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Decídete Hoy

Sábado, 01 jun. 2024

NUESTRA MENTE Y NUESTRO CUERPO

«Querido hermano, pido a Dios que, así corno te va bien espiritualmente, te vaya bien en todo y
tengas buena salud» (3 Juan 2).

Hace unos años, se hizo famosa la historia de Nick Vujicic, un joven australiano que nació sin
brazos ni piernas. A pesar de su discapacidad, Nick no se dejó vencer por el desánimo ni la
depresión. Al contrario, decidió aprovechar su vida al máximo y dedicarla a Dios. Aprendió a
nadar, a surfear y a escribir con la boca. Se graduó de la universidad, se casó, tuvo hijos y se
convirtió en un conferencista motivacional y evangelista. Nick es un ejemplo de superación y de fe.
La historia de su vida nos hace ver las cosas desde otra perspectiva y valorar lo que tenemos.

La historia de Nick también nos muestra la relación que existe entre la mente y el cuerpo, Nick ha
entendido que su cuerpo no es un obstáculo para que él cumpla en su vida el propósito de Dios,
sino un instrumento para su gloria. Nick ha cuidado su salud física y mental con hábitos saludables
y una actitud positiva, y ha confiado en Dios y en su poder para superar las dificultades.

La Biblia nos dice que somos templo del Espíritu Santo, que nuestro cuerpo es sagrado y que
debemos cuidarlo y glorificara Dios con él (1 Corintios 6: 19-20). Nuestro cuerpo no está separado
de nuestra mente, sino que ambos se influyen mutuamente (Romanos 12: 1-2). Esto significa que
nuestra salud física y mental depende de nuestra relación con Dios. También depende de nuestra
alimentación, descanso, higiene y ejercicio, y finalmente de nuestros pensamientos, sentimientos,
creencias y actitudes.

Te invito a examinar tu vida y a hacer los cambios necesarios para cuidar tu mente y tu cuerpo
como Dios quiere. Aliméntate bien, duerme lo suficiente, mantén tu higiene personal y ambiental,
haz ejercicios regularmente. Ten una actitud positiva, sé agradecido, cree en ti mismo. Acércate
más a Dios, lee su Palabra y dedica tiempo a la oración.

Toma la decisión de cuidar de tu mente y de tu cuerpo, porque son el templo de Dios.


Decídete Hoy

Domingo, 02 jun. 2024

¿EN PRIMERA O EN SEGUNDA CLASE?

«Cuando tengo miedo, confío en ti» (Salmo 56: 3)

¿Has sentido miedo alguna vez? El miedo es una emoción natural que nos alerta de algún peligro o
amenaza. Pero el miedo también puede paralizarnos, limitarnos y robarnos la paz. Pero hay una
forma de vencer el miedo: confiar en Dios. La Biblia nos dice que Dios está con nosotros y nos
protege.

Unos de los textos favoritos de Moody era: «Tengo confianza, no temo» (Isaías 12: 2). Decía con
frecuencia: «Usted puede viajar al cielo en primera clase o en segunda. Los que viajan en segunda
clase dicen: «Cuando tengo miedo, confío en ti» (Salmo 56: 3), pero los pasajeros de primera clase
declaran: «Tengo confianza, no temo» . Los que confían en Dios nunca necesitan temer, pues el
Altísimo permite solamente lo que es para su bien.

Cada año centenares de alpinistas arriesgan la vida para alcanzar nuevas alturas. Ocurren muchas
tragedias porque van sin un guía. Los alpinistas experimentados conocen los peligros de cada paso.
Un novicio y su guía una vez llegaron a un lugar donde una roca dentada sobresalía hacia un
abismo. Con una mano el guía se sostuvo en la roca que sobresalía. Colocó la otra sobre el angosto
sendero y dijo a su compañero que pasara sobre sus brazos. Este tuvo miedo de hacerlo, pero su
guía le dijo: «No tema de apoyarse en mi mano. Esta mano nunca ha perdido un alpinista» . El
sendero para el cielo es angosto y peligroso y necesitamos un guía experimentado. Al viajar
recordamos que la mano perforada de Cristo nos sostendrá firmemente.

¿Cómo está tu confianza en Dios? ¿Estás viajando en primera o en segunda clase? ¿Estás dejando
que el miedo te domine o que la fe te libere? ¿Estás siguiendo al mejor guía o estás yendo por tu
cuenta?

Cristo ha recorrido el camino antes que nosotros y nos guiará a salvo. Hoy te invito a confiar
plenamente en Dios, a recordar sus promesas y reclamar sus bendiciones. «No tenemos nada que
temer del futuro, a menos que olvidemos la manera en que el Señor nos ha conducido, y lo que
nos ha enseñado en nuestra historia pasada» (Testimonios para la iglesia, t. 9, p. 9).
Decídete Hoy

Lunes, 03 jun. 2024

¿COMO EL HUEVO O COMO LA PAPA?

«Cuando su fe es puesta a prueba, ustedes aprenden a soportar con fortaleza el sufrimiento»


(Santiago 1: 3).

¿Qué tienen en común un huevo y una papa? Ambos son alimentos que se pueden cocinar de
diferentes formas. Ambos tienen una cáscara o piel que los protege. Ambos tienen un interior que
puede ser blanco o amarillo. Pero hay algo que los diferencia: su reacción ante el agua hirviendo.

Si pones un huevo y una papa en una olla con agua hirviendo, verás que después de un tiempo el
huevo se endurece y la papa se ablanda. ¿Por qué? La respuesta tiene que ver con la composición
y la estructura de cada alimento. El huevo está hecho principalmente de proteínas, que se
solidifican al calentarse. La papa está compuesta de almidón, que se ablanda al calentarse. Es
decir, el mismo factor externo produce efectos opuestos en cada uno de ellos.

Del mismo modo ocurre con nuestra vida espiritual. Todos pasarnos por momentos difíciles, por
situaciones que nos ponen a prueba, por circunstancias que nos hacen sentir como si
estuviéramos en agua hirviendo. Pero no todos reaccionamos de la misma manera. Algunos se
endurecen y se vuelven amargos, resentidos o desconfiados. Otros se ablandan y se vuelven más
humildes, compasivos o agradecidos.

¿Qué determina nuestra reacción? No son las circunstancias en sí, sino de lo que estamos hechos.
Nuestro carácter, nuestra relación con Dios. Si estamos llenos de orgullo, egoísmo o rebeldía, las
pruebas nos endurecerán y nos alejarán de Dios. Así sucedió con el faraón de Egipto en tiempos de
Moisés. Por otro lado, si estamos llenos de amor, obediencia o esperanza, las pruebas
enternecerán nuestro corazón y nos acercarán a Dios.

La Biblia nos dice que Dios permite las pruebas en nuestra vida para probar nuestra fe y producir
paciencia (Santiago 1: 2-4). También nos dice que Dios obra todas las cosas para bien de los que le
aman (Romanos 8: 28). Dios no quiere destruirnos, sino transformarnos. Hoy te invito a reflexionar
sobre cómo reaccionas ante las dificultades. ¿Eres como el huevo o como la papa? ¿Te endureces
o te ablandas? ¿Te alejas o te acercas a Dios? Recuerda: no se trata de las circunstancias, sino del
material del que estás hecho.
Decídete Hoy

Martes, 04 jun. 2024

LOS MISERICORDIOSOS ALCANZARÁN MISERICORDIA

«Dichosos los compasivos, porque Dios tendrá compasión de ellos» (Mateo 5: 7).

El doctor Alejandro Whyte, de Edimburgo, relata un encuentro con un devoto cristiano de su


congregación, quien había ayudado a mucha gente en necesidad. Un día, después de terminar
algunas actividades en la iglesia, aquel miembro miró al pastor con ojos solícitos y preguntó:

— ¿Tiene usted algunas palabras de ánimo para un viejo pecador?

— Esto casi me dejó sin aliento —dice el doctor Whyte—, porque yo sabía que él era casi un santo.
Pero la paradoja de la gracia es que los más grandes santos se consideran a sí mismos los más
grandes pecadores. Así yo me levanté, puse una mano sobre su hombro y le dije: «No hay otro
Dios como tú, porque tú perdonas la maldad y olvidas las rebeliones» (Miqueas 7: 18), luego partí
a otro lugar. La mañana siguiente recibí una carta de él. Estaba sobre mi escritorio. Decía:
«Querido amigo: nunca dudaré de Cristo otra vez. ¡Los pecados de mi juventud, los pecados de mi
juventud! Yo estaba cerca de las puertas del infierno, pero aquella palabra de ánimo me confortó.
Nunca dudaré de él otra vez. Nunca me desesperaré. Si el tentador me presenta mis pecados, yo
diré: "Sí, es verdad, y esos no son sino la mitad de los que puedes acusarme, pero yo he confiado.
Uno que 'perdona la maldad y olvida las rebeliones'"» .

Todos necesitados de la gracia de Dios. Por eso no juzguemos ni condenemos, sino que ayudemos
y animemos a los que sufren o cometen errores. ¿Cómo podemos ser compasivos? Podemos
empezar por ponernos en el lugar del otro, tratar de entender sus sentimientos, sus necesidades y
sus luchas. Ofrecer una palabra de aliento, una oración, un abrazo o un consejo. Perdonar las
ofensas, compartir lo que tenemos.

