Está en la página 1de 28

tema

37 FILOSOFÍA

Bases antropológicas de la conducta


moral
28-14648-13

Temario 1993
tema 37

filosofía

1. El significado de lo moral

2. Moral y antropología cultural

3. Moral y evolución
3.1. Teoría evolutiva

3.2. La ética evolucionista: historia y problemas

3.3. Sociobiología

4. Etología y estudios comparativos

5. Moral y psicología
5.1. Conductismo

5.2. Piaget y el desarrollo moral

5.3. Kohlberg y las etapas del desarrollo moral

5.4. Haidt: la alternativa intuicionista

3
tema 37

filosofía

INTRODUCCIÓN

En este tema vamos a desarrollar el modo en que las ciencias del hombre, enten-
didas en un sentido amplio, pueden ayudarnos a aportar luz sobre el hecho moral.
El desarrollo general de la ciencia está siendo exponencial, y las ciencias antropo-
lógicas no son una excepción. En los siguientes apartados realizaremos un repaso
de los aspectos más destacados de estas disciplinas.
Después de introducir someramente el significado de lo moral en el presente
contexto, repasaremos de qué manera ha cambiado la aproximación de la antro-
pología cultural al fenómeno moral, centrándonos en la existencia de universales
humanos. A continuación nos adentraremos en el apartado dedicado a la relación
entre la moral y el hecho evolutivo, donde introduciremos la teoría de la selección
natural, destacaremos los aspectos más relevantes de la ética evolucionista y final-
mente expondremos las ideas de la disciplina sociobiológica. Nuestro siguiente
paso será introducir la ciencia etológica, es decir, el estudio del comportamiento
animal y su posible relevancia como punto de comparación con los comporta-
mientos humanos relevantes para la moral. Para acabar, realizaremos un repaso
histórico de las aproximaciones al hecho moral desde la psicología, empezando
por el conductismo y pasando por Piaget y Kohlberg hasta las últimas teorías de
los intuicionistas sociales.

Convendría estudiar antes los Temas 24 y 25 sobre antropología. Por


otro lado, existe cierto solapamiento con los Temas 26, 29 y 30 sobre
psicología.

5
tema 37

filosofía

1 El significado de lo moral
En términos generales, los filósofos morales se interesan por lo moralmente bueno o malo, lo que
debe o no debe hacerse, lo moralmente correcto e incorrecto. Los fenómenos caracterizados como
morales incluyen capacidades y disposiciones cognitivas, motivacionales y conductuales, así como
sentimientos, evaluaciones, juicios, intenciones, decisiones, acciones y sus consecuencias. Asimismo
incluyen hábitos, virtudes, carácter y modos de vida. Individuos, grupos, instituciones, sociedades,
naciones, grupos de naciones, periodos y eras históricas pueden ser caracterizados moralmente.
La agencia humana es un hecho complejo que incluye muchos de los fenómenos morales que
hemos enumerado. Somos capaces de constituirnos como agentes morales debido a que tenemos
ciertas capacidades cognitivas, afectivas y conductuales. Por medio de nuestra agencia desarrolla-
mos hábitos, virtudes y un carácter que puede ser descrito, explicado, entendido y evaluado en
términos éticos y morales.
Sustantivamente, la moral puede ocuparse de acciones e intenciones que recaigan sobre uno mis-
mo o sobre otros, las acciones pueden beneficiar o perjudicar y las intenciones pueden dirigirse
igualmente al beneficio o perjuicio. Las acciones e intenciones morales pueden ser evaluadas en
términos de ofrecer beneficios o abstenerse de causar daño, aunque podemos englobar el segundo
en el primero, en el sentido de que abstenerse de causar daño promueve un beneficio para el po-
tencial receptor de la acción.
La determinación de la naturaleza de esos beneficios o perjuicios puede ser un asunto complicado.
Nuestra experiencia común nos puede dar algunas pistas respecto a qué acciones son comúnmen-
te beneficiosas o perjudiciales. Probablemente podríamos llegar a un acuerdo respecto a que la
provisión de determinadas ayudas materiales, físicas, psicológicas y sociales se encontraría entre
los beneficios, mientras que la privación de las mismas sería causa de perjuicios o daños. Las teorías
éticas han tratado de describir y establecer en qué consisten estos beneficios y estos daños. Por
ejemplo, los utilitaristas hablan de de placer y dolor o felicidad e infelicidad, mientras que la ética
deontológica se centra en el respeto por la persona. Los naturalistas y otros creen que podemos
descubrir qué es básicamente beneficioso y perjudicial para los humanos estudiando la naturaleza
humana y determinando qué tipo de cosas satisfacen las necesidades y capacidades humanas.
Desde luego se dan desacuerdos importantes respecto a lo que debe ser considerado de forma
sustantiva moralmente relevante. ¿Debemos incluir las prácticas higiénicas y alimenticias dentro
del ámbito de lo moral? ¿Y las políticas económicas? ¿Qué hay de las reglas de etiqueta, o de los
derechos de propiedad? Aquí no vamos a centrarnos en estos problemas, sino que nos limitaremos
a exponer los criterios funcionales de la agencia moral.
Libertad y conocimiento suficiente son generalmente reconocidos como los criterios funcionales
relevantes de la agencia moral (Watson, 1982). Con «libertad» nos referimos aquí a libertad de elec-
ción. Negativamente, la libertad de elección implica el rechazo, en todo o en parte, del determi-
nismo. Podemos caracterizar la relación entre libertad y determinismo como un continuo. En el
extremo de máxima libertad encontraríamos a los libertaristas (sin relación con la doctrina política)
los cuales proponen la libertad radical del individuo, capaz de decidir sin determinaciones previas.
En el otro extremo encontramos a los deterministas, según los cuales todas las acciones están de-
terminadas previamente por relaciones causales desde el mismo nacimiento del universo, con lo

