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INFERENCIA

En la vida todo el tiempo estamos sacando conclusiones a partir del análisis


de ciertas premisas. Esto es un proceso cerebral que hacemos casi
automáticamente, pues para lograrlo necesitamos contar con ciertos
conocimientos previos. Esta forma de procesar la información se
denomina inferencia. Se trata de un razonamiento lógico que permite, hacer
una conclusión a partir de un análisis y una interpretación de una situación
anterior.
Por ejemplo, Juan llega a su casa después de salir del colegio. Al entrar
descubre que, sobre el respaldo de la silla del comedor, está colgada la
chaqueta de su madre. Lo observado lo hace inferir que su madre salió antes
del trabajo y que ya está en el hogar. Por lo tanto, corre a buscarla y contarle
cómo estuvo su jornada en la escuela. Lo que hizo Juan fue interpretar ciertas
premisas, ciertas ideas, y, a partir de ellas, arribar a una conclusión. Es decir,
unió la premisa «chaqueta de mamá» + «está en casa en un horario diferente
a lo habitual» = «mamá está en casa».
Como tal, la inferencia es el motivo de estudio de la lógica. Gracias a la
capacidad de inferir es que el hombre puede comprender, interpretar y explicar
el mundo que lo rodea. Un dato importante sobre este vocablo es que, si las
inferencias son válidas, es decir, son verdaderas, afirmamos que la implican.
Pero puede ocurrir que no sean válidas, es decir, que sean falsas. Por el
momento, basta con saber que la lógica estudia los fundamentos a partir de
los cuales ciertas inferencias son aceptadas y otras no. Y, además, analiza
cómo es que se da esta evaluación mental que permite relacionar expresiones
o ciertas abstracciones que nada tendrían en común, si no fuera por la
implicación lógica que nuestro cerebro hace para darles sentido. O sea, para
hacer una conclusión.

Como se forma la inferencia


La inferencia se forma a partir de deducir el sentido implícito de un
enunciado. Para ello es necesario poner en juego los conocimientos previos,
es decir, la enciclopedia mental que todas las personas tenemos instalada en
nuestros cerebros. Activar estos saberes previos nos permitirá interpretar las
premisas que se nos presentan en el contexto y sacar conclusiones propias.
O sea, inferir algo.
Cada vez que hablemos de inferencia tenemos que entender que es leer el
mensaje implícito de cada situación. Y, además, de la capacidad del individuo
de analizar la información explícita que se ha dicho o comunicado de alguna
manera. Puede presentarse en forma escrita, oral o a través de cualquier otro
proceso de comunicación.
Asimismo, se afirma que la inferencia es el proceso de establecer
conclusiones a partir de argumentos que se pueden comprobar. Sin embargo,
la acción de inferir a veces hace que alguien observe una situación y haga
conclusiones apresuradas, lo que resulta más complejo el poder aseverar. Por
ejemplo, María ve que de la casa de su vecino sale un sujeto por la ventana,
entonces infiere que está escapando después de robar. Sin embargo, se trata
en realidad de su vecino que, al no encontrar la llave de la puerta de entrada,
no le queda otra opción que salir por la ventana que da a la calle.

Elementos de la inferencia

Para que exista una inferencia deben estar presentes ciertos elementos y,
además, procesos lógicos que no son más que razonamientos mentales.
Vamos a ver cada uno de ellos.

• Premisas: ideas o expresiones que se manifiestan en forma


explícita.
• Análisis: en este punto no existe duda de los datos, sino que
estos aportan para la nueva construcción.
• Conclusión: interpretaciones de lo implícito, es decir, de lo no
dicho que deriva en una información nueva.

Reglas de la inferencia

Como toda situación que proviene de un proceso mental, tiene sus propias
reglas.

• La información brindada no debe repetirse.

• Los datos solo sirven para elaborar deducciones.

• La información dada debe ser comprobable (aunque a veces esto


no ocurre).

Tipos de inferencia

La inferencia posee una clasificación que se divide en tres


tipos: inducción, deducción y abducción.

Inferencia inductiva
La inferencia inductiva es aquella conclusión que se basa en información o
argumento que, si bien está disponible, el resultado final no funciona como
una verdad en sí misma o absoluta. Por ejemplo, decir que todos los perros
tienen cuatro patas y, por ello, decir que Juan tiene un perro como mascota.
Si bien podemos afirmar que Juan tiene un perro como mascota, eso es solo
una probabilidad, pues si solo digo que posee cuatro patas, podría ser también
un gato.
Inferencia deductiva
La inferencia deductiva se caracteriza por ser una conclusión que tiene
como bases premisas verdaderas y, por lo tanto, comprobables. Por ejemplo:
los cítricos son ricos en vitamina C, entonces la naranja es un cítrico. Aquí
podemos ver que los resultados, es decir, la conclusión, es certera, pues la
naranja posee altos índices de vitamina C.