Ser compasivos no es una tarea fácil. Requiere humildad, paciencia, generosidad y amor.
Renunciar a nuestro orgullo e indiferencia para imitar a Cristo, que se hizo hombre por compasión
de nosotros, que murió en la cruz por nuestros pecados y resucitó para darnos vida eterna. Pero
ser compasivos tiene una gran recompensa. Dios nos bendice cuando somos compasivos. Nos da
su alegría, su consuelo, su esperanza. Perdona nuestros pecados y nos prepara un lugar en el cielo.
¿Quieres ser dichoso? Sé compasivo. Los misericordiosos alcanzarán misericordia.
Decídete Hoy

Miércoles, 05 jun. 2024

¿EN QUIÉN CONFÍAS?

«El Señor es mi luz y mi salvación; ¿A quién temeré”»? (Salmos 127:1, NVI).

¿Alguna vez has visto una película de terror, esas en las que los protagonistas se meten en
situaciones peligrosas y tienen que escapar de monstruos, asesinos o fantasmas? Seguramente
has sentido la tensión, el suspenso y el miedo que transmiten esas escenas. Tal vez incluso has
gritado, saltado o te has tapado los ojos. Y es que el cine de terror tiene como objetivo provocar
esas reacciones en el público.

Pero hay algo que quizás no has notado. En muchas de esas películas, los personajes tienen una
opción para evitar el peligro o pedir ayuda. Podrían llamar a la policía, salir corriendo, buscar un
refugio o simplemente no entrar en ese lugar oscuro y tenebroso. Sin embargo, por alguna razón,
deciden hacer lo contrario. Confían en su propia inteligencia, en su curiosidad, en su valentía o en
su suerte. Y eso suele ser un grave error.

¿Te suena familiar? Tal vez no has vivido una situación tan extrema como la de una película de
terror, pero seguramente has tenido momentos en los que has confiado más en ti mismo o en
otras personas más que en Dios. Momentos en los que piensas que puedes hacerlo todo sin su
ayuda, que no necesitas su consejo ni su dirección. Momentos en los que has puesto tu esperanza
en personas o cosas que no pueden salvarte.

La Biblia nos advierte del peligro de confiar en el ser humano y no en el Señor: «No pongan su
confianza en hombres importantes, en simples hombres que no pueden salvar» (Salmo 146: 3). Y
es que solo Dios es digno de nuestra confianza plena y absoluta. Solo él puede librarnos del mal,
guiarnos por el buen camino y darnos la vida eterna. Dios ha prometido que los que ponen en él su
confianza serán salvos.

¿Dónde has puesto tu confianza? ¿En ti mismo, en tu dinero, en tus amigos, en tu pareja? ¿O en tu
Salvador, el Señor Jesucristo? La decisión es tuya. Pero recuerda: Confiar en el ser humano no te
da ninguna garantía de éxito, mientras que confiar en el Señor te garantiza una vida eterna en su
compañía.
Decídete Hoy

Jueves, 06 jun. 2024

EL PRÓXIMO DÍA D

«Porque se oirá una voz de mando, la voz de un arcángel y el sonido de la trompeta de Dios, y el
Señor mismo bajará del cielo. Y los que murieron creyendo en Cristo, resucitarán primero» (1
Tesalonicenses 4: 16).

¿Te imaginas cómo sería estar en medio de una guerra mundial? ¿Cómo te sentirías si tuvieras que
enfrentarte a un enemigo poderoso y cruel que quiere dominar el mundo? Eso fue lo que vivieron
millones de personas cuando se desató la Segunda Guerra Mundial. Uno de los momentos más
decisivos de esa guerra fue el 6 de junio de 1944, conocido como el día D. Ese día, miles de
soldados aliados desembarcaron en las playas de Normandía, en Francia, para liberar a Europa del
dominio nazi. Fue una operación sorpresa, planeada con mucho cuidado y valentía, que logró
romper las defensas del enemigo y abrir el camino para la victoria final.

¿Sabías que la Biblia también nos habla de un día D? Un día en el que Dios intervendrá de manera
definitiva en la historia humana para liberaros del poder del pecado y de Satanás. Un día en el que
Jesucristo volverá a la tierra con poder y gloria para juzgar a los malvados y salvar a los que le
pertenecen.

Sobre ese día, Jesús dijo que vendrá como ladrón en la noche, lo que significa que su venida será
un acontecimiento sorpresivo. Por eso nos advirtió que debemos estar preparados. «Manténganse
ustedes despiertos, porque no saben qué día va a venir su Señor» (Mateo 24: 42). No podemos
actuar como si ese día no fuera a suceder, ni como si dispusiéramos de todo el tiempo del mundo
para arrepentirnos y obedecer a Dios. Pero debemos confiar en la Palabra de Dios, que nos
garantiza que ese día vendrá y que será maravilloso para los que aman a Jesús. Podemos vivir con
esperanza, sabiendo que nuestro futuro está en sus manos, y compartir el evangelio con otros,
sabiendo que él quiere que todos se salven y lleguen al conocimiento de la verdad.

Recuerda lo que dice la Biblia: «Sí, vengo pronto, y traigo el premio que voy a dar a cada uno
conforme a lo que haya hecho» (Apocalipsis 22: 12). ¿Estás listo para el próximo día D? ¿Estás
esperando con anhelo su venida? «¡Prepárate para encontrarte con tu Dios!» (Amós 4: 12).
Decídete Hoy

Viernes, 07 jun. 2024

CÓMODO, UN EJEMPLO DE LO QUE NO DEBEMOS HACER

«El que a sí mismo se engrandece, será humillado; y el que se humilla, será engrandecido» (Mateo
23:12).

¿Te imaginas ser el hijo de uno de los mejores emperadores de la historia de Roma? ¿Tener el
privilegio de continuar su legado de paz y justicia? ¿Tener la oportunidad de gobernar un vasto
imperio con sabiduría y benevolencia? Eso fue lo que le pasó a Cómodo, el hijo de Marco Aurelio,
el último de los llamados «cinco emperadores buenos» .

Pero Cómodo no supo aprovechar esa oportunidad. En vez de seguir el ejemplo de su padre, se
dejó llevar por sus pasiones y caprichos. No se ocupó de los asuntos del imperio, sino que se
dedicó a sus diversiones y placeres, y llegó a considerarse la encarnación de Hércules.

Cómodo fue un emperador cruel y déspota que luchaba como gladiador en el Coliseo, humillando
al pueblo romano y despreciando su dignidad. Ordenó la muerte de muchas personas, incluyendo
a sus amigos, a su hermana y otros familiares. Incluso cambió el nombre de Roma por Colonia
Commodiana y se hizo adorar como un dios.

Cómodo fue uno de los peores emperadores romanos, un tirano más pendiente de sus luchas en
el Coliseo que del bienestar de sus súbditos. Su reinado marcó el fin de la dinastía Antonina y el
inicio de una época de guerras civiles y crisis. Su vida terminó trágicamente, estrangulado por el
liberto Narciso después de que su amante intentara envenenarlo.

La historia de Cómodo nos enseña que no basta con tener una buena herencia o posición para ser
una buena persona; no basta con tener poder o fama para ser feliz o respetado; no basta con
hacer lo que nos gusta o nos apetece para vivir plenamente. Lo que realmente importa es tener
una relación personal con Dios, el único que puede dar sentido y propósito a nuestra vida; seguir
el ejemplo de Jesús, el único que puede enseñarnos a amar y a servir a los demás; y es obedecer la
voluntad de Dios, el único que puede guiarnos y bendecimos.

No seas como Cómodo, que desperdició su vida y su reinado por su egoísmo y su orgullo. Sé cómo
Jesús, que entregó su vida y su reino por su amor y su humildad. Él te invita a seguirlo y a confiar
en él. Él te ofrece una vida abundante y eterna. Él te espera con los brazos abiertos.
Decídete Hoy

Sábado, 08 jun. 2024

LUCES VIVIENTES

«Ustedes son la luz de este mundo. Una ciudad en lo alto de un cerro no puede esconderse»
(Mateo 5: 14).

¿Te imaginas vivir en una ciudad sin luz eléctrica? ¿Cómo harías para estudiar, trabajar o divertirte
en la oscuridad? ¿Qué pasaría si tuvieras que salir a la calle con un farol en la mano para no
tropezar con nada? Eso era lo que hacían las personas hace muchos años, antes de que se
descubriera la electricidad. Había un hombre llamado el farolero, que se encargaba de encender
las lámparas de gas que iluminaban las calles al anochecer y de apagarlas al amanecer. Su trabajo
era muy importante, porque gracias a él la gente podía ver el camino y sentirse más segura.

Pero hoy en día ya no necesitamos al farolero, porque tenemos luz eléctrica en todas partes. Sin
embargo, hay otro tipo de oscuridad que todavía existe en el mundo: la oscuridad del pecado, del
sufrimiento y de la indiferencia. Hay muchas personas que viven sin conocer el amor de Dios, que
están tristes, solas o confundidas, que no tienen esperanza ni propósito en la vida. ¿Qué podemos
hacer nosotros por ellas?

