla que formara el feml'nill\l
. xop «mojadm> fem. xopa -y debería marcarse en el' lexicón. Otro ejemplo
Inl a la forma básica, la misma no deberla aplícnrsc a las r"JlU;!S
en contra de (A) lo constituyen los siguientes datos del catalán. en este caso nos verial)1os obligados a tener tres re~I:" de
del femenino: Fem. -+ 1;;( corno en [kní;¡), Fem. In;ll, l'OlllO
problema: Establecer la HS correspondiente a las RF que aparecen en en {bt:>lán;») y Fem. -+ 11';)/. como en [klár;¡].Como todas las formas
(6l y formular la(s) regla(s) de formación del plural. De entre las alternad­ (as que se someterían a b aplicación de estas reglas poseerían earaon;!'1 i­
va~ comnatibles con los datos, escoger la más sencilla. cas fonokigicas semejantes, en el sentido de que todas terminarían en \'PUI!
tónica, el lexicón tendría que ser el encargado de introducir las difercncias
(6) singular plural que permitieran la aplicación de la regla deseada.
a. láz~J «asno» láz~)
b. [sufá] «sofá» [sufásl
,. Por tan'to, la relación entre singular y plural, en catalán, nos indica que
<;. [bmí] .<camino» [bmínsl
no e's un criterio adecuádo en la determinación RS, ya que en la mavorhi
d. rinstitusi.í 1 « institucíón» [institusións]
de los casos, es precisamente la forma del plural la que parece más apta para
establecer la RS, y en el plural la forma en cuestión no aparece aislada. ,il1o
e. mase. [pla] «plano» fem. [plán~] masco
f.
[pláns] fem. (plán,Js] seguida de [s]. Ahora bien, como en las hileras lc)-(g) son ~ás los cas()s en
[b:í] «bueno» fbjn ~] [b:Sns] (b6n~s]
g. [k;>t;llá] «catal~m> [bt;'lMn~]
que aparece la Inl realizada fonéticamente· que aquellos en ·105 que no apa·
[k.;"It;)láns] [btalánas]
h. [pr1m;¡) . rece, podría pensarse en introducir un criterio estadístico:
[prím) «delgado» lprím~) . [prím;¡s]
L [krú) «crudo» [krú;¡] [krús] [krú;ls]
B) La RS debe identificarse con el alomorfo que aparece en un m.lvor
.i. [klá] ~claro» (klárJ I [klás] [klár;¡s) número de contextos. '. " ' .
En catalán, por ejemplo, esta condición nos permitida identificar d "I()·
morfo terminado en [ri] con la forma básica, ~egún los datos de (6) \', tal

140 1-11
como hemos visto en la discusión del problema anterior, ésta es la solución I (10) i e E a p O J a
correcnl Sin embargo, (ll) no nos permitirá obtener una solución adecuada ¡Ii' alto + +
a panir de los datos siguientes, en lasque la frecuencia de 'aparición de los bajo +
sonidos' --en este caso, las vocales tónicas frente a las átonas- es p~OpOf­ retraido + + + + +
cionalmente representativa de la realidad de la conjugaciól,1 verbal. redondeado + +. +
tenso + + +
Problema: E~tablecer qué vocal debe figurar en la RS de las míces ver­
bables que aparecen en lB) y determinar la(s) regla(s) que permita! n) pasar De acuerdo con (10). la regla de reducción vocálica puede ahora formu­
de la RS a his Rf éorrespondientes_ ' larse de la manera siguiente:

J
~
bajO ~
~
181 (11) consonante
(nfínHlvo
dalnlar «cunur.
P,e"I,,<I,
<'(d¡u/o
Im!l(,
c( itlllltlw
Fururo
da]n/a,,'
P,e" Suhi.
c(á¡l//i
Gerundio
([;¡j'/lan/
-alto
<'+ redondeado>
...... +retraído
<+.ho>
!
lacent~
--'­

p{a1nsa, ' ('r,.len~~~. p['J"'" p[al",·va pl"'",a," plfJftIÍ p[~llIrall/

•"'{>I"ld' «comer_ ",{éJujo lIIpJIlJdtxl ml~"j·,é m[él"j, 1lIi&ln,~lIlt Por lo l1ue ya hemos dicho en el capitulo 2 sobre convendones, este es­
mliJrar .(mirar. m[il'" m[i}ro,'o ",[il,·,é m (,],i m[ilrol1l quema debe entenderse así: a) las vocales redondeadas, no altas se con­
p[ulr,Ir f<~ooer,. pl"lro plu¡'.va plul'," p[:lIH plu}.oft' vierten en retraida aha (manteniendo los demás rasgos) en posición 'áton,t;
Ide/lul"o' tllelefonear", /(·f(1l6Jno 'f/ellupI<lva ';'/<11,,)110,<' ""!,lIó),,i I('/t:f( ti "HUlt· esta regla corresponde a (9): es decir, da cuenta del cambio de !:51 y lól en
I I
p[Ulid' .subir~ p[úy" p[ulidva p[uV.'" plWi p[U~dlll [11], b) Las restantes vocales no altas pasa'n a ser tetralda) no baja, en' posi­
ción átona; esta regla da cuenta de (4). es decir. del cambio de /ál. IÉI Y lél
. Solución: Dejando (8) de lado por el momento, como las vocales [íi), en [al, (Ver el capitulo 2. pp. 64s y 765 para la i!lterpretatión de los pa­
y [e] tónicas se corresponden con Ial átona, y las vocales b] y [o] tónicas se réntesis angulares, asi como su relación con el (,orden. disyuntivo» de a.pli­
correspOllden con [u] en posición átona, la solución más simple consistirá cación ele las reglas)
en:'hipoteti~¡¡r las formas básicas Ikántl. IpÉnsl.lméníjl.lmirl. IpS-d. lidefónl. ¡ I

Ipúi.1 para las ,raíces verbales y formular una reg,la o reglas que dé (n) Esta solución. mediante la regla (11), es muy sencilla y da cueflla de
cuenla de estas alternancias; es decir, tendremosqúc amplhlr la regla (4),
todas ¡us alternancias de (8); sin embargo, no cumple cori la condición (B)
de 1;.1 manera que afecte' también a IJI )' 101 (las vocales [í] y'[ul tónicas no
sohre determinación de RS, ya que si atendemos al criterio estadístico, en la'
'f altern¡m). '
conjugación verbal son m*hos más los casos en que el acento recae en la
terminación que en la raíz 'verbal, por lo que es mayor el número, de veces
(4) ~ ( > --*[;:,) I
en que las raíces verbales aparecen con vocal reducida_ Si decidiéramos con:
CacentJ
siderar, segtm (B), las formas con vocal reducida como básicas, deberíamos

{~}
marcar en el lexicón cuáles son las /;;J básicas que aparecen como [á] en
posición tónica, cuáles aparecen como [él y cuáles como [él; en el caso de I
[~acentJ

(9) [ú) I
las vocales redondeadas, tendríamos que marcar cuáles de las ¡u! básicas
aparecen como [5 J, cuáles como [óJ y. cuáles permanecen como [úJ. Así, una t
(~) y (9} no son' sino la enUl1CI:lC1on de las operaciones que la regla de
oposición claramente fonética --determinable en términos fonétícós, como
es 'la presencia o ausencia de acento-- debería sustituirse por Una oposición
l
~
.~.
reducción voéálica debe realizar. y ,!eberíamos tratar de formularla por me­ no fonética, especificada en el lexicón. corpo algo idiosincrásico de cada ~
dio de rasgos fonológicos_, Para ello, la matriz de rasgos que utilizaremos en morfema.
la caracteriz,lCitÍn de las vocales catalán as aparece en (10):2 En vista de que ningunl! de las dos condiciqnes, lA). y (B), con que
trátábamos de limitar el Principio (5) co'nduce a las soluciones más 'desea­
2'. Son numerosas las matrices de rasgos distimas que aparecen en la literatura, atribuidas 'bles, teniendo en cuenta criterios de simplicidad y el análisis interno de una
al catalán, Adoptamos la preselllada en Ueó 09701, adaptada. a los rasgos de Chomsky y Halle Íengua, podríamos relajar las condiciones para establecer el alomorfo básico,
t 1968)', en la que modificamos los valores para el rasgo [tenso): la razón Fimdamental para
considerar le! y 101 [-tenso!. a diferencia de Llcó (1970), es que lel y [oJ .parecen como vocales [;,1 procedente de láI, p. ej. (krs;ál. [kunr!;ál, [t~átrdJ. [r~litátJ; yen las excepciones léxicas. (el l'

II
!
átonas, en ciertos casos marginales. mientras que IEI y [;)1 nunca lo hacen, Así, en las exeepón­ y [01 aparecen en posición átona, mientras que IEI y (:>1 no. p, ej.• [k1lÍssl. (bát~r]. (s,?pránol.
n~s contextuales (ver Mascan'., 1978: 2655) IrI y le! aparecen reducidas a [el delante de [áJ o de ,Ibóstt>n), ¡ (.
1 ':¡
143 ~: ~:
142 .¡ ,;.
t ',. .,
r';
'exigiendo simplemente que se escoja como forma básica aquélla de la que pero no es aceptada, en cambio, por Vennemann (1974), quien exige
'1' puede(n) derivarse la(s) otra(s) forma(s) mediante re'gla(s) justificable(s) es decir, no sólo que todos los .segmentos de la forlna básica tengan su
f independientemente" De este modo, podríamos conservar el Principio (5), correlato fonético id~ntico, sino que aparezcan juntos y en esa misma se­
r~formulándolo con un poco más de precisión: cuencia en alguna ,de Jas realizaciones fonéticas del morfema en cuestión. Sin
embargo, tampoco (lJ) se ve exento de dificultades, como la que presenta­
,(12) Todas las propiedades fonológicas de la forma básica deben apa­ mos acontínuación (los datos proceden del catalán): '
recer, por lo menos, en una manifestación' fonética del moderna
en cuestión, ,la cual cOfistituye el alternan/e básico de di~ho mor­ Problema: Determinar cuál es el segmento consonántico bilabial que
fema, ' debe aparecer en la RS de las siguientes RF de (14a), t¡:niendo también en
cuenta los datos ,de (l4b); y formular la(s) regla(s) fOl\ológica(s) que per,'
iníta(nJ dar cuenta de la alternancia [pI-lb]. Indicar en qué sentido (l4)
Esta es la Condición de Aj:ternancia tal como se exige, por ejemplo, en

I
tiende a validar (13 J y en qué sentido tiende a invalidado. (De entre las \'
Vennema¡;1Il (1974), y constituye la condición fundamental de la Fonología diversas soluciones posibles, seleccionar aquélla que' permita una maYiJr
Ge'nerativa NaturaL Sin embargo, incluso así de irrestricta, esta condición la
comportará, problemas: p. ej., en catalán, las formas loto
[futJgr;:¡f}-lotogralk [futugráfik] han de tener como forma báSiCa ltotJ/, ya (l4J
que sólo a partir de ella p0gemos predecir el tipo de vocal que aparece en a. {mjpl;¡) «mueble» . (mueiliári) «mobiliario»
las tres formas. Pero el prindpio(12l no nos permite establecer dicha forma ¡diápbJ «diablo» ' [diri9;:,likj «diabólico»
porque en ning~no de los alternantes aparecen las dos vocales reali­ [nópbJ «noble»' [nu"'iliárij «nobiliario»
. zadas como [o] y [::l]; esto se debe a que cada palabra tiene un solo acento [pusípl;¡) «posible» [pusieilitát) «posibilidad"
[pru9ápl;¡) «probable» (pruJ:¡;¡eilitát) «probabilidad»
fónico, y toda vocal átona se reduce e,n catalán mediante la regla (11). Una
(;¡stápl;¡) «estable» [;¡st;¡bilitát] «estabilidad»
tal situación será típica de las lenguas con acento móvil y reducción vm:álica
b. [múltipl;¡J
(p. ej., druso). . (kwádrupl;¡) «cuád;uplo» ¡kw;¡druplikál «cuadriplicar»
Ante este tipo de dificultad, podemos tratar de relajar aún más la condi­
ción (12), no exigiendo que todos los segmentos 'de la fornia básica deban
aparecer simu[ldtteamente en una de las manifestaciones fonéticas: Solución: Comparando (14a) y (14b), la mejor solución consistirá en
introducir la consonante labial sollora en las formas básicas de (l4a) "Y for­
mular una regla que produzca (:1 siguiente efecto de desonorizacÍón {ver
3,2. entre los segmel1tos la RS y de las RF sin simultaneidad' Mascaró, 1978: 23s):

(15) b->p/V'--1
Podemos tratar de someter la RS a la siguiente condición:
La solución alternativa. mediante un proceso de sonorización, partiendo
(13) Todos los segmentos de la RS deben aparecer realizados en las de formas básicas con la consonante labial sor.da, tendría n'umerosas ex­
RF, pero no es necesario que aparezcan todos simultáneamente en cepciones, como las de (l4b¡, en que la Ipl de la segunda columna,no se
una sola RF. sonoriza a pesar de estar en' un contexto' equivalente 'al de la sé'gunda
-columna d~ (l4a); y tampoco serviría suponer que el factor decisivo p,ara
un segmento de la forma básica p4ede aparecer la sonorización en la segunda columna de (14a) es, la posición intervocá­
formas alternantes y otro segmento en otra de las . lica, dado que existen innumerables palabras con consonante sorda inter­
altérnantes. (13} permite, por tanto, dar cuenta adecuadamente de la . vocálica en catalán: capilar «capilar», escrupolós «escrupuloso», faperera
forma básica Ifóo/: el segmento [o] aparece en loto [fótuj ye! segmento [::l] «alcaparra», etc. , '.; ,
Los d~tos de (14) muestran qu~ d prl~dpio (Ü)es superiora (12) en
en lotograf .[fut:ígrrif]. Así, las alternancias que, según a<;abamos de ver,
el siguiente sentido: por lo q~e acabamos' de de~ir, lá pauta para establecer
planteaban un serio problema al principio (12) pueden resolverse satisfacto­
la forma básica nos la da la segunda column~, por lo que hace,al rasgo de
riamente pot medio de! principio (13), sónoridad de la consonante labial; perro lasvotales de la RS deberán coin­
·f Ahora bien, hemos de tener en cuenta que con 0'3) estamos yá saliendo cidir 'con las de la primera eolumna, ya 'que sólo ahí estánerl posición
de los análi~is aceptados por la FGN y entramos en lit FGT. La tónica \1'. 'ej" la vocal qué subyace a [m:,pl;l-[mueiliárildeberá ser (JI,
délcriterío (12) al (13) ha sido propuesta, por ejemplo; porSchane , mientras que la que subyace a [nópl;¡j-[nubiliári) deberá ser 10/, las cudles

144 145
.'
¡,.,
en posición átona se convertirán en [u], de 'acuerdo con In regla JI). Es
decir, uno de los segmentos, la voca~ se determina a partir de la RF de la tamos dentro de la FGT. Ya vimos que ni siquie¡'a (13) era permitido por
primera columna, debido a que. ahí 'aparece acentuada, mientras que el los análisis más dtrictos de la FGN; Schane lo incorpora, pero otros fonólo­
otro segmento, 'la consonante, se determina a partir' de la segunda co­ gos no (y posiblemente Schane no fuera considerado por algunos fonólogos
lumna, precisamente porque el acento no aparece en la vocal que precede de la FGN como perteneciente a esta escuela). Es natural, por tanto, que
a.la consonante, ya que si la vocal anterior va acentuada', la consonante se ninguna de las formulaciones de la FGN acepten (16) como criterio válido
regla (J 5 l, y no presenta su forma originaria. La condición ( para la determinación de las formas básicas, dado que permite un grado.
permitido establecer las formas básicas deseadas.. mayor de abstracción (de la realidad fonéticlj) qué (13). Y sin embargo, (16)
el principio (13) no nos permite la mejor solución, en el sido puesto en duda, también desde el. otro extremo, por análisis «abs­
siguiente sentido: la regla (151, tal como la hemos formulado, supone par· traccionistas», como p: ej. los de Kenstowicz y Kíssebertn (1977), aunque
tir de una consonante labial. sonora oclusiva; pero todas las consonantes
. ellos mismos reCOnocen que la evidencia presentada en contra de (16) no es
labiales de la segunda columna están realiz¡¡das como sonora continua'. Por
tanto. para realmente respetar el principio (3), deberíamos tomar las si· del todo convincente. Nosotros creemos que (16) es Una exigencia lo sufi­
guientes medidas: a) introducir l'sl, (+ sonoro, + continuo], .como uno de . cientemente laxa comu para que pueda -y deba- imponerse en la deter­
los segmentos subyacentes del catalán, lo cual seria ad-hoc. ya que no minación de las formas básicas.
parece justificarse a partir de otros datos de la lengua. b) La regla que Una advertencia final, antes de terminar esta sección 3. Hemos empe­
desonoriza la consonante sonQra en el contexto indícado en (151 debería zado presentando la condición más estricta posible sobre la relación entre
modificar dos !"asgos en vezde uno: (sonoro] y (continuo]. Ambas cor¡se­ RS y RF y ante diversos datos hemos visto que cada una de las condiciones
cuencias complican la gramática innec~sariamentei es mucho más sencillo propuestas debía relajarse en otra menos estricta. En principio, podríamos
partir de formas básicas con Ibl, [+sonoro, -continuo). de manera que la sugerir que la condición que debe imponerse en la determinación de las
regla .(15) sólo tenga que cambiar un rasgo, la sonoridad. puesto l!l!C para formas b¡ísicas debe'" ser lo más estricta posible, ya que esto conduce más
dar cuenta de la aparición de ['s], [+continuol. en la segunda columna,
fkilmente a soluciones unívocas. No obstante, estas condiciones no debe­
disponemos ya de la regla (3), la cual se aplicará automáticamente a estos
casos. Esta solución. naturalmente, eStá en conflicto con el principio (1} l. rírm considerarse principios generales inviolables. Si bien son deseables, ya
pues el segmento Ibl, [+50noro, -continuo].·subyacente, no aparece renli· que cllanto más estricta es una condición más se reduce la gama de solucio­
zado como tal en ninguna RF, ya que los rasgos de Ibl aparecen sef)(Ifl/(la­ nes .::ompatibles con los datos, no pueden aplicarse rígidamente, sino que
.r mellte en los datos: la primera columna nos proporciona el rasgo (- conti· dehen relajarse en el CIISO de que argumentos internos de la lengua en cues­
nuo], mientras que la segunda columna nos proporciona '!Íón -ver la sección 4 abajo-- entren en conflicto con ellas. Como conclu­
sión, podemos decir que (¡ay que aplicar la condición más estricta posible,
mi<:ntl'lls no haya argumentos en contra; en ese casase aplica la siguiente, y,
3.3. Iden/idad de especificaciones. en/re la RS y las Rf así sucesivamente.

Con el fil) de poder proporcionar la solución deseada a los datos de (14), 4. LA AI\GUMENTAUl'lN EN FAVOR DE LOS ANALlSIS FONOLOGICOS
deberíamos relajar aún' inás e1.principio que limita la determinación de RS:.
Las conclusiones generales a que hemos llegado en este capítulo pueden
, (16) Todos .los rasgos fonológicos incluidos en la RS de un morfema fundamentarse en numerosos datos procedentes del comportamiento de los
·deben aparecer al menos en una de las manifestaciones fonéticas hablantes de cualquier lengua. Concretamente, hemos llegado a dos conclu­
del se'gmemo en cuestión, con el mismo valor que tiene en la RS, ~iones esenciales: al' que la descripción fonológica de cualql1Íerlengua está
pero .sin. ijue sea necesario que todos los rasgos de un segmento regida por reglas (fonológicas) y b)que estas reglas deben aplicarse a una
aparezcan simultáneamente en una sola RF. "forma básica»' más o menos abstracta, de la que se obtienen las diversas
formas derivadas, hasta llegar, tras la aplicación de todas las reglas d~1 corp·
. La condición (16) permite dar cuenta de problemas que se plantean al ponente fonológico, a la representación fonética. En apoyo de estas conclu­
principio (13). Por ejemplo, como acabamos de decir, en el caso de la fórma siones tenemos lo que suelen considerarse «pruebas externas». Por otra
básica Im5blJ, los rasgos de Ibl no aparecen realizados simultáneamente en parte, en la argumentación de la sección 3 a favor de un' menor o mayor
ninguna de las manifestaciones fonéticas de ese segmento, pero sí aparecen grado de abstracción de las RS, hemos recurridó a las llamadas «pruebas
por separado: la oclusividad de Ibl aparece en [m:Spld} y la sonoridad en internas» .
[mubiliári}.AhQra bien, hemos de tener en cuenta que aceptando (16) esta­
mos de Heno en los análisis tildados de «abstraccionis.tas» por la FGN, es­

146
147
"
i!i~ -r"

·jl\
·f
"l··' (18)
4.1. Pruebas extem'as
)1;
a. bra[s) «btazo~) pI. bra [s]os bra [z )e!culpil .. h. esculpido»
Las «pruebas 'externas» son manifestaciones de! comportamiento lin­ ca[s) «coso» ca [s]os ca [zlacabal . oc. acabado»
güístico de los hablantes, que nos indican que estas conclusiones no son o[s] .hueso» ' o [s]os o [z]emblallqui"al oh. blanqueado~
meras contrucciones inventadas por el lingüista; sino que están dotadas de b. pá[s) .pescado» pei[s]as pei[i]i carl/ .p. y carne»
cierta realid:;¡d psi.cológica. Las «pruebas externas» son de diversos tipos. malei[s] (':mismo,) malei[s]cH malei[i)home . om. hombre»
Veamos algunos casos: . . ' , d/'Jpa[e] «(oficina) -' despa[e]os dcspa [j)ápaiós .d. espacioso»
,1) Extensión de lOJ procesos hipotetizados por e! lingüistl! a formas
fologra[f] .fotógrafo" fem. fologra[f]a fologra [v ]ar/úla «f. artista»
nuevas, no encontradas previamente por el/la hablante. Por ejemplo, supon­
gamos que a un(a) hablante catalán(a) del dialecto barcelonés (no lingüista,
para mayor segu~idad) le damos palabras desconocidas para él/ella, como
,. La forma básic~ de cada una deJas piezas léxicas en cuestión debe terminar
I?uedenser':jóhema [funÉm;¡], morfema [murfÉm;¡], aUomorf [;¡lumJrf), hor­ en consonante estridente sorda, según lo ponen ,en evidencia los 'plurales o el
mona [urmón;¡]. Aun en el caso de que el hablante medio haya oído previa­ femenino ·de la 2. 8 columna: en los singulares de la 'primera columna, la
mente (algllna de) estas palabras, podemos estar bastante seguros de que no aparición de consonante sorda podría estar condicionada por la regla. (1) de
las habrá oído -y menos utilizado-- €n la forma diminutiva correspon­ desonorización de consonantes finales. Por tanto, 'la consonante sonora en lá
diente: /onemet, mor/emet, aUomor/et, hormoneta," y, sin embargo, si a un(a) tercera columna se justifica a partir de un proceso de sonorización, como e!
hablante cualquiera le pedimos' que produzca estas formas' diminutivas, no de la regla (17). Obsérvese que esta regla e.stá form~lada de manera más,
las' pronunciará *[funEmÉt], "[murfEmÉt], * [;¡lum:nfÉt] , "[urmonÉt;¡], sino general de lo que los datos del «acento» cataláll parecían justificar, pues la
[fun;¡mÉt], [murbmÉt], pÍumurfÉt], [urmunú;¡]' con la penúltima vocal de hemos hecho aplicable a todas las estridentes, no sólo a Is/., La razón para
, las tres primeras palabras y la antepenúltima vocal de la última palabra con­ ello está en los datos ,de (18b): la sonorización en catalán no sól6 se aplica a
vertidas en I;¡j, ,[;¡], [u] y [u], respectivamente. Esta pronunciación nos indica Isl, sino también a las otr~~ estridentes, por ejemplo, Isl, l'él, 1fI. Si la mani­
que, de alguna manera, el/la hablante aplica una regla de reducCión vocálica festación de' la regla (17) es meno~ general en castellano, ello se debe a
-formulada más arri~:i como (11)- que convierte !El 'átona en IJ] y /Ji, 10/. características propias del sistema fonológico de esta lengua,que no posee ei
í
fonema 151 y nunca presenta los fonemas (él o Ifl en posición final de palabra.
f átonas en [u], ya 'que -bajo el 'supuesto de que estas palabras, especial­
La regla, por tanto, no puede formularse a partir de la segunda lengua, sino
~ente el dimim,Itivo,.le son desconocidas- es imposible explicar las alter­
nancias [É]-[;¡], [::S]-[u] y [ó]-[u] en términos de'la memorización. previa de de la primera, ya qu~ el hablante catalán al hablar castellano utiliza sola­
los elementos del lexicón. mente aquella parte de su regla que es aplicable a la estructura fonológica
2) El conocido fenómeno del «acento» extral/jera'. Por ejemplo, es co­ del castellano.
mún que los catalanes· que hablan castellano pronuncien la [z]once, pue[z]eso, Para citar otro ejemplo, podríamos referirnos a la pronunciación de pa­
lo[z]hombres, en vez de la[s]once, pue[s]ejo, lo[s]hombres, que es la pro.nun­ labras inglesas. como star «estrella», score «punto, tanto», Spain «España» o'
ciación' caste.llana normal; es decir, en posición final de palabra aparece [z] alemanas como Stück «trozo», srhwach «débil», Spanien «España», propia'
sonora en vez de [s] sorda, si la palabra siguíente empieza por vocal. Esta de muchos hispanoparlantes: éstos tienden a decir [e]star, [e]score, [e15pain,
pronunciacióri apunta hacia la existencia de una regla como (17), [e15tück. [elschwach, [e15panien, pron~nciación que corrobora la existencia:
de una regla como: .
(17) [-sonoro] ~ [+sonoro] 1 Eestrid~liteJ * [-conson] (19) 0- el * --se
la cual aparece justificada ~ partir de la evidencia interna del catalán, ya que . La incorporación de esta regla a I~ gramática del castellano ha sido pro­
permite dar cuenta de 'los siguientes datos: puesta a partir de datos como: escribir. vs. transcribir, suscribir, inscribir, etc.
Según este análisis, la forma básica del morfema .que significa «escribir»
sería Iskrib/, a la que se aplicaría una regla como (19) para dar cuenta de la
pronunciacidn [eskribír] en posición inicial de palabra.3
('

J. Para dar cuenta de la pronunciación de palabras alemanas como Sliick, schwach, ~pa.
la regla tendrí~ que referirse no sólo a la [si inicial. sino también ni sonido [s). ya que eslas
IItÓ'_
palabra. empiezan por [51 en alemán; una solución posible consistida en Aplicar la regiA (19) 8

148 149
J) Errores de proilUl1ciación. Por ejemplo, en la pronunciación [kásael- .
tral:nuxoJ, por cansa el trabaJ~, la aparición dé PJ1 delante de [x) -en lugar
de la In) ante [s), tal-como era de esperar- sólo puede explicarse mediante
tipo escribir vs. Iral1Jcribir, suscribir, inscribir, etc. Por eso es que estas alter­
nancias han sugerido descripdc!,fl.es tan distintas como la de Harris (1969),

que corresponde a grandes rasgos a la presentada arriba, y la de Hooper

I
"
la aplicación de una regla de asimilación de la nasal al punto de articulación
de la consonante siguiente (-véase la regla 113 del capítulo 2)" ya que la nasal
(976), quien trata la regla (19) como condición de estructura silábica -RO

como proceso fonológico (ver el capitulo.3 arriba, § 3.2)- por lo que en su .

I
1
f desplazada era'originarian1ente 'alveolar, no velar. La investigación de ciertos
errores de pronunciación puede arrojar 'luz en el análisis fonológico de las
,
análisis la forma básica cor~espondiente es leskrib/, con la lel incluida.

!!
lenguas; pero, desgraciadamente, en este campo está casi todo por hacel' (los
pocos errores consignados en la literatura psicolingüística proceden, en ge: '4.2. Pruebas úitemas
neral, del inglés). '
4) Juegos lingüísticos. Entre los niños de habla castellana, por ejemplo, , Ante los casos de multiplicidad de análisis compatibles con los <latos, se

es frecuente ,el siguicl!te juego: toda sílaba debe ir seguida de la consonante· sude recurrir a argumentos qasados ¡::n «pruebas internas» de las lenguas

(p] más la repetición de la vocal de la sílaba en cuestión. Así, p. ej" la -y así lo hemos hecho a lo largo de este capitulo, especialmente en la

palabra COJa se pronuncia [koposapa]. Al aplicar este juege;> a palabras como , sección .3- que en última instancia son justificables a partir de criterios
manzallq (ma!leána) o lango [tággoJ, la pronunciación resultante es «metalingüísticos», Uno de los más utilizados es el principio dé simplicidad,
pa9apanapa] y [tanlpagopoJ, respectivamente, Lo que nos interesa aquí es el el cual adopta diversas formas, aunque .no siempre explídtas, ya que a me­
punto de articulación de las ~o'nsonantes nasales que cie'rran la primera sí­ , funciona como mero supuesto teórico. Veamos, sucintaf!lente y sin
laba: en ambos casos aparecen pronunciadas como bilabial (m), si bien la alardes de formalización, algunas de las formas que suele adoptar: a) De
consonante originaria era [1,;1) interdental en el primer caso y [u1 yelar en el entre dos análisis que den c~enta de datos equivalentes; es preferible' aquél
segundo, Esto apunta, nuevamente, en favor de la existencia de una regla de que utilice menor 'número de reglas fonológicas y cuyas reglas estén
asimilación nasal, que funciona tanto en las formas originarias como en las de manera más sencilla (mediante menor número de rasgos fonológi­

derívadas mediante el juego;;)y que se aplica, seguramente, a la consonante ros), h) Por otra parte, una formulación mediante reglas és preferible a otra

nasal básica Inl (véase el capítulo mediante listas, y;t que las reglas poseen un poder de generalización y pre­

5) Cambios lingüísticos. Sin entrar a discutir ningún. caso particular; d!cción, del que carecen las listas. c) Otro principio al que hemos recurrido

'esta prueba funciona, en general, en la siguiente dirección: si se puede mos­ a menudo es el de las ailernollcias morlolono/ógicas, que obliga a relacionar

trar que el cambio del segmento fonético X en Y es explicable sólo a partir mediante reglas aquellas formas que aparecen intimame,nte relacionadas

de! supuestO de que X no es sino el reflejo fonético del segmento subyacente 1;11110 por su proximidad fonética, como por su significado común. De he­

Z, esto corroborará la dualidad de representación: RS 4= RF, cho, este principio responde también al criterio de simplicidad, ya que pre- '

Si bien estos d!ltos externos sobre el comportamiento lingüístico runda­ tende simplificar el lexicón, introduciendo 'en él sólo una representación

mentan las co'ndusiones más generales sobre e! tipo de análisis presentado fonológica (la representación léxica o básicá) para cad á morfema. Este prin­

en este capítulo --como la existencia de reglas fonológicas o la diferencia cipio, combinado ,con (a) y (b), nos permite formular el principio de ,deriva­
entre representación léxica y representación fon~tica- no aportan comeni­ áonabílídad: d) de entre varios análisis posibles de las ¡¡.lternancias morfofo­

90S concretos: no permiten formular inequívocamente las reglas fonológicas, 'nológicas, elegimos aquél que nos permite derivar las diversas representa­
ni determinan unívocamente la distancia exacta entre RS y RF . .oe ahí que ciones fonéticas de la manera más simple. '

hayan surgido análisis tan dispares como los de la fonología generativa natu­ A partir de (a), (e) y (d) se ha formulado el llamado principio del «viaje

ral y la fonología generativa transformacic:)I1al, a partir de datos equivalentes. gratis» [«jree-ride» principIe]' que es más controvertido' que los anteriores

Por ejemplo, si bien el «acento» e:ttranjero de los hispanoparlantes al (ver Schane, 1974): e) Sia partir de determinadas alternancias morfofonoló­

aprender inglés o alemán confirman la existencia de una regla como (19), gicas se justifica la existencia de ciertos segmentos subyacentes y reglas fo­

estos datos no nos permiten determinar la ubicación exacta de dicha regla nológicas, estos mismos segmentos y reglas pueden utilizarse en ladescrip­

en d componente fonológico de'la gramática castellana, ni tampoco la re­ dón de formas no alternantes, en el caso de que un análisis distinto com­

presentacióncoi-recta de,la forma básica correspondiente a alternancias del portara la introducción de segmentos ad-hoc. Un caso en que (e) se ha

utilizado es en la derivación de la vocal nasal del francés en formas como

todos los sonidos [ .. emi(lente], Sin embargo, según acabamos de decir, es la lengua casteUana
la que determina la exislencia de la regla en cuesüón -yen castellano no existe el sonido
e
repondre [1';¡p3dr;¡ 1a partir de la secuencia de Vocal + nasal, a pesar de

En realidad, lo más normal es que los hispanoparlantes consideren esta consonante como que esa forma no alterna con otra en que aparezca dicha secuencia; la razón

con lo que la pronunciación resuhante más (recuente es [es]lÜck, [cs]wach, [esJpalliel1, que fundamenta este análisis es la éxistencia en francés de numerosas formas

,r

150 151
,

alternantes, del tipo mase. bOl! [bj] - fem. boltlll! [b.)n;:¡], las cuales justifi­ . las dos posiciones es su aceptación o rechazo de la llamada opacidad. Infor­
cán plenamente la derivación de las V nasales a partir de V oral + C nasal podemos decir que un procesoes opato (o una
como un proceso general de la lengua. Tratar [r<lp3dr;¡] de manera distinta no es directamente inducible a partir de las formas fonéticas de la lengua en
comportaría la introducción de vocales nasales subyacentes, lo cual redun­ cuestión. En el caso de que sí sea· ind~cible a partir de éstas, la regla es
daría en una complicación innecesaria de la gramática. Nosotros mismos transparente. Con un poco más rigor, la noción de «opacidad» puede
hemos argumentado a la n.1anera de (e) en la solución al problema (14); al formularse así:
postular Ibl en lugar de lel como segme.nto básico y justificarlo a partir de la
existencia de la regla O) de espirantización y el carácter ad-hoc d.e 113/. Con Una regla X -4' Y 1 Z - - \Y/ es opaca si en la lengua existen
respecto a (e) hay que tener en cuenta, sin embargo; que la versión más represel1laciones fonéticas en las que aparece X en el cOl1lexto
estricta de la Condición de Alternancia -tal como se formula en la FGN­ Z-W,4
impide su utilización, al exigir que se respete el principio (2), según el
sóÍo los morfelllas con alternancias pueden estar dotados de una RS Por ejemplo, si tratamos de relacionar nadar con llataciÓl1derivando a ambas

de RE form.as de una ·única representación léxica con /tI subyacente --como han

Por último, una advertencia sobre el principio (c) de alternancia morfo­ hecho, p. ej" Foley (1965) y Harris (1969)- necesitaremos una regla que

fonológica: este principio se b~sa en una diferencia fundamental entre for­ sonorice Itl en ciertos cOl1lextos. Este análisis reflejad proceso histórico,

mas aiternantes como las que hemos visto arriba --del tipo [sék]- [séga]-' perQ desde un punto de vista sincrónico es opaco, ya que palabras como

