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RAUL GUTIERREZ SAENZ

INTRODUCCION A LA
LOGICA
RAUL GUT I E RR E Z S AEN2
DOCTOR EN FILOSOFIA
PROFESOR NUMERARIO DE LA UNIVERSIDAD IBEROAMERICANA

INTRODUCCION
A LA
LOGICA

VIGESIM A NOVENA EDICION

9
KM
E D IT O R IA L E S F IN G E , S .A . D E C .V .
Esfuerzo 1 8 -A
Naucalpan, Edo. de M éxico .
1994
Primera edición: 1969
Vigésima novena edición: 1994

Derechos reservados
Raúl Gutiérrez. S. ©
Cerro Gordo, 4
México 21, D.F.

I-a presentación, disposición y demás


características de esta obra son propiedad
de Editorial Esfinge, S.A. de C.V.
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sión total o parcial, mediante cualquier
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co de recuperación y almacenamiento de
información, sin autorización escrita del
editor.

Impreso en México
ISBN 968-412-774-X Printed in Mexico
PROLOGO A LA SEGUNDA EDICIÓN

El presente libro es un esfuerzo para explicar las primeras


nociones de la Lógica en función de un lenguaje inteligible al
alumno de Bachillerato. A pesar de que los conceptos d e esta
materia son usuales, merecen una afinación y una explicación
detallada: sobre todo, si se tiene en cuenta que se trata de una
exposición dirigida expresamente a l que apenas se inicia en la
filoso fía .
C onsidero una obligación, para el p rofesor y para el autor
de un texto d e Ilógica, intentar la presentación d e su m ateria en
fo rm a tal. que e l alum no pu eda captar y asim ilar e l valor d e los
procedim ientos y las teorías d e esta disciplina, tan abstractas y
tan com plicadas p ara e l n eófito.
' y N o hay por qué confundir lo oscuro con lo profundo, ni lo
claro con lo superficial. Cualquier tesis puede volverse oscura
cuando se profiere con excesiva densidad y con lenguaje eso­
térico. Y también es cierto que cualquier tesis puede volverse
clara si se analiza y desarrolla el dense contenido que suele
guardar en su expresión tradicional, tan concisa y bien labrada.
El texto presente sigue las líneas fundamentales d el pro­
grama de la UN A AI para el cuarto año de bachillerato ( progra­
ma reform ado en 1969). pero además trata varios temas que allí
no se exigen y que. a mi parecer, constituyen un complemento
útil en el bagaje d e conocimientos lógicos del alumno.
Algunas modalidades propias del libro son las siguientes:
PRIMERO. Expresam ente h e querido añadir en letra m enor
ciertas explicaciones más densas y difíciles, qu e podrían servir
com o trabajo d e estudio, reflexión y profundización a los alu m ­
nos adelantados.
SEGUNDO. Cada Capítulo tiene, a l final, una síntesis o re­
sumen de la materia tratada en él. D e esta manera se puede
hacer, en poco tiempo, un repaso de varios capítulos.

7
8 INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA

TERCERO. A l final del libro he añadido una serie de ejer­


cicios que pueden servir como sugerencias para practicar los
correspondientes capítulos.
En atención a esas m odalidades , el estudio cotidiano de
cada capítulo podría realizarse de la siguiente manera: Después
d e la lectura del texto principal en letra ordinaria, el corres­
pondiente resumen dará una visión de conjunto. Los ejercicios
ayudarían, en seguida, a practicar el tem a: y, por fin. los textos
en letra menor podrían servir como una labor d e complemen­
ta ción, d e acuerdo con el criterio selectivo del profesor.
Agradezco al Lie. Fernando Sodi Pallares y a! Dr. Jorge
Serrano los amables consejos que tuvieron a bien otorgarme.
Quiero agradecer especialmente el apoyo moral que el Dr. H éc­
tor González Uribe me ha proporcionado. Agradezco también
la cooperación de mis propios alumnos de Lógica, los cuales,
a lo largo d e los correspondientes cursos desde hace muchos
años y sin tener conciencia d e ello, colaboraron en esta redac­
ción, con sus preguntas, dudas, inquietudes, ejemplos y sugeren­
cias. Y agradezco, por fin, toda indicación que pueda conducir
a mejorar el texto.

Ra ú l G u t ié r r e z Sáenz
P R IM E R A PARTE

N o c io n e s p r e l im in a r e s

I. Definición nominal de la Lógica


II. Definición real de la Lógica
III. División de la Lógica
IV . La Lógica y la Filosofía
V. Definición real de Filosofía
V I. División de la Filosofía
Capítulo I \

D EFIN IC IÓ N N O M IN A L D E LA LÓGICA

I . ^ L a L ó g ic a e n e l l e n g u a j e c o t i d i a n o . En una pri­
mera aproximación ai título de nuestra materia tenemos que
comenzar con algo que ya todo el mundo conozca.
Por ejemplo, a nadie se le escapa el significado que tienen
nuestras palabras cuando decimos: "E l argumento de esta pe­
lícula es ilógico/’ Queremos decir, simplemente, que la película
> en cuestión carece de orden interno, o que el desenlace no
concuerda con la parte inicial, que hay una falta de coherencia
o congruencia m tr p las distintas escenas. En este mismo sentido
decimos que una persona no es lógica cuando sus pensamientos
son de tal manera desordenados que no encontramós ’coñexlon
alguna entre lo que dijo primero y lo que dijo o hizo pos­
teriormente.
Podrían citarse infinidad de ejemplos que, entre otras cosas,
demuestran el enlace que tiene nuestra ciencia Lógica con la
lógica que acostumbramos expresar en nuestra vida diaria. Ade­
más, nótese cómo se aclara mejor lo que es la Lógica cuando
se enfrenta a su contrario, lo ilógico. Es ilógico decir: "Hoy es
lunes, luego va a llover'', pues no hay ningún enlace o nexo
entre la primera y la segunda parte de la oración. Igualmente,
tachamos como jlógica la actitud de la persona que no sabe
discutir con cierto orden, y salta sin ton ¿T son de un tema á
otro, sin concluir ninguno.
Como puede notarse, la falta., de lógica, dentro del signifi­
cado cotidiano de la palabra, viene a ser lo mismo que una
■>estructura interna inconexa, una evolución incongruente, lo que
presenta contradicciones en sí mismo. En cambio, llamamos
lógica a la personaría conducta o la expresión que presenta
coherencia, orden, concordancia consigo misma. Este~seritídO
12 INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA'

es el que utilizaremos continuamente a lo largo de nuestro


estudio.

Para juzgar la lógica de un asunto es necesario trascender el mismo


asunto, estar en un nivel superior a dicho asunto. Se comprende con
esto que quien no tenga la capacidad para trascender sus propias viven­
cias difícilmente podría juzgar acerca de la lógica de su propio com­
portamiento, y fácilmente podría caer en incoherencias internas que
desajustarían su propia vida. Si el estudio de la Lógica proporciona
un trampolín para trascenderse a sí mismo, secía esto ya un motivo
suficiente para valorar y aquilatar esta ciencia, dado que la realización
más adecuada de la propia esencia humana es la trascendencia, llamada
también ek-sistencia.*

2 . L ó g ic a n a t u r a l y L ó g ic a c i e n t í f i c a .— Hemos visto
que Ja palabra Lógica tiene un sentido usual en nuestro len­
guaje corriente. Lx>s ejemplos anteriores Jo demuestran. Tam ­
bién mencioné de pasada una Lógica natural y una Lógica
científica. Ahora penetraremos un poco más en el sentido de
nuestra materia al captar Ja diferencia de esos dos niveles
en el uso de la palabra Lógica.
Obsérvese este caso que servirá como comparación para
entender nuestro asunto: un muchacho de siete años descubre
que tiene facilidad para tocar en el piano las melodías de
moda sin necesidad de notas escritas o conocimientos teóricos.
"Toca de oído”, como se dice corrientemente. Posteriormente
este muchacho cultiva de un modo consciente dicha aptitud,
y se pone a estudiar "música por nota", aprende la teoría y la
técnica, y así avanza a grandes pasos hasta poder ejecutar las
obras más difíciles y valiosas de la música escrita. Antes sólo
ejecutaba piezas simples, ahora es capaz de tocar música clásica.
Pues bien, algo semejante pasa con la Lógica natural y la
Lógica científica. La Lógica natural es una aptitud para razo­
nar que todo hombre posee en mayor o menor grado. La Lógica
' científica- es'u n a serié de conocimientos teóricos, enlazados
rigurosamente*, y que perfeccionan esa aptitud-natural.
La aptitud lógica natural es capaz de desarrollo y per­
feccionamiento. Con ei estudio de la Lógica científica se pre-1

1 Cfr. Lu y p en : Fenom enología existencia!, págs. 22-32; y también, del


mismo autor, luí fenom enología es un humanismo, caps. III >• IV , especialmente
la pág. 5S.
DEFIN ICIÓ N N O M IN A L DE LA LÓGICA 13

tende un progreso en la .cap acid ad -in n ata—de razonam iento.


N o es qu e se prom etan aquí grandes avances com o p ara con­
vertirse en g en io s del pensam iento. liso es una quim era. Pero,
ciertam ente, el conocim iento de esta. L ó g ic a , cie n tífic a posihili-,
ta, al m enos, un pensam iento m ás ordenado, n .ás congruente
y rigurosam ente cien tífico . 4 - - ^
E n resum en: la L óg ica natural es una capacid a d pura ra-_
zonar correctam ente, m ientras qu e la L óg ica científica es una
teoría y una técnica cuyo conocim iento p osibtlíía~ é r je r fe c c io -
nam ienio d e la lógica naturalL.
M ás ad elante d efinirem os con m ayor precisión el conte­
nido de la L ó g ica cien tífica.

Aquí también cabe una reflexión sobre lo ya escrito. Nótese que


estamos hablando de la lógica y de lo lógico. v
La lógica viene a ser, primariamente, una aptitud humana intelec­
tual. una capacidad que r e s i d e l a inteligencia del hombre. Se~pucdc
casi asimilar a lo que los antiguos llamaban, con Aristóteles, una virtud
intelectual, semejante a la virtud llamada episteme o hábito científico
en síntesis con la virtud llamada noits o hábito de los primeros prin­
cipios (intellectus primorum principiorum, de los latinos).2
Y , por su parte, lo lógico es el resultado de la aptitud lógica, es la
obra ya hecha, sea un pensamientos una conducta o una circunstancia
cualquiera, queaguarda orden, congruencia interna y, en último caso, es
razonable, racional o conforme a la razón. Todo esto no es sino la uti­
lización de la amplia gama de analogados que tiene el sentido original
de la palabra lógica o razón. La Lógica científica pretende estudiar lo
lógico para lograr una mayor lógica en 7a mente déTTestüdlknie.

3. La pa labra " l o g o s ” .— L óg ica viene del g riego log os;


y p ara posesionarnos m ejo r del sign ificad o de nuestra m a­
teria, conviene aclarar el sentido de su origen etim ológico.
O rd in ariam ente se dice que lo g o s sig n ifica tratad o ; com o,
por ejem p lo , G eo lo g ía , qu e se descom pone en sus dos raíces, y
se d ice: g e, tierra; log os, tratad o. P or tanto, G e o lo g ía es el
tratad o sobre la T ierra.
Sin em bargo, esta p alabra tratado no nos d ice m ucho acerca
d e la L ó gica, qu e es la p alab ra m ás directam ente derivada de la
raíz log os. Y es que la traducción o rd in aria n o es, n i m ucho

2 Cfr. Gó m ez R obledo , A.: Ensayo sobre las virtudes intelectuales, caps.


II* y IV.
14 INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA \

menos, la principal. L o g o s tiene varios significados;3 y c-1 más


clásico entre los griegos fue el de: pensam iento, idea, espíritu,
razón, en contraste con lo material, lo corpóreo, lo orgánico.
Por tanto, la misma palabra nos está llevando a la esfera
propia de nuestra ciencia y que ya ha quedado apuntada en el
número anterior. El mundo de la inteligencia, del pensamiento,
de la razón, de la idea, ése es el campo en donde se mueve
esta ciencia.
V L a L óg ica es, pues . la ciencia d e los pensam ientos y de la
razón; tal es la d efin ición nom inal (referen te a la p alabra )
d'e~la L ógica, y tal es, por lo pronto, la idea central que se ha
querido explicar a lo largo de este primer capítulo.

4. Los p r o b l e m a s d e l a L ó g ic a . — Con objeto de captar


un poco mejor el contenido de la Lógica, veamos el enun­
ciado de algunos de sus problemas.
. a ) ¿Cuántos y cuáles son los tipos de pensamiento que
podemos elaborar? Nótese que si nos adentramos un poco en
el mecanismo interno de nuestros pensamientos, y podemos
clasificarlos, estamos en disposición para ordenarlos mejor, que
es lo que se pretende.
* b) ¿Cómo podemos inferir válidamente un pensamiento a
partir de otro? Este problema nos ocupará bastante tiempo
en el estudio del raciocinio. Su asimilación nos dará las bases
para lograr una mejor ilación en nuestros pensamientos.
c ) ¿Cuáles son las condiciones de un conocimiento autén­
ticamente científico? Todo el mundo sabe que llegar a un
conocimiento científico es lo mismo que poseer un conoci­
miento sólido, estable, comprobado, y muy por encima de la
frágil opinión emitida en las conversaciones cotidianas. Pero
hay que ponerse de acuerdo sobre las cualidades que requiere
un conocimiento para jpie posea la categoría de científico.
d ) ¿Cómo debe ser el método apropiado en cada ciencia?
Casi al final de este libro se analizará cada uno de los métodos
científicos. Por lo pronto, podemos ir adelantando que cada_

a Cfr. B ru CGEk : D iccionario d e filosofía. Hcr<lcr; y Agustín M ateos :


Etim ologías Greco!atinas d e! Español, pág. 13, nota. Editorial Esfinge. México.
DEFINICIÓ N N O M IN A L DE LA LÓGICA! 15

ciencia requiere un método, diferente, de .acuerdo con el objeto


que va a tratar.
----- - b e ) ¿Cuáles son las causas del error y cómo se pueden evi-
tar? Una de Ia$~Tnás desagradables impresiones que tiene el
hombre es la de darse cuenta de que aquello que había acep­
tado como verdadero, en realidad es falso. Cómo evitar en lo
posible el error es tema propio de la Lógica, y con muchas
aplicaciones prácticas.

Además, podemos enunciar oíros problemas menos fáciles de cap­


tar en su mismo enunciado:
> 1 ) ¿Qué condiciones se requieren para generalizar con fundamento?
Uno de ios vicios maTaBünd'anTeVTs _el d e ja falsa generalización. A su
tiempo veremos las condiciones que requiere la inducción (generali­
zación correcta).
>- 2 ) ¿Cómo se puede verificar una hipótesis? Las hipótesis juegan
un papel esencial en el conocimiento científico. Pojr.no saber verificarlas
convenientemente, se corre el riesgo de pedir demasiado poco o dema-
siado mucho a una ciencia en particular.J
3 ) ¿Por que se debe rechazar el escepticismo y el relativismo?
Una de las enfermedades intelectuales que están de moda en la ac­
tualidad es la que pretende~dudar de todo,.o bien, asentar algo porque
es mi verdadTsin tener en cuenta si se trata.de u,m verdad..
> 4 ) ;Q ué es la verdad y cómetse puede estar cierto de poseerla? He
aquí uno de los temas tratados por todo filósofo: la esencia y fas con-
diciones d.c la verdad. Aunque su tratamiento pertenece más bien a un
tratado de Crítica o de Teoría del Conocimiento, daremos las nociones
básicas sobre la esencia de la verdad, sus propiedades y el problema
crítico.
-•;j»5) ¿La verdad es efectivamente inmutable? I.os científicos y toda
persona seria anhela siempre la verdad inmutable, que no cambie. Pero
¿es posible realizar esto? ¿No será acaso un deseo vano del hotpbre?
Daremos algunas nociones sobre este asunto.

y-ín resumen: la ciencia L ó gica_gira alrededor d el conocí-


miento científico, ¡a demostración válida, las causas del error
y el m odo de evitarlo, los m étodos apropiados para cada cien­
cia, las diferentes clases cíe pensamientos, etc. T odo ello es el
terreno propio d e la actividad de una d e nuestras más preciadas
facultades, que es la inteligencia. Guien, verdaderamente apre-
cie la inteligencia y sus resalladas.ap-'eaardTÓ m óieñ esta ma­
teria, como instrum ento que facilitará su ejercicio.'
16 INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA

5 . I m p o r t a n c i a y u t i l i d a d d e l a L ó g i c a .— En una lec­
ción inicial acerca de la Lógica es muy conveniente indicar
por qué es importante y útil esta materia. La Lógica ayuda
a la mente a pensar con mayor corrección, claridad, orden,
profundidad e ilación.
En efecto, pensar con corrección significa elaborar pensa­
mientos efectivamente racionales, de acuerdo con las leyes de
la razón. Aprender estas leyes facilita el funcionamiento de la
razón. Además, la Lógica facilita (no necesariamente otorga)
la elaboración de pensamientos claros. Un pensamiento claro es
aquél que expresa de un modo directo, iluminado, fácilmente
accesible, la realidad a la cual se refiere. Un pensamiento
oscuro, en cambio, es un pensamiento embrollado, como en
germen, sin expresar realmente lo que quiere decir; difícil­
mente alude a la realidad que pretende representar.*
La Lógica nos enseña también a hilvanar mejor nuestros
pensamientos, de tal manera que las conclusiones obtenidas
efectivamente estén enlazadas con otros pensamientos original­
mente dados. Por ejemplo: no hay ilación cuando se concluye
que "debo estar sentado” a partir del pensamiento: "Fulano
está hablando.” Este ejemplo es muy simple; pero Jo trágico
es que en la vida ordinaria la gente saca conclusiones con
mucha facilidad, sin fundamentarlas suficientemente en los
datos que tiene a la mano.45

Pero tal vez se verá mejor la importancia de la Lógica cuando se


aclare, en los capítulos correspondientes al raciocinio, que la ciencia
en sentido estricto requiere, como condición de posibilidad, el silogismo,
pues en virtud del término medio se proporciona la causa o razón de
las tesis que se van proponiendo. Naturalmente esto quedará ampliado
en el lugar correspondiente.
La Lógica nos enseña a extraer lo que estaba implícito en el dato
explícito, ü en lenguaje contemporáneo: a hacer temático lo que era
atemático.6 En realidad, toda la función de la Metafísica, núcleo de la
Filosofía, es desentrañar lo oculto, implícito y atcmático que está con­
tenido en lo que se nos da como manifiesto, explícito y temático. Sólo
así es posible captar el ser, que es el fundamento de ios entes. La
profundización en el ente nos muestra el ser. Las dificultades que
encierra la Metafísica no consisten menos en la materia misma, como

4 Cfr. los capítulos sobre definición y división.


r> Cfr, los capítulos sohre el raciocinio.
6 Cfr. CoRETli: M etafísica, pá&s. 7, 47, 7S y sigs.
DEFINICIÓN N O M IN A L DE LA LÓGICA

en k ambigüedad del instrumento empleado en solvent


sentido, la Lógica se vislumbra como un preámbulo necesario en el
estudio de la Metafísica.
Por último, la Lógica puede ser considerada como el instrumento 7
apropiado para descubrir sofismas. Un sofisma es una argumentación
auc sólo aparentemente posee corrección y verdad. Descubrir los so-
tismas en que nos sumerge el ambiente, k falsa educación y los
prejuicios de la época, es una de las más laudables funciones de la
Lógica.

RESUMEN

J. El sentido ordinario de la palabra "Lógica” se refiere


a lo que es congruente, ordenado, bien estructurado. L o iló­
gico es lo mismo que incongruente, desordenado, incoherente.
Esto se aplica tanto a las personas com o a las situaciones y a
los pensamientos.
?. L a Lógica se puede considerar en dos niveles diferentes:
a) L a Lógica natural, como la aptitud que todos poseen
para pensar con orden, ilación, coherencia.
b ) L a Lógica científica, como una teoría y una técnica que
posibilita el perfeccionam iento d e la Lógica natural.
3. L a palabra Lógica nos indica ya en su origen etimoló­
gico (logos) el sentido básico de nuestra ciencia, que se eleva
hasta el espíritu y el pensamiento, la razón y la inteligencia.
D e esta manera definim os nominalmente la Lógica: Es la cien­
cia d el pensamiento y d e la razón.
4. Se puede empezar a conocer el terreno donde se mueve
la Lógica cuando se enuncian los problemas típicos d e ella.
Tales son, por ejemplo, las diferentes clases d e pensamiento,
las características d e un conocimiento científico, los métodos
apropiados en cada ciencia, las causas d el error, las condiciones
d e un raciocinio riguroso, etc.
3. La utilidad y la importancia de la Lógica queda clara
desde el momento en que se vea cóm o esta ciencia ayuda a la
mente a pensar con corrección, claridad, orden, profundidad
¿ ilación.

' Cfr. el C rgan on .ác Aristóteles, que quiere decir instrumento.


Capítulo II

D EFIN ICIO N REAL DE LA LOGICA

Después de una primera aproximación a la Lógica, es necesario


precisar el contenido de nuestra ciencia. D e esto trata la definición
real de ella.

1 . L a L ó g ic a e s u n a c i e n c i a .— En primer lugar, hay que


insistir en que se trata de una ciencia. La Lógica tiene la cate­
goría de conocimiento científico, con todas las cualidades que
se le suelen asignar a este tipo superior de conocimiento, como
son: el rigor, la exactitud, la solidez, la universalidad, la nece­
sidad, la sistematización.
Y a tendremos oportunidad de tratar por extenso estas cua­
lidades del conocimiento científico.1 Entonces será oportuno
también reflexionar sobre el camino andado y verificar que
efectivamente la Lógica posee dichas cualidades.
Por ahora es suficiente traer a colación el concepto tradi­
cional (aristotélico-tomista) de ciencia. Ciencia es un conoci­
miento cierto de las cosas por sus causas.
Solamente insisto en dos características aquí subrayadas.
Se trata de un conocimiento cierto, lo cual indica algo más
que verdadero. La ciencia es un conocimiento seguro, sólido,
firme.
Además la ciencia estudia las causas de las cosas. Con esto
se quiere dar a entender que una persona tiene conocimientos
científicos en el momento en que sabe dar la causa o razón
del fenómeno u objeto de que se trata. Mientras se enuncien
sólo hechos, sin saber el porqué de ellos, todavía no se ha
llegado a un nivel científico.i

i Cfr. cap. X X X I X

18
DEFINICIÓ N REAI. DE LA LÓGICA 19

La Lógica será, pues, un conocimiento científico, en la me­


dida en que dé las razones de lo que afirma, y posea, además,
la firmeza que todos admiran en la ciencia. Naturalmente esto
se podrá comprobar a lo largo de rodo el volumen.
La Lógica es también un arte, puesto que da reglas para
razonar correctamente. A partir de ciertas tesis científicas, la
Lógica desprende para la práctica una serie de reglas muy
útiles dentro del riguroso terreno de la deducción.

Se ha discutido, a lo largo de la historia, si la Lógica es una


ciencia teórica o una ciencia práctica, o es un arte. También se ha
llevado la discusión para ver $i es una parte de la Filosofía o sólo
un instrumento de ella. Se puede profundizar en este asunto consul­
tando las siguientes obras: H ü SSERL: Lógica formal y lógica trascen­
dental, págs. 33 y sigs. También Agazzi: La lógica simbólica, pág. 29.
Igualmente Romero, Francisco: Lógica, págs. 18-22. O bien: G ar-
d e il , H. D .: Initiation a la philosophie. I, págs. 49-53; y, por último,
M orandini: Lógica, pág. 21.

2 . E l o b j e t o m a t e r i a l d e l a L ó g ic a .— Aquí tropezamos
ya con un término técnico que es necesario saber utilizar correc­
tamente. Objeto material de una ciencia, en general, es la cosa,
el contenido, el tema (o materia) que trata dicha ciencia. Así,
por ejemplo, el objeto material de la Antropología y de la
Historia es el hombre. Los números y las cantidades consti­
tuyen el objeto material de las Matemáticas. Debe aclararse
que la palabra material no se refiere necesariamente aquí a
cosas materiales, tangibles, sólidas. El objeto material (o sea,
el tema o contenido de la Teología) es Dios, sin que por ello
se le quiera asignar características materiales a este Ser Su­
premo.
Pues bien, la Lógica es una ciencia cuyo objeto material
está constituido por los pensamientos. El tema que trata la
lógica es el pensamiento en general. Adviértase aquí el mo­
tivo de la dificultad esencial que encierra nuestro estudio.
Tenemos que pensar acerca de los pensamientos mismos. Se
trata de una especie de reflexión sobre esc contenido mental
que todos poseemos y que, por no poderse ver y manejar en el
espacio, ofrece una seria resistencia a una fácil comprensión
desde el principio. Pensar en una cosa material (como un
20 INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA

automóvil, por ejemplo) es relativamente fácil. Pero pensar


en el pensamiento, que es espiritual, ya es más difícil.
¿Y qué es el pensamiento? Pregunta nada fácil. La esencia
del pensamiento la dejaremos para otra materia filosófica, como
es la Metafísica. Nos basta una pequeña descripción: Pensa­
miento es toda representación mental d e cualquier objeto. Por
ejemplo: una persona cierra los ojos y se pone a reflexionar
(a pensar). En ese momento su atención no se fija en nada de
lo que sucede alrededor. Se concentra en algo que él mismo
baraja en su propia mente. Eso que maneja en su recinto men­
tal es un conjunto de pensamientos. Con ellos se representa los
objetos y las personas; son un sustituto de las cosas extramen­
tales (es decir, que están fuera de la m ente).
Otro modo de explicar en qué consiste el pensamiento es
hacer notar que las palabras poseen un significado. Ese signi­
ficado que logra captar una persona, al oír o ver una palabra,
es lo que se llama pensamiento. Todo lo que está pasando
por la mente del lector de estas líneas es una serie de pen­
samientos.
Los pensamientos pueden combinarse, acomodarse y orde­
narse de infinitos modos. Por medio de ellos el hombre resuelve
sus problemas. Uno de los timbres de gloria del hombre es su
propio pensamiento. Quien no se lanza a pensar por su propia
cuenta no ha logrado todavía un nivel de madurez humana.
Por ejemplo: un muchacho está indeciso al escoger carrera. Se
pone a pensar, reflexionar, sopesar pros y contras, y, por fin,
decide estudiar ingeniería, pongamos por caso. Por su mente
pasó una serie de pensamientos: "Si estudio medicina, corro
el peligro de fracasar, pues tengo mala memoria para la Ana­
tomía” ; “Si estudio leyes, no me g u staría.. . etc.” En cambio,
la persona que no piensa por su cuenta, deja que todo se lo
decidan, hace lo que todos hacen, y no vive en un nivel autén­
ticamente humano.
Pues bien, la Lógica estudia el pensamiento en general. Al­
guien podría preguntar a estas alturas: "¿cuáles pensamientos
estudia la Lógica?” Y la respuesta es: "Todos”; o mejor, “cual­
quier pensamiento” ; es indiferente que sea uno u otro. Como
lo vamos a ver, a la Lógica no le interesa tanto el contenido
DEFINICIÓ N REAL DE LA LÓGICA 21

de los pensamientos como su forma. Pero esto pertenece ya al


siguiente inciso.

$ . E l o b j e t o f o r m a l d e l a L ó g i c a .— Estamos ahora en
el núcleo central de nuestra explicación. Primeramente, hay
que explicar el significado de la expresión: “objeto formal” .
E l ob jeto fo rm a l d e una ciencia, en general, es e l aspecto d e la
cosa qu e se estudia. Dicho de otro modo, es el ángulo o faceta
o punto de vista especial que se considera en el objeto estu­
diado. Un objeto material tiene varios objetos formales; es
decir, una misma cosa puede ser estudiada bajo varios puntos
de vista, y cada uno de ellos da origen a una ciencia diferente.
Por ejemplo: el hombre puede ser estudiado por la Anatomía,
la Historia, la Psicología, etc. En términos técnicos, se dice
que estas ciencias coinciden en el objeto material; pero difieren
en el objeto formal. Las ciencias se especifican p o r su objeto
form al, decía Aristóteles. La Anatomía estudia la constitución
física del hombre; la Historia estudia los hechos más relevan­
tes del hombre a través de los tiempos; la Psicología estudia el
alma del hombre.
Aplicando este término técnico a nuestra materia, podemos
establecer: e l objeto fo rm a l d e la L óg ica está constituido por
las form as m entales. Y quiere decir lo siguiente: los pensa­
mientos, que son el objeto material de la Lógica, pueden ser
estudiados bajo distintos aspectos. D e hecho hay varias cien­
cias que se dedican a su estudio, como la Metafísica, la Psi­
cología, la Gramática, etc. Pero estas ciencias, junto con la
Lógica, aunque coinciden (al menos, en parte) en su objeto
material, se distinguen completamente por su objeto formal.
A la P sicología le interesa el proceso de formación, el origen y
producción de los pensamientos. D e los pensamientos sólo cap­
ta el modo como se elaboran.2 A la M etafísica también le
interesan los pensamientos, pero en otro aspecto: estudia la esen­
cia de ellos, o sea, cuál es el constitutivo básico que hace que
un pensamiento sea tal. Y a la G ram ática sólo le interesa la
expresión de los pensamientos, y por eso estudia las partes
de la oración, su concordancia, etc. Por esto resulta que la
gramática de cada lengua tenga diferencias notables, en cam­

2 Estudi- no tanto el pensamiento, sino el acto de pensar.


22 INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA

bio la Lógica es la misma para todos los hombres, cualquiera


que sea el idioma que hablen. La Lógica prescinde de esos
aspectos y sólo estudia las formas mentales de los pensamientos.
Pero falta por aclarar qué significa exactamente form a mental.

Antes de eso conviene insistir en la frontera entre la Lógica y la


Metafísica. La Metafísica estudia los pensamientos, principalmente
en su rama llamada Teoría del Conocimiento o Crítica (que algunos
confunden con la Lógica material — que también es diferente del ob­
jeto material de la lógica— ) . La Teoría del Conocimiento estudia el
ser de los pensamientos, es decir, su esencia y su existencia. En dicho
estudio se aclara qué relación hay entre el pensamiento y el mundo
externo, o sea, cuál es el valor y alcance del conocimiento como tal.3

De acuerdo con lo explicado en el capítulo anterior, a la


Lógica le interesa el orden de los pensamientos. Pues bien,
aquí tenemos un primer enfoque para entender el significado
de form a mental. Esta expresión quiere decir: m odo u orden
como están los pensamientos en la mente. Forma mental es,
pues, la palabra técnica que nos expresa brevemente todo lo que
hemos explicado en el capítulo primero. Cuando se dice que el
objeto formal de la Lógica es la forma mental de los pensa­
mientos se quiere indicar, en una breve fórmula, que a la Ló­
gica le interesa el estudio del orden (concatenación, congruen­
cia interna, coherencia, ilación, disposición o estructura interna)
de los pensamientos en la mente. Y de esto ya hemos ha­
blado en el primer capítulo.
Sólo habría que añadir ahora que en Lógica se distinguen
tres clases principales de formas mentales, o sea, tres estruc­
turas fundamentales; de modo que cualquier pensamiento puede
ser clasificado en alguna de ellas. Tales son: el concepto o
idea, el juicio y el raciocinio. Y a hablaremos de ellas por
extenso. Por ahora podríamos concluir que la Lógica estudia
las formas mentales de los pensamientos, es decir, la estruc­
tura correcta de las ideas, los juicios y los raciocinios.

En los tratados de Lógica tomista se insiste en otro término téc­


nico más difícil de entender. Se dice allí cjue el objeto formal de la
Lógica es el ente de razón de segunda intención4 En definitiva, se

3 Cfr VnRNEAUX: Epistem ología general, Hcrdcr. Toda la Introducción, y


especialmente las págs. 22-24.
4 Ge. G axdkil, op. cit., págs. 50-52.
DEFINICIÓ N REAL DE LA LÓGICA 2$

expresa lo mismo que significa las formas mentales de los pensa­


mientos, pero con estas precisiones: el ente de razón se opone al ente
real, el cual puede existir con independencia de la mente humana. El
ente de razón sólo existe en la mente y por la mente. Efectivamente,
el orden de los pensamientos, expresado con palabras tales como
sujeto, predicado, premisa, conclusión, termino medio, juicio, racio­
cinio, etc., sólo existe, y puede existir, en la mente y por la mente.
El objeto formal de la Lógica es un ente de razón. Además, es un
ente de razón de segunda intención. Las primeras intenciones son los
contenidos de los pensamientos que se refieren a un ser real extra-
mental. Las segundas intenciones son los pensamientos que se refieren
a otro pensamiento. Efectivamente, el objeto formal de la Lógica es
una segunda intención; es algo que se refiere a los pensamientos;
es un pensamiento de un pensamiento. E l sujeto, la premisa, etc.,
siempre se refiere a algún pensamiento, nunca a un ser real extramen­
tal. Con esto queda delimitado el objeto formal de la Lógica dentro
de una terminología estrictamente tomista, lo Cual no deja de aclarar
los límites de esta materia.
Por otra parte, no faltan autores que, al referirse a lo típico de la
Lógica, pretenden reducirlo a la implicación o a la corrección del
raciocinio. La Lógica quedaría así identificada o con la Lógica formal
o con un capítulo de ésta. Así, por ejemplo, los lógicos modernos
como Irving Copi y Evandro Agazzi.5

4. F i n a l id a d d e l a L ó g ic a .— Con lo que tenemos expli­


cado podernos sacar en limpio que la Lógica es la ciencia que
estudia los pensamientos en cuanto a sus formas mentales; o,
también, que estudia las formas mentales de los pensamientos.
Faltaría todavía añadir a esa definición un último inciso
que nos indicara la finalidad específica de su estudio. F.n
efecto, la Lógica está hecha para "facilitar el raciocinio correcto
y verdadero” . Tal es el propósito que entraña e$e estudio. Por
eso se puede, con razón, llamar ciencia práctica a la Lógica.
Con los cuatro incisos tenemos ya una definición completa:
"Lógica es la ciencia que estudia los pensamientos en cuanto
a sus form as mentid es para facilitar el raciocinio correcto V
v erdadero”
lista finalidad nos está indicando que el raciocinio es la for­
ma mental que interesa predominantemente. Fn efecto, la idea
y el juicio se estudian en función del raciocinio, como elementos
de éste; de tal manera que el capítulo central de la Lógica es eí

5 O 'f G)i>r Introducción a l.t Lógica, EuJchu. páp>. y también


A gazzi: L i Lógica sim bólica, p.ists. 2 6 -1'*, y especialmente págs. 32 y 12.
24 INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA

que se refiere a esa tercera forma mental. Es tan importante que


no faltan autores que pretenden reducir toda la Lógica a la
parte referente al raciocinio. Y a veremos que, con ser tan im­
portante ese capítulo, no es, ni mucho menos, el único. Y por
otra parte, no es el raciocinio, sino el juicio la operación funda­
mental en el proceso cognoscitivo del hombre, tal como se es­
tudia en Metafísica.
Falta todavía por explicar qué se entiende por raciocinio
correcto y verdadero. N o es lo mismo correcto que verdadero,
pero en el capítulo próximo, al estudiar la división de la Lógi­
ca, quedará aclarado el significado preciso de esas palabras, sus
diferencias y el modo como se pueden combinar.

RESUMEN

L a definición real d e la Lógica es la siguiente: "Lógica es la


ciencia d e los pensamientos en cuanto a sus form as mentales,
para facilitar el raciocinio correcto y verdadero.”
1) Es una ciencia, o sea, un conocimiento cierto de las
cosas por sus causas.
2 ) Estudia los pensamientos. Este es su objeto material.
Objeto material, en general, significa el tem a o la cosa estu­
diada por una ciencia. Pensamiento es la representación mental-
d e un objeto.
3 ) Estudia las form as mentales. Este es su objeto formal.
Objeto form al, en general, significa el aspecto d e la cosa que
se estudia. Forma mental es el m odo o estructura que guardan
los pensamientos en la mente. Hay tres form as mentales bá­
sicas: la idea, el juicio y el raciocinio. Esta es la principal desde
el punto d e vista d e la Lógica.
4 ) El fin d e la Lógica es facilitar el raciocinio correcto y
verdadero.
Capítulo III

LA D IV ISIO N D E LA LÓGICA

No dedicaríamos un capítulo entero a este tema (las partes en


que se divide nuestra materia), si no fuera porque ello entraña una
mejor comprensión de su temática propia, que es lo que se proponen
estas nociones preliminares.

X. D is t in c ió n en tre p e n s a m ie n t o correcto y pen sa ­


m ie n t o v e r d a d e r o .— Hemos
anunciado ya que hay una dife­
rencia entre pensamiento correero y pensamiento verdadero.
Esta es una de las enseñanzas más elementales de la Lógica,
aun cuando en un principio suele parecer difícil. La dificultad
principal está en que (además de la diferencia entre la verdad
y la corrección, y, por tanto, entre lo falso y lo incorrecto) se
pueden combinar entre sí dando lugar a pensamientos verda­
deros pero incorrectos, o falsos pero correctos. Vayamos, pues,
parte por parte:
a ) El pensamiento verdadero es el que se entiende con más
facilidad. Es el que está de acuerdo con la realidad. Si pienso
que hoy es lunes, y efectivamente es lunes, mi pensamiento
es verdadero por estar de acuerdo con la realidad.
b ) El pensamiento falso es lo contrario del anterior. No
está de acuerdo con la realidad. Si pienso que la Tierra gira
alrededor del Sol en trescientos días, estoy pensando con false­
dad, pues la realidad es otra.
c) El pensamiento correcto es el que está de acuerdo con
las leyes de la razón, el que es congruente consigo mismo, el
que respeta las normas que corresponden a su estructura. Esto
ya es un poco más difícil de entender; sobre todo, porque
ahora no se conocen todavía esas normas de la estructura men­
tal. Sin embargo, podemos dar un ejemplo sencillo: si defino la
25
26 INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA

virtud como un hábito bueno, no solamente estoy diciendo una


gran verdad, sino que además la definición es correcta, o sea,
respeta todas las leyes de una buena definición.
d) En consecuencia, el pensamiento incorrecto es el que
está en desacuerdo con las leyes de la razón; es el que, de
alguna manera, aunque exprese algo muy verdadero, no es del
todo congruente con la sana razón. Por ejemplo: observo a
una persona que palidece de pronto, e infiero que está en­
ferma. Después puedo comprobar que, efectivamente, se trata­
ba de una persona enferma. Pero lo importante ahora es notar
que el procedimiento que seguí para hacer esa inferencia es
completamente incorrecto, pues no tenía las bases suficientes
para deducir tal cosa. Podría haberse tratado de un simple
susto, o de la consecuencia de un ayuno. Por no haber ilación
en el pensamiento "Fulano palidece, luego está enfermo”, se
dice que es incorrecto. Más adelante veremos cuáles son las
reglas, perfectamente racionales, para que un raciocinio tenga
ilación, y para que, efectivamente, la conclusión se derive de
las premisas.1
Otro ejemplo similar sería el siguiente: si digo: "L a bon­
dad es lo que hace buenas a las personas”, pronuncio una
verdad; pero se trata de un pensamiento que, si se presenta
como definición de la bondad, es incorrecto, dado que no
respeta las reglas de una buena definición. En efecto, poco
puedo adelantar en el conocimiento de la bondad si la defino
utilizando la misma palabra o su derivado. Más adelante estu­
diaremos que "lo definido no debe entrar en la definición”.
Ahora veamos las distintas combinaciones que se pueden
dar. Lo normal y lo ideal es que los pensamientos sean correc­
tos y verdaderos. Tal es lo que se propone la aplicación de la
Lógica. Ésta sería la primera combinación. La segunda es el ex­
tremo opuesto: un pensamiento incorrecto y falso. Y , luego,
las dos combinaciones: pensamiento verdadero pero incorrecto,
y pensamiento falso pero correcto.
a) El pensamiento verdadero y correcto es el caso normal.
En general, los pensamientos que poseemos tienen estas dos
' K n in is .i i?» lin io |i< n>.iiim in<i <|ui s i f u - Ir 1*j m p.ir.i o b i i t u r n u o m p ensj
o m in o - . ( o m liisió n O e l p o i.v m iu n lo o b liiu ilu
LA DIVISIÓN DE LA LÓGICA 27

características. O sea, están de acuerdo con la realidad y tam­


bién con la razón, de tal manera que respetan las leyes de su
estructura. Si digo: "La cultura es un tesoro netamente huma­
no”; o si infiero: "Fulano es responsable, luego puedo con­
fiarle este secreto”, estoy dentro de los cauces normales de la
razón.
b ) F1 pensamiento fa lso y adem ás incorrecto es el extremo
opuesto que se pretende evitar. Generalmente se da este caso
en los raciocinios que no respetan las reglas de una buena
deducción; entonces, por más que las premisas sean verdaderas,
la conclusión va a ser falsa.1 Por ejemplo: "si Pedro trabaja
este año, podrá ir a Europa; Pedro no trabajó este año, luego
no podrá ir a Europa". Tenemos aquí un caso clásico de in­
fracción a una regla del silogismo condicional. A reserva de su
estudio más adelante, ya podemos desde ahora notar que la
conclusión no se deriva de las premisas, puesto que bien podría
haber ido a Europa recibiendo dinero de otra fuente distinta
de su trabajo."
c ) El pensamiento verdadero, pero incorrecto, ya lo hemos
ejemplificado anteriormente. Es el caso de una definición que
no respeta sus propias reglas, aun cuando lo que expresa está
de acuerdo con la realidad. Por ejemplo, una definición debe
ser breve; y, por tanto, si se da una definición de cinco ren­
glones (pongamos por caso), lo que expresa puede ser muy
verdadero, pero como definición no vale. También es el caso
del matemático que comete dos equivocaciones (incorreccio­
nes) en la resolución de una ecuación, y que, por casualidad,
se anulan la una a la otra (como, a veces, pasa en el inter­
cambio de signos más y m enos). Llega a un resultado verdade­
ro, pero su raciocinio es incorrecto.
d ) Y , por último, el pensamiento falso, pero correcto. Es el
caso típico de un raciocinio que parte de una premisa falsa.
Entonces, aun aplicando todas las reglas de una buena deduc­
ción, nadie garantiza que el resultado sea verdadero. Este caso
se da con frecuencia; sobre todo, cuando alguna premisa se da

1 Sólo por casual iJad las incorrecciones se anulan y dan una conclusión
verdadera.
- Ya veranos la regla: "D e la afirmación del antecedente se sigue la
afirmación del consecuente, pero de la negación «leí antecedente m> se sigue
ia negación del consecuente." G r . u p , X X X I I
28 INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA

por verdadera sin ningún análisis previo. Entonces la deducción


correcta produce la.ilusión de una conclusión verdadera, dando
lugar así a uno de los más frecuentes motivos de error. Por
ejemplo: en Matemáticas, esto se produce cuando la resolución
de la ecuación no tiene equívocos, es correcta, y, sin embargo,
se ha partido de un planteamiento falso. La respuesta también
será falsa por lo general.3

En los capítulos correspondientes al raciocinio, vamos a insistir en


este tema que por ahora es un poco difícil y casi prematuro, si no fuera
indispensable para orientar desde el principio el correcto enfoque de
nuestra materia. Entonces veremos con más detalles que, cuando se parte
de pensamientos verdaderos y se ejecutan operaciones correctas, las
conclusiones obtenidas también tienen que ser verdaderas. En cambio,
si se parte de pensamientos falsos, por más que se ejecuten opera­
ciones correctas, no hay ninguna garantía de la verdad del resultado;
y sólo por casualidad se llegará a un pensamiento verdadero.*

2. L a L ó g ic a f o r m a l .— Y a podemos entender ahora cómo


se distinguen ias dos parces principales de nuestra materia. La
Lógica se divide en Lógica form al y Lógica material. La pri­
mera se encarga de estudiar las condiciones (o sea, las leyes)
para que un pensamiento sea correcto (especialmente, cuando
se trata del raciocinio). La segunda se encarga de estudiar las
condiciones para llegar a pensamientos verdaderos.
Además, de acuerdo con los tres tipos de pensamientos ya
mencionados (idea, juicio y raciocinio), tenemos tres grandes
partes de la Lógica formal. Cada una de ellas tratará de mos­
trar las leyes que deben respetar los respectivos pensamientos
si es que quieren ser correctos, es decir, congruentes con su
misma estructura.
Por ahora, no podemos dar una explicación completa para
entender la diferencia entre idea, juicio y raciocinio. Bastaría
tener una noción aproximada sabiendo que las ideas se suelen
expresar por palabras, como banco, lápiz, hombre, color. Los
juicios se expresan por medio de oraciones completas, como:
"E l hombre está sentado en el banco", o “Lsce lápiz es de

s Nótese que sólo por casualidad podría ser verdadera.


4 Cfr. capítulo X X V III.
LA DIVISIÓN DE LA LÓGICA 29

color amarillo” o "E l área de un triángulo es igual a la base


por la mitad de la altura.” Y así como los juicios están com­
puestos de ideas, los raciocinios están compuestos de juicios:
"Está nublado, luego es posible que llueva” ; "Es lunes, luego
Pedro va a llegar tarde”; "Juan no cumplió, luego merece
una sanción."

Con mucha frecuencia se ha pretendido reducir toda la Lógica a la


Lógica formal. Es cierto que esta primera parte es la más típica dentro
de nuestra materia; pero no por eso carece de importancia la segunda
parte. A su tiempo comprobaremos este aserto.
También hay que aclarar que de las tres partes de la Lógica for­
mal la más importante es la que se refiere al raciocinio; pero, por
mucha importancia que éste posea, tampoco es el tema exclusivo de la
Lógica. Ni la Lógica se reduce a la Lógica formal, ni ésta se refiere
sólo al raciocinio. Pero ciertamente, el núcleo de toda nuestra materia
está en esta estructura mental, que es donde primariamente se aplica
el término logos, razón.

3 . L a L ó g ic a m a t e r i a l .— Hemos indicado ya que la Ló­


gica material se encarga del estudio de las condiciones para
conseguir un pensamiento verdadero.

Por lo pronto, tenemos que señalar una ambigüedad histórica en


torno a esta segunda parte de la Lógica. La Lógica material nunca
ha tenido, entre los especialistas en Lógica, la importancia de la
Lógica formal. Debido a esto, ha quedado desdibujado su perfil y no
es tan preciso su tema. Algunos hasta llegan a confundirla con la parte
de la Metafísica llamada Crítica o Teoría del Conocimiento. A pesar de
eso, considero que la Lógica material, sin confundirse con la Crítica,
posee su propio tema dentro de la Lógica en general, tal como ha
sido definida en el capítulo anterior.

En su respectivo tiempo veremos los capítulos que tratan


acerca de una descripción de la verdad en general, y sus propie­
dades.5* También estudiaremos en qué consiste la certeza y sus
grados, y, por fin, el conocimiento cie?jtífico y sus métodos.
Éstos son los cuatro temas nucleares de la Lógica material.
a ) S in t á c t ic a y s e m á n t ic a ,— En los estudios modernos de Ló­
gica y Teoría de las ciencias se insiste en estos dos conceptos: 8

5 Subrayo el hecho de que se trat3 de una mera descripción, pues su funda-


mentación corresponde a la Critica.
8 Q'r. A gazzt, op. ci:., pág. 33.
30 INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA

Sintáctica se refiere a la conexión de los elementos de un pensa­


miento.
Semántica se refiere al contenido o significado de esos elementos.
Esto adquiere importancia porque la Lógica formal, dentro de esas
concepciones, parece estar configurada dentro de la sintáctica, que
estudia las conexiones, prescindiendo de la semántica, o sea, del conte­
nido que tiene un pensamiento determinado. Unido a esto, va el término
formaiización, y también el de simbolización.
Formalizar un sistema de proposiciones es lo mismo que suprimir
los contenidos (sustituidos por letras o no) y hacer ver que las con­
catenaciones en los argumentos subsisten sin necesidad de esos conte­
nidos. Por supuesto, habría que hacer explícitas las premisas no formu­
ladas inicialmente.
Simbolizar un sistema es sustituir los términos sincatcgoremáticos
(de conexión) por signos. La formaiización es supresión de la semán­
tica, y la simbolización es la sustitución de la sintáctica.7
b ) L ó g ic a m a t e r ia l y C r ít ic a .— Para que se vea con mayor
claridad la diferencia entre la Lógica material y la parte de la Meta­
física llamada Crítica, nótese lo siguiente:
A la Lógica no le interesa la dilucidación acerca del ser propio
de los pensamientos. Su investigación se queda en el esclarecimiento de
las estructuras mentales. Claro que esto ya toca a la esencia (aspecto
del ser) del pensamiento, pero en un nivel (podríamos llamar) catc-
gorial. La Lógica mayor o material trata de este tema, en cuanto parte
que es de la Lógica general. Nada más que se fija en las estructuras
mentales con el fin de conseguir la verdad del modo más apropiado.
En este sentido, la Lógica mayor revela una tendencia práctica que no
posee en sí la Crítica. Esta rama de la Metafísica es teórica, y estudia
el ser más profundo del conocimiento. Por eso ve al tipo de existencia
propia de él ( es se intenciónale) y a la esencia universal del conoci­
miento en cuanto conocimiento, sin importarle las diferentes estruc­
turas humanas en que de hecho se llega a realizar. Por eso traspasa
esto nivel categoría] y se coloca en un superior nivel trascendental
(válido para todo tipo de conocimiento). La Crítica, en definitiva,
hace juicios de valor, pues en el momento de investigar el ser propio
de todo conocimiento en cuanto tal, está descubriendo con eso su
carácter relacional con los demás seres dei mundo, y, por tanto, nos
habla de su alcance y su validez como conocimiento de algo.
Hay, pues, una diferencia enorme entre la simple Lógica material
y la Crítica o Teoría del conocimiento. La Lógica mayor es un ins­
trumento para alcanzar más eficazmente la verdad. La Crítica es un
esfuerzo de fundamentarían de la verdad. La primera es práctica;
la segunda, teórica. La Lógica mayor es primero en el orden de la
acción. La Crítica tiene primacía en el orden de la teoría.

7 Cfr., op. cit., pá£. 40.


LA DIVISIÓN DE LA LÓGICA 31

c) O b j e t o m a t e r ia l y L ó g ic a m a t e r ia l .— No hay que confun­


dir el objeto material y formal de la Lógica en general, por una
parte, y la división de ésta en Lógica formal y Lógica material, por
otro lado. Las dos parces de la Lógica tienen el mismo objeto formal
(pues si no, serian dos ciencias diferentes), que está en la estructura
del pensamiento. Pero, mientras que la Lógica formal estudia la
estructura correcta, sin importarle el contenido de los pensamientos,
la Lógica material estudia las estructuras mentales en referencia a sus
contenidos que le dan verdad. Sólo así es posible llegar a determinar
el método adecuado y eficaz para cada tipo de esencia, según el objeto
y contenido de su estudio. De aquí se desprende que la Lógica for­
mal es mucho más abstracta que la Lógica material; y, en el sentir de
muchos, por eso mismo más árida y difícil.
d ) L a L ó g ica m a t e r ia l e n M a r it a in .— Maritain menciona, en
su libro El orden d e los conceptos, ciertos temas que pertenecen a la
Lógica material (a saber, la definición, la división, el problema de los
universales, los sofismas, la argumentación probable, e tc.).8 En efecto,
todos esos temas pertenecen a la Lógica, puesto que están en íntima
referencia a las estructuras mentales. Pero, sobre todo, pertenecen a la
Lógica material, puesto que sólo se pueden dilucidar al tomar en
cuenta el contenido o materia del pensamiento. Adviértase con esto
muchos libros de Lógica suelen entreverar dichos temas con los

r la Lógica formal. Y este libro también procederá así, puesto que


la tradición y los programas llevan esc mismo lincamiento.
e) F.l p r o g r a m a o f ic ia l d e L ó g ic a .— Actualmente el programa
ic la UN AM para esta materia en bachillerato tiene cuatro partes,
que son:
A. Introducción.— B. Las operaciones lógicas. C. La Lógica de
las ciencias especiales.— D. Diversas concepciones de la Lógica.
Esta obra procura adaptarse a dicho programa de tal manera que la
concordancia se realiza del siguiente modo:
A. Introducción equivale a Primera parte: Nociones preliminares.
B. Las operaciones lógicas equivale a Segunda parle: Lógica
formal.
C. La Lógica de las ciencias especiales a Tercera parle: Lógica
realerial.
D. Diversas concepciones de la Lógica, a Cuarta parte: Nociones

I de Logística.

4. E l valo r verd ad , com o f in a l id a d su prem a de la

“ CAv— N uestra definición real de Lógica termina diciendo

F es la ciencia cuya finalidad consiste en facilitar el pensa-


to correcto y v e r d a d e r o . Debe insistirse en esto último;

O'r. op. cit., pág. 26.


32 INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA

pues si bien es cierto que a la Lógica formal sólo le interesa el


pensamiento correcto, también hay que admitir que esa <"orrec-
ción no es un fin en sí mismo, sino que, en todo caso, la co­
rrección que se pretende es precisamente para garantizar la
verdad de la conclusión. El valor verdad es la meta que se per­
sigue siempre, sea en la Lógica formal o en la Lógica material.

Digamos esto mismo desde otro enfoque: Ja verdad de un aserto


(o proposición) cualquiera sólo se puede verificar de uno de estos dos
modos (o con los d o s): o por evidencia, inmediata, porque el objeto
en cuestión se presenta a nuestra consideración de un modo directo, o
por evidencia mediata, porque el objeto, sin presentarse directamente,
queda implicado de un modo necesario en algún otro aserto de evi­
dencia inmediata. Y aquí se puede ver Ja función de la Lógica formal.
Gracias a ella, la conclusión correctamente derivada a partir de lo que
goza de evidencia inmediata, también puede ser afirmada con certeza
en su verdad.
El estudio del pensamiento correcto está, pues, en función de la
búsqueda d e la verdad, objeto supremo de nuestra facultad ilumina­
tiva que es la inteligencia.

RESUMEN

1. Pensamiento correcto es e l que está d e acuerdo con su


propia estructura, d e acuerdo con las leyes d e la razón, con­
gruente consigo mismo. Pensamiento verdadero es el que está
d e acuerdo con la realidad. L o correcto se puede combinar con
lo verdadero y lo falso. También lo incorrecto.
2. L a Lógica formal estudia las condiciones para que un
pensamiento sea correcto. Se subdivide en el estudio d e la idea,
d el juicio y d el raciocinio.
3. L a Lógica material estudia las condiciones para llegar
a un pensamiento verdadero. Se subdivide en el estudio de la
verdad, la certeza, la ciencia y sus métodos.
4. El fin último d el estudio d e la Lógica es el valor ver­
dad. Tam bién la corrección tiende a ella, es el m edio para llegar
a la verdad por evidencia mediata.
C a p ít u l o IV

LA LÓGICA Y LA FILOSOFIA

Tenemos ya una idea bastante clara de lo que es la Lógica. Vea­


mos ahora la conexión que hay entre la Lógica y la Filosofía. Para
ello necesitamos tener también una noción de lo que es la Filosofía.

1. El o r ig e n de la pa la bra " f il o s o f ía " . — La palabra


Filosofía viene del griego filos y sojía. Filos es un derivado
del verbo filein, que significa amar. Sojía quiere decir sabi­
duría. Por tanto, la Filosofía es el am or a la sabiduría. Esta es
su definición nominal. En la antigüedad griega, se llamó filóso­
fo a todo aquel que tenía afición o tendencia a los conocimien­
tos más profundos acerca de la naturaleza, el hombre y Dios.

Es muy conocida la anécdota de Pitágoras, matemático y pensa­


dor del siglo vi A. C , que tuvo ocasión de manifestar sus conocimientos
frente al rey Leonte. Este, maravillado, exclamó: “He aquí un verda­
dero sabio.” Pitágoras, entonces, en una actitud digna de encomio,
respondió: "Señor, no soy un sabio, sino un amante de la sabiduría
(filó so fo ).”

La anécdota tiene una enseñanza muy valiosa. En primer


lugar, el filósofo es un aspirante a la sabiduría, no es sabio
en el sentido pleno y profundo de la palabra. Esto marca el
sello de humildad que todo filósofo debe poseer. Además,
la palabra misma indica que la acritud del filósofo es más
bien la del que busca la verdad, y no tanto la del que posee
todo conocimiento y reposa en él. El filósofo es, por tanto,
un continuo viajero el terreno de la sabiduría, un perenne
investigador en las profundidades de io real. Para c-1 auténtico
filósofo, filosofar es más importante que saber filosofía.

33
I.úgira. 3
34 INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA

Se puede penetrar mejor en el concepto de sabiduría de acuerdo


con los griegos en la preciosa obra de Gómez Robledo, A .: Ensayo
sobre las virtudes intelectuales, Fondo de Cultura Fconúmica; todo el
capítulo V, págs. 121-155. Igualmente, Osvaldo R obles nos explica
este asunto en su Propedéutica filosófica. Porrúa. Quinta edición,
págs. 21-24. Por último, VERNEAUX tiene una explicación clara y
completa de la Filosofía como sabiduría en su libro Introducción
G eneral y Lógica. Hcrder, cap. II.

2. L a F i l o s o f í a y e l h o m b r e .— Y a hablaremos, en el ca­
pítulo V I, acerca de las ramas y los problemas propios de la
Filosofía. La revisión rápida de esas cuestiones será un estímulo
para la inteligencia que desea satisfacerse con conocimientos
propios de ella. Por ahora, nos referiremos al hecho mismo
de la inclinación natural del hombre hada la satisfacción de su
potencia intelectual.
Desde el capítulo I, hemos dejado asentado que el hombre
tiene una lógica natural de un modo innato. Pero resulta que
esa facultad, que es la inteligencia, es mucho más potente, am-
bidosa y rica en aspectos como para quedar reducida al papel
de razón, o sea, aptitud razonadora (lóg ica), aptitud para
deducir y ordenar los pensamientos. La inteligencia humana es,
ante todo, una tendencia lanzada hacia el mundo y todo lo que
nos rodea, como una luz que ilumina las cosas y descubre
en ellas aspectos que los sentidos, como la vista, el oído y el
tacto, habían dejado a un lado sin percibirlos siquiera. La inte­
ligencia humana descubre en el fondo de las cosas un sentido,
una trama, un contenido, que pasa inadvertido para los seres
carentes de inteligencia. El hombre y el animal pueden captar
un paisaje lleno de colorido. Pero sólo el hombre, con su inte­
ligencia, es capaz de captar y deleitarse con la belleza allí con­
tenida. El hombre y el animal ven el movimiento de los cuerpos
y los fenómenos naturales. Pero sólo el hombre, con su inteli­
gencia, es capaz de descubrir las leyes que rigen esos mismos
fenómenos. En fin, el hombre y el animal pueden captar el
cielo .y las estrellas, pero sólo el hombre, con su inteligencia,
percibe allí la necesidad de lo Absoluto.
En su esencia, la actividad filosófica del hombre es esta
misma tendencia intelectual aplicada de un modo riguroso (y
de acuerdo con las especificaciones que veremos en el próximo
capítulo) al descubrimiento del sentido último del universo.
LA LÓGICA Y LA FILOSOFÍA 3$

Por eso, hemos dicho, poco antes, que filosofar es más impor­
tante que conocer la Filosofía.
Lo que interesa en este momento es desprender la conse­
cuencia de todo lo anterior: la Filosofía es una actividad enrai­
zada en la estructura misma d el hom bre, es una tendencia
derivada del modo de ser humano. Siempre habrá filósofos e
investigadores profesionales, y siempre habrá en cada persona
un sabio en potencia. La Filosofía no es, pues, una actividad de
lujo, sino que es una necesidad humana. D e hecho, cada uno
tiene su propia Filosofía, su cosmovisión (o Wcitanschauung,
como dicen los alemanes), su cuadro básico de ideas alrededor
de las cuales asienta el resto de sus conocimientos.
La actividad filosófica es el resultado de la admiración por
el universo, su orden y sus estructuras. El hombre se m aravilla1
e inquiere, investiga y trata de resolver sus preguntas acerca del
mundo que lo rodea. Se puede decir que hay un hambre inte­
lectual en cada sujeto, semejante al hambre fisiológica. Las dos
requieren algo para ser satisfechas. El alimento material satis­
face el hambre fisiológica; y la Filosofía (o mejor, el acto de
filosofar) es el objeto que satisface el hambre intelectual.

3. La L ó g ic a , com o in s t r u m e n t o de i .a F i l o s o f í a .—
Aquí es donde entra de lleno el papel de la Lógica. Esta ma­
teria es justamente el instrumento adecuado para avanzar con
el raciocinio en las verdades que están implicadas en las prime­
ras intuiciones que tiene el auténtico filósofo/ La Lógica es el
medio que posee el pensador para llegar con certeza a las con­
clusiones enraizadas en los conocimientos fácilmente verificables
de un modo inmediato/Utilizar la Lógica es lo mismo que
filosofar. Por esto, es necesario perfeccionar nuestra aptitud
natural a la Lógica, si es que queremos avanzar en las entrañas
de la Ciencia y de la Filosofía.
De hedió, en su origen aristotélico, hace veinticuatro siglos,
la Lógica se presentó como una introducción a la Filosofía; o,
mejor, como el instrumento apropiado para penetrar en los
conocimientos filosóficos.* Por tanto, era indispensable estudiar
Lógica antes de estudiar cualquier materia filosófica. En la12

1 Cfr. Aristó teles : M etafísica, I, i.


2 Aristóteles llamó a su Lógica órganon, es decir, instrumento.
36 INTRODUCCION A LA LÓGICA

Filosofía tradicional continúa esa misma tendencia, de tal ma­


nera que es inconcebible el estudio de la Filosofía si no va
precedido por una explicación (aunque sea breve) del meca­
nismo argumentativo (silogístico) y metodológico apropiado.
Antes de la operación, es indispensable tener listo el instru­
mental que se va a utilizar.

Al respecto, es necesario señalar, al menos, la exageración del


empleo del silogismo durante la Edad Media. Se llamó ergolismo (de
ergo, por lo tanto) a esa tendencia que pretendía extraer todo conoci­
miento y allanar toda discusión precisamente a base de silogismos, y a
base de distinciones y contradistinciones en la consideración de las pre­
misas/' En el siglo X V II Francis Bacon criticó y ridiculizó esa exagera­
ción de la decadencia escolástica y propuso en su lugar el método
inductivo. Con esto cayó en grave descrédito el uso de la deducción
silogística y la importancia de la Lógica aristotélica. Afortunadamente,
en el siglo x x la Filosofía ha descubierto que los avances de la Lógica
Matemática, con la formalización y la simbolización, siguen, sin saberlo
originalmente, la misma línea de la Lógica formal aristotélica, aunque
en un campo más general y, tal vez, más profundo.4 También el
marxismo, después de un período de indecisión, ha terminado por acep­
tar y adoptar la Lógica ’’clásica" formal, dentro de su ideología. La
I-ógica dialéctica estaría, de nuevo, en una prolongación y profundiza-
ción que tuviera como base la Lógica aristotélica o formal.5 Sólo es de
desearse que el perfeccionamiento del método logístico no absorba y
subsuma de nuevo la mentalidad de la época.

En consecuencia, si la Lógica ha sido concebida como el


umbral de la Filosofía, si el estudio de nuestra materia está
en función de ese otro estudio (más profundo e interesante) de
los temas filosóficos (adviértase que el segundo curso de Filo­
sofía en bachillerato es Ética, y, en sexto año, algunas áreas
llevan Estética e Historia de las Doctrinas filosóficas), bueno
es tener, desde ahora, una noción más completa de Filosofía, y
que al mismo tiempo sirva como motivación para el estudio de
la Lógica. Es lo que procuraremos en los capítulos que siguen.

s Cfr. G il s o n : I j i unidad d e la experiencia filosófica, Rialp. Todo el cap. I,


y especialmente las págs. 19-50.
4 Cfr. Agazzi. op. c::., cap. III, y especialmente la pág. 59-
5 Cfr. K on stan tixov : Fundamentos de la filo so fía marxiste. Grijalbo,
págs. 289-295; y véase también el contenido general tratado por el texto de
Lógica traducido del ruso: Gorski, Tavants y otros.- Ilógica. Grijalbo.
LA LÓGICA Y LA FILOSOFÍA 37

En la corriente neokantiana0 la Lógica tiene un puesto diferente


con respecto a la Filosofía. Y a no es el umbral o el instrumento de la
Filosofía, sino que es una de las partes principales de ella. En efecto,
los neokantianos explican que la cuitara humana es un producto rea­
lizado por el hombre dentro de campos muy diversos, como, por ejem-
I pío, la ciencia, el arte, la religión, la moralidad. Cada uno de estos
sectores del terreno cultural se caracteriza por un valor. La ciencia lleva

1 estampado el valor verdad; el arte, el valor belleza; ia moralidad, el


|valor bondad, y así sucesivamente. Pues bien, ia Filosofía no es otra
■ cosa, sino la reflexión que hace el hombre sobre cada uno de esos valo-
"| res culturales. Tantas partes tiene la Filosofía cuantos sectores y valores
diferentes tiene la cultura. La Lógica es la reflexión sobre el valor
terdád de la ciencia. La Etica es la reflexión sobre el valor bondad
c e la moralidad. La Estética es la reflexión sobre el valor belleza del
| ¿ríe. La Lógica resulta, entonces, Con un tenia bien caracterizado: la
verdad de la ciencia; y es una parte constitutiva de la Filosofía, no tan
| sólo una introducción o instrumento de ella.
Contra esta concepción se podría objetar lo siguiente: el tema de la
Filosofía queda demasiado reducido (como lo veremos en el capítulo
siguiente) y, por otra parte, no es sólo la ciencia el tema de la Lógica.
Sin embargo, no quiero insistir tanto en las diferencias de enfoque.
Tratando de captar lo positivo del neokantismo, debemos dejar por
sentado, una vez más, que, efectivamente, el valor verdad es la meta
definitiva de la Lógica, y que el conocimiento científico es su mejor
representante.

RESUMEN

1. Filosofía viene d e filos (am or) y sofía ( sabiduría).


L a definición nominal de Filosofía es, pues, amor a la sabi­
duría. E l filóso fo no es el sabio pleno, sino el que aspira a la
sabiduría.
2. La Filosofía es una tendencia natural del hombre. Este,
ür su inteligencia, siempre h a buscado, y buscará, el sentido
¡Étim o d el universo.
5. L a Lógica tiene el papel d e instrumento para e l acto
j filosofar. Así fu e concebido originalmente el Órganon (Ló-
aristotélico, hace veinticuatro siglos. La Lógica es, pues,
introducción obligada para el estudio d e las materias fi~
ficas.

‘ C 'r L a kro yo : La Lógica de ¡a ciencia. Porrúa. Introducción.


C a p ít u l o V

D EFIN ICIÓ N REAL D E FILOSOFIA

1. L a F i l o s o f í a e s u n a c i e n c i a .— La definición nomi­
nal de Filosofía todavía es bastante ambigua. Tenemos que
precisarla por medio de la definición real, que dice así: rTilo-
so p a es la ciencia d e todas las cosas por sus causas supremas,
por m edio d e la luz natural d e la razón :’ En primer lugar,
hay que insistir en el nivel científico que alcanza la Filosofía,
para luego diferenciarla con respecto a las demás ciencias.
La Filosofía participa de las características de todo cono­
cimiento científico. La ciencia se define como un conocimiento
cierto de las cosas por sus causas. Pues justamente, es el filó­
sofo quien se pregunta con mayor avidez acerca de las causas
de las cosas. Por causa debemos entender todo aquello que
produce o determina d e algún m odo a un ser. O bien: causa
es todo ser que le da ser a otro ser. Este conocimiento por
causas (saber explicativo), unido a las otras cualidades ya
mencionadas (rigor, sistematización, exactitud, universalidad y
necesidad) elevan a nuestra materia a la categoría de ciencia.
Que la Filosofía pertenezca al nivel científico es una idea
que no deja de extrañar al común de la gente. Cuando alguien
dice que estudia ciencias, todos se imaginan que estudia, por
ejemplo, Física, Química, Biología o Matemáticas; pero a nadie
se le ocurre que en ese concepto de ciencia pueda caber esta
disciplina que es la Filosofía. Sin embargo, hemos visto que el
filósofo, en cuanto se interesa por las causas de las cosas,
pertenece al nivel científico.

L a F il o s o f ía y l a s c ie n c ia s e n l a a n t ig ü e d a d .— En los tiempos
clásicos de los griegos, no existía una distinción clara entre la Filosofía
y las demás ciencias. En cierta manera la Filosofía era “la ciencia”
única, es decir, abarcaba todo el saber de las cosas referido a sus causas.
DEFIN ICIÓ N REAL DE FILOSOFÍA 39

Pero poco a poco l2s ciencias particulares, ta] como Jas conocemos
hoy en día, fueron adquiriendo su propia importancia, delimitación y
autonomía. Las ciencias han ido disgregándose a partir de un tronco
común, y han adquirido plena independencia y autonomía dentro de su
objeto propio, más o menos correctamente delimitado. De esta manera,
las Matemáticas, ya en tiempos de los griegos, tenían sus propias carac­
terísticas (recuérdese que Pitágoras era filósofo y matemático; y que
además, en la Academia de Platón, sólo se admitía a los que poseían
conocimientos de Geometría). Con el tiempo (siglo x v n ), también la
Física fue adquiriendo su propio relieve, gracias a los métodos experi­
mentales e inductivos que entonces se empezaron a aplicar con mayor
sistematización. Luego, la Química y la Biología. Por fin, en el siglo
pasado, al decir de Comte, la Sociología irrumpió en el mundo inte­
lectual.
A partir de estos hechos, se ha pretendido obtener algunas con­
clusiones que es preciso discernir. Que las ciencias hayan adquirido
su autonomía poco a poco, nadie lo duda; pero que con ello se haya
liquidado la existencia de la antigua Filosofía, es lo que vamos a
discutir.

