Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
psicoterapéuticas
en la vejez
Immaculada Armadans Tremolosa
Rosa Baeza Lanuza
P07/80047/00039
© FUOC • P07/80047/00039 Intervenciones psicoterapéuticas en la vejez
Índice
Bibliografía ......................................................................................... 53
© FUOC • P07/80047/00039 5 Intervenciones psicoterapéuticas en la vejez
1. Intervenciones sistémicas
Por todo esto, irá apareciendo una situación de "dependencia" por parte de la
persona mayor. Se le complicará enormemente el desarrollo de las actividades
de la vida cotidiana y esto afectará también a toda su familia, en lo que respecta
a la aceptación de esta nueva situación y a la necesidad de adecuar los roles
familiares.
El caso que nos ocupa es el de la Sra. Clara de ochenta y dos años, que presenta
una discapacidad funcional con trastornos en el comportamiento como con-
secuencia del padecimiento de una enfermedad grave (Alzheimer), con eleva-
da incidencia en estas edades y que suele ser motivo de intervención terciaria
(rehabilitación y/o mantenimiento en lo posible de las capacidades que pre-
senta la persona mayor). Los síntomas que presenta la Sra. Clara son interpre-
tados por la familia como el resultado de dificultades relacionales entre sus
miembros y, al mismo tiempo, se desconoce la existencia de la enfermedad
que padece, al inicio de la consulta psicológica.
El proceso terapéutico se inicia a partir de que dos de los hijos de la Sra. Clara
piden una entrevista con la psicóloga.
Mundo
Sociedad
Cultura
Comunidad
Familia
Persona
Órgano
Tejido
Célula
Primera sesión
Se cita a toda la familia y a la madre, y se les pide que aporten todos los infor-
mes y documentación respecto al estado de salud de la madre y el padre.
Asiste la Sra. Clara (madre) acompañada de sus dos hijos, Alfredo y José. Al
estar ingresado el padre, las hijas se turnan para cuidarlo y también para poder
asistir a su madre en el domicilio.
La entrevista empezó con retraso y la Sra. Clara desconocía las razones para
asistir. El acercamiento al despacho de la psicóloga fue facilitado por un en-
cuentro fortuito en la sala de espera de personas conocidas del pueblo que
estaban allí para participar en grupos de apoyo psicológico para personas ma-
yores, y que se estaban saludando a causa de la festividad de Navidad.
C: ¿El pequeño?
A: ¿Y él?
C: Es mi hijo. Pero ayúdame!
Teoría
(1)
La�escuela�estructural-estratégica
Feixas y Miró (1993), siguiendo a diferentes autores, tratan estas dos escuelas bajo
una misma rúbrica porque tienen como eje el análisis de las relaciones triádicas. Sus
líderes más destacados son Jay Haley, para la escuela estratégica, y Salvador Minuchin,
para la estructural. De hecho, los dos autores trabajaron juntos durante un tiempo
en la Philadelphia Child Guidance Clinic (centro base del segundo) y compartieron
sus ideas, por lo cual esta agrupación no es extraña.
Los conceptos sistémicos básicos para entender las tríadas (por ejemplo, las alianzas,
las coaliciones y la triangulación) ya habían sido formulados por el equipo de Palo
Alto. Aun así, los terapeutas estructurales y los estratégicos las han elaborado y apli-
cado en la práctica clínica, de manera que han resultado verdaderamente útiles.
Una de las primeras cuestiones que hay que considerar es la jerarquía: ¿quién decide
qué? ¿Quién manda? ¿Cómo se deciden las cosas en esta familia? Para Minuchin,
los niños se desarrollan mucho mejor cuando los padres, u otros asistentes, pueden
colaborar adecuadamente en su cuidado. Si la jerarquía no es clara, los conflictos y
las confusiones dificultan el desarrollo de los miembros de la familia, de los hijos en
particular.
Otra cuestión que hay que considerar es la de las fronteras o límites entre subsiste-
mas. Sirven para definir quién participa de qué y cómo. Son como barreras invisibles
que envuelven a los miembros de la familia y sus subsistemas. También sirven para
regular la comunicación con el exterior. Ejemplos de subsistemas son el parental, el
filial (entre los hermanos) y el de los abuelos. En familias con muchos hijos, el siste-
ma filial se puede dividir incluso más.
Cuando estas fronteras son muy rígidas e impermeables, los miembros de la familia
funcionan con independencia los unos de los otros, sin interesarse demasiado por
lo que les sucede a los otros. Esto puede comportar un déficit respeto a las necesida-
des socioafectivas de los miembros, indispensables para su desarrollo. Estas familias
también se denominan desvinculadas.
En el caso contrario, cuando las fronteras son difusas o borrosas, poco definidas,
no hay límites claros entre los miembros de la familia. Es como si todos pudieran
© FUOC • P07/80047/00039 10 Intervenciones psicoterapéuticas en la vejez
hacerlo todo, pero no se pudiera hacer nada sin contar con el resto de los miembros.
En cierto modo, todos creen saber lo que los otros piensan, sienten, harían, etc. De
esta manera, es muy difícil tener intimidad personal o en un subsistema en particular
(por ejemplo, entre los padres o entre los hermanos).
Según esta escuela, el cambio pasa por conseguir mejorar la estructura de la familia.
Sin embargo, para esto es fundamental que el terapeuta conecte con la familia y
proponga intervenciones.
P: Bien, Sra. Clara, parece que en su vida ha tenido que luchar mucho, sacar
adelante cuatro hijos no es fácil, pero aún menos cuando se pasan penurias
y hay que pensar en las cosas básicas como qué se pondrá en el plato para
la comida. No dudo que su vida tiene mucho que enseñarnos a las personas
más jóvenes. Estas experiencias de la vida seguro que ayudan a salirse después
de muchas otras dificultades. Deseo que vayamos teniendo tiempo para ir co-
nociéndonos, pero hoy tendríamos que hablar de las cosas que pasan en el
presente y yo me pregunto si usted conoce el motivo de encontrarnos aquí
reunidos.
C: No, me han dicho que íbamos a ir a un sitio pero no me han dicho nada.
A: Es verdad, no le hemos dicho nada pues no sabíamos cómo decírselo y
además pensábamos que no querría venir, aunque es muy obediente. Siempre
ha sido muy obediente, es un trozo de pan, éste ha sido siempre su problema.
Ha aguantado de mi padre todo y nunca ha dicho nada. Hace dos años la
cosa empeoró, mi padre empezó a maltratarla, no le pegaba, le chillaba porque
ella no se movía del sofá y no hacía nada. Era verdad, ella no hacía nada,
cada vez se quedaba más ausente y con menos iniciativa para todo. Fue poco
a poco, pero sin pausa. Cada día dejaba de hacer cosas, hasta la comida era
diferente y a veces incomestible. La llevamos al Dr. Gómez, quien nos dijo
que había entrado en una depresión, y la comenzó a tratar con Seropram y
mejoró un poco, aunque estaba más nerviosa y comenzó a presentar ataques
de enfados. Esto nos extrañó a todos, porque nunca la habíamos visto así. Las
cosas con mi padre empeoraron, aunque nunca habían ido bien, ella siempre
se ha resignado. Tampoco mejoraron las cosas de casa, ella continuaba sin
hacer lo que hacía siempre. Así que los hijos decidimos poner a una persona
que les ayudase en las cosas de la casa, y las hijas a supervisar. Hasta ahora ha
ido bien, aunque ella no ha vuelto a ser la misma y no hay manera de sacarla
del sofá y de la televisión. A veces pienso que ni la ve, pues al preguntarle por
lo que ha visto no se acuerda o no sabe explicarlo.
P: (Dirigiéndose a José, que todavía no ha intervenido.) ¿Qué opina del pro-
blema?
© FUOC • P07/80047/00039 11 Intervenciones psicoterapéuticas en la vejez
José (J): Estoy de acuerdo con lo que ha dicho (refiriéndose a Alfredo). Mamá ha
sido siempre una mujer muy trabajadora y mi padre nunca la ha tratado bien,
siempre han tenido problemas y ella ha aguantado mucho. Al final parece que
ya no puede más y no sabe cómo decirlo. Ella es una santa, siempre ha cuidado
de todos nosotros, nos ha ayudado en lo que necesitamos y no hemos podido
ayudarla en lo de mi padre.
P: (Continuando la comunicación con José.) ¿Qué es lo que piensa el resto de
la familia, las hermanas y el padre?
J: Mi padre dice que ha cambiado. Que hace las cosas adrede, que ya no hace
las cosas de casa y que puede hacerlas porque si se pasa todo el día delante de
la televisión en el sofá, también puede hacer las cosas. Que está extraña, que
no es la misma, que lo hace aposta y que le tiene que chillar para que haga
algo, es la única forma de hacerla reaccionar. Él no sabe que es una depresión.
Dice que ellos no tenían tiempo de tener esas tonterías, tenían que trabajar,
trabajando se pasa todo.
Mi hermana Carmen piensa que ellos siempre han sido así y que, como se han
hecho mayores, tienen más manías y que nuestra madre se ha hecho mayor y
ya no puede hacer tantas cosas, sólo necesita un poco de ayuda.
María piensa que ya no está tan alegre, pero tampoco la ve triste, la ve como
en otro mundo, ella había notado que a veces decía cosas que no cuadraban
y en especial la señora que los cuida le había dicho más de una vez que ha
hecho cosas extrañas, como si no estuviese aquí, una vez dejó la ropa sucia en
la nevera... Y ella siempre ha sido muy limpia y ordenada.
P: Parece que los hijos están preocupados por usted y han decidido venir a
verme para saber si yo les puedo ayudar en algo. ¿Cómo se siente usted?