[s;:¡~r;¡]- [ség]- claramente relacionadas fonéticamente, y Otras como en malar, dolar, relalar indican que hay much'as [t]·que aparecen en el contexto

castellano Jer-era-fui, buel1o-'tlejor o voy-iba-fuí, de tipo supletivo, en que la regla que produce lIadar predeciría su conversión en [dI. En el

cuya relación fonética es nula. En el caso de las sustituciones supletivas, otro extremo. la FGN trata estas alternancias como supletivas, al rechazar la

sería absurdo tratar de relacionar las formas fonéticas derivándolas de una formulación de reglas opacas. Más adelante veremos (en el capítulo 9) otras

.:r única forma básica o léxica mediante reglas fonológicas, ya que esto supon­ propuestas, por parte de la FGT, para dar cuenta de estos fenómenos, tra­

dría una enorme complicación del componente fonológico, además de que tándolos como. verdaderas alternancias, si bien con cierto carácter de excep­

las reglas resultantes no serían en absoluto «naturales» (ver el capítulo 7); las cioflalidad.

reglas. serían totalmente ad-hoc, ya' que sólo nos servirían para relacionar
estas formas·y ningún otro conjunto de formas de la lengua en cuestión, y no
harían sino duplicar otras reglas morfológicas que enuncian que el Imper­
fecto de ser no .es ~'seía o <'sia, sino era y que su Indefinido no es 1'si, sino fui,
etc. Sin embargo, entré estos dos extremos, el de las verdaderas alter~ancias
el de las pseudo-alternancias (o sustitudo~es supletivas), existen multitud
casos cuya relación fonética es demostrable desde un punto de vista dia­ ...
crónico¡pero más difícil de probar sincrónicamente, y sobre las que los dos
tipos de ~nálisis a que nos hemos referido anteriormente -FGT y FGN-:­
adoptan pt)siciones distintas. Por ejemplo, ¿deberían relacionarse en caste­
llano parejas como nadar-lIataciólI, padre-patemo o !cche~lácleo, en el
-,
sel;tido .de que <;:ada una de ellas se derive de una forma básica única? La
respuesta a esta pregunta constituye una de las bases para la diferenciación
entr~ la FGT y la FGN: la primera tiende a aceptar su relación corno verda­
deras alternancias y a derivarlas, por tanto, de una forma básica
. ·míeritras que' la segun,da las trata en calidad de sustituciones puramente
supleüvas.
Esto quiere decir que, aparte de los casos claros que indicábamos antes, .
gran parte dé los «alomorfos» de una lengua no conducen 'a una solución
única en el problema de la determinación de su RS. La solución preferida
dependerá de la posición teórica del lingüista, de los supuestos de los que 4, En ercapÍlulo 6 § 3.4.3, aparece una definición más completa de opacidad. Tal comoJa
parte, En este sentido,' uno de los criterios esencialt:s de diferenciación entre darnos aquí nos basta a los efeclos de iluSI rar someramente a qué: se refiere este concepto.
\.
152 153
~".::-""

CAPtTIlLO SEIS

'PROBLEMAS DE LA APLICACION DE LAS REGLAS

L INTRoDucClON

En el capítulo anterior hemos estab'lecido la convenienciá de incluir en la


gramática más de un nivel de representación fonológica y de relacionar estos
niveles mediante reglas fonológicas, y hemos introducido algunos criterios
que nos permitan determinar uno de esos niveles, el de la RS. En éste capI­
tulo examinaremos el problem~ de la derivación de RF a partir de RS, me­
diante la aplicación de las reglas fonológicas, Es decir, la pregunta funda­
mental que se nos plantea ahora es ¿cómo hay qüe aplicar -las reglas fonoló­
'1,
gicas a RS para obtener RF? Esta pregunta general puede desglosarse en .
diversas preguntas particul¡ltes, como las siguientes:
Al Suponiendo que una ~egla sea aplicable a distintos puntos de una ca­
dena de entrada, ¿hay que hacer todas las aplicaciones simultáneamente
o no? '
B) ¿Puede una regla aplicarse más de una vez a una cadena dada? Es
decir, ¿puede una regla aplicarse' a su propia cadena de salida?
C) ¿Hay que aplicar todas las reglas, simultáneamente o secuencialmente,
es decir, todas a la vez o una tras otra?
D) En caso de que las reglas se apliquen secuencialmente, ¿hay que apli­
carlas enun orden determinado o es la secuencia de aplicación arbitra­
ria?
En el caso de que las r~glas se apliquen ordenadamente. ¿cómo se esta­
blece este orden? ¿por parejas de reglas? ¿en una secuencia lineal? etc,
F) ¿Puede una regla tener acceso a más de un nivel fónológico de repre­
sentación o tiene que limitarse a la información presente en el nivel al
cual se aplica? '
G) ¿Puede una regla crear o de~truir las condiciones para la aplicación de
otra regla, olbien hay independencia en la aplicación de las diversas
reglas? '

155 .
'~ ;, ! !~

Dada esta multiplicidad de preguntas interrelaciohadas, es evidente que de entrada. Uno da los múltiples ejemplos en esta dirección proviene del
;·f 'nuestra pregunta original no tiene una única respuesta. De hecho, en estos
últimos diez años, las respuestas que se han dado al problema de la aplica­
francés (véase Dell,'1973, 2. 3 parte y Anderson, 1974, cap. 13).
En francés se puede elidir optativamente un schwa [;}] qu'e aparezca 'en la ,
'1 ción de las reglas han sido muy variadas y polémicas. Los puntos en discor­ primera sílaba de una palabra, precedido por una sol~ Consonante, si la.
~':-f dia son muchos, pero hay un criterio rector alrededor del cual se ha estable­
.. cido la polémica, y que utilizaremos al presentar las diferentes posiciones
teóricas: el grado de restricción impuesto a la teoría fonológica.
palabra anterior termina en vocal; por ejemplo, el sintagma tu deiJenaÍJ
!tü,*d;w;:mEl, puede pronunciarse [tüdv;mE], si se elige aplicar la regla de .
·elisión de [;;,]; también puede pronunciarse [tüd;}VnE], lo cual indica que [J]
Natu~alhle~te, cuanto más fuertes o restrictivas formulemos las hipótesis puede támbién elidirse en otra sílaba no inicial, pero con ciertas restriccio­
de la teoría lingüística general, más cerca nos hallaremos de descubrir las nes, ya que la pronunciación "[tüdvnE] sería incorrecta. Podríamos tratar de,
<;aracterísticas generales del lenguaje. Por otra parte, cuanto más fuerte es formular esa regla de elisión de [;¡) así:
una hipótesis también es más fácilmente falsable. Sin embargo, las hÍpótesis
no son equiparables en cuanto al alcance de datos' de que dan cuenta; en (1) ;¡ - 0 I [+silábico) ('*) C. - . ­
general, puede decirse que cuanto más fuerte o restrictiva es una hipótesis
menos poderosa es, entendiendo por «podel">' la capacid;¡d de generar y que, c~mo ya sabenio's por lo diclio en el capítuio 2 § 5.2', es' una abrevia­
describir "lenguajes. ciól) de las dos reglas:
A continuación, examinaremos las hipótesis l11ás importantes que se han
formulado en el intento de dar respuesta a las preguntas (AHG) desde las a. ; ¡ - 0
l'
más restrictivas o fuertes a las menos restrictivas o débiles. Veremos que el
(1) [ +silábico] '* C
b.I;¡-0 [ +silábico] C -­
¡ grado de restricción inlpuesto a la teoría al elahorar dichas respuestas'no es
en absoluto independiente del grado de restricción i~puesto al resolver el Dada la 110 gramaticalidad de ;, [tüdvnE], estas reglas no pueden apli­
problema de determinar la RS, que hemos examinado en el capítulo ante·
, rior: aquellas hipótesis que imponían mayores r~stricciones a los grados de
carse ambas al mismo tiempo; es evidente que la aplicabilidad de (lb) de­
'1 pende de si se elige aplicar (la) o no. En el caso de que elijamos aplicar (la)
abstracción al determinar la RS --como las de la fGN- se corresponden -recuérdese que hemos dicho que es optativa-, (lb) no debe aplicarse,
:1. con las hipqtesis que inlponen mayores restricciones a la hora de determinar mientras que si elegimos no aplicar. (la), (lb) ha de aplicarse obligatoria­
J',1· la manera de aplicar las reglas para derivar la RE .
mente. Tenemos, por tanto, un primer caso de una regla, (l), la aplicación
,~,. de la cual en un punto de la cadena condiciona la aplicación' de esa misma
regla eh otro punto, por lo que una aplicación simultánea podría dar resul­
\1 2. APUCAClON DE UNA REGLA tados incorrectos. Sin embargo, dadas las características de (l), por ~onsistir
en Un esquema de reglas que resume dos procesos, (la) y (lb), podría ar­
I güirse que se trata de dos reglas, e intentar resolver el problema. introdu­
2.1. . Apllcacióll simultánea ciendo algún tipo de condición que las interrelacione: (la). es optativa y (lb)
La hipótesis más fuerte referida a la manera de aplicar cada r.egla en es obligatoi-ia en caso de que (la) no se haya aplicado, pero inaplicable en
·1 particular es la de la simultaneidad abs~luta. form:ulada por Choll1sky y Ha­ caso dé que sí se haya aplicado (la).
lle (1968: 344): "Para aplicar una regla. se examina toda. la cadena en busca El problema insalvable dentro de la hipótesis de simultaneidad surge
de segmentos que satisfagan las constricciones contextuales de la regla; des­ cuando una sola de las reglas, en este caso (la), es aplicable en diferentes
pués de' que todos los segmentos en cuestión se han identificado el1 la ca­ puntos de la cadena de entrada, como por ejemplo si se encuentran varias
dena, los. cambios exigidos por la regla se aplican simultáneamente". Esta partículas juntas. Consideremos la cadena ... voudraú que ce que le bedeau ...
hipótesis supone que la aplicabilidad de una regla se define en un solo nivel, [querría que lo que el sacristán], la cual, a partir de la forma básica:
por lo que la aplicación de una regla no puede influir en la aplicación de esa
~misma regla en otros puntos de la cadena de entrada; es decir, la aplicación (2) I... vudrE,*kJ'*s;¡,*b,* b,*b;¡.do.../
de una regla en un .punto .de la cadena no puede crear ni destruir las condi­ 1 2 3.4 5 .
. ciones de aplicación de esa misma regla en otros puntos de la cadena de (en la que hemós numerado los segmentos susceptibles de someterse a la
entrada. Una manera de mostrar la insuficiencia de esta hipótesis consistirá, aplica'ción de (1 a), para facilitar la referencia a esas vocales) tiene diversas
por tanto, en probar que existen datos en ciertas 'Ienguas que exigen una alternativas df pronunciación: . .
interrelación entre las diversas aplicaciones de una misma regh a una cadena [vudrfksJbl~b;ldo], [vudrEbsbl;lbJdo], [vudrEk¡)s;;,kl.lb;¡do], [vuclrEb-.

156 157

r
s;¡blb;¡do]. [vudrEbs;¡bl;¡bd01, [vudrEks;¡blb;¡do], etc., de entre las cua­ la cadena de entr1da que salÍsfagan la DE de la regla ---como en la hipótesis
les unas son más probables que otras. Lo' importante, sin embargo, es que que acabamos de ver- y que a continuación permite su reaplicación, en
. hay pronunciaciones' que son incorrectas, pero que la aplicación simuJtá~ 'CllSO de que vuelva a haber puntos en los que la DE de la regla se satisfaga, y
oea de (la) puede producir: [vudrEksbl;¡b;¡d01, [vudrEbskl;¡b;¡dol, [vu­ así sucesivamente, hasta que ya no haya más reaplicaciones posibles.
drE~skl;¡b;)do]. etc. Es decir. la regla puede aplicarse·a una, a dos o a tres Esta segunda hipótesis, al igual que la anterior ,es deml!siado restrictiva.
vocales, tal como' se indica en la siguiente tabla, en la que la elisión de la Por ejemplo, en la lengua tonkawa (véase Kenstowicz y Kisseberth, 1977, .
. vocal correspondiente se répresenta mediante 0: . cap. J y cap. 5) hay una regla que. en la segunda silaba de una palabra, elide
una vocal corta y convierte una vocal larga en corta, con la condición de que
(3 ) vocal: 1 2 3 4 5 no dé lugar a grupos de tres consonantes (cee) o de dos consonantes la
.primera de las cuales sea glotalizada (e e). Si se consideran las 'vocales
;¡ ;¡ ;¡ ;¡ ;¡ largas como geminadas, la regla podrá formularse corno regla de elisión de
;¡ ;¡ ;¡ ;¡ vocal corta, en determinados contextos:
0
;¡ 0 ;¡ :J ;¡
;¡ ;¡ 0 :J ;¡ (4) V -) 0 follo cve - - - condiciones adicionales
;¡ ;¡ ;¡ ~ J
;) ;¡ ;¡ ;¡ ro Esta regla pr9dllcirá [we-nat-o?] a partir de /we-naat·o?/, así como [we­
0 ;¡ 0 ;) ;¡ ntale-n-o?1 a partir de /we-netale-n-o?/. Sin embargo, si se permite .que esta
.;¡ regla sea reaplicable a su propia salida, no podrá impedirse que se vuelva a
0 ;¡ ;¡ 0
0 ;¡ ;¡ ;¡ 1/; aplicar a la prjmera rorma, [we-nat-o?]. dado que satisface a su vez la DE de
;¡ 1/; ;¡ 0 ;¡ la regla (4). COl1 lo que se producirla la secuencia inconecta " [we-nt-o?]. En
;¡ ;¡ ;¡ 0 realidatl. para dar cuenta de este fenómeno de la lengua tonkawa, sería sufi­
0
;¡ ;¡
1/; ;)
0 cicnte la primera hipótesis. el «Principio de simultaneidad», sin la modifica­
0 ;¡ 1/; ;¡ ro ción que acabamos tle introducir. Pero como ya hemos visto que dicha hi­
.¡ pÓlesis presentaba dificultades por razones distintas, ni uno ni otro princi­
. scrán suficientes para dar cuenta de todos los datos presentados.
La tabla (3) pone de manifiesto que la. regla (la) no puede aplicarse a voca­ En realidatl, la primera hipótesis es demasiado restrictiva porque nunca
¡es consecutivas. Ahora bien, la aplicación simultánea de (1 a) puede generar permite que una regla se aplique a su propia salida, y.la segunda hipótesis es .
todas las formas correctas. pero e! problema es que es incapaz de excluir las demasiado restrictiva porque obliga a que una regla sea siempre capaz de
incorrectas; ya que no permite la interdependencia entre diversas' aplicacio­ volverse a aplicar a su propia salida, pero en las lenguas' naturales se dan
nes de una misma regla, y lo que sucede en este eíemplo es que si la regla se ambos casos: reglas que deben aplicarse de nuevo a. su propia salida y reglas
aplica a una vocal. no débe aplicarse a la siguiente, pero sí puede aplicarse a <¡ue no pueden volverse a aplicar. Todo ejemplo que muestre la necesidad
la subsiguiente y así sucesivamente. Por tanto, necesitamos algún mecanismo de reaplicación de una regla a su propia salida será una prueba en contra de
que permita establecer la interdependencia entre las diversas aplicaciones de la primera hipótesis de simultaneidad y todo ejemplo que muestre la necesi­
una misma regla, y la aplicación indiscriminada simultánea de las reglas no dad de no volver a aplicar una regla a su propia salida constituirá una
const.ituye tal mecanismo. prueba en contra de' la segunda hipótesis de aplicación iterativa.
Para dar cuenta de estos casos, así como de la interrelación entre diver­
sas aplicaciones de una regla (como en el ejemplo del francés visto arriba),
2.2. AplicaciólI iterativa . se ha propuesto una hipótesis menos restrictiva que las anteriores, y qm mfos
capacidad de generación, ya que trata de superar las insuficienci¡¡s de ambas
Por otra parte, la observación de que hay reglas que tienen que ser cápa­ hipótesis. Se trata de un Principio de iteración dirigida (ver }ohnson, 1971 y
ces tle flplicarse a la cadena de salida producida por la propia regla ha Morin y Friedman, 1971), que es en realidad una versión más débil del
sugerido la modificación de la hipótesis anterior, en e! sentido de permitir la Principio de iteración, y que permite controlar la 'reaplicación de una regla.
reaplicación de una misma regla en e! caso de que su DE (descripción es­ Este Principio enuncia que la aplicaciÓn de una regla' a I¡¡ cadena de' entrada
tructural) vuelva. a satisfacerse, aun después de aplicada. Se trata de! «Prin­ se efectúa iterativamente qe izquierda a derecha o iterativamente de derecha
cipio Iterativo» que aplica una regla simultáneamente a todos los puntos tle a izquierda. Esto significa que ¡toda regla deberá ir marc¡¡da para su posible

158 159

'f
reaplicación hacia la derecha o hacia la izquierda. Es en este sentido que se cuanto a fuerza de la hipótesis, a la que acabamos de ver: en ambos casos se
trata de \:Ina hipótesis menos restringida, ya que la teoría lingüística general relega el modo de aplicación de las reglas a las gramáticas particulares.
no predetermina el modo de aplicación de las reglas en t¡na dirección otra, u
sino que ello se define idiosincrásicamente para cada regla en cada lengua
Problema: En hidalsa, hay una regla que en' posición final de palabra
determinada. elide una vocal breve y convierte una vocal larga en breve, como las si­
Veanios' cómo esta hipótesis puede dar cuenta de los casos que presen­ guiente¡; formas del pasado y del imperativo ilustran:
taban dificllltades para cada una de las hipótesis consideradas previamente. I

En el caso de la lengua tonkawa, para evitar la re aplicación de la regla (4) de ('jI [cixi.cJ [dxJ «saltar»
elisión vocálica a la forma derivada [we-nat-o?J bastará con hacer que dicha (ika:-cJ [ikaJ «mirar»
regla sea aplicable de derecha a izquierda. Así, a partir de la forma [kiku3'c) IkikuJ "poner una tranlpa»
/we-naat-o?l se derivará la forma [weCnat-o?) por elisión de la primera parte
de lo vocal larga, ya que es la segunda vocal de la palabra (la segunda parte al Considerando que las raíces verbales son IcixiJ, lika:1 y Ikikua/, y repre~
,de ésa vocal no puede elidirse, por no ser la segunda vocal de la palabra, sentando las vocales largas (V:) como geminadas -=-igual que hicimos en e!
sino la tercera); a continuación la regla no puede volver a aplicarse, ya que ejemplo de! tonkawa- formular la relll~ que dé cuenta de las formas de la
tiene qlle ir avanzando de derecha a izquierda y la segunda parte de la vocal segunda columna,.b) Indicar con cuál de las dos hip{)tesis iniciales que hemo~
¡arga no recibirá su reaplicación, puesto que se ha quedado atrás en el discutido -la de Aplicación Simultánea o la Iterativa- eStaría de acuerdo'
esta regla y por qu~. cl Si adoptamos e! Principio de Iteración dirigida, ¿debe
avance de la regla y ya ha sido sometida a inspección.
aplicarse esta regla de izquierda a derecha o de' derecha a izguierda?
Por otra parte, en un caso como e! de! francés, se estipulará que la regla
de Elisión optativa de [dI ha de aplicarse de izquieroa a derecha. Recuérdese Solución: a) La regla puede formularse así:
que esa regla es la (lá), la c~al enuncia la e!isiónde [d) en la primera sílaba
de la palabra, con la condición de que el segmento final de la palabra ante­ (6) V + 01 #
rior sea [+silábico]; pues bien, si aplicamos dicha regla a la forma (2)
/vudr€,¡f k;¡,¡f S;),¡f b,¡f I;¡* b;¡do .. .1 y elidimos, por ejemplo el [d) 2, con el b) Teniendo 'en cucnta que, según la sugerencia hecha arriba, represen:
resultado [vudrEbsbl;¡b;¡do], la regla no podi'á ahora elidir' el [;J) 3, taríamos las formas básicas de las raíces verbales como lcixi # " /ikaa # f Y
ya que e~te [;)]' no cumple con la. condición indicada en 'la DE de la Ikikua # /, esta regla puede funcionar por el principio de aplicación simultá­
regla" por ir precedido de un grupo consonántico [skI y no del segmento nea, dado que ha de nplicarse una sola vcz por palabra. El principio iterativo,
en cambio, daría resultados incorrectos, porque la primera aplicación de la
silábi'co] que exige la regla. A contínuación, la regla sí podrá aplicarse al
regla a las formas'básicas p'roduciría (cix # ¡, [ika ~~ J, [kiku # J y a continua­
[dI 4, Con lo que resultaría la forma [vudrl'bsk~lb;¡dol. la cual es perfecta­ ción las Formas [ika #], [kiku # l, por acabar en vocal. satisFarían nuevamente,
mente normal. Por tanto, este principio de aplicación dirigida, que en este la DE de la regla, con lo que tras la segunda aplicación de la misma se .
caso funCionará de izquierda a derecha, impediní la aplicación de la regla de obtendrían las formas incorrectas: "Iik] y ,"(kikJ. IZ) La regla de Apócope tiéne
Elisión de [;)] a dos schwas consecutivos, que' era precisamente lo que se que aplicarse de izquierda a derecha. Veamos, por ejemplo, cómo funcionaría'
, trataba 'de' evitar. la derivación a partir de la Forma Ikikua #1: se inspeccionan los segmentos
Este principio ha ,sido aceptado por muchos fonQlogos generativistas. primero, segundo, tercero y cuarto, a ¡os que la r.egla (6) no puede aplicarse, ya
Anderson (1974), sin embargo, ha propuesto otro principio que es, en gran que no son vocales finales. AIllcllar al quinlo segmento, la regla lo elidirá. por
medida, equivalente, puesto que permite dar cuenta de prácticamente los' satis'racer su DE, con lo yuesurge la forma [kiku # J, A continuación, la regla
mismos datos. El Principio de Anderson, en lugar de marcar cada regla con ya no podrá aplicarse a la [u] final, porque este ségmento ya ha sido inspeccio­
nado anteriormente,'y no puede volverse atrás; puesto que avanzamos de
la dirección de aplicación, espedfica para cada regla idiosincrásica mente si iZYllierda a derecha,
puede o no aplicarse a su propia 'salida. Con ello, puede darse cuenta tanto
de los casos de posible reaplicacíón, como de lo's casos de no reaplícacíón.
Para casos corno el del francés, el princípio de Anderson tiene que estar Problema: En yakut (lengua 'turquesca de Siberia), todas las vocales de
dotado de un algoritmo adicional que permita la reaplicación en unos casos una palabra coinciden en el rasgo [retraído]. COl15iguientemente, los sufijos
y la no t'eaplicadón en otros, es decir, que permita la reaplicación sólo en' tienen distintos alomorfos, seglm la vocal de la 'raíz, como puede verse a
vocales. alternas. No entraremos en los detalles de dicho algoritmo por ser conlinuación ([allfl] significa «padre» y'[bieJ «madre»):
algo complicado (el lector o lectora lo encontrará en Anderson, 1974, cap.
13), y por tratarse, como hemos dicho, de una propuesta equivalente, en

160 161.
,,#:~ •.'
.L

(7) de la RS, al que se aplican directamente todas las reglas, y' el de la RF, que
singular plural sing\,lar plural es el resultado de esa aplicación.
nominativo [a!lJl] [a!lJllarJ [bieJ [bieler] Es fácil probar que esta hipótesis de «proyección directa», como se la ha
dativo [agagaJ [agalarg'a1 (bie!f:l r (bielergeJ ,llamado también en la .literatura (ver, por ejemplo, Kenstowicz y Kisseberth,
[ul§ltaaj!'ilr] [al§llardaal§lr1 [bieteeger) {bielerdeegef]
1977), es insuficiente para llar cuenta de la estructura fonológica de cual­
quier lengua. Daremos un ejemplo del castellano -basad~ en el análisis de
(1 {ay otros procesos morfo(onémicos ejemplificados en estos datos, que Harris (1971}- y otro del inglés.
nos atañen aquí: en posición intervocálica Ig/ se convierte en la fricativa aj Tanto en la Península, como en Latinoamérica, son nor~ales las si­
y /tI en la sonora [dlf, guientes alternancias: h[e)lar, h[e]lada / h[yé)lo, h[e)rbicida, h[e)rbívoro /
, .a) Suponiendo que las formas básicas de los sufijos de plural, dativo y h [yé]rba. o [yé]rba, [e]rrar / [yé]rro, h [e]~ldir oh [e]nder / h [yé]ndo, las cuales
comparativo son /larl, Igal y Itaagar! respectivamen,te, formular la regla dé sugieren una regla que convieita la /é/ te acentuada) en [yé] en posición
armonía vocálica, b) Indicar con cuál de las dós hipótesis --de Aplicación
inicial de palabra. Sin embargo, la [e] átona alterna con el diptongo Lié)
Simu!táneá o Iterativa- estaría de acuerdo esta regla, e'
,:)í adoptamos el
-semiconsonante [i) seguida de [él acentuada- en contextos diversos:
Principio de Iteración dirigida, ¿debe aplicarse de izquicl da a derecha o de
derecha a izquierda? .
delIe]l1der / delIj.é]nde, qu[e]rer / qulié]re, .'[e]l1er / t[~é)l1e, étC., por lo que la
prqnunciación [yé] de las alternancias anteriores puede considerarse condi­
,cionaja por la posición de ese diptongo en posición inicial de palábra; dado
Solución: al La regla puede rormularse así: que existen tarilbién formas déltipo [yé]ma, [yé]so, iYá)te; [yúlgo, 'etc.: estas
formas parecen indi'car que hay un proceso automático de consonantización
de la Wsemiconsonante en posición .inicial de palabra. Podríamos, por
(8) V -->

tanlO, dar cuenta de estos datos mediante las dos reglas siguientes: 1
f
b) Esta regla debería apUcarse por
una forma subyacente como Ibie-Iar-ga/, una apllcaClor
Diptongación: é~ lé bajo ciertas condiciones
monía vocálica producirá [bie-Ier.ga], y la regla tiene que volver a aplicarse
a la última vocal, para producir la forma correcta [bielerge].. Es lledr, unll
Consonantización: 1 y / :\1: - ­
apliéación de la regla condiciona una nueva áplicación. el La reaplícacióll
tiene que 'avanzar de izquierda a dcrécha. Una forma como [bielerdee~rln , Para derivar delIié]/Ide a partir de la forma básica de//é/llde aplicaremos
partir de Ibi!!-Iar-taa-garl muestra que la armonía vocálica en yaku/ se ex­ simplemente la regla (9) y para obtener [yé]ml1 aplicaremos la regla (lO) a
tielide hacia la derecha hasta el final de !tI palabra, independientemente del. una forma como /lé/ma. Ahora bien, para obtener h[yé]lo a partir de la
número <le vocales que ésta .contenga. forma básica h/é/lo, tendremos que aplicar las dos reglas en la secuencia _
arriba indicada.: primero Diptongación, la cual producirá hlié]lo, y luego
, J. DE VARIAS REGLAS aplicaremos Consonantización a esta forma derivada, con lo que obtendre­
mos la forma fonética h[yé]lo. Nótese que h[yé]lo no se puede obténer a
partir de h/é/lo, mediante la aplicación simultánea de las dos reglas, ya <fue
3.1. uporeJIS mbre la modalidad de ,la regla (10) es sólo aplicable tras la aplicación de la regla (t»: es la regla (9)
la que crea las condiciones para que la regla (10) sea aplicable. Por tanto,
3.1,1, Aplicación si~ultánea dentro de la hipótesis de simultaneidad absoluta, no se puede dar cuenta de
La respuesta más restrictiva a la pregunta (e) del comienzo de este ca­ estos datos mediante un análisis basado en las reglas (9) y (10); como el que
pítulo es la hipótesú de la simultaneidad absoluta, según la cual, todas las acabamos de ver.
reglas fonol6gicas se aplican directamente a las formas subyacentes () RS. Naturalmente, podríamos tratar de salvar la hipótesis y sustituir nuestro
Esto supone que todas las reglas se aplican al mismo tiempo y que, por análisis por otro: en este caso, deberíamos formular dos reglas de Diptonga­
tanto, la respuesta a la pregunta (G) es negativa: una regla no puede crear ni ción, una que cambie té/ en [yé] en posición inicial de palabra y otra que
destruir las condiciones de aplicación de otra regla. Una vez admitida la tenga los efectos de (9), pero limitada a otras posiciones, por ejemplo, detrás
necesidad de introducir algún otro nivel además del de la RF --cosa que
'1. La reglQ (9) no es desde luego tan general como aquí se formula, ya que hay muchas le)
hehfos discutido' en el capítulo anterior- esta hipótesis es la que más res- que no alternan con UéJ en castellano. En el capítulo nueve trataremos de eSle tipo de problema
la admisión de niveles en la gramática, puesto que los limita a dos: el y sus posibles soluciones, '

162 163
,
de Consonante. Si bien este análisis es posible, nos óbliga a desdoblar el
proceso de diptongación en dos, con lo que, en priiner I~gar, se complica la de aplicar primero la regla (12) de Inserción vocálica, con lo cual resultan
descripción y, en segundo lugar, se pretende que no hay relación entre la
formas derivadas [b)siz] y [busfL], alas cuales ya no puede aplic¡me la
alternancia defellder / defiende, por una. parte, y helar / hielo, por otra; ad.e­ regla (l1), ya que no satisfacen la DE para la desonorizadón.

más, este análisis supone que la pronunciación consonántica de [y].inicial en En ~uanto profundizamos un poco en la fonoiogía de una lengua, nos
hielo no está en absoluto relacionada con la pronunciación consonántica de damos cuenta de que se dan determinadas interrelaciones entre las reglas
inicial en yema, ya que la primera se derivaría mediante DiptOngación y fonológicas, Son innumerables los ejemplos de lenguas discutidos en la bi­
la segunda mediante Consonantización. Aunque sería conveniente buscar bliografía que muestran que hay interdependencia ·entre las diversas reglas
datos empíricos que tendier~n a probar la superioridad de una de estas
iI (ver, por ejemplo, Kenstowiczy Kisseberth, 1977 o Anderson, 1974), ya sea
descripciones sobre la otra, de entráda el primer análisis parece superior al porque l}na regla crea las condiciones para la aplicación de otra regla (ejem­
segUlldo. plo (a), o porque una regla destruye las condiciones de aplicación de otra
b) Veamos otro ejemplo. La forma subyacente del plural en inglés es /z/, regla (ejemplo (b». Estas dos posibilidades no agotan todos los casos de
se agrega a la raíz del sustantivo: por ejemplo, bean «judía», plural' interrelllciónentre reglas (más adelante veremos otros), pero si son los deci­
[biYnz], dlHwer «respuesta», plural ollswer [aans~rzJ, bug «insecto», sivos en mostrar la falta de poder de la hipótesis dé simultaneidad.
h
plural tugs [h;;¡gz], card «carta», plural cards [k ardz], key «llave», pIural
keys [k Vz]. Se dan, además, las dos variantes de plural siguientes: 1) si el
.t sustantivo termina en consonante sorda, el plural aparece en [s] en vez de 3.1.2.. Aplicación secuencial
: por ejt~mplo, cop «policía», plural cops [khJps], chief «jde,), plural chicls Dado que, como hemos visto, hay que responder afirmativamente a
[ciYfs], JOck «calcetín», plural socks [sJks]. 2) Si el sustantivo termina en con­ nuestra pregunta originaria (G), la hipótesis de la simultaneidad absoluta es
sonante sibilante, /s,z,s,z,c,lI, se inserta una vocal [i] delante de la consonante insostenible y, de hecho, ninguna de las diferentes teorías que se incluyen
del plural: por ejemplo, bOH «jefe», plural bosses [b)s~], b~sb «arbusto», dentro de la Fonología Generativa la ha defendido a ultranza. Pero, dada
. husbes [busiz], coach «entrenadof», plural maches. (k o Wciz], fudge esta interrelación entre las reglas, existe la posibilidad de formular otra hi­
«tontería», etc., plural fudges [b'iz]. pótesis distinta, pero comparable en cuanto a su fuerza: se trata del Princi- '
Por tanto, para dar. cuenta de Iu. formación del plural, necesitaremos dos pío de reaplícación libre, según el cual, toda regla puede aplicarse libremente
que a grandes rasgos podrían formularse así: 2 • a la salida de cualquier otra regla. Es decir, las reglas se aplican secuencial- .
mente, pero sin ningún tipo de restricción, en el sentido de que se aplican
(1 I) [+obstr] ~ [-sonora)/ (-sol1ora]-­ siempre que la cadena de entrada satisfaga las condiciones. de aplicabilidad
definidas en h\ Descripción Estructural de la regla en cuestión. Esto supone
(12) 0 i / [+estridentc]-- [+estridente] ~¡ una serie de estádios intermedips o representaciones derivadas, hasta que se
obtiene la RF, debido a que ninguna regla es ya aplicable.
La· regla (11) dcsonoriza el sufijo de plural/z/ cllando va precedido de una Es posible que a primera vista parezca un contrasentido el decir, por una
consona.nte sorda, o sea que da cuenta de los casos de (1), mientras que la parte, que esta hipótesis es muy restrictiva y, por otra parte, permitir .que las
(12) introduce la vocal [i] entre la consonante final del oombre y el reglas se apliquen libremente, sin ningún tipo de restricción. Sin embargo
de plural, para dar cuenta de los casos de (2). Ahora bien, hay que esta «libertad" de aplicación es sólo aparente: las condiciones de aplicabili­
observar que los plurales dé (2) aparecen siempre·con [z], aun cuando la dad están totalmente restringidas internamerlte, a partir de la Descripción
. ·consonante final del sustantivo es sorda, como el1 bOJJes [b::>siz] O busbes Estructural de cada regla; las reglas no puede!1 aplíca'rse arbitrariamente,
[busiz]; esto significa que una forma como /b,s + z/ o /bus + zI satisface la sino sólo en el caso de que así lodefin'a la DE. .
DE t<llltb de la regla (11) como de la regla (12). La hipótesis de la simulta- , It
Para poder apre¡:;iar el poder de esta hipófesis, lo mejorsetá que trate­
neidad absoluta predice la aplicación de ambas reglas a estas .formas básicas, . mos de aplicarla a los análisis que acabamos de ver.. En el caso de las reglas
con lo que surgirían las formas incorrectas ;'[b::>sis] y "[busis] con conso­
i,

(9) y (10), no origina ningún problema, ya que permite aplicadas tal como

" nante final sorda. Para obtener las formas deseadas, .[b::>siz] y, [busiz], hemos proponiamos: una forma básica como h/é/lo recibirá primero la aplica­

2.. Ambas reglas son s610 aplicables si las consonantes iníplkadas aparecen en la misma ción de la regla (9) y la forma derivada réswtante, h[ié]lo, recibirá a conti­
. silaba. No hacemos ninguna referencia a este hecho en la formuladón de las reglas, ya que, nuación la aplicació~ de la regla (lO), con lo que dará lugar a h(yé)lo. Por
según las convcncion~s vistas en el capítulo dos, la mención de linde síl~bko es necesaria sólo olra parte, en el caso de las reglas (11) y (12) que nos permitían dar cuenta
cuando la presencia del mismo es pertinente. En el capitulo 2 § 5.1, al hablar del linde de los plur~les.eninglés, sí habrá dificultades, según la secuencia de aplica­
sil:ibkl.l $, nos hemos rderiJo también al proceso de inserción vocálica en el pluraUnglés.
ción que elijamos: dado que una forma como /bus + z/.satisface la DE de