2. E l o b j e t o m a t e r i a l d e l a F i l o s o f í a .— La primera
diferencia que hay entre la Filosofía y las demás ciencias es la
siguiente:
El filósofo se preocupa por toda la realidad, su interés
abarca todo cuanto existe o puede existir. En cambio, las demás
ciencias sólo se ocupan de terrenos limitados, se refieren con
exclusividad a cierto grupo de seres. Debido a esto, las llama­
remos ciencias particulares.
Se dice, pues, que el objeto material d e la Filosofía (la cosa
que se estudia) es: todas las cosas, toda la realidad, todo ente
(ente es todo lo que existe o puede existir), tanto lo material
como lo espiritual, lo orgánico como lo inorgánico, lo mental
y lo extramental, los seres naturales y los seres creados por el
hombre (artefactos, cultura, etc.), las creaturas y el Creador.
No hay nada que se escape al interés del filósofo en cuanto tal.
Hasta las mismas ciencias (como se verá) son objeto de
estudio por parte de la Filosofía. Existe una Filosofía de las
ciencias; y, en cambio, no hay una ciencia particular cuyo tema
propio sea la Filosofía. Con esto queda claro que la Filosofía
es la más universal entre todas las ciencias, pues abarca tam­
bién al resto de ellas.
40 INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA

¿ L a F il o s o f ía e s l a s u m a DE l a s c ie n c ia s ?— Ante esta preten­


dida universalidad de la Filosofía, surge el siguiente problema: Todos
los entes ya han sido repartidos entre las diferentes ciencias particulares
para su estudio. Las Matemáticas se encargan de ios números, la Bio­
logía de los seres vivos, la Física de los seres materiales, etc., entonces,
¿qué le queda a la Filosofía por estudiar? O, acaso, ¿la Filosofía es la
suma de todas las ciencias particulares? Pareciera que nos encontramos
en un dilema sin solución: o bien la Filosofía se confunde con la
suma de todas las ciencias, o bien la Filosofía no tiene ningún objeto
propio para estudiar. Y en tai caso, una de dos: para ser filósofo
habría que estudiar todas las demás ciencias; o bien, la Filosofía ha
desaparecido del mapa cuando se han independizado las demás ciencias,
tal como lo ha pretendido el positivismo del siglo pasado. El problema
no ha dejado de interesar a los pensadores. Lis explicaciones que siguen
darán la base para su solución.

3. E l o b je t o fo r m a l de la F i l o s o f í a .— A
diferencia dé­
las ciencias particulares, que estudian las explicaciones inme­
diatas o causas próximas de las cosas, la Filosofía sólo se in­
teresa por las camas supre?)¡as o explicaciones últimas y defini­
tivas de la realidad. Este es el objeto form al d e la Filosofía, y
marca la diferencia fundamental entre ella y las demás ciencias.
Pongamos algunos ejemplos para aclarar el asunto:
Un matemático y un filósofo estudian las cantidades. El
matemático se interesa en las relaciones inmediatas entre ellas,
en las operaciones y en las razones próximas que explican sus
teoremas. El filósofo, en cambio, estudia la esencia de la canti­
dad, de la extensión, del número, etc. Es decir, trata de dar una
explicación de las mismas cosas; pero en otra línea, digamos
en sentido vertical (la esencia), y no en sentido horizontal
(relacionando cantidades entre s í).
El psicólogo estudia al hombre, pero sólo se ocupa de sus
reacciones y mecanismos psíquicos inmediatos. El filósofo, al
estudiar al hombre, deja el terreno de la explicación por fenó­
menos y trata de ir hasta la esencia misma del ser hombre. De
allí surge el estudio de su alma y de sus facultades superiores
netamente humanas, como son la inteligencia y la voluntad.
El físico estudia los fenómenos de los cuerpos, su movi­
miento y relaciones entre sí. Explica fenómenos por medio de
fenómenos (en sentido horizontal). El filósofo, en cambio, trata
DEFINICIÓN REAL DE FILOSOFÍA 41

de captar la esencia de la materia y del cambio (en sentido


vertical).1
Se podrían multiplicar los ejemplos; pero en éstos ya se
puede captar una diferencia fundamental en el enfoque de la
Filosofía y de las ciencias particulares, aun cuando estudien
las mismas cosas. Las ciencias particulares explican los fenó­
menos entre sí y de un modo inmediato, explican un fenómeno
con otro fenómeno (la dilatación de los metales, por el calor).
Esto es lo que hemos llamado explicación en sentido horizontal.
Técnicamente se dice que las ciencias particulares estudian las
causas próximas o inmediatas de las cosas. En cambio, la Filo­
sofía estudia las causas supremas de las cosas. Y (como ya se
ia visto) una de las causas supremas más importantes (no

B a única) es la esencia de las cosas. El filósofo estudia la


esencia del hombre, de la cantidad, de la materia; es decir,
trata de penetrar en profundidad dentro de lo real, en sentido
vertical, dejando la explicación horizontal para las ciencias par­
ticulares.
Quedaría por aclarar un poco más qué se entiende con este
nuevo término que hemos traído a colación, la esencia. A re­
serva de mayores explicaciones (cuando tratemos sobre el con­
cepto), por lo pronto podemos decir que la esencia es e l consti­
tutivo fundamental de una cosa; es lo que integra básicamente
un objeto (el carácter necesario de un objeto). Penetrar en la
esencia de las cosas es uno de los objetivos básicos del filósofo.
Pero, además, hay otras causas supremas que también le
interesan al filósofo. Dios, por ejemplo, es una causa suprema.
Dios es tema propio de la Filosofía, puesto que es la expli­
cación definitiva de la existencia del universo entero.
Y con esto ya tenemos claramente distinguida a la Filo­
sofía con respecto a las demás ciencias. N o importa que es­
tudien las mismas cosas; lo hacen bajo aspectos muy diferentes.
Jamás las ciencias particulares podrán arrebatar a la Filosofía
su terreno propio de investigación. Y tampoco sería posible,
con base en estas explicaciones, confundir la Filosofía con la
totalidad de las ciencias particulares.
En resumen: la Filosofía difiere d e lac ciencias particu­
lares por su objeto material (universal y particularizado, res­

1 Cfr. S errano , J .: F ilosofía d e i t ciencia física, p¿£s. 121-155.


42 INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA

lectivam ente) y por su objeto form al ( causas supremas o próxi­


mas, respectivamente).
a) L a s c u a t r o c a u s a s .— Desde Aristóteles se explica la cuá­
druple causalidad del ente: dos causas intrínsecas que constituyen la
esencia del ente (la causa formal y la causa material) y, además, dos
causas extrínsecas (causa eficiente y causa fin al).
La causa material responde a la pregunta: ¿de qué está hecho el
ente?
La causa formal responde a la pregunta: ¿cómo está constituido el
ente?
La causa eficiente es la respuesta a la pregunta: ¿qué o quién ha
producido ese ente?
Y , por fin, la causa final se refiere a la meta a la cual tiende el
ente por propia naturaleza.
A la Filosofía le concierne el estudio de las causas supremas del
ente en esas cuatro direcciones.
b) Esen ciausm o y i-xistencialismo .— En el siglo x x , la Filo­
sofía pretende moverse más bien en la línea de la existencia, aduciendo
que el estudio de la esencia produce un pensamiento abstracto c inútil
para el hombre. Ciertamente hubo exageraciones esencialistas (como es
el caso de W o lff y de Husserl); pero es necesario advertir que, aun
dedicándose al estudio de la existencia humana concreta, se tiene que
utilizar un conjunto de conceptos que (como veremos) contienen esen­
cias. La prueba es que los cxistenciales y categorías humanas que des­
criben un Hcidegger y un Kierkegaard, por ejemplo, expresan, en
definitiva, características generales y esenciales de la autentica (o inau­
téntica) existencia humana. Es que, en el fondo, todo modo de ser o
de existir es una esencia. La Filosofía debe estudiar al ente completo,
que es un compuesto de esencia y de existencia.
c ) L a F il o s o f ía y D io s . - - E s interesante observar que la Filoso­
fía, en su origen griego, estuvo dirigida hacia el estudio de Dios. La
cumbre del pensamiento griego (Platón y Aristóteles) siempre consi­
deró, como meta de todas sus consideraciones, el conocimiento de ese
Primer Ente, llámese Motor Inmóvil o Idea del Bien, que, en el fondo,
emergía siempre con su característica de Absoluto, por encima de toda
la contingencia que caracteriza al mundo en que vivimos. Su filosofía
primera fue Teología natural 2 y, en último caso, Sabiduría Suprema,
perfeccionamiento del hombre, y preparación para la muerte fP lató n ).3

4. E l M é t o d o d e l a F i l o s o f í a .— La facultad utilizada
en el momento de filosofar es Ja inteligencia (también llamada

- Cfr. A r ist ó t e l e s : M etafísica. Libro X II.


3 Este tema puede profundizarse en Gómez Robledo: Ensayo sobre las vir­
tudes intelectuales. Fondo de Cultura Económica, todo el capítulo V.
DEFIN ICIÓ N REAL DE FILOSOFÍA 43

entendimiento, razón o m ente). Por medio de ella se capta


(como ya quedó explicado en el capítulo anterior) el sentido
profundo de los entes, o lo que es lo mismo, las causas su­
premas, la esencia, el fundamento de lo real. Pero en la mayor
parte de las ocasiones este conocimiento no es fácil ni inme­
diato; la inteligencia tiene que proceder por etapas, por deduc­
ciones, por razonamientos. Debido a esta función, la inteli­
gencia se llama razón (de razonar). Y la Filosofía es un
conocimiento racional. Así llegamos, de nuevo, a la necesidad
de la Lógica como método apropiado para la filosofía.
Naturalmente, antes de razonar, el hombre se tiene que
poner en contacto inmediato con las cosas, tiene que captar los
objetos concretos, y esto sólo se realiza por medio de la expe­
riencia sensible. Así, pues, el uso de los sentido*, (experiencia
sensible) y el uso d e la mente (en su cualidad razonante)
caracterizan el método filosófico, que por esto se ha llamado
experimental-racional.*
Lo que sí queda excluido de plano en el método filosófico
es el uso de la fe, la revelación j lo sobrenatural. Por mucho
respeto que se tenga a la Biblia, se prescinde de ella en el
momento de filosofar. El filósofo tiene que apoyar sus argu­
mentos en la razón, y no en la fe. D e esta manera se puede
distinguir la Filosofía y la T eología, a pesar de que las dos
disciplinas se asemejan en que estudian a Dios. La primera
sólo utiliza la razón natural (y, por supuesto, los sentidos).
La segunda utiliza, además, la f e sobrenatural, lo cual no sig­
nifica que el filósofo tenga que despreciar lo sobrenatural;
sólo quiere decir que el filósofo en cuanto tal se apoya explí­
citamente en la razón, poniendo entre paréntesis (sin juzgar
positiva o negativamente) los datos revelados en la Biblia.

5. F i l o s o f í a , c i e n c i a s y o t r o s c o n o c i m i e n t o s .— Y a es­
tamos en condiciones para percibir estos cuatro niveles de cono­
cimientos: empíricos, científicos, filosóficos y teológicos.
Los conocimientos empíricos sólo se basan en la experiencia
de la vida, no se refieren a las causas de las cosas, y general­
mente son meras opiniones. Por ejemplo, los conocimientos
que poseen los mecánicos del taller o el maestro de obras.
* Más adelante estudiaremos mayores puntualizaciones referentes a métodos.
Q r. cap. 45.
44 INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA

Los conocimientos científicos, en un nivel superior, ya se


refieren a las causas, como lo hemos repetido. Por ejemplo:
los conocimientos propios de un nivel profesional, sea inge­
niería, medicina, biología, etc.
Por encima están los conocimientos filosóficos, que van hasta
las causas supremas de todas las cosas.
Y , por último, los conocimientos teológicos, que se basan
en el testimonio del mismo Ser Supremo.
Se trata de cuatro niveles u órdenes distintos de conoci­
mientos que pueden aplicarse a los mismos objetos. Ellos, entre-
sí, no tienen por qué interferirse, son esferas distintas, con
distintos métodos y bases objetivas. Lo más correcto, en todo
caso, sería su mutua complementación y auxilio dentro de la
mente del investigador.

RESUMEN

La definición real de Filosofía es la siguiente: ”Ciencia de


todas las cosas por sus causas supremas, por m edio d e la luz
natural de la razón”.
1. L a filo s o fía es una ciencia, o sea, un conocimiento
cierto d e las cosas por sus causas. Causa es todo aquello que
produce o determina a un ser.
2. El objeto material de la Filosofía está constituido por
todas las cosas o entes. Ente es todo lo que existe o puede
existir. Mientras que la Filosofía tiene un objeto com pleta­
mente universal, las dem ás ciencias tienen objetos particulares.
3. El objeto formal de la Filosofía es: las causas supremas
de todas las cosas. Causa suprema es la última y definitiva
explicación de una cosa. Ejemplos: las esencias, y Dios. Esencia
es el constitutivo fundamental d e un ente. Las demás ciencias
estudian causas próximas (en sentido horizontal, no vertical).
Por lo tanto, la filoso fía no se confunde con las ciencias, ni
con su totalidad. Estudia las mismas cosas que las ciencias
particulares; pero en otro plano.
A. El método de la Filosofía es experimental-racional, esto
es, utiliza la experiencia sensible y ¡a razón. Nunca utiliza la fe.
DEFINICIÓ N REAL DE FILOSOFÍA 45

En esto se distingue d e la Teología, que también estudia a


Dios.
D e todo esto se desprende que hay cuatro tipos o ni­
veles de conocimientos: empíricos, científicos, filosóficos o teo­
lógicos, según que se capten en la experiencia d e la vida
cotidiana, se refieran a las causas próximas, a las causas su­
premas, o se basen en la fe. Los cuatro son niveles distintos
dentro d el conocimiento d e objetos que pueden ser los mismos.
N o deben contraponerse, sino complementarse, y auxiliarse.
C a p ít u l o VI

D IV ISIÓ N D E LA FILOSOFIA

Con objeto de concretar el tema tratado por la Filosofía, veamos


cómo se reparten "todas las cosas" entre las distintas ramas filosóficas.
D e esta manera llegaremos a una idea más cabal de la Filosofía y, al
mismo tiempo, al vislumbrar su problemática, tendremos ocasión de cap­
tar mejor su importancia.

1. L a F il o s o f ía p r á c t i c a .— Como introducción a la Fi­


losofía está la Lógica, de la cual ya hablamos suficientemente.
Estudia las formas mentales con el fin de procurar pensa­
mientos correaos y verdaderos.
A continuación está la F ilosofía práctica, cuyos elementos
se estudian en bachillerato en dos ramas: Ètica y Estética.
La Ética trata de valorar la bondad moral de la conducta
humana. Su objeto es capital en la vida del hombre. Temas
como la esencia de la obligación moral y su fundamento, la
esencia del valor moral, la autonomía, la ley y la libertad,
la jerarquía de los valores, etc., forman parte de su proble­
mática que, indudablemente, está dentro del interés práctico
de cada persona.
La Estética, por su parte, trata temas como la belleza, la
esencia del arte, el papel del espectador y del crítico frente
a la obra de arte, la creación artística, las artes particulares. Su
valor cultural y práctico saltan a la vista.
Hay que aclarar que estas dos materias de la Filosofía prác­
tica tienen sus fundamentos en la Filosofía especulativa. Un
estudio profundo de ellas requeriría un conocimiento previo
de Psicología racional y de Metafísica.

E l o r d e n l ó g ic o d e l a s r a m a s f il o s ó f ic a s .— En vista de la
aclaración anterior, propongo aquí un orden de estudio de la Filosofía.

46
DIVISIÓN DE LA FILOSOFÍA 47

primer lugar, claro está, la Lógica sirve como introducción indis-


ble. Enseguida sería necesario el estudio de la Filosofía de la
deza. El mundo y el hombre, no sólo en la historia de la filosofía,
smo en ei orden de ideas lógicamente dispuestas, vienen a ser el primer
objetivo directo de la Filosofía propiamente dicha. Por ejemplo, el
conocimiento psicológico del hombre posibilita el conocimiento de la
Etica. Primero hay que estudiar el ser del hombre; de allí se puede
derivar el deber ser. Por otro lado, el arte y la belleza estudiadas en
Estética también presuponen el conocimiento del hombre y del mundo.
En consecuencia, las dos ramas de la Filosofía de la naturaleza deben
preceder a las dos ramas de la Filosofía práctica.
Pero hay más. La Metafísica nos proporciona temas como el bien, el
valor, la verdad, lo Absoluto, que deben presuponerse en un estudio
serio y profundo de la Ética. Por tanto, la Metafísica debe preceder
a la Etica. Pero debe ser posterior a la Psicología, pues la Crítica pre­
supone ei conocimiento del hombre, y la Ontología presupone el conoci­
miento que del universo se obtiene en Cosmología.
En conclusión, el orden lógico en el estudio de las materias filo­
sóficas es el siguiente: I. Lógica.— II. Filosofía de la naturaleza (Cos­
mología y Psicología racional). III. Metafísica (Crítica, Ontología y
Teodicea).— IV . Filosofía Práctica (Etica y Estética).1 Naturalmente,
los fines prácticos de un programa de bachillerato impiden la realiza­
ción de este programa.

2. L a F i l o s o f í a e s p e c u l a t i v a .— Tiene dos grandes par­


tes: la Filosofía de la naturaleza y la Metafísica. La primera
estudia el universo en dos tratados: Ja Cosmología y la Psico­
logía racional.
L a Cosm ología tiene problemas capitales como la esencia
de la materia, el fin y el origen del universo, la esencia de las
cantidades y de la extensión, del tiempo, de la evolución, etc.

La importancia de la Cosmología .— Esta rama filosófica ha


sido cultivada con mucho descuido. Sin embargo, representa, nada
menos, el primer objetivo sobre el cual se enfocó la atención humana
en los albores de la filosofía. Los físicos jónicos lucubraron teorías que
explicaran el principio del universo material. Después, la atención se
fijó en temas de mayor importancia, como el hombre, el bien, la feli­
cidad y la política. Aristóteles tiene su teoría hilemórfica que explica
de un modo aceptable la constitución de los seres sensibles.12 Desgra­
ciadamente cayó en descrédito, pues lo que se buscó después fue una
explicación de los fenómenos de la naturaleza, explicación de tipo
horizontal, o sea, en función de otros fenómenos. El hilemoríismo es

1 Cfr. J o lsv et : L ógica y Cosm ología, Lohlc, pá£. 30.


2 Cfr. J o u ve T: L ógica y Cosm ología, págs. 339-358.
48 INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA

una explicación de tipo vertical, y no está hecha para el orden cientí­


fico-experimental (el cual tiene, innegablemente, grandes méritos dentro
de su propio terreno). Actualmente, puesto que el marxismo insiste en la
materia como categoría fundamental, que explica todo el universo,
se tiene que volver la atención sobre esa teoría hilemórfica que, al
fin y al cabo, asienta la esencia de lo sensible en ia tensión de dos
poios opuestos: la materia y la forma. ¿No podría asimilarse esto
dentro de una teoría dialéctica de lucha de contrarios?
La Cosmología, en fin, tendría que desarrollarse en torno a pro­
blemas que acudan a los físicos modernos. Nunca un filósofo debería
estar al margen cuando se trata el problema del tiempo, de la relati­
vidad, del origen y fin del universo, de la evolución del hombre y
de las especies. El hombre, ser-en-e-l-mundo, no se puede comprender
sin comprender también al mundo.

La Psicología racional es, sin duda, una de las ramas que


revisten mayor importancia en la Filosofía. Trata del hombre,
de su alma, de sus facultades, de la libertad, la interacción de
cuerpo y alma, etc. En fin, el conocimiento de la naturaleza
humana es el objetivo de esta materia.

L a P sic o l o g ía r a c io n a l y i . a P s ic o l o g ía e x p e r i m e n t a l .— Es
de todos conocido que Aristóteles dio los fundamentos de la Psicología
Racional. Es necesario aclarar la diferencia entre esta Psicología y la
Psicología de los siglos xix y x x, que más bien podríamos llamar
experimental. La Psicología aristotélica es netamente filosófica, de
acuerdo con sus métodos y objetivos. La Psicología moderna perte­
nece al mismo orden de la Física, la Biología y la Sociología, o sea,
está en el nivel, ya definido antes, de las ciencias particulares.
En efecto, un psicólogo que trate el comportamiento humano
como una reacción frente a ciertos estímulos, lo único que pretende
es ver el fenómeno en función de otro fenómeno. Inclusive 1a llamada
Psicología profunda, al investigar el inconsciente (por otra parte,
fuente de muchos errores c interpretaciones abusivas), lo hace en
función de fenómenos .previos, como son el trauma, la represión, la
educación exageradamente severa, el ambiente e incluso la herencia
biológica. Por lo tanto, la Psicología moderna se mantiene en el terre­
no de los fenómenos. Es una de las ciencias particulares cuyo objeto
formal está constituido por las causas próximas de los procesos psí­
quicos.
No sucede Jo mismo con la Psicología racional o filosófica (tam­
bién llamada Antropología filosófica), bus explicaciones son verti­
cales; parten del fenómeno y tratan de penetrar hasta la esencia
misma de él. Así es como se estudia la libertad, el amor, la inteligencia,
la actitud creadora, etc. El método consiste en profundizar dentro de lo
DIVISIÓN DE LA FILOSOFÍA 49
que está necesariamente implicado en el dato fenoménico. Esta es la acti­
tud netamente filosófica, a diferencia de la actitud del científico-
experimental.3

3. Las ram as de la M e t a f ís ic a .— Por


otra parte tene­
mos la M etafísica , cuyo tema es más difícil de entender. Trata
del ser d e los entes. Y a sabemos lo que es un ente: todo lo que
existe o puede existir. Y llamamos ser aquello que hace que un
ente sea ente; o sea, el fundamento de los entes, lo que los
constituye en su fondo más íntimo. Estudiar el ser de los entes
significa, pues, tratar de penetrar en el sentido y fundamento
último del universo y de todo cuanto existe. Es un estudio
difícil que en más de una ocasión ha sido descartado, recha­
zado y aun tachado como imposible. Pero no hay que confundir
la dificultad con la imposibilidad.

E l o l v id o d e l s e r y l o s a t a q u e s a la M e t a f ís ic a . —L a Meta-
risica trata de pcnccrar hasta el ser de los entes. Recuérdese la seria
objeción que hace Heidegger contra toda la Historia de la Filosofía:
el olvido del ser. Los filósofos (afirma este autor) se han ocupado
solamente de los entes, pero sin penetrar hasta sus raíces más hondas,
como es el ser. Heidegger se proclama paladín de la restauración de la
Filosofía al nivel que le corresponde.3
¿Qué sucede entonces con las críticas que se han hecho contra la
Metafísica tradicional? En el fondo, muchas de esas críticas han
deshecho la Metafísica que históricamente se ha llevado a cabo, como,
por ejemplo, la Metafísica racionalista (esencialista) al estilo de W olff.
Tal ha sido el influjo de la crítica kantiana. Pero queda fuera de
ataque la auténtica Metafísica, que ni siquiera se había instaurado o,
por lo menos, no se había conocido en la mente de ios críticos. Re­
cuérdese el ataque de los rna neistas contra las esencias inmutables y
estáticas, al mismo tiempo que hablan del ser del mismo universo
en función de la categoría materia.'1
Por otro lado, el ataque heidcggcriano parece exagerado. En rea­
ldad, Santo Tomás no trató sólo los entes, sino también el ser. Se
puede decir que el centro de toda su filosofía es precisamente el ser
(el verbo esse, en latín ).5

- O’r. J olivet : Psicología. Lohlé, págs. 10-15.


3 Cfr. H eidegger: Ser y tiem po. Incriíduccióo, pág. 13, y CoRBTH: M eta­
física. pág. 37.
* Cfr. K onstantinov : L o s fundamentos d e la filo so fía marxiste. Intro­
ducción, especialmente lu pág. 20.
5 Cfr. G ilson : E l tomism o, Desclce de Brouwcr, B . Aires, pág. 46; y
además del mismo autor, E l ser y la esencia, ídem, todo el capítulo III.

Lógica.—4
50 INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA

De todas maneras, no deja de ser cierto que la confusión entre el


ente y el ser dejó a la Metafísica en cierto olvido, aunque no sólo
para sus cultivadores, sino también para sus objetantes.
Hasta el mismo nombre de Metafísica se presta para una con­
fusión en sentido opuesto a la anterior. La palabra parece indicar que
se trata de algo que está separado de este mundo, cuando en realidad se
trata de los entes que todos conocemos, aunque en su aspecto univer­
sal, necesario y fundamental, que es el ser.

La Metafísica tiene tres tratados. La parte central se llama


O rtología; su nombre mismo indica que trata de los entes en
su máxima generalidad (desde el punto de vista de su ser).
Pero la Ontología tiene una introducción y un apéndice.
La introducción (obligada después de K ant) se llama Crí­
tica o Teoría d el Conocimiento. Trata del ser pensado; es una
difícil reflexión sobre el conocimiento tratando de fundamen­
tarlo y juzgar acerca de su validez y alcance.

L a C r ít ic a com o f u n d a m e n t a c ió n o r ig in a l d e t o d o c o n o ­
c im ie n t o .— Nótese
la dificultad esjjecial que encierra esta materia.
Se trata de fundamentar el conocimiento, y precisamente por la vía
cognoscitiva. Pareciera que intentarlo es caer en un círculo vicioso.
Sin embargo, hay una salida. El hombre conoce; esc es el primer hecho.
Nadie puede poner un reparo serio contra el intento de analizar esc
hecho del conocimiento ya puesto y realizado. El análisis de sus condi­
ciones de posibilidad, la penetración en su ser propio, la constatación
racional de su carácter relacional, trascendente y objetivo es susceptible
de realizarse en vista de una primera aceptación del hecho del conoci­
miento. Aquí cabría una fenomenología0 y posteriormente una Meta­
física (o explicación fundamental) del hecho del conocimiento. Na­
turalmente. quien no acepte esc hecho ya puede permanecer callado,
pues, todo lo que dijere, de acuerdo con su posición, no correspondería
a un conocimiento de algo.67
La Crítica es, pues, una fundamentación del hecho del conoci­
miento, es el intento para penetrar hasta el ser mismo del ente
llamado conocimiento. Por esto es una materia metafísica.
Habíamos aclarado ya en otra ocasión su diferencia con la Lógica
mayor. Una cosa es fundamentar el conocimiento y otra cosa es dar
reglas y métodos mis apropiados para apoderarse de la verdad. En el
orden del ser tiene prioridad la Crítica, pero en el orden práctico
del hacer tiene prioridad la Lógica. En definitiva, nadando es como
se aprende a nadar, o sea, conociendo es como se filosofa sobre el
mismo conocimiento.

6 Descripción solamente.
7 Cfr. V h rn ea u x : E pistem ología genera!, pág. 19.
DIVISIÓN DE LA FILOSOFÍA 51

El '‘apéndice” de la Ontología, la cumbre de toda la Filo­


sofía es la T eología N atural o Teodicea. Traca del ser absoluto,
es decir. Dios. La solución a problemas de esta materia cons­
tituye la máxima penetración humana en el sentido profundo
latente en el mismo ser del universo. Cómo se llega a conocer
la existencia de Dios en un nivel serio y riguroso, cuál es la
naturaleza de lo Absoluto,8 cuáles son las relaciones de Dios
con respecto al mundo y al hombre, son temas candentes, de
vital importancia, y que todo hombre, en la medida de su cali­
dad intelectual y humana, desea (y debería) resolver.

L a T eodicea , cum bre del saber natural hum ano .— Desde


tón, el estudio de lo Absoluto es, claramente, el imán poderoso
atrae a la mente filosófica. Pareciera que la corriente atea y ag-
:ca que se va colando con creciente fuerza en este siglo XX contra-
el anterior aserto. Sin embargo, sostengo que, en el fondo, es lo
luto lo que instiga a todo pensador en el avance de sus indaga-
e$. El marxista, por ejemplo, ya se ha contentado con un Absoluto,
esado en términos de materia. De ella se origina todo, es eterna,
rada; en su seno late el dinamismo que origina toda evolución de
"do con las leyes dialécticas.2 Habría que estudiar cuál es el
damento de esas leyes, qué es lo que las hace posibles, qué se en-
-tra en su ser mismo como condición de posibilidad. listo sería
rr filosofía. Creer en la dialéctica es (de acuerdo con un historiador
erno) creer en una “divinidad oculta” que late en la materia y
la historia.10
El ateísmo en general no niega precisamente a Dios, lo Abso-
; sino que niega al dios que cree hallar expresado en las teorías y
prácticas teístas.11 De negar lo Absoluto, no habría modo de proferir
juicios con validez universal.12 Esa negación del supuesto dios tiene
un beneficio para ia Teodicea, y consiste en la purificación de la idea
que ordinariamente se tiene de Dios. En todo caso, sería mis lógico
reconocer una cierta dificultad para conocer cómo, es ese Absoluto,
pero no negarlo de plano. (E l agnosticismo kantiano ya está más
cercano a esta posición.)
Tomando en cuenta lo anterior (lo cual, por supuesto, requiere
explicaciones más minuciosas), la profundización que intenta el filó­
sofo en el conocimiento de los entes lleva exactamente la misma

s Cfr. S ana dría , J. R.: 1a filosofía d e l Absoluto. Editorial Progreso. 1966.


0 C f.. A ubkRT, J. M .: Investigación científica y f e cristiana, Ed. Cir.il I
Valí. Andorra, 1965, pág. 63-
C ir. V ern ea ux : H istoria d e la filo so fía contem poránea, Hcrdcr, pág. 27.
11 Cfr. E l problem a d e l ateísmo, Varios autores. Ed. Sígueme. Introducción,
pigs. 11-23.
12 Cfr. Lo t z : L e jugem enl et l’étre, Además, S an abiua : La filo so fía del
Absoluto, pág. 53-
C apítulo V II

LOS ELEM EN TO S DEL CON OCIM IEN TO

Antes de referimos al primer tipo de pensamiento que es el con­


cepto, empecemos reflexionando sobre ese fenómeno humano que se
llama conocimiento. Al analizarlo parte por parte, encontraremos allí
el objeto material de la Lógica.

Si queremos describir el conocimiento, tenemos que empezar


por saber distinguir estos cuatro elementos que lo constitu­
yen: el sujeto, el objeto, la operación y la representación. Ex­
pliquemos cada uno de ellos.

En un curso superior convendría consultar la fenomenología o


descripción que del conocimiento hace Nicolai Hartmann en su libro
Metafísica del Conocimiento, tomo I, Losada, Buenos Aires, 1957,
págs. 65-82.1

1. E l su jirro .— Se trata de la persona que conoce; se llama


también sujeto cognoscente. Es el que capta algo, el que se
posesiona con su mente de las características de un ser. Las
facultades cognoscitivas (ojos, oídos, entendimiento, etc.) po­
sibilitan que haya alguien que se de cuenta de lo que pasa
alrededor de él. Ese centro del conocimiento es el sujeto cog­
noscente.
Nótese que la palabra sujeto tiene varios significados aná­
logos. Una cosa es el sujeto de una oración, tal como se trata
en Gramática (" e l que ejecuta la acción del verb o"); por ejem­
plo: "Luis come." Y otra cosa es el sujeto cognoscente. Esta
aclaración es importante, puesto que más adelante usaremos
un tercer significado de la palabra sujeto, emparentado con
el de la Gramática.
56 INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA

2. E l o b je t o .— Es la cosa o persona conocida. Precisa­


mente se trata del polo opuesto en esa relación peculiar
que es el conocimiento. Siempre el sujeto conoce un objeto.
El acto de conocer une estos dos elementos, el sujeto y el
objeto, de tal manera que la cosa conocida no se llamaría
objeto si no fuera porque es conocida. Y del mismo modo, la
persona que conoce, se llama sujeto por el hecho -de conocer
a un objeto. Es decir, sujeto y objeto son dos términos corre­
lativos; uno supone al otro, como la derecha supone la izquier­
da, y el padre supone al hijo.
En esta correlación cognoscitiva, el sujeto se modifica du­
rante el acto del conocimiento. En cambio, el objeto queda
tal cual.

3. La represen tación .— Ahora tratemos de introducirnos


en el fenómeno interno del conocimiento. En las facultades
cognoscitivas del sujeto se producen ciertas representaciones;
y se llaman así porque de algún modo tratan de reproducir
(referirse o representar) en la mente del sujeto lo que pasa
en el exterior. Cualquier persona puede darse cuenta de esto,
cerrando por un momento los ojos y reproduciendo en su in­
terior la imagen de los objetos que tiene alrededor.

La representación es esencialmente diferente del objeto captado.


El idealismo y el realismo difieren aquí notablemente. Para un idea­
lista el objeto o término de nuestro conocimiento es el fenómeno o
representación inmanente. En cambio, el realista sostiene que lo que
se capta directamente es el objeto extramental, por medio de represen­
taciones inmanentes; las cuales son conocidas nasía un segundo acto
cognoscitivo, en el cual el sujeto retrotrae su atención y reflexiona
sobre sus mismas representaciones y Jas considera como objeto directo
de su actividad cognoscitiva. Las representaciones tienen, en su inma­
nencia, una existencia intencional, es decir, una referencia esencial a
un objeto trascendente. La representación no coincide, pues, con el
objeto conocido, pero se refiere a él.

En el fenómeno del conocimiento, el papel de estas repre­


sentaciones es capital; tanto que algunos autores llaman 'c o ­
nocimientos'’ precisamente a tales representaciones. Nosotros
llamaremos conocimiento a todo el fenómeno que envuelve los
cuatro elementos aquí descritos, sin dejar por eso de señalar
LOS E LEM EN TO S DEL CONOCIM IENTO 57

la extraordinaria importancia que tiene (sobre todo, para nues­


tra materia) este tercer elemento.
La representación interna es, pues, un contenido intramental
que se refiere a un objeto. El objeto, la mayor parte de las
veces, es extramental, o sea, fuera de la mente.

4. L a operación .— El cuarto elemento es, tal vez, el más


difícil de distinguir. Es el acto d e conocer. Es el proceso psico­
lógico necesario para ponerse en contacto con el objeto y lograr
obtener una representación fiel de dicho objeto.
Nótese que no es lo mismo el acto de ver (o el acto de oir,
o el de pensar; todos ellos, operaciones cognoscitivas) que la
representación obtenida en el interior del sujeto cognoscente,
una vez realizados dichos actos.
La operación cognoscitiva dura un momento, es casi instan­
tánea. En cambio, la representación obtenida perdura en el
interior del sujeto, en su memoria, de la cual se puede extraer
en el momento que se quiera con un nuevo esfuerzo mental.
Hay que tener cuidado de no confundir la operación y la
representación. La operación cognoscitiva es un esfuerzo men­
tal, y la representación es el resultado de ese esfuerzo. La
operación es momentánea; y la representación es permanente,
o sea, dura en la mente del sujeto (sea consciente o incons­
cientemente) .

Comúnmente se llama saber a la acumulación de representaciones.


Una persona sabe tanto más cuanto mayor sea el número de sus re­
presentaciones internas. Adviértase también que lo que ya se ha apren­
dido, aunque se olvide, se conserva en la memoria (cfr. Bergson) e
influye, inconscientemente (cfr. Freud), sobre nuestra actividad cons­
ciente. Por eso, no es lo mismo la ignorancia de la persona que ha
olvidado algo, a la de la otra que nunca lo ha sabido. Apliqúese esto
al aprendizaje de la Lógica: con el tiempo el estudiante olvidará lo
aquí aprendido; pero su actitud será muy diferente a la del otro que
nunca ha aprendido o entendido lo aquí enseñado.

Obsérvese esta comparación que podría dar alguna luz a


quien se 1c dificulte lo anterior. La representación es seme­
jante a la fotografía que queda ya impresa en la cámara foto­
gráfica. La operación es semejante a la acción instantánea en
ia que se oprime el botón y se abre el obturador. En fin, una
58 INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA

cosa es conocer (verbo, operación, acción) y otra cosa es la


representación interna de lo conocido (sustantivo), y que se
obtiene como resultado del anterior esfuerzo.
Husserl llama noesis y noema a estos dos aspectos del conocimiento.
Noesis es la operación del sujeto, la vivencia interna que ocupa un
momento en el tiempo. El noema, en cambio, es el polo objetivo
del conocimiento, o sea, el contenido mismo, aquello a donde tiende la
intencionalidad.1
Y , de esta manera, ya tenemos descritos suficientemente los
cuatro elementos que componen el conocimiento. Hemos hecho
una especie de disección para distinguir "anatómicamente” las
partes o elementos de ese complejo fenómeno que llamamos
conocimiento. Por tanto, integrando los cuatro elementos, po­
demos dar una definición del conocimiento: "es la operación
por la cual un sujeto obtiene representaciones internas d e un
objeto”.
Era necesario hacer esta disección en un curso elemental de
Lógica, porque ahora tenemos una idea más clara del objeto
que persigue nuestra materia.
En efecto, a la Lógica no le interesa el estudio del sujeto
cognoscente; esto sería propio de la Psicología.
Tampoco le interesa a la Lógica el estudio del objeto. Las
ciencias particulares y varias ramas de la Filosofía se encargan
de ellos.
Y , por último, a la Lógica no le interesa el estudio de las
operaciones cognoscitivas. Dicho tema es propio de la Psico­
logía; a ella le interesa cómo se conoce, cóm o se razona, cómo
se piensa. Su objetivo trata directamente de las operaciones
psíquicas, que están, pues, fuera de la esfera de la Lógica, y si
tratamos de ellas en este libro es sólo para entender mejor las
representaciones internas.
Nuestra ciencia sólo va a tomar para su investigación el
elemento que queda, o sea, a las representaciones internas, entre
las cuales, como lo estudiaremos después, se encuentra un
grupo especial que son los pensamientos. Y (como ya sabemos)
el objeto material de la Lógica está en los pensamientos.

Podemos concluir, pues, que no es lo mismo pensamiento que


conocimiento. El pensamiento está incluido en el conocimiento. Cada

1 Cfr. H u sserl : M editaciones cartesianas. Primera meditación, N7 15-


LOS ELEM EN TO S DEL CONOCIM IENTO 59

vez que d hombre conoce algo, obtiene en k mente una serie de


pensamientos. Por su parte, los verbos conocer y pensar también ex­
presan fenómenos diferentes: conocer es captar algo trascendente a la
misma mente. Pensar es barajar esas representaciones ya obtenidas,
combinarlas e inclusive inferir otras nuevas. Por tanto, nótense las
diferencias entre conocer, pensar y saber. Conocer se refiere a lo tras­
cendente. Pensar es combinar las representaciones inmanentes. Saber es
poseer una serie de representaciones. Tanto por la vía del conocer
como por la del pensar se puede aumentar el propio saber.

RESVMEN

. El conocimiento tiene cuatro elementos: sujeto, objeto,


tentación y operación.

) E l sujeto es la persona que conoce.


) El objeto es la cosa o persona conocida.
) L a representación es el contenido captado en la facultad
>scitiva, y que se refiere a un objeto.
) L a operación es el acto mismo de conocer.

Mientras que la operación es un esfuerzo, la represen-


r es el resultado d e ese esfuerzo. L a operación es momen-
, y la representación es permanente.
El conocimiento es, pues, la operación por la cual un
obtiene representaciones internas de un objeto.
D. El sujeto se estudia en Psicología; el objeto, en las
' ciencias particulares; la operación, en Psicología. Y a la Ilógica
le interesan las representaciones, entre las cuales se encuentran
los pensamientos (com o f e verá en el capítulo que sigue).
C a p ít u l o V III

REPRESEN TACIO N ES SENSIBLES E INTELECTUALES

1. L as r e p r e s e n t a c i o n e s s e n s i b l e s .— Sobre ellas debe te­


nerse en cuenta lo siguiente:
A ) En el análisis del fenómeno conocimiento hemos dis­
tinguido cuatro elementos, y de ellos nos interesa el tercero,
o sea, Jas representaciones internas. Prosiguiendo ahora nues­
tro análisis sobre este elemento, varaos a descubrir que existen
dos tipos de representaciones internas, muy diferentes las unas
a las otras, y completamente irreductibles. A l primer tipo (re­
presentaciones sensibles) lo vamos a llamar im ágenes} Al se­
gundo (representaciones intelectuales) lo vamos a llamar pen­
samientos . Es fundamental para nuestro estudio tener bien
clara la diferencia entre las representaciones sensibles e intelec­
tuales. Su confusión ha acarreado muchos errores, no sólo en la
mente del estudiante en general, sino aun en la historia dé­
la filosofía.
B ) Partamos de un caso concreto. Si le muestro a un niño
mi reloj de pulsera, el niño lo puede ver y formarse interna­
mente la imagen (o representación sensible) de ese reloj. Igual­
mente, le muestro un reloj-despertador, y el niño se forma la
imagen correspondiente. Lo mismo sucede cuando le muestro
un reloj de arena y un reloj de sol. Todos estos relojes tienen
una forma muy diferente, y el niño es capaz de captar su co­
rrespondiente imagen concreta. El hecho de poseer facultades
sensibles, como la vista y el oído, lo capacita para captar repre­
sentaciones sensibles.1

1 Para un estudio mis profundo, consúltese la diferencia entre sensación,


percepción e imagen. (Cfr. J olivet : P sicología, págs. 168-181.) En general,
el conocimiento sensible se puede estudiar en VERNEAUX: F ilosofía d e l hom ­
bre, págs. 53-64.

60
REPRESEN TA CIO N ES SEN SIBLES E IN TELEC TU A LES 61

C) Además, nótese la propiedad más importante: cada ima­


gen es singular, o sea, se refiere a un solo objeto bien deter­
minado. La imagen del reloj-despertador sirve para representar
a ese reloj-desperrador; pero no al reloj-pulsera, aunque los
dos sean relojes.
D ) Y a tenemos, pues, las características propias de las
representaciones sensibles. Una representación sensible:
1. es captada por medio de los sentidos;
2. es captada también por ios animales;
3. es singular (se refiere a un solo o bjeto );
4. se llama también imagen (en cuanto que es reproducida
por la imaginación).
E ) Reflexionemos un momento sobre nuestras propias imá­
genes. Notemos que poseemos un caudal muy rico y variado de
ellas. Representan objetos de diferentes colores, tamaños, pro­
porciones y figuras. Contienen datos particulares, concretos,
pertenecientes a un objeto determinado. Además, las podemos
combinar entre sí, y aunque nunca hayamos visto un pegaso, lo
podemos imaginar como un caballo alado. También tenemos
representaciones sensibles percibidas por otros sentidos, como
el oído, el olfato o el tacto. Y aunque no las llamemos imá­
genes, de todas maneras, las podemos recordar y combinar
como en el caso de las imágenes visuales.
Nuestras representaciones sensibles, captadas por cualquiera
de los cinco sentidos, constituyen un tesoro de conocimientos.
Sin embargo, no son el tema central de la Lógica.

Cabe aquí una pequeña digresión sobre este fecundo terreno de


las representaciones sensibles. Ellas forman el material propio de un
artista. Desde el inconsciente, y no sin algún esfuerzo consciente,
logra nuevas y originales imágenes, que pueden llegar a ser auténticas
creaciones. La fantasía, o imaginación creadora, es la característica
del pintor, del poeta, del arquitecto. Con ella produce la obra de arte,
que es una idea vieja encarnada en una imagen nueva. La Estética se
ocupa de este fenómeno artístico, que últimamente ha sido especial­
mente investigado por la filosofía viendo en él uno de los medios
más poderosos para la penetración en el ser de los entes.2

- Cfr. H eidegger. Al respecto consúltese C erezo G ai.án : Arte, verdad


y ser cr: H eidegger, Fundación universitaria española. Madrid, 1963. Especial­
mente el capítulo IV . págs. 1.39-163.
62 INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA

2. L as r e p r e s e n t a c io n e s in telec tu a les .— Difieren de


las sensibles.
A ) Ahora tratemos de captar en qué consiste una repre­
sentación intelectual. Prosiguiendo con el mismo ejemplo, no­
temos que todos esos relojes, con ser tan diferentes externa­
mente, tienen, sin embargo, algo en común, y que nos permite
formarnos una nueva representación que los abarque a todos
por igual. En efecto, todos esos relojes son "aparatos para
medir el tiempo". Pues bien, cuando pienso en el significado
de esta frase entre comillas, tengo en mi mente la represen­
tación intelectual de reloj. Dicho de otro modo: el hombre es
capaz de abarcar todos los seres de la misma especie (como
los relojes) con un solo pensamiento que los identifica a todos
ellos por igual. Si pienso en "relo j”, me estoy representando
a todos esos aparatos ya descritos; pero naturalmente, sin to­
rnar en cuenta las características que los distinguen entre sí
(como el color, el tamaño, la figura externa), sino sólo aquello
que tienen en común (la esencia), como en este caso, el hecho
de ser "aparatos para medir el tiempo”.
De la misma manera pensamos en buque como un "vehícu­
lo para transportarse en el mar”, por ejemplo, o en silla como
un "mueble para sentarse”. También así es como pensamos en
cosas que no vemos nunca, como la virtud, la justicia, la ley,
la inteligencia, el mismo pensamiento, etc.
B ) Con estos ejemplos concretos ya podemos captar qué es
lo típico de las representaciones intelectuales, a saber, su uni­
versalidad, o sea, el hecho de referirse por igual a una serie
de objetos que presentan alguna característica en común. Mien­
tras que las representaciones sensibles son singulares, las re­
presentaciones intelectuales son universales. Quedan así total­
mente distinguidas unas de otras.
Por ejemplo: me puedo imaginar a mi padre, y la imagen
tendrá características bien concretas, sólo aplicables a mi pa­
dre. Puedo también pensar en la idea de padre como un "sujeto
masculino que engendra a otros de su especie”. Con este pen­
samiento, que puede ser simultáneo a la imagen singular, me
elevo a un terreno universal, que abarca por igual a todos los
padres posibles.
REPRESEN TA CIO N ES SEN SIBLES E IN TELEC TU A LES 63

Nótese, entre paréntesis, que la ciencia va a deber su avance


la posibilidad que tiene el hombre para formarse pensa-
ientos universales. Las leyes científicas, en efecto, son pen­
samientos universales. Al químico no le interesa tanto este
pedazo de azufre, sino las propiedades de todo azufre.

Es oportuno recordar ahora, sólo con fines aclaratorios, la con­


fusión que ha sufrido la corriente empirista al no saber distinguir
correctamente entre la imagen y la idea.3 La imagen se mueve en un
plano inferior a base de datos sensibles. La idea, y en general toda
representación intelectual, está en un plano superior, y no es un es-
uexna de la imagen, ni una imagen más borrosa, ni contiene elemento

SIguno de la imagen. Tiene datos inteligibles, de otro orden diferente


a los datos sensibles. Al respecto Verneaux aclara: "Es muy posible
que Berkeley no hubiese conseguido nunca formar una idea abstracta,
o que no lo hubiese intentado nunca, y que se hubiese quedado toda su
vida en el plano de la imaginación. . . No podemos representarnos
un hombre (dice Berkeley) que no sea ni alto ni bajo, etc. Es cierto
(responderíamos), pues la representación de un hombre es una ima­
gen, que es necesariamente concreta. El concepto es algo muy distinto.
No representa ningún hombre, ni tampoco todos los hombres, sino al
hombre, es decir, ia esencia «hombre»." *

C) Podríamos continuar la diferenciación de ambos tipos


de representaciones notando que las facultades sensibles ya son
completamente ineficaces para captar las representaciones inte­
lectuales. ¿Con qué facultad captamos, por ejemplo, que la
virtud es un hábito bueno? Ciertamente no es ni la vista, ni el
oído ni alguno de los "cinco sentidos". Ellos nos sirven para
captar las palabras con que se expresa este pensamiento; pero
su significado queda por encima de esas palabras. Ese signifi­
cado o pensamiento se percibe con una facultad superior, que
hemos llamado entendimiento o inteligencia. Por tal razón estas
representaciones se llaman intelectuales, a diferencia de las
sensibles (captadas por los sentidos).
Por ejemplo: es de todos sabido qué es lo que sucede
cuando una persona no entiende algo que está oyendo o vien­
do. Sus ojos y oídos captan unas imágenes singulares, tal vez
algunas palabras. Esta persona es capaz de repetir tales pala-

3 Cír. B erkel Ky : Principios d el conocim iento humano, Aguí lar, Buenos


Aires, 1957.
VERNEAUX, R.: Epistem ologia general, págs. 49 y 50.
64 INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA

bras. Sin embargo, su rostro indica que no entiende lo que


dice, es decir, no ha utilizado su mente (tal vez por pura distrac­
ción) y no tiene la representación intelectual correspondiente.
Esto mismo sucede cuando se ve una película cuyo sentido
escapa a nuescro entendimiento, o cuando se le cuenta a un
niño pequeño una historieta, pero no es capaz de captar la mo­
raleja allí contenida. Con esto queda ciara la distinción funda­
mental entre las facultades sensibles y la facultad intelectual
(entendimiento, m ente).

1. Simultánea o posteriormente a la imagen, el sujeto puede cap­


tar pensamientos correspondientes al mismo objeto. Para obtener una
idea se necesita siempre un sustentáculo de tipo sensible.5* Esto tiene
incalculables aplicaciones en el terreno de la enseñanza; su ley de oro
es que primero hay que dar imágenes, y sólo con ese material sensible
puede el alumno obtener el concepto correspondiente. De ahí la nece­
sidad del “material’', del uso del pizarrón, de ejemplos gráficos. Los
mejores profesores son los que pintan con sus palabras el material
sensible que captan los alumnos casi sin esfuerzo, y luego inducen a
éstos a obtener las ideas allí contenidas. Una dase sin ejemplos con­
cretos revela una ausencia absoluta de método pedagógico.
2. Por otro lado, de acuerdo con las conclusiones de los psicólogos 0
los animales no tienen la facultad para producir ideas. Su "inteligencia”
se reduce a asociar imágenes (no ideas), lo cual (como liemos visto)
permanece todavía en un nivel inferior al de Jos conceptos y de las
representaciones intelectuales.

D) Y a podemos sacar en limpio las características de las


representaciones intelectuales.
Son universales, o sea, aplicables a todos los seres que pre­
sentan alguna característica en común.
Se captan por la inteligencia; de tal manera que los sen­
tidos son ciegos para el contenido captado por el entendimien­
to, que se mueve, indudablemente, en un plano superior.
Estas representaciones intelectuales, también llamadas pen­
samientos, son justamente el objeto material d e la Lógica.
Ahora hemos afinado este concepto, haciendo ver su nivel
superior respecto a Jas simples imágenes. En el capítulo próxi
mo las distinguiremos en tres clases diferentes.

5 Cfr. H o e n e n : I-t théorie du jugem ent d'après St. Thom as, pig 28.
e Cft. Joi-ivi.T: Psicología, págs. 369-372.
REPRESEN TA CIO N ES SEN SIBLES E IN TELECTU A LES 65

Unas últimas aclaraciones al tema actual, que es uno de los más


discutidos en la Historia de la Filosofía. La palabra representación,
aplicada a los pensamientos, puede dar origen a un equívoco, pues el
neófito cree con ella que Ja idea también se puede imaginar. Las ideas
no se imaginan; están en un nivel superior. Sólo se imaginan las
imágenes y las representaciones sensibles. 1:1 lenguaje ordinario es, en
este aspecto, muy ambiguo. Pero la idea de hombre, por ejemplo,
no contiene ningún dato captado con ios sentidos, no tiene color ni
tamaño ni figura. Lo mismo sucede con la idea de triángulo o de
mesa, o cualquiera otra. Sobre esto insistiremos en el capítulo que
se refiere al concepto. Los pensamientos, en conclusión, más que repre­
sentaciones, son expresiones o significadores de una realidad ínsita
en los objetos, pero oculta a los sentidos. Éstos solamente son un
vehículo para que la mente pueda captar el dato inteligible.
En conexión con esto, también cabe señalar, al menos, el rechazo
de la teoría de la idea-copia. Una representación intelectual no es
una copia, retrato o semejanza de la realidad,7 sino que contiene
(o mejor, es) una esencia idéntica a la de la realidad. Sólo admitiendo
esto, es posible rechazar el idealismo.8

RESUMEN

1. Las representaciones sensibles:


a ) son singulares,
b ) son captadas por m edio d e los sentidos,
c) reciben e l nom bre d e imágenes (porque se repro­
ducen por la imaginación),
d ) la Lógica no las estudia directamente.

2. Las representaciones intelectuales:


a ) son universales (aplicables a objetos que presentan
características iguales),
b ) se captan con la inteligencia,
c) se llaman también pensamientos,
d ) constituyen el objeto material d e la Lógica.

7 Cfr. M a ju ta in : L o s grados d e l saber, pág. 209-


8 Cfr. S odi: Apuntes d e Lógica, pág. 8-

Ló ijica .- 5
C apítulo IX

PENSAM IENTOS, OPERACIONES Y EXPRESIO N ES

1. Los t r e s t i p o s d e p e n s a m i e n t o s .— Habíamos explica­


do en el capítulo anterior que el pensamiento es una repre­
sentación interna intelectual y que, además, es universal y se
obtiene por medio del entendimiento. Por esto se distingue
esencialmente respecto a las representaciones sensibles o imá­
genes. Ahora distingamos entre sí los tres tipos de pensa­
mientos, que son: la idea, el juicio y el raciocinio, ya mencio­
nados desde el capítulo tercero.
a) I m idea o concepto es una representación mental de un
objeto, sin afirmar ni negar nada acerca de él. Por ejemplo:
amor, verdad, hombre, casa, libro. Y a estudiaremos en deta­
lle la idea y sus leyes; pero por ahora sépase distinguir con
respecto a los otros dos tipos de pensamientos. La señal más
fácil para reconocerla es que una idea suele expresarse con una
sola palabra. Ello no es obstáculo para poder expresar una idea
con dos o más palabras. Por ejemplo: "las verdes hojas del ve­
rano” . Aquí lo importante es que no se afirma ni se niega nada.
b ) El juicio es la afirmación o negación de una idea res­
pecto a otra. Por ejemplo: "Este escritorio es gris”. La carac­
terística más fácil para reconocer un juicio es el verbo, por
medio del cual se hace la afirmación (o negación) que es lo
típico del juicio. En Lógica tiende a utilizarse con preferencia
el verbo ser en tercera persona (es) por las razones que des­
pués se estudiarán.
c) El raciocinio es la obtención de un conocimiento nuevo
a partir de otros ya establecidos. Por ejemplo: "Esa obra tea­
tral está dirigida por Pedro; luego es probable que tenga éxito”.
To característico del raciocinio es la partícula luego o sus equi­
PEN SA M IEN TO S. OPERACIONES Y EXPRESIO N ES 67

val entes (p or lo tanto, en consecuencia), con las cuales se


expresa la ilación o inferencia entre lo que se afirma en primer
lugar y lo que se deduce.
Estos tres tipos de pensamientos constituyen, a su vez, las
tres partes fundamentales de la Lógica formal. En ella nos
vamos a ocupar de las condiciones que hacen correctos estos
pensamientos, o sea, de las reglas que deben seguir para que su
estructura sea correcta.

2. L as tres operaciones m en tales .— Sin embargo, para


poder estudiar esas tres estructuras es necesario hacer alguna
breve referencia a las operaciones mentales que dan origen a
cada tipo de pensamiento.
Así tenemos que la idea es el producto de una operación
mental llamada sim ple aprehensión o abstracción. (El capítulo
próximo está dedicado a una descripción de esta operación,
cuya profundización pertenece más bien a la Psicología.) A su
vez, el juicio es un pensamiento obtenido a partir de una
segunda operación mental que también se llama juicio. Y el
raciocinio es un pensamiento obtenido por una tercera opera­
ción mental también llamada raciocinio.
Para evitar confusiones en casos necesarios será conve­
niente llamar juicio psicológico y raciocinio psicológico a estas
dos operaciones mentales; y juicio lógico y raciocinio lógico
a los pensamientos obtenidos. En último caso, si no se añade
el calificativo a esos nombres se entenderá que se trata de
pensamientos, que es el tema propio de la Lógica.
La relación entre la operación y el pensamiento correspon­
diente podría explicarse de esta otra manera: cuando el sujeto
abstrae, obtiene una idea; cuando juzga, obtiene un juicio, y
cuando razona, obtiene en su interior el pensamiento llamado
raciocinio.
Apliqúense aquí las diferencias ya anotadas en el capítulo
anterior para distinguir la operación y la representación. Re­
cuérdese que la operación es momentánea, y, en cambio, su
resultado, que es el pensamiento, queda ya permanentemente
grabado en el aparato cognoscitivo del hombre, aun cuando
esto no sea consciente.
Así, por ejemplo, la idea de círculo queda grabada y alma­
cenada en las facultades intelectuales del hombre, una vez que
68 INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA

éste ha hecho ci esfuerzo mental (la operación llamada simple


aprehensión o abstracción) para captarla y entenderla. Igual­
mente, las leyes (juicios) que componen una ciencia quedan
grabadas en la mente del estudiante, una vez que éste ha unido
o afirmado (ha juzgado) los conceptos correspondientes. Lo
mismo se diga del raciocinio: demostrar (razonar) un teorema
es difícil; pero, una vez ejecutado ese esfuerzo, queda graba­
da en la mente la demostración (raciocinio).
Es una lástima que hasta los mismos términos utilizados en estas
cuestiones propicien la confusión entre la operación y su correspon­
diente pensamiento. La palabra juicio, por ejemplo, nos sirve para
designar la segunda operación mental y también el pensamiento ob­
tenido. En muchas ocasiones, el contexto de la frase nos sen-irá para
saber a qué juicio se refiere. Pero en otros casos no está de más el
calificativo psicológico o lógico que hemos propuesto más arriba. Los
autores no se ponen de acuerdo en esto. Por ejemplo, algunos llaman
sentencia a la proposición (o sea, a la expresión escrita), reseñando
proposición para lo que hemos ilamado juicio lógico.

Habíamos indicado también (y ahora lo subrayo) que a la


Lógica le interesan directamente los pensamientos, y sólo indi­
rectamente las operaciones correspondientes. Es la Psicología
la que se encarga del estudio de estas operaciones mentales; y
ciertamente es muy interesante conocer cómo se conoce.

Las tres operaciones mentales se implican y complementan la una


a la otra. En la realidad cotidiana, la abstracción no se realiza aisla­
damente, sino que la operación mental suele complementarse con el
juicio. En realidad, el juicio es la operación netamente intelectual,
en la cual se afirma una esencia con sus cualidades. La simple aprehen­
sión de un dato inteligible es un elemento pardal que pide la ope­
ración de juzgar. Y , por su parte, el raciocinio se considera a veces
como un juicio en donde sólo se profundiza y se hace explícito lo
que • '
doctrina tradicional) en-
cuentra su sede en el juido. De tal manera que su evidencia puede
obtenerse por uno de estos dos modos: o por evidencia inmediata
(abstracción o simple aprehensión) o por implicación (raciocinio).1

3. L as tres e x p r e s i o n e s .— Por último, a cada pensamien­


to corresponde una expresión extramental, llamadas, respecti­
vamente, término, proposición y argumentación.

1 Cfr. Agazzí: La lógica sim bólica, pág. 25.


PEN SA M IEN TO S, OPERACIONES V EXPRESIO N ES 69

El término o palabra es la expresión (oral o escrita) de


una idea. L a proposición o enunciación es la expresión externa
d e un juicio. Y ¡a argumentación es la expresión d e un ra­
ciocinio.
Tampoco aquí es completamente uniforme la nomenclatura.
Por ejemplo, algunos autores llaman sentencia a lo que aquí es
oposición. D e todos modos, teniendo claras estas diferencias,
posible saber a qué se refieren esos términos.
Así, pues, un sujeto cognosccnte ejecuta la operación 11a-
'a abstracción (o simple aprehensión) y obtiene un con-
:o, que puede expresarse externamente por medio de un
ino. Lo mismo se diga de cada una de las otras dos opera-
es. Cada una da por resultado un pensamiento, que, a su
, se puede expresar externamente en una forma propia.
El cuadro que sigue nos proporciona de una sola ojeada
nomenclatura en forma ordenada. Los números de cada
sión nos indican el orden que seguiremos en su estudio. Por
uesto, la columna referente a los pensamientos es la que
pleará casi todo el tiempo.

operaciones PENSAMIENTOS EXPRESIONES

Simple apre­
PRIMERA hensión o Idea o Término o
OPERACIÓN abstracción concepto palabra
(1 ) (2 ) (3 )
Juicio psico­ Juicio Proposición o
SEGUNDA lógico lógico enunciación
OPERACIÓN
CO (5 ) (6 )
Raciocinio Raciocinio
TERCERA psicológico lógico Argumentación
operación
(7 ) (S ) (9 )

RESUMEN

1 . Los tres tipos d e pensamientos estudiados en Lógica son:


'Jea, juicio y raciocinio.
70 INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA

a ) Idea es una representación mental de un objeto, sin afir­


mar o negar nada acerca de él.
b) Juicio es la afirmación o negación d e una idea respecto
d e otra,
c ) Raciocinio es la obtención d e un nuevo conocimiento a
partir de otros ya establecidos.
2. Las tres operaciones mentales respectivas son: simple
aprehensión o abstracción, juicio ( psicológico) y raciocinio
( psicológico).
a ) L a simple aprehensión o abstracción es la operación
mental cyue d a como resultado una idea.
b) El juicio psicológico es la operación mental que d a como
resultado un juicio (lógico).
c) El raciocinio psicológico es la operación mental que da
como resultado un raciocinio (lógico).
3. Las tres expresiones correspondientes son: el término o
palabra, la proposición y la argumentación.
a ) El término es la expresión externa (oral o escrita) de
una idea.
b ) La proposición es la expresión d e un juicio.
c) L a argumentación es la expresión d e un raciocinio.
C apítulo X

LA SIMPLE APREHENSIÓN

1. E l p r o c e s o m e n t a l .— A pesar de que este tema es


propio de la Psicología, es conveniente explicar aquí (aunque
sea someramente) el procedimiento mental que da lugar a las
ideas.1
El sujeto cognoscentc, después de captar un objeto por me­
dio de las facultades sensibles, penetra con la inteligencia
hasta un plano más profundo del mismo objeto y descubre
allí un contenido inteligible, una estructura necesaria, un sen­
tido del objeto. Coincide esto con lo que generalmente se llama
entender. Por ejemplo: una persona observa que un niño llora
de repente, y dice: "N o entiendo por qué ha llorado.” Es que
nc ha descubierto el sentido, lo que hay por debajo en ese
lloriqueo. Otro caso: Pedro capta una demostración matemá­
tica; la puede repetir con sus propias palabras, sin necesidad
de pronunciar al pie de la letra esa demostración tal como
viene en el libro. Es que su mente ha captado el contenido
inteligible allí encerrado. Lo mismo sucede cuando se entiende
la tesis de una película o la moraleja de una historieta o el
sentido de una pintura abstracta o un dato esencial en un obje­
to cualquiera. Llegar hasta el significado (más o menos pro­
fundo) o la estructura esencial y necesaria de un objeto que
primero se ha presentado a los sentidos, es realizar esta opera­
ción mental llamada simple aprehensión.
Ésta es la función más propia de la inteligencia porque, en
efecto, se trata de captar o leer por dentro ( intusdégere) en el
mismo objeto ya conocido por los sentidos. En otras palabras,
fe
1 Considero que sólo asi es posible evitar las confusiones de Stuart Mili
acerca del silogismo, >• que al mismo tiempo se tiene una base suficiente para
fundamentar el proceso de la inducción, todos ellos temas capitales de la Lógica.

71
72 INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA

la simple aprehensión consiste en el paso de la imagen a la


idea. No quedarse en la contemplación de la imagen sensible,
sino tratar de descubrir algo en el fondo de ella; eso es apre­
hender o abstraer.
1. Esta primera operación mental se ha llamado abstracción en
cuanto que en ella se separa y se deja a un lado lo sensible, y el sujeto
considera sólo lo inteligible. La abstracción se suele explicar también
como la desmaterialización del objeto, para quedarse con un contenido
inmaterial, llamado forma o estructura, o esencia.
2. Hay que tener en cuenta que la abstracción no debe aludir
tanto a lo que se separa y se deja a un lado (hacer abstracción d e .. . ) ,
sino a lo que se ilumina, se descubre y se considera intclcctualmcntc
(extraer). Así, pues, un mayor grado de abstracción debe indicar, no
tanto un mayor empobrecimiento de las notas objetivas, sino una
mayor profundización y enriquecimiento intelectual en el dato inteli­
gible. Esto es precisamente lo que se pretende en la llamada abstrac­
ción formal.
3. Al respecto es interesante recordar aquí la teoría del "enten­
dimiento agente" de Santo Tomás, según la cual dicha facultad ilu­
mina el fondo del objeto y hace posible la captación de lo inmaterial
y necesario inmerso en lo material y contingente (cfr. Suma Teoló­
gica, I, 85, 1, ad 4 ) . Los autores modernos insisten, a su manera, en
esta penetración dentro de un dato invisible para los sentidos: Husserl
habla de la intuición de una esencia; Heidegger habla de la pene­
tración en el ser de los entes; Kant explica el hecho como la aportación
de una forma a priori.2

2. E l c o n t e n id o c a p t a d o .— Para distinguir con claridad


esta operación mental, es necesario insistir en las cualidades
del contenido captado por medio de ella. Sin embargo, es el
capítulo siguiente el encargado de ampliar la explicación.
La inteligencia del sujeto está buscando algo en el fondo
del objeto, y hasta se puede notar la inquietud en el rostro
de esa persona, inquietud que indica una búsqueda todavía
infructuosa. Por fin, parece que se le ilumina el rostro. Es que
su inteligencia ha captado su objeto propio, que es un elemento
necesario del objeto. Entender significa captar algo necesario,

2 La cuestión escaria en saber dirimir si esa forma aporrada hace posible el


descubrimiento de la forma propia de la cosa, o la encubre. Cfr. V e r n e a u x :
Epistem ología general, pág. 61. Para profundizar este asunto, puede consultarse:
R a h n e r : Espíritu en e l mundo, Herder. págs. 145-154; y, también: V e r n e a u x :
F ilosofía d e l hom bre, cap. X I, págs. 119-132, en donde puede estudiarse la tra­
dicional teoría de la especie impresa, especie expresa, entendimiento agente y
entendimiento pasivo.
LA SIM P LE APREH EN SIÓ N 73

una estructura necesaria, algo que se da de tal manera que, si


faltara, el objeto sería otro muy diferente. Por esto, el objeto
de la inteligencia también se llama esencia (o, en latín, quid-
ditas).
Lo necesario en una silla, por ejemplo, es que sirve para
sentarse, no importa que sea metálica o de madera, nueva o
vieja, de color café o negra. Todo esto es contingente (lo con­
trario de necesario), pues la silla puede tener un color u otro
y eso no le quita su calidad de silla. Los sentidos captan lo
contingente, y la inteligencia capta lo necesario. Lo mismo se
diga en un teorema geométrico: los sentidos captan las formas
concretas, que bien podrían tener otras dimensiones (son con­
tingentes) ; y la inteligencia capta el sentido o estructura nece­
saria en esa demostración. Por esto, una vez entendido lo
necesario, es posible expresarlo con palabras propias diferentes
a las de la explicación original (que son contingentes).
Cuando se capta el concepto de hombre, por ejemplo, se
prescinde de su color, altura, raza, sexo. Todos estos son datos
contingentes (no necesarios) en la estructura esencial del hom­
bre. Lo necesario allí es que es un animal racional. Éste es el
contenido inteligible o concepto de hombre (aplicable a todos
los hombres).

