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Si alguna vez han estudiado algo de biología y aprendido sobre estructura y función
celular, me imagino, que al igual que yo, en mis primeros días de estudiante, se han
preguntado ¿Cómo es que se ha llegado a entender el funcionamiento interno de las
células, siendo estas tan pequeñas?, ¿Cómo es esto posible, si ni siquiera logramos
verlas a simple vista?.
En general, hay dos tipos básicos de microscopios, con una gran cantidad de variantes:
El microscopio óptico, este microscopio utiliza lentes de cristal y luz visible para
formar una imagen magnificada de un objeto. Tiene una resolución de
aproximadamente 0.2 um, lo cual es 1000 veces más que la del ojo humano.
¿Qué podemos ver con este microscopio?: tamaños y formas celulares, algunas
estructuras internas de las células, algunos organismos microscópicos, etc. Para
observar en los microscopios más simples de esta categoría, las células no
necesariamente requerirán un tratamiento especial, es más, en algunos casos
podremos observar organismos vivos, por ejemplo protistas y animales presentes en
una gota de agua estancada.
El microscopio electrónico, utiliza electroimanes (en lugar de los lentes de cristal del
microscopio óptico) para enfocar un haz de electrones (en lugar de la luz visible).
Como no es posible ver los electrones, el microscopio dirige los haces de electrones
hacia una pantalla fluorescente o película fotográfica para crear una imagen visible.
La resolución de este microscopio es de aproximadamente 0.2 nm, esto es 1 millón
de veces superior a la del ojo humano. Este microscopio permite observar por
ejemplo detalles internos de las organelas. Para observar en este tipo de
microscopio las muestras deben ser previamente tratadas y este tratamiento, entre
otras cosas, incluye la muerte de las células o tejidos.
Aunque las células fueron descubiertas por Robert Hooke en 1665, la estructura de la
célula se conoció recién en la década de 1950, con el desarrollo del microscopio
electrónico.
La mayor parte de las organelas de la célula son estructuras muy pequeñas, por lo que
la resolución del microscopio óptico no es suficiente para estudiarlas. Con la utilización
del microscopio electrónico se han logrado varios avances en este aspecto.
Si bien es cierto los microscopios son herramientas muy importantes para el estudio de
las células, pero para conocer el funcionamiento de las organelas hace falta
complementar la microscopía con una serie de pruebas bioquímicas que permitan el
estudio de las moléculas y los procesos químicos que realizan las células.
En primer lugar, las células deben pasar por un proceso de homogenización, que implica
romper las células, teniendo cuidado de no dañar las organelas. El objetivo de este
procedimiento es liberar el contenido celular. Para romper las células se pueden utilizar
varias técnicas, por ejemplo:
- El choque osmótico, consiste en colocar a las células en un medio extremadamente
hipotónico, lo cual ocasiona la ruptura de la membrana citoplasmática y la liberación
del contenido celular.
- Ciclos continuados de congelación y descongelación.
- Utilización de enzimas para lisar las células.
- Utilización de métodos abrasivos, ultrasonido, alta presión, homogenizadores, etc
Cualquiera que sea el método que se utilice, es muy importante tener en cuenta que al
romper las células el contenido celular se encontrará expuesto a las enzimas hidrolíticas
(por ejemplo, proteasas), las cuales podrían rápidamente degradar el material que nos
interesa investigar, razón por la cual se debe considerar el uso de inhibidores de enzimas
hidrolíticas y realizar el procedimiento a bajas temperaturas.
Una vez obtenido el homogenizado se procede a centrifugar a varias velocidades y
duraciones con la finalidad de fraccionar los componentes celulares y formar una serie
de precipitados.
El fraccionamiento celular permite preparar abundantes cantidades de componentes
celulares, facilitando con ello el estudio de la composición y función de estos
componentes.
Es así como los investigadores han sido capaces de asignar funciones a las diferentes
organelas. Por ejemplo, si una fracción celular obtenida por centrifugación revela la
presencia de enzimas que participan en la respiración celular y luego la observación
microscópica de esa fracción muestra la existencia de gran cantidad de mitocondrias.
Esta evidencia permite determinar que las mitocondrias son los sitios donde se realiza
la respiración celular.
Como podemos notar, un solo método no es suficiente para el estudio de las células.
Hace falta la combinación de una serie de técnicas y uso de diferentes instrumentos y
procedimientos para explorar en este maravilloso mundo. Aunque se ha avanzado en
gran medida en el conocimiento del interior de las células, nos queda claro que aún hay
mucho que aprender; por lo tanto, conforme se avance en el desarrollo de la tecnología
seguiremos sorprendiéndonos con cada descubrimiento.
Quiero compartir con ustedes una analogía que encontré con el microscopio electrónico
de transmisión, que tal vez a algunos les pueda servir para recordar cómo funciona este
microscopio: Así como el microscopio electrónico de transmisión que con su haz de
electrones atraviesa las células y revela los detalles escondidos en su interior, así mismo
es la palabra de Dios, que penetra hasta lo profundo del corazón y revela lo que hay en
él.
Espero que esta información les sea útil para reforzar lo que verán en clase.
“Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos
filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y
discierne los pensamientos y las intenciones del corazón” (Hebreos 4:12).