C: Yo estoy bien, no me pasa nada. Se lo voy a contar aunque me da mucha
vergüenza decirlo delante de mis hijos -les pide permiso con un gesto.
A: No tengas vergüenza, cuéntale todo lo que sientas, venimos para que ella
nos ayude.
C: ¿Sabe? Lo único que pasa y que me hace sufrir es que, fíjese usted, toda la
vida con este hombre y ahora, después de tantos años, se va con otra. No me
lo merezco. Los hombres son unos canallas. No me hubiera imaginado nunca
que me pudiese hacer esto a mí, después de pasar toda la vida juntos. No se
lo puedo perdonar...
P: ¿Qué han intentado hacer para resolver el problema?
A: Hablamos con mi padre, pero no hay nada que hacer, sigue empeñado en
que ella ha cambiado y hace las cosas aposta. Fuimos a ver al médico de la
familia, quien nos dijo que tenía una depresión. Le dio un tratamiento que la
animó un poco al principio, pero que empeoró las cosas con mi padre, y por
este motivo decidimos que hubiese una persona en la casa. Mi madre no ha
mejorado, no es que esté más triste, sino que está más ausente Lo que ahora
nos preocupa es que vaya diciendo lo que dice de mi padre, no sabemos si
cuando fueron jóvenes pasó algo así, pero por supuesto que ahora no es posible
y la vemos sufrir. El médico nos ha enviado para que la visite y haga algo con
ella que le ayude a salir de esta depresión.
© FUOC • P07/80047/00039 12 Intervenciones psicoterapéuticas en la vejez
Teoría
El concepto de causalidad circular2 permite explicar por qué pueden aparecer determina-
dos problemas que, aunque se identifican en una persona mayor de manera sintomática,
involucran las características y pautas interaccionales del sistema familiar. No obstante,
cada miembro familiar percibe el problema de manera distinta y actúa en consecuencia,
y busca también las soluciones que cree más convenientes. Lo que suele ocurrir en las
familias que tratan de solucionar un problema que se identifica en sus progenitores es
que intentan interpretar las dificultades tratando de encontrar los motivos en la relación
que mantiene la pareja. También puede suceder que las soluciones�intentadas por parte
de la familia para solucionar un problema no hagan más que empeorar la situación, o
alguna de éstas ya esté produciendo un resultado útil. En cualquier caso, conocer esta
información favorece la relación de la terapeuta con la familia, ya que se orienta a la
familia para que "deje de hacer" lo que perpetúa el problema, o "continué" haciendo los
comportamientos que proporcionan resultados útiles.
(2)
La�causalidad�circular
De esta manera, la consecuencia llega a ser también la causa, lo cual pone en eviden-
cia la poca utilidad de "causas" y "consecuencias" y que se requieren nuevos concep-
tos, sobre todo si tenemos en cuenta a más de dos interactuantes. Desde una ópti-
ca circular, las nociones de responsabilidad o culpa son cuestionadas. Los sistémicos
conceptualizan los problemas en términos de patrones interaccionales complejos y
recurrentes.
Parece que es en su relación de pareja donde han tenido sus pormenores, te-
ma que hace que sufra actualmente. También he entendido que su vida viene
cambiando desde hace dos años, cuando las cosas comenzaron a ponerse más
difíciles y ha exigido de usted más esfuerzos. Quizá son cosas que pasan con la
edad o quizá son consecuencia de un sentimiento de tristeza que han recono-
cido sus hijos y su médico, el Dr. Gómez. En este momento no puedo ofrecer-
© FUOC • P07/80047/00039 13 Intervenciones psicoterapéuticas en la vejez
les una opinión profesional y desearía que nos viéramos el próximo martes a
las 17.00 h para realizar unas pruebas. En la próxima entrevista, vuestra madre
necesita ser acompañada.
Me gustaría que cuando fuese al hospital enviase mis saludos al Sr. José me-
diante la nota que le facilitaré a continuación.
Sr. José,
Me han comentado que desde hace más de dos años la Sra. Clara ha empezado a cambiar,
especialmente en lo que respecta al carácter y al funcionamiento del hogar, motivo por
el cual el Dr. Gómez decidió que pudiese dar una opinión respecto de lo que le estaba
pasando. Mi plan de trabajo será hacer unas entrevistas de exploración, es decir, intentar
averiguar qué le pasa a su mujer y cómo esto afecta a la familia. Para esto es importante
conocer las opiniones y los detalles de las personas que viven con ella. Sé que su situación
de enfermedad no permite que pueda asistir a las entrevistas, pero si usted lo considera
oportuno lo podría hacer mediante una carta como ésta, o con una llamada de teléfono.
¡Ah! ¿Podría leer y hacer extensiva esta nota a sus hijas, Carmen y María?
Rosa Baeza
Psicóloga
Teoría
Las cartas son un instrumento utilizado en terapia familiar, con diferentes objetivos y
funciones (White y Epston, 1993; Linares, 1996). Pueden servir para incorporar a un
miembro a la terapia, para desvelar juegos familiares, para trabajar ritualizaciones, etc.
Se pueden utilizar tanto en el inicio, como en el seguimiento o al final de la terapia. Su
estructura será distinta según el objetivo y el momento del proceso terapéutico. Normal-
mente presentan un tono afectuoso y se leen y entregan en un sobre abierto al final de
la sesión, y se pide que se haga llegar al destinatario. En las cartas, al igual que en la tera-
pia, se utilizan diferentes técnicas como la acomodación, la reformulación, el desvelo del
juego, la prescripción de rituales, etc. En las cartas podemos encontrar momentos en los
que se utiliza la emoción y otros en los que se usa la cognición, dependiendo del objetivo.
Actividad
3) Opinad sobre los aspectos del comportamiento que se manifiestan en el primer con-
tacto en la entrevista con la psicóloga.
Solución
La psicóloga observó una pauta familiar según la cual los hombres se dedicaban a hacer
los trámites y las mujeres se preocupaban de las necesidades básicas y emocionales de
los progenitores.
Es un tipo de pregunta que hago expresamente para dar protagonismo a la persona ma-
yor, y además me sirve para descubrir o poner en evidencia el tipo de estructura familiar.
También, en ocasiones, hacer una pregunta "inocente" produce un gran impacto y per-
mite detectar la falta de capacidades cognitivas.
Segunda sesión
Las familias están poco preparadas para el proceso de envejecimiento de sus miembros
mayores, y especialmente para reincorporar en un núcleo a un progenitor enfermo de una
enfermedad crónica posiblemente degenerativa. Generalmente necesitan información
detallada acerca la enfermedad y de qué podría ocurrir en sus vidas.
© FUOC • P07/80047/00039 15 Intervenciones psicoterapéuticas en la vejez
Asisten la Sra. Clara y su hijo José. En primer lugar, se realiza una entrevista Reflexión
abierta de rastreo de sintomatología clínica en la que estuvo presente única-
¿Cómo nos sentiríamos ante
mente la Sra. Clara, y en segundo lugar se procede a la ejecución de diferentes una exploración de un anciano
pruebas estandarizadas. de nuestra familia, en el mo-
mento en el que se hace evi-
dente la amplia pérdida de ca-
Las pruebas estandarizadas que se llevaron a cabo fueron: pacidades cognitivas que ante-
riormente no era tan evidente
para nosotros?
• El minimental cognoscitibo de Lobo.
• El test del CAMDEX. Subtest, orientación espacio, tiempo y persona. Subtest de me-
moria remota.
Teoría
Por todo esto, se interviene utilizando las sesiones que se consideren necesarias para eli-
minar en lo posible tanto el cansancio de la ejecución de las pruebas como el impacto
emocional que producen. De manera progresiva y paulatina, se va incorporando la pre-
sencia de los hijos. Se observa el estado emocional verbal y no verbal del familiar que está
presente para poder indicarle en un momento de impacto emocional que pueda retirar-
se de la sala. También es habitual que la persona que estamos explorando busque en el
familiar las respuestas. Debemos decirle al paciente que en este momento no dejaremos
que su familiar le ayude, pero que después le facilitaremos que entre todos encontremos
la información que no hemos podido completar.
Los resultados de las pruebas más significativos y con cierta utilidad para el
seguimiento nos informan que la Sra. Clara está desorientada totalmente en el
tiempo, parcialmente en el espacio y en persona. Presenta déficit de memoria
inmediata y de trabajo. Conserva, como recurso ante las dificultades, la me-
moria retrógrada, pero presenta alteración de la atención, dispersa, y alta fati-
gabilidad cognitiva. Presenta también una dificultad para nominar los objetos,
pero aún conserva cómo pueden ser utilizados; lenguaje fluente pero anómi-
co; no presenta afasia. Conserva habilidades sociales de lenguaje que facilitan
cierta interacción social sin evidenciar el déficit cognitivo que presenta. Sin-
tomatología depresiva e ideación delirante.
Actividad
Solución
Los aspectos siguientes:
© FUOC • P07/80047/00039 16 Intervenciones psicoterapéuticas en la vejez
Historia�de�la�familia.�La�Sra.�Clara�y�la�su�familia
La Sra. Clara nació en un pueblo de Andalucía, en el que conoció a su marido, que era un
chico del mismo pueblo. Se casaron y tuvieron el primer hijo. Había pasado la posguerra
y continuaban las dificultades de subsistencia. El marido de la Sra. Clara era guardia civil
en el pueblo en el que vivían, y en este pueblo tuvieron tres hijos más. Ella es la mediana
de ocho hermanos, de los cuales seis vinieron a Cataluña para buscar una vida mejor,
incluidos ellos, aunque los otros cinco hermanos estuvieron juntos en otra población de
Cataluña alejada de donde vive la Sra. Clara. Actualmente sólo hay vivos tres hermanos.
