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Hoy ha sido mi segundo día de prácticas profesionales como educador en formación, y he

experimentado una jornada llena de aprendizajes y reflexiones en el aula. La mañana comenzó con
la clase de inglés, un espacio en el que pude observar cómo los estudiantes interactúan con un
segundo idioma. Aunque no estuve directamente a cargo de la lección, aproveché para observar
las dinámicas del aula y la forma en que la profesora logró captar la atención de los estudiantes.

Después de la clase de inglés, nos sumergimos en el proyecto de aula del campo formativo de
lenguajes denominado "Aprendo a escuchar para poder dialogar". La temática me intrigó desde el
principio, ya que la comunicación efectiva es esencial en cualquier entorno educativo. La
introducción al proyecto consistió en identificar problemas observados en el aula relacionados con
la comunicación, y los alumnos compartieron experiencias y situaciones que habían enfrentado.

Fue fascinante ver cómo los estudiantes expresaban sus ideas y pensamientos sobre los desafíos
de comunicación en el aula. Algunos mencionaron la dificultad de expresar sus opiniones, mientras
que otros señalaron problemas de malentendidos entre compañeros. La diversidad de perspectivas
enriqueció la discusión y proporcionó un punto de partida sólido para abordar los problemas.

La segunda parte del proyecto involucró a los alumnos en la búsqueda de soluciones a los
problemas planteados. Se formaron grupos de trabajo, y cada uno se sumergió en el análisis de
situaciones específicas. La colaboración y la creatividad estuvieron a la orden del día, con los
estudiantes proponiendo diversas estrategias para mejorar la comunicación en el aula.

A medida que avanzaba la jornada, me impresionó la habilidad de los estudiantes para reflexionar
sobre la importancia del diálogo. Desde las discusiones, surgió una conclusión unánime: los
problemas se resuelven dialogando. Esta simple pero poderosa verdad resonó en el aula, y pude
percibir un cambio en la actitud de los estudiantes hacia la comunicación efectiva.

Mi papel como practicante fue principalmente observador, pero tuve la oportunidad de interactuar
con los estudiantes, escuchando sus ideas y proporcionando algún que otro comentario. La
experiencia me dejó con una sensación de satisfacción al presenciar el impacto positivo de un
enfoque pedagógico centrado en el diálogo y la reflexión.

En resumen, mi segundo día de prácticas profesionales fue enriquecedor y estimulante. Aprendí la


importancia de abordar los desafíos de comunicación desde una perspectiva colaborativa, y estoy
ansioso por seguir contribuyendo al desarrollo de habilidades comunicativas en el aula en los días
que quedan de mis prácticas.

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