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Robert
Rose
Publicado:
25/02/09
18:26
ET
Tomado
de
The
Complete
Teacher
-‐
gratis
en
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Se
puede
utilizar
este
artículo
para
profesores
en
formación
y
en
práctica.
La
coerción
es
el
estilo
más
utilizado
actualmente
y
desde
que
las
escuelas
comenzaron.
La
creencia
era
que
el
profesor
era
el
experto
y
los
alumnos
eran
meros
recipientes
vacíos
o
esponjas
que
absorbían
su
conocimiento.
Se
utilizaban
técnicas
tales
como
la
memorización,
recitación
coral,
y
la
copia
de
lo
que
el
profesor
decía,
ya
que
no
importaba
si
los
estudiantes
estaban
interesados
o
motivados.
Si
uno
no
era
capaz
de
regurgitar
lo
que
se
enseñaba,
el
profesor
lo
repetía
sin
cesar,
añadiendo
con
frecuencia
el
castigo
físico
hasta
que
el
estudiante
entendía.
Si
no
lo
hacía,
recibía
malas
notas
y
reprobaba
hasta
que
era
tan
mayor
como
su
profesor.
Con
los
derechos
civiles
y
múltiples
juicios,
los
tiempos
han
cambiado,
pero
la
mayoría
de
las
escuelas
no.
Los
profesores
aún
sientan
a
los
estudiantes
en
filas
y
hablan,
hablan
y
hablan.
Ahora,
en
2009,
hemos
cerrado
con
llave
los
colegios
y
puesto
guardias
de
seguridad
para
proteger
a
los
estudiantes
del
mundo
de
afuera
y
mantenerlos
en
el
interior
donde
a
menudo
se
ven
obligados
a
sentarse
en
silencio
hora
tras
hora
y
memorizar,
etc.
¿Progreso?
Los
profesores
no
pueden
legalmente
golpear,
insultar,
o
gritar
a
los
estudiantes,
lo
que
es
un
avance.
Sin
embargo,
su
forma
de
pensar
sigue
siendo
que
ellos
son
los
expertos
y
pueden
exponer
hora
tras
hora
mientras
los
estudiantes
se
aburren,
se
cansan
y
se
agotan
emocionalmente.
Sin
embargo,
mantenerlos
"ocupados"
o
"comprometidos"
es
difícil
sin
la
coerción
en
forma
de
advertencias,
anotaciones
o
registros
de
"mala
conducta"
(generalmente
por
hablar,
moverse
sin
permiso,
no
poner
atención,
o
no
trabajar),
la
marginación
de
la
actividad
por
un
rato
(time
out)
en
el
aula
o
en
otro
lugar,
una
llamada
telefónica
o
una
conferencia
con
los
padres
o
una
visita
a
la
inspectoría
o
la
dirección
del
colegio.
Por
supuesto,
tanto
el
profesor
como
el
estudiante
son
juzgados
por
el
uso
de
estas
medidas.
Es
cierto
que
hay
alumnos
que
responden
mal
a
la
coacción
y
hay
algunos
que
sólo
se
comportan
cuando
se
utiliza
la
coerción.
La
coacción
parece
muy
eficaz
cuando
la
persona
con
poder
(el
profesor)
solo
aumenta
la
cantidad
o
severidad
de
las
consecuencias
(castigos)
hasta
que
los
menos
poderosos
(estudiantes)
completan
la
tarea
o
se
comportan
de
la
manera
que
el
profesor
desea.
Mi
artículo
"Pasos
para
la
disciplina”
ofrece
un
plan
a
seguir
a
medida
que
aumenta
la
intensidad
de
las
consecuencias
hasta
que
el
estudiante
o
se
conforma
a
lo
esperado
o
(en
el
peor
caso)
es
expulsado.
