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tema

51 FILOSOFÍA

El desarrollo de la ciencia en el
pensamiento helenístico.
28-14662-13

Temario 1993
tema 51

filosofía

1. El mundo helenístico: concepto, génesis y alcance


1.1. La emergencia de un mundo nuevo

1.2. Crisis de la ciudad y nuevas formas de pensamiento filosófico

1.3. Alejandría, capital mundial de la ciencia

2. El desarrollo de la ciencia en el período helenístico


2.1. La matemática

2.2. Mecánica y ciencia aplicada

2.3. La astronomía

2.4. La medicina

2.5. La geografía

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filosofía

INTRODUCCIÓN

En las páginas que siguen, se estudia el desarrollo de la ciencia durante el período


helenístico. Dicho período, como veremos en la primera parte del tema, es una
etapa histórica que normalmente se sitúa entre el año 323 a.C. (cuando muere
Alejandro Magno) y el año 30 a.C. (fecha en la que Egipto, último de los reinos
helenísticos, cae bajo el ejército de Roma). No obstante, es razonable argumentar
que el período helenístico se extiende mucho más en el tiempo, por lo menos
hasta el siglo II d.C., etapa en la que desarrollan su actividad dos de los máximos
representantes de la ciencia helenística: el astrónomo Claudio Ptolomeo y el mé-
dico Galeno.
En la primera parte, pues, se analizan los aspectos fundamentales del mundo he-
lenístico en el plano político, intelectual y cultural. En la segunda parte se estudia
el desarrollo de la ciencia helenística, organizado por tipos de ciencia: matemática,
mecánica y ciencia aplicada, astronomía, medicina, y geografía. Sobresalen por de-
recho propio los nombres de Euclides, Arquímedes, Ptolomeo y Galeno, dedicados
respectivamente a la matemática, la mecánica, la astronomía y la medicina.

Este tema puede ser estudiado de forma independiente, pues es el pri-


mero de los temas que tratan de la historia de la ciencia. Le siguen el
tema 57 sobre ciencia tardomedieval, el tema 58 sobre la revolución
científica de Galileo y Newton, y el tema 66 sobre la ciencia en el XIX.

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1 El mundo helenístico: concepto, génesis y alcance

1.1. La emergencia de un mundo nuevo

Helenismo y helenístico derivan de verbo griego hellenízein, que significa hablar griego o actuar
como griego. El objetivo último de Alejandro Magno fue formar un imperio en el que lo griego y lo
bárbaro se fundiesen para dar a luz una unidad civilizadora común, en la que individuos de distin-
tas razas y culturas participaran de una lengua común (koiné), que sirviese tanto para transmitir el
espíritu griego, como para que el derecho a serlo fuese accesible a todo aquel que participase de la
educación y la cultura helénicas, ya hubiese nacido en Egipto, en Macedonia o en la región del Indo.
El mundo helenístico es la prueba de que los sueños de Alejandro sólo se cumplieron en términos
de unificación cultural y en el desarrollo del conocimiento científico. En el plano político, la inestabi-
lidad y la fragmentación fueron la norma.
El período helenístico comienza tras la muerte de Alejandro Magno, que nació en Macedonia en el
año 353 a.C. y murió en Babilonia en el 323 de la misma era y que dedicó parte de su vida a construir
un imperio que se extendió desde el Mediterráneo oriental hasta el Indo y el Punjab (región situada
entre la India y Pakistán). El imperio que Alejandro ocasionó una convulsión en el mundo griego
de influencia ateniense, e intensificó el contacto que este último ámbito cultural tenía con Oriente.
Alejandro sentó las bases para que lo griego y lo no griego se uniesen y dieran lugar a una síntesis
cultural nueva, la helenística, en donde lo griego sigue siendo lo dominante pero se ve a su vez
transformado por el contacto con otros pueblos y culturas. En el ámbito científico se observa clara-
mente este viaje de ida y vuelta: la astronomía o la matemática helenística no pueden entenderse
sin la tradición astronómica y matemática babilónica.
Mientras Alejandro estuvo con vida, su imperio se mantuvo unido bajo su mando militar. No obstan-
te, tras su muerte en el 323 a.C. la unidad política y administrativa del imperio se derrumbó, dando
lugar a una época de crisis y de cambio que marca el comienzo del período helenístico. En efecto, la
fecha de la muerte de Alejandro Magno suele utilizarse para delimitar el inicio del período helenísti-
co, siendo el año elegido para su final el año 30 de la misma era, después de la derrota de Cleopatra
ante el ejército de Roma y la inclusión de Egipto, el último de los reinos helenísticos, en el Imperio
Romano. No obstante, por razones de unidad cultural, es evidente que el helenismo se expande
mucho más en la historia, por lo menos hasta el siglo II d.C., período en el que desarrollan su obra
dos insignes representantes de la ciencia helenística: el astrónomo Claudio Ptolomeo y el médico
Galeno. En este sentido, debería considerarse a Roma, desde su conquista de Grecia y hasta su caída,
como una prolongación cultural del helenismo, lo que ha hecho a muchos hablar de un «helenismo
grecorromano» que llegaría hasta el final del Imperio Romano.
Aunque el rasgo básico del helenismo es la expansión de lo griego como elemento civilizador de
una vasta extensión geográfica, es importante destacar que la unidad cultural del helenismo no
tuvo un correlato en el plano político. El derrumbe del imperio de Alejandro Magno se materializó
en el surgimiento de diferentes monarquías dinásticas que rompieron la unidad política del imperio.
Así, en Egipto gobernaron los Ptolomeos, en Siria y la zona del Éufrates los Seléucidas, en Pérgamo
y Asia Menor los Atálidas y en Macedonia y Grecia los Antígonos. Esta fragmentación política, que

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sin embargo no puso en riesgo la consolidación de una unidad cultural, dio lugar a una época de
crisis, cambios y transformaciones, entre las cuales se encuentran las tres que se estudian en las dos
secciones siguientes: la crisis de la pólis griega, la aparición de nuevas escuelas de filosofía y la susti-
tución de Atenas por Alejandría como centro cultural y científico principal.

1.2. Crisis de la ciudad y nuevas formas de pensamiento filosófico

En la práctica, el período helenístico constituye el final de la pólis griega. Ahora los individuos per-
tenecen a una nación o a un reino y la ciudad pierde autosuficiencia y equilibrio. Los ciudadanos
son conscientes de que el destino de la pólis y de su libertad ya no depende únicamente de ellos
y de que ahora son parte de una entidad política superior que se desarrolla al arbitrio del monarca
que toque. A pesar de esta quiebra de la pólis, la ciudad sigue conservando una de sus más impor-
tantes propiedades, a saber, la de ser el centro de la vida cultural y científica. Aunque Atenas pierde
su papel dominante en el ámbito científico, continúa siendo un referente en el desarrollo cultural y
filosófico de la época. Atenas no es la única. La helenística es desde luego una cultura de grandes
ciudades. Ahí está Alejandría, capital del mundo helenístico, lugar de encuentro entre el Oriente y
el Occidente, capital científica de la época... pero también Pérgamo, Antioquía, Éfeso, Mileto, Cirene,
Siracusa o Rodas.
De todos modos, la crisis de la pólis empezó a gestarse antes del período helenístico. En todo el siglo
IV a.C. se registran diferentes convulsiones en el plano político que motivan que filósofos como Pla-
tón o Aristóteles escriban obras como La República o la Política y que traten de dar respuesta a esta
importante problemática. No obstante, aunque para Platón y Aristóteles existían problemas suscep-
tibles de ser reformados o aliviados, también existía la certeza de que la vida feliz y digna requería de
un marco cívico para realizarse, y por ello había que trabajar por una ciudad mejor. Por el contrario,
en el período helenístico, asistimos a una crisis de estos valores, crisis que en parte ejemplifican y en
parte tratan de resolver las nuevas formas de filosofía que surgen en este período, marcado por la
transformación y donde ya no hay lugar para la pólis. En un mundo tal, los filósofos reafirmarán su
individualismo y construirán sus filosofías de un modo cauto, intentando asegurar la verdad de la
doctrina y evitando someterla a una revisión constante. Estoicos, epicúreos, cínicos y escépticos son
las principales corrientes de filosofía del período helenístico. En este caso, nos centraremos en las
principales del período: la escuela estoica y la escuela epicúrea, que surgen en Atenas en la segunda
mitad del siglo IV a.C.
Aunque ambas son escuelas rivales, coinciden en buscar la felicidad a través del cultivo de la física y
en considerar a la primera como sinónimo de serenidad y de paz natural. Para alcanzar la felicidad es
preciso un conocimiento adecuado de la naturaleza del mundo y del ser humano. En cierto modo,
lógica y ética estarán subordinadas a la física, aunque la segunda de estas disciplinas constituya el
elemento fundamental de estas nuevas escuelas de filosofía. Epicuro (341-270 a.C.) es el fundador
del epicureismo, mientras que el estoicismo tiene varios, siendo los principales: Zenón de Citio (333-
264 a.C.), Cleantes de Assos (ca. 331-232 a.C.) y Crisipo (281-208 a.C.).
Como ya se ha apuntado, epicúreos y estoicos pertenecen a escuelas rivales y, en consecuencia,
muestran diferencias. El epicureismo se relaciona con una concepción materialista y atomista del
mundo, defendiendo que éste está compuesto de átomos y vacío. Introduce variaciones en las ideas
atomistas anteriores, ya que incorpora la noción de clinamen (desviación de los átomos) para expli-
car cómo se forman los cuerpos del mundo a partir de los primeros elementos indivisibles. Además,
el elemento que gobierna el mundo es el azar, no pudiendo el ser humano esperar nada de la na-
turaleza que no sea el azaroso crear y obrar de esta última. Por el contrario, los estoicos creen que el
mundo está regido por el destino, no por el azar, y además, no son atomistas.

