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UNIVERSIDAD IEXPRO

FORMACIÓN DE EXCELENCIA

Materia:
SEMINARIO DE INTERVENCIÓN EDUCATIVA

Título:
ENSAYO
LA INTERVENCIÓN EDUCATIVA: UN DEBER DOCENTE

Docente:
DR. JUAN RODOLFO ROMERO FIGUERA

Alumno:
M. E. JOSÉ MIGUEL CHÁIREZ CARRILLO
LA INTERVENCIÓN EDUCATIVA: UN DEBER DOCENTE

Introducción

La educación es una necesidad en el hombre, gracias a ella aprende a desarrollarse y


vivir en su entorno, es la herramienta esencial para superar dificultades y sortear
obstáculos. El docente tiene un papel fundamental en esta tarea, como su profesional tiene
en sus manos la formación de los estudiantes que le son confiados, por ello toda acción
emprendida en beneficio de sus pupilos, será importante analizarla.

La intervención educativa tiene pues gran relevancia, gracias a ella se pueden


integrar programas e iniciativas que potencien el aprendizaje en los alumnos. El maestro
debe ser capaz de diseñar estrategias que ayuden a alcanzar los objetivos esperados en la
acción pedagógica. Por ello en este ensayo presentaremos, desde la perspectiva analítica,
los artículos estudiados durante este Seminario de Intervención Educativa, dando un
panorama general de las ideas y aportando opiniones de cada una de ellas.

Las siete lecturas ponen de manifiesto que el docente debe conocer la esencia y
etapas de una buena intervención educativa, debe ser consciente que el alumno parte de un
contexto que es necesario comprender y hacer un análisis de las necesidades más urgentes
que serán su punto de partida. El profesional de la educación debe conocer los distintos
modelos, tipos de programas y maneras específicas de evaluar las necesidades, por ello es
una obligación actualizarse en este campo de la intervención educativa.

DESARROLLO

El hombre es un ser en constante comunicación con su entorno, su ser y pensar se ve


influido por las cosas que le rodean; a pesar de ser parte de la naturaleza, es distinto a los
demás seres del entorno natural (León, 2007), está llamado a crear y transformar su medio
para hacerlo habitable y digno para su diario vivir. En esta compleja actividad, la educción
tiene un papel fundamental pues es la encargada de formarlo y darle las herramientas
necesarias para su desarrollo.

Todo lo que el hombre realiza es cultura, esto le ayuda a tener una visión del mundo
y de la vida (León, 2007), lo que le permite tomar conciencia de lo que vive y conducirse
por el camino que mejor le conviene. Vygotsky (1978) cree que el hombre y la mente son
producto de esta cultura y ésta nace de la educación, ella lo libera de las ataduras y
modifica las condiciones de su ser natural, realizando una función civilizadora. Por esta
razón, el hombre necesita ser educado, debe prepararse y formarse para adquirir sabiduría y
aumentar el conocimiento que le ayuden a sortear los obstáculos que la vida le presenta.

La educación es un fenómeno complejo que vale la pena analizarse y buscar los


medios para mejorarla, esta tarea beneficiará a toda la sociedad. Es por ello que para
conocer a fondo dicho fenómeno, debe tomarse en cuenta el contexto en que se gesta, hay
que dar importancia a las actitudes, actividades y entorno social que circulan en torno a
ella. Ésta incluye no solo procesos educativos formales, sino que en ocasiones existen
elementos no formales e informales que inciden de manera directa en el aprovechamiento
de la formación.

El docente como profesional de la educación, debe buscar la calidad en su trabajo,


hacer uso de cuantos elementos necesite para proporcionar un mejor servicio a sus alumnos.
Por algún tiempo se ignoraron los términos de educación no formal e informal, el fenómeno
educativo se centró solamente en lo que se realizaba dentro del centro de trabajo y las
acciones emprendidas por los docentes, sin embargo resulta interesante notar que estos
conceptos han sido necesarios para explicar el discurso pedagógico, los cuales ayudan a
explicarlo y darle forma (Touriñán, 1996).