1M
165
r

ambas reglas, si aplicáramos primero la regla (11) de Desono~ización, ob­ cerse entre parejas de reglas. Tras el trabajo de Kiparsky (1968), que fue el
tendríamos la forma [bus + s1, la cual a su vez sati.sfaría la DE de la regla primero en considerar las interacciones entre las reglas, se reconocen los
(12), mediante la aplicación de la cual surgiría la forma incorrecta "[busis]. siguientes tipos de relación.
Para obtener los.resultados deseados, la regla (12) debe aplic~rse antes que
la (11), tal cqmo hemos dicho más arriba, pero la hipótesis de reaplicación
libre no nos permite garantizar que las reglas se aplicarán en esta secuencia. 3.2.1. Nutrición y antinutrición [feeding I counterfeeding]
Como vemos, esta hipótesis es algo más poderosa qué la anterior en Supongamos dos reglas A y B Y una estructura de entrada E. Sí E no
tanto que permite dar cuénta de una de las 'posibles interrelaciones entre las satisface la Descripción Estructural de B, pero la estructura que resulta de
reglas, como.es.la relación existente entre las reglas (9) y (lO), es decir, entre aplicar A a E sí satisface las condiciones para la aplicación de B, se dice que
,reglas, una de las cuales crea las condiciones de aplicabilidad de la otra; ,A y B están enreladón de nutrición; A nutre a B, es decir, es una regla
pero es también restringidá en tanto no puede tampoco dar cuenta de otras hutridora con respecto a B y B es la regla nutrida. Si las reglas A y B se
r~laciones, como las de (b). . aplican en el orden que acabamos de indicar -la regla nutridora antes que
En realidad, la hipótesis de la simultaneidad no ha sido defendida seria· la nutrida- se dice que el orden de aplicación es nu/ridor; pero si se.impi.Je
mente en su versión más fuerte -la de. la simultaneidad absoluta- por . esta relación de nutrición, de tal manera que se ordena la regla B antes de la
ninguna de las teorías de la Fonología Generativa; sí lo ha sido en una regla A, el orden de aplicadón es an/inutridor.
versión más debil, que combina la simultaneidad de la primera hipótesis con Las reglas (9) y (10) arriba consideradas estáp en rela~ión de nutriciÓn,
lasecuencialidad de la segunda: por ejemplo, según Koutsoudas, Sanders y ya que la Diptongación de lél en lié] crea las condiciones para la aplicación
NoIl (1974), las reglas se áplican secuencialmente, en aquellos casos en que de Consonantizadón que convierte lié] en [yé]. El orden de ,aplicación
una ·regla se' hace aplicable gracias a la aplicación previa de otra. regla; pero arriba utilizado, que convierte bléllo en hUé]/o mediante la regla (9)'y a esta
simultáneamente, en aquellos casos en que la aplicación de un¡¡ regla des· forma en h[yé]lo mediante la rbgla (10), es un orden de aplicación nutridor.
. truida las condiciones de aplicabilidad de otra (véase, más abajo, el Princi­ Un caso de orden antinutridor es el utiliz,ado por Harris (1969) en el
pio del aprovechamiento máximo de las reglas). análisis siguiente, Para dar cuenta de alternancias como opa [k]o lopa[s]idad,
i
La hipótesis de la reaplicación libre ha sido defendida dentro de la' sue[k]o 1 Sue[s]ia, místi[k]o 1 múti[s]ismo, Costa Ri[k]a I costarrí[s]emé.
f FGN: véase Vennemann (1974) y.Hooper (1976), q'uienes proponen una bel[g]a I 13é/[x ]íea, allólo [1:]0 1 ana/o [x lía, conyu [g]al I cónyu[x]e, larin [g]os­
éonstricción de' No Ordenación [No-Ordering Constraint], consistente en cOl,?io Ilarin [x]e, IIarris propone la siguiente regla: 4
aplicar las reglas secuencialmente, según sea definida su aplicabilidad en la
DE, sin imponer ningún .orden externo o extrínseco a las reglas. Natural.
mente, respetando esta hipótesis es imposible dar cuenta de los datos del
. (13)
'{1~}1-4 {l~} 1-­ r-con~
tretrJ
b" d'..
alO ciertas con IClones
plural inglés, presentados en (b), mediante un análisis como el que hemos
sugerido; 'ésta es precisamente la razón por la que la FGN defiende dicha
hipótesis: porque limita la capacidad de las gra~áticas o teoría lingüística Por otra parte, como existen muchas palabras en las que aparecen[k] y [g]
general. El argumento básico es parecido al que hemos sugerido al final del ante vocal anterior, Harris (1969: cap. 5)hipotetiza las labiovelares Ik wl o
C::lpítulo anterior: la restr.icción impuesta por esta hipótesis impide formular Igwl en la forma subyacente de dichas palabras; así, que se derivaría de la
. descripciones «opacas».3 Sin embargo, numerQsos análisis de diversas len­ forma subyacente IkWle, quejar de IkWlejar, quien de Ikwlien, guerra de
guas del mqn.do parecen sugerir la' necesidad de mayor laxitud. A continua­ tgWlerra, águila de álgW/íla, etc., mediante una regla que deslabíalice estas
ción hablaremos de hipótesis menos restrictivas, que permiten que las reglas labiovelares. cuando se encuentran ante vocal anterior; .formas como cuando,'
se apliquen en seCuencias' distintas, según lo requieran los datos de cada cual, tregua, etc.. muestran que la deslabializadón no opera ante vo~ales no
lengua. anteriores. Esta regla tendríá, por tánto. el efecto siguiente:

3.2. Relaciones entre las reglas 4. Véase Harris \196910 (l975bJ cap. 3 § 33. Esta es una versión muy poco rigurosa de la
regla, que Harris desarrolla luego en el cap. 6. Los subindices sjtyen, simplemente, para rela·

Como acabamos de ver en § 3.1, pueden darse una serie de relaciones cionar cada segmento de entrad á con el correspondiente de salida. Obsérvese que esta regla d.

entre la aplicación de dos reglas distintas; estas reladones suelen estable- cuenta de la pronunciación seseada, no ceceada, porque ¡-I_rris describe 1_ lengua de México.

Una última observación;. hemos sustituido la denominación del rasgo [postl por [retrl, para
3. Véase también en este CllpÍllllo § 3,4,3. hacerla consistente con nuestra nomenclatura.

167
166
I

1
.'f
r
l'

.
r+Obst~
[~~tJ
(14) W~ 01 Esta regla convierte' [protex +e+o] en la representación fonética [protéxo),
L+tetr J Ahora bien, la representación subyacente Iproteg+e+ol satisface la DE
tanto de la regla (13) de Desv~larización, como de la regla (16) de Trunca­
miento; si aplicáramos la regla (16) primero, la regla (13) ya no sería aplica­
'ble, puesto que la consonante fgl iría seguida de la V posterior 101 que nó
Sin em~rgo, para que estas dos reglas produzcan los resultados deseados permitiría la Desvelarización. Esto quiere decÍ!" que estas dos reglas están en 1
deben aplicarse en el orden (13 )-(14), como enseguida se verá: estas dos !.
relación de privación. Por tanto, para obtener los resultados deseados, te- ~

reglas están potencialmente en relación de nutrición, en el sentido de que la nemos que aplicar las reglas en el orden de aplicación antiprivador:

regla (14) es potencialmente una regla nutridora de la 'regla (13); por tanto,
í
si se apl¡c;tran en orden nutridor, producirían formas incorrectas: a partir de ¡ 1
una forma subyacente Ikwle se obtendría [k]e mediante la aplicación de la
regla (.14). y esta.forma· satisfaría ahora la DE de·la regla (l31. con la

¡
:;\

(17) Iproteg+e+ol
[protex+e+o] Regla ¡
[protex+o] Regla (16)
ción de la cual obtendríamos "h)e. Por ta,'to,' para evitar esta derivación,
Harris las introduce en la gramática en orden antinutridor:
1.

¡,l,

IkWle
~. . 3.3. Relaci,om?s e hipótesis
(15)
. Regla (13): no 'es aplicable .~
[k]e . Regla ( ~ Estamos en condiciones ahora de reconsiderar las pl'eguntas (e) y (G)
que planteábamos al comienzo de este capítulo, es decir, de ver las conexio­

nes que existen entre las distintas hipótesis que hemos discutido en § 3.1 Y

3.2.2. Privación y antiprivación [bleedinl!, I coul1ter-bleedll1g] .


las posibles relaciones que existen entre las ·distintas reglas de la gramática,

Supongamos dos reglas A y B Y una estructura fonológica de entrada E. Si


i~ tal COl11o las acab&mos de presentar. . .
E satísfáce la Descripción Estructural de ambaneglas, Y'si ia aplíéación de A
:1 La relación de nutriciÓl1 es incom'patible con la hipótesis de simultánei­

a E da lugar a una estructura que ya no satisface las condic.iones para la at;1li­


dad absolu~a: así lo hemos visto en el ejemplo de las reglas (9) y (tO), La

!. cación de S, se dice que A y B están en relación de privación. A es una regla


regIa (9) es nutridora y la regla (LO) es la regla nutrida; por tanto, si t0l11a­

privadora eón respecto a B, y B es una regla privada. Si las reglas A y B se


i aplican en el orden que acabamos de indicar -primero la regla'
mos una forma subyacente h/étlo sólo la regla (9) es aplicable. Por otra

parte; la relación de nutrición, como ya hemos indicado en § 3.1, no plantea

l antes que la regla privada- se dice que el orden de aplicación es privado/';


pero si se aplica primero la regla privada y luego la regla privadora, es decir,
problema a la hipótesis de reaplicación libre, ya que en ella las reglas

se aplican secuencialmente, según van siendo aplicables,

B' antes que A, el orden de· aplicación es antiprivador.


La relación de 411lil1utriciÓI1 no plantea ningún problema, en cambio, a la

Las reglas-(lll y (12) arriba consideradas están en relación de privación, .


hipótesis de simultaneidad, haciendo la salvedad de que en dicha hipótesis

ya que ambas SOI1. aplicables a una forma subyacente Ibus+zI, pero la aplica­
la~ reglas no se aplican en un «orden», por lo que no tendría sentido hablar

ción de Inserción de ti] impide la ulterior aplicación de Desonorización. Este


de «orden de aplicación antinutridof»; pero sí podemos hablar de una rela­

es precisamente el orden. de aplicación sugerido arriba, la regla (12) antes


ción antÍl1utridora, si es que ÍI11pedimos de alguna manera que la relación

que la (11), es decir, un orden privador.


nutridora potencial se realice. La hipótesis de simultaneidad es precisamente

Como ejemplo de orden antiprivador, veamos el análisis. que hace Harris


un medio de impedirla. Tomemos el ejemplo de las reglas (13) y (14) que

(1972) de ciertas formas verbales, comoprolejo o proieja; la raíz verbal que


veíamQS arriba. Como las reglas se aplican todas en un bloque, una forma o

él les atribuye es /proteg-I con IgI final, la cual aparece ensordecida en pala­
.f
bien satisfará la DE de la regla de Des\lelarÍzación (13) o de la regla de

bras como prolc[k)cíÓI1, prole[k]/or, etc. La vocal temática de un verbo de la


Deslabialización (14), pero no de ambas a la vez, por lo que sólo una de las

segunda conjugación como proteger es./e/; por tanto, la forma de l.a pers.
reglas podrá aplicarse, consiguiéndose por definición un tipo de aplicación

singular,prote[x]o ~e deriva de una forma básica Iproteg+e+o/, que la regla


antinuiridor: p. ej, Ikwle se convertiría en [k]e'por la regla (14), mientras que

(l3)convierte en [protex+e+o), por Desvelarización de lit ante Vocal ante­


misti[k]úmo se convertiría en misti[s]ismo por la regla (l3). Es por estas

rior,Por otra parte, hay una regla de Truncamiento, que elimina la Vocal
mismas razones que la relación de antinutrición es incompatible, por otra.

temática, bajo las siguientes condiciones: .


con la hipótesis de reaplicación libre, ya que no podría impedirse que

resultant¿ de la aplicación de la regla (14), se sometiera a continuación·

V~01+--+ V
1\'·
~i~
168 ;~1
,~ 169
f
t.
a la aplicaci{>n de (13), dado que satisface la DE de esta regla, con lo que ción, ya que una forma básica o bien satisface la DE de, una regla o bien
surgiría la forma incorrecta 1'[S]e. satisface la de la otra regla, y no se establece ningún tipo de relación entr~
Tambiél'1 la, relación de prú:adón es incompatible con la hipótesis de ambas (véase el ejemplo de las reglas (3) y (14). Esta incapacidad para
simultaneidad. Como para que dos reglas estén en relación de privación, establecer relaciones entre reglas y para dar cuenta, por consiguiente, de la
ambas deben ser aplicables, no habría manera de impedir que se aplical'an. mayoría de datos que hemos planteado es lo que nos ha hecho abandonar la
las dos simultáneamente, Ton;emos, por ejemplo, las reglas (11) y (12) del hipótesis de simultaneidad absoluta, , ,.
inglés, vistas arriba, y una forma básica como Ibus+z/: dado que tanto la Ahora bien, si las reglas no pueden aplicarse simultáneamente, han de ha­
regla (11) de Desonorización como la regla (12) de Inserción de [i] son cerlo secuencialmente, o bien en una combinación de ambas modalidades. Den­
aplicables a esta forma, el resultado dentro de la hipótesis de simultaneidad tro de la ~plicación secuencial libre, hemos visto que podíamQs definir relacio­
sería la forma incorrecta *[busis]. Por otra parte, la hipótesis de reaplicación nes de nutrición solamente, Las relaciones restantes, ,de antinutrición; de
. libre 'también entraría en conflictó con la relación de privación: para que privación y de antiprivación exigirían que se estipulara determinado orden de
estas dos reglas ;e aplicaran a la brma Ibus+zl. en relación de privación, aplicación, con lo cual ya no tendríamos «aplicación libre», sino «controlada».
tendrían que aplicarse en la secuencia: primero la regla (12), lo que hace a la En con~lusión, para dar cuenta de todas estas relaciones -las cuatro-­
regla (11) inaplicable; pero para asegurarnos de que éste es el orden en que ,tenemos que postular una hipótesis menos fuerte, de aplicación secuencial
se aplican, hay que estipularlQ, con lo cual ya no estarnos dentro de la ordenada. Sin embargo, la ordenación no será igual para todas las ¡e1ado­
tesis de reaplicación libre, sino que se trata de una reaplicación controlada, nes, sino que tendremos dos tipos de ordenanciÓn: una que dará cuenta de
con un or'den estipulado, que es lo que se llama «orden extrínseco». la relación de nutrición y otra que dará cuenta de las tres relaciones restan­
La relación de antiprivaciólI es compatible con la hipótesis de simulta­ tes, antinutrición, privación y antiprivación. La prim~ra se llama ordenación
neidad, dado que en' dicha relación se aplican ambas reglas a la forma bá­ intrínseca y la segunda ordenación extrínseca.
~ica, Tomemos, por ejemplo, el caso de las reglas (13) de DesveJarización y
(16) de Truncamiento, ambas aplicables a una forma como Iproteg+e+o/:
como queremos obtener el resultado [protexo], se aplican ambas reglas a la 3.4. Orde;l1aciól1 il1t,fmeca )' ordel1ación extdnseca
vez, En cambio, la hipótesis de reaplicación libre entraría también en con­
flictocon esta relación, como entraba en conflicto' con la de privación: ten­ Ordenación ú,t1'ÍlISeca es aquella que se define a partir de la descripción
dríamos que 'estipular que las reglas (13) y (16) tienen que 'aplicarse preci­ estructural (DE) de las reglas. Se dice que las reglas están ordenadas intrín­
, samente en este orden antiprivador, es decir, la regla (13) de Desvelarización secamente, si el único factor que determina su aplicación es la información
antes que l~ (16) 'de Truncamiento de la vocal, para que ambas sean aplica, contenida en la DE de las mismas. Ordenación eXtrínseca es la que se espe­
bIes. Si no se estipula este orden, corremos el riesgo de 'que las reglas se cifica independientemente de la DE de las reglas. Normalmente, se dice que
apliquen en' el orden inverso, es decir, primero la regla privadota (16), con las reglas están ordenadas extrínsecamente si alguna estipulación especial
lo q'ue se produciría la forma [proteg+oJ, a la cual ya no podría aplicarse la impide que una regla se aplique a una forma que satisface su DE (casos de
'regla privada (13), puesto que esta forma no satisface ya la DE de la regla. antinutrición y privación) o especifica la secuencia de aplicación entre dos
Pero, nuevamente, como decíamos respecto a la relación de privación, si , reglas que son ambas aplicables (caso de antiprivación).
'hemos de estipular el orden de aplicación, ya no se trata de un Principio de Tal como apuntábamos al final del § 3.1, existen distintas tendencias
reaplicación libre, sino de un Principio de aplicación controlada mediante dentro de la Fonología Generativa, que se caracterizan'por el tipo de orde­
«ordenaciÓn e x t r í n s e c a » . . ' nación que permiten en la teoría lingüística. Por una parte, la' F~nol~gía
Resumiendo, podemos decir que la hipóteSIs de simultaneidad absoluta Generativa Natural (f'GN) sólo admite la 'ordenación intrínseca: una regla
solamente tiene la capacidad di: dar cuenta de la relación de antiprivación, ,se aplica síempre que su DE se satisfaga; con ello, el únko tipo de relación
que reformulada dentro de esta hipótesis querría decir simplemente que una del que se quiere dar cuenta es la reladón de'nutrición. Jodas las demás
forma b4sica que satisface la DE de dos reglas, se somete a la aplicación de reladones entre reglas quedan excluidas, por permitir análisis demasiado
,ambas a la vez. 5 Si bien, como acabamos de ver, dicha hipótesis no entra en abstracdonistas, Tomemos, por ejemplo, la relación de antinutridGn: según
conllicl:O con la relación de antínutrición. tampoco la plantea como tal rela­ Hooper 0976: 5955), el' indúít en su teoria este orden de aplicación antinu­
tridor entre las reglas (13) de Desvelitrizadón y (14)' de Deslabííllización,
5, En realidad, las relaciones entre las reglas, tal ,como las hemos presentado en esta sec­
permite a lIarris un alto grado de abstracdóri, como es la hipotetización de
ción, están formuladas desde una hipótesis de secuendalidad, y, <:01l~etamente; de ordenación'

'r
extrínseca, Ello no esc"sual, y~ que como estamos viendo, la hipólesis de simuh~neidad no es
'~apaz de establccc~ casi ~ingun. relación ~ntre las reglas, .
los segmentos labiovelares Ikwl y Igwl en el sistema fonológico del español.
Por tanto, Hoope'!- sost·jene que todos los análisis hechos en términos de'
¡

I{O 17J

, .
~
tf4 '
r,
orden antinutridor deben volverse a analizar sobre otras bases. El orden es decir, dos reglas en orden antrinutridor tendian a reorde­
antiprivador támbién queda excluido de I~ FGN porque permite des~rip­ narse en una secuencia nutridora, mientras que dos reglas en orden privador
,¡ .ciones demasiado abstraccionistas. El orden privador, si bien se considera tendían a reordenarse en una secuencia antiprivadora, A partir de estos he­
que nO adolece del abstraccionismo de los otros dos, se resuelve sobre otras, chos, Kiparsky supuso que los órdenes nutridor y antiprivador son más na­
bases,s .
! .
turales que el antínutridor y el privador, porque permitían una mayor

~;ra parte, la Fonología Generativa Transformacional (FGT), desde zación de las reglas de la gramática. La tendencia de las lengúas en su histo­

Halle (1962) y mayormente desde Chomsky y Halle (1968) en adelante, ad­ ria seria hacia estos órdenes naturales.

mite el Principio de ordenación extrínseca, con diferentes matices. Los ar­ ,Sin embargo, se ha objetado que esta correlación entre aprovechamiento
gumentos que se han dado en favor de la ordenación extrlnseca de las reglas máximo de las reglas de la gramática y naturalidad es dudosa, ¿Sobre qué
son fundamentalmente de'dos tipos: empiricQs y form~les. Desde un punto· razones físicas o psíquicas podría fundamentarse, tal correlación? Pero sí
de', vista empírico, se han presentado análisis de· dialectos distintos, cuyas hay razones psicolingüísticas que permiten explicar la preferencia del orden
gramáticas contiener¡. las mismas reglas, pero aplicadas en orden distinto; nutridor sobre el antinutridor;.la ordenación antinutridora produce excep­
véase, ,p.ej., Halle (1962), Por otra parte, se han descrito ciertos cambios ciones a la regla nutrida, es decir, secuencias fonéticas que contradicen o
. históricos como cambios en el orden de aplicación de las reglas; véase Ki­ violan la regla nutrida. "véase el caso de las reglas (13) y (\4): una forma
parsky (J%5) , Desde un punto de vista formal, se ha argüido que las grá~ superficial que [ke] cohtradice la. existencia de la regla (13) de Desvelaríza:
máticas pueden simplificarse de manera significativa, si se impone un orden ción ante vocal anterior- y las excepdones son más difíciles de aprender "
d"
:f de aplicación a la~ reglas; véase, p,ej., Halle (1962). Este último argumento,' .;¡, que las formas regulares, Por tanto, los cambios históricos de orden antinu-'

i ~. tridor a orden nutridor pueden explicarse como cambio de la irregularidad a

sin embargo, pierde' valor, si se considera que a"las estipulaciones de orde­


~i
'1, nación extrínseca, por ser enunciados propios de las gramáticas de las len­ ;r;~ la regularidad. i

¡i guas particulares, debe asignárseles un costo; por tanto, 'Ia simplificación )i En cuanto a las (Hdenaciones privadora y antiprivadora, no está tan clara

'·'1 .
que se consigue en la formulación de determinada regla, tiene su contrapeso la preferencia por la segunda en las lenguas del mundo; se ha visto que hay
~t: en la necesidad de especifiéar un orden aplic~ci6n, ,. casos en los que una ordenación privadora es más natural que la antipriva~
El principio de ordenación extrínseca, aun cuando la mayoría de fonólo­ dora (ver, p.ej" KenstowÍcz y Kisseberth, 1977: 1615, así como Hooper~
~~
gps' lo admiten, es evidente que debilita mucho la hipótesis sobre, la estruc­ 1976: 64ss), El ejemplo de '105 plurales en inglés constituye uno de estos
tura' fo'nolÓgica de las lenguas, en el sentido de que deía a las gramáticas de '\c casos: no tiene nada de extnlño que la regla (11) de Desonorización no' sé
" las lenguas particulares la libertad de estipular el orden de aplicación de las aplique al sufijo fzl en fbus+zf, dado que esta secuencia f'S+zI no aparecerá
1I como tal en la representación fonética final, debido a que la aplicación de la
reglas, Por" ello, se ha intentado descubrir principios que regulen o restrinjan
iV esa libertad de ordenación, de las gramáticas particulares, Es decir, se ha regla (12) de Inserción de [i] deshace el grupo c.onsonántico; este orden de
j~ aplicación privador permite un"a mayor regularidad en la realización del su­

!~
intentado formular principios universales que limiten d orden extrínseco de
las gramáticas particulares, con lo que se refuerza o restringe la hipótesis del iU fijo de plural, que aparece como [s] sorda sólo tras consonante sorda y como

~,l [z] en todos los demás casos, es decir, tras sonidos sonoro~, ya seah éstos

lij modo de aplicación de las reglas. (Algunos de estos p~incipios se refieren al ,


,jI:

ciclo', y los consideraremos en la sección 4.) A ~ontinuación veremos algunas consonánticos o vocálicos, Si las reglas (11) y (12) se aplicaran en orden

¡~
propuestas que si bien admiten la ordenación extrínseca, tratan de prede­ antiprivador, en posición postvocálica e! sufíjo de plural ap.arecería unas

cirla, en parte, mediante principios universales. veces sonoro (p,ej" sofas [soW,fiz]) y otras sordo (p,ej" *[búsisJ), Por otra

parte, posteriormente, Kiparsky (1971) ha re interpretado sus ejemplos de

3.4.1. Principio del aprovechamiento máximo de las reglas orden prlvador a orden antiprivador como motivados por una tendencia de

Kiparsky (1968) observó que las ordenaciones nutridora y amiprivadora las lenguas a regularizar paradigmas morfológicos.

servían para aprovechar al máximo las reglas de la gramática, en el sentido Desde un punto de vista formal, se ha objetado que el principio de
de que si dos reglas son aplicables en orden nutridor o antiprívador, ambas. máximo aprovechamiento de las reglas está en contradicción con otros as­
reglas se aplican; las ordenaciones antínutridora y privadora, en cambio; pectos restrictivos de! modelo de gramática adoptado por Kíparsky, Hay dós
impiden que una de las reglas se aplique. Y a la luz de sus análisis sobre principios, tácitamente aceptados por él, 'que restringen e! aprovechamiento
ciertos· cambios históricos, concluyó que siempre que se daba un reordena­ de las reglas: a) todas las reglas do la gramática se aplican en una secuencia
miento de las reglas de la gramática, éste tendía hacia los -órdenes nIJúicx)r o prescrita, es decir, si dos reglas se aplican en un orden determinado a una
RS, ~e aplic~n en ese mismo orden a todas las demás RS; pero hay pare;jas de
reglas que se aprovecharían mucho más si se ¡5ermitíera que se aplicaran en
6. Véase Hooper (1976) cap. , § ",' cap, 7 § 7,}" Y cap, 8 § 8,'.

172 173
i, ( cipio de Precedencia de Inclusión, la forma /ake/J sería ~usceptible de reci­
bir la aplicación de la re$la (19), dado que satisface su DE. En realidad, este
órdenes diferenteS a diferentes formas básicas; b) cada regla se aplica una
principio coincide con el principio de ordenación disyuntiva --,-que hemos
sola vez (en cualquier ciclo dado, para aquellas 'reglas que son cíclicas).
visto en el capítulo 2, bajo el número (155)- referido a distintas paltes de
cuando hay casos en los que las reglas se aprovecharían más si se permitiera
una regla; por el que se aplica primero el caso más específico y a continua­
su reaplicación, '
ción el más general. '
Debido, a éstas y otras críticas 'y especialmente a la falta de claridad en
cuanto 'a. cuáles son los órdenes más 'naturales ---el nutridor resulta clara­
~.4.2. Teoría de la ordenación local·
mente más ~at'urai que los otros, pero ¿qué pasa con el. privador y el an'tipri­
Anderson (1974) sostiene que el ordenar las reglas de manera lineal es
vador?- Kiparsky (1971) abandona este principio e,introduce otro, que
un ~upuesto de la .mayoría de las teorías fonológicas, no una conclusión
verc:mos en § 3.4.3, más sensible a las formas superficiales que se generan,
'fune.lmentada: siempre que se habla de las relaciones entr~ reglas, ello se
que a las relaCiones abstractas entre las reglas. Por otra parte, Anderson
refier' a las relaciones entre parejas de reglas. En realidad, concluye Ander­
(1974) adopta el principio del aprovechamiento máximo de las reglas y lo
, son, h ordenación que se establezca para I!,!s dos reglas de una, pareja de
empuja a sus' consecuencias lógicas: trata de superar la contradicción que
reglas L~ if.ldependiente de la ordenaCión en relación. a otras parejas de rc­
apuntábamos en el párrafo anterior entre dicho principio y.los supuestos
restringido res del aprovechamiento de las reglas, mediante el abandono de glas. Perlo además, aplicando el prin~ipio de la utilización máxima de las
reglas, sos iene que la relación que, se establece para las dos reglas de la
estos últimos. Antes de ver la propuesta de Anderson, que presentaremos en
pareja' resplcto a una representación subyacente es in~ependiente de la or­
.§ 3.4.2, veamos la versión más fuerte del Principio del aprovechamiento
máximo de las reglas, propuesta por Koutsoudas, Sanders y Noll (1974). Qenación qm. se establezca para esas mismas reglas respecto de otra repre­
Según Koutsoudas, Sanders y Noll, toda ,regla debe aplicarse a toda re­ sentación subya':·ente. Así, las reglas A y B podrían aplicarse en el orden A-B
. a la forma a y en el orden B-A a la forma b.
presentación que satisfaga su DE. Con este principio 'incluyen la relación
La denominaciLln de «orden loca),> hace referencia a que la relación de
nutridora y excluyen tanto la antinutridora como la privadora, en lo que
coinciden con la FGN. Pero admiten también I3 relación antiprivadora, ordenación existente entre dos reglas se especifica individualmente para una
forma dada, y no paL' la totalidad de la gramática. La' manera como se
permitiendo que dos reglas se apliquen simultáneamente en aquellos casos
asigna la relación de ordenación a las regl~s dehtro de este modelo de gni­
en que una representación satisface la DE de ambas.
mática es doble: a) por un,) estipulación explícita de ordenación o b) por la
Hasta 'aquí, po'dría considerarse que Koutsoudas, Sanders y NolI aceptan
sólo la ordenación intrínseca, ya que según su versión fuerte del Principio de relación «natura),> de ordenación. La primera depende de cada lengua en
aprovechamiento máximo de la~ reglas, éstas se aplican siempre que sea particular, mientras que la segunda trata de establecerse universalmeñte.
posible, ya sea secuencialmente, simultánea~ente o iterativamente. Pero in­ Anderson, 'por tanto, acepta el orden extrlnseco particular a cada leng!Ja,
troducen también el orden extrínseco, si bien restringido universalme~te y pero trata de restringirlo mediante un principio general que enseguida ve­
no libremente manipulable por las gramáticas particulares, mediante un remos. A pesar de esta restricción, su hipótesis es mil:; laxa o menos fuerte
principio que denominan de «PrecedenCia de Inclusión» [Proper Inclt/Jion que cualquiera de las anteriores, ya que además de admitir tanto el orden
Precedefice 1 el cual determina que si la DE de una regla A incluye propia­ particular como el universal, no restringe la ordenación en Una secuencia
mente la DE de u~a regla B, entonces' la regla A se aplica primero, Un lineal, sino que permite que cada pareja de reglas defina su ordenación en
ejemplo que ilustra este principio lo constituyen las dos reglas siguientes: relación a cada forma básica.
El principio mediante el cual Anderson define la «ordenaCió'n natura!»
(18)
(19)
Despalatalización final: A --> l / - -
Deslateralización: A --> y
*' está en la línea de Kiparsky, al considerar que Ic)s «órdenes naturales» son el
nutridor y el antiprivador, y dice lo siguiente:

presentadas por Saporta (1965) para describir el español de Latinoamérica, (20) Dada una pareja de reglas con dos posibles órdenes de aplicaCión,
La DE de la regla (18) incluye propiamente la DE de (19), por lo que la , si sólo uno de ellos es nutridor (mientras que el otro es no nutri­
primera debe aplicarse antes que la segunda; así, la forma subyacente /ake/J dar o neutro) 7 el orden nutridor es el.natural; si sólo uno de los
recibe la aplicación de la, regla (18). lo que produce [akel). forma a la que posibles órdenes es privadot (mientras que el otro es no privador
(1'9) no es ya aplicable. En cambio, la forma /akeAos/, no puede recibir la o neutro) el otro orden es el natural (ya sea antiprivador o neutro).
aplicación de (18). por no estar //J en posición final d~ palabra, mientras que
sí recibe la aplicación de (19), con lo que surge la forma [akeyosl, que 7, Se dice que el orden de dos reglas es neutro si no se da entre ellas ninguna de las
corresponde a la pronunciación yeísta; nótese que si no se estip~lara el Prin­ relaciones antes definidas de nutrición ni privación.

