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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO


FACULTAD DE PSICOLOGÍA
SISTEMA DE UNIVERSIDAD ABIERTA
Asignatura: Procesos colectivos y problemas sociales
Profesora: Lucía Martínez Flores
Grupo: 9151
Tema 7: Problemas Sociales
Equipo:
María Guadalupe García Crescencio
Edgar Sandoval Cordero
Fidel Ernesto Soriano Valdez
Christian Jesús Monroy Gutiérrez

Propósito: identificar algunos problemas sociales en México, analizar sus aspectos


psicosociales y hacer alguna propuesta de acción al respecto.

Actividad: 1. Individualmente indagar por sus medios sobre la temática elegida, así como leer la
bibliografía señalada en el programa y tomar las notas necesarias.

2. En cuartetas preferentemente y a partir de la temática elegida, analizarla y proponer alternativas


de acción como psicólogos.

3. En cuartetas, elaborar un documento en donde se refleje su análisis, su propuesta de


intervención como psicólogos y sus conclusiones, el cual será compartido en plenaria.

4. Las cuartetas del mismo tema comparten su trabajo con el grupo en pleno, utilizando la
estrategia que considere pertinente, como una presentación, mapa conceptual, o esquema. Solo
tendrán 10’ para ello por cuarteta. de tal manera que sólo se incorpore más información a partir de
lo que sume al tema, por lo que es importante no repetir la misma información y ENTREGAR EL
TRABAJO ese mismo día.

Sólo se abordarán las 4 problemáticas que se hayan elegido en el primer foro, por lo que la
bibliografía puede ampliarse a partir de dicha elección y que con oportunidad se les hará llegar.

Discriminación

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a) Planteamiento del problema

La discriminación es un fenómeno tan amplio, que en realidad ha permeado

a diferentes ámbitos de la realidad. De entrada, podemos coincidir en que se trata

de un prejuicio diferencial entre los seres humanos tendiente al desequilibrio de

las fuerzas de poder en sus diferentes manifestaciones y que implica humillación y

sometiendo de un grupo de personas hacia otro. A partir de ahí, entonces se han

venido construyendo modelos axiomáticos con el abono de piezas teóricas que

pretenden justificar a la discriminación y darle “sustentos” seudo científicos pero

que en realidad son conceptos ideológicos y no más que eso. El punto es que

quien finca esos modelos y esas ideologías son los grupos dominantes que por

fuerza echan a andar diversas maquinarias y estructuras para mantener ese

estatus quo de sectarismo y posición de privilegio al que subyace la dominación y

la sistemática vulneración de los derechos humanos.

De acuerdo a la Psicología social, podemos observar en el problema de la

discriminación, múltiples procesos psicosociales en los que intervienen

sentimientos de legitimidad, solidaridad y de poder; dado que las personas que

ejecutan actos discriminatorios piensan que están en su derecho de tratar a

quienes son víctimas de esa forma; y ejercen actos de violencia contra ellas,

convencidos de que están haciendo lo correcto. Existe la difusión de la

responsabilidad cuando no se hacen responsables de sus actos y argumentan que

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fueron provocados o que los efectuaron porque estas personas se lo merecían;

actúan en el anonimato, creyendo que debido a que están convencidos en que lo

que realizan es lo correcto y que no serán castigados, realizando actos que

posiblemente si estuvieran solos no realizarían (facilitación social) cuando atacan

a seres humanos de otro origen étnico o cuándo realizan algún asesinato de

género, por dar un ejemplo; y estos grupos discriminantes actúan envueltos en la

emoción dominante del momento (inmediatez)

La Psicología Social -entre otras disciplinas- nos enseña que el espectro es

más amplio, muy antiguo y de carácter estructural.

De entrada, la discriminación debemos situarla desde el propio sistema

androcentrista en donde el género masculino tiene prevalencia sobre las mujeres

bajo sofismas del “sexo bilógico”, cuando en realidad se trata de un constructo

social e ideológico que define a gran parte del Mundo, y desde hace muchos años.