Estos conceptos cobran relevancia puesto que para que se dé el aprendizaje se


necesitan múltiples factores. Coombs (1973) distingue la educación formal de la no formal
diciendo que la primera se lleva a cabo dentro del sistema escolar, en tanto que la segunda
cumple las mismas funciones pero realizadas fuera de dicho contexto. La educación
informal por su parte va enfocada a adquirir habilidades y conocimientos que brotan de la
convivencia diaria y las relaciones sociales.
Estos conceptos nos ayudan a comprender que no todos los elementos para que el
alumno aprenda, pueden aplicarse únicamente dentro del aula; existen actividades,
relaciones sociales e iniciativas que pueden darse fuera de ese contexto, buscando en todo
momento que el estudiante aplique sus saberes en la vida diaria. Muchas actividades que
sin tener la intención de enseñar, terminan aportando educación valiosa a las personas; los
maestros deben identificar los momentos que dentro y fuera del aula pueden ofrecer
conocimientos a sus estudiantes, esto permitirá intervenir de manera precisa y aprovechar
todos los medios con los que pueda contar.

El docente como agente de la intervención, debe conocer las diversas modalidades


de formación, presentadas a manera de autoeducación, heteroeducación o situaciones de
educación espontanea, esto le permitirá emplear diversas técnicas para que sus alumnos
vayan integrando los saberes, tomando en cuenta que se pueden aprovechar todas las
circunstancias de la vida para aprender. Así la intervención se entiende en su acepción
etimológica, como la mediación de guiar al alumno a inferir sobre los elementos que se le
presentan.

La intervención propiamente dicha parte de la demanda de la población de gozar de


una mejor educación, de ahí parte su definición primigenia; el alumno presenta una
demanda procedente y se da cuenta de la necesidad vital de formación, de esta petición
surge la intervención como respuesta a esa solicitud. Según Ardoíno (1981), estas
intervenciones pueden ser breves o largas dependiendo del objetivo y mecanismos que se
empleen, aquí pueden presentarse diversas perspectivas nacidas desde el imaginario social,
buscando una mejor interpretación de la realidad que permita modificar situaciones y
conductas que permitan alcanzar un mejor estado de vida.

El camino de la intervención se presenta como objeto y efecto, pues provoca una


transformación de las estructuras que se dan en la relación social, por ello debe intervenirse
la educación para atraer mejores condiciones. Dicho proceso ha tenido variantes, conforme
ha pasado el tiempo, la evolución de los planes de estudios ha modificado la nomenclatura
de las disciplinas que se enfocan en esta actividad. En algún tiempo se cambió la noción de
Pedagogía Social por el de Sociología de la Educación, sin embargo ésta no incluyó
factores necesarios para modificar la realidad educativa ni aportó suficientes respuestas de
acción para generar un cambio positivo en el proceso.

Hoy en día se pugna por una renovación y dinamización de la Pedagogía Social,


necesita ser un instrumento que mejore la vida social, sobre todo que permita pasar de la
teoría a la práctica; que los diseños de intervención que se realicen, den realmente
resultados plausibles que se concreten en acciones que incidan de manera directa en los
aprendizajes (Colom, 2005). Para esta tarea necesita tecnologizarse, emplear técnicas que
apliquen los hallazgos teóricos en las situaciones concretas de los alumnos.

La educación tiene un papel socializador, por lo que la intervención debe ayudarse


de la Pedagogía Social, debe dotar a los estudiantes de herramientas que les ayuden a hacer
frente a los retos que plantea su realidad y ser capaces de convivir con las distintas formas
de pensamiento que encuentran. Aquí el pedagogo social como principal, pero no único
agente de la intervención, debe echar mano del carácter tecnológico de su disciplina para
aplicar estrategias constructivas que ayuden a su tarea.