Jesús nos dice que somos la luz de este mundo (Mateo 5: 14). Eso significa que tenemos una
misión muy especial: reflejar el brillo de su gracia y su verdad en medio de las tinieblas. ¿Cómo
hacernos eso? Haciendo el bien a los demás. Así estaremos encendiendo una lámpara que
consolará y ayudará a alguien que vive en tinieblas y dificultades. Si somos fieles y honrados,
alumbraremos el camino de otros que pueden estar sufriendo porque no saben adónde ir.

Tú eres un farolero de Dios. No apagues tu lámpara con el pecado o la tibieza, sino que aviva el
fuego del Espíritu Santo en tu corazón. Deja que tu luz brille delante de los hombres, para que
vean tus buenas obras y glorifiquen a tu Padre que está en los cielos (Mateo 5: 16). Así serás sal y
luz para este mundo necesitado de Dios.

¿Estás dispuesto a aceptar este reto? ¿Estás dispuesto a ser una luz viviente para Dios? Si es así, te
animo a orar ahora mismo y pedirle a Dios que te ayude a cumplir tu misión.
Decídete Hoy

Domingo, 09 jun. 2024

UNA CARTA MUY IMPORTANTE

«Desde niño conoces las sagradas Escrituras, que pueden instruirte y llevarte a la salvación» (2
Timoteo 3: 15).

¿Te imaginas que un día recibes una carta del presidente de tu país? ¿Qué harías con ella? ¿La
guardarías en un cajón y te olvidarías de ella? ¿O la leerías con atención y seguirías sus
instrucciones? Probablemente, lo segundo, ¿verdad? Pues bien, ¿sabes que tienes en tus manos
una carta mucho más importante que la del presidente? Tienes la Biblia, que es una colección de
mensajes enviados de parte de Dios para ti.

La Biblia es el libro por excelencia. Un famoso predicador llamado Charles Spurgeon dijo que la
Biblia es «la espada del Espíritu, la omnipotente Palabra de Dios, la maravilla del mundo, y la
dádiva del cielo» . En ella encontramos el tesoro más valioso: el conocimiento de Dios y de su plan
para salvarnos. Una señorita que había perdido a su madre cuando era niña recibió de ella una
pequeña Biblia con estas palabras escritas: «En este libro yace un tesoro. Serás premiada si cavas
hondo» . La señorita no entendía lo que significaba eso hasta que un día conoció el amor
perdonador de Jesús y se dio cuenta de que él era el tesoro escondido en la Biblia.

¿Y tú? ¿Has encontrado ese tesoro? ¿Dedicas tiempo regular a leer la carta de amor que Dios te ha
enviado? Si no lo has hecho, te estás perdiendo de algo maravilloso. La Biblia no es solo un libro
antiguo e interesante. Es la Palabra viva y poderosa de Dios que puede transformar tu vida. «Así
también la palabra que sale de mis labios no vuelve a mí sin producir efecto, sino que hace lo que
yo quiero y cumple la orden que le doy» (Isaías 55: 11). ¿Qué hace la Palabra de Dios en nuestro
corazón? Nos da entendimiento para conocer a Dios, nos produce convicción para arrepentirnos
de nuestros pecados, nos trae consuelo para confiar en su gracia, y nos pone cara a cara con Cristo
para seguirle con todo nuestro ser.

Hoy te invito a abrir tu Biblia y leerla con atención. No la ignores ni la desprecies. Es el mensaje
más importante que puedes recibir. Déjate impactar por su verdad y su belleza. Deja que cumpla
en ti aquello para lo cual fue enviada: hacerte hijo o hija de Dios por medio de la fe en Jesucristo.
Decídete Hoy

Lunes, 10 jun. 2024

NO SOMOS PERFECTOS

«Señor, tú eres nuestro padre; nosotros somos el barro, tú nuestro alfarero; ¡todos fuimos hechos
por ti mismo!» (Isaías 64: 8).

¿Sabías que algunas de las obras de arte más famosas del mundo tienen imperfecciones? Por
ejemplo, la Mona Lisa de Leonardo da Vinci no tiene cejas ni pestañas; la cabeza, manos y torso
del David de Miguel Ángel son más grandes de lo estipulado según las proporciones clásicas; y la
torre de Pisa tiene una inclinación de casi cuatro grados.

Sin embargo, estas imperfecciones no les quitan valor ni belleza a estas obras. Al contrario, las
hacen más únicas, interesantes y admirables. Muchas personas viajan miles de kilómetros para
verlas y apreciarlas.

Lo mismo pasa con nosotros. Somos obras de arte creadas por Dios. Él nos hizo a su imagen y
semejanza, y nos dio dones y talentos para glorificarlo. Pero también somos imperfectos.
Cometemos errores y nos involucramos en pecados que nos alejan de él y de su plan.

Pero eso no significa que Dios nos rechace o nos desprecie. Al contrario, él nos ama con un amor
incondicional y eterno. Él nos dice: «Te basta con mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la
debilidad» (2 Corintios 12: 9). Él nos ofrece su perdón y su gracia a través de Jesucristo, y nos
restaura como sus hijos e hijas. Él nos transforma y nos perfecciona conforme a su voluntad.

¿Has experimentado el amor y la gracia de Dios en tu vida? ¿Has aceptado tu imperfección y su


perfección? ¿Has dejado que él te moldee y te use como su obra maestra?

Tú eres la obra de arte de Dios. Él te valora no por lo que eres, sino por lo que puedes llegar a ser
en él. Él te da un propósito y un destino en su reino. Él te hace brillar y te muestra al mundo como
un testimonio de su gloria.

No procures ser perfecto fuera de Dios, más bien reconoce su perfección y tu necesidad de su
gracia. Acepta tu condición humana, pero también su obra divina en tu vida. No somos perfectos,
pero él sí lo es. Y él nos ama y nos hace partícipes de su perfección.

Eres una obra de arte única e irrepetible, creada por el mejor artista del universo. ¡Glorifica a Dios
con tu vida! ¿Qué vas a hacer hoy para vivir como una obra de arte de Dios?
Decídete Hoy

Martes, 11 jun. 2024

¿ES MEJOR DAR QUE RECIBIR?

«Siempre les he enseñado que así se debe trabajar y ayudar a los que están en necesidad,
recordando aquellas palabras del Señor Jesús: "Hay más dicha en dar que en recibir"» (Hechos 20:
35).

¿Te gustan los regalos? A mí me encantan. Me gusta recibirlos y también darlos.

Me gusta ver la cara de sorpresa y alegría de la persona que recibe mi regalo, y también me gusta
sentirme apreciado y querido cuando alguien me regala algo.

Pero a veces me cuesta dar. Sobre todo, cuando se trata de cosas que me gustan mucho o que me
han costado mucho conseguir. O cuando se trata de personas difíciles de tratar o que siento que
no se lo merecen. O cuando siento que doy más de lo que recibo.

¿Te pasa lo mismo? ¿Te cuesta dar tu tiempo, tu dinero, tu atención, tu perdón, tu amor? ¿Te
sientes egoísta, avaro, indiferente, rencoroso, frío? ¿Te preguntas si vale la pena dar tanto y recibir
tan poco?

Si es así, quiero recordarte una frase que dijo Jesús y que nos transmite el apóstol Pablo en Hechos
20: 35: «Hay más dicha en dar que en recibir».

Esta frase resume una gran verdad: dar nos hace felices. Dar nos hace parecernos más a Dios, que
es el dador por excelencia. Dar nos libera del apego a [as cosas materiales y nos abre al amor
verdadero. Dar nos permite ser una bendición para otros y recibir bendiciones de Dios.

Dar no significa perder, sino ganar. Ganar amigos, ganar experiencias, ganar sabiduría, ganar paz,
ganar gozo. Dar no significa debilitarse, sino fortalecerse. Fortalecer nuestra fe, nuestra esperanza,
nuestra caridad. Dar no significa morir, sino vivir. Vivir la vida abundante que Jesús nos prometió.

Dar es un acto de amor que nos acerca más a Dios y a los demás. Dar es una forma de imitar a
Jesús, que nos dio el mejor regalo: la salvación. Dar es una fuente de felicidad que supera
cualquier placer material. Dar es una decisión que podemos tomar cada día, en cada situación, con
cada persona. Dar es una bendición que se multiplica cuando la compartimos. Compruébalo por ti
mismo y verás la diferencia.
Decídete Hoy

Miércoles, 12 jun. 2024

LAMENTO DE JOB

«Por fin Job rompió el silencio, y maldijo el día en que había nacido. ¡Maldita sea la noche en que
fui concebido! ¡Maldito sea el día en que nací!» (Job 3: 1-3).

La obra de toda una vida del escultor Jacques Lipschitz fue destruida en cuarenta y cinco minutos
por el fuego, en un edificio de Nuevo York. El artista exclamaba:

«¡Esto es horrible, horrible! Parte de mi vida se ha destruido» . Sin embargo, en lugar de


desalentarse, se llenó de valor y dijo: «Simplemente, tendré que empezar de nuevo» . Tenía una
notable fortaleza de carácter, lo que le permitió levantarse en ese momento de tragedia.