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No obstante, estas dos corrientes de pensamiento también comparten importantes similitudes, que
dan cuenta del espíritu filosófico de la época y de su relación con el contexto cultural de crisis antes
comentado. Para ambas, el ideal de sabio ya no tiene un destino cívico, sino apolítico, lo que por otro
lado demuestra la transformación de los valores a los que hace un momento se aludía. Conciben
un individuo que puede vivir al margen de la colectividad cívica y ser feliz. En realidad, constituyen
una respuesta a la situación de crisis que caracteriza al mundo helenístico: tratan de proporcionar
al individuo lo que ya está perdido para la pólis, a saber, la autosuficiencia, la libertad y, por tanto,
la dignidad y la felicidad. Son pues unas filosofías de salvación, que ofrecen sistemas de creencias y
prácticas que enseñen al individuo a ser feliz en una época convulsa. Son filosofías sistemáticas, de
carácter pragmático, que fundan sus reglas de conducta en la naturaleza y que persiguen en todo
momento una conclusión ética. Defienden que la felicidad se logra mediante una conducta justa,
razonable y en armonía con el medio natural. El objetivo final es alcanzar un modo de vida que lleve
a las personas a ser felices.
Ambas escuelas durarán mucho en el tiempo. El epicureismo seguirá muy fiel a la doctrina de su
maestro fundador y no adquirirá tanta relevancia como el estoicismo. Por el contrario, este último
se transformará y evolucionará, llegando a ser muy importante como filosofía cuasi-oficial del Im-
perio Romano y contando con insignes representantes en los siglos I-III d.C.: Séneca, Marco Aurelio
y Cicerón.

1.3. Alejandría, capital mundial de la ciencia

Aunque Atenas seguirá siendo un importante foco de creación cultural, sobre todo filosófica, desde
finales del siglo IV a.C Alejandría se convertirá en el nuevo centro intelectual y científico del mundo.
Después de la muerte de Alejandro Magno, el general Ptolomeo, macedonio amigo de Alejandro
y también conocido como Ptolomeo Soter o el Salvador, se proclamó rey de Egipto en el año 306
a.C. e instauró una dinastía, la de los Ptolomeos, que se prolongó hasta el siglo I a.C. A su vez, fundó
la ciudad de Alejandría, en honor a Alejandro, su amigo y, probablemente, la persona que original-
mente la había proyectado.
Situada en el norte de Egipto, limitando al sur con el Nilo y al norte con el Mediterráneo, Alejandría
se convirtió en un punto de encuentro entre todas las grandes ciudades que formaban parte del
(fragmentado) imperio alejandrino. Asimismo, Alejandría devino el gran punto de encuentro de los
sabios de la época y un polo de creación científica increíble. Sobrevivió a los Ptolomeos y a lo largo
de todo el período helenístico constituyó un vehículo formidable para el auge, el desarrollo y la pro-
moción de todo tipo de ciencias: la matemática, la astronomía, la mecánica, la geografía, la medicina
o la filología.
Este dinamismo científico se explica principalmente por dos factores:
1. Alejandría facilitó el contacto entre Oriente y Occidente, entre la cultura griega y las culturas
babilónica y egipcia, lo que dio a la primera un carácter más técnico, además, le facilitó el co-
nocimiento de nuevos desarrollos matemáticos y astronómicos (como por ejemplo, el álgebra
babilónica, el sistema sexagesimal, el orden correcto de los planetas, etc.).
2. Ptolomeo y sus sucesores más próximos estaban muy interesados en los desarrollos científicos.
Ptolomeo fundó el Museo y la Biblioteca de Alejandría. El primero se convirtió en un gran centro
de investigación y de encuentro para los científicos de la época. Su tamaño era considerable, y
en algún momento de su larga existencia llegó a tener más de cien miembros, que incluían a
científicos y a filósofos. Al contrario que el Liceo o la Academia, era un centro más abierto, en el
sentido de que al ser un lugar de intercambio no se encontraba dominado por el pensamiento
de un autor determinado. El Museo albergaba una Biblioteca y, probablemente, durante algún

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tiempo, un observatorio astronómico. La biblioteca llegó a contar con más de 700.000 volúme-
nes, permitió recopilar y guardar las obras de todos los grandes científicos y filósofos de la época
(y anteriores) y jugó un papel fundamental en la promoción de la ciencia, habida cuenta de que
muchos de los sabios del período acudían a Alejandría a documentarse (por ejemplo, Euclides o
Ptolomeo, cuyas obras tienen un carácter sintetizador y recopilatorio).

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2 El desarrollo de la ciencia en el período helenístico

2.1. La matemática

Como ya se ha señalado, la helenística fue una cultura de intensa actividad científica. Una de las
primeras disciplinas en experimentar un cambio sustancial y adquirir relevancia fue la matemática.
Euclides (ca. 330-260 a.C.), Arquímedes de Siracusa (287-212 a.C.) y Apolonio de Perga (segunda
mitad siglo III a.C.) son los matemáticos más importantes de este período.

XX Euclides
Euclides es el matemático más importante del período helenístico, y su obra principal, los Elementos,
ha sido una de las que mayor impacto hayan tenido jamás en la historia de la ciencia. Euclides nació
en Atenas y vivió y trabajó en Alejandría, siendo razonable suponer que tuvo acceso al Museo y a la
Biblioteca. El influjo de su obra se expandió a través de todas las culturas que tenían contacto con
la helenística.
Los Elementos no es la única obra de Euclides, pero sí la más importante. Se convirtió en un canon
de conocimiento bien construido y, a lo largo del tiempo, ha sido utilizado como ejemplo de cómo
presentar y realizar compilaciones del conocimiento acumulado en otras ciencias. Es una obra emi-
nentemente compilatoria, en la que se tratan los principales problemas de la geometría de la época.
Su objetivo final es proponer estrategias y métodos para resolver problemas geométricos a través
de los métodos que se exponen en la obra. Lo importante no son los métodos resueltos en el libro,
sino los problemas geométricos que se pueden resolver (en principio, todos los problemas posibles)
a partir de las estrategias y métodos que se proponen en la obra, cuyo recorrido se compone de
trece libros.
Lo más importante de esta obra es su carácter demostrativo, y por lo tanto, es importante atender
a los métodos a los que se alude en ella. Los principales son tres: el sintético, el de aproximación
y el deductivo o axiomático. El primero supone que los problemas geométricos se resuelven por
medio de figuras, que son tratadas como objetos ideales pero representables y visualizables. La
manipulación geométrica de las figuras se realiza atendiendo a unas reglas muy estrictas y utilizan-
do únicamente líneas y círculos. El método de aproximación, utilizado por Euclides y también por
Arquímedes, sirve para tratar propiedades de las figuras que necesitan aproximaciones (por ejemplo,
la superficie de una esfera). El tercero, el deductivo, es sin duda el más importante, el fundamental
de los Elementos.
Euclides parte de un universo geométrico determinado compuesto de figuras, de las cuales da defi-
niciones y estudia sus propiedades. De este universo se extraen cinco postulados que no necesitan
demostración, lo que no quiere decir que sean completamente evidentes. A partir de las definicio-
nes, los postulados y las nociones comúnmente aceptadas en la época sobre los objetos matemá-
ticos (como por ejemplo, que las cosas iguales a una misma cosa son iguales entre sí), Euclides de-
muestra sus teoremas. Y sigue este método en las demás partes de los Elementos, las que se ocupan
de las proporciones y de la aritmética.
¿Cuál fue la aportación de Euclides a su tratado y cuáles fueron sus fuentes? En primer lugar, está
claro que se nutrió de otras fuentes: probablemente trabajó con la documentación existente en
la Biblioteca de Alejandría y, según fuentes posteriores al siglo II a.C., visitó la Academia en Atenas
y estudió las obras de matemáticos ligados a esa institución. A su vez, el propio Euclides atribuye
proposiciones que aparecen en los Elementos a los matemáticos teetetos (proposiciones del libro X
de los Elementos) y Eudoxo (proposiciones del libro V de los Elementos). Por lo tanto, resulta evidente
que Euclides debe mucho a otros, incluido a Aristóteles, que trabajó sobre la teoría de la demostra-