Según Maher y Zins (1989), el docente debe estructurar su intervención tomando en


cuenta las dimensiones psicopedagógicas que pueden darse en el fenómeno educativo, debe
tomar en cuenta el desarrollo cognitivo de sus estudiantes; el funcionamiento afectivo que
muestra cada uno; los procesos de socialización que se gestan en la comunidad; los logros
académicos en las diversas asignaturas; la forma física en que se encuentran y la
preparación vocacional que requieren para su futuro desarrollo profesional. Estas
dimensiones podrán ser aplicadas directamente a un alumno en particular, al grupo tomado
en su conjunto o de manera indirecta como asesoramiento a uno o más estudiantes a través
de un agente asesor.

La tarea de la educación necesita ser intervenida, siempre habrá áreas de


oportunidad para mejorar, el docente debe conocer el proceso para realizar una buena
intervención socioeducativa. La historia muestra que desde finales del siglo XVIII hasta
nuestros días, siempre se ha buscado intervenir los contextos educativos para lograr
mejores resultados. Su diseño debe realizarse siguiendo un modelo que contemple los
elementos formativos adecuados a cada realidad social y debe fundamentarse en bases de
carácter antropológico, social, cultural, ético y científico.

El maestro como agente, debe conocer las diversas perspectivas para la intervención
socioeducativa, esto le permitirá integrar los elementos necesarios según las necesidades
que busque cubrir. El educador social suele trabajar en equipo, busca objetivar la realidad y
realiza un diagnóstico específico de necesidades para planificar y diseñar proyectos de
intervención.

Para Castillo Arredondo y Cabrerizo Diago (2011), el docente debe utilizar


materiales didácticos que le permitan asesorar y orientar a sus alumnos creando
expectativas de mejora y puede ayudarse de otros agentes que convivan en el centro escolar
como trabajadores sociales, psicólogos, médicos escolares, etc. Tiene que seguir también
ciertos principios de actuación que determinen los elementos que incluirá su intervención;
el docente debe capacitarse para planificarla adecuadamente, esto le permitirá organizar
bien sus actividades en los ámbitos sociológico, psicológico y pedagógico.

Estos elementos se conjuntan en un proyecto específico que sirve de instrumento


para la acción, sistematiza y ordena una serie de actividades específicas que ayudan a
alcanzar los objetivos señalados. El proyecto debe satisfacer una necesidad relevante,
resolver un problema complejo, introducir y orientar un proceso de cambio y aprovechar las
oportunidades de mejoramiento. Debe también ser aplicable y desarrollado con una
metodología específica que parta del análisis de la realidad, defina sus objetivos, elija su
propio enfoque y desarrolle las acciones que permitan alcanzar sus metas.

Todo ello comporta una actividad compleja, sin embargo el docente debe conocer
estos elementos para realizar proyectos útiles que incidan en la mejora de los aprendizajes.
En este itinerario el enfoque ecológico desempeña un papel fundamental, todo fenómeno
educativo se enmarca en un contexto determinado que debe conocerse, la planificación
podrá seguir diversos modelos, usar propuestas como la de Lombana, Kaufman, Rodríguez
Espinar entre otras no menos importantes.

Cada modelo permitirá al docente hacer uso de estrategias que le ayuden a conocer
la realidad que va intervenir, cualquiera de ellos partirá de una evaluación de necesidades
para motivar cambios estructurales que ayuden a resolver las problemáticas planteadas; de
ahí seguirá la programación, implementación y la toma de decisiones respecto al programa.
En todos los modelos se incluye también una evaluación que sirva de retroalimentación de
los trabajos realizados y de los resultados obtenidos.