6
tema 37

filosofía

cual el libre albedrío no puede ser más que una ilusión (Wegner, 2002). Esta postura puede ilustrarse
con el experimento mental del demonio de Laplace según el cual un ser que conociera la situación
inicial del mundo, así como las reglas y leyes que lo regulan, sería, mediante una ilimitada capacidad
de cálculo, capaz de prever todos sus futuros estados. El determinismo tiene un efecto debilitante
para la idea de libertad y de forma derivada, para la responsabilidad moral: si nuestros actos están
determinados, ¿de qué otro modo hubiésemos podido actuar?
Determinismo y libertarismo coinciden habitualmente en su consideración de doctrinas «incompa-
tibilistas», es decir, estarían de acuerdo en que libre albedrío y determinismo son mutuamente ex-
cluyentes. Por otro lado, William James (1842-1910) en su obra clásica Pragmatismo (1907) propuso
el determinismo leve (soft determinism) modernamente conocido como compatibilismo. Según los
compatibilistas la libertad de elección no tiene lugar en ausencia de determinaciones, sino en au-
sencia de algunos tipos de determinación «fuerte», como por ejemplo coacción física o psicológica.
En general, en el caso de actuar por coacción no se considera al individuo totalmente responsable
de sus actos, pero en ausencia de coacciones, se entiende que el individuo ha actuado libremente y
por tanto está sujeto a la responsabilidad moral.
En cuanto al conocimiento como factor relevante para la agencia moral, para ser suficiente tiene que
englobar tanto la acción que se lleva a cabo como las normas relevantes. Para que sea apropiada,
una sanción o reconocimiento morales requieren que la acción se pueda conectar a una norma
moral relevante.

¿Qué es la agencia moral y qué dos criterios suelen utilizarse para caracterizar su capa-
cidad moral? Encuadra la agencia moral dentro del determinismo y del libertarismo.

7
tema 37

filosofía

2 Moral y antropología cultural


Si bien como veremos en el apartado 4 es materia de discusión el que animales no humanos sean
capaces o no de realizar acciones morales, sólo el animal humano es capaz de reflexionar sobre sus
acciones, así como de realizar análisis morales. En cada una de las sociedades humanas existe un
discurso moral que, bajo la diversidad de normas, usos y costumbres, indica una misma capacidad
presente de forma universal. Esta misma existencia de universales ha sido objeto de discusión por
parte de los antropólogos culturales durante buena parte del siglo XX (Brown, 1991). Un posible
motivo para que se produjera esta discusión es que la antropología cultural nació como disciplina
a partir de estudios etnológicos, mediante los cuales se trataba de proporcionar una interpretación
sistemática de los diferentes mitos, tradiciones y costumbres de los pueblos extraeuropeos. Esto pro-
vocó que los primeros antropólogos se centraran principalmente en las diferencias entre distintos
pueblos y culturas.
La característica singular que más ha fascinado a los antropólogos es la aparente universalidad de la
evitación del incesto. El punto de acuerdo general desde los inicios de su estudio fue que probable-
mente el incesto es dañino en algún sentido, con lo que evitarlo produce algún tipo de beneficio.
Cuál es el daño, cuál el beneficio y cómo surge el tabú han sido puntos de constante discusión.
Inicialmente la asunción de que el resto de los animales se emparejan incestuosamente provocó la
creencia de que la prohibición del incesto era una característica exclusivamente humana cuya expli-
cación había que encontrarla dentro del reino de la cultura, en el que adopta la forma de un tabú.
En la actualidad sabemos que el incesto es muy raro entre los animales en estado salvaje, con lo que
entre el tabú humano del incesto y los comportamientos de evitación del mismo por parte del resto
de los animales puede existir una continuidad biológica.
Edvard Westermarck (1862-1936) en su obra The history of human marriage (1922) puso de manifiesto
que se daba una remarcable falta de atracción erótica entre personas que habían vivido juntas desde
la infancia. La convivencia a edad temprana es un plausible marcador de parentesco, es decir, el me-
canismo de evitación del incesto funcionaría a partir de un troquelado (imprinting) a edad temprana
que en el caso de individuos no emparentados, pero que compartieran alguna parte crítica de la
infancia, provocaría esa falta de atracción. El mecanismo propuesto por Westermarck es plenamente
darwinista. Si la endogamia genética es perjudicial y su evitación procura beneficios reproductivos,
los individuos que sientan un rechazo a emparejarse con aquellos otros con los que hayan tenido
una convivencia temprana, lo que indica una probable relación de parentesco, tendrán ventaja so-
bre los demás, con lo que sus características se diseminarían en la población.
Los esfuerzos de Westermarck fueron eclipsados por la fuerte tendencia contra el reduccionismo
biológico hasta que en los años 50 el antropólogo Robin Fox estudió el experimento social israelí
de los kibbutzin (Fox, 1962). Los kibbutzin son asociaciones comunales que se empezaron a fundar a
principios del siglo XX bajo la premisa explícita de romper con el concepto de familia nuclear. Chicos
y chicas de edad similar eran criados juntos, compartiendo vivienda durante la infancia y la ado-
lescencia y siendo atendidos por personal especializado frecuentemente no emparentado directa-
mente con ellos. Pese a no estar emparentados y no existiendo normas en contra, los adolescentes
criados juntos no mostraban por lo general interés erótico recíproco. A partir de las observaciones
iniciales de Fox se han realizado multitud de estudios en otras sociedades replicando sus mismos
resultados. También se ha comprobado que la endogamia entre parientes cercanos puede llegar a
provocar hasta un 42% de descendencia no viable (Shepher, 1983), con lo que la existencia de me-
canismos para evitar el coste del incesto es bastante esperable.

8
tema 37

filosofía

A partir de los estudios sobre la evitación del incesto, algunos antropólogos han reenfocado su mira-
da sobre comportamientos humanos ahora reconocidos como universales. Estos aspectos incluyen
desde la capacidad para el lenguaje articulado, la apreciación de los colores básicos y aspectos del
lenguaje no verbal hasta otros más relevantes para el ámbito moral, como la universalidad del con-
cepto de persona, los miedos instintivos o la prosocialidad (Brown, 1991). La existencia de estos uni-
versales apunta hacia la existencia a su vez de una cierta estructura de la naturaleza humana, cuya
mejor vía de estudio podría ser precisamente el estudio de los universales antropológicos.

