Está en la página 1de 5

Los SIG se configuran como potentes sistemas de información de ayuda a la

gestión y a la toma de decisiones (Del bosque et al, 2012: 30). Otras definiciones que se
han dado sobre el concepto son las de Burrough y Mcdonnell, los cuales hablan de «un
potente conjunto de herramientas que sirven para recoger, almacenar, recuperar,
transformar y visualizar datos geoespaciales del mundo real para un conjunto particular
de propósitos» o la aportada también por el National Center for Geographic Information
and Analysis [NCGIA] el cual dice que se trata de «Un sistema compuesto de hadware,
software y procedimientos para la captura, gestión, manipulación, análisis, modelado y
representación de datos georreferenciados, con el objetivo de resolver problemas
complejos de planificación y gestión.

La nueva confección de la realidad generada por un nuevo espacio digital


produce nuevas condiciones sociales y culturales sobre las que las Ciencias Sociales y
las Humanidades deben desenvolver nuevas y viejas formas de generar conocimiento
para dar respuesta a los nuevos problemas del ser humano (Spence, en Del Bosque
2012). Esto da como resultados la denominación que Rojas apuntaba en 2013 de las
Humanidades digitales como un conjunto de principios, valores y prácticas en donde
convergen múltiples objetos de estudio y saberes cuyas fronteras se encuentran en
continua negociación y los cuales han ido transformando los entornos docentes y lo que
antes era el espacio físico tradicional, ahora se ha convertido en un entorno educativo
mediatizado por internet, el cual permite que «La tecnología SIG lleve a cabo la
modelización matemática de las relaciones espaciales, incluyendo análisis de redes,
regresión espacial, la determinación de caminos óptimos y otras formas de análisis
espacio temporales que pueden ser muy valiosas para los estudios de las ciencias
humanas». (Del Bosque et al: 48)

«la arqueología y la antropología son ciencias pioneras en la utilización de las


tecnologías de información geográfica que aplicados a estudios etnográficos se
encuentran algunos ejemplos de interés como los realizados en la degradación de suelos
y deforestación del Amazonas». (:56) La aplicabilidad de los Sistemas de Información
Geográfica (SIG) en la literatura científica es bastante amplia. Se encuentran diversos
casos de uso que abarcan desde su empleo en la administración de recursos
arqueológicos y la creación de extensas bases de datos geográficas, hasta su utilización
directa en excavaciones o en disciplinas como la Arqueología del Paisaje. Además, los
SIG se utilizan para generar distintos tipos de simulaciones y modelos especializados
para análisis, así como para implementar técnicas de geo visualización, como la realidad
virtual y la modelización tridimensional.

Como alegan Esteban Romero y Cristóbal Suárez, el avance de las disciplinas


que utilizan las humanidades digitales puede resultar de gran interés para la
comprensión pedagógica del aprendizaje porque permite entender las múltiples y
complejas relaciones, dependencias y tensiones entre la educación y la sociedad y así
enriquecer los antiguos enfoques utilizados en la enseñanza. En este cauce es donde
introducimos a la denominada Geografía Humanística, la cual permite a los docentes
resignificar los valores humanos y la percepción que los estudiantes tienen sobre los
espacios y los sentimientos que de estos espacios se derivan (Canestro, 2018: 4), por lo
tanto, podemos definir la cartografía social como un entramado complejo de expresión
narrativa que se convierte en una estrategia educativa muy enriquecedora para el
entorno del aula ya que permite la cooperación entre los alumnos, facilitando así el
intercambio de ideas y la recuperación de conceptos y estructuras de conocimiento
previas que los estudiantes tienen acerca de los temas o procesos territoriales que se
proponen estudiar, llegando incluso a crear entre ellos mapas de los lugares que
previamente han leído.

Pongo como ejemplo una obra de la literatura reciente que he leído de don
Vicente Blasco Ibáñez titulada La barraca, obra ambientada en la denominada «huerta
de Alboraya», una zona de Valencia. Si durante el transcurso de la obra vamos
comentando y haciendo hincapié en las características del territorio físico por el que se
mueven los personajes de la novela, los alumnos tendrán una mejor percepción de lo
que sucede en la misma y por lo tanto y sustentándome en lo que comenta Canestro, les
será más fácil interiorizar lo que ocurre en la trama, así como llegar a conectar
interiormente con los contenidos que ofrece el texto ya que como argumenta Merrifield
(1993) la categoría espacial refiere que «el lugar no es solo la vivencia de lo cotidiano,
es el momento en el que se conjugan lo concebido, lo percibido y lo vivido» (Lois
María, 2010: 2012).

