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Tema 1a La restauración
Introducción:
El fenómeno del nacionalismo catalán es muy temprano, es ahí donde radica parte de su
originalidad respecto a los otros nacionalismos. El nacionalismo catalán ha influido e influye en la
concepción de España, y por eso resulta necesario conocerlo con algo más de detalle.
A grandes rasgos se puede hablar de un primer nacionalismo de carácter cultural, al que luego le
seguirá la expresión política.
Nacionalismo cultural
El nacionalismo cultural se suele situar a partir de 1833 con la Oda a la Pàtria, de Aribau, si bien
este autor solía hablar en castellano. Realmente el nacionalismo catalán cogerá fuerza a partir
de 1859 con los Jocs Florals y toda la renaixença: Verdaguer, Àngel Guimerà, Frederic Soler,
etc. La recuperación del catalán como lengua literaria de prestigio, irá asociada también a la
aparición de prensa en catalán, sobre todo vinculada a grupos sociales más humildes: La
Campana de Gràcia; l’Esquella de la Torratxa, etc. Todo ello muy relacionado con el
modernismo, que se convertirá en el arte catalán.
Nacionalismo político
Incialmente el nacioanalismo catalán nacerá dentro de las filas del republicanismo, y más en
concreto del federalismo. El punto de partida puede ser el Partido Republicano Democrático y
Federal, de Francesc Pi i Margall, lldefons Cerdà y Josep A. Clavé. Antes de este partido, el
catalanismo, de alguna manera también se hallaba tras los movimientos carlistas, en la medida
que defendían modelos descentralizados del estado y el retorno de los fueros.
El cambio clave se va a producir con la figura y liderazgo de Valentí Almirall, que militaba en el
Partido Republicano, pero que romperá ideológicamente con Pi y Margall. En 1880 se convoca el
I Congreso catalanista, que reúne a todas las fuerzas federalistas y republicanas catalanas. En el
congreso se hizo una defensa del derecho civil catalán, de la creación de una Academia de la
Llengua, etc. Allí se crea el Centre Català, partido político que coge forma oficial en 1882. Este
partido elabora en 1883 el “Proyecto de constitución del Estado Catalán dentro de la Federación
española”, en lo que cabe ver como un primer posicionamiento político claro a favor de una
nueva concepción de España republicana. El mismo partido, en 1885, presenta a la reina
regente el “Memorial de Greuges” de los catalanes. Allí se pedía una mayor armonización de
todas las regiones de España, una política económica proteccionista y el derecho civil catalán.
Era el primer manifiesto político unitario del catalanismo. Al año siguiente, 1886, Almirall publica
Lo catalanisme, obra que recoge su pensamiento político.
Lo cierto es que poco a poco las divisiones dentro del partido aumentan, especialmente por la
deriva obrera de parte de sus miembros. Ello va a asustar a la clases más pudientes, que en
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1887 fundarán la Lliga de Catalunya, entre cuyos líderes estarán Narcís Verdaguer, Enric Prat de
la Riba y Puig i Cadafach. Su diario oficial será La Renaixença, y unas de sus principales
actuaciones la Campanya por el Dret Civil Català en 1889
Catalanismo conservador
Paralelamente a este movimiento político, surge otro tipo de naiconalismo más conservador y
rural, que es heredero de las ideas carlista, se cobija bajo el liderazgo del obispo de Vic Torras i
Bages y se manifestará en la prensa a través de La Veu de Montserrat. Este nacionalismo, creó
en 1891 la Unió Catalanista, que unificaba a un conjunto de partidos nacionalistas de carácter
rural. Será la Unió la que en
1892 redacte las Bases de Manresa o, más en concreto, las “Bases para la Constitución
Regional Catalana”. Es un documento programático, donde entre otras cosas de pedía: una gran
soberanía para Cataluña en numerosas competencias (legislativa, educativa, judicial, moneda
propia, oficialidad exclusiva del catalán, cargos políticos para catalanes, etc.). También se pedía
el retorno de la Real Audiencia y el sufragio censitario.