¿Qué tiene que decir la antropología cultural sobre la conducta moral? ¿Por qué ha
llamado tanto la atención la prohibición del incesto? Hipótesis sobre el incesto.

9
tema 37

filosofía

3 Moral y evolución

3.1. Teoría evolutiva

Para empezar este apartado debemos distinguir entre el hecho evolutivo y la explicación o teoría de
la evolución. La evolución puede ser descrita en términos de cambios en los organismos que han
llevado a la diversidad de los seres vivos observable en el pasado y en el presente. Estos cambios
están reflejados en fenómenos como la distribución biogeográfica, el orden del registro fósil, las
similaridades morfológicas y fisiológicas entre especies del pasado y contemporáneas, así como en
la adaptación de los organismos a su entorno (Darwin, 2003; Ayala, 1999). A menudo los biólogos
definen la evolución en términos de cualquier cambio entre una generación y la siguiente en las uni-
dades de la herencia, los genes. Una de las mayores contribuciones de Charles Darwin (1809-1882)
es que ofreció un método poderoso para explicar los fenómenos evolutivos: su teoría de la selección
natural, destinada a dar cuenta del proceso por el cual tiene lugar el hecho evolutivo. La teoría de
la selección natural puede ofrecer una explicación de porqué y cómo se distribuyen las especies
geográficamente, de las pautas que muestra el registro fósil y de las características morfológicas y
fisiológicas de los seres vivos.
Dentro del reconocimiento del hecho de la evolución se pueden dar alternativas teóricas depen-
diendo de las diferentes propuestas para el llamado «problema de la adaptación». En general, el
problema de la adaptación se sustancia en cómo y porqué determinadas características de los seres
vivos llegan a encajar con las condiciones de su entorno. Un ejemplo clásico de selección natural en
funcionamiento es el de la polilla, Biston betularia (Kettewell, 1973). El fenómeno fue el cambio de
frecuencia en el número de polillas moteadas frente a las de color negro en algunas zonas industria-
les de Inglaterra. Se detectó el hecho de que las polillas negras se hicieron mucho más frecuentes
en las zonas industrializadas, mientras las polillas moteadas continuaban siendo predominantes en
el entorno rural no industrializado.
Kettewell usó la teoría de la evolución para explicar este fenómeno, sugiriendo que el camuflaje que
proporciona la coloración era el rasgo adaptativo que era seleccionado por el entorno. La hipótesis
era que las polillas moteadas se camuflaban mejor frente a los depredadores en los árboles de las
zonas no industrializadas, debido a que esos árboles tenían normalmente líquenes sobre sus tron-
cos, que los hacía casi invisibles para sus depredadores, mientras que las polillas negras destacaban
en los troncos cubiertos por liquen. Con el incremento de la polución en las áreas industrializadas,
los líquenes que crecían sobre los árboles murieron y los troncos de los árboles se oscurecieron
debido a la contaminación. De ese modo, las polillas moteadas pasaron a destacar mucho más que
las negras en ese entorno, atrayendo la atención de los depredadores. Como resultado, la población
de polillas moteadas decreció y se incrementó la de polillas negras en esas zonas. Podían ofrecerse
otras explicaciones sobre por qué esté fenómeno selectivo tuvo lugar, pero fueron descartadas al
considerarse menos probables.
Historias como ésta de selección darwiniana estarán bien confirmadas si pueden explicar los datos
observados mejor que las alternativas, además de explicar fenómenos inexplicados por ellas. Como
vemos, por medio de una teoría de selección natural podemos contestar cuestiones de cómo y por
qué ocurre la adaptación, ofreciendo al menos un marco en el que otros detalles más específicos,
como, en el caso de las polillas, qué genes son los que causan la coloración y cómo interactúan.
Las explicaciones consecuencialistas o teleonómicas deben distinguirse de las teleológicas. Darwin,
por medio de la explicación de las adaptaciones biológicas en términos de la selección natural en
vez de en términos de la creación divina no sustituyó la intención de un ente divino por la intención
de la naturaleza. Por otro lado, explicaciones de las características de un organismo en términos de la

10
tema 37

filosofía

mejora de su adaptación biológica difieren de las explicaciones mecanicistas precisamente porque


apelan a las consecuencias del fenómeno que explicar más que en sus antecedentes.
Implícita en la caracterización que hemos ofrecido de la evolución por selección natural está la idea
clave de que las propiedades seleccionables son heredables. La característica que seleccionar debe
ser tal que se transmita de padres a hijos, es decir, debe estar presente en los genes. Llamamos fe-
notipo a las características físicas o fisiológicas que presentan los individuos y genotipo a su carga
genética. El proceso de desarrollo por el cual los genes asociados con determinadas propiedades
fenotípicas, por ejemplo en el caso de las polillas una determinada coloración, puede ser muy com-
plicado e involucrar no sólo la información genética sino su interacción con el entorno, en el cual
tiene lugar el desarrollo.
Los rasgos favorecidos por la selección natural benefician al organismo en el sentido en que incre-
mentan sus posibilidades de supervivencia y reproducción. No es del todo evidente cómo caracte-
rísticas altruistas, las cuales por definición no benefician al organismo que las lleva a cabo, pueden
surgir por medio de la selección natural. Pese a ello diversos organismos muestran comportamien-
tos altruistas. El problema del altruismo es de particular interés debido a que está íntimamente aso-
ciado con la moral.

