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1.

¿Cuál es la importancia histórica del así llamado “axioma rahneriano”


para la reflexión teológica de nuestro tiempo?

“Trinidad económica es la Trinidad Inmanente y viceversa”


Para entender el axioma rahneriano, es necesario comprender lo que es la trinidad
inmanente.
Esta es, la Trinidad tal cual es en sí (La Trinidad entendida en sí misma, la
relación interna entre las divinas personas, el misterio eterno de procesión Trinitaria:
todo eso es lo que llamamos Trinidad inmanente), esta se da a conocer en la
Trinidad tal como es para nosotros siendo a lo que llamamos Trinidad económica
(por Trinidad económica entendemos la presencia de la Trinidad dentro de la
historia de la salvación, es la que se revela en el trascurso histórico salvífico. Esta
historia era entendida en la Iglesia antigua como economía, es decir, como la
sucesión de fases de un proyecto divino que se va realizando progresivamente y
se va revelando simultáneamente). Uno y el mismo es él Dios en sí, y el Dios que
se revela, el Padre por el Hijo en el Espíritu Santo.

La Trinidad en la historia manifiesta a la Trinidad en la gloria, ya que Aquel que


es fiel y no puede renegar de sí mismo, no puede engañarnos al revelarse a nosotros.
No hay que aislar la realidad de Dios en su revelación, como si más allá de su
revelación hubiera otra realidad divina, sino precisamente aquella realidad de Dios
que nos sale al encuentro en la revelación y que es su realidad en toda la
profundidad de lo eterno. Si la Trinidad inmanente no correspondiera a su revelación
económica no sería posible ninguna salvación en la historia, el hombre estaría
condenado al horizonte de lo humano y a la experiencia de su finitud.

¿Qué dice a nuestra comprensión del dogma trinitario?

Que es gracias a la Trinidad económica que podemos conocer parte de lo que es la


Trinidad inmanente. Por la Trinidad económica: (Las misiones de Hijo y del Espíritu Santo)
es que conocemos la Trinidad Inmanente (2 Procesiones o Emanaciones: por generación y
por espiración. Por causa de las procesiones, distinguimos 4 relaciones reales: la Paternidad
del Padre, la filiación del Hijo, la Espiración activa y la espiración Pasiva. Las relaciones
constituyen a las personas que son 3, con una misma naturaleza y finalmente 5 nociones:
Paternidad, innascibilidad, filiación, espiración activa, espiración pasiva.
2. ¿Qué es lo irrenunciable en la confesión creyente del Dios trinitario? ¿Por qué? lo
que miramos eclesial y personalmente como central en la confesión trinitaria de
nuestro Dios.
Lo irrenunciable es la realidad de la Santísima Trinidad, esto es:
La revelación de Dios en la historia, se debe de afirmar que Dios se manifiesta a la
humanidad, es un hecho que siempre estuvo presente en la vida humana, desde el Antiguo
Testamento hay una revelación por parte de Dios, es el que acompaña, escucha y tiene
todos estos rasgos humanos, es quien toma la iniciativa y acompaña a su creación; pero al
no ser una revelación completa en el Nuevo Testamento con Cristo se nos revela Dios
mismo, presentándose como hombre y manifestándonos la realidad que es en sí Dios.
Y también es irrenunciable la afirmación de que Dios se nos presenta como Padre,
Hijo y Espíritu Santo, todo esto es revelación por parte de Cristo. Cristo es quien nos
muestra al Padre y el cómo es; nos muestra la acción del Espíritu Santo y además es la
promesa de su envío, nos encontramos así con Dios mismo tal y como es. Si renunciamos
a esto, renunciamos a la revelación de lo que es Dios en sí, ya que Cristo al ser el Hijo nos
lo muestra desde la intimidad, desde lo que es en sí cada una de las personas de la Trinidad.
Además, Esto nos debe llevar a afirmar el axioma rahneriano de que la Trinidad
Inmanente (Dios en sí) es la Trinidad Económica (como se revela en la historia), esto el
fundamento de nuestra fe Trinitaria y de la esperanza de la vida eterna que nos es prometida
por Dios.
Es irrenunciable el afirmar la Trinidad, porque negarla es negar automáticamente el
cristianismo, pues es el corazón del cristianismo; afirmarla es estar convencidos de que
Dios toca nuestras vidas y camina con nosotros. Si se cree en la Trinidad es porque así se
ha revelado, en Jesucristo, y con el acontecimiento Pascua se reelabora y se reconstruye el
futuro desde la óptica Trinitaria.