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ción y sobre cómo construir un sistema demostrativo completo. No obstante, esto no quiere decir
que Euclides fuese un mero compilador o sintetizador. La importancia de su obra se encuentra en
que Euclides creó una ordenación formal que hizo posible la deducción de toda la matemática de la
época a partir de un sistema construido mediante un método deductivo muy riguroso.
Euclides también escribió otras obras de las que tenemos referencia: una Óptica, sobre la visión
indirecta, un tratado sobre la explicación geométrica de cómo se ven los objetos en los espejos, la
Catóptrica, y el titulado Fenómenos, sobre la astronomía geométrica. No obstante, su obra capital son
los Elementos.

XX Otros matemáticos
Como se mencionó al comienzo de este apartado, la matemática del período helenístico no refiere
únicamente a Euclides. La generación de matemáticos alejandrinos posterior también fue muy rele-
vante. Entre los principales se encuentran:
1. Corón de Samos (segunda mitad del III a.C.). Astrónomo y matemático. Muy hábil en la resolución
de problemas matemáticos según Arquímedes, quien se los proponía en la correspondencia que
compartían.
2. Arquímedes de Siracusa. Este sabio constituye un ejemplo de; a) lo difícil que resulta en ocasio-
nes clasificar a un científico helenístico en una disciplina concreta y; b) cómo la ciencia adquirió
en esta época un carácter más práctico y se vinculó mucho a la ingeniería. En este apartado, el
análisis se limita a las matemáticas. Podría decirse que Arquímedes fue un matemático aplicado.
Coincidía con Euclides en presentar el conocimiento científico sobre la base de un sistema de-
ductivo (de proposiciones evidentes a teoremas), aunque es muy posible que llegase a sus resul-
tados experimentalmente, deduciendo después a partir de axiomas dichos resultados. Difería de
Euclides en su concepción de la matemática. A Arquímedes le preocupaban más los problemas
matemáticos concretos y el conocimiento de los objetos matemáticos en su profundidad. Así,
sus obras reciben nombres como Sobre la esfera y el cilindro, Sobre la cuadratura de la parábola,
Sobre las espirales, Sobre conoides y esferoides, etc. Por otro lado, su interés por la ciencia venía
motivado por un interés superior en la mecánica y la ingeniería, como más tarde se comenta.
3. Apolonio de Perga. Contribuyó de un modo notable al desarrollo de la matemática helenística.
Vivió y desarrolló su trabajo en Alejandría. Se sabe que, al menos, escribió dos libros: Elementos
y Cónicas. El segundo tuvo una gran influencia en la matemática posterior. Las cónicas son las
secciones o curvas que se obtienen de la intersección de un cono con un plano: el círculo, la
elipse, la parábola y la hipérbola. En su obra, Apolonio estudió las propiedades de cada una de
estas curvas. En su concepción de la matemática, se pareció más a Arquímedes que a Euclides.
En las obras de Arquímedes y Apolonio se encuentran muchas referencias a matemáticos de la épo-
ca, lo que significa que la comunidad matemática vinculada a Alejandría era muy numerosa. Gracias
a que podía ser aplicada, la matemática, y en particular, la geometría, gozó en aquélla época de un
gran prestigio. Éste no fue el caso con la aritmética, que afrontó en la época un obstáculo para su
correcto desarrollo: las limitaciones del sistema de numeración griego, un sistema alfabético con el
que era difícil calcular números de gran tamaño.

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2.2. Mecánica y ciencia aplicada

Durante el período en que en Alejandría se desarrolla la matemática, también se intenta compren-


der la naturaleza, así como desarrollar la ingeniería, la técnica militar, los instrumentos científicos o
la construcción de juguetes. Dos desarrollos científicos ponen de claro manifiesto el nuevo talante
empírico y práctico que caracteriza a la ciencia helenística. Por un lado, la mecánica de Arquímedes
de Siracusa (287-212 a.C.). Por otro, los desarrollos tecnológicos de la escuela de ingenieros alejandri-
nos, en la que destacan Ctesibio (285-222 a.C.), Filón de Bizancio (siglo II a.C.) y Herón de Alejandría
(I a.C.), que desarrollaron su actividad en el Museo.

XX La mecánica de Arquímedes
Dentro del marco de la cultura helenística, se dieron diversos tipos de física, con niveles de gene-
ralidad distintos. Uno de los centros culturales donde esta disciplina obtuvo un mayor impulso fue
Siracusa, donde nació y vivió la mayor parte de su vida Arquímedes, quien, no obstante, viajó a
Alejandría cuando era joven y estudió con algunos discípulos de Euclides, para regresar a su ciudad
natal una vez terminado su período de formación.
Arquímedes ha pasado a la historia como uno de los científicos más brillantes de la historia de la
ciencia. Como ya se ha señalado, es difícil clasificar a Arquímedes en una disciplina determinada. No
obstante, su obra pone de manifiesto que fue una mezcla entre un físico matemático y un mecánico
teórico cuyo mayor interés fue fundar una ciencia coherente y exacta que le permitiera construir
determinados procedimientos mecánicos.
La importancia de su trabajo reside en la relación que establece entre física y geometría. Sus trabajos
principales se centraron en la estática, la dinámica y la hidrostática. Se le considera el padre de la
primera de estas disciplinas. Una de sus principales obras en esta disciplina es Sobre el equilibrio de
los planos.
Arquímedes utiliza la geometría para llegar a establecer leyes generales. Anticipa el punto de vista
de lo que hoy se denomina física matemática. Esta metodología también la emplea en la hidrostá-
tica. En Sobre los cuerpos flotantes, sienta las bases de esta disciplina y formula el conocido principio
de Arquímedes, también conocido como el principio de flotación y de las densidades relativas, que
afirma que todo cuerpo sumergido en un fluido experimenta un empuje vertical y hacia arriba igual
al peso del fluido desalojado. Hasta la época de Arquímedes, los griegos habían considerado que el
peso de un cuerpo era proporcional a su volumen. El siracusano mostró que esto no era así, ya que
algunos cuerpos son más densos que otros.
En la obra de Arquímedes la relación entre la física y la geometría se traduce en que la física aparece
como la guía de la geometría, lo cual tiene importantes consecuencias en el plano metodológico.
En sus obras, Arquímedes presentaba el conocimiento científico como un sistema deductivo de
teoremas derivados de proposiciones evidentes en sí mismas.
En El Método, título de la obra que Arquímedes escribió para Eratóstenes de Cirene (276-195 a.C.),
geógrafo, matemático y director de la Biblioteca de Alejandría, el matemático de Siracusa explica
la importancia de las ejemplificaciones mecánicas a la hora de resolver problemas geométricos, y
cómo las primeras constituyen una suerte de intuición geométrica. El mismo Arquímedes cuenta
cómo realizaba experimentos mentales en la investigación de áreas y volúmenes. Esto conecta con
lo que se mencionaba anteriormente sobre las distintas concepciones de la matemática de Euclides
y Arquímedes. Mientras que el primero quería probar propiedades de los objetos matemáticos defi-
nidos previamente y llegar a teoremas, el segundo se fijaba más en problemas concretos en los que
geometría y mecánica se encontraban en íntima relación. La concepción de Arquímedes tendrá una
gran influencia en la mecánica matemática del Renacimiento.

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Aparte de un matemático aplicado, Arquímedes también fue un gran ingeniero e inventor. Siempre
sintió curiosidad por los mecanismos y las máquinas, en concreto las militares, en las cuales traba-
jó para defender a su ciudad natal, Siracusa, del asedio de la flota romana. Entre sus inventos más
famosos se encuentran el tornillo de Arquímedes, que inventó en su estancia en Alejandría y que
sirve para elevar el agua, y un planetario que según Cicerón construyó, y que consistía en un modelo
físico que representaba el movimiento del Sol, la Luna y los planetas en torno a la Tierra.