La historia de Job nos habla de un personaje que sufrió mucho e incluso perdió las ganas de vivir.
Pero se sobrepuso y decidió comenzar de nuevo.

«Desde las profundidades del desaliento, Job se elevó a las alturas de la confianza implícita en la
misericordia y el poder salvador de Dios. Declaró triunfantemente: "Aunque él me mate, en él
esperaré. [... Y él mismo será mi salvación" (Job 13: 15-16). Para los desalentados hay un remedio
seguro en la fe, la oración y el trabajo» (Profetas y reyes, pp. 120, 121).

El sufrimiento no es una prueba de que Dios nos haya abandonado, sino una oportunidad de
confiar en él más allá de las circunstancias. Job no entendía por qué le pasaban tantas
calamidades, pero nunca renunció a su fe en el Creador. Al final, Dios le restauró todo lo que había
perdido y le dio una nueva perspectiva de su amor y su justicia.

Dos hombres estaban mirando hacia afuera por una ventana. El uno miró hacia abajo y vio fango,
el otro miró hacia arriba y vio las estrellas. No importa dónde nos encontremos, siempre podemos
mirar hacia arriba y ver a Jesús y a las estrellas.

¿Qué harás hoy para vencer el desánimo y fortalecer tu fe? ¿Cómo puedes ayudar a otros que
están pasando por momentos difíciles? Dios te invita a acercarte a él con confianza y a
experimentar su gracia y su poder. No te conformes con mirar el fango de tus problemas, sino
levanta la vista y contempla las estrellas de sus promesas. Él tiene un plan para tu vida y quiere
darte paz y gozo. No te rindas ante el dolor, sino renuévate en el Señor.
Decídete Hoy

Jueves, 13 jun. 2024

LA ORACIÓN Y SUS CONDICIONES

«Tenernos confianza en Dios, porque sabernos que si le pedimos algo conforme a su voluntad, él
nos oye» (1 Juan 5: 14).

¿Te imaginas que cada vez que oras, Dios te responde con un mensaje de texto?

Sería algo así:

«Hola, hijo mío. Gracias por comunicarte conmigo. Para poder atender tu solicitud, por favor
responde las siguientes preguntas: "¿Estás orando conforme a mi voluntad? ¿Estás orando con fe?
¿Estás orando con un corazón limpio? ¿Estás dispuesto a aceptar mi respuesta, sea cual sea?"» .

Esto te toma por sorpresa y contestas: «Eh... bueno... esto es un poco complicado...» . Entonces
Dios te dice: «Lo siento, pero no puedo procesar tu petición si no cumples con los requisitos.
Vuelve a intentarlo más tarde. Que tengas un buen día» .

¿Te suena familiar? Tal vez no recibas un mensaje de texto literal de Dios, pero a veces sientes que
Dios no escucha tus oraciones, o no las responde como quieres. Te preguntas qué estás haciendo
mal.

La Biblia nos enseña que Dios es un Padre amoroso que está atento a nuestras necesidades. Sin
embargo, también nos muestra que hay ciertas condiciones que debemos cumplir para que
nuestras oraciones sean efectivas. No se trata de manipular a Dios o de ganarnos su favor, sino de
alinear nuestra voluntad con la suya y de confiar en su sabiduría y poder.

Algunas de esas condiciones son:

Orar conforme a la voluntad de Dios (1 Juan 5: 14-15). Esto implica conocer su Palabra y sus
propósitos, y pedir lo que él quiere y no lo que nosotros queremos.

Orar con fe (Mateo 21: 22). Esto significa creer que Dios puede hacer lo que le pedimos y no
vacilar entre la esperanza y el temor.

Orar con un corazón limpio (Salmo 66: 18). Esto requiere confesar nuestros pecados y
arrepentirnos de ellos, y perdonar a los que nos han ofendido.

Aceptar la respuesta de Dios, sea cual sea (Filipenses 4: 6-7). Esto implica reconocer que Dios sabe
más que nosotros y que tiene un plan perfecto para nuestra vida, y agradecerle por lo que hace o
permite. ¿Cumples con estas condiciones cuando oras? ¿Qué puedes hacer para mejorar tu
comunicación con Dios? Te invito a reflexionar sobre esto y a ponerlo en práctica. Verás cómo tus
oraciones se vuelven más poderosas y cómo tu relación con Dios se fortalece.
Decídete Hoy

Viernes, 14 jun. 2024

¿QUÉ HARÍAS POR DIEZ MILLONES DE DÓLARES?

«Busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas»
(Mateo 6: 33).

Imagina que un día recibes una llamada telefónica de un desconocido que te ofrece diez millones
de dólares a cambio de que hagas algo. No sabes quién es ni cómo consiguió tu número, pero te
asegura que no es una broma y que tiene el dinero listo para entregártelo. Lo único que tienes que
hacer es aceptar una de las siguientes opciones: abandonar a tu familia, prostituirte durante una
semana o más, no testificar y dejar libre a un asesino, matar a un desconocido o dar a tus hijos en
adopción.

¿Qué harías? ¿Aceptarías alguna de estas propuestas? ¿O colgarías el teléfono y lo denunciarías a


la policía? Quizá pienses que esta es una situación hipotética e improbable, pero lo cierto es que
hay personas que han respondido a esta pregunta y han revelado lo que estarían dispuestos a
hacer por diez millones de dólares.

En un libro titulado The Doy America Told the Truth [El día en que Estados Unidos dijo la verdad]
aparecen los resultados. El 25% de los encuestados afirmó que abandonaría a toda su familia; el
25% abandonaría a su iglesia; el 23% se prostituiría durante una semana o más; el 16% renunciaría
a la nacionalidad estadounidense; el 16% abandonarían a sus cónyuges; el 10% no testificarían y
dejarían libre a un asesino; el 7% matarían a un desconocido; y el 3% darían a sus hijos en
adopción.

Estos resultados nos muestran cómo el amor al dinero puede corromper nuestro corazón y hacer
que perdamos el respeto por la vida, la familia, la fe y la patria. Pablo afirmó: «Porque el amor al
dinero es raíz de toda clase de males» (1 Timoteo 6: 10). El problema no es el «dinero» en sí
mismo, sino el «amor al dinero» . El dinero es bueno y útil, siempre que lo veamos como lo que es:
un medio de cambio. Pero hay cosas más importantes y valiosas que no se pueden comprar ni
vender, como la fe, la familia y la autorrealización, a las que Dios espera que les prestemos
atención.

Así que no caigas en la trampa del amor al dinero. En cambio, toma hoy la decisión de buscar
primero «el reino de Dios y su justicia» y recibirás también todo lo demás.
Decídete Hoy

Sábado, 15 jun. 2024

EL REY DE LA HUMANIDAD

«Jesús llamó a sus doce discípulos, y les dio autoridad para expulsar a los espíritus impuros y para
curar toda clase de enfermedades y dolencias» (Mateo 10: 1).

Las veintisiete islas del archipiélago Cocos están en el océano Índico, a mitad de camino entre
Australia y Sri Lanka. Una de ellas se usa para reabastecer de combustible a los aviones en los
vuelos internacionales.

Rita Snowden nos cuenta en su libro Listen Childen [Escuchen niños] de veintiséis ingleses que se
ocupaban de instalar un cable para una estación de radio en estas islas remotas. Rita viajaba a
bordo del barco Orión, que era demasiado grande para acercarse a la isla. Debido a eso, los
hombres tuvieron que ir en pequeños botes. Traían cartas selladas y un barril con agua. El capitán
del barco preparó otro barril con alimentos y revistas para esos hombres que quedarían aislados
en estas islas remotas.

«Pero antes de que nos fuéramos, un isleño de elevada estatura —parecía un Robinson Crusoe
con una barba oscura y un pañuelo rojo alrededor del cuello— se puso de pie en el botecito y se
despidió de nuestro barco. Luego gritó bien fuerte para que todos pudiéramos oír: "Denle mi
recuerdo al rey Jorge"» .

Nosotros, como el hombre de las islas Cocos, vivimos muy lejos de nuestro Rey, y debemos
enviarle nuestro amor y recuerdo cada día. Nuestro Rey espera que le sirvamos tan fielmente
como lo hicieron sus doce discípulos, y también quiere que hablemos a otros acerca del reino de
los cielos.

En el libro de Mateo descubrimos algunas maneras de hablar a otros de las buenas acerca del
reino celestial. El mensaje principal del libro es que Jesús es Rey y que él establecerá muy pronto
su reino. La palabra reino se usa cincuenta y cinco veces, y la frase «reino de los cielos» treinta y
dos veces. Mateo tiene veinte parábolas que nos ayudan a entender más acerca del reino y cómo
ayudar a que otros sean sus súbditos.

¿De qué formas puedes hablar a otros sobre el reino de los cielos? Siguiendo el ejemplo de Jesús y
sus discípulos, que dieron sus vidas por la proclamación del mensaje y transformaron los
corazones de toda una generación con el poder del Espíritu. Tú también lo puedes hacer,
proclama: «Vuélvanse a Dios, porque el reino de los cielos está cerca» (Mateo 4: 17).
Decídete Hoy

Domingo, 16 jun. 2024

DIOS, NUESTRO CENTRO DE CONTROL EN LAS DIFICULTADES

«Dejen todas sus preocupaciones a Dios, porque él se interesa por ustedes» (1 Pedro 5: 7).