3. Fe contestada: Principales herejías trinitarias, respuesta oficial de la iglesia y


declaraciones a las que dieron origen.
Las herejías son doctrinas que no permiten a la fe reencontrarse a sí misma ni a la piedad
reflejarse en ellas, o son formulaciones que contradicen a los datos reguladores de las
Sagradas Escrituras. Las herejías constituyen un grave peligro para la fe; pero a pesar de
eso hacen avanzar la teología, ya que su refutación exige mucho estudio y una
profundización más cuidadosa de la propia fe. Las mismas herejías ofrecen a veces
conceptos que van a constituir la doctrina ortodoxa. Un ejemplo de ello lo tenemos en la
misma doctrina de la Trinidad, donde las palabras-clave tienen un origen herético. Así, la
expresión Tríada (Trinidad) fue empleada por primera vez por Teodoto, un hereje
monarquiano (afirmaba la absoluta unicidad = monarquía de Dios), a mediados del siglo II.
Luego fue consagrada por Teófilo de Antioquía, un gran apologeta del siglo II, con lo que
entró en el lenguaje teológico de la ortodoxia.
1. Modalismo1
Los cristianos se sentían herederos de la fe del Antiguo Testamento, según la cual Dios
es uno y único y habita en una luz inaccesible. Por otro lado, llamaban Dios a Jesús muerto
y resucitado. Algunos teólogos cristianos resolvían en Roma esta cuestión de la siguiente
manera: Dios es efectivamente uno y único; él fundamenta una monarquía cósmica, ya que
sólo él es el señor de todas las cosas; por él reinan los reyes y mandan los gobernadores.
Sin embargo, en su comunicación con la historia este Dios único se ha mostrado bajo tres
modos de revelación. La misma y única divinidad aparece bajo tres rostros (prósopa) y
mora entre nosotros de tres maneras diferentes (idíaperigraphé), como Padre, Hijo y
Espíritu Santo. El mismo Dios, en cuanto que crea y nos entrega la ley, se llama Padre; el
mismo Dios, en cuanto que nos redime, se llama Hijo; y el mismo Dios, en cuanto que nos
santifica y nos da siempre la vida, se llama Espíritu Santo. Así pues, el mismo Dios tendría
tres pseudónimos. El modalismo fue condenado como insuficiente para expresar la fe
cristiana en la Trinidad de personas, distintas pero en comunión plena y absoluta

2. Subordinacionismo2: Se afirma que habría tres dioses, separados y distintos, cada uno
eterno e infinito. Esta interpretación, además de contener graves errores filosóficos,
conserva la trinidad, pero destruye la unidad.
Los datos son idénticos a la cuestión anterior: se recita la fe en un Dios único, y, al
mismo tiempo, en la piedad y en la liturgia se proclama a Jesucristo como Dios. ¿Habrá que
tributar a Jesucristo una prudente veneración, pero no hasta el punto de igualarlo con Dios
mismo, ya que tal exceso destruiría el sentido auténtico de Dios? Jesús sería entonces
semejante (homoioúsios) a Dios, pero nunca igual (homooúsios) a él. Sería la primera
criatura, el prototipo de todas las criaturas, pero no Dios. Después de muchas discusiones,
el concilio de Nicea (325) definió solemnemente que Jesucristo, hijo de Dios, es “de la
misma substancia del Padre, Dios de Dios, luz de luz, Dios verdadero de Dios verdadero,
engendrado, no creado de la misma substancia que el Padre (homooúsios, como dicen los
griegos), por quien todo fue hecho, lo que hay en el cielo y en la tierra” (DS 125).