XX Ingenieros alejandrino
Junto con la mecánica de Arquímedes, algo que también demuestra el carácter aplicado de la cien-
cia helenística fue el surgimiento en Alejandría de un grupo muy activo de ingenieros y científicos
aplicados que alcanzó su máximo desarrollo en el siglo I a.C. Los representantes de esta corriente
se movieron entre la ingeniería civil, la física matemática y la mecánica. Por cuestiones asociadas a
construcciones e inventos, en este contexto científico y técnico se estudiaron temas como el vacío y
el comportamiento del aire y de los fluidos, que siglos más tarde pasarían a formar parte del núcleo
de cuestiones estudiadas por la física.
Tres figuras sobresalen en este grupo de ingenieros:
1. Ctesibio. Fundador de la escuela alejandrina de ingenieros. Sus obras fueron descritas por un
contemporáneo más joven, Filón de Bizancio. Modificó radicalmente el modo de construir las
clepsidras (relojes de agua) existentes en su época. Además, se le atribuye la construcción de un
órgano de agua gracias al descubrimiento azaroso de la manera de producir sonidos mediante
el aire comprimido. A causa de este hallazgo, Ctesibio fue consciente de que el aire tenía cierta
naturaleza material, y que no era un vacío vago e indeterminado.
2. Filón de Bizancio. Discípulo de Ctesibio, y como él, gran inventor de artefactos mecánicos. Trabajó
con Ctesibio en pneumática, y, entre otros artefactos, inventó el muelle, la catapulta repetitiva y
un artilugio precursor del termómetro. También se ocupó de las máquinas de guerra, interesán-
dose por los principios mecánicos en los que se fundamentaba el funcionamiento las catapultas
de torsión.
3. Herón de Alejandría. Supuesto inventor del odómetro (un sistema de engranajes combinados
para contar las vueltas de una rueda cuyo objetivo era medir distancias) y la eolipila, un artefacto
precursor de la turbina de vapor. Se desconoce si fue el único autor de muchas de las obras cien-
tíficas a él atribuidas, obras que tratan sobre temas diversos (geometría aplicada, máquinas de
guerra, autómatas, etc.) y entre las que destaca su tratado sobre pneumática, en cuyo prefacio se
estudia el concepto de vacío.

2.3. La astronomía

La astronomía helenística (o ptolemaica, como también se la conoce) se encuentra entre los desa-
rrollos científicos más importantes del período helenístico. Su producto final, el sistema astronómico
construido por Claudio Ptolomeo (100-170 d.C.), será el modelo astronómico vigente y dominan-
te hasta la instauración del sistema copernicano en el siglo XVI. Tanto los trabajos de Ptolomeo,
como el los astrónomos helenísticos que le precedieron, se caracterizan por ser muy innovadores
y bastante exitosos a la hora de cumplir con los objetivos que se proponían, entre los cuales no se
encontraban tanto los vinculados a la cosmología (comprensión de cómo es el universo realmente)
como los vinculados a la astronomía cuantitativa y predictiva (capacidad para explicar y predecir el
movimiento de los planetas). En este último ámbito es donde la astronomía helenística superará en
gran medida a la astronomía heredada, a saber, la astronomía de las esferas celestes, mucho más
cualitativa que la primera.

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XX Astronomía de las esferas celestes


Los orígenes de la astronomía helenística no son del todo claros, pero todo indica que se sitúan en
algún lugar del siglo III a.C. Su desarrollo abarca desde esa fecha hasta el siglo II d.C., año en que Pto-
lomeo sintetiza y perfecciona la astronomía geométrica heredada de sus predecesores helenísticos.
Cinco siglos que resultaron determinantes para la historia de la ciencia.
El rasgo principal de la astronomía helenística, a diferencia de la realizada en Atenas bajo la influen-
cia de la academia platónica, es que modifica, de modo gradual en el tiempo, el sistema de esferas
concéntricas por combinaciones de círculos con diferentes centros: círculos excéntricos, círculos
epicíclicos, círculos deferentes concéntricos y ecuantes. ¿Por qué se introducen estos elementos
geométricos en el sistema heredado?
El sistema astronómico heredado era el de las esferas homocéntricas de Eudoxo y Calipo y que
Aristóteles había hecho compatible con su física. Desde su origen, esta teoría astronómica tenía que
hacer frente a determinados problemas para los que no tenía buenas soluciones. Estos problemas
eran principalmente dos:
1. La inconstancia en la velocidad a la que el Sol, la Luna y los planetas recorrían su órbita.
2. Las variaciones visibles en el brillo y diámetro de estos cuerpos celestes, lo que sugería variacio-
nes en la distancia que los separa de la Tierra.
Estos hechos eran producto de la observación astronómica e incompatibles con la teoría planetaria
de Eudoxo y Calipo. ¿Por qué? Porque la primera observación violaba el principio de uniformidad
de los cuerpos celestes (que ya venía de Platón, en cuya Academia estudiaron Eudoxo y Aristóteles),
que implicaba, entre otras cosas, que estos habrían de moverse a una velocidad constante; y por-
que la segunda, que la distancia de los planetas a la Tierra no se mantenía inalterable, iba contra el
principio de que su movimiento es circular (es circular porque es una esfera la que lo mueve, y en
consecuencia, la distancia ha de ser siempre la misma, ya que cualquier punto de la esfera ha de en-
contrarse siempre a la misma distancia de la Tierra). Es decir, estas observaciones violaban principios
básicos de la teoría astronómica vigente antes del helenismo.
Aparte de esta incompatibilidad con lo observado, el modelo heredado era más cualitativo que
cuantitativo: salvaba las apariencias echando mano de un modelo basado en esferas homocéntri-
cas, que sin embargo no valía para calcular las posiciones de los astros en fechas determinadas…
aunque asegurase un cosmos ordenado y gobernado por movimientos perfectos, circulares. Los
astrónomos helenísticos tenían como objetivo construir modelos astronómicos geométricos que,
sin violar el principio de los movimientos uniformes y circulares, se ajustasen más a lo observado y
permitiesen predecir mejor.
Un modo de solventar los enigmas que la astronomía de las esferas no podía explicar fue utilizar los
artilugios geométricos comentados más arriba. Así, para explicar el fenómeno de la anomalía zodia-
cal del Sol (el Sol tarda seis días más en pasar del equinoccio de primavera al de otoño, que de otoño
al de primavera), que implica que el Sol recorre distancias iguales en tiempos distintos, puede intro-
ducirse un círculo excéntrico a la Tierra para modelizar la órbita del Sol (véase Figura 1). Si el centro
de la órbita solar no es la Tierra, sino otro punto en el cosmos, entonces, observado desde la Tierra,
el Sol podría recorrer las mismas distancias en tiempos distintos, aunque esto no se cumpliese si se
observase el Sol desde el centro de su órbita, es decir, desde ese punto en el cosmos. En consecuen-
cia, la anomalía zodiacal del Sol, es decir, la desigual duración de las estaciones, puede resolverse
diciendo que su movimiento anual no se observa ni se mide desde su centro, sino desde la Tierra.

14
tema 51

filosofía

Órbita del sol excéntrica a la Tierra

(CENTRO DE LA
ESFERA)

(TIERRA)

(SOL)

Figura 1

Del mismo modo, para explicar la anomalía helíaca de los planetas (en su desplazamiento hacia el
este, se observa que cada cierto tiempo pierden velocidad, se detienen, invierten el sentido de su
marcha y así continúan durante unas semanas hasta que recuperan el sentido inicial, es decir, hacia
el este, hacia delante), se pueden combinar dos círculos. Uno de ellos tiene como centro la Tierra,
y se denomina deferente concéntrico a la Tierra, mientras que el otro, llamado epiciclo, tiene como
centro un punto del deferente (véase Figura 2). A su vez, como los planetas muestran también su
anomalía zodiacal, esto puede intentar resolverse asumiendo que el deferente no es concéntrico a
la Tierra, sino excéntrico a ella. En consecuencia, el sistema epiciclo-deferente concéntrico daría paso
al sistema epiciclo deferente excéntrico (véase Figura 3).