Es oportuno ahora rechazar la creencia de que la simple apre­


hensión consiste en captar un cierto esquema borroso que de alguna
manera contiene a los objetos que se asemejan en algo. Tampoco
consiste en sacar una especie de común denominador de varios ob­
jetos. La prueba es que esta operación mental puede realizarse (y, de
hecho, se realiza) frente a un solo objeto. N o sería absolutamente
indispensable conocer varios ejemplares de una misma especie para
captar lo necesario en ella. Sin embargo, hay que reconocer que este
procedimiento ayuda en muchas ocasiones. Pero la confusión puede
caber cuando se cree que la simple aprehensión consiste en quedarse
con algunos datos sensibles comunes a varios entes. Se trata de captar
un dato inteligible; y esto es posible frente a un solo objeto que lo
contenga. D e hecho, frente a varios ejemplos que se pueden dar para
entender algo, puede ser que el primero y el segundo no sirvan, pero
quizá en el tercero (uno soio) el alumno entiende de golpe la idea.
Este ejemplo muestra que la inteligencia busca lo inteligible. Y lo
inteligible, hemos dicho, es lo necesario.3 En un tratado de Crítica

3 G 'r. HoENEN: L a théorie du jugement, págs. 141-151.


74 INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA

se puede hacer ver que lo universal del concepto es una consecuencia


de lo necesario en estado abstracto.4 El empirismo en general no ha
sabido distinguir estos dos planos y ha caído en graves confusiones.
Recuérdese el caso, citado ya, de Berkeley.5*

3 . D e f i n i c i ó n d e l a s i m p l e a p r e h e n s i ó n .— Con estas
explicaciones previas podemos dar ya una definición de la pri­
mera operación mental: consiste en "captar mentalmente un
dato inteligible”, o también: la simple aprehensión es la ope­
ración mental p or la cual un sujeto capta un elemento necesario
del objeto, es decir, una idea. Y , por último, de un modo abre­
viado, también se puede decir que la primera operación men­
tal es el paso d e la imagen a la idea.
La palabra aprehender nos está indicando que se trata de
una captura, de un acto de captar, pero naturalmente, en un
plano mental. La palabra sim ple del nombre que lleva tradi-
cionalmentc esta operación nos indica que se trata de una
operación no sencilla, sino realizada en un solo acto, sin partes.0
J¿$ decir, o se capta algo o no se capta. Y la captación suele
ser de golpe, a veces irrumpiendo estruendosamente. Bs lo que
se expresa cuando se dice de pronto: "tengo una idea”.
La simple aprehensión es, pues, lo mismo que concebir
una idea (o conceptuar). D e Ja palabra concebir surge el deri­
vado concepto. El producto de esta concepción es, pues, la idea
o concepto. N o es ana operación sencilla; en muchas ocasiones
consiste en entender algo difícil. También se llama intuición,
queriendo indicar que el hombre capta, en un objeto material,
su significado profundo, que está allí latente, pero oculto a los
sentidos.
1. A propósito de la intuición intelectual, nótese el grave des­
acuerdo que al respecto existe entre los filósofos. Algunos la niegan
(K a n t), otros la aceptan, explicándola de diversos modos (Platón,
Husserl y los tomistas modernos, como M aritain). De paso anoto
aquí que, en mi tesis para optar como Maestro en Filosofía, titulada
Intuición y abstracción, sostengo que las dos operaciones señaladas
son llevadas a cabo por el hombre. Explico allí 3a intuición, de un

4 C f r . V e RN E a u x : Epistem ología genera!, pág. 6 l.


5 Esta anotación debe aclarar lo dicho en el capítulo correspondiente a las
representaciones sensibles c intelectuales. Por razones didácticas allí está hecha
la diferenciación de los dos planos a base de lo singular y lo universal. En
realidad, lo universal es algo derivado de lo necesario.
e Q ’r. M a r it a in : E l orden d e los conceptos, pág. 56.
I.A SIM P LE APREH EN SIÓ N 75

o semejante a la simple aprehensión tratada en el presente capítulo,


guida aclaro que la abstracción tiene el mismo objeto que la
intuición (intelectual), pero en estado abstracto; de tal manera que
el conocimiento científico, al manejar y definir conceptos, utiliza
necesariamente esta operación. Sin embargo, el conocimiento cotidiano,
aunque supere el nivel de los sentidos, se contenta con la intuición
de un sentido o estructura necesaria, sin llevar a cabo esa abstracción o
aislamiento del concepto en cuanto tal.7*
2. La filosofía tomista distingue entre abstracción form al y abs­
tracción total, y luego señala ¡res grados en la primera. Sus explica­
ciones suelen tener serias diferencias (Hocnen, Maritain, Geiger, Lotz,
M arc), al basarse en distintas interpretaciones de algunos textos no
muy congruentes de Sanco Tomás, y luego tamizados por Cayetano. Sin
entrar en detalles acerca de esas diferencias, podemos distinguir entre
abstracción formal y total. La primera penetra en una forma, es enri-
quecedora, y no ignora aquello de que hace abstracción. La segunda
obtiene una categoría (totalidad), pero es empobrecedora, y la inte­
ligencia desconoce lo individual de que se hace abstracción. Depen­
diendo del tipo de forma que se penetra, tenemos tres grados de
abstracción formal. La del primer grado capta entes móviles, la del
segundo capta cantidades, y la del tercero capta el ser en cuanto ser.
3. Nótese el problema que se le presenta al metafísica cuando
insiste en que la abstracción formal de tercer grado es el medio propio
para llegar al ser en cuanto ser. Si la abstracción consiste en tomar
algo y dejar algo, ¿cómo se puede conocer al ser, puesto que todo
es ser? s Se suele responder que se trata ahora de una abstracción
especial, o bien de una intuición abstractiva.9 En definitiva, la abs­
tracción del ser es una captación en profundidad; es una intuición
dei ser en el seno de los entes.

4 . D i f e r e n c i a e n t r e i n t u i r e i m a g i n a r .— Con objeto
de remachar la diferencia esencial entre el plano sensible y el
intelectual, hacemos notar explícitamente la oposición entre
los dos planos.10
La imaginación capta y reproduce lo que los sentidos nos
proporcionan en su contacto directo con el mundo concreto.
Son datos llenos de colorido e individualidad. Pero la inteli­
gencia se mueve en otro plano diferente, a pesar de que se

7 Posteriormente he encontrado un curioso acuerdo con mi tesis en un libro


moderno de Metafísica: C o r e t h : M etafísica, pág. 368.
* Cfr. el planteamiento y la solución en De F i n a n c e : Connaissar.cc de
tetro, Dcsclée de Brouwer. París. 1966, pá£$. 3-1-37.
9 Cir. M a r it a in : Siete lecciones sobre el ser, Desdce de Brouwer, Buenos
Aires. 1943. Toda la tercera lección, especialmente la p;Í£. 9 1 .
10 Apliquemos aquí todo lo dicho en el capítulo referente a representaciones
sensibles c intelectuales.
76 INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA

trata de los mismos objetos materiales. Es que ellos tienen


otros datos para ofrecerlos a la facultad intelectual. Y así
como el sonido no se puede captar por la vista, así tampoco
el concepto es captable por ninguna facultad sensible.
Hay, pues, una diferencia entre las dos operaciones. Pero
pueden ser simultáneas, de tal manera que, al mismo tiempo
que veo un libro, puedo pensar en su contenido intelectual. Es
más, para poder captar el contenido intelectual, se necesita
de una base material a partir de la cual es posible extraer su
sentido o contenido inteligible. Aristóteles lo ha dicho con
una fórmula inmortal: ‘'Nada está en la inteligencia que pri­
mero no haya pasado por los sentidos”.
Intuir es captar algo universal y necesario; imaginar es
captar algo singular y contingente. Por ejemplo, los idiomas
están constituidos por palabras captadas por el oído y la vista.
Son perfectamente contingentes; bien podrían ser otras palabras.
En cambio, la idea captada con la palabra triángulo, por ejem­
plo (o triangulas o triangle), encierra un nexo necesario, per­
fectamente identificado de modo igual para todas las inteligen­
cias (polígono de tres lados). A partir de este nexo necesario,
es como se deriva la universalidad del concepto, corno lo vamos
a ver en el siguiente capítulo.

También en el caso de entender un objeto inmaterial (e l alma,


Dios, la virtud), Ja mente necesita de una imagen (fantasma, dicen
los escolásticos), que el sujeto se fabrica de un modo artificial.

5 . P r e p a r a c i ó n pa ra e l j u i c i o .— Esta primera operación,


en realidad, no suele darse aislada, sino como paso previo
para el juicio, que es la operación natural de la mente. La
simple aprehensión es como un medio paso que pide comple­
tarse con algo más para llegar a una situación de equilibrio.
En efecto (como lo veremos posteriormente), la mente, al afir­
mar (o negar) una relación entre dos conceptos y sintetizarlos
en la realidad, es cuando llega a posesionarse de la verdad,
que es su objetivo.

Además (según la doctrina tomista), el ente está compuesto de


esencia y de existencia. La primera operación mental capta Ja esencia
y sólo el juicio se refiere a la existencia. Por tanto, el conocimiento
LA SIM PLE APREH ENSIÓN 77

completo de un ente sólo tiene lugar cuando se realiza la segunda


operación mental.11

RESUMEN

1. E l procedimiento d e la sim ple aprehensión es el siguien­


te: el hombre, después d e captar un objeto con sus facultades
sensibles, penetra con su inteligencia hasta un plano más pro­
fundo del objeto, y descubre a llí un contenido inteligible, un
sentido d el objeto, una estructura necesaria. Esta función tam­
bién se llam a abstracción.
2. Lo captado con la inteligencia en la sim ple aprehen­
sión es un dato necesario, una quididad, algo esencial, una
estructura necesaria ( que en la mente se llam ará idea o concep­
to). L o propio d e la inteligencia es lo necesario.
3. La simple aprehensión es, pues, la operación mental
por la cual un sujeto capta una idea (qu e también se llama
estructura necesaria, esencia, quididad o sentido). Tam bién se
describe como el paso d e la imagen a la idea, y se ha llamado,
a veces, intuición intelectual.
4. Hay una gran diferencia entre la simple aprehensión
y el acto de imaginarse el mismo objeto. Las dos operaciones
pueden ser simultáneas, pero en pla?ios diferentes. Los sentidos
captan colores, form as, tamaños, sonidos, etc. L a inteligencia
capta estructuras, esencias, ideas.
Ó. A pesar d e la superioridad de la sim ple aprehensión
con respecto a l acto de imaginarse algo, la primera no es una
operación completa. Es sólo una preparación para el acto de
juzgar (afirm ar o negar) determinado objeto. El acto natural
cotidiano es el juicio, pero su condición previa es la simple
aprehensión.

11 Cir. V e r n e a u x : Op. cit., pág. 227.


Capítulo X I

LA NATURALEZA DEL CONCEPTO

1 . D e f i n i c i ó n d e l c o n c e p t o .— Y a hemos señalado en di­


ferentes ocasiones esta definición: “idea o concepto es la repre­
sentación mental de un objeto, sin afirmar o negar nada de él“ .
Ahora es tiempo de penetrar un poco más en esa noción.
a ) Por lo pronto, se trata de una representación. Es decir,
es un modo de tener presente en la inteligencia el objeto dado.
Por supuesto, no hay que confundir esta representación con la
simple imagen. La idea no se puede imaginar; sus caracterís­
ticas carecen de color, tamaño, figura. Recuérdese lo dicho al
respecto en el capítulo sobre representaciones sensibles e inte­
lectuales, y que luego se ha reforzado en el capítulo anterior
sobre la simple aprehensión. Si la palabra representación indu­
jera a confusiones, podría cambiarse por la de expresión o
contenido o significado.
b ) El concepto es una representación mental.. Con esto se
indica que es la inteligencia la facultad que lo capta. Y a vimos
en el capítulo anterior cómo se realiza la primera operación
mental, y cómo da por resultado un concepto a partir de los
datos sensibles proporcionados por el primer contacto con el
objeto.
c) El concepto no afirm a o niega nada acerca d el objeto.
Esta última parte de la definición nos expresa la diferencia
esencial con el juicio. En efecto, una idea denota, expresa, sig­
nifica mentalmente un objeto, pero de un modo neutro, sin
afirmar (o negar) la existencia real de tal contenido, y sin afir­
mar o negar tampoco que "algo es”.
Por esto, la idea es el elemento o célula más simple dentro
de nuestra organización interna de pensamientos. La idea está
LA NATURALEZA DEL CONCEPTO 79

hecha para componer el pensamiento central que es el juicio.


Allí sí hay afirmación 0 negación.
Los ejemplos abundan. F.n general, cada vez que se piensa
en el significado de una palabra, se tiene una idea en la mente.
O mejor: cada vez que se capta el sentido de un objeto, se
tiene una idea. Nótese que una palabra cualquiera suele expre­
sar una idea; pero también podría alguien quedarse en la pura
imagen cuando pronuncia esa misma palabra. Así, por ejemplo,
si digo esfera, un matemático inmediatamente piensa en un
volumen con todos los puntos de su superficie equidistantes
del centro. Pero ante la misma palabra un niño, tal vez, sólo se
quede con la imagen singular de la esfera del mundo que ha
visto en su casa.

2. E l c o n t e n i d o d e l a i d e a .— La naturaleza de la idea
puede estudiarse en dos aspectos: material y formal. El aspec­
to material de la idea se refiere a su contenido, que es una
esencia. El aspecto formal de la idea se refiere a su estructura,
que es la universalidad. Expliquémoslo uno a uno.
Se explica en la doctrina tomista que el contenido d e una
idea es una esencia. Significa lo siguiente: cuando captamos
un objeto, primero nos formamos las representaciones sensibles
o imágenes, tal como se ha explicado ya. Enseguida, de acuerdo
con el tema del capítulo anterior, la mente penetra en esc
objeto y capta un dato necesario, un nexo que se impotte y que
permanece oculto para los sentidos. Por ejemplo, lo necesario
en una pluma que observo es que "sirve para escribir con tinta".
Lo necesario en un cuadrado es que se trata de un "polígono de
cuatro Jados iguales y en ángulo recto". Cuando se piensa en un
objeto, prescindiendo en cierto modo de sus cualidades sensi­
bles, singulares y contingentes (color, tamaño, edad, etc.) para
enfocar el esfuerzo mental hacia lo universal y necesario que
presenta dicho objeto, se dice que se tiene la idea del mismo.
Por tanto, el contenido de una idea (o lo que encierra esc
pensamiento dentro de la mente) es nada menos que un dato
o nexo necesario encontrado en la realidad que nos rodea. A ese-
dato o estructura necesaria es a lo que se llatna esencia. Por
eso se dice que el contenido de la idea es la esencia.
También se ha definido la esencia de otras maneras: la
esencia es ¡o que es un ente, o bien, el constitutivo futtdamental
80 INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA

de una cosa, queriéndose indicar que la esencia abarca lo que


necesariamente compone a un objeto, de tal manera que sin
ese elemento ya no hay tal objeto.
Esencia e idea tienen, pues, una gran semejanza y una gran
diferencia. Esencia e idea es lo mismo en cuanto que las dos
tienen el mismo constitutivo, están compuestas de los mismos
elementos (aunque no sean todos los que constituyen al ente,
y sólo sean datos esenciales). Pero la diferencia está en que la
esencia es algo reai, pues tiene existencia extramental, indepen­
diente del conocimiento humano; el hombre no la inventa, sino
que la descubre; en cambio, la idea existe sólo en la mente
humana, y no es independiente del hombre. Podríamos decir,
en suma, que la idea es una esencia pensada.

1. Debemos tener cuidado de no exagerar lo dicho. Cuando afir­


mamos que el contenido de una idea t-s una esencia, no se quiere decir
que el hombre que piensa, por ejemplo, en león conoce ya toda la
esencia del león. En la mayor parte de ios casos, el contenido inteli­
gible nos proporciona sólo un dato esencial del objeto captado. De
hecho se puede elaborar un número indefinido de conceptos aplicables
al león. Cada uno de ellos manifiesta un elemento que de algún
modo es necesario y universal en la noción de león. Por esto podría­
mos concluir que la idea contiene una esencia o un elemento esencial
del objeto.
2. También hay que aclarar el tipo de necesidad que aquí se está
utilizando. Necesario es "lo que es de cierto modo y no puede ser de
otro”. Por lo pronto, estamos tratando de una necesidad que no se
refiere a la existencia de! objeto. El concepto se mueve en el terreno
de las esencias, no en el terreno de las existencias. El concepto pres­
cinde de la existencia concreta de determinada esencia. La necesidad
a que aludimos aquí es, pues, una necesidad d e nexo entre los dis­
tintos elementos de una esencia. Así, por ejemplo, no es necesario
que exista esta silla; pero, en cambio, es necesario que ella esté hecha
para sentarse si es que ha de conservar su calidad de silla.
$. Esta prescindencia de la existencia nos lleva a la última parte
de la definición del concepto: "N o afirma ni niega nada.” En efecto, el
concepto, por no referirse a la existencia, no afirma o niega esa exis­
tencia del objeto captado. Es neutro (cfr. la epojé de Husserl) y, en
cierto modo, parece funcionar en un plano independiente de la reali­
dad física extramental. Esta es la tendencia del idealismo, que ha
encontrado un mundo de esencias, y del cual ya no quiere volver a
la consideración de lo contingente. Sin embargo, la mente no debe
olvidar jamás su punto de partida, que es siempre la realidad extra­
mental. física y contingente. Ella nos ofrece, y a ella se le debe, el
LA NATURALEZA DEL CONCEPTO 81

conjunto de datos a partir de los cuales la mente ha elaborado su


mundo de esencias. La obligación del intelectual es verter de nuevo
sobre este mundo las aplicaciones de lo que ha encontrado en la
esfera de lo ideal.
4. Santo Tomás explica (en un celebre párrafo de su libro De
ente el essentia, cap. IV ) que la esencia se puede considerar de tres
modos; pero que sólo tiene dos formas de existir. Existe en la cosa
singular, objetiva, real, extramental. Existe además en la mente, de
modo universal (con existencia intencional). Y , por fin, se puede
considerar de esos dos modos, y además, en sí misma (n i sic), sin ser
universal ni singular.

3. L a u n i v e r s a l i d a d d e l a i d e a .— Habíamos dicho, en el
número anterior, que el aspecto formal de la idea se refiere
a su estructura que es la universalidad.
El concepto es universal; y significa esto que se puede apli­
car (atribuir, predicar, referir) a todos los seres de la misma
especie. En efecto, el concepto de silla se aplica a todas las
sillas; el concepto de casa se aplica a todas las casas. Esta apti­
tu d p ara ap licarse a to d os lo s seres d e la m ism a esp ecie es lo
que hemos llamado u niversalidad del concepto, y justamente
es una propiedad universal de todos los conceptos. En ella
hemos hecho consistir la diferencia básica con Ja imagen.1

1. ; Y por qué todo concepto es universal? Porque expresa un nexo


necesario; es decir, porque por definición el concepto contiene una
esencia (o elemento esencial) que es un dato necesario. Repito que la
necesidad no se refiere a la existencia, sino al nexo o estructura cap­
tada. Por consiguiente, a partir de un nexo necesario entre varios
elementos, podemos deducir que, cada vez que encontremos uno de
ellos, también se encontrará el otro. Por ejemplo, nexo necesario hay
en la esencia de triángulo, una de cuyas propiedades "necesarias” es
la de que sus ángulos suman 180 grados. Por consiguiente, partiendo de
esta necesidad, podemos inferir que, cada vez que veamos un triángulo,
podemos aplicar allí esa propiedad de los dos rectos. Si la esencia
contiene esa propiedad, todo ente que posea esa esencia también debe
poseer dicha propiedad. Además, la necesidad de vínculo o nexo se
establece no sólo entre elementos de la esencia, sino entre el objeto
mismo y cualquiera de sus elementos esenciales; o sea, no sólo entre
las partes, sino entre el todo y las partes. Por ejemplo, si queda esta­
blecido que lo necesario en esta silla es que sirva para sentarse, cada
vez que me encuentre con un objeto llamado silla, puedo aplicar allí
esa propiedad esencial; o sea, todas las sillas sirven para sentarse. En
suma: ia universalidad de! concepto se deriva de la necesidad del
vínculo por él expresado.

Lófrica.—6
82 INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA

2. Si nos preguntamos si la idea es un ente real o un ente de


razón, hay que hacer una distinción. La idea presenta los dos aspectos
ya explicados: material y formal. En su aspecto material, casi todas las
ideas son entes reales, en cuanto que la esencia contenida por el con­
cepto tiene una existencia extramental. I-a excepción estaría en los
conceptos cuyo contenido se refiere a seres mentales, y entonces se
trataría de los entes de razón de segunda intención, ya explicados. Pero
en su aspecto formal la idea siempre es un ente de razón, pues la
universalidad no existe en la realidad extramental, ni puede existir.
Todos los entes extramen tales son singulares, y la universalidad es una
propiedad de la idea (como ya hemos visto) derivada de la necesidad
del nexo, que ha prescindido de todos los demás datos contingentes.
La universalidad es obra de la inteligencia al percibir la esencia abs­
tracta.1
5. La universalidad es una aptitud para aplicarse a todos. Pero
esta universalidad no siempre puede realizarse. Cuando sólo existe un
ente del cual se ha abstraído el concepto, entonces permanece la
necesidad del nexo como característica esencial básica de la idea; y,
en cambio, la universalidad, como propiedad derivada, no encuentra
aquí modo de aplicarse. Por esto, se habla a veces de ideas (o pensa­
mientos, en general) que son singulares o particulares, lo cual no afecta
a la esencia misma de este nivel superior en que se encuentra el plano
de las ideas. La idea más bien se define por la necesidad del nexo en
ella contenida, y no por su universalidad, que es una propiedad deri­
vada. Sin embargo, veremos que en la práctica se encuentra más fácil­
mente la universalidad (aunque sólo sea empíricamente asumida) que
la necesidad. Por esc, en la historia de la filosofía es más famoso el
concepto por su universalidad que por su expresión de un nexo
necesario (cfr. Sócrates; el problema de los universales; y también las
críticas de Zubiri contra Aristóteles en torno a la esencia específica,
en Sobre la esencia, cap. V , principalmente págs. 90 y 9 3 ).

4. C o n c e p t o o b j e t i v o y c o n c e p t o f o r m a l .— En rela­

ción con los aspectos material y formal del concepto, señalados


anteriormente, se han elaborado dos términos que los expresan
con facilidad. Se trata del concepto objetivo y del concepto
mental (o form al).
El concepto objetivo es el contenido mismo d e la idea, es lo
que se conoce, es el aspecto real que se capta en el objeto extra­
mental. Por lo tanto, tiene existencia real, es una esencial real.
En cambio, el concepto mental o form a! es ese mismo con­
tenido, pero en cuanto que existe en la mente , y con las propie-1

1 C fr. V e r n e a u x : Epistemología general, pág. 61.


LA NATURALEZA DEL CONCEPTO 83

dadcs ya mencionadas, como la universalidad. El concepto men­


tal es un ente de razón, sólo se da en, y por, la razón.
Es necesario subrayar de nuevo que esos dos conceptos
tienen idéntico contenido, y sólo se distinguen por su modo de
existir; uno, en la realidad extramental (concepto objetivo);
y otro, en la mente (concepto form al).
1. E l concepto e n la filosofía realista .— A. La impor­
tancia de estas últimas nociones consiste en hacer notar que no es lo
mismo el objeto conocido y el instrumento mental por el cual se cono­
ce ese objeto. A primera vista no haría falta esta distinción. Pero es
que han existido corrientes filosóficas que han incurrido en tal con­
fusión. En efecto, el idealismo proclama que el término de nuestro
conocimiento es la idea, algo inmanente al espíritu, siendo que la
idea (concepto mental) sólo es conocida en sí misma hasta un segundo
momento posterior al conocimiento del objeto extramental.2
Dicho en otras palabras: primero, conocemos el concepto objetivo
(aspecto inteligible de la cosa); pero ese conocimiento se realiza por
medio del concepto mental; y, sin embargo, para llegar a captar ese
concepto mental en sí mismo, necesitamos un segundo acto de conoci­
miento que, reflexionando sobre la propia mente, encuentre en sí esos
instrumentos que ha utilizado en sus actos captadores de lo real ex­
tramental.
B. También se dice, en lenguaje escolástico, que el concepto ob­
jetivo es un término quod, y el concepto mental es un instrumento
(qu o). Lo esencial es notar que el contenido de los dos es idéntico
y que el concepto mental no es ninguna copia de la realidad. La
teoría del concepto-copia no puede contestar a la pregunta "¿cómo
podemos verificar que esa copia es fiel a la realidad?” Esta cuestión
ha surgido a partir de Descartes y el idealismo, que dieron por sen­
tado que el término del conocimiento es el concepto mental.
C. Es ocasión también de rechazar para siempre la teoría de las
ideas innatas. El empirismo (Locke, por ejemplo) se ha anotado un
triunfo al impugnar con fuerza esa teoría racionalista, que, desde
Platón, y luego con Descartes, Leibniz y otros, había querido impo­
nerse en el pensamiento filosófico. El concepto, en realidad, viene
del mundo extramental, y nuestra mente, en un principio, es "tamquam
tabula rasa”. N i en Ética hay ideas innatas. Lo innato, en todo caso,
no son los principios morales en cuanto conocimientos, sino en cuanto
tendencias; de tal manera que el hombre nace ignorante de la mora­
lidad, aún cuando la lleva grabada en su naturaleza, mas no en su
mente, sino en sus facultades apetitivas.3

2 C ír. J o m v e t : Las fuentes d e l idealism o. D esd ée de Brouwcr, págs. 55


v sigs.
3 Cfr. M arttaln: Las nociones preliminares de la filo so fía moral. Club de
lectores. Tercera lección; especialmente la pág. 73.
84 INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA

2. Lo universal y lo necesario .—-En la práctica, primero se


capta una cierta universalidad de los pensamientos. D e esta manera,
el concepto suele definirse por esa propiedad. Sin embargo, la con­
dición de posibilidad de tal universalidad es el nexo necesario, ya
explicado.-1 Por eso, he preferido explicar el concepto en función de la
necesidad del nexo, aun cuando, cotidianamente, esa característica de
la idea ha pasado inadvertida.
3. La inmutabilidad de los conceptos .— F.l relativismo, entre
Otras corrientes, ha criticado acerbamente la teoría de las ideas eternas,
las "esencias estáticas", los "conceptos inmutables". Contra esto hay
que insistir en que, basándose en el "nexo necesario" expresado por
un concepto, siempre es posible defender dicho contenido, que queda a
salvo de la acción del tiempo 1:1 pensamiento humano, auténticamente
superior al simple nivel sensible, es intemporal, libre de la contingencia
de la moda y de la costumbre. Eso es lo que se pretende expresar al
hablar de conceptos inmutables y esencias eternas. Lo cual no quita que
el conocimiento humano progrese y se perfeccione e inclusive dese­
che lo que en un tiempo se cíio (apresuradamente) como universal y
necesario.
RESUMEN
1. La idea es la representación mental de un objeto sin
afirm ar o negar nada acerca de él.
a ) Es una representación, expresión o significado.
b ) Es una representación mental, superior a la simple ima-
gen.
c) N o afirm a ni niega; es neutra, no se refiere a la exis­
tencia del objeto; en esto difiere d el juicio.
2. El contenido d e una idea es una esencia o un elemento
esencial del objeto. Esencia es: lo que es el objeto, una es­
tructura necesaria, el constitutivo fundamental del objeto. Ui
idea es una esencia pensada.
3. L a propiedad fundamental d e la idea es su universali­
dad. Consiste en la aptitud para referirse ( aplicarse, atribuirse,
predicarse) a todos los seres d e la misma especie.
4. El aspecto material d e la idea se refiere a su contenido
que es una esencia. E l aspecto formal de la idea se refiere a su
estructura que es la universalidad. Se llam a concepto objetivo
a l contenido real d e la idea, a l aspecto captado en un objeto.
Se llam a concepto mental o formal a ese mismo contenido en
cuanto que existe en la mente.*

* Cfr. Hoenen: op. cit., págs. 1-íl y sigs.


Capítulo XII

LE Y DE LA E X TE N SIÓ N Y LA COM PREHENSIÓN

En nuestro intento para penetrar en la estructura del pensamiento


se puede descubrir, en primer término, la ley de la extensión y la
comprehensión. Para explicarla, es necesario conocer el significado
de esas palabras por separado. Como se verá, este tema viene a ser una
prolongación del anterior, puesto que la extensión de una idea está
relacionada con la universalidad, y la comprehensión está relacionada
con el contenido de la idea.

Jp l. L a e x t e n s i ó n d e u n a i d e a .—Extensión d e una idea


es su amplitud en relación con el número d e individuos a los
cuales se aplica dicha idea. La extensión es una propiedad
contenida en la misma idea, y en virtud de la cual se refiere
a algo que no está en esa idea, sino en la realidad extramental.
Una idea es más o menos extensa cuanto mayor o menor sea
el número de seres que realizan ese contenido. Por ejemplo, la
extensión de la idea de animal es mayor que la extensión de
la idea de m am ífero.
Habíamos dicho que la idea es universal. La universalidad
consiste en referirse a todos los seres de la misma especie. La
extensión es la mayor o menor universalidad de una idea.
Como se puede ver, la extensión de la idea está íntimamente
enlazada con la estructura universal de la misma. Una imagen,
por el contrario, tiene una extensión perfectamente singular.

Nótese que la extensión <Te una idea, hablando con todo rigor,
no es el conjunto de individuos que realizan dicha esencia. En muchos
manuales se define de esa manera el concepto de extensión; pero en el
fondo es un error, pues la extensión es una propiedad de la idea;
es. pues, algo contenido en la misma idea, y por la cual se refiere a un
conjunto de entes extramentales. Véase al respecto las aclaraciones que
hace M a r it a i .n en: El orden de ¡os conceptos, págs. 44-55.

S5
86 INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA

■H f-2. L a c o m p r e h e n s i ó n d e u n a i d e a . —L a comprehensión
de una idea es la amplitud de la misma en cuanto a l conjunto de
notas o características que encierra dicha idea.
Obsérvese que la comprehensión, al revés de la extensión,
hace referencia a la misma idea, a su contenido. El mismo
nombre nos indica de qué se trata: lo que comprehende, abarca
o contiene en sí misma la idea. Por ejemplo, en la idea de
libro se contienen elementos o características como "tener ex­
presiones escritas", o "servir para significar pensamientos”, etc.1
En ciertos casos, es bastante difícil poder expresar la com­
prehensión de una idea en particular. Eso significa que el dato
inteligible que se piensa entonces no es del todo claro y dis­
tinto. En cambio, cuando se puede explicar el contenido de
una idea, es que se posee un conocimiento de ella mucho más
adecuado. Esto tiene aplicaciones en el método de estudio de
cualquier materia: si el alumno dice entender algo, pero no lo
sabe explicar, podemos concluir que es muy posible que de veras
lo sepa, pero todavía no lo tiene suficientemente penetrado
como para poder apreciar ese conocimiento. El estudiante debe
procurar entender y saber explicar lo que ha captado.
La comprehensión de la idea, como se ha visto, es una
prolongación del tema tratado en el capítulo anterior referente
al contenido de la idea. En efecto, la comprehensión no es
otra cosa, sino la misma esencia contenida en el concepto, sólo
que para poder expresarla habría que saber distinguir en ella
los diferentes elementos que la componen. A partir de estas
nociones, trataremos próximamente el tema de la definición
en cuanto tal.

3. L e y d e l a e x t e n s i ó n y i . a c o m p r e h e n s i ó n .— A par­
tir de las definiciones anteriores, ya es posible entender el
significado de esta ley, cuyo enunciado es el siguiente: La
extensión y la comprehensión d e las ideas está en razón inversa
una d e otra. O también: A mayor extensión, menor compre­
hensión, y viceversa.
Quiere decir que, en general, los conceptos más ricos en
contenido interno, en notas esenciales, son los más pobres

1 A dviértase q u e la comprehensión aqu í explicad a n o es lo m ism o q u e la


comprensión o in telección d e un concepto. M ien tra s m ás com prchensión, más
d ifíc il es com prenderlo o entenderlo.
L EY DE LA E XTEN SIÓ N Y LA COM PREHEN SIÓN 87

en aplicación externa. Y también al revés: los conceptos más


sencillos y pobres en características internas, son los más exten­
sos, los que tienen mayor número de seres en donde pueden
aplicarse.
Considérense dos conceptos relacionados entre sí: por ejem­
plo: árbol y matizarlo. Comparados en cuanto a su extensión,
es evidente que árbol abarca mayor número de seres que man­
zano. Comparados en cuanto a su comprehensión, es precisa­
mente al revés: manzano tiene mayor contenido que la idea
de árbol; es decir, manzano tiene todo lo que tiene la idea de
árbol y, además, notas propias que no tiene ningún otro árbol.
Naturalmente, no sería del caso saber expresar con una sola
palabra (en nuestra materia) lo típico del manzano y que lo
distingue de cualquier otro árbol. Cfr. más adelante el tema
de los predicables, y en particular, la diferencia específica.
Comparando entre sí la extensión de dos o más conceptos
relacionados, se llama concepto superior al que tiene mayor
extensión. El de menor extensión se llama concepto inferior
(o parte subjetiva; siendo el de mayor extensión un todo po­
tencial). Por ejemplo, europeo y e s p a ñ o l respectivamente.

Según que se insista más en la extensión del concepto o en su


comprehensión, se tendrán diferentes tipos de Filosofía. Para los
nominalistas (y los empiristas), la extensión (sobre todo, entendida
ésta como un conjunto de entes extramentales) es lo primordial, pues
sólo hay seres individuales. Para los esenci'alistas (o realistas exage­
rados) como Platón, lo más importante es el contenido del concepto,
que así viene a ser una Idea, cor mayúscula, dado su carácter exclusivo
de Ser y de Valor. La filosofía tomista equilibra esas dos tendencias,
considerando por igual tanto Ja extensión como la comprehensión de
los conceptos. Esto tendrá especial aplicación al tratar los silogismos, la
inducción y la Lógica matemática.

4. E l A r bo l d e P o r f ir io .

a) Existe un ejemplo clásico para ilustrar la ley de la ex­


tensión y la comprehensión. Se llama el árbol de Porfirio.*
Consiste en un esquema en donde se han colocado cinco ideas
fundamentales y ordenadas de mayor a menor extensión. Estas2

2 Porfirio fue un filósofo del si^lo iu d.J.C.: discípulo de Plotino; escribió


una Introducción a las Categorías d e Aristóteles (Isagoge). Allí aparece este
esquema que ha tomado su nombre.
88 INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA

ideas son: substancia, cuerpo, viviente, animal y hombre. Co­


locadas en columna vertical, forman el tronco del famoso árbol.
Además, las ramas están formadas por otros cinco pares de
conceptos, intercalados en la siguiente forma:

S ubstancia
/ \
Material Inmaterial = Espíritu
\
C uerpo
/ \
Animado Inanimado = Mineral
\
V iviente
/ \
Sensible Insensible = Vegetal
\\
A nimal
/ \
Racional Irracional = Bestia
\
Hom bre
/ | \
Pedro Juan Francisco

b ) En primer lugar, nótese que, efectivamente, las ideas


del tronco central tienen mayor extensión a medida que se va
ascendiendo en él. Consecuentemente, tienen también cada vez
menor comprehensión. En efecto, hay más vivientes que anima­
les; y hay más cuerpos que hombres.
Los conceptos colocados en las ramas se llaman " diferencia
específica ’’ (noción que será explicada más adelante). Nótese
la relación entre ellos y las ideas del tronco. Si a la idea de
hom bre le quitamos la nota de racional, tenemos una idea más
pobre, en comprehensión, que es la de animal. Si a esta idea le
quitamos mentalmente lo sensible, nos queda otra idea más
pobre que es viniente, y así sucesivamente, hasta llegar a subs­
tancia.
c) Por substancia, debe entenderse, en Filosofía, cualquier
ente que exista en sí mismo, sea espiritual o material. Dios
es una substancia, el alma es una substancia. La extensión de
LEY DE LA E XTEN SIÓ N Y LA CO M PREH EN SIÓ N 89

esta idea es vastísima, abarca todos los cuerpos, vivientes, ani­


males y hombres.3
D e arriba hacia abajo, el árbol de Porfirio puede leerse de
la siguiente manera:
Todas las substancias son materiales o inmateriales. La
substancia material se llama cuerpo. La substancia inmaterial
se llama espíritu. Todos los cuerpos son animados (con vida)
o inanimados. Los cuerpos animados se llaman vivientes. Los
cuerpos inanimados se llaman minerales. Todos los vivientes
son sensibles o insensibles. Los vivientes sensibles se llaman
animales. El viviente insensible es el vegetal. Todos los ani­
males se dividen en racionales o irracionales. Los animales
racionales los llamamos hombres. El animal irracional se llama
bestia. Los espíritus, los minerales, los vegetales, las bestias
y los hombres (extremos de las ramas de la derecha) son las
cinco clases principales de substancia.
d ) La primera aplicación del árbol de Porfirio, es, pues,
como ejemplo clásico de la ley de la extensión y la comprehen­
sión. Más adelante veremos otras aplicaciones, también muy
importantes, de este famoso esquema. Cfr. el capítulo sobre los
predicables, la definición y la división.
Puede intentarse, como ejercicio, una prolongación del ár­
bol de Porficio en otro sentido. Por ejemplo, hacia arriba se
puede añadir el concepto de ente, que es el más universal de
todos. Todos los entes son substancias o accidentes. Enseguida
puede intentarse una clasificación de los accidentes (entes que
existen en otros). El capítulo sobre las categorías nos dará
las bases para ello.
e ) Aquí está funcionando ya la Lógica científica, dando
las bases para poder distinguir, ordenar y clasificar dentro de
nuestra mente el inmenso conjunto de conceptos que tenemos
almacenados. Todos ellos guardan entre sí una cierta ordena­
ción latente, debido a su mayor o menor universalidad y con­
tenido. Naturalmente, sería prácticamente imposible (y hasta
inútil) tener todos los conceptos perfectamente ordenados y
jerarquizados por familias de mayor a menor comprehensión.

3 Ya veremos que sólo se opone a "accidente: ser que existe en otro, como
los pensamientos, las-cualidades, las relaciones, las acciones".
90 INTRODUCCIÓN A LA LÒGICA

Pero, en cambio, dentro del rigor y sistematización científicos,


es necesario procurar esa ordenación entre algunos conceptos
que podrían prestarse a confusión. Además, no sólo los con­
ceptos, sino las mismas realidades expresadas por ellos pueden
clasificarse de acuerdo con la ley de la extensión y la com­
prehensión. Las clasificaciones de los animales y de las plantas
tratan de seguir, en lo posible, los lincamientos de esta ley.

A bstracción , e n t e , ser y M etafísica .— Y a se ha explicado en


qué consiste la abstracción total. Aquí es oportuno insistir en la mala
interpretación que se ha hecho de la abstracción a través de la historia
de la Filosofía. Para muchos autores, una mayor abstracción significa
un mayor empobrecimiento del concepto o de la realidad. Efectivamente,
esto es lo que sucede en la llamada abstracción total, cuyo producto
clásico es el árbol de Porfirio. Al final se obtiene un concepto que es el
más universal (en te), y, al mismo tiempo, el más pobre en contenido
explícito (la capacidad para existir, diría un suareciano) .45 De esta
manera, la Metafísica, al tratar de los entes, estaría en el plano más
pobre de contenidos intelectuales.
Sin embargo, el metafisico tomista ha tenido cuidado, desde un
principio, en señalar el papel de la otra abstracción llamada formal.
Con ella no sólo no se empobrece el concepto, sino que, al revés, se
enriquece, pues la abstracción allí consiste en penetrar en las distintas
formalidades, ver sus relaciones, y conectar con nexos de necesidad las
distintas notas que originalmente se encontraban dispersas. El papel
del metafisico no es, pues, el estudio de aquel concepto que está lin­
dando con la nada o pobreza absoluta de contenido, sino precisamente
al revés. Su objeto es el ser (por supuesto, el ser de los entes) que lo
abarca todo en extensión y en comprehensión'' La noción de ser no se
obtiene por abstracción total, sino por abstracción formal (o por intui­
ción eidètica, dirá M aritain), y no es la más pobre, sino la más rica
que pueda haber. Concebido así el objeto de la Metafísica, se cambia
por completo la trayectoria, el panorama y la función de esta ciencia
en el conjunto del conocimiento humano.

RESUMEN
1. L a extensión d e una idea es la amplitud d e la misma
por la cual se refiere a un conjunto d e seres d e la misma especie.
La mayor o m enor universalidad d e la idea es su extensión.

4 Cfr. Q uii . es. 1.: L a esencia d e la filo so fía tomista. JEd. Vcrhum, Buenos
Aires, pág. 56; y, también, RoiG G iRONel l a : Investigaciones m etafísicas. Atlán-
tida. Barcelona, 19-18. pág. 177.
5 Nótese la confusión que ha habido entre ente y ser, en los diversos ma­
nuales de Filosofía, y aun en la mente de los grandes pensadores.
L E Y DE LA E X TEN SIÓ N Y LA COM PREH EN SIÓ N 91

2. L a comprehensión de una idea es el conjunto de notas o


características que contiene esa idea. Es la misma esencia con­
tenida, pero desarrollada en sus diferentes notas o elementos.
3. La ley de la extensión y la comprehensión dice asi: La
extensión y la comprehensión de las ideas está en razón inversa.
O bien: A mayor extensión, menor comprehensión, y viceversa.
4. El árbol de Porfirio es un esquema que ordena las ideas
d e mayor a menor extensión. Es un ejem plo clásico d e la ley
que explicamos. Pero, además, tiene otras muchas aplicaciones,
como se verá.
Capítulo X III

D IV ISIO N DE LAS IDEAS

Este capítulo, además de proporcionar una nomenclatura


usual en el estudio de la filosofía, facilita, igualmente, la
mejor comprensión de lo que es la idea, al ir revisando las
distintas clases que de ellas poseemos en nuestra mente.

A. Por su origen .

En cuanto al modo que tenemos para adquirir las ideas,


podemos clasificarlas en estos cinco grupos:

1. i n n a t a s .— Son aquéllas que, supuestamente, traemos


en la mente desde el nacimiento. La Psicología sostiene actual­
mente que no hay ideas innatas.1 Sin embargo, no han faltado
autores de prestigio (Platón, Descartes, Leibniz) que defen­
dieron su existencia.
2. DIRECTAS.— Son aquéllas que se extraen (abstraen) por
el procedimiento ordinario que es la simple aprehensión. A
partir de los datos sensibles, la mente capta (directamente)
un contenido esencial que existe en la realidad extramental.
Casi la totalidad de nuestras ideas son directas. Los casos que
siguen son más bien excepcionales, y si se les da cierto lugar
en este capítulo es por las consecuencias que luego se van a
obtener.
3. INDIRECTAS.'— Son las ideas que se obtienen a partir de
las ideas directas, y su contenido ya no existe en la realidad
extramental, sino que se refiere exclusivamente a los pensa­
mientos primeramente obtenidos.* Por ejemplo, predicado, pre-12

1 C'-fr. J o l iv e t : Psicología, p % s. 414 y 424.


2 Se llaman, por eso, secundas intenciones o universales reflejos, en el
lenguaje escolástico; las primeras intenciones son las ideas directas.

92
DIVISIÓN DE LAS IDEAS 93

misa, conclusión. Nótese que la Lógica trata precisamente esta


clase de conceptos.
4. d isc u r siv a s .— Son las ideas que se obtienen a base de
profundizaciones o raciocinios sobre los pensamientos directos.
Tales son, por ejemplo, la idea de Dios, de virtud, inteligen­
cia, alma, etc. Nótese que estas ideas, al revés de las indirectas,
sí tienen un contenido extramental y real.

Sin embargo, las ideas discursivas no se extraen directamente de la


realidad, puesto que, aunque corresponden a Ja realidad, no hay ningún
dato sensible que corresponda a ellas. La mente las elabora como
consecuencia de ciertos hechos que ha palpado en la realidad. No po­
demos ver la inteligencia; pero sí sus efectos; no podemos ver a Dios,
pero sí su creación; no palpamos la virtud, pero sí distintos hombres
virtuosos; tampoco palpamos el alma, pero se infiere su existencia a
partir de sus obras. Es importante advertir que la Filosofía (y a veces
también la ciencia — cfr. Leverrier— ) continuamente se mueve en esta
línea: formula conceptos que tienen base en la realidad, pero sólo ios
capta de un modo derivado, no como un dato intuitivo directo. La
noción de ser está en este caso. Sólo por retrospección sobre el ente
se capta el ser. T.a Metafísica se basa en que nuestro saber directo o
temático contiene implícitos otros conocimientos (atcmáticos). La noción
de ser es atemática e implícita en todo ente.3

5. arbitrarias .— Son las que elaboramos a base de com­


binaciones de contenidos; pero sin ninguna implicación nece­
saria. Por ejemplo: pegaso, nada, círculo cuadrado. Resultan,
por tanto, ficticias, a veces carentes de sentido, y, en ocasiones,
sin aplicación a la realidad. Sin embargo, en alguna ocasión
podrían encerrar algún elemento valioso (por ejemplo, los
artefactos inventados pueden encerrar utilidad, belleza, origi­
nalidad). Los artistas, en repetidas ocasiones, manejan este
tipo de ideas (por ejemplo: en las fábulas, en las novelas de
ficción, en la pintura surrealista, etc.).

B. Por su e x t e n s ió n .

En cuanto a! ámbito (o campo) de aplicación de las ideas,


se pueden distinguir estas cinco clases:
6 . t r a s c e n d e n t a l e s .— Son ideas que se aplican absoluta­
mente a todas las cosas. Sólo son cuatro: unidad, verdad, bon­

3 Cfr. Co reth : Metafísica, págs. 62 y 69.


94 INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA

dad y ser. Es decir, cualquier ente, por el hecho de serlo, sin


excepción alguna, tiene esas cuatro características (que se estu­
dian con detalle en M etafísica).
7. u n i v e r s a l e s .— Son las que se aplican a todos los seres

de la misma especie. Difieren de las trascendentales en que


sólo se aplican a determinada categoría (o clase de seres),
no a todas las categorías. Aquí están comprendidas todas las
¿deas, de acuerdo con la propiedad de la universalidad que ya
explicamos. Veamos enseguida cómo, a pesar de esto, se puede
hablar todavía de ideas particulares y aún singulares.
8. p a r t i c u l a r e s .— Son aquellas ideas que, aun siendo uni­
versales por esencia, se han particularizado por medio de un
artificio del lenguaje. Por ejemplo: león es universal; pero si
digo: algún león, ya no me refiero a todos los leones, sino a uno
o varios, sin determinar cuántos y cuáles. Este tipo de idea la
utilizaremos continuamente al hablar del juicio y del raciocinio.
9. s i n g u l a r e s .—Utilizando otro artificio semejante al an­
terior, puedo singularizar una idea, que de suyo es universal,
para referirme sólo a uno entre todos los sujetos a los cuales
puede aplicarse. Por ejemplo: este perro; una carta. Además,
aquellas ideas que se refieren a seres completamente únicos en
su categoría, también pueden llamarse singulares: Dios, Euro­
pa, Saturno.
10. c o l e c t i v a s .— Son las ideas que se aplican a una to-
-2! idad de seres, pero no a cada uno de ellos tomados indivi­
dualmente. Por ejemplo: manada, parvada, ejército, etc.

Estas ideas colectivas se estudian preferentemente en Gramática; y


s¿ aquí son mencionadas, es debido a la utilidad que prestan para pun­
tualizar mejor nuestro concepto de idea universal. En efecto, la idea
universal se aplica a la totalidad de seres que pertenecen a su extensión,
y también a cada uno de ellos. Se dice entonces que la idea universal se
aplica unívoca (en el mismo sentido) y distributivamente (a cada uno
tteudo individualmente) a los seres ac una especie. También puece
socarse que la idea colectiva no deja de ser universal. Por ejemplo:
w utuda se aplica a todas y a cada una de las manadas.

C P o r s u c o m p r e h e n s ió n .
En cuanto al contenido de las ideas, podemos distinguir:
marro pares de ellas.
DIVISIÓN DE LAS IDEAS 95

11. s i m p l e .— Es la que consta de una nota. Sólo hay un


ejemplo: la idea de ente (y su. sinónimos, como cosa, y, en
cierto sentido, ser), cuya nota característica es tener ser.

Se discute acerca de la simplicidad del ente. Se dice en la doctrina


tomista que el ente sensible está compuesto (y con distinción real) de
esencia y de existencia. En cambio, los suarecianos sostienen que esa
distinción es sólo mental o lógica. Por otro lado, ese concepto de ente
en el suaredanismo expresa más claramente su simplicidad: "aptitud
(actual o posible) a la existencia".4

1 2 . c o m p u e s t a .— Todas las ideas son compuestas (excep­


tuando ente), pues todas tienen en su contenido una multipli­
cidad más o menos grande de elementos que la integran.

En realidad, esta clasificación en ideas simples o compuestas sólo


sirve para referimos comparativamente a la mayor o menor riqueza de
contenido que hay en ellas, tal como se estudió al ver el árbol de Por­
firio. Además, si se trae a colación lo ya dicho acerca del contenido
implícito o atemático de ellos, difícilmente podríamos seguir hablando
de ideas simples. Cierto que hay realidades simples (Dios, el alma
humana), pero las ideas con que las pensamos ya no lo son.

1 3 . c o m p l e j a s .— Son las ideas formadas a base de un


acumulamiento más o menos arbitrario de esencias distintas.
Por ejemplo: "Los viejos árboles del bosque de Chapultepec.”
N o sólo son ideas compuestas, sino que, además, constan de
varias esencias unidas sin nexo necesario.
14. i n c o m p l e j a s .— Son las ideas que, aun siendo com­
puestas, denotan una sola esencia, es decir, un solo dato inteli­
gible que contiene un nexo necesario. Este es el tipo clásico
de contenido de ideas, tal como se describió en los capítuios
sobre la simple aprehensión y la naturaleza del concepto. Por
ejemplo: hombre, libro, ventana, casa, colegio, triángulo, etc. En
general, las ideas complejas se expresan con varias palabras,
y las ideas incomplejas con una sola.

Maritain todavía distingue una subdivisión de estas ideas complejas


e incomplejas, según se consideren en sí mismas o en cuanto al modo de

4 Cfr. Qun.ES y R oig G ib.o n e i . la , citados en el capítulo anterior.


96 INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA

ser concebidas. Sin embargo, en aras de la sencillez prefiero la clasifi­


cación tal como ha sido expuesta.5

15- a b s t r a c t a s .— Son las ideas que expresan un contenido


sin hacer referencia a un sujeto que lo posea. Por ejemplo:
blancura, humanidad, belleza.
16. CONCRETAS.— Son las ideas que expresan un contenido
haciendo referencia a un sujeto (indeterminado) que lo posee.
Por ejemplo: blanco, hombre, bello. Cada idea concreta puede
expresarse también en forma abstracta.

Nótese que, aunque todas las ideas son abstractas (procedentes de ia


operación llamada abstracción) , las aquí llamadas concretas lo son sólo
en cuanto a que su contenido no está del todo destacado en un lugar
aparte. Cuando hablamos de la blancura, estamos refiriéndonos a ella
de un modo especial, distinguiéndola de todas las demás cualidades,
y sin importarnos en dónde o a quién se le puede aplicar. En cambio,
si hablamos de lo blanco, estamos en un plano menos abstracto (con­
creto), refiriéndonos a las cosas que tienen esa cualidad. Por eso, se
han definido las ideas abstractas y concretas en función de su referencia
(o no) a los sujetos que posen la cualidad expresada por la idea en
cuestión.

17. u n í v o c a s .— Son en general casi todas las ideas, en


cuanto que se aplican exactamente con el mismo significado
a todos los seres de la misma especie.
18. a n á l o g a s .— Son las ideas que se manejan en M etafí­
sica, y se aplican con un sentido en parte igual y en parte
diferente a todas las cosas. Por ejemplo: bondad, ser, verdad,
belleza, unidad, etc. Los trascendentales, ya explicados, son
algunas de las ideas análogas.
N o es del caso tratar aquí el tema tan discutido en Metafísica
acerca de la analogía de proporcionalidad y de atribución propia del
ente y del ser. Bastaría dejar anotado que los autores modernos aceptan
los dos tipos de analogía para el concepto de ser, según el plano
desde el cual se considere.6

D. Por su p e r f e c c ió n s u b je t iv a .

Las ideas pueden también clasificarse de acuerdo con su


adecuación a la realidad que representan. Obsérvese que esto

5 Ctr. M a k it a in : E l orden d e los conceptos, págs. 35 y 56


c Cfr. CORETH: M etafísica, pág. 257.
DIVISIÓN DE LAS IDEAS 97

es muy subjetivo, depende de cada persona, puesto que bien


puede suceder que la misma idea posea muchas cualidades
representativas en la mente de un adulto o de un especialista
en la materia; pero pocas en la mente de un niño o de un
lego en la materia.
19. c l a r a s .— Son las ideas que se pueden distinguir con
respecto a otras ideas semejantes. Por ejemplo: se tiene una
idea clara de Filosofía, cuando ya se sabe distinguir respecto
a la Teología. En caso contrario, se dice que la idea de Filosofía
todavía es oscura. Casi todos tenemos ideas oscuras acerca de las
enfermedades, los astros, la electricidad, los átomos, etc., y, en
general, sobre ios campos especializados de las ciencias.
20. e x a c t a s .— Son las ideas que se pueden definir, sin
agregar ni quitar nada a su contenido esencial. Si esto no es
posible, entonces la idea es inexacta. Nótese que generalmente
se tienen ideas más o menos claras de las cosas, y la exactitud
sólo se adquiere a través de un estudio concienzudo de la
materia. Por lo menos estas dos cualidades (claridad y exacti­
tud) deben poseer los conceptos que aprende el estudiante en
sus materias ordinarias.
21. d i s t i n t a s .— Son las ideas que no sólo se conocen con
todas sus cualidades esenciales, sino que, además, con todas
las particularidades (propiedades) y detalles que encierra. Lo
contrario es una idea indistinta. Las ideas distintas (detalladas)
sólo son adquiridas por los especialistas en la materia. N o es lo
mismo saber definir el corazón (idea exacta) que conocerlo
con todos sus detalles como lo conoce un cardiólogo (idea
distinta).
Esta división de las ideas tiene aplicaciones en la práctica.
Se trata de tres cualidades de las ideas, que se pueden adquirir
progresivamente a medida que se avanza en el estudio de una
materia. La claridad ya es una cualidad meritoria. La oscuridad
o confusión, en cambio, está en el terreno opuesto a lo que
pide la Lógica como mínimo. La exactitud sólo se adquiere al
conocer explícitamente la definición de un concepto. Y , por fin,
la distinción o precisión, que implica un conocimiento exhaus­
tivo de esa idea (naturalmente, en la medida de las posibilidades

Lógica.— 7
98 INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA

humanas, que nunca agotarán toda la riqueza intema del mundo


de las id eas).

E. Por s u s r e l a c io n e s m u t u a s .

Si comparamos dos o más ideas entre sí, tenemos la siguiente


clasificación:

22. c o n t r a d ic t o r ia s .— Son pares de ideas en donde una de


ellas niega todo lo que la otra afirma. Generalmente se forman
agregando a una de ellas la partícula no o sus equivalentes.
Por ejemplo: blanco y no-blanco; mortal e inmortal; color, in­
coloro.

23. c o n t r a r ia s .— Son las que se oponen, pero pertenecen


a mía misma categoría (son diferentes especies de un mismo
género, como se estudiará más adelante). Por ejemplo: blanco,
negro y rojo (que pertenecen a la clase de los colores).
Adviértase que, en lenguaje técnico, lo contradictorio de
negro no es lo blanco, sino lo no-negro. Lo blanco, junto con lo
negro y lo verde, etc., son ideas contrarias entre sí. En fin, las
ideas contradictorias no admiten término medio, pero las ideas
contrarias, sí.7

24. id é n t ic a s .— Son las ideas que de algún modo tienen


igual contenido, aun cuando su expresión es diferente. Por
ejemplo: hombre y animal racional. Las definiciones son ideas
idénticas con lo definido.

En los tratados de Lógica se suelen considerar, además, las ideas


privativas y relativas. Como en cierta manera están incluidas en los
otros grupos de esta última clasificación, no les doy aquí especial
importancia.
-jf- Privativa es la idea que niega una cualidad debida: ceguera es
privativa de vista. Nótese que, en realidad, las privativas son un grupo
especial de las contrarias, pues pueden reunirse como especies de un
mismo género.
Relativas son aquéllas que expresan contenidos asociados entre sí.
Por ejemplo: derecha e izquierda. (También se pueden considerar
como contrarias.)

~ Esto puede aplicarse más tarde cuando se estudie el principio de contra­


dicción, y las propiedades de la proposición.
DIVISIÓN DE LAS IDEAS 99

Como ejercicio, inténtese la clasificación de algunas ideas


dentro de estos cuadros. Adviértase que la misma idea admite
una clasificación en A, B, C, D o E; y que, aun dentro de C,
puede ocupar esa idea varios puestos a la vez. Por ejemplo:
hombre es compuesta, incompleja, concreta y unívoca.

RESUMEN

D i v i s i ó n d e l a s id e a s

1. Innatas: Se poseen desde el naci­


miento
2. Directas: Se captan en la realidad
3. Indirectas: Se captan en los pensa­
A . Por su mientos. Su contenido es
origen un ente d e razón
4. Discursivas: Se derivan a l profundizar
en la realidad. Su con­
tenido es un ente real
3. Arbitrarias: Son combinaciones sin fun­
damento real

6. Trascenden­ Se aplican absolutamente a


tales: todo
7. Universales: Se aplican a todos los entes
B. Por su d e la misma especie
extensión 8. Particulares: Se aplican a algunos seres
9 . Singulares: Se aplican a un solo ente
10. Colectivas: Se aplican a una totalidad,
pero no a los individuos
100 INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA

11 . Simples: Tienen una sola nota


12 . Compuestas: Tienen varias notas
15. Complejas: Abarcan varias esencias sin
nexo necesario
14. Incomplejas: Abarcan una sola esencia
15. Abstractas: N o indican un sujeto que
C. Por su com­ las posea
prehensión 16. Concretas: Indican un sujeto que las
posee
17. Unívocas: Se aplican con un signifi­
cado igual en todos los
casos
18. Análogas: Se aplican con un signifi­
cado en parte igual y en
parte diferente
19. Claras: Se pueden distinguir d e las
semejantes
D . Por su
20 . Exactas: Se pueden definir con to­
perfección
dos sus elementos
subjetiva
21 . Distintas: Se conocen con todas sus
propiedades y detalles
22 . Contradic­ Se oponen sin término m e­
torias: dio
E. Por sus 23. Contrarias: Se oponen, pero admiten
relaciones un término medio
mutuas 24. Idénticas: Contienen el mismo signi­
ficado, pero expresado
[ en form a diferente
Capítulo X IV

LAS CATEGORIAS

En el capítulo anterior hemos visto que las ideas, según su ex­


tensión, pueden ser transcendentales, universales... etc. Estudiamos
también que los conceptos trascendentales se aplican sin excepción a
todos los entes, mientras que los universales, en cambio, sólo se aplican
a alguna clase (o categoría) en especial. Así: "unidad” es un tras­
cendental, porque se aplica a todo ente; y lo mismo se diga de "ser”.
En cambio "tinta” es un concepto universal, porque sólo se aplica a los
entes que pertenecen a esa clase (o categoría). Estamos, pues, iniciados
ya en este nuevo término de nuestra Lógica científica.

1. Q ué son las categorías.— Las categorías pueden con­


siderarse desde dos puntos de vista.
En primer lugar, categoría es un concepto supremo, un con­
cepto de máxima extensión, que sirve, por tanto, para agrupar
un número muy grande de entes. Todos los entes son suscep­
tibles de ser catalogados en un grupo reducido de categorías.
(Y a veremos que todo ente, o es sustancia o es accidente.)
En segundo lugar (desde el punto de vista de la M etafí­
sica), las categorías son los principales m odos d e ser de los
entes, de tal manera que todos ellos pueden quedar agrupados
en unas cuantas clases de acuerdo con su modo de ser.
Nótese la congruencia de ios dos puntos de vista. La cate­
goría, considerada desde la Metafísica, ve más bien a los grupos
de entes, clasificados de acuerdo con su m odo d e ser. La cate­
goría, considerada desde el punto de vista de la Lógica, ve más
bien un grupo especial de conceptos supremos que sirven para
clasificar a los entes. Éste es uno de los puntos en donde la
Lógica y la Metafísica colindan. Lo cual no debe parecer ex­
traño, desde el momento en que hemos definido el concepto
en función de su contenido, que es una esencia real, propia
de un estudio de Metafísica.
101
102 INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA

En síntesis: las categorías son conceptos cuyo contenido es


una esencia que se aplica por igual a un número muy extenso
d e entes. Las categorías, en su conjunto, abarcan la totalidad de
los entes. Por encima de estos conceptos sólo están los tras­
cendentales.
Nótese la diferencia con el concepto cotidiano de categoría.
Generalmente se emplea esta palabra para calificar alguna cosa
o persona que posee un valor especial. Por ejemplo, un cine de
categoría.
Más adelante, veremos con mayor claridad esta observación
que ahora hacemos de pasada: las categorías, precisamente
por ser los conceptos supremos, no admiten una definición
rigurosa, solamente una descripción o una ejemplificación. De­
bido a esta oscuridad en la raíz misma de los conceptos supre­
mos, se explica que se hayan hecho varios intentos de sistemas
de categorías, todos ellos igualmente criticables. El más famoso
entre estos sistemas es el de Aristóteles, que vamos a explicar
enseguida. Aristóteles trata este asunto en dos lugares de su
obra: en el órganon, y en el libro V de su M etafísica.

Las categorías según K ant y K jerkecaard .— Por su parte


estos autores han intentado otros tipos de categorías, con un sentido
un poco diferente, como se verá.
pp Kant, al negar que se pueda conocer la cosa en sí, tampoco podía
intentar hacer una clasificación de las cosas en sí. Sus categorías, por
tanto, son intramcntalcs, son formas a priori, que se implantan en la
materia del conocimiento y determinan las distintas clases de juicios
que se pueden realizar. Distingue doce categorías (como la unidad, la
pluralidad, la totalidad, etc.) y, por tanto, doce tipos de juicios.
En el otro extremo, Kicrkegaard también intentó un sistema de
categorías, pero referentes sólo ai hombre, no para clasificar a ios dis­
tintos tipos de hombres, sino para determinar el modo de ser concreto
del hombre, de su existencia (por ejemplo, las categorías de lo único,
de la soledad y el secreto, dei instante y la elección). Kicrkegaard es,
por esto, el precursor del existencialismo del siglo x x.

2. L a substancia y el accidente.— Todos los entes pue­


den caber en estos dos conceptos supremos. O son substancias
o son accidentes. Por substancia entiende Aristóteles todo aque­
llo que existe en sí mismo .* En oposición está el accidente que1
1 Nótese que no es lo mismo que substancia en Física o eo Química, pues
la substancia de Aristóteles también abarca lo espiritual.
LAS CATEGORÍAS 103

todo aquello que para existir necesita estar en Otro (en una
ctancia o en otro accidente).
Por ejemplo, un hombre, un animal, una planta, un mi­
neral, Dios, etc., son substancias. En cambio, los pensamientos,
las cualidades, las cantidades, las relaciones, las acciones, etc.,
son entes (recuérdese que ente es todo lo que existe o puede
existir) que sólo pueden existir "adheridos” a una substancia.
En efecto, las ideas no existen por sí mismas, sólo en la mente
del sujeto que las piensa. La cantidad en sí misma nunca se
da; sólo existe como propiedad de alguna substancia material.
Las acciones tampoco se dan en sí mismas, son operaciones
ejecutadas por un sujeto (substancia).
L a etim ología de estas dos palabras puede ayudar a enten­
derlas mejor, pero también han dado lugar a confusiones, como
podrá verse en la letra pequeña. La palabra substancia indica
que está por debajo de algo. Es como el receptáculo de todas las
modificaciones que van sucediendo. En cambio, accidente viene
del verbo accídere, suceder; es lo que le sucede a la substancia.
Con esto ya se puede entender la concepción aristotélica: Los
cuerpos en general están compuestos d e substancia y accidentes.
La substancia es lo que permanece a lo largo de los cambios
transcurridos. Los accidentes son las modificaciones que van
aconteciendo a la substancia. Por ejemplo, Pedro es una subs­
tancia que permanece el mismo (substancialmente), a pesar de
los cambios que va sufriendo con el tiempo: crece en conoci­
mientos, virtudes, tamaño, edad, etc. Todos ellos son cambios
accidentales, son diversos accidentes que va adquiriendo o de­
jando Pedro sin que su substancia deje de ser la misma. Pedro
es el mismo (substancialmente), a pesar de que n o es el mismo
(accidentalmente).

D iscusiones en torno a i .a substancia y e l accidente .—


A. A través de la historia de la filosofía, existe una fuerte discusión
de estos conceptos; por ejemplo, los suarecianos contra los tomistas; y,
por otro lado, los empiristas (Lockc, Berkeley y Hume) contra los
racionalistas (Descartes, Spinoza, Lcibniz). Los tomistas defienden
la distinción real entre substancia y accidente. Los suarecianos dicen
que sólo hay una distinción mental. Los racionalistas le dan dema­
siada importancia a la substancia y confunden ios accidentes. En cam­
bio, el empirismo atiende principalmente a la realidad fenoménica de
los accidentes, hasta llegar a negar la realidad de la substancia. N o es
104 INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA

del caso dar aquí una respuesta detallada a esas controversias. Sin em­
bargo, podríamos puntualizar de la siguiente manera:
B . D e acuerdo con Coreth (op. cit., pág. 190), "el ente, en
cuanto que queda puesto y determinado originariamente por los princi­
pios ser y esencia, se llama sustancia en el lenguaje de la filosofía
tradicional. Accidente se llama a una realidad ulterior que adviene a
la substancia, pero que la trasciende y la determina ulteriormente”.
Todo ente, o es substancia o es accidente. N o hay término medio. Y
tampoco habría por qué negar alguna de las dos.
C. Los tomistas insisten en la distinción real de substancia y acci­
dente. Aquí está en el fondo la terrible discusión que ha distanciado
estas dos posturas cada vez que tratan de llegar hasta sus últimos fun­
damentos, como es la teoría del acto y la potencia. Veamos, en cambio,
cómo expone un comentador moderno esta distinción: "Una substancia
es aquello de lo que decimos primariamente que existe y que no es
redicado de algo distinto." Los accidentes son modos como se revela

Pa substancia. Estrictamente hablando, es la substancia la que cambia,


pero cambia accidentalmente. "Los cambios no tienen lugar en torno
a un núcleo inmutable llamado substancia; es esta misma la que
cambia.” 23
Es que, por principio de cuentas, no habría que exagerar la etimo­
logía de la palabra substancia hasta llegar a concebir al accidente como
una especie de aditamento de la substancia. Eso es substancializar el
accidente, concebirlo como una especie de substancia disminuida.
D. A partir de esta mala concepción de la substancia y del acci­
dente, es como el empirismo se queda con esos accidentes substancia-
lizados y percibidos directamente por los sentidos. Así, ya no encuentra
ninguna necesidad de concebir una substancia de fondo. En realidad,
el empirismo subsumió la substancia en los accidentes. Por otro lado,
Descartes definió las substancias en función de accidentes: la substancia
material, en función de la extensión; y la substancia espiritual, en
función de la acción de pensar. El racionalismo de este autor también
ha confundido los dos planos.
E. En resumen, y tratando de tomar lo positivo de cada corriente,
substancia y accidente se distinguen perfectamente como conceptos
(suarecianos); en la realidad, la substancia queda invariable, mientras
cambian los accidentes (distinción real de los tomistas). Lo primordial
es la substancia (racionalistas), pero sólo percibimos sensiblemente los
accidentes (empiristas). Es decir, la substancia es la que se manifiesta
por medio de sus accidentes fenoménicos.11
C lases de substancias y de accidentes .— La substancia puede
considerarse en dos planos: "substaticia primera es el ente individual

2 Co pleston : E l pensamiento d e Santo Tom ás. Fondo de Cultura Eco­


nómica. México, 1960, págs. 90 y 92.
3 Consúltese Raeymae CKHR: L a filo so fía d el ser, págs. 258-284.
LAS CATEGORÍAS 105

inado por accidentes reales, que no puede sec predicado de


otro; por ejemplo: Sócrates”. ’'Substancia segunda es la esencia
sal obtenida de lo individual por abstracción y predicable de la
acia primera; v. gr.: hombre.” *
Posteriormente veremos cambien la diferencia entre dos tipos de
’ente: el metafísica y el lógico. Aquí hemos tratado sólo el acei­
te metafísico, cuyas especies se explican enseguida.

3. Los NUEVE ACCIDENTES a r is t o t é l ic o s .— Falta precisar


poco mejor en qué consiste cada clase de accidente.5 Arís­
celes distingue nueve accidentes.* Ellos son: cantidad, cuali­
dad, relación, acción, pasión, tiempo, lugar, situación y per­
tenencia (o hábito, según las traducciones ordinarias).
Para explicarlos es conveniente partir de un ejemplo con­
creto. Una persona cualquiera, Pedro (substancia) puede poseer
los nueve accidentes, como se indica a continuación:
1. Pedro es alto, gordo, ancho de hombros. Estos califica­
tivos pertenecen al accidente c a n t id a d , que indica, en general,
todo aquello que puede dividirse en partes. Aquí tenemos todo
el campo de las Matemáticas.
2. Pedro es justo, honrado. Se trata ahora del accidente
que indica algo estimable o desestimable en la subs­
c u a l id a d ,
tancia.
3. Pedro es jefe de tal institución. El accidente r e l a c i ó n
nos expresa una conexión entre dos substancias (o entre una
substancia y un accidente, o entre dos accidentes). La pater­
nidad, por ejemplo, es una relación que liga a padre e hijo.
Entre los conceptos que tenemos en la mente hay ciertas rela­
ciones, que son las que se estudian en Lógica.
4. Pedro trabaja, canta, camina. Se trata del accidente ac ­
En general, los verbos indican la operación que está
c ió n .
ejecutando el sujeto.
5. Pedro es amado, es castigado. El accidente llamado p a ­
s ió n indica algo que se recibe por el sujeto. Esto se entiende

■* Cfr. B ru g g er : D iccionario d e jilo sopa. Herder.


5 Las substancias ya han quedado divididas en c! árbol de Porfirio: es­
píritus, minerales, vegetales, bestias y hombres.
* Aunque a veces omite algunos de ellos que (como se verá) no son de
tanta importancia. En cambio, los tres primeros nunca son omitidos por ningún
autor.
106 INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA

muy bien en Gramática cuando se vuelven las oraciones por


pasiva.7
Pedro tiene 30 años. Es el accidente
6. t ie m p o , que indica
una permanencia en la existencia.
7. Pedro está en Guadalajara. El accidente lugar nos in­
dica la ubicación de la substancia.
8. Pedro está de pie, o sentado, o acostado. Se trata del
accidente s it u a c ió n (llamado sitio en otros manuales), y nos
indica la disposición de las partes en un mismo lugar.
9. Pedro tiene un sombrero, riquezas, un traje nuevo. Es el
accidente p e r t e n e n c ia ( hábito, en otros libros) y nos indica
el hecho de que la substancia posee algo externamente. (N o
confundir con la cualidad, que es una posesión intrínseca a la
substancia.)
En total, son, pues, diez categorías: una substancia y nueve
accidentes. Tal es el sistema propuesto por Aristóteles. No han
faltado críticas; sobre todo, a los últimos accidentes que explica
este autor. Sin embargo, nótese la utilidad que en su conjunto
prestan, sobre todo a la persona que se propusiera hacer una
descripción de un objeto o de un personaje. Bastaría que si­
guiera cada uno de esos nueve accidentes como lincamiento
general de su descripción, y con ello se garantizaría una tota­
lidad de aspectos logrados, que difícilmente conseguiría en
otra serie de categorías.