1
Padre, Hijo y Espíritu Santo serían tres pseudónimos del mismo y único Dios, o tres modos de
presentación (tres máscaras) de la misma substancia divina. Dios sería tres sólo para nosotros, pero no en sí
mismo. Esta interpretación (sabelianismo) salvaguarda la unidad, pero abandona la trinidad .
2
En sentido estricto habría un solo Dios, el Padre. El Hijo y el Espíritu Santo recibirían del Padre la
substancia divina de forma subordinada, de modo que no serían consubstanciales, sino más bien criaturas
adoptadas (adopcionismo) para participar de su vida. Esta interpretación (arrianismo es una herejía propuesta
por Arrio (250-336), sacerdote de Alejandría (Egipto). Arrio afirmaba el subordinacionismo, o sea: el Hijo (y
el Espíritu Santo) son subordinados al Padre; son criaturas sublimes, creadas antes del universo, pero no son
Dios. Está, además, el subordinacionismo adopcionista: el Hijo fue adoptado como Hijo por gracia del Padre,
pero no tiene la misma naturaleza del Padre.) lesiona la igualdad de los tres, ya que niega la divinidad plena
del Hijo y del Espíritu Santo.
3. Triteísmo3
El Triteísmo afirma las tres divinas personas. Acepta al Padre, al Hijo y al Espíritu
Santo, pero como tres substancias independientes y autónomas. No se afirma la relación
entre ellas ni la comunión como constitutivo de la persona divina. De ahí que se afirme que
Trinidad significa la profesión de fe en tres dioses. Se suman los tres divinos, como si
detrás de cada persona no hubiera un único, imposible de sumarse a los otros. Además, el
Triteísmo no piensa en la incongruencia de orden filosófico que implica la afirmación de
tres dioses: la coexistencia de tres absolutos, de tres eternos, de tres creadores. La
afirmación trinitaria afirma la existencia objetiva de tres únicos, Padre, Hijo y Espíritu
Santo. Pero no los cree separados y sin relación alguna entre ellos. La fe trinitaria ve a las
personas relacionadas eternamente en comunión infinita. Entonces podemos decir: hay tres
personas de una única comunión.

4. ¿Cuál es nuestra fe y cuál nuestra tradición teológica?


Hay que decir que es una Fe Trinitaria, que nos pertenece a través del sacramento del
bautismo y nos introduce en una familia; creemos en el Padre, en el Hijo y en el Espíritu
Santo. Darnos cuenta de esto fue gracias a Jesús, él nos permite tener al mismo tiempo la
inteligencia y el encuentro con Dios. A lo largo de la historia son bastantes las personas que
han escrito sobre la Santísima Trinidad, sin embargo, la Jesús es el fundamento de toda
posible reflexión que se hace de la Trinidad. Él es quien nos revela la naturaleza íntima y
verdadera de Dios, con la que tenemos que tratar los seres humanos: Dios es amor, es vida,
es comunión de personas, la vida de Dios no es la de un ser solitario, cerrado en sí mismo;
es trinitaria, es comunión y está abierta. Por eso hablar de la Trinidad no es hablar de una
fórmula matemática o de un algoritmo, incluso ni de un postulado de la fe cristiana, sino
que es hablar de la vida que está en Dios y se da a conocer, mediante su Hijo.

Que Dios sea Padre, Hijo y Espíritu Santo, es revelación divina, que sea Trinidad es
interpretación teológica de esa revelación, es decir, Dios no se revelo como Trinidad, sino
que conforme al paso del tiempo reflexionando y profundizando en la Revelación de Dios
como Padre, Hijo y Espíritu Santo, se determinó que la mejor manera de comprender a
Dios uno y trino era con el terminó de la Trinidad. Esto sin antes precisar, pulir, afinar,
matizar términos que de alguna manera pusieran en peligro o en riesgo la naturaleza
Divina. De manera que podemos concluir diciendo que la tradición teológica nace de la
Revelación de Dios como Padre, hijo y Espíritu Santo, solamente de esta manera pude
comprenderse y entenderse con mayor claridad lo que encierra el misterio de la Trinidad,
pues se corre el riesgo de que, si quiere hacerse a la Trinidad, pariendo de la tradición
teológica, se queda corto todo lo que encierra el misterio y en algunas ocasiones se termina
por deslindar la vida propia de la vida creyente.

3
Se afirma que habría tres dioses, separados y distintos, cada uno eterno e infinito. Esta interpretación,
además de contener graves errores filosóficos, conserva la trinidad, pero destruye la unidad.
5. Elementos que podemos rescatar para vivenciar una experiencia trinitaria de Dios
desde el sufrimiento y la liberación de los pobres.

La liberación histórica, expresión epocal de la salvación plena en Dios, encuentra su


concreción en la participación de todos en los distintos niveles de la vida social, en la
promoción de la dignidad humana, en la creación de oportunidades de desarrollo para todas
las personas. Esa liberación será integral y verdaderamente humana si favorece la
comunión con Dios, si ayuda a concienciarse de la filiación divina y de la fraternidad y
sororidad universal. Esta conciencia se organiza en la comunidad eclesial de los seguidores
de Jesús; a partir de ahí se abre a todos los valores que ha producido la humanidad en su
encuentro con Dios o que ha creado con su trabajo, su ingenio y su arte. Una sociedad
estructurada de este modo podrá ser sacramento de Trinidad.

