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CLASE #19 Parte A

UNIDAD: HERMENÉUTICA. PRINCIPIOS Y PROCEDIMIENTOS DE INTERPRETACIÓN BÍBLICA

TEMA GENERAL: El recorrido interpretativo: Antiguo Testamento

TEMA DE LA LECCIÓN: Antiguo Testamento: LEY y su contexto narrativo.

Introducción general: Un gran parte del Pentateuco (los cinco primeros libros de la Biblia) consta de
leyes. De hecho, en estos libros se consignan más de seiscientos mandamientos, a saber, bien no son 10
mandamientos, sino 613 mandamientos. Este material legal lo encontramos principalmente en la mayor
parte de los libros de Levítico y Deuteronomio, aunque también en aproximadamente la mitad de los libros
de Éxodo y Números se presentan varias leyes que Dios le dio a Israel. Es evidente que estas leyes son
importantes. Pero muchas de ellas nos parecen extrañas, llegando a sonar ilógicas. Consideremos por un
momento las leyes siguientes:
 Éxodo 34:26: «No cocerás el cabrito en la leche de su madre».
 Levítico 19:19: «no te pondrás vestidos con mezcla de hilos».
 Levítico 12:2: «La mujer cuando conciba y dé a luz varón, será inmunda siete días; conforme a los
días de su menstruación será inmunda»
 Levítico 13:40: «Y el hombre, cuando se le cayere el cabello, es calvo, pero limpio».
 Deuteronomio 22:12: «Te harás flecos en las cuatro puntas de tu manto con que te cubras».
Sin embargo, por otra parte, existen un buen número de leyes del Antiguo Testamento que los cristianos
modernos quebrantan con cierta regularidad. Por ejemplo:
 Deuteronomio 22:5: «No vestirá la mujer traje de hombre, ni el hombre vestirá ropa de mujer;
porque abominación es a Jehová tu Dios cualquiera que esto hace».
 Levítico 19:32: «Delante de las canas te levantarás, y honrarás el rostro del anciano».
 Levítico 19:28: «Y no haréis rasguños en vuestro cuerpo por un muerto, ni imprimiréis en vosotros
señal alguna.»
 Deuteronomio 14:6-8: «6 Y todo animal de pezuñas, que tiene hendidura de dos uñas, y que rumiare
entre los animales, ese podréis comer. 7 Pero estos no comeréis, entre los que rumian o entre los
que tienen pezuña hendida: camello, liebre y conejo; porque rumian, mas no tienen pezuña hendida,
serán inmundos; 8 ni cerdo, porque tiene pezuña hendida, mas no rumia; os será inmundo».
Aunque estas leyes tendemos a ignorarlas, existen sin embargo otros mandamientos veterotestamentarios
a los que nos aferramos como soportes morales de la conducta cristiana. Estos nos serán más familiares:
 Levítico 19:18: «Ama a tu prójimo como a ti mismo».
 Éxodo 20:13: «No matarás».
 Deuteronomio 5:18: «No cometerás adulterio».
De modo que, ¿por qué hacemos nuestras ciertas leyes e ignoramos otras? ¿Qué leyes son válidas y cuáles
no lo son? Muchos cristianos de nuestros días se sienten desconcertados por el problema interpretativo que
plantea LA LEY. Algunos de nosotros nos acercamos a la cuestión pasando de puntillas sobre los textos
legales, saltando sobre todas aquellas leyes que no parecen aplicarse a nosotros. ( Recordar SIEMPRE el
siguiente cuadro):

 Principio #1: “Toda la Escritura debe ser interpretada en su sentido común, natural y
normal (esto es, literal)”, permitiendo por supuesto, los simbolismos y figuras literarias.
 Principio #2: “El mensaje de una palabra, expresión o pasaje en general estará delimitado
por el contexto en el que está sumergido”.
 Principio #3: “Comparar Escritura con Escritura”.
 Principio #4: “Las antinomias nunca son aceptables”.
 Principio #5: “Muchos pasajes de la Escritura, tienen implicaciones (cumplimiento) y
aplicaciones cercanas y lejanas (esto es DUAL)”.
Este tipo de leyes decidimos ignorarlas por completo. Después cuando encontramos alguna que parece
tener sentido para el mundo de hoy, la tomamos, la subrayamos, y la utilizamos como directriz para la vida.
Sin duda, este acercamiento aleatorio a la interpretación de las leyes del Antiguo Testamento es impropio e
inadecuado. Pero ¿cómo, entonces, hemos de interpretar las?
En esta lección presentaremos un acercamiento consistente para la interpretación de las leyes del Antiguo
Testamento. Expondremos en primer lugar un acercamiento tradicional y bastante popular que nosotros
consideramos inadecuado. A continuación, presentaremos el método para interpretar la ley que
consideramos más válido. Como parte del acercamiento que presentamos, exploraremos, en primer lugar,
el contexto narrativo y contractual del material legal del Antiguo Testamento y trataremos las
implicaciones de dicho contexto para la interpretación.