RESUMEN

1. Las categorías son conceptos supremos, cuyo conjunto


abarca toda la realidad. Lógicam ente consideradas, son los con­
ceptos universales d e máxima extensión. Por encima d e ellas,
sólo están los conceptos trascendentales. M etafisicamente consi­
deradas. las categorías son los m odos d e ser d e los entes, lo
cual da lugar a una clasificación en grandes grupos.
2. Las dos categorías básicas son la substancia y los acci­
dentes. Substancia es todo ente que existe en sí mismo. Acciden-

" Aquí no indica la pasión una fuerza de! apetito sensible, como en Psi­
cología.
LAS CATEGORÍAS 107

te es el ente que existe en otro. L a substancia permanece, es la


realidad individual, y sobre ella van aconteciendo diversos acci­
dentes.
3. Aristóteles distinguió nueve accidentes, que con la subs­
tancia form an un conjunto de diez categorías en total. Ellos
son: cantidad, cualidad, relación, acción, pasión, tiempo, lugar,
situación y pertenencia. Aplicados a tina substancia ( por
ejem plo: P ed ro ), sirven para hacer una descripción concreta
y completa d e ese ente individual.
C a p ít u l o XV

LOS PREDICABLES ESENCIALES

Entramos ahora a una materia que ha traído serios problemas a


los alumnos de Lógica. Las explicaciones que se suelen dar en los
manuales son muy reducidas, y el tema es de los que han causado
revuelo en la historia de la Filosofía. Hay, pues, una desproporción
en el tratamiento del asunto. Pero, sobre todo, la especial dificultad
que encierran los predicables merece una exposición gradual y deta­
llada.

l. La c l a s if ic a c ió n d e l o s e n t e s e n e s p e c ie s y g é n e ­
r o s .— Para iniciarse en el tema, tomemos el aspecto más sen­
cillo de los conceptos, a saber, su extensión. Habíamos indicado
ya que hay unos conceptos superiores a otros, según sea mayor o
menor su extensión. En este sentido (y sólo en este) arma
es un concepto superior a pistola. Y , en general, las cosas sin­
gulares pueden clasificarse dentro de ciertos conceptos que las
abarcan. A su vez, estos conceptos también pueden agruparse
dentro de otros conceptos de mayor extensión (superiores).
Por ejemplo, todas las pistolas pueden agruparse dentro del
concepto pistola, y a su vez el concepto pistola, junto con el con­
cepto puñal, fusil, cañón, etc., pueden clasificarse dentro del
concepto superior arma.
Tenemos ya una base real para entender los predicables: se
llama especie al concepto que agrupa a los individuos d e la
misma esencia . Se llama género al concepto que agrupa las espe­
cies que tienen algo en común . Pistola es un concepto llamado
especie; y arm a es un concepto llamado género.
Falta por definir un tercer concepto: la diferencia específica.
Resulta que hay varias especies comprendidas dentro de un
género. Todas esas especies tienen algo en común, y por eso
se han clasificado dentro del mismo género; pero a la vez hay
ios
LOS PREDICABLES ESEN CIALES 109

algo que distingue a una especie de otra a pesar de su seme­


janza. Eso que distingue a las especies que pertenecen a l mismo
género se llam a diferencia específica. (Nótese que el nombre
“diferencia específica" ya es bastante significativo.) Por ejem­
plo: polígono es un género que abarca las especies triángulo,
cuadrilátero, pentágono, etc. La especie triángulo abarca los
diferentes triángulos individuales, que en concreto pueden exis­
tir. Cada una de esas especies posee su diferencia específica,
por la cual se distingue de las otras, a pesar de que se asemejan
al pertenecer al mismo genero. En este caso, la diferencia es­
pecífica de triángulo es tener tres lados; la del cuadrilátero
es tener cuatro lados, y así sucesivamente.
Con estos tres conceptos se puede entender el siguiente
cuadro:

GENERO M ueble
■ble .

Para / Para \Para \ para


DIFERENCIA ESPECÍFICA ► sentarse acostarse guardar escribir

ESPECIE
y / r
Silla Cama Ropero
\
Escritorio

En resumen, el género es un concepto superior a especie. El


género abarca varias especies. Las especies del mismo género
se distinguen entre sí por su correspondiente diferencia espe­
cífica. Especie, género y diferencia específica son los tres pri­
meros predicables (faltan otros dos, que luego se explicarán).
Pronto veremos la utilidad de estas nociones, al pretender
definir y clasificar algún objeto con precisión.

2. R e l a c ió n e n t r e e s p e c ie , g é n e r o y d if e r e n c ia e s p e ­
c íf ic a .— Ahora
consideremos el mismo tema, pero ya no desde
el punto de vista de la extensión de los conceptos, sino aten­
diendo más bien a su comprehensión o contenido interno. Por
ejemplo, en el concepto triángulo podemos distinguir dos ele­
mentos: polígono y d e tres lados. El concepto cuchillo también
puede descomponerse en dos: arma y cortante. Son los mismos
ejemplos citados anteriormente, pero ahora considerados en su
contenido intemo.
110 INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA

En general, se dice que el concepto que se descompone en


sus dos elementos fundamentales se llama especie, y esas dos
partes que lo integran son el género y la diferencia específica.
Triángulo es, pues, una especie descompuesta en el género
polígono y la diferencia específica de tres lados. Resulta enton­
ces una fórmula aplicable a cualquier concepto considerado
como especie:
Especie, igual a género más diferencia específica
Todavía se puede insistir en una mayor distinción de ele­
mentos dentro del concepto llamado género. Éste admite tam­
bién otro género superior con su correspondiente diferencia
específica. Por ejemplo: hom bre es una especie que se descom­
pone en género animal y la diferencia específica racional. A su
vez, animal (ahora considerado como especie) se descompone
en el género viviente y la diferencia específica sensible.

S u b s t a n c ia
/ \
Material Inmaterial — Espíritu
\
C uerpo
/ \
Animado Inanimado = Mineral
\
V ivien te
/ \
Sensible Insensible = Vegetal
\
A nimal
/ \
Racional Irracional = Bestia
\
H ombre
. / ! \
Pedro Juan Francisco

Estamos de nuevo en una aplicación del árbol de Porfirio.


Los conceptos del tronco son especies y géneros, mientras que
los de las ramas son diferencias específicas. Nótese que un
mismo concepto del tronco puede ser considerado como género
o corno especie. Es género si se le considera formando parte del
concepto inmediato inferior. Es especie si se le considera como
LOS PREDICABLES ESEN CIALES 111

formando una totalidad que se va a descomponer en ci género


superior. Animal, por ejemplo, es género de hombre, pero es
especie de viviente. Esa catalogación de géneros y especies nos
lleva desde la especie ínfima que es hombre, hasta el género
supremo que es substancia.
En general, siempre es posible hacer esta descomposición en
géneros y diferencias específicas partiendo de un concepto cual­
quiera (que se considera entonces como especie). Pero, en
muchas ocasiones, el idioma carece de términos adecuados para
expresar y hacer entender las diferencias específicas. Por ejem­
plo, ¿cuál es la diferencia específica del tigre, considerado
como una especie dentro del género felino? No obstante, en
muchas ocasiones se ha logrado una buena clasificación de cier­
tos grupos de seres recurriendo a esta (en verdad) sencilla
relación entre conceptos, que se comprehenden unos a otros.
Por ejemplo, la clasificación de los animales en Zoología.

3. D e f in ic ió n d e l o s p r e d ic a b l e s e s e n c ia l e s .— Tene­
mos ya los datos suficientes para definir con rigor estas tres
nociones: especie, género y diferencia específica.
Se llama especie a un concepto en cuanto que expresa una
esencia completa. La especie es el mismo contenido esencial
de un concepto cualquiera. Por un lado, es susceptible de
descomponerse en partes; y, por otro lado, es aplicable a la
totalidad de entes que presentan esa característica en común.

Nótese que aunque especie es el mismo contenido del concepto


(punto de vista de la comprehension), usualmente se llama especie al
conjunto de seres a los que se extiende dicho concepto (punto de vista
de la extensión). Así decimos que tal objeto pertenece a determinada
especie.

Se llama género al concepto superior en extensión a la es­


pecie, pero contenido en la comprehensión de éste. Género
(dice la definición tradicional) es un concepto que expresa un
elem ento determinable d e la especie. La palabra determinable
en esa definición indica que hace falta una determinación (de
la diferencia específica) para que quede completa la compre­
hension de tal especie.
Por fin, la diferencia específica es el concepto que deter­
mina a un género para completar una especie. Entre lo determi-
112 INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA

nable del género y lo determinante de la diferencia específica


se forma la especie ya completamente determinada. Esto equi­
vale a la sencilla fórmula ya dada: Especie es igual a género
más diferencia especifica.
Como un auxiliar para entender esto, se puede imaginar:
o bien el conjunto de entes clasificados en especies, y éstas
agrupadas en géneros (tal como lo hicimos en el primer nú­
mero de este capítulo) o bien el concepto como especie, y
descompuesto en sus dos elementos (genero y diferencia espe­
cífica ), de acuerdo, respectivamente, con los dos esquemas
que siguen:

Género --------------- ► /\
\
D if específica —► • ■ p RacionaS. +- D if. específica
\
_ • ------ -
Especies q/ \ AnimalJ Genero
O

Individuos -» / ^ \ \ Hombre <— Especie


I I I !
PUN TO DE VISTA DE LA PUNTO DE VISTA DE LA
EXTEN SIO N COMPREHENSIÓN

4. D e f in ic ió n y c l a s e s de p r e d ic a b l e s .— A. Las tres
nociones: especie, género y diferencia específica (y además
otras dos que se explicarán en el capítulo próximo) se han
llamado predicables. La palabra misma nos indica de qué se
trata. Es el modo como pueden atribuirse (o predicarse) todos
los conceptos con respecto a ciertos sujetos. Así, por ejemplo,
respecto a Pedro se pueden predicar varios conceptos: hombre
se le puede atribuir como especie (esencia com pleta); animal se
le puede atribuir como género (esencia determinable); y ra­
cional se le puede atribuir como diferencia específica (esencia
determinante). Por otro lado, viviente se puede predicar como
género a la especie animal, etc. D e todo esto se deduce que
los predicables son los conceptos en cuanto que se atribuyen de
cierto m odo a un sujeto. Son, en síntesis, los m odos de predi­
cación.

B. Hasta ahora hemos estudiado sólo tres predicables. Tanto


la especie como el género y la diferencia específica son pre­
LOS PREDICABLES ESENCIALES 113

dicables o modos de predicar algo. Los tres se llaman predica­


bles esenciales, en cuanto que contienen, total o parcialmente, la
esencia del sujeto d e que se trata. Hay, además, otros dos pre­
dicables no-esenciales (también llamados, a veces, accidenta­
le s ): el propio y el accidente lógico (este último también
llamado diferencia contingente), y se distinguen de los tres ya
estudiados porque expresan un contenido que no está incluido
en la esencia del sujeto. Por ejemplo: Pedro es blanco, es vir­
tuoso, etc. Estos predicados no afectan a la esencia humana de
Pedro, y por eso se les llama predicables no-esenciales.
A reserva de estudiar con más detalle estos predicables no-
esenciales, por lo pronto haremos notar que un mismo concepto
puede ser, en un caso, predicable esencial; y, en otro, predica­
ble no-esencia). Por ejemplo: bueno, si se atribuye a la virtud,
«s un predicado esencial, puesto que el concepto de virtud
c-r.:iene a la bondad como nota característica. (Es diferencia
específica, pues la definición — aristotélica— de virtud es: há­
bito bueno.) En cambio, bueno aplicado a un hombre es un
predicado no-esencial, puesto que el concepto de hombre no
..-.cluye esa cualidad. Lo mismo podríamos concluir en estas
rrases: 1) El triángulo tiene tres lados. 2 ) El pastel tiene tres
Lidos. En el primer caso tres lados es un predicable esencial.
En el segundo es un predicable no-esencial.

5. Los p r e d ic a b l e s y l a s c a t e g o r ía s .— Las categorías


también se llaman predicamentos. Por su parte, los predica­
bles también se llaman categoremas. Estos pares de nombres
sugieren que hay una relación estrecha entre el tema del capí­
tulo anterior y el actual.
En efecto, las categorías son lo que se predica, mientras
que los categoremas (o predicables) son el m odo como se pre­
dica. Las categorías son entes reales, que existen con indepen­
dencia de la mente. En cambio, los predicables son entes de
razón (o sea, conceptos que se aplican a otros conceptos). El
concepto de especie (predicable) se aplica a otros conceptos
(categorías). Nunca se podrá ver una especie individual en la
realidad extramental. Categorías y predicables sólo se aseme­
jan en que son los conceptos más universales de cuantos hay
(excepción hecha de los trascendentales, como hemos visto).

Lógica.—8
114 INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA

Aquí podemos aplicar lo aprendido en la división de las


ideas. Decíamos entonces que por su origen pueden ser: inna­
tas, directas, indirectas, etc. Pues bien: las categorías son ideas
directas, puesto que se captan en la misma realidad externa.
Los categoremas o predicables son ideas indirectas (reflejas o
entes de razón), puesto que su contenido se refiere a otros
conceptos.
Por último, nótese que en este capítulo estamos de lleno
dentro del objeto formal de la Lógica. Los predicables expresan
relaciones entre conceptos, son entes de razón que nos indican
el orden de los conceptos. En suma, los predicables nos llevan
a la consideración del orden o form a mental de nuestros pen­
samientos, que es el objeto formal de la Lógica.

RESUMEN

1. Los entes se pueden clasificar en grupos, d e acuerdo


con sus semejanzas. Estos grupos o clases se llaman especies.
Las especies, a su vez, también pueden agruparse en clases su­
periores que se llaman géneros. L o que distingue entre sí a las
especies que pertenecen al mismo género se llam a diferencia
específica.
2. El contenido d e un concepto, considerado como especie,
puede descomponerse en dos elementos: el género y la d ife­
rencia específica. Resulta entonces la siguiente fórm ula:

Especie igual a género, más diferencia específica

En el árbol de Porfirio los conceptos del tronco son géneros


y especies. Los d e las ramas son diferencias específicas. Un
concepto d el tronco es género en comparación con el concepto
inferior, y es especie, en relación con el concepto superior.
3. Especie es un concepto que expresa una esencia com­
pleta. Género es un concepto que expresa un elemento deter­
minable d e la especie. Diferencia específica es el concepto que
determina a un género para completar una especie. L a especie
determinada es la síntesis d e lo determinable del género con
lo determinante d e la diferencia específica.
I.OS PREDICABLKS ESENCIALES 115

4. Predicable es el modo como se atribuye un concepto


pecto d e otro. Se puede predicar algo com o perteneciente
la esencia del sujeto (predicable esencial: especie, género y
1erencia específica) o como fuera de la esencia d el sujeto
(predicable no-esencial, — o accidental— ; propio y accidente
lógico — o diferencia contingente— ). El mismo concepto puede
ser predicable esencial o no-esencial, dependiendo del sujeto al
cual se atribuye.
y. Categorías o predicamentos son los conceptos que se
predican de algo. Catcgoremas o predicables son los modos
como se predican las categorías y los demás conceptos. Las ca­
tegorías son universales directos. Los predicables son universales
indirectos. Los predicables son un ejem plo d e form as mentales
(entes de razón) u orden d e los conceptos en la mente (objeto
form al de la Lógica).
C a p ít u l o X V I

LOS PREDICABLES NO-ESENCIALES

Continuamos explicando el tema de los predicables. Habíamos


dicho que, si consideramos las diferentes ideas que se pueden atribuir
a un sujeto determinado (v. gr., Pedro), esas ideas pueden estar
incluidas en la esencia humana de Pedro, o bien pueden estar fuera
de esa esencia. En el primer caso, tenemos los tres predicables esen­
ciales; y, en el segundo, dos predicables no-esenciales (el propio y el
accidente lógico) que nos corresponde explicar ahora.

1. E l p r o p io .— El propio es un poco difícil de entender,


porque se trata de un predicado ( concepto) que no está incluido
en la esencia del sujeto, y sin embargo,, emana necesariamente
d e ella. Por ejemplo, Pedro es necesariamente pesado, visible,
sociable, risible, etc. Todas esas ’'propiedades” , aun cuando no
están incluidas en la esencia de Pedro (animal racional), sí son
cualidades necesarias en él (es decir, se pueden hacer derivar
o deducir a partir de la esencia humana de Pedro). Ese tipo de
cualidades recibe el nombre de propio (o propiedades).
Pongamos otros ejemplos que aclaren el asunto. La esencia
de un triángulo es polígono d e tres lados. A llí están sus pre­
dicables esenciales. Además, se puede enunciar de cualquier
triángulo otra serie de predicados, que no pertenecen ya a tal
esencia enunciada, y, sin embargo, el triángulo las posee nece­
sariamente. Es el caso de la propiedad que tiene el triángulo
de sumar 180 grados sus tres ángulos. Podemos, pues, decir:
el triángulo tiene "tres ángulos que suman 180 grados”. El
predicado que está entre comillas es lo que llamamos propio.
Otro caso sería lo sociable del hombre. Podemos decir: "Pedro
es sociable.” Ese predicado no está en la esencia de Pedro, ya
indicada. Sin embargo, se puede demostrar que, a partir de esa
esencia, emana o se deriva la cualidad de la sociabilidad. (So­
116
LOS p r h d ic a b i .es n o - e s e n c ia l e s 117

d a b le significa aquí, no simpático o con don de gentes, sino


apto para tener relaciones con los demás miembros de la socie­
dad). Por lo tanto, sociable es un propio (o propiedad) de
Pedro.
En general, cada vez que se enuncia algo necesario en un
sujeto, pero sin que forme parte de su esencia (previamente
delimitada), estamos frente a este tipo de predicable llamado
propio. Se dice entonces que el propio no es constitutivo de la
esencia; pero es consecutivo de ella.1
Ciertamente, ias características de este predicable ofrecen
alguna oscuridad, que no han dejado de ocasionar serias dis­
cusiones a lo largo de la historia de la Filosofía. A reserva
de mayores aclaraciones en los apéndices de este libro, por
ahora debe considerarse su utilidad e importancia, al menos
como contrapartida al hecho de su especial oscuridad y difi­
cultad.
En las ciencias, una vez definido un grupo de objetos, se
procura derivar, a partir de allí, algunas propiedades necesa­
rias de tales objetos. Esos serían los propios. Por ejemplo: en
Matemáticas,' los teoremas que demuestran cómo se obtiene
la superficie del triángulo, del círculo, del trapecio, etc., enun­
cian propiedades (o propios) de tales figuras. F.n Química, es
posible derivar propiedades de los cuerpos a partir del conoci­
miento de su peso atómico y estructura atómica.

1. En muchas ocasiones el investigador encuentra experimental­


mente cierta propiedad de algún tipo de substancia. Y sólo después,
en un momento de reflexión, a base de deducciones, inclusive de tipo
matemático, encuentra que esa propiedad observada podría haberse
inferido con un nexo necesario a partir de las características esenciales
ya conocidas en tal substancia. Es raro que suceda al revés, o sea, que
primero se deduzcan ciertos hechos o propiedades, y luego se encuen­
tren experimentalmentc. Sin embargo, ha sucedido. Tal es el famoso
caso del astrónomo Lcverrier, que anunció a sus compañeros la pre­
sencia del planeta Ncptuno en determinada región del espacio (sin
haberlo visto) sólo por deducciones matemáticas. Sus cálculos pudieron
comprobarse satisfactoriamente por medio de la observación directa
de ese planeta en el lugar y fecha previstos.
Sin embargo lo ordinario es que primero se encuentra una cua­
lidad (o propio), se advierte enseguida su universalidad, y con ese

1 El propio dar.i origen a los ll.im.idos juicios sintéticos [»¡eirr. como se


118 INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA

dato se sospecha su necesidad, la cual se comprueba a base de una


deducción a partir de la esencia del objeto que presenta dicha cualidad.
Entonces podemos decir que tal cualidad es un propio de la esencia
estudiada. Ésta es una de las principales tareas del método científico.
(C fr. capítulos X X X III y X L I II) .
2. En algunas ocasiones me referiré al concepto "propio en sen­
tido estricto", significando "lo que se deriva y pertenece a una esencia,
y sólo a ella”.

2. E l a c c id e n t e l ó g ic o .— Es el último predicable y el más


sencillo de todos. Se trata de una cualidad que se atribuye a
un sujeto, pero que puede estar o no en él; es completamente
contingente. Tenemos el caso de Pedro, el cual no cambia en
su esencia humana si es sabio o no, virtuoso o no. trabajador
o no. Todos estos predicados, ni están incluidos en su esencia,
ni tampoco emanan necesariamente de dicha esencia.
El accidente lógico (o diferencia contingente) se define
pues, como el predicado (concepto) que ni está en la esencia
del sujeto ni emana necesariamente d e ella. Por ejemplo: "El
triángulo es rectángulo". Para la esencia del triángulo es indi­
ferente que sea rectángulo o no.
Estos dos predicables no esenciales se llaman así (no-esen­
ciales) porque coinciden en que no están incluidos en la esencia
del sujeto al cual se atribuyen. Sin embargo, la diferencia entre
ambos es tajante: el propio emana necesariamente de la esencia
del sujeto, mientras que el accidente lógico no.
En resumen, cada vez que se atribuye un predicado a un
sujeto, esc predicado puede clasificarse en alguno de estos
cinco modos de predicar (o predicables): como especie, si
representa la esencia completa del sujeto; como género, si repre­
senta un aspecto determinable de la esencia; como diferencia
específica, si representa un aspecto determinante de la esencia;
como propio, si se trata de un elemento no incluido en la
esencia, pero derivable a partir de ella; o como accidente lógi­
co, si no está en la esencia y tampoco se deriva de ella.

3. D if e r e n c ia e n t r e a c c id e n t e ló g ic o y a c c id e n t e m e -
t af ís ic o .— En
este momento es necesario aclarar la diferencia
entre el accidente lógico que acabamos de explicar, y el acci­
dente metafísico, que se explicó en el capítulo acerca de las
categorías.
LOS PREDICABLES NO ESENCIALES 119

a ) En primer lugar, el accidente metafísico (como lo aca­


bamos de indicar) es una categoría, mientras que el accidente
lógico es un predicable. Por tanto, el accidente metafísico es lo
que se predica directamente de alguna cosa. Mientras que
el accidente lógico es ese mismo predicado directo, pero en
cuanto que se relaciona de algún modo (intrínseca o extrínse­
camente) con la esencia del sujeto.
b ) D e lo anterior se deduce que el accidente metafísico es
un ente que se opone a substancia; mientras que el accidente
lógico se opone a propio y a predicable esencial.
c) Por último, el accidente metafísico suele ser un em e real,
extramental; algo que existe independientemente de la inteli­
gencia que lo piensa, aunque necesariamente en un sujeto (subs­
tancia). Por el contrario, el accidente lógico es siempre un
ente d e razón, es un concepto, o mejor, la particularidad de
fena concepto que se predica de un sujeto de un modo contin­
gente.
El accidente metafísico se refiere, pues, al orden real. El
accidente lógico se refiere al orden mental. Justamente éste
es el orden de que trata la Lógica: el orden de los conceptos
en la mente.
Debido a este orden de los conceptos que en la mente
pueden estar dispuestos de modo diferente al orden real, es
como no necesariamente ha de coincidir el accidente metafísico
y el accidente lógico.
Pongamos unos ejemplos en donde no se da tal coinci­
dencia.
En la esencia de un mueble no se incluye de qué material
esté hecho. Sigue siendo mueble si está hecho de metal o de
madera. Por tanto, ese metal (o madera) es un accidente
lógico en la esencia de mueble; sin embargo, el metal en sí
no es un accidente metafísico, sino que es una substancia.
Otro caso. En la esencia del conocimiento se incluye el acto
de aprehender un objeto. Ese acto nunca puede existir en sí
mismo, sólo en un sujeto o substancia que lo realice. Por tanto,
el acto es un accidente metafísico (acción); sin embargo, se
predica esencialmente respecto al conocimiento. En general,
cuando se define un determinado accidente metafísico, sus ele-
120 INTRODUCCIÓN A LA LÒGICA

mentos, por muy esenciales que sean, no dejan de ser accidentes


en el orden metafisico.2

RESUMEN

1. El propio es un concepto que no está en la esencia dei


sujeto, pero emana necesariamente d e ella. Su importancia re­
side en que la ciencia continuamente busca estas "propiedades” ,
necesarias en los objetos que trata, aunque no comprendidas
en su esencia (tal com o se la ha definido).
2. El accidente lógico es un concepto que ni está en la
esencia del sujeto, ni emana d e ella necesariamente. Cualquier
predicado d e un sujeto cabe en alguno d e estos cinco predica­
bles: especie, género, diferencia específica, propio y accidente
lógico.
3. El accidente metafísico es una categoría, se opone a
substancia y es un ente real. Por el contrario, el accidente lógico
es un predicable, se opone a propio y a predicable esencial y es
un ente de razón. N o necesariamente coinciden uno y otro,
porque uno se refiere a un orden real, y el otro a un orden
mental.

- Cfr. B r c g g e r : D iccionario filosófico. " Accidente lógico es todo determi­


nante que puede darse o no darse en un sujeto de un juicio.” "Accidente
metafísico es lo que determina ulteriormente a una substancia ya de por sí
constituida en un grado del ser."
C a p ít u l o X V II

LA D EFIN ICIÓ N

Entramos ya al aspecto práctico de esta parte de la Lógica. Lo


aprendido acerca del concepto tiene su principal aplicación en la formu­
lación de las definiciones correctas.

1. Q ué e s u n a d e f i n i c i ó n .— Definir quiere decir deli­


mitar (del latín: defin iré), poner límites. Por tanto, una defini­
ción es la expresión de lo que es un objeto, sin añadir ni quitar
nada a él.
En otras palabras, nuestros conceptos se refieren a ciertos
objetos; y explicitar con exactitud a que tipo de objetos se re­
fieren tales conceptos es lo mismo que definir. Como puede
notarse, estamos en el terreno de la comprehensión de un
concepto. Saberlo desarrollar con exactitud y fidelidad, sin que
falten o sobren notas esenciales, es saber definirlo. En el mo­
mento en que consideremos mayor número de notas en un
concepto por definir, estamos restringiendo su extensión, y
en el momento en que pongamos en un concepto menos notas
de las que posee, estamos ampliando indebidamente su exten­
sión. Una definición bien hecha es una muestra de pensamiento
correcto.
Sócrates, en el siglo v a.J.C., se interesó con empeño en la
obtención de correctas definiciones. Sus discípulos, ante la pre­
gunta acerca del significado de un término difícil (como justi­
cia, virtud, etc.), contestaban enumerando diversas personas
justas o diferentes virtudes. Sócrates mostró que eso no era
suficiente para saber qué es la justicia o la virtud. Había que
ir derecho a la comprehensión del concepto en cuestión, en
lugar de quedarse en su extensión. Sólo así se podía definir
y captar con precisión un concepto.
121
122 INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA

La utilidad de una buena definición reside principalmente


en que con ella se elimina la ambigüedad del vocabulario,
haciendo posible la uniformidad de pensamiento y de conclu­
siones en las diversas mentes que investigan un asunto. Sin
la previa definición se corre siempre el riesgo de estar hablando
de aspectos diferentes con las mismas palabras. Muchas discu­
siones podrían haberse evitado si desde el principio se hubiera
tenido la precaución de aclarar el significado del vocabulario
empleado. Por ejemplo, en Etica no se podría avanzar con
profundidad científica si no se definen conceptos tales como
valor, obligación, moralidad, autonomía, libertad, virtud, amor,
etc. Sin una previa aclaración de estas nociones, la ciencia Ética
se convertiría en una mera charla de café, tal vez interesante;
pero sin ninguna solidez en sus conclusiones.
\
2. L a d e f i n i c i ó n n o m i n a l .— Existen varios tipos de de­
finición. El más sencillo es la llamada definición nominal. Su
nombre mismo nos indica que se refiere a l nombre o palabra.
Una definición nominal solamente nos orienta acerca del sen­
tido que tiene la palabra definida. Esto puede hacerse utilizando
sinónimos o palabras más usuales que se aproximen al signi­
ficado de la palabra definida. El procedimiento más técnico
para llevar a cabo una definición nominal es recurrir a la eti­
m ología de la palabra.
Nótese que en este libro constantemente hemos utilizado
la definición nominal para iniciarnos en algún tema. Así, por
ejemplo, la Lógica, la Filosofía, la misma definición, son temas
que primeramente se han explicado en su definición nominal,
y enseguida se ha dado una definición más rigurosa (defini­
ción real).
Con esos ejemplos ya se puede concluir que, aun cuando la
definición nominal todavía no satisface el deseo de exactitud,
es buen método indicar una primera aproximación y orienta­
ción hacia el significado que luego se precisará. Quien tiene
algunas nociones de Etimologías latinas y griegas, ya puede por
sí mismo orientarse hacia un significado correcto, cada vez
que encuentra palabras técnicas nuevas. Tal sucede con pala­
bras como Geología. Ortografía. G rafología. etc.
LA DEFINICIÓN 123

3. L a d e f i n i c i ó n r e a l .— Éste es el tipo de definición que


nos puede llevar con exactitud y rigor al fin deseado. La defi­
nición real se refiere a la cosa u objeto significado. (D el latín:
res, cosa).
Se trata, básicamente, de poner en claro las notas consti­
tutivas de un concepto, de tal manera que su extensión abarque
precisamente los objetos que se pretende, ni más ni menos.
Todavía existen subdivisiones de la definición real. El pro­
cedimiento más frecuente es una simple enumeración d e las
propiedades más típicas del objeto por definir. El resultado
se llama definición descriptiva. Por ejemplo: el fierro es un
"metal gris con peso atómico 55.84, número atómico 26 y den­
sidad 7.86".
Existe, por fin, la definición real esencial, que es la más
rigurosa, y, por tanto, la más difícil de obtener. Consiste en
descomponer un concepto precisamente en su género más próxi­
mo y su correspondiente diferencia específica. Son contadas las
definiciones que se han logrado de esta manera, pero su valor
es indiscutible. Los ejemplos más simples e ilustrativos los
tenemos en el árbol de Porfirio: cada concepto del tronco
queda explicitado por el género inmediato superior y la dife­
rencia específica intermedia.
Otros casos (menos claros) son los siguientes:
Libertad: l ) aptitud de la voluntad, 2 ) para elegir un ob­
jeto entre otros. La diferencia específica está señalada en el
segundo inciso, y el género próximo está en el primero.
Otro caso: Amar: 1) querer el bien, 2 ) para alguien.
Igualmente, cuando se define una ciencia hay que dar su
objeto material y su objeto formal. Entre los dos constituyen
la definición esencial, al dar, respectivamente, el género próxi­
mo y la diferencia específica del concepto de esa ciencia.
Aclaremos que la definición (al revés de lo que se cree
ordinariamente) no es un juicio, sino que es un concepto. Por
ejemplo: "hombre es animal racional”. La clásica definición
de hombre está en las dos últimas palabras, las cuales consti­
tuyen un concepto, o mejor, el desarrollo o despliegue de las
notas contenidas en el concepto hombre. H om bre es lo definido;
animal racional es la definición, y naturalmente, la identidad
de esos dos conceptos'se expresa con el verbo ser en* tercera
124 INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA

persona fe s ) , que da lugar a un juicio. T al juicio no es la


definición, sino la síntesis de lo definido y la definición.

4. R e g l a s d e l a d e f in ic ió n c o r r e c t a .— Dentro de esta
proyección a la práctica, la Lógica ha formulado las siguientes
reglas, cuya aplicación facilita la obtención de buenas defini­
ciones:
p r i m e r a REGi-A: L a definición d ebe ser breve, pero com­

pleta. Es decir, debe explicitar lo indispensable para que la


comprehensión sea exacta, sin que falten o sobren notas cons­
titutivas; y todo esto con brevedad. Por ejemplo, "la virtud
es un hábito bueno”. En algunos casos bastan dos palabras.
Sin embargo, no por buscar la brevedad se pierda la exactitud.
SEGUNDA REGLA: L a definición debe convenir a todo lo de­
finido y a sólo lo definido. En otras palabras, no debe ser ni
demasiado amplia ni demasiado estrecha su extensión. Esta
regla es correlativa de la anterior, pues si el concepto se define
con exceso de notas su extensión se reduce, y viceversa.

Se comprueba cjue una definición sigue esta regla cuando se puede


colocar la definición en el lugar de lo definido y viceversa, sin que
pierda sentido la proposición. Por ejemplo: "todo triángulo es polí­
gono”; mala definición, porque no se puede decir “todo polígono
es un triángulo”. Cuando es posible efectuar este intercambio, se dice
que la definición es convertible.

t e r c e r a REGLA: L a definición d ebe ser más clara que lo

definido. Sólo así se consigue el fin que se pretende. La defi­


nición elaborada con palabras ambiguas, metafóricas o de sig­
nificado igualmente desconocido, resultan vanas. Sin embargo,
en algunas ocasiones, con una breve explicación del lenguaje
empleado sería suficiente para aceptar definiciones a base de
tecnicismos.
CUARTA REGLA: L o definido no d ebe entrar en la definición.
Con esta regla se quiere evitar uno de los defectos más co­
munes en la elaboración de definiciones. Se debe tener cuidado
de no utilizar en la definición la misma palabra que se pre­
tende definir. En algunos casos, tampoco habría que utilizar
derivados gramaticales de lo definido. Faltar a esta regla equi-
LA DEFINICIÓN 125

vaie a no definir ni aclarar el significado del concepto pro-


Taesto.
q u i n t a REGLA: L a definición no d ebe ser negativa. En lo

posible la definición debe decir lo que es, debe aclarar el con­


tenido de un concepto, y no lo que queda excluido de tal
concepto. Digo "en lo posible”, porque no fáltan ocasiones
en las cuales es prácticamente imposible decir de qué se trata.
Sólo cabría entonces una eliminación de notas, dada la oscuri­
dad que encierra esa noción.

Si se trata de definir a Dios diciendo que es infinito y absoluto,


resulta que infinito significa no tener límites, y absoluto significa no
:encr lazos o relaciones de dependencia con otros entes. Se caería, pues,
en una definición negativa. A Dios habría que definirlo en función de
la causalidad primera y de la perfección suma, que son conceptos
positivos.

SEXTA regla : L a definición d ebe indicar los atributos esen­


ciales d el objeto. Esto quiere decir que, o bien se señalan el
género próximo y la diferencia específica que constituyen la
esencia tratada, o, por lo menos, se ponen en claro las propie­
dades que necesariamente posee el objeto definido. Así resulta­
rán las definiciones esencial y descriptiva, respectivamente.
Siguiendo estas reglas, se facilita el pensamiento correcto al
nivel del concepto. D e otra manera puede suceder que una
frase que pasa como definición, aun cuando exprese cualidades
muy reales de lo definido, sea incorrecta como definición. Por
ejemplo, es verdadero que "amar es querer”; pero, como defi­
nición, esto es incorrecto, pues allí apenas está indicado un
género sin precisar la correspondiente diferencia específica
(amar es querer el bien para alguien).

Por otro lado, no siempre es posible definir con rigor algunos


objetos.
Lo individual no se puede definir, porque aunque se conozca su gé­
nero, difícilmente se llega a captar lo definitivamente típico de esc
sujeto, que lo distinga no sólo de las demás especies, sino también dé­
los demás seres de la misma especie.
Tampoco se puede definir el ser y el ente, porque, siendo concep­
tos de máxima universalidad, es imposible encontrar un género su­
perior que sirviera para definirlo. Lo mismo se diga de ciertas categorías.
A lo más habría que conformarse con definiciones descriptivas.
126 INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA

Y , por último, hay experiencias internas tan claras (como el


dolor, la alegría, la luz, etc.) que cualquier intento para definirlas
más bien lograría oscurecerlas. Sin embargo, una diferenciación de
conceptos semejantes (como: pasión, instinto, tendencia, sentimiento,
emoción, etc.) siempre es deseable en aras de una claridad científica
y filosófica.

RESUMEN

I. Definir viene del latín definiré y significa delimitar,


poner limites. Una definición es la expresión d e lo que es un
objeto sin añadir ni quitar nada a él. Es útil para lograr la
exactitud en los conceptos y evitar la am bigüedad del lenguaje.
Con ellas se puede evitar discusiones estériles.
II. L a definición se divide en nominal y real. L a definición
nominal se refiere a la palabra ( o nombre) . Es útil para orien­
tar hacia el significado preciso d e la palabra empleada.
III. L a definición real se refiere a la cosa u objeto signifi­
cado. Puede ser descriptiva o esencial. L a definición descriptiva
es una enumeración de las propiedades más típicas d el objeto.
L a definición esencial se ejecuta a base del género próximo y la
diferencia específica.
IV. Las reglas d e la definición correcta son seis:

1. Breve, pero completa, es decir, exacta.


2. A plicable a todo y a sólo lo definido.
3. Clara.
4. J m palabra definida no debe emplearse en la definición.
3. N o debe ser negativa.
6. D ebe indicar atributos esenciales (d e ser posible, el g é­
nero próximo y la diferencia específica).
C a p ít u l o X V III

LA D IVISIÓ N

Así como la definición se mueve en el terreno de la comprehen­


sión, por su parte la división afecta más bien a la extensión de un
concepto (aunque hay excepciones, como se verá).

1. Q ué e $ u n a d iv is ió n .— L a división es la distribución de
un todo en sus partes.
Esta operación mental es también muy útil cuando se trata
de conseguir claridad y precisión. Uno de los procedimientos
más eficaces para conocer mejor el significado de un concepto
es la división. En efecto, con el análisis y el enfoque de la
atención a cada una de las partes o clases que encierra un con­
cepto se puede profundizar en su conocimiento con más de­
talle. En el tratamiento de un asunto cualquiera siempre es
conveniente: primero, lograr una definición correcta; y, ense­
guida, hacer una división de sus elementos. De hecho, al hablar
de la Filosofía, de la Lógica, del concepto, de los pensamien­
tos, etc., hemos seguido ese camino.

2. C l a se s de d iv is ió n .— Los autores muestran grandes di­


ferencias al hacer una división de la división. Seguiremos aquí
la más sencilla e ilustrativa.
a ) l a c l a s i f i c a c i ó n .— El tipo más fácil de división es el
que ordinariamente se llama clasificación. Se trata de ordenar
los diferentes grupos de individuos que se encuentran en la
extensión de un concepto. Por ejemplo, tenemos el concepto
mexicano; su extensión abarca a todos los mexicanos, los cuales
pueden ser clasificados o divididos de acuerdo con alguna
característica que nos sirva como criterio. D e esta manera los
mexicanos se pueden dividir conforme a su religión, a su len­
128 INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA

gua, a su sexo, a su grado de instrucción, a su ingreso econó­


mico, etc. Lo mismo se diga de cualquier otro concepto; su
extensión se puede agrupar en clases similares. Todos los indi­
viduos abarcados en un concepto son susceptibles de agruparse
en clases y en subclases, de acuerdo con una característica que
sirve como criterio, y que en este caso se llama fundamento
de la división.
Aquí es donde se aplica lo que se aprendió acerca del gé­
nero y la especie. Cualquier concepto puede ser considerado
como género. Hacer la división o clasificación consiste, pues,
en encontrar las distintas especies que encierra dicho género.
Una vez más, el árbol de Porfirio viene a ser ejemplo clásico
de esta operación. En efecto, leyéndolo de arriba a abajo, se va
haciendo la división de substancia en material e inmaterial;
enseguida, los cuerpos en animados e inanimados, y así sucesi­
vamente. Este tipo de división en dos se llama dicotomía, y en
algunos casos puede ser la división más perfecta.
En la clasificación, el todo considerado se llama todo uni­
versal o género, y las partes obtenidas son clases o especies.
h ) la división física .— Un segundo tipo de división toda­
vía sencillo es el que consiste en desarticular ¡as partes físicas
que materialmente tiene un ente singular. Por ejemplo, un
hombre se divide en cabeza, tronco y extremidades. Las partes
de un automóvil también corresponden a esta división; las
piezas de un artefacto, las piezas de un traje, las letras de una
palabra.
Esta división se llama física en virtud de que se trata de
partes materiales que pueden separarse visiblemente. El todo se
llama integral, y con la división se obtienen partes físicas. No
es la más usada en las ciencias, pero hay algunos ejemplos,
como en Anatomía.
c) LA DIVISIÓN LÓGICA o m en ta l .— El tercer tipo de di­
visión es un poco más difícil. Se trata de penetrar en los ele­
mentos que encierra la comprehensión d e un concepto, distin­
guirlos y separarlos mentalmente. Esta división se llama lógica
o mental; porque (al revés de las anteriores) las distintas partes
obtenidas sólo son aspectos que se pueden separar en la mente,
mas no en la realidad material. Se trata de un todo esencial,
LA DIVISIÓN 129

y las partes obtenidas son elementos o aspectos inteligibles (y,


en ciertos casos, coprincipios o formalidades, como se verá).
Los ejemplos son los siguientes:
En un concepto considerado como especie siempre se puede
distinguir el género y la diferencia específica que lo integran.
Ta! es lo que hemos heclio en el capítulo que trata de los
predicables. Concretamente, en el hombre se puede distinguir
la animalidad y la racionalidad, pero nunca se puede hacer esta
separación en un hombre singular y concreto, sólo en el concep­
to de hombre, y de una manera intelectual (estamos, de nuevo,
en el típico orden lógico).
Otro ejemplo clásico es la distinción en coprincipios o pares
de elementos que sintetizados integran un ente. Desde Aristó­
teles se mencionan el acto y la potencia. Todo ente creado
consta de acto y potencia. Igualmente consta de esencia y exis­
tencia, de substancia y accidente, de materia y forma (si se
trata de un ente corpóreo).
Nótese la importancia de este tipo de división. La mente
aclara el contenido de la esencia cuando logra discernir las
diferentes formalidades o aspectos que allí están contenidas.
Este es el trabajo de lo que se ha llamado tradicionalmente
abstracción formal.

Se ha discutido en Ja filosofía escolástica.acerca del tipo de dis­


tinción que cabe en estos elementos o co-principios señalados más
arriba. Todos están de acuerdo en que la mente los distingue clara­
mente, y la separación de esos elementos (acto y potencia, materia y
forma, etc.) sólo se puede hacer en un orden lógico. Sin embargo.
¡os tomistas (al estilo de Cayetano) insisten en que, además, en el

Í
orden real, aunque no haya separación posible de tales coprincipios.
sí hay una distinción real de esos elementos. Los suarecianos, por su
parte, niegan tal distinción real y sólo afirman la distinción mental
o lógica de ellos. La discusión de tales teorías pertenece a la Meta­
física y, por tanto, cae fuera de nuestro marco de la.-ciencia Lógica.
Aquí basta mencionar este tipo de división mental y sus aplicaciones
al orden científico, que son muy valiosas.1

3. R e g l a s d e u n a d i v i s i ó n c o r r e c t a .— Para facilitar una


buena división atiéndase a las siguientes reglas:

1 Para una profundizado:! en el tema enunciado puede consultarse: G r e n e t :


Ontoiogra, Herder, pág. 220 y, también, J o l iv e t : L ógica y Cosm ología, pág. 6V

Lógica.—9
130 INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA

p r i m e r a r e g l a : L a división debe ser completa. — Es decir,

debe mencionarse un conjunto de partes que equivalga al todo


dividido. Esto es indispensable en la división física y en la
lógica. Sin embargo, es más difícil (y no siempre es posible)
en la división por clases. En muchas ocasiones no se conocen
todas las especies de un género (en Zoología). Sería incorrec­
to, por ejemplo, no mencionar todos los países que integran el
continente africano.
s e g u n d a r e g l a : Las partes deben excluirse entre sí.— Esto
significa que una parte no debe abarcar a otra. Por ejemplo,
mal estaría la división de las lenguas en indoeuropeas y la­
tinas, puesto que las primeras abarcan las segundas. En este
sentido es recomendable la división dicotómica a base de con­
ceptos contradictorios, como en el árbol de Porfirio. Sin embar­
go, en ocasiones resulta sumamente artificial.
t e r c e r a r e g l a : L a división d ebe ser ordenada y gradual .—

Se recomienda que la enumeración de las partes siga un cierto


criterio lógico, por ejemplo: de mayor a menor importancia, o
de norte a sur cuando se trata de países, etc.
c u a r t a r e g l a : La división debe ser breve. — Esta cualidad es

indispensable si lo que se pretende es facilitar la claridad y la


penetración. De lo contrario se produce una mayor confusión
y oscuridad.

RESUMEN

1. La división consiste en la distribución de un todo en sus


partes. Atiende de preferencia a la extensión d e un concepto.
Pero no faltan casos en los que se divide la comprehensión del
mismo. Su utilidad reside en que ayuda a comprender mejor el
significado de un concepto, una vez analizadas las partes que
encierra, sea en su extensión, sea en su comprehensión.
2. La división puede ser: clasificación, división física y di­
visión lógica o mental.
a) L a clasificación consiste en mencionar las diferentes es­
pecies contenidas en un género. Se parte d e un todo universal
v se obtienen partes llamadas clases o especies.
LA DIVISIÓN 131

b ) L a división física consiste en mencionar las distintas


partes materiales que integran un todo. Se parte de un todo
integral y se obtienen partes físicas.
c) Jat división lógica o mental consiste en mencionar los
distintos elementos que contiene la comprehensión de un con­
cepto. A¿? separación d e esos elementos sólo es posible en la
mente; pero no en la realidad sensible.
3. Las reglas d e la división correcta son las siguientes:
Primera: D ebe ser completa.
Segunda: Una parte no debe incluir a otra.
Tercera: D ebe ser ordenada y gradual.
Cuarta: D ebe ser breve.
C a p í t u l o X IX

TIL TÉRM IN O

Estamos en la parte final que se refiere a la primera operación


mental, de acuerdo con el programa establecido en el capítulo IX . Una
veis aclarada la simple aprehensión y estudiado el concepto en su
esencia, propiedades, clases y aplicaciones, sólo nos queda revisar rápi­
damente el término (o palabra), que es el signo o expresión externa
de una idea.

1. L a palabra , como signo .— La principal característica


del término es su calidad de signo. El termino mismo, como un
sonido o palabra escrita, pasa a segundo plano en la atención
de la mente (por eso, es tan difícil corregir los errores de im­
prenta). La mente, enfrente de un término, no lo considera
tanto en su materialidad, cuanto en el significado que evoca.
El término es como un trampolín para elevarse a ese terreno
de los significados. Y es que el término es, ante todo, un signo.
Por signo debe entenderse: todo aquello que, conocido, nos
lleva al conocimiento d e otra cosa.
Es admirable el proceso de la significación. El progreso
humano hubiera sido imposible si su conocimiento de las cosas
se hubiera quedado en esas mismas cosas, y nunca se le hubiera
ocurrido al hombre tomarlas como signos de otras cosas. En la
naturaleza se encuentran muchos signos naturales, como el humo
(que es signo del fuego) o las lágrimas (que significan una
emoción interna). El hombre, además, se ha fabricado signos
artificiales, más o menos arbitrarios o convencionales. Las pala­
bras son el ejemplo más ilustrativo de esta clase de signos.
Cada palabra suele expresar una idea (o varias). Y así
como la ide» es un modo de representarse mentalmente un ob­
jeto externo, también la palabra representa o expresa una idea.
EL TÉRM IN O 153

Por tanto, las palabras se pueden tomar como representantes


de los mismos objetos de los cuales se habla.

2 . P a l a b r a s , id e a s e i m á g e n e s .— Pero las palabras no sólo


se refieren a las ideas. En muchas ocasiones sólo evocan imá­
genes, y objetos singulares. Cuando una persona no entiende el
significado de una palabra, entonces se queda generalmente con
la simple imagen. Por ejemplo, los niños, al pronunciar la pala­
bra ¡>apá, no tienen la idea de padre, sólo la imagen singular de
su propio padre. Es que el conocimiento intelectual va siendo
gradual, y en muchas ocasiones es necesaria una expresa expli­
cación del sentido que tiene un concepto aislado, para que el
nivel del conocimiento no se quede en la simple imagen, y as­
cienda al nivel intelectual, ya explicado en el capítulo referente
a la naturaleza del concepto.
D e aquí se deduce la deficiencia en los conocimientos de
aquellas personas que sólo acostumbran aprender de memoria
("a l pie de la letra") las lecciones de los libros, pero que no
logran captar el objeto (sensible o intelectual) a que se refieren
esas palabras. Para fijar los conocimientos, es necesario saber
repetir de memoria algunas definiciones; pero esto no basta.
Lo más importante es captar el contenido intelectual que se ha
asociado a cada palabra del idioma.
Otra de las aplicaciones que aquí podemos estudiar, aunque
sea de pasada solamente, es la exactitud en c-1 lenguaje. Resul­
ta que una misma ¡dea puede expresarse de varias maneras;
esto se debe a la riqueza de nuestro idioma. Pero no todas esas
maneras son igualmente apropiadas para dar a entender lo que
se quiere decir. En algunas ocasiones es necesario escoger con
cuidado el lenguaje. Está bien decir con las propias palabras
lo que se ha aprendido, pero debe tenerse cuidado de decirlo
con fidelidad. En más de una ocasión, un examen escrito u
oral revela que se entiende la idea, pero que falta el vocabulario
preciso para expresarlo.

3. La división del término .— A ) D e acuerdo con la uni­


formidad de significado los términos se han dividido en tres
clases: unívocos, equívocos y análogos.
Término unívoco es ei que se aplica d e la misma manera
a ios objetos que expresa. Término equívoco es el que se aplica
134 INTRODUCCIÓN A I.A LÓGICA

d e m odo diferente, el que ticae distintos significados en la


misma frase u oración. Por ejemplo, león significa un animal,
y también significa una ciudad y una constelación. Nótese que
cualquier palabra podría ser calificada como equívoca, en cuanto
que el diccionario le da una multitud de significados. Sin em­
bargo, lo que importa es que durante una explicación, discusión
o simple descripción, las palabras utilizadas mantengan su mis­
mo significado a lo largo del texto. Cuando una palabra no se
emplea unívocamente en una explicación suele dar origen a
confusiones y sofismas.
Por último, los términos pueden emplearse analógicamente.
El término análogo es el que se aplica a diversos objetos con un
significado en parte igual y en parte diferente. Los ejemplos más
utilizados en Filosofía son los trascendentales: ser, bondad,
verdad. Debido a su máxima universalidad, tiene que aplicarse
con un cierto desfasamiento en su significado. Ser es tanto
Dios como el gusano, pero la diferencia en los dos modos de
ser es obvia. Bueno es el hombre y el alimento, pero en sentido
no del todo idéntico. Por otro lado, en poesía, continuamente
se utilizan términos con sentido análogo, como cuando se dice
que ‘'los prados sonríen” o que "el violín llora” .

El tema de la analogía, sus clases, y la analogía que le corres­


ponde al ser, ha dado origen a serias discusiones. Para ilustrarse en
ellas conviene consultar: Co r eth : M etafísica, págs. 237-262; o bien,
G r e n e t : O rtología, págs. 173-183-

B ) Por otro lado, se ha dividido los términos en categore-


máticos y sincalegoremáticos. Los primeros son los que tienen un
significado por sí mismos, expresan directamente una realidad
natural. Sus ejemplos clásicos están en los sustantivos, los ad­
jetivos y también los verbos. En cambio, los términos sincate-
goremáticos sólo sirven corno relaciones entre los prim eros; ex­
presan enlaces sintácticos en el mismo lenguaje. Sus ejemplos
más importantes están en las preposiciones y en las conjunciones.
Esta última división tiene grandes aplicaciones en la Lógica
moderna. A los términos sincategoremáticos se les llama allí:
conectores u operadores lógicos. (C fr. Agazzi, L a Lógica sim­
bólica , pág. 3 6 ).
E L TÉRM IN O 135

La '' suppositio ''.— En otros tiempos se estudió con profundidad


y toda dase de detalles el tema de las propiedades de los términos.
(C fr. M a ritain : El orden d e los conceptos, págs. 89-110; y, también,
J o liv et : Lógica y Cosmología, págs. 57 y 58.) Entre ellas descuella
la suppostilo o suposición. Se define como el valor de suplencia de un
término. En otras palabras, cada término puede referirse a uno de estos
tres objetos o planos: a la cosa real extramental (suppositio personal),
al concepto significado (suppositio simple) o a la palabra misma
(suppositio material). (Las dos primeras se agrupan en lo que se llama
suppositio form al). Se tienen, pues, tres clases de suposición o su­
plencia. Los ejemplos son los siguientes, en el orden respectivo: Pedro
es hombre. H om bre es un predicado. Hombre es una palabra de seis
letras.
La importancia de esto reside en que el lenguaje, en su gama de
facetas expresivas, puede referirse indiferentemente a cualquiera de estos
tres planos, lo cual en algunas ocasiones podría dar origen a confu­
siones. A esto tendríamos que agregar, por otro lado, que el lenguaje
no sólo se asocia con esos tres planos objetivos, sino que, aJemás,
asocia emociones. Una palabra con sentido emotivo también es oca­
sión de discusiones, como, por ejemplo, fanático, mocho, negro, indio,
tonto, cura, monja, ranchero, reaccionario, etc.

RESUMEN
1. El térm ino es el signo o expresión externa d e una idea.
El término es un signo. Signo es todo aquello que, conocido , nos
lleva al conocimiento de otra cosa. Los signos son naturales o
artificiales, según que se encuentren en la naturaleza o el hom­
bre los invente, luí palabra es un signó artificial.
Las palabras representan ideas y. también, los mismos ob­
jetos.
2. A veces las palabras sólo evocan imágenes. Aprender d e
memoria sin entender es aprender deficientemente. El correcto
aprendizaje requiere también una expresión exacta.
3. Los términos se han dividido en unívocos, equívocos y
análogos. Unívoco es el que se aplica d e la misma manera a los
objetos que expresa. Equívoco es el que se aplica en sentido
diferente. Análogo es e l que se aplica con sentido en parte igual
y en parle diferente.
También se ha dividido en categoremàtico y sincategoremà­
tico. El primero tiene un significado propio, por sí mismo. El
segundo sólo expresa relaciones entre los primeros. Se utiliza
en la Lógica moderna, con el nombre d e conector.
S e c c ió n s e g u n d a

XX. El juicio
X X I. División del juicio
X X II. La oposición.
X X III. La conversión y la equivalencia
X X IV . Los pensamientos no-enunciativos
XXV. Los primeros principios
C a p ít u l o X X

EL JU ICIO

1 . D i f e r e n c i a e n t r e id e a y j u i c i o . - Obsérvense los
ejemplos correspondientes al juicio: L a Tierra es un plañe ¡a,
El mercurio es un metal líquido, L a luna no tiene luz propia,
L a superficie d el triángulo es igual a l producto d e la base por la
mitad d e la altura. En todos ellos encontramos siempre una
afirmación (o negación) de una idea con respecto a otra. La
esencia del juicio está precisamente en esa afirmación o nega­
ción. y, por esto, se distingue radicalmente con respecto a la
idea.
N o basta una acumulación de ideas. Tampoco es suficiente
haber captado una relación entre ellas. Es necesario la afirma­
ción (o negación) de esa relación. Tal operación se realiza
mediante el verbo (frecuentemente el verbo ser). N o es lo
mismo decir: hoja verde que decir Esta hoja es verde. En el pri­
mer caso, se enuncia una idea compleja; en el segundo caso se
afirma la idea verde con respecto a esta hoja; se trata pues, de
un juicio.
Juzgar es lo mismo que afirmar o negar algo. Una vez que
se ha captado una idea o un conjunto de ideas relacionadas
entre sí. la mente afirma su existencia (o la niega); y aquí
tenemos ya la diferencia con respecto a ia primera operación
mental, que no afirma ni niega nada.

Desde otro punto de vista puede explicarse lo mismo. Un ente está


compuesto de esencia y existencia.' Es teoría, muy preciada en el tomis­
mo, que a esa distinción de los dos coprincipios del ente corresponde1

1 Con mayor exactitud: el ente es una esencia que realiza c! ser (esa).
El esse d e Santo Tomás suele traducirse Como existencia; peto CS algo más
fundamental: el ser. El juicio pone ai ente en el ser. Cfr. CORF.Tll: M etafísica,
págs. 367 y 160.

139
140 INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA

también paralelamente la distinción esencial entre las dos operaciones


mentales. La primera se refiere a la esencia, y la segunda se refiere a la
existencia. En otras palabras: cuando ejecutamos una simple aprehen­
sión, captamos datos esenciales, relaciones entre formalidades, etc., pero
todo en la línea de la esencia. En cambio, lo distintivo, lo que agrega
el juicio a la simple aprehensión, ya no es ningún dato relativo a ía
esencia, sino sólo lo relativo a la existencia del objeto captado. Si con
la simple aprehensión estamos extrayendo sólo la esencia haciendo caso
omiso ilc la existencia, la segunda operación devuelve al ente su inte­
gridad y lo considera como ta!, existiendo, o no. (Por supuesto, se
trata aquí de cualquier tipo de existencia, que no solamente ha de ser
real extramental, mejor dicho, se trata del ser). Por eso, se utiliza el
verbo ser, porque es el que expresa explícitamente esta relación con
la existencia. Cuando decimos que el fierro es un metal, no solamente
estamos relacionando ios dos conceptos, sino qne con ei -vcxbo ser esta­
mos dando un matiz especial a la frase, expresando una existencia que
se da en esa esencia aprehendida anteriormente. Para profundizar este
asunto, consúltese H o en en : La théorie du jugemenl d’aprés Sí. Tbomas.

2. E l acto d e ju z g a r , el ju ic io y i. a proposición .—

O P E R A C IO N E S P E N SA M IE N T O S EX P R E SIO N E S

P R IM E R A
Simpie aprehensión Concepto Término
O P E R A C IÓ N

SEGUNDA
Juicio psicologico Juicio lógico Proposición
O P E R A C IÓ N

Recordemos brevemente lo dicho a propósito de este cuadro


en el capítulo IX . Así como en la primera operación hemos
distinguido la simple aprehensión y su resultado que es el
pensamiento llamado concepto, y luego su expresión externa
que es el término, del mismo modo, en la segunda operación
también hay que distinguir los tres aspectos, correspondientes
a la operación psicológica, al pensamiento y a la expresión
externa. La operación es el acto de juzgar, el pensamiento

lógico, si se quiere aclarar), y la expresión externa se lia


proposición (o enunciación).2
El juicio como acto o proceso psíquico ya ha sido definido:
es la operación mental por la cual se afirma o se niega una

- jfc'n la Lógica matemática, la proposición rambión suele ílaninrsc sentóte.*


EL JU IC IO 141

idea con respecto a otra. £1 juicio como pensamiento es la


afirmación (ya realizada) de una idea con respecto a otra.
También podría decirse: es la afirmación (o negación) de
una relación previamente aprehendida. Y , por último, este
mismo pensamiento en cuanto que se encuentra expresado ex­
ternamente (por escrito u oralmente) se llama proposición
(o enunciación).
Cuando se dan ejemplos, lo que primero y directamente se
advierte es la proposición escrita. El significado de ella es el
juicio, y el acto de pensarla es el juicio psicológico. Acerca
de este acto no insistiremos más, pues su estudio pertenece a la
Psicología.3

3. Los E LEM EN TO S d e l ju ic io .— Todo juicio se compone


de tres elementos: sujeto, verbo y predicado. El sujeto es la
idea d e la cual se afirm a algo. El predicado es lo que se afirma
o se niega. El verbo no sólo une al sujeto con el predicado,
sino que expresa la misma afirmación o negación, que es lo
básico en el juicio. El verbo es, pues, el elemento más impor­
tante, y difícilmente puede faltar en un juicio. Tomemos un
ejemplo cualquiera: N apoleón es un general francés. El sujeto
es N apoleón, el predicado es un general francés, y el verbo es la
cópula es.
En algunos casos, no es necesario escribir los tres elementos,
cuando por el contexto se puede sobreentender alguno de ellos.
En Lógica se usa preferentemente el verbo ser, porque con él
queda perfectamente clara la unión entre el sujeto y el pre­
dicado. En general, todos los juicios pueden reducirse a propo­
siciones con el verbo ser.

A. Según Santo Tomás, el juicio compone o divide. El juicio


afirmativo compone o sintetiza o une dos ideas. El juicio negativo
las divide o separa. En efecto, siempre el juicio está relacionando
ideas; pero lo básico está en el elemento existcncial puesto en la
afirmación, como ya se ha visto.
Es necesario aclarar que la relación entre sujeto y predicado no se
capta propiamente en el juicio, sino desde antes, en la simple aprehen­
sión. Recuérdese lo dicho acerca del nexo necesario al hablar de la
naturaleza del concepto. Ese nexo es de tipo esencial, y por lo tanto

3 Cfr. V e r n e a u x : F ilosofía d el hom bre, Hcider. Capítulo X II,


142 INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA

pertenece a la primera operación. En el juicio sólo se afirma la exis­


tencia de dicho nexo. Por eso se puede decir que la fórmula del juicio
es ¡la est. El ¡la representa la esencia captada, con su sujeto y predi­
cado relacionados entre sí. El est representa el verbo, la afirmación, la
existencia afirmada y puesta.
Suárez piensa de modo diferente. Según él, primero se capta una
esencia o concepto, enseguida otro concepto, y el juicio consistiría en
ver su relación o nexo. Y a hemos criticado esto. En tanto pertenezca
a la esencia, el nexo es captado en la primera operación. La segunda
sólo agrega el elemento de existencia, y con eso ya tenemos a í ente
captado en su integridad.
B . Nótese el especial tipo de relación que existe entre el sujeto
y el predicado. En realidad, no es indispensable que esa relación sea
precisamente entre los dos conceptos y en el orden mental. La rela­
ción captada se realiza en la realidad extramental, aun cuando los
conceptos en sí no la realicen. Esto es importantísimo para poder
discutir el punto de vista kantiano. Por ejemplo, si decimos que el
fuego quema, naturalmente no afirmamos que la idea de fuego es la
que quema, sino el fuego real. Entre el concepto de luego y el de que­
mar no existe la relación afirmada, sino en la realidad expresada por
ellos. Lo mismo: La yerba es verde. No es el concepto de yerba el
que es verde, sino lo representado por dicho concepto. Esto signifi­
ca que la unidad o la relación de sujeto y predicado tiene lugar, no
necesariamente en el plano conceptual, sino (primariamente) en el
plano real. Afirmar la existencia de esa relación, no tanto en los con­
ceptos, sino en la realidad, es la función del juicio. Sujeto y predicado
se identifican, se absorben en un elemento unitario que está en la
realidad, y que los sintetiza como diversos aspectos o formalidades
de ese mismo ente. Esto es de capital importancia para comprender
más adelante la distinción entre juicios analíticos y sintéticos. En rea­
lidad, tomando como punto de referencia la realidad primaria, todos
los juicios afirmativos y verdaderos deben ser analíticos, en cuanto
que expresan elementos que se encuentran en ese todo riquísimo en
vetas que es el ente real singular. Sólo desde el punto de vista de la
relación entre conceptos es como se puede llamar sintético a esc mismo
juicio. Cfr. V er n ea u x : Epistemología general, pág. 62.

4. I-A i m p o r t a n c i a d e l j u i c i o .— El juicio reviste una es­


pecial importancia dentro del conjunto de pensamientos, y prin­
cipalmente por estos tres motivos:
a) En primer lugar el juicio es un pensamiento completo,
con su propia autonomía. En cambio, la idea es sólo un ele­
mento, hecho como una célula que va a componer un organismo
independiente. Nuestro modo ordinario de pensar es a base de
juicios.
E L JU IC IO 143

b ) Por otro lado, las ciencias están compuestas principal­


mente de juicios. Las leyes y principios científicos son otros
tantos juicios. Los axiomas, los postulados, teoremas y coro­
larios, en fin, las principales unidades del pensamiento cientí­
fico son juicios.
c ) Y por último, la sede d e la verdad es el juicio. Y es
que por medio de la afirmación es como podemos conformarnos
con la realidad, o no. Las ideas, en cambio, en este sentido
no son ni verdaderas ni falsas, puesto que no afirman nada.
Tienen sólo una verdad incoada, preparatoria para la verdad
formal propia del juicio. Se dice, pues, que la propiedad más
importante del juicio consiste en que es la sede de la verdad.

RESUMEN

1. L a diferencia entre idea y juicio es que la primera no


afirm a ni niega nada; y, en cambio, la esencia d el juicio está
en la afirmación o negación de algo.
2. El juicio psicológico ( o acto d e juzgar) es la operación
mentid por la cual afirm am os una idea con respecto a otra. El
juicio lógico ( com o pensamiento) es la afirmación (ya reali­
zada) d e la relación entre dos ideas. La. proposición es la ex­
presión externa del juicio.
3. El juiciot y, por tanto , la proposición, tiene tres elemen­
tos: sujeto, verbo y predicado. E l sujeto es la idea d e la cual se
afirm a algo. E l predicado es lo que se afirm a o se niega. El
I verbo
I 4-
a)
expresa la misma afirmación o negación.
El juicio es importante porque:
es un pensamiento com pleto;
b) la ciencia está compuesta d e juicios;
c) el juicio es la sede de la verdad.
C apítulo X X I

D IV ISIÓ N DHL JU IC IO

El análisis de las diferentes clases de juicios y proposicio­


nes ha dado origen a serias divergencias entre los filósofos.
Cada autor tiene su propia clasificación de acuerdo con su
Teoría del Conocimiento. En este libro daremos una reseña
de las principales clases de juicios procurando simplificar y
conservar lo más útil para el estudiante que se inicia.

A. P or su cualidad.— Todos los juicios tienen la cuali­


dad esencial de ser afirmativos o negativos. Esto se desprende
de la misma definición del juicio.

1. ju ic io AFIRMATIVO es el que expresa una relación de


conveniencia entre el sujeto y el predicado. También se dice
que es el que une o sintetiza el predicado con el sujeto. Por
ejemplo: E l oro es un m etal amarillo.
2. ju ic io negativo es el que expresa una relación de no-
conveniencia entre sujeto y predicado. O bien, es el que separa
el predicado con respecto al sujeto. Por ejemplo: L a circun­
ferencia no es una superficie.

B. Por s u cantidad .— De acuerdo con la cantidad o ex­


tensión del sujeto, se distinguen principalmente dos clases de
juicios:
3. J uic io universal es aquél cuyo sujeto es un concepto
explícitamente universal, y se caracteriza por el adjetivo todo
antepuesto al sujeto. Por ejemplo: Todo cuerpo sigue la ley
ile la inercia.
144
DIVISIÓN DHL JU IC IO 145

4. ju ic io particular es aquél cuyo sujeto es un concepto


particularizado, y se caracteriza por el adjetivo algún antepuesto
al sujeto. Por ejemplo: Algún viviente es racional.

a) Además, de acuerdo coa la extensión del sujeto, se han seña­


lado otras dos clases de juicios (y, por tanto, de proposiciones) :
Juicio singular es aquél cuyo sujeto señala a un solo individuo.
Por ejemplo: Dios es eterno. Este planeta no tiene satélites.
Juicio indefinido es aquél cuyo sujeto no está explícitamente de­
terminado en su extensión. Por ejemplo: El hombre americano procede
de Asia. Los metales tienen valencia positiva. Este tipo de proposi­
ciones puede ser causa de confusiones, pues tiende a tomarse como
universal, sin que esto se justifique en la mayoría de los casos. Sin
embargo, un juicio cuyo sujeto sea una esencia en cuanto tal, se enun­
cia precisamente de este modo, sin ser singular ni universal. Por ejem­
plo: El hombre es racional. Aquí no se habla expresamente de todos
los hombres, ni de éste en particular, sino de la esencia hombre.
b ) Ya veremos, en el capítulo próximo, que los juicios universales
y particulares, combinados con los afirmativos y negativos, se utilizan
en Lógica con preferencia, y hasta con una nomenclatura especial.
También será objeto de estudio especial la extensión del predicado.
Su análisis dará origen a importantes reglas que se utilizarán en la
resolución del silogismo/

C. P or su propiedad fun d am ental .— La propiedad fun­


damental del juicio (lo hemos visto ya) es su adecuación o
inadecuación a la realidad. A partir de aquí surgen dos clases
de juicios:
5. ju ic io verdadero es el que está de acuerdo con la
realidad. Por ejemplo: L a M atemática es la ciencia d e las can­
tidades.
6. ju ic io falso es el que está en desacuerdo con la rea­
lidad. Por ejemplo: El sol gira alrededor d e la Tierra.

El tema de la verdad y la falsedad es uno de los más apasionantes


en Filosofía. Su elucidación completa pertenece más bien a la Crítica.
Sin embargo, eso no es obstáculo para que, a lo largo de este libro,
expliquemos las nociones más relevantes acerca de ella.

D . P or su n e x o .— D e acuerdo con el tipo de enlace que


puede haber entre sujeto y predicado, distinguimos dos clases
principales:

Lógica.—10
146 INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA

7. ju ic io necesario es aquél cuyo nexo entre sujeto y


predicado es así y no puede ser de otro modo. Por ejemplo:
Dos más dos son cuatro. El triángulo tiene tres lados. Los án­
gulos d e un triángulo suman dos rectos.
8. j u i c i o c o n t i n g e n t e es aquél cuyo nexo entre sujeto y
predicado es así, pero podría ser de otro modo. Por ejemplo:
Ledro es honrado. El cielo está nublado.