3.2. La ética evolucionista: historia y problemas

La ética evolucionista tiene una larga historia que se remonta al menos hasta Charles Darwin. Casi
inmediatamente después de la publicación de El origen de las especies surgió un enorme interés por
las implicaciones morales de la teoría de la evolución por selección natural, así como por saber si la
confirmación de la teoría conllevaría un socavamiento de la ética tradicional.
Darwin no creía que las obligaciones morales hubiesen sido directamente creadas por la evolu-
ción, sino más bien que el sentido moral humano había sido configurado por presiones evolutivas.
Por «sentido moral» debemos entender el conjunto de intuiciones, simpatías y emociones morales,
cuyo origen Darwin atribuyó a la naturaleza social del ser humano. Para Darwin, la combinación de
instintos sociales y un intelecto desarrollado da lugar de forma necesaria a la moral. El énfasis en los
instintos sociales impulsó su propuesta de que algunas virtudes morales evolucionaron debido a
que beneficiaban al grupo pese a que podían perjudicar gravemente al individuo. Esta idea de la
selección de grupo ha sido duramente combatida durante gran parte del siglo XX.
Darwin propuso que los instintos sociales eran de dos tipos: instintos impulsivos por un lado, e ins-
tintos calmados, más persistentes. Estas observaciones son consistentes con la teoría de las pasiones
de David Hume (1711-1776), quien también coincidió en rechazar la motivación exclusivamente
egoísta de la moral.
Herbert Spencer (1820-1903) fue el primer filósofo con un claro interés por la ética evolucionista. En
sus Principles of ethics (1897) dio origen a una de las doctrinas morales más castigadas: el llamado
darwinismo social, cuyo nombre no hace justicia al autor de El origen del hombre. En esa obra Spencer
se oponía a las leyes que favorecían a los pobres de su tiempo debido a que si se protegía a dichas
personas sin valor, se evitaba que éstas murieran y se posibilitaba que se reprodujeran y aumentara
así el número de personas indignas. Spencer defendió que aquellos fines que la selección natural fa-
vorece son, o deben ser, fines morales, cometiendo así una falacia lógica frecuentemente englobada
en el concepto de falacia naturalista que presentaremos en este mismo apartado.
A Thomas Henry Huxley (1825-1895) se lo conoce habitualmente como el «Bulldog de Darwin.»
Mientras Darwin era averso a la confrontación, Huxley no evitó la controversia y los enfrentamientos
defendiendo la teoría de la selección natural. Fue amigo personal de Spencer aunque tuvieron serias
diferencias personales debidas en parte a sus diferencias en cuanto a la ética. Si Spencer creía que

11
tema 37

filosofía

la selección natural poseía un valor moral intrínseco, Huxley (1993) defendió que en la mayoría de
ocasiones la conducta moral consiste en una oposición frontal a los dictados de la naturaleza, de los
que la teoría de la evolución sería una parte importante. Si la naturaleza es a menudo cruel y despia-
dada, el comportamiento moral tendería a oponerse a sus consecuencias. Este paso constituye en
cierta medida un retroceso notable para un ferviente defensor de la evolución, pues limita el poder
explicativo de la selección natural, que no sería capaz de explicar el surgimiento de la moral y deja el
campo libre a explicaciones del origen de la moral de corte culturalista.
Henry Sigdwick (1838-1900) y sobre todo su discípulo George Edward Moore (1873-1958) fueron
los siguientes filósofos que se ocuparon de la ética evolucionista. Al igual que Huxley se opusieron
con dureza a las tesis de Spencer y por extensión a cualquier posibilidad de una ética evolucionista.
El argumento más poderoso en contra de la ética evolucionista fue expuesto por Moore en su obra
Principia ethica (1903). Moore acusó a Spencer de cometer la falacia naturalista, consistente en iden-
tificar la noción simple de «bueno» con cualquier otra noción o concepto natural. En particular, la
falacia se cometería al identificar «bueno» con «aquello que promueve la felicidad.» Para clarificar su
postura, Moore propuso el argumento de la cuestión abierta: si igualamos «bueno « a «promueve la
felicidad» debemos plantearnos las siguiente cuestión: «Sabemos que X es bueno; pero ¿promueve
X la felicidad? Si la pregunta tiene sentido y su respuesta admite matizaciones más allá de captar de
forma intuitiva la identidad, entonces la pregunta es una cuestión abierta y la identidad no es tal.
Una línea similar de razonamiento es la que expresa Hume en su Tratado sobre la naturaleza humana
(1739-40) En III.I.1 afirma que existe una horquilla que separa las proposiciones de «ser» y de «deber
ser» y que el paso de uno a otro tipo de expresiones debe justificarse fehacientemente, cosa que le
parecía inconcebible.
La horquilla de Hume junto al argumento de Moore, pese a que han recibido críticas, se establecie-
ron desde el principio del siglo XX como barreras infranqueables para el estudio de las repercusiones
del hecho evolutivo no sólo sobre la ética, sino también sobre la psicología moral. Estas repercusio-
nes comenzaron a ser estudiadas a partir de los estudios de biólogos evolucionistas que dieron lugar
a la disciplina sociobiológica de la que tratamos en el siguiente subapartado.

3.3. Sociobiología

La sociobiología combina una serie de disciplinas biológicas para el estudio del origen, desarrollo,
mantenimiento y cambio del comportamiento social de los animales, incluyendo al hombre. Estas
disciplinas incluyen la teoría evolutiva, genética de poblaciones, neurofisiología, biología del desa-
rrollo, etología y psicología comparada. En su centro se encuentran desarrollos teóricos en la teoría
evolutiva y en genética de poblaciones. Aunque no entraremos en los detalles técnicos de estos
desarrollos, necesitamos apreciar cómo la sociobiología ha extendido el potencial explicativo de la
teoría de la evolución.
Los organismos biológicos a menudo interaccionan unos con otros. Algunas circunstancias en las
que tienen lugar interacciones son la búsqueda de pareja, el cuidado de las crías, las interacciones
entre hermanos, las interacciones entre presa y predador, la competición intraespecífica por territo-
rio, pareja y recursos, varias jerarquías de relación social y la cooperación interespecífica. Muchas es-
pecies son sociales por naturaleza: viven en grupos y tienen intrincadas relaciones sociales. ¿Pueden
estos fenómenos, su origen evolutivo y su mantenimiento a lo largo del tiempo ser explicados por
la teoría de la selección natural? La obra seminal de E.O. Wilson, Sociobiología: La nueva síntesis (1975)
es una gran exposición de cómo esos complejos comportamientos sociales parecen estar diseñados
para promover la supervivencia y reproducción de los individuos que los poseen.