¿Te imaginas estar en el espacio, a cientos de miles de kilómetros de la Tierra, y que tu nave
espacial sufra una explosión? Eso fue lo que les pasó a los astronautas del Apolo 13 en 1970. Ellos
tenían una misión: llegar a la Luna y regresar sanos y salvos. Pero un accidente puso en peligro sus
vidas y su objetivo.

Cuando se comunicaron con el centro de control en Houston, dijeron: «Houston, tenemos un


problema» . En realidad, tenían muchos problemas. Su nave estaba dañada, perdían oxígeno y
energía, y no podían usar el motor principal. Necesitaban un diagnóstico preciso y una solución
rápida para poder sobrevivir y volver a casa.

Los expertos de la NASA trabajaron sin descanso para analizar la situación y diseñar un plan de
rescate. Usando el módulo lunar como bote salvavidas, los astronautas lograron realizar las
maniobras necesarias para reorientar la nave y acercarse a la Tierra. Después de cuatro días de
angustia e incertidumbre, lograron amerizar en el Océano Pacífico. Fue un milagro de la gracia de
Dios y de la ciencia.

Del mismo modo, nosotros también tenemos una misión: seguir a Cristo y cumplir su voluntad.
Pero muchas veces nos encontramos con problemas que nos desvían o nos desaniman. La buena
noticia es que no estamos solos. Tenemos a Dios, que nos ama y nos cuida. Tenemos su Palabra,
que nos guía y nos enseña. Tenemos su Espíritu, que nos fortalece y nos consuela. Y tenemos su
iglesia, que nos apoya y nos anima. Si recurrimos a estos recursos, podremos superar los
problemas que se nos presenten y seguir adelante con nuestra misión.

No te des por vencido ante las dificultades. No te aísles ni te rindas. Busca a Dios en oración,
estudia su Palabra, usa tus dones para servir en tu iglesia local y gózate en la gracia de Cristo. Él te
ayudará a resolver tus problemas y te dará la victoria.

¿Qué problemas enfrentas hoy? ¿Qué puedes hacer para solucionarlos? ¿A quién puedes pedir
ayuda? ¿Qué promesas de Dios te dan esperanza? Te invito a reflexionar sobre estas preguntas y a
tomar una decisión que te acerque más a Dios y a tu misión.
Decídete Hoy

Lunes, 17 jun. 2024

HAZ EL BIEN

«Él nos ha creado en Cristo Jesús para que hagamos buenas obras» (Efesios 2: 10).

¿Te imaginas que tuvieras un contador en tu muñeca que te indicara cuántas veces has hecho algo
bueno por alguien? ¿Qué pasaría si cada vez que ayudaras a un amigo, a un familiar o a un
desconocido, ese contador aumentara un número? ¿Y si cada vez que ignoraras una oportunidad
de hacer el bien, ese contador disminuyera un número? ¿Qué número tendrías al final del día? ¿Y
al final de tu vida?

Quizás pienses que esto es una locura, que nadie puede llevar la cuenta de todas las buenas
acciones que hace o deja de hacer. Y tienes razón. Solo Dios conoce el verdadero estado de
nuestro corazón y las motivaciones de nuestras obras. Pero eso no significa que debamos vivir
como si no importara lo que hacemos o dejamos de hacer por los demás.

La Biblia nos dice que «nos ha creado en Cristo Jesús para que hagamos buenas obras» (Efesios 2:
10). Dios tiene un propósito para cada uno de nosotros, y parte de ese propósito es reflejar su
amor y su bondad en este mundo. No estamos aquí solo para ocuparnos de nosotros mismos, sino
para servir a los demás con humildad y generosidad.

«Pasarás por este mundo, una sola vez. Por lo tanto, cualquier bien que puedas hacer, cualquier
bondad que puedas demostrar a cualquier ser humano, hazlo ahora. No lo difieras ni lo descuides,
pues no pasarás por este camino otra vez» (Light From Many Lamps [Luz de muchas lámparas], pp.
191, 192).

No desperdiciemos esa oportunidad. No dejemos pasar las ocasiones de hacer el bien que se nos
presentan cada día. No seamos indiferentes al dolor o a la necesidad de nuestro prójimo. No
seamos egoístas ni mezquinos. Seamos bondadosos y compasivos. Seamos luz y sal en este mundo
oscuro y corrupto.

Hoy te invito a reflexionar sobre cómo puedes hacer el bien a otros. Tal vez sea una palabra de
ánimo, una ayuda, un regalo inesperado, una oración sincera o dar un abrazo. No importa lo
grande o pequeño que sea, lo que importa es el amor con que lo hagas.

Pasarás por este mundo una sola vez. ¡Haz el bien!


Decídete Hoy

Martes, 18 jun. 2024

¿SE PUEDE ADORAR A DIOS CON UN CIGARRILLO EN LA BOCA?

«Alaben el glorioso nombre del Señor, adoren al Señor en su hermoso santuario» (Salmo 29: 2).

Imagina que vas a una iglesia donde el pastor predica con un cigarrillo en la boca. Cada vez que
abre la Biblia, exhala una bocanada de humo. Cada vez que canta un himno, se quita el cigarrillo y
lo sostiene entre los dedos. Cada vez que ora, cierra los ojos y aprieta el cigarrillo entre los labios.

¿Qué pensarías de ese pastor? ¿Te inspiraría confianza? ¿Le seguirías como líder espiritual?
Probablemente no. Tal vez pensarías que ese pastor no respeta a Dios ni a su iglesia, y que no se
toma en serio su ministerio.

Ahora bien, ¿cómo podría alguien adorar a Dios con el cuerpo contaminado con tóxicos que van
destruyendo imperceptiblemente sus tejidos, incluyendo su cerebro? Lo que sigue se publicó
como aviso de página entera en el Daily Express de Londres, por el Concilio Británico de Educación
de la Salud.

Ácido cianhídrico. Los compuestos dañinos del humo del tabaco incluyen el ácido cianhídrico en
una concentración ciento sesenta veces mayor que la que se considera permisible en la industria.
El ácido cianhídrico es un veneno.

El monóxido de carbono, el gas mortífero que se encuentra presente en los gases del escape de los
automóviles, se combina con la hemoglobina de los glóbulos rojos, reduciendo la capacidad de la
sangre para transportar oxígeno a las células de los tejidos. Como el monóxido tiene una afinidad
mucho mayor con la hemoglobina que el oxígeno, expulsa a este de la sangre.

La nicotina es un líquido incoloro y muy venenoso. Se usa como insecticida letal, y una gota
(setenta miligramos) mata a un hombre en minutos.

El butano es el gas que se usa en los encendedores de cigarrillos y en las cocinas de campaña.
Además, forma parte del gas natural y el petróleo sin refinar.

El alquitrán. El alquitrán del tabaco contiene más de doscientos compuestos, muchos de ellos
tóxicos. Entre estos se encuentran por lo menos diez hidrocarburos cancerígenos.

¿Cómo podría una persona fumadora adorar a Dios en su «hermoso santuario» con el cuerpo lleno
de químicos tóxicos que lo van destruyendo lentamente? Dios te ama y quiere lo mejor para tu
salud. Adórale con todo tu ser.
Decídete Hoy

Miércoles, 19 jun. 2024

EL AGUJERO DE OZONO

«Levanten los ojos al cielo, y miren abajo, a la tierra: el cielo se desvanecerá como el humo, la
tierra se gastará corno un vestido y sus habitantes morirán como mosquitos. Pero mi salvación
será eterna, mi victoria no tendrá fin» (Isaías 51: 6).

La capa de ozono es una barrera natural que nos protege de los rayos ultravioleta del sol, los
cuales pueden causar daños irreparables en nuestra piel y en nuestro ADN. Sin embargo, esta capa
se ha debilitado mucho en los últimos años por culpa de los gases contaminantes que emitimos
desde la tierra, como los clorofluorocarbonos y los óxidos de nitrógeno. Estos gases reaccionan
con el ozono y lo destruyen, creando agujeros en la capa que permiten el paso de más radiación
solar. Según la Organización Meteorológica Mundial, el agujero de la capa de ozono ha llegado a
cubrir una superficie tan grande corno Europa. Esto tiene graves consecuencias para la salud de las
personas y los ecosistemas. Por ejemplo, el cáncer de piel ha aumentado en muchos lugares.
También se han visto afectados los cultivos, los animales y el plancton marino, que son la base de
la cadena alimentaria.

La Biblia nos advierte que el cielo se desvanecerá como el humo (Isaías 51: 6) y que habrá una
plaga en la que el sol quemará con fuego a la gente (Apocalipsis 16: 8-9). Quizás estas profecías se
cumplan cuando la capa de ozono se deteriore aún más y nos deje sin defensa ante el sol. Pero
Dios no abandonará a sus hijos fieles, sino que les dará su protección. Él es el Creador del cielo y
de la tierra, y tiene el poder de restaurar lo que el pecado ha dañado.