A claraciones y subdivisiones

■» a) Los juicios necesarios se llaman en lenguaje escolástico: juicios


per se, y se~oporién a los juiciosjfrer accidens /(co n t i n g e n t e s Es ca­
racterística de tos)uicfc$ per~se que pueden transformarse en juicios
reduplicad vos, en donde se da expresamente la formalidad por la cual
se unen necesariamente el sujeto y el predicado. En cambio, en los
juicios per accidens, aunque sean verdaderos, no se conoce la causa
del nexo y por eso no pueden convertirse en reduplícateos.
Santo Tomás distinguió "tres modos de decir per se" (op. cit.,
pág. 1 1 0 ):
El primer modo es aquel juicio que une dos formalidades^ el pre­
dicado está incluido c*n la forma expresada en el sujeto y puede ser
uno de los tres predicables esenciales: especie, género o diferencia
específica. Coincide con lo que posteriormente se ha llamado juicio
analítico. Estos juicios no son propiamente metafísicos, porque se
quedan en el terreno de las formalidades o enlace de esencias, sin
atender a la existencia real de entes singulares y mundanos.
El segundo modo relaciona una formalidad con un propio (en
sentido estricto de la ¡Lógica). También se dice que es el juicio cuyo
predicado es una forma qué exige una materia (expresada en el sujeto)
sin la cual no puede existir. Por ejemplo: El bien es obligatorio. El
ser contingente es causado. A esta relación con la existencia se debe
que el segundo modo de decir per se constituya el instrumento apro­
piado para tratar la Metafísica. Se trata, nada menos, que de los autén­
ticos juicios sintéticos a priori.
El tercer modo relaciona la acción que se deriva forzosamente de
la esencia del sujeto. Por ejemplo: El arquitecto construye. Se dice erTél
lenguaje escolástico que el sujeto es causa prima el per se de la acción
expresada en el predicado. Por ejemplo: Ese corredor, en cuanto mé­
dico, me sanó.
Nótese que estos tres modos se refieren respectivamente a la causa
formal, material y eficiente? Habría que explicar un cuarto modo “qué
se refiriera a la causa final.1

1 Cfr. Ho e n e n : op. cit., pig. 107.


DIVISIÓN DEL JU IC IO 147

Por otro lado, estos juicios no deben confundirse con ci que Santo
J s llamó "notum per se”, o sea, evidente por sí mismo. Hay
ios necesarios (per se), que sólo tienen evidencia mediata, a través
raciocinio, y por lo tanto rio son <vnotum per se”.
b) Adviértase que los juicios necesarios pueden ser, o ncccsaria-
te verdaderos, o necesariamente falsos. Los^neces.ariaxnente_ falsos
han llamado- también absurdos fo imposibles) . I^alm cntc. la re-
de contin^enciT’ puéde darse tanto en la verdad como en la
ad. Al juicio contingentemente falso se le ha llamado juicio
le. J De esta manera es como resultan Qiatro^ clases de~Ju?cios en
división^ necesarios y posibles (que son verdaderos)', y~coñlin-
~ies y absurdos (que son falsos).2
c) También es conveniente indicad aquí la división de los ju icios
su forma. Son absolutos y modales. Los primeros enuncian sím­
ente la relación entre "sujeto’ y predicado. Los modales indican,
; s, el tipo de relación" entre sujeto y predicado, y se dividen de
¿cuerdo con las cuatro categorías de la nota anterior (necesarios, im­
posibles, contingentes y posibles). Por ejemplo: Es posible que Pedro
sea sabio. Es imposible que este metal se licúe a 100 grados. Dos más
tres son necesariamente cinco. En las proposiciones modales hay que
distinguir lo que se afirma (dictum) y el modo como se afirma. Cada
uno de estos dos aspectos merece una crítica por separado. Por ejemplo:
habiendo admitido que los cuerpos son pesados, todavía sería discu­
tible si esto sucede necesaria o contingentemente.
d) Por último, nótese que nos encontramos frente al tema que ha
causado mayores discusiones en Filosofía. Es anhelo de todo filósofo
y de todo científico llegar a la posesión de juicios absolutamente ne­
cesarios, válidos de un modo universal y en cualquier época. Las con­
versaciones cotidianas están hechas a base de juicios contingentes; y
salirse de esc piano para entrar a la región de lo universal y necesario
es la característica de todo aquél que tiene ambiciones científicas. La
dificultad empieza desde el momento en que ni siquiera hay un acuerdo
unánime acerca de las condiciones que se requieren para considerar
como necesario a un juicio determinado (cfr. K an t). Y tampoco han
faltado sujetos que tacharan ese ideal como completamente inalcanzable
(cfr. el escepticismo y el relativismo). Precisamente éstos son los temas
propios de la Crítica.

E. P or s u c o m p r e h e n s i ó n .— A partir de Kant, se ha
hecho la siguiente división de juicios, de acuerdo con el conte­
nido de los conceptos expresados por el sujeto y el predicado;
9. JU IC IO ANALÍTICO es aquel cuyo predicado está conte­
nido en el concepto expresado por el sujeto. Por ejemplo: Todos

2 Cfr. S an ab r ía : Lógica. 2a. edición, pág. 73.


148 INTRODUCCIÓN A LA I.ÓGÍCA

los cuerpos son materiales. L os animales son sensibles. E stos ju i­


cios pueden afirm arse a base de una sim ple inspección o des­
com posición del concepto expresado en el sujeto.
10. ju icio sintético es aquél cuyo predicado es extraño al
concepco expresado en el sujeto. P or ejem p lo : Este hombre es
viejo. E n efecto, en el concepto de hom bre no se encuentra
el predicado viejo.

Aclaraciones sobre los juicios analíticos y sintéticos

a) Es famosa esta ¡distinción que hizo Kant en la Introducción de


su Crítica, de la razón-paira. También los flama juicios-explicativos y
extensivos, frespectivámente. El juicio explicativo (dice) no añade nue-
vos "conocimientos^ puesto qué el predicado es una parte del sujeto.
En cambio, e ili¿jcio extensivo es progresivo^ añade notas nuevas al
sujeto. Esta concepción del juicio es muy criticable. Estrictamente
hablando, el juicio (aunque parezca extraño) nunca añade conoci­
mientos nuevos en el terreno de las esencias.3 Y a hemos visto que su
diferencia con la simple aprehensión es la afirmación de una existencia.
La relación entre esencias se capta desde la simple aprehensión. El
nexo del sujeto y el predicado en un juicio, sea necesario o contin­
gente, analítico o sintético, no es captado primeramente en el mismo
juicio, sino desde la simple aprehensión. Lo que se realiza en el juicio
es la afirmación de la existencia de ese nexo fita est). Por tanto, ni el
juicio analítico ni el juicio sintético aumentan el conocimiento, sólo
afirman la existencia de lo previamente captado.
b) Pero de todos modos, el juicio analítico, aunque sólo sea ex­
plicativo, al expresar una formalidad del sujetó, ya es úfHipara la
ciencia, puesto que todas -las formalidades encontradas y explicitadas
en un sujeto enriquecen el conocimiento que primitivamente se tenía
acerca de él. Por ejemplo, no es lo mismo saber que la virtud es buena,
y saber que la virtud es un hábito adquirido. Tanto buena, como há­
bito adquirido son formalidades que se encuentran en el concepto
de virtud. Los dos son juicios analíticos y son muy útiles en la ciencia
Etica. Las definiciones esenciales son juicios analíticos, y nadie puede
negar su utilidad. Por tanto, no se pueden rechazar los juicios analí­
ticos como constitutivos básicos de las ciencias. Por lo demás, el mismo
Kant acepta su utilidad para aclarar conceptos.
c) Por otro lado, según algunos autores (como JOLIVET: Lógica
y Cosmología, pág. 8 0 ) , Kant restringió demasiado su noción de juicio
analítico. En realidad (prosigue Jolivet) debería considerarse como
analítico’ (o sea, como resultado de un análisis del sujeto), no sólo
aquel juicio cuyo predicado está contenido en el sujeto, sino también

3 Cfr. el capítulo anterior


DIVISIÓN DEL JU IC IO 149

H|ucl cuyo predicado esta de algún modo implicado o se deriva nece­


ó t e del sujeto, como sucede con el predicable propio (o se-
:do modo de decir per se).
Para acabar de introducir la confusión, oíros autores (como V er -
‘jlAUX: Epistemología general, págs. 62 y 6 3 ) afirman que todo
áo puede ser analítico y sintético/simultáneamente. Para concluir
; ^ * 0. 'explican que Iá raíz de Tá nomenclatura kantiana está en su
|racionalismo c idealismo, que lo inducen a la consideración y análisis
¿ e los conceptos, como oojeto directo de nuestro conocimiento, en
de basarse directamente en la realidad y considerar a los con-
¡ceptbs en un plano secundario e instrumental. El objeto que se ha de
escudriñar en la investigación científica, no es tanto el concepto que
expresa la realidad, sino la misma realidad, que contiene muchas for­
malidades, que no están inmediata ni explícitamente contenidas en el
--•ncepto. D e aquí se deduce que un juicio calificado como sintético
con relación al plano conceptual, puede ser analítico con relación a la
realidad. Esto es lo que sucede preásacoente. en los llamados 'ijijicnu
sintéticos” a priori de Kant. Los llama sintéticos .porque la compara-
rión directa del sujeto y el predicado no. incluye a uno en el otro, y, ¿r»
embargo, hay _eotte_cj)os,.un,.nem necesario (que Kant atribuye a la
forma a priori puesta por la facultad cognoscitiva) y que se encuentra
en el análisis de la realidad, fuente inequívoca de ellos. Desde este-
punto de vista, esos juicios son analíticos, pues analizando la realidad
es como se encuentra ese nexo necesario, que no había sido detectado
aún por una conceptualización inicia!.
d) De estas dos posiciones (Jolivet y Verneaux) podemos con­
cluir que el nombre otorgado a los juicios analíticos y sintéticos es lo
de menos. Aun algunos escolásticos modernos (Marechal, Lotz) han
adoptado la nomenclatura kantiana. Lo importante es notar que se
trata de ciertos juicios en donde e l o b jeto que se expresa tiene deter­
minadas exigencias .y- relaciones necef^ f^ i^ cisyfvi elementos jjjfurm .!-
Iidádes quedan sintetizadas en dicho objeto y_. pueden observarse por el
análisis del mismo. Estos juicios, llámense sintéticos a prior}, o analí­
ticos con predicable propio, o segundo -modo de decir per se. son los
fundamentales en la constitución de una ciencia, por su carácter nece­
sario, a priori, y por tanto, universal. Debido a tales confusiones (todo
juicio es analítico en cierto aspecto y sintético en otro), no estaría de
más volver a una clasificación más clara que divide a los juicios era
necesarios (per se) y contingentes (per accidens), a reserva de discutir
en Crítica qué relaciones hay entre los primeros y los analíticos, los
sintéticos, los a priori, etc.

F. P or su fundam entación .— También a partir de Kant,


se ha empleado esta nueva división del juicio:1
11. ju ic io a priori es aquél cuya validez es independiente
de la experiencia sensible. P or ejemplo: I m m ateria es extensa.
150 INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA

12. j u i c i o a p o s t e r i o r i es aquel cuya validez depende de


la experiencia sensible. Por ejemplo: L a Tierra gira alrededor
del sol.
La expresión a priori significa antes de, y por lo tanto, aquí
quiere decir: antes d e la experiencia sensible. A posteriori sig­
nifica después de. Por tanto, aquí quiere decir: después d e la
experiencia sensible. Nótese que el contenido de los conceptos
siempre es a posteriori, puesto que se extraen de la experiencia
sensible por la abstracción. En cambio, la validez del nexo entre
esos conceptos puede ser a priori, o sea, inferida por procedi­
mientos puramente racionales, sin necesidad de nuevas expe­
riencias sensibles. Es el caso del predicable propio.4

Los JUICIOS A PRIORI Y A POSTERIORI, SEGÚN KANT

a) Por supuesto, todo juicio analítico es a priori, pues basta ana­


lizar el sujeto para confirmar el predicado, sin necesidad de recurrir
a una nueva experiencia sensible. Lo importante es notar que no todo
juicio a priori es analítico, sino que hay algunos sintéticos, y éstos son
los juicios fundamentales de la ciencia. Son sintéticos porque el predi­
cado no se encuentra contenido en la comprehensión del sujeto. Pero
son a priori, porque el nexo necesario entre sujeto y predicado (no su
contenido) se puede encontrar a partir de deducciones racionales, sin
que sea necesaria una nueva experiencia sensible. Este es el modo de
expresar dicha postura en terminología kantiana. Lo mismo se había
dicho en la Filosofía escolástica, pero en función de los juicios per se
en sus tres modalidades. Cfr. número anterior.
b) Desgraciadamente esta teoría de los juicios sintéticos a priori
quedó íntimamente enlazada, dentro del pensamiento kantiano, con
la teoría de las formas a priori, las cuales proceden del sujeto cognos­
cente, dan la universalidad y necesidad a la materia del conocimiento,
y ocultan la esencia de la cosa en sí (noúmeno).
Mucho tiempo requirió la investigación tomista (cfr. M arechal :
El punto de partida de la metafísica),6 para concluir que no es del
todo rechazable la teoría de los juicios sintéticos a priori (como ya
hemos aclarado en el número anterior), y que tampoco es rechazable
en todos sus aspectos la teoría de las formas a priori. Sin embargo, el
tomismo asienta con firmeza que "nada hay en la naturaleza tan singu­
lar y tan contingente que no tenga algo de universal y necesario''.c Los
nexos necesarios se imponen al sujeto cognoscente, y éste los descubre*

* En la escolástica, el término a priori se utilizó, no para designar tipos


de juicios, sino tipos de demostraciones, como se verá.
5 Especialmente tomo III, pág. 101, y tomo V, pág. 281.
0 S anto T omás: Suma Teológica, I, 86, 3.
DIVISIÓN DEL JU IC IO 151

en la naturaleza, de tal manera que sus formas a priori no ocultan al


enre o al ser, sino que lo iluminan y lo hacen propicio para el descu­
brimiento de tales nexos necesarios. Por tanto, lo a priori de estas
operaciones cognoscitivas no debe ser equivalente a aportación e infor­
mación subjetiva y ocultante, sino que equivale a iluminación y descu­
brimiento de nuevos nexos en el terreno racional, una vez que la
experiencia sensible ha cumplido con su función aportadora.

G. Por su u n i d a d .— Puede ser simple o compuesto:


13. ju ic io sim ple es el que tiene un solo concepto, verbo
y predicado. Por ejemplo: E l hidrógeno es un gas.
14 . ju ic io es el que tiene más de un sujeto, o
c o m pu esto

más de un predicado o más de un verbo. Por ejemplo: M er­


curio y Venus son los planetas más próximos a l sol.

H. P o r s u c o m p o s i c i ó n .— Las proposiciones compuestas


tienen una variedad muy grande de formas. Aquí sólo mencio­
naremos las cuatro más importantes:
15. PROPOSICIÓN copulativa es la que une sus diversos
elementos por medio de una conjunción copulativa. Por ejem­
plo: Pedro y Juan son buenos estudiantes.
1 6 . p r o p o s i c i ó n d i s y u n t i v a es la que separa sus diversos
elementos por medio de una conjunción disyuntiva. Por ejem­
plo: Pedro o Juan son estudiantes.
17. proposición condicional es la que afirma algo so­
metido a una hipótesis (llamados antecedente y consecuente,
respectivamente). Por ejemplo: Si este metal es oro, debe re­
sistir a la prueba del ácido. Si Pedro respira, vive.
18. proposición reduplicativa es la que señala un as­
pecto del sujeto por el cual conviene o se adecúa al predicado.
Por ejemplo: E l concepto, en cuanto a su contenido, es una
esencia. E l pensamiento, en cuanto a su form a. es objeto d e la
Lógica.
Se trata de proposiciones compuestas, pues la segunda, por
ejemplo, se puede descomponer en estas dos: El pensamiento es
objeto d e la Lógica, pero sólo es objeto d e ella la form a d e los
pensamientos. La reduplicación se efectúa por medio de par­
tículas como en cuanto, en razón de, etc. Se utilizan con fre­
152 INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA

cuencia en Filosofía para dar mayor exactitud al lenguaje.


Además (como veremos) la reduplicación viene a ser el tér­
mino medio de un silogismo que tiene como conclusión dicha
proposición. (C fr. capítulo X X V I I ) .

Además, se mencionan en un orden de menor importancia, las


proposiciones exclusivas (Sólo la Tierra está habitada), las exceptivas
(Todos los animales, menos el hombre, son irracionales), las causales
(Pedro reprobó por flojo), las comparativas (Pedro sabe más que Juan)
y las adversativas (Sé, pero se me olvidó).

RESUMEN

A. Por su 1) Afirmativo: Une sujeto y predicado


cualidad 2 ) Negativo: Separa sujeto y predicado

B. Por su 3 ) Universal: Aplicable a todos


cantidad 4 ) Particular: Aplicable a algunos

C. Por su 3 ) Verdadero: Acorde con la realidad


propiedad
fundamental 6 ) Falso: Desacorde con la realidad

7) Necesario: Su contenido no puede ser


D. Por su d e otra manera
nexo S) Contingente: Su contenido podría ser de
otra manera

9 ) Analítico: El predicado está conteni­


E. Por su com­ do en el sujeto
prehensión 10) Sintético: El predicado es a jeno al su­
jeto

11) A priori: Su validez es independien­


F. Por su fun- te d e la experiencia sen­
damentación sible
12) Apostcriori: Su validez depende d e la
experiencia sensible
DIVISIÓN DEL JU IC IO 153

13) Simple: Tiene un solo sujeto, verbo


G. Por su y predicado
unidad 14) Compuesto: Tiene más d e un sujeto.
verbo o predicado

15) Copulativa : (y)


16) Disyuntiva: (o)
H. Por su com­
posición 17) Condicional: (S i...)
18) Redupli­
cativa: ( . . .en cuanto. . . )
Capítulo X X II

LA OPOSICIÓN

1 . N o m e n c l a t u r a p o r v o c a l e s .— Entramos ahora a un
tema clásico de la Lógica: el estudio de las proposiciones bajo
el punto de vista de su cantidad y su cualidad. Este análisis nos
llevará a interesantes conclusiones aplicables a la práctica.
Obsérvese el siguiente cuadro en donde están resumidas las
leyes de la oposición:
A ---------- CONTRARIAS -------------- E

Todo triángulo es Ningún triángulo es


rectángulo s'' rectángulo
I ^ ^ I
SUBALTERNAS CONTRADICTORIAS SUBALTERNAS
Algún triángulo es ^ Algún triángulo no es
rectángulo rectángulo
I ---------- S U B C O N T R A R I A S --------- O

Se trata del análisis de una misma proposición que se ha


escrito en cuatro variantes, de acuerdo con su cantidad y cua­
lidad. En este caso, la proposición: El triángulo es rectángulo
se ha colocado en cuatro combinaciones posibles.
La primera es una proposición universal afirmativa: Todo
triángulo es rectángulo. Tradicionalmente se utiliza la vocal
A para designar este tipo de proposiciones. A la derecha está
colocada la universal negativa, y se nombra con la vocal E.1
En la línea inferior están colocadas las dos combinaciones
particulares. La particular afirmativa se designa con la vocal I.
La particular negativa se nombra con Ja vocal O.

1 Nótese que esta proposición E podría enunciarse de dos modos, a saber:


1. Ningún triángulo es rectángulo; 2. T od o triángulo no es rectángulo. La
primera forma es la más usual, pues tiene un sentido más claro.

154
LA OPOSICIÓN 155

Pues bien, se llaman proposiciones opuestas aquéllas que,


teniendo el mismo sujeto y el mismo predicado, difieren en can­
tidad. o en cualidad, o en ambas cosas. Diferir en cualidad
significa que, mientras una es afirmativa, la otra es negativa.
Diferir en cantidad significa que, mientras una es universal,
la otra es particular. En cualquier juicio que se piense, surgen
estas cuatro posibles combinaciones que, para comodidad en
su estudio, se mencionan con las cuatro primeras vocales.
En síntesis: oposición es la incompatibilidad d e proposi­
ciones que, siendo idénticas en sujeto y predicado, difieren por
razón d e su cantidad, d e su cualidad, o d e ambas cosas.

2. R elaciones en tre proposiciones opuestas .— Al re­


lacionar entre sí estas proposiciones, llevan un nombre típico:
a ) Se llaman contradictorias las proposiciones opuestas que
difieren en cantidad y en cualidad. En este cuadro son contra­
dictorias las que están colocadas en los extremos de la cruz.
Las proposiciones A y O son contradictorias entre sí. También
lo son la E y la I.
b ) Se llaman contrarias las proposiciones opuestas que di­
fieren en cualidad, siendo ambas universales. En el cuadro se
trata de las dos proposiciones de la línea superior. Son la A
con la E.
c) Se llaman subcontrarias las proposiciones opuestas que
difieren en cualidad, siendo ambas particulares. En el cuadro
se trata de las dos proposiciones de la línea inferior. Son Ja
I con la O.
d ) Se llaman subalternas las proposiciones opuestas que
difieren en cantidad, siendo ambas afirmativas o negativas. La
proposición tipo I es subalterna de la A; la proposición tipo
O es subalterna de la E. (En sentido contrario, se dice que la A
tiene como subalterna a la I; mientras que la E tiene como
subalterna a la O ) .
En el cuadro están indicadas estas relaciones por medio de
las líneas que unen cada par de proposiciones. Una vez enten­
dida esta nomenclatura, se recomienda aprenderla de memoria
íntegramente, lo cual es muy fácil puesto que el cuadro se
156 INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA

graba en la imaginación comando como base las cuatro esqui­


nas ocupadas por vocales, resultando el siguiente esquema:

A ------- CONTRARIAS -------E

SUBALTERNAS SUBALTERNAS

I _ SUBCONTRARIAS ----- Q

Lo importante viene enseguida. Y a se habrá podido notar


que en cualquier ejemplo concreto de proposiciones opuestas
(y sin excepción posible, como se demostrará) sólo dos d e ellas
son verdaderas, y Jas otras dos son falsas. En el ejemplo del
cuadro, son verdaderas las proposiciones tipo I y tipo O. En
otros casos, serán verdaderas las dos de la izquierda, o las dos
de la derecha; nunca las dos universales.
Pues bien, existen reglas muy precisas para determinar la
verdad y la falsedad de las proposiciones opuestas, y con ellas
se posibilita una serie de injerencias, como se verá.

3. R eglas df. i .a verdad y la falsedad en la oposi ­


c ió n .— p r i m e r a Las proposiciones contradictorias no
reg la :
pueden ser ni simultáneamente verdaderas ni simultáneamente
falsas.
Esto significa que, si la proposición A es verdadera, la
O tiene que ser falsa, y viceversa. Lo mismo se diga en las
proposiciones tipo E y tipo I.

El fundamento o ra2Ón de esta regla lógica puede notarse ensegui­


da: si la A afirma un predicado de un modo universal, es claro que
no se podrá negar ese mismo predicado a algunos de esos mismos
sujetos (proposición tipo O ) . Igualmente, si se niega un predicado a
todos los miembros de una clase (proposición tipo E ) , ya no se podrá
afirmar ese predicado con respecto a algunos de esos mismos miem­
bros (proposición tipo I ) . Aquí está en ciernes el principio de contra­
dicción, que explicaremos con amplitud un poco más adelante.

La aplicación práctica de esta regla surge cuando, por ejem­


plo, se demuestra lo absurdo de una proposición determinada.
A partir de allí, se puede inferir que necesariamente c-s ver­
dadera su contradictoria.
LA OPOSICIÓN 157

Un caso concreto lo tenemos en una moderna demostración de la


‘ tcncia de Dios.2 Allí se logra comprobar que no sólo es falsa, sino
urda, la proposición Todo ente es relativo. A partir de esa concia-
se aplica la regla de las contradictorias y se infiere que algún ente
es relativo, sino absoluto. En un paso posterior logra demostrarse
las cualidades de ese ente absoluto coinciden con el SER que lia­
o s Dios. La demostración completa puede consultarse en la obra
'a; aquí sólo interesa hacer notar cómo es posible aplicar esta regla
ica cerca de las proposiciones contradictorias.

s e g u n d a r e g l a : Tms proposiciones contrarias no pueden

ser simultáneamente verdaderas: pero sí pueden ser simultánea­


mente falsas.
Esto significa que de la verdad de una de ellas se infiere
necesariamente la falsedad de la otra. En cambio, de la falsedad
de una de ellas no puede inferirse nada acerca de la otra. Ox>n
letras se puede decir lo mismo:

Si la A es verdadera, la E debeser falsa.


Si la E es verdadera, la A debe ser falsa.

Si la A es falsa, la E puede serverdadera o falsa.


Si la E es falsa, la A puede serverdadera o falsa.

a) La razón de esta regla es la siguiente: no se puede afirmar y


negar algo a todos los miembros de una misma clase. Por tanto, si A es
verdadera, E tiene que ser falsa, y viceversa. Por ejemplo; Todo cuerpo
es pesado es verdadera. Se infiere que la E es falsa: Ningún cuerpo es
pesado. En cambio, las dos podrían ser falsas, porque un predicado
puede convenir sólo a algunos miembros de una clase, y, por tanto,
sería falso tanto afirmar como negar ese predicado a todos los miembros
de dicha clase. Es lo que sucede en la proposición: Algún hombre es
virtuoso. Evidentemente, la virtud conviene sólo a ciertos hombres; por
tanto, es falso afirmarla o negarla a todos.
h) Nótese la diferencia de comportamiento entre Las contradictorias
y las contrarias. Las primeras no pueden ser simultáneamente falsas.
En cambio, las segundas sí pueden serlo. Es que en las contradictorias
hay una oposición irreductible, no hay termino medio (recuérdese
idéntica regla al hablar de las ideas contradictorias). En las proposi­
ciones contrarias sí hay un término medio, a saber, las dos proposiciones
particulares, que son verdaderas al ser falsas las dos universales.

2 Cfr. V an S t e e n b e r g h e n : Dios Oculto. VA. Desclée de Brouwer, 1965,


págs. 155-158.
158 INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA

t e r c e r a r e g l a : Las proposiciones subcontrarias no pueden

ser simultáneamente falsas; pero sí pueden ser simultáneamente


verdaderas.
Esto significa que de la falsedad de una de ellas se infiere
la verdad de la otra; pero de la verdad de una no se infiere
nada acerca de la otra. Esto mismo en lenguaje de vocales:

Si la I es falsa, la O debe ser verdadera.


Si la O es falsa, la I debe ser verdadera.
Si la I es verdadera, la O puede ser verdadera o falsa.
Si la O es verdadera, la I puede ser verdadera o falsa.

La demostración de esta regla se basa en las dos anteriores: Si Los


contrarias no pueden ser simultáneamente verdaderas, por la regla de
las contradictorias se infiere que las subalternas respectivas no pueden
ser simultáneamente falsas. En cambio, pueden ser simultáneamente
verdaderas, y es el caso ciue se infiere cuando las dos universales son
falsas.

CUARTA REGLA: D e la verdad d e la universal se infiere la


verdad d e la subalterna, y d e la falsedad d e ésta se infiere
la falsedad d e la universal.
Esto significa que:

Si A es verdadera, I es verdadera.
Si E es verdadera, O es verdadera.
Si I es falsa, A es falsa.
Si O es falsa, E es falsa.

En cambio, cuando la universal es falsa, la particular puede


ser verdadera o falsa y cuando la particular es verdadera la
universal puede ser verdadera o falsa.

La razón de esta regla es sencilla: cuando se afirma un predicado


a todos los miembros de una clase, también se puede afirmar ese pre­
dicado con respecto a algunos de esos miembros. Y cuando es falso que
un predicado convenga a algunos miembros de una clase, con mayor
razón es falso que convenga a todos los miembros de esa misma clase.
Es decir, de la verdad universal se puede descender a la verdad par­
LA OPOSICIÓN 159

ticular; pero no viceversa (excepto en casos especiales, como veremos


al tratar la inducción).

4. A p l i c a c i o n e s p r á c t i c a s .— El tema de la oposición es
útil en Lógica, sobre todo porque es una de las bases para
efectuar las llamadas inferencias inmediatas. En efecto, ya se
ha observado que, conociendo la verdad o falsedad de una
determinada proposición, se puede inferir qué cualidad tienen
las proposiciones opuestas.3
Además, el caso de las contradictorias ilustrará el principio
de contradicción, que luego explicaremos. Y , por su parte, el
caso de las subalternas ilustrará el principio básico utilizado
en la resolución de silogismos.4

RESUMEN

I. L a proposición universal afirmativa se designa con la


vocal A.
L a proposición universal negativa se designa con la vocal E.
L a proposición particular afirmativa se designa con la vo­
cal I.
L a proposición particular negativa se designa con la vocal O.
Proposiciones opuestas son las que, teniendo el mismo su­
jeto y el mismo predicado, difieren en cualidad, en cantidad o
en ambas cosas. L a oposición es la incompatibilidad que hay
en tales proposiciones.
II. Contradictorias son las que difieren en cantidad y en
cualidad. Contrarias son las que difieren en cualidad, siendo
ambas universales. Subcontrarias son las que difieren en cua­
lidad, siendo ambas particulares. Subalternas son las que difie­
ren en cantidad, siendo ambas o afirmativas o negativas.

3 Como ejercicio, es conveniente resolver cómo son la E, la I y la O a


partir de la verdad de la A. Luego, que pasa con esas tres si la A es falsa.
Igualmente, que pasa con las otras tres si la E es verdadera, o falsa, y así
sucesivamente.
* La oposición tiene más variantes si se consideran las proposiciones mo­
dales. (Cfr. M aríTAIN: E l orden d e ¡os conceptos, págs. 186-191.)
160 INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA

U*
A --------- CO N TRARIA S --------- E

1°+ Pa» r p -
III. 1. Las proposiciones cont adictorias no pueden ser si­
multáneamente verdaderas, ni simultáneamente falsas.
2. Las proposiciones contrarias no pueden ser simultánea­
mente verdaderas, pero si pueden ser simultáneamente falsas.
3. Las proposiciones subcontrarias no pueden ser simultá­
neamente falsas, pero si pueden ser simultáneamente verdaderas.
• 4 D e la verdad d e la universal se infiere la verdad d e la
subalterna, y d e la falsedad de ésta se infiere la falsedad de
la universal.
IV. A partir de estas reglas, se pueden realizar inferencias
inmediatas: Si la A es verdadera, la H es falsa, la I es verdadera,
la O es falsa, etc.
Además la oposición ilustrará e l principio de contradicción
y el principio básico d e los silogismos.
C a p ít u l o X X III

N VERSION Y EQUIVALENCIA DE PROPOSICIONES

Además de la oposición, existen otras dos propiedades en la


correlación do proposiciones, a saber, la conversión y la equi­
valencia.
Para entender la conversión, es preciso explicar por adelan­
tado cómo se determina la extensión del predicado en una pro-
ición dada.

r Adviértase que es muy fácil determinar la extensión del


sujeto por medio de las partículas todo o algún. Pero estas par­
tículas, antepuestas al sujeto, ya no afectan al predicado. Si a
esto se añade que, ordinariamente, no disponemos de medios
gramaticales para determinar la extensión del predicado, podría
parecer que es muy difícil e irregular esa determinación en cada
caso particular. Pero, afortunadamente, disponemos de dos re­
glas muy fáciles de aplicar:
Primera: Las proposiciones afirmativas tienen predicado par­
ticular.
Segunda: Las proposiciones negativas tienen predicado uni­
versal.1

1. La e x t e n s ió n del p r e d ic a d o en la s p r o p o s ic io n e s

Según dice la regla, una proposición afirmativa


a f ir m a t iv a s .

tiene su predicado particular. Hay que explicar esto, dar ejem­


plos concretos y demostrar su validez general.
La regla significa que el predicado de una proposición afir­
mativa es un concepto que se usa con una extensión particular.
No importa que ese concepto en sí mismo sea universal. En ese
momento, al cumplir su función de predicado en una proposi­
ción afirmativa, sólo se está aplicando parte de esa extensión
universal.
161
i / -:,
162 INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA

Tomemos un ejemplo concreto: "La plata es un metal”. En


este caso, el concepto metal, aun cuando en sí mismo sea una
idea universal, sólo se está utilizando con una extensión parcial.
En otras palabras, plata no agota la extensión de metal. Existen
muchos metales que no son plata; la plata constituye sólo una
parte entre todos los metales. Por esto, se dice, pues, que el
predicado es particular.
Esto sucede, en general, con todas las proposiciones afirma­
tivas. N o importa que el sujeto en algunas de ellas sea universal.
Por ejemplo: todo hom bre es m ortal; todo m am ífero es verte­
brado; todo triángulo es polígono; Pedro es blanco. A propósito
he dado estos ejemplos, para que se note que, aun siendo el
sujeto universal, el predicado es particular, bastando que la pro­
posición sea afirmativa. En ninguna de esas proposiciones se
puede hacer la recíproca, es decir, no se puede intercambiar
el sujeto y el predicado. Aunque sea verdadero que todo trián­
gulo es polígono, es falso que todo polígono es triángulo. Po­
lígono, como predicado de la primera proposición afirmativa, es
particular, y nadie garantiza que se pueda utilizar en forma
universal en el momento de intercambiar eí sujeto y el predi­
cado al hacer la recíproca.1

1. Esta regla es importante porque (como se acaba de ver) a


partir de ella quedará prohibido el intercambio de sujeto y predicado
en las proposiciones tipo A, como explicaremos al estudiar la conver­
sión de proposiciones.
2. Sin embargo, la regla tiene importantes excepciones. Cuando 1.
proposición afirmativa es una definición, entonces no sólo se puede,
sino que debe ser posible hacer la conversión. Esto es lo que hemos
llamado: proposición convertible. En este caso, el predicado (constituido
por la definición completa) tiene exactamente la misma extensión uni­
versal que indica el sujeto (lo definido). Además, cuando el predicado
indica una diferencia específica o un propio (en sentido estricto de la
Lógica) que conviene al sujeto y sólo 3 él, también es posible el inter­
cambio de sujeto y predicado. Por ejemplo: el hombre es risible. En este
caso, todo hombre es risible, y todo risible es hombre, aun cuando
risible no sea la definición de hombre.
3. Hasta ahora sólo hemos enunciado la regla de las proposiciones
afirmativas a partir de un caso particular. Veamos que se puede justi­
ficar, no sólo en ese caso, sino de un modo general. El predicado puede
pertenecer sólo a uno de los cinco predicables ya explicados. El .aso
más común es el accidente lógico. Se trata de un nexo no-necesario
entre sujeto y predicado. Entonces no hay base para unlversalizar ni el
CONVERSIÓN Y EQUIVALENCIA DE PROPOSICIONES 163

sujeto ni el predicado. Cuando el predicable es un género o una especie,


entonces el juicio clasifica a un sujeto dentro de un concepto de mayor
extensión, de tal manera que ese sujeto no agota todas las especies con­
tenidas en el predicado-género, ni todos los individuos contenidos en el
predicado-especie. Por tanto, el predicado se utiliza con extensión par­
cial. Cuando el predicado es una diferencia específica o un propio (en
sentido estricto) o una definición (género más diferencia específica),
tenemos un nexo necesario que une a conceptos de igual extensión
universal. Por tanto, las proposiciones son convertibles, y se trata de los
casos de excepción ya anotados más arriba. Analizadas las únicas cinco
posibilidades, queda como regla general (no del todo universal) que
el predicado de las proposiciones afirmativas es particular.

2. L a EXTENSIÓN DEL PREDICADO EN LAS PROPOSICIONES NE­


GATIVAS.— Otra cosa muy distinta sucede en las proposiciones
negativas. En ellas (sean particulares o universales), el predi­
cado siempre es universal. Esto significa que en el momento de
negar un predicado a un sujeto determinado, estamos excluyen­
do a todos los entes a que se refiere el predicado con respecto
a los entes a que se refiere el sujeto.
Por ejemplo: ningún gas es sólido. El sujeto es universal
(por la partícula ningún), y el predicado también lo es, pues
queremos decir que entre todos los sólidos no hay ningún gas.
También tratándose de proposiciones particulares negativas su­
cede esto. Por ejemplo: algún hom bre no es blanco. Aunque
hom bre es particular, blanco es universal, pues queremos decir
que entre todos los que pertenecen a la clase blanco no encon­
tramos a esos hombres aludidos en el sujeto.
En limpio obtenemos, pues, la regla de la extensión del pre­
dicado (tan utilizada en la resolución de silogism os):
Las proposiciones afirmativas tienen predicado particular.
Las proposiciones negativas tienen predicado universal.
Esto sucede aun cuando nunca explicitemos gramaticalmente
el uso de nuestros predicados. Dicho de otra manera: cuando
pensamos en forma afirmativa los predicados que utilizamos,
aun siendo en sí conceptos universales, sólo los estamos apli­
cando con una extensión parcial. En cambio, cuando pensamos
en forma negativa, los predicados utilizados los estamos sepa­
rando rotunda y universalmente con respecto a los sujetos co­
rrespondientes.
164 INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA

1. También esta regla k vamos a utilizar para justificar la con-


versión de las proposiciones tipo H.
2. No es necesario dar una demostración de ia universal aplica­
ción de esta regla. Basta notar que el juicio negativo tiene por función
separar (radicalmente) al sujeto respecto a la extensión total del con­
cepto-predicado.
3. Consecuentemente con lo anterior, ia comprehensión del predi­
cado se comporta en forma inversa. Las proposiciones afirmativas usan
el predicado con su comprehensión total, y las proposiciones negativas
usan el predicado con una comprehensión parcial. En otras palabras:
al afirmar un predicado respecto a un sujeto, estamos uniendo todas
las notas de ese predicado al sujeto de la proposición, independiente­
mente de que dichas notas convengan también a otros sujetos (por lo
tanto el predicado tiene extensión pardal). En cambio, al negar un pre­
dicado con respecto a un sujeto estamos separando la extensión total del
predicado con respecto al sujeto; pero no queremos decir que todas las
notas del predicado queden excluidas del sujeto. En efecto, en la propo­
sición "Algún metal no es sólido", no estamos exduycndo todas las
notas de "sólido" con respecto a "metal’’ (la corporeidad es una nota
de sólido que sí afecta a ese m etal), sólo estamos excluyendo todos los
sólidos con respecto a ese metal que pensamos (ei mercurio).
La regla completa queda así: las proposiciones afirmativas usan
toda la comprehensión del predicado; pero sólo una parte de su ex­
tensión. Las proposiciones negativas usan toda la extensión del predi­
cado; pero sólo una parte de su comprchensión.

3. L a c o n v e r s i ó n s i m p l e .— Con estas reglas ya estamos


en capacidad para entender rápidamente la conversión.
Se llama conversión, en general, al intercambio de sujeto y
predicado en una proposición. Hay varias clases de conversión:
simple, accidental y por contraposición. Esta última no se utili­
zará; pero, en cambio, las otras dos tienen aplicaciones en la
reducción de silogismos (cfr. el capítulo correspondiente), ope­
ración que esclarece el mecanismo del raciocinio.
L a conversión simple consiste en el intercambio de sujeto y
predicado d e una proposición, sin mayores alteraciones.
Para saber con facilidad cuándo resulta otra proposición
verdadera al ejecutar una conversión simple, se han elaborado
ciertas reglas de acuerdo con los siguientes casos:
a) La proposición tipo A no admite la conversión simple.
La razón de esto reside en las conclusiones recién elaboradas
acerca de la extensión del predicado. F.n efecto, si una propo­
sición afirmativa tiene su predicado particular (como es el caso
CONVERSIÓN Y EQUIVALENCIA DE PROPOSICIONES 165

de la proposición tipo A ), entonces queda claro que esc predi­


cado particular no podrá pasar como sujeto universal a la hora
de ejecutar la conversión.
Por ejemplo: todo triángulo es polígono. Aquí tenemos una
proposición verdadera. Pero, al realizar la conversión, resulta
una proposición falsa: todo polígono es triángulo. En efecto,
hay polígonos que no son triángulos, sino cuadriláteros, etc.

Sólo en los casos de excepción anotados más arriba, el predicado


también puede ocupar el puesto del sujeto; por ejemplo, cuando el
predicado es toda una definición y el sujeto lo definido. Entonces (tal
como lo hemos estudiado) se puede (y siempre debe ser posible) hacer
la conversión. Es el caso de una proposición convertible.

b) En el caso de las proposiciones tipo E resulta que, por ser


negativa (y de acuerdo con la regla de la extensión del predi­
cado) dicho predicado es universal. En consecuencia, no hay-
dificultad para aceptar ese predicado como sujeto universal a
la hora de ejecutar la conversión.
Por ejemplo: ningún m am ífero es reptil. En este caso, sí se
puede hacer la conversión, pues resulta otra proposición verda­
dera: ningún reptil es tnamífero.
c) Las proposiciones tipo I sí admiten la conversión simple.
La razón es que este tipo de proposiciones tiene tanto el sujeto
como el predicado en forma particular; luego, en general, son
intercambiables. Por ejemplo: algún hom bre es blanco. Es ver­
dadera, y también su recíproca: algún (ser) blanco es hombre.
í.a proposición tipo O no tiene regla, pues admite muchas
excepciones; es, pues, muy irregular. Se puede (como ejercicio)
aclarar con ejemplos esto último.
En resumen, resultan dos reglas:
PRIM ERA : L a conversión simple es válida en las proposi­
ciones tipo E y tipo I.
SEGUNDA: La proposición tipo A no la admite.
Aparte de las aplicaciones de estas reglas en las inferencias
inmediatas y en la reducción de silogismos, lo más importante
en la práctica es caer en la cuenta de que no siempre es posible
el intercambio de sujeto y predicado. Justamente las proposi­
ciones afirmativas (tipo A ) no lo admiten. Muchos errores
166 INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA

podrán rechazarse si se procura evitar caer en inferencias sofís­


ticas como las siguientes: todo católico es cristiano. Luego, todo
cristiano es católico ( ? ) . O bien: todo santo es virtuoso, luego,
todo virtuoso es santo ( ? ) . T odo libro profundo es difícil;
luego, todo libro difícil es profundo ( ? ).

4 . L a c o n v e r s i ó n a c c i d e n t a l .— Existe otro tipo de con­


versión aplicable a las proposiciones universales (A , E ) , y
consiste en intercambiar el sujeto y el predicado, pero además,
reduciendo la extensión d el sujeto d e universal a particular (y
conservando la misma cualidad); o sea, cambiando la partícula
todo por algún en la proposición A, y la partícula ningún, por
a lg ú n .. . no en la proposición tipo E. Por ejemplo: todo perro
es carnívoro. Conversión accidental: algún carnívoro es perro.
Otro caso: ningún animal es vegetal. Conversión accidental: al­
gún vegetal no es animal.
Téngase cuidado, en este último caso, de agregar la par­
tícula no antes del verbo; pues si la proposición original es E,
debe resultar en la conversión accidental una proposición tipo
O (y, por tanto, negativa). Si partimos de la proposición A,
debe resultar una tipo I; o sea, las dos afirmativas.
La conversión accidental se utilizará especialmente cuando
se explique la reducción de silogismos. Su regla es la siguiente:
"La conversión accidental es válida tanto para las proposiciones
tipo A com o para las proposiciones tipo E.”1

1. Es fácil dudar acerca de la validez de esta conversión: Ningún


hombre es piedra. La conversión accidental es "alguna piedra no es
hombre". El ejemplo es simple e inútil para la Filosofía; pero se elige
por su evidencia, que ya no se presta a otro tipo de confusiones en esta
aclaración. Se suele objetar que la proposición resultante es falsa porque
en realidad no sólo alguna sino ninguna piedra es hombre. La respuesta
es sencilla: si la universal es verdadera, también lo será la particular
subcontraria; es decir, si ninguna piedra es hombre, con mayor razón
no es hombre cualquiera de esas piedras, tomadas individualmente, o en
conjuntos parciales, o en su totalidad. Sería falsa la proposición resul­
tante si la asentáramos en forma exclusiva: sólo algunas piedras no son
hombres. En realidad, la proposición tipo O niega un predicado respecto
a un sujeto particular, pero sin determinar nada acerca de los demás
que pertenecen a ese concepto. En conclusión, la proposición resultante
es verdadera y la conversión accidental es válida en la A y en la F.,
dando por resultado una proposición tipo I o tipo O, respectivamente.
CONVERSIÓN Y EQUIVALENCIA DE PROPOSICIONES 167

2. La conversión por contraposición no se utiliza en español, pues


además del intercambio de sujeto y predicado hay que anteponer la
partículo no al sujeto y al predicado. En otros idiomas se utiliza para
las proposiciones tipo A y tipo O.

Como ejercicio, dense proposiciones verdaderas tipo A y


tipo E, y ejecútese conversión simple en la A para comprobar
que resulta una proposición falsa. Enseguida ejecútense las
conversiones válidas.

5. L a e q u i v a l e n c i a d e p r o p o s i c i o n e s .— Esta propiedad
(también llamada equipolencia) ya no es tan utilizada como
las anteriores. Sin embargo, en algún caso es posible obtener
inferencias de utilidad a partir de las siguientes definiciones y
reglas:
Obsérvese que es posible hacer equivalentes en significado
dos proposiciones con e l mismo sujeto y el mismo predicado,
pero que difieren por razón de su cualidad.
p r i m e r a r e g l a : Una proposición tipo A se hace equivalen­

te de la tipo O si se agrega a la primera la partícula no, al


principio d e la oración. Por ejemplo: todo hom bre es mortal;
su contradictoria (y, por tanto, falsa) es: algún hom bre no es
mortal. D e acuerdo con la regla, podemos hacer una equiva­
lente de esta proposición tipo O simplemente agregando a la
tipo A una partícula no, quedando así: no todo hom bre es mor­
tal. Nótese que esta última forma tiene un significado idéntico
a la tipo O . De esto resulta que la tipo O se puede enunciar
de dos maneras diferentes, lo cual puede ayudar a esclarecer el
significado de algunas proposiciones.

s e g u n d a REGLA: Las proposiciones tipo A se pueden hacer

equivalentes de la tipo E si se agrega "no” antes d el verbo.


T odo hom bre no es mortal es equivalente a: ningún hom bre es
mortal.
En esquema resultan las dos reglas así:

A más NO, igual O.


A más NO, igual E.
168 INTRODUCCIÓN* A LA LÓGICA

6. I n f e r e n c i a s i n m e d i a t a s .— Con esto tenemos ya todos


ios datos para hablar sobre inferencias inmediatas. Con esta
expresión se entiende la obtención d e una nueva proposición
a partir d e una proposición dada. Como veremos, la diferencia
con el raciocinio propiamente dicho es que éste utiliza dos
proposiciones como datos iniciales, para poder obtener una
nueva proposición. Las inferencias inmediatas, en cambio, se
realizan a partir de una sola proposición.1
A partir de las reglas de la oposición se puede inferir por
ejemplo que:
Si A es verdadera, E es falsa, etc.
Si I es verdadera, la E debe ser falsa, etc.
A partir de las reglas de la conversión se puede inferir por
ejemplo, que:
Si A es verdadera, su recíproca es falsa.
Si E es verdadera, su recíproca es verdadera, etc.
A partir de las reglas de la equivalencia se puede inferir
que:
Si A es falsa, la anteposición de la partícula no convierte a
esa proposición en otra verdadera, etc.
Acerca de este tema, bueno es realizar algunos ejercicios
hasta familiarizarse completamente con él.

RESUMEN

1. Tais proposiciones afirmativas tienen predicado par­


ticular.
2. Las proposiciones negativas tienen predicadlo universal.
3. Conversión es el intercambio d e sujeto y predicado en
una proposición. I¿i conversión simple consiste en este inter-
cambio sin mayores modificaciones. Jai conversión sim ple es
válida en las proposiciones tipo E y tipo I. Ui conversión sim­
ple no es válida en la proposición tipo A.
4. La conversión accidental consiste en el intercambio de
sujeto y predicado, reduciendo además la extensión del sujeto,
d e universal a particular, y conservando la misma cualidad.

1 Consúltense en M aritain : E l orden de ¡os conceptos, pág. 2l$> y ss.,


las razones para negar a las inferencias inmediatas su carácter de inferencias.
CONVERSIÓN Y EQUIVALENCIA DE PROPOSICIONES 16 9

La conversión accidental es válida en las proposiciones tipo


A y E. Mientras que la proposición tipo A admite sólo conver­
sión accidental, la proposición tipo É admite tanto la simple
com o la accidental.
5. L a equivalencia d e proposiciones es la identidad d e sig­
nificado d e dos proposiciones que sólo difieren por la partícu­
la no.
Primera regia: La proposición A se hace equivalente d e la
tipo O si se agrega la partícula no a l principio d e la oración
(d e la A ).
Segunda regla: L a proposición tipo A se hace equivalente
d e la tipo E si se agrega la partícula no antes del verbo (d e
la A ).
6. La inferencia inmediata es la principal aplicación de
estas propiedades d e las proposiciones. Consiste en obtener una
nueva proposición a partir de una dada. (E l raciocinio propia­
mente dicho obtiene una nueva proposición, pero a partir de
dos premisas).
C a p ít u l o X X I V

LOS PEN SA M IEN TO S N O -EN U N C IA TIV O S

1 . D e f i n i c i ó n y d i v i s i ó n .— La interrogación y la norma
son pensamientos con características especiales. Tanto una como
otra constan, igual que todo juicio, d e sujeto, verbo y predicado.
Pero la interrogación todavía no afirm a o niega nada explíci­
tamente, sino que pide una respuesta afirmativa o negativa, a
base de un planteamiento o cuestión. L a norma no enuncia un
hecho físico o fenómeno, sino que dice lo que d ebe ser, aunque
no se realice en la práctica.1
Estos dos tipos de pensamientos reciben el nombre genérico
de pensamientos no-enunciativos porque (al revés del juicio)
no asientan un hecho, sino que plantean una cuestión o res­
ponden con el ideal que debería reamarse.

Después veremos que las normas también pueden expresarse y re­


ducirse al modo de los pensamientos enunciativos. Y que la interroga­
ción siempre tiene implícita una afirmación en la cual se basa la pre­
gunta en cuanto tal.

2. L a i n t e r r o g a c i ó n .— Tiene particular importancia la in­


terrogación, porque es la base del avance científico y filosófico.
Quien no se formule preguntas acerca del universo, quien no
se admire ante la contemplación del mundo y no intente una
explicación de él, difícilmente puede salir de la ignorancia.
Clásicamente se ha llamado docta ignorantia a la de aquél
que reconoce no saber todo lo que se pregunta; su saber no al­
canza a colmar la serie de preguntas que continuamente brotan
en su mente. N o es ni la ignorancia supina del que carece de

7 Cfr. L abro YO: ¡ a lógica d e las ciencias, Porrúa. México, 1960, pá­
ginas 152-163.

170
I.OS PEN SA M IEN TO S N O ENUNCIATIVOS 171

interés científico ni la soberbia petulancia del que se cree posee­


dor de la llave del universo. Es la posición correcta del investi­
gador, que logra algunos conocimientos; pero aún sigue bus­
cando. La civilización y progreso en la ciencia y en la técnica
no sería posible sin la constante investigación del sabio que
busca la respuesta a sus interrogantes. H e ahí por qué es impor­
tante este tipo de pensamiento.

Y no sólo en el terreno científico, sino también en el filosófico.


U Metafísica está basada en la pregunta por el ser. Si se observa con
atención, toda pregunta presupone algo que se conoce acerca de lo
preguntado; de otra manera sería imposible preguntar nada acerca de tal
objeto.2 Si no conozco nada acerca del sol, nada puedo preguntarme
sobre él, pues ni siquiera podría señalarlo como objeto de mis interro­
gantes. Se llama saber atemático el que está implícito en una cuestión.
La respuesta a ella nos da un saber temático. Pues bien, la pregunta por
el ser indica ya un saber atcmático acerca de el. La Metafísica trata de
explicitar y volver temático lo que está en el fondo de toda pregunta
por el ser. El metafísico es el que sabe temáticamente lo que ordinaria­
mente se sabe atemáticamente acerca del ser. Esta ciencia vuelve sobre
los primeros fundamentos de todo conocimiento humano. Es, pues, una
filosofía primera , en sentido aristotélico. Y la base de la Metafísica
es la pregunta por el ser. Este tema ha tomado fuerte impulso en las
obras de Heideggcr, Lotz, Rahner, Coreth.

En la Historia de la Filosofía han tenido especial resonancia


ciertas preguntas que aparentemente conducían a un ’’callejón
sin salida” . Son las aportas (del griego a, sin; poros, salida) o
cuestiones paradójicas, aparentemente sin solución satisfactoria.
Son famosas las aporías de Zenón d e Elea, que pretendían
demostrar lo absurdo del movimiento. También los paralogis­
mos y antinomias de Kant, que pretendieron demostrar lo ab­
surdo de las cuestiones metafísicas.

Zenón propuso cuatro aporías que concluyen en la inexistencia del


movimiento físico de los objetos materiales. Entre ellas sobresale la
paradoja o aporía d e Aquiles. Brevemente expuesta dice así: Aquiles
no puede alcanzar a la tortuga porque para lograrlo tendría que estar
primero en el lugar que ella ocupa actualmente; para entonces la tortuga
ya avanzó. Cuando Aquiles llegue a este nuevo punto, la tortuga ya
avanzó otro poco, y así sucesivamente. Luego nunca alcanzará a la tor­
tuga; luego el movimiento es imposible. El principal error de Zenón

2 Cfr. CoR£TH: M etafísica, págs. 47, 74, 92.


172 INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA

en todas sus aporras consiste en suponer que el espacio es infinitamente


divisible. En concreto, la apona de Aquiles sólo se puede sostener si se
supone la velocidad de Aquiles continuamente decreciente hasta un
límite inalcanzable tendiente a cero.

3. L as normas y ju ic io s d e valor .— La norma expresa


el deber ser, aunque no se realice en la práctica.
Puede ser de tres clases: hipotética, disyuntiva y categórica.
Las normas hipotéticas exigen o postulan algo bajo cierta
condición. Por ejemplo: si quieres conservar la salud, debes
tom ar un alimento sano y completo.
Las normas disyuntivas contienen elementos que se excluyen.
Por ejemplo: el fraude d ebe ser castigado o con cárcel, o con
multa, o con ambas cosas.
Las normas categóricas designan un deber ser absoluto, sim­
ple e incondicional. Por ejemplo: el hom bre d ebe am ar a su
prójimo. El hom bre d ebe decir la verdad, debe respetar la vida
d e los demás.
Las normas o imperativos categóricos son propios de la
Etica. Las normas condicionales son propias de reglamentos
particulares.
Por otro lado, nótese que las normas pueden expresarse
como juicios d e valor. Juicio de valor es aquél cuyo predicado
designa un objeto con cualidades que perfeccionan ai hombre,
o sea, un valor. Por ejemplo: el hom bre que fom enta la cultura
es bueno. (En lugar del pensamiento no-enunciativo: el hombre
debe fom entar la cultura). El que busca el mayor bien del
mayor número es bueno. El que da a cada uno lo que le corres­
ponde es justo.

En el fondo, tanto las normas como los juicios de valor se pueden


considerar com o pensam ientos enunciativos. Sólo se les puede continuar
llamando pensamientos no-enunciativos en cuanto que no expresan un
hecho real de la naturaleza sensible. Pero, en cambio, expresan un modo
de ser, puesto que el valor, al fin y al cabo, es un ser, se realice, o no,
con existencia real extramental. Naturalmente, aquí está todo un sistema
metafísico de por medio. Scheler, por ejemplo, asentó que "e l valor no
es. sino que vale”. A esto hay que responder con la tesis de la universa­
lidad trascendental del ser, del esse latino (aunque no del existir), de
tal manera que, fuera dc-I ser, nada se puede dar ni concebir.
El d eb er ser es justamente un "m odo" d e ser. Por algo se llaman
modales a las proposiciones que califican a su propio verbo. No importa
LOS PEN SA M IEN TO S NO ENUNCIATIVOS 173

(repito) que en la práctica ese deber ser no se realice con existencia


física; le basta el ser que impone una obligación. Por tanto, no es que
el deber ser se oponga al ser, sino que es un tipo especial de ser. Las
proposiciones que lo enuncian, así como los juicios de valor, son, pues,
en el fondo, pensamientos enunciativos, porque asientan (enuncian)
algo acerca del ser, aunque no del existir físico.

RESUMEN

1. L a interrogación exige una respuesta afirmativa o nega­


tiva. L a norma dice lo que d ebe ser, aunque no se realice. Ambos
son pensamientos no enunciativos porque no afirman un hecho
o fenóm eno físico.
2. La interrogación es importante para el avance d e la
ciencia. Son fam osas las aporías (callejones sin salida) de
Zenón d e Elea.
3. Las normas son d e tres clases: hipotéticas, disyuntivas y
categóricas. Las primeras exigen algo bajo cierta condición. Las
segundas contienen elementos que se excluyen. Las últimas exi­
gen algo sin condiciones. Las normas pueden expresarse como
juicios de valor.
C a p ít u l o XXV

LOS PRIM EROS PRINCIPIOS

1. Q ué e s u n p r i n c i p i o .— Estamos lindando ya con el te­


rreno del raciocinio. Desde que tratamos las inferencias inme­
diatas, hemos tocado el límite con Ja tercera operación mental.
Al explicar ahora los primeros principios, estamos haciendo lo
mismo, puesto que se trata justamente de las primeras propo­
siciones, que no necesitan demostración, pero que sirven de
base para cualquier demostración.
Un principio en general es aquello de lo cual procede una
cosa (A ristóteles). D e esta manera, puede hablarse de principios
d el movimiento, o sea, del punto de partida. También puede
hablarse de principios ontológicos, o sea, de las causas que
originan otros entes; y, por último, puede hablarse de princi­
pios lógicos, que son las razones en las que se apoya cualquier
raciocinio.

2 . Los p r i m e r o s p r i n c i p i o s l ó c i c o s . — Cada ciencia tiene


sus propios principios, que también se llaman axiomas. A partir
de ellos se fundamentan las demás proposiciones que consti­
tuyen dicha ciencia. Son famosos los axiomas del Álgebra y
de la Geometría (también llamados postulados).
Pero existen unos principios que son válidos para cualquier
ciencia, y por eso se llaman primeros principios. Tales son los
principios de la Lógica, que a continuación detallaremos.
Un primer principio es una proposición verdadera, absolu­
tamente evidente, universal y necesaria. Por tanto, no necesita
demostración, sino que, por el contrario, está supuesta en cual­
quier demostración.
Los primeros principios son evidentes, es decir, se captan
inmediatamente en su verdad, en cuanto se conoce el significado
174
LOS PRIM EROS PRINCIPIOS 175

de las palabras con que se enuncian. Son también universales,


o sea, se aplican absolutamente a cualquier ente, cualquiera
que sea su categoría y la ciencia que lo trate. Y , por último, los
primeros principios son verdades necesarias, de tal manera que
sería absurdo que en algún momento dejaran de tener validez.
Entre ellos se cuentan principalmente tres: el principio de
contradicción, el principio de identidad y el principio de tercero
excluso.
1. Existen oiros primeros principios, como el principio de inteli­
gibilidad, de finalidad, de causalidad, de razón suficiente. Pero son
principios que, o se refieren al ser exclusivamente (principio de causa­
lidad) o Jaien al conocimiento, tal como se trata en Crítica (principio
de inteligibilidad) y, por tal razón, no los tratamos en un libro de
Lógica.
2. Todos estos principios perlenecen primeramente al orden real,
es decir, expresan el comportamiento del ser real extramental. Debido a
esto, tienen otra formulación que se aplica en especial al orden lógico,
el cual, en definitiva, también se inscribe en la esfera trascendental
del ser.

3. E l p r i n c i p i o d e c o n t r a d i c c i ó n .— Debería llamarse más


correctamente principio de no-contradicción, puesto que justa­
mente lo que expresa es la necesidad de no contradecirse. Su
fórmula es la siguiente: "Es imposible afirm ar y negar un mismo
predicado a un mismo sujeto a l mismo tiempo y bajo el mis­
mo a s p e c t o También puede enunciarse así: Dos proposiciones
contradictorias no pueden ser a la vez verdaderas.
Estos enunciados no son sino aplicaciones del enunciado
fundamental que rige al orden real o metafísico: "Es imposible
que una cosa sea y no sea al mismo tiempo y bajo el mismo
aspecto". O bien: "Es imposible ser y no ser a la vez".
El principio de contradicción, como puede observarse, tiene
las propiedades de todo primer principio, o sea, es evidente,
universal y necesario. Además, nótese que es im posible demos­
trarlo; pero también negarlo. Quien intente demostrarlo ya lo
está dando por supuesto en el momento en que inicie la demos­
tración y le dé un significado (y no otro) a sus palabras. Quien
intente negarlo está aceptándolo, pues su negación implicaría
que no quiere afirmarlo; y justamente esta exclusión de la
afirmación y de la negación simultánea de cualquier cosa es
lo que expresa el principio de contradicción.
176 INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA

1. El principio de contradicción se conoce implícitamente en cual­


quier juicio. De no aceptar esto, sería imposible preguntar o saber
cualquier cosa.
2. N i Hegel negó el principio de contradicción. En realidad, su
teoría indica que un concepto aislado envuelve ciertas contradicciones
que exigen la evolución dialéctica, hasta que tales contradicciones sean
sobrepasadas. Su teoría, en lugar de negar el principio de contradicción,
lo que hace es salvaguardarlo.

L a principal aplicación del principio de contradicción es


servir como piedra de toque en una serie de proposiciones,
como las de un tratado científico. Si esa serie de proposiciones
no resisten el principio de contradicción (es decir, si se en­
cuentran contradicciones internas), ya puede tacharse el tratado
como defectuoso. Lo que primeramente exige la Lógica a cual­
quier pensamiento es la ausencia de contradicciones internas,
o mejor, la positiva coherencia en sus asertos. Igualmente, el
principio de contradicción va en contra de la teoría d e la doble
verdad, asentada por el averroísmo latino en la Edad Media,
según la cual una tesis puede ser verdadera en Filosofía y falsa
en Teología. Por ejemplo, se podría afirmar que Dios es ver­
dadero en Teología, pero falso en Física. Esto es absolutamente
inadmisible.

4. E l principio de identidad .— Se enuncia así: A es nece­


sariamente A. o bien: El ser es; el no-ser no es.
frecuencia se ha tachado este principio como comple­
C oq
tamente inútil, pues el predicado es idéntico al sujeto y cons­
tituye por lo tanto una tautología. En realidad, no lo es, puesto
que el predicado añade al sujeto el carácter de necesidad que
tiene el ente de ser lo que es y no otra cosa (en cuanto a su
esencia).1

1. El principio de identidad es otra forma de enunciar el prin­


cipio de contradicción. En lugar de decir que un ser no puede no ser
(principio de contradicción), se afirma sencillamente que un ser es
necesariamente lo que es.
2. N i siquiera enunciando el principio de identidad en su forma
más simple: (A es A ), se cae en la tautología; porque el sujeto y ei
predicado tienen funciones distintas. El sujeto designa materialmente
al objeto, y el predicado designa una formalidad del mismo objeto. Por
tanto, todo lo que es A a través del tiempo (designado por el sujeto)
LOS PRIM EROS PRINCIPIOS 177

no es igualado nunca por lo que es A actualmente (designado por el


predicado). Por tanto, no es una tautología.

5. E l PRINCIPIO DE TERCERO EXCLUSO.— Cualquier cosa,


o es o no es, no cabe término m edio!' O bien: N o hay medio
entre dos proposiciones contradictorias.
También ha querido negarse por algunos lógicos modernos.
Pero se trata de una exigencia de la realidad, ó es o no es, y
no hay más.
El principio de tercero excluso no es idéntico al de contra­
dicción. Añade una nueva idea, la de que ya no se puede en­
contrar una nueva opción entre el ser y el no-ser.

RESUMEN
1. Un principio, en general, es "aquello d e lo cual procede
una cosa". H ay principios del movimiento (punto de partida),
ofitológicos (causas) y lógicos (razones d e algo).
2. Cada ciencia tiene sus propios principios (axiom as).
Aquéllos que son válidos para todas las cosas (absolutamente
universales), d e un m odo necesario y evidente, que no necesitan
demostración, pero son la base d e cualquier demostración, se
llaman primeros principios.
3. El principio de contradicción se enuncia asi: Es impo­
sible afirmar y negar un mismo predicado a un mismo sujeto
al mismo tiempo y bajo el mismo aspecto. Su enunciado meta-
físico es: Es imposible que una cosa sea y no sea al mismo
tiempo y bajo el mismo aspecto. Tiene todas las propiedades
d e los primeros principios. Y, además, quien intente demos­
trarlo ya lo está dando por supuesto. Quien intente negarlo,
también lo está aceptando. Es la piedra de toque para detectar
la coherencia interna en una serie d e proposiciones. Y va en
contra de la teoría d e la doble verdad.
4. El principio de identidad dice: A es necesariamente A.
N o es una tautología, porque el predicado añade el carácter
de necesidad que tiene el sujeto para ser lo que es y no otra
cosa (en el plano esencial, no existendal).
5. El principio de tercero excluso dice: Cualquier cosa o es
o no es; no cabe un término medio. O bien: No hay medio entre
dos proposiciones contradictorias.

L ó g ic a .— 12
C a p ít u l o X X IX

FIGURAS DEL SILOGISM O

1. D e f i n i c i ó n y c l a s e s .—Figura d el silogismo es la fo r ­
ma que toma éste, de acuerdo con la colocación del término
medio.
El término medio puede ocupar el puesto de sujeto o de
predicado, tanto en la premisa mayor como en la menor. De
aquí surgen, pues, cuatro combinaciones posibles, y sólo cua­
tro, tal como se ilustra en los siguientes esquemas:

P R IM E R A F IG U R A S E G U N D A F IG U R A TERCERA F IG U R A C U A R T A F IG U R A

M — T T—M M— T T—M
t — M t—M M— t M— t
. t — T .*.t — T . ’. t — T .\ t— T

La letra AI indica el término medio. La letra t es el término


menor, y sirve siempre como sujeto de la conclusión, aunque
no siempre será sujeto en la premisa menor. La letra T es el
término mayor y sirve siempre como predicado de la conclu­
sión, aunque no siempre será predicado en la premisa mayor.
De estos esquemas resulta que:
En la primera figura, el término medio es sujeto en la ma­
yor y predicado en la menor. En la segunda figura, el término
medio es predicado en las dos premisas. En la tercera figura,
el cérmino medio es sujeto en las dos premisas. En la cuarta
figura, el término medio es predicado en la mayor y sujeto en
la menor.
Aristóteles explicó las tres primeras figuras. La cuarta se
llama, a veces, primera invertida; y es la menos lógica. Por
supuesto, destaca la primera figura como el tipo de silogismo
más claro y utilizable en la práctica.

201
202 INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA

Algunos ejemplos para ilustrar cada figura son los si-


guientes:

Primera figura: Segunda figura:


Todo hombre es mortal Todo hombre es mortal
Pedro es hombre El ángel no es mortal
Luego, Pedro es mortal Luego, el ángel no es hombre

Tercera figura: Cuarta f igura:


Todo vicioso es miserable Ningún pez es mamífero
Algún vicioso es rico Algún mamífero es animal
Luego, algún rico es miserable acuático
Luego, algún animal acuático
no es pez

2. R k g l a s d e l a p r i m e r a f i g u r a .— Teniendo en cuenta la
colocación del término medio se han hecho aplicaciones de las
ocho reglas generales a cada una de las figuras, y han resul­
tado reglas particulares para cada una de ellas. Son fáciles de
memorizar y, sobre todo, facilitan la construcción de silogismos
dentro de cada figura.
En la primera figura hay dos reglas:
M — T
t —M

.\ t — T
a) M a y o r , u n iv e r s a l .

b) M e n o r , a f ir m a t iv a .

Estas reglas nos indican que no se puede construir un silogis­


mo en la primera figura con la premisa mayor particular. En
cambio, la menor puede ser universal o particular. La segunda
regla restringe el campo de la menor. Sólo puede ser afirmati­
va; en cambio, la mayor puede ser afirmativa o negativa. La
cantidad y cualidad de la conclusión estará determinada por la
regla ocho.

D i-mostración de la segunda regla .— Siguiendo eí esquema de


la primera figura, se puede demostrar que la menor dehe ser afirma­
tiva; porque si fuera negativa, la conclusión también sería negativa
FIGURAS DEL SILOGISMO 203

(Regla 8 ) , y su predicado sería universal (Regia de la extensión del


predicado), y también el predicado de la premisa mayor sería univer­
sal (Regla 2 ) , y la premisa mayor tendría que ser negativa (Regla
de la extensión del predicado). Pero dos premisas negativas no dan
conclusión (Regla 5 ) . Por tanto, la premisa menor, no pudiendo ser
negativa, tiene que ser afirmativa.
D emostración de la primera regla .— La mayor debe ser uni­
versal, porque siendo la menor afinnativa (como se acaba de demos­
trar) su predicado es particular (Regla de Ja extensión del predicado).
Este predicado es el término medio, el cual debe ser universal por lo
menor una vez (Regla 4 ) . Siendo particular en la menor, debe ser
universal en la mayor, en donde es sujeto, lo cual convierte a la pre­
misa mayor en universal.
Advierta el alumno que estas demostraciones son las fumlamenía-
cíoncs rigurosamente científicas de las reglas que está aprendiendo. De
otra manera, esas reglas serían aprendidas de memoria y no se co­
nocería su razón de ser. Ciertamente, se olvidan estas demostraciones;
pero el haberlas entendido queda como un ejercicio útil a la mente.

3. R e g l a s d e l a s e g u n d a f ig u r a .

T — M
t — M

.\t — T
a) La m a y o r d e b e s e r u n iv e r s a l .

b) U n a d e la s d o s p r e m is a s d e b e s e r n e g a t iv a .

