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Pastor Jonatán

LAS TORMENTAS INESPERADAS DE LA VIDA | Job 1:13-20

REFLEXIONES EN EL QUEBRANTO
Día 01: “Las tormentas inesperadas de la vida“

Sin lugar a dudas todos soñamos con nuestro mundo ideal y en ello añadiremos muchas
cosas particulares, pero creo que la mayoría coincidimos en querer un mundo en
donde no exista el sufrimiento. Por lo tanto es para lo que menos se preparan las
personas. Buscan eludir el tema y disfrutar el presente de la mejor manera posible.
Hasta que de pronto les sorprende alguna calamidad, una enfermedad o una crisis que
por supuesto no estaban esperando.

Muchas de estas cosas les conducen al abatimiento, a la desesperación, a la


destrucción de relaciones o les desvían de su propósito verdadero de existencia.
Otros terminan por maldecir a Dios o renegar de él. Todo porque no esperamos el
sufrimiento, no nos preparamos para enfrentarlo o no estamos acostumbrados a
considerarlo como parte de nuestra formación y bendición, tampoco lo hemos
aprendido a mirar con la perspectiva de Dios.

En la Biblia, tenemos un claro ejemplo de esto como cuando Job recibió, en un mismo
momento, varias noticias inesperadas y dolorosas; lo había perdido todo, sus
posesiones y sus hijos, en un instante (Job.1:13-20). Luego, la enfermedad cubriría
todo su cuerpo y sus más allegados le añaden más dolor. La historia completa revela
que él no estaba preparado para el sufrimiento aunque era un hombre intachable.
¿Qué haría usted en esta situación?

Por supuesto no estamos queriendo decir que ahora vivas en temor e incertidumbre
todos los días. Los creyentes caminamos confiados y seguros en que Dios siempre nos
lleva en sus brazos y así nos conduce a bien. Pero eso no quiere decir, de ninguna
manera, que él va a impedir el sufrimiento en nuestras vidas (Jn.16:33), aún si
usted es un servidor fiel en su reino (Lc.22:31-32), las aflicciones pueden llegar
en cualquier momento, a manera de tormentas no pronosticadas. Debemos, por lo
tanto, estar preparados para lo que podamos enfrentar mañana.

Decida hoy cómo va a reaccionar, cómo usará sus palabras, cómo protegerá sus
pensamientos, cómo valorará sus relaciones, quiénes serán su fortaleza, de qué
manera glorificará a Dios y servirá a sus semejantes en esos momentos de prueba. No
quiera tomar esas decisiones tarde, cuando ya esté sufriendo. Porque las tormentas
de la vida no avisan.

“Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si


alguna cosa extraña os aconteciese, sino gozaos por cuanto sois participantes de
los padecimientos de Cristo, para que también en la revelación de su gloria os
gocéis con gran alegría.” (1 Pedro 4:12-13)

Bendiciones en el Amado.

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