EL ACERCAMIENTO TRADICIONAL
Durante muchos años, el acercamiento tradicional para interpretar las leyes del Antiguo Testamento, ha
consistido en subrayar la distinción entre leyes de carácter moral, civil, y ceremonial. Las leyes morales se
definían como aquellas que expresaban verdades intemporales respecto al deseo de Dios para la conducta
humana. «Ama a tu prójimo como a ti mismo» es un buen ejemplo de lo que se ha dado en llamar ley moral.
Las leyes civiles eran aquellas que trataban de aspectos que encontramos normalmente en los sistemas
legales. Estas leyes trataban de cuestiones de tribunales, economía, territorio, delitos y penas. Un ejemplo
de ley civil es el que encontramos en Deuteronomio 15: 1-2: «Cada siete años harás remisión. 2 Y esta es la
manera de la remisión: perdonará a su deudor todo aquel que hizo empréstito de su mano, con el cual obligó
a su prójimo; no lo demandará más a su prójimo, o a su hermano, porque es pregonada la remisión de
Jehová». Las leyes ceremoniales se definían como aquellas que trataban de los sacrificios, festivales, y
actividades sacerdotales. Por ejemplo, en Deuteronomio 16:13 se instruía a los israelitas a celebrar durante
siete días «La fiesta solemne de los tabernáculos harás por siete días, cuando hayas hecho la cosecha de tu
era y de tu lagar».
Bajo este acercamiento, tales distinciones entre leyes de carácter moral, civil, y ceremonial son muy
importantes puesto que permiten que el creyente sepa si un precepto determinado se aplica o no a ellos.
Según este sistema, las leyes morales, son universales e intemporales, y siguen aplicándose como ley a los
creyentes de nuestros días. Sin embargo, las leyes de carácter civil y ceremonial se aplican solo al Israel de la
Antigüedad, pero no a los creyentes de nuestros días. Este sistema ha ayudado a muchos exegetas, dándoles
una metodología por la que, textos como «ama a tu prójimo como a ti mismo» pueden seguir siendo
reclamados como ley para los cristianos, al tiempo que todos aquellos que tratan de los sacrificios y
sanciones pueden descartarse en cuanto a su aplicación. No obstante, en los últimos años muchos cristianos
se han sentido incómodos con este acercamiento. En primer lugar, las distinciones entre leyes morales,
civiles y ceremoniales parecen un tanto arbitrarias. El texto no establece tal distinción. Por ejemplo,
inmediatamente después de «ama a tu prójimo como a ti mismo» (Lev 19: 18), el texto dice «no te pondrás
vestidos con mezcla de hilos» (19: 19). ¿Es correcto ver el versículo 18 como aplicable a nosotros, pero
desestimar el 19 como no aplicable? En el texto no hay ninguna indicación de que entre estos dos versículos
se haya producido esta clase de cambio interpretativo. Por otra parte, con frecuencia es difícil determinar si
una ley en concreto cae dentro de la categoría moral o en una de las otras. Puesto que la ley definía la
relación contractual entre Dios e Israel, la ley era por naturaleza teológica . Toda la ley tenía contenido
teológico. Por tanto, la pregunta se convierte en: «¿puede acaso una ley ser teológica, pero no moral?».
Consideremos, por ejemplo, el mandamiento que encontramos en Levítico 19:19: «No harás ayuntar tu
ganado con animales de otra especie; tu campo no sembrarás con mezcla de semillas, y no te pondrás
vestidos con mezcla de hilos». Uno de los temas centrales del libro de Levítico es el de la santidad de Dios.
Una parte de este tema es la enseñanza de que las cosas santas deben ponerse aparte de las profanas o
comunes. Si bien es cierto que podemos no entender todos los matices del mandamiento de no
confeccionar tejidos o sembrar campos mezclando distintos materiales o semillas, sabemos que todo ello
tiene relación con el tema de la santidad de Dios. De hecho, todas las leyes en cuanto a la separación
parecen vincularse con el principio general de la santidad y la separación de Dios. Así pues, ¿qué clase de ley
sería Levítico 19:19? ¿Civil? No lo parece No tiene conexión con las necesidades de la sociedad israelita.
¿Ceremonial? Quizá; aunque estos preceptos no parecen aplicarse a ninguna ceremonia o sacrificio. El modo
en que los israelitas sembraban sus campos Y la manera en que tejían sus telas tenían un sentido teológico.
¿Cómo es posible que esto no sean cuestiones de carácter moral? Otro buen ejemplo de un mandamiento
difícil de clasificar por medio de este sistema lo encontramos en Números 5:11-28: “Ley sobre los celos” En
este pasaje se describe el modo en que los sacerdotes tenían que tratar a una mujer que, presuntamente,
había cometido adulterio. Sin duda el adulterio es una cuestión moral. ¿Se trata entonces de una ley
intemporal y universal y, por tanto, de aplicación para nosotros? A fin de determinar la culpabilidad o
inocencia de una sospechosa de adulterio, el sacerdote tenía que hacer que la mujer bebiera de un agua
amarga. Si se ponía enferma, era entonces culpable. En caso contrario, era inocente. ¿Deberíamos practicar
este «método» en nuestros días? Este acercamiento a la interpretación de la Escritura es demasiado
ambiguo e inconsistente. Sencillamente, en la Escritura no encontramos una clara distinción entre estas
distintas categorías de ley. Así pues, la imprecisión de esta distinción no nos parece un buen criterio para
determinar si un mandamiento en particular ha de ser obedecido o puede ser ignorado. Toda la Escritura es
aplicable a los creyentes del Nuevo Testamento.
Sostenemos, por tanto, que el mejor método para interpretar las leyes veterotestamentarias ha de poder
utilizarse de manera consistente con todos los textos legales. Ha de ser un procedimiento que no establezca
distinciones arbitrarias y ajenas al texto entre los versículos y su aplicabilidad. Sin duda, el acercamiento
tradicional para interpretar la ley, sigue siendo el modelo a seguir para muchos cristianos. Es un método con
una larga historia, y que hemos de respetar. No obstante, en las páginas que siguen proponemos un
acercamiento alternativo a la interpretación de la ley del Antiguo Testamento, un procedimiento que puede
ayudarnos a ser consistentes en el estudio y aplicación de las leyes del Antiguo Testamento.