Dos viven en el pueblo de Andalucía y uno está enfermo y vive en una residencia. La
relación con la familia ha sido esporádica a causa de la distancia. A pesar de todo, durante
las vacaciones siempre iban al pueblo.
La Sra. Clara ha cuidado a los nietos y ha ayudado a criar a los bisnietos. Sabe leer y
escribir, puesto que ella se ha interesado por aprender. En el barrio es considerada como
una buena vecina que siempre ha estado dispuesta a ayudar. Ha tenido la casa como una
patena y, aunque la economía ha sido escasa, siempre ha sabido solucionarlo y estirar
los pocos recursos económicos. Siempre intervino entre la rígida disciplina del padre y
las necesidades de crecimiento e independencia de los hijos. Siempre los ha querido y se
ha sacrificado por todos, pero según los hijos el padre nunca le ha demostrado ni un 1%
del afecto que ella ha mostrado. Aun así, la Sra. Clara defiende al marido diciendo que
los hombres "ya se sabe cómo son".
Historia�del�Sr.�José�(marido�de�la�Sra.�Clara)�y�su�familia
El Sr. José tiene ochenta y siete años, nació en el mismo pueblo que la Sra. Clara y es
el noveno hijo de quince. Desde siempre la familia le adjudicó su futuro como guardia
© FUOC • P07/80047/00039 17 Intervenciones psicoterapéuticas en la vejez
civil, decían que era listo y serio y que podrían hacer de él un hombre de provecho. Es
austero y brusco. Aprendió a leer y escribir solo, como las otras cosas de la vida. Siempre
ha trabajado de guardia civil, y todavía se reúne con otros compañeros del cuerpo. Des-
de que se jubiló, hace unos veinte años, ha pasado la mayor parte del tiempo en casa.
Salía a pasear con su mujer y a veces iba a la casa cuartel para saber cómo estaban las
cosas. No muestra sentimientos de afecto, sino que busca el respeto y la seriedad de sus
acciones. Siempre ha luchado para que su familia fuese honrada y se hiciera respetar. Se
siente muy orgulloso del trabajo como guardia civil. Tiene conceptos rígidos y estrictos
sobre lo que está bien y lo que está mal. Piensa que sus hijos son honrados, aunque no
agradecidos. Su salud es algo débil, presenta problemas vasculares periféricos, y esto lo
obligó a pasar a las oficinas en los últimos años de servicio, porque las piernas no le per-
mitían hacer las rondas. También tiene problemas del sistema respiratorio, EPOC y un
enfisema pulmonar. Ha tenido que ingresar en un centro de convalecencia durante tres
meses para estabilizar su estado de salud. Dice que no le ha faltado nunca nada, que los
hijos han estado siempre a su lado y que durante las noches no le han dejado solo ni un
día. Durante este tiempo, su mujer se fue a vivir a casa de su hija Maria.
Cuando volvió a casa, la Sra. Clara se quería quedar en casa de María, pero él vio que
no era posible, puesto que no había lugar y esto cambiaría la vida de la familia. Sin
embargo, la hija iba cada día a casa de los padres para ver cómo estaban. Les hacía la
compra cada semana, porque él ya no podía ir tan cargado. Hasta hace dos años, podía
subir las escaleras con dos garrafas de cinco litros en cada mano, pero se da cuenta de que
se ha hecho viejo y es consciente de cómo ha quedado. Tienen una chica que va cada
día a casa para ayudarles, especialmente a vestir a la Sra. Clara, que no se levanta de la
cama. Tienen muchas peleas y parece que con la chica va algo mejor. Le quita el sueño
el dinero, no sabe hasta cuándo le podrá pagar. Los hijos han llevado a la Sra. Clara a la
psicóloga, ellos saben más porque tienen estudios. Está dispuesto a hacer lo que sea por
su mujer, para que no empeore. Antes de ingresar en el hospital, él mismo cuidaba de
ella. Considera que se le ha ido la cabeza y que no hay nada que hacer. Cree que es una
situación muy difícil, pero piensa que su mujer se merece que él lo haga todo por ella,
porque siempre ha sido muy buena.
Historia�de�los�hijos�y�la�familia�de�la�Sra.�Clara
Tuvieron cuatro hijos, dos chicos y dos chicas. El mayor es José, y la madre nos explica
que fue el hijo que tuvo que ayudarlos para que los otros pudieran estudiar. Trabaja como
carpintero en una empresa propia sin empleados. Se casó hace treinta y cinco años, y
su mujer le ayuda con el tema de la contabilidad del negocio y es ama de casa de casa.
También, actualmente, ayuda a los dos hijos cuidando de los tres nietos que tienen. Todos
viven y trabajan en la misma población. La hija, Rosa María, trabaja de dependienta en
una tienda de comestibles, y estudió hasta el comercio. El hijo, José, es mecánico tornero
en una fábrica. No hay problemas de salud. Tienen contactos diarios y los miércoles
comen todos juntos. Están pendientes de las necesidades de los padres, hacen todo lo
que necesitan. Carmen, de cincuenta y cinco años, es la hija que sigue, y es maestra
del pueblo de educación primaria. Se casó hace unos treinta años con Manuel, que es
encargado en una fábrica del sector del metal. Tienen una hija, Clara, de veintisiete años,
que está haciendo la especialidad de pediatría tras haber aprobado el MIR. Carmen no
tiene problemas de salud. Su hermana, María, la informa de cómo van las cosas con sus
padres. A ella, entre el trabajo y la casa, le queda poco tiempo, pero los va a ver con
mucha frecuencia.
María tiene cincuenta y dos años y es la tercera de los cuatro hijos. Siempre han estado
muy unidas con Carmen. Viven en el mismo bloque, en pisos distintos. Se casó con An-
tonio, un guardia civil, actualmente mozo de escuadra. Tienen cuatro hijos y todos tra-
bajan, pero todavía no hay ninguno casado. No hay problemas de salud. Su marido y su
padre han discutido muchas veces por diferencias en relación con cuestiones laborales.
Los dos tienen un carácter fuerte y muy parecido. Aun así, la sangre todavía no ha llegado
nunca al río y normalmente prevalece la unión familiar, que las mujeres propician. Pue-
den expresar ciertas conductas no verbales de enfado (poner mala cara). María se dedica
en cuerpo y alma a cuidar de sus padres. Va cada día a casa de ellos por la mañana y por
la tarde. Entre todos los hermanos decidieron alquilar a una cuidadora, puesto que ella
a primera hora de la mañana no podía ir. Ha intentado que a su familia no le falte nada
para que ella cuide de los abuelos. Padece mucho porque ve que su madre cada día está
peor y que su padre le grita, aunque no le pega. A veces piensa que no sabe qué podría
pasar si a su padre se le escaparan los nervios. Su marido le dice que su padre es un bestia
y que siempre lo ha sido. Alfredo es el hijo pequeño, a quien la madre continúa cuidando
como "su hijito". Aunque también vive en la misma población que toda la familia, trabaja
de abogado en un prestigioso bufete de la capital de provincia. Está casado con Marta,
secretaria de dirección, y tienen dos hijos que actualmente hacen estudios universitarios.
Carlos, el hijo grande, ha tenido problemas de asma de los cuales se le trata. Tanto Alfre-
do como Marta pasan la semana fuera de la población, pero están muy atentos a lo que
necesitan sus padres. Hasta hace unos cinco años, toda la familia comía junta una vez al
© FUOC • P07/80047/00039 18 Intervenciones psicoterapéuticas en la vejez
mes. No se obligaba a nadie a esto, pero se creó la costumbre. Desde que la Sra. Clara se
ha ido haciendo mayor, las reuniones familiares se hacen en festividades y celebraciones
especiales. Aparte de la unión, también hay diferencias y ciertos recelos, especialmente
entre Antonio y Alfredo, debido a que tienen concepciones distintas de la vida.
La Sra. Clara siempre ha sido el punto de unión entre todos los hijos, jóvenes y yernos.
El Sr. José ha quedado relegado en esta función familiar y durante las comidas familiares
sólo se recuerda que hablase para que se empezara a la hora que tocaba, para que se lo
sirviera y/o para callar a los pequeños, con los que tiene muy poca paciencia. La familia
piensa que está orgulloso de ser bisabuelo, aunque nunca ha expresado sus sentimientos.
Se unen ante las dificultades, y pese a las diferentes concepciones de la vida, han llegado
a ponerse de acuerdo, casi sin hablar, para las atenciones de los padres. Decidieron poner
entre todos a una persona que los cuidara, puesto que ninguno de ellos se los podía llevar
a casa porque no había bastante espacio. Además, el Sr. José exigía que fuesen sus hijas
las que fueran a vivir con ellos para cuidarlos. La Sra. Clara agradecía mucho tener a unos
hijos tan buenos que le pagaran una chica para ayudarles en lo que ellos no podían.
Teoría
Este cambio de estilo que se puede producir en un sistema familiar según las necesidades
del entorno está vinculado también a la dimensión anterior de flexibilidad del sistema,
la cual es prioritaria.
El autor utiliza una composición de las dos dimensiones que transforma en nueve cate-
gorías, y obtiene la siguiente clasificación:
Familias�adecuadas. Similares a las óptimas, pero menos flexibles y con mayor tendencia
al control y al poder.
