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Estas leyes a las que se refiere el texto, son las disposiciones que iban a regir la vida del pueblo.
Como el gobierno de los israelitas era una teocracia, aquellas autoridades públicas eran los servidores del
Soberano, y estaban sujetos a su dirección.
La mayoría de las leyes mencionadas en este capítulo son costumbres primitivas, basadas en principios de
equidad natural, e incorporadas, con modificaciones y mejoras, en el código mosaico. Esto quiere decir que
sobre la base de diferentes circunstancias y eventos muy comunes de la vida cotidiana se fijan estas leyes.
Por ejemplo, vamos a suponer que me invitan a jugar un partido de futbol pero nunca existió un reglamento
para este deporte entonces a la primer falta, lo que para mí es una falta, para el otro no; no existen límites
que demarcan la cancha, no hay árbitro, entonces el juego se torna injusto y a la vez sin sentido.
Entonces llevando esto a aspectos más importantes de la vida, analicemos por unos instantes lo difícil que
debe haber sido hasta este momento regular todo asunto en el pueblo de Israel, las discusiones, peleas,
enojos, inconvenientes.
Resulta raro imaginar un mundo sin leyes, donde no haya algo que regule el bien o el mal accionar de cada
individuo como así también la pena para cada infracción. Todo sería un caos, un total descontrol.
Las leyes están presentes en nuestra vida a cada paso que damos. En algunos casos algunas están bien
enraizadas por lo cual no nos cuesta cumplirlas. El simple hecho de frenar el vehículo cuando vemos el
semáforo en rojo, indica que estamos obedeciendo a una ley. Otras, en cambio son más complejas, y
requieren de disciplina para poder cumplirlas.
Hay tanto buen sentido, sentimientos, humanidad, equidad, y justicia en las siguientes leyes, que no pueden
menos que ser admiradas. Las leyes de este capítulo se denominan políticas, las del capítulo que sigue,
judiciales; y se supone que fueron entregadas sólo a Moisés, como resultado de la petición del pueblo
Y dijeron a Moisés: Habla tú con nosotros, y nosotros oiremos; pero no hable Dios con nosotros, para que
no muramos. (Éxodo 20:19)
El antiguo testamento tiene una variedad de términos para cubrir el concepto de ley, de los cuales los más
comunes son:
Torah: ley, instrucción, enseñanza.
Hoq: estatuto, decreto.
Mispat: juicio, decisión legal
Dabar: palabra
Miswah: mandato, mandamiento.
La cantidad refleja la importancia que tiene la ley en los textos bíblicos. De hecho los primeros cinco libros
se denominan Torá. Es interesante ver que las secciones específicamente legales se encuentran insertas en
relatos acerca de la primitiva historia de Israel, y este contexto es importante para la comprensión de la ley
bíblica.
Todo aquel que comete pecado, infringe también la ley; pues el pecado es infracción de la ley. (1 Juan 3:4)
Retomando el sentido de la raíz hebrea de la Torá surge la profunda reflexión que la Instrucción de Dios
(Torá) es una ayuda para que el hombre acierte, de en el blanco, a fin de que su vida esté bien dirigida
peregrinando día a día en la dirección correcta, es decir en el propósito eterno de Dios.
Bienaventurados los perfectos de camino, Los que andan en la ley de
YHWH. (Salmos 119:1)
Con frecuencia se entiende Ex. 20:22-23 al 23:19 como el libro o
código del pacto, título que sugiere
Y tomó el libro del pacto y lo leyó a oídos del pueblo, el cual dijo:
Haremos todas las cosas que YHWH ha dicho, y obedeceremos.
(Éxodo 24:7)
10
Y establecí sobre él mi decreto, Le puse puertas y cerrojo, 11 Y dije: Hasta aquí llegarás, y no pasarás
adelante, Y ahí parará el orgullo de tus olas? 12 ¿Has mandado tú a la mañana en tus días? ¿Has mostrado
al alba su lugar, 13 Para que ocupe los fines de la tierra, Y para que sean sacudidos de ella los impíos? (Job
38:10-13)
Dios pone las leyes para que el universo funcione de las manera correcta, el hombre al corromperla hace que
se desestabilice todo. YHWH equilibra el mundo con sus leyes y estatutos.
Las escrituras nos muestran que los preceptos/ordenanzas, son puestos delante de nosotros, es decir que
están delante de todos, para mostrarnos el camino de justicia que debemos seguir; pero a su vez esto implica
que no somos obligados a seguirlos, sino que es nuestra elección, corre por nuestra voluntad lo que sea que
hagamos. Es como cuando vas caminando por algún lugar comercial lleno de vidrieras con cosas exhibidas;
todas están enfrente tuyo, todas están allí cerca, al alcance de tu mano, disponibles; pero tú decides si lo
llevas o no. Esto es muy semejante, pues los caminos y la Palabra están, pero la decisión es personal.