Inferencia deductiva
La inferencia abductiva es vista como una hipótesis, una sospecha. Su
objetivo es explicar una o varias premisas. Por ejemplo, la hija de Pedro tiene
5 años y aún no habla. La hija de Pedro es sordomuda.

Validez de la inferencia
La validez de la inferencia es uno de los puntos más importantes de este
vocablo, pues no siempre se apoya en la verdad o en la falsedad de las
premisas. Más bien, su base está en el razonamiento capaz de conectar
dichas premisas y hacer nuevas conclusiones.
Es por ello que se dice que se pueden obtener resultados (o conclusiones)
tanto verdaderas como falsas.

Para que sirve la inferencia

La inferencia sirve para interpretar el mundo que nos rodea. Se basa en los
conocimientos previos que posee un individuo, lo que le permite deducir algo
nuevo, es decir, hacer conclusiones que, dependiendo de las premisas, podrán
ser verdaderas o falsas.
Asimismo, brinda la posibilidad de interpretar datos. Por lo tanto, es
un alimento para el cerebro y los procesos mentales que realizamos a diario,
ya que inferir es algo que hacemos constantemente. Es por ello que muchos
psicólogos afirman que la mente del hombre es una máquina perfecta que
realiza inferencias sin descanso.
Llegamos a la inferencia a través de la lectura, el estudio y las vivencias
personales. Esto nos permite cargar de información a nuestra enciclopedia
mental, la misma que se activa a la hora de «leer» las señales o las premisas
que se presentan en el contexto. Asimismo, posibilita realizar predicciones o
poder anticipar causas y efectos. Lo que se traduce como un anticipo a
situaciones no deseadas.
Nuestro cerebro funciona como si fuera Sherlock Holmes, pues desde que
abrimos los ojos hasta que los cerramos, todo el tiempo estamos construyendo
conclusiones a partir de los datos que nos brinda la experiencia. Estimular
este tipo de razonamiento lógico permite a la persona saber leer las
realidades que se presentan y así establecer las acciones a seguir.

METODO DEDUCTIVO

Existen muchos modos de llegar al conocimiento, uno de ellos es el


denominado método deductivo. Se trata de una forma de razonamiento
cuya característica principal es ir de lo general a lo particular, es decir, de lo
más abstracto (principio o leyes universales) a lo más específico (casos
concretos y reales). Por su parte, el vocablo deducción proviene del
verbo deducir, del latín deducĕre, que es la obtención de una conclusión en
base a información.
Este razonamiento tiene como base premisas o proposiciones consideradas
válidas e irrefutables a partir de la cuales se arrojan conclusiones lógicas e
igual de válidas. Asimismo, para el método deductivo, estas conclusiones o
deducciones existen previamente en las premisas analizadas.
Esto quiere decir que si se interpretan o desglosan dichas premisas y estas
son verdaderas, entonces la conclusión también lo será. Podemos afirmar así
que se da una conexión directa entre ambas partes: premisas y conclusiones.
Si las primeras son válidas, las segundas también lo serán.

Para obtener un resultado, obviamente, se pone en juego la lógica. Además,


la conclusión, al estar inserta en la misma premisa, es una consecuencia
directa de esta. Son igualmente válidas.

Por ejemplo:

• Premisa 1: Las frutas son saludables.


• Premisa 2: La naranja es una fruta.
• Premisa 3: Entonces, la naranja es saludable.
Como puede verse, si las premisas que anteceden al resultado son igualmente
verdaderas, entonces, la conclusión también lo será. Es decir, al considerar
los datos generales de las frutas y al tomar una fruta en particular, podemos
decir que comparten la misma ley. La conclusión, en este marco, se elaboró
en función a lo planteado por las premisas que la antecedieron. Este tipo de
razonamiento es utilizado por las personas en la vida cotidiana, tanto para
resolver problemas como para responder a interrogantes. Asimismo, se aplica
tanto en las matemáticas como en la filosofía.

Algunos elementos de inferencia:

1. Me quedé dormido, llegaré tarde para la reunión del trabajo.


2. Daniela tiene su celular descargado, no podrá llamarnos.
3. Ana estudió mucho, saldrá bien en su examen de idiomas.
4. Maryangela salió muy temprano, irá a visitar a su mamá.
5. Hoy asistieron pocos estudiantes a clase, mañana pueden venir todos.
6. Si leo más, tendré un vocabulario muy amplio.
7. Si trabajo duro, podré cumplir con todas mis metas.
8. Si te acostaste tarde anoche, hoy puedes tener sueño.
9. No desayuné hoy, tendré hambre hasta el almuerzo.
10. Manuel ha estado entrenando duro, seguro ganará la competencia estatal.

Una inferencia supone la acción de deducir, de llegar a alguna conclusión


o probabilidad debido a los hechos o parámetros que suceden previamente.

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