EL CONTEXTO NARRATIVO
El material legal del Antiguo Testamento no aparece de un modo aislado. Esta es una observación
importante. Las leyes del Antiguo Testamento, por tanto, se nos presentan de un modo distinto, por
ejemplo, que libros como Proverbios. El libro de Proverbios aparece de un modo un tanto aislado de otros
textos. No está relacionado con ningún relato. Esta obra del género sapiencial hebreo tiene en gran medida
un lugar independiente dentro del canon del Antiguo Testamento. Es cierto que, desde un punto de vista
teológico, tiene cierta relación con otros libros sapienciales (Job, Eclesiastés, Cantar de los Cantares), sin
embargo, la conexión de Proverbios con estas obras es poco precisa, y un tanto vagos sus vínculos con la
historia teológica de Israel.
En contraste, la Ley del Antiguo Testamento está firmemente integrada en la narración de la historia
teológica de Israel. Forma parte de la narración que va desde Génesis 12 hasta 2 Reyes 25. La ley no se
presenta a sí misma como alguna forma de código intemporal y universal, sino más bien como parte de la
narración teológica que describe cómo Dios liberó a Israel de Egipto y le estableció en la tierra prometida
como pueblo suyo. Esto sucede en cada uno de los libros que contiene algún elemento de la Ley del Antiguo
Testamento. Por ejemplo, el principal material legal del libro de Éxodo (1) aparece en los capítulos 20-23.
Esta sección contiene también los Diez Mandamientos. Pero observemos el contexto narrativo. Los primeros
diecinueve capítulos de Éxodo cuentan el relato de la servidumbre de los israelitas en Egipto y su liberación
mediante las poderosas obras de Dios. Este bloque describe el llamamiento de Moisés y sus intensos
encuentros con Faraón. Presenta el relato de las plagas de Egipto que culmina con la visita del ángel de la
muerte. A continuación, Moisés conduce a los israelitas fuera del territorio egipcio y a cruzar el mar Rojo.
Acto seguido, el libro de Éxodo nos describe su recorrido por el desierto hasta que, en el capítulo 19, los
israelitas llegan al Monte Sinaí, donde Dios les llama a establecer un pacto con Él. Los Diez Mandamientos de
Éxodo 20 y las leyes que siguen en los capítulos 21-23 forman parte de este relato. Desde un punto DE VISTA
TEXTUAL, este pasaje forma parte del relato del encuentro de Dios con Moisés e Israel en el Monte Sinaí.
Observemos, por ejemplo, que los Diez Mandamientos se enumeran en Éxodo 20: 1-17, pero que en el
versículo 18 el texto retoma de inmediato la narración, «Y todo el pueblo percibía los truenos y relámpagos,
el sonido de la trompeta y el monte que humeaba; y cuando el pueblo vio aquello, temblaron, y se
mantuvieron a distancia.» Asimismo, en Éxodo 21-23 Dios presenta numerosas leyes a Israel, pero también
estas forman parte de la narración. Se integran en el diálogo entre Dios e Israel, con Moisés como
intermediario. Observemos la reacción del pueblo en Éxodo 24:3 ante la exposición de la ley que hace Dios:
«Y Moisés vino y contó al pueblo todas las palabras de Jehová, y todas las leyes; y todo el pueblo respondió
a una voz, y dijo: Haremos todas las palabras que Jehová ha dicho». El libro de Levítico (2) se traza también
sobre un lienzo narrativo que tiene como telón de fondo el encuentro de Israel con Dios en el Monte Sinaí
(Lev 26:46; 27:34). Las leyes de Levítico se presentan como parte de un diálogo entre Dios y Moisés. El
diálogo es un rasgo esencial del género narrativo. El libro comienza con las palabras, «Llamó Jehová a