Estos
pasos
protegen
al
profesor,
a
la
escuela
y
al
distrito,
y
le
ofrecen
al
estudiante
y
sus
padres
todas
las
oportunidades
para
cumplir
con
las
demandas
y
políticas
razonables
de
la
escuela.
El
profesor
a
su
vez,
debe
cumplir
con
su
contrato
y
estar
a
la
altura
de
sus
responsabilidades
para
con
el
estudiante,
sus
padres,
la
escuela
y
el
distrito
de
acuerdo
con
las
políticas
escritas
que
supuestamente
protegen
a
todas
las
partes
de
cualquier
abuso
grave
de
poder.
Por
supuesto,
ocurren
muchos
errores
humanos
normales,
y
se
producen
abusos
en
todo
momento,
a
todos
los
niveles
y
es
por
eso
que
es
importante
comprender
los
estilos
de
enseñanza,
estilos
de
aprendizaje,
la
individualidad,
y
los
efectos
de
las
creencias
personales
procedentes
de
las
diferencias
psicológicas,
emocionales,
mentales,
y
sociales.
Debido
a
la
complejidad
de
estas
diferencias,
parece
más
fácil
de
tratar
a
todos
los
estudiantes
con
una
técnica
de
una
sola
talla
para
todos
y
lograr
que
todos
los
miembros
de
la
clase
a
hagan
lo
mismo.
Al
igual
que
la
organización
en
filas
de
pupitres
y
los
estudiantes
en
orden
alfabético
de
frente
al
profesor,
lo
anterior
pudo
haberse
justificado
antes
de
que
supiéramos
acerca
de
las
diferencias
existentes
entre
los
seres
humanos.
Con
el
conocimiento
actual
de
la
complejidad
humana
y
con
la
tecnología,
esta
disposición
ni
maximiza
las
relaciones
humanas
ni
permite
el
desarrollo
educativo.
Es
perfecta
para
el
adoctrinamiento
dócil
y
para
la
difusión
de
un
contenido
o
habilidad
específica.
Es
útil
como
comienzo
de
muchas
clases,
pero
no
como
el
principal
vehículo
de
aprendizaje.
Hacer
esto
con
una
población
acostumbrada
a
utilizar
la
TV,
los
videojuegos,
los
iPods,
y
que
cree
en
sus
derechos
y
libertades
(incluso
niños
de
kinder
dicen:
"¡Mi
mamá
te
va
a
demandar!")
depender
sólo
de
la
coerción
parece
ingenuo.
Incluso
cuando
aparecen
tranquilos
y
obedientes,
los
estudiantes
pueden
hacer
caso
omiso
de
tus
objetivos
o
demandas.
Los
estudiantes
con
hambre,
enojados,
deprimidos,
preocupados
por
su
sexualidad,
o
que
temen
por
sus
vidas,
puede
que
estén
más
felices
en
la
escuela
que
en
su
casa
o
vecindario,
pero
no
están
preparados
para
aprender.
La
coacción
puede
lograr
su
atención,
impedir
inicialmente
se
hagan
daño
a
sí
mismos
o
a
los
demás,
pero
gasta
más
y
más
de
la
energía
del
profesor
y
la
de
ellos
y
hace
que
el
aprendizaje
sea
menos
eficaz
o
incluso
imposible.
Ustedes
han
notado
que,
incluso
cuando
se
utiliza
una
escalada
de
poder,
muchos
estudiantes
socavan
lo
que
se
intenta
hacer
portándose
mal
o
no
haciendo
lo
que
se
pide.
Muchos
renuncian
totalmente
y
abandonan
la
escuela
tan
pronto
como
les
es
posible.
Creo
que
la
mayoría
de
ustedes
usan
la
coerción
más
de
lo
que
quieren
admitir,
pero
son
así
porque
así
es
como
se
les
ha
tratado
cuando
niños,
como
estudiantes,
y
como
cuasi-‐profesionales.
