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2. Subordinacionismo2: Se afirma que habría tres dioses, separados y distintos, cada uno
eterno e infinito. Esta interpretación, además de contener graves errores filosóficos,
conserva la trinidad, pero destruye la unidad.
Los datos son idénticos a la cuestión anterior: se recita la fe en un Dios único, y, al
mismo tiempo, en la piedad y en la liturgia se proclama a Jesucristo como Dios. ¿Habrá que
tributar a Jesucristo una prudente veneración, pero no hasta el punto de igualarlo con Dios
mismo, ya que tal exceso destruiría el sentido auténtico de Dios? Jesús sería entonces
semejante (homoioúsios) a Dios, pero nunca igual (homooúsios) a él. Sería la primera
criatura, el prototipo de todas las criaturas, pero no Dios. Después de muchas discusiones,
el concilio de Nicea (325) definió solemnemente que Jesucristo, hijo de Dios, es “de la
misma substancia del Padre, Dios de Dios, luz de luz, Dios verdadero de Dios verdadero,
engendrado, no creado de la misma substancia que el Padre (homooúsios, como dicen los
griegos), por quien todo fue hecho, lo que hay en el cielo y en la tierra” (DS 125).
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Padre, Hijo y Espíritu Santo serían tres pseudónimos del mismo y único Dios, o tres modos de
presentación (tres máscaras) de la misma substancia divina. Dios sería tres sólo para nosotros, pero no en sí
mismo. Esta interpretación (sabelianismo) salvaguarda la unidad, pero abandona la trinidad .
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En sentido estricto habría un solo Dios, el Padre. El Hijo y el Espíritu Santo recibirían del Padre la
substancia divina de forma subordinada, de modo que no serían consubstanciales, sino más bien criaturas
adoptadas (adopcionismo) para participar de su vida. Esta interpretación (arrianismo es una herejía propuesta
por Arrio (250-336), sacerdote de Alejandría (Egipto). Arrio afirmaba el subordinacionismo, o sea: el Hijo (y
el Espíritu Santo) son subordinados al Padre; son criaturas sublimes, creadas antes del universo, pero no son
Dios. Está, además, el subordinacionismo adopcionista: el Hijo fue adoptado como Hijo por gracia del Padre,
pero no tiene la misma naturaleza del Padre.) lesiona la igualdad de los tres, ya que niega la divinidad plena
del Hijo y del Espíritu Santo.
3. Triteísmo3
El Triteísmo afirma las tres divinas personas. Acepta al Padre, al Hijo y al Espíritu
Santo, pero como tres substancias independientes y autónomas. No se afirma la relación
entre ellas ni la comunión como constitutivo de la persona divina. De ahí que se afirme que
Trinidad significa la profesión de fe en tres dioses. Se suman los tres divinos, como si
detrás de cada persona no hubiera un único, imposible de sumarse a los otros. Además, el
Triteísmo no piensa en la incongruencia de orden filosófico que implica la afirmación de
tres dioses: la coexistencia de tres absolutos, de tres eternos, de tres creadores. La
afirmación trinitaria afirma la existencia objetiva de tres únicos, Padre, Hijo y Espíritu
Santo. Pero no los cree separados y sin relación alguna entre ellos. La fe trinitaria ve a las
personas relacionadas eternamente en comunión infinita. Entonces podemos decir: hay tres
personas de una única comunión.
Que Dios sea Padre, Hijo y Espíritu Santo, es revelación divina, que sea Trinidad es
interpretación teológica de esa revelación, es decir, Dios no se revelo como Trinidad, sino
que conforme al paso del tiempo reflexionando y profundizando en la Revelación de Dios
como Padre, Hijo y Espíritu Santo, se determinó que la mejor manera de comprender a
Dios uno y trino era con el terminó de la Trinidad. Esto sin antes precisar, pulir, afinar,
matizar términos que de alguna manera pusieran en peligro o en riesgo la naturaleza
Divina. De manera que podemos concluir diciendo que la tradición teológica nace de la
Revelación de Dios como Padre, hijo y Espíritu Santo, solamente de esta manera pude
comprenderse y entenderse con mayor claridad lo que encierra el misterio de la Trinidad,
pues se corre el riesgo de que, si quiere hacerse a la Trinidad, pariendo de la tradición
teológica, se queda corto todo lo que encierra el misterio y en algunas ocasiones se termina
por deslindar la vida propia de la vida creyente.
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Se afirma que habría tres dioses, separados y distintos, cada uno eterno e infinito. Esta interpretación,
además de contener graves errores filosóficos, conserva la trinidad, pero destruye la unidad.
5. Elementos que podemos rescatar para vivenciar una experiencia trinitaria de Dios
desde el sufrimiento y la liberación de los pobres.
7. ¿Qué nos dice nuestra fe en el Dios Trinidad como personas, comunidad del
Seminario, como sociedad?
Que no somos autosuficientes, sino parte de una comunidad; y de una sociedad. Todo lo
que Dios nos ha dado es para beneficio común. Debemos vivir unidos a semejanza de la
trinidad. Claro, sin perder cada uno su peculiaridad, pero en comunión y armonía. Siendo
fraternos e interesándonos por todos. La trinidad es un misterio abierto y no cerrado sobre
sí mismo; es un vivir constante el uno en el otro. De igual manera cada individuo debe, no
solamente compartir su vida, sus dones y talentos con el otro, sino ser en el otro.