Al realizar esta tarea en grupos, la creación de estos mapas sociales implica una
intrínsieca colaboración entre los participantes lo que permite que surja entre ellos
tramas subjetivas acerca de lo que ellos mismos han vivido, influencias propias que les
han marcado en un determinado lugar o un lugar parecido al que han leído, propiciando
el despliegue de múltiples habilidades cognitivas en los estudiantes, teniendo su ámbito
cotidiano como un fiel reflejo de lo que ocurre más allá (Canestro, 2019: 9)

Atendiendo a nuestro ámbito particular, tenemos el caso de estudio en


geolingüística, o geografía lingüística, una rama de la filología hispánica
multidisciplinar que estudia las conexiones existentes entre el lenguaje y la geografía,
actuando, así como un medio de recolección y representación geográfica de materiales
lingüísticos (Elizaincín, 2021:3)

Una de las aplicaciones más relevantes que tienen los Sistemas de Información
Geográfica aplicadas al ámbito de la filología tiene que ver con la conformación de atlas
lingüísticos, siendo el más destacado el del ALPI, un atlas fonético que abarca toda la
península, el cual fue confeccionado a través del equipo del filólogo don Ramón
Menéndez Pidal y posteriormente dirigido por su discípulo Tomás Navarro Tomás en los
años treinta.

El atlas lingüístico es «un método por el que se representan sobre un mapa las
variedades léxicas o fenómenos lingüísticos de una zona considerada» (Navarro, 2021:
168). Se suelen elegir los puntos más relevantes de la zona previamente estudiada
atendiendo a factores como el nivel de estudios, la edad y el sexo de los informantes.
También se busca estudiar los patrones que han hecho evolucionar la lengua de un
determinado punto y ver cuales han sido los factores etnográficos que han permitido ese
cambio, o simplemente las condiciones laborales o geofísicas que han dado pie a las
variaciones en el habla.

Considero que la creación de estos Atlas lingüísticos conlleva un gasto inmenso


tanto en desplazamientos como en dietas para los profesionales que tienen que
trasladarse al lugar de estudio para el resultado final que obtienen que no es más que el
estado de la lengua en un momento concreto y síncrono. Si tenemos en cuenta que la
variación lingüística va variando y evolucionando constante y generacionalmente, la
pertinencia y validez que otorga un atlas es efímera y volátil, pues no sirve nada más
que para unos cuantos años. Además, el informante, al saber que está siendo grabado, en
muchas ocasiones no hablará como hablaría en un contexto informal y por lo tanto los
resultados obtenidos no son completamente fiables.
En el caso del ALPI, el SIG se está aplicando para la visualización de datos
lingüísticos en un entorno geográficamente referenciado (Del Bosque, :22) es decir, se
muestran las realizaciones fonéticas de expresiones lingüísticas y palabras atendiendo a
una base espacial determinada, lo que posibilita el cartografiado automático a través de
diferentes tipos de representaciones, centradas en la delimitación de unidades
lingüísticas mediante isoglosas. Del mismo modo, como siguen apuntando los autores
de Los sistemas de información geográfica en la investigación en ciencias humanas y
sociales, las SIG se utilizan también en este proyecto para generar una aplicación
interactiva en Internet, a través de un geo portal con servicios Web basados en
localización geográfica que se combinan con la base de datos temática.

En definitiva, lo más relevante del ALPI y su portal online, es que nos permite la
generación de cartografía temática y así nos encontramos con mapas analíticos, léxicos,
fonéticos y sintácticos, los cuales nos pueden ser de gran ayuda para entender mejor la
manera de hablar de diferentes puntos geográficos para futuras investigaciones.

Figura 1 (ALPI, pronunciación de caballo en la península)


BIBLIOGRAFÍA EMPLEADA:

-Canestro, F. (2019). Cartografía social como estrategia didáctica motivadora para el


abordaje del espacio local (lugar). En Actas. Universidad Nacional de La Plata.
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación.

-Del Bosque, Isabel; Fernández, Carlos; Martín-Forero, Lourdes; Pérez, Esther. (2012).
Los sistemas de información geográfica y la Investigación en Ciencias Humanas
y Sociales. Madrid. Apuntes de Ciencias Instrumentales y Técnicas de
Investigación. 3

-Elizaincín, Adolfo. (2021). Geolinguistica y sociodialectología: integración de


conocimientos. Universidad de la República (UDELAR). Academia Nacional de
Letars del Uruguay, Montevideo.

-Lois, María José (2010) Estructuración y espacio: la perspectiva de Lugar. Revista


Geopolítica(s) ISSN: 2172-3958, vol. 1, núm. 2, 207-231.Facultad de Ciencias
Políticas y Sociología. Universidad Complutense de Madrid

-Navarro Avilés, Juan José. (2021). Sobre el frustrado Atlas linguistico y etnográfico de
Murcia. Número 145, Año LXXII. Págs 167-179

Recuperado el 30/01/2024 de:

https://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/trab_eventos/ev.13511/ev.13511.pdf

crear dos oraciones que contengan un sustantivo incontable, un adverbio temporal y un


adverbio de lugar un adjetivo explicativo o un adjetivo de grado comparativo

Las montañas de Sierra nevada son

También podría gustarte