Por ejemplo, José Luis Álvaro (1996) nos habla desde la Psicología Social

de la discriminación migratoria basada (como ocurre en la discriminación en sí) de

un prejuicio de determinados grupos sociales de excluir de sus fronteras a otros

grupos con base a ciertos ideologismos. Los procesos migratorios encierran una

problemática de identidad que puede ser abordada desde diferentes perspectivas

epistemológicas, pero en el sustrato hay una inconformidad de identidad que la

vemos tanto en la emigración como en la inmigración, lo cual da cuenta de un

reconocimiento implícito de que la otredad guarda un nivel de superioridad y por


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tanto de desigualdad. Psicológicamente no es sólo un problema de razas y etnias

(ob. cit. p. 271). Sin embargo, la Teoría de las razas se ha erigido como claro

ejemplo de los modelos axiomáticos con los que se pretende “sustentar” el

prejuicio y la discriminación en acción (Taguieff, 1987). En una derivación de ello

tendríamos como exponente a Le Bon y su Psicología de las Masas, a Renan con

su “racismo cientificista” y su sistematización de “razas superiores” y “razas

inferiores”, así como “razas semíticas” y “razas arias”, y lo que más adelante

constituyó lo que se conoce como el “nacionalismo elitista”

Si nos internamos al core teórico que ha venido atendiendo a la discriminación,

podemos encontrar relaciones interdisciplinares y multidisciplinares que ahondan

en cada uno de los motivos que se ha encontrado el ser humano para discriminar,

sin embargo, en el fondo podemos identificar como cimiento y eje transversal al

prejuicio que guarda estrecha relación con los estereotipos (expresión empleada

por W. Lippmann en 1922 en su obra Opinión pública), y que se basa en el modo

en que la sociedad representa a algunos grupos éticos, nacionales o religiosos.

De acuerdo al Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación

(Conapred):

Discriminar: Es el hecho jurídico ilícito cometido por personas físicas o

morales particulares, autoridades, personas servidoras públicas, dependencias o

cualquier entidad de los poderes públicos, sean federales, del Distrito Federal,
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estatales o municipales, con intención o sin ella, por acción u omisión, sin motivo o

causa que sea racionalmente justificable, que tenga por objeto o produzca el

efecto de negar, excluir, distinguir, menoscabar, impedir o restringir alguno o

algunos de los derechos fundamentales de las personas, minorías, grupos,

colectivos u otros análogos, por los motivos que se relacionan en el tercer párrafo,

del artículo 1º constitucional, en los tratados internacionales de los que México sea

parte, en el artículo 4º de la Ley Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación

o en cualquiera otra.

Discriminación: Es la negación, exclusión, distinción, menoscabo,

impedimento o restricción de alguno o algunos de los derechos fundamentales de

las personas, minorías, grupos, colectivos u otros análogos, por la comisión de

hechos jurídicos ilícitos realizados por personas físicas o morales particulares,

autoridades, personas servidoras públicas, dependencias o cualquier entidad de

los poderes públicos federales, del Distrito Federal, estatales o municipales, con

intención o sin ella, por acción u omisión, sin motivo o causa que sea

racionalmente justificable, por motivo de su origen étnico, nacional, lengua, sexo,

género, identidad indígena, identidad de género, expresión de rol de género, edad,

discapacidades, condición jurídica, social o económica, apariencia física,

condiciones de salud, características genéticas, embarazo, religión, opiniones

políticas, académicas o filosóficas, identidad o filiación política, preferencias

sexuales, estado civil, semitismo, arabismo, islamismo o cualquiera otra análoga

prevista en las leyes.

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b) Situación en México

Un obstáculo para abordar la discriminación y los prejuicios que la

sustentan, es que pensamos que ello es prototípico de ciertos aspectos (raza,

religión, sexo) y que se ve representado en lugares concretos del planeta, cuando

en realidad cada país, cada región y cada continente tiene su propia forma de

caracterizar la discriminación.