Nuestra vida en este mundo es pasajera y vulnerable. Por eso, tenemos que cuidar el medio
ambiente que Dios nos ha dado como una bendición. Pero más importante aún es cuidar nuestra
relación con Dios y su Palabra, que es nuestra capa de ozono espiritual. Ella nos protege de los
efectos del pecado y de las influencias malignas que hay en el mundo. No permitamos que nada ni
nadie dañe nuestra comunión con Dios y su voluntad para nosotros. Solo así podremos disfrutar
de su paz y su amor en este mundo y en el venidero.
Decídete Hoy

Jueves, 20 jun. 2024

DANIEL REHÚSA TRANSIGIR

«Y cuando Daniel supo que el decreto había sido firmado, se fue a su casa, abrió las ventanas de
su dormitorio, el cual estaba orientado hacia Jerusalén, y se arrodilló para orar y alabar a Dios.
Esto lo hacía tres veces al día, tal como siempre lo había hecho» (Daniel 6: 10).

Habría sido fácil para Daniel pensar en la conveniencia de orar secretamente hasta que cesara la
conmoción provocada por el decreto. Es imposible calcular la influencia que su fidelidad ejerció
sobre los que lo observaban. Su disposición a arriesgar su vida por su fe tiene que haber causado
una impresión duradera.

Charles Peynols Brown relata la siguiente historia: «Cierta noche, un alumno del último año
cruzaba el patio del colegio. Ya era tarde, y él había pasado las horas en el desenfreno y el
libertinaje [...1. Al cruzar el patio, miró y vio al miembro más anciano y querido del personal
docente que escribía en su escritorio bajo la luz de una lámpara. El joven sabía que trabajaba en
algo que consideraba de utilidad para el mundo. El contraste entre eso y la forma como él había
pasado las horas nocturnas hizo impacto en su corazón. Allí mismo decidió abrir una nueva hoja en
su vida y escribir en ella la historia de una vida decente. Aquel profesor no se había sentado allí
para que lo miraran; no sabía nada acerca del muchacho que lo observaba en la oscuridad; había
estado tan absorto en su trabajo que había olvidado cerrar las cortinas. Fue la sencilla
espontaneidad de su vida útil la que lo convirtió en un poder para el bien de ese colegio» (Yate
Taiks, p. 91).

Dos hombres en dos ventanas: uno, un profeta de la antigüedad; el otro, un profesor de los
tiempos modernos; pero ambos ejercieron una influencia notable sobre los transeúntes. Nos
agrade o no, pasamos una gran parte de nuestra vida frente a «ventanas» que la gente contempla
para ver cómo vivimos.

¿Qué tipo de vida estás viviendo frente a las ventanas de tu mundo? Tu testimonio puede marcar
la diferencia en la vida de alguien que te observa. No desperdicies la oportunidad de ser una luz en
medio de las tinieblas. Sé como Daniel, sé como el profesor, sé como Jesús.
Decídete Hoy

Viernes, 21 jun. 2024

LA PRINCESA DE HIELO

«Pues ofrecieron a sus hijos y a sus hijas en sacrificio a esos demonios. Derramaron sangre
inocente, la sangre de sus hijos y sus hijas» (Salmo 106: 37, 38).

Los medios de comunicación informaron recientemente que el cuerpo momificado de una joven
inca, que fue sacrificada a los dioses hace quinientos años, ha sido encontrado a seis mil metros de
altura en los Andes peruanos. Junto a ella han aparecido otros dos cuerpos, así como un ajuar de
cerámica y objetos religiosos.

La «princesa de hielo» , como la denomina su descubridor, el doctor Johan Reinhard, se ha


mantenido a través de los siglos en un excelente estado de conservación debido a las bajas
temperaturas de la zona. El cadáver se conserva en una cámara frigorífica de la Universidad de
Arequipa. Se lo someterá a diversas investigaciones que proporcionarán valiosa información sobre
el origen del hombre americano.

Esta práctica pagana de sacrificar a los hijos es muy antigua, y en la actualidad, aunque es ilegal,
no por eso ha dejado de practicarse en algunos lugares.

La princesa de hielo momificada ha perdurado hasta el comienzo del tercer milenio, y es indudable
que podrá permanecer en su cámara helada hasta la venida de Jesús. No importa qué promesas de
felicidad, honra y distinción en el más allá, en el paraíso de los dioses incaicos, le hayan hecho los
sacerdotes incas que le sacaron el corazón para ofrecerlo a su dios, nada de eso se cumplió.
Promesas vanas que no podían cumplirse.

En cambio, Las jovencitas y los jóvenes adventistas, princesas y príncipes de la realeza de Dios,
tienen asegurada la vida eterna que pasarán en compañía de su Dios, como sus hijos y sus hijas,
herederos de riquezas inmarcesibles que ni siquiera es posible imaginar. «Dios hará de ustedes,
como de piedras vivas, un templo espiritual, un sacerdocio santo, que por medio de Jesucristo
ofrezca sacrificios espirituales, agradables a Dios» (1 Pedro 2: 5).

Y tú, ¿qué prefieres? ¿Ser una princesa o un príncipe de hielo que se queda congelado en el
tiempo y el espacio, o ser una princesa o un príncipe de fuego que arde con amor por Dios y por
los demás? La decisión es tuya. ¿Qué le vas a responder?
Decídete Hoy

Sábado, 22 jun. 2024

EL DEVORADOR

«Sálvame de la boca de esos leones, ¡defiéndeme de los cuernos de esos toros!» (Salmo 22: 21).

Hace un tiempo leímos en un diario norteamericano que un león había despedazado a un


muchacho de diecisiete años y luego lo había devorado. El lamentable hecho ocurrió en el
zoológico de la ciudad de Colombo, en Sri Lanka, república situada al noreste de la India.

Los horrorizados testigos del hecho ocurrido en el Zoológico Interactivo Tritong dijeron que el
muchacho estaba payaseando entre los animales y posaba para que lo fotografiaran. Cuando trató
de meter la cabeza en las fauces de un león, la fiera lo atacó repentinamente. Aunque parezca
extraño, el zoológico permite a los visitantes interactuar con las fieras predadoras, incluyendo
leopardos, cocodrilos y hasta con las mortíferas cobras. Este zoológico es una de las atracciones
turísticas más populares de Sri Lanka.

Aunque la juventud cristiana no vive en un zoológico, corre constantemente el riesgo de


encontrarse con un león rugiente que anda buscando a quién devorar. La Biblia lo explica de este
modo: «Sean prudentes y manténganse despiertos, porque su enemigo, el diablo, como un león
rugiente, anda buscando a quien devorar. Resístanle, firmes en la fe, sabiendo que en todas partes
del mundo los hermanos de ustedes están sufriendo las mismas cosas» (1 Pedro 5: 8).

Lamentablemente, hay jóvenes cristianos que juegan con el león rugiente e interactúan con él. Eso
les trae la muerte espiritual, porque el diablo quiere alejarnos de Dios. Pero Jesús vino para acabar
con las obras del diablo y darnos vida eterna.

El muchacho que jugó con el león pagó un precio muy alto por su imprudencia. No podemos jugar
con el diablo. Él quiere destruir nuestra vida espiritual y alejarnos de Dios.

La Biblia nos enseña a resistirlo, manteniéndonos firmes en la fe y obedeciendo los mandamientos


de Dios. ¿Qué estás haciendo para evitar que el león rugiente te devore? ¿Estás orando, leyendo la
Biblia, asistiendo a la iglesia y compartiendo tu fe con otros? ¿O estás jugando con el pecado y
exponiéndote al peligro? No dejes que el pecado te separe de tu Padre celestial. Hoy puedes
decidir seguir a Jesús y no al diablo. ¿Estás dispuesto a hacerlo?
Decídete Hoy

Domingo, 23 jun. 2024

¡DÉJELOS QUE SE RÍAN!

«¡Ay de ustedes los que ahora están satisfechos, pues tendrán hambre! ¡Ay de ustedes los que
ahora ríen, pues van a llorar de tristeza!» (Lucas 6: 25).

El doctor Edward Jenner nació en Inglaterra el 17 de mayo de 1749. Fue el creador de la vacuna
contra la viruela. El doctor Jenner, deseoso de salvar de la muerte a millones de personas,
¡presentó un informe científico de sus experimentos al presidente de la Roya! Society de Londres.
«Le estamos haciendo un favor al no publicar este informe —le contestó el presidente—. Usted se
expondría al ridículo si lo incluimos en el periódico» .

«Los que quieren pueden ridiculizarme, si gustan —respondió el doctor Jenner—, pero sé que lo
que he escrito es la verdad. Yo mismo imprimiré un periódico con mi informe» .

Aunque al principio fue desdeñado y escarnecido en su propia patria, los hombres de ciencia de
otros países no se rieron. Los médicos de Francia comenzaron a vacunar inmediatamente. Catalina
la Grande, de Rusia, pidió a sus médicos que vacunaran a todos los habitantes de su imperio.
Napoleón ordenó que todos sus soldados fueran inoculados. En los Estados unidos, el presidente
Tomás Jefferson hizo que toda su familia fuera vacunada.

