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Capitulo dos: Panorama de un modelo de desarrollo de ayuda

El modelo tiene una fase de pre ayuda y tres etapas:

Fase de pre-ayuda o precomunicación: Atender

Meta del orientador: prestar atención. Atender al otro, tanto física y psicológicamente, darse
completamente a "estar con" el otro; trabajar con el otro.

Esta fase se refiere solamente al orientador y no a la persona que viene buscando ayuda.
Destrezas del orientador. Atender

El orientador debe escuchar atentamente a su cliente. Debe escuchar tanto los mensajes
verbales como los no verbales de la persona que está tratando de ayudar.

Etapa I Respondiendo / Auto-exploración

Meta del orientador: responder. Responder al cliente y a lo que él tiene que decir, con respeto
y empatía; establecer armonía y una relación de trabajo efectiva y de colaboración con el
cliente; facilitar la autoexploración U cliente.

Meta del cliente, exploración de sí mismo. Explorar sus experiencias, conducta y sentimientos
relevantes en la problemática de su vida; explorar las ,formas en las cuales él está viviendo
inefectivamente.

Destrezas del orientador

Empatía precisa (nivel primario). El orientador debe responder al cliente en una forma que
muestre que ha escuchado y que comprende cómo se siente el cliente y lo que está diciendo
sobre si mismo. En cierto sentido, él debe ver el mundo del cliente desde el marco de
referencia del cliente más que desde el suyo propio. No es suficiente comprender, él debe
comunicar su comprensión.

Respeto. La forma en la cual él trata al cliente debe expresar que él lo respeta, que
básicamente está "para" él, que quiere estar disponible para él Y trabajar con él.

Genuinidad. Su oferta d e ayuda no puede ser falsa. Él debe ser espontáneo, abierto. No se
puede esconder tras el papel de orientador. Debe ser humano con el ser humano frente a él.

Ser concreto. Aún cuando el cliente divague o trate de evadir temas reales al hablar en
generalidades, el orientador debe llevar el proceso de ayuda a sentimientos concretos y a
conducta concreta. Su lenguaje no puede ser el lenguaje ambiguo de orientación.

Destrezas del cliente

Auto-exploración. Si el orientador es efectivo, ayudará al cliente a explorar los sentimientos y


conductas asociados con las áreas problemáticas de su vida. Esta búsqueda será tan concreta
como sea posible y gradualmente profundizará según la persona en necesidad va confiando en
el orientador y sus destrezas.

Etapa II: Entendimiento integrativo/ Auto-entendimiento dinámico

Meta del orientador: entendimiento integrante. El orientador empieza a reunir los datos
producidos por el cliente en la fase de auto-exploración. Él ve y ayuda al otro a identificar
temas o patrones de conducta. Ayuda al otro a ver un "panorama mayor". Enseña al cliente la
destreza de llevar él mismo este proceso integrativo.

Meta del cliente: auto-entendimiento dinámico. Desarrollar el auto entendimiento que ve la


necesidad de cambio, de acción; aprender del orientador la destreza de poner por sí mismo
toda la información en un panorama mayor; identificar recursos, especialmente recursos no
utilizados.'

Destrezas del orientador

Todas las destrezas de la Etapa I. Empatía precisa (nivel avanzado). El orientador debe
comunicar al cliente un entendimiento, no solamente de lo que el cliente realmente dice sino
también de lo que implica, lo que sugiere y lo que dice no verbalmente. El orientador empieza
a hacer conexiones entre las declaraciones, aparentemente aisladas, hechas por el cliente. En
todo este proceso, sin embargo, el orientador no debe inventar nada. Él es útil solamente en el
grado en que sea preciso.

Auto-descubrimiento. El orientador está dispuesto a compartir su propia experiencia con el


cliente si el compartir realmente ayuda al cliente a entenderse mejor a sí mismo. Es
extremadamente cuidadoso, sin embargo, de no poner otra carga sobre el cliente.

Proximidad. El orientador está dispuesto a explorar su propia relación con el cliente (plática de
"tú-yo"), a explorar el aquí y el ahora de las interacciones cliente-orientador a tal grado que
ayude al cliente a lograr un mejor entendimiento de sí mismo, de su estilo interpersonal y de
cómo está cooperando en el proceso de ayuda.