En México es claro que el espectro es tan amplio que podríamos decir que

es un país discriminatorio en sí.

Como habíamos dicho, el punto de arranque es el género como constructo

social sustentado en el “sexo bilógico” en donde el rol cultural de hombres y

mujeres se ha convertido en una desigualdad funcional, reproductiva, laboral,

económica, de participación social, de asistencia social, de creación

epistemológica, pudiendo mencionar muchos “etcéteras”.

Por mucho que pudiera atribuirse al Estado Mexicano de haber adaptado el

régimen jurídico y las políticas públicas tendientes al equilibrio entre hombres,

mujeres y recientemente la comunidad LGBTQ+, lo cierto es que socialmente

existe sectarismo que prejuzga y oprime a estos dos últimos grupos bajo un

androcentrismo que no cede.

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A partir de ahí, y sin un afán de priorizar, tenemos una discriminación

sustentada en el color de piel, que puede abordarse a partir de diversas aperturas

epistemológicas -fundamentalmente la psicología y la antropología social- en

cuanto a la identidad del individuo , extrapolada a la de los grupos, la de la

sociedad y la del país.

México al ser un país -a diferencia de otros- que desde hace muchos años

ha sido colonizado (1492), se le ha introyectado a su pueblo el concepto (hasta

hoy difícilmente erradicado) de que las pieles claras y los rasgos sajones (y

similares) tienen una mejor valía, acceso de oportunidades y derechos.

Lamentablemente, esa introyección ha dejado huella de minusvalía de nuestros

orígenes indígenas, lo cual nos remite -por fuerza- a otro racismo: el étnico; y al

efecto, consideramos a la otredad de características definidas por pueblos que

tradicionalmente han sido conquistadores, como diferentes y modelos a seguir y a

respetar. Siguiendo las líneas de Álvaro (1996), la identidad (distorsión o ausencia

de ésta) ha sido el terreno fértil para engendrar estereotipos, prejuicios y su acción

operante que ve en la discriminación. Sin importar la aproximación psicológica que

optemos para entender a la otredad, lo cierto es que ésta engendra el sentido de

identidad, que rebasa -en mucho- nuestra capacidad para no discriminar o bien

para no sentirnos sujetos de discriminación. Apoyo de esta influencia a la que

somos sujetos por la ideología, podemos encontrarlo en la obra magna de Slavoj

Žižek denominada “El sublime objeto de la ideología” (1997) de donde podemos

extraer -entre otras ideas- que la ideología es un proceso de prácticas y acciones

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que producen, sostienen y legitiman las relaciones de poder, de tal suerte que ahí

precisamente encontramos a la discriminación.

La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (julio, 218) define la

discriminación en los siguientes términos:

Discriminar quiere decir dar un trato distinto a las personas que en

esencia son iguales y gozan de los mismos derechos; ese trato

distinto genera una desventaja o restringe un derecho a quien lo

recibe.

En ese mismo texto y parafraseando a la Ley Federal para Prevenir y

Eliminar la Discriminación, nos dice que este fenómeno es toda distinción,

exclusión, restricción o preferencia que, por acción u omisión, con intención o sin

ella, no sea objetiva, racional ni proporcional y tenga por objeto o resultado

obstaculizar, restringir, impedir, menoscabar o anular el reconocimiento, goce o

ejercicio de los derechos humanos y libertades, cuando se base en uno o más de

los siguientes motivos: el origen étnico o nacional, el color de piel, la cultura, el

sexo, el género, la edad, las discapacidades, la condición social, económica, de

salud o jurídica, la religión, la apariencia física, las características genéticas, la

situación migratoria, el embarazo, la lengua, las opiniones, las preferencias

sexuales, la identidad o filiación política, el estado civil, la situación familiar, las

responsabilidades familiares, el idioma, los antecedentes penales o cualquier otro

motivo. Y que también se entenderá como discriminación la homofobia, la

misoginia, cualquier manifestación de xenofobia, la segregación racial, el


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antisemitismo, así como la discriminación racial y otras formas conexas de

intolerancia.