Planeta Deferente concéntrico a la Tierra


Epiciclo
Centro del
epiciclo

TIERRA

Figura 2

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tema 51

filosofía

Planeta Deferente concéntrico a la Tierra


Epiciclo
Centro del
epiciclo

(CENTRO DEL
DEFERENTE)
TIERRA

Figura 3

La astronomía helenística entraña pues la transformación de la astronomía de Eudoxo, Calipo y


Aristóteles. Parte de este modelo y lo transforma sucesivamente. Ahora se introducen supuestos
distintos (excéntricas y epiciclos), lo que implica que la armonía heredada se quiebra (ya que una
única figura, la esfera, bastaba para explicar el movimiento de todos los cuerpos celestes) pero que
se gana en precisión y en capacidad predictiva. Por otro lado, el vínculo entre astronomía y física,
entre astronomía y cosmología, se rompe también, ya que, con la introducción de epiciclos y ele-
mentos geométricos similares, algunos movimientos de los cuerpos celestes podrán ser explicados
de distintas maneras, sin que ningún astrónomo helenístico pueda decir qué ocurre de facto en el
cosmos. El modelo de las esferas homocéntricas inicial terminará por convertirse en un intrincado
aparato intelectual con elementos geométricos incompatibles con la teoría física y cosmológica de
Aristóteles.

XX Predecesores de Ptolomeo
Entre los primeros astrónomos alejandrinos se encuentran Aristilo y Timócaris, que trabajaban en
el Museo realizando observaciones a principios del siglo III a.C., observaciones que después fueron
incrementadas y refinadas por Hiparco de Nicea (190-120 a.C.).
La aportación fundamental de la astronomía helenística es la de Ptolomeo. No obstante, durante los
cinco siglos que duran hasta la aparición de este último, existieron otras figuras importantes y dignas
de mención. Una de las más relevantes es la de Aristarco de Samos (310-230 a.C.), que ideó procesos
geométricos para determinar la distancia relativa del Sol y de la Luna a la Tierra (los primeros intentos
científicos de llevar a cabo estos cálculos), procesos que resultaron ser algo defectuosos. Su aporta-
ción más interesante y conocida es su sistema astronómico heliocéntrico, en el que los planetas y la
Tierra giran en torno al Sol, que está en el centro del mundo, y la Luna es el único cuerpo celeste que
gira en torno a la Tierra. Aunque en el siglo IV a.C. un filósofo ateniense anterior (Heráclides) había
sugerido ideas heliocéntricas y movimientos de la Tierra, el sistema de Aristarco era más completo. El
sistema de Aristarco fue osado y original: no hay que olvidar que uno de los rasgos más importantes
de la astronomía antigua, la helenística y la posterior hasta el sistema heliocéntrico de Copérnico fue
la defensa del geocentrismo y de la posición central (e inmóvil) de la Tierra.
Apolonio de Perga es el primero en modernizar el sistema de las esferas homocéntricas. Para explicar
cuestiones tales como el cambio de brillo de los planetas, el cambio de tamaño del Sol y la diferen-
cia en la duración de las estaciones o el movimiento retrógrado de los planetas, antes mencionado,

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tema 51

filosofía

Apolonio recurrió a las órbitas circulares excéntricas a la Tierra. Aunque la Tierra tiene un lugar central
en el cosmos, no constituye el centro geométrico de este último. Otra de sus aportaciones fue la
introducción de los epiciclos y de los deferentes concéntricos a la Tierra para explicar el movimiento
de Venus y Mercurio (el centro de sus epiciclos sería en este caso el Sol, que giraría en torno a la
Tierra). Las deferentes podían ser también vacías, es decir, que el centro del epiciclo no fuera ningún
cuerpo celeste, sino un punto geométrico del universo.
Hiparco de Nicea fue el continuador de la obra de Apolonio. Realizó observaciones astronómicas de
gran precisión. Continuó los trabajos de Aristarco para calcular las distancias relativas del Sol y de la
Luna a la Tierra, así como de los tamaños de estos cuerpos celestes. Sus cálculos fueron más acer-
tados que los de Aristarco. Considerado por Ptolomeo un predecesor, la geometría de Hiparco era
capaz de explicar los movimientos de la Luna y del Sol. Consiguió mejorar la forma para determinar
la posición de los cuerpos celestes, lo que le proporcionó mejor información para construir sus mo-
delos. Puede decirse que con Hiparco nace la astronomía cuantitativa, que da cuenta de un modo
no cualitativo de los movimientos de los planetas. Utilizó los modelos de Apolonio: las excéntricas
para los movimientos del Sol y de la Luna y los epiciclos para los planetas.
Aunque no construyó un sistema astronómico completo utilizando epiciclos o excéntricas (esto
lo hará Ptolomeo), sí utilizó estos elementos geométricos para explicar el movimiento del Sol. Dos
últimos datos en relación con Hiparco son importantes. En primer lugar, que tenía conocimiento de
que la astronomía helenística que él (y otros) estaban contribuyendo a construir podría explicar de
distintas maneras un mismo fenómeno. Por ejemplo, era consciente de que la anomalía zodiacal del
sol podía explicarse con una órbita excéntrica a la Tierra o con un sistema de epiciclo y deferente
concéntrico a la Tierra. En segundo lugar, que fue quien descubrió el fenómeno conocido como la
precesión de los equinoccios, esto es, el retroceso de los puntos de intersección de la eclíptica (el
camino que, aparentemente, el sol recorre sobre el fondo de las estrellas para girar en torno a la
tierra) y el ecuador celeste. Estos puntos, que son dos, coinciden con el comienzo de la primavera y
del otoño, respectivamente.

XX Ptolomeo
Claudio Ptolomeo (100-170 d.C.) es el astrónomo más importante de la astronomía helenística y
de la Antigüedad. Desarrolla su actividad en la ciudad de Alejandría, durante la plenitud cultural
del Imperio Romano. Tiene acceso y utiliza la documentación astronómica y geográfica disponible
en la Biblioteca. Fue un gran historiador de la ciencia, ya que su obra cita y compila muchos de los
trabajos y descubrimientos de sus predecesores, y también contribuyó de un modo considerable a
la geografía.
Su gran obra de astronomía se conoce por su nombre árabe: Almagesto (cuyo significado es «el
más grande»). Es uno de los documentos más importantes de la ciencia helenística. Se trata de la
sistematización de los conocimientos astronómicos acumulados desde el siglo III a.C. en la tradición
helenística, es decir, aquella que recurre a epiciclos, excéntricas y elementos geométricos similares.
No obstante, su labor no es meramente recopilatoria: Ptolomeo realizó aportaciones fundamentales
para explicar el movimiento de los planetas. En el Almagesto, compuesto por 13 libros, Ptolomeo nos
ofrece el modelo matemático de los movimientos solares, lunares y planetarios más antiguo que
conocemos. Construye un modelo que resuelve el movimiento de cada uno de los siete planetas.
Ptolomeo parte de los sistemas de círculos ya empleados por Apolonio e Hiparco. Por ejemplo,
para explicar el movimiento del Sol no añade nada a la teoría de Hiparco, aunque, al contrario que
Hiparco, que se decantaba por el sistema de epiciclo y deferente concéntrico a la Tierra para seguir
teniendo a ésta en el centro, Ptolomeo elegirá, siendo consciente de la equivalencia entre ambos
sistemas de círculos, el del deferente excéntrico a la Tierra, por ser más simple (sólo se necesita un
movimiento, y no dos).

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tema 51

filosofía

Es a la hora de explicar el movimiento de los planetas donde Ptolomeo innova más, introduciendo
un nuevo elemento geométrico, el ecuante (véase Figura 4). Desde Apolonio, se sabía que las ano-
malías de los planetas (la helíaca y la zodiacal) podían salvarse recurriendo a epiciclos y deferentes
excéntricos. No obstante, Ptolomeo es consciente de que esto no explica por qué las dimensiones
de los bucles que los planetas forman en su aparente retroceso son distintas. Para explicar esto,
Ptolomeo introduce el ecuante. Según Ptolomeo, el movimiento de los planetas (a excepción de
Mercurio) se explica del modo siguiente. El planeta traza en sentido este-oeste y con movimiento
uniforme un epiciclo. Al mismo tiempo, el centro de ese epiciclo traza un deferente excéntrico a la
Tierra, también en sentido este-oeste. ¿Es la velocidad en este segundo caso constante con respecto
al centro del deferente? Según Ptolomeo, no lo es: el radio vector que une el centro del deferente
con el centro del epiciclo no barre ángulos iguales en tiempos iguales, tal y como se venía suponien-
do desde hacía un tiempo, cinco siglos como mínimo.