12
tema 37

filosofía

Pero cierto tipo de comportamientos parecen anómalos dentro de este esquema: los comporta-
mientos altruistas, es decir, aquéllos que benefician a terceros a costa de quien realiza la acción.
Por ejemplo, la tendencia a emitir llamadas de alarma, que parecen tener la finalidad de actuar de
manera altruística para con aquéllos que no necesariamente comparten nuestro acerbo genético en
situaciones en las cuales no parece que haya posibilidad de reciprocidad. Estos individuos pueden
atraer a los depredadores hacia sí mismos, desperdiciando la oportunidad de ponerse a salvo sin ser
vistos. No está claro cómo semejantes rasgos pueden explicarse como promoviendo la superviven-
cia y reproducción de aquéllos que los poseen, de aquí el «problema del altruismo».
Si la selección natural favorece a aquéllos más capaces de reproducirse, los organismos con tenden-
cia a ayudar a los demás serán habitualmente seleccionados en contra, lo que hará que los rasgos
altruistas desaparezcan. Parece ser que el proceso de selección natural seleccionará rasgos egoístas
y no altruistas.
Para clarificar el problema del altruismo vamos a empezar distinguiendo entre altruismo biológico
y altruismo moral. Pese a que todas las formas de altruismo tienen que ver con procurar beneficios
a otro a costa de uno mismo, podemos distinguir entre ellos en función del tipo de beneficios invo-
lucrados en cada caso. El altruismo biológico se relaciona con aumento de la aptitud biológica, es
decir la capacidad de supervivencia y reproducción del receptor. El altruismo moral no está limitado
de ese modo. Este último implica mecanismos psicológicos tales como creencias, motivos e inten-
ciones como fuentes próximas de la conducta. El altruismo biológico, por su parte, no necesita invo-
car ese tipo de mecanismos y puede estar provocado por tendencias conductuales o mecanismos
no cognitivos. Para poner la distinción en otros términos, el altruismo biológico no está conectado
necesariamente de manera sustantiva con el altruismo moral, aunque por supuesto, eso no significa
que no estén relacionados. ¿Cómo puede entonces un evolucionista explicar el origen y superviven-
cia del altruismo biológico?
En los años 50 y 60 diversos biólogos propusieron la idea de la «selección de parentesco» (kin selec-
tion) para explicar los sacrificios individuales en pro de otros individuos relacionados genéticamente
(Haldane, 1955; Hamilton, 1963; J. M. Smith, 1964). De acuerdo con sus formulaciones, la mejora en
la aptitud biológica de los parientes a quienes se beneficia puede más que compensar la perdida de
aptitud de los individuos que altruistamente se sacrifican por ellos.
Pero la selección de parentesco sólo explica comportamientos altruistas hacia individuos con quie-
nes se comparte una parte importante de la carga genética. Para ir más allá, Robert Trivers (1943-)
propuso la teoría del altruismo recíproco en tres artículos de principios de los años 70 (Trivers, 1971,
1972, 1974). El altruismo recíproco es aquel tipo de comportamiento en que un individuo procura
un beneficio a otro sin esperar una compensación inmediata. Este acto altruista debe cumplir dos
condiciones: primero, el acto altruista debe dar lugar a un incremento en la aptitud biológica total;
segundo, el acto altruista deberá ser reciprocado por el beneficiario si las circunstancias son las apro-
piadas. El incumplimiento de este último factor conllevará la exclusión del beneficiario. Para evitar el
abuso de los altruistas por parte de aquéllos que no estén dispuestos a colaborar a su vez, se supone
que el altruismo recíproco únicamente puede darse en presencia de mecanismos para identificar y
castigar a los tramposos.
Finalmente, un tercer mecanismo propuesto como posible explicación de los actos altruistas fue la
«selección de grupo». Este idea fue originalmente propuesta por Darwin y sucesivamente denosta-
da desde la primera mitad del siglo XX por biólogos evolutistas. De hecho, los conceptos de selec-
ción de parentesco y de altruismo recíproco surgieron para contrarrestar los argumentos de quienes
defendían que algunos organismos se sacrifican «en beneficio del grupo». Pese a que aún no se ha
alcanzado un consenso, trabajos como el de Sober y Wilson (2000) han revitalizado el concepto de
selección de grupo, enmarcándolo en una teoría de selección multinivel, según la cual, ante deter-
minadas circunstancias, el comportamiento prosocial constituye una posibilidad muy potente para
promover la aptitud biológica de determinadas especies.

13
tema 37

filosofía

Para acabar esta sección podemos distinguir nuestro uso moral de los términos altruismo y egoísmo
de su significado biológico, es decir, técnico. De ese modo tenemos el siguiente esquema:
1. Altruismo moral. Consiste en hacer algo para beneficiar a un tercero con el objetivo de ayudar a
otro a costa propia.
2. Egoísmo moral.
a) Egoísmo moral directo: hacer algo en beneficio propio, con el objetivo de ayudarse a uno mismo.
b) Egoísmo moral indirecto: hacer algo beneficioso para un tercero con el objetivo de ayudarse
a uno mismo.
3. Egoísmo biológico.
a) Egoísmo biológico directo: (i) hacer algo en beneficio propio, con el objetivo de ayudarse a
uno mismo, beneficiando a sus descendientes indirectamente, o (ii) hacer algo que beneficie
directamente a los propios descendientes.
b) Altruismo recíproco: hacer algo beneficioso para un tercero que no pertenece a tu parentesco
con el objetivo de recibir ayudas compensatorias.
4. Altruismo biológico.
a) Selección de parentesco: hacer algo beneficioso para parientes que no son descendientes
directos, aumentando así la fitness propia total.
b) Selección de grupo: hacer algo que procura beneficios a otros miembros del grupo, incremen-
tando así la fitness del grupo.
Así, el altruismo y egoísmo tienen significados en cierto modo relacionados pero diferenciables en
los ámbitos moral y biológico. El uso indistinto de los términos ha llevado a frecuentes confusiones
cuando, por ejemplo, la supuesta imposibilidad de la selección de grupo ha sido usada para de-
fender que no existe la conducta altruista y que cualquier conducta aparentemente altruista tiene
ocultos motivos egoístas. Esta confusión a veces ha sido promovida por las propias divulgaciones de
la biología evolutiva (por ejemplo, Dawkins, 2000). De hecho, los conceptos biológicos de altruismo
y egoísmo se limitan a conductas beneficiosas para la supervivencia y la reproducción, mientras que
los conceptos morales no se limitan a ese ámbito. Además, podemos distinguir entre conductas
y motivaciones. Mientras que el altruismo y el egoísmo biológicos únicamente se preocupan de
comportamientos y sus efectos, el altruismo y egoísmo morales pueden ser evaluados en términos
de motivos e intenciones: podemos ser generosos con una motivación egoísta, o serlo debido a que
nos impulsa el exclusivo deseo de beneficiar a la persona con la que interactuamos.
En el ámbito de la selección de los mecanismos de motivación, la selección natural puede haber
seleccionado mecanismos que obtengan un fin biológicamente egoísta por medio de motivacio-
nes psicológicas absolutamente altruistas: probablemente el ayudar a nuestros vecinos es el mejor
modo de que éstos después nos ayuden a nosotros. Este efecto podría conseguirse, incluso de un
modo más efectivo, a través de un sistema motivacional que nos impulse a ayudar sin esperar nada a
cambio en determinadas circunstancias. Por otro lado, un agente que practique el egoísmo (moral),
incluso frente a sus descendientes o familiares directos, podría ir en contra de sus intereses biológi-
cos «egoístas», puesto que su comportamiento podría poner en peligro su capacidad de pasar sus
genes a la siguiente generación.
Así pues, el egoísmo y el altruismo biológicos pueden o no coincidir con sus contrapartes morales,
pero se trata de conceptos que se superponen de modo un complejo.