Cuando
la
coacción
funciona
temporalmente
por
lo
general
es
debido
a
que
se
acompaña
con
otra
cosa
–
como
la
persuasión
o
el
esfuerzo
por
conocer
al
estudiante.
Así,
nos
vamos
a
la
Persuasión.
La
teoría
del
"M
&
M"
de
Hewitt,
con
el
uso
de
recompensas,
es
más
dulce
y
parece
más
agradable
y
más
eficaz.
La
persuasión
es
más
aceptable
porque
el
profesor
utiliza
la
zanahoria
en
lugar
del
garrote.
El
resultado
educativo,
sin
embargo,
es
similar.
El
estudiante
es
recompensado
por
todo
tipo
de
buen
(es
decir,
socialmente
aceptable)
comportamiento.
La
estructura
y
el
plan
de
estudios
de
la
escuela
no
cambia,
sólo
la
manera
en
que
los
estudiantes
son
adoctrinados.
La
coacción
los
lleva
a
la
conformidad
por
los
golpes,
en
cambio,
la
persuasión
los
seduce
hacia
la
misma
conformidad.
Mi
concepto
de
"tiempo
ganado"
fue
desarrollado
como
una
técnica
persuasiva.
Con
una
familia
grande
y
sin
dinero
extra
premiaba
a
mis
alumnos
con
tiempo.
Después
de
terminar
cada
lección
de
inmediato
podían
seleccionar
cómo
utilizar
su
tiempo.
Al
principio
yo
les
decía
qué
hacer
y
no
funcionó
demasiado
bien.
Luego
de
que
hablé
con
ellos
y
le
pregunté
a
cada
uno
cómo
quería
utilizarlo,
comenzó
a
funcionar.
Yo
no
me
había
dado
cuenta,
pero
les
estaba
mostrando
respeto
y
compartiendo
mi
poder.
En
lugar
de
dar
a
aquellos
que
terminaron
el
trabajo
con
mayor
rapidez
más
trabajo
académico,
podían
jugar,
realizar
trabajos
de
arte,
escuchar
música
o
hablar
en
voz
baja
con
los
demás.
Lo
bueno
es
que
la
nueva
tecnología
puede
mostrar
hechos,
incluso
enseñar
habilidades
mucho
más
rápido,
de
modo
más
interesante,
y
sin
coerción
o
persuasión.
Esto
plantea
la
pregunta.
¿Por
qué
tener
profesores?
La
tecnología
puede
evaluar
rápidamente,
llegar
a
cada
estudiante
en
su
nivel
en
cualquier
cosa,
entrenarlo
a
través
de
procesos
progresivos
y
a
su
propio
ritmo,
y
evaluar
y
registrar
su
progreso
mucho
mejor
que
un
profesor
que
enseña
a
toda
la
clase.
Los
golpes
y
las
súplicas
necesitan
ser
reemplazadas
por
relaciones
y
negociaciones
que
conduzcan
a
la
individualización
creciente
de
la
formación
social
en
el
trabajo
en
parejas,
grupos
pequeños,
y,
a
veces,
el
aprendizaje
de
toda
la
clase.
La
Negociación,
el
tercer
estilo,
es
más
difícil
al
principio,
pero
posibilita
tener
estudiantes
más
responsables,
independientes,
seguros
de
sí
mismos,
y
competentes.
La
negociación
no
es
del
gusto
de
muchas
personas
que
tienen
poder
–
lo
que
incluye
a
los
profesores.
Ellos
sienten
que
se
han
ganado
el
derecho
a
fijar
las
normas
y
muchas
veces
no
les
gusta
sentir
que
son
desafiados
por
aquellos
que
ellos
creen
que
tienen
menos
poder
legal,
físico,
emocional
o
mental.
Es
por
eso
que
los
sindicatos
tienen
que
pelear
para
equilibrar
el
poder
de
los
jefes.
Es
por
lo
que
el
pueblo
derroca
a
los
dictadores
y
es
por
lo
que
los
profesores
tienden
a
proteger
el
poder
que
creen
tener
y
la
posibilidad
de
control
sobre
sus
estudiantes.