(3)
La�escuela�estructural-estratégica
Feixas y Miró (1993), siguiendo a diferentes autores, tratan estas dos escuelas bajo
una misma rúbrica porque tienen como eje el análisis de las relaciones triádicas. Sus
líderes más destacados son Jay Haley, para la escuela estratégica, y Salvador Minuchin,
para la estructural. De hecho, los dos autores trabajaron juntos durante un tiempo
en la Philadelphia Child Guidance Clinic (centro base del segundo) y compartieron
sus ideas, por lo cual esta agrupación no es extraña.
Los conceptos sistémicos básicos para entender las tríadas (por ejemplo, las alianzas,
las coaliciones y la triangulación) ya habían sido formulados por el equipo de Palo
Alto. Aun así, los terapeutas estructurales y los estratégicos las han elaborado y apli-
cado en la práctica clínica, de manera que han resultado verdaderamente útiles.
Una de las primeras cuestiones que hay que considerar es la jerarquía: ¿quién decide
qué? ¿Quién manda? ¿Cómo se deciden las cosas en esta familia? Para Minuchin,
los niños se desarrollan mucho mejor cuando los padres, u otros asistentes, pueden
colaborar adecuadamente en su cuidado. Si la jerarquía no es clara, los conflictos y
las confusiones dificultan el desarrollo de los miembros de la familia, de los hijos en
particular.
Otra cuestión que hay que considerar es la de las fronteras o límites entre subsiste-
mas. Sirven para definir quién participa de qué y cómo. Son como barreras invisibles
que envuelven a los miembros de la familia y sus subsistemas. También sirven para
regular la comunicación con el exterior. Ejemplos de subsistemas son el parental, el
filial (entre los hermanos) y el de los abuelos. En familias con muchos hijos, el siste-
ma filial se puede dividir incluso más.
Cuando estas fronteras son muy rígidas e impermeables, los miembros de la familia
funcionan con independencia los unos de los otros, sin interesarse demasiado por
lo que les sucede a los otros. Esto puede comportar un déficit respeto a las necesida-
des socioafectivas de los miembros, indispensables para su desarrollo. Estas familias
también se denominan desvinculadas.
En el caso contrario, cuando las fronteras son difusas o borrosas, poco definidas,
no hay límites claros entre los miembros de la familia. Es como si todos pudieran
hacerlo todo, pero no se pudiera hacer nada sin contar con el resto de los miembros.
En cierto modo, todos creen saber lo que los otros piensan, sienten, harían, etc. De
esta manera, es muy difícil tener intimidad personal o en un subsistema en particular
(por ejemplo, entre los padres o entre los hermanos).
Según esta escuela, el cambio pasa por conseguir mejorar la estructura de la familia.
Sin embargo, para esto es fundamental que el terapeuta conecte con la familia y
proponga intervenciones.
Actividad
2) ¿Qué mitos pueden estar actuando en relación con las pautas culturales de cuidado
de la familia?
3) ¿Qué aspectos relacionales se deberían explorar más? ¿Qué utilidad tendrían para
posteriores intervenciones?
4) ¿Delante de qué tipo de familia, según las tipologías de Beavers, nos encontramos?
¿Cómo afectará al diseño de la intervención?
Solución
1) Capacidad de la familia para hacer cambios. Historia de las enfermedades y relación
con sistemas sanitarios. Conocimiento del tema de enfermedades psicológicas y de-
mencias.
3) Hay que trabajar con el consultor. Buscad normas, límites, alianzas, coalianzas, etc.
de lo que nos ha mostrado el sistema familiar.
Tercera sesión
Asisten los dos hijos, la hija Carmen y la Sra. Clara. El Sr. José (el padre) con-
tinúa todavía hospitalizado (en el centro de convalecencia).
P: Como quedamos hace dos semanas, hoy nos reunimos para hablar de los
resultados de las pruebas psicológicas y las visitas que he realizado.
Desde hace varios años, y lentamente, la Sra. Clara ha ido cambiando. Ha de-
jado de hacer cosas, para pasar más tiempo en el sofá y aislada de su entorno.
Ha mostrado sentimiento de tristeza, por lo que adecuadamente la llevasteis al
Dr. Gómez, quien prescribió un tratamiento farmacológico que no consiguió
a largo plazo los resultados que se deseaba. La Sra. Clara, al mismo tiempo,
presentaba ciertas dificultades para recordar hechos presentes, pero no pasa-
dos. Parece que el Sr. José, quien vive con ella diariamente, ha detectado cier-
to cambio de carácter que no sabe bien cómo explicar. Los resultados de las
pruebas nos determinan ciertas dificultades para recordar, prestar atención,
razonar o entender su entorno que dificultan la realización de actividades de
la vida cotidiana, todo esto afectado por los síntomas de tristeza y las ideas
extrañas.
Os entrego una nota para el Dr. Gómez y una carta para vuestro padre para
informarle de lo que hemos hablado hoy.
Atentamente,
Rosa Baeza
Psicóloga
Nota�para�el�Sr.�José
Sr. José,
Con la información que me ha facilitado, conjuntamente con la aportada por sus hijos,
y las entrevistas y exploraciones llevadas a cabo durante estos días he desarrollado una
conclusión que querría compartir con usted.
© FUOC • P07/80047/00039 22 Intervenciones psicoterapéuticas en la vejez
Desde hace unos años, y poco a poco, la Sra. Clara ha cambiado. No sólo ha ido hacién-
dose mayor, sino que según usted, parece otra persona. También ha empezado a decir
cosas extrañas en relación con usted.
La familia detectó que algo estaba pasando y decidieron ir a ver al Dr. Gómez, el cual
descubrió síntomas de depresión que trató. Tiempo después, la Sra. Clara presentó ciertas
dificultades para recordar las cosas de su alrededor. Parece que usted detectó cierto cambio
de carácter en la Sra. Clara que para el resto pasaba desapercibido.
El resultado de las entrevistas y las pruebas muestra que la Sra. Clara tiene dificultades
para recordar, prestar atención, razonar y entender las cosas que pasan a su alrededor,
lo cual dificulta que continúe haciendo las cosas cotidianas de su vida. A todo esto, se
añaden los sentimientos de tristeza y las ideas extrañas.
Sabemos que hay enfermedades físicas que a veces comienzan mostrándose mediante
cambios de carácter y sentimientos de tristeza. Por este motivo, antes de poder ofrecerles
un diagnostico certero considero adecuado que un médico especialista en neurología
pueda visitar a la Sra. Clara y descartar una enfermedad del sistema nervioso.
Sus hijos me han informado de que su salud ha mejorado y posiblemente pronto volverá
a casa. Esto es una buena noticia para todos.
Quedo a su disposición para tratar la situación que afecta a toda la familia cuando se
encuentre restablecido.
Un saludo cordial,
Rosa Baeza
Psicóloga
Teoría
Las cartas son un instrumento utilizado en terapia familiar, con diferentes objetivos y
funciones (White y Epston, 1993; Linares, 1996). Pueden servir para incorporar a un
miembro a la terapia, para desvelar juegos familiares, para trabajar ritualizaciones, etc.
Se pueden utilizar tanto en un inicio, como en el seguimiento o al final de la terapia. Su
estructura será diferente según el objetivo y el momento del proceso terapéutico. Nor-
malmente presentan un tono afectuoso y se leen y entregan en un sobre abierto al final
de la sesión, y se pide que se haga llegar al destinatario. En las cartas, al igual que en la
terapia, se utilizan diferentes técnicas como la acomodación, la reformulación, el desvelo
del juego, la prescripción de rituales, etc. En las cartas podemos encontrar momentos en
los que se utiliza la emoción y otros en los que se usa la cognición, dependiendo de su
objetivo.
Actividad
1) Elaborad una carta para incluir a un miembro del sistema familiar que no ha sido
informado de que su familia ha ido a pedir consulta psicológica para él.
2) Plantead cómo se podría hacer el contacto con el derivante a partir de una nota. ¿Qué
información se le debe transmitir?
Cuarta sesión
Después de dos meses, la familia desea saber qué hacer de ahora en adelante
con la madre, ante la confirmación de recibir un diagnóstico definitivo de la
enfermedad de Alzheimer.
La psicóloga hace un gesto con la cabeza a Carmen para que ésta participe en
la conversación.
que forzar a que haga cosas ¿Qué es lo mejor para ella? -dirige esta pregunta
a la psicóloga. El medico nos dijo que había unos grupos de memoria que la
podrían ayudar.
Sr. J: Ella siempre había dicho que no quería ir al centro de ancianos, que quería
que la cuidaran sus hijas como ella había hecho con su madre. No quería ni
poner el pie...
M: Yo podría intentar irme a vivir con vosotros.
C: ¿Y tu marido? ¿Y tus hijos, qué? Ya sabes que ellos no quieren, lo hemos
hablado muchas veces. Y la verdad es que mamá ha cambiado mucho y nadie
de nosotros sabe bien cómo tenemos que tratarla, ni qué hacer, en muchas
ocasiones. Y para eso están los profesionales ¿no es así? –dirigiéndose a la psi-
cóloga.
P: Parece que cómo cuidar a la Sra. Clara es un tema que preocupa a todos y
que se apuntan diferentes soluciones. Es verdad que cuidar a una persona con
la enfermedad de Alzheimer es un trabajo de gran complejidad. En el princi-
pio de la enfermedad pasa exactamente lo que el Sr. José dice, parece que ha-
ga las cosas aposta. Las capacidades de pensar de estas personas se parecen a
un panel lleno de pequeñas lucecitas que se van fundiendo, pero que no se
funden de golpe. A veces, las personas que padecen esta enfermedad dejan
de hacer una cosa y después sin ningún esfuerzo vuelven a hacerlas. Parece
que lo hagan aposta, pero lo que sabemos realmente los profesionales es que
las personas que tienen esta enfermedad sufren y se sienten asustadas por no
comprender ni dominar lo que les pasa. Hay muchas cosas que aún debemos
aprender de esta enfermedad, pero nuestra experiencia y la experiencia de fa-
milias con las que hemos trabajado conjuntamente desde hace muchos años
nos ha hecho saber algunos trucos o informaciones que son más útiles para
cada caso. Sin embargo, centrándonos en el tema que han comenzado, parece
que van saliendo diferentes opiniones respecto a lo que piensan que sería lo
más adecuado para la Sra. Clara. ¿Cuál es la opinión del resto de la familia?