Confrontación. El orientador desafía las discrepancias, distorsiones, juegos y cortinas de humo


en la vida de¡ cliente y en sus interacciones dentro de la misma relación de ayuda, a tal grado
que ayude al cliente a desarrollar la clase de conocimiento propio que conduce al cambio
constructivo de la conducta. ´

Marcos de referencia alternos. El orientador efectivo puede ofrecer al cliente marcos de


referencia alternos para observar su conducta, a tal grado que éstos sean más precisos y más
constructivos que aquellos del cliente. Por ejemplo, el cliente podría ver sus intercambios
verbales como agudos (un marco de referencia), mientras que el orientador podría sugerir que
sus intercambios parecen amargos o sarcásticos a otros (un marco de referencia alterno).

Destrezas del cliente

Escuchar sin estar a la defensiva. El orientador debe ayudar al cliente a desarrollar la destreza
de escuchar, tanto lo que el orientador mismo está diciendo (pues comparte o se compromete
en proximidad 0 Confrontación) y al medio ambiente fuera de las mismas sesiones de ayuda.
Puesto que con frecuencia es doloroso escuchar a su medio ambiente con objetividad, el
cliente necesita el apoyo del orientador. Obviamente el orientador no puede ayudar al cliente a
desarrollar esta destreza a menos que él (el orientador) trabaje en el desarrollo de una relación
de confianza, basada en el respeto mutuo.

Auto-entendimiento dinámico. No es suficiente que el cliente se entienda a sí mismo en una


forma abstracta. La auto-comprensión debe servir a la causa del cambio de conducta. En
alguna forma, una actitud de "Ahora veo lo que estoy haciendo y qué tan destructivo es; ¡tengo
que hacer algo acerca de ello!" debe caracterizar la Etapa II.

Etapa III: Facilitando la acción / Actuando


Meta del orientador: facilitar la acción. Colaborar con el cliente en preparar programas
específicos de acción. Ayudar al cliente a actuar con su nueva comprensión de sí mismo;
explorar con el cliente una amplia variedad de medios para envolverse en un cambio
constructivo de conducta, dando apoyo y dirección a los programas de acción.

Meta del cliente: actuar. Vivir más efectivamente; aprender las destrezas necesarias para vivir
más efectivamente y manejar las dimensiones socio emocionales de la vida; cambiar patrones
autodestructivos y destructivos en el vivir con otros; desarrollar nuevos recursos.

El cliente debe finalmente actuar, en algún sentido del término, si va a vivir más efectivamente.

Destrezas del orientador

Todas las destrezas de la Etapa I. Como veremos más adelante, la empatía precisa (nivel
primario) es útil y necesaria a través del proceso de ayuda. El respeto, en la Etapa III, incluye
esperanzas de que el cliente no vivirá menos efectivamente de lo que es capaz.

Todas las destrezas de la Etapa II. A medida que la relación entre el orientador y el cliente se
hace más profunda, el orientador puede comprometerse más fuertemente y más agudamente
en interacciones que piden descubrimiento propio, proximidad, confrontación y el sugerir
marcos de referencia alternos. Lo estipulado, sin embargo, es lo mismo: estas interacciones
deben ser para el cliente; es decir, en la Etapa III deben ser orientadas a ayudarle a actuar,
cambiar, vivir más efectivamente. El orientador está listo para extenderse en cualquier forma
razonable y humana para ayudar al cliente a actuar.

La elaboración de programas de acción. El orientador colabora con el cliente en la elaboración


de programas de acción. Estos pueden incluir técnicas de solución de problemas, procesos de
torna de decisiones, programas de modificación de conducta, "tarea", o adiestramiento en
destrezas interpersonales y otras.

Apoyo. A medida que el cliente se envuelve a sí mismo en programas de acción, aparecen


temores y dudas, falla a veces y, en varias formas, tiene éxito. También aparecen nuevos
problemas. El orientador debe reforzar los éxitos del cliente y ayudarle en los problemas que
emergen de esta fase de acción.

Destrezas del cliente

Cooperación. Si el proceso de ayuda está siendo realizado habilidosamente, el cliente estará


aprendiendo la cooperación a través del proceso. Puesto que la elaboración de los programas
de acción es generalmente un esfuerzo de colaboración, el cliente debe envolverse en planear
la estrategia.