174 175
~
,1 Según este principio. si una pareja.de reglas se aplican a uria forma dada una forma como [ke] nos hace plantearnos la primera pregunta, es
q en orden «natura!», no hace falta especificar en la gramática ninguna rela- . decir, ¿pór qué no se ha aplicado la regla (13) a esta forma? En cuanto a la
ordenación privadora, tampoco produce opacidad: p.ej., una forma como
dón de ordenación. Sólo los órdenes no naturales deben ir expl.í:citamente
1( especificados en la gramática de la. lengua en cuestión. [busiz] no representa ningún problema para la regla (12) de Inserción de
. La teoría de la ordenación local no ha recibido aceptación general. Por como tampoco lo representa' para la regla (11) de Desonorización, porque
d un lado, son pocos los ejemplos que hastá ahora han podido ac;ludrse para [z] no cumple con las condiciones para la aplicación de esta última. La
confirmarla empíricamente. 8 Por otro lado,' Anderson parte del supuesto ordenación antiprivadorasí produce opacidad: dadas las reglas (13) de Des­
¡! (introducido por Kiparsky) de que los órdenes n~tridores y no privadores velarización y (16) de Truncamiento de la vocal temática, una forma como
son más naturales; sin embargo, hay muchos casos de órdenes privadores [protéxo] hace que nos preguntemos por qué se ha aplicado la regla
;-'
t ~ 'parecen ser más naturales que los antiprivadores, en el sentido de que dado que la consonallte desveIarizada no sé encuentra delante de vocal ante­
no producen opacidad. . rior,
Según Kiparsky (1971). la interacción natural de una pareja de reglas es
!{'

ij .. 3.4.3. Principio de minimización de la opacidad

Kiparsky (1971) formuló el siguiente Pril1cipio de opacidad (al final del

capítulo 5, hemos intr.oducido la primera parte de este principio):


que se ordenen en la secuencia que minimice la opacidad. Por tanto, a dife­
rencia del principio de máximo aprovechamiento de las reglas que conside­
raba el orden nutridor y el antiprivador como naturales, este principio de
J~ minimización de la opacidad sostiene que las ordenaciones naturales son la
(21) Dada una regla A -)o B I e, se dirá que es opaca en la l1utridora y la prív'adora. .
ti medida en que 1) hay contraejemplos fonéticos a la misma, es
.En contra del principio de minimizació'n de la opacidad, algunos
d . decir, aparecen Aes en el contexto e, o 2) existen Bes derivadas
argüido que, si es cierto que los órdenes naturales son los que este principio
de A mediante la regla, que aparecen en un contexto distinto de
predice, ¿por qué hay tantos casos de ordenaciones "no naturales» en las
11
c.. lenguas del mundo? Por otra parte, se ha dicho (Véase Kenstowicz y Kis5e­
,1: berth, 1977, cap. 4) que el principio es tendencioso en tanto sólo toma en
En otras palabras, una regla es opaca (~o transparente) en la medida en cuenta el aspecto fonético del lenguaje, y pasa por alto el polo semántico.
4 que existen formas fonéticas que hacen que nos preguntemos: 1) ¿«por qué Fonéticamente, lo natural es que los procesos fonéticos regulen el habla,
~I no» se ha'aplicado la regla, ya que se daba el contexto para su aplicación? o pero semánticamente lo natural es que la relación significado-forma sea
2) ¿~(porgué» se ha aplicádo la regla, dado que no se satisfacía el contexto constante. En este sentido, Harris (1973) presenta ca~os de ordenación anti- .
~. [Jara su aplicación? . nutridora que contribuyen a una mayor regularidad de los paradigmas ver­
·¡i., Dentro de este esquema, la ordenación nutridora no produce opacidad; bales (véase, más abajo, la derivación 24) y considera inade~uadí.l la teoría
véase. p.ej., nuestro ejemplo de las reglas (8) y (9): una forma como [yémal. fonológica actual, en tanto no es capaz de incorporar la noción de «regulari­
l! es compatible con la aplicación de las reglas de Diptongación y de Conso­ dad paradigmática» y ásignarle el valor psicológico que posee. También se
J nantización en este orden, El orden antinutridor, en .cambio, sí produce t ha argüido que el orden antiprivador. por otra parte, si bien fonéticamente
11,
opacidad: dadas las reglas (13) de Desvelarización y (14) de Deslabializa­ ¡ produce opacidad, permite ciertas regularizaciones de paradigmas morfoló­
~ gicos. Kaye (1974) y (197.5). por ejemplo, argumenta en favor de la ordena­
," 8.' Barrís (1975b: Apéndice D) ha aducido un ejemplo de ordenadón local para el casle· ción antiprivadora y antinutridora respectivamente, porque ambas permiten
~ . llano, qúe tiene que ver con las reglas (U) de Desvelarización y (16) de Truncamiento. Más mayor recuperabilidad de las formas básicas .
•rriba hemos visto que para dar cuenta de [protéxo) a partir de Iproteg+e+ol estas
~ debían ordenarse de manera que la de Desvelarización precediera a la -de Truncamiento, es' ~¡
decir, (1) ameS que (6). Pero estas mismas reglas tienen q'!e ordenarse al revés, para dar.
{¡,
Problema: La regla (9) de Diptongación debería ser aplicable también ~
~~ ¡:, cuenta de bago o digo a partir de Ihak+e+of y Idik+i+ol respectivamente; tal ('Dmo muestra la \i las alternanci'ls bOl1dad./ bUeIlo, morir Imllerc. etc., 'por lo que, informal­
ti
't
f siguiente derivación: . mente podríamos reformularla así (véase Harris, 1969, cap. 6, para una
fonhulación): .
h.k+e+o dik+i+o

~f o Regla (16) Truncamiento'

"
hago
Regla (J3) Desvelarización

. Otras reglas --lo


j ye. }
11 1/ .[+ac~ntoJ 'bajo ciertas condiciones
we

.I
, ordén 'que vimos ,ames, producirían las formas ineo­
Si estas reglas Se aplicaran en el
(~ rrectar • ha[&Jo y • di[s]o. Dada la regla. (14) de Beslabialízación. que como hemos visto cambia Ik\\' él
, ~~;

176
~~
177
"

l'
.;.
,r

en [keJ, ¿en qué relación, están las reglas (22) y (l4)? ¿En qué secuencia Probli!'1110; Se ha propuesto en castejJano .....n ... rC,fiJJ .. dé ."-"1;..1"'_;6 .... d'k.' /cJ/.
deben ordc;na'rse esta pareja de regl~.5) teniendo en cuenta especiatlflcflce bajo ciertas condiciones adiCionales, para dar cuenta de alternandas del
alternancias como con lar I cuento [kontár) J [kwénto]. colar I (uelo [kolár) I tipo pie, apearse I pedal, pedestre; raíz I radlcula, erradicar.. creer I crédulo,
[kwélo]? credibilidad; caer I cadenda:

50/~ciól1: Las regla's (22) y (14) están en relación potencialmente nutrí, (26) d -> 0JV--V bajo ciertas condiciones'
dora, ya que la salida de (22) satisface la DE de (14), Por tanto, deben
aplicarse en ordenación anlinulridora, es decir, la regla (14) debe maennrse Por otra parte, Poley (1967) y lIareis (1969: cap. 9) han .propuesto una
antes que la regla (22), para que la representación lkwénto]. resultante de regla de supresión de lel en posición final de palabra, si va precedida de
aplicar la regla (22) a la forma subyacente IkónlO/, no se someta a la determinadas consonantes; en la versión de Harris (1969), las consonantes
ulteri,or.aplicación de (14), con lo que surgiría la forma incorrecta "[kénto), que condicionan la elisión de lel final son las dentales y alveolares sonoras
,así como *[kélo] en vez de [kwélo], Véase, para mayor claridad, la siguiente
como la regla (27) indica: {+cor}'
derivación:
(27) e -> 0I V + ant bajo éÍehas
(23) Ikó~tol +son * condiciones
Regla (14): inaplícable
(kwéntoJ . Regla (22) Dadas formas básicas como Ikred+e! de cree y Ikad+el de cae, la regla (27)
de Elisión de le! final les sería aplicable, según lo dicho el capitulo 2 § 5 en
Problema: Hemos 'visto que las reglas (13) de Desvelarización y (16) de sobre convenciones (esto es, aplicable a pesar del, linde morfológico exis·
Truncamiento de la Vocal temática deben introducirse en este orden anti· tente entre la raí? verbal y la vocal temática), ¿Mediante qué tipo de orden
privador -la regla (13) antes que la (16)- para poder generar una forma se evitaría la aplicacióhde la regla (27) a estas formas?
verbal de la 2,· conj., como prolejo (protéxol, a partir de la rep'resentación
subyacente Iproteg+e+o/. Considérese; ahora, una forma verbal de la Soluciól1: Las reglas (26) y (27) están en relación de privaciÓn con res·
l.a conj" 'por ejemplo, la La pers, sg. Pres, Subj, Jaqúf [sáke), cuya repre· pecto a formas como Ikred+ely Ikad+e!: ambas formas satisfacen la DE de
'f sentación subyacente' es Isak+ a+ el. (Se aplican las reglas (l3) y (16) a esta amhas reglas, Por tanto. para evitar la aplicación de (27), habría que asiS'
narles el orden privador siguiente: 9
forma subyacen.te en el mismo,orden que antes? ¿Es la relación entre am·
bas reglas antiprivadora aquí también?
kred+e kad+e
SO/lIción: En efecto. las reglas (13) y (16) deben ,aplicarse en la nlisma , kre +e ka +e Regla (26)
secuencia que antes:Veamos la derivación: . Regla (27): no es aplicable

(24) Isak+a+e! Problema: En francés el femenino de los adjetivos se forma añadiendo


Regla ( 13): no es aplicable I~I a laraíz del adjetívo: p,ej,: mase. meilleur [mt:yoorl «mejon" fem, mei·
{sak+e) Regla (16) , lIeure [mEyéer;,J. masc, mor/el (nlJn;Íl) «mortal». fem. mor/elle
[m;¡rtÉI;¡], mase. Cree (grÉk) "griego»,fem. Crecque [grÉkI;¡). Se dan, ade·
si bien la secuencia de aplicación es la misma, la relación entre .ambas más, una serie de procesos morfofonémicos que: producen variaciones'
reglas respecto a una cadena· de entrada como la que est~lllos viendo no es como las siguientes;
privadora, sino potencialmente nutridora, por lo que el orden aquí es o/lli·
J1l1lrid~r. En efecto, si aplicáramos las dos reglas en orden inverso, obten· (28) Mase. (posE) «proximo» Fem, (pDsÉn;¡)
dríamos la forma incorrecta <'[sase), ya que la salid,a de la regla (16) nutriría [b:;) «bueno» [blrbJ
a I~ regla (13): [pEyzá) «campesino» (pEyzán;¡)
[katalá) «catalán» (katalán;>]
(25) Isak·+a+e!
sak+e Regla (16)
Regla (13) FormulJr los procesos de Nasalización de la Vocal y Elisión de la Conso·
"[sase)
nante Nasal que permitan dar cuenta de (28), .Indicar en qué relación se
Nótese que, tal como hemos dicho al definirlas, estas relaciones entre reglas encuentran éstas reglas, asl como en qué tipo de orden deben aplicarse,
se establecen siempre referidas a ·una representación fonológica E, de en·
trada. a las reglas, Este ejemplo es ilustrativoal
respecto 9. En realidad, estas dos reglas son múruamente I'rivadoras, ya que la aplicación de (27)
privaría también l. regla (26), por no encontrarse ya la IdI en posición imervocálica,.

178 179'
,t
~ "

",
Q'l
Snlucióll;' Las reglas (29) y (30), someramente formuladas, darán cuenta
de dichos procesos:
(33) [kám] . «camp?" [bmpÉl]
[pún] «punto» [puntÉI]

r+con~
[báT)) "banco»,
v~ ~f~saJ /
[b;¡¡)kÉt)
" (29) Nasalización: rnasa~
'"' [gú~] «gusto» [gustÉt]
'I'! [m~lál] «enfermo» [m;¡l~ltÉt]
[:> r] ,;huerto» [urtÉt]
Ti '(30) Elisión de Cons. Nasal: r+con~ ~ 0 / - - # [sé Ip] «serpiente»
«disco»'
[prpÉt;J]
~i tnasa~, [disk) - [diskÉt]
[kórk] «carcoma» [kurkÉt]
~(cako»
1 ! Estas reglas están en relación de privación y deben aplic¡lrse en el orden
[blkÉt]
[tri:S9:!f] ('triunfo» [triuWfi:t]
q al1liprivador (29) antes que (30), de lo contrario se elidiría la consonante pI. [p::\ts) «potes» [putÉts]
nasal antes de que se hubíe'ra producido la nasalización de la vocal, con lo
'4 t cual obtendríamos formas U;correctas, como ."[pr,)sÉ] o "[b5),
Observació/I: Quienes están en contra del orden extrínseco han suge­ formular la regla que simplifique los grupos consonánticos, para dar
H rido que reglas de este típo no tienen p.or qué, ir ordenadas, ya que refor­ cuenta de la primera columna de (33). ¿En qué relación de ordenación
e~tán las reglas (32) de asimilación nasal y la,de simplificación de grupos
~i¡ ,mulándolas puede evitarse la especificación de ordenación, Así, la regla
consonánticos, teniendo en cuenta que la regla de asimilación nasal afecta
(30) podría formularse como (31),
~, también a algunas de las formas contenidas en estos datos (concretamente

G~sa]
las tres primeras y la penúlti~1i1)?
f+consl ..... 01 -'-#
tI rnasa~ , SoluCIón: Dado que las consonantes que se eliden en las fQ{mas de la
'1 1
con lo cual quedada intrínsecamente ordenada en relación a (29), ya ¡liJe
primera columna son oclusivas -las frkativas no se eliden como lo indican
los dos últimos ejemplos- y homorgánicas con la consonante anterior, ya
1\ seria imposible elidir la consonante nasal hasta haber nasalizado la vocal.
sea ésta una nasal, una obstruyente o una líquida, la regla'tendría, 3 grandes
Nótese, sin embargo, que la formulación de (311 es' más compleja que la de rasgos, la forma:
.{ ,
DO), en el sentido de que repite parte de la información contenida ya en la
«1 regla (29), Casos de este tipo son los utili;r,ados por quienes argumentan
que la ordenación extrínseca permite simplicar la DE de las reglas (véase,
p. ej" Halle, 1962, mencionado más arriba), •
(34) r- Cont .
ttrasgosJ
l ~ 0
t
[+cons l
rasgoj
*
'1
'1 Problema: Én catalá~, existe una regla de asimilación de las consOnan­ Las reglas (32) y (34) están en relación de nutrición, ya que la salida de (32)
tes nasales al punt,o de articulación de la consonante siguiente, Dejando satisface la DE de (34), y deben aplicarse en orden Ilutridor: la regla (32)
~I <Íntes que la regla (34),11 .
de lado muchos detalles, podríamos formular la operación de esta regla
~l- así: 10 ~~

!! 4. 'EL CICLO
,t (32) r:na~ l
tí l:co~
[u. rasgos] 1 - - - Gcons
~ rasgo~ Además de las cuestiones consideradas hasta aquí, hay que plantearse el
< problema del ámbito de las reglas fonológicas. ¿Cómo se procede al proce­
l, Considérense, además, los d¡ttos siguientes, en los que aparece un sustan­ sar una oración en el componente fonológico de la gramática? ¿Se considera
tivo en la primera columna, con su diminutivo correspondiente en la se­ la oración completa de una vez,
o se procede por partes? La hip6tesis de
gunda columna; el sufiio del diminutivo es lú/: Chomsky y Halle (1968) es que ciertas reglas se aplican al ámbito de.la
·1
palabra y otras se aplican cíclica~ene, partiendo de la palabra y conside­
11. Esta solución pasa por alto un detalle importante. referido a las formas (pún], (pu\,,­
10. Hay que puntu,alizar que la regla de asimii.dón nasal es sólo ~I)lic.ble a aq~ellos tÉt): Jespués de eliJida la consonante [tI, l. nasal en posición final de palabra no se pronuncia
segmenl';s nasales especificados en l. representación lé"ica como I +coronol]. daJ. la existencia [91 dental. sino In) alveolar, Una posible manera de completar este análisis seria mediante I.s
,Je formas como: Ipréms~) "prens.». (kómta) «condeo, «cuenta", ¡Iañbinén) .. el año que convenciones de enlace [lil1kingl. dado que la nasal no marcada es [n] alveolar (véase el capituló
viene., en que l. nasal no se h. asimilado .1 punto Je articulación de la consonante siguiente, nueve abajo), p,ara un análisis detallado de los procesos de asimilación y elisión consonántica en
; catalán, ver. Mnscal'ó (1978), cap, 2. '

180
181

L
. rando grádualm¡;nte constituyentes sintácticos de extensión creCiente. (38) Todas las reglas que mencionan corchetes, y sólo ellas, son cícli­

En realidad. esta dicotomía no es lógica, ya que una regla se puede cas.

aplicar a un ám.bito más extenso que la palabra sin ser. cíclica. Habrá que
oponer. más bien, reglas cíclicas a reglas no cíclicas. Como las reglas de acentuación son la¿ que típicamente mencionan cor·
Podemos definir la aplicación~íclica de la siguiente manera: . · chetes, es decir,; hacen referencia a los lindes de palabras, esta hipótesis
predice que las reglas de acentuación son típicamente cíclicas.
(35) Dada una estructura [n [n-L. [¡ ... 1·1···.1 n-l ..·1n Y un conjunto de
reglas cíclicas A, A se aplica a la subestructura [i... li después de Es claro cómo se puede refutar la hipótesis (38): a) demostrando que

haberse aplicado a la subestructura [i-l ... h-l. . existe por lo menos una regla que requiere mención de corchetes y que no

puede aplicarse cíclicamente; o b) demostrando qU6 hay, por lo menos una

regla cíclica que no requiere mención de corchetes.

Por ejemplo. en la estructura (36). ­ En la sección siguiel)te veremos algunos ejemplos de este segundo tipo.

lo que indica; si e! análisis es válido, que la hipótesis en cuestión es falsa.

[Nanti [N[Nre-tvolu+cion]Nario]N]N También se han presentado en la literatura fonológica ejemplos del tipo a).

En favor de este principio, Brame aduce ejemplos como e! siguiente. En

Las reglas ·cíéIicas se aplican primero a la subesrructurá re +volu +cion, luego ciertos dialectos de! inglés, la palabra Prohibitiol1,que se refiere al período

a re+volu+cion4Fario, y finalmente a anti4Fre+volu+cion4Fario. de veda de bebidas alcohólicas en la historia de los Estados Unidos, se

No todas las reglas fonológicas son cíClicas, por lo que se plantea el pro­ pronuncia [pro;)b¡s;:m], es decir, sin h. La pérdida de la h se exl'lica por una

blema de deter~inar cuáles lo son y cuáles no. Una posibilidad, no muy regla que elide esta consonante cuando la vocal siguiente es inacentuada.

interesante por cierto, es que la diferencia sea arbitraria, es decir, que las Por otra parte, prohibilioll «prohibición» se prQnuncia [prohlblís::>n]. El pro­
graiJáticas particulares deban indicar para cada regla si es ciclica o no. Más · blema es explicar por qué en este caso no se elide la h. Brame sugiere que la
interesante sería que se pudiera determinar la ciclicidad de las reglas sobre explicación radica en la aplicación cíclica de la regla de acentuación. En el
'la base de principios generales. En el resto de esta sección presentaremos caso de ProhibilíOl/ hay un solo ciclo, y la regla de acentuación asigna e!
dos hipótesis que intentan predecir la ciclieidad de las. reglas por medio de acento a la penúltima silaba. Como la vocal de la sílaba precedente no recibe
principios' generales. acento, se aplica la elisión de la h. La forma prohibitioll, por otro lado, tiene
la siguiente representación:
-:\.1. Cíclicidad y encorchetamiento
(39) [N[Vprohibit]VionlN
Brame (l974) ha formulado una hipótesis que de'fine e! ciclo en términos 1
del encorchetamiento de las representaciones fonológicas. Como los cor­ En el primer ciclo, la regla de acentuación produce prohibir. En el se­
chet.es definen la extensión del ciclo, se hace necesario determinar qué gundo ciclo, se acentúa la penúltima sílaba. De acuerdo a la convención
constituye un uso legítimo de los corchetes. El principio sugerido por Brame explicada en el capítulo 4, sin embargo, e! acento asignado en el .primer
equivale inforri1al~ente a permitir corchetes en torno a palabras, pero no en ficlo no desaparece, sino que se reduce en un grado. En otras palabras, la
torno a partes de palabras que no sean a su vez palabras. La representación representación' que se obtiene es la siguiente:

se ajusta a este principio, pero no, por ejemplo, la representación (37), 2 1

(40) [prohibition]
(37) [[¡mti] [[re+volu+cionlarinll
y'e! grado secundario de acento sobre la segunda vocal es suficiente para
ya que el prefijo ami no puede constituir una palabra independiente. 12 impedir la elisión de h. . .
Provisto de este principio 'para regular el uso legítimo de los corchetes, El argumento parece bastante sólido a primera vista. Sin embargo, un 1
Brame sugiere la siguiente hipótesis para determinar la ciclicidad de las re­ · examen más detenido de· los hechos muestra que en verdad no lo' es. El
l
glas: patrón acentual deprohibitiol1 no es como en (40) sino asi,
3 1
(41) [prohibition 1 ¡
1, 12. Esta aseveración no es' correcta con respecto al estilo coloquial•. ya que éste permite I
. expre~iones como Fulollo eJ 111/ nnii por excelenQa (se opone a todo):" Para los efectos del j
ejemp.!o. supongamos qu~ la as\"veración es correctn.
I
182 183
1:
D~¡~t~~ág:i~:J'n
es decir. n0 hay acento secunda río (o terciario) sobre la segunda vocal. Esto (45)
. indica que si la derivación sugerida por Brame es correcta. hay que postular 14

. una regla .que, reajuste los acentos no primarios para cOllvertir la representa- . +alto --4 [-silábicoJ I [+silábicoJ *0 - - , ­
.ción.(40)en (41). y ello resta fuerza al argumento en favor de la aplicación -acento
cíelica de las reglas de acentuación. Un análisis alternativo de estos hechos
cae fuera de! ámbito de este libro, pero de existir tal posibilidad, la hipótesis
sugerida por Brame perdería validez. La regia (44) elimina todos los aCentos en una palabra con. excepción del
y la regla (45) tra~sforma una vocal cerrada inacentuada en semivo­
4.2.' La hipótesis de /as reglas I1ClIlralizadoras cal cuando eSlá precedida por otra vocal Elentro del rpismo morfema o en el
morfema anterior.
. Antes de presentar la siguiente hipqtesis sobre las reglas cíclicas, es nece­ El primer ciclo de! sintagma (43) incluye la forma [íntim], a la que nin­
sario explicar e! principio de dclicidad estricta, que Mascaró (1978: 2s) guna de las dos reglas, que estamos considerando es aplicable. El segundo
formula C0l110 sigue: ciclo comprende l¡¡ forma [*íntimitát* J, que la regla (44) transforma en
[#intimitát*]. Esta aplic;;\ción es compatible con.el prinCipió (423), porq~e
(42) la regla (44) mencíoll<l el rasgo [+ acento] en el contexto, y esta información'
Una regla delica R ~e aplica legíti'mamente en el ciclo j si se da una de está solamente contenida en el ciclo en consideración, no en e! anterior.
las siguientes cóndiciones: . Finalmente, el ¡tercer ciclo abarca la forma [* laintimitát *]. Esta forma
a. . R hace uso específico de información contenida solameflte en e! ci­ se convierte en [*Jayntimítát*J por efecto de la regla (45). La aplicación de
clo j (y no en ciclos anteriores). Es decir, R se refiere específica­ esta regla es también en conformidad con el principio (42a), porque el seg:
mente a alguna A en [jXAYlj_I ... ]Z ] o [¡Z [j_I.. ] XAY]. mento [+silábico] mencionado en el contexto no estaba presente en el cicl~
,b.. R hace uso específico de inforniadón contenida en dos constitu-. anterior.
·yentes distintos de! ciclo anterior, que no pueden ser considerados El principio (42b) se aplica en casos como el siguiente del catalán:
si~1Ultáneamente antes de! ciclo j. Es decir, R se refiere a A y B en
JjX[j-L... Á...] y [j-l~ ..B...] Z]. . . (46) [[fnÍllku] [itdlyá]] <,franco-italiano»
¡. c. .. R hace uso eSPecífico de información asignada en el ciclo j por una
~egla anterior a R. El primer ciclo comprende las formas [frál1kuJ e [it"lyáJ. El segundo
j.. ciclo abarca la totalidad de la forma {461 yen este ciclo se aplica la regla de
diptongación (45), que conviert!,= la secuenci¡l [... ui ... } el1 [... uy... J. .
Para ilustrar la apücación del principio (42a), Mascaró presenta la deri­
Nótese que ninguna de las v.oGlles mencionadas pOr esta regla aparece
vación del siguiente sintágma en catalán:
exclusivamente en el segundo ciclo: ambas estaban presentes en el ciclo
anterior. Por lo tanto, el principio \42a) no permitiría la aplicación de la
(43) [4Ha[*[íntim} itát*] *] «la intimidad»
regla de diptongación en el segundo ciclo, El pri.ncipio ¡42b¡. sin embargo,
Las reglas cíclicas pertinentes son 1<1.s siguientes: permite eTta aplicación. porque la secuencia ... ui.., no está presente como tal
sino en el segundo ciclo.
(44) Desacentuación 13 Finalmente, para ilustrar el r.rincipio (42cl. consideremos el siguiente
V [-acento] I * #X y [+acento] Q# * ejemplo. La palabra catalana [dir"kturiáIJ «directorial» presenta. además de
la regla de desacentuación (44), una regla. de reducción vocálica que con.
vierte [JI en tul. 15 Esta regla se aplica sólo a vocales inacentuadas. La deri­
vación es \;¡ siguiente: .

U. En lugar de las reglas de acentuación como las que vimos, por ejemplo, ·en el cap[tulo .
4, para el (asteUano, M.scaró (1978) da cuent~ de la acentuadón catalana mediante un
proceso inverso: en el lexicón, (o(las las formas subyacemes de los morfemas figuran acentua­
das, y una regla fonológica se encarga de eliminar todos los acentos de' las palabras, excepto el 14. L. notación *n illdica cero o más ínsl,mci'l$ del linde *.
último; este proceso de desacentuación es el que lleva a cabo la regla (44). 15. Hemos !ralado estn regla en el ap.rtado § 3.1 del capitulo 5.

l84 185

fe
'(47) [[[dird kt:í r 1 i1 ál J
E~~a p~r~doja desap~rece, sin emba~go, s,i se aplican las dos .reglas en
(último'
cuesUon c1clicamente. En el caso de InJbl+Ez+al hay un solo C1clo,y las
dil';)kt:niál (Desacemuación)
reglas se aplican en e! atden indicado en (48). En el caso de Ip;k+a#bal'­
dir;¡kturiál (Reducción vocálíca)
góñ+al hay dos ciclos, como se indica eri el número siguiente:
La aplicación cíclica de la regla de reducción vocálica, que no seria legítima
según los' príncipios (42a) o (42b), es perfectamente aceptable según e! princi.­ (52) [#[#p:Sk+a][*bargóñ+a~"l'iF]
- (42cl, ya que la regla de desacemuación, que sólo es aplicable en el
ciclo, produce las condiciones para que se' aplique la regla de reduc­
En el primer ciclo, a pesar de que el orden es Desacentuacióri-Reducción
ción vocálica. . .
vocálica, se' aplica . Sólo esta última regla, ya que cada una de las palabras
. L~s ejemplos precedentes son ca.sos en que la aplicación cíclica es posi­
consideradas tiene sólo un acento. El.resultado es, pues, el siguiente:
ble, de, acuerdoal principiQ de ciclicidad estricta. Veamos ahora un ejemplo
en que la aplicación cíclica de las reglas parece ser necesaria. El caso en
(53) p:'lb#b;Jrgóñ;;,.
cuestión conduce a una paradoja de QI'den a menos que se apliquen las
.reglas cíclicamente. . .
regla de desacentuación (44), como hemos visto, elimína todos los
En el segundo ciclo, la regla de desacentuación produce el siguiente re­
acentos de una palabra en catalán con excepción de! último. Además, ya sultado:
hemos dicho que el catalán tiene uná regla de reducción vocálica 15 que
convierte a 101 y IJ/ inacentuadas en [u}. y a lal. lE/y lel inacentuadas en (54) pJk;¡""b;¡rgóñ;¡
Las vocales altas lil y lul son inmunes a esta regla (alternativamente, se puede
decir que la regla se aplica vacuamente a lu/). .
En (54), la regla de Reducción vocálica no se aplica a [::>], porque su formu­
En el caso de una forma como In:íbl + Éz+ al «nobleza~, parecería que las
reglas deben aplicarse en el siguiente orden:
prohíbe la aparición de * en' la cadena considerada. Es decir, se trata
de una regla cuyo ámbito máximo es la palabra; y como la cadena en consi­
(48) njbl+Ez-+a deración consta de dos palabras, la regla es inaplicable. .
De este modo. el principio de aplicaciÓn dclica resuelve esta paradoja .,
nJblÉza (Desacentuación)

. nubIE;;¡ (Reducción vocálica)


ordenación,
Nótese t¡ue si este análisis es correcto, refuta el principio sugerido por'
ya que el orden opuesto impediría la reducción de 1':>1: Brame, ya que las reglas de Desacentuacíón y Reducción vocálica no hacen
mención 'de corchetes y son, no obstante, cíclicas. -
(49) njbl+Éz+a
Habiendo establecido la necesidad de la aplicación. cíclica de ciertas re­
n:SbIÉz;¡ (Reducción vocálica)
gias fonológicas, Mascaró, reinterpretando a Kiparsky (1973), procede a
"fiJbIEz;¡ . (besacentuacióri)
formular una hipótesis. que predice cuáles reglas son cíclicas y cuáles no:
En cambio. en el caso de IpSk+a#bargóñ+al «sinvergiienza» el orden
(55) Todas las reglas obligatorias y neutralízadoras, y sólo ellas, son
correcto parece ser Reducción VocáliCa - Desacentuación, cíclicas.
(50) p:Sk+a#bargóñ+a

p)bb;¡rgóf¡;¡ (Reduc{:Íón vocálica)


Se dice que una regla es neutralizadora si tiene el efecto de eliminar el
pJbbdrgóñ;) (Desacentuación)
contraste entre dos segmentos fonológicos, es decir, si crea segmentos idén­
ticos a los ya existentes en el inventario fonológico de la lengua. Tanto la
ya~ue el orden opuesto predice una forma incorrecta: regla de Desacentuacíón como la de Reducción Vocálica del catalán son
neutralizadoras, la primera porque elimina el contraste entre vocales acen­
.(51) p5k+a#bargóñ+a
tuadas y vocales inacentuadas, y la segunda porque elimina, por ejemplo, el
.pJkabargóña (Desacentuación)
contraste entre 101 y lul.· Como ambas regIas son obligatorias, el principio
'~pubb;¡rgóñ;¡ (Reducc'Íón vocálica)
(55) predice que qeben ser deliras.
De más está r~calcar la importancia de principios como el (55) para el

.186 187
t{ ,
I
í
i
desarrollo de la teoría fonológiéa. Sólo por medio de hipótesis restrictivas (58) [fihim+naj [[fihilnlna) Primé, ciclo
como ésta podemos aproximarnos a la explicación de las propiedades de la
llamada facultad_del lenguaje. "La hipótesis (55) es suficientemente explícita 1 1
fihim+nn fihim Acento
como para permitir una dara refutación empírica, y lo suficientemente inte·
1
resante como para justificar la tarea de su validación. El análisis detallado de Ihil\l+na (no es aplicable) Síncope
otros sistemas fonológicos nos permitirá decidir si se puede incorporar o ho
este principio a la teoría fonológica. Cualquiera que sea el resultado de esta Segulldo rido
investiga¡;;ión, algo aprenderemos en. su curso. 21
fihim+na Acellto
(110 es aplícableJ Srncope

.r Problema: Considérese la regla de asimilación nasal que cambia, por


ejemplo, una /n/ p.reconsonántica en [mI en una frase como COII POli, Supl" 5. REGLAS GLOBALES
níendo que la estructura de esta [rase es la siguiente:
Toda teoria que acepte la dicotomía entre orden «natural>, y orden «no
(56) , [kon[panll natural", y suponiendo que posea una manerá de predecir el orden natural,
lendrá que desarroUar una manera de describir el orden no natural. Es de;
determínese si la regla en cuestión debe o no ser cícliéa' seg(m el principio
supongamos que aceptamos algun¡t versión del principio de opacidad, el
(55), y si lo es, qué apartado del principio de cidicidad estricta (42) pero
cual predice que los órdenes nutridor y prívador son los naturales. Nos
mlte su aplicación cíclica.
quedaría entonces pendiente el problema de describir los órdenes antinutri­
, SoluciJII: La regla en cuestión es obligatoria y neutralb:adora; por lo dor y antiprivador, que producen opacidad. 16 Para estos casos precisamente
tanto, debe ser cíclica. Dada la estructura (56), la nasal en cuestión entra en eS para los que se ha introducido en la teoría el orden excrínseco, que espe'
conside~ación sólo en el ciclo en qUe se aplica la regla, Por lo tanto, su cinca en las gramáticas particulares aquellos casos de orden idiosincrásico,
ap~icación cíelicase ajusta al principio (42a), no predecible por ningún principio universal.
Sin embargo, en los últimos años se ha propuesto otra alternativa para
,í Problclllo: Considérese la siguiente regla que nsigna el acento en árabe describir esos casos de orden idiosincrásico: las reglas globales o condicio­
:1 palestino:
¡:,; nes globales. La hipótesis de las reglas globales es más débil '-y i)or ef1de
más poderosa- que la del orden extrínseco impuesto al tipo .de reglas que
(57) V-.. [1 / - - ' - Co«(VC)VCc\)
hemos estado viendo hasta ahora, es decir, reglas 'estrictamente locales. 17
Las reglas tradicionales son estrictamente locales en el.sentidu de que su DE
I
!' Esta regla no es neutr\llizadora y, por lo tanto, de acuerdo a Mascaró
) sólo puede hacer referencia a propiedades que aparecen en la estructura o
, '(1978), no puede' ser cíclica, Brame (1974), sin embargo, ha argumentado
cadena de entrilda a la que se aplica la regla; no pueden; en cambio, refe­
que esta regla es cíclica (recuérdese que su hipótesis sobre la cidicidad de
las reglas difiere de la de Mascaró), v ha explicado así el contraste entre
rírse a propiedades qu~han estado presentes en esa cadena de entrada en
1 2 1 '. ,
un nivel anterior -p. ej., a nivel de representació'n subyacente-- y que
,\

,
:
(fhinll1a] «entendimos» y [fihil11na] «nos entendió" partiendo de las formas
na] y [[fihim)na) respectivamente (2 indi¡:a acento secundario, y 1
acento prinYJrio). ,
La regla (57) est,í seguida de um¡ regla de síncope que elide una li/
inacentuada en el contexto _ _ _CV.
desaparecido o se han alterado por efeCto de la aplicación de alguna otra.
regla. Las reglas globales tienen precisamente esta propiedad: la d<; poder.
referirse a otros n,iveles de representación además del nivel de entrada,
Ahora bien, parte de este poder que las reglas o condiciones globales tienen
Muéstrese, por medio de derivaciones', cómo la aplicación cíclica de en su DE, el modelo gramatical con reglas estrictamente locales I~ introduce,
estas dos reglas produce los resultados arriba explicados (recuérdese la mediante el orden extrínseco. En efecto, el orden extrínseco es un meCQ­
convención que reduce todos los acentos en un grado excepto el de III vocal
a la cual se ¡¡plica la regla de acento). 16, Siempre que aceplemos casos de opacidad en l. gramálica, La FGN, en su versión' m~s
fuerte, se caracteri7.a precisamente por no plantearse el problema del orden extrínseco. Dado
Solucióll; que no permite casoS de opacidad, ~ampoco permite especificaciones de ordenación de las'
reglas. Véase, por ejemplo, Hooper (1976).
17, Esta d¿nominación no tiene nada que ver con l. de l. hipótesis local de Anderson que,
hemos visto arriha, ' .