El doctor Jenner poseía la clase de carácter que hoy necesitan nuestros jóvenes, para mantenerse
firme en lo que sabe que es justo, sin considerar lo que digan los demás. Tú podrás ser ridiculizado
por guardar el sábado, o por creer en la Palabra de Dios en esta era científica moderna. Pueden
reírse de ti porque no participas en las diversiones mundanas. Pueden mofarse de que creas que
Dios contesta las oraciones.

¡Déjalos que se rían! Llegará el día cuando los que se burlan de ti desearán haberte seguido.
Clamarán a las rocas y a las montañas que los escondan del rostro de Jesús, a quien verán venir en
las nubes del cielo. Mientras tanto, tú estarás entre los que le darán la bienvenida con gozo y
alegría, y recibirás la corona de la vida que el Señor ha prometido a los que le aman. Así que no te
desanimes ni te avergüences de tu fe. Sigue el ejemplo del doctor Jenner y defiende la verdad.
Dios te bendecirá y te guardará hasta el día de su venida.
Decídete Hoy

Lunes, 24 jun. 2024

NO HAY MAL QUE POR BIEN NO VENGA

«Den gracias a Dios por todo» (1 Tesalonicenses 5: 18).

Para el cristiano, detrás de cada nube brilla el sol y cada tragedia esconde una bendición.

El pavoroso incendio de Londres empezó el 2 de septiembre de 1666. En cuatro días, dos terceras
partes de la ciudad fueron destruidas. Doscientos mil personas se quedaron sin hogar y ochenta y
nueve iglesias fueron arrasadas. ¿Habría alguna razón para agradecer a Dios en medio de una
situación tan terrible?

Pero esa tragedia escondía una bendición. El fuego destruyó la antigua ciudad de Londres, con sus
cloacas abiertas, sus viejos edificios de madera, sus barrios bajos y calles sucias. La ciudad fue
reconstruida con nuevos edificios y mejores sistemas de drenaje.

Parece que el fuego tuvo un efecto purificador en el aire. Mató a miles de ratas y destruyó
gérmenes de la peste bubónica, la cual había arrebatado la vida de muchos en años anteriores. Lo
que pareció una tragedia en aquel momento resultó ser una bendición, pues salvó miles de vidas y
convirtió a Londres en un lugar mejor para vivir.

Otro ejemplo de bendición salida de una tragedia lo encontramos en lo que sucedió a Corrie ten
Boom y a su hermana Betsie, quienes estaban en un campo de concentración alemán durante la
Segunda Guerra Mundial. Un día las hermanas fueron trasladadas a la Barraca 28, que estaba llena
de moscas. Ellas no veían cómo podrían vivir en un lugar tan sucio y agradecer a Dios por ello.
Betsie leyó el versículo de hoy.

—¿No ves? —dijo—. Debemos agradecer a Dios por todo.

Algunos días después, descubrieron que, por causa de las moscas, los guardianes no entraban en
la alcoba. Así las dos hermanas tenían libertad de leer sus Biblias y testificar, lo cual de otra
manera no hubieran podido hacer.

Dios tiene un propósito para todo lo que permite en tu vida. Él puede convertir el mal en bien y la
tristeza en gozo. Él puede hacer que tu tragedia sea una bendición para ti y para otros. Él es fiel y
te dará la fuerza y la paz que necesitas para enfrentar cualquier situación.
Decídete Hoy

Martes, 25 jun. 2024

NO OLVIDES LO ESENCIAL

«He guardado tus palabras en mi corazón para no pecar contra ti» (Salmo 119:11).

Los amigos de Cynthia miraban hacia el cielo azul para verla lanzarse con paracaídas desde un
avión. Era la primera vez que se lanzaría sin ayuda y ella misma accionaría la cuerda para abrir el
paracaídas. Quedaron emocionados cuando la vieron saltar.

Los amigos de Cynthia contaron los segundos hasta el momento cuando ella debía abrir el
paracaídas, ¡Pero este no se abrió! Esperaron mientras su amiga caía velozmente, pero no sucedió
nada. Era evidente que había un grave problema. ¿Por qué no accionaba la cuerda? ¿Por qué no
abría el paracaídas de reserva?

Trágicamente, Cynthia no logró su propósito y se estrelló contra el suelo. Murió


instantáneamente. Cuando los asistentes llegaron al lugar del accidente, vieron que el paracaídas
estaba bien doblado dentro de la funda que llevaba a la espalda. ¿Qué había sucedido?

Luego vieron que la tela de su equipo de paracaidista estaba desgarrada en el lado derecho. Su
propia ropa estaba rota y hasta se había lacerado la piel del pecho con los dedos. Pronto
comprendieron la terrible verdad. ¡La cuerda del paracaídas estaba en el lado izquierdo! En un
momento de pánico lo había olvidado y había tratado desesperadamente de tirar de la cuerda en
el lado derecho, pero esta no estaba ahí.

¡Qué triste historia! Cynthia olvidó algo que era esencial y, como resultado de ello, terminó
perdiendo la vida. No olvidemos lo esencial en este día: nuestra relación con Dios. Sé, como Josué,
que decidió seguir al Señor con todo su corazón (Josué 24: 15); como Timoteo, que desde niño
conoció las Sagradas Escrituras (2 Timoteo 3: 15); y como Daniel, que se propuso no contaminarse
con las cosas de este mundo (Daniel 1: 8).

«Acuérdate de tu Creador ahora que eres joven y que aún no han llegado los tiempos difíciles»
(Eclesiastés 12: 1). No pierdas el tiempo con cosas que no te acercan a Dios. Vive para el Señor
desde tu juventud y verás cómo él bendice tu vida.

¿Estás dispuesto a hacerlo? ¿Estás dispuesto a no olvidar lo esencial? ¿Estás dispuesto a vivir para
Dios?
Decídete Hoy

Miércoles, 26 jun. 2024

UN DIÁLOGO CON DIOS

«No se aflijan por nada, sino preséntenselo todo a Dios en oración; pídanle, y denle gracias
también» (Filipenses 4: 6).

Para ti, ¿qué es la oración? ¿Es un ritual que haces por costumbre o por obligación? ¿Es un
momento que aprovechas para pedirle a Dios lo que quieres o necesitas? ¿Es una forma de
expresarle a Dios tu gratitud y tu alabanza? ¿Es una conversación íntima y sincera con tu mejor
amigo?

Elena G. de White afirma que «orar es el acto de abrir nuestro corazón a Dios como a un amigo»
(El camino a Cristo, p. 138). Alguien dijo que «la oración cristiana es nuestra conversación con
Dios, en el nombre de Jesús, acompañada por el poder del Espíritu Santo» .

Un día un estudiante entró en el laboratorio de Pasteur, y encontró al gran hombre de ciencia


inclinado sobre su microscopio. No queriendo distraerlo, el joven comenzó a salir. Pasteur levantó
la vista y el estudiante dijo: «Pensé que usted estaba orando» . Volviéndose otra vez hacia su
microscopio, el grande, pero humilde hombre de ciencia replicó: «Efectivamente» .

Esta anécdota nos muestra que la oración no se limita a un lugar, un tiempo o una postura
específica. La oración puede ser una actitud constante en nuestra vida, una disposición de nuestro
corazón hacia Dios. Podemos orar en cualquier momento y circunstancia.

La Biblia nos anima a orar sin cesar (1 Tesalonicenses 5: 17), a orar con fe (Mateo 21:22), a orar
con humildad (Lucas 18:13), a orar con perseverancia (Lucas 11:9), a orar con confianza (Hebreos
4: 16), a orar con sinceridad (Salmo 51: 6), a orar con arrepentimiento (2 Crónicas 7: 14), a orar
con gratitud (Colosenses 4: 2), a orar con gozo (Filipenses 4: 4-6), a orar con amor (Mateo 5: 44).

¿Cómo es tu vida de oración? ¿Oras solo cuando tienes problemas o cuando te acuerdas? ¿Oras
solo por ti mismo o por los demás? ¿Oras solo para pedir o también para agradecer y alabar?

La oración es una bendición que no debemos ignorar ni desaprovechar. Te invito a que hagas de la
oración una prioridad en tu vida, y verás los maravillosos resultados que Dios hará en ti y por
medio de ti a otros.
Decídete Hoy

Jueves, 27 jun. 2024

LAS ESTATUAS ROBADAS

«Todo hombre es como hierba, y su grandeza es corno la flor de la hierba. La hierba se seca y la
flor se cae, pero la palabra del Señor permanece para siempre» (1 Pedro 1: 24, 25).

Después de la Segunda Guerra Mundial, Francia designó a una comisión para que se encargara de
devolver al país todas las estatuas que habían sido robadas por el enemigo. Esas estatuas, cientos
de ellas, fueron llevadas a París y almacenadas, a la espera de ser reclamadas por sus dueños.
Entre ellas había estatuas de famosos poetas, maestros, políticos, generales y filósofos.

Resultó sorprendente que veintenas de estatuas nunca fueron reclamadas. A muchas de ellas ni
siquiera se las pudo identificar. Un ministro francés de relaciones exteriores comentó: «Nadie las
quiere. Tal vez hace cuarenta y cincuenta años se llamó a los niñitos de las aulas para que cantaran
cuando se inauguraron esas estatuas. Tal vez el prefecto dio su discurso. Ahora nadie puede
recordar los nombres de esos personajes» .