Planeta Deferente concéntrico a la Tierra


Epiciclo
Centro del
epiciclo
(PUNTO ECUANTE)
(CENTRO DEL
DEFERENTE)
TIERRA

Figura 4

Lo que Ptolomeo estipula es que el movimiento del centro del epiciclo que traza el deferente no es
uniforme con respecto al centro de su movimiento circular, sino con respecto a un tercer punto, el
punto ecuante, distinto de la Tierra y del centro del deferente. La propuesta de Ptolomeo, aunque
con poder explicativo en lo relativo a la predicción, viola el principio de uniformidad, que exige
que los movimientos circulares de los cuerpos celestes sean uniformes con respecto a su centro
de rotación. En resumidas cuentas, Ptolomeo asume que algunos movimientos planetarios no son
uniformes con respecto a su centro de rotación. Esta cuestión será muy relevante, siglos después,
cuando uno de los argumentos que Copérnico ponga sobre la mesa a la hora de proponer una refor-
ma astronómica sea que hay que eliminar el ecuante para salvaguardar el principio de uniformidad
(de raíz platónica, no se olvide).
A pesar de estos problemas, Ptolomeo se convierte en el arquitecto de la teoría planetaria de la An-
tigüedad. Haciendo uso de círculos epicíclicos, círculos deferentes excéntricos con centro fijo (para
todos los planetas salvo Mercurio), círculos deferentes excéntricos con centro móvil (para Mercurio y
la Luna), y ecuantes, construye el sistema astronómico dominante hasta el siglo XVI. Ptolomeo creó
una verdadera ciencia del cielo, aunando matemáticas y observación y transformando la astronomía
de las esferas celestes. No obstante, ni Ptolomeo ni la tradición astronómica helenística revisaron la
cosmología aristotélica en profundidad. Su objetivo era explicar y poder predecir el movimiento de
los planetas, y no tanto decir cómo era realmente el cosmos. El hecho es que el período helenístico
también supuso la escisión teórica entre astronomía y cosmología, que a partir del sistema ptolemai-
co, permanecerán en tensión hasta la reconciliación que tendrá lugar gracias a la aparición y éxito
de la revolución copernicana.

18
tema 51

filosofía

2.4. La medicina

Como en las matemáticas y la astronomía, bajo el gobierno de los primeros Ptolomeos en el siglo
III a.C., se produjo en Alejandría una explosión en la actividad en los campos médico y biológico.
En el siglo II d.C. tuvo lugar una segunda expansión, tanto en la astronomía (Ptolomeo) como en la
medicina (Galeno).
La figura más importante de la medicina helenística y de toda la historia de la medicina hasta la apa-
rición de la medicina moderna es el médico Galeno, nacido en Pérgamo en el año 130 d.C. y cuya
vida terminó en la ciudad de Roma en el año 200 d.C.. Galeno representa la culminación del saber
médico de la Antigüedad. Lo sistematizó y construyó un sistema que duró 1.500 años más.
Como en los casos de otras disciplinas, aunque la figura más importante en este caso sea el médico
de Pérgamo, existen otras anteriores a él y que no sólo contribuyeron al avance del saber médico,
sino que también ejercieron influencia sobre Galeno y el gran desarrollo que este científico llevó a
cabo en el campo de la medicina.

XX Predecesores de Galeno
Varias escuelas médicas helenísticas preceden a Galeno. En el siglo III a.C., tenemos la escuela dog-
mática y la empírica. La primera, fundada por Herófilo de Calcedonia (siglo II a.C.), primer maestro
médico de Alejandría, se insertaba en la corriente hipocrática postulando el desequilibrio entre los
cuatro humores. La segunda, cuyo principal representante fue Erasístrato de Quíos (silgo III a.C.),
quien era favorable a una medicina de tipo racionalista y defendía que la naturaleza actuaba de
forma externa configurando las funciones de organismo, atacando el concepto aristotélico de esen-
cia como fuerza innata en el organismo. Las escuelas sucesoras de estas dos son la metódica y la
dogmática:
1. Escuela metódica. Fundada por Asclepíades de Bitina (I a.C.). Defiende que el cuerpo humano se
compone de átomos entrelazados, por cuyos poros se mueven los humores y el pneuma, que a
su vez se encuentran formados por elementos de naturaleza más sutil. La enfermedad se define
como un mal funcionamiento mecánico del cuerpo, siendo el objetivo de la terapia a aplicar el
restablecimiento del movimiento normal de los átomos.
2. Escuela pneumática. Fundada por Ateneo de Talea (I a.C.). El elemento fundamental es el pneuma,
que es un principio vital impulsor que llega a los pulmones y se distribuye por las arterias tras ha-
ber alcanzado el corazón. Aunque los pneumáticos son humoralistas, el pneuma ocupa un lugar
más fundamental que los cuatro humores. Un desequilibrio en los humores genera un desequili-
brio en el nivel de pneuma del cuerpo, cuya consecuencia es la aparición de una enfermedad.

XX Galeno
Aprendiz del médico local de Pérgamo a una edad muy temprana, su entusiasmo por las diseccio-
nes de animales lo llevó a conocer de un modo adecuado las arterias, los nervios y las estructuras
musculares. Se formó en medicina en las ciudades de Esmirna, Corinto y, finalmente, Alejandría,
donde combinó la práctica médica que había adquirido con la lógica aristotélica. Después regresó
a Pérgamo y, unos tres años más tarde, a Roma, donde permaneció casi todo el resto de su vida y
murió en el año 200 d.C.
La producción científica de Galeno fue increíble. Escribió cuatrocientos textos, de los que hoy nos
quedan ciento cincuenta que versan sobre multitud de disciplinas pertenecientes al ámbito de la
medicina: anatomía, fisiología, patología, terapéutica, famacopea, etc.

19
tema 51

filosofía

El contexto médico en el que Galeno desarrolló su trabajo se encontraba dominado por tres formas
de explicar por qué surgen las enfermedades, cada una de las cuales se relaciona con un estado de
la materia (el sólido, los átomos; el líquido, los humores; y el gaseoso, el pneuma). Como otros cien-
tíficos helenistas, Galeno sintetiza y combina varias tradiciones, algunas de ellas no estrictamente
médicas: la tradición hipocrática, el pensamiento filosófico de Platón y de Aristóteles, un conjunto
de contribuciones de las distintas escuelas médicas contemporáneas a él y los resultados producto
de su propia experiencia y práctica como médico.
Galeno aspiró a describir el funcionamiento del cuerpo. A partir de los resultados de las disecciones
que realizó con animales, infirió por analogía el funcionamiento del cuerpo humano. Estudió las
funciones del riñón y la vejiga. Demostró que el cerebro controla la voz y que las arterias no trans-
portan aire sino sangre, contra lo que sostenían Erasístrato y la teoría fisiológica vigente. Describió las
válvulas del corazón y señaló las diferencias entre venas y arterias. Sostuvo que el órgano central del
cuerpo humano era el hígado y que la sangre viajaba desde el hígado hasta la superficie del cuerpo
para formar la carne. A su vez, creía que el corazón era el causante de la respiración.
El sistema fisiológico de Galeno incorpora la doctrina hipocrática de los cuatro humores (sangre,
bilis, flema y bilis negra) y las concepciones aristotélicas sobre el alma, su papel como principio vital.
Aristóteles había dividido las criaturas terrestres en tres grupos, según el tipo de alma particular de
cada una: los vegetales, alma vegetativa; los animales, sensitiva; y los hombres, la racional. El hombre
poseía las tres almas. Galeno sugiere que la vegetativa reside en el hígado, la sensitiva en el corazón
y la racional en el cerebro. Por otro lado, Galeno incorpora de la escuela pneumática la necesidad de
un pneuma, como principio exterior de vitalidad que conecta y pone en funcionamiento las funcio-
nes específicas de las partes orgánicas.
El sistema de funcionamiento de cuerpo humano propuesto por Galeno se basa en unas cuantas
transformaciones fundamentales. El alimento se convierte en quilo en el estómago; el quilo se con-
vierte en sangre venosa oscura en el hígado; el hígado, donde reside la vida vegetativa, infunde en la
sangre venosa el espíritu natural que controlaba la alimentación y el crecimiento del cuerpo. Desde
el hígado, la sangre se distribuye a través de las venas hasta llegar a los pulmones, donde se mezcla
con el pneuma, que le infunde un espíritu vital. Esta sangre revitalizada ya es sangre arterial, y es
arrastrada por el pneuma a las arterias, a través de las cuales se transporta a todas las partes del cuer-
po para que éstas sean revitalizadas. Algunas de las arterias llegan a una red de vasos denominada
rete mirabile, en la base del cerebro, donde el espíritu vital se transforma en espíritu animal. El espíritu
animal se distribuye por los nervios para infundir sensibilidad en todas las partes del cuerpo.
Técnicamente, el sistema de Galeno tenía errores. Por ejemplo, el corazón no es el causante de la
respiración y la rete mirabile no existe en el hombre, aunque sí en los rumiantes. No obstante, las
teorías de Galeno fueron muy influyentes y dominaron la medicina hasta el siglo XVII, momento en
el que nace la medicina moderna.