La primera regla es igual que en la primera figura. La se­


gunda nos dice que, necesariamente, una de las dos premisas
debe ser negativa. No funcionaría un silogismo de segunda fi­
gura con las dos premisas afirmativas (por la razón que se
puede leer en el párrafo que sigu e); y tampoco funcionaría
con las dos premisas negativas, por la regla quinta.

D emostración de la segunda regla . Una de las dos premisas


debe ser negativa, para que su predicado sea universal. Sólo así se lo­
gra que el termino medio, predicado en las dos premisas, sea universal
una vez al menos (Regla 4 ) .
D emostración de la primera regla .— La mayor debe ser uni­
versal. porque habiendo una premisa negativa (como se acaba de de­
mostrar), la conclusión tendrá que ser negativa (Regla 8 ) ; y su pre­
dicado, universal (Regla de la extensión del predicado). Ese predicado
es el término mayor que funge como sujeto en la mayor, donde tam-
204 IN T R O D U C C IÓ N A LA L Ó G IC A

bien tendra que ser universal (Regla 2 ) . Por tanto, la mayor debe
ser universal.

4. R e g l a s d e l a t e r c e r a f ig u r a .

M— T
M— t

.\ t — T
a) M e n o r , a f ir m a t iv a .

b) C o n c l u s ió n , p a r t ic u l a r .

La menor debe ser afirmativa, y se demuestra con un procedimien­


to idéntico al de la primera regla de la primera figura. La conclusión
debe ser particular, porque siendo la menor afirmativa, su predicado
es particular, y debe pasar a la conclusión como sujeto particular
(Regla 2 ) .

5. R eg la s d e l a c u a r t a f ig u r a .

T — M
M— t

t — T
a ) Si LA m a y o r e s a f ir m a t iv a , l a m e n o r d e­

be SER UNIVERSAL.

b) Si LA M EN O R ES AFIRM ATIVA, I.A CONCLU­


SIÓN DEBE SER PARTICULAR.

c) Si ALGUNA PREM ISA ES NEGATIVA, I.A MA­


YOR DEBE SER UNIVERSAL.

Nótese que estas reglas se enuncian en forma condicional.


Su demostración es la siguiente:

P rimera regla .— Si la mayor es afirmativa, su predicado es par­


ticular (Regla de la extensión del predicado). Ln consecuencia el tér­
mino medio debe ser universal en la menor para cumplir con la Regla 4.
Por tanto, la menor debe ser universal.
S egunda regla . Si la menor es afirmativa, su predicado es par­
ticular (Regla de la excensión del predicado). En consecuencia, la con­
clusión debe ser particular en atención a la Regla 2.
FIGURAS DEL SILOGISMO 205

T ercera regla .— Si alguna premisa es negativa, la conclusión tam­


bién lo es (Regla S ) . Su predicado será universal (Regla de la ex­
tensión del predicado). Luego, el sujeto de la mayor también será
universal (Regla 2 ) . Luego, la mayor debe ser universal.

RESUMEN

1. — Figura del silogismo es la form a que tom a éste, de


acuerdo con la colocación d el término medio.
En la primera figura el término m edio es sujeto en la ma­
yor y predicado en la menor. En la segunda, el término medio
es predicado en las dos. En la tercera, el término m edio es su­
jeto en las dos. En la cuarta, el término m edio es predicado
en la mayor y sujeto en la menor. L a primera es la más inteli­
gible. L a cuarta es la más ilógica.
2. —L a primera figura tiene dos reglas: Mayor, universal.
Menor, afirmativa.
3. —L a segunda figura tiene otras dos reglas: Mayor, uni­
versal. Una, negativa.
4. —L a tercera figura tiene otras dos reglas: Menor, afirma­
tiva. Conclusión, particular.
5. —L a cuarta figura tiene tres reglas en form a condicional:
a) Si la mayor es afirmativa, la menor debe ser universal.
b) Si la menor es afirmativa, la conclusión debe ser par­
ticular.
c ) Si alguna premisa es negativa, la mayor debe ser uni­
versal.
C apítulo X X X

M ODOS DEL SILOGISM O

1 . M o d o s d e l a p r i m e r a f i g u r a .—M odo d el silogismo


es la form a que toma éste de acuerdo con la cantidad y la cua­
lidad de las premisas.
Dentro de cada figura caben varias combinaciones, que se
pueden determinar gracias a las reglas de las figuras. Así, en
la primera figura hay cuatro combinaciones o modos posibles.

Utilizando la nomenclatura por vocales explicada en el capítu­


lo X X I I y teniendo en cuenta que la mayor debe ser universal (pri­
mera regla de la primera figura), solamente hay dos vocales para la
mayor: A y E. D e la misma manera, la premisa menor debe ser afir­
mativa, luego sólo caben dos vocales: A e I. Combinando las vocales
de la mayor con las de la menor, tenemos cuatro modos cuyas pre­
misas serían:
Primer modo: Mayor: A Menor: A
Segundo modo: » A 1) I
Torcer modo: „ E >1 A
Cuarto modo: » E »1 I

Faltaría sólo determinar la vocal de la conclusión. De acuerdo con


la regla ocho, quedarían los cuatro modos así:

A— A— A
A — I — I
E — A— E
E— I — O

Para recordar estas combinaciones (donde la primera vo­


cal representa a la premisa mayor, la segunda a la premisa
menor, y la tercera a la conclusión), se han inventado desde
hace siglos las siguientes palabras mnemotécnicas, que son los
nombres de los modos de la primera figura:
MODOS DEL SILOGISMO 207

BARBARA, CELA REN T, DARLI, FERIO .

Lo que interesa son las vocales. Pero sus combinaciones que­


dan fácilmente grabadas en la memoria, gracias a Jas palabras
completas . Un silogismo en Barbara indica que es de la prime­
ra figura (convencionalmente), y que sus tres proposiciones
son universales afirmativas. Un silogismo en Ferio indica que
la premisa mayor es universal negativa, la menor es particular
afirmativa, y la conclusión es particular negativa. Los modos
más utilizados, tal como se ha explicado, son Darii y Ferio.

Los ejemplos que se acostumbra dar para ilustrar todos los modos
suelen ser de lo más sencillo; se justifican sólo porque tienen como
finalidad señalar una estructura, aunque su materia no sea de tipo
científico. En la primera figura se pueden dar los siguientes ejemplos:

BA RBA RA CELA REN T

Todo hombre se equivoca Ningún hombre es perfecto


Todo sabio es hombre Todo genio es hombre
Luego, todo sabio se equivoca í.ucgo, ningún genio es perfecto

D A R II FERIO
Todo hombre es sociable Ningún vasco es catalán
Pedro es hombre Pedro es vasco
Luego, Pedro es sociable Luego, Pedro no es catalán

2. Modos de la segunda figura.— Similarmente, en la


segunda figura se pueden deducir otras cuatro combinaciones
posibles, que se denominan;

CESARE, CAM ESTRES, FE STIN O , BAROCO.

La deducción de ellos es como sigue: De acuerdo con la primera


regla de la segunda figura, la mayor debe ser universal; sólo puede ser
tipo A o tipo E. Además, una de las dos premisas debe ser negativa
(E u O ). Por lo tanto, si la mayor es E, la menor puede ser A o I.
Tenemos ya dos combinaciones. Y si la mayor es A, la menor puede
ser cualquiera de las dos negativas: E u O. Estas son las otras dos com­
binaciones. En limpio queda:
Primer modo: Mayor: E Menor: A
Segundo modo: »> E „ I
Tercer modo: yy A „ E
Cuarto modo: A „ O
208 INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA

A continuación se obtiene, con ayuda de la octava regla, la vocal


de la conclusión:
E — A— E
E — I — O
A— E — E
A— O— O

que justamente corresponden a los nombres dados más arriba.


Los ejemplos serían los siguientes:

C ESA RE CA M ESTRES

Ningún espíritu es astro Todo mineral es pesado


Todo planeta es astro Ningún espíritu es pesado
Luego, ningún planeta es espíritu Luego, ningún espíritu es mineral

FESTINO BA RO CO

Ningún mamífero es ave Toda virtud es buena


Algún animal es ave Algún hábito no es bueno
Luego, algún animal no es ma­ Luego, algún hábito no es virtud
mífero

3. M o d o s d e i .a t e r c e r a f i g u r a .— Por último, en la ter­


cera figura hay seis modos que se llaman:

DARAPTI, FE LA PTO N , DISAMIS, DATISI, BOCARDO, FERISON .

La obtención de ellos es un poco más difícil. Las reglas de la ter­


cera figura son: menor, afirmativa; conclusión, particular. Por tanto,
la menor sólo puede ser A o I mientras que la conclusión sólo puede
ser I u O. Surgen, pues, cuatro combinaciones:

Mayor Menor Conclusión


A I
A O
I I
I O

Quedaría por ver cuál es la premisa mayor en cada caso. El pri­


mero sólo funciona si la mayor es I o A. Sólo así podría ser la conclu­
sión particular afirmativa. Caben, pues, dos combinaciones
I — A - I , que es el modo Dtsamis.
A — A — 1, que es el modo Darapti.
El segundo sólo funciona si la mayor es O o E. Otras dos com­
binaciones:
O — A - O, que es el modo Bocaráo.
E — A — O, que es el modo Fclapíon.
MODOS DEL S IL O G IS M O 209

El tercero sólo funciona con la mayor universal afirmativa:


A — I — I, que es el modo Datisi.
El cuarto sólo funciona con la mayor tipo E (para que la con­
clusión pueda ser particular negativa):
E — I — O, que es el modo Ferison.
Y con esto tenemos ya los seis modos posibles de la tercera figura.
Los ejemplos correspondientes son Jos que siguen:

d a r a p t i FELA PTO N

Todo pez es acuático Ningún animal es risible


Todo pez es vertebrado Todo animal es viviente
Luego, algún vertebrado es acuá­ Luego, algún viviente no es risible
tico

D IS A M IS D A TLSI

Algunas plantas son comestibles Todo hombre es libre


Todas las plantas son vivientes Algún hombre es justo
Luego, algunos vivientes son co­ Luego, algún justo es libre
mestibles
BO CARDO F E R JS O N

Algún político no es honrado Ningún metal es ácido


Todo político es influyente Algunos metales son líquidos
Luego, algún influyente no es hon­ Luego, algunos Equidos no son
rado ácidos

La cuarta figura, considerada por algunos autores, también se llama


galénica o primera inversa. Tiene cinco modos, y sólo damos sus nom­
bres por mera curiosidad: Bamalipton, Cámenles, Dimalis, Pesapo,
Fres:so.

4. E j e r c i c i o s d e r e s o l u c i ó n d e s i l o g i s m o s .— Dadas las
dos premisas, conviene ejercitarse en su resolución. Cuando
surjan dudas acerca de la corrección del resultado obtenido por
medio de un raciocinio natural, sería conveniente resolverlo
por etapas, como sigue:
1. — Subrayar el término medio y ver que efectivamente hace
enlace entre los otros dos términos. (D e paso ver si cumple
la regla 4.)
2. — Colocar las vocales que corresponden a cada premisa.
(V er que efectivamente no sean dos particulares o dos nega­
tivas) .

L ó g i c a .— 1 4
210 IN T R O D U C C IÓ N A LA L Ó G IC A

5.— Determinar la figura del silogismo. (V er de pasada si


$c cumplen las reglas de esa figura.)
4. — Determinar el m odo al que pertenece. Con las dos vo­
cales ya obtenidas se puede repasar los modos de esa figura
hasta encontrar el que cuadra con dichas vocales. D e paso se ha
encontrado automáticamente la vocal que corresponde a la con­
clusión.
5. — Por último, se puede obtener automáticamente la con­
clusión, habiendo obtenido en la etapa anterior la cantidad y
la cualidad de ella. Tengase en cuenta que el sujeto de la con­
clusión siempre se toma de la menor, y el predicado se toma
de la mayor.
Por ejemplo, se dan las dos premisas que siguen: Ningún
ladrón es honrado; Algunos porleños son honrados.
Las cinco respuestas se obtienen y se expresan en limpio:
1. Término medio: honrado.
2. Vocales: E, 1.
3. Figura: Segunda.
4. Modo: Festino.
5. Conclusión: Algunos porteños no son ladrones.

5 . R e d u c c i ó n d e s i l o g i s m o s .— En vista de la relativa fa­


cilidad que presentan los silogismos de la primera figura, se ha
inventado un procedimiento para convertir o reducir los silo­
gismos de tercera, cuarta o de segunda figura a uno similar de
primera figura. Todo consiste en efectuar conversión de propo­
siciones (recuérdense las reglas correspondientes en el capítu­
lo X X I I I ) y mutación de ellas (intercambio de la mayor al
lugar de la menor, y viceversa) hasta lograr que el término me­
dio ocupe los puestos que le corresponden en la primera figura.

listos cambios pueden hacerse de manera mecánica, pues los mis­


mos nombres de los modos indican automáticamente el proceso a se­
guir. Una vez dado el silogismo, hay que encontrar a qué figura y a
qué modo pertenece, lin el nombre del modo hay que fijarse si con­
tiene las letras: s, m, p, y con qué consonante empieza.
a) La letra s indica conversión simple para la proposición indi­
cada en la vocal anterior a dicha letra. Por ejemplo, si se quiere re­
ducir a primera figura un silogismo del modo Datisi, lo único que
MODOS DEL S IL O G IS M O 211

hay que hacer es efectuar una conversión simple en la premisa menor


(que es la proposición anterior a la letra s). Por ejemplo:

D A T ISI DARH
Todo hombre es libre Todo hombre es libre
Algún hombre es justo Algún justo es hombre
Luego, algún justo es libre Luego, algún justo es libre

b ) La !cira p indica conversión accidental en la proposición an­


terior a esa letra. Por ejemplo, en el modo Darapii hay que hacer con­
versión accidental en la premisa menor. Automáticamente, el silogismo
queda en primera figura:

DARAPTl DARII
Todo pez es acuático Todo pez es acuático
Todo pez es vertebrado Algún vertebrado es pez
Algún vertebrado es acuático Algún vertebrado es acuático

c) La ¡eirá m indica mutación en las dos premisas, es decir, cam­


biar la mayor al lugar de la menor y viceversa. Esta operación hay que
relacionarla después de las otras dos. El modo Disamis, por ejemplo,
requiere tres cambios: conversión simple en la mayor, conversión sim­
ple en la conclusión y mutación de premisas.

DISAMIS DARH
Algunas plantas son comestibles Todas las plantas son vivientes
Todas las plantas son vivientes Algunos comestibles son plantas
Algunos vivientes son comestibles Algunos comestibles son vivientes

d) Por último, la consonante inicial es una contraprueba, pues el


final de todas las operaciones ya indicadas el modo resultante de
la primera figura debe comenzar con la misma consonante inicial
de modo original. Por ejemplo: Vanson se reduce a ferio.
Existe otro procedimiento más complicado todavía de reducción,
llamado indirecto.'

RESUMEN

!.—M odo del sdogam o es let form a que tom a éste , de acuer­
do con la cantidad y la cualidad d e las premisas.
Los modos de la primera figura son: Barbara, Cclarent, Da­
rli, Ferio. Las vocales señalan, d e acuerdo con la nomenclatura

5 El lector curioso puede consultar: S a n a b r ia , R.: Lógica, p¿£S. 113-* 16..


212 IN T R O D U C C IÓ N A LA L Ó G IC A

ya aprendida , cuál es la cantidad y la cualidad d e la premisa


mayor, la premisa menor y la conclusión, en el mismo orden.
2. —Los m odos de la segunda figura son: Cesare, Camestrcs,
Festino, Baroco.
3. — Los m odos d e la tercera figura son: Darapti, Felapton,
Disamis, Datisi, Bocardo, Ferison.
4. — Para resolver con todo rigor un silogismo, habría que
determinar en cada caso: el término medio, las vocales de las
premisas, la figura, el m odo y la conclusión. D e esta manera,
la probabilidad d e error, aun en los casos difíciles, se reduce al
mínimo.
5. — Es posible reducir los m odos de la segunda, tercera o
cuarta figura a uno similar de primera figura, por m edio d e
conversión simple, accidental o mutación d e premisas. (F.l m odo
Ferison se reduce a Ferio, el Darapti se reduce a Darii, etc.;
s, p, m, indican los cambios necesarios que hay que hacer: con­
versión simple, accidental o mutación, respectivamente.)
C a p ít u l o XXXI

V A LO R D EL SILOGISM O

1. L a o b j e c i ó n d e S t u a r t M il l .— D e acuerdo con lo an­


ticipado en el capítulo X X V II, nos corresponde ahora hacer una
justificación del silogismo en su valor demostrativo y científico.
Para ello comentaremos por exponer y responder a las obje­
ciones que se han propalado contra este raciocinio deductivo;
enseguida propondremos las razones positivas que denotan su
valor y excelencia. Entre los reparos hechos sobresalen los de
Stuart M ill y los de Bacon.
John Stuart M ill ( Sistema de Lógica) afirma que para lle­
gar al conocimiento de la premisa mayor (generalmente uni­
versal), es necesario conocer primero todos los casos particu­
lares, incluyendo la conclusión del silogismo como uno de esos
casos allí contenidos.
Por ejemplo, en el silogismo tan. traído y llevado:

Todos los hombres son mortales


Pedro es hombre
Luego, Pedro es mortal

para poder afirmar que lodos los hombres son moríales, es ne­
cesario conocer primeramente que Pedro es mortal. Si dudamos
acerca de un caso particular, mal podemos entender la tesis de
un modo universal. Por tanto, si para conocer la premisa ma­
yor se requiere como condición el conocimiento previo de la
conclusión, el silogismo no proporciona conocimientos nuevos,
no cumple con la esencia de un raciocinio, y es más bien una
petición de principio.1

‘ Petición d e principio es una argumentación defectuosa en donde SC supo­


ne lo que se va a dcmoscrar.

213
214 IN T R O D U C C IÓ N A LA L Ó G IC A

A todo lo cual podemos responder de la siguiente manera:


por lo pronto, la premisa mayor debe expresarse con todo rigor
en esta forma: Todo hom bre es mortal, o bien: El hombre es
mortal, en lugar de todos los hombres son mortales . Este cam­
bio gramatical nos lleva de la mano a la esencia del silogismo,
que es donde está la base de la respuesta a Stuart M ili.
Una premisa mayor no pretende expresar tanto la conve­
niencia del predicado a una extensión total de casos expresados
en el sujeto, cuanto la propiedad necesaria (propio) de la esen­
cia expresada en el sujeto. De esta manera, la mayor significa,
en el ejemplo dado, que la esencia humana posee de un modo
necesario la propiedad de ser mortal. Y para afirmar que esta
propiedad mantiene un nexo necesario con respecto a la esen­
cia hombre no ha sido necesario, ni mucho menos, constatarla
de un modo empírico en la totalidad de los hombres. Basta un
análisis racional de la esencia hom bre para ver que de ella
emana la propiedad de ser mortal. Asentado ese principio, in­
mediatamente se infiere su universalidad (cfr. la universalidad
derivada de la necesidad, en el capítulo que trata del concepto).
A partir de esto es como el silogismo expresa una deducción
o aplicación a un caso particular, como es el de Pedro. Queda,
pues, deshecha la objeción de Stuart M ili; no es cierto que pri­
mero ténganlos que conocer la conclusión para luego poder afir­
mar la premisa mayor.
1.— Todo lo cual se puede expresar en forma general, prescin­
diendo del caso concreto aludido como ejemplo: en el silogismo, lo
esencial es la confrontación de la comprcbensión de los tres términos.
El término mayor es una esencia relacionada con el termino mayor y
con el termino menor. Debido a eso, se relacionan los dos últimos. Tal
es la esencia del silogismo, y así se ha definido en el capítulo corres­
pondiente. Pero, a partir de esto, se deriva el punto de vista de la
extensión de los términos y de la consideración del termino medio
como una colección de individuos. Este punto de vista es el más fácil
de entender y, por eso, en muchos manuales, ocupa el plano principal,
dejando relegado a un puesto secundario, o sin mención, el punto de
vista de la comprehensión, que es el más adecuado y esencial.
Justamente, para prevenir estas confusiones, muy propias de una
posición empirista, es por lo que he querido detenerme, dentro de las
explicaciones caxern¡entes a la simple aprehensión y al concepto, en ei
análisis de la esencia como nexo necesario, y en el carácter funda­
mentante de lo necesario con respecto a lo universal. (C fr. cap. X I,
pág. 78.)
VALO R DEL S IL O G IS M O 215

2.— Sin embargo, tal como se ha explicado (cfr. cap. X X V I I ) , lo


anterior no es obstáculo para que en algunos casos el silogismo pue­
da ser utilizado para fundamentar una conclusión por medio de un
principio más evidente. En tales casos, la mente primero está en pose­
sión de un caso particular (que será la conclusión del silogismo) y
posteriormente encuentra el principio universal que fundamenta la
conclusión. Pero esto sucede de hecho, en un plano psicológico, sin
que por esto quede anulado el orden lógico, de derecho. Por derecho,
el silogismo va de lo universal a lo particular, a pesar de que sea
utilizado de hecho como un instrumento inverso. Dicho de otra ma­
nera: la ley lógica autoriza el paso de lo universal a lo particular
(cfr. ei principio dictum d e om ití); ése es el plano de derecho; pero
el proceso psicológico en algún caso particular puede ser al revés;
ése es el plano de hecho. Nótese que, aun en este caso, lo que se pre­
tende es fundamentar lo psicológico en lo lógico, hacer valer el prin­
cipio dictum d e omni, que justamente va de lo universal a lo par­
ticular.1

2. L a o b je c i ó n d e B a c o n .— Por otro lado, es sabido cómo


Francis Bacon, en su Novttm Organon trató de ridiculizar a
Aristóteles y $u método silogístico, proponiendo la inducción
como método propio para las ciencias experimentales.
Habiendo concedido ya que, efectivamente, en esos tiempos
el ergotismo o abuso del silogismo había llevado a la Filosofía
a una franca decadencia,- podemos todavía defender el silo­
gismo como el método riguroso que obtiene la respuesta o apli­
cación particular a partir de una ley universal.
Cierto es que las leyes universales de la Física, la Química
y la Biología se obtienen a partir de la observación, la expe­
rimentación y la inducción (como se verá al final de este li­
bro), pero esto no quita que, de un modo complementario y
aun necesario, el método deductivo haga posible la aplicación
de dichas leyes a la práctica, inclusive para obtener nuevas le­
yes encadenadas con las primeras.
Por tanto, aceptar y promover la inducción en las ciencias
experimentales no debe significar el rechazo de la deducción
(y del silogismo, que es su forma más rigurosa), como si ésta
fuera absolutamente inútil. Los dos procesos se complementan12

1 Consúltese, al respecto: M a r it a in : El orden de los; conceptos, págs. 23S-


23 9 y 2 7 2 -2 7 5 ; G ó m ez Robledo : Ensayo sobre las virtudes intelectuales, pá­
ginas 72-7 5 : S a n a b r ia : Lógica, págs. 116-119-
2 AI respecto, consúltese el capítulo IV. párrafo 5.
216 IN T R O D U C C IÓ N A LA L Ó G IC A

y los dos son, pues, indispensables en el piano del conocimien­


to científico.

3. V a lo r d e m o s t r a t iv o d el s i l o g i s m o . — Supongamos

que queremos demostrar la inmortalidad del alma. La dificul­


tad consiste en que, a primera vista, no se capta el nexo que
une al sujeto con el predicado en dicha tesis: el alm a es in­
mortal. El método a seguir se vislumbra ya: consiste en en­
contrar un puente, un término medio, una noción que esté
enlazada con alma y con inmortal. Si logramos encontrarlo,
podemos reducir la distancia y ver la conexión entre esos dos
conceptos que inicialmente no los podíamos relacionar. En efec­
to, el concepto buscado es espiritual, pues sabemos que el alma
es espiritual, y que lo espiritual trasciende al tiempo, es de­
cir, es inmortal. Tenemos, pues, el nexo para unir alma con
inmortal. Todo esto se expresa de un modo riguroso en el si­
guiente silogismo:

Lo espiritual es inmortal
El alma es espiritual
Luego, el alma es inmortal.

Naturalmente, puede proseguirse el plan demostrativo haciendo


ver enseguida, con todo rigor, que lo espiritual es inmortal, y que el
álma es espiritual. En cada caso, habría que encontrar un término
medio que aproximara al sujeto con su correspondiente predicado. Jus­
tamente es la Psicología racional la rama filosófica que tiene como
objeto realizar este tipo de argumentaciones.

Positivamente, pues, el silogismo sobresale por su rigor, por


su categórica conclusión en el plano necesario, por su claridad
en la exposición del nexo que une al sujeto y el predicado de la
conclusión, en fin, por su nivel científico en el sentido más
estricto de la palabra. (C fr. capítulo X X V II, pág. 187.)

Veamos algunos testimonios positivos de los filósofos: Leibniz,


reconocido sabio, filósofo y matemático, describía así la excelencia del
silogismo: "Estoy persuadido de que si se obrara así más frecuente­
mente (utilizando el método silogístico), en las más importantes cues­
tiones científicas, se podría llegar al fondo de las cosas y deshacer
muchas imaginaciones y sueños; se cortarían, por la naturaleza misma
del procedimiento, repeticiones, exageraciones, divagaciones, cxposicio-
VALO R DHL S IL O G IS M O 217

ncs incompletas, reticencias, omisiones involuntarias o voluntarias, des­


órdenes, malentendidos y emociones enfadosas” (citado por Sanabria :
Lógica, pág. 1 1 6 ).

En conclusión, el silogismo proporciona al hombre un ins­


trumento que, si se sabe utilizar convenientemente, facilita el
rigor y la certeza científica.
Y no es raro que los filósofos lo empleen en sus obras. Por
ejemplo, no se podrían entender las críticas que hace Kant, a
los paralogismos 3 de la razón pura (en su famosa Dialéctica
trascendental, perteneciente a la Critica d e la Razón Pura) si
previamente no se conoce el funcionamiento del raciocinio co­
rrecto.
RESUMEN
1. —Stuart M ili objeta contra el silogismo que su estructura
implica una petición d e principio, es decir, para conocer la ma­
yor es necesario conocer previamente la conclusión.
L a respuesta es que la premisa mayor tiene validez racional
porque une con nexo necesario a una esencia (término m edio)
con su propiedad ( término mayor), independientemente d e que
se haya com probado o no la totalidad d e los casos que aqué­
lla representa. Por eso es m ejor enunciar en singular la premisa
mayor, en lugar d e usar el plural, quedando así resaltado el
punto d e vista d e la comprehensión y no tanto el d e la exten­
sión, que es secundario con respecto a la esencia del silogismo.
2. — Bacon objeta que las ciencias encuentran sus leyes con
la experimentación y la inducción, y no con la deducción y el
silogismo.
A lo cual se responde que, admitida la inducción, no hay
por qué rechazar la deducción, a base d e la cual se hacen todas
las aplicaciones de las leyes universales a los casos particulares.
3. —E l valor d el silogismo reside en su carácter d e instru­
mento demostrativo. Cualquier tesis puede fundamentarse a
base de un término m edio que haga comprender mejor el en­
lace entre su sujeto y su predicado. H acer esto es explicar las
cosas por sus causas, o sea, realizar la definición tradicional
de ciencia.

3 Paralogismo es un silogismo que falta a Jas reglas de la forma.


C a p ít u l o X X X I I

SILOGISM OS ESPECIALES

Además del silogismo simple y categórico, explicado en los


cinco capítulos anteriores, existen otros tipos de raciocinio que
guardan estrecha relación con el primero, a saber, los silogis­
mos compuestos y los silogismos irregulares. Ejemplos de com­
puestos son: el silogismo condicional, el silogismo disyuntivo
y el dilema. Los silogismos irregulares (de los cuales sólo ha­
remos una breve referencia) son el entimema , el epiquerema,
el sorites y el poli silogismo.
Los silogismos compuestos se caracterizan, en general, por­
que expresan alguna de sus premisas en forma de proposición
compuesta (condicional, disyuntiva). Y a no siguen el meca­
nismo riguroso del silogismo simple, tienen sus propias reglas
y su uso es menos generalizado que el silogismo simple.

1. E l s il o g is m o c o n d ic io n a l .— Como su nombre lo indi­


ca. se basa en una hipótesis o condición expresada en la pre­
misa mayor. Su forma general es la siguiente:

Si A, se sigue B
Es así que A
Luego, se sigue B.
Por ejemplo:
Si el universo es contingente, debe existir un Ser necesario
Es así que el universo es contingente
Luego, debe existir un Ser necesario.
La premisa mayor consta de un antecedente y un consecuente.
Nótese la especial relación que liga estos dos elementos y
que da origen a dos reglas, cuya infracción, bastante frecuente,
ha ocasionado innumerables confusiones y errores.
21S
S IL O G IS M O S E S P E C IA L E S 219

P r i m e r a r e g l a : D e la afirmación d el antecedente se sigue


la afirmación del consecuente; pero no viceversa.
La última parte de la regla es muy importante. Significa
que la afirmación del consecuente no implica la afirmación
del antecedente. Por tanto, un silogismo de esa naturaleza sería
incorrecto, y sólo por casualidad verdadero. Por ejemplo:
Si esta lámpara ilumina, es que hay corriente eléctrica
Es así que hay corriente eléctrica
Luego, esta lámpara ilumina ( ? ) .
En otras palabras, puesto el antecedente, se deriva que se
debe poner el consecuente, mas no al revés. La razón está en
que el antecedente y el consecuente están ligados en una rela­
ción semejante al de efecto y causa. Por tanto, si hay efecto es
que hay causa, mas podría haber causa sin que se diera el efec­
to, por no realizarse otras condiciones necesarias para éste.
S e g u n d a r e g l a : D e la negación d el consecuente se sigue
la negación del antecedente; pero no viceversa.
Por ejemplo:
Si la pluma escribe, es que tiene tinta
Esta pluma no tiene tinta
Luego, no escribe.
En cambio, nótese la falta de corrección cuando se quiere
deducir la negación del consecuente a partir de la negación del
antecedente.
Si la pluma escribe, es que tiene tinta
Esta pluma no escribe
Luego, no tiene tinta. (? )
Repito: materialmente puede darse el caso de que la pluma
efectivamente no tenga tinta, pero eso sucedería, no como con­
secuencia de que no escribe, sino por otras razones indepen­
dientes del raciocinio expresado.

2. E l s i l o g i s m o d i s y u n t i v o .— La premisa mayor de este


silogismo es una proposición disyuntiva. Tiene la siguiente for­
ma general:
O es A o es B
Es A
Luego no es B.
220 IN T R O D U C C IÓ N A LA L Ó G IC A

Lo importante en ei silogismo disyuntivo es que, efectiva­


mente, la disyuntiva sea radical, es decir, que no sea posible
encontrar más opciones. Por ejemplo:
Esta proposición, o es afirmativa o es negativa
N o puede ser negativa
Luego, debe ser afirmativa.

(Recuérdese la demostración de la segunda regla de la pri­


mera figura. A llí se usó una argumentación de este tipo.)

En el momento en que pudiera encontrarse una opción más,


el silogismo perdería toda su fuerza. Esta argumentación es útil
cuando se pueden ir desechando hipótesis explicativas de un
caso. Si hay certeza de que se están manejando todas las hipó­
tesis posibles, desechadas todas menos una, la que queda es la
verdadera.

3. E l d i l e m a .— Este raciocinio consta de tres premisas: la


primera es una proposición disyuntiva; las otras dos son con­
dicionales. Es clásico el ejemplo del raciocinio del Califa Ornar
ante la Biblioteca de Alejandría:
La Biblioteca de Alejandría, o contiene lo mismo que el
Corán o no.
Si contiene lo mismo, debe ser quemada (por inútil).
Si no contiene lo mismo, debe ser quemada (por im pía).
Luego, la Biblioteca de Alejandría debe ser quemada.
Naturalmente, habiendo una proposición disyuntiva, se exi­
girá, en todo dilema correctamente formulado, que la disyun­
ción sea completa, o sea, que no se pueda encontrar una tercera
opción. Además, debe haber ilación en las premisas condicio­
nales. Justamente aquí es donde falla el ejemplo propuesto. (La
coincidencia o no con el Corán no exige que un libro sea que­
mado.)

4. L O S SILOGISMOS IRREGULARES.— a ) E L EN TIM EM A es un


silogismo simple al cual se 1c ha suprimido alguna de las dos
premisas. Por ejemplo:
N o estudiaste; luego no sabes nada.
Y a hemos dicho que la mayor parte de nuestros raciocinios
cotidianos siguen la estructura propia del entimema.
S IL O G IS M O S E S P E C IA L E S 221

b ) el epiquerem a es un silogismo simple en el cual se ha


agregado a una o a las dos premisas su propia demostración.
Por ejemplo:
El hombre es mortal, porque tiene un cuerpo corruptible
Pedro es hombre
Luego, Pedro es mortal.
c) es un encadenamiento de premisas en don­
e l s o r it e s
de el predicado de la primera es el sujeto de la segunda; el
predicado de la segunda es el sujeto de la tercera, y así sucesi­
vamente, hasta que en la conclusión se enlaza el primer sujeto
con el último predicado. Su estructura general sigue este es­
quema:
A— B
B — C
C — D
Luego, A — D.

d ) e l p o l is il o g is m o es un encadenamiento de silogismos
en donde la conclusión del primero sirve como premisa mayor
del segundo, y así sucesivamente. Su forma general sigue este
esquema:
A— B
C— A
Luego, C — B
D— C
Luego, D — B.

Nótese que entre el sorites y el polisilogismo hay dos grandes di­


ferencias: a) En el sorites lo que se repite es un término; en el polisi­
logismo, lo que se repite es una proposición, b) En el sorites sólo hay
una conclusión; en el polisilogismo hay varias conclusiones; algunas
son intermedias.

Entre todos estos tipos de silogismos merece que se desta­


quen por su importancia: el condicional y el entimema. El pri­
mero se utiliza con frecuencia en la Lógica simbólica. El se­
gundo es el que se utiliza en nuestros raciocinios de todos los
días. Los demás tienen una utilidad bastante inferior.
222 INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA

RESUMEN

1. — El silogismo condicional se basa en una hipótesis o


condición expresada en la premisa mayor. L a premisa menor
afirm a el antecedente o niega el consecuente. La conclusión afir­
ma el consecuente o niega el antecedente.
2. — El silogismo disyuntivo se basa en una disyunción ex­
presada en la premisa mayor. Si no hay una disyunción com­
pleta, el silogismo pierde toda su fuerza.
3. — El dilema tiene tres premisas: una disyuntiva y dos con­
dicionales. Tam bién d ebe haber una disyunción completa.
4. —Los silogismos irregulares son: entimema ( abreviado),
epiquererna (premisas con sus correspondientes pruebas), sorites
( encadenamiento de prem isas), y polisilogismo (encadenamien­
to d e silogismos simples).
C a p ít u l o X X X III

LA INDUCCIÓN

Habíamos dicho (cír. cap. X X V I) que el raciocinio tiene dos for­


mas fundamentales, la deducción y la inducción. Una vez explicada la
primera en su estructura rigurosa que es el silogismo, veamos la
segunda.

1 . D e f i n i c i ó n e i m p o r t a n c i a d e l a i n d u c c i ó n .— La in­
ducción es un proceso inverso al de la deducción. Si ésta parte
de lo universal y concluye lo particular, la inducción va de lo
singular a lo universal, es decir, parte de la observación de al­
gunos casos singulares y obtiene una ley universal.
Se puede definir de la siguiente manera: "Es el raciocinio
en donde, a partir de la observación d e una relación constante
entre fenóm enos, se obtiene una relación esencial, y por lo
tanto, universal y necesaria entre dichos fenóm enos
Por ejemplo, se observa que el oro, el fierro, el cobre, etc.,
son buenos conductores de la electricidad. De allí se infiere
que todo metal es buen conductor de la electricidad.

Más adelante diremos cómo se fundamenta uuu inducción rigu­


rosamente válida, y en que difiere de una simple generalización sin
base científica. Por lo pronto, nótese cómo la definición ya nos está
indicando que su proceso depende de una relación esencial. Captada
esta relación esencial en una serie de experiencias singulares (a veces
bastaría un solo caso), es perfectamente válido inferir que todos los
casos invisccrados en dicha esencia poseen la propiedad indicada.

Gracias a este tipo de raciocinio es como se obtienen las


leyes de las ciencias experimentales. De ahí su máxima impor­
tancia er. el tratamiento del conocimiento científico. Por eso,
cuando se explique más adelante el método de las ciencias fí­
sicas y naturales, haremos especial referencia a este capítulo
22 3
224 INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA

y, además, detallaremos los procedimientos especiales que se


han propuesto para llevar a cabo la inducción.

2. C l a s e s d e i n d u c c i ó n .— Se acostumbra dividir la induc­


ción en total y parcial.
La inducción total consiste en observar todos los casos con­
tenidos dentro d e una clase, y a partir d e allí expresar la pro­
piedad captada en cada uno d e esos casos. Por ejemplo: “Mer­
curio carece de luz propia, la Tierra carece de luz propia, V e­
nus. . . Júpiter, etc., carecen de luz propia; luego, todos los pla­
netas carecen de luz propia’’.
Como puede notarse, no hay propiamente un raciocinio en
esta operación; se trata más bien de una totalización de datos
que han sido observados efectivamente.
La inducción propiamente dicha sería la parcial. Consiste
en observar una propiedad en un número suficiente ( no total)
d e casos singulares, y d e allí inferir la ley universal. Por ejem­
plo: “El oxígeno aumenta su volumen en razón de su tempe­
ratura absoluta, el hidrógeno también, y lo mismo sucede con
el nitrógeno, etc. Luego, todos los gases aumentan su volumen
en razón directa de su temperatura absoluta”.
Cuando la observación de los casos no es total (puesto que
sería imposible), el raciocinio consiste en saltar de esos cuan­
tos casos particulares hasta la totalidad de ellos. Naturalmente
debe haber fundamento científico que le dé validez a dicho
salto.1

1. — Pero además existe otra división de la inducción (cfr.. Se­


rrano, J .: Filosofía de la ciencia física, pág. 3 0 3 ) : en sentido lato y
en sentido estricto.
La inducción en sentido lato coincide con la abstracción formal.
La mente capta una esencia y ve allí un nexo necesario entre las for­
malidades de ella. De esa necesidad infiere la universalidad de su
aplicación.
La inducción en sentido estricto procede en sentido inverso con
respecto a la necesidad y a la universalidad. De la observación cons­
tante de una propiedad se infiere que debe haber un nexo necesario
sobre el cual descanse una repetición tan uniforme de experimentos
siempre con el mismo resultado. Este es, en realidad, el proceso que
sigue el científico experimental.
2. — Maritain (cfr. FJ orden de los conceptos, págs. 333-335) ex­
plica de qué manera una inducción puede formularse semejantemente
LA INDUCCIÓN 225

a un silogismo. Esto ilustra la diferencia entre las dos operaciones.


En la inducción el término medio no existe propiamente, es una coiec-
ción de casos singulares. Pero esa colección se relaciona con dos con­
ceptos; y la inducción consiste en relacionar esos dos conceptos. Nótese
Ja similitad y al mismo tiempo la diferencia con el silogismo. Por
ejemplo:
El oro, el piorno, el fie rro .. . se dilatan con el calor
El oro, el plomo, el fie r r o ... son metales
Luego, los metales se dilatan con el calor.
5.— La fundamentación de la inducción ha sido un problema agu­
do en la Filosofía. Se trata de encontrar las razones para asentar como
legítimo el paso de lo contingente a lo necesario, de lo singular a lo
universal, del hecho al derecho,/ del fenómeno a la ley que lo rige. Es
relativamente fácil el proceso inverso, una especie de descenso; pero
¿cómo se da validez al ascenso que supone llegar a una le)- universal,
siendo que tan sólo se dispone de un número bastante limitado de
casos observados? El positivismo lógico (Schlick, Russcll, Wittgenstein)
definitivamente rechaza la inducción tachándola como un proceso
adivinatorio y profetico, que no tiene nada que ver con la Lógica. (Cfr.
A y e r : El positivismo lógico, pág. 226.) Si hoy ha salido el sol, ¿po­
demos estar seguros de que saldrá mañana?

3 . F u n d a m e n t o d e l a i n d u c c i ó n .— A primera vista pa­


rece que no es posible legitimar la inducción. Porque, o bien
se tacha la inducción total como tautológica (es decir, que se
concreta a decir en la conclusión lo mismo que en las premi­
sas), o bien se tacha la inducción parcial como sofística. Porque
¿cómo es posible pasar de lo singular a lo universal, de lo
contingente a lo necesario?
En este momento necesitamos recapacitar sobre todo lo ex­
plicado acerca de la simple aprehensión y el concepto. Allí
está, de nuevo (igual que en el caso de la justificación del silo­
gism o), la base para explicar racionalmente el proceso de la
inducción.
En efecto, jamás podríamos justificar una ley universal si no
nos pudiéramos apoyar en un nexo necesario. La intuición de
una esencia, como nexo necesario, es la que hace posible la infe­
rencia de la ley universal.
Dicho de otra manera: cuando captamos que una serie de
objetos tiene una propiedad que se inserta en su propia natu­
raleza, podemos ya inferir que todos los objetos que pertenez-
a esa naturaleza, poseen también, y de un modo necesario,
226 INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA

esa propiedad. Lo importante aquí es, pues, captar la esencia


(o naturaleza) que enlaza de modo necesario dicha propiedad.
A partir de esta intuición de algo necesario se infiere la univer­
salidad de su aplicación.'-
La inducción, en resumen, tiene su fundamento en la intui­
ción de una esencia (o, si se quiere, llámesele abstracción for­
m al). La esencia incluye un nexo necesario; el nexo necesario
incluye la aplicación universal.
Por ejemplo: la dilatación de los gases es una propiedad
que se puede intuir en la esencia del gas compuesto de molécu­
las sometidas a un movimiento que depende de su energía ci­
nética y temperatura. A partir de aquí se puede captar la nece­
sidad de aumento de volumen con el aumento de temperatura.
D e esta necesidad se infiere una ley universal, aplicable a todo
gas. L'n físico puede razonar en esta misma línea con mayor
precisión e, inclusive, cuantificando los resultados.
1.— A estas alturas es necesario aclarar que, de hecho, no siem­
pre se han realizado los procesos inductivos en la forma explicada.
Ordinariamente se capta primero lo universal de fació (un hecho cons­
tante), luego una necesidad supuesta; enseguida se intuye la esencia
y por lo tanto la necesidad de jure; de aquí se sigue en cuarto lugar la
universalidad de jure.
2.— El hombre cree fácilmente en la constancia de la naturaleza
al obrar. Y, por eso. basta la observación de un fenómeno que se repite
con cierta constancia para dictaminar la ley universal. Ciertamente,
pocos científicos habrán tenido cuidado de iundamentar rigurosamente
las leyes que investigan. De allí las dudas y rechazos (del positivismo
lógico, por ejemplo) contra lo que había sido tan rápidamente asen­
tado como ley universal y necesaria.
3 .— También, por lo expuesto anteriormente, se puede colegir lo
fácil que es caer en el error y en el sofisma cuando se trata de hacer
generalizaciones. La gente, cuanto menos espíritu científico posea, tanto
más está dispuesta a generalizar en vano. Las conclusiones falsas en
este tipo de raciocinio están a la orden del día. Posteriormente estu­
diaremos este terna con el nombre de "sofisma de accidente".
4.— En ía práctica, una formación deníiTíca carente de FíYosofia
se conforma con lo universa} de hecho ; una constante veril'¡cable cuan­
tas veces se quiera. Pero lo estrictamente científico tendría que ser lo
universal de juref io universal que necesariamente debe darse. Pero a1

1 Recuérdese que este nexo necesario puede referirse a un propio, no ne­


cesariamente a un predicable esencial, como la especie, el género o ía diferen­
cia específica.
LA INDUCCIÓN 227

ello no se llega sino a través de la captación de una esencia que con­


tiene el nexo necesario.2
El proceso completo en una inducción válida es pues: lo universal
de hecho, la necesidad supuesta, captación de la esencia y de la nece­
sidad de jure, lo universal de jure. Solamente así se podría llegar a
una formulación de leyes definitivamente universales.

4. I n d u c c i ó n y d e d u c c i ó n .— Ahora ya podemos respon­


der a la pregunta acerca de la primacía de la deducción y la
inducción. ¿Qué es primero, la inducción o la deducción?
La respuesta es que ni una ni otra. Antes que cualquiera de
esas dos operaciones está la intuición de la esencia. Por medio
de esa intuición es como hemos explicado la inducción y la de­
ducción. La intuición de un nexo necesario posibilita la for­
mulación de una ley universal ( inducción) , así como la apli­
cación a cualquier caso particular (deducción).

RESUMEN

1. — L a inducción es el paso de lo particular a lo universal.


De los casos particulares se capta una esencia, d e a llí un nexo
necesario, y luego una ley universal. Su importancia reside en
que es el método apropiado para la elaboración de leyes univer­
sales en las ciencias experimentales.
2. — La inducción total se basa en una observación exhaus­
tiva d e los hechos pertenecientes a una clase. Es, más bien, una
totalización d e observaciones. L<i inducción parcial se basa en
una observación de casos suficientes.
3. — El fundamento de la inducción es la intuición d e una
esencia. Cuando se observa una propiedad emanando d e una na­
turaleza, se está captando un nexo necesario, y, por tanto, se
puede inferir una ley universal.
4. — Tanto la deducción como la inducción tienen, pues, su
fundamento, en la intuición d e la esencia. ( Cfr. la simple apre­
hensión y el concepto.)

- Sólo así podría darse respuesta a la postura del positivismo lógico.


Su error consiste en que, por principio de cuentas, trata de eliminar el te­
rreno de las esencias universales y necesarias, como tema de la Metafísica, la
cual, según ellos, está completamente superada.
C a p ít u l o X X X IV

A R G U M E N T A C IO N E S S O F ÍS T IC A S

1. D e f in ic ió n y d i v i s i ó n .— Argumentación sofística es
todo raciocinio que sólo en apariencia es correcto y verdadero ,
pero que, en el fondo, es falso, o incorrecto, o ambas cosas.
La apariencia de verdad y de corrección puede obtenerse
de buena o de mala fe. Cuando se actúa de mala fe, tenemos
los llamados sofismas. Cuando el error o la incorrección se
cuelan sin advertencia tenemos los paralogismos. En ambos ca­
sos, la Lógica se encarga de determinar el error o la incorrec­
ción de esas argumentaciones (también llamadas falacias).

En un principio, d sofista es c! sabio; pero poco a poco fue de­


generando el sentido de la palabra. En los tiempos de Pratágoras (si­
glo v a .J.C .), los sofistas eran dialécticos, hábiles en el arte de discutir,
relativistas, especiosos. A partir de entonces, se llamó sofista a toda
persona que, abusando de su ingenio, hace gala de su arte de razonar
y de su capacidad para defender cualquier tesis, o su opuesta.

Saber rechazar los errores comunes, los sofismas que circu­


lan en el ambiente, y que se imponen a veces por la autoridad
de un personaje famoso, es una de Jas ventajas propias del
aprendizaje de la Lógica.
Los sofismas se pueden dividir en dos grandes grupos: so­
fism as d e palabras y sofismas d e ideas. Los primeros fallan por
el lenguaje utilizado; los segundos adolecen de alguna inco­
rrección en la idea o en la estructura del raciocinio.2

2. Los s o f i s m a s d e p a l a b r a s .— El lenguaje se presta a


muchos errores. Cada palabra es susceptible de admitir varios
significados. Si no se ha definido previamente una palabra bá­
sica en la argumentación, puede caerse en una ambigüedad en
22S
ARGUM ENTACIONES SOFÍSTICAS 229

su significación, o en un doble sentido. En algunos casos, las


metáforas usadas dan también origen al error, pues se toman
literalmente o se amplía demasiado la comparación que ex­
presa. Estas y otras incorrecciones se han clasificado de acuerdo
con los siguientes tipos de sofismas.
a ) e q u ív o c o es el so fism a qu e se com ete cuando una pa­
labra tiene dos significad os dentro de u na argum entación. El
ejem plo m ás típico es el del silogism o cuyo térm ino medio
expresa dos ideas d iferentes.
El trabajo es obligación humana
I.a obra de arte es un trabajo
Luego, la obra de arte es una obligación humana.
En este caso, no habría que confundir trabajo como ocupa­
ción y trabajo corno producción humana. Hay palabras que fá­
cilmente se prestan a argumentaciones sofísticas, como por
ejemplo, b u en o , ed u ca d o , cu lto, fe lic id a d , correcto, in teligen te,
*u d az, etc.
b ) ANFIBOLOGÍA es el uso ambiguo de una palabra cuyo
itido parece que todo el mundo lo capta, y, sin embargo, es
fícil precisarlo. Por ejemplo: soy lib re, lu e g o p u e d o h acer
q u e qu iera. (En Etica se estudia el tema de la libertad, y
queda claro que su sentido correcto no puede originar di­
conclusión.) Semejantemente surgen sofismas cuando se
5izan términos como: d em ocracia, a m o ra l, cultura, am or, ñor-
i. m i verd ad , izqu ierd a, p o lítica , etc.

■:) El sofisma llamado metáfora consiste en ampliar demasiado


comparación o tomarla al pie de la letra. Por ejemplo, Herádito
fem ó metafóricamente que: "nadie se mete dos.veces en el mismo
h T . Con esto pretendió concluir que todo está en continuo devenir
t cae no hay nada fijo y estable. El sofisma fue rechazado por Aris-
B e $ quien sostuvo que, a pesar del movimiento, hay algo estable.
B ao hay un sujeto del movimiento, hasta el mismo movimiento des-

{_ J) Cor}fusión d el sentido compuesto y del sentido dividido. Con-


i concluir acerca de una colección de objetos lo mismo que se
de cada uno de ellos por separado, o viceversa. Por ejemplo:
fpste alimento no me hace daño, este otro tampoco, ni un tercero
¡ Luego todos estos alimentos no me hacen daño.
El mismo sofisma puede cometerse cuando se trata de medicinas,
de estudio, actividades en un día, gastos, etc.
230 INTRODUCCIÓN A I.A LÓGICA

3. Los sofismas de IDEAS.— Todavía se pueden dividir en


dos grupos: los sofismas en la deducción y los sofismas en la
inducción.
A. Los principales sofismas en la deducción son los si­
guientes:
a) petición DE principio consiste en tomar como premisa
de una demostración justamente lo que se va a demostrar. Por
ejemplo, pretender demostrar que el pensamiento es material
porque es producto del cerebro. (Habría que demostrar pri­
meramente que todo lo que surge a partir de un instrumento
material también debe ser material por fuerza.)

b) círculo vicioso consiste en demostrar dos proposicio­


nes, una a partir de la otra, y viceversa. Por ejemplo: demos­
trar que "no nos podemos engañar porque Dios es garantía
de verdad, y luego demostrar que Dios es garantía de verdad,
porque no nos podemos engañar en nuestros raciocinios". Otro
ejemplo común es demostrar que Dios existe por el orden del
Universo, y luego demostrar que el Universo es ordenado por­
que Dios existe.
c) ignorancia del asunto consiste en argüir en contra
de una doctrina o tesis sin conocerla en su significación pre­
cisa. Es clásico el sofisma de quienes rechazan la infabilidad
del Papa porque todo hombre se equivoca:
Todo hombre se equivoca
El Papa es hombre
Luego, el Papa se equivoca, y no es infalible.1
d) falacia del con secuente , consiste en no respetar las
leyes del silogismo condicional. Según esas reglas, no hay de­
ducción correcta cuando se infiere la negación del consecuente
a partir de la negación del antecedente. Por ejemplo:
Si Pedro tiene fiebre, está enfermo. Pedro no tiene fiebre,
luego no está enfermo ( ? ) .

1 Quien conozca un poco la doctrina católica al respecto, jamás de­


fenderá la infabilidad del Papa aduciendo que nunca se equivoca. Esa ¡afabi­
lidad sólo tiene lugar cuando habla ex cátbedra.
ARGUM ENTACIONES SOFISTICAS 251

B. Los sofismas de inducción son los siguientes:


a) ENUM ERACIÓN IM PERFECTA . Tiene lugar cuando, a raíz
de una observación muy reducida, se pretende inferir una ley
universal. Por ejemplo:
liste europeo es analfabeto. También el segundo y el ter­
cero. Luego todo europeo es analfabeto ( ? ) .

Se suele cometer un sofisma semejante cuando se aducen ejemplos


concretos para rechazar una ley' científica. También podrían darse
ejemplos en sentido contrario, y ni unos ni otros, estando en el plano
de hecho, refutan una norma que por derecho está en el nivel de la
esencia. Las excepciones se explican porque se refieren a casos que no
encajan perfectamente en la esencia relacionada con la ley en cuestión.

b) s o f i s m a d e a c c i d e n t e . Consiste en tomar como propio

o cualidad necesaria lo que sólo es una cualidad accidental. Por


ejemplo:
Este propietario es un ladrón
Luego, la propiedad privada es un robo.
Como puede-notar, hay una similitud muy grande entre es-
ros dos últimos tipos de sofisma. De hecho, una enumeración
insuficiente puede originar el sofisma de accidente. Sin em­
bargo, nótese que la captación de una esencia podría tener lu­
gar en un solo caso, que bien puede ser el primero.
c) ignorancia de causa. Consiste en tomar como cau­
sa de un fenómeno, cualquiera de sus antecedentes. Por ejemplo:
El enfermo tomó la medicina y murió
I.uego, la medicina lo mató.
Téngase en cuenta que, aunque la causa antecede al efecto,
todo lo que antecede al efecto es por eso causa. La inco-
ción se expresa en latín de un modo conciso: post hoc. ergo
propter hoc.
d) falsa analogía .Consiste en atribuir una propiedad a
un objeto sólo por el hecho de que se asemeja a otro que efec­
tivamente posee dicha propiedad. Por ejemplo:
Las máquinas computadoras resuelven problemas rápida­
mente
Luego, las máquinas computadoras piensan.
232 INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA

4. R e f u t a c i ó n df. l o s s o f i s m a s .— E n g en eral, es d ifícil


saber rechazar correctam ente una argum entación so fística. Por
lo pronto, no tratándose de errores m anifiestos, hay qu e estar
muy alerta para no dejarse convencer por ellos. Ju stam en te, la
m ejo r arm a para inocular el error es u tilizar una verdad que
sirva com o anzuelo o "p iel de o v eja”, con la cual se disminuye
la estridencia de la falsedad abierta. E n algunas ocasiones, el
intento para corregir alg o puede o rig in ar un error en el extre­
m o opuesto. R ecu érdese la lu cha en tre em pirism o y raciona­
lism o (c fr . este tem a en capítulos a d e la n te ).
A ntiguam ente, cuando se acostum braba argum entar por
m edio de silogism os, ei rechazo de lo fa lso se h acía por m edio
de un ’’d istingo” . E l adversario so lía distinguir la m ayor o la
m enor, delatando una am bigüedad o duplicidad de significados
en algún térm ino, o bien rechazando la form a o ilación del
argum ento.
A ctu alm ente, aunque ya no se usan los "d istin g os y contra­
distingos” com o expresión de u na refu tación, siem pre vale la
pena fija rse bien en el sentido exacto que tiene el vocabulario
em pleado en el argum ento analizado. T a l com o se advirtió
en el cap ítulo referente a la d efin ició n, la ausencia de una de­
lim itación precisa de los térm inos da origen a innum erables
confusiones. Y , por fin , analizada la m ateria, es necesario tam ­
bién revisar la form a o estructura del raciocinio.

Las más frecuentes fallas van en contra de las realas del silogis­
mo condiciona!, la regla del término medio, la regla de la extensión
del termino en la premisa y en la conclusión (regla número dos). En
el campo de la inducción, los más frecuentes son: el sofisma de acci­
dente y la enumeración insuficiente.
Bacon llamó la atención en contra de ciertos prejuicios de su época
(y de todos los tiempos), a los cuales llamó ídolos. Menciona el pre­
juicio de la autoridad, de las opiniones cjue flotan en el ambiente, del
propio engreimiento (ídolo de la caverna), de las discusiones públicas
(ídolo del mercado). Más adelante, al tratar el terna de la verdad y
del error, haremos notar las causas más frecuentes de éste y los mo­
dos de evitarlo (en Jo posible). En último caso, recuérdese que en
cuestiones filosóficas "la primera autoridad es la razón, y la última
razón es la autoridad".
ARGUM ENTACIONES SOFISTICAS 233

RESUMEN

1. —L a argumentación sofística es la que sólo en apariencia


‘ene verdad y corrección. Se llam a sofism a o paralogismo,
'n que sea d e mala o d e buena fe. Pueden ser de palabras
ideas.
2. —Sofismas d e palabras:
a) Equívoco: una palabra con dos significados.
b ) Anfibología: una palabra con sentido impreciso.
3. — Sofismas d e ideas:
A. En la deducción:
a ) Petición de principio: se basa en lo mismo que se va a
ostrar.
b ) Círculo vicioso: dos proposiciones se demuestran re­
cámente.
c) Ignorancia del asunto: se arguye contra algo sin cono-
a fondo.
d ) Falacia del consecuente: no se respetan las reglas del
"smo condicional.
B. En la inducción:
a ) Enumeración imperfecta: con insuficientes casos se pre-
e establecer una ley universal.
b ) Sofisma de accidente: se toma lo accidental como si
"a esencial y necesario.
c) Ignorancia de causa: se toma como causa cualquier añ­
edente.
d ) Falsa analogía: se atribuye una propiedad a un objeto
cido a l que la posee.
4. — Para refutar los sofismas, hay que observar el sentido
‘so del vocabulario y ver si la argumentación cumple con
reglas d e su form a o estructura.
TERCERA PARTE

L ó g ic a m a t e r ia l

Sección primera

XXXV. La verdad
X X X V I. Propiedades de la verdad
X V II. Actitudes frente a la verdad
X V III. El problema crítico
C a p ít u l o XXXV

LA VERD A D

1 . L a L ó g i c a m a t e r i a l . — Entramos ahora, a la segunda


parte de la Lógica, de acuerdo con la división tradicional. Mien­
tras que la Lógica formal se encarga de estudiar las condicio­
nes para que los pensamientos sean correctos, la Lógica ma­
terial se encarga de estudiar las condiciones para llegar a pen­
samientos verdaderos. La primera parte permanece en el terreno
de la estructura del pensamiento, analiza la idea, el juicio y
el raciocinio para determinar sus leyes propias (como son, por
ejemplo, Ja ley de la extensión y la comprehensión, para la
idea; la ley de la extensión del predicado, en el caso del jui­
cio; y las reglas del silogismo, caso del raciocinio). La materia
o contenido del pensamiento ocupa un plano secundario en
esa primera parte de la Lógica.
Por el contrario, la Lógica material (sin dejar el objeto
formal de la Lógica: las formas mentales) se va a acercar un
poco más al contenido concreto de los pensamientos 1 y va a
considerar las características del conocimiento más rigurosa­
mente verdadero, como es el conocimiento científico. Enseguida
podrá elucidar los métodos apropiados a cada ciencia de acuer­
do con la materia que tratan. Previamente se ha tenido que
analizar el concepto de verdad y, aunque sea en breve descrip­
ción, el problema crítico que implica.
Con esto tenemos ya las partes en que vamos a dividir la
Lógica material:

1 Véanse en el capítulo III algunas precisiones y distinciones acerca de


a Lógica material en cuanto cal.

237
238 INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA

Primera sección: la verdad, la certeza y el problema crítico.


Segunda sección: la ciencia y sus métodos.
El curso terminará con una cuarta parte que comprenderá
una breve exposición de los avances de la Lógica moderna.

2. L a d e f i n i c i ó n d e v e r d a d .— Por supuesto, nos interesa


primordialmente lo que se llama tradicionalmente verdad ló ­
gica. Consiste en la adecuación de la mente con la realidad.
La falsedad, por el contrario, es la falta de adecuación de la
mente con la realidad.
En efecto, desde que estudiamos el juicio hicimos notar que
precisamente es en ese tipo de pensamientos en donde reside
la verdad (cfr. cap. X X ) . Nuestros juicios son, o verdaderos
o falsos.
La idea todavía no tiene los elementos necesarios para lla­
marla verdadera o falsa, puesto que se concreta a representar
una esencia sin afirmar o negar qué tipo de realidad o existen­
cia se le debe conferir.
El raciocinio se compone de juicios; por tanto, debe ana­
lizarse la verdad en cada uno de ellos. Vimos también que la
verdad de la conclusión depende de la verdad de las premisas
y de la forma correcta del raciocinio (cfr. cap. X X V I I I ).

1. — Una precisión crítica de esta definición de verdad sería n


cesaria para no caer en confusiones sobre su interpretación.2
2. Algunos libros tic Lógica moderna utilizan la expresión "ver­
dad lógica" para designar lo que aquí hemos llamado "pensamiento
correcto”. Cfr., por ejemplo, M i t c h e i ., D . : Introducción a ¡a Lógica.
Labor, Barcelona, 19¿S, capítulo primero.

El concepto verdad es analógico, es decir, se aplica de modo


semejante a otras adecuaciones, como se podrá ver enseguida.
La verdad m oral es la adecuación de las palabras con el pen­
samiento. Lo contrario es la mentira. Esta noción y toda la rea-

2 La definición tradicional de verdad no implica una comparación del


pensamiento con la realidad, sino que la inteligencia capta que al iormular el
juicio no hiao otra cosa sino obedecer las exigencias de la realidad que se mani­
fiesta en la simple aprehensión y en el conocimiento sensible.
Para el caso puede consultarse: R ábade : Verdad, conocim iento y ser. G ro­
dos. Madrid, 19 65; y también G arcía López , J-: E l valor d e la verdad y otros
estudios. Credos, Madrid. 1965.
LA VERDAD 239

lidad psicológica y moral que involucra pertenece, naturalmen­


te, a un estudio de Ética.
Y , por fin, un tercer analogado es la verdad ontològica (o
etafísica). Consiste en ¡a adecuación d e la cosa co?i la mente
divina. O también: es la adecuación de la cosa con la idea
ejemplar de ella.3
Finalmente, estos tres analogados de la verdad pueden verse
mámente relacionados. La idea ejemplar que Dios tiene de
a objeto del Universo es el modelo para determinar la ver-
d ontològica de ese objeto. Enseguida, el mismo objeto es la
o punto de referencia para determinar la verdad lógica
los pensamientos. Y en último término, el pensamiento sirve
o base para determinar la verdad moral de una expresión
1 o escrita.

3. D iferen tes concepciones sobre la verdad lógica.—


concepto de verdad lógica que ha sido expuesto es propio de
filosofía tradicional (aristotclico-tomista). Santo Tomás lo
lica en su opúsculo D e Veritate, y en la Suma Teológica,
16, 1).
Pero, además (aunque parezca extraño), existen otras no-
es sobre la esencia de la verdad, que merecen estudio aparte
una pequeña confrontación con el concepto tradicional.4

A. k a n t Y LOS idealistas asientan que la verdad es el


do de los pensamientos consigo mismos, o con las leyes
la razón. Para que los pensamientos sean verdaderos basta
haya coherencia entre ellos, que no se destruyan unos a

te esta concepción de la verdad podemos comentar que


caso lo que se está definiendo no es el pensamiento
sino el pensamiento correcto. Hemos visto que la
es condición necesaria, pero no suficiente para que
Podría darse el caso de una serie de pensamientos
hilvanados y coherentemente estructurados, perol

l que tsm biá: una persona arca puede admitir esta "ver-
que se erara de una adecuación del objeto con su propia
j¡ decimos que hay monedas falsas y verdaderas, virtudes
joro falso y verdadero, etc.
E pistem ología general, pá#s. 118-121.
240 INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA

sin adecuación con la realidad, y, por tanto, falsos. Las geo­


metrías no-euclidianas son un ejemplo de lo anterior.
B . DURKHEIM Y e l so c io l o g is m o sostienen qu e la ver­
dad consiste en el acuerdo de todos lo s hom bres en tre sí. El
consentim iento u niversal se vu elve, pues, la condición y esencia
de la verdad.
Contra esto podemos afirmar que, aun cuando la verdad
pueda exigir el consentimiento de todo hombre, la recíproca
no es verdadera. En otras palabras, podría darse el caso de que
toda una sociedad o época de la historia estuviera equivocada
con respecto a algo (por ejemplo, el geocentrismo), y que la
verdad la poseyera un solo hombre en medio de la masa (por
ejemplo, ciertas intuiciones de los genios).

C. w il l ia m j a m e s y e l p r a g m a t is m o sostienen que la
verdad reside en el valor práctico de una proposición. Si una
teoría tiene éxito en la práctica, entonces podemos darla como
verdadera.
De nuevo surge aquí una inversión de conceptos. Es cierto
que de la verdad podemos esperar éxito, aplicación práctica,
utilidad, etc. Pero no es ése el constitutivo o esencia de la ver­
dad, de tal manera que una proposición puede seguir siendo
verdadera aunque en un momento determinado no sea útil, o
no produzca éxito alguno. T al es el caso de muchas verdades
de las matemáticas que en tiempos pasados no se Ies veía apli­
cación práctica, y no por eso dejaban de ser verdaderas.
Pero, además, para saber que una proposición tiene éxito se
requeriría un nuevo conocimiento, y para verificar éste se ne­
cesitaría un tercer conocimiento, y así sucesivamente. De hecho,
la mayor parte de las verdades las comprobamos de un modo
directo, frente a la realidad, sin esperar ningún éxito en la vida.
El pragmatismo puede aplicarse en algunos tipos de verda­
des, como en las hipótesis cuya comprobación depende de la
experiencia sensible. Pero hay verdades que jamás podrán com­
probarse sensiblemente, como son las de la Metafísica y las de
la Etica.

1.— F.l pragmatismo ha hecho estragos en la mentalidad moderna.


La utilidad y el éxito se han convertido en el criterio último para juz­
gar la verdad acerca de todo. Por supuesto, fácilmente resbala esta
LA VERDAD 241

concepción hacia un craso utilitarismo de tipo económico. Si se ha


de dar mejor trato a los obreros, es porque rinden mejor en el trabajo
y aumentan las utilidades del patrono. Si se ha de practicar la religión,
es porque así tengo una conciencia más tranquila y feliz. Si se ha de
conservar la unidad del matrimonio, es porque así se consigue un me­
jor puesto en la sociedad. Pero una cosa es la esencia de la verdad
y -I criterio para juzgarla, y otra cosa muy distinta es la consecuencia
que de ella puedo esperar.
1. a verdad es buena, y, por tanto, puedo esperar un bien para mí
al poseerla; mas la verdad sigue siendo verdad aun cuando no obtenga
ningún bien o por el momento parezca que perjudica mis intereses
personales. El trato a los obreros debe ser humano, éste es un impe­
rativo categórico de la Etica, y, por tanto, es independiente de que se
obtengan o no mejores utilidades. La religación con Dios es un hecho
ontològico, y exige su realización consciente que es la religión, inde-
_ ndicntemente de la conciencia satisfecha que pueda proporcionarme.
matrimonio se basa en el amor de benevolencia y exige la unidad,
dien temen te de la situación social que con el pueda alcanzar,
r. a este respecto mi libro: Introducción a la Ética. Editorial Es-
México, 1968, capítulos 29, 38, 39 y 40.)
2. — Por otro lado, Heidegger insiste en una noción de verdad un
diferente. Para él la verdad es alétheia, o sea develamiento del
Este concepto viene desde los griegos; pero, según critica Heidegger,
olvidado en aras de un intclcctualismo que colocó a la verdad en
.—.ente, y en aras de un tcologismo que colocó a la verdad en Dios.
Contra esto podemos decir que, si bien es cierto que la adecuación
La mente con la realidad supone un develamiento del ser, este de-
iento no es la esencia de la verdad, sino su condición previa. El
-*r aquí es de signo opuesto al del pragmatismo. Este pretende defi-
a la verdad por una consecuencia de ella, mientras aue Heidegger
pretende hacerla consistir en su condición de posibilidad.5
3. — En fin, la verdad es el alimento de la inteligencia. Esta fa-
está hecha para que el hombre se trascienda a sí mismo y viva
íntima fusión con el mundo que lo rodea. O mejor dicho, el mundo
la cualidad de ser asimilable e inteligible para el hombre, y,
unto, manejable y utilizable. Sólo así se comprende el dicho de los
balistas al afirmar que el hombre considerado íntegramente es:
j-en-el-mundo”.

RESUMEN
| i.—L a Lógica material estudia las condiciones para ¡legar
'ninno verdadero. Luí dividiremos en cuatro partes: la
- ¡a certeza, e l problem a crítico, la ciencia, los métodos.

r: E l ser y e l ihn/{>o. Fondo de Cultura Económica, México


2 f?-2 -í8 . Además: R á ba d e : o[>. ci¡.. pág$. S0-89.
242 INTRODUCCIÓN A LA LÒGICA

A l fin al veremos nociones d e Lògica moderna.


2. —L a verdad lògica es la adecuación d e la mente con la
realidad.
L a verdad moral es la adecuación d e las palabras con el
pensamiento.
L a verdad ontològica es la adecuación d e la cosa con su idea
ejemplar.
3. — a) El idealismo sostiene que la verdad es el acuerdo de
los pensamientos consigo mismos. Pero esto es apenas la co­
rrección d el pensamiento.
b) El sociologismo afirm a que la verdad es el acuerdo de
los espíritus entre sí. Pero esto es una exigencia de la verdad;
pero no su esencia. D e hecho la verdad puede darse en otras
condiciones.
c) El pragmatismo sostiene que la verdad depende d el éxi­
to d e una proposición. Pero esto es una consecuencia que se
puede esperar d e la verdad, no su esencia.
C a p ít u l o XXXVI

PROPIEDADES D E LA VERD A D

Conviene tener una idea más completa de la verdad. Al fin


y al cabo, es el valor central que se persigue en esta materia y
en todas las de orden científico. Para penetrar mejor en su
naturaleza veamos cuáles son sus propiedades. Intuitivamente
se pueden vislumbrar y aceptar como evidentes. Sin embargo,
sólo un tratado de Crítica sería el encargado de hacer una
completa fundamentación de estas nociones, que aquí se desa­
rrollarán dentro de un nivel descriptivo.

