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En el último cuarto del siglo XIX comenzó en España el ascenso de movimientos de carácter
regionalista o nacionalista. Grupos de intelectuales, políticos, periodistas y hombres de negocios
empezaron a proponer en ciertas regiones españolas, primero en Cataluña, País Vasco y Galicia, pero
más adelante en Valencia, Andalucía, Aragón, y Canarias políticas contrarias al uniformismo y al
centralismo estatal propios del liberalismo español, en la etapa de la Restauración.
Son en definitiva movimientos que cuestionan la existencia de una única nación española en España.
El punto de partida de los argumentos nacionalistas consiste en afirmar que Cataluña y el País Vasco
son naciones y por lo tanto tienen derecho al autogobierno. Esta afirmación la basan en la existencia
de unas realidades diferenciales: lengua, derechos históricos (fueros), cultura y costumbres propias.
Los textos hacen referencia al nacionalismo catalán y vasco respectivamente. Enric Prat de la Riba
será quien formule la doctrina nacionalista que pretende la autonomía y el reconocimiento de la
importancia de Cataluña en el Estado y el nacionalismo vasco adquirió carta de naturaleza política en
1895, con la fundación del Partido Nacionalista Vasco (PNV) por Sabino Arana que extrajo del
fuerismo su consecuencia última, el independentismo.
Ambos textos se enmarcan en el contexto internacional de auge de los nacionalismos y el contexto
nacional caracterizado por el centralismo de la Restauración y la crisis del 98 con la pérdida de las
últimas colonias. También, ambos textos hacen referencia a las regiones industrializadas de España y
al auge de una burguesía que defiende la ideología nacionalista.
Ambos textos tienen un carácter conservador y derivan de los regionalismos. Prat de la Riba
colabora con la redacción de las Bases de Manresa (1892), documento guía del catalanismo político,
en el que se exponen las competencias centrales que debe asumir el Estado y las que deben ser propias
de Cataluña. Entre estas últimas estarían:
El nacionalismo catalán tiene como referencia más remota el movimiento cultural de la Renaixença,
que había surgido en la década de los 30s del XIX, era una reivindicación del catalanismo cultural
que reclamaba la lengua y la cultura propia de Cataluña. Es de carácter no independentista, más
bien federalista. Como nos indica el texto el nacionalismo catalán nunca había sido separatista. Es un
nacionalismo conservador.
El principal objetivo del nacionalismo catalán que es conseguir el autogobierno para esta región, no
se verá satisfecho hasta la creación de la Mancomunidad de Cataluña en 1914, que agrupó las
cuatro diputaciones catalanas (Barcelona, Tarragona, Lérida y Gerona) en un único ente regional hasta
que fue disuelta por Miguel Primo de Rivera en 1925.
En el caso del nacionalismo vasco, el ideario de Arana, como se puede comprobar en el texto, se
basaba en la defensa de la integridad cultural y étnica del pueblo vaso, puesta en peligro por los
efectos de la abolición de los fueros y por la industrialización de finales del XIX que, según Sabino
Arana, provocó una importante inmigración de personas no vascas (llamados despectivamente
maketos). El nacionalismo vasco propugnaba desde un principio la independencia política.
Al contrario que el nacionalismo catalán, el vasco no tiene una base literaria, al estar la lengua vasca
escasamente presente en textos poéticos o novelísticos. Arana dedica parte de su obra y de su tiempo
a normalizar y estructurar el euskera.
Los rasgos distintivos del nacionalismo vasco de Arana son: la raza, las costumbres, el anti
españolismo y un profundo catolicismo. También hace apología del mundo rural vasco, idealizando el
mismo; tiene un conservadurismo ideológico y es antiliberal.
El principal propulsor del nacionalismo vasco S. Arana (autor del texto a comentar), desarrolló el
primer programa nacionalista y fundó el Partido Nacionalista Vasco (PVN), en el que se recogen
fundamentos representados en el texto como la defensa de la recuperación de la independencia vasca,
el radicalismo antiespañol, la exaltación de la etnia vasca, el catolicismo, la promoción del idioma,
etc.
Aunque ninguno de los textos hace referencia al nacionalismo gallego, cabe destacar que se
desarrolla también en el mismo contexto que el catalán y el vasco. Está centrado en las defensas
forales y la descentralización. Parte de un movimiento cultural , con autores como Rosalía de Castro
aspira a un modelo federalista con mayor autonomía. Una de sus figuras más importantes será Alfredo
Brañas, con su libro “El regionalismo” fue su obra principal.