Quien opte por seguir los caminos y preceptos de YHWH tendrá sus consecuencias y será parte del pueblo
de YHWH, pues a quien obedecemos determina a que reino pertenecemos.
Quien opte por no seguir los preceptos de YHWH, entonces andará por las tinieblas, separándose cada vez
más del creador.
“He aquí yo pongo hoy delante de vosotros la bendición y la maldición: la bendición, si oyereis los
mandamientos de YHWH vuestro Dios, que yo os prescribo hoy, y la maldición, si no oyereis los
mandamientos de YHWH vuestro Dios, y os apartares del camino que yo os ordeno hoy, para ir en pos de
dioses ajenos que no habéis conocido” (Deuteronomio 11:26-28)
“Porque este mandamiento que yo te ordeno hoy no es demasiado difícil para ti, ni está lejos. No está en el
cielo para que digas: ¿Quién subirá por nosotros al cielo, y nos lo traerá y nos lo hará oír para que lo
cumplamos? Ni está del otro lado del mar, para que digas: ¿Quién pasará por nosotros el mar, para que
nos los traiga y nos lo haga oír, a fin de que lo cumplamos? Porque muy cerca de ti esta la Palabra, en tu
boca y en tu corazón, para que la cumplas.” (Deuteronomio 30: 11-14)
Tenemos la evidencia suficiente de que los mandamientos de YHWH están cerca del ser humano, están al
alcance de todos, los caminos de YHWH están para todo ser humano, la diferencia yace en la elección de
cada persona. Pues a pesar de que están al alcance de todos, y la gran mayoría de la sociedad conoce y tiene
como base moral algún mandamiento, son pocos los que hayan la vida en ellos. Pues las tinieblas dominan
este mundo ofreciendo un camino liberal, apartado del Creador, pero que termina en muerte.
“Entrad por la puerta estrecha, porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición,
y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida,
y pocos son los que la hallan” (Mateo 7:13-14)
Las preguntas para esto es: ¿Qué camino sigues? ¿Con qué riges tus decisiones? ¿Cuál es la base espiritual,
moral y ética de tu vida? ¿Qué les enseñas a tus hijos?
“Y”, así comienza este versículo, es decir, conjunción que implica una cosa añadida a otra, por lo tanto,
además que podemos acceder al pueblo de Dios sin ser necesariamente judíos, a través de nuestra fe en
Yashúa dejando atrás la idolatría y nuestra vieja vida, debemos guardar leyes, instrucciones de Dios para
acertar en nuestra vida.
La transgresión de un mandamiento de la Torá es un pecado contra Dios, la Torá no hace diferencia entre las
leyes del estado de un país y las establecidas por ésta, significando que toda transgresión se considera
también un pecado, es decir, una infracción contra el mismo Padre, como los 10 mandamientos y sus
preceptos.
En este cado estas leyes, trazan una línea de base para que ningún hombre se arrogue una potestad moral
sobre otro, que su punto de vista no deforme la instrucción de Dios.
Es para construir una sociedad como se debe.
La Torá también nos enseña las leyes entre un hombre y su prójimo.
En síntesis, una de las aristas que podemos encontrar, que son leyes para gobernar y vivir en el Cuerpo. Son
leyes de convivencia en un organigrama horizontal.
Cuya cabeza es el mismo Yashúa, al cual debemos llegar a imitar e incorporar como carácter.
16
Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir
en justicia, 17 a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra. (2
Timoteo 3:16-17)
15
Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tú y él solos; si te oyere, has ganado a tu
hermano. 16 Mas si no te oyere, toma aún contigo a uno o dos, para que en boca de dos o tres testigos conste
toda palabra. 17 Si no los oyere a ellos, dilo a la iglesia; y si no oyere a la iglesia, tenle por gentil y
publicano. (Mateo 18)
Utilizar otros métodos fuera de la Palabra para corregir a un hermano, o recurrir a una instancia fuera del
ámbito de la Iglesia es profanar el Nombre de YHWH. Porque Dios creó un gobierno Teocrático el cual
tiene sus leyes desde el principio hasta los siglos de los siglos. En el reinado milenial el Meshíaj gobernara
con la Torá, si nosotros queremos estar en ese reinado debemos obedecer las leyes desde este momento.
Si comprares siervo hebreo, seis años servirá; mas al séptimo saldrá libre, de balde. (Éxodo 21:2)
Todo israelita era libre de nacimiento; pero la esclavitud se permitía bajo ciertas restricciones.