Moisés, y habló con él desde el tabernáculo de reunión, diciendo:» La expresión, «el SEÑOR dijo a Moisés»
aparece una y otra vez a lo largo del libro. Además, Levítico contiene numerosas frases que expresan una
secuencia de tiempo, lo cual indica un movimiento temporal en la línea argumental del relato, otra
característica de las narraciones:
 «Después Moisés tomó ...» (8:10)
 «Él entonces presentó ...» (8:14)
 «Moisés dijo entonces ...» (8:31)
 «Aconteció en el octavo día que Moisés llamó a ...» (9: 1)
 «Se acercó, pues, Aarón al altar...» (9:8)
 «Y de la presencia del Señor salió fuego que los consumió ...» (10:2)
 «El Señor habló a Moisés después de la muerte de los hijos de Aarón ...» (16:1)
El libro de Números (3) retoma la narración en el segundo año después del Éxodo (Núm. 1: 1) y describe los
viajes nómadas de los israelitas durante los siguientes cuarenta años (33:38). El punto central de este libro
es el rechazo de la tierra prometida por parte de Israel en los capítulos 13-14. Esta desobediencia lleva a
Israel a los cuarenta años en que recorre el desierto, y que se registran en el libro. En varios puntos de la
narración, Dios presenta otras leyes a Israel. Como en Éxodo y Levítico, las leyes de Números están
firmemente vinculadas al material narrativo.
El escenario narrativo del libro de Deuteronomio (4) se sitúa en el decimoprimer mes del cuadragésimo año
después del Éxodo (Deuteronomio 1 :3), justo antes de la entrada de Israel en Canaán. También se
especifica el lugar: al este inmediato del Jordán (1: 1, 5). En el relato general, Israel ha llegado al final de los
cuarenta años de errar por el desierto que Dios había establecido como castigo por su negativa a entrar en
la tierra. Una nueva generación ha crecido, y Dios pone ante ellos una nueva formulación del pacto que hizo
con sus padres cuarenta años atrás (en Éxodo). La mayor parte del libro de Deuteronomio consta de una
serie de discursos que Moisés imparte a los israelitas de parte de Dios. Tales discursos están relacionados
con la narración puesto que se vinculan con el mismo periodo y lugares en que se desarrollan los
acontecimientos; por otra parte, tienen también un narrador y unos receptores específicos, que son los
personajes principales del relato. En su parte final, el libro contiene algún material no legal: el
nombramiento de Josué como líder (31:1-8), el canto de Moisés (32: 1--47), una bendición de Moisés sobre
las tribus (33:1-29), y la muerte de Moisés (34:1-12). Tales acontecimientos se presentan también dentro de
un marco narrativo. Los acontecimientos de Deuteronomio desembocan directamente en el libro de Josué,
donde la narración continúa sin interrupción. Claramente, esta parte del libro, no fue escrita por Moisés,
sino parece que el propio Josué escribe la parte final del libro.
La Ley del Antiguo Testamento está, por tanto, firmemente integrada en la narración del éxodo de Israel, así
como en los años de su deambular por el desierto y posterior conquista de la tierra. Nuestro acercamiento
interpretativo a la ley ha de tener muy en cuenta este hecho. Recordemos la importancia esencial del
contexto que consideramos en lecciones 6 y 7. La ley es parte de un relato, y este relato proporciona un
importante contexto para interpretar la ley. De hecho, nuestra metodología para interpretar la Ley del
Antiguo Testamento ha de ser similar a la que utilizamos para interpretar la narración veterotestamentaria,
puesto que la ley es en su contexto una parte de la narración.

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