Pueden existir diversas definiciones de discriminación en función del

enfoque desde la que se le aborde. Desde lo jurídico-penal, el artículo 206 del

Código Penal para la Ciudad de México la enmarca del siguiente modo:

ARTÍCULO 206. Se impondrán de uno a tres años de prisión o de


veinticinco a cien días de trabajo en favor de la comunidad y multa
de cincuenta a doscientos días al que, por razón de edad, sexo,
estado civil, embarazo, raza, procedencia étnica, idioma, religión,
ideología, orientación sexual, color de piel, nacionalidad, origen o
posición social, trabajo o profesión, posición económica,
características físicas, discapacidad o estado de salud o cualquier
otra que atente contra la dignidad humana y tenga por objeto anular
o menoscabar los derechos y libertades de las personas:

I.- Provoque o incite al odio o a la violencia;


II.- Niegue a una persona un servicio o una prestación a la que tenga
derecho. Para los efectos de esta fracción, se considera que toda
persona tiene derecho a los servicios o prestaciones que se ofrecen
al público en general;
III.- Veje o excluya a alguna persona o grupo de personas; o
IV.- Niegue o restrinja derechos laborales.

Al servidor público que, por las razones previstas en el primer


párrafo de este artículo, niegue o retarde a una persona un trámite,
servicio o prestación al que tenga derecho, se le aumentará en una
mitad la pena prevista en el primer párrafo del presente artículo, y
además se le impondrá destitución e inhabilitación para el

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desempeño de cualquier cargo, empleo o comisión públicos, por el
mismo lapso de la privación de la libertad impuesta.

No serán consideradas discriminatorias todas aquellas medidas


tendientes a la protección de los grupos socialmente desfavorecidos.

Este delito se perseguirá por querella.

Como es de apreciarse, la ley y sus procesos por demás defectuosos de

acceso a la justicia, han sido un modo de zanjar el problema social a determinados

supuestos que menoscaban los derechos humanos:

-Edad
-Raza
-Estado civil
-Gravidez
-Etnia
- Idioma
- Ideología
- Orientación sexual
- Color de piel
- Nacionalidad
- Posición social
- Trabajo o profesión
- Posición económica
- Características físicas
- Discapacidad
-Estado de salud

Sin embargo, todos esos “criterios” de discriminación los enfoca el

legislador para que se realicen determinadas conductas:

- Que se use para ejercer odio o violencia


- La negación de servicios

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- La vejación o la exclusión
- Negación o restricción de derechos laborales

El hecho de que existan organismos autónomos del gobierno (CNDH), leyes

especiales que tengan la intención de proteger contra la discriminación y tipos

penales para criminalizar a los discriminadores, de ningún modo puede

interpretarse como una desaparición del problema, sino por el contrario es una

forma para tenerlo en cuenta y darnos cuenta de su gravedad.

c) Aportaciones de la psicología

Creemos que la psicología puede intervenir en el fenómeno desde dos


trincheras: como apertura epistemológica que aporte y difunda mayor
conocimiento (realmente sustentado) que proyecte y permee en la sociedad la
noción de que la discriminacióin es un modo de sometimiento a cargo de las
fuerzas de poder y que en la medida en que lo apoyamos y favorecemos,
automáticamente estamos otorgando mayor fuerza a ese sometimiento que
termina arrastrándonos aunque no estemos conscientes de ello. Consideramos
que se trata de dejar en evidencia esa macro estructura que se apoya en una
ideología que no podemos y no debemos compartir y fomentar… estructura que se
manifiesta en estereotipos y prejuicios que al ser engendro de esa ideología,
pretende inmiscuirnos pidiéndonos una respuesta que, precisamente, el
conocimiento deberá abonar a que se sea de repudio y desaprobación.