Yo
les
digo
a
los
profesores
que
si
creen
que
tienen
el
control
total,
están
viviendo
de
ilusiones.
A
pesar
de
algunos
supervisores,
que
se
deleitan
en
destacar
el
número
de
estudiantes
que,
en
un
momento
determinado,
no
están
concentrados
en
la
clase,
la
realidad
es
que
el
número
siempre
es
mucho
mayor
que
el
contabilizado.
Observen
cualquier
reunión
de
equipo,
de
profesores
en
ejercicio
o
en
una
clase
universitaria
y
si
pudieran
escuchar
lo
que
realmente
pasa
en
sus
cabezas,
bueno,
sería
deprimente.
La
negociación
suele
no
ocurrir
o
siquiera
intentarse
debido
a
que
los
profesores
mismos
han
sido
formados
a
través
de
la
coerción
y
la
persuasión
y
no
ven
nada
malo
en
usar
estas
formas
para
adoctrinar
a
sus
estudiantes.
Los
directivos,
los
profesores
formadores
de
profesores,
y
el
público
en
general
han
estado
y
están
acostumbrados
a
usar
solo
la
coerción
y
la
persuasión.
“Yo
resulté
bien
en
este
sistema,
por
lo
que
debiera
resultar
para
mis
estudiantes,
mis
profesores,
etc.”
El
primer
paso
es
cambiar
el
paradigma
de
la
gestión
al
de
la
negociación.
Esto
significa
que
hay
lugares
y
tiempos
para
el
aprendizaje
en
grupo
completo
y
en
pequeños
grupos,
pero
esos
espacios
deben
estar
basados
en
un
continuo
escuchar
y
observar
a
cada
estudiante.
Esto
puede
hacerse
desde
la
educación
parvularia
hasta
la
universitaria.
La
negociación
implica
un
cambio
en
el
paradigma
de
pensamiento.
Significa
aprender
a
ser
un
buen
“escuchante”,
un
observador
cuidadoso
y
además,
compartir
el
poder.
Esto
último
es
lo
que
produce
más
temor
en
la
mayoría
de
los
adultos.
Ellos
piensan
que
al
compartir
el
poder,
se
quedarán
sin
herramientas
para
controlar
a
los
estudiantes.
Y,
la
verdad,
es
que
el
control
es
la
a
agenda
y
el
mensaje
no
tan
oculto
de
las
escuelas.
Ha
sido
siempre
así.
A
través
del
control
ejercido
por
los
que
tienen
el
poder
se
puede
asegurar
que
la
vida
a
la
que
ellos
están
más
acostumbrados
seguirá
siendo
como
ha
sido
hasta
ahora.
La
mayoría
de
las
veces
son
influencias
o
fuerzas
externas
las
que
provocan
o
producen
el
cambio.
La
nueva
tecnología
provee
los
medios
para
estos
cambios,
pero
la
negociación
y
el
foco
en
las
relaciones
humanas
significa
que
el
profesor
puede
continuar
siendo
la
persona
importante
y
crítica
en
la
ecuación
de
la
educación.
Mi
libro
gratuito
El
Profesor
Completo
les
muestra
cómo
lograrlo.
Se
desarrolla
una
relación
con
cada
estudiante
aprendiendo
quién
es,
sus
intereses,
sus
talentos,
sus
fortalezas
y
debilidades.
Cuando
él
o
ella
sienten
tu
preocupación
y
tú
la
compruebas
compartiendo
el
poder
para
determinar
la
dirección
de
su
vida,
tienes
un
estudiante
que
cooperará
contigo.
Yo
hago
esto
con
mis
estudiantes
de
primero
básico
y
con
mis
estudiantes
universitarios.
Negocio
con
ellos
de
modo
que
ellos
sepan
las
obligaciones
que
yo
he
contraído
por
el
contrato
o
el
mandato
de
la
institución.