Dios es un vivir eterno


El que escucha el grito del oprimido y se decide a liberarlo (Ex 3,7-10); en una palabra,
como el Dios que construye su reino en la historia promoviendo la vida, la justicia, el amor
y la paz. El Señor hace justicia a los oprimidos, da pan a los hambrientos, libera a los
cautivos, da vista a los ciegos, endereza a los curvados, protege a los extranjeros, sustenta
al huérfano y ampara a la viuda (Sal 146,7-9; Prov 14,31; 17,5; 22,23; Dt 10,18; Jer 22,16).
Así pues, Dios se presenta como el Dios vivo, cariño para los pobres, engendrador de vida
y defensor de los que tienen su vida amenazada.

Dios es un comulgar infinito


Bíblicamente, vivir implica comulgar, ya que vivir es siempre con-vivir, vivir para estar
en presencia de otros. El resultado de las relaciones de comunión es la comunidad; implica
convivencia, valoración de cada uno en su individualidad, acogida de la diferencia, porque
significa riqueza comunicada, establecimiento de relaciones nominales, ausencia de
formalidades.

La perijóresis, la comunión e interpenetración de las tres divinas personas


Perijóresis significa contener uno al otro, inhabitar (morar uno en el otro), estar uno en
el otro. Perijóresis es activo y quiere decir: interpenetración o entrelazado de una persona
en la otra y con la otra.

6. ¿Por qué y cómo son importantes la confesión, la alabanza y la práctica de la fe en


el Dios trinitario, de cara a la liberación personal, sociohistórica y plena de los
hombres?
Cada persona humana surge como imagen y semejanza de la Trinidad. Sin embargo, el
pecado introduce una ruptura en esta realidad, sin destruirla por completo. San Ireneo dice
que el Hijo y el Espíritu constituyen las dos manos por las que el Padre toca y moldea al
hombre a su imagen y semejanza. Han sido enviados al mundo para levantar su tienda entre
nosotros y asumir nuestra propia situación en orden a la salvación y a la inserción en la
comunión trinitaria. Solamente desde la confesión, alabanza y práctica de la fe en el Dios
trinitario podemos ser liberados de la esclavitud del pecado, del peligro de estar y actuar
solos.
La sociedad humana representa un indicador en dirección al misterio trinitario. El
misterio trinitario, tal como se le conoce por la revelación, significa un indicador para la
vida social y un arquetipo para la misma. Así, la Trinidad viene a constituirse como la
sociedad suprema, modelo para todo tipo de sociedad que busque relaciones de
participación y de igualdad. Además de esto, la Trinidad sirve de modelo para la sociedad
integrada. En Dios, cada persona actúa de forma consonante con su peculiaridad, pero con
una actividad que es común a los divinos tres. En el juego trinitario de la perfecta
perijóresis se vislumbra la coexistencia entre lo personal y lo social, entre la felicidad de
cada uno y el bienestar de todos. Desde este sentido, las misiones del Hijo y del Espíritu
introducen a la creación en el proceso trinitario. La Trinidad se constituye de esta manera
en un misterio abierto, y no cerrado sobre sí mismo.
Toda sociedad humana se construye, se estructura y perdura históricamente por la
interacción dialéctica de tres instancias de base: la económica, la política y la simbólica.
Ninguna organización humana prescinde de estos tres ejes fundacionales: todos necesitan
garantizar la vida, relacionarse comunitaria y socialmente, conferir valor a sus prácticas y
sentido a su esperanza. Hay una verdadera perijóresis entre estas tres instancias. En la
medida en que una sociedad consigue formas históricas de interacción en que los seres
humanos ven promovida y desarrollada su vida personal, social y utópica, más se convierte
en espejo de la Trinidad, que es la convivencia de la diversidad en la comunión y unidad de
una misma vida y misterio.

7. ¿Qué nos dice nuestra fe en el Dios Trinidad como personas, comunidad del
Seminario, como sociedad?
Que no somos autosuficientes, sino parte de una comunidad; y de una sociedad. Todo lo
que Dios nos ha dado es para beneficio común. Debemos vivir unidos a semejanza de la
trinidad. Claro, sin perder cada uno su peculiaridad, pero en comunión y armonía. Siendo
fraternos e interesándonos por todos. La trinidad es un misterio abierto y no cerrado sobre
sí mismo; es un vivir constante el uno en el otro. De igual manera cada individuo debe, no
solamente compartir su vida, sus dones y talentos con el otro, sino ser en el otro.

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