¿Qué es la sociobiología? Distingue entre altruismo moral, altruismo biológico, egoís-


mo moral y egoísmo biológico.

14
tema 37

filosofía

4 Etología y estudios comparativos


La etología es una ciencia entre la biología y la psicología que estudia el comportamiento de los
animales. ¿Qué puede ofrecer el estudio del comportamiento animal al estudio de la moral? A me-
nudo se ha caracterizado a la moral como un atributo exclusivamente humano, una «invención»
cultural o al menos derivada de la capacidad para la cultura. Esta capacidad habría surgido muy
recientemente en términos evolutivos y sería, en cierto sentido, contraria a las leyes de la naturaleza
y específicamente opuesta a las presiones de la selección natural. Esta línea de pensamiento puede
citar al propio T. H. Huxley, «el bulldog de Darwin», como su antecesor, que en este particular se
distanció de las enseñanzas de su maestro. De hecho, esta corriente englobaría también a filósofos
como Thomas Hobbes (1588-1679), popularizador del proverbio romano Homo homini lupus o «el
hombre es un lobo para el hombre». Por lo general, quienes se adhieren a esta hipótesis creen que
el ser humano es por naturaleza egoísta e incluso brutal y despiadado. Únicamente la socialización
y nuestras exclusivas capacidades racionales nos permitirían elevarnos sobre la despiadada natura-
leza, creando la moral.
Un modo alternativo de caracterizar la moral es como un producto evolutivo más, en la línea que Darwin
comenzó a trazar. Desde este segundo punto de vista la moral humana tendría sus bases en instintos
sociales presentes también en otros animales. La moral sería entonces un producto más de la evolución.
T. H. Huxley defendió por tanto la menos darwinista de las aproximaciones a la moral. Dejando fuera
a la selección natural como explicación de su surgimiento, Huxley rebajaba el valor explicativo de la
teoría y dejaba abierto el camino a explicaciones de tipo culturalista. A partir de Huxley la práctica
totalidad de los filósofos que se han aproximado al estudio de las posibles repercusiones del hecho
evolutivo en la moral han abrazado posturas similares a la suya, atribuyendo la moral a la razón hu-
mana en exclusiva. Por otra parte, la práctica totalidad de los evolucionistas aceptaron acríticamente
este razonamiento (cf. Dawkins, 2000).
Frans De Waal (1948-) es un etólogo y el más destacado defensor de la alternativa gradualista o de
continuidad entre las capacidades morales de los animales y del hombre (De Waal, 1997, 2007). Los
proponentes de la continuidad entre los animales y el hombre pueden reclamar para sí el legado del
propio Darwin, quien describió el sentido moral humano como continuo con los sentimientos de
simpatía de que los animales son capaces. Otro antecesor en esta línea sería Edvard Westermarck (ver
apartado 2). Pese a que el interés de este último era principalmente la antropología, siempre trató de
conectar los comportamientos animal y humano. En su época Westermarck tuvo que recurrir fun-
damentalmente a relatos anecdóticos de comportamiento animal debido a la escasa investigación
sistemática que existía. Esta carencia ha sido solventada por parte de la disciplina etológica, a partir
de cuyos estudios, principalmente de nuestros parientes más cercanos, los simios y los monos, De
Waal ha extraído lo que ha dado en llamar los «bloques de construcción» (building blocks) de la moral.
Estos bloques de construcción consistirían en tendencias comportamentales prosociales motivadas
emocionalmente, los más destacados de los cuales serían la capacidad empática, la reciprocidad y la
preocupación por la comunidad.
En el esquema propuesto por De Waal la empatía juega un papel fundamental. La empatía animal,
según él, ha sido una capacidad largamente ignorada: no se la buscaba debido a que no debía es-
tar allí. La empatía consistiría en la capacidad de representarse el estado emocional o cognitivo de
otro individuo. Esta capacidad tendría como base el «contagio emocional» consistente en la copia
automática del estado de ánimo de los individuos circundantes y que, añadiendo capas de comple-
jidad, daría lugar a sentimientos de simpatía, que involucran la preocupación por el otro de modo
altruista. Un claro ejemplo de esto último sería el comportamiento de consolación observable en los
grandes simios (De Waal, 1997). Cuando se producen enfrentamientos entre miembros del grupo,
el perdedor recibe de modo habitual la atención y el contacto físico de otros miembros del grupo,
presumiblemente con el objeto de «consolar» al individuo por su derrota.