2.5. La geografía

En este último apartado se realiza una breve exposición del desarrollo de la geografía durante el pe-
ríodo helenístico. Con el surgimiento del imperio alejandrino, la geografía experimentó un impulso
por la cantidad de datos geográficos que las conquistas de Alejandro proporcionaron.
Dicearco de Mesina (350-290 a.C.) utilizó esta información para confeccionar un mapa del mundo
conocido. Este discípulo de Aristóteles es uno de los primeros geógrafos del período helenístico.
Creó un planisferio en el que se incorporaba un sistema de coordenadas geográficas compuesto por
dos líneas imaginarias, una similar a un ecuador terrestre, que dividía a la Tierra en dos partes más o
menos iguales y que denominó diafragma, y otra línea, perpendicular a la primera, que iba de Norte

20
tema 51

filosofía

a Sur y que constituía un meridiano de referencia. Con su planisferio, Dicearco introdujo las nociones
de longitud y latitud de los puntos representados en un mapa.
Eratóstenes de Cirene (276-195 a.C.), sabio multidisciplinar del período alejandrino, también con-
tribuyó al desarrollo de la geografía, disciplina a la que puso el nombre con su obra Geographica.
Inventó y utilizó un método trigonométrico, junto con las nociones de latitud y longitud de Dicear-
co, para calcular el tamaño de la Tierra, que estimó en unos 250.000 estadios. Además, parece ser
que en su obra Geographica se incluía un mapa rectangular que, utilizando el sistema de Dicearco,
presentaba siete paralelos cruzados por siete meridianos.
En último lugar, Claudio Ptolomeo, gran astrónomo de la Antigüedad, también contribuyó de un
modo notable al desarrollo de la geografía helenística. Escribió una Geografía, en la que compilaba
todos los métodos de geografía matemática existentes en su época para el trazado de mapas con
precisión. En esta obra, Ptolomeo trata de dar la posición de muchos lugares por medio de su latitud
y su longitud. Al parecer, calculó buenas latitudes y longitudes no tan buenas, ya que estas últimas
encierran más dificultades. La Geografía de Ptolomeo motivó el interés por la geografía matemática
en los siglos que le sucedieron.

21
tema 51

filosofía

CONCLUSIÓN

La ciencia helenística es la etapa más importante de la ciencia de la Antigüedad.


En este período, las ciencias experimentan una gran expansión y adoptan un ca-
rácter más empírico y aplicado. El avance es extraordinario en todos los campos.
Esta es la época en la que nacen la astronomía de Ptolomeo, la síntesis geométrica
de Euclides, la medicina de Galeno y la mecánica de Arquímedes, cuatro figuras
capitales en la historia de la ciencia. A su vez, en esta época se refuerzan los víncu-
los entre ciencia y técnica y la geografía adquiere un carácter matemático, gracias
al empuje de figuras como Eratóstenes de Cirene o el propio Ptolomeo.
Aunque las prácticas científicas del período helenístico muestren diferencias sus-
tanciales con lo que hoy en día denominamos «ciencias», su importancia en el
desarrollo de la ciencia hasta la Edad Moderna es fundamental.

22
tema 51

filosofía

BIBLIOGRAFÍA
BALTZLY D. (2004): «Stoicism». En ZALTA E. N. (ed), The Standford Encyclopedia of Philosophy, Winter 2004.
URL = <http://plato.stanford.edu>
Monográfico sobre el estoicismo. Artículo sintético pero muy completo, con referencias muy actualizadas. Cu-
bre todas las áreas a las que se dedicó esta corriente filosófica (la física, la lógica y la ética), y adopta un carácter
sistemático muy útil (sobre todo en la física y en la ética). Buen complemento al libro de García Gual.
GARCÍA GUAL C. y IMAZ M. J. (1986): La filosofía helenística: éticas y sstemas. Madrid: Cincel.
En esta obra se ofrece un buen diagnóstico del contexto cultural e histórico del helenismo y constituye una
guía muy útil para el estudio de las principales corrientes de filosofía del período helenístico. Pone el acento en
la dimensión ética de todas estas corrientes y en su interrelación con el contexto cultural de la época.
KONSTAN D. (2005): «Epicurus». En ZALTA E. N. (ed), The Standford Encyclopedia of Philosophy, Spring 2005.
URL = <http://plato.stanford.edu>
Estudia de un modo detallado todas las áreas a las que se dedicó esta corriente: la física, la ética, la psicología, la
teoría social, etc. Como el artículo sobre el estoicismo, adopta un carácter sistemático a la hora de estudiar los
problemas a los que se enfrentaba esta corriente filosófica. Buen complemento al libro de García Gual.
MASON S. F. (1984): Historia de las Ciencias 1. La Ciencia Antigua, la Ciencia en Oriente y en la Europa Medie-
val. Madrid: Alianza.
Manual de historia de la ciencia. No tan completo como el de Ordóñez. Es más sintético, aunque ofrece una
buena visión global de lo que supuso el desarrollo científico del período helenístico. Constituye un buen com-
plemento al manual de Ordóñez, ya que en disciplinas como la geografía, la medicina y la astronomía aporta
información adicional que no aparece en el segundo.
ORDÓÑEZ J., NAVARRO V. y SÁNCHEZ RON J. M. (2003): Historia de la Ciencia. Madrid: Espasa.
Manual más completo que el de Mason. Muy buen tratamiento de todas las disciplinas, pero sobre todo de la
matemática, la ciencia aplicada y la geografía.
RIOJA A. y ORDÓÑEZ J. (1999): Teorías del Universo. Volumen I: de los Pitagóricos a Galileo. Madrid: Síntesis.
Obra dedicada a la historia de la astronomía y la cosmología. Ideal para profundizar y comprender en qué con-
texto surge la astronomía helenística, los problemas a los que se enfrentó y los mecanismos que ideó para solu-
cionarlos. Se recomienda como fuente principal para profundizar en el estudio de la astronomía helenística.

23
tema 51

filosofía

RESUMEN

El desarrollo de la ciencia en el pensamiento helenístico.

1. El mundo helenístico: 2. El desarrollo de la ciencia en


concepto, génesis y alcance el período helenístico

1.1. La emergencia de un mundo nuevo 2.1. La matemática


Después de 323 a.C., la unidad política y administrativa del Euclides fue el matemático más importante del período hele-
imperio se derrumba, dando lugar a una época de crisis y de nístico. Sintetiza la matemática de la época en su obra princi-
cambio que marca el comienzo del período helenístico, si- pal: los Elementos. Importancia de esta obra: ordenación for-
tuándose su final de manera oficial en el 30 a.C., aunque se mal que hizo posible la deducción de toda la matemática de
extiende más en el tiempo. la época a partir de un sistema bien construido sobre la base
de un método deductivo muy riguroso.
El rasgo básico del helenismo es la expansión de lo griego
como elemento civilizador de una vasta extensión geográfi- Otros matemáticos: Corón de Samos, Arquímedes de Siracusa
ca. Aunque la fragmentación política termina con la unidad y Apolonio de Perga.
política, se conserva la unidad cultural.
2.2. Mecánica y ciencia aplicada
1.2. Crisis de la ciudad y nuevas formas de Ciencia helenística más aplicada y empírica que la ciencia an-
pensamiento filosófico terior. Ahora se intenta comprender la naturaleza, desarrollar
la ingeniería, la técnica militar, los instrumentos científicos o
En la práctica, el período helenístico constituye el final de la
la construcción de juguetes.
pólis griega. Ahora los individuos pertenecen a una nación o
a un reino y la ciudad pierde autosuficiencia y equilibrio. Aun Arquímedes. La importancia de su trabajo reside en la relación
así, la ciudad sigue siendo centro de la vida cultural y cientí- que establece entre física y geometría. Trabajos principales:
fica. sobre estática, dinámica e hidrostática. También: problemas
concretos de matemática, objetos matemáticos.
Crisis de valores motiva la emergencia de nuevas formas de
pensamiento. Escuelas dominantes: epicúreos y estoicos. Fi- Método de Arquímedes: física como guía de la geometría.
losofías de salvación. Importancia de las ejemplificaciones mecánicas a la hora de
resolver problemas geométricos.
Ingenieros alejandrinos. Esta corriente de ciencia aplicada se
1.3. Alejandría, capital mundial de la movió entre la ingeniería civil, la física matemática y la me-
ciencia cánica. Por cuestiones asociadas a construcciones e inventos,
estudiaron temas como el vacío y el comportamiento del aire
Alejandría se convierte en el nuevo centro intelectual y cientí-
y de los fluidos. Principales representantes: Ctesibio, Filón de
fico del mundo conocido. Gran punto de encuentro de los sa-
Bizancio y Herón de Alejandría.
bios de la época, polo de creación científica increíble. Facilitó
el contacto entre Oriente y Occidente.
Museo y Biblioteca de Alejandría: infraestructuras decisivas
en el aumento de la actividad científica.