En una segunda trinchera, el psicólogo tiene a su cargo la asistencia de las


víctimas directas e indirectas de la discriminación, intervinendo a personas a las
que ha sido humillada su calidad de humanos, buscando que la persona se
reivindique como valioso y merecedor del bienestar personal, familiar y social por
encima de prejuicios que lo aplastan en diversos ámbitos de su vida pública y
privada.

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Nuestra intervención como psicólogos podría llevarse a cabo a nivel
organizacional para mejorar el ambiente de trabajo, las relaciones laborales, el
cambio de conductas hábitos y actitudes, asimismo, podemos intervenir nivel
familiar concientizando a los integrantes de la misma sobre la igualdad de género,
para eliminar desde la raíz, estas costumbres patriarcales que indican que la mujer
es la que tiene que atender al hombre.

De la misma forma se pueden realizar campañas de divulgación, difusión, la


denuncia de las prácticas discriminatorias para favorecer un ambiente incluyente.

Desarrollar actividades a nivel social y cultural que sensibilice a la población


de la importancia del respeto a la diversidad la igualdad y la no discriminación que
los motive a la reflexión.

d) Conclusiones

La discriminación es un problema que tiene orígenes comunes a nivel


mundial, mismos que podemos situarlos en los estereotipos y el prejuicio, pero es
en cada país donde tiene sus peculiaridades y manifestaciones en atención al
bagaje cultural e histórico de cada nación.

Mientras no identifiquemos como ajena la ideología que sustenta a la


discriminación, automáticamente nos volvemos parte de ella, incluso por un
principio de inacción.

Los ordenamientos jurídicos y las políticas públicas han llegado tarde al


problema de la discriminación y son un paliativo que en realidad se enquista en la
estructura misma que la sustenta y favorece.

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La psicología como campo de estudio, puede tener acción social en la
medida en que proporciona herramientas y productos epistemológicos que pongan
en evidencia pública el desequilibrio de las fuerzas de poder que operan en la
discriminación, sus fuentes ideológicas; y al mismo tiempo ejercer los modos de
intervención (psicoterapías) grupal e individual que permitan desconocer la fuerza
ideológica que tiene en las personas, en las familias y en la sociedad, la
discriminación, los estereotipos y el prejuicio.

La discriminación es un problema social que lleva mucho tiempo facturando


nuestra sociedad, llevado a cabo por personas que son llevadas -por su emoción
dominante- a realizar actos de violencia extrema en contra de seres humanos, a
los que consideran inferiores, o que no son socialmente aceptados por diversas
cuestiones. Es indispensable que se tomen acciones más severas para poder
disminuirlo. Se necesita conscientizar y sensibilizar a la población para disminuir la
ocurrencia de estos actos.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Álvaro, J., Garrido, A. Torregrosa, J. (1996) Psicología social aplicada. España. Mc.Graw
Hill.

Comisión Nacional de los Derechos Humanos. (julio, 2018). [en línea] El derecho a la no
disciminación. México. Disponible en:
https://www.cndh.org.mx/sites/all/doc/cartillas/2015-2016/21-Discriminacion-DH.pdf (12
de noviembre de 2023)

https://www.conapred.org.mx/index.php?
contenido=pagina&id=10&id_opcion=23&op=23 (consultado el 14 de noviembre
del 2023)

Javaloy, F., Espelt, E. & Rodríguez A. (2007). Comportamiento colectivo y


movimientos sociales en la era global. En Morales, J., Gaviria, E., Moya, M. &
Cuadrado, I. (Coords). Psicología social, 3ra edición. (pp. 641-691). España: Mc
Graw Hill.
13
Taguieff, P. A. (1987). La force du préjugé. Essai sur le racisme et ses doubles.
Paris, Ed. La Découverte.

Žižek Slavoj (1997). El sublime objeto de la ideología. México, Siglo XXI.

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