15
tema 37

filosofía

La reciprocidad se ha comprobado en diversas especies, por ejemplo en el comportamiento de


acicalamiento mutuo en chimpancés y bonobos. Por otra parte la preocupación por la comunidad
se da claramente en los simios superiores donde, por ejemplo, los individuos de alto rango son los
encargados de mediar en conflictos entre miembros del grupo. De hecho, todos los individuos de-
penden en cierta medida del funcionamiento armonioso del grupo.
De Waal, y con él los proponentes de la continuidad de los rasgos morales en el reino animal, no
afirman que los simios superiores tengan una ética o unos sistemas de valores. La moral humana ha
alcanzado un estadio diferente en el cual nuestras capacidades cognitivas, superiores a las de los de-
más animales, desempeñan un papel fundamental. Lo que la continuidad significa es que por muy
grande que esta diferencia nos parezca, no es infinitamente grande. La moral no es una creación ex
nihilo, de la nada, exclusivamente perteneciente a la especie humana, sino un desarrollo cuyas bases
se encuentran también en nuestros parientes más cercanos, y cuyo surgimiento es potencialmente
explicable por medio de la selección natural.

Postura de De Waal sobre continuidad moral entre animales y seres humanos. ¿Qué
papel juega aquí la empatía?

16
tema 37

filosofía

5 Moral y psicología

5.1. Conductismo

El conductismo es un movimiento en psicología que surgió a principios del siglo XX y tuvo su máxi-
ma difusión a mediados de siglo. Éste afirmaba que si la psicología deseaba ofrecer verdaderos
avances en la comprensión de la mente, debía, paradójicamente, abandonar la mente y centrarse
de modo exclusivo en la conducta. Esta paradoja se produjo como reacción a la falta de éxito de los
psicólogos de finales del XIX y principios del siglo XX, quienes intentaban aproximarse al estudio de
los fenómenos mentales por medio de la introspección. En lugar de introspección, los conductistas
propusieron que los psicólogos debían adoptar los métodos empíricos de las ciencias naturales y
especialmente los de la física. Del mismo modo, estaban convencidos de que el dualismo cartesia-
no era del todo insostenible. Por ello rechazaron toda explicación que hiciera referencia a la mente
como un factor inmaterial causante de las acciones del agente.
B. F. Skinner (1904-1990) es uno de los conductistas más conocidos. Su posición se ha descrito como
conductismo radical modificado. Los conductistas radicales rechazan la postulación de entidades
mentales debido a que no creen que éstas existan. Frente a esta postura, los conductistas metodo-
lógicos creen que, existan o no entidades mentales, la aplicación del método científico en psicolo-
gía requiere que se evite cualquier factor explicativo inobservable. Skinner estaba de acuerdo con
los conductistas metodológicos en la necesidad de evitar a las entidades mentales como factores
explicativos. Por otra parte, a diferencia de los conductistas radicales, estaba dispuesto a aceptar la
existencia de entidades mentales tales como creencias, pensamientos y sensaciones, aunque tal y
como le gustaba afirmar, éstos serian eventos privados que pertenecen exclusivamente al interior
de la persona y que en ningún modo desempeñan un papel causal en la producción de la conducta,
siendo meros efectos, epifenómenos.
En cuanto a la adquisición de disposiciones o conocimientos, el conductismo se apoyó básicamente
en dos modos de aprendizaje asociativo. El primero es el condicionamiento clásico, el cual implica
la presentación de un estímulo neutro junto a un estímulo con algún tipo de significación para el
organismo estudiado. El estímulo neutro o Estímulo Condicionado (EC) puede consistir en cualquier
evento que no dé como resultado una respuesta patente por parte de este organismo. La presenta-
ción del estímulo con significación previa o Estímulo Incondicionado (EI) provocará en el organismo
una Respuesta Incondicionada (RI). Si el EC y el EI se presentan de forma relacionada, ambos llegan a
asociarse de modo que la Respuesta Incondicionada llega a presentarse ante el Estímulo Condicio-
nado, dando lugar a lo que llamamos Respuesta Condicionada.
Este tipo de aprendizaje es útil para asociar respuestas que podríamos llamar instintivas con nuevos
estímulos, pero no es útil para modificar conductas voluntarias. Para ello se diseñó el Condiciona-
miento Operante (o Instrumental), en el cual el Estímulo Reforzador es contingente a la respuesta
que previamente ha emitido el sujeto. De ese modo, el Condicionamiento Operante es capaz de
intervenir sobre la conducta voluntaria del individuo.
Skinner se ocupó de la moral en dos obras bien conocidas, la primera fue la novela Walden dos
(1984), en la que se describe una sociedad rural utópica, cuyos miembros son alegres, productivos
y creativos. El éxito de esta sociedad se debe a que los miembros se adhieren a un código de con-
ducta basado en una ciencia sobre la conducta humana muy similar a la concepción conductista y
mantenido mediante técnicas de modificación del comportamiento. La obra fue muy controvertida,
puesto que en ella se argumenta contra el capitalismo, la democracia y la familia tradicional entre
otras instituciones.