Riesgo. El cliente debe aprender cómo tomar riesgos por sí solo. Debe aprender que,
paradójicamente, es seguro el arriesgarse por sí solo. Esto significa que primero debe tomar
pequeños riesgos y ser reforzado en el éxito y ayudado a resistir los fracasos. Una vez más, el
mismo proceso de ayuda, desde la Etapa I en adelante, debe enseñar al cliente cómo tomar
riesgos razonables.

Actuar. Finalmente, no hay sustituto para la acción. El actuar tiene muchas formas. Puede
significar detenerse en alguna actividad autodestructiva (tal como tomar drogas). Puede
significar iniciar algún programa de crecimiento (tal como un programa de rehabilitación física)-
Puede significar desarrollar nuevas actitudes (tales como un sentido de valor propio) a través
de una variedad de procesos (tales como entrar a una experiencia en un grupo de encuentro
que se reúne habitualmente). Pero, en general, a nadie se le debe aconsejar para que tome un
programa de acción a menos que él tenga las destrezas para realizar el programa
efectivamente. Si él no las tiene, su primer programa de acción debe ser el adiestramiento en
ellas.

La naturaleza de dirección a la meta de la orientación

Las preguntas claves son: ¿Qué es lo que va a ser aprendido? ¿Cómo se efectuará este
aprendizaje? La persona que viene buscando ayuda generalmente no es feliz con su conducta,
ya sea tanto por lo que él hace como por lo que deja de hacer.

La lógica del modelo de desarrollo: Adiestramiento-como-tratamiento

La lógica ideal del proceso de ayuda funciona más o menos así:

El cliente como el que viene buscando ayuda. El orientador responde al cliente desde el marco
de referencia del cliente. Él ayuda al cliente a explorar sus problemas, sus confusiones y su
conducta tan concretamente como es posible. Él respeta y entiende al cliente, es genuino con
él y trata de ayudarle a entenderse a sí mismo y a manejar realistamente los asuntos que le
molestan.

El cliente como orientador de sí mismo. Sin embargo, la metano sólo es pasar este proceso con
el cliente sino ayudar al cliente a aprender cómo pasar este proceso consigo mismo (o con la
ayuda de sus amigos). El orientador trata de ayudar al cliente a volverse autónomo e
independiente. El proceso de ayuda es realmente exitoso cuando el cliente aprende cómo
explorar sus propios problemas concretamente, cuando puede entenderse y respetarse a sí
mismo.

El cliente como ayudante de otros. La última meta, en caso de que sea posible, es adiestrar al
cliente a ayudar a otros. En otras palabras, el proceso de ayuda tiene mayor éxito cuando a
través de él el cliente aprende las destrezas que necesita para vivir efectivamente y las aprende
tan bien que puede ahora ser un orientador para otros. Una vez que una persona aprende
cómo iniciar y responder a los otros, al menos en un nivel mínimo de facilitación, será un
orientador en potencia.

El refuerzo es parte del proceso de influencia social.

Algunas precauciones Un modelo abierto versus uno cerrado. El que se adiestra debe poseer el
modelo, no ser poseído por él. Finalmente debe recurrir a todos los recursos disponibles-su
propia experiencia, otros sistemas y tecnologías, investigación, teorías de desarrollo-para
clarificar, modificar, refinar y extender el modelo. Cualquier modelo es aceptable en el grado
en que produzca resultados.

Evitar rigidez en la aplicación del modelo. La ayuda es para el cliente; el modelo existe sólo para
auxiliar en el proceso de ayuda. Un tipo de rigidez es una progresión mecánica a través de las
etapas del modelo.

Una segunda rigidez es la expectiva de que idealmente el entendimiento siempre debe


preceder a la acción.

Una tercera rigidez es tratar de predeterminar la cantidad de tiempo necesario en cualquier


etapa dada. Una regla general es que el orientador debe avanzar tan rápidamente como los
recursos de] cliente lo permitan.
El problema de ser un especialista en una "etapa científica". La persona que así se especializa
no es generalmente muy efectiva aún en su especialidad escogida.

- Un problema que se encuentra en el enfoque sobre el adiestramiento del orientador


en las micro destrezas, es que el que se adiestra encuentra difícil juntar todas las
destrezas en un todo integrado. Tres factores ayudarán al que se adiestra a lograr esta
integración.
1. Práctica extensa en las destrezas individuales.
2. Modelar sesiones extensas de orientación por orientadores de alto nivel.
3. Práctica supervisada con sesiones extensas.

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