189
188
¡.
·,ti·· ",,~~

nismo para hacer, ref~rencia a estadios anteriores de la representación de la El caso (a) puede ejemplificarse con el análisis visto arriba: llamemos k1
f~rma de entrada, no presentes propiamente en esa forma. Veamos un par al segmento IkI de opa/k/o-opa/klidad, susceptible de someterse a la aplica­
de,ejemplos. . . ' cióri de la regla (13) de Desvelarizadón, y k2 al segmento [kl, derivado de IkWf
En un caso antinutridor como el de las reglas (13) de DesvelafÍza'ción y mediante la regla (14) de Deslabialización e incapaz de someterse ,a la aplica­
(14) de Deslabialización, aplicadas en esta secuencia, la regla (13) no es ción de la regla de Desvelarizadón. Se trata, por tanto, de una relación anti·
apl!cilble a una formá como que [ke], porque esta forma aparece con la 'nutridora entre las reglas (13) y (14), que ya hemos visto cómo puede incorpo­
representación Ikw¿l, y sólo después de que se ha aplicado la regla (14) que rarse a un modelo de ordenación extrínseca: mediante ordenación ant~utrido­
. . sería aplicable la regla (13), Pero éste es precisamente el efecto ra, El caso (b) áfirma que hay algún proceso que es aplicable a segmentos deri­
ordenarlas en secuencia antinutridora: la regla (13) permite distinguir dos vados y no a segmentos subyacentes. Kenstowicz y Kisseberh (1977) dicen que'
segmentos k, los cuales funcionan diferentemente en relación a esta regla, ,el modelo de reglas estrictamene locales con ordenación extrínseca, al no
uno procede de la representación básica, y es susceptible de recibir la apli­ poder incorporar el caso (b) emite una hipótesis de «asim~tr¡a», fácil'mente
cación de la :regla, mientras que el oiro se origina mediante. la aplicación de falsable por haber casos del tipo (b) en muchas lenguas del mundo (uno de
la regla ,(14) "y no es susceptible de someterse a la regla (13), Algo semejante los primeros ejemplos procede del finlandés y fue discutido por primera vez
sucede con el ord~n antiprivad'or, como el de las reglas (13) de Desvelariza­ por Kiparsky, 1973).
ción y (16) de Truncamiento, aplicadas en este orden. La aplicación de la Esto no constituye, sin embargo, un argumento en favor de las' reglas
regla (13) a una forma como Iproteg+e+ol tiene que efectuarse antes de que globales. ya que el modelo del ordenación extrínseca puede dar cuenta de
la regla (16) borre el contexto que posibilita la Desvelarización: para que se casos como (b), si es que lo dotam'ós del poder adicional que sup'one el
genere la forma deseada protejo [protexo], la regla (13) tiene que aplicarse a ciclo. Mascaró (1978) ha mostrado que la Condición de Cidicidad Estricta,
I

f e
forma que en algún nivel (en la representación básica) ,lleva unll detrás tal como él la ha reformulado (véase el principio 42 en este mismo capítulo),'
g,'pormás que esta e vaya luego a borrarse por los efectos de otra regla, puede dar cuenta de estosl casos. Naturalmente, en este sentido el ciclo
la ( hilita la hipótesis de la aplicación de las reglas, dando más poder al
Este mismo control en la aplicación de las reglas que se obtiene me­ lingüístico, y una manera de limitar ese poder es precisamente la hipótesis
diante la ordenación extrínseca, puede efectuarse sin ordenación, pero per­ (55) que hemos visto antes. Sin embargo, es posible que a la larga tenga que
mitiendo reglas globales que introduzcan información de más de un nivel en debilitarse dicha hipótesis, si es que los análisis de Ken!itowicz y Kisseberth
.la DE. As!, la regla (13)' d~ Desvelarización podría reformularse por medio (1977: 212ss) son acertados, ya que lenguas como el'yawelmani, el marsha­
de la siguiente. regla global: y otras mostrarían que hay reglas 'de neutralización que se aplican tanto
a formas deriv'adas como no derivadas,
(59)

{.; },~{4 I fconsJ


tpos t
en la representación
subyacepte.
, De cualquier modo, el modelo de reglas globales es más poderoso que el
de reglas estrictamente locales, ya que en principio permite hacer referencia
• a cualquier estadio de la derivación. En la actualidad, no hay claridad toda­
vía sobre si todo el poder del modelo de reglas globales es necesario. En
Todos los casos de reglas Iqcales con ordenación extrínseca pueden re­ favor de dichas reglas se ha argüido que !lna de sus implicaciones es que los
formularse mediante reglas globales, sin ordenación. Peró no todos los, casos hablantes tienen acceso a las formas subyacentes en todos los estadios de la
de reglas globales pueden reformularse por medio de reglas locales, Es de­ , deTÍvacitSn, y si pretendemos que las formas subyacentes tienen alguna «rea­
cit, las reglas globales constituyen un modelo gramatical más poderoso que lidad psicológica}>, esta implicación resulta razonable (ayman, 1975: 132),
las reglas estrictamente locales. Kenstowicz y Kisseberth (1977) han ar­ .Suponiendo que se aceptaran tales reglas en el modelo gramatical. no está
gumentado que las reglas estrictamente locales pueden describir un fenó­ todavía daro qué' limitaciones habría que imponerles. Algunas de las pre­
meno del tipo de (a), pero no pueden describir uno del tipo (b), mientras . guntas que se plantean en este sentido son: ¿tienen las reglas globales que
que las reglas globales pueden describir ambos tipos de fenómeno: teller acceso solamente a la representación subyacente o a todos los estadios
(a) Supongamos que tenemos dos segmentos 51 y S2 idénticos en todo, de la derivación? ¿tiene que permitírseles solamente «mirar hacia atrás» o
excepto en que :;1 existe en la RS, mientras que 52 surge por aplicación qe hay que permitlrse!es también <ünin':r hacia adelante»?!8 'Sin embargo, la
una regla R y en que hay una regla R' que es aplicable a s, pero noa S2' situación tan precaria todavía de la investigación sobre las reglas glob¡lles no
(b) Supongámos que tenemos dos segmentos S1 Y S2 idénticos en todo, justifica que nos adentremos más en estas GUestiones.
excepto en que SI existe en la RS, mientras que 52 surge por aplicación de 18. Es decir, ¿in.:;orporar en la DE información referida a regla que ya se ,ha apli-.
una regla R y en que hay una regla R" que es aplicable a 52 pero ~o a S1 cado o n alguna {egla que está todavía por aplicar?

190 191
·"*I~
11
J
CAPITULO SIETE

EL PROBLEMA DE LA NATURALIDAD,

, 1'1'
J
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I1
.1
'11
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Ji
el:
L lNTRODUCCION
.r ,

En diversas ocasions nos hemos referido a la «simplicidad» de las des­


sr;t
cripQioncs fonológicas (véase, p,ej" cap, 2 § ~, cap. 3 § 1, cap. 5 §·4.2),
11 Uno de los sentidos que hemos dado a este concepto -y el que teilía en los
comienzos de la Fonología Generativa de una manera exclusiva- es el de
1I que hay una relación inversamente proporcional entre simplicidad de la des­
.
--1 cripción y número de rasgos especificados que ~tiliza: así, entre dos reglas
que describan un mismo proceso fonológico, es más sÍlúple aquella que lo
.~ haga -con un nú'mero menor de especificaciones de rasgos; una representa­
tqf ción léxica es más simple cuantos menos rasgos' especificados contenga
(véase el cap. 3 para algunos problemas surgidos de esta definición). Detrás
,"11.
de este tipo de definiciones se esconde el supuesto de que estas generaliza­
ciones reflejadas en la descripción de las lenguas responden a la
lingüística que encontramos en una lengua tras otra. Es decir, nuestros me­
-(
canismos descriptivos deberían facilitarnos la expresión de aquello que es de
esperar que suceda en las lenguas, mi,entras que deberían dificultamos la
-1 .r
expresión de lo que no se da en las lenguas del mundo. Hay, por tanto, una
11
equiparación entre lo descriptivamente simple y lo fonológicamente plausi­
ble b «natura!,>. Dicho en otras palabras, nuestra teoría fonológica debería
'!fl
incorporar los utliversales sustantivos, así como contribuir a su descubri­
~I miento.
Si bien desde un comienzo se estableció una correlación entre lo des­
'Ir
criptivamente simple y lo fonológicamente,natural, pronto se vio que había
liI¡
una serie de factores que se interponían en la correlación, y que para que
nuestras descripciones se adecuaran a la r~alidad fonológica de las lenguas.
1I
la medida de simplicidad tendría que módificarse para hacerse sensible a
JI
esos factores. En este capítulo veremos los problemas que se le. plantean al
mero recuento de rasgos fonológicos corno medida de la simplicidad, y las·
JI
propuestas-especialmenté la de la Teoría de la Marcación- que se han
i!j hecho para tratar de superarlos. .

1I 193
11
....
2. CLASES NATURALES

1
nológica, 1:1) aparecen juntos COmo salida de la regla; c) apareéen repartidos
entre la entrada y la salida de la regla, d) funcionan juntos como contexto de
Una de las ventajas que se vio en la teoría de los rasgos fonológicos es
una regla fonológica, o e) unos segmentos constituyen la salida de una regla
que permitía expresar de manera. más simple procesos que constituían una en el contexto de los otros segmentos.
mayor generalización (véase, p.ej., Halle, 1962). Así, por ejemplo, si compa­
Veamos algunos ejemplos. Hemos dicho anteriormente (cap. 1 § 1; véase
ramos las dos reglas ~iguientes: .
Harris, 1975: 57-67 y 222) que en castellano las consonantes Ibl, IdI y Igl se
pronuncian' como [b1, [a1 y [g1 respectivamente en los siguientes contextos:
(1) /a/ ,..¡. [reJ /' - /iI
detrás de Vocal (p.ej. ha[aJa, ha [aja, ha[gJa), detrás de [rJ (p.ej. ¿r[aJol,
ar[d]e, ar[gjamasa), detrás de [11 a excepción hecha de [dJ (p.ej. ,a/[a]o,
(2) /al ~ [reJ I
-f" liI,

vernos que la segunda expresa un proceso de armonía vocálica, muy común


a![gJo, pero sa/[d]o). así como después de otra [bJ o [a) (p.ej. a[t/aJmo.
a[aaJomm, su[agJ/otalJ y después de [zJ (p.ej. de[zaJe, ra[zg]o). Dejando de
lado algunos detalles más, es evidente que esto que acabamos de decir lo
hemos hecho en términos de clases naturales, por lo que la regla que dé
cuenta de estos hechos puede fácilmente formularse así:
en ciertas lenguas, mas general que el expresado en la, primera. La descrip­
cion en términos de segmentos, sin embargo, no pen~ite establecer una
correlaci6n entre simplicidad de la descripci6n y generalidad del proceso, r+obst~
L-tens~
. f+cont
-7
1 {
L-estri~ I
[+obstrJ }
[+contJ .
[ J
<o cor>
dado que la regla (1), que es menos general, utiliza' menos símbolos en la
<[-o corJ>
descripci6n, mientras que la regla (2), que es más general, utiliza más sím­
bolos. Una descrípción en términos de rasgos fonológicos, en cambio, nos Es decir, los sonidos [bJ. (d] y (g] constituyen la clase de las consonantes
permtíte describir cOn menos símbolos -con menor número de rasgos- <;1 oclusivas sOlloras, que figuran como entrada de'la regla (3), por lo que se
proceso más general y nos obliga a usar más símbolos en el proceso que es cumple el caso (a) arriba mencionado. Las consonantes [aJ, [aJ y [gJ son las
-menos general o más restringido: consonantes continuas no estridentes, que al aparecer como salida de la
regla (3) constituyen el caso (b l. Los seis sonidos en cuestión son las conso­
(I')
tsil~bicO] ~ [- retraído J I [Hil'biOOj nantes obstruyentes sonoras del castellano, que constituyen por tanto el caso
+bajó . -retraldo , (c), ya que están repartidas entre la entrada y la salida de la regla (J). El caso
+ alto ' puede representarse, por ejemplo, por todos los segmentos [+continuoJ
que aparecen como uno de los contextos de la regla en cuestión y que
12')
esil~bic0J ~ [- retraídoJ [+siláb~coJ comprenden tanto a las vocales como a las consonantes continuas' [bJ, '[dJ,
L+baJo -retraldo
[gJ, [z] y [rJ. El caso (e) podemos ejemplificarlo mediante otra regla que ya
hemos mencionado antes (en el capftulo 6, regla 29) y que existe, por ejem­
La teoría de los rasgos fonológicos permite, por tanto, id~ntificar a toda 'pld, en francés:
una clase de sonidos mediante la especificación de uno o más rasgos, mien­

[+n~saJ [+n~saJ
tras que fúeta de esta teoría tenemos .que enumerar a los segmentos de la (4) V ~

, clase uno por uno. A partir de aquí es' que se define la noción de clase I - $
I
.natura/: dos o más segmentos constituyen una clase natural si para especifi,
carlos hacen falta menos rasgos de los que se necesitan para especificar a En esta regla, la clase de los segmentos [+ nasalJ está repartida' entre la
cada uno de los segmentos por separado. Es evidente q'ue esta caracteriza­ , salida y el contexto del proceso. .
ci6n está dada en términos puramente fonéticos: todo conjunto de seglllen­ El hecho de que la mayoría de las reglas fonológicas deban formularse
tOs que compar.t'!rI..algúnJi!sgo_C::C!!:I.sti~uirán una cl~~.E.~!~al. Pero lo intere­ en términos de conjuntqs de segmentos y que estos conjuntos posean una
sante es descubrir que las clases que se han' establecido sObre criterios pu­ caracterización fonética en COmún es la mejor prueba de que las clases 'natu­
ramente fonéticos comparten un mismo funcionamiento fonológico, es de­ rales corresponden a la realidad de las lenguas. Además, según lo que hemos
cir, ~ue funcionan como tales clases en las reglas fonológicas o re,speeto a dicho, puede observarse que hay una correspondencia entre mayor inclusión
ellas. Desde un punto 'de vista fonológico un conjunto de segmentos consti­ o generalidad de las clases y simplicidad en términos de los rasgos necesa­
tuyen 'una .clase natural si a) apareCe!l juntos como entrada a una regla. fo­ rios para identificarlas. Véanse, eri este sentido, algunas de las clases que
hemos mencionado:
194
195
CLASE D CLASE E mas. Un primer problema reside en que si bien con un. rasgo .podemos
CLASE A CLASE B CLASE C
identifícar toda una clase de segmentos que funciona como clase natural, no
¡, m b siempre el valor inverso de ese rasgo' identificará también a tina clase natU­
"l ·b b
El n' d ral. Tal es el caso, por ejemplo, con el rasgo de na~alidad: hemos visto que
'.d d
1/ g g ñ g [ + nasal] identifica a la clase compuesta por c.onsonarttes y vocales nasales, y
g
e
i
a e que ésta funciona como tal en la regla (4). Sin embargo, es difícil imaginar

j
¡ z
r é ti una regla que fun.cionara en términos del rasgo [- nasal]; esto es, es difícil
El

~
+obstr a Ó g suponer que el conjunto' formado por las oclusivas no nasales, las fricarivas,
+ sonoro g
las africadas, las vocales no nasa'les, las líquidas, las semiconsonantes y las
00 z

r ~

.1 -cont e
I semivocales constituyan una clase natural. Sin enibargo, .según la teoría de'
Obm
'1, O [+nasal] r los rasgos distintivos y la definición de «clase natural» que hemos visto',
+sort?W m debería ser posibl~ identificar a una clase natural de segmentos [- nasal],
;- estrld J u
n que hemos identificado una de segmentos [+ nasal]. Esto entra, por

[+cont
+ sonoro
J y
w
a
tanto, en cnntradicción con lo que sabemos sobre e! funcionamiento de las
del mundo.
problema de la teoría de los rasgos distintivos en relación a la
e noción de clase natural y sinlplicidad es que cOn un mismo número de rás­
¡. gos podemos identificar a clases de naturalidad distinta, es decir, de mayor ó
o menor frecuencia en las lenguas de! mundo. Consideremos, por ejemplo, la
u clase de vocales caracterizada por los rasgos [-bajo, a. retraído, a. redon c
deado], la cual identifica a las vocales [e, i, o, u]: fas dos primeras son
1. { +sonoro) [-retraído] y [-redondeado]. mientras que las dos últimas son
y [+ redondeado). Ahora bien, con este mismq número de rasgos,cam­
biando p.ej. redondeado por alto, obten\!mOs .la clase [- bajo, a. retraído,
'1 a. alto), la cual caracteriza a las vocales [e, ce, u, wl. ya que la's dos primeras
A grandes rasgos; vemos que las clases A y B, que son las menos inclusivas,
sQn [- retraído) y [- alto), mientras que las dos últimas son [ +retraído) y
;1 necesitan tres especificaciones para caracterizarse, mientras que las clases C
y D, más inclusivas, necesitan dos y una especificación respectivamente.
1+ alto ). Sin embargo, son muchas las lenguas cuyas únicas vocales [- bajas)
son [e i o u), como por ejemplo el castellano, mientras que es difícil encon­
liemos visto arriba que todas estas clases tienen un comportamiento funcio­
trar lengúas que consten de [e ce u w) como únicas vocales [-bajas]. Por
nal equiparable con respecto a deúrminadas reglas fonológicas. En cuanto a
tanto, el grupo de vocales caracterizable como clase natural mediante los
la clase E, la más inclusiva de todas, puede caracterizarse .
rasgos [-bajo, a. retraído, a. alto) no está dotado de la n.lisma «naturalidad»
un solo rasgo; si bien hasta ahora no hemos tratado ninguna regla que
o plausibilidad que el caracterizado mediante [- bajo, n retraído, a. redon­
que ver ,COI1 la clase de todos los sonidos sonoros de una lengua, es
mostrar que ésta ,es una clase operativa. Así, antes hemos mencionado que deado], a pesar de que la definición de "clase natural» dentro de la teoría de
los rasgos distintivos no refleja tal diferencia, ya que permite caracterizarlos
en catalán -ver regla (7) del capítulo 5- las consonantes estridentes se
a los dos por '
son'oriz~n en posición final de palabra. si la palabra siguiente empieza por
vocal; d~ hecho, este proceso es más general de lo que allí hemos indicado:
la sonorización de las estridentes en final'de palabra se produce siempre 'que Problema: Utilizando los rasgos distintivos de
la palabra siguiente empieza por un sonido sonoro. ya sea vodlico o conso­ (1968), Inlroducidos en el capitulo 1 §
nántico, es decir, precisamente cualquiera de los sonidos de la clase [+ so· formadas por los segmentos que aparecen
noro).1 dio de los rasgos compartidos por dichos segmentos:
Sin embargo, esta teoría de las clases naturales presenta algunos proble-
otras consonantes. se sonorizan cuando van segui(las de consonante sono'ra. ya sea en el interior
de una palabra, conio emre palabras distintas; mientras que el proceso de sonorización ante
L Que la clase (+50norol es operativa en catalán· no supone que este fehómeno vaya a
vocal s¿ produce sólo si entre la estridende y la vocal media un linde de pal.bro. tal como
describirse mediante una sola regla. En realidad, es posible que, dados los supuestos teóricos
indicamos ~n la regla (17) del cap. 5.
actuales, tenga que descomponerse en dos procesos: por una parte, las estridentes, al igual que

.,' 197
:1 ¡ 196
, ,,'---.IIó..Wt....¡:. "VUf: Ha b'E 'Hi i5 "OH' 'mf'iA' 'n w í.tzriai It' fet.lfra&rill

~:
i . (b) de dividir sus segmentos en' dos categorías, consonantes y vocales, Esto sig­
u
o e nifica que hay algún tipo de jerarquía entre los rasgos, en e! sentido de que
e
J} a . unos rasgos, p.ej, [consonántico], son más primarios que otros, p.ej. [nasal].
{lB a
y la teoría de los rasgos distintivos no define esa jerarquía de manera uni­
versal, aplicable a todas las lenguas, si'no que deja que se establezca en cada
k-
(dJ p k 'lengua en panicular.
I~I

(e) p
b g Desde J941, en que R. Jakobson publicó su Ki,tdersprache, Aphasie und
állgemeilteL:wtgeselze, sabemos que hay unos segmentos más básicos que
otros y por tanto más naturales; y que los segmentos fonológicos están orga­
nizados en sistemas más o menos naturales. Caracterizar a unos segmentos o
clases de segmelVos como más básicos o primarios que otros constituye una
SoluciólI: Los rasgos caracter¡z~dores de estas clases son los siguientes; serie de universales sustantivos, que Jakobson trató de establecer sobre la
hase de tres tipos de fenómenos: a) psicolingüísticos, referidos a la adquisi­

(a)
~'""W"'",iro
+ silábico
+bajo
1 lb)
roo",,""]
. +silábico
+ retraído
ción del lenguaje en los niños, así como a su retroceso en las afasias, b)
sincrónicos, referidos a las tipologías lingüísticas, y el diaCrónicos, referidos
a la evolución fonológica de las lenguas. Jakobso.n estableció dichos ul1iver··
- redondeado sales sobre la base de lo que él llamó las «leyes de solidaridad irreversible».
Observó, por ejemplo, que la adquisición 'de las consonantes fricativas pre- .
(d) [- obstruyente] supone la adquisición de las oclusivas en el lenguaje infantil, y que en las
(e) [ +consonántic1

'+coronal
lenguas de! mundo las primeras no pueden existir a no ser que existan tam­
bién las segundas. Que tanto la adquisición del lengúaje infantil como lás
tipologías de las lenguas del mundo muestran que la serie de consonantes
oclusivas sonoras presupone la de las sordas, Asimismo observó que la opo­
), LA NATURALIDAD DE LOS SEGMENTOS Y LOS SISTEMAS
sición de abertura es la primera que los niños adquieren en las vocales y que
en las lenguas del mundo el sistema vocálico básico es liJ, lal, lul. Que las
El problema de la medida de simplicidad formulada en términos de
vocales anteriores redondeadas y posteriores no redondeadas no se adquie­
«clases naturales» es que solamente cuenta, el número de rasgos especifica­
ren hasta despuéi de haber adquirido las vocales anteriores no redondeadas
dos, sin tener en cuenta ,el «contenido intrínseco» de esos rasgos (véase
y posteriores redondedas, y que en las lenguas del mundo no son frecuentes
Chomsky Y Halle, 1968, cap. 9), Así, acabamos de ver que no es lo mismo
!lis vocales :anteriores redondeadas y posteriores no redondeadas, las cuales
en cuanto ,a.la naturalidad de la clase, la definida por el rasgo [+ nasal]
presuponen siempre la existencia de vocales anteriores no redondeadas y
que la definida por [~nasall. En' cambio, otros rasgos no presentan este
posteriores redondeadas, Y en relación con los hechos diacrónicos, Jakob­
desequilibrio en cuanto a su capacidad para funcionar como caracterizado­
son observó que están regidos por estas mismas leyes, en el sentido de que
res de clase, tanto en su valor positivo como negativo: así, es común encon­
una lengua no evoluciona hacia uno de estos sonidos o series de sonidos
trar [+consonántico] al igual que [-consonántico] como caracterizadores de
secundarios si no posee previamente los valores primarios: p.ej., una lengua
una fIase que funciona .como tal en relación a alguna regla fonológica, Por
'no desarrolla la serie de, consonantes fricativas si no tiene una serie oclusiva,
tanto, cualquier medida de simplicidad que se limite a .un recueílto mecá­
y así sucesiv~mente .
. nico' de los rasgos,' sin tenér en cuenta la diferencia intrínseca entre unos
Si afirmamos que hay segmentos más primarios .0 básicos que otros, y
rasgos y otros, está condenada al fracaso. que hay oposiciones de rasgos más básicas que otras, hemos de concluir que
En realidad, el rasgo [- nasal] define a la totalidad de muchos sistemas
hay sistemas más plausibles o naturales que otros. Es decir, si en las vocales
fonológicos del mundo, mientras que [+nasal] define sólo a uIlOS cuantos
las oposiciones de abertura y antero-posterioridad S9n más básicas que la de
segmentos que muchas lenguas no poseen. Ello es así con mayor propiedad
redondeamiento, tenemos que un sistema como el de (50) es plausible,
a
si limitamos [+nasal]" las vocales: la mayoría de las lenguas del mundo.
mientras que e! de (5b> no lo es:
carecen de vocales nasales, En cambio, no hay ninguna lengua en el mundo
que carezca de; Consonantes Y vocales: por ello es que la caracterización en
términos del rasgo [+consonántico] o [-consonántico] no suscita ninguna
asimetría, ya que todos los sistemas fonológicos del mundo son susceptibles

199
198 .
.~
d w
marcado y /1m a /10 marcado (en inglés, u por unmarked).'1. Una serie de
(5) a. i u· b. ü reglas universales interpretan los símbolos m y 11m (o u), convirtiéndolos en
f· e o o 1\
+ y -. Es decir, las reglas o convenciones universales se definen en general
¡ a a para todas las lenguas y convierten la especificación [nmR] (o [uRJ), siendo
!. R un rasgo, en laR] y la especificación [mR] en [-aR]. Dichas convenciones
uni\1ersales se establecen sobre los valores «naturales», según lo observado
En efecto, (5a) es un sistema vocálico que existe en muchas lenguas, como
en las lenguas del mundo: [nmR] (o [uRj) define, por tanto el valor «natu­
. r por ejemplo el castellano, mientras que (5b) no aparece atestiguado. Lo que
rah, para ese rasgo, ya sea en cualquier segmen.to o en una clase de segmen-·
sí se encuentra, en cambio, es una combinación de ambos,como en ('5c) o
(5d), donde aparece respetada la ley de solidaridad de. Jakobson, en el sen~
tos. Veamos algunos ejemplos de convenciones universales presentadas por
Chomsky y Halle para las vocales (6) y para las consonantes (7):
tido de que si bien se da una oposición de redondeamiento, ésta aparece
junto a.la oposición de antero-posterioridad: (6) Algunas convenciones de marcación para vocales: 3
(5) c. ·i Ü
e.6
UI
1\
u
o
d.
e
Ü
o
a
u
o [u retr] -> [+retr] 1 &baio J
r
a

"~"ld~ I 1')
¡
.\
Hay, desde. luego, una cierta circularidad en estas apreciaciones sobre [a redondeado] 1
'<Ilaturalidad,,: decidimos que ciertos segmentos o sistemas son más natura­ (XI) [u redondeadó]-> -baJO
les. que 'otroS, porque aparecen más favorecidos por las diversas lenguas del
L
[~bajo.]
[- redondeado) 1 I (b)
mundo (as! como por los estad íos en la adquisición del lenguaje infanti\). Si
de repente encontramos algún sistema poco plausible en alguna lengua del
mundo, caben dos caminos: revisamos nuestra definición de lo que es natu­ (7) Algunas convenciones de márcación para ~onsonantes:
..~¡
ral y,1o que no lo es, o concluimos que la «madre naturaleza» no es generosa
:t por igual con todas las leng~as. (XIII)' [u nasal) -> [::- nasal]
. En realidad, ambos, caminos se transitan a la vez: por una parte, nadie
~! considera que tengamos ya la última palabra establecida sobre la naturali­ (XXI) [-sonoro]I r-' . =1
[u son9ro] ->
tsonorante J
1 dad: siclTIpre aparecen Criterios nuevos que hay que tener en cuenta, y todo.
lo que sabemos sobre este problema de la naturalidad es provisional. Por
.( La convención (X) para las vocales afirma que el valor nó marcado para
otra parte, aun careciendo de criterios definitivos, podemos conduir que
f \', el rasgo retraído es [+retraído] si se trata de una ~ocal baja; esto define a l~'
hay lenguas que poseen sistemas fonológicos que 'se aproximan más que /a/ como la vocal básica dentro de las bajas. más básica que lre/. por ejemplo.
I lf otros a lo que consideramos naturaL . La primera parte 1e la convención (XI) determina que el valor no marcado
.

.~
,
,
"

2. El parentesco entre esta teoría y la de la Fonología de Praga es remoto, si bien la


"
. 4. LA TEORIA DE LA MARCACION terminología es la misma. Para Trubetzkoy (véase la defínición de oposiciones.privativas, en t,
Prú,,·,¡'ioJ de FOllologío, p. 665 de la edición castellana) el término ",([fCodo· de una oposición I

4: 1. . Convencioúes de Manació/1 Léxica


siempre es el que posee determinado rasgo en su valor positivo y el no marcado es el que .10
posee en el valor negativo. Por ejemplo, en la oposición de sonoridad, [+ sonoro) equivale al
término marcado y [- sonoro) al no marcado. Esta diferendación es operativa en las neutraliza- .

i
ciones: el término no maréado es el que sustituye .1 marcado en las posiciones de neutraliza.

Con el fin de incorporar el contenido intrínseco de los rasgos, a que ción; por ejemplo, en la desonorizadón de consonantes sonoras en posición final de palabra,

hacíamos referencia en la' sección anterior, así como algunas de las observa­ segmentos [-sonorol son los miembros de l. oposición que aparecen en dicha posición. Para·

ciones de Jakobson sobre naturalidad, Chomsky y Ha~e (19.68: cap. 9) pro­


Chomsk)' y Halle (1968), en cambio, marcado se identifica con menos natural y no marcado con

r
más natural: así, en las consonantes [+ sonoro] es marcado, mientras que en las voc~les + so­
ponen' una revisión del criterio de simplicidad original. En lugar de repre­ noro] es no marcado. . . .

sentar las piezas léxicas en e1'lexicón mediante los símbolos + y -, en la 3. El rasgopOJter¡or del original inglés lo vertemos por retraído, para que resulte.consis­
nueva teoría se represeptan mediante m y 11m (m y u en inglés): m equivale a tente con la nomenclatura I,ltilizada a lo largo de todó el libio. .

201
200
para el rasgo de' redondeami'ento es coincidente con el rasgo de retracción, (8)
si se trata de unÍ!, vocal no baja: define por tanto a le, i, o, uf como más
a u m J e o Ü u¡ 00 o
básicas que /6, Ü, /\, ui 1, ya que en las primeras coinciden los valores para los
bajo 111 111 111 "
alto 111 m

rasgps redondea¿!ó y retraído, mientras que en las últimas no, La segunda 111 111
retraíd03
+ m + + in
parte de la convención (XI) determina que en las vocales bajas el valor no +
redondeado 111 111 111 111
marcado para e! rasgo de redondeamiento es [- redondeado), lo cual define ni In
compleji'dad O 2 2 2 2 2 2 ,3­ ). 3
a'la vocal lal como más básica que IJ/, por ~jemplo, Por tanto, las conven­
cíone~ (X) y (XI) en conjunto definen como vocales más básicas a la I~I por
ser retraídá y no redondeada y a lis vocales li, e, o, u;! por coincidir en los Esta matriz define la vocal lal, como 'la no marcaqa y por tanto, más
. natural, lo cual parece estar de acuerdo con la.s observaciones de Jakobson

valores de Jos rasgos [retraído) y [redondeado].


En cuanto a las convenciones para consonantes, (XIII) determina que (1941) de que es la primera vocal que aparece ell el leng'uaje infantil, y la

nasal) es no'marcado y [+nasal] es marcado; es decir, parte de la obser­ vocal básica que no falta en ninguna lengua del mundo: Las vocales liJ y lul

vación de que las consonantes orales son más básicas o naturales que las son las menos marcad:)s después de la lal, con 1 marca cada una, lo que

parece estar también de acu~rdo con la observación de,que estas tres vocales

nasales, La convención (XXI) afirma que dentro de las consonantes obstru·


---el triángú]o lal, 1iJ, lu/- constituyen el sistema vocálico más básico, tamo

yentes (fuera, por tanto, de líquidas y nasales) las sordas son las no marca­
en la adquisición del lenguaje como en las diversas lenguas del mundo. Las

'f das, '


vocales medias lel y 101 tienen dos marcas <'áda una, así como las vocales

la repercusión de esta nueva modalidad de la teoría' para la medida dc


abiertas anterior y post~rior 1191 y I JI. Las vocales lül y Iwl tienen también

simplicidad es qu~ sólo las especificaciones m del lexicón cuentan como


dos marcas: son más básicas que lel y 101 por ser altas, pero menos básicas

tales" mientras que las ti no agregan nada a la complejidad de la especifica­


ción de! segmento, Así, para saber e! grado de complejidad de un segmt'nlo por no tener valores coincidentes para redondeamiento y retracción. Las tres

sumamos sólo los valoreló m yno contamos los valores ti, Las l/es, por. tanto, vocales medias restantes, 100/, 101 y 11\ I tienen tres marcas cada una: son, por

lanto, más marcadas que las medias lel y 101 correspondientes, a 'causa del

son el equivalente de los ceros o casillas vacías que hemos visto en el


tulo 3 sobre' r~dundancia, Allí vimos que el dejar rasgos sin especificar, de rasgo de reJonJcamiento, ya queen las tres primeras no coincide con el de

rctr-acción y en las últimas sí.


acuerdo con e! criterio de simplicidad original" comportaba una serie de
problemas; en este nuevo modelo evitamos esos problemas, ya que ningún Chol1lsky y lIalle (1968:409) dan, además, el siguiente principio:
rasgo queda por especificar, Otra consecuencia de! nu(:'vo modelo es que
pérmite omitir algunas de las reglas' de redundancia, Hecuérdese que, según (9) La complejidad del sistema es igual a la suma. de los rasgos marca.
dos de sus miembros,
dijimos en el <;a.pítulo 3 § necesitábamos Reglas de Estructura Morfcmá·
tica (o Condiciones de EM, ,si se prefieren éstas a aquéllas) que determina· , Según este principio, el sistema vocálico I a i u 'e o I de (5á) tendrá una
, ran que todas las vocales han de ser [- anterior, +continuo,· -estridente]. complejidad de 6 ( O + 1 + 1 + 2 + 2.), mientras que el sisteina la.ü wo /\1
Este tipo de definición pasa ahora a formar parte de las convenciones uni·
versales definidoras de las vocales.
A partir de las convenciones universales para la marcación de las vocales
de (5b) tendría una complejidad de 10 ( 0+ 2 + 2 + 3 + 3 l, lo cual está de
acuerdo con las observaciones que hemos hecho antes sobre la diferente
naturalidad de (53) y (5b). '
II

(de las cuales hemos dado dos arriba) y de la definición de la complejidad , Sin embarg~, COmo los mismos Chomsky y Halle han notado, esta me. j
de cada segmento' como la suma de los 'rasgos marcadas, Chomsky y Halle dida de la complejidad de los sistemas tiene planteados algunos problemas,
(1968) dan los siguientes valores universales para las vocales (los espacios . Por ejemplo, según se desprende de (8), las vocalés lel y lül tienen ambas
quedej,amos en blanco, siguiendo la convención de Chomsky y Halle, co­ una complejidad de 2, lo cual no parece correcto, ya que lel debería ser una
rresponderi a los valores n111 (o ul, no marcados;' debajo de cada vocal figura vocal más básica que lül. y la consecuencia de esto es qúe un sistema poco
'su complejidad, obtenida mediante la suma de las emes 4\. natural corno podría ser la ü wl tendría complejidl¡d de 4 ( O + 2 + 2 ).
mientras que hemos visto que un sistema tan básico corno el de ~5a) tiene
asignada una mayor complejidad: 6. Para resolver este problema, Chomsky y
Halle (1968:410) proponen el siguiente principio adicional:
4. Sólo aqueUos valores en los que no hay uno b.sico que otro quedan espedficaclos
conio [+ RJ o (- RJ en el lexicón, en lugar de especificarse como marcado o no marcado: asl
sucede con el rasgo [retraído] para la mayoría de las vocales; de cara a establecer la complejidad (10) N'ingún segmento vocálico puede ir marca'do para el rasgo «re­
dd segmento, eSlos valores cuentan Como emes, ' dondeadd» a menos que algún segmento vocálico del sistema vaya
marcade para el rasgo «alto».
202
203
- -"-',,~'"',.....-..;..-~. - - - - - - -.­

I
r--~·-

;;...---

1,
arriha) presentadas' por ChomsKy y Hall~, la c~mplejidad de' un sistema con­
, Este principio permite definir a las vocales leI y 101 como más básicas que /ül sonántico, como el que tenemos p. ej, en castellano, en relación con los
y ¡w/, por ejemplo, Interpretado en términos absolutos, elimina la posibili­ rasgos [coronal, anterior, continuo, estridente, sonoro, nasal] viene dada por
dad de que se dé un,sistema formado por las cinco vocales I a i ü u w ,; esta la siguiente matriz: '
predicción no parece adecuada. ,
Quedan una serie de problemas pendie.ntes con respecto al principio (13)
(10): no está claro cómo hay que interpretarlo, si e!'t que no queremos elimi­
nar un sistema vocálico como el que, acabamos de mencionar. Tampoco está
clara su relación con las convenciones de marcación.Porou'a parte, es posi­
P t k b d g e H x m n ñ
coronal + + 111 171
ble que hagan falta otros principios de este tipo, por ejemplo, con respecto anterior m 11/ '11/ 111 m
al rasgo [nasal]. Así, las vocales nasales ven aumentada en una marca su retraído 111 11/
complejidad: lál, por ejemplo, tiene una marca, debido a que es [111 nasal]. continuo m 111 111 111
Esto significa que, según el principio (9), el sistema vocálico (11) tendría ,'5 estridente m
marcas, sonoro 111 111 111
nasal 111 m 11/
(11) Ú

Complejidad 2 2 2 2 2 2 2 2 3
a a

por lo que sería más simple que el sistema (5a) 1 a i u e o 1, que tiene 6; sin
Este cuadro determina que las consonantes oclusivas sordas Ip t kl son
a,; em'bargo, el sistema (5a) es mucho más plausible que el sistema (11). Se ha
más básicas que las oclusivas sonoras lb d gl y que las fricativas If e xl, ya
,
señalado, a ve~es, que quizás haga falta incorporar una jerarquía entre los
que la primera serie tiene una sola marca, mientras que estas dos últimas
~\ rasgos, en el sentido de que, por ejemplo, e! rasgo [nasal] debería significar
series tienen dos. Por otra parte, la fricativa estride'nte Isl y la nasal coronal
i:
más en términos de la' complejidad del sistema que otros rasgos, como el
Inl tienen también una sola marca, con lo que se las define tan básicas como
[alto] 'o el [retraído],
las primeras. Esto parece estar de acuerdo con las observaciones de Jakob­
t\ El problema más grave de la formulación en términos de marcación es
son (1941) sobre adquisición del lenguaje infantil y sobre tipologías; y con

