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5. Conclusiones de la contrastación:
Simplificando podemos decir que esencialmente hay dos posibilidades tras la
contrastación empírica: que la experiencia concuerde con las predicciones de la
hipótesis o que no concuerde. Si los datos empíricos están en acuerdo con las
predicciones de la hipótesis esta queda momentáneamente corroborada no
obstante, el científico no debe quedarse ahí sino que debe intentar realizar nuevos
experimentos para volver a corroborar su hipótesis o, llegado el caso, refutarla. Que
una hipótesis haya sido corroborada por un número N de experiencias no significa
que sea verdadera sino solo que hasta ese momento no ha sido refutada; la verdad
científica es una verdad en construcción y no absoluta. Como pasaba con la
inducción no sabemos si experiencias futuras (N+1) mostrarán a la hipótesis como
falsa. Este carácter abierto de la verdad científica es, según muchos autores, un
rasgo esencial que muestra a la ciencia como una disciplina tolerante y en continua
construcción.
El filósofo analítico ingles B. Russell puso un ejemplo, que se hizo famoso, para
mostrar lo erróneo de suponer que las hipótesis científicas tienen un valor de verdad
absoluto, es el llamado caso del “pollo de Russell”: Un pollo observa que el granjero
va cada día a darle de comer, y construye una hipótesis según la cual esta conducta
es una ley universal que se repetirá indefectiblemente. Podríamos decir que el pollo
ha “extrapolado” sus observaciones en una teoría, y que cada comida la justifica un
poco más. Un buen día, sin embargo, aparece el granjero y, en vez de darle de
comer, le retuerce el pescuezo al pollo. Millones de pollos probablemente hayan
construido una hipótesis como esta y se han visto igualmente defraudados. ¿Están
equivocados los pollos? Si es así ¿en qué?
Un científico cree que una persona sufre una enfermedad desconocida por la
exposición a un virus indeterminado; otra persona creyente piensa que esa misma
persona sufre la enfermedad por un castigo divino. Mientras que el científico puede
falsar su teoría (si en un análisis de sangre no hay rastro de virus su hipótesis sería
falsa) la persona religiosa nunca vería falsada su teoría ya que sería necesario para
ello una declaración de Dios diciendo que no ha castigado a la persona enferma
esto es, a todas luces, no contrastable empíricamente.
Sin embargo, en contra de lo que defendía Popper, puede suceder que una
hipótesis sea refutada por la experiencia y que sin embargo los científicos no la
abandonen. Las motivaciones pueden ser varias y no podemos analizarlas todas
pero las más usual es que, cuando una hipótesis ha sido corroborada por un
número elevado de experiencias y solamente falsada por una o muy pocas
experiencias los investigadores tienden a despreciar esas experiencias
contradictorias o a formular una hipótesis explicativa “ad hoc”.
Ejemplo 1:
Detectar un problema: los astrónomos Adams y Levernier descubrieron en el siglo
pasado que el planeta Urano no seguía la órbita prevista por las leyes de Newton.
Formulación de una hipótesis: supusieron que se explicaría porque habría otro
planeta en una órbita más exterior que con su atracción produjera tales irregularidades.
Deducción de consecuencias observables: si existiera tal planeta debía tener tal
masa y de día encontrase en tal punto en el cielo y por tanto con un telescopio se
debería observar.
Experimento: el astrónomo Galle que disponía de un telescopio potente halló
efectivamente el planeta supuesto al que llamaron Neptuno, la hipótesis resulto
confirmada por la experiencia.
Ejemplo 2:
1. Problema: ¿De qué color son los cisnes?
2. Teoría: Los cisnes son blancos
3. Consecuencia: Todos los cisnes que sean observados han de ser blancos
4. Experimento: Se observa una cantidad significativa de cisnes (por ejemplo: 4000
cisnes)
4.1 Resultado positivo: Parece, en efecto que todos los cisnes son blancos. Habrá,
sin embargo que observar más cisnes, por ejemplo en Australia
4.2 Resultado negativo: Uno de los cisnes observados es negro (un cisne
australiano). Se rechaza (1) y se propone una nueva teoría: “Los cisnes son o blancos
o negros”. También se puede reformular la teoría: “Todos los cisnes son blancos
excepto los australianos”
Razonamiento Transductivo
Este tipo de razonamiento se basa en la de combinar diferentes informaciones
separadas entre sí para establecer un argumento, creencia, teoría o conclusión. En
realidad, se tienden a vincular informaciones específicas o particulares sin generar
ningún tipo de principio o teoría y sin llegar a buscar una comprobación.
Es considerado típico de la primera infancia, cuando aún somos incapaces de
establecer un razonamiento que vincule causas y efectos y podemos llegar a asociar
elementos que no tienen nada que ver.
Ejemplo de este tipo de razonamiento lo podemos encontrar en el tipo de reflexión que
suelen hacer los niños, que pueden llegar a pensar por ejemplo que está nevando
porque ese día se ha portado bien.