1. L a u n id a d .— El mundo de la verdad es unitario. Esto


significa que las proposiciones realmente verdaderas forman un
solo bloque sin contradicciones internas. Dicho de otra manera:
dos proposiciones verdaderas no pueden contradecirse. N o es
posible que un conjunto de verdades mantengan unidad por
un lado, en oposición a otro grupo de “verdades” que funcio­
nan en grupo aparte.
Lo dicho no es sino otro modo de enunciar el principio de
contradicción. En efecto, cada vez que se encuentra una con­
tradicción al comparar tesis de diversas escuelas, filosofías,
ciencias o épocas, ya podemos estar seguros de que el error se
ha inoculado en alguna de ellas, o tal vez en las dos.
Pero es necesario volver a aclarar que, en más de una oca­
sión, lo que juzgamos contradictorio lo es sólo en apariencia.
Recuérdense las advertencias del principio de contradicción:
. . .a l mismo tiem po y bajo el mismo aspecto. N o hay contra­
dicción si afirmo y niego el valor de un objeto en ocasiones
diferentes o en aspectos diversos.
A partir de esta propiedad se desprende la coherencia, com-
plementación y aun cooperación, que debe haber entre las
243
244 INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA

diferentes ciencias. También de aquí se sigue la falsedad en el


criterio de aquéllos que adoptan una postura o creencia en su
vida privada y otra muy diferente y opuesta en su vida profe­
sional. Por último, la unidad de la verdad nos dice claramente
que no es posible la contradicción real entre la fe y la ciencia.
Siendo Dios el autor de ambos niveles de verdades, no es po­
sible la falta de coherencia en ellos. Cuando acaso h aa surgido,
a priori se puede juzgar: o se ha malentendido la fe, o no se
ha alcanzado una verdad auténticamente científica, o ambas
cosas.

2. L a in d iv isib il id a d .— Una proposición, o es verdadera o


es falsa; pero no hay un término medio entre ambos calificati­
vos, es decir, no se puede dividir la distancia entre la falsedad
y la verdad. La indivisibilidad consiste, pues, en la ausencia de
grados en la verdad de un juicio. La adecuación a la realidad
es terminante, o no es adecuación.
El principio de tercero excluso significa precisamente lo an­
terior. Queda excluida una tercera posibilidad entre la falsedad
y la verdad.
A esto hay que aclarar que el error sí puede tener grados,
ya que el alejamiento con respecto a la realidad puede ser ma­
yor o menor.
Adviértase de qué manera lo que se entiende por verdades
a medias no va en contra de lo ya explicado. Una verdad a me­
dias es una verdad; pero no expresa toda la verdad acerca de
un objeto. La deficiencia de nuestros conocimientos en tales
casos no está en lo que se sabe, sino en lo que todavía no se
sabe. Una proposición tachada como verdad a medias, es, pues,
completamente verdadera, no una tercera opción entre la ver­
dad y la falsedad; pero pide una complementación en el cono­
cimiento del objeto tratado. Nótese que, en general, nuestros
conocimientos, imperfectos y exiguos, caben dentro de este ca­
lificativo.
También se pueden admitir diversos grados en la penetra­
ción y profundidad de los conocimientos. El hombre perfeccio­
na su saber acerca de un objeto y lo capta en estratos cada vez
más profundos. Esto no significa que lo más superficial deje de
ser verdadero; lo sigue siendo en cuanto que es una adecuación
PROPIEDADES DE LA VERDAD 24$

la realidad, o sea, con los estratos más elementales de esa


idad.

Por otro lado, la Lógica polivalente pretende expresar grados de


d con coeficientes fraccionarios comprendidos entre cero y la uni-
Cero representa lo falso, y la unidad representa lo verdadero,
es inadmisible por las razones ya expuestas. Tan sólo cabría in-
'ar esos coeficientes como grados de probabilidad que se dan en
fenómenos de la realidad. Pero aun la probabilidad puede ser cono-
con perfecta verdad y certeza.
Finalmente, en el próximo capítulo quedará claro que no es lo
- lío la verdad y la actitud de la mente con respecto a la verdad.
En ella caben muchas actitudes subjetivas, que van desde la igno­
ra hasta la certeza, pasando por la duda y la sospecha.

3. L a in m u t a b il id a d .— La verdad es inmutable. Esto sig-


ica que lo que en determinado momento es verdadero, para
pre tendrá que seguir siendo verdadero. En este sentido es
o se puede asentar que la verdad no evoluciona. Y sólo
este sentido, porque, evidentemente, el espíritu sí puede evo-
'onar y progresar en su conocimiento de la verdad.
No importa que las cosas también evolucionen. Esa evolu­
ción no va en contra de la inmutabilidad de la verdad. Una
josición, siendo verdadera, aun cuando exprese un hecho
contingente (que puede cam biar), seguirá inmutablemente ver­
dadera. Por ejemplo: es muy contingente el hecho de que "Pe-
dro se sacó la lotería el diez de enero”. Podría haber sido de
cera manera, tal vez nunca más obtenga un premio. Pero esa
proposición jamás cambiará en su verdad. Con mayor razón tra­
tándose de verdades esenciales; su verdad está fuera del tiem­
po. es intemporal, y. por eso, hasta se han llamado ''verda­
des eternas”. Tales son los principios de la Lógica, los teore­
mas matemáticos, los juicios analíticos, y los que expresan una
exigencia necesaria (sintéticos a prior i ).

Es muy fácil caer en un cierto relativismo, una vez que se afirma


la tesis de que todo cambia, todo es un continuo devenir. Aplicando
dicha tesis al terreno de la verdad y apoyándose en ciertas rectificado­
res que se han tenido que hacer dentro de los conocimientos cientí­
ficos, parecería que no hay nada fijo e inmutable, aún dentro de la
ciencia. Sin embargo, ni ese principio podría tener validez, pues se
derrumbaría a sí mismo si se le quiere dar validez universal. Y , ade-
246 INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA

más, basta mostrar ciertas verdades inmutables para dejar el espejismo


tan fácil para ciertas mentalidades de tendencia escéptica.

4. L a o b je t iv id a d .— Por último, la verdad es objetiva, lo


cual significa que la base o fundamento de toda proposición
verdadera es la misma realidad, el objeto captado, y no el sujeto
que lo capta.
Esto adquiere especial importancia en ciertos ambientes en
donde con orgullo se pretende establecer las tesis de Protágo-
ras: El hom bre es la m edida d e todas las cosas.
Pero no es el hombre, sino el objeto captado el que pro­
porciona la base o medida para determinar la verdad o falsedad
de una proposición. La misma definición de verdad lo está
diciendo: “adecuación de la mente a la realidad’'. En este sen­
tido es como se puede hablar de docilidad y fidelidad del sabio
frente a la naturaleza. Bacon lo dijo con admirable frase: “Para
dominar a la naturaleza, primero hay que someterse a sus leyes.”
La autenticidad de cada persona (ser ella misma) no la ex­
cluye de este sometimiento. El hombre sólo se puede perfec­
cionar cuando complementa su propio ser con el ser de las cosas
(materiales o espirituales), con su verdad y con su bondad.

RESUMEN
1. —L a unidad d e la verdad consiste en que todas las pro
posiciones verdaderas forman un solo bloque coherente, sin con­
tradicciones. Es otra form a d e expresar el principio d e contra­
dicción.
2. —L a indivisibilidad consiste en que la verdad no admit
grados. Una proposición, o es verdadera o es falsa, pero no
hay punto intermedio. Es otro m odo de expresar el principio de
tercero excluso.
3. —L a inmutabilidad d e la verdad consiste en que no evo
luciona a pesar de que las cosas sí cambian y el espíritu sí
progresa en el conocimiento de la verdad.
4. —L a objetividad d e la verdad consiste en que la ment
se debe sojneter al objeto y no al revés. L a misma definición de
verdad nos dice que se trata d e una adecuación de la mente
a la realidad.
C a p ít u l o X X X V II

A CTITU D ES FREN TE A LA VERD A D

Como un complemento al capítulo anterior, vamos a expli­


car los diferentes estados que puede tener el sujeto con res­
pecto a la verdad. Se trata de estados subjetivos, que varían
de un momento a otro, aun en el mismo sujeto, con respecto a
la misma proposición, sin que ésta cambie su cualidad de ver­
dadera o falsa. Se mencionan tradicionalmente cinco estados:
ignorancia, duda, opinión, certeza y error.

1. L a ig n o r a n c ia .— E s la ausencia d e conocim ientos con


respecto a determ inado asunto. La mente, en este caso, perma­
nece ausente, vacía, con respecto a ciertas proposiciones.
Se distingue una ignorancia culpable y otra no-culpable.
La primera consiste en no saber lo que se debería saber, como
sería el caso del profesional que por negligencia desconoce
los asuntos propios de su carrera. En cambio, la ignorancia no
culpable es la que se padece en otros terrenos que no es obli­
gatorio conocer. La peor ignorancia es la del que ni siquiera
se da cuenta de ella y permanece satisfecho dentro.de ese estado.

2. L a d uda .— E s el estado d e oscilación d e la m ente res -


p ecto a la afirm ación y la negación. Cuando el sujeto duda,
prefiere no afirmar ni negar;, no pronuncia un juicio. La pro­
posición que se le enfrenta podrá ser absolutamente verdadera;
pero el sujeto no tiene razones para hacerla suya; más bien ve
razones en pro y en contra de ella.

Se distinguen varios tipos de duda:


a) Universal: se suspenden todos los juicios.
b) Parcial: se suspenden algunos juicios.
c) Metódica: como un medio para llegar a la verdad.
248 INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA

d) Escéptica: como un fin en sí misma.


e) Real: efectivamente vivida.
f) Ficticia: solamente concebida.
Evidentemente, la duda tiene un papel en la búsqueda de la ver­
dad. Es necesario dudar cuando no se tienen razones suficientes para
afirmar algo. Pero la duda del escéptico es, en cambio, una debilidad
mental, como lo veremos en el siguiente capítulo.

3. L a o p in ió n .— Es la afirm ación d e a lg o ; pero con tem or


d e errar. El sujeto con esta actitud se reserva la posibilidad de
cambiar la afirmación por la negación. Se trata de un estado
menos imperfecto que la duda; en ésta todavía hay abstención
de juicio; en la opinión ya se afirma, pero nc con firmeza.
En general, buen porcentaje de nuestros conocimientos co­
tidianos los poseemos en calidad de mera opinión. Natural­
mente, aquí interviene el temperamento del sujeto: habrá unos
más temerosos que otros, y también habrá individuos más exi­
gentes para dar por cierto lo que se presenta a su consideración.

Cuando se percibe una mera posibilidad, se establece el juicio


dentro de la duda. Cuando se percibe una probabilidad, entonces ya
se pasa de la duda a la opinión. Y , por fin, cuando se capta la evi­
dencia, entonces se coloca el sujeto en la certeza.

4. L a c l r t l z a .— E s la firm e adhesión d e la m ente a un


juicio. Consiste en afirmar algo sin temor de equivocarse. Es el
estado ideal de la mente. Naturalmente, se requieren ciertas
condiciones para que la certeza no sea infundada. Solamente
la evidencia objetiva puede proporcionar con todo derecho una
certeza real y un descanso y alegría a la mente.
Se distinguen tres grados de certeza: m etafísica, física, y
m oral, y van en orden decreciente en cuanto a su perfección.
a) La certeza m etafísica se basa en una ley ontológica, en
la misma esencia de las cosas. Es la más perfecta. N o se pue­
den esperar excepciones respecto a dichas leyes. Por ejemplo,
con todo derecho se puede tener certeza metafísica de los pri­
meros principios ya estudiados, y también acerca de los teore­
mas geométricos y verdades matemáticas. Sería absurdo conce­
bir como verdadero lo contrario de ellas.
h ) La certeza física se basa en una ley natural. También
es certeza, pero de menor grado que la anterior. N o se con-
ACTITUDES FR E N T E A LA VERDAD 249

áb e una absoluta necesidad en el cumplimiento de las leyes


físicas; podría haber alguna excepción en ellas. Aunque de
hecho no se diera ninguna excepción, no es absurdo concebirla
como posible.
c) La certeza m oral se basa en una ley moral, es decir,
en una ley humana, sea de tipo psicológico, sociológico o ético.
Aquí caben excepciones con frecuencia. Por ejemplo: estoy
cierto de que los padres aman a los hijos; la mentira es repug­
nante, etc. La contraria no sólo puede concebirse, sino que aún
se realiza, y a veces, con no poca frecuencia.
En algunos casos es difícil distinguir la diferencia entre una
opinión y una certeza moral. D e cualquier manera, la opinión no tiene
fundamento serio todavía, la certeza moral se basa en una ley moral,
i También debe aclararse la diferencia entre cierto y verdadero. Cierto
viene de certeza, y es un estado subjetivo; verdadero es algo objetivo.
Se puede estar cierto de lo falso. Por tanto, estrictamente hablando,
r.o coincide el significado de los dos calificativos, aun cuando se espera
que normalmente la certeza se funde en la verdad.

5. E l e r r o r .— Consiste en tomar lo verdadero com o falso,

Í o viceversa. Lo peor del caso es que mientras permanece en el


error la persona no se da cuenta de ello, sino que mantiene
una situación de certeza, que en el fondo es una falsa certeza,
dado ¡ue no hubo motivos suficientes para ella.
El error suele tener causas psicológicas y causas morales.
Las causas psicológicas consisten en la debilidad natural del es­
píritu, y principalmente se distinguen tres: falta de atención,
falta de penetración y falta de memoria.
Las causas morales del error dependen más del libre albe­
drío, y, por eso, el sujeto puede llegar a ser culpable. Se dis­
tinguen también tres: la vanidad y el orgullo, el propio interés
j la pereza. En cualquiera de estos casos la inteligencia es
desviada de su objeto propio por una pasión o por la misma
I noluntad.
A partir del conocimiento de estas causas más frecuentes
del e ror, se pueden organizar los remedios contra él.
En primer lugar, un sano espíritu de objetividad, una doci­
lidad hacia el objeto, una tendencia a dejar hablar a las cosas
cusmas, en lugar de imponer arbitrariamente el propio criterio
o la propia hipótesis, tal vez sin fundamento alguno.
250 INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA

En segundo lugar, una cierta humildad frente al criterio y


las opiniones de los demás, quienes con igual derecho recla­
man para sí la verdad. La actitud de aquél que, por principio,
deja de atender la opinión ajena, tampoco merece consideración
alguna.
En tercer lugar, un estricto control metódico, que incluye
la exactitud, la reflexión, la atención, la imparcialidad, la per­
severancia, en fin, toda una serie de cualidades propias de una
persona con verdadero espíritu científico.

RESUMEN

Aunque la verdad es objetiva, la mente puede tomar ciertas


actitudes o estados subjetivos frente a ella:
1 . — La ignorancia es la ausencia de conocimientos.
2. —L a duda es la abstención d el juicio, o la oscilación d e la
inteligencia ante la afirmación o la negación.
3. —L a opinión es la afirmación d e algo con tem or d e errar.
4 ).— L a certeza es la firm e adhesión d e la mente a un juicio.
a ) L a certeza metafísica se basa en una ley ontológica. N o
adm ite excepciones.
b ) L a certeza física se basa en una ley natural. Si admite
excepciones aunque d e hecho no se den.
c) L a certeza moral se basa en una ley moral. Admite ex­
cepciones y se dan ordinariamente.
3.— El error consiste en tornar lo falso com o verdadero y
viceversa.
Sus causas psicológicas son: falta d e atención, d e penetración
y d e memoria.
Sus causas morales son vanidad y orgullo, propio interés y
pereza.
Sus remedios son: objetividad, humildad y método.
C a p ít u l o X X X V III

EL PROBLEM A CRITICO

1- P l a n t e o d e l p r o b l e m a .— El problema crítico de la Fi­


losofía es el más difícil de contestar. Todos los filósofos han
dado su propia respuesta; y, a partir del siglo xvn, con Descar­
tes, se convirtió en el primero y, a veces, exclusivo tema de la
Filosofía.
Este problema se puede formular del siguiente modo: ¿Qué
valor tienen nuestros conocimientos? ¿Qué alcance y qué limi-
iones tienen nuestras facultades para conocer? ¿Cuándo po-
os estar seguros de conocer la verdad ? ¿Cuál es el criterio
verdad, o modo seguro para distinguir lo verdadero de
falso ?

Repito aquí la advertencia hecha en otros capítulos. El problema


o no pertenece propiamente a la Lógica, ni síqu ica a la Lógica
~ial. Sin embargo, es útil dar al principiante una breve descrip-
de las soluciones históricas con su correspondiente evaluación.

Siguiendo a Verneaux en su Epistemología general, se pue-


resumir en cinco las soluciones básicas que a lo largo de la
ria de la Filosofía se han dado al problema crítico: escep-
ío , empirismo, racionalismo, idealismo y realismo.

2. E l e s c e p t i c i s m o .— Consiste en dudar de todo, abtener-


juzgar las cosas. Los escépticos no le dan ningún valor al
ento. Sus principales representantes han sido: Pirrón,
'as, Enesidemo y Sexto Empírico.

realidad, el escepticismo no es una solución positiva al pro-


crítico, sino una actitud defectuosa de la mente humana que
temor de seguir afirmando algo en vista de los errores en que
252 INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA

ha caído con anterioridad, y también en vista de las contradicciones


de los diferentes sistemas filosóficos. Que haya una historia de las
doctrinas filosóficas es un escándalo para muchos.
Pero el escepticismo es tan absurdo que nadie podría defender
esa posición sin contradecirse a sí mismo. Un escéptico se traiciona
como escéptico en el momento en que hable, camine o se mueva, por­
que con estos actos manifiesta que está convencido de algo (el sig­
nificado de las palabras, el camino que está recorriendo) y, por
tanto, que no duda de todo. Aristóteles dijo que un escéptico debería
vivir como una planta, vegetando, si quería ser congruente con su pro­
pia postura.
Cuando un escéptico declare que no quiere dudar de todo, enton­
ces ya podemos replantear el problema crítico: ¿cuáles son las condi­
ciones de los conocimientos ciertos, a diferencia de los conocimientos
inciertos o dudosos?
Protágoras defendió una especie de escepticismo, llamado relati­
vismo, por el cual la verdad depende de cada sujeto; cada uno tiene
su propia verdad independiente de la de los demás. T ai es el sentido
de su famosa frase: El hombre es la medida de todas las cosas.. . Su
postura es muy perniciosa, pues ataca la objetividad de la verdad y
también su unidad. E l que empieza resbalando en el relativismo, gene­
ralmente acaba en un franco escepticismo.

3. E l e m p ir is m o .— El valor de nuestros conocimientos de­


pende sólo de la experiencia sensible; tal es la tesis central
del empirista. Se muestra enemigo acérrimo del racionalista.
En términos corrientes se podría decir que su lema es: "Hasta
no ver, no creer". Sus principales representantes son ingleses:
Locke, Berkeley y Hume.

El más radical de todos los empiristas es David Hume. Su postura


se puede resumir en los siguientes puntos (cfr. Verneaux: Epistemo­
logía general, pág. 4 4 ) .
1 ) Se rechaza terminantemente la teoría de las ideas innatas.
2 ) El conocimiento está formado por impresiones c ideas. Las
primeras son sensibles; las segundas son copias débiles de las impre­
siones.
3 ) Las relaciones entre ideas son meras asociaciones.
4 ) El principio de causalidad es producto de asociaciones entre
impresiones, sin valor real.
5 ) El conocimiento sólo alcanza fenómenos, y, por tanto, la Me­
tafísica es imposible.
En el fondo, el empirismo yerra desde el momento en que no es
lo suficientemente empirista, es decir, desde que no acepta ciertos
hechos evidentes, como, por ejemplo, la actividad del sujeto en el
conocimiento, la intuición de las esencias, la intuición de los primeros
E L PROBLEM A CRÍTICO 253

principios, la capacidad de razonar y encontrar racionalmente conclu­


siones evidentes, aunque no $e palpen con los sentidos. (C fr. op. cit.,
págs. 51 y 5 2 ).

4 . E l r a c io n a l is m o .— Afirma que solamente son válidos


los conocimientos basados en la razón, pues sólo así se llega
a la ciencia, compuesta por juicios universales y necesarios. Los
principales representantes son: Parmenides, Platón, Descartes,
Malebranche, Spinoza y Leibniz. También Kant, pero su doc­
trina se estudia mejor como representante del idealismo.

1. —Platón con su teoría de las Ideas (cfr. el Teetetes, la Repú­


blica, el Feúra, el Fedón, el Menón, el Banquete) es un claro repre­
sentante del racionalismo. Su teoría del conocimiento se puede resumir
de la siguiente manera:
a) Existen dos mundos. Este en el cual vivimos es material, im­
perfecto, temporal, mutable, sensible, y es una participación o sombra
del otro mundo. El otro es un mundo espiritual, donde están las Ideas,
son perfectas, eternas, inmutables, inteligibles, universales, y exis-
por sí mismas (subsistentes).
b) Las almas humanas son espirituales, existían antes del naci-
íto en el mundo de las Ideas, en feliz contemplación de ellas. Pero
almas fueron condenadas a vivir en este mundo, "encarceladas"
un cuerpo, y desde entonces olvidaron todos sus conocimientos.
c) Cada hombre posee sus propias ideas innatas, pero el cuerpo
el culpable del olvido de tales ideas. Poco a poco, las va recordando
ocasión del conocimiento de los objetos sensibles que son copias
pálidos reflejos de las Ideas. Aprender es pues recordar, tal es la
central de su teoría llamada anamnesis.
d) Platón es racionalista porque, según él, los sentidos sólo nos
rcionan opiniones. E l conocimiento universal y necesario es de
tipo intelectual; Ja certeza sólo se adquiere cuando la inteligencia in­
tuye las Ideas.
e) Platón no es idealista gnoseológico. Si se le llama idealista,
es porque creó la teoría de las Ideas, pero es más bien ultrarrealista
porque le da demasiada realidad a las Ideas.
f ) Aristóteles es el mejor crítico de Platón; su doctrina de la
abstracción explica de un modo realista el origen del conocimiento
de las ideas universales y necesarias, sin tener que recurrir a un cono­
cimiento prenatal y dando su debido puesto al papel de los sentidos
de la inteligencia.
2. — Descartes pretende eliminar las dudas del escepticismo de una
era racional, científica y rigurosa. (C fr. Discurso del método y
Meditaciones metafísicas.)
a) Para esto aplica en Filosofía el método propio de las Mate-
ticas, a base de principios evidentes y demostraciones racionalmente
254 INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA

encadenadas. Al final de ellas pretende haber fundamentado la posi­


ción realista que acepta la existencia de un mundo independiente tal
como lo atestiguan los sentidos. En el fondo sólo abrió las puertas
del idealismo, como luego veremos.
b) Lo primero es, pues, encontrar una verdad fundamental a
partir de la cual se pueda cimentar todas las verdades de la Filosofía.
Dudando de todo, se da cuenta de que al dudar está pensando, y si
piensa es porque existe. Aquí tiene, pues, su primer principio: Pienso,
luego existo. ( Cogito, crgo sum.)
c) Enseguida quiere analizar sus ideas, dando como verdaderas
las que sean absolutamente claras y distintas. Analiza la idea de lo
perfecto (D ios) e infiere que, tratándose de lo perfecto, no puede
faltar la existencia en él, luego Dios existe.— Dios es veraz, y, por
tanto, £1, que creó mis sentidos, no me puede engañar, y, por con­
siguiente, mis sentidos me dicen la verdad respecto al mundo extra­
mental que captan. Luego existe un mundo real, tal como mis sentidos
lo atestiguan. Con la razón se ha justificado, pues, el papel de los
sentidos. En esto consiste su racionalismo.
d) Muchos filósofos posteriores comienzan igual que Descartes,
encerrándose en el yo y en el análisis de sus propias ideas; pero no
podiendo demostrar por medio de ellas la existencia de seres extra-
mentales, para siempre quedan encerrados en su mundo intramental
de ideas. Tal es el idealismo gnoseológico a que dio lugar Descartes.
Por eso, aunque el no es idealista, se le llama "el padre del idealismo”.
e) Descartes falla desde el momento en que pretende (al modo
matemático) demostrarlo todo a partir de sus propias ideas. Pero la
Filosofía tiene que partir de la experiencia; su objeto es la realidad,
y esta no se demuestra, tan sólo se muestra. Su demostración de la
existencia de Dios sigue un camino erróneo; no es posible a partir de
las ideas, sino a partir de realidades extramentales que son efectos
contingentes de un Ser también extramental, pero necesario.
f ) A partir de Descartes, quedó patente el famoso problema lla­
mado pons asinorum: si Jo que conocemos directamente son ideas,
¿cómo sabemos que éstas corresponden con la realidad? El único modo
de resolverlo es captar que la premisa es falsa, pues lo que conocemos
primaria y directamente no son ideas, sino la misma realidad (por
medio de representaciones). Hasta un segundo momento, en la re­
flexión, no tomamos a éstas como objeto directo de nuestro cono­
cimiento.

5. E l id i -a l is m o .— Afirma que el término u objeto de nues­


tros conocimientos está en nuestras propias ideas. Nuestras fa­
cultades cognoscitivas captan ideas, fenómenos internos, repre­
sentaciones intramentales; pero no la realidad en sí misma,
independiente del sujeto. El ser del objeto es ser percibido
E L PROBLEM A CRITICO 255

(Berkeley). Los principales representantes son: Kant, Hegel y


Husserl.

1.— Kant, en su Crítica de ¡a razón pura, estableció su teoría ra­


cionalista e idealista, que se puede resumir de la siguiente manera:
a ) Existe, de hecho, una ciencia físico-matemática, con juicios
universales y necesarios. ¿Cómo es posible esto, si la experiencia sólo
proporciona datos singulares y contingentes? Responde diciendo, en
primer lugar, que los juicios básicos de la ciencia deben ser sintéticos
a prior:. Desecha los analíticos porque no dan conocimientos nuevos.
Desecha los juicios a posterior: porque la experiencia sensible sólo da
lo singular y contingente. Por tanto, la ciencia tiene juicios sintéticos
a priori. Lo a prior: garantiza la universalidad y la necesidad, y lo
sintético garantiza el progreso de la ciencia. ¿Cuáles son, pues, las con­
diciones de posibilidad de los juicios sintéticos a priori?
b ) Su respuesta es que el conocimiento tiene dos elementos: la
materia y la forma. La materia es el dato de la experiencia. T.a forma
es lo que aporta la facultad congnoscitiva, y da unidad y estructura a la
materia del conocimiento. Estas formas son, por ejemplo, el espacio
y el tiempo al nivel de las facultades sensibles, y las categorías de
universalidad, necesidad, causalidad, unidad, etc., al nivel del enten­
dimiento.
c) D e lo dicho resulta que los conocimientos humanos no alcan­
zan a la cosa en sí, la cual queda desconocida y, por eso, se llama
noúmeno (incógnita). Lo que conocemos es sólo una apariencia de las
Cosas y esto es lo que se llama fenómeno. F.l fenómeno está compuesto
por la materia y la forma descritas anteriormente.
d) Kant es racionalista porque le da mucha importancia a las
formas a prior: impuestas por las facultades cognoscitivas. Ahí va el
elemento universal y necesario de los conocimientos científicos. Las
formas a priori son las condiciones de posibilidad de los conocimientos
científicos. Además Kant es idealista porque, según él, no podemos co­
nocer la cosa en sí; sólo conocemos fenómenos o apariencias.
e) Sin embargo, no hay que confundir la teoría de Kant con un
simple relativismo, según el cual cada uno conoce a su manera; o con
un simple relativismo, según el cual cada uno tiene su propia verdad.
Y es que las formas a priori del conocimiento son idénticas para todos
los hombres en cuanto que participan de lo priori (el yo trascen­
dental).
f ) Con la doctrina kantiana se destruye la Metafísica, puesto que
no es posible llegar a las cosas en sí, a su esencia, a la substancia.
Tampoco sería posible llegar a Dios racionalmente; sin embargo Kant
no es ateo, sino agnóstico. (N o es lo mismo negar a Dios o negar que
pueda demostrarse su existencia.)
g ) El único comentario crítico es el siguiente: si negamos que
íemos conocer la cosa en sí, nos negamos todo derecho a seguir
lando de lo que es realmente.
256 INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA

2 .—Husserl es el creador de la fenomenología. Pero a pesar de


sus aciertos se inclina al idealismo (cfr. Investigaciones lógicas, Ideas,
Meditaciones cartesianas).
a) La fenomenología consiste en una descripción de las esencias
de los fenómenos vividos. N o pretende explicar las cosas por sus cau­
sas, sino sólo hacer una descripción neutra de dichas esencias. Esto es
muy útil en Filosofía para ponerse en presencia de los datos de un
problema. (C fr. Verneaux: Historia de la filosofía moderna, pági­
nas 176-192.)
b ) Para llegar a las esencias Husserl propone tres tipos de epojé
o reducción, las cuales consisten en "poner entre paréntesis” o hacer
caso omiso de ciertos datos que no interesan o que pueden desviar la
atención en el trabajo fcnomcnológico.
La primera es la reducción filosófica, en la cual se pone entre pa­
réntesis todo presupuesto y todo sistema filosófico anterior para fijar
la atención en las cosas mismas.
La segunda es la reducción fenomenológica y consiste en atender
exclusivamente a las cosas consideradas como fenómenos internos, po­
niendo entre paréntesis la realidad o existencia extramental de ese
objeto.
La tercera es Ja reducción eidetica y consiste en atender solamente
a las esencias o estructuras inmutables y que dan unidad a los fenó­
menos, poniendo entre paréntesis lo puramente accidental.
c) El idealismo de Husserl queda patente a partir de la segunda
epojé. Sin embargo, se puede hacer uso del método fenomenología-
poniendo entre paréntesis el idealismo de su propio autor. La descrip­
ción de las esencias es un paso previo a la explicación causal de dichos
fenómenos. Sólo así es posible permanecer en el nivel definido come
Filosofía.
d ) La primera reducción husserliana está expuesta a críticas, por­
que no es posible evitar todo presupuesto y todo sistema filosófico. La
segunda equivale a una mutilación del ser, que es el tema fundamental
de la Metafísica. Los existcncialistas, por su parte, describen la exis­
tencia humana, y aplican el método fcnomcnológico, pero haciendo
caso omiso de esta reducción.

6. L l r e a l i s m o .— A firm a qu e el term in o u o b jeto d e nues­


tros conocim ientos está en la m ism a realidad extram en tal, la
cual existe independientem ente d el conocim iento que de ella
se tenga. E se conocim iento no puede prescindir n i de los
tidos ni de la razón, y cada u na de nuestras facu ltad es no ti
sólo un papel pasivo, sino qu e tam bién aporta un cierto ele­
m ento a priori, no ocu ltando la cosa, sino d evelándola,
principales representantes son A ristóteles y Sto. T o m ás
A quino.
E l. PROBLEMA CRITICO 257

Aristóteles criticó duramente la teoría de las Ideas de su maestro

I
latón (cfr. Metafísica, De Anima, Organan ). "Soy amigo de Pla­
tón, pero más amigo de la verdad." Con su hilemorfismo se opuso
a la teoría de las Ideas; con su teoría de la abstracción se opuso a las
ideas innatas.
a) El hiiemorfismo es la teoría según la cual todos los objetos
sensibles están compuestos de materia y de forma. La materia es el
elemento individualizador. La forma es el elemento espedíicador. Es
decir, todas las cosas de la misma especie tienen la misma forma y
sólo difieren por la materia. La forma es, por supuesto, más impor­
tante que la materia, y no debe tomarse aquí como sinónimo de figura
o silueta, sino como un principio que da unidad, estructura, organi­
zación e inteligibilidad a los objetos.
b) Esta teoría es fundamental para rechazar la de Platón. En
efecto, los dos mundos de que hablaba Platón quedan ahora sintenti-
zados en cada objeto por la materia y la forma. Los dos mundos no
están separados, sino íntimamente unidos en cada cosa. La esencia de
los objetos, e incluso del hombre, no está sólo en la materia, o sólo
en la forma (inmaterial), sino en la síntesis de las dos.
c) A partir de esto, se entiende la teoría de la abstracción (o
simple aprehensión). El hombre capta con sus sentidos el aspecto
material del objeto, y con el entendimiento agente desmaterializa la
forma, es decir, hace caso omiso de la materia (abstrae) para quedarse
con la forma, la cual es asimilada por el entendimiento pasivo comor
un concepto O idea. La forma en la mente es la que da lugar al con­
cepto, y puesto que la forma es un elemento especificador, se infiere
que el concepto es universal, o sea, aplicable por igual a todos los
seres de la misma especie.
d) "N o hay nada en la inteligencia que primero no haya estado
en los sentidos.” Esta frase de origen aristotélico es la que ataca direc­
tamente la teoría de las Ideas innatas ele Platón. Cuando el hombre
nace no tiene en realidad ningún conocimiento, y su mente está com­
pletamente en blanco.
e) Posteriormente Sto. Tomás profundizó y explicó de un modo
más congruente y con mayor detalle esta teoría aristotélica de la abs­
tracción. En la actualidad, debido a los errores de los empiristas, el
tomismo insiste más en el punto de vista de la esencia y del nexo
necesario, a partir del cual se fundamenta lo universal del concepto
(Hoenen). Igualmente, la teoría del principio de individualización por
materia ha sido objeto de algunas rectificaciones (More) que co-
a Ja teoría en un plano netamente realista.

RE5UA1EN

problem a crítico se plantea asi: ¿Cuál es el valor y el


nuestro conocimiento?
258 INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA

2 .—E l escepticismo responde: Ninguno .


3 -—E l empirismo sólo concede validez a la experiencia sen­
sible.
4. —El racionalismo sólo concede validez a la razón. De el
procede la universalidad y necesidad d e la ciencia.
5. — El idealismo sostiene que el término d e nuestros con
cimientos es la idea o plano intramental.
6. —El realismo afirm a que el término de nuestros cono
mientos es la misma realidad, la cual existe independientemen
del conocimiento. Éste se obtiene a partir d e los sentidos y
entendimiento
S e c c ió n s e g u n d a

X X X IX . Cualidades del conocimiento científico


XL. Origen y clasificación de las ciencias
X L I. El método científico
X X II. Método de las Matemáticas
X L III. Método de las cienciasde la naturaleza
X L IV . Método de las cienciashumanas
XLV. Método de la Filosofía
C a p ít u l o X X X I X

CUALIDADES D EL CON O CIM IEN TO C IEN TIFICO

Entramos ahora en la segunda sección de* Ja Lógica material.


Se trata de establecer los caracteres del saber científico para
discernirlo con respecto a otros grados del saber. Con ello esta­
remos en capacidad para determinar el método propio de cada
ciencia de acuerdo con su objeto peculiar.

1. D efin ició n de ciencia .— El concepto tradicional de


ciencia ha quedado consignado ya desde los primeros capítulos
de este libro, cuando se dio la definición real de Lógica. Allí
decíamos (cfr.-capítulo I I ) que la ciencia es el conocimiento
cierto d e las cosas por sus causas. Después de las enseñanzas
que se han recogido a lo largo del estudio de la Lógica, pode­
mos dar mayor contenido y significación a cada una de estas
palabras.
En efecto, acerca del conocimiento ya trató el capítulo V II
una breve descripción de sus elementos. Siempre que hay cono­
cimiento, existen estos cuatro aspectos de él: sujeto, objeto,
operación psíquica y representación interna. Dijimos entonces
que la Lógica estudia preferentemente las representaciones, y,
de ellas, sólo las de tipo intelectual, también llamadas pensa­
mientos. La ciencia, pues, desde un punto de vista subjetivo,
está formada por un conjunto de representaciones mentales,
las cuales deben llenar ciertas condiciones, como veremos.
Ultimamente hemos estudiado la certeza (cfr. capítulo
X X X V I I ) como la firme adhesión de la mente a un juicio.
A partir de esos datos, entendemos mejor el sentido y valor
de la ciencia cuando decimos cjue es un "conocimiento cien
t e . . . " , es decir, superior a la simple opinión.
261
262 INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA

Pero lo más importante de esa definición es el objeto propio


de las ciencias, a saber: las cosas por sus causas. Quedó tam­
bién aclarado que, mientras no se conozcan las causas o razones
de algo, todavía no se llega a un nivel científico. Cada vez que
se fundamenta una tesis diciendo el porqué de ella, entonces
llenamos esta condición tan importante del conocimiento cien­
tífico.
Sobre esto hemos aludido constantemente a lo largo del li­
bro. Cuando definimos la Filosofía, dijimos que estudia causas
supremas, a diferencia de las ciencias particulares (Matemáti­
cas, Física, Química, etc.), que sólo estudian causas próximas.
También, cuando estudiamos el silogismo, hicimos hincapié en
que, gracias a él, queda expresada de un modo riguroso la
causa de una conclusión. En efecto, el término medio es la razón
de una proposición pues sirve de enlace entre c-1 sujeto y el
predicado.

La Lógica es una ciencia, y ahora podemos ver con claridad de


qué manera llena estas condiciones esenciales. Por ejemplo, da una
serie de principios y reglas. Cada vez que $e fundamentan esas reglas
y principios, se coloca el conocimiento dentro del nivel científico.
Véase, al respecto, la fundamentación (en letra pequeña) a las reglas
de las figuras, y a los modos del silogismo (cfr. caps. 28, 29 y 3 0 ).
Y , por último, hemos visto de qué manera el silogismo es la funda-
mentación de nuestros raciocinios deductivos ordinarios.

2. Propiedades del nivel cien tífico .— A partir de esa


definición tradicional se puede inferir una serie de propiedades
o cualidades de la ciencia, íntimamente enlazadas con su esen­
cia. Son principalmente tres: necesidad, universalidad y siste­
matización.
A) Y a Aristóteles había dicho que "no hay ciencia sino
de lo universal y lo necesario”. En efecto, si la ciencia trata de
las causas, justamente lo que pretende es establecer un nexo
necesario entre un hecho, fenómeno u objeto en general, con
otro ser que es su explicación, su razón de ser, o su causa efi­
ciente. Se tiene ciencia cuando se palpa ese nexo necesario,
cuando se explica el objeto por la causa a él conectado. Por
tanto, a partir de la definición, hemos visto que se deriva la
propiedad aludida: la ciencia trata de lo necesario desde el mo-
C U A L ID A D E S D E L C O N O C IM IE N T O C IE N T ÍF IC O 263

mentó en que descubre el nexo (necesario) entre el efecto y


la causa (formal, eficiente o final).
Naturalmente, los objetos captados en la experiencia sensi­
ble son contingentes. Pero, como hemos visto (cfr. cap. X I ) :
'‘Nada hay tan contingente que no tenga algo de necesario”.
E l nexo necesario existe realmente en los objetos, y la intuición
intelectual capta esa necesidad, a pesar de que los sentidos sólo
nos proporcionan lo contingente. Aquí está precisamente la
función de la simple aprehensión.
B ) A partir de lo necesario se deduce lo universal. Para
esto recuérdese lo dicho acerca de la simple aprehensión, el con­
cepto y la inducción. En efecto, si una característica es necesa-
¡ ría, entonces se produce cada vez que un objeto participa de
dicha esencia. La universalidad de las leyes (hemos dicho, está
fundamentada en la necesidad de los nexos establecidos por
ellas. (C fr. capítulo de la inducción, y también el que trata
del predicable propio.) La ciencia trata, pues, de lo universal
y de lo necesario.
C ) Sólo falta la última propiedad que es la sistematización
0 estructura lógica. Esto no es más que una consecuencia de
los nexos observados entre las cosas. Naturalmente, se exige
que en la expresión de esas relaciones se vaya siguiendo un
orden o estructura también conectada por nexos necesarios. El
sistema científico es, pues, un reflejo del orden y la relación
coordinada que existe en la realidad. Los conocimientos que
odavía no están estructurados sólo podrán catalogarse como
ciencia incipiente. Una auténtica ciencia eslabona de tal manera
sus diferentes tesis, que entre unas y otras no hay saltos iló­
gicos, sino siempre (en la medida de lo posible) relaciones
necesarias, estructura clara, ordenada y sistematizada. A partir
de esto puede inferirse la importancia del papel de la Lógica en
la elaboración de cualquier ciencia.

3. La ciencia y la o pin ió n .— Con lo anterior queda cla-


1 ro el puesto superior que ocupa el auténtico conocimiento cien-
ífico. Para completar la descripción habría que hacer notar
las diferencias con respecto a otros niveles de conocimiento.
Por debajo de la ciencia tenemos el conocimiento empírico
to vulgar. Se adquiere en la experiencia de la vida diaria. No
264 INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA

necesariamente ha de ser falso; inclusive puede ser muy impor­


tante en la vida de una persona. Casi siempre está formado por
opiniones que circulan de boca en boca, pero sin ninguna fun-
damentación. Por eso, con facilidad se puede caer en el error.
Es sabida, por ejemplo, la diferencia entre la ciencia de un
medico y la charlatanería de un curandero; o el cálculo cientí­
fico del ingeniero en contraposición con el saber empírico de
un maestro de obras.
También, a la hora de exponer las tesis científicas, se po­
dría caer en un nivel de simple divulgación. Cuando se expone
una verdad contenida en una rama científica, pero sin llegar
a su fundamento o razón (es decir, sin establecer un estricto
control sobre e lla ), entonces esa exposición desciende al nivel
mencionado. La ciencia incluye formalmente la referencia a las
causas o razones. No basta decir la verdad sobre las cosas; es
necesario decir el porqué de tales verdades. T al es la función
de las demostraciones, los raciocinios, la referencia a las fuen­
tes de conocimientos (notas, citas, etc.). Pero también de aquí
se deriva que no es propiamente ciencia lo que deslumbra a
muchos, como el alarde de erudición, el lenguaje técnico y es­
pecializado, la abundancia de citas, etc. Estos elementos son
buenos instrumentos del carácter científico; pero ellos por sí
solos no garantizan el nivel científico de un escrito. Tal ve­
la ciencia-ficción abunda más de lo que se cree.

4. E l e s p í r i t u c i e n t í f i c o .— Aristóteles también llí


ciencia a una virtud intelectual, es decir, a una cualidad de
inteligencia por la cual el hombre se capacita y perfecck
para demostrar, para llegar a las causas de las cosas. La virt;
de la ciencia es pues, el hábito demostrativo (cfr. Gómez
bledo: Ensayo sobre las virtudes intelectuales, cap. III).
otras palabras, la adquisición de ese conjunto de verdad«
sistematizadas y que van a las causas de las cosas (ciencia
sentido objetivo) es el fruto de un hábito intelectual, de
cualidad adquirida y por la cual se le facilita a la inteliger
la obtención de su fruto natural.
Esta virtud intelectual es la principal cualidad del espíri:
científico. El hombre que se dedica a la ciencia requiere ésta
otras cualidades, las cuales, en cierto modo, son condiciones
CUALIDADES DEL CONOCIMIENTO CIENTÍFICO 265

de la principal; por ejemplo, la curiosidad intelectual, el espí­


ritu de observación, el orden metódico y el espíritu crítico.
La curiosidad intelectual es un afán por explicarse las co­
sas y tratar de llegar a sus razones y causas. Es el motor de las
continuas preguntas que piden urgente respuesta. Es el móvil
de la continua búsqueda que está a la base de la investigación
de los inventos (de invenire, que significa encontrar). No
por cierto, el vano esfuerzo que quiere estar al tanto de todo
que se pierde en la superficie sin penetrar en nada; mucho
ios es la morbosidad causante de las habladurías.
Sin observación penetrante y minuciosa es imposible cono
el fenómeno en sus detalles. Sin orden metódico existe el
igro del despilfarro de energía. Sin espíritu crítico se cae
la ingenuidad de aceptar cualquier explicación por fácil y
lumbrante.

Nótese que a lo largo del capítulo hemos manejado tres conceptos


ógicos de ciencia:
a) Ciencia en sentido subjetivo: conjunto de representaciones
lítales, ciertas y estructuradas sobre las causas (universales y nccesa-
) de las cosas.
b ) Ciencia en sentido objetivo: conjunto de verdades, leyes, re­
mes reales entre las cosas, meta de nuestro saber científico, y que
da en la realidad independientemente de que haya o no hombres
las investiguen o las conozcan. Estas dos nociones son paralelas
dos aspectos (mental o formal, y objetivo) ya explicados al
r del concepto en cuanto tal (cfr. capítulo X I ) .
c) Ciencia como virtud intelectual: es el hábito demostrativo, es
iidad propia del científico, pero no es un conocimiento.
Relacionando los tres conceptos: la ciencia como virtud facilita al
captar la ciencia objetiva y hacer suya la ciencia subjetiva.

RESUMEN

1. — Ciencia es el conocimiento cierto d e las cosas por sus


as. Esta definición se refiere al conjunto de pensamientos
s cuales se adhiere el intelecto con firmeza. Su objeto está
las causas, razones o explicaciones de las cosas.
2. — D e aquí se derivan tres propiedades d e la ciencia: ne-
'ad, universalidad y sistematización.
266 INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA

L a primera se refiere a l nexo entre los fenóm enos y hechos


por un lado, y la explicación o causa por otro.
L a segunda se refiere a la amplitud d e aplicación d e e.<e
nexo. Se infiere d e la necesidad.
L a tercera es un reflejo del orden observado en la realidad.
3. L a ciencia está por encima d e la sim ple opinión. Implica
form alm ente una referencia a las causas. D e otra manera la
exposición d e una verdad científica puede caer en el nivel de
la divulgación.
4. — F.l espíritu científico está form ado por lo que Aristóteles
llam ó virtud intelectual d e la ciencia, a saber, un hábito dem os­
trativo. Ella incluye en cierto m odo otras cualidades, com o la
curiosidad intelectual, el espíritu de observación, el orden me­
tódico y el espíritu crítico.
Capítulo X L

O RIG EN Y CLASIFICACIÓN D E LAS CIENCIAS

1. E l origen de la ciencia .— Existen varias tesis cientí­


ficas que datan de tiempos anteriores a Cristo.

Por ejemplo: la Geometría fue sistematizada por Euclidcs hace


23 siglos (cfr. Elementos de Geometría). Arquímedcs, en el siglo m
a J .C , descubrió el principio de hidrostática que lleva su nombre. Se
cuenta que Tales de Mileto en el siglo vi a.J.C. fue capaz de predecir
un eclipse. Los egipcios fueron hábiles en cálculos matemáticos, tan
importantes para la agrimensura, indispensable entre ellos. Destacan,
por supuesto, las teorías filosóficas, sin que ello sea obstáculo para que
un Aristóteles se dedique a investigaciones biológicas.

La ciencia tiene, pues su origen, desde tiempos muy anti-


os. Naturalmente, los conocimientos de aquellos siglos eran
Tante rudimentarios. Fue en el siglo xvii cuando la ciencia
tomó el cauce que la llevaría hasta el progreso actual.
Gracias a sabios como Descartes, Bacon y Gal ileo (todos
ellos, del siglo x v n ), la ciencia experimental adopta un método
decuado. Bacon insiste en la inducción en contraposición al
"ogismo aristotélico. Descartes hace avanzar la ciencia mate­
mática con la Geometría Analítica, y tiene, además, descubri­
mientos en Óptica. Pero, sobre todo, Galiíeo aplica con efi-
ia el método analítico-experimcntal (recuérdese el caso del
dulo, y de la torre de Pisa) y descubre leyes y principios
aún hoy son básicos para la Física y la Astronomía.
A partir de entonces, los progresos son cada vez más rápi-
en el terreno de la ciencia experimental. Los avances de los
s x ix y x x ocupan volúmenes enteros. Debido a este fc-
o, a Augusto Comte se le ocurrió que la Metafísica y la
267
268 INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA

Teología habían quedado completamente superadas y arrojadas


del puesto que habían ocupado como ciencias, y lanzó su celebre
teoría de los tres estados, expuesta y criticada a continuación.

2. L a teoría de los tres estados.— Según Comte, la evo­


lución de la ciencia ha seguido tres etapas o estados:
A ) estado teológico : L os fenómenos se explican por
medio de seres sobrenaturales. Los dioses son las causas de las
lluvias, los terremotos, los eclipses, etc.
B ) e s t a d o m e t a f í s i c o : Posteriormente, la explicación de
los fenómenos se hizo más racional, pero a base de entidades
ocultas, como la substancia, la causa, etc. Surgen las teorías
abstractas.
C ) estado positivo : Por fin, en los últimos tiempos, el
hombre logra la explicación de los fenómenos por medio de
leyes, ateniéndose exclusivamente al dato observado en la mis­
ma naturaleza. Esta etapa es la superación de la Teología y de
la Metafísica.
La explicación de Comte resulta atractiva a primera vista.
Sin embargo, es necesario captar los sofismas que envuelve su
teoría. Por lo pronto, no es histórico que las tres etapas sean
sucesivas, y mucho menos que la segunda suplante a la primera,
y luego la tercera supere a la segunda. D e hecho, no sólo en
cada época, sino aun en un mismo individuo, pueden coexistir
los tres tipos de explicación. Descartes, por ejemplo, sin dejar
de ser científico, hizo teología y filosofía. Lo mismo se diga de
un Leibniz o un Aristóteles. En realidad, tanto la ciencia expe­
rimental, como la Metafísica (Filosofía) y la Teología pueden
coexistir (y de hecho han coexistido). N c son tres etapas en
el avance científico, sino que son tres niveles diferentes de
explicación científica (cfr. Capítulo V ) .
Esta teoría es, en el fondo, un ataque contra el carácter
científico de la Teología y de la Metafísica. Nótese el sofisma
al llamar teológica a la primera etapa. Sería más exacto lla­
marla mitológica. Es un craso error confundir la teología de
Aristóteles o de Sto. Tomás con la mitología de Homero y
de Sófocles. Por otro lado, la historia de la Filosofía muestra de
qué manera la Metafísica también tiene sus investigadores en
este siglo x x (cfr. Heidegger, Iiartmann, Bergson, etc.).
ORIGEN Y CLASIFICACIÓN DE LAS CIENCIAS 269

El auge del positivismo explica por qué en la actualidad la


palabra ciencia, se ha reservado para referirse con exclusividad
a las Matemáticas y a las ciencias experimentales. Por esto, es
necesario explicar la siguiente clasificación de las ciencias.
3. L a clasificación de las ciencias según Co m te .— Las
ciencias son fundamentalmente seis, y están ordenadas de la
siguiente manera:
1.— Matemáticas 4.— Química
2.— Astronomía 5.— Biología
3.— Física 6.— Sociología
El orden aquí establecido obedece, según Comte, a motivos
no sólo históricos (orden cronológico de su aparición), sino
también lógicos: las primeras ciencias tienen mayor extensión
y menor complejidad. Pero, a medida que se desciende, dis­
minuye la extensión de su aplicación y aumenta la complejidad
de sus nociones (cfr. la ley de la extensión y la comprehensión).
Independientemente del orden que siguen estas ciencias, te­
nemos, una vez más, el rechazo de la Filosofía, que no aparece
en la clasificación comtiana de las ciencias. Igualmente, es no­
toria la falta de la Psicología (que debería estar colocada entre
la Biología y la Sociología), a la cual tampoco dio Comte ca­
tegoría científica. Y , por último, el lugar de la Astronomía
parecería mejor ocupado por una ciencia general como es la
Mecánica (cfr. Jolivet: Lógica y Cosmología, pág. 1 6 4 ). Con
estas correcciones la clasificación de Comte parece más acep­
table.

4. L a clasificación de Aristó teles .— Es famosa también


la antigua clasificación de las ciencias según Aristóteles:
Física
Ciencias teóricas Matemáticas
Metafísica
Ética
Ciencias prácticas Economía
Política
f Poética
Ciencias poéticas
1Retórica.
270 INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA

Las ciencias teóricas tienden al saber por sí mismo. Las tres


ciencias aquí comprendidas difieren por su grado de abstrac­
ción formal (cfr. capítulo X ) . Las ciencias prácticas van en­
caminadas a la acción. Las ciencias poéticas se refieren a la
creación humana (poiesis). Por supuesto, la clasificación aris­
totélica difícilmente se puede conservar ahora que hay super­
abundancia de especialidades científicas. En realidad, se aplica
mejor al terreno de las materias filosóficas, y revela, por eso,
el espíritu de aquella época.
Existen otras muchas clasificaciones de las ciencias. Entre
todas hemos escogido sólo estas dos porque representan menta­
lidades tan importantes y opuestas, como son las de los griegos
y la de los positivistas del siglo xix.

RESUMEN

1. —Entre los griegos y los egipcios, ya Pabia rastros d e cien


cia (Euclides, A rqum edes, Aristóteles). Pero en el siglo xvn
se encauza la ciencia experimental con las aportaciones de tres
sabios: Bacon con la inducción, Descartes con la Geometría
Analítica, y Galileo con sus experimentos.
2.— Comte pretende ( con su ley d e los tres estados) que la
T eología y la M etafísica han quedado superadas por la ciencia
experimental. En realidad, se trata d e tres tipos d e explicación
científica.
3 -— Comte rechaza la M etafísica al no incluirla en su cla­
sificación d e las ciencias: Matemáticas. Astronomía, Física, Quí­
mica, Biología y Sociología. Añadiendo M etafísica a! principio,
luego Psicología entre Biología y Sociología, y cambiando la
Astronomía por Mecánica, podría quedar más aceptable.
4:—Aristóteles divide las ciencias en teóricas, prácticas
poéticas, según su finalidad. En realidad, ya sólo se aplica esta
clasificación para distinguir algunas ramas d e la Filosofía.
Capítulo X L I

EL M ÉTO D O C IEN TIFICO

1. D efin ició n e importancia di-l método .— La palabra


m étodo viene del griego ( meta, al lado; odas, camino) y sig­
nifica: al lado del camino. Es el camino o procedimiento ade­
cuado para conseguir una finalidad. En nuestro caso, se trata
de conseguir la verdad.
La utilidad del método en la investigación científica puede
notarse en el contraste con la falta de el. Cuando una persona
busca la verdad, pero sin método, se expone a dos grandes
peligros:
a ) El despilfarro de esfuerzos, buscando aquí y allá, sin
un plan fijo, sin una orientación determinada. Esto queda pa­
tente cuando el mismo investigador repite la experiencia y mo­
difica el proceso seguido de acuerdo con las ventajas y desven­
tajas encontradas anteriormente. De esta manera gana tiempo
y esfuerzo. En realidad, el método, a pesar de las protestas
de muchos, sólo está dado con el fin de auxiliar a la persona
que lo ha de utilizar. N o es, ni mucho menos, un conjunto
de reglas anquilosadas que ya perdieron su vigencia. El mé­
todo es el camino más apropiado para conseguir una finalidad.
Sentirse aprisionado por las reglas metódicas es no haber enten­
dido su esencia.
b ) La inseguridad para alcanzar la meta, puesto que sin
camino correcto Jo más probable es que el investigador se pier­
da en detalles secundarios, observaciones ya verificadas, repeti­
ciones inútiles, etc. El método es proporcionado por la expe­
riencia de quien ya ha alcanzado el fin perseguido. Es un
consejo benevolente de quien tiene el triunfo en la mano y le
sugiere al principiante el mejor camino.
272 INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA

En resumen, el m étodo proporciona dos grandes ventajas:


ahorro d e esfuerzos y seguridad en la obtención del fin.

Indudablemente, además de las diferencias de método de acuerdo


con los distintos objetos de las ciencias, también se concibe una dife­
rencia en la aplicación del método de acuerdo con la peculiaridad del
sujeto investigador. La propia personalidad puede imponer un sello
particular al procedimiento seguido en una investigación. Sin embargo,
hay reglas y procedimientos tan generales, que su desconocimiento o
su falta de aplicación, podrían hacer caer fácilmente al investigador en
el laberinto del desorden, y al fin, en el desánimo y en la frustra­
ción. Hay que pensar por sí mismos, pero no por eso hay que dejar
de considerar lo que otros ya han pensado.

2. E l a n á l i s i s y l a s í n t e s i s .— Todo método científico se


encauza por una de estas dos grandes direcciones: el análisis
y la síntesis.
El análisis consiste en el estudio de los casos singulares para
llegar a la ley universal. Coincide con el proceso general de
la inducción. También se dice que es ir de los efectos a la causa,
o de lo compuesto a lo simple. Por supuesto, es el método más
adecuado en las ciencias experimentales, como la Física, la
Química, la Biología, etc.
Lo contrario es el método sintético o deductivo. V a de lo
simple a lo complejo, de la causa al efecto, del principio a sus
consecuencias. Es el método apropiado para las Matemáticas
y la Filosofía.
Con estos nombres hemos repetido en cierta forma lo que
ya habíamos estudiado en el raciocinio. Tiene dos orientacio­
nes diversas: la deducción y la inducción, que corresponden a
la síntesis y al análisis, ahora explicados.

También se precisa que tanto la síntesis como el análisis pueden


considerarse en dos planos: real (o experimental) y racional. En el
plano experimental, el análisis y la síntesis tienen un ejemplo claro
en la descomposición y la formación del agua con hidrógeno y oxí­
geno. En el plano racional, el análisis y la síntesis equivalen a la
inducción y la deducción.

3. L a d e m o s t r a c i ó n .— El procedimiento general de toda


ciencia es la demostración. Esto es una consecuencia de las ca­
racterísticas generales de toda ciencia.
EL MÉTODO CIEN TÍFICO 273

Llámase demostración al raciocinio que se funda en prin-


:pios ciertos y concluye una proposición cierta.
Se distinguen varias clases de demostración:
a ) La demostración " pro pter quid ”, también llamada a
' ri. consiste en pasar de lo que es anterior en el orden onto-
;'co a lo que es posterior. Coincide con el método sintético
la deducción.
b ) La demostración " q i .ta” va de los efectos a la causa, y
bien se llama a posteriori, porque conduce de lo que es
"erior (en el orden ontológico) a lo que es anterior.
c) La demostración directa es la que establece formalmen-
una conclusión sin hacer rodeos.
d ) La demostración indirecta , o por reducción al absur­
do, es la que se realiza suponiendo falsa la conclusión para ver
las consecuencias de esto. Si tales consecuencias son inadmisi­
bles se establece entonces la verdad de la conclusión original .Se
usan aquí las reglas del silogismo disyuntivo.) Un ejemplo cla­
ro está en la demostración de la segunda regla de la primera
figura.
e) La demostración absoluta es la que tiene validez uni­
versal.
f) La demostración ad hominem (para este hombre)
vale solamente para determinada persona y se apoya en lo que
él mismo defiende, aunque su tesis sea discutible. Por ejemplo,
si una persona defiende el materialismo, me puedo apoyar en
esa tesis para obtener las consecuencias absurdas que de allí
se siguen.

4. L as reglas de D escartes .— Descartes propuso, en su


Discurso del M étodo (segunda parte), cuatro reglas fundamen­
tales en el método científico, y son las siguientes:
a) Regla d e la evidencia. No se debe aceptar como verda­
dero sino aquello que se presenta con claridad y distinción. La
evidencia es, pues, el criterio de certeza.
b ) Regla del análisis. Hay que dividir en partes el asunto
tratado con ei fin de resolver las dificultades con mayor fa­
cilidad.

Lógica.—1
8
274 INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA

c ) K egla d e la síntesis. Hay que ascender gradualmente y


con orden a lo complicado y difícil.
d) Regla de la enumeración. Hay que hacer enumeracio­
nes y repeticiones para estar seguro de no haber olvidado nada.
Como puede notarse, de nuevo el análisis y la síntesis apa­
recen como la médula de un método científico.

Estas regias cartesianas son válidas en todo procedimiento cientí­


fico. Sin embargo, ya hemos visto cómo su método filosófico adolece
de algunos defectos (cfr. capítulo X X X V III ).

RESUMEN

1. — M étodo es el procedimiento adecuado para conseguir


un fin ; en nuestro caso . la verdad. Su utilidad consiste en que
ahorra esfuerzos y da seguridad en la consecución d e la meta.
2. — En la ciencia se usan básicamente dos m étodos: analí­
tico y sintético. E l análisis consiste en ir d e las partes a l todo,
del efecto a la causa. L a síntesis consiste en el proceso inverso.
3. —E l procedimiento general d el tnétodo científico es la
demostración ( raciocinio cierto que da una conclusión cierta).
Clases d e demostración:
a ) Propter quid o a priori. Va d e la causa al efecto.
b ) Quia o a posteriori. Va d el efecto a la causa.
c) Directa: sin rodeos.
d ) Indirecta: se 'supone falsa la conclusión y se ven sus
consecuencias.
e) Absoluta: válida para todos.
f ) Ad hominem: aprovecha argumentos del contrario.
4. —Las cuatro reglas metódicas d e Descartes son:
a) Evidencia: sólo aceptar como verdadero lo evidente.
b) Análisis: dividir las dificultades.
c) Síntesis: ascender gradualmente a lo complejo.
d) Enumeración: numerar y repetir los procesos.
C a p ít u l o X U I

M ÉTO DO D E LAS MATEM ÁTICAS

l. L a d e m o s t r a c i ó n m a t e m á t i c a .— Merece un capítulo
especial el método de las ciencias matemáticas. Su exactitud y
su rigor han pasado como ejemplo para otras ciencias; su mé­
todo se ha querido implantar en los demás tipos de saber; con­
tinuamente se habla de la ’'matematización” de la Física, de la
Psicología, de la Economía, etc. Tal parece, pues, que su mé­
todo es aplicable a otras ciencias, y que, si éstas han fracasado
o se han retrasado en su desarrollo, es debido a la falta de esta
aplicación.
La base del rigor en las ciencias matemáticas es la demos­
tración apodíctica, el encadenamiento de proposiciones de tal
manera que no se podría admitir lo contrario de lo que se
afirma porque equivaldría a contradecir lo que previamente
ya se había admitido.
En Geometría, por ejemplo, los teoremas son proposiciones
verdaderas, y necesariamente verdaderas. La demostración de
ellos es un claro ejemplo del funcionamiento del raciocinio
con todo rigor. Siempre se ha tenido que partir de proposicio­
nes evidentes (axiomas) que, combinadas con otras proposi­
ciones, conducen a la mente a la captación de la evidencia del
teorema. Claro está que esas demostraciones no se hacen utili­
zando explícitamente el silogismo. Sin embargo, el mecanismo
de él está en la base del rigor en esas demostraciones.

Si se pretendiera expresar silogísticamente las demostraciones geo­


métricas, surgirían constantemente casos como éste:
Dos figuras con Jas condiciones X son iguales
A y B son dos figuras con las condiciones X
Luego, A y B son iguales.

275
276 INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA

Sería el caso de la demostración del teorema siguiente: Los tres


ángulos de un triángulo suman dos rectos.— Los axiomas generalmente
usados como premisa mayor en estos raciocinios son: Dos cantidades
iguales a una tercera, son iguales entre sí. Si a cantidades iguales se
efectúan operaciones iguales, los resultados son iguales. Una cantidad
siempre se puede sustituir por su igual.

D e la misma manera, la utilización de una fórmula mate­


mática es un caso de silogismo. La fórmula hace las veces de
premisa mayor; los datos que sustituyen a las letras son parale­
los a la premisa menor, y la respuesta es la conclusión.

Y es que la fórmula es una ley general que se podría leer así:


En todo fenómeno X se encuentra la relación Y. Estos datos concretos
pertenecen al fenómeno X . Luego debe darse la relación Y . Por ejem­
plo, la aplicación de la fórmula (a + b ) J - a: - f 2ab -1- b2
sería así: Todo (a 4- b ) 2 da por resultado: a-‘ - f 2ab -r b2
(5 + 2 y- es un caso de (a + b ) 2
Luego: (5 — 2 ) 2 da por resultado: 5: -f 2 x 5 X 2 r 2:

2. Los p r i n c i p i o s d e l a s M a t e m á t i c a s .— D e todos es sa­


bido cómo las Matemáticas apoyan sus razonamientos en ciertos
principios universalmente admitidos por su evidencia. Esos prin­
cipios de evidencia inmediata son los axiomas. Por ejemplo:
el todo es mayor que las partes; dos cantidades iguales a una
tercera son iguales entre sí, etc.
Pero también hay otros principios matemáticos, como las
definiciones y los postulados. Las definiciones limitan con exac­
titud el uso de un concepto. Lo importante en Matemáticas
es la definición genética. Con ella se nos dice la ley de cons­
trucción de una figura. Por ejemplo: la esfera es el volumen
producido por la rotación de un semicírculo alrededor de su
diámetro. Estas definiciones son básicas en Geometría.
Los postulados son semejantes a los axiomas. Sin embargo,
su evidencia no es tan clara, y su aplicación es más bien de tipo
geométrico. E l científico "pide” que se acepten tales proposi­
ciones sin previa demostración; por eso reciben el nombre de
"postulados”. Es famoso el postulado V de Eudides: Por un
punto exterior a una recta se puede trazar una paralela a dicha
recta y sólo una.
A partir de las definiciones, los axiomas y los postulados,
que se captan intuitivamente (por simple aprehensión), el
MÉTODO DE LAS MATEMÁTICAS 277

raciocinio obtiene nuevas verdades hasta llegar a los teoremas


(y corolarios) que forman el cuerpo central de las ciencias ma­
temáticas.
El método de las Matemáticas es, pues, básicamente de­
ductivo.
3 . L a s M a t e m á t i c a s c o m o d i s c i p l i n a .— E l estudio de las
Matemáticas presenta grandes ventajas para la mente humana:
enseña un rigor lógico en el raciocinio, enseña la claridad y la
precisión en el lenguaje, desarrolla el hábito de la atención
esmerada en el proceso de las soluciones a ecuaciones y teo­
remas por demostrar. Pero su exageración también podría aca­
rrear ciertos peligros, como el de pretender reducir todo a
fórmulas matemáticas, inclusive el tema de las ciencias psico­
lógicas y morales; puede crear el hábito de verlo todo en for­
ma abstracta; el sujeto pierde la noción de la realidad tan
compleja en matices que no son cuantificablcs. Por último,
podría atrofiar el sentimiento.
En conclusión, el método matemático es deseable para otras
ciencias; pero solamente en cuanto al rigor de sus deducciones,
no en cuanto a la cuantificación de los datos. Y , por otra parte,
siempre sería necesaria la observación de la realidad; no todo
se puede demostrar a partir de unos cuantos axiomas. T al fue
el error de Descartes (y de Spinoza): querer apoyar y deducir
toda la ciencia en un primer principio como el Cogito, ergo sum.

RESUMEN

1. — El m étodo matemático es, fundamentalmente, deductivo.


Sus demostraciones son casos rigurosos de la aplicación implí­
cita d el silogismo.
2. — Las demostraciones matemáticas parten d e ciertos prin­
cipios:
Axiomas: verdades inmediatamente evidentes.
Definiciones: delimitaciones d e conceptos. Especialmente se
usa la definición genética: nos da la ley d e construcción de
una figura.
278 INTRODUCCIÓN A I.A LÓGICA

Postulados: verdades que se aceptan sin demostración.


3.—Las Matemáticas tienen un m étodo riguroso. Es desea­
ble que esta precisión pase a las demás ciencias. Pero, en cam­
bio, no es posible deaucir las leyes d e las ciencias d e la natu­
raleza a partir d e unos cuantos axiomas. T al fu e el error de
Descartes y de Spinoza.
280 INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA

La principal cualidad de la hipótesis es que debe ser a pos­


terior/, es decir, después de la observación de los hechos. D ifí­
cilmente se podría garantizar la veracidad de una hipótesis
a priori. La hipótesis es sugerida por la misma realidad; pero
solamente el genio del científico es capaz de ver en la maraña
de fenómenos la explicación plausible del caso estudiado. Saber
discernir cuál es la verdadera causa de un fenómeno entre todos
los hechos antecedentes es labor del genio personal, aun cuando
no habría que despreciar el papel que tiene el azar como factor
de invención y descubrimiento. (Recuérdese el caso del descu­
brimiento de la penicilina.) 1
El papel de la hipótesis (tal como ha quedado definida) es
el de una simple explicación provisional. Conviene insistir en
esto ya que, en más de algún caso, la hipótesis ha pasado
subrepticiamente a la categoría de explicación definitiva y 'cien ­
tífica”, sin la previa verificación que a continuación se explica.

3. L a e x p e r i m e n t a c i ó n .— Con el fin de comprobar una


hipótesis, se repiten voluntariamente los fenómenos observados
hasta que se llega a la certeza de que la relación encontrada
se realiza (o no se realiza) de una manera constante. En esto
consiste la experimentación o tercera etapa del método de las
ciencias naturales. La hipótesis juega aquí un papel capital: es
la guía o plan de trabajo en la experimentación. Si, por ejem­
plo, surge la hipótesis de que el microbio X produce la enfer­
medad Y, entonces la experimentación se realiza en conejillos
de Indias hasta que se ve el resultado (positivo o negativo) de
la inoculación de esos microbios en los animales. Los experi­
mentos en la torre de Pisa con cuerpos de diferentes volúmenes
y pesos fueron decisivos para comprobar la "teoría” de Galileo
sobre la caída de los cuerpos.
El resultado positivo de la experimentación sugiere inme­
diatamente la cuarta etapa que es la inducción de una ley ge­
neral. En cambio, el resultado negativo obliga a una regresión
del proceso hasta la primera etapa, para que con nuevas ob­
servaciones se pueda originar una mejor hipótesis, vcrificable
con nuevos experimentos.