.
I
que no permite tener en cuenta la totalidad del sistema, ya que cada seg­
las de Trubetzkoy (1939) sobre tipologías lingüísticas. Como afirman
f; mento recibe un grado de complejidad, independientemente de sus relacio­ Chomsky y Halle (1968: 413) «es significativo que estas cinco consonantes
,
, I
: nes con los otros elementos de! sistema. Un principio como el (9) se ha [/ptksn/] raramente están ausentes de ,los sistemas fonológicos de las len­
I
r puesto. en tela de juicio 5 porque no parece correcto que se defina la com­ guas»,
ti, I plejidad del sistema ,solamente en función de la complejidad de los segmen­ Es muy común que los sistemas consonánticos de muchas lenguas del
t :; tos que lo forman; la naturalidad de las clases y los sistemas debería tener en
murido estén constituidos por estas cinco consonantes básicas más otras
cuenta también las relaciOl/es entre los segmen.tos, Así, no parece correcto
consonantes de complejidad 2, como en los 'siguientes:
;I concluir que un sistema vocálico como e! de (11) tiene una complejidad
menor que el de (5a), ya que (11) presentaría una sola vocal oral y una clase (14a) p t k (14b) p t k ,¡
de tres vocales nasales; estas tres vocales nasales no deberían considerarse b d g f s x

con el mismo ~alor insertas en un sistema como el de (11) que insertas en un s m n

sistema, como por ejemplo, el siguiente, en el que la' clase de las vocales n
orares sería la más numerosa: Estos dos sistemas constituidos por ocho consonantes cada uno tienen am'­

bos una complejidad de 11: (14a), además de las cinco consonantes básicas,

uu
ha adoptado la oposición de sonoridad, introduciendo la serie de las oclusi­
i
(12) 11
e

aa
o vas sonoras, con una complejidad de 2 cada una, mientras que (14b) ha

agrega'do la oposición de continuidad, introduciendo la seri~ de las conso­

!
Esto podrá verse todavía mejor en relación a las consonantes. Según las
convenciones de marcación para conSonantes (de las cuales hemos dado dos
nantes fricativas sordas, con una complejidad de 2 cada una. Cada uno de

estos sistemas es plausible, o natural, se encuentran en muchas lenguas. Sin

embarg.o, la, T emla de la Marcación no es capat de di~linguir eslos dos

I
sistemas de los siguientes, en términos dé naturalidad:

~. Véase, por ejemplo, Vennemann (1972b).


l.: 205
il I 204
~. ,- --=k".' • - .. ~ ~_ .... _"",...:"-- -­

(l5al P
b d
t k

x •
(l5bl p
b
I

s x
k (l5c) p t

f s
k
g c. Inm continuo] --+ [-continuo) I GObstru~ente J
m ñ m n (d) De hecho. todas las nasales sonoras son más básicas que las sordas. no
sólo la bílabial [m]. por lo que la Convención podda formularse:

Cada uno ,di estos sis.temas tiene también una complejidad de 11, sin em­ d, [/lm sonoro]-+ [+ sonoro] 1
bargo no parecen tan naturales como los de (14), ya que por una parte no [consonanJ
utilizan al mlÍximo las oposiciolle~ de sonoridad y continuidad; por otra
parte, sería muy extraña la presencia de ciertos segmentos, estando otros
tnasal J
Pero como no sólo las nasales sonoras son menos marcadas que las nasales
ausentes, como en el sistema (l5b), que posee lñ/, por ejemplo, mientras que sordas, sino que c'Ualquier no obstruye'1te (,'ocales. líquidas y nasales) so­
carde de Iml y In/. nora es menos marcada que las sordas, deberíamos formular una conven­
Es cierto, como deCíamos al principio del capítulo, que la noción de dón general. que sirviera de complemento a' la 'Convención XXI de
, «naturalidad» no es del lodo explícita en las diversas definiciones y descrip­ Chomsky y Halle, que hemos dado más arriba:
ciones lingüísticas, En todas estas discusiones subyace la idea de'la «sime­

[-obstruyent~J
tría» de los sistemas, concepto que aprendimos del éslruclUralismo. Pero d'. [11111 sonoro) -> [+sonoro] I
también es cierto que los sistemas fonológicos de. las lenguas 'del mundo
suelen organizarse álrededor de parámetros de simetría. Si estas observado- '
nes son ciertas; la niedida de simplicidad o complejidad de los sistemas.
tendrá que refinarse pllra dar cabida a estas nociones de simetl'Ía, relaciones 4.2. Reglar naturalcs
lte los elementos del sislema, máximo aprovechamiento de las oposiciones,
etc. Otro de los conflictos surgidos entre los rasgos fonológicós y la medida
de simplicidad tiene que ver con las reglas fonologicas. Sabemos que hay
reglas que son «naturales», porque se dan en una lengua tras otra,. y muchas
Prohleilla: Formular Convenciones de Marcación léxicH que den de ellas porque tienen, además, fácil explicación en términos fonéticos. En
~uenta de la mayor naturalidad del primer segmento de c¡,da una de las el caprtulo 2 § 4.1, por ejemplo, hemos visto reglas de asimilación cuya
parejas siguientes: (a) m - 1);1. (b) n - ñ. (e) k , x, (dI m - l;\l'
razón de ser es la aproximación de unos sonidos a otros, en términos ~rti­
culatorios, entre sonidos adyácentes, Asimismo, en el capítulo 2 §,4.3, he­
Solución: (a) La mayor naturalidad de la bllabiallml freme a la labio·
[mI tiene que basars~ en el rasgo [distribuido]. y" .¡ue éste es el mos visto reglas, como las de simplificación de grupos consonánticos ovo­
único ra~go que diferencia a ambos segmcntos cntre sí: [m] es 1+ distri· 'cálicos, que tienden hacia la configuración siláb'ica CV, la ¡¡ual parece ser la
buido]. mientras que [m) es [- distribuido). La convención de marcación sílaba prototípica por excelencia. Hay también reglas de reducción vocálica
será; por tamo: " en posición átona que se repiten de tina lengua a'otra, como en el caso del

~
consonantJ
catalán en que el sistema vo¡:álko se reduce a las tres vocales [;) i u1 en esta
(l61 a. [11//1 distribuido]-> (+distribuido] I posición; es posible que en este caso la explicación pueda darse en. términos
+ nasal acústicos, por una tendencia a diferenciar los sonidos al máximo (véase
, +antet'ior
, Schane, 1972), Sin embargo, la naturalidad de algunos de estos procesos no
ir -coronal

queda reflejada en la de~cripción inicial.


l
lb) Como ['nJ es la menos marca'da de todas las consonantes nasales. pode­
mos sencillamente formular la siguiente Convención: 4.2.1, Teoría del enlace [linking1
Chomsky y Halle (1968: cap. 9) notan que reglas como, las de (a) son
más naturales que las de (b), lo cual no se capta al formularlas mediante
b: f,1I11 anterio~ -> f+anterio~ I rasgos fonológicos, como puede verse en (19) y (20): .
tm corona~ ~coronalJ
[consonant}
tnasal J (17) a, i --+ u
(e) Ya hemos dicho que todas las oclusivas (no sólo la velar Ikl) son m¡ís b. j~w
naturales que las fricativas, La Convención. por tanto, puede ser;

206 207'
~
·,.~F

(IiH a. t-->s·

DI 1
b. t--> e
valor del rasgo no marcado; en aquellos 'casos en ql.le el rasgo en cuestión
adopte el valor marcado, la regla tiene que especificarlo, Asíla regla (l9a.l se
'1 f: formularía como (19'a): .
111
·tl fi1,..
(9)
, ['00] +alto
~retr
->
~;"U
+red
(19') a. conlJS'
+ alto ~ [+reti]
, -:réd
,.1

tll! f .'
I • G-retr

tI !I
i
1I (¡
['00']
b.
+ alto
-retr

-red

-+ [+ retr)
La convención xi
enlaza ahora con la regla 09,a), prediciendo el valor
redondead01· En cambio, como la salida de la regla (l9b) contiene el
rasgo [111 redondeado], éste tiene que especificarse para bloquear que [uno.
cione el enlace; de esta manera, la regla se formularía como en (19'b):

~conJ
(19')
a.
[Oh,']
+ant, ,
+cor -~
~contJ
b. +altb
-retr
--> r+ret;¡
tredJ
-cool +estri~
El enlace de las Convenciones de Marcación.con las reglas fonológicas
-es.tríd nos permite así estáblecer la correlación deseada entre simplicidad y natura­
. ~ fi lidad. ' ,

~Oh"J
'1
b.
11 (1 +ant'
Lo mismo es aplicable al pro€eso (18): Dadó que existe una convención
de marcación que predice que el valor [11m estridente] es [+estridente] para
II ti ' +cor [ +cont) las consonantes obstruyen tes anteriores coronales si son fricativas o africa­
III
-cont das, 6 podemos reformular la ~egla (20a) como (20'a):
11 -estrid
(20') I a. [ObsJt
De hecho, si nos atenemos a la formulación en términos de rasgos, los' + ant --> [+cont1
procesos (b) son más simples que los procesos (a), ciado que las reglas exi· +cor
gen un calJlbio de rasgo menos que en (al: la regla (19a) cambia tanto I'!I -cont
rasgo [retraído) como e! [redondeado), mientras que la regla 09b) sólo tiene
que cambiar e! rasgo [retraído), puesto que e! valor redondeado) ya venía La salida de esta regla enlaza con la mencionada convención, la cual.predice
dado 'en la Descripción Estructural de la regla y no hac'e falta, por tanto, que se trata del sonido [+estridente] 's/. el caso de la regla (20b), la
incluirlo en el Cambio EstructuraL Sin embargo, las reglás de (b) son menos salida tendría que especificar que se trata del segmento [m estridente] 18/:
plausibles o naturales. Vearrios cómo puede solucionarse este problema.
Recuérdese que hemos introducido I~ Convención XI de Marcación para
, vocales, la cual define el valor no marcado para el rasgo [redondeado] según
el valor del rasgo (retraído), de manera que si ambos coinciden, el primero 6, Véase la Convención XXVII de Chornsky y HaU" (l9G8: 407), asl como su reformulación
es no marcado. Si observamos las dQS reglas de (19), vemos que a la salida en Barrís (1975b: 235). Chomsky y Halle, como hemos visto en el cap. I § 4.4.1. introduce el
de (19a), la vocal es [+retraído, '+redondeadoJ, mientras que a la salida de rasgo [defayed rcfedse} o [explosión, relardadal para abarcar. frica ti VaS. y africadas,y Harrís
introduce [fricativol con el mismo fin. Para ño complicar l. descripción. nosotros suponemos
(19b), ia vocal e~ [+retraído, -redondeado], por lo que en e! primer caso es que el e'llace con la regla (20) funciona sobre la base del rasgo [+ continuo). Una de las modifi.
redondeado], mientras que el segundo es [m redondeado). En casos caciones de la convención de marcadón para el rasgo (estridente) que HartÍs propone consiste
, como éste en que el valo'r no marcado de un rasgo es predecible a partir de! en especifkar tanto ./sI como a IGI ["m estridente/o Sin embargo, Hacri. sigue considerando que 19/
cambki de otro rasgo efectuado por una regla fonológica, Chomsky y Halle es más marcado que /sI en cuanto al rasgo [distribuido): /91 es [m distribuido), mientras que /sI
es (11111 distribuido); por tanto, lo que decimos a continuación vale para el rasgo [distribuido) en
proponen «enlazan~ la Convención de Marcación correspondiente con la vez del rasgo [estridente], si es que adoptamos la convención de Harris. Esta modificación no
rcgb en cuestión, de manera que 'no es necesario que ésta especifiql!e el arecta la esencia de las relaciones de enlace.

,r 208 209
(20') b.
·
ObstJ'
+ant -- I+cont l
(22) [11m coronal] __ [acoronal) I
[aretr~ídoJ
r.
+cor
, -cont
. testri~ L-anteflor

. .
' 'la 'cual predice que las consonantes ,[-anterior, -retraído) .·no marcadas.
Nuevamente, el enlace de las Convenciones de Marcación con las reglas para el rasgo [coronal) son [+ coronal] y convertiría' incorrectame'nte a j¡¡
fonológicas p'ermite establecer la correlación deseada 'entre s'implicidad y consonante en cuestión en [s]. El resultado en [s] en lugar de [~J sería el
p.lausibilidad, dado que la regla (20'a), que según Chomsky y Halle es más más natural en términos universales, sin embargo, no sería el más afonu­
plausible que (20'bl, es más simple. nado para el alemán -señala Vennemann- dado que s'e produciría neutra­
Una de las críticas que se han hecho.a la formulación del Enlace (véase, lización con el s)lnido [s] existente también en alemán en otros contextos. 7
p.' ej., Vennemann,' 1972bl es que está basada en el gtad~ de naturalidad del Pero la formulación en términos de enlace no permite captar estas particula­
segmento resultante por aplicación de la regla, pero no en el grado de na tu· ¡idades de una lengua, sino que determina el grado de complejidad de una
ralid"d del proceso en sí. Es decir, aun aceptando el supuesto de que lul es rt;gla a partir de criterios exclusivamente universales.
más natural que Iml y IsI es más natural que 19/, es
muy posible que en
determinada ocasión un .proceso que tenga a ImI o lel como salida sea más 4.2.2. Incorporación de marcación en l~s reglas.
natural que el <;orrespondiente proceso con lulo IsI como salida, respectiva­ Con el fin de captar la mayor naturalidad de los procesos, no sólo de los
mente. Veamos un ejemplo. segmentos, se han presentado dos propúestas tentativas: Postal (1968) y .
Si bien puede aceptarse que (según las convenciones demar.cación) las Schachtcr (1969).
estridentes fricativás Ivl y Izl sean 'más naturales que las no estridentes frica­ Postal pl'vp()!ie el liSO de valores no marcados [u]' junto con + y -, en
tivas l'el y Id/, el proceso de espirantización que convierte las oclusivas sono­ . la parle derecha de las reglas, Así, dada la plausibilidad de las reglas de
ras lb d gI en las fricativas [a d g) en algunos contextos, básicllmente detrás desonOl'ización de consonantes sonoras en posición final de palabra, la regla
de vocal (véase la regla 3 al comienzo de este capítulo), está más atestiguado (1) del capítulo') para el catalán podría reformularse así:
en diversas .lenguas, que un proceso semejante que convirtiera las oclusivas
sonoras lb di en las estridentes [v z]. 'y sin embargo, las no estridentes [~]. (23) [ + sonoro) -> [u sonoro]/
rObsttUyent]
[a), son [m estridente), mientras que [v), [z] son [11m estridente]. Por tanto,
además de reflejar la relativa complejidad de los segmentos involucrados en *'
las reglas, la gramática deberíá ser capaz de reflejar la relativ" complejidad () Esto podría parecer equivalente al procedimiento del Enlace, con la conven.
naturalidad del proceso en sí. dón ¡Jdidolla] por parte de Chomsky y Halle de dejar en blanco aquellos
Otro de los problemas que se han señalado (vése Vennemann, 1972b) valores no marcados, como en este caso [ti sonoro]. Hay, no obstante, una
es que la formulación mediante enlace no permite tener en cuenta el sistema gran diferencia: las Convenciones de Marcación que se aplican por enlace se

en el cual se inserta el Cambio Estructural de una regla, es decir, las relacio­ definen todas a nivel léxico, es decir, son convenciones establecidas a nivel
nes'entre el segmento (o segmentos) resultante(s) de la aplicación de la regla de los segm~ntos como constituyentes de morfemas. Aquí, en cambio, nos
en rcuestión y el resto de los segmentos del sistema. Vennemann (1972b: encontramos a otros niveles, tras la aplicación de ciertas reglas fonológicas;
232 s) señala, por ejemplo, que la regla que en alemán convierte a Ixl en {~] uno de esos niveles, por. ejemplo, ese! de la palabra. En' el planteamiento de
detrás de vocales anteriores debe especificarse así, en el marco de la teoría Postal, la salida de la regla (23) es no marcado para SOnoridad porque en
de Chomsky y Halle: est,e contexto, al final de palabra, el valor no marcado para sonoridad es
{-sonoro], no porque las obstruyentes [-sonoro] sean menos marcadas en
(21 )
consqnantj r=-retraíd~ I (-retraído) - - ­
general, a pesar de que en este caso ambos valores coinciden. Lo que esta­

f -- tcorona~ mos diciendo puede verse más claramente si consideramos que Postal (1968:
. .
-coronal.

184s) propone también que para aquellas lenguas en que no se da la oposi­


-anterior
+ continuo .. cíón sordolsonoro el cambio automático de las consonantes sordas a sonoras
en posición intervocálica debería expresarse por medio de (24), .
ya que ~i se dejara el rasgo [- CQronal] sin especificar a la salida de la regla, 7. Es curioso obseJV~r que en los dialectos del sur Se da este resultndo, [xl .... (sI I
la 'convención ~Ie enlace permitiría aplicar la ~iguiente convención (que es I rtetrl
- - , lo cual jn(lica que la posible neutralización no impide en dichos dialectos el
cambio en el sonido no ma~cado en cuanto a coronalídad. De cualquier manera, l. nbje~ión de
par,te de la Convención XXIII de Chomsky y Halle, .1968), . Vennemann es váli~a en términos generales.

210 211
,
(24) [-sonoro] ~ [u sonoro] 1 V' tcons] V por dilucidar, como la de encontrar explicaciones valederas para los fenó­

I
menos considerados naturales: las explicaciones, por el momento, son diver­

,.f
sas; unos fenómenos, como los asimilatorios, se tratan de explicar en térmi­

en donde vemos que el valor no marcado para el rasgo [sonoro] ha de ser


nos articulatorios, mientras que otros, com'o la reducción vocálica, en térmi­

f+ sonoro]. El desarrollo de esta propuesta nos llevaría, consiguientemente,


nos acústicos o perceptivos; la preferencia de cierto tipo de sílaba y las

a modificar las Convenciones de Marcación, para hacerlas sensibles al con­


reglas que contribuyen a su constitución también tienden a explicarse en

texto y a los procesos fonológicos en general. Pos~al, sin embargo, la deja


términos articulatorios, ¿Podremos algún día obtener explicaciones unitarias

solamente enunciada,
o se trata de procesos distintos que requieren también explicaciones distin­

, Schachter (1.969) propone incorporar a las reglas un rasgo de naturali­


tas? Otro de los problemas pendientes en el campo de la naturalidad es el

dad. Por ejemplo,.como es muy común que las consonantes velares se pala·
que hemos discutido en el capítulo 6, y que podría resumirse así: ¿Hay

talicen ante vocal anterior, la regla que daría cuenta de esta asimilación se
ordenaciones naturales de las reglas y ordenaciones no naturales? En cierta

formularía mediante (25),


medida, en la base de la división actual entre la llamada Fonología Genera­

(25) fC l [
L+r<;trj ~ [11 retr] 1 - - -retr

V J
,
tiva Natural y la Fonología Generativa T ransformacionaI (o clásica) se en.

cuentra todo el, problema de la naturalidad,

.en la que
"
11 significa natural. Esto permite dar cuenta de la asimetría de los Problema; ¿Puede la teoría del enlace dar cuenta de la asimetría de
procesos asimilatorios, ya que el proceso Ínverso que convirtiera a [e] en [k]
ante vocal posterior no es natural y tendría que formularse sin ningún rasgo los procesos (a) k -. e
I -.- [-~trJ
y (b) e
--> k I - '- G~trJ
especificado como <m»: ' de manera que la naiuralidad de (a) frente a la no naturalidad <;le (b) quede
reflejf1da? Las Convenciones de Marcación aquí jnvolucradas son (véase

(26) re J
'l:-retr ~ [+ 'retr] 1--,-
[ V
+retr
]
Chomsky y Halle, 1968: 406);

[o ret~
A la hora de establecer la complejidad de la gramática, las enes no cuentan, XXIII [(1 cIDr] -.[n cur) I
por lo que la regla (25) resultaría más sencilla que una regla como la (26).
f Aparte de lo discutible que pueda ser el diferencial' un proceso tan natu· t J
ant

f-an~
I
, ral como el de C25) meaiante un solo índice, se ha/objetado que esta pro­

puesta conduce a la contradicción de la misma teoría de la marcación que le 1 [+expl ret) ) (a)
sirve de base (véase Vennemann, 1972b). Así; Schachter prop<;me una ley XXVI [11
~ L+cod
universal que permita interpretar ciertos valores 11 en las reglas de asimila· [-expl .et) (b)
la cual establece que «los valores de los rasgos lÍo marcados se asimilan
a los valores de lo? rasgos marcados adyacentes, y no al revés», Por tanto, en La Convención XXIII indica que el valor no marcado del r~sgo [coronal)

las regias de asimilación, [/1 Rasgo] significa [m Rasgo] en el contexto adya- ' es de signo contrario al del rllsgo [retraído] para [as consonantes no ante­

cente a'[m Rásgo]. Como afirma Vennemanh (1972b:235), decir que "en, de­ riores; la Conven~ión XXV.I indiea que las afeitadas constituyen la modali:,

~,

terminado contexto el rasgo marcado es el rasgo natural entra en conflicto dad no marcada de las consonantes palatales, mientras que las demás con.
sonantes son no afrieadas en su modalidad no marcada (expl rel es el rasgo
~
con la .idea motora de la T eoria de la Marcación, que trata de identificar lo ~.
'natural con lo no marcado. de explOSión retardada [dela}'ed relea5f') qúe hemos introducido en la pág.
30.
El problema de I!!. naturalidad de las reglas fonológicas está todavía en
sus inicios: En primer lugar, las definiciones que manejamos son intuitivas e
Solució/I: El sonido [k] se caracteriza por los rasgo~ [- anterior, + re.
inexplícitas. En segundo. lugar, es muy probable que las reglas sean más o
coronal, -expl ret}" mientfas :que [e) es [-anterior, - rewlldo,
menos I'taturales, es decir, que se trate de una propiedad gradual más que +cotonal, +expl tet), por lo que el proceso (a) puede describirse me­
binaria. En tercer lugar, aun cuando podamos definir algún día con precisión diante la siguiente regla:
qué es una regla natural, queda pendiente el incorporar adecuadamente este
concepto a la gramática de las leng~as. Estas y otras cuestiones están todavía (27) r C ] ,[ V 1
l- retraído] I - - -

,
l-anterior -> - retraídoJ
212
213

l'
I

a la salida ,de la cual se' enlazarían la Convención XXIII, la cual asigna el CAPlllJLO OCIIO
r~sgo [+coronal) al sonido resuhante del proceso en cuestión, y la parte (al
de la Convención XXVI, la cual predice que el sonido resultante es una FONOLOGIA y SINTAXIS
llfricadá, De eShl' manera se capta la naturalidad de (a), que consiste en el
cambio de un solo rasgo, ya que los otro's, [+ coronal] }' [+explosión retar­ ,
dad'll, al tener su valor no mar.cudo se enlazan por las convenciones univer­
sales, ' '
Sin embargo, el pro~eso Ibl puede formularse con idéntica símplicidad,
ya que consiste en un cambio exactall1emc inverso a la regla (27):

(28) [ e 1
-anterior ->
[ v J­
1+ retraído] 1 - - - ' , + retraído
í
A la salida de esta 'regla podrían cnlnzarse también las Convenciones XXIII
f y XXVI (ahora su parte lbll, con lo que se establcc~ria quc el segmcnto
resultante de (281 es una oclusiva no coronal. p(Jr tanto, este proceso qllC­
daría descrito como si fuera tan natural como el anterior, lo cwrl no es 1. INTRODUCCION
des~able, dada su f¡¡lm de naturalidad_ En conclusión, el enlace no d~
cuenta adecuadamente'de la diferencia de naturalidad de los proces(!s la'l y
El problema de la relación entre la fonología y otro;; comptJnentes de la
lb;. gramática. especialmente el sintáctico y el morfológico, merece más atención
de la -que ha recibido en la teoría generativista. Dada la diversidad de mo.
delos gramaticales existentes, incluso dentro del marco generativista, sería
premat uro, sin embargo, tratar de presentar aquí una teoria explícita que dé
cllenta de las relaciones entre estos diversos componentes, Nos limitaremos,
por lo tanto, a algunas observaciones no sistemáticas sobre los tipos de in­
¡(¡rmación no fonológica que una fonología gel1erativa parece requerir.
Algunos ,de los ejemplos que presen!aremos podrán parecer morfológi­
cos en vez de sintácticos. Dado el carácter poco riguroso de nuestras obser­
- vaciones, es de esperar que las distinciones que haremos no sean dd todo
precisas: Sin una teoría unificada explícita, las cosas no pueden ser de otro

C0l1siderando 1que los diversos modelos gcneratívistas concuerdan en re­


-conocer en el componente sintáctico un nivel de estructura superficial y un
nivel de estructura subyacente, aunque el g,rado de abstracción de este úl·
timo puede variar de un modelo a otro, organizaremos la discusión de este
capítulo de la siguiente manera: primero consideraremos la relación entre la
estructura sintáctica superficial y las reglas fOl)ológícas, luego el problema de
la posible relación entre la estructura sintáctica no sup~rficial (es decir, sub­
yacente o intermedia) y las reglas fonológicas, y finalmente el problema de la
ordenación de las reglas fonológicas con respecto a las reglas sintáctiéas, .

_2, INFORMACION SINTACTlCA SUPERfICIAL EN LA FONOI.OclA

Es claro que hay,ciertos aspectos de la estructura sintáctica superficial


que deben ser accesibles -al componente fonológico de la gramática, Uno de

214 215
ellos es la categoría sintáctica del ele~ento al cual se aplica la regla fonoló­
gica. Asi, por ejemplo, Harris (1975a), entre otros, ha demostrado que en Como vimoA en el capítulo dos § 2 y § 4.1.2, en esta lengua hay ciertos
castellano las reglas de acentuación de los verbos difieren de las reglas de sufijos como el de plural que muestran dos formas fonéti~as, en este caso,
acentuación de otras categorías sintácticas. Sin acceso. a la categorización [lar] y [led, cuyo uso depende de si la vocal de la raíz es [+retraído] o
. sintáctica, las reglas de acentuación no podrían producir oposiciones como [- retraído]. La regla que selecciona la variante apropiada de! morfema de
las siguientes: continuo, continúo; próspero, prospero, etc. plural y otros similares no tiene, sin embargo, ningún efecto sobre la pal~bra
Del mismo modo, Chomsky y Halle (1968) han sugerido que en. inglés siguiente dentro de la oración. Es daro, entonces, que la expresión formal
las reglas de acentuación deben distinguir entre sustantivos 'y miembros de ' de esta regla debe incluir informacióu que especifique la ubicación de .los
lindes que separan una palabra de la sigúiente.
otras categorías léxicas. Por eje.mplo, un adjetivo o un verbó que termine en
un grupo consonántico recibe acento final (cxÍJt «existir», eléct, «elegir, 2) En '\Varao, lengua indígena de Venezuela, como vimos en el cap!tu­
electo», reiéct «rechazar») pero no así un' sustantivo (él¿phal1t «elefante», lo 2, pá-ginas 435, existe una regla que nasaliza todo segmento no conso­
réject «desperdicio») a menos que su vocal final sea tensa .(cOl1strdiflt . «res· nántico (es decir, vocales, semivocales y glotales) que esté precedido de un
tricción»). segmento nasal._Así, por ejemplo, la forma fonológica Imehokohíl «sombra»
Las reglas fonológicas también parecen requerir en ciertos casos i~for" tiene la representación fonética [meIí6kohi]. El dominio de esta regla es sólo
la palabra, es decir, no se aplica á través de palabras.
mación referente a la estructura -interna de la palabra. Por ejemplo, en ruso
existe una regla q~e afecta a una clase de sustantivos oxítonos (eS' decir, 3) La asimilación de una nasal a la consonante siguiente en inglés. En
acentuados en la última silaba) retrayendo el acento en las formas del feme· esta lenglia, a diferencia del castellano, un linde de palabra inhibe la regla en
nino y neutro plúrales, pero no en las del masculino (o en las del singular). cuestión. Así, la frase il1 Pal'ú se pronuncia con 1Z, no con 1l1, aunque la JI del
Así, los nominativos plurales de «salchicha» (fem.) y de «cincel» (neutro) prefijo in- sí se asimila a la consonante siguiente, p. ej. en imponible «impo­
sible».
son Ikobás-yl y Idolót-al respectivamente, mienlras que el de «bota» (mase.)
es Isapog-í1. En los ejemplos precedentes, hemos considerado la influencia del linde
Otro tipo de información no fonética que parece ser necesaria tanto par~ que separa una palabra de otra sobre las reglas fonológicas. Consideremos
las reglas segmentales como para las suprasegmentales es la ubicación y la ahora los lindes que se dan dentro de la palabra. Parece necesario (si­
·rfaturalezade·los lindes que separan las unidades de la estructura sintáctica guiendo a Choll1sky y Halle, 1968) distinguir por lo menos dos tipos de
superfícial unas. de ótras. lindes internos, uno (#) que separa una palabra (es decir, una forma libre) .
. Veremos primero algunos ejernplos de reglas sensible¡;...a la \.lbicación del de un morfema ligado [boundJ como en Ilenta#mentel y lkasa#sf, y otro (+)
que separa dos morfemas ligados, como en lkas+a/. 1
linde de palabra. Hay que distinguir dos casos: (a) reglas que requieren
mención del límite de palabra en el entorno, es decir, que .afectan a seg­ Un ejemplo que ilustra el distinto comportal~iento de estos dos tipos de
mentos iniciales.o finales de palabra; (b) reglas que se aplican sólo dentro de linde es el siguiente. En ruso, hay una regla que elide las semiconsonantes Iyl
y '\VI en posición preconsonántica:
'una palabra,. es decir, casos en que el linde de palabra actúa como factor
inhibidor. Ejemplos del tipo (a) son los siguientes:
1) El ensordecimiento de oclusivas en posiéión final de palabra en len­ (1) znay-u
guas como el ruso, e! al~mán y el catalán: véase la formulación que hemos «sé"

znay·e·te
«sabéis»

dado' para este. proceso en el capítulo 5, regla (1), así como en el capítulo 2,
zna-tY
«saben>

'regla (68). La expresión formal de esta regla claramente requiere mención


zna·I
<,supo»
del linde de p<ilabra como contexto. ,
. 2) El tipo de reducción vocálica del castellano mencionado más arriba.
Sin embargo, esta regla no se aplica a las formas imperativas de segunda

Así, la regla que elide la lal en la higuera no se aplica dentro de una palabra; persona plural: .

por ejemplo, ahiiado nunca se reduce ahijado. .


. 3) La inserción de una leI protética en pal~bras castellanas como escri· (2) znay-le (no "zna-te) «sabed»
bir, La 'raíz Iskribl que aparece ~in vocal protética cuando está precedida de
un' ptefijo como en i115cribÍl~ describir, etc. agrega esta vocal sólo cuando
aparece en posición iniciar de palabra.
Ejemplos del tipo (b) son los siguientes:

l. Al adoptar el símbolo * como linde entre una pal~bra ó forma libre y .un morfema
ligado, lendrlamos que revi~ar la formulación de aquellas reglas --('omo las que acabamos de
1) La regla de armonía vocálica que se da en lenguas como el turco.
citar en la página 216- que destriben un proceso que sólo se da a comienzo o a I1nal de
**.
.palabra. En estos casos .e suele introducir el doble símbolo
216
'f 217
..- "-~- .. """.~",,.,--_.I_,.,....~.¡,.......
_ *-,

Uno de los ejemplos que presentan Kenstowicz y Kissebertn es el si­


Roman Jakobson (1948), en su análisis de la conjugación rusa, propone )
guiente: en hQtentote (Beach 1938), el fonema Ipl es aspirado en posición
un linde interno # para formas del tipo (2); y formula la regla de la elisiÓn inicial de palabra e implosivo [unreleased] en posición final:
de semivocal de tal modo que no se aplique delame del linde #. Una solu­
ción de este tipo puede parecer arbitraria, y, en efecto, si no hubiera eviden­
cia independiente habría que rechazarla por inmotivada. Jakobson, sin em­
(6) Ipíl. ~hQ «él (acc.)>>
bargo; muestra que su solución no sólo explica la no aplicación de la regla Inepl lnepl] «esto»
de elisión mencionada sino también la no áplicación de la regla de despala­
talización ilustrada en los ejemplos siguientes: ' En posición íntervocálica, este fonema se realiza como sonoro [b] y en algu­
,.F nos dialectos como fricativo lb]. Este debilitamiento de.la articulación, sin
(3) otmetYi-tY «ma~car})

embargo, parece estar limitado a casos en que el foneina Ipl y las vocales
otmetYi-t-sa «marcarse»
circundantes .son parte del mismo morfema. Así, las formas (7) contrastan
con las formas (8).
Como se ve, esta regla despalataliza la 'ltYI final de marcar cuando va

H:H
seguida de una consonante. Sin embargo, la forma del imperativo de se­ (7)

gunda persona plural de este verbo es [otmetY-sa], en aparente contradic­ ItsapaJ «delgado»

cióncon la regla.en cu.estión. La contradicción desaparece, por SUptlesto, si


se asigna a las formas de imperativo un linde interno del tipo #. Así, la
representación fonológica de ,,,marcaos» es 10tmetY#sal mientras que. la de
«marcarse» es 10tmetYi+tY+sal y la regla de despalatalización se aplica sólo
a esta última forma. Es claro que este tipo de análisis se presta fácilmente al
abuso. No se .explica ,~ada simplemente postulando una diferencia entre dos
Ihopal
t,o{:H «cesar»

tipos. de linde,' y . todo análisis basado en este recurso debe, ser evaluado (8) Ixo+pal {xopa] , «mejilla (masc. acc. sing,)>>
cuidadosamente con respecto a la evidencia que lo SUSlenta. lo+pal [opa] «y él"
La teoría presentada por Chomsky y Halle (1968), que durante varios
añ'os ha servido de base a la mayoría de los análisis generativistas, asigna un
status ~special al linde morfemático (+) (véase nuestro capítulo 2, conven­ Si este tipo de evidencia resultara incontrovertible, lo q.ue no ha suce­

ción 72). A diferencia de los otros lindes, se postula que las reglas fonológi­
cas no requÍeren mención específica de este linde para aplicarse a una se­
dido hasta el momento, habría que abandonar la hipótesis de Chomsky y

llalle, y quizás reemplazarla por una versión más débil que prediga,. no la
¡

cuencia que lo contenga. Más' precisamente, una regla formulada de la si· ausencia ahsoluta de situaciones como la que acabamos de ilustrar, sino

. glliente manera:' quizás su rareza, en términos COll19 los que se present~n en el capítulo 'siete,

es decir, por su falta de naturaliaad. .