Seis maneras distintas en que un hebreo podía perder su libertad:
1. En caso de pobreza extrema, podían vender su libertad “Y cuando tu hermano empobreciere, y se
vendiere a ti.” (Levítico 25:39)
2. Un padre podía vender sus hijos “Cuando alguno vendiere a su hija por sierva.(Éxodo 21:7)
3. Los deudores insolventes pasaban a ser esclavos de sus acreedores. “Mi marido ha muerto, y ha
venido el acreedor para tomarse dos hijos míos por siervos”. (2 Reyes 4:1)
4. Un ladrón, si no tenía el dinero de pagar la multa que la ley le imponía, debía ser vendido por su
hurto “Pero si fuere de día, el autor de la muerte será reo de homicidio. El ladrón hará completa
restitución; si no tuviere con qué, será vendido por su hurto. Si fuere hallado con el hurto en la
mano, vivo, sea buey o asno u oveja, pagará el doble.” (Éxodo 22:3-4)
5. Era imposible que un hebreo fuese tomado como prisionero de guerra, y ser vendido como esclavo.
6. Un siervo hebreo que había sido redimido de un gentil por un hebreo, podía ser vendido por aquel
que le redimió a otro de su propia nación.
“…seis años servirá…”, fue una provisión excelente de estas leyes, que ningún hombre pudiera dañarse
para siempre por una acción irreflexiva, necia y precipitada. Ningún hombre podría hacerse siervo o esclavo
por más de siete años; y si hipotecara el patrimonio familiar, tendría que ser devuelto a la familia en el año
del jubileo, que se celebraba cada cincuenta años.
Se supone que el término seis años debe entenderse como referente a los años sabáticos; porque si un
hombre era sometido a la esclavitud durante el intervalo entre dos años sabáticos, no podía ser detenido en la
esclavitud más allá de un año sabático, de modo que, si fuera sometido a la servidumbre en el tercer año
después de un año sabático, solamente le quedaban tres años que servir; si era sometido en el quinto,
solamente le quedaba uno.
No te enseñorearás de él con dureza, sino tendrás temor de tu Dios. (Levítico 25:43)
Este pasaje parece sencillo, pero guarda una grandiosa razón y profundidad. La escritura dice que si alguno
del pueblo compraba un siervo hebreo (del mismo pueblo), podía servirle por 6 años, pero el séptimo año
quedaba libre, sin tener que pagar nada. Por mandato de YHWH, esa persona era redimida de su estado de
servidumbre para ser libre nuevamente.
“Y cuando tu hermano empobreciere, estando contigo, y se vendiere a ti, no le harás servir como a esclavo.
Como criado, como extranjero estará contigo; hasta el año del jubileo te servirá. Entonces saldrá libre de
tu casa; él y sus hijos consigo, y volverá a su familia, y a la posesión de sus padres se restituirá. Porque son
mis siervos, los cuales saqué YO de la tierra de Egipto; no serán vendidos a manera de esclavos. No te
enseñorearas de él con dureza, si no tendrás temor de YHWH tu Dios […] porque mis siervos son los hijos
de Israel; son siervos míos, los cuales yo saqué de la tierra de Egipto. YO YHWH vuestro Dios” (Levítico
25: 39-43; 55)
Esta cita nos amplia aún más el panorama, pues vemos YHWH no permitía que su pueblo volviera a ser
esclavo, mucho menos de sí mismos. Encontramos varias razones dentro de este pasaje:
Israel fue sacado de la esclavitud, no para volver a ser esclavos en otro lado, sino para ser siervos del
ALTISIMO.
“Y dile: YHWH el Dios de los hebreos me envío a ti, diciendo: deja ir a mi pueblo, para que me sirva en el
desierto; y he aquí hasta ahora no has querido oír” (Éxodo 7:16)
La salida de Egipto, de la esclavitud, del sistema, tiene un solo propósito, y es servir a YHWH. Antes
servíamos a las tinieblas, pues andábamos en la concupiscencia, llevando a otros a lo mismo, influenciando
para el mal. Siervos muy fieles, pero una vez que hemos salido de allí, entonces ya no somos esclavos sin
voluntad, que seguimos todo lo que el pecado nos manda. Si no que somos siervos, esto quiere decir, que
tenemos la facultad de decidir, no somos obligados. Debemos elegir si queremos servir a YHWH, pues el
pueblo del Creador es “un reino de sacerdotes y gente santa” Sino estas sirviendo a YHWH entonces
apresúrate a hacer algo, ponte activo en el servicio, despierta del letargo, no sea que venga Faraón y te atrape
con sus encantos. Pues lo que nos protege del enemigo es que justamente, somos propiedad de YHWH.