1 Cfr. T aton , Rene: Causalidad y accidentalidad de los descubrimientos


cien tíficor. Labor, Barcelona, 1967.
282 INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA

bilidad; su constancia no queda plenamente garantizada pues


no ha sido posible una intuición de la esencia del fenómeno.
Solamente esta captación (ya explicada al hablar del funda­
mento de la inducción) puede aportar una certeza absoluta sobre
el valor de las leyes.
En conclusión, las ciencias de la naturaleza proceden básica­
mente con el método inductivo-experimental. Pero esto no obsta
para que también la deducción pueda aplicarse en estas cien­
cias. Toda ley universal es aplicable a los casos particulares, y
éste es precisamente el papel de la deducción. Igualmente,
la aplicación de las Matemáticas a la Física, por ejemplo, nos
muestra un caso más de deducción dentro de las ciencias na­
turales.

Las cuatro etapas descritas se realizan tanto en Física, como en


Química y Biología. Pero, además, ésta última posee características
especiales en su método desde el momento en que trata con seres vi­
vos. En Biología es importante el procedimiento de la clasificación.
Gracias a ella es posible conocer las características de los seres vivos
con mayor facilidad. También se utiliza con preferencia el principio
de finalidad. En efecto, los seres vivos actúan en vista de un objetivo
a realizar (aunque este sea inconsciente, o instintivo). Conocer esa
idea o plan que se va realizando en la conducta del ser vivo es, en
gran parte, la tarea de la Biología.

RESUMEN
El m étodo de las ciencias d e la naturaleza es experimental-
inductivo, y se realiza en las siguientes cuatro etapas:
1. — L a observación: consiste en la atención cuidadosa de u
objeto con el fin d e conocerlo.
2. —L a hipótesis: es la explicación provisional d e los hecho
observados. D ebe ser a posteriori.
3. —L a experimentación: es la repetición voluntaria d e lo
fenóm enos para verificar la hipótesis.
4. —L a inducción: es la obtención de la ley universal cuand
la experimentación d é un resultado positivo.
El fruto de la inducción es la ley: expresión de una relación
constante d e finalidad o d e causalidad. L a teoría es la explica­
ción armoniosa de un conjunto d e leyes.
C a p ít u l o X L I V

M ETO D O DE LAS CIENCIAS HUMANAS

Existen ciencias que tratan exclusivamente del hombre como


objeto de estudio. Tales son, por ejemplo, la Historia, la So­
ciología, la Economía, la Política, la Psicología, etc. Su método
es diferente al de las ciencias llamadas naturales, y sus pro­
cedimientos especiales son explicados a continuación.

1 . L a H i s t o r i a , e n c u a n t o c i e n c i a .— El primer pro­
blema que aparece, al considerar la Historia, es elucidar si
efectivamente se trata de una ciencia o no. Surge el problema
cuando se comparan las características de la ciencia tradicional
(conocimiento de lo universal y lo necesario, conocimiento por
causas) con el objeto de esta disciplina, a saber, los hedios
singulares y contingentes del hombre a través del tiempo. Hay,
pues, una clara discrepancia. Pero de todos modos, la Historia
es ciencia, aunque de un modo distinto al de las otras ciencias
ya tratadas. Efectivamente, la Historia es ciencia por tres moti­
vos principales: por su método (riguroso control de datos),
por la reconstrucción de los hechos con referencia a sus causas
y por la certeza (m oral) a que conducen sus investigaciones.

Siguiendo esta misma línea, nótese que también se puede hablar de


una Filosofía de la Historia, y hasta de una Teología de la Historia.
Y es que, dados los hechos ciertos del acontecer humano, la inteli­
gencia no se contenta con su selección, ordenación y reconstrucción;
busca también el sentido de esos acontecimientos, las causas y leyes
generales de la evolución humana, y su nexo con la Causa primera
que es Dios.

2. E l m é t o d o d e l a H is t o r ia — E l método de la Historia
es analítico-sintético. Analítico, porque se trata de escudriñar
283
284 INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA

(analizar) los hechos del pasado a base de documentos. Sinté­


tico, porque se trata de reconstruir esos hechos de un modo
ordenado, subrayando los más importantes y explicándolos por
sus causas.
El análisis de los hechos utiliza documentos, monumentos,
tumbas, utensilios, monedas, ruinas, pinturas, inscripciones, tra­
diciones, fósiles, etc. Se llama heurística el arte de descubrir los
documentos del pasado. Naturalmente el investigador se ser­
virá de ciencias auxiliares, como la Arqueología, la Paleografía,
la Papirología, la Numismática, etc.
Un documento histórico debe presentar tres cualidades prin­
cipales: autenticidad, integridad y veracidad. Un documento es
auténtico cuando efectivamente ha sido escrito en la época y por
el autor que se le atribuye. Lo contrario es un documento apó­
crifo. Es íntegro cuando no le falta ni le sobra nada. Se llama
interpolación a la añadidura intercalada en un texto original
y que no pertenece al mismo autor. Y , por fin, el documento
es veraz cuando el autor ni pretende engañar ni ha sido enga­
ñado en lo que relata.
Para saber si un documento presenta las cualidades reque­
ridas, hay que realizar una crítica interna y una crítica externa
sobre él. T.a crítica interna consiste en constatar la coherencia
del documento, pues si acaso hay contradicciones dentro de él
mismo, significa que la veracidad también está fallando. Igual­
mente se requiere la constatación de la uniformidad en su estilo
literario. La crítica externa consiste en comparar lo que dice
el documento con lo que dicen otros sobre el mismo asunto.
Después de realizado c-sto, el conocimiento histórico obte­
nido puede llegar a tener un carácter científico por el rigor
del método aplicado. D e todas maneras, la certeza que se ob­
tiene no es metafísica ni física, sino moral.
La segunda etapa es la síntesis y consiste en la ordenación
y reconstrucción del pasado. Se llama hermenéutica el arte de
interpretar correctamente un documento, es decir, saber apro­
vecharlo para reproducir el pasado en su realidad.
El investigador requiere absoluta seriedad para no falsear
el hecho histórico a pesar de sus inclinaciones personales. El
historiador podrá tener sus propias creencias, preferencias y
sentimientos; pero, con todo, conserva la obligación de respetar
MÉTODO DE LAS CIENCIAS H UM ANAS 285

la verdad y no deformarla de acuerdo con sus propias con­


veniencias.
Las leyes históricas se obtienen por el método llamado ana­
logía. Consiste en inferir una relación similar a la cjue se ha
producido en circunstancias parecidas. Nótese, que mientras la
deducción va de lo universal a lo particular, y la inducción
va de lo particular a lo universal, el método por analogía va
de lo particular a lo particular. Naturalmente, si no se tienen en
cuenta las características estrictamente peculiares y propias de
una época o sociedad, se corre el peligro de incurrir en el sofis­
ma de falsa analogía (cfr. capítulo X X X I V ) .

3. E l m é t o d o d e l a S o c i o l o g í a .— La Sociología es la
ciencia que estudia los hechos sociales, es decir, los fenómenos
que se producen por las mutuas relaciones entre los hombres.
El estudio de las sociedades humanas puede proyectarse desde
un doble punto de vista: desde el punto de vista normativo (o
sea, el estudio de la sociedad tal como debe ser de acuerdo
con ciertos valores) y entonces surge la Ética y la Política; o
desde el punto de vista positivo (es decir, el estudio de la so­
ciedad tal como es de hecho) y entonces surge la Sociología y
la Economía.
La Sociología es, pues, una ciencia positiva y no normativa.
Esta determinación es importante si se quieren interpretar co­
rrectamente las llamadas leyes sociológicas.
En la antigüedad, el estudio de la sociedad se realizaba
más bien en el terreno de la Filosofía Política (polis, ciudad).
La Sociología es de origen moderno. Augusto Comte se dice,
él mismo, fundador de esta ciencia positiva. La Sociología es
superior a ia Biología y a la Psicología, pues el hombre no
debe estudiarse solamente en su aspecto animal o individual,
sino en aquellos fenómenos propios de las relaciones inter­
humanas.
El método deductivo no es el más apropiado para la So­
ciología, sino, en todo caso, el m étodo inductivo, con sus eta­
pas de observación, hipótesis, experimentación e inducción.
a) La observación propia de la Sociología tiene tres fuen­
tes principales: la Historia, la Etnografía y la Estadística. La
Historia nos enseña los acontecimientos pasados, con muchas
286 INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA

de sus causas y circunstancias. La Etnografía estudia las cos­


tumbres de los diversos grupos humanos. La Estadística consis­
te en la enumeración de determinados hechos sociales en un
periodo dado de tiempo.
b ) La hipótesis en Sociología presenta más dificultad que
en las demás ciencias, pues la interpretación adecuada de la
Historia y de la Estadística tiene que tomar en cuenta datos
sumamente complejos.
c) La experimentación en Sociología está bastante limi­
tada, y casi siempre se reduce a una observación más atenta
con el fin de verificar una hipótesis.
d ) La inducción en Sociología produce leyes probables,
que se realizan con mayor facilidad cuando se trata de grandes
números. Generalmente se llaman leyes estadísticas.

4. L a s l e y e s e s t a d í s t i c a s .— Son muy útiles para los go­


bernantes y los economistas, pues por medio de ellas es posible
prever, por ejemplo, el número de aulas necesarias para el si­
guiente año, el número de defunciones y de nacimientos, el
número de crímenes o accidentes en determinadas fechas, etc.
Las leyes estadísticas son muy diferentes a las leyes de las
ciencias físicas. Sólo gozan de certeza moral. Nos dicen lo que
suele suceder; pero no de una manera forzosa. Además, sólo
se cumplen cuando se aplican a un número muy grande de per­
sonas; pero no en casos individuales.
Las leyes estadísticas también son diferentes con respecto
a las leyes morales, porque indican lo que suele suceder, pero
no lo que es obligatorio que suceda. En cambio, las leyes mo­
rales nos dicen lo que debe suceder aunque de hecho no suceda.
I. Un ejemplo clásico es la famosa ley de la oferta y la demanda
(de la Economía). Se trata de una ley estadística; no es física ni mo­
ral. N o dice lo que sucede siempre; tampoco dice lo que el hombre
tiene obligación de realizar. Solamente expresa lo que suele suceder
en la relación de los precios con el deseo de ganancias que siempre
tiene el hombre. Su enunciado es el siguiente: El precio ae una mer­
cancía aumenta cuando es mayor la demanda que la oferta, y dismi­
nuye cuando es mayor la oferta que la demanda. Es obvio y explica­
ble que un comerciante aumenta sus precios cuando hay escasez de sus
artículos, y viceversa. Pero esto no siempre es justificable. El problema
de la Etica consiste en determinar los casos en que la avidez de ga­
nancias ya está por encima de lo justo.
MÉTODO DE LAS CIENCIAS HUMANAS 287

2.— Existen otras ciencias humanas. Cada una presenta peculiari­


dades de acuerdo con su objeto formal. La Psicología, por ejemplo,
tiene que recurrir también a la Estadística, pero utiliza especialmente
la introspección o reflexión sobre el propio yo. El psicoanálisis es el
método apropiado para el conocimiento del inconsciente. Nótese, por
último, la diferencia entre la Psicología experimental (observación y
medida del estímulo y la reacción humana correspondiente) y la
Psicología Racional o filosófica, cuyo método es fundamentalmente de­
ductivo. Sólo a base del raciocinio es como la mente llega al conoci­
miento cierto del alma, de sus cualidades (espiritualidad, inmortalidad)
y de sus facultades (inteligencia, voluntad).

RESUMEN

1. — Si la ciencia trata d e lo universal y lo necesario, la His­


toria no es ciencia. Sin embargo, la Historia conserva su carác­
ter científico en atención a su m étodo d e control estricto de
datos, su referencia a las causas de los hechos y la certeza m o­
ral que logra.
2. —E l m étodo d e la Historia es analítico-sintético. Analí­
tico, porque escudriña (analiza) hechos. Heurística es el arte
d e encontrar los documentos d e la antigüedad. Estos requieren
tres cualidades: autenticidad, integridad y veracidad. H erm e­
néutica es el arte d e interpretar los documentos. L a crítica de
ellos d ebe ser bíter na y externa. La síntesis consiste en la recons­
trucción del pasado. Las leyes históricas se obtienen por el mé­
todo llam ado d e analogía.
3. — El m étodo d e la Sociología es una aplicación especial del
m étodo experimental. Se auxilia en la Historia, la Etnografía
y la Estadística.
4. — Las estadísticas consisten en el recuento de un hecho en
un plazo determinado. Las leyes estadísticas relacionan estos
hechos entre sí. Sólo son probables. Su aplicación es eficaz ira-
tádose d e grandes números. Las leyes físicas gozan d e una ne­
cesidad y constancia mayor. Las leyes morales dicen lo que es
obligatorio que se realice, aunque de hecho no se realice.
C a p ít u l o X L V

M ÉTO D O D E LA FILO SO FIA

1 . L a e x p e r i e n c i a s e n s i b l e .— D e acuerdo con lo expli­


cado en los capítulos IV , V y V I, la Filosofía ocupa un puesto
especial entre todas las ciencias. Su objeto material (todas las
cosas) y su objeto formal (las causas supremas) es el motivo
de este rango particular. A partir de ese objeto es como se puede
ver con claridad que el método filosófico tiene que ser expe-
rimental-racional.
En efecto, es imposible conocer las cosas si no es por me­
dio de la experiencia sensible, o sea, por el uso de los sentidos.
(Aquí experimental no se refiere a experimentos como en Fí­
sica o en Química, sino a la experiencia sensible.) ¿Cómo se
podría filosofar sobre el cosmos si no se tienen previamente,
a partir de los sentidos, los datos que el mismo mundo pro­
porciona por ese conducto? ¿D e qué manera se pretendería
conocer las causas supremas del hombre, de la belleza, de la
sociedad, si previamente no se han captado los datos sensibles
de tales objetos? La experiencia sensible es pues el primer
paso en el método filosófico. Esto va en contra del idealismo,
del racionalismo y de toda filosofía de gabinete. Para filosofar
sobre un objeto es requisito previo haber recibido los datos sen­
sibles de ese objeto. N o hay ideas innatas.
Inclusive la Filosofía sobre Dios ha requerido toda una se­
rie de datos sensibles acerca del mundo contingente, móvil y
ordenado, a partir del cual la mente se eleva por raciocinio
hasta la consideración de la existencia necesaria de un Absoluto.
La Metafísica, cuando trata del ser, es porque antes ha consi­
derado al ente. En centra de una opinión muy generalizada, la
Metafísica trata de los entes mundanos, los entes que percibi­
mos sensiblemente; ése es su objeto material. Pero, natural-
28S
MÉTODO DE LA FILOSOFÍA 289

mente, partiendo de ellos, no se queda en ellos, sino que llega


al ser; pero de todas maneras, ser de los entes, ser que fun­
damenta a los entes.
En resumen, la Filosofía, igual que todo conocimiento, par­
te del dato sensible. N o hay ideas innatas, ni en Etica, ni en
Lógica, ni tampoco en Teodicea o en Ontología. Todo lo que
tenemos c-n la mente tiene su base en los datos sensibles.

2 . E l m é t o d o r a c i o n a l . — Una vez establecida la necesi­


dad de la experiencia sensible, es indispensable complementar
haciendo ver la exigencia del método racional. Si los sentidos
van en busca del objeto material de la Filosofía, la inteligencia
(intuyendo y razonando) va en busca de su objeto formal, que
está en las causas supremas.
En efecto (ahora en contra del empirismo, cfr. capítulo
X X X V I I I ) , solamente el buceo de la inteligencia en la interio­
ridad de lo real es capaz de encontrar los nexos necesarios, las
esencias, las relaciones de efecto a causa, las implicaciones
lógicas, la ordenación a un fin. Ese es precisamente el papel
de la primera operación mental (cfr. cap. X ) : buscar el dato
{eligible que había quedado oscuro e imperceptible en la
*ción cognoscitiva de los sentidos. A partir de esos nexos
esarios, la inteligencia ya puede establecer proposiciones uni­
versales (juicios) y también puede inferir consecuencias igual­
mente necesarias (raciocinios), aunque, tal vez, ya no verifi-
cables de un modo sensible (caso del alma, de Dios, de lo
>iritu al).
Cuando se inquiere por las causas de las cosas, y, sobre todo,
por las causas supremas de todas las cosas, es la razón la que
tiene la palabra definitiva. Sus tres operaciones están hechas
justamente para posibilitar el descubrimiento de lo que necesa­
riamente se encuentra como fundamento o causa de lo real.
El método de la Filosofía es, pues, experimental-racional.

E l primer gran filósofo fue Sócrates. Y , en parte, debe su gran­


deza a su insistencia en el concepto universal que nos da la esencia
las cosas (causas intrínsecas). Cuando preguntaba: ¿qué es la
rd?, ¿qué es la santidad?, ¿qué es la justicia?, no se contentaba con
'“testas que aludían a casos concretos, sensibles y particulares. In­
en la esencia de la virtud, de la santidad o de la justicia, algo
cierto modo independiente de los casos concretos, algo captable

-19
290 INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA

con la inteligencia; pero que fundamenta los casos particulares. En una


palabra, su método filosófico consistía en partir de lo particular y
llegar a la esencia, fundamentante y universal. Lo mismo se diga, en
otro terreno, acerca de los primeros cosmólogos jónicos; preguntaban
por el arjé de la fisis, por el principio a partir del cual se explican
todas las cosas sensibles (físicas). De lo físico se pregunta lo que está
oculto en ellas, pero que lo posibilita y fundamenta, es decir, lo rae-
tafísico. La respuesta requiere la función de los sentidos y de la razón.

3. E l p a p e l d e l a F e n o m e n o l o g í a .— En el capítulo
X X X V III quedó brevemente explicada la Fenomenología de
Husserl. A llí está indicada también la utilidad que puede pro­
porcionar en el método filosófico, que no es poca.
Una descripción neutra de las esencias es una etapa indis­
pensable en el conocimiento filosófico. Tener a disposición de
la mente el horizonte de las esencias, tal como se manifiestan,
es justamente una de las metas de la Filosofía. Pero la Filoso­
fía quiere avanzar y dar un paso más. N o se contenta con la
simple descripción de las esencias; quiere también su explica­
ción causal, quiere fundamentar, o mejor dicho, encontrar en
el plano de lo real, el fundamento último de tales esencias.
Para ello es indispensable el raciocinio y la aplicación de los
primeros principios (como el principio de causalidad). Pero a
esto se resiste Husserl desde que expone su llamada reducción
filosófica (abstención de todo presupuesto).
La Fenomenología proporciona descripciones neutras apro­
vechables en Filosofía (acerca del conocimiento, de la inten­
cionalidad, del Y o puro) y, sin embargo, no termina allí el
intento de ella. De las esencias infiere la causa de tales esencias.
Este salto, prohibido en Fenomenología, es el propio de la Fi­
losofía tradicional ( aristotélico-tomista) . Y es que la Filosofía
no quiere instalarse en el plano de las esencias, sino en el plano
del ser, fundamento de aquéllas.

La epojé fenomenológica, al poner entre paréntesis el ser real de


los fenómenos, mutila el objeto propio de la Filosofía. A ésta no le
interesa tanto las esencias, como el ser del cual participan dichas esen­
cias. La Fenomenología, con sus reducciones, se corta las alas para
llegar hasta el meollo del asunto, como es el ser de los entes. Sin em­
bargo, prescindiendo de esa epojé, las esencias descritas son (repito),
un instrumental valioso en la investigación filosófica.
MÉTODO DE LA FILOSOFÍA 291

4. E l p a p e l d e l a i n t u i c i ó n i n t e l e c t u a l .— Bergson ha
insistido en la intuición como método propio de la Filosofía.
Por un lado, el análisis (o abstracción) es el procedimiento
ordinario de las ciencias particulares. Así se obtienen los con­
ceptos, que son como reflejos fragmentados de las cosas reales.
Su utilidad en la práctica es innegable, pero allí termina el papel
de esta función.
Más allá del análisis (continúa Bergson) está el papel de
la intuición, la cual nos da lo propio de cada objeto, algo único
e inexpresable. Sólo la intuición nos da la realidad en su esen­
cia, tal como es, sin fragmentaciones, sin congelamientos, sino
en su dinamismo propio. La Filosofía, si quiere penetrar hasta
la esencia de la realidad, debe proceder por medio de la intui­
ción, no por medio del análisis y del concepto. La razón de
tantas teorías filosóficas (según Bergson), es el uso del con­
cepto, el cual nos da la realidad en aspectos fragmentados,
inmovilizados, y, por lo tanto, desprovistos ya del dinamismo
de lo real, como una red que deja escurrir el pez que se pre­
tendía capturar.
Fn resumen (según Bergson), el análisis y el concepto nos
dan la ciencia pragmática. Pero la esencia dinámica de la rea­
lidad sólo se capta por la intuición. Éste es el método y la tarea
de la Filosofía.
Comentemos ahora la postura de Bergson. Prescindiendo por
ahora de su teoría sobre la esencia dinámica de lo real, que es
tema de la Metafísica,1 en relación con la cuestión planteada
acerca del método filosófico, podemos asentar lo siguiente:
De nuevo debemos prolongar el papel de la Filosofía. El
filósofo debe poseer una intuición profunda, es cierto. En esto
se parece al poeta y al artista. El filósofo ve (intuye) lo que
otros no ven. Sin embargo, esto no basta. Es necesario el cono­
cimiento discursivo que avanza lentamente y va infiriendo las
conexiones necesarias a partir del dato sensible e intelectual
previamente intuido La inteligencia humana, en su imperfec­
ción, requiere del raciocinio. Sólo la inteligencia divina es ca­
paz de captar, en un solo golpe de luz, la realidad en su estruc­
tura completa y en sus implicaciones necesarias. El hombre

1 Aceren de este tema consúltese: M aritain : D e Bergson a Sto. Tom ás


de Aquhto. Club de Lectores, capítulo primero.
292 INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA

dispone de la intuición como un primer paso que trasciende el


nivel sensible; pero no con ella ha avanzado todo lo que puede
avanzar. Su intuición es débil y requiere c-1 refuerzo del racio­
cinio, y por consiguiente, también del concepto.
La Metafísica consiste justamente en captar lo implícito que
está latiendo en lo explícito. Pero la intuición humana no es
capaz de penetrar en ese nivel metafíisico con una sola intui­
ción. A Dios no se le intuye; tampoco tenemos intuición del
alma o de la inteligencia. Pero disponemos de raciocinios que
nos llevan a la evidencia de la existencia de Dios y del alma
espiritual. D e esta manera vamos penetrando en lo implícito
subyacente en lo explícito.
En resumen: la intuición es, pues, el punto d e partida; pero
d ebe prolongarse con el raciocinio, dada la debilidad d e aquélla.

A partir de Kant, se ha impuesto en Filosofía el llamado método


trascendental. La expresión no significa importante, aunque sí lo es;
tampoco se refiere a una propiedad universal de las cosas (cfr. los
trascendentales — unidad, verdad y bondad— según la filosofía esco­
lástica), aunque en cierto modo pretende la universalidad y necesidad,
pero en el conocimiento.
F.I método trascendental es el proceso que nos lleva hasta las con­
diciones a priori de nuestro conocimiento objetivo. Es descubrir (nue­
vamente) lo implícito en lo explícito, lo atemático en lo temático.
(C fr. C o r e t h : Metafísica, pág. 53.) Para Kant estas condiciones a
priori del conocimiento eran las únicas garantías de la universalidad
y la necesidad de la ciencia.
En síntesis, la Filosofía (dicho de un modo o de otro) pretende
encontrar, a partir de la realidad extramental, las condiciones de ella,
y de nuestro conocimiento de ella. Esta elevación a los fundamentos o
condiciones de posibilidad o causas supremas, es la esencia de la Filo­
sofía y de su método peculiar.

RESUMEN

1. — La primera parte del m étodo filosófico es la experiencia


sensible. Gracias a ella, nos ponemos en contacto con el objeto
material de la Filosofía.
2. — L a segunda parte es el uso d e la inteligencia, que cul­
mina en su función razonadora. Por medio d e ella descubrimos
las causas supremas d e las cosas, que es el objeto form al de la
Filosofía.
MÉTODO DE LA FILOSOFÍA 293

3. — Vistas así las cosas, la Fenom enología representa, con


su intuición d e esencias, una etapa previa en e l conocimiento
filosófico. N o basta la sim ple descripción d e ellas; es necesaria
la explicación causal de las mismas, a base d el raciocinio.
4. — L a intuición d e Bergson tam poco es la culminación del
m étodo filosó fico . El hom bre no intuye a Dios, el alma, lo espi­
ritual. De estos entes sólo se tiene conocimiento a base d e racio­
cinios que nos poner, en presencia d e la necesidad d e admitir
tales seres. E l m étodo filosófico es, pues, experimental-racio-
nal. Se requiere la experiencia sensible y las funciones d e la
inteligencia, tanto intuitivas como discursivas.
CUARTA PARTE

N o c io n e s d e L o g ís t ic a

X L V I. Evolución de la Lógica
X L V II. Características de la Logística
X L V III. Los problemas de la Logística
C a p ít u l o X L V 1

EVOLUCIÓN DE LA LÓGICA

1 . L a L ó g i c a t r a d i c i o n a l . - El fundador indiscutible de la
Lógica c-s Aristóteles (siglo rv a.J.C .). Organon (instrumento)
es el nombre con el que se designan sus seis libros de Lógica.
Éstos son: Categorías (sobre los géneros supremos), la Inter­
pretación (sobre las proposiciones), Analíticos primeros (sobre
el silogismo), Analíticos segundos o posteriores (sobre la de­
mostración), Tópicos (sobre la argumentación probable) y Ar­
gumentaciones sofísticas (sobre los sofismas).
De hecho, la mayor parte de las tesis expuestas en este libro
pertenecen a la Lógica aristotélica. Su genio queda suficiente­
mente probado, aun cuando sólo hubiera escrito sus tratados
lógicos; ni el tiempo ni el descrédito de algunas doctrinas suyas
han sido capaces de destruir el valor de su Lógica.
Es famosa la frase de Kant, según la cual no ha habido pro­
greso considerable en la Lógica, una vez que se estableció y
sistematizó en las obras de Aristóteles. Tal parecería que con
este filósofo griego la Lógica quedó definitivamente hecha y
concluida. Pero, en realidad, las cosas son muy distintas.
Y a desde antes de Kant, la Lógica recibió algunos influjos.
Los estoicos (Crisipo, 280-207 a.J.C .) cultivaron la lógica pre­
posicional (reglas para deducciones entre proposiciones). La
Edad Media cuenta con infinidad de cultivadores de la Lógica.
Sobresalen, por sus aportaciones e innovaciones, Pedro Hispano
y Raimundo Lulio.
Pedro Hispano escribió en el siglo xm las Súmulas lógicas,
donde dejó establecido el uso de las cuatro primeras vocales
para designar las proposiciones según su cantidad y cualidad,
y también los nombres de los modos de los silogismos en cada
figura (Barbara, Celar en t, Darii. . . ) .
295
296 INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA

Raimundo Lulio escribió Ars Magna en el siglo xrv; pre­


tendió colocar la Lógica como la ciencia universal y base de
toda la Filosofía, pues a base de combinaciones (lógicas) de
ciertas nociones quería deducir todo el contenido filosófico.
Esta pretensión, por supuesto, quedó fallida; pero no obstante,
ha sido mirada por no pocos filósofos como una meta a rea­
lizar.

2. L a L ó g i c a e n l a F i l o s o f í a m o d e r n a .— La Filosofía
moderna empieza después del Renacimiento, en el siglo xvn.
Recuérdense los nombres de Bacon y Descartes en la primera
mitad de esc siglo.
Bacon, con su Novum Organum, se opone al método silo­
gístico y pretende colocar el método inductivo como la clave del
adelanto en el conocimiento científico. Su postura ha sido co­
mentada en el capítulo X X X I.
Descartes también critica, de acuerdo con su época, la Ló­
gica y la Filosofía aristotélica. Objeta a la Lógica que no sirve
para lograr eficazmente nuevos descubrimientos, y por eso pro­
pone sus cuatro reglas metódicas, con las cuales ya sería posible
alcanzar esa meta. (C fr. capítulo X L I.)
Pero es, sobre todo, I.eibniz el autor que se menciona como
el precursor de la Lógica matemática. A fines del siglo x v i i ,
propone un cálculo logístico (mathesis universatis) en donde
se utilizan símbolos que representan a los pensamientos y sus
relaciones. Convencido de la posibilidad de su ideal, expresa la
esperanza de una certeza absoluta en las deducciones filosóficas
a base de tales combinaciones; con ellas cesarán las disputas y
las mentes podrán llegar a un total acuerdo; todo consistirá en
saber calcular (no cuantitativa sino cualitativamente). Pero
su idea sólo quedó como programa a realizar. Será a fines del
siglo x ix cuando surjan nuevos intentos en esta modalidad
lógica.
También Kant (siglo xvm ) pretende darle un nuevo matiz
y dirección a la Lógica desde el. momento en que la define como
un tratado de los principios a priori del entendimiento.
Hegel, en el siglo x ix , identifica Lógica y Metafísica, de
acuerdo con su tesis central según la cual "todo lo real es racio­
nal, y todo lo racional es real”.
EVOLUCIÓN DE LA LÓGICA 297
A partir de la doctrina hegeliana, los marxistas han desa­
rrollado lo que llaman Lógica dialéctica. Su idea central es com­
batir el estatismo de la filosofía tradicional y hacer ver que la
mente y la realidad trabajan de acuerdo con las leyes dialéc­
ticas del dinamismo, la lucha de contrarios, y el salto de lo
cuantitativo a lo cualitativo.1
Por otro lado, pero también durante el siglo pasado, John
Stuart M ili se inclina otra vez por el método inductivo, rechaza
la deducción silogística (cfr. capítulo X X X I ) y pretende fun­
damentar la Lógica en la Psicología (psicologism o). Afortu­
nadamente, el psicologismo ha quedado refutado para siempre
en las Investigaciones lógicas de Husscrl (siglo x x ) .

3 . E l o r i g e n d e l a L ó g i c a s i m b ó l i c a .— Se mencionan
cuatro nombres sobresalientes en los orígenes de la moderna
Lógica simbólica, también llamada Lógica matemática o Logís­
tica. Tales son Boole, Frege, Peano y Russell.
Desde mediados del siglo x l x las investigaciones matemá­
ticas hicieron ver la posibilidad de una aplicación de sus méto­
dos ai terreno de la Lógica. Poco a poco se fue ampliando esta
ciencia auxiliada por un lenguaje simbólico semejante al de las
Matemáticas (no del todo uniforme aún hoy d ía). De ahí su
nombre. Sin embargo, la Lógica matemática no trata de canti­
dades o de números, sino de procesos deductivos (cálculo)
aplicables tanto a las Matemáticas como a cualquier otro terreno
científico. Este prescindir del contenido de tales procesos para
insistir en la estructura del pensamiento y en sus reglas deduc­
tivas es io que se llama form alism o en la Lógica, y es justa­
mente el lazo de unión con la Lógica aristotélica.
En opinión de algunos, la moderna Lógica simbólica se re­
laciona con la Lógica tradicional de un modo paralelo al Al­
gebra con respecto a la Aritmética. N o es, pues, un rechazo de
las tesis aristotélicas, sino su ampliación y profundización gra­
cias a un lenguaje o simbolismo mucho más riguroso.
Tanto es así que las investigaciones del siglo x x han virado
con respecto a las del siglo x ix . Si antes los métodos matemá­

1 C fr. K onstantinov , F. V .: Fundamentos d e la filo so fía marxista, Ed.


G rija lb o , 2* cd., p á g . 294, o bien, Lefevre , H .: L ógica form al y lógica dialéc­
tica. U N A M , M é x ic o , 1 9 5 6 .
298 INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA

ticos se utilizaron en el terreno de la Lógica, ahora es al revés,


los métodos de la Lógica (Logística) se emplean para desa­
rrollar, fundamentar y criticar a las Matemáticas.

Brevemente se pueden resumir las principales aportaciones de lo?


autores de la Lógica simbólica:
1. — George Boole (1815-1864) publica en 1S47 su Análisis ma­
temático de la Lógica. Adopta en sus cálculos lógicos el punto de viso,
de la extensión en lugar del punto de vista de la comprchcnsión, e?
decir, trata las relaciones entre clases, en lugar de relaciones entre
esencias y sus propiedades. Sin embargo, sus procedimientos no estar,
ligados necesariamente a las cantidades, pues son formales e indepen­
dientes de la interpretación o contenido que se le dé a sus símbolos,
los cuales, eso sí, están tomados del Algebra y de la Aritmética. Er.
una palabra, extiende el proceso general del cálculo matemático ai
terreno de la Lógica, y realiza de esta manera lo (jue sólo había quedado
como proyecto en las obras de Lcibniz con mas de un siglo de an­
telación.
2. — Otro inglés, W . S. Jevons (1835-1882) escribe su Lógica pura
o lógica de la cualidad y no de Ja cantidad, donde estudia y critica
los trabajos de Boole. Pretende volver al punto de vista de la cualidad
(o comprchcnsión de las ideas), apartándose del punto de vista de la
extensión. Trabaja también en la construcción de una "máquina pen­
sante" (1 S 6 0 ), con lo cual queda clara su idea de la automatización
en los procedimientos deductivos.
3. — Charles S. Pcirce (1839-1914, norteamericano) contribuye al
desarrollo de la Lógica matemática en el terreno de las relaciones en­
tre clases. A el se debe el signo de inclusión C , de tal manera que
A C B quiere decir: "todos los individuos contenidos en la clase A
también están incluidos en la clase B ". Insiste en la axxomatización de
la Lógica y logra definir los conectores (signos aue indican las opera­
ciones o nexos entre pensamientos) en función de uno solo. También
aporta las llamadas "tablas de verdad” para el cálculo proposicional y,
por último, inicia el giro que en el siglo x x tendrán las nuevas inves­
tigaciones: en lugar de considerarse a la Lógica como una parte de las
Matemáticas, ahora serán éstas las que se investiguen e integren bajo
el punto de vista de la Lógica.
4. — Schroeder (1841-1902, alemán) recopiló sistemáticamente el
fruto de las investigaciones de su tiempo (finales del siglo x ix ) en
tres volúmenes titulados Lecciones sobre el álgebra de la lógica.
5-— Gottlieb Fregc (IS4S-1925, alemán) vuelve ai punto de vista
intcnsional (comprehensión o contenido de los conceptos) y funda así
la lógica de los predicados. Pero también prolonga las investigaciones
anteriores y propone conceptos nuevos, como el de función, variable,
valor verdad, cuantificador. Establece la distinción entre ley (o axioma)
y regla (procedimiento deductivo). De esta manera, el concepto de
EVOLUCIÓN DE LA LÓGICA 299

axiomatización queda más claro (distinción de verdades explícitamente


aceptadas sin demostración y como base de todas las demás). Pero la
aportación más interesante es su punto de vista opuesto al de Boole:
ya no es la Lógica una parte de las Matemáticas, sino que esta es la
que se somete al método y a la crítica de la Lógica. Desgraciadamente,
sus teorías no se difundieron hasta principios del siglo XX, pues parecía
demasiado matemático a los filósofos y demasiado filosofo (platónico)
a los matemáticos. De cualquier manera, estos avances iban colocando la
Lógica moderna, con respecto a la Lógica aristotélica, en una posición
análoga a la que ocupa el Álgebra respecto a la Aritmética.
6.— Giuseppc Peano (1858-1932) con su libro Principios de la
Aritmética (Aritbmetices principia) , publicado en 1889, establece un
simbolismo que luego será adoptado por Russcll en su Principia ma-
tbematica. Desarrolla y hace notar Ja importancia de la Lógica prepo­
sicional, pues anteriormente se cultivaba con preferencia la Lógica de
clases por su relación con el silogismo. Realiza la axiomatización de la
Aritmética a base de tres nociones fundamentales y cinco axiomas. En
fin, es un ejemplo de aplicación concreta de la Lógica a las Mate­
máticas; por algo fue el primero que utilizó definitivamente la expre­
sión Lógica matemática.
7. — Bertrand Russcll (1872-1970) con su Principia matkcmatica,
escrito con la colaboración de Whitehcad y publicado entre los años
1910 y 1913, sistematiza y perfecciona los avances de la Lógica ma­
temática realizados en el siglo x j x y se aplica al estudio de los fun­
damentos lógicos de la ciencia matemática. Su obra es considerada
como la culminación de toda una etapa en la línea de investigaciones
en torno a las relaciones entre la Lógica y las Matemáticas. Su libro
es la obra clásica en esta materia.
8. — En el siglo XX se cultiva el estudio de los fundamentos lógicos
de las Matemáticas, la axiomatización de las diversas ramas de esta
ciencia (Hilbert, 1S62-1943, sistematiza la Geometría), las investiga­
ciones mctaiógicas, la lógica plurivalente (Lukasiewirz) y la teoría de
los conjuntos (C antor). Esta última ha dado origen a las famosas para­
dojas lógicas (cfr. Agazzi: La lógica simbólica. Hcrder, pág. 120) que
no dejan de poner en situación crítica la fundamentación de las Mate­
máticas y aun de la misma Lógica.2

RESUMEN

1.—Aristóteles funda la Lógica en el siglo IV a.J.C. L a Edad


M edia aporta una nomenclatura técnica (Pedro H ispano). Rai-

- Para mayores datos históricos puede consultarse: A gazzi: L a Lógica sim ­


bólica. Herdcr, Barcelona, 1967, o bien, la H istoria de ¡a ló g ic a form al, de
B O C H E N S K I.
300 INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA

mundo Luí jo pretende un arte combinatoria que deduzca toda


la Filosofía.
2. — En la época m oderna d e la Filosofía, Bacon insiste en la
inducción. Leibniz form ula el proyecto y la esperanza de un
cálculo universal con la aplicación d e las Matemáticas a la L ó ­
gica. En el siglo x ix , Stuart M ili ataca d e nuevo el silogismo
con su postura psicologista, rechazada definitivamente por Hus-
serl. Surge la Trágica dialéctica ( dinámica) a partir d e H egel
y el marxismo.
3. —L a Lógica simbólica surge a mediados del siglo x ix con
Boole, Frege, Peano y Russell. N o pretende anular la Lógica
aristotélica, sino am pliarla y profundizarla, gracias al uso de
sím bolos semejantes a los d e las Matemáticas, y a una especial
atención a las estructuras de los pensamientos y a sus reglas
deductivas.
C a p ít u l o X L V I I

CARACTERISTICAS DE LA LOGISTICA

Con el propósito de describir esta nueva ciencia, más que


con la intención de definirla rigurosamente, podemos dar una
idea de ella a base de estas cuatro características: formalismo,
simbolización, cálculo y axiomatjzación.

1. Formalismo . —Consiste en atender exclusivamente


a la estructura del pensamiento y a sus conexiones y reglas de
inferencia. Desde el momento en que se prescinde del conte­
nido material de los pensamientos sometidos a esas reglas y
estructuras, la Logística es apta para aplicarse en cualquier tipo
de conocimiento científico, sea matemático, filosófico y aun
lógico.
Un ejemplo común a la Lógica tradicional y a la Logística
está en las reglas del silogismo condicional: Si A, entonces B.
Habíamos dicho (cfr. capítulo X X X I I ) que de la afirmación
del antecedente se puede concluir la afirmación del consecuente;
y de la negación de éste se puede inferir la negación del ante­
cedente. Estas reglas son válidas, cualesquiera que sean los con­
tenidos que, en un caso concreto, funcionen como antecedente
y como consecuente.

Si se reflexiona en lo explicado, se puede notar que allí está el


punto de conexión con la Lógica, y, en particular, con la Lógica for­
mal (primera parte de la Lógica tradicional). En lenguaje técnico,
habíamos dicho que, siendo los pensamientos el objeto material de la
Lógica, el enfoque propio de esta disciplina está en las formas o estruc­
turas mentales (objeto formal de la Lógica, cfr. capítulos II y I I I ) .
Quedaría todavía por discutir si la Logística estudia los entes de razón
de segunda intención como objeto formal.

301
302 INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA

2. S i m b o l i z a c i ó n — La Logística usa símbolos semejantes


a los de las Matemáticas. Gracias a ellos, es como se puede
uniformar, por ejemplo, el sentido exacto de las conexiones en­
tre proposiciones y, por tanto, lo que se puede inferir correcta­
mente a partir de ellas. Los símbolos lógicos tienen un papel
semejante a los símbolos aígebráicos. En esta ciencia se pueden
sustituir las literales por números concretos, y, en cualquier
caso, las relaciones expresadas simbólicamente tienen que reali­
zarse también en los contenidos sustituidos.

Ejemplos de símbolos son los seis conectores de la Lógica pro-


posicional:
1. Negación: •— Por c j.: •—p se lee: no p.
2. Conjunción. Por e j.: p.q se lee: p y q.
3- Disyunción inclusiva V Por e j.: p V q se lee: p ó q.
4. Disyunción exclusiva: s e Por e j.: p q se lee: ó p ó q.
5- Condicional: D Por e j.: p D q se lee: si p, enlojices q.
6. Bicondicional: — Por e j.: p — q se lee: p si y sólo si q.
7. Paréntesis, que unifica expresiones. Por ejemplo, es diferente:
p D (q D r) que (p D q ) D r.

Ahora se puede ver por qué se ha llamado Lógica matemá­


tica y también Lógica simbólica a esta disciplina. No es que se
trate de cantidades y números; solamente utiliza símbolos que
han sido sugeridos en el lenguaje matemático. Fueron, justa­
mente, los investigadores en Matemáticas los que tuvieron esta
feliz ocurrencia. Leibniz, precursor de la Logística, inventó el
Cálculo infinitesimal. Son famosos también en ese campo Rus-
sell, Cantor, Boole, Frege, Lukasiewics, etc.
Sólo falta que se uniformen los sistemas simbólicos. En la
actualidad, funcionan principalmente tres tipos diferentes: el
de Peano y Russell, el de Lukasiewics y el de Hilbert.1

1. No se trata, pues, de matematizar la Filosofía o la Lógica,


como se ha hecho con la Física y con la Química; no se trata de can­
tidades sino de cualidades. Pero, ligado con esto, se plantea el problema
de la posibilidad de variantes en esta ciencia cuando las fórmulas se
refieran al punto de vista de la extensión o al punto de vista de ia
CARACTERÍSTICAS DE I.A LOGÍSTICA 303

comprchcnsión de Ies conceptos. Recuérdese al respecto las discusiones


con Stuart M ili cuando objeta el valor del silogismo, y los diferentes
puntos de vista de Frege y de Boole. La tendencia nominalista de los
autores se inclina por el punto de vista de la extensión, y la tendencia
idealista y racionalista se inclina por el punto de vista de la com-
prchensión.
2. — La aplicación de símbolos pseudomatemáticos se puede consi­
derar como una de las grandes ventajas de la Logística. Por citar un
ejemplo analógico, nótese la diferencia entre una multiplicación hecha
con números arábigos y la misma hecha con números romanos. Con
razón se dice que la Logística es a la Lógica como el Álgebra es a la
Aritmética.
Sin embargo, esta característica ha dado motivos de desconfianza
en el estudio de lo que podría aparentar un hibridismo en ciencia.
Los filósofos la consideran demasiado matemática, y, por su parte, los
matemáticos la juzgan demasiado filosófica.

3. CÁLCULO.— Una vez establecidos los símbolos y su sig­


nificado, la Logística realiza una serie de combinaciones y ope­
raciones deductivas que se infieren a partir de los datos inicial-
mente aportados. Aquí reside justamente la utilidad de esta cien­
cia. Lcibniz la anunció con su famosa frase: “Es preciso lograr
que cualquier paralogismo no sea otra cosa que un error de
cálcu lo .. . Una vez conseguido, cuando surjan controversias,
no tendremos más necesidad de discutir, entre filósofos, que
la que hay entre dos calculadores. En efecto, bastará tomar la
pluma en la mano, sentarse a la mesa y decirse el uno al otro:
calculemos”. (Escritos filosóficos.)
Se llama calcular a la operación similar a la de las Matemá­
ticas por la cual se obtienen de una manera unívoca, universal
y necesaria, ciertas conclusiones que se derivan por transfor­
mación natural de los axiomas según las reglas establecidas.
El resultado del cálculo es lo que hemos llamado pensamiento
correcto.
Con razón se ha dicho que, una vez formulados los meca­
nismos del cálculo logístico, la mente se dispensa posteriormen­
te la tarcr de razonar sobre los casos concretos que caben
dentro del simbolismo calculado.

Un ejemplo de este cálculo está en las llamadas matrices o tablas


de verdad de la Lógica preposicional. La tabla de verdad para el signo
condicional es la siguiente:
304 INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA

p 7 PDq La cual significa que la proposición


molecular P D q adquiere los va­
V V V lores de verdad o falsedad indica­
dos en su columna cada vez que se
F V V dan los casos particulares señalados
V F F en las dos primeras columnas co­
rrespondientes a las proposiciones
F F V atómicas p y q.

Los mecanismos del cálculo pueden proporcionar conclusio­


nes y fórmulas de útil aplicación cada vez que, por ejemplo,
se trata de resolver una gran cantidad de problemas similares.
Igualmente, una deducción complicada obtenida por la simple
reflexión puede tener su constatación o refutación en el proceso
del cálculo simbólico.

4. A x i o m a t i z a c i ó n . — Es una operación que consiste en se


ñalar explícitamente los axiomas que, dentro de un sistema de
pensamientos, se van a admitir por su evidencia inmediata y
sin demostración, 1c cual posibilita que todas las demás propo­
siciones de ese sistema queden también, a base de cálculo, o
enlazadas necesariamente con esos axiomas, o rechazadas como
incompatibles con el punto de partida.
Se han logrado axiomatizaciones de la Aritmética, de la
Geometría, de la Lógica misma, y también se han aplicado estos
procesos a otras ramas de la Filosofía.
En Logística se tiene sumo cuidado en distinguir los axio­
mas con respecto a las reglas deductivas. Unos y otras deben
quedar perfectamente -aclarados desde el principio de la axio­
matización. El cálculo logra, finalmente, una sistematización
completa de un conjunto de proposiciones. En más de un caso
se ha descubierto, durante la axiomatización de un sistema de
proposiciones, que lo que c-n otro tiempo se consideraba como
axioma, en realidad era una proposición derivada de otro axio­
ma previamente establecido.
Con esto queda claro que la Logística es una ciencia que
trata de las estructuras de los pensamientos y de sus leyes de
cálculo y que, a base de una simbolización práctica, logra la
axiomatización y la estructuración de los diferentes tipos de
pensamientos, con lo cual se facilita y se fundamentan los pro­
cesos del raciocinio correcto.
CARACTERÍSTICAS DE LA LOGÍSTICA 305

RESUMEN

L a Logística puede caracterizarse con estas cuatro cuali­


dades:
1. — Formalismo: atiende sólo a las estructuras del pensa­
miento y a sus conexiones correctas, prescindiendo d e su con­
tenido.
2. — Simbolización: utiliza signos semejantes a los d e la M a­
temáticas sin que esto implique matematización d e la Logística.
3. — Cálculo: transforma proposiciones y encuentra el valor
verdad d e las combinaciones d e éstas.
4. — Axiomatización: sistematiza conjuntos d e proposiciones
señalando los axiomas de los cuales dependen.
C apítulo X L V III

LOS PROBLEM AS D E LA LOGÍSTICA

1. D ivisión de i .a L ogística.— Dentro de un tratado de


esta materia se suelen mencionar cinco capítulos diferentes, por
lo menos:
a ) La Lógica proposicional ( o senten d al), que trata de
las relaciones entre proposiciones. Una expresión que contiene
una proposición simple se llama atóm ica; si contiene varias li­
gadas entre sí, se llama molecular. De acuerdo con las reglas
de inferencia, es posible efectuar transformaciones (cálculos)
en las proposiciones moleculares, y también inferir su valor de
verdad o falsedad a partir de la verdad o falsedad de las pro­
posiciones atómicas que la componen.
b ) L ógica cuantificacional . Aquí se tratan, ya no las
relaciones entre proposiciones, sino entre los miembros de una
misma proposición u otras proposiciones. Para esto es necesa­
rio conocer Ja cantidad (totalizador, singular, particular) a que
se refiere la expresión dada. A ello se debe el título que lleva
esta parte de la Logística.
c) L ógica de clases . E s, tal vez, el capítulo más cultivado
por los matemáticos. Se trata de ver las implicaciones de unas
clases con otras. Por clase se entiende un conjunto de seres que
tienen una propiedad en común. (Nótese que ésta es la noción
crnpirista de concepto.) Las clases se suelen representar por
medio de círculos. De esta manera las diferentes figuras y mo­
dos del silogismo poseen su correspondiente expresión gráfica.
George Boole cultivó y desarrolló con preferencia esta parte de
la Logística, que por eso se llama a veces álgebra b o alcana.
d ) L ógica de las r ei .aciones . E s un capítulo paralelo al
de la lógica de clases. Una relación une a dos o más clases de
LOS PROBLEMAS DE LA LOGÍSTICA 307

seres. Sus leyes son especialmente aptas en los problemas que


se refieren a las relaciones reales que entre sí puede guardar
una clase con otra: implicación, producto, etc. Fue desarrollada
por D e Morgan y Peirce.
e) S e m ió t ic a . E s la lógica de los símbolos y se divide en
tres partes: sintaxis, semántica y pragmática. La primera trata
de las relaciones de los símbolos entre sí, prescindiendo de su
contenido. La segunda trata de las relaciones entre el símbolo
y lo que significa. La tercera trata de las relaciones entre el
símbolo y el sujeto que lo utiliza.
En este capítulo es donde se realizan distinciones como:
lenguaje y metahmguaje, lógica y metalógica. Mientras que el
lenguaje trata de objetos determinados, el metalenguaje trata
del lenguaje anterior. Por ejemplo: no es lo mismo hablar de
libro que de la palabra libro. Libro forma parte de un lenguaje;
para referimos a esta palabra se tiene que usar un metalenguaje
que nos permita evitar paralogismos en los que se suele caer
cuando no se distingue el símbolo con lo significado.

2. R elaciones con otras disciplinas .— Aun a riesgo de


caer en algunas repeticiones, para acabar de deslindar el terreno
de la Logística, veamos cómo se relaciona con otras disciplinas.
a ) Con la Lógica tradicional se conecta gracias al forma­
lismo y al tratamiento del pensamiento correcto. La Logística
no es un rechazo de la antigua Lógica (como han pretendido
algunos, llevados más bien por la ignorancia y los prejuicios
contra lo antiguo y medieval). En el pensar de algunos auto­
res, la Logística es una disciplina que prolonga ia Lógica aris­
totélica. Todas las leyes de ésta han quedado incluidas en la
Logística, pero hay muchas de la Logística que no fueron cono­
cidas por los antiguos lógicos.1
b) Con las Matemáticas hay una relación estrecha en cuan­
to que la Logística proporciona los principios para fundamen­
tar y desarrollar los modernos métodos matemáticos. Y a hemos
indicado que, si bien al principio (siglo x ix ) se pretendía que
la Lógica era una parte de las Matemáticas, ahora se piensa

1 Nótese que queda en pie c i problema de la identidad de los objetos


formales de la Lóstk'.i aristotélica y de la Lógica matemática.
308 INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA

que, en todo caso debe ser al revés (por lo menos, en cuanto


ai m étodo).
c) Con respecto a la Psicología, la Crítica y demás ramas
de la Filosofía, se ha insistido en que la Logística es absoluta­
mente independiente de esas ciencias. Expresamente se elude
tratar en los libros de Logística toda postura de tipo psicológico
o gnoseológico.

Ciertamente, estas disciplinas no proporcionan principios o funda­


mentos a la Logística, la cual es independiente de aquellas ramas. Re­
cuérdese la refutación de! psicologismo en la obra de Hussecl. Pero
también es cierto que la orientación filosófica del autor de Logística,
aunque sea implícita y oscura, influye en su modo de concebir la ver­
dad, la verificación, el alcance de las facultades cognoscitivas, los tipos
de seres reales, el tipo de "paralelismo” entre la mente y la realidad,
y por tanto, inclina la postura general del autor respecto a la inter­
pretación, evaluación y aplicabilidad de las tesis logísticas. Un ejem­
plo claro está en la inclinación hacia el punto de vista de la extensión
o de la comprehensión de los conceptos según se posea previamente
una postura nominalista o racionalista. Tales son los casos de Boole y
Frege, respectivamente. En el siglo x x, se cuentan tres escuelas diver­
gentes dentro del cultivo de la Logística y su aplicación a las Mate­
máticas: los intuiciónistas, los logicistas y los formalistas.

Las leyes de la Logística son de tal manera universales y


necesarias que ningún sistema filosófico se puede apropiar en
exclusiva el uso de esta ciencia. N o es cierto que sea el positi­
vismo lógico, o el Círculo de Viena, o la filosofía inglesa, los
originarios y por derecho usufructuarios de la Logística. De
hecho, se encuentran cultivadores de ella en cualquier sistema
filosófico (por ejemplo, Bochenski en el tomismo).

3. P r o blem a s y a p l ic a c io n e s d e la L o g ís t ic a .— P
terminar de captar esta elemental idea de la Logística,
viene explicar el horizonte de aplicación de la nueva ciencia.
a) Por lo pronto, ya hemos insistido en su aplicación
las Matemáticas. Un Russell, un Hilbert y un Cantor han le­
grado desarrollos lógicos en las Matemáticas que han condu *
a esta ciencia a terrenos antes no cultivados.
Dentro de esa aplicación es como se han encontrado cu
sas (pero no menos acuciantes) paradojas lógicas que apar
LOS PROBLEMAS DE LA LOGÍSTICA 309

lente dan al traste con las fundamentaciones y sistematiza­


r e s científicas que se han pretendido. Las investigaciones de
ste siglo x x continuamente se aplican a su estudio y proponen
iluciones a ellas.
b) La lógica polivalente, en donde se considera no sólo
la verdad (designada con el número uno) y la falsedad (desig­
nada con el número cero), sino también otros valores interme-
ios (designados con números fraccionarios o sucesivos), ha
dado lugar a diversas especulaciones y problemas de interpreta­
ción para los filósofos. (Por lo pronto, en esas lógicas debe
eliminarse el principio de tercero excluso.)
En este mismo sentido, las Geometrías no-euclidianas, axio-
matizadas con independencia del quinto postulado de Euclides,
también proporcionan a los investigadores una nueva veta de
explicaciones y aplicaciones prácticas, tanto en el terreno de la
Cosmología como en el de la Cosmografía.
c) La mecanización del proceso deductivo posibilita su
aplicación en el terreno de la Cibernética (cerebros electrónicos,
computadores). D e hecho, la solución a los problemas plan­
teados a dichas máquinas sólo puede lograrse cuando previa­
mente se les ha comunicado un programa (o una serie de
programas) viable en la búsqueda de la solución.2
En fin, la Logística proporciona el instrumento adecuado
cada vez que se trata de solucionar problemas deductivos en
donde se han de manejar series de datos cuya sola considera­
ción abruma a la mente en su funcionamiento normal.

RESUMEN

1.— L a Logística
suele dividirse en cinco partes principales:
a) Lógica proposicional: trata d e las relaciones entre pro­
posiciones.
b ) Lógica cuantificacional: trata de los elem entos d e una
misma proposición o varias proposiciones.

- Véase una introducción a estos problemas en D avid , A .: L a ciberné­


tica y lo humano. Labor, Barcelona, 1966; y también en W einsTf.in y K e im :
Principios básicos de los computadores. Labor, Barcelona, 1968-
310 INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA

c) Lógica d e clases: trata d e las implicaciones entre tu ti­


ce ptos tom ados como clases.
d) Lógica d e relaciones: trata de expresar relaciones reales
entre conceptos.
e ) Semiótica: trata d e los símbolos en sus relaciones con­
sigo mismos (sintaxis), con su significado (semántica) y con
el sujeto que los utiliza ( pragmática).
2 .—L a Logística se relaciona con otras disciplinas afines:
a) Es una prolongación d e la Lógica tradicional (según
piensan varios autores).
b) Empezó con métodos matemáticos y ahora es funda­
mento de las Matemáticas.
c) Es independiente d e cualquier sistema filosófico.
.3.— L os principales problemas y aplicaciones d e ¡a Logísti­
ca son:
a) Es aplicable a los análisis d e las Matemáticas modernas.
b ) O frece temas d e investigaciones a los filósofos y a los
científicos.
c) Es aplicable en Cibernética.
INDICE

pài
Al lector 7

P rim era parte: NOCIONES PRELIMINARES

capítulo í . D efinición n om inal de la Lógica


1. La Lógica en el lenguaje cotid iano........................................ 11
2. Lógica natural y Lógica c ie n tífic a ........................................ 12
3. La palabra l o g o s ......................................................................... 13
4. Los problemas de la L ó g ic a .................................................... 14
5. Importancia y utilidad de la L ó g ic a ...................................... 16

capítulo ii . D efinición real de la Lógica


1. La Lógica es una c ie n c ia .......................................... 18
2. El objeto material de la Lógica . . .. ................. 19
3. Ei objeto formal de la L ó g ic a ................................................. 21
4. Finalidad de la L ó g ic a ..................... 23

CAPÍTULO m. L a división de la Lógica


1. Distinción entre pensamiento correcto y pensamiento ver­
dadero ............................................................................................ 25
2. La Lógica formal ....................................................................... 28
3. La Lógica material ..................................................................... 29
4. El valor verdad, como finalidad suprema de la Lógica . . 31

capítulo iv . La Lógica y la F ilosofía


1. El origen de la palabra filo s o fía ............................................. 3:
2. La Filosofía y el h o m bre........................................................... 34
3. La Lógica como instrumento de la Filosofía ................... 35

capítulo v. D efinición real de F ilosofía


1. La Filosofía es una ciencia .....................
2. El objeto material de la Filosofía . . . %
3. El objeto formal de la F ilo s o fía .............. 4Í
4. El método de la F ilo s o fía ..................... 4:
5. Filosofía, ciencias y otros conocimientos 43

capítulo vi. D ivisión de la F ilosofía


1. La Filosofía práctica . . . ........................ 46
2. La Filosofía especulativa............................ 47
3. Las ramas de la M eta física ...................
INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA 323

S egunda pa rte : LÓGICA FORMAL

Sección primera
CAPÍTULO VIL Los ELEMENTOS DEL CONOCIMIENTO P¿*‘
1. H1 s u je to ..................................... 55
2. El objeto ....................................................................................... 56
3. La representación ...................................................................... 56
4 j La operación................................................................................. 57

capítulo viií . R epresentaciones sen sibles e in telectuales


1. Las representaciones sensibles ............................................... 60
2. Las representaciones intelectuales ........................................ 62

capítulo ix. P ensam ientos , operaciones y expresion es


1. Los tres tipos de pensamientos ............................................. 66
2. Las tres operaciones mentales ............................................... 67
3. Las tres expresiones.................................................................... 68

CAPÍTULO X. I.A sim ple aprehensión


1. El proceso mental ....................................................................... 71
2. El contenido captado ............................................................... 72
3. Definición de la simple aprehensión................ ............ 74
4. Diferencia entre intuir c imaginar . . .. 75
5. Preparación para el ju ic io ........................................................ 76

CAPÍTULO XI. L a NATURALEZA DEL CONCEPTO


Definición del concepto ........................................................... 78
2. El contenido de la idea ........................................................... 79
3. La universalidad de la id e a ...................................................... 81
4. Concepto objetivo y concepto formal ................................. 82

CAPÍTULO XII. L ey DE LA EXTENSIÓN y I.A COMPREHENSIÓN


1. La extensión de una id e a ........................................................ 85
2. La comprehensión de una i d e a ............................................. 86
3. Ley de la extensión y la com prchcnsión............................ 86
4. Iii Árbol de P o r fir io ............................................................. • 87

capítulo xw . D ivisión di: las ideas


A. Por su origen ............................................................... - - 92
B. Por su extensión ................................................................ 93
C. Por su comprehensión ..................................................... 94
D. Por su perfección subjetiva ........................................... 96
E. Por sus relaciones m u tu as................................................ 98

capítulo xiv . L as categorías


1. Qué son ¡as categorías ............................................................. 101
324 in t r o d u c c ió n a l a ló g ic a
p¿s-
2. La substancia y el accidente .................................................... 102
3. Los nueve accidentes aristotélicos ..................................... 105

CAPÍTULO XV. L0$ PREDICABLES ESENCIALES


1. La clasificación de los entes en especiesy g én ero s........... 108
2. Relación entre especie, género y diferencia específica . . 10 9
3. Definición de ios predicables esenciales .......................... 111
4. Definición y clases de predicables........................................ 112
5. Los predicables y las categ o rías............................................. 113

Capítu lo x v i . Los predicables n o -esenciales


1. El propio ....................................................................................... 116
2. El accidente lógico .................................................................... 118
3. Diferencia entre accidente lógico yaccidente metafísico . 11S

CAPÍTULO XVII. L a definición


1. Que es una definición ............................................................. 121
2. La definición nominal ............................................................. 122
3. La definición real ...................................................................... 123
4. Reglas de la definición co rrecta ......................... 124
CAPÍTULO XVlíi. L a división
1. Qué es una división ................... . . ..................... 127
2. Clases de división ................ 127
3. Reglas de una división correcta ............................................. i2 9

capítulo xix. E l térm in o


1. La palabra como signo ........................................................... 132
2. Palabras, ideas* ¿^im ágenes................................. 133
3. La división de! té rm in o ........................................................... 133

Sección segunda
CAPÍTULO x x. E l ju ic io
1. Diferencia entre idea y juicio ............................................... 139
2. El acto de juzgar, el juicio y la proposición ................... 140
3. Los elementos del juicio ........................................................ l4 l
4. La importancia del ju i c i o ........................................................ 142

capítulo xxi. D ivisión del ju ic io


A. Por su cualidad ....................... ...................................... 1 44
B. Por su cantid ad .................................................................. 144
C. Por su propiedad fundamental ...................................... 145
D . Por su n e x o ...................................................................... 145
E. Por su cornprehensión ................................................... 147
1:. Por su fuftdamentación ............................................... 149
G. Por su unidad ................... 151
H. Por su composición ...................................................... 151
ÍNDICE $25
, T „ P¿¡r-
capitulo x x ii . I.a o ro siao N
1. Nomenclatura por vocales ...................................................... 154
2. Relaciones entre proposiciones opuestas............................... 155
5. Reglas de ia verdad'y la falsedad en ía o posición ......... 156
4. Aplicaciones prácticas . . . . ............................................ .... 159

capítulo xxhi . Conversión y equivalencia de proposic iones


1. T.a extensión del predicado en las proposiciones afirma­
tivas ................................ I6 l
2. T.a extensión de! predicado en las proposiciones negati­
vas ............. 163
5. I-a conversión s im p le ............................................................... 164
4. La conversión accidental ................ 166
5. La equivalencia de proposiciones.......................................... 167
6. Inferencias inmediatas . . . . . . ........................................... 168

CAPÍTULO XXIV. J.OS PENSAMIENTOS NO-ENUNCIATIVOS


1. Definición y división ............................................................... 170
2. La interrogación .......................... 170
3. Las normas y juicios de valor . 172

CAPÍTULO XXV. I.OS PRIMEROS PRINCIPIOS


1. Qué es un principio .................................................................. 174
2. Los primeros principios ló g ic o s ............................................. 174
3. Fl principio de contradicción ............................................... 175
4. Fl principio de id entid ad ........................................................ 176
5. F.l principio de tercero e x c lu so ............................................. 177

Sección tercera
CAPÍTULO XXVI. El. RACIOCINIO
1. Fl raciocinio psicológico ....................................... 181
2. Fl raciocinio ló g ic o .............................................. 181
3. Ejemplos e importancia del raciocinio................................. 182
4. La argumentación ....................................................................... 184
5. Raciocinio deductivo c ind u ctivo............................ 184

CAPÍTULO XXVII. F l SILOGISMO


1. Definición ................... ........................................................ . 187
2. La materia del silogism o............................................ 188
3. Mecanismo del silogismo ........................................................ 189
4. Importancia del silogism o................. 191

capítulo xxvm. F orma del silogismo


1. La forma y sus r e g la s ............................................................... 194
2. Reglas de los términos ............................................................. 195
3. Reglas de las proposiciones...................................................... 197
4. El silogismo correcto y verdadero ..................... 199
326 ÌNDICI:

capítulo xxix. F iguras del silogismo pá*-


1. Definición y c la s e s ..................... 201
2. Reglas de la primera figura .................................................. 202
3. Reglas de la segunda figura ................................................. 203
4. Reglas de la tercera figura .................................................... 204
5. Reglas de la cuarta f ig u r a ...................................................... 204

capítulo x xx . M odos dei . silogismo


1. Modos de la primera figura .................................... 206
2. Modos de la segunda figura .................................................. 207
3. Modos de la tercera figura .................................................... 208
4. Ejercicios de resolución de silogismos ........... 209
5- Reducción de silogism os.......................................................... 210

CAPÍTULO XXXI. V alor del SILOGISMO


1. La objeción de Stuart Mili .................................................... 213
2. La objeción de Bacon ............................................................... 213
3. Valor demostrativo del silogismo ........................................ 216

capítulo xxxii. Silogismos especiales


1. El silogismo condicional ........................................................... 218
2. El silogismo disyuntivo............................................................. 219
3. El dilema ....................................................................................... 220
4. Los silogismos irregulares......................................................... 220

CAPÍTULO XXXIII. La INDUCCIÓN


1. Definición e importancia de la inducción ........................ 223
2. Clases de inducción.................................................................... 224
3. Fundamento de la inducción ................................................. 225
4. Inducción y deducción ............................................................. 227

capítulo xxxiv. A rgumentaciones sofísticas


1. Definición y división ............................................................... 228
2. Los sofismas de palabras ........................................................ 228
3. Los sofismas de id e a ¿ ............................................................... 230
4. Refutación de los so fism as...................................................... 232

T ercera pa r t e : LÓGICA M ATERIAL

Sección primera
capítulo xxxv. L a verdad
1. La Lógica material .................................................................... 237
2. La definición de v erd ad ........................................................... 238
3. Diferentes concepciones sobre la verdad ló g ic a ................. 239
INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA 327

C A P ÍT U L O X X X V f. P R O P IE D A D E S DE LA VERDAD

1. La unidad ..................................................................................... 243


2. La indivisibilidad ....................................................................... 244
3- I.a inm utabilidad.......................................................................... >45
4. La objetividad .................................................................... . . . 246

capítulo xxxvn. A ctitudes f r e n t e a i a verdad


1. La ignorancia .............................................................................. 247
2. La duda .......................................................................................... 247
3. La opinión .................................................................................. 248
4. La certeza .............................................. ................................. 248
5. El e r r o r ............................................................................. . 249

capítulo xxxvnr. Er. problema crítico


1. Planteo del p ro b lem a............................................................... 231
2. El escepticismo ........................................................................... 231
3. F.l empirismo ....................................................................... . . 252
4. El racionalismo ................... . ..................................... 253
5. F.l idealismo ........................................................ ................ 254
6. El realismo ...................................................... ..................... 256

Sección segunda
capítulo x xxix. C ualidades del conocimiento científico
1. Definición de ciencia ............................................................... 261
2. Propiedades del nivel cie n tífic o ............................................ 262
3. La ciencia y la o p in ió n ............................................................. 263
4. El espíritu científico ............................ . . .......................... 264

capítulo x l . O rigen y clasificación de las ciencias


1. El origen de la c ie n c ia ............................................................ 267
‘ 2. La teoría de los tres estad os................................................... 268
3. La clasificación de las ciencias según Comte ................... 269
4. La clasificación de Aristóteles ............................................... 269

capítulo x l i . E l método científico


1. Definición e importancia del método ............................ ; . 271
2. El análisis y la sín te sis............................................................. 272
3. La demostración ......................................................................... 272
4. Las reglas de D escartes............................................................. 273

c a p ít u l o x l h . M é t o d o d e l a s M a t e m á t ic a s

1. La demostración m atem ática.................................................... 275


2. Los principios de las M atem áticas........................................ 27 6
3. Las Matemáticas como disciplina ........................................ 277
328 INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA

P¿c-
capítulo x liii . M étodo de las ciencias de la naturaleza
1. La observación ............................................................................ 279
?.. La hipótesis ................................................................................... 279
3. La experimentación . ................................................................ 280
4. La inducción ................................................................................. 281

CAPÍTULO XI.-v. MÉTODO DE I AS CIENCIAS HUMANAS


1. La Historia en cuanto ciencia ......... 283
2. El método de Ja H is to ria ........................................................ 283
• 3- El método de Ja Sociología ..................................................... 283
4. Las leyes estadísticas................................................................... 286

capítulo XLV. M étodo de la F ilosofía


1. I.a experiencia se n sib le ............................................................. 288
2. El método racional .................................................................... 289
3. El papel de la Fenom enología............................................... 290
4. El papel de la intuición intelectu al...................................... 291

C uarta pa r t e : N O CION ES D E LOGISTICA


CAPÍTULO XLV!. EVOLUCIÓN DE LA LÓGICA
1. I-a Lógica tradicional . ........................................................... 293
2. La Lógica en Ja Filosofía m o d ern a...................................... 296
3. El origen de la Lógica sim bólica............................................. 297
/-*) ,
capéi u lo xi.víi. Características de la L ogística
1. Formalismo...................................................................................... 301
2. Simbolización ................................................................................ 302
3. Cálculo ............................................................................................ 303
4. Axiomatización ........................................................................... 304

CAPÍTULO XLVIII. T.OS PROBLEMAS DE LA LOGÍSTICA


1. División de la L o g ística ................................................... * . . 306
2. Relaciones con otras disciplinas............................................. 30|
3. Problemas y aplicaciones de la L o g ística............................ 308

B ibliografía .............................................................................................. 3H

A pén dice : S ugerencias para e je r c ic io s ...................................... 313

ll« r< M en
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l i r c ' u l d . . . M tn .'c o . 0 . I.
E » ta e d l o é n c o n t t a i»« J 3 . 0 0 5
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