(4) A-- B I C __ D Finalmente, Chomsky y Halle (1968) lambié,n han sugerido la posible

existencia de un linde especial que, p. ej. en inglés, separa un prefijo de la

raíz, para explicar, por ejemplo, la sonorización de Isl en palabras como

'f · se aplíca no sólo a la secuencia CAD: sino también a las sécuencias C+AD,
'prt'sume «presumin>, en contraste con su no sonorización en palabras como
CA+D y C+ A+ D. Por otra parte, una regla formulada así: as)'lum «asílo», sin lindes internos, y era,a «borradon>, con un linde interno
del tipo 1#1. La existencia de este linde especial, sin embargo, no está fir­
(5) A -> B I C +- +D memente establecida. En los casos del inglés presentados por Chom~ky 'Y
Halle, existen otros análisis razonables que prescinden de este linde.
La hipótesis que.motiva esta convención es que no hay reglas fonolÓgicas En resumen, la mayoría de los fon610gos generativistas concuerdan en la

· que se apliqtien sólo dentro de un morfema. Toda regla que se aplica dentro· existencia de tres tipos de lindes: el de morfema (+), el que se da entre

de un morfema se aplica también a secuencias de morfemas. Aunque en la


una palabra y una forma ligada (#), y el que se da entre dos palabras (##).

práctica la mayoría de los fonólogos acepta esta co~vención, no es claro que Todos ellos parecen teller la capacidad de condicionar la aplica~ión de re­

la hipótesis ¡;n cúestión sea correcta. Kenstowicz y Kisseberth (1977), por gias fonológicas de distinta manera.

· ejen;¡plo, han presentado diversos casos que aparentemente contradicen e~ta


· hipótesis. La evidencia no e!!. clara, sin embargo. .

218 , 219
explicar ejemplos de este tipo. Algunas usan una' regla de d~splazamiel1to,
J. INFORMAClÚN SINTÁCTICA NO SUPERFICIAL EN LA FONOLOGIA
otras una regla de elisión, otras una regla de interpretación. Para los dos
La cuestión de si las reglas fonológicas tienen o n<9 acceso a información
primeros tipos de análisis existe el mismo problema que en el caso aoterior: .
sintáctica no superficial es bastante c;:ontrovertida. ,uno de los casos perti­
la regla de contracción parece requerir información sintáctica no superficial.
La importancia Ue ejemplos de este tipo radica en que una fon()logía que
nentes más discutidos es el siguiente:

En inglés,' existen reglas de contracción que relacionan formas como las


tenga acceso a niveles no superficiales es extremadamente potente, y nos,
aleja de la meta de restringir la forma de ltl gramátíca de modo que caracte- ,.
¡¡iguientes: .
rice 'adecuadamente la nociÓll de lengua natural. De ahí, entonces, que los
lingüistas Se hayan empeñado. en mostrar que los fenómenos ilustrados p()r .
(9) a. He ú .hltllgrJ..
los ejemplos (11) Y (L2) pueden ser explicados sin permitir que la fonología .
b. llc's hUl1gl)"

. tenga acceso a infonJ1;iCión sinhíctica no superficial. .


·«EI tiene hambre»

Se han sugerido dos tipos de explicación que parecen permitir la versión.


m~s rcstringida de la fonología. El primero es b teoría ·de los raJfro.r [trace
(lO) a., 1 lIJallt topta)'.
lbcorrl de Chol11sky (1975), que dice que toda regla sintáctica de desp¡';za-.
b. 1 walll1a play.

miento [1Il0VC/J!Cllt] deja un rastro en' el lugar de origen dd elemento trasla­


«Quiero jugar,>

dadu. Pur ejemplo, si suponemos. que la aracian ¿Qu,; compraste? deriya ·de
l~ estructura (U), .
Esta contracción no es posible, sin embargo, en ciertos contextos, como
se ve en. los ejemplos siguientes:
.( U) compraste qué
(J 1) a, 1 dOIl~t kllow [¿'hac he is IIO!/}·
la regla de traslación que mueve el pronombre interl'oglltivo a la posición
b. "1 don' t kl10llJ wbere "e's I/Oll'.

inicial protfucc la estructura siguiente,


"No sé dónde está ápora»

( l4) qué compraste l'


(12) a. Whicb pia/l/5l do )'OU wallt lo play?
b. "Wbich pial1ist do )'ou wdllllq play?
«¿Qué pianista quieres que toque?» en que r representa el rastró dejado por la t~aslación de qué. Es claro que en
una teoría de estc tipo, en ttue hl historia derivacional de la oración está
La imposibilidad de contracción ~n los casos (llb)y (l2b) esta relacio­ reflej;¡da en la estructura superficial, ~s posible mantener una fonología' res­
nada, sin duda, con la existenda de un elemento táciro en la vecind<ld de los trictiva que no tcng~ acceso a estructuras sintácticas no superficiales.- No es
morfemas que participan en' la contracción: Así, en el caso (le (ll), la dáu'­ daro, s,in eillharga, que esta teorí¡¡ pueda explic~r todos los casos de con·
sula' subordinada where he is 11011.: «dónde éstá ahora» se relaciolm c;on una' tracción en inglés. Postal y Pullum (1978), entre otros, han argumentado
oración como he is tbere 110W «él está ahí ahora», es decir, de algún modo, la que esta teoría no da cuenta adecuadamente de tal fenómeno.
correcta interpretación de wbert! "dónde» requiere una regla que lo rela­ Otra teoría que hace posible mantener la versión más restrictiv.a de la
cione con la posición inmediatamente posterior al verbo. En algunas teorías fonología es la que distingue reglas de ditización como la contracción del
sintácticas, ésta es una regla <Je desplazamiento, que literalmente traslada el inglés de otras reglas fonológicas, y las asigna a un compOliente especial, el
morfel11a wbere -de la posición postverbal a lá posición illici,¡1 de 1" chíusula. componente de clitÚ;aciÓIl. Estas reglas, que n~ son propiamente fonológicas
En otras teorías, no se analiza medía'ote desplaiamiento, sino mediante una en este rnoddo, pueden tener acceso a información sintáctica no superficial.
regla interpretativa que relaciona whcrc 'con la posición postverba!. El pro­ pero no las reglas fonológicas propiamente tales. Pullum y Zwicky (en pre­
blema 'que este tipo de ejemplo presenta para la fonología es que si se paración) proponen esta solución.
adopta la teoría' del desplazamiento, la fonología debe ten el' acceso a la es· El p'roblema es complejo, y las teorías q~e húnos mencionado son en
tructura previa a la aplicación de el¡h1S reglas, para decidir si la contracción este momento sumamente controvertidas. No es posible, por lo tanto, dar
una respuesta definitiva a la cuestión de si las reglas fonológicas tienen o no
es posible o no.
En el caso de la oración (12), hay un sintagma nominal tácito entre wanl acceso a información sintáctica no superficial.
.r «quieres» y lo (morfema de infinitivo): You Wt1llt Jome pianist lo play «Quie­
res que toque algún pianista». De nuevo, hay diversas teorías sint:kticas para

221
220
- .- ...... ..
~ _-,_._ .. , .. _~.-,.,-"",

4. ORDENACION DE LAS REGLAS FONOLOGiCAS CON RESPECTO A LAS SINTÁCTICAS . Para explicar estos casos, Bresnan propone que la regla de acen\'uación se
aplica al fin dé cada ciclo sintáctico, y no solamente a la 'estructura sU¡:Jerfi­
. Otra cuestión que no se ha esclarecido en la fonología generativa es la c}al. Si suponemos una estructura subyacente así,
del orden de las reglas fonoiógicas con respecto a las sintácticas. En la for­
mutación de Chomsky y Halle (1968), las reglas fonológicas siguen a las
sintácticas, y éste parece ser el modelo aceptado por la mayoría de los fonó­ (18) John
J
has plans
l' 1 1 1 ~
O [ John leave plansJ
J
t [
logos generativistas. Sin embargo, como ii-ldicamos en el capítulo cuatro, SN O SN
'existe una propuesta dé Bresnan (1971) que requiere la ¡lplicación de las'
«Juan tiene [planos Uuan dejar planos]] »
reglas fonológicas al final de cada ciclo sintáctico, lo que resulta en deriva­
c)ones en que las reglas sintácticas y las fonológicas Se entremezclan. Los
.argumentos en que se basa esta hipótesis tienen que ver con las reglas de . hay un ciclo que consta de la oraCión subordinaqa John lcave plam que
acento sintáctico en inglés. Los repetiremos aquí brevemente. . 2 3 1
Bresnan parte' aceptando la regla de Chomsky y Halle que acentúa los recibe la acentuación John lea ve plam por dos aplicaciones sucesivas de la
sintagmas, pero no las piezas léxicas compuestas (sustantivos, verbos o adje­ regla de acentuación. En el ciclo siguiente, que abarca la oración completa,
tivos), de modo que el acento principal es el último acento primario. 'Así una hay reglas sintácticas que eliden John y plans en la oración subordinada. Al
secuenCIa como .final de este ciclo sintáctico tenemos, entonces, la estructura siguiente:

1 1 3

(15)[
[y~sterday1
Jolln has plans to leave.

[M~ryJ SN
(l9)

[v l
.
O
SN
.
- SV
[arrtvedl
.
. V ADV AD~
svl 3 1 4
1
La regla de acentuación se aplica primero al sintagma verbal has plal1s fo

lea/le y lo convierte en has plam fo leave. Finalmente, la regla de acentuacién


«t'vlaría llegó ayer»
1 1 4 2
se aplica a la secuencia John haJ plam fa leave y la convierte en John has
tiene la siguiente derivación (en que 1 indica acento primario, 2 acento se­
I 5
cundario, ete.): plalls lo leave. De este modo explica Bresnan el carácter aparentemente ex­

(i~) ~M~ryl
1
ITarrivedl J
(y!sterdayD
cepcional de este tipo de oración.
, Hay, sin embargo, razones poderosas para poner en duda la hipótesis de
Bresnan. Por un lado, como indicamos en el capítulo cuatro, la teoría que
asign~ el acentO sobre una base puramente sintáctica ha sido puesta en
2 duda: Por otra, no todos lbs lingüistas concuerdan en que la estructura
arrived yesterday Acento (primer ci<;lo) sintáctica de oraciones del tipo (17) es como se indica más arriba. La misma
Joan Bresnan ha argumentado posteriormente que los complementos de
2. .3 oraciones de este tipo no son oraciones subyacentes sino sintagmas verbales.
Mary arrived );esterday Acen~o (segundo ciclo) En vista de la incertidumbre con respecto a estos dos puntos, es claro que
, no se puede aceptar la hipótesis de Bresnan sin reparos, y que la cuestión
del orden de las reglas fonológicas con respecto a las sintácticas debe'quedar
Ella nota, sin embargo, que hay ciertas frases en que el acento principal pendiente.
no corresponde al ultimo acento primario de la estructura superficial, por
ejemplo:
2
(17) Jo/m has plans to leave.

«Juan 'tiene planos que dejan>

222 223
r
CAPITULO NUEVE

LAS EXCEPCIONES

l. INTRODUCClON

En la aplicación de las. reglas fonológicas sUrge otro problema, que no


hemos tratado en el capítulo 6, ya que no tiene que v.er con la interrelación
entre las distintas reglas, sino con alguna regla en particular y su relación
con algunas formas fonológicas. Se trata de excepciones a las reglas. Los
casos excepcionales son fundamentalmente de tres tipos:
A) Hay represemaci?nes fonológicas que satisfacen la Descripción Es­
tructural de una regla Cleterminada, y sin embargo no deben someterse a su
aplicación, ya que si la regla se aplicara se producirían formas incorrectas.
Por otra parte, se dan representaciones fonológicas que 110 satisfacen la
'. Estructural de una regla determinadn, y que sin embargo deben
someterse a dicha regla para producir las formas correctas correspondientes.
Por último, existen conjuntos de formas que ponen en evidencia algún .'
proceso fonológico de carácter limitado. Es decir, no se trata de una regula­
ridad extensible a todas las representaciones fonológicas que comparten al­
guna característica fonológica, sino a un reducido número de formas. Dicha
regularidad no es, por tanto, formulabl~ mediante una regla fonológica de
carácter general, pero sí mediante una regla de·.alcance limitado, aplicable
sólo a Ul"). conjunto de f<;Jrmas cuya ·excepdon.alidaQ consiste en manifes~ar'
esta sub regularidad. Las formas en cuestión son excepcionales en' relación a
fa tota.1idad d~ las formas fonológicas de características fonológicas compa­
rablés, pero su excepcionalidad es formulable como subregularidad o regu­
laridad de alcance reducido. .
I

2. ¡:;vrt7nrTnh,t:c A LAS REGLAS MAYORES

Consideremos la regla de elisión de Irl en catalán, la cual formaliza un

225
''''r'~ "~''''~:.. ..q'

proceso general de pérdida de Irl tanto en posición final de palabra, como


,jr
1" . ción negativa en relación a la regla (1): es decir, formas como I)rl, l;,mÓr/.
ante el sufijo ge plural/s/: 1
, Ikár/, Ipúr/, tendrán que llevar un rasgo negat.ivo, com~ p. ej. [- regla de

9l I+con~ . elisión de Ir/), que, por convención universal, bloquee la áplicaci¡;Sn de esta
(1)
r -¿ tJ¡ I
+Silábic
[ + acento J (+ ,t cor J
'"'
regla. ,
La regla (1), por ser. una regla de carácter general, que refleja un proceso
general de la lengua, se corlsidera una Regla Mayor, y las excepciones que
acabamos de ver son excepciones negativas a la misma (véase al respecto, G.
El c~so entre paréntesÍs es elaplícable en el plural, cuyo morfema Is/ se
Lakoff, 1970). "
I caracteriza como [+cont, +C0f]; 'por otra parte, la vocal anterior a la Irl
Por otra parte, hay formas que ho satisfacen la Descripción Estructural
f tiene que ser acentuada, ya que hay gran :número de palabras en catalán
de una regla mayor y q~le, a pesar de ello, deben someterse a su aplicación:
terminadas en Ir] precedida de vocal átona, como 'p, ej.: [sóf;;¡rJ «chófer», .
se trata de las llamadas ~xcepciones positívas. Con relación a la regla (1) que
[út;;¡r) «útero», [k;:¡arníbur] «carnívoro», [murtíbrl «mortífno», etc. Esta
nos ocupa, hay un caso excepcional en este ;,íltimo sentido: [kánti} (,cán­
regla, así formulada, da cuenta de alternancias morfofonológicas como las
taro». La forma básica correspondienté a esta palabra debe llevar una Irl
siguientes: final, dado el diminutivo [k.::mtirÉt1 «cantarito», ya que en catalán el sufijo de
diminutivo es [Ét l. Por tanto, la representación subyácente Ikántirl no satis­
face la DE de la reghl (1), Ruesto que la vocal' que precede a la Irl es átona, y
sin .einbárgo, la regla tiene que aplicarse, para producir la forma superficial
correcta [kánti]. Una posible solución consistirá en marcar a esta forma en el
«duro» [dús] «duros» :[dúr;:¡] «dura»
lexicón como excepción a la regla (1), con la especificación positiva [+ regla.
[klá] . . «claro» [klás) «claros» [klárd) «dara»
dc elisión de IrlJ. .
[&~'gú] «seguro»' [S;;¡gús] «seguros» [sJgúr;» «segura,)
[mJeú] «maduro» [m;;¡eús) «maduros» [mJQúr;J] «madura»
[primé) «primero» [primés] «primeros» [primér;;¡] «primera»
3, REGLAS MENORES

~
[/,;)wzé) (,ligero» [A:lWzés1 <<ligeros» [A:Jwzér.l]· «ligera»
"
" }
Un caso muy conocido de subregularidad en castellano es el de la Dip.
'A pesar de que la regla (1) refleja un proceso general de la lengua, apli. tongación de ciertas lel y 101 acentuadas en [yé] y [wéJ respectivamente, fe·
cable a una gran mayoría de casos, existen algunas representaciones fonoló­ nómeno que t¡tmbién se ha considerado en la abundante literatura 2 como
gicas que satisfacen la Pescripción Estructural de (1) y que sin embargo Monoptongación de Iyel y l\Vel átonos en [e) y [01, respectivamente. El pro­
'conservan su Jrf final hasta la superficie, como p. ej.: [5 r] «oro», [;;¡mór) blema que se plantea es que el comportamiento más normal o general de [el
. «amor», [kár) «caro», [púr] «puro», [sunór] «sonoro». Dado que no hay y [o) en castellano es el de no alternar con ninguna Qtra vocal o grupo
nada en la 'caracterización fonológica de estas formas que permita predecir vocálico; asimismo, los diptongos [yel, [we} tampoco suelen alternar con
. que su comportamiento sea· diferente al de la mayoría de las formas en rela·· 'otras vocales o grupos vocáLicos. Sin embargo, un número no desdeñable de
ción a la regla (1), no nos queda otra alternativa que la de considerarlas vocales [e], [o) átonas y de diptongos [yeJ, [we] acentuados alternan entre sí.
excepcionales. Es decir, en el lexicón, donde aparecen todos los r~sgos pro­ Los casos de alternancia son minoría en relación con la totalidad de formas
pios de las piezas léxicas, tendremo.s que hacer constar la excepcionalidad de la lengua, pero constituyen un conjunto relativamente abundante, corno
de estas piezas léxicas en cuanto a que no se so~eten a la aplicación de ( para que lo consideremos una subregularidad que m~rece ser descrita como'
,Para ello, puede induirse en el lexicón un rasgo de excepción o especifica-o tal en la gramática. .
Hay dos aspectos importantes a tener en cuenta en el análisis de este
1. Véase Mascaró 0978: 67) para su formulaci¿'n más completa, A primera vislo podria . problema: a) el fenómeno es arbitrario, desde el punto de vista fonológico,
parecer quc se puede eliminar la mención del sufiío de plural en la regla, ya que, como hemos en el sentido de que nada nos permite predecir a partir del aspecto fonoló­
dicho en el cal'ílU·lo 8 § 2" se ha propuesto el .¡SO del linde *par~ separar las formas libres de
gico de una vocal [e) u [o) si en posición acentuada alternaráéon los dip­
las liga'das. y en este caso los formas del singular son librcs y el s~fiio de plural -ante el <:u.al
también se da la elisi¿'n de Irl- es el morfema ligado correspondiente, 'Pero .al como l!n seguido .tongos corrftspondientes o no; tampoco la forma fonológica de los diptongos
se verá en los datos de (2), la elisión no se da ante otro morfema ligado, como es el sufijo de
femenino, Dado que el linde"" por sí '5010 no es capaz de diferenciar eStos dos contextos. 2, Para el análisis ,sobre l. base de Monoptongadón, véase Norman y Sanders (1977). Por
parece qu<: la mención del sufiío de plural en la regla (1) se hace inevitable. 'otra pane, Barris (1976, 1977, 19780, 1979b) ha. dado el ¡¡-atamiento más completo y cedente
del fenómeno en cuestión.

226
227
(

[yé] o [wé] nos permite predecir si enposiéión átona alternarán con'las aplica la regla es anterior o posterior, ,es decir, leI u 101 respectivamente.
vocales simplés o 'si se mantendrán como diptongos. Por otra parte, b) el A diferencia de las excepciones a las Reglas Mayores, que vimos en § 2,
fenómeno es regular, en el sentido de que aquellas vocales [e], [o] que altef' ,en las que el componamiento peculiar Consiste en no sómeterse a una regla
nan con, diptOllgo, siempre lo hacen con los diptongos [ye], [~eJ respecti­ de cátácter general, cuya DE satisfacen, aquí el componamiento pec~liar
vamente, no con cualquier diptongo indistintamente. 3 Veamos algunos da­ consisie en· someterse a la aplicación de una regla de akance limitado: lo
tos: normal en el caso de leI y 101 en castellano es que no diptonguen, por eso son
precisamente aquellas leI y 101 que en posición tónica diptongan, las que
(J) sill ace!1lo COI1acento ún acento con acen to tienen que ir marcadas en el lexicón como excepcionales,
p[e]gar p[éJgo, . mio )ntar m[ólnto
arr[ye]sgar" arr[yéJsgo am[we]blar am[wéJbl@
n[e]gar n[yéJgo r[wé]nto 4. RASGOS DlAcRlncos

4.1. De/in iciólt


Estos d~tos ponen de manifiesto lo que acabamos de decir con respecto
a la existencia de correspondencias e~é ye-yé, e-yé, así como o-ó, Los rasgos diacríticos o marcas diacríticas son rasgos que no tienen nin­
we-wé, o-wé. Dada la regularidad qué acabamos de mencionar en (b), la, guna interpretación fonética directa, ni articulatoria ni acústica, y que se
mejor manera de describirla correspondencia de vocal media átona-dip" introducen para diferelÍciar un conjunto de unidades fonológicas del resto
tOl~o acentuado consistirá en formular una regla que reneje la correspon­ de las unidades fonológicas de la lengua, idénticas en su representación,
Jeilcia. Ahora bien, como esta regla no es aplicable a todas las vocales me­ pero que manifiestan un componamiento distinto en relación a algún pro­
di:;¡s [e] y [o], ni siquiera ,a ia mayoría de ellas, no se 'tratará de una Regla ceso fonológico.' Un caso típico es el que acabamos de ver relativo a las
Mayor, sino dcuna Regla Menor, Por otra parte, dada la impredictibilidad, vocal~s medías de! castellano: las vocales [e] y [o] que alternan con los dip­
a partir de la representación fonológica, de las vocales medías a las que la tongos [yé], [wéJ son fonológicamente idénticas a las que no alternan; la
regla es 'aplicable-como indicábamos en (a)- la DE de la regla en cues­ única diferencia entre ellas es exclusivamente la de alternar o no, es decir, el.
tión tendrá que limitarse mediante alguna señal para ser aplicable solamente hecho de que unas se someten a la aplicación de la regla (4) y las otras no.
a 'las vocales q.ue alt~rnan con diptongo y a ninguna de las que no alternan. Un tipo de marca diacrítica frecuente es la de los rasgos asociados a
Esto puede hacerse mediante un diacrítico, es decir, un rasgo sin ninguna reglas. En e! caso de las Reglas Mayores, como el comportamiento normal de
.correlación fonológica, cuy!! única finalidad sea la' de diferenciar las vocales un segmento que satisface la DE de una regla es que se someta a ella, todo
que diptongan' de las que no lo hacen, Siguiendo a Harris (1977), podemos segmento que funcione así, según la norma general, no 'tendrá que llevar'
introducir el rasgo ,diacrítico [+ D] ,por [+ Diptongación] y formular así la ninguna marca específica, En cambio, los casos excepcionales como los que
l;egla de Diptongación: hemos visto en § 2, que no se'someten a la regla a pesa'r de satisfacer su DE,
tendrán que ir expresamente marcados en el lexicón. La manera más directa
I-ret~
(4)
G~eñtJ ~ silábico]
L-alt~
de renejar este comportamiento excepcional es mediante una especificación
negativa asociada a la regla en cuestión, por ejemplo, [- Regla d~ elisión
de IrIJ.
En ~I lexicón, las vocales medias lel y '01 que alternan con los diptongos En el caso de las Reglas Menores, como la norma general es la de los
correspo~dientes tendrán que ir n;arcadas con el diacrítiéo [+ DI o [+ Regla segmentos que no se someten a ellas, puesto que estas .reglas son de alcance
de Diptongación],
,
para quet la regla (4) les . sea aplicable en los casos que .¡, restringido, aquellos segmentos que no se vean afectados por' una regla m~­
corresponde, Nótese que como los únicos segmentos que llevan acento son nor no tienen por qué llevar ninguna marca especifica. Por otra parte, aque­
,vocales y de éntre las vocales sólo algun'as vocales medias leI y 101 son las que llos segmentos que 'sí tienen que soll,leterse a la regla, como los casos de las
diptongan, la entrada a la regla (4) sólo tiene que especificar dos rasgos: vocales medias castellanas que hemos visto en § Y, tendrán que llevar una.
I + acento, + DJ; por otra parte, el que la semiconsonante que s'urge de la marca en el lexicón, que permita la aplicación de la regla en cuestión. Esta
aplicación de la regla (1) sea [y] o [w] dependerá de si 111 vocal a la que se , marca o diacrítico consiste en una especificación positiva asociada a la regla·
~'
de que se trate, P?r ejemplo, [+ Regla de Diptongación], o simplemente
). llay, además, ,en la ~,' conjugación [el~(yél que alternan también con [i), y [o)~(wé) [+D].
qu~ alternan tamhién con lulo Omitiremos este fenómeno de la preseme discusión; cllcctor lo
encontrará descrito en Harr;s (1969) cap. 4, Haros (1977) y (l918a). .

I~ 229
228
4.2 .. Ambito df los Rasgos Diacríticos en realidad -se trataría de una generalización más poderosa de lo que los
datos de esta lengua permiten concluir. Examinemos las distintas posibili­
Un problema relativo a los rasgos diacríticos es el de determinar el lugar dades lógicas (véase Harris, 1977: 297-300):
de la gramática en que los mismos deben aparecer. Hasta ahora hemos dado a) Si D fuera unll propiedad de los formativos o morfemas individua­
por supuesto que aparecen en el lexicón, asociados a las piezas léxicas cuyo .les. cURlquier morfema dado que contuviera P tendría una especificación
comportamiento es !;!xcepcional. Este supuesto es el adoptado por Chomsky constante para esa O en todas sus apariciones. es decir, en todas las palabras
y Halle (1968: 172·5,373-6). Puesto que según el modelo deAJpects, adop­ que incluyeran ese mismo morfema, Sin embargo, e! morfema Iféndl - Ifyéndl
ta90 pbr Chomsky y Halle (1%8), en el lexicón cada pieza léxica se define muestra que ello no es así, ya que en posición acentuada aparece tanto la
como el conjunto de rasgos semánticos, sintácticos y fonológicos. idiosincrá­ vocal simple [-O], [o+fénd+e], [o+féns+a], (de+féns+a], como el dip­
sico a cada una de ellas, es lógico que sea aquí donde aparecen también los tongo [+ Dl, [de+fyénd+e]; aun en e! caso de que no quisiéramos relacio­
rasgos diacríticos, por tratarse. de rasgos idiosincrásicos a las piezas léxicas nar morfofonológicamente las palabra~ ofende y defiende, por no presentar
en particular; si bien no se trata de rasgos fonéticos propiamente. son rasgos un análisis morfemático de! todo diáfano, no podr.emos negar el parentesco
asociados a reglas fonológicas, y siendo específicos ele determinadas piezas entre dejemo y defiende. en la primera de las cuales el morfema Ifend-I o
léxicas, su puesto natural es el lexicón. donde se recoge todo lo idiosincrá· Idefend·1 va caracterizado [- D], mientras que en la segunda va caracteri­
sico: no generalizable mediante· regla. zado [+ O]. De estos datos hemos de concluir que el morfema no es el
Por tanto, según Chomsky y Halle (1968), los rasgos diacríticos forman ámhi'to en el que [O] puede definirse con un valor constante. Este ámbito
parte de la definición de una pieza léxica en su totalidad, como parte de los . tendremos que buscarlo en una unidad mayor. .
rasgos léxicos. ESfosignifica que,la totalidad de una pieza léxica irá marcada b) Supongamos que D es una propiedad de la palabra inflcxionada, es
en relación 'a una determinada regla fonológica. si su comportamiento es decir, de la unidad constituida por el morfema (o formativo) más los sufijos
excepcional <:on respecto a ella: p. ej., la pieza léxica Ikont-I iría marcada correspondientes, En este caso, sería de esperar que una unidad en·l!!' que-la
[+D]. es decir, con el rasgo que permite la aplicación de la regla (4). Aho~a especificación de D apareciera en forma constante fuera, por ejemplo. un
bien, la regla (4) está formulada de manera que sea aplicable a una vocal
lel u 10/. no a una pieza léxica en su totalidad. Para. permitir, por
tanto, la. ,aplicación de una regla como (4) a la 101 de Ikont·I, Chomsky y
l' mase, sg. como [bwén+o]. mientras que el fem. sg. fuc:;ra, por efemplo,
"[bón+a). Es decir, sería de esperar que encontráramos un paradigma como
"(b[wé]no, b[ó]nos, b[ó]na, b[wé]nas}. en el que la especificación para D
Halle (1968: 173) introducen una Convención que convierte los rasgos léxi· variara en las distintas formas del paradigma, Sin embargo, como indica el
cos en rasgos segmentales: asterisco, este tipo de paradigma es inexistente en castellano. El pa,:adigma
que se da. en cambio, es (b[w¿]no, b(wé]nos, b[wé]na. b(wé)nas}, es decir,
en la totalidad del paradigma de inflexión dd adjetivo, aparece O· con el
(5) Cada segmento de una matriz léxica fÁ se marca [o.K] para cada
valor constante [+ Dl. que se manifiesta fonéticamente como [wéJ. Oádo
categoría [o.K] a la que fA pertenece. . I
I que la especificación de O no varía dentro de un mismo paradigma de infle:
xión. hemos de rechazar Ua hipótesis de que la palabra inflexionada es la
Mediante esta Convención ~5), el rasgo léxico [+ DJ pasará a formar parte unidad que buscamos. Esa unidad ha de ser menor que la palabra, y debe
de la definición de cada segmento de Ikont-I, con lo que también el seg­ reflejar de algún modo que la generalizadón acerca del valor de D es aplica­
mento 101 recibirá la marca [+ D], y podrá así someterse a la aplicación de la ble a paradigmas enteros de inflexión. .
regla (4) sin dificultad. . c) El nivel en el que el Ámbito de D puede definitse, intermedio entre
Más recientemente; Harrh (1977) ha tratado de precisar con más exac­ el morfema y la palabra in flexionada, es el que tradicionalmente se deno·
titud e! tamaño de la unidad lingüística a la que es extensible e! diacrítico mina -raíz [en inglés, rtem J, y que modernamente se ha dado en llamar, a
[Dl. o dicho de otra manera, ¿cuál es la unidad lingüís'tica U de máximo veces, palabra léxica (véase Lyons, 1968: 194-206): se trata de la p¡llabra con
tamaño que contiene la generalizaciÓn de que una vocal'determinada Vi los afijos derivativos" si los tiene, pero sin ningún . morfema de inflexión. 4
posee una especificación constante para D en todas las apariciones de U? nivel da cuenta de los contraejemplos de (a) y (b): así. defema y de·
Acabamos de ver que Chomsky y Halle (1968) permitirían una sola res­ fiende no denen porqué contener un valor constante para' O, ya que defensa
puesta a esta pregunta: el formativo o pieza léxica es el ámbito natural de pertenece al paradigma nominal y defiende al paradigma verbal;, las- raíces o
todo rasgo léxico,' Co~lO p, ej. [D]. Sin embargo, los datos empíricos de! palabras léxicas correspondientes son 'c;los:[de+,fens]N y [de+fen9Jv, }'
castellano permiten concluir que 'considerar el formativo o morfema como
ámbito de IDl n~ nos proporciona la mejor generalización posible, ya que 4, Véase Aranaff (19761, para la definición de e~ta unidad como hase de Sil lexicón,
i
k
230 231
!
l'
f r

~
una de ellas irá marcada de manera diferent~ en relación al rasgo [D): (7)
SilábiCJ r+silábic~
sólo [de+ fendlv llevará la caracterización + alto
2acer.to
l!.acento J
4.3. Uso diacrÚico de los rasgos fonológicos' !
, ,
[- silábico]
Como los rasgos di¡¡críticos son mecanismos para dar cuenta de la ex­
cepcíonalidad, y. las excepciones son costosas en términos de simplicidad se aplica a las secuencias de vocales a las que la regla (ti) no es aplicable, pór
--.....una regla sin excepcÍOI:¡es es más general y más simple que una regla con llevar acento primario la segunda de ellas, y convierte la primera vocal 'en la
excepciones- las descripciones' fonológicas de la' gramática generativo~ semiconsonante correspondiente. La siguiente derivación muestra e! funcio·
transformaci.onal tíendeñ a evitar o reducir la inclusión de diacriticos, Sin namiento de las reglas (6) y
embargo, hay casos que son claramente excepcionales, o limitados a un nú­
l1)ero reducido de raíces, con lo qu(';! constituyen una subregularidad, pero ,cuentámos cuéntan
no una regularidad aplicable a todo el lexicón, y el evitar introducir rasgos o Regla de Monoptongación (6)
diacríticos tiene a menudo como contrapartida que se hace un uso diacrítico ·w Regla de Semiconsonantización (7)
de rasgos fonológicos. Con ello se prescinde de los rasgos diacríticos sólo de c[o]ntámos c[wé]ntan Formas Superficiales
!
manera aparente, ya que se los usa disfrazados de rasgos fonológicos. Un
Por otra parte,' según Norman y Sanders, este análisis da cuenta de la
análisis de este tÍpo lo constituye el que Noi:man y Sanders (1977) hacen de
aparición de diptongos no acentuados superficialmente, como el que apa­
la diptongación del castellano,5
rece en adiestrar, ya que este verbo, formado sobre ,el adjetivo diestro, recibe
Normán y Sanders (1977) proponen analizar la diptongación de! caste­
acento primario en la fel: .
llano cambiando la direccionalidad que tradicionalmente se le ha atrib.uido:
es decir, en vez de'considerar las vocales lel y 101 como básicas, parten de los
(9)
diptongos liel y luel como unidades básicas, a los que se aplica un proceso
de monoptongacÍón, La ventaja de este análisis es, según sus. autores, que •
a ( d e s t r a )A a r )V
permite prescindir de los rasgos o marcas diacríticos que en todos 195 diver­
1- 1 1 1
sos an6lisís tradicionales se ha tenido que ¡¡tribuir a las raíces verbales cuya'
1 ( 2 1 1 Acentuación
vocal diptongaba. Sin embargo, veamos si esta ventaja es real o una' mera
y Semiconsonantízación (7)
apariencia de su análisis. Norman y Sanders formulan así la regla de simpli­
ficación vocálica [deslrened simplifica/ioll] o monoptongación,

r"~"'J
En este caso, el acento primario sobre la vocal [e) en (9) es lo que impide la

~. ac~ntJ
(6) V aplicatión de la regla de monoptongación (6), ya que;; ésta está formulada de
2acento tal manera que sólo se aplique a secuencias de voéalés no acentuadas, es
-+
+aho' -alto -alto decir, ambas 'Con el rasgo [2acento). En cambio, la regla (7) sí es aplicable
u retr -bajo -bajo en (9', ya que está formulada precisamente para aplicarse a secuencias de
(l retr
vocales con [2acento] en la primera y [lacento] en la segunda, Sin embargo,
a nivel superficial, tanto el monoptongo [o] de contar como el diptongo [ye)
en la que el rasgo [2acento] identifica a secuencias de vocales con acento de adiestrar carecen de acento, o llevan el rasgo [2acento] según la descrip­
'Vismo grado; en realidad, se trata de vocales no acentuadas. La regla (6), ción de Norman y Sanders, por lo que una vez aplicada la regla de semicon­
por tanto, convierte .secuencias de VV no acentuadas en V simple. Por otra sonantización (7) a adiestrar, la [e). deberá cambiar su rasgo [lacento 1por
parte, la regla de formación de gUde [giMe formation J 'o semiconsonantiza­ [2acento]. Pero esto es precisamente lo que se entiende por rasgo diacritico:
ción rasgos sin una correlación fonética directa, ni articulatoria ni acústica, y que
I sirven sólo para dar cuenta del comportamiento de un subconjunto de uni­
dades en relación a una regla determinada. Aqui, el rasgo [lacento] en la [e]
) de adiestrar ~irve para diferenciar el comportamiento dé la secuencia [ie) en
5. Véase la crítica de este en Harrís(1978b), ¡
relación con la regla (6), del comportamiento de la secuencia [ue] en cuen­