Actividad
Solución
1) La psicóloga consideró que sería más adecuado no contar con la presencia de la Sra.
Clara mientras se toman estas decisiones.
La Sra. Clara presenta una sintomatología neurológica (anosognosia) que impide que
sea consciente de los déficits reales que padece. La experiencia en otros casos es un
aumento de confusión y sufrimiento en la familia y en el paciente. Éste realmente
no comprende el comportamiento de su familia, pues él se siente bien y sin ningún
fallo de sus capacidades intelectuales, y esto aumenta las ideaciones paranoides y de
persecución.
En muchas ocasiones, el déficit de memoria que presentan estos pacientes hace que
puedan enterarse sólo de partes de una entrevista como la que se está realizando, y
© FUOC • P07/80047/00039 25 Intervenciones psicoterapéuticas en la vejez
distorsionan en muchas ocasiones los comentarios hechos por sus familiares, y esto
aumenta su sufrimiento emocional.
3) "Parece�que�cómo�cuidar�a�la�Sra.�Clara�es�un�tema�que�preocupa�a�todos�y�que
se� apuntan� diferentes� soluciones". Redefino una situación de desacuerdo que va
emergiendo en la entrevista como un querer cuidar a todos aunque con diferentes
soluciones. Esta intervención tiene el objetivo de conseguir un clima emocional en el
que las diferentes opiniones sean vividas como constructivas y no de enfrentamiento.
"En�el�principio�de�la�enfermedad�pasa�exactamente�lo�que�el�Sr.�José�dice,�parece
que�hagan�las�cosas�aposta...�sufren�y�se�sienten�asustados�por�no�comprender
ni�dominar�lo�que�les�pasa". Por un lado, se intenta reconocer las dificultades reales
que presenta el Sr. José como muy normales en las personas que cuidan a enfermos
de Alzheimer, y al mismo tiempo se intenta dar una pequeña explicación, y aclarar
que realmente la enfermedad existe y las características especificas que presenta (in-
tervención psicoeducativa).
Esta intervención se vincula con la definición que nos presenta Carmen, en la cual los
profesionales somos los que sabemos consecuentemente lo que debemos decidir. Por
este motivo, se redefine la posición de los expertos con "hay�muchas�cosas�que�aún
hemos�de�aprender�de�esta�enfermedad,�pero�nuestra�experiencia�y�la�experiencia
de�familias�con�las�que�hemos�trabajado�conjuntamente�desde�hace�muchos�años
nos�ha�hecho�saber�algunos�trucos�o�informaciones�que�son�más�útiles�para�cada
caso".
Sin�embargo,�finalmente�volvemos�a�centrarnos�en�la�cuestión�que�nos�ocupa
actualmente:�¿qué�es�lo�mejor�para�la�Sra.�Clara�y�su�familia?
J: Yo pienso que quizá le iría bien venir aquí. Sé que ella siempre ha criticado
a las familias que ingresan a sus padres en una residencia, pero no estamos
hablando de esto. Igualmente, el primer día que vino aquí y se encontró con
sus conocidas yo la vi bien. Tampoco ha puesto inconvenientes cuando la
trajimos aquí a la entrevistas. Bueno, de la última no salió bien, después de
tantas preguntas estuvo toda la tarde nerviosa. Yo opino que lo podríamos
intentar.
P: Me gustaría poder resumir las diferentes opciones que han ido saliendo. La
primera propuesta que iba dibujándose era la de ir a vivir alguna familia a casa
del Sr. José y la Sra. Clara, pero no ha sido aceptada por dificultades de espacio
y porque es una decisión que necesita ser hablada con más calma con todos
los miembros de esta familia. Otra propuesta es que el Sr. José y la Sra. Clara
se vayan a vivir a casa de uno de los hijos, propuesta que no ve adecuada el Sr.
José y que tampoco solucionaría las necesidades de la Sra. Clara, pues ustedes
trabajan y no podrían atenderles durante el día. También parece que poner
más horas a la cuidadora privada no ayudaría a que la Sra. Clara estuviese más
activa y tuviera la atención especializada que necesita. La última opción es la
de asistir a un centro de día o, digamos, un centro de reunión de personas
conocidas. Esta opción cuenta con varias personas que la apoyan, Alfredo y
Carmen por indicación médica y como un tratamiento, y José porque piensa
que no ha estado tan mal cuando ha venido aquí. El Sr. José y María no quieren
hacer nada que haga sufrir a la Sra. Clara. Delante de todas estas opciones,
propondría que pudiéramos pensar en una opción intermedia que se pudiese
intentar.
J: Yo propondría que intentáramos que viniese aquí dos veces a la semana para
hacer ejercicios de memoria, y poner un tiempo de prueba.
P: ¿Qué les parece la propuesta de José?
A: Yo no entiendo por qué ha de venir, pues con la medicación ya se curará.
P: El Alzheimer es una enfermedad que actualmente no cuenta con un remedio
para curarla. La medicación ayudará a que esta enfermedad vaya poco a poco.
Como les dijo el neurólogo, además de la medicación, a los enfermos les ayuda
potenciar las capacidades que ellos aún conservan y la ayuda de su familia.
A: La mía la tiene toda.
P: No lo he dudado ni un momento, al igual que el interés que muestran todos
los hijos, que están aquí para buscar la solución más adecuada. ¿Qué opinan
de la propuesta de José?
A: Pienso que es muy conservadora y que mamá podría venir todos los días.
Estoy seguro de que le irá bien.
M: Yo podría acompañarla, así no sentiría que la abandonamos. Dos días a mí
ya me parece bien, más quizá sea demasiado.
C: Escuchando esto, me parece que puede ser una buena opción para todos.
A: Bien, si todos quieren lo hacemos, pero si ella se pone mal, la saco el mismo
día.
P: Sin ninguna duda, si esta prueba no funcionara para la Sra. Clara podríamos
hablar y finalizarla.
© FUOC • P07/80047/00039 27 Intervenciones psicoterapéuticas en la vejez
Teoría
Actividad
3) ¿Cuál es la posición de la psicóloga ante una familia que ha recibido hace poco el
diagnóstico de probable enfermedad de Alzheimer en un familiar?
Solución
1) Reconocer cuáles son las dificultades actuales en el cuidado de la Sra. Clara y con qué
recursos y opciones cuenta la familia. Resolución de posibles discrepancias.
• Propuesta de soluciones.
• La posición del terapeuta en esta fase de la intervención debe ser objetiva, des-
criptiva y neutral. Tiene que ayudar a que la familia sea la que tome las decisiones
y aportar los elementos que conoce respecto a la enfermedad para que la familia
pueda decidir con más elementos.
3) Hay que tener presente que los familiares necesitaran un tiempo para ir aceptando y
adaptándose a una enfermedad que les separa de la persona querida. Debemos dejar
tiempo para que la negación ante un diagnóstico que provoca impacto emocional en
la familia pueda ir desmontándose lentamente.
Teoría
El facilitador del grupo debe crear una forma de intercambio que resulte terapéutica.
Tiene que fomentar un nivel de autonomía en el funcionamiento del grupo y desarmar
maneras de funcionar estereotipadas en su dinámica. El grupo es un lugar en el que pro-
piciar el intercambio de realidades distintas (retroalimentación), mediante la escucha y
el aporte de información entre unos y otros. Ampliar los propios modelos de representa-
ción del mundo ayuda a tener mayores posibilidades de resolver las situaciones que se
le presenten. "Veo el mundo así, me conduzco en él de acuerdo con cómo lo veo, lo que
recibo como respuesta es siempre lo mismo, reafirmo mi óptica del mundo. De acuerdo
con mi modelo reafirmo mi respuesta, la recibo, confirmo mi modelo." El grupo facilita
incorporar nuevas visiones del mundo.
Descripción�del�grupo
El grupo que os presentamos está compuesto por doce personas, diez mujeres
y dos hombres. Las relaciones que se establecen entre ellos son variadas, hay
dos hermanas y un matrimonio. Seis participantes cuidan a sus maridos y es-
posas, tres a sus madres, dos a sus padres y una a la suegra. Las edades van
de treinta y seis a ochenta años. Las situaciones que presentan las personas
que son cuidadas podrían englobarse en enfermedades neurológicas (con o sin
progresivo deterioro) y proceso de envejecimiento. Todo participante pasa por
una entrevista previa de valoración inicial en la que se valora la capacidad de
adaptación de la persona y su sistema familiar al proceso de enfermedad de un
miembro de una enfermedad crónica e incapacitante; los recursos familiares,
personales y sociales con los que cuenta, y su utilización; el estilo de vida; y
los síntomas psicológicos individuales y relacionales.
Descripción�del�proceso�de�grupo
Durante las primeras sesiones, se ha rivalizado sobre quién cuida mejor y más,
y quién aguanta más. El grupo ve mal los ingresos en instituciones y un poco
mejor, pero sólo un poco, la utilización de recursos externos. Siempre se habla
de aguantar, de cuando se pierde la paciencia volver a tenerla, de la obligación
de cuidar ya que "nos han dado todo", etc.