El maestro debe hacer un análisis del contexto y una evaluación de necesidades,


determinando qué es lo que quiere alcanzar, todo esto mediante un diagnóstico que tome en
cuenta todas las perspectivas planteadas en el aula. Ya determinados estos elementos se
empieza a diseñar la intervención, puede hacerla en solitario o ayudado de colaboradores
que aporten su talento. En ambos casos las metas y objetivos parten de la realidad que se va
intervenir, debe plantearse el problema, diseñarse el programa, ejecutarlo, evaluarlo y saber
el costo total de su intervención.

El docente puede diseñar programas de tipo preventivo que ayuden a los estudiantes
a evitar alguna situación negativa; programas de desarrollo personal que permitan la
maduración en algunas áreas de su vida y programas vocacionales que aporten elementos
útiles para elegir adecuadamente su carrera profesional. Estos programas pueden crear un
currículo específico, integrarse, o realizar una combinación interdisciplinar que permitan
aplicar la planeación de manera ordenada.

CONCLUSIONES

El docente como profesional de la educación, debe ser consciente que su tarea le


exige realizar intervenciones que potencien el desarrollo de sus estudiantes, no es posible
quedarse estáticos frente a los múltiples problemas que presentan los estudiantes. A
diferencia de otras profesiones, la del docente trabaja con recursos humanos, son personas
que el día de mañana verán comprometidas sus vidas por los conocimientos que adquieran
en su etapa de formación.

La intervención educativa se convierte en un deber de todo aquél que se considere


buen maestro, debe hacer uso de cuanta herramienta esté a su alcance, para que sus
estudiantes asimilen los contenidos que se imparten en el aula. Debe tomar en cuenta el
contexto en que trabaja para que su intervención vaya encaminada a resolver un problema
específico. Esto lo logrará solamente si realiza una buena evaluación de las necesidades y
busca, con una planificación adecuada, los medios para intervenir de manera positiva en su
realidad.

El docente es una persona que se prepara constantemente ofreciendo un mejor


servicio a sus estudiantes, tiene que hacer uso de estrategias de educación formal, pero
también debe apoyarse de elementos de educación no formal e informal de las que puede
sacar provecho. La educación será el faro que guíe a los estudiantes el día de hoy, será la
herramienta para que el hombre alcance la plenitud. Cada maestro es consciente de lo que
hace y deja de hacer, la invitación es prepararse a conciencia para cumplir cabalmente su
labor.

REFERENCIAS

ARDOÍNO, J. (1981). La intervención: ¿imaginario del cambio o cambio delo


imaginario? En F. Guattari, G. Lapassade, R. Lourau, G. Mendel, J.Ardoíno, J.
Dubost y otros. La intervención institucional (pp.13-42). México: Folios
ediciones.

CABELLOS-OLIVARES, I., GARCÍA-SÁNCHEZ, V., GUILLÉN-PRIETO, A., HITA-


RODRÍGUEZ, M. Y VICENTE-GUTIÉRREZ, M. (s/f). Diseño de la actividad
orientadora. https://docplayer.es/14804949-Diseno-de-la-actividad-orientadora.html

CASTILLO-ARREDONDO, S. Y CABRERIZO-DIAGO, J. (2011). Evaluación de la


intervención Socioeducativa. Agentes, ámbitos y proyectos. Madrid: Pearson–
UNED.

COLOM, A. (2005). Pedagogía Social e Intervención Socioeducativa. En: pedagogía


social e intervención socioeducativa (pp. 16-35). Madrid: Narcea.
LEÓN, A. (2007). ¿Qué es la educación? Educere, 11 (39) ,595a 604.

MAHER, C Y ZINS, J. (1989). Estructura de la intervención Psicopedagógica en los


centros educativos. En: Intervención Psicopedagógica en los centros educativos
(pp.13-19).Madrid: Narcea.

TOURIÑAN, J. (1996). Análisis conceptual de los procesos educativos formales, no


formales e informales. Revista Teoría de la Educación, 8, 55-79

VIGOTSKY, LEV S (1978). Mind in Society. Cambridge, Mass. USA: Harvard University
Press

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