232 !. 2~3
"

tamos, que por llevar [2acento] en la [e] se monoptonga en confamos. Dado, Puerto Ri[k ]o-puertorri[k]eño, amin[k]ar-arran[k]e; ata[k)ar-ata [k]e
sin erhbargo, que el acento es normalmente un rasgo fonológico, no diacrí­ --estas últimas sin Desvelarización ante vocal anterior.......: hipotetizando un
tíco, es su uso en calidad de rasgo diferenciador del comportamiento de .linde morfológicq de! tipo *. en estas últimas (es decir, puertorrik*eño,
ciertas .unidades con respecto a una regla lo que puede considerarse diacrí­ arrank*e, atak*e) y suponiendo que, por convención universal (véase Ca­
üco en el presente análisis: un rasgo normalmente fonológico --con reper­ 'pítulo 2, pp. 56s), una regla que no lleva ninguna especificación sobre lin­
cusiones articulatorias y acústicas- pierde aquí su valor propiamente foné­ des morfológicos se aplica automáticamente cuando no hay linde morfo­
tico y pasa a utilizarse en calidad de diacrítico. . lógico o cuando el linde es de tipo +. Así, la regla de Desvélarización (regla
No sólo los rasgosprosódícos se han utilizado corno diacríticos, sino 13 del capítulo 6) se aplicará a formas básicas coroo costarrik+ense _ cos­
también los rasgos segmenta les. Por ejemplo, en el cap. 6 § 3.2, hemos visto . tarri[s]ense, ápik+e - ápi[s]é:. pero no a 'puertorrik*eño, atak*e, etc.
que Harris (1969: Glp. 5) hipotetiza los segmentos Ikwl y Igw/-que caracte­ Como puede verse, esta división de los lindes morfológicos en + y * sirve
riza como velares redondeados- para palabras como ljue, quiell y g/lerra, para permitir e impedir la aplicación de una regla, respectivamente. En.
águila, respeqivamente. En la derivaéión (15) del cap. 6 hemos mostraqo tanto su función ~ea exclusivamente ésta, su empleo es. típicamente diacrí­
que una representación subyacente del tipo Ikwle Impide la aplicación de la .tico.
r~gla (13) de Desvelarización, mientras que si e! segmento Ikl no estuviera Estos tipos de análisis nos conducen a una reflexión sobre la fonología
caracterizado como [+ redondeado], la regla (13) produciría i~correcta­ generativo-transformacionaL La FGT da análisis abstraétos -muy distan:
mente la forma "[s]e. Por tanto, e! rasgo [+redondeado] actúa de diacrítico, dados de la realidad fonética- lo cual le permite tratar' como fenómenos
ya que .su úllica función consiste en impedir la aplicación de la regla de regulares, de carácter fonológico, fenómenos que tienen un carácter bastante
Desve!arización.Por otra- parte, para que este análisis sea posible, di~ha. marginal, cuya. regularidad es discutible. Precisamente, la propuesta funda­
regla debe ir ordenada antes que la regla (14) de Deslabialización de Ikwl y mental de la FGN es en la dirección de reducir el abstraccicinismo de los
IgWI, en el orden que hemos caracterizado como antinutridor. análisis, lo cual tiene como contrapartida la disminución de la regularidad o
Eri realidad ..en la fonología generativo-transformacional, no sólo se han el aumento ddas excepciones. La regularidad fonológica disminuye, porque
utilizado rasgos fonológicos en calidad de diacríticos, sino segmentos ellte­ en casos como los que acaba~os de ver, si no se acepta la utilización diacri­
ros. Veamos un ejemplo procedente de Harris (1969: cap. 5). Al final del tica de los rasgos fonológicos, de los segmentos o de los lindes, tendremos
cap. 5 hemos mencionado que Harris (1969) incluye una regla en la gramá­ que omitir de entre las reglas fonológicas una regla como la de Desvelariza­
tica del español que tiene el efecto de convertir en sonoras las consonantes ción, con lo que no será posible establecer una relación, por lo menos a
obstruyéntes sordas intervocálicas, bajo determinadas condiciones que aquí nivel de forma básica, entre, p. ej., ápice y apical. En el apartado que sigue
no interesa détallar (remitimos al lector a los capítulos 4 y. 5. del libro de veremos un caso en el que el análisis de la FGN con'riene más excepciones
lIarris): Esta regla, que como allí dijimos, permite relacionar, p. ej., nadar qué el análisis de la fGT. .
con ltatación, debería ser aplicable a la forma subyacente del verbo fO';¡etcr,
si ésta fuera comeltler, con lo que se obtendría la forma fo'nética incorrecta
"~comedero Harris propone una forma subyacente con dos tes, es decir, 4.4. Rasgos diacríticos ligados a reglas menores o alternal/cias rupletivas
• comelttler, una de las cúales funciona como rasgo diacritico, ya que impide
la aplicación de la regla en ·cuestión. Posteriormente, la geminada lul se con­ Hooper (1976: 165ss), siguiendo a Hudson (1974) y (1975), propone un
, vierte en [t] mediante una regla que simplifica los grupos de dos consonan· tratamiento alternativo al de los rasgos diacríticos ligados a reglas menores.
tes idénticas, la cual tiene que ir' ordenada después de la regla que sonoriza Por ejemplo, en el caso de las alternancias e-yé, o-wé, en lugar de asignar
las obstruyentes intervocálicas, en una relación que es también antinutri­ a las piezas léxicas que alternan un diacrítico que permita la aplicación de la
dora, como en el caso'anterior, Así, vemos que el uso de rasgos fonológicos regla de Diptongación -si se toma ~sta dirección, como en el análisis de
o incl'usive segmentos. enteros en· calidad de ¿¡-acríticos, combinado con la Harris- o que permita la aplicación de la regla de Monoptongación "':"'si se
ordenación anrinutridora entre las reglas, permite análisis de índole abs­ toma la otra dirección, como en el análisis de Norman y Sanders- las alter­
tracta, es decir, análisis opacos según la definición que hemos dado al final nancias se representarían directamente en e1lexÍcón como supletivas; en el.
del cap. 5. lexicón no aparecería el diacrítico, sino directamente la alternanda: así, la
Por otra parte, en calidad de diacríticos se han utiliiado también ciertos forma básica del verbo contar que alterna con cuento, etc. aparecería en el
lindes morfológicos. Por ejemplo, Harris (1969; V. cast. pp. 208 ss) propone lexicón como
dar cuenta. del comportamiento diferente de fkl ante vocal anterior en Costa
Ri[k]a-costarr.i[s]ense, api[k]al-ápi{s]e, apendi[k]ular-apéndi[s]e, frente. a

¡
., . I

234 235
(10) "k {:e} nt I (1.3 )
[sopráno]
«clase»
«soprano»
1
y un~ regla morfofonémica de distribución de los alomorfos indic~ría en qué
[báterJ "w.c."

[káteer;:¡] «cátedra»

~ontextos aparecell las formas alternantes: [k:,lera) «cólera (enfermedad)"


I

{~e} -
, (ll) er., p. ej., [kláse) con [plás~) «plaza» y [k:íler~) con IkÓbr:l) «cólera, m­
{o I [-acento] . } bia». ¿Cómo puede' darse cuenta de los ejemplos de (L3) en una gramática
del catalán?
we en los demás contextos
SoluciólI: Teniendo en cuenta que (12) es una Regla MayOf, ya que da
Ho~per considera como una'virtud de este análisis, frente al de las reglas cuenta de la gran mayOfía de los cas9s de la le~gua, y que no es
mehores, el que las form!ls léxicas y las reglas que las distribuyen están encontremos ningún tipo tic condicionamiento fonológico contextual,
directamente relacionadas, sin necesidad del diacrítico que en el otro análisis formas como [plás;,J f~el1te a la que nos ocupa [kláse] y [kól;>rJ]
. sirve de imérmediario entre ambas. Por otra parte, según Hooper, este aná­ frente a [k:íler.J]. lo más acertatlo será ronsijerar que n:nson excepciones
léxicas a la reglid 12): es decir, excepciones puramente itliosincrásieas ne­
lisis evita el tene! que trazar una línea divisoria entre las alternancias total­ :;.., '
gativas a una regla mayor. Por tanto, las formas de (L3) deberán llevar en el
mente irregul~res o supletivas, como ir, VIJ, jué, y alternancias menores como lexicón una marca que las identifique, C0l110 por ejemp!o' [- Regla (12)).'6
contar, cuellto, ya que. aquí todas las alternancias se presentan en el lexicón, .
en calidad de alternancia~ supleiivas. Esto tiene la v~ntaja de que evita el También en el capítulo 5, vimos la regla (7) para el
(,ornar una deci.sión ,normalmente .arbitraria entre lo que son alternancias en posición final tle palabra; allí formulamos dicha
irregulares o supletivas y alternancias regulares ·menores. Para f!1ostrar la
arbitrariedad de esta línea divisaría. Hooper aduce que no es posible saber (14) n --> 01-- *
qué número de piezas léxicas sometidas a una misma alternancia bastar\ para
justificar un diacrítico y una regla menor. Esto es cierto; sin emba'rgo, aun­ En realidad, esta formulación es tlemasiatlo general, ya que ademlÍs de dar
se elimine esta línea divisoria, queda en pie la necesidad de trazar otra cuenta de ahernancia's como las allí mencionadas (plá-plán;¡ b:í-b~Í1~,
divisoria: ~ntre formas regulares y formas supletivas, la cual no sieri1pre. bt;¡lá - bt;¡)lÍn , etc,), esta regla elidiría In Inl final de palabras como
resulta clara. Por otra parte, Aronoff (1978) ha propuesto que íncluso las [kárn], «carne», [kuntórn] «('Ontorno», [uríz:lI1) «origen», [;>gzán1;¡n)
alternan<;:ias totalmente irregulares o supletivas debeiían aparecer en e1lexi­ «examen», [átun] «átono», [mun::)tun] «monótono», [:'lSpJSim;ln] «espe<;i­
men,;. [ipúb;¡tun] «hiperhaton», con lo que se producirían resultados in­
cón por medio de una forma básica y no mediante varias formas supletivas.
correctos.
(Véase Harris, 1978a, quien da argumenos en favor del tratamiento me­ a) Reformúlese la régla en
cuestión, de tal manera que no se aplique a
diante reglas ·menores y' diacríticos' y en contra del de las alternancias suple­ este tipo tic formas. b) Por otra parte, trátese de dar cuenta de las siguien­
tivás de Hooper-Hudson.). tes formas excepcionales que aparecen en la primera

Problema: Retomemos la regla (12) del capítulo :l, que damos nueva­ (1)) [zólp] «joven» [zua:mísim) «jovencísimo»
mente aquí, pa.ra facilitar la lectura: [;m;¡) «hombre" [utn:mÉt ]

J
«hombredto»
[.'írbJ «huérfano» [urf:mÉt) «hucrfanito»

~
(12) [.Jlg::!] «órgano» (urg;¡nist;¡] «organista»
-consJ .+ret.r
-alto
<+red>
-> -bajO
[ <+alto> [~acent~ J I
I
[márb] «margen»
«término, límite»
[m;.rzinál}
[tz>rminál]
«margina!.,
«terminal"

Como dijimos allí, esta regla permite dar éuenta de la reducdón vocálica en
catalAn: en posición átona, las vócales subyacentes la,E,e! aparecen como 1;))
y 11lS vocales subyacentes /),01 aparecen como [u], Si bien la mayorfa de 6. Véase Mascaró (1978) cap. 1, pp. 2~ss, para un tratamiento más detallado de estos
.\
casos justifican esta regla, se encuentran también algun'as ejemplos como casos. Dado que no hay ningún fur.damen~o pUB hipotetizar. en los casos de vocales que no
! alternlln, una vocal subyacente distinta de la superficial, Mascaró propone una condición de
los siguientes, en los que algunas de las vocales no aparecel1 reducidas: .
estructura moifemátka que limita 1.5 vocales subyacentes álonas, y tuta 105 casos de (13) como
exceptiones a dicha condición de estructura morfemática y.no como excepciones a la regla {l2).

2:36 2:37
. ,

Solución: a) Por una parte; si [uríz;Jn] ... son los c¡¡!\os normales, la proceso muy general del catalán 8 _ meqiante una 1 regla que convierta la
elisión de Inl sólo tiene lugar tras vocal tónica, por lo que la regla (14) consonante Ibl en la semivocal [w] si aparece en posición final de palabra y
debería reformularse asi: '1 tras vocal acentuada; en fonna ab~eviada y sin alarJes de rigurosidad foro
mal, esta regla podría representarse así; ,
(16) n -> 01 V- - '*
bl Por otra parte, los casos de (15) constituyen entonces e)(cepcion~s a la
(21) b -7 W 1 v-- '*
regla (16). ya que en los de la prímera columna se ha e1i(li~o la Inl final, a
(21) da cuenta, por tanto, de la primera columna de (17). Una regla de
pesar de ir precedida. de Vocal átona. Se trata, por tanto, de excepciones
espirantízación, semejante a la que Harris da para el castellano (véase Ila·
positivas a una regla mayór, en el sentido de que la regla ha de aplicarse a
. tris, 1969, versi~n casteUana pp. '7-67) dará cuenta de la segunda columna
formas que' no. satis(acen la DE de la misma. Ya hemos dicho que una
de (l7), es decir, del paso de la oclusiva subyacente Ibl a la fricativa '[b] que
posible solución consistirá, así, en marcar estas formás en el lexicón COI< un
aparece allí. ' ,
~asgo como .[+Regla (1/-\1 7
A continuación, dar cuenta de' las altenancias de (18)..(20), presentando
todas las soluciones posibles, según lo discutido en este capítulo, e indi­
Problema: Considérense los siguientes grupos de datos del catalán, 'en
los cual.es se diln dife'rentes alternancias: en (17) [w] final alterna con [a] cando cuál de ellas es preferible.
inrervoc~lica; el) (18) [w) final alterna con [dI intervocálica; en (l9) [t] final Solución: Teóri!=amente, .podríamos dar las siguientes soluciones a los
alterna con' (d] intervocálica o se mantiene coml) [t]'en esta posición; en datos de (18), (19) y (20): a) Regla Mayor con excepciones negativas, b)
(20) [tI final alterna con [a] in.tervocálica. Regla Menor ligada a un diacrítico, ye) utili,zación de rasgos fonológicos de
forma diacrítica. Veamos cada una de eUas. '
(17) [bíw] «ViVO» [bia:>] «viva» a) En primer lugar, para dar cuenta de los datos de (18), podríamo~
. (bláw] «azuh• (blálp] «azul (".""1" formular una regla equivalente a \a regla (21 J, que permita pasar de Id!
[!11~\V]
[n:5w]
«nlío»
«nuevo»
' [méBl]
[nJa.)]
«mía»
«nueva»
I subyacente a [w] en posición (inal tras vocal' aeeniuada:

. [t<Íw] «blando>, [tó!:lJ] "blanda» (22) d -7wl -(;--,*


1,
(18) [krÉw] «cree» [kr:'lJibilitát] «credibilidad" Al igual que en los datos de (17), la espiranlÍzació!1 de Idl ...... [d]tendrá que
(gráw) «grrido» [gr.ldJsió] «gradación» describirse mediante un proceso general aplicable a todas las consoOllntes
[PÉw] «pie~) [p:¡Elésu J] «pedestre» oclusivas sonoras, equiparable al qué tiene lugar en castellano. En (9)
[bÉw]. «ve» [bidén) «videl1le» }' (20) hay dos tipos de alternancia: en (19), donde alternan ltl-[~]-[t],
podríamos suponer que el segmento subyacente es ItI· en lugar de MI,
(19)
dado que [il aparece tanto en posición final como intervocálica. Sin em­
[;JS[ ;¡dlst.1] bargo, las alternancias de .120), en que (t] final alterna exclusivamente
[Jstát) «estado» «estadista» . [;¡sCJtál] «estatal>.
«ma~ido» [m.1ridál con [dI intervocálica, están en conflicto con las alternancias de (19). A
«maridar, casar» [m1ritál] «marital»
[pJt] «puede.. [pudÉ] primera vista, podríamos suponer que I~s casos de (20) son excepciones
«poder» ' [purÉnsbj «potencia» '
[s;¡nát] . «seriado). [san;;aól negativas a la regla (22): tendrían./dl como segmento básico y éste, en ·Ia
«senador» [s;m.1tuciál] «senatorial>.
primera columna, a pesar de satisfacer la DE de (22), no se convierte en [w]
(20) [;¡iUt] «ayuda» [;¡iuaá] «ayudan. sino en la consonante oclusiVa sorda [tI. Esta solución, a base de excepdo­
[krít) «grito» [kridá] . «gritan. rtes negativas es inadecuada, porque afirma qUI! la regla (22) es una regl~
[furát] «agujero.) [furJdá] «agujerean. mayor y que el paso de Id! a [tI en posición final de palabra es excepcional.
IfrEt] "frío» [fr;:¡aó) «frialdad.. Sin embargo, los datos del catalán indican que la situación es inversa: alter·
[Sft] «sed» [Js;¡~;)gát] «sediento» nancias como las de (18) son muy escasas en la lengua, mientras que la
desonorización de las oclusivas sonoras en posiciÓn final de palabra es un
fenómeno general del catálán, que ya hemos presentado en el capitulo'
Podemos dar (!uema de los datos de .(17) -los cuales constituyen un. (véase alU la regla (1)).
. b) Por tamo, es preferible considerar la regla de desonorizllción, que d:¡
7. Véase Mascaró (l978) cap. 1, pp. '595, quicli rechaza este tratamiento a hase de excep·
cuenta de (20) -y también de (19), si suponemos que las alternancias de
ciones positivas y propone. en cambio. que los casos de (15) son suplelivos, en el semido de que (19) tienen Id! como segmento subyaceme-- como una regla mayor, y SI,;·
en el lexicón deberílÍn (igurar con dos alomorfos básicos, uno con InI final y otro sin final. 'n' 8. Para una discusión de este (enómeno y (le los demás fenÓmenos involucrados en este
Así. por ejemplo, a lzó¡'~ J corresponderían las formas básicas Izób~1 y Izóh~n/. prohlema. véase Llcó y Mascaró (1976).

238 239
.t
;l'

poner que la regla (22) es una regla m.enor, ligada a un diacrítico: es APENDICE
aquellas idl que en posición final de palabra, tras vocal tónica, no se deso­ 1'1~
norizan, sino que se convierten en (w). tendrán que ir marcadas con algún
rasgo diacrítico, que tenga el efecto de permitir la aplicación de esta regla, Símbolos fonéticos
como p.ej., [+ Regla (22)]. Esta parece la solución más adecuada, por todo
lo dicho en este capítulo. . .
c) Por "Otra parte, podría suponerse que los segmentos subyacentes a
(18) son distintos de los subyacentes a (l9) y (20): podríamos hipotetizar Idl
en (18) y.ltl en (!9H20). Este segmento /tI esta'ría justificado por las alter­
nancias de (19), las cuales requerirían una regla que bajo ¡:jertas condicio­
nes (morfológicas) convirtiera /tI en [.!¡ en posición intervocálica. Sin em­
bargo, las alternancias de (20) no justifican una· tal elección de segmento
subyacente, ya que nunca presentan [t] intervocálica, sino solamente Id]. La '1
única función de esa /tI subyacente sería la de imp('dir la aplicación de la
regla (22), por lo que esta solución utilizada rasgos fonológicos -la dife­
r rencia fonológica entre !tI y kU- de manera diacritica. Por otra parte, re­
queriría también la hipotetización de dos Itl diferent~s, una que sonoriza en "
posición intervocálica y otra .que permanece como (t]. para dar cuenta de la
segu~da y tercera columnas de (19). Se trataría, por tanto, de una solución 1. Consonantes
totalmente' artificiosa para (20), que provocaría otra solución igualmente
artificiosa para (19), Otra razón por la que esta solución nQ es adecuada es Símbolo Descripción Ejemplos
que también aquí, igual que antes en la solüción (a), se partida de la base
I de que la regla (22) representa la normalidad en la lengua y no la excepcio­
nalidad, yá que se' la trataría como unÍ! regla mayor, a la que hay que b oclusiva bilabial sonora cambio
impedir que en determinados casos se b fricativa bilabial sonora cabo
6 implosiva bilabial sonora sindhi {6;mi] «maldición»
1, bh oclusiva bilabial aspirada sonora
e africada alveolar. sorda alemán Zehn ~(diez»

,1 :
e africada palatal sorda cacho
<¡ fricativa pala tal sorda alemán ich «yo»

!' d oclusiva alveolar sonora inglés doot «p\lerta»

'~ ~ oclusiva dental sonora dame

El fricativa dental sonora lado

D oclusiva «abreviada~ inglés nort~americano

sonora, writer «escrito"r»

f fricativa labii~dental sorda


.,
I
g oclusiva velar sonora tango

g fricativa velar sonora lago .

r' gb oclusiva labiovelar sonora margi [agba] «mandíbuia»

I
h fricativáglotal bom~ «hogan>
h fricativa faríngea sorda,
árabe [halla,] «inmedia,ta­
;
mente
y

J africada palatal sonora cónyuge


k oclusiva velar sord~ cara

240 241

¡;
Kp oclusiva labiovelar sorda margi [ilkpa] «puente» 2. Vocales
I lateral alveolar sonora lápiz
A lateral palatal sonora catalán 1100 ,<lobo» Símbolo Descripción Ejemplos
III nasal bilabial sonora mano
.r
m nasal labiodental sonora énfasis a central abierta paso
,..
f\ nasal alveolar sonora liada a3 anterior abierta inglés cat «gato»
~l nasal interdental sonora ollza (castellano peninsular) e anterior media peso
n nasal dental sonora un tes E anterior semiabierta inglés bet «apuesta»
ñ nasal prepalatal sonora poncho anterior cerrada (tensa) piso
ñ nasal palata\. sonora cuJia anterior semicerrada relajada inglés sit «sentarse»
11 nasal velar sonora tan go . t central cerrada inglés wishes «deseos»
p oclusiva bilabial sorda pago o posterior media cola
q . oclusiva uvular sorda quechua :> posterior abierta inglés británico Iot «lote»
vibrante alveolar simple caro ,(j anterior media labializada francés feu «fuego»
,
¡­ vibrante 'alveolar m6ltiple carro ce anterior semiabierta labializada francés petlr «temor»
líquida no lateral rctrofleja inglés norteamericano red u posterior cerrada (tensa) pliSO

«rojo» u posterior semicerrada relajada inglés put «poner»


s fricativa alveolar sorda sal .! u anterior cerrada labializada francés tu «tu»
fr'icativa retrofleja sorda \l anterior cerrada con compresión sqeco [hu:~] «casa»
s fricativa (pre)palatal, sorda inglés jhip "barco» labial
oclusiva dental o alveolar sorda todo (dental) I inglés ten Uf posterior cerrada no labializada turco
«diez» (alveolar) ti posterior media nQlabializada
Á oclusiva dental sorda lodo ;) central media relajada inglés dr~ma «drama»
t" africada interdental sorda
1 clic dental sordo wlu [¡ala] ~(trepan>

(} fricativa qental. sorda caza (castellano peninsular)


3. Diacríticos
v fricativa labiodental sonora afgano'

agua
i
w semiconsonante labiovelar sonora . indica vocal o consonante laringalizada
I
x fricativa velar sorda' ojo I indica vocal nasalizada
.Y . semiconsónant~ palatal sonora tapia
., b indica faríngalización
'i semicc;msonante palatal labializada francés huit«ocho»
indica vocal o consonante sorda
!
sonora indica vocal larga
z fricativa alveolar sonora mISmo
I convierte 'una vocal en semivocal

Z f~icativa (pre)palatal sonora inglés pleasure «placen>


I
:
indica consonante silábica

? ochJsiv.aglotal sOfda -; indica consonante oclusiva implosiva [unreleased]


y indica palataliz'ación de la conson¡nte,precedente
w indica labialización de la consonante precedente
'h indica aspiración de la consonante precedente

242 243
"

~', indica una consonante con constricción glotal y presión subglotal BIBLIOGRAFIA
aumentada
indica glotalización de la consonante pre.cedente
indiCa una vocal tensa; en una lengua tonal, indica tono alto.
'-"
indica una vocal relajada
.indica vocal' acentuada; en una lengua tonal; indica tono
ascendente
indica acento secundario; en una . tonal, indica tono
descendente
indica tono descendente-ascendente

4. LúulcJ

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248 249
t

;
¡ INPICE
[
,i,

INTRODUCCJON .. ' .. , . , , . ,
9

CAPfTlJl.O UNO.
LOS RASGOS FONETJCOS
1. 1NTI!()mJCClÓ~ . . . . . . . . , .. ' . . . . . . . , .... , .. : . . . . . . o o •• o , o • 11

,2. LA FONtTICA,ARTlCUl.ATORlA . . . • . . . . . . ' .. o •• o •• , • , ••• , ' ••• , 13


2.1, Las col1sonallles : .. ,.. . ..... ,. ., ........ ,........ 13

2.1.1. Rasgos primarios .. o •••••••••••••••• : • • • • • • • • 13


2.1.2. Rasgos secundarios ............ , ... " ... , , , . . 14

2.2. Las vocales ...... ; ........... , ... .',............... 15

2.2.1. Rasgos primarios.. ..... ..... ......... ..... 15

2.2.2. Rasgos secundarios ............ , .... , . . . . . . . . 15

2,}, Los rasgos prosódicos .................... , ...... ,.. 16

3. Los RASGOs DIST1NTIVOS DE]AKOBSON . . . . . . , . . . . . : ... " . . . . . . 17

4. Los RASGOS DISTINTIVOS SEGÚN CHOMSKY y HALLE. . . . . . . . . . . . . 25

4.1. Clasef mayores... .................. ...... ......... 25

4.2. Rasgos relativos al punlo de articulación . . o • o . '• • • • o •• • • • 26


4.3. Rasgos relatifJoJ a la posición del dorro de la lel/gua .. o'. • • 28
4.4. Otros rasgos ................... , .............. '., .. 29

4.4.'1. Rasgos idénticos a Jos de ]akobson o •••• ',' • • • • •• 30

4.4.2; Rasgos nuevos ................... , . o •••• o •• o 30

, CAPlruLO DOS:
LAS REGLAS FONOLOGICAS
L LA FONOLOGIA EN RELACIÓN CON EL RESTO DE LA GRAMÁTICA
33
, 2.
3.
REQUISITOS DE UNA FONOLOGIA ADECUADA.
NIVELES DE REPRESENTACIÓN
o ••••••

.....•....... : ..............
o o •••••••••

o
o

••


35
37

251
.

Ir.

4. LAS REGLAS FONOLOGICAS .... , .......... , . . .. . ... .


4.1. Reglas de asimilacton ............................. .
1. j\similación entr~ segmentos ,adyacentes ..... , , , '
42

43

43

l 3.2.3.
3.2.4.
Copia .... ,.; ............................ .
Disimilación ................................ .
131

131

I
3.2.5. Conclusiones ............................... . 131

4.1.2. Asimilación a distancia. .. .,........... ... . .. . 44


4.2. Reglas de disimilaciÓIl ...... ,..... ., ...... , ....... .
4.3. Reglas de ajuste silábico '............................ .
45

45

CAPITULO CINCO.
I
EL PROBLEMA DE LOS GRADOS DE ABSTRACCION
4.3.1. Reglas que simplifican grupos consonánticos .... . 45
DE LA REPRESENTACION FONOLOGICA
11
4.3.2. Reglas que simplifican grupos vocálicos ' .. , ... , 47
l. REPRESENTACIONES FONIOTlCAS (RF) y REPRESENTACIONES FONOLOGICAS

4.4. Reglas de debilitamiellto ......................... ',. 4.8


SUBYACENTES (RS) ............ ,................. . ...... .
133
4.5. Reglas de refuerzo . . ',' .......... , .............. , .. . 50
2. LA NO mENTlDAD ENTRE LAS RF y RS ........................ .
133
1
5. NOTACION , ... , ........ , .... , ...... " ................. . 51

,
..• 5.1. e,OllVe¡tClOlles
' para 1as reg1as J H " y ' < J • • • • •

5.2. Convenciones para combinar dos o más reglas , .... ,., .. .


, •• , ......... , •
51

61

2.1. La redundancia y la 110 identidad entre RF y RS ........ .


134
2.2. Las altema ncias morfofonológicas .. : ... , ............. .
135
,
6. EL ORDEN DE LAS REGLAS , , . ' ... ' .. ,. . ..... "., ... ;. 71

3. HACIA UNA DETERMINAci()N DE LA DISTANCIA POSlBLE ENTRE RF y RS


139
'3, L Identidad mtre la RS l' tilla de las RF ....... , .... ,., ..
139
I
3.2. Identidad entre los segmentos de In RS y de las RF sin si­
CAPITULO TRES. '

/1/ultal/eidad .............. . ......... , .......... .


144
I
LA REDUNDANCIA

3.3. /denudad de especIficaciones elltre la RS y las RF .. .


146
'1. REPRESENTAC¡ON Lt:...XICA .. , ... , , ....................... , , . , 81

4. LA ARGUMENTACíON EN FAVOR DE LOS ANAUSIS FONOLOGICOS ..... .


"
2. REDUND'ANCIA'y RESTIÜCCIONES COMBINATORIAS ANIVEL FONOLOGICO
2,1, Reglas de estructura 'morfemática (Regias EM) .. " .. : ....
'86

88
í'
4.1. Pruebas externas .................... , ............. .
148
1,1 4.2. Pruebas illtemas ......................... , ........ .
151
1

2.2. CO/ldiciones dé estructura lItorfemátlca (Condiciones EM) .. 92


I

2.2.1 .. Condiciones de implicación ...... , ........... . 94


CAPITULO SEIS.

2,2.2. • Condiciones positivas ...... , . ' .............. ' 95

1
PROBLEMAS DE LA APLlCACION DE LAS REGLAS

z.;U. Condiciones negativas ............. ' .. . ... , 95


1. INTRODUCCION ........................................ ,.
155
f ;1.3, Diferencias enlre las Reglas EM y las Condicio/les EM ... . 97
2. APUCACION DE UNA REGLA ' ..... ,.,... . ............. '. .,
156
3. REDUNQANCIA y RESTRICCIONES DE COMBINATORIEDAD ANIVEL FONtTICO ·98


3,1. Constricci'ones de la estructura fOl/ética (CEF) ........... . 101

2.1. Aplicación simultánea. , . , ... , ............... ' . .' . _.... .

2.2. Aplicacióll iterativa .............. , ...... , .......... .

156
158
11
3.2. Condiciolles de estructura silábica (CES) .... , ....... ' .. . 105
3. ArUCAClON DE VAIUAS REGLAS ... '.. , ........................ .
162

3.1. Hipótesis sobre la modalidad de .aplicación ............. .

3.1.1. Aplicación simultánea .... '.. , ... .' .......... , .. .

162
162
ti CAPITULO CUI\mo.

3.1.2. Aplicación secuencial ........................ .


165
LOS RASGOS PROSODICOS

'ti 3.2. RelaCIones eiltre las reglas .... , .... , ................. .


166
1. JNTRODUCUON ..................................... , ... . 107

3.2.1. Nutrición)' al1tinutriciÓn .. .... '. ............... .


167
1, 2. EL ACENTO . . . . . .. , .................................... . 107
3.2.2. Pnúación y alltiprivaúól1 ............... '...... .

2.1. Acento léxico y acellto sintáctico; ......... '........... .


168
108
3,}. Relaciones e hipótesis . . '" ............... " ........ .

1 i 169'
f 2.1.1. El'acento léxico .. , .......... : '," . , .. . .. , 108

2.1.2. El acento sintáctico .......................... . 119

3.4. Ordenación intrínseca y arde/ladón extrínseca ......... .'.


171
I
3.4 .1. Principio del aprovechainiento má~imo de las reglas
172
2.1.2.1. El principio de aplicación cíclica ..... , 119

j,
2.1.2.2. La teoría de Bresnah ,., .. , ........
2.1.2.3. Críticas a la teoria sintáctica del acento ..
124

126

3.4.2. Teoría de la ordenación local ................. '

3.4.3. Principio de mil)imización de la opacidad ....... .

4. ELCICLO ........................................ ,...... .

175
176
181
3, EL TONO ...... , ............' ..... '.' ..................... : .. 128
4.1. Cielicidad y el1corc~Jetamiel1to ..... ',' ... '" ., ....... .

182
l' 3.... Rasgos distintivos tonales . ......... , ................ . 129

3:2. . Reglds toltales ...... , ............. ' .. , ......... , .. .


4.2. La hipótesú de las reglas l1eutralizadoras .............. .
1134
130


3'.2.1. Descenso, ............. '. .. : .. " .......... '.' . 130

. 5. HEGLAS GLOIJALES· ......' ................... ;" .......... ..


189
; 3.2.2, Desplazaniiento .............. · ..... " ..... . 131

~ .
252

'111 253
.7f
r

CAPlllJL{) SIETE .

. EL PROBLEMA DE LA NATURALIDAD

1. INTRODUCCION .. , . . . • • • . . . . . • . . . . ." . , . , . , . . . . . , .. , ... , 193

2. CLASES NATURALES . . . . . " •.... , . . . . . , . " . . ,.............. 194

3. LA NATURALIDAD OE LOS SEGMENTOS Y LOS SISTEMAS .. , . . . . . :... 198

4. LA TEORIA DE LA'MARCACION "'"'' , ..... , ............... , 200

4.1. Convenclonéj de Marcación Léxica .. , .... ",.......... 200

4.2. Reglas nal urales , ....... , .... , ...... : ........ ,..... 207

4.2. L Teoría del enlace [linking1 ..... , , . . . . . . . . . . . . . 207

4.2.2. Incorporación de marcación en las reglas ... , ,.. 211

(ÁPíTULO OciIO.

FONOLOGIA y SINT1LXIS .

1, INTRODUCCION"...." •.. , ... , . . . . . . . . . . . . , . . . . . . . . . . . . . 215

2. INl'ORMACION SINTACTICA SUPEIlFICIAL EN LA fONO LOGIA . . . . • . . . . . 215

3. INFOR/I.!ACION SINTAcnCA NO SUPERFICIAL EN LA FONOLOG1A . . . . . . . . 220

4. ORDENACION DE LAS REGLAS FONOLOGICAS CON RESPECTO.A LAS SIN

TAcTICAS . . . . . . . . . . . . . . . . . • . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .'. . 222

CAPl1lJl,O NUEVE.
LAS EXCEPCIONES
L· INTHOllUCCION...... . . . . . . . . . . . . o •• •• o • o • • • • • • • • • • • • •' . 225

2. ExCEPCIONES A LAS REGLAS MAYORES .. o , ••••••••••• '0' • • • • • • • 225

3. REGLAS MENORES ... : .. '.' . . . . . . . . . . • . . . . . . 227

f 4.
o ••••

RASGOS DIACRlTICOS ... , . . . . . . . . . . . , . . . . . . . . . . . . .' . . . . . ..


',' ••••••••

. 229

4.1. De!inú:iólí .. .' ........... : ........................ . 229

4.2. AlcllllCl' de los rasgos diacríticos. . . . . . . .. . . . . . . .. . ... . 230

4.3. Uio diacrítico de los rasgos !ollológicos . : ...... " " .... . 232

4.4. Rasgos diacríticos ligadOJ a reglas menoreJ o alternal1ctllJ JI/­


. pletivas ..... : ............................... . 235

APENDICE. Símbolos Fonéticos ......................... . 241

BIBLIOGRAFlA ........... , ..... , .. , ................... , . , 245

254

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