Las dos hermanas que asisten a este grupo ya conocen la mayoría de la infor-
mación que se les aporta. Lo más interesante fue lo que compartieron entre
los miembros del grupo en cuanto a las diferentes formas de cuidar en lo prác-
tico. De nuevo, en estos intercambios se manifiesta una rivalidad en las par-
ticipantes, para poder ser proclamadas "las mejores cuidadoras". Los hombres
están más ausentes de esta dinámica grupal. En alguna ocasión, aunque breve,
alguno de los participantes expresa tristeza y llora. Ante estas reacciones, el
grupo se siente impactado y contrariamente a la actitud de cuidar, que sería
esperable en un grupo de estas características, los componentes se paralizan
ante la expresión emocional de uno de ellos o vuelven a centrar sus demandas
en el aspecto de "cuidar".
Por este motivo, la psicóloga propone al grupo para la sesión siguiente ha-
cer una experiencia distinta para "aprender" cosas nuevas sobre sensaciones y
emociones de una manera vivencial. Se les pide que traigan ropa cómoda.
Reflexión
Os debéis dar cuenta de que se van a utilizar técnicas de tipo gestáltico para potenciar las
emociones que estaban enmascaradas por un discurso más centrado en el pensamiento
y en la acción, que negaba en todo momento las emociones (tristeza, pena, culpa, rabia,
ira, cansancio, etc.). De esta manera, el modo de intervenir coincide con las reflexiones
en torno a la integración de las psicoterapias realizadas en múltiples momentos en ésta
y otras asignaturas relacionadas.
Sexta sesión
tar el hecho de darnos cuenta de lo que sentimos. No todos los ejercicios son
adecuados para todas las personas, por lo que cuando los acabemos, podremos
comentar cómo nos hemos sentido y nuestra opinión al respecto. También he
de decir que para que estos ejercicios tengan efecto deberíamos practicarlos
muchas veces, por lo que el ejercicio que escojamos lo podemos practicar en
casa cuando consideremos adecuado y necesario.
Ejercicio�1:
a) Sentados en la silla. Ponemos las manos sobre las piernas, con las palmas
mirando hacia arriba. Apretamos el dorso de las manos contra las piernas.
La barbilla tocando el pecho. Piernas abiertas, pies bien plantados en el
suelo. Conseguimos una postura cómoda.
d) Tiramos los omoplatos hacia atrás y tomamos un poco más de aire. Tira-
mos la cabeza hacia atrás.
Las primeras respiraciones se hacen con los ojos abiertos, y se rectifica lo que
no se haga bien. Una vez consideramos que las personas han comprendido
el ejercicio, se les sugiere que cierren los ojos y tomen conciencia de lo que
sienten.
Muchas de estas personas, al ser mayores, es la primera vez que han hecho un
ejercicio de respiración. Es adecuado que la psicóloga, como conductora del
ejercicio, mediante contacto físico, pueda rectificar, persona por persona, los
detalles que sean necesarios.
Después de unos tres minutos de respiración torácica, se les pide que poco a
poco vuelvan a la sala. Se comparte cómo se han sentido y se les pregunta si
tienen alguna dificultad.
La mayor parte de los participantes dice sentirse bien, que tiene sensaciones
agradables. Una de las personas dice marearse, de manera que se le propone
hacer la respiración sin el movimiento. Otro de los participantes expresa no
haber sentido nada, no se ha relajado. Se le insta para que, según lo que él vea,
pueda ir probando los ejercicios.
© FUOC • P07/80047/00039 31 Intervenciones psicoterapéuticas en la vejez
Ejercicio�2:
c) Sacamos el aire abriendo los brazos, y los echamos hacia atrás, todo lo que
podamos.
Pedimos que las personas vuelvan a la sala poco a poco. Pediremos que piensen
en una situación con una persona con la que nos hemos sentido muy exigidos.
Cerraremos los ojos para concentrarnos más en esta situación. Puede ser la
persona que cuidamos, que siempre nos pide lo mismo. Empezamos a darnos
cuenta de las emociones que sentimos, éstas van en aumento…
Después se les pide que poco a poco vuelvan a la sala. Se comparte cómo se han
sentido, si han podido visualizar alguna situación y si la quieren compartir. Se
recoge la información de todos los componentes que quieren compartir y se
hace hincapié en las emociones de rabia.
Una de las integrantes explica una secuencia que le pasa con su madre: ella
la arregla y la deja bien puesta y cuando va a sentarse al sofá para descansar
un poco, la llama por cualquier tontería y no la deja descansar. Ella vuelve
a hacer lo que su madre le pide y esto ocurre varias veces hasta que se pone
© FUOC • P07/80047/00039 32 Intervenciones psicoterapéuticas en la vejez
Poco a poco parece que hay personas del grupo que comienzan a contactar con
sus sensaciones y emociones. A raíz de las emociones de enfado que presenta
una de las participantes, se propone el siguiente ejercicio.
Ejercicio�3:
b) De pie, con las piernas bien ancladas y en postura de vaquero. Rodillas fle-
xionadas y puños cerrados. Las manos cruzadas tocándonos las espaldas.
Brazos juntos. Codos uno encima del otro.
d) Visualizamos una situación o a una persona que nos hace estar enfadados
o sentir rabia.
e) De golpe, tiramos los codos hacia atrás como si quisiéramos dar un codazo
a la persona en la que pensamos. Mientras hacemos este gesto brusco,
sacamos el aire. Hay que aclarar que con el pensamiento no hacemos daño
a nadie. Hacer este ejercicio en tandas de diez veces.
f) Proponemos, cada vez que se saca el aire, hacer un grito grave desde el
estómago, y no agudo como un grito histérico.
Ejercicio�4:
Sin que el ambiente se enfríe, se propone un ejercicio que pueden hacer para
sacar la rabia muy intensa, cuando ya no pueden más con la situación, cuando
están a punto de explotar. Se aconseja, en contraste con los ejercicios anterio-
res, no hacerlo diariamente.
a) Abrir en toda su amplitud un diario. Verificar que las hojas estén sueltas.
Ponerlas delante de nosotros, entre nuestros pies. Nosotros estaremos sen-
tados con las piernas abiertas.
b) Tomamos una hoja de diario por cada punta con nuestras manos, y arru-
gamos las puntas en nuestras manos, separadas toda la anchura de la hoja
de diario.
Ejercicio�5:
© FUOC • P07/80047/00039 34 Intervenciones psicoterapéuticas en la vejez
Se finaliza la sesión con una relajación que incluye una visualización guiada.El
ambiente es silencioso, parece difícil hablar de todo de lo que hemos sentido.
Las personas salen del grupo más calladas, ensimismadas por la experiencia
que han acabado de vivir.
El objetivo de la psicóloga grupal se había cumplido. En una sesión, estos cui- Reflexión
dadores habían empezado a contactar con sus propias emociones, y habían
No propongáis nunca un ejer-
dejado de lado las obligaciones y pensamientos impuestos. Esperaba a ver có- cicio si no lo habéis experi-
mo sería la siguiente sesión, y si esta intervención habría conseguido un cam- mentado. Se corre el riesgo de
intelectualizar la experiencia
bió en la dinámica grupal. emocional que proponéis. Pri-
mero debe vivirse la experien-
cia, después se comprende o
Actividad se comenta.
Intentad hacer cada uno de estos experimentos para experimentar personalmente las
emociones que surgen cuando se llevan a cabo en vosotros mismos, y comentadlo con
otros alumnos.
Séptima sesión
Concepción (C): Yo hay días que siento que no podré seguir adelante. Todo me
carga y aunque me dé vergüenza, diré que tengo ganas de chillar a mi marido.
No me ayuda en nada, y aunque hay cosas que puede hacer, no las hace. Aquí
nos han dicho que tenemos que potenciar siempre que hagan cosas, pero esto
es muy fácil de decir. A veces es mejor que no hagan nada. Esta semana le
dejé afeitándose con la maquinilla eléctrica. Le dejé solo un momento para
controlar el desayuno, y cuando volví había abierto el grifo e iba a poner la
maquina debajo del agua. Me asusté. No sé lo que podía haber pasado. No
lo puedo aceptar, verlo así es muy duro. Habíamos esperado tanto jubilarnos,
toda la vida trabajando, y mira, al final te quedas sin nada, la vida es una
mentira.
Maria Teresa (MT): Es verdad, es muy duro. Te quedas sola, los amigos ya no
te vienen a ver, parece que tengas la lepra. Y si te vienen a visitar, es la visita
del médico o te dicen que no está tan mal. Parece que tú te lo inventes todo.
Berta (B): Cuando vienen mis hijos, todo les parece bien. Ellos están mucho
por mí y yo no los quiero entorpecer. Tienen sus vidas, trabajan, tienen niños
pequeños. Yo les ayudo haciendo cada día la comida y cuidando al pequeño
de mi hija. Ellos ya tienen sus cosas, ¿cómo les voy a venir además con las
mías? Esto se lo ha de pasar cada uno.
Montse (M): Sí que se lo debe pasar cada uno, pero yo, cuando no puedo más,
lo digo. Por ejemplo, mis hijos y nietos venían todos a comer todos los días y
cuando la abuela se puso más enferma, les dije que no viniesen más. Yo soy
así y si no les gusta, no hay otra cosa.
B: Yo no puedo hacerlo. No sé qué pasaría. Esto es imposible. Siempre les he
ayudado.
P: Montse, ¿podrías explicar qué pasó en tu caso cuando les dijiste a tus hijos
que no podrían seguir viniendo a comer?