25
tema 51

filosofía

2.3. La astronomía 2.4. La medicina


Astronomía helenística: uno de los desarrollos científicos más Momentos álgidos de la medicina helenística: siglo III a. C. y si-
importantes de este período. Nacimiento de la astronomía glo II d.C. Como en la astronomía. La figura más importante de la
cuantitativa. Producto final: sistema astronómico ptolemaico. medicina helenística y de toda la historia de la medicina hasta la
Gran capacidad predictiva. Divergencia astronomía y cosmo- aparición de la medicina moderna es el médico Galeno. Galeno
logía. representa la culminación del saber médico de la Antigüedad. Lo
Astronomía helenística modifica, de modo gradual, la astro- sistematizó y construyó un sistema que duró 1.500 años más.
nomía de raíz platónica y aristotélica. Introduce nuevos ar- Predecesores de Galeno. Siglo III a. C.: la escuela dogmática
tilugios geométricos (epiciclos, deferentes, etc.). Busca más (Herófilo de Calcedonia) y la empírica (Erasístrato de Quíos).
poder explicativo y predictivo y sacrifica consistencia interna. Siglo I a.C.: escuela metódica (Asclepíades de Bitinia) y escuela
Problemas de la astronomía heredada: anomalía zodiacal, pneumática (Ateneo de Talea).
anomalía helíaca, diferencias de brillo, etc. Busca soluciones Galeno. Su producción científica fue increíble. Escribió cuatro-
con nuevas formas de hacer astronomía. cientos textos, de los que hoy nos quedan ciento cincuenta.
Predecesores de Ptolomeo. Aristarco de Samos: mide las dis- Como otros científicos helenistas, Galeno sintetiza y combina
tancias relativas del Sol y la Luna a la Tierra, con poco éxito. varias tradiciones, algunas de ellas no estrictamente médicas
Propone un sistema astronómico heliocéntrico. (pensamiento sobre el alma de Aristóteles).
Apolonio de Perga: el primero en modernizar el sistema de Galeno aspiró a describir el funcionamiento del cuerpo hu-
esferas homocéntricas. Introduce las excéntricas y el sistema mano. Estudió las funciones del riñón y la vejiga. Describió las
epiciclos-deferentes concéntricos. válvulas del corazón y señaló las diferencias entre venas y arte-
Hiparco de Nicea: continuador de la obra de Apolonio. Realizó rias y descubrió que las segundas transportan sangre y no aire.
observaciones astronómicas de gran precisión. Con Hiparco Sostuvo que el órgano central del cuerpo humano era el híga-
nace la astronomía cuantitativa, que da cuenta de un modo do. Creyó que el corazón era el causante de la respiración.
no cualitativo de los movimientos de los planetas. Utilizó los El sistema fisiológico de Galeno incorpora la doctrina hipocráti-
modelos de Apolonio: las excéntricas para los movimientos ca de los cuatro humores y las concepciones aristotélicas sobre
del Sol y de la Luna y los epiciclos para los planetas. Descu- el alma su papel como principio vital. Por otro lado, Galeno in-
brió la precesión de los equinoccios y fue consciente de que corpora de la escuela pneumática la necesidad de un pneuma,
la astronomía helenística era capaz de explicar un mismo fe- como principio exterior de vitalidad que conecta y pone en
nómeno de varias maneras. funcionamiento las funciones específicas de las partes orgáni-
Claudio Ptolomeo es el astrónomo más importante de la as- cas. Su sistema de funcionamiento de cuerpo humano se basa
tronomía helenística y de la Antigüedad. Obra principal: Al- en unas cuantas transformaciones fundamentales.
magesto, sistematización de los conocimientos astronómicos
acumulados desde el siglo III a.C. hasta el II d.C. en la tradi-
2.5. La geografía
ción helenística. Ptolomeo retoma el trabajo de Apolonio e
Hiparco. Innova, introduce el ecuante para explicar de modo Dicearco de Mesina: planisferio. Introduce las nociones de
completo el movimiento de los planetas. Problema: ecuante longitud y latitud.
choca contra el principio de uniformidad. También introduce Eratóstenes de Cirene: mide el tamaño de la tierra. Geographi-
excéntricas con centro móvil. ca. Mapa rectangular con siete paralelos y siete meridianos.
Ptolomeo se convierte en el arquitecto de la teoría planetaria Ptolomeo: su obra es Geografía. Sintetización y compilación
de la Antigüedad, que se vuelve la dominante en los siglos de la geografía matemática existente en su época. Calcula
posteriores. Crea una verdadera ciencia del cielo. Deja abierta longitudes y latitudes de distintos lugares.
la puerta a un serio conflicto entre cosmología y astronomía.

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tema 51

filosofía

AUTOEVALUACIÓN

1. ¿Cuál de los siguientes no constituiría un rasgo básico del periodo helenístico?


a. Estabilidad y unidad política
b. Crisis de la pólis.
c. Surgimiento de nuevas corrientes de Filosofía.
d. Alejandría como nuevo centro científico y cultural.

2. ¿Cuál de las siguientes no es una escuela filosófica del mundo helenístico?


a. Epicúreos.
b. Pitagóricos.
c. Cínicos.
d. Estoicos.

3. ¿Quién es el principal matemático del periodo helenístico?


a. Arquímedes.
b. Corón de Samos.
c. Apolonio.
d. Euclides.

4. ¿Cuál es la principal aportación de Euclides?


a. Sus tratados sobre óptica.
b. Sus trabajos sobre astronomía geométrica.
c. Euclides no tiene ninguna aportación importante.
d. La creación de un sistema axiomático que hizo posible la deducción de toda la matemática de la
época.

5. ¿Cuál de los siguientes científicos no contribuyó al desarrollo de la mecánica y de la tecnología du-


rante el periodo helenístico?
a. Arquímedes.
b. Ctesibio.
c. Filón de Bizancio.
d. Galeno.

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tema 51

filosofía

6. De las siguientes aportaciones de Arquímedes, ¿cuál sería la más importante para el desarrollo pos-
terior de la ciencia?:
a. La relación que estableció entre física y geometría, así como sus contribuciones al desarrollo de la
estática, la dinámica y la hidrostática.
b. La creación máquinas y mecanismos para defender la ciudad de Siracusa del asedio de la flota
romana.
c. La invención del tornillo de Arquímedes.
d. El desarrollo de la geometría pura.

7. La astronomía helenística se caracteriza por:


a. Sus orientación cosmológica al querer comprender cómo es el universo.
b. Su capacidad para explicar y predecir el movimiento de los planetas.
c. Su carácter cualitativo.
d. Su carácter mitológico.

8. ¿Qué principio fundamental de la cosmología de raíz platónico-aristotélica viola el sistema astronó-


mico de Ptolomeo?:
a. El de uniformidad.
b. El de circularidad.
c. El de gravedad.
d. El de inercia.

9. Galeno aspiró a describir el funcionamiento del cuerpo humano. ¿Cuál de las siguientes afirmaciones
sería falsa dentro de su sistema?:
a. El alimento se convierte en quilo en el estómago.
b. El quilo se convierte en sangre venosa oscura en el hígado.
c. Desde el hígado, la sangre se distribuye por las venas hasta el cerebro, donde se mezcla con el
pneuma.
d. En espíritu vital se convierte en espíritu animal en la rete mirabile.

10. Durante el periodo helenístico, la geografía experimentó un gran impulso. ¿Cuál de los siguientes no
se encuentra entre los principales geógrafos helenísticos?
a. Dicearco de Mesina.
b. Eratóstenes de Cirene.
c. Ptolomeo.
d. Herón de Alejandría.

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