Muchos años antes, Salomón había dicho: «Las cosas pasadas han caído en el olvido, y en el olvido
caerán las cosas futuras entre los que vengan después» (Eclesiastés 1: 11). «¡Vana ilusión, vana
ilusión! ¡Todo es vana ilusión!» (Eclesiastés 1: 2). Y el apóstol Pedro comparó la fama y la gloria
terrenales a la flor de la hierba que se seca y cae.

Pero no todas las cosas florecen momentáneamente. «La palabra del Señor permanece para
siempre» . En tiempos pasados, la Palabra de Dios ha sufrido recios ataques, y ha sobrevivido. Las
naciones se han elevado al pináculo de la gloria, y luego se han hundido; los hombres han sido
exaltados y luego olvidados; pero la Palabra de Dios tiene hoy más vitalidad, y es más gloriosa que
nunca.

Hoy en día tenemos más acceso a las Escrituras que en cualquier periodo previo de la historia,
además de comentarios, devocionales como este, aplicaciones que facilitan su estudio y
numerosos sermones a la distancia de un clic.

¿No quieres unirte a lo que perdurará? ¿A lo que nunca llegará a ser una «vana ilusión» ? Entonces
estudia y obedece cada día la Palabra de Dios. Puedes obtener la inmortalidad por medio de la
salvación que es en Cristo Jesús.
Decídete Hoy

Viernes, 28 jun. 2024

LAS VENTANAS DE LOS CIELOS

«Cada uno debe dar según lo que haya decidido en su corazón, y no de mala gana o a la fuerza,
porque Dios ama al que da con alegría» (2 Corintios 9: 7).

El 28 de mayo de 1981, una niña que caminaba por el patio de una iglesia de un pueblo situado
muy lejos de la ciudad de Manchester, Inglaterra, vio caer ante ella una moneda de cincuenta
peniques (media libra esterlina). Ese mismo día, otros niños encontraron en el mismo lugar
muchas monedas caídas del cielo, por valor de varias libras esterlinas. Las investigaciones
realizadas eliminaron la posibilidad de que hubieran sido lanzadas por algún bromista del
vecindario, porque las murallas que rodean a la iglesia son demasiado altas para permitirlo. Su
origen permanece desconocido. Este mismo fenómeno inexplicable ha ocurrido en otros lugares.

Dios promete abrir «las ventanas de los cielos» y derramar bendición sobre sus hijos. Así lo dijo al
profeta Malaquías: «Traigan su diezmo al tesoro del templo, y así habrá alimentos en mi casa.
Pónganme a prueba en eso, a ver si no les abro las ventanas del cielo para vaciar sobre ustedes la
más rica bendición» (3: 10). ¿Qué significa esta promesa? ¿Acaso Dios nos enviará dinero desde el
cielo como a los niños de la iglesia inglesa?

No necesariamente. Las bendiciones de Dios no se limitan a lo material. Él puede abrirnos las


ventanas del cielo de muchas maneras: dándonos salud, paz, sabiduría, protección, consuelo,
amor y todo lo que necesitamos para vivir una vida plena y feliz. La Biblia dice que «todo lo bueno
y perfecto que se nos da, viene de arriba, de Dios, que creó los astros del cielo» (Santiago 1: 17).

Pero hay una condición para recibir estas bendiciones: debemos ser fieles a Dios en nuestros
diezmos y ofrendas. El diezmo es el diez por ciento de nuestros ingresos que Dios reclama como
suyo. La ofrenda es lo que damos voluntariamente conforme a las bendiciones recibidas. Al
devolver a Dios lo que le corresponde, le demostramos nuestro amor, nuestra gratitud y nuestra
confianza en él, y promovemos el avance de su obra.

¿Estás dispuesto a ser fiel en tus diezmos y ofrendas? Si lo haces, verás cómo él abrirá «las
ventanas del cielo» y te bendecirá abundantemente. No te arrepentirás de ser generoso con Dios,
porque él es mucho más generoso contigo.
Decídete Hoy

Sábado, 29 jun. 2024

IVÁN EL TERRIBLE

«Pero si confesarnos nuestros pecados, podemos confiar en que Dios, que es justo, nos perdonará
nuestros pecados y nos limpiará de toda maldad» (1 Juan 1: 9).

Su solicitud de unirse a nuestra orden religiosa es sumamente extraña —declaró el anciano


ermitaño sacudiendo la cabeza—. ¿Está seguro que realmente lo quiere hacer? La vida aquí será
sumamente difícil para usted, comparada con los lujos de su palacio. No podremos hacer ninguna
excepción a los estrictos reglamentos de pobreza y silencio. Además, no tendrá comunicación
alguna con su familia ni con el mundo exterior.

—Pero eso es exactamente lo que busco —explicó Iván—. No soy digno de ser gobernante de
Rusia. Mis pecados son más pesados de lo que puedo soportar. Tal vez aquí pueda encontrar alivio
para mi conciencia torturada.

— ¿Ah, sí? —el ermitaño elevó las cejas y esperó que continuara.

— Seguramente habrá escuchado que fue mi orden la responsable por la muerte de todos los
habitantes de Nóvgorod.

—Sí —asintió con la cabeza el anciano—. Continúe.

— He tratado a todos con suma crueldad. También di la orden de muerte para un dirigente
importante de la iglesia en Moscú. Él no merecía morir.

—Sí, ya me había enterado. ¿Algo más?

Para entonces Iván había comenzado a llorar, y sus sollozos provenían de lo más profundo de su
alma.

— Yo... ¡yo golpeé a mi propio hijo en un arrebato de ira y lo maté! ¡Oh, soy el más vil y miserable
de todos los hombres! He buscado el perdón y la paz por todas partes, pero no los encuentro. Dios
me ha abandonado. ¿Habrá alguna esperanza para mí?

A menudo es más difícil perdonarnos a nosotros mismos que perdonar a los demás. Pero tenemos
un Dios que es bueno y perdonador, y que ama a todos los que lo invocan (Salmo 86: 5). Él no
quiere que vivamos con culpa y condenación, sino que confesemos nuestros pecados y recibamos
su perdón (1 Juan 1: 9). No hay pecado tan grande que Dios no pueda perdonar, ni pecador tan
lejos que Dios no pueda alcanzar. ¿Has experimentado el perdón y la paz de Dios en tu vida? Si no
es así, hoy puedes acercarte a él con humildad y arrepentimiento, y él te recibirá con amor. No
dejes pasar esta oportunidad de reconciliarte con Dios. «Ahora es el momento oportuno. ¡Ahora
es el día de la salvación!» (2 Corintios 6: 2).
Decídete Hoy

Domingo, 30 jun. 2024

¿HAY ÍDOLOS EN TU VIDA?

«Queridos hijos, aléjense de todo lo que pueda ocupar el lugar de Dios en el corazón» (1 Juan 5:
21, NTV)

Imagina que tienes un amigo que es muy aficionado al fútbol. Le encanta ver los partidos, seguir
las noticias, coleccionar camisetas y discutir sobre las jugadas. No hay nada de malo en eso,
¿verdad? El fútbol es un deporte divertido y saludable que puede generar buenos momentos de
convivencia y entretenimiento.

Pero ese amigo empieza a descuidar otras áreas de su vida por el fútbol. Deja de estudiar, de
trabajar, de ir a la iglesia, de pasar tiempo con su familia. Se vuelve irritable, obsesivo, fanático. El
fútbol se ha convertido en lo más importante para él, lo que da sentido y satisfacción a su
existencia. El fútbol se ha convertido en su ídolo.

Un ídolo es algo o alguien que ocupa el lugar de Dios en nuestro corazón. Es aquello que nos hace
felices, nos da seguridad o nos define como personas, pero que también nos esclaviza. Los ídolos
pueden ser cosas buenas en sí mismas, como el fútbol, el dinero, la familia, el trabajo, el éxito, la
belleza, el placer. Pero, cuando les damos más valor o importancia que a Dios, se convierten en
cosas malas que nos alejan de él y nos dañan a nosotros mismos.

La Biblia nos advierte contra [a idolatría y nos llama a adorar al único Dios verdadero. Dedica dos
de los diez mandamientos a este importante tema: «No tengas otros dioses aparte de mí. No te
hagas ningún ídolo ni figura» (Éxodo 20: 3-4). Dios sabía que somos propensos a relegarlo a un
segundo plano, mientras nos enfocamos en dioses que «tienen boca, pero no pueden hablar;
tienen ojos, pero no pueden ver; tienen orejas, pero no pueden oír; ¡ni siquiera tienen vida!»
(Salmo 135: 16-17).

¿Qué ídolos tienes en tu corazón? ¿Qué cosas o personas te impiden tener una relación más
íntima con Dios? ¿Estás dispuesto a renunciar a ellos y entregarte totalmente a Jesús?

Hoy te invito a examinar tu corazón y a identificar tus ídolos. Pídele a Dios que te ayude a
reconocerlos y a alejarte de ellos, y a amarlo más que a cualquier cosa en este mundo. Pues la vida
eterna consiste en conocer al «único Dios verdadero, y a Jesucristo»

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