M: No pasó nada. Bueno, la pequeña estuvo un poco enfadada, pero luego se
acabó. Sigo cuidando de los nietos, pero sólo en situaciones de mucha nece-
sidad. Cuando están enfermos o un día que trabajen y no haya colegio, pero
no como antes, que era cada día.
Julio (Ju.): Mis hijos no se dan cuenta de nada, ni de lo que necesita su madre
ni de cómo estoy yo. Un día que no podía más, me enfadé y les grité que no
tenían consideración, que no se preocupaban de nada. Fíjese, lo peor de todo
es que ellos no se habían dado cuenta, dijeron que no sabían lo que yo estaba
pasando. Al final, me enfurecí tanto que me fui a dar una vuelta. Me encontré
con los amigos de siempre y nos fuimos al café. Me calmé, con los amigos
estuve bien, hacía muchos meses que no nos veíamos. Ellos se tuvieron que
aguantar toda la tarde con la madre.
P: ¿Qué pasó cuando volvió a casa?
Ju.: No pasó nada, sólo faltaría. Me dijeron que si necesitaba algo, que lo pi-
diese. Encima yo lo tengo que pedir.
M: Quizá si no lo pide, no lo saben. Y debería ir más con sus amigos. Yo tengo
un grupo de conocidas que salimos una tarde a la semana. Mi marido se queda
con la abuela, la dejo arreglada y no tiene trabajo y a mí me va bien.
Ju.: Yo no puedo dejar a mi mujer. ¿Quién se quedaría con ella? Además, ella
da mucho trabajo, no está quieta en todo el día.
© FUOC • P07/80047/00039 36 Intervenciones psicoterapéuticas en la vejez
Actividad
5) ¿Qué temas de los aportados se deberían recoger para trabajar en otras sesiones?
Solución
1) Trabajar los aspectos emocionales y personales relacionados con el proceso de cuidar.
El objetivo de los grupos de apoyo emocional es facilitar un espacio en el que los fa-
miliares cuidadores puedan realizar un aprendizaje emocional e intelectual mediante
las interacciones con los demás participantes de grupo, dirigidos por el conductor.
También, pero en menos medida, puede ser un espacio en el que se ofrezca informa-
ción sobre cuidar a una persona anciana y/o enferma. Lo que les diferenciaría de otros
tipos de grupos (psicoeducativos y grupos de ayuda mutua) sería que en los grupos
de apoyo emocional tienen como objetivo prioritario el trabajo de las emociones.
4) En la sesión se pretende que los integrantes del grupo puedan identificar cuál es su
modelo de realidad en su posición de cuidar, identificar cuáles son sus conductas ha-
bituales, a qué los llevan, y cuáles son las consecuencias. Según su modelo de cuidar,
dónde se es eficaz y dónde deberían probar otras alternativas. En este momento del
grupo se han podido ver otras alternativas y otras conductas habituales en su reper-
torio.
Las aportadas por María, Montserrat y Julio. El grupo podía permitir incorporar otras
maneras de hacer diferentes a la suyas. Esto produce disonancia y genera la posibili-
dad de crear otras formas de estructurar su realidad. Dentro del grupo, todo lo ante-
riormente expuesto se vive de manera emocional e intelectual y facilita que pueda
pasar a la acción y le sea posible, además, elegir otras cosas en su vida.
El tema para trabajar es el siguiente: cuando tengo necesidades, ¿cómo debo suplirlas?
• Las relaciones con el resto de la familia, cómo deben participar en los cuidados de
la persona enferma. Reestructuración del sistema familiar en el hecho de cuidar.
Ampliar el subsistema familiar de cuidadores.
2. Intervenciones experienciales
Este caso refleja una situación� de� afrontamiento� de� la� vejez, en la que se
producen diferentes pérdidas significativas, graduales y traumáticas, que afec-
tan al desarrollo normal u óptimo del proceso de envejecimiento que debería
ocurrir, es decir, el que se caracteriza por la aparición de cambios biológicos,
psicológicos y sociales inevitables como consecuencia del paso del tiempo, pa-
ra diferenciarlo del que se denomina envejecimiento patológico, que cursa con
enfermedades.
La persona mayor, en nuestro caso, además de tener que adaptarse a una si-
tuación de jubilación, que no se corresponde con la que había deseado, se
enfrenta al impacto de la pérdida de su cónyuge a causa de una enfermedad,
que significa una transformación importante de su vida, y la cual afectará a su
salud y a sus experiencias vitales. Como consecuencia de todo esto, la perso-
na mayor se encuentra ante el desafío de reestructurar el significado vital y la
identidad social y personal para compensar los vacíos existenciales, así como
la pérdida de diferentes roles (profesionales, sociales, etc.) que han estructura-
do toda su vida y le han permitido crecer y envejecer.
(familiares, amigos, etc.). Por todo esto, la persona mayor debe poner a prue-
ba habilidades y recursos psicosociales en los que posiblemente no estuviera
preparada, pero que en cualquier caso van a ser determinantes para recuperar
la ilusión y las ganas de vivir en esta última etapa de la vida en la que es ine-
vitable el acercamiento a la muerte.
La demanda surge a partir de que los hijos se preocupan por ofrecer apoyo a
su padre y realizan una consulta a la trabajadora social, para buscarle activi-
dades que le ocupen el tiempo. La trabajadora social valora la conveniencia
de ofrecer una atención psicológica antes de actuar en el ámbito social, dado
que el Sr. Julio se encuentra realmente afectado por todas estas experiencias
de cambios y pérdidas posiblemente no elaboradas, y por este motivo deriva
el caso a la psicóloga.
Teoría
Según la teoría de Schutz (2001), que describe las características de los grupos de encuen-
tro4, los miembros de un grupo sólo se integran en el mismo cuando el grupo ha cubierto
ciertas necesidades básicas. Estas necesidades, además, son cíclicas y cambiantes, según
el grupo y el momento del proceso.
(4)
© FUOC • P07/80047/00039 41 Intervenciones psicoterapéuticas en la vejez
Los�grupos�de�encuentro
Las reglas esenciales en esta modalidad de terapia son las siguientes: responsabilizar-
se de los propios pensamientos y sentimientos; expresar las emociones tal y como
son (desagradables o agradables, sin censuras ni exageraciones) y proporcionar/reci-
bir realimentación. La realimentación, o manifestación de la reacción interna que la
persona ha provocado en los otros miembros del grupo, es un aspecto relevante que
debe tenerse en cuenta, no sólo en esta modalidad terapéutica, sino también en la
terapia de grupo en general.
Primera sesión
El grupo está compuesto por diez personas, siete mujeres y tres hombres. Han
realizado una entrevista inicial, por lo que en principio sólo conocen a la psi-
cóloga. El objetivo es conseguir la inclusión de todos los miembros en el proce-
so grupal, presentar los objetivos del grupo centrándose en la pregunta de por
qué nos reunimos. Para esto, se utilizan diferentes técnicas de presentación.
• Cada uno es libre de experimentar, compartir, etc. tanto o tan poco como
elija.
© FUOC • P07/80047/00039 42 Intervenciones psicoterapéuticas en la vejez
Reflexión
Es interesante que observéis que éste es un ejercicio muy útil, ya que las personas entran
en distintos ámbitos de sus emociones. También nos ayuda a conocer fácilmente los
mecanismos de defensa de las personas, los cuales no nos habría sido posible conocer
en tan poco tiempo.
Reflexión
Es importante tener en cuenta que cada persona, cuando llega al grupo, está centrada
en alguna emoción-pensamiento-sensación, que puede tener relación con un trabajo te-
rapéutico o no. Un buen clima y calentamiento del grupo podrán conseguir un grado
© FUOC • P07/80047/00039 43 Intervenciones psicoterapéuticas en la vejez
Actividad
Cread o buscad ejercicios que puedan llevar a cabo personas mayores que no han reali-
zado trabajo psicológico ni individual ni grupal con el objetivo de conseguir la inclusión
de todos los participantes en el grupo. Deben ser ejercicios que tengan presentes las emo-
ciones, sensaciones, conductas y pensamientos.
Solución
Esta actividad debe trabajarse con el consultor de la asignatura y, en la medida de lo
posible, se tiene que compartir con los otros estudiantes de esta asignatura.
Sesiones siguientes
"Érase una vez, una tarde de primavera, que Carlitos fue con su familia al Circo. Le gus-
taban mucho los animales, los leones, los tigres… y especialmente le fascinaban los Ele-
fantes. Durante el espectáculo vio cómo los elefantes hacían gala de su peso, tamaño y
fuerza. Al finalizar la sesión pidió a sus padres ir a ver dónde vivían esos animales que
tenían una fuerza inmensa. Al ver dónde reposaban los elefantes se dio cuenta de que
estaban atados por un pie con una gruesa cadena y ésta a una estaca de madera que ha-
bían clavado en el suelo, a no más de veinte centímetros de profundidad.
Carlitos no entendía cómo esos animales tan fuertes, que podían arrancar árboles de
cuajo, estaban atados a una estaca tan pequeña. El pequeño preguntó a sus padres y
familiares, a quienes creía en posesión de todo el saber, por qué el elefante no se escapaba.
Alguno de los adultos le respondió que el elefante no se escapaba porque estaba amaes-
trado. A lo que Carlitos, en su inocencia, respondió:
Los adultos intentaron dar respuestas, aunque ninguna de ellas tenía la coherencia sufi-
ciente para que una inteligencia fresca y naciente pudiese ser satisfecha. En ocasiones
compartió lo que él finalmente llamaba el enigma del elefante con amigos y compañeros,
si bien tampoco encontró la solución. Pasados los años, dejó de preocuparse por este
enigma.