YHWH no permitía que en su pueblo hubiera quienes se enseñorearen con dureza sobre sus propios
hermanos, es decir, no permitía a ninguno con actitud de faraón. Pues jamás le pertenecería a una persona,
sino al Creador. Yahshúa nos enseñó que los grandes, no son los que tienen poder y señorío, sino aquellos
que sirven.
“Entonces Yahshúa, llamándolos, dijo: Sabéis que los gobernantes de las sanciones se enseñorean de ellas,
y los que son grandes ejercen sobre ellas potestad. Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera
hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros será
vuestro siervo; como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en
rescate de muchos.” (Mateo 20: 25-28)
Aun dentro del Pueblo, en la misma iglesia puede haber quienes quieran enseñorearse de otros, tal vez por su
carácter, por liderazgo, por beneficio económico, por egocentrismo; pero YHWH prohíbe todas esas clase de
cosas, y nos ordena servirnos unos a otros y someternos unos a otros con amor, pues solo el amor hará frena
la locura del señorío y del poder.
“Porque vosotros hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión
para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros.” (Gálatas 5:13)
“someteos unos a otros en el temor de Dios” (Efesios 5:21)
Ten cuidado de ti mismo, recuerda que fuiste rescatado de Egipto con un propósito, el cual es servir, no lo
descuides, sino sirves en algo a YHWH, estarás mordiendo la banquina de caer en manos de faraón, pues el
servicio te santifica, te hace esforzarte, te impulsa a ser más santo, te lleva a las necesidades de la gente, a la
compasión, al amor y la fe.
Esta esclavitud, no es un castigo, es un “programa de rehabilitación” para que jamás vuelva a dañar a
alguien. No es para castigar, sino para elevarse espiritualmente. Al séptimo año debe volver rectificado,
“que ese tiempo no sea en balde”, no sea un tiempo inútil, desperdiciado.
Veamos el trato que debe recibir, para reparar o corregir lo mal hecho,
39
Y cuando tu hermano empobreciere, estando contigo, y se vendiere a ti, no le harás servir como esclavo.
40
Como criado, como extranjero estará contigo; hasta el año del jubileo te servirá. 41 Entonces saldrá libre
de tu casa; él y sus hijos consigo, y volverá a su familia, y a la posesión de sus padres se restituirá.
42
Porque son mis siervos, los cuales saqué yo de la tierra de Egipto; no serán vendidos a manera de
esclavos. 43 No te enseñorearás de él con dureza, sino tendrás temor de tu Dios. (Levítico 25:39-43)
Tratarlo mejor que a nosotros mismos, es nuestro hermano, debemos tratarlo con honor y con temor a Dios.
Entonces, estamos hablando de una “esclavitud” para corregir, no para maltratar, para mejorar, para elevar,
siempre con el temor de Dios…
Estamos hablando de una persona que es sorprendido robando y muy pobre.
Pero en el séptimo año, sale al mundo sin dinero ya que pagó todo ese tiempo para restituir.
El siervo del pueblo de Dios, al séptimo año salimos libres, la llegada del milenio mesiánico, donde
serviremos a Yashúa.
6 días, 6 años, 6.000 años…
¿Cómo hacer?
13
Y cuando lo despidieres libre, no le enviarás con las manos vacías. 14 Le abastecerás liberalmente de tus
ovejas, de tu era y de tu lagar; le darás de aquello en que YHWH te hubiere bendecido. 15 Y te acordarás de
que fuiste siervo en la tierra de Egipto, y que YHWH tu Dios te rescató; por tanto yo te mando esto hoy.
(Deuteronomio 15:13-15)
La ley divina, no genera más odio ni rencor, sino restitución del mal y con la corrección de quien ejerció esa
mala conducta. Quedando a cargo del dañado, para que este individuo se enderece y sea una persona de bien
y además, en ese lapso construya a su vez un porvenir con formación. Un ser rehabilitado.
Esto nos enseña, que la Torá nos forma y además, nos indica cómo debemos corregir y a su vez formar a
quien la viola. Nos entrega un programa de rehabilitación para aplicar a nuestro prójimo. Ejerciendo nuestro
amor al prójimo.
En la Torá, no existe entre los hermanos la esclavitud como se entiende hoy en el mundo.
Nosotros al tener pecados somos deudores de Dios, la paga del pecado es muerte, pero Dios paga nuestra
redención con la vida de Su Hijo, lo cual lleva a que nosotros somos comprados para ser esclavos de
YHWH, quien toma esa paga, automáticamente se hace esclavo de YHWH.
22
Porque el que en el Señor fue llamado siendo esclavo, liberto es del Señor; asimismo el que fue llamado
siendo libre, esclavo es de Cristo.23 Por precio fuisteis comprados; no os hagáis esclavos de los hombres.
24
Cada uno, hermanos, en el estado en que fue llamado, así permanezca para con Dios. (1 corintios 7:22-
24)