Les
digo
que
si
me
ayudan
a
enseñarles
esas
cosas,
tendremos
más
tiempo
para
hacer
las
cosas
que
cada
uno
o
el
grupo
quieren
hacer.
No
les
miento,
y
confían
en
mi
porque
respeto
su
derecho
a
ser
quienes
quieran
ser.
No
es
un
sistema
perfecto,
pero
desarrolla
confianza
y
lealtad
mutua.
Cuando
hacen
las
cosas
que
son
obligatorias,
como
las
evaluaciones,
las
hacen
tanto
para
mí
como
para
ellos
mismos.
Extrañamente,
el
focalizarse
en
cada
persona
no
los
hace
más
autocentrados
o
egoístas.
Porque
son
tratados
con
respeto,
ellos
(algunos
más
lentamente,
gradualmente)
tratan
a
sus
compañeros
y
a
mi
con
respeto.
A
excepción
de
las
tareas
obligatorias,
conversamos,
discutimos,
negociamos
y
llegamos
a
acuerdo
en
todo
el
resto
de
las
cosas.
Además
de
ser
estudiantes
que
dan
lo
mejor
(la
mayoría
del
tiempo),
y
que
generalmente
cooperan,
están
más
automotivados,
son
responsables
y
sonríen
y
cantan
más
que
la
mayoría.
Hay
un
tiempo
y
un
espacio,
porque
somos
humanos,
para
la
coerción
y
la
persuasión
porque
también
funcionan
para
lograr
nuestras
metas,
pero
mientras
más
aprendes
a
usar
la
negociación,
más
satisfacción
obtienes
de
la
enseñanza
y
los
estudiantes
son
aprendices
más
humanos,
más
integrales
y
más
efectivos.
La
parábola
cristiana
que
compara
la
eficacia
de
ayudar
dando
a
una
persona
un
pescado
o
enseñándole
a
pescar
muestra
la
diferencia
entre
la
Coerción,
la
Persuasión
o
la
Negociación.
El
proceso
de
negociación
no
sólo
muestra
respeto
por
cada
estudiante,
sino
que
también
demuestra
la
comprensión
del
profesor
de
la
singularidad
de
cada
uno,
ofrece
oportunidades
a
esa
singularidad,
por
lo
que
permite
y
fomenta
el
desarrollo
de
la
expresión
y
el
mejor
desarrollo
de
las
habilidades
y
talentos
de
cada
uno.
Aprenden
a
pensar
por
sí
mismos.
Es
la
opción
más
difícil
de
llevar
a
la
práctica
en
un
principio,
pero
a
medida
que
la
interacción
continúa,
la
enseñanza
y
el
aprendizaje
se
hacen
más
fáciles,
más
plenos
y
más
efectivos.
La
mayoría
de
los
cambios
en
las
escuela
en
los
últimos
dos
siglos
han
sido
superficiales,
debido
a
que
la
estructura
de
poder
en
las
escuelas
no
ha
cambiado.
No
se
confía
en
las
habilidades
del
profesor
con
cosas
como
los
“guiones
de
aprendizaje”,
las
demandas
estrictas
sobre
cuándo,
dónde
y
cómo
debes
enseñar,
buscan
desarrollar
un
sistema
“a
prueba
de
profesores”.
Al
tratar
de
protegerla
de
los
malos
profesores,
la
profesión
docente
se
ha
debilitado
y
llenado
de
muletas.
Sin
embargo,
para
convertirte
en
un
gran,
o
siquiera
en
un
buen
profesor,
tienes
que
tener
la
libertad
de
equivocarte
y
aprender
de
esos
errores
a
medida
que
conoces
y
vas
comprendiendo
y
apreciando
la
singularidad
de
cada
niño
y
de
cada
curso,
que
te
ayudara
a
evolucionar
como
ser
humano
y
como
profesor.