Hacía un año que su abuelo había ido a vivir con su familia por motivos de salud. Las
tardes las pasaban juntos haciéndose compañía. Un día se le ocurrió plantear a su abuelo
el enigma del elefante, y éste le respondió:
–El elefante de un circo no se escapa, pues desde muy pequeño le han atado a una estaca.
Carlos, que en esa época ya no era Carlitos, comenzó a imaginar a un pequeño elefante
atado a la estaca, desesperado por salir, y cómo, aunque hiciese grandes esfuerzos hasta
extenuarse, no conseguía su objetivo. Podía llegar a imaginar cómo día tras día el peque-
ño elefante renovaba sus fuerzas para conseguir desatarse de la estaca. El tiempo hizo que
el animal se diese por vencido.
Carlos entendió que ese elefante fuerte y poderoso no se escapa porque el pobre cree que
no�puede. En su recuerdo están grabados los sentimientos de impotencia y dificultad
© FUOC • P07/80047/00039 44 Intervenciones psicoterapéuticas en la vejez
Teoría
Los cuentos tienen una parte mágica e irracional, en contraposición al pensamiento que
nos influye, el pensamiento occidental. Los cuentos son modelos que reproducen con-
flictos humanos que nos aportan soluciones diferentes. Pueden ser interpretados por cada
persona de manera distinta, y nos animan a probar las soluciones propuestas. Tienen un
alto poder de identificación en las estructuras psíquicas de las personas. Son un mediador
entre el terapeuta y el paciente, y suavizan las resistencias o mecanismos de defensa.
Los cuentos son fáciles de retener y podemos acudir a los mismos cuando los necesitamos.
Forman parte de la vida cotidiana de las personas.
La sesión continuó con otros aspectos aportados por otros miembros del gru-
po, con el objetivo de que el Sr. Julio pudiera asimilar lo que se había trabajado
en esta sesión de grupo.
Actividad
1) Realizad una búsqueda de cuentos que puedan ser utilizados en procesos terapéuti-
cos. Recurrid en primer lugar a los que recordáis de vuestra infancia. Aportadlos a
la comunidad estudiantil. Compartid con vuestros compañeros las emociones, sen-
timientos y sensaciones que reproducen los cuentos que contáis y los que ellos os
explican.
"El�roble�y�la�caña"
(Cuento popular)
"Había una vez un roble centenario, ufano y frondoso que vivía a orillas de un riachuelo.
Se sentía muy orgulloso de ser el mejor roble de aquellos alrededores. En su tronco habían
reposado muchas personas de la comarca, y en sus ramas se posaban y vivían distintos
animales, pájaros, ardillas... Daba frutos que los animales recogían para su alimentación
y eran su sustento durante el invierno.
Hacía un tiempo había nacido en la orilla del río una caña, pequeña y flexible. Un buen
día el roble se dignó a hablarle a la caña y le dijo:
– Pobre de ti. Eres una caña enclenque y poca cosa. Las personas no pueden reposar en
ti ni puedes dar cobijo a los animales. Tienes muy poco valor.
A lo que la caña le contestó:
© FUOC • P07/80047/00039 46 Intervenciones psicoterapéuticas en la vejez
– Es verdad que yo no soy fuerte y robusta como tú. Tu sombra me cobija del fuerte sol del
verano y tus hojas son mi abono durante el invierno. Solo soy una pequeña caña flexible.
Días después, un huracán asoló la comarca pasando por el riachuelo donde estaba asen-
tado el roble y vivía la caña. El huracán sopló y sopló con tal fuerza que arrancó de cuajo
el roble centenario, el cual murió. La caña, ante tan inmenso poder del viento, sólo supo
doblegarse."
Ella ha vivido sola en su domicilio hasta que la aparición de varias crisis oca-
sionadas por la enfermedad de la artritis reumatoide le produce incapacidad y
no puede cuidar de sí misma. En un primer momento, contrata a una cuida-
dora familiar hasta que decide ingresar de manera voluntaria en una residen-
cia, ayudada por la única sobrina que tenía, de la cual es bastante dependiente
emocionalmente y que, además, vive en la población en la que se encuentra
la residencia.
Teoría
La estructura de una sesión de trabajo con fantasía guiada que aplicaremos en este caso
tiene las partes siguientes:
3) Damos indicaciones que faciliten una relajación más profunda. Propiciamos con las
indicaciones que la persona experimente un cambio de sensaciones físicas.
Bibliografía
P: ¿Está cómoda? No hay nadie que la moleste. Está a punto de salir a dar un
paseo por el bosque. Es el bosque de Berga, donde usted ha dado agradables
paseos. Va caminando pausadamente por el camino que le introduce en el
bosque frondoso, tranquilo y seguro. Mientras pasea, siente sus piernas fuertes
y seguras y con cada paso relaja todos los músculos de su cuerpo. Sus brazos
se estiran, están cómodos. Usted respira suave y profundamente, y cada res-
piración le relaja aún más y más. Siente los pájaros cantar, un canto dulce y
agradable, y cómo las hojas de los árboles se mueven lentamente al compás
de sus pasos por el sendero. Mientras camina, siente allí a lo lejos el sonido
del agua de un arroyo cercano. Escucha cómo el agua cae suavemente. Todo
lo que siente en este momento le hace sentir bien, estupendamente bien. Lle-
ga al arroyo y se detiene para relajarse y sentir con más intensidad todas las
sensaciones agradables que le rodean. El agua desciende por el surco que tiene
marcado y llega a unas rocas en las que forma una balsa de aguas cristalinas.
Se sienta en la hierba y se mira en el agua, ve el reflejo de usted, maravilloso y
positivo. Sonríe y está feliz como lo ha estado muchas veces. Es una sensación
agradable. Se siente bien por dentro y por fuera. Hunde la mano en el agua,
bebe un sorbo. El agua es refrescante. Vuelve a mirar el agua en la balsa y se
siente tranquila. Usted también se siente tranquila, puede ver y alcanzar lo
que desea.
– Qué triste estoy, cuánto echo de menos a los míos y mis cosas. Qué difícil
es estar aquí, todo es diferente, las personas, las cosas, los olores. No sé qué
he hecho. Quiero volver a mi casa, pero sé que no puedo. Todo esto ha sido
un error –llora.
Todos son diferentes. No entiendo nada... Creo que el problema es que todo
es distinto, que me siento sola, que no hay nadie con quien pueda compartir
cosas como con mis amigas –llora.
P: Parece que Trusky, el perro con el que había dado múltiples paseos, era un
animal con el que había compartido mucho afecto. Aquí y ahora, ¿con quién
comparte su afecto?
M: Yo pensaba que mi sobrina podría estar conmigo, ése fue el motivo por el
que vine aquí, pero no puede ser, ella tiene sus cosas, su marido, sus hijas, sus
nietos que cuidar, sus obligaciones. Ella sí que me viene a ver y está por mí, por
lo que necesito, pero los días se hacen muy largos, en la habitación todo el día.
P: ¿Piensas que hay alguna persona en la institución a la que puedes acercarte?
M: La Sra. Paula es una persona que parece agradable, pero pasa todo el día
en su habitación. No me he acercado ha ella para no molestarla, no sé qué
pensaría de mí. ¿Y si me rechaza?
P: Podría acercarse a la Sra. Paula y saludarla, y después pensar sobre lo que ha
sentido y percibido en este saludo. ¿Podríamos comentarlo el próximo día?
M: De acuerdo. Quizá eso sí podré.
Actividad
Solución
1) La psicóloga ha detectado cómo se ha producido en la vida de la Sra. Margarita una
serie de experiencias no aceptadas ni asimiladas, situaciones inconclusas.
2) Las conductas utilizadas por la Sra. Margarita ante esta situación son las conductas
regresivas o desorganizadas. La estructura psíquica de la Sra. Margarita se hunde frente
a tantos procesos de cambio, físico, emocional y social.
4) Las siguientes sesiones se centrarán en que la Sra. Margarita pueda experimentar qué
siente delante de situaciones distintas, y cómo puede ensayar nuevas maneras de
hacer y sentir en situaciones nuevas.
Según la teoría de Schutz (2001) que describe las características de los grupos
de encuentro5, los miembros de un grupo sólo se integrarán en éste una vez
cubiertas por el grupo ciertas necesidades básicas. Estas necesidades, además,
son cíclicas y cambiantes según el grupo y el momento del proceso grupal.
(5)
Los grupos de encuentro
Las reglas esenciales en esta modalidad de terapia son las siguientes: responsabilizarse de
los propios pensamientos y sentimientos; expresar las emociones tal y como son (desa-
gradables o agradables, sin censuras ni exageraciones) y proporcionar/recibir realimenta-
ción. La realimentación, o manifestación de la reacción interna que la persona ha provo-
cado en los otros miembros del grupo, es un aspecto relevante que debe tenerse en cuen-
ta, no sólo en esta modalidad terapéutica, sino también en la terapia de grupo en general.
Bibliografía
Bibliografía
Beaver, M. L. y Miller, D. A. (1998). La práctica clínica del trabajo social con las personas mayores:
Intervención primaria, secundaria y terciaria. Barcelona: Paidós.
Beavers, W. (1977). Psychotherapy and growth: A family systems perspective. Nueva York: Brun-
ner/Mazel.
Herr, J. y Weakland, J. (1979). Terapia Interaccional y Tercera Edad (título original: Counseling
Elders and Their families). Buenos Aires: Nadir, 1981.
Johnson, J. y William, Mc.C. (2001). Terapia familiar de los trastornos neuroconductuales. Bilbao:
Desclée de Brouwer.
White, M. y Epston, D. (1993). Medios narrativos para fines terapéuticos. Barcelona: Paidós.