17
tema 37

filosofía

Unos años más tarde Skinner abordó la moral desde un punto de vista programático en su obra
Más allá de la libertad y la dignidad (1986). En ella Skinner explica que la creencia generalizada en el
libre albedrío y en la autonomía moral del individuo (la «dignidad» del título) dificultan la posible
aplicación de métodos científicos para la modificación de la conducta con el objetivo de crear una
sociedad más feliz y mejor organizada. Estos métodos de modificación de la conducta constituirían
una «ingeniería cultural» o tecnología de la cultura y podrían utilizarse para solucionar problemas
como la sobrepoblación o la guerra.
Para Skinner la libertad del individuo no es absoluta, ya que éste está condicionado por multitud
de factores. La libertad real vendría derivada de la ausencia de determinado tipo de coerciones. La
concepción de total y completa autodeterminación, que resultó positiva en otras épocas históricas
para liberarse de la tiranía, según Skinner, impediría en la actualidad el avance de las tecnologías del
comportamiento. En cuanto a la dignidad, ésta es la otra cara de la moneda de la responsabilidad y
ambas dependen de una concepción absoluta de la libertad humana.
En cuanto al castigo para los que infringen las normas, Skinner considera que es consecuencia de
la atribución de libertad y dignidad: como uno elige libremente, puede ser castigado por lo que ha
elegido. El rechazo del libre albedrío provoca a su vez el rechazo del castigo como forma de control
de la conducta, el cual podría ser sustituido por la aplicación de técnicas de modificación conduc-
tual más efectivas.
Los valores son explicados por Skinner como instancias de aprendizaje por condicionamiento. Eso
explica que, aunque las tecnologías de la conducta pudiesen ser usadas para conseguir fines positi-
vos que mejorasen la vida humana, podrían ser vistos por los defensores de los conceptos clásicos
de libertad y dignidad como un control del ser humano que lo convertiría en un mero engranaje en
la máquina social.
Pese a que Skinner se defiende explícitamente de las acusaciones de ofrecer una imagen puramente
mecánica del ser humano, lo cierto es que sus ideas fueron prontamente criticadas con el argu-
mento principal de que, dentro de su esquema, el ser humano individual pasa a no ser más que un
conejillo de indias sometido a fuerzas por encima de sí mismo, convirtiéndolo en una presa fácil del
adoctrinamiento. Pese a que las intenciones explícitas de Skinner eran las de ofrecer un modelo en el
cual los seres humanos se pudiesen desarrollar plenamente, sus ideas se sustentaban sobre concep-
ciones erróneas sobre los procesos de aprendizaje y sobre una doctrina psicológica, el conductismo,
que ya estaba siendo destronada como mejor aproximación al funcionamiento de la mente.

5.2. Piaget y el desarrollo moral

Jean Piaget (1896-1980) filósofo y psicólogo suizo, desarrolló una teoría del desarrollo cognitivo co-
nocida como «Teoría constructivista del conocimiento.» Conocido por sus estudios en niños, en
1932 publicó su El criterio moral en el niño. Respecto al desarrollo moral, Piaget se basó en dos prin-
cipios básicos. Primero, que los conceptos morales se desarrollan por etapas. En segundo lugar, que
el niño construye su propia idea moral del mundo, formando ideas sobre el bien y el mal, justo e
injusto, que no son el producto directo de la enseñanza por parte de los adultos.
La teoría moral de Piaget fue considerada muy radical en el momento de su publicación en 1932,
debido a su idea de usar criterios filosóficos para definir la moralidad (universalizable, generalizable
y obligatoria) y a su rechazo de la identidad entre normas sociales y normas morales. Piaget, deri-
vando desde la teoría kantiana, propuso que la moral se desarrolla por medio de interacción con
otros individuos y que ésta es relativamente autónoma respecto a los mandatos autoritarios de otros
individuos.

18
tema 37

filosofía

Tanto en el proceso general de desarrollo intelectual del niño como en la génesis y desarrollo de
los juicios morales se pueden distinguir dos aspectos. El primero lo podemos caracterizar como el
aspecto ambiental, en el que se incluyen tanto el adoctrinamiento familiar o institucional como
cualquier otro tipo de interacción con relevancia para los valores morales del niño. El segundo as-
pecto consiste en el desarrollo de capacidades que deben ir desplegándose de modo secuencial,
siguiendo una determinada lógica de desarrollo ontogenético de las capacidades intelectivas. Este
segundo factor es determinante para caracterizar las fases del desarrollo moral:
1. Fase heterónoma o de realismo moral. Aproximadamente entre 5 y 10 años. Esta etapa se caracte-
riza por la evitación del castigo. Las reglas son percibidas como coercitivas e inviolables.
2. Fase intermedia. Comienza una interiorización y universalización de las normas al mismo tiempo
que se desarrolla una concepción igualitarista de la justicia.
3. Fase autónoma. Aproximadamente a partir de 10 años. Énfasis en la cooperación con iguales y en
el consentimiento mutuo. Las reglas se interiorizan y surge la noción de justicia equitativa, lo que
implica diferencias justificadas.
En claro contraste con la aproximación conductista, la de Piaget destaca la existencia de procesos
de desarrollo que condicionan el modo de adquisición de los valores morales. Además, esta con-
cepción pone énfasis en que la adquisición de valores requiere que el individuo no sea coaccionado,
puesto que ello llevaría a la adquisición de una moralidad heterónoma. A partir de los trabajos de
Piaget es aceptado que existe una fuerte relación entre el desarrollo cognitivo general y el desarrollo
moral. Sus trabajos fueron desarrollados por el psicólogo de Harvard Lawrence Kohlberg.

5.3. Kohlberg y las etapas del desarrollo moral

Lawrence Köhlberg (1927-1987) es considerado el continuador de los trabajos de Piaget. Su trabajo


se centró en analizar las etapas del desarrollo moral, dando como resultado la propuesta de seis eta-
pas constructivas agrupadas en tres órdenes o niveles. Cada una de estas etapas supera la anterior
en cuanto a su adecuación para responder a dilemas morales. Kohlberg propuso etapas anteriores
y posteriores a las adelantadas por Piaget, pero manteniendo la aproximación constructivista en la
que cada etapa necesita de la anterior para ser alcanzada y donde las regresiones de una a otra eta-
pa, aunque posibles, son escasas. Asimismo, Kohlberg determinó que el proceso de desarrollo moral
está relacionado principalmente con la noción de justicia (Kohlberg, 2007).

„„ Etapas del desarrollo moral según Kohlberg:


Nivel I. Preconvencional.
1. Etapa 1. Énfasis en la obediencia y el castigo.
2. Etapa 2. Orientada al interés propio.
Nivel II. Convencional.
1. Etapa 3. Énfasis en el acuerdo interpersonal y la conformidad.
2. Etapa 4. Orientación hacia el mantenimiento del orden social.
Nivel III. Postconvencional.
1. Etapa 5. Énfasis en el contrato social. Utilitarismo.
2. Etapa 6. Etapa de los principios éticos fundamentales.

19
tema 37

filosofía

XX Nivel preconvencional
Es el que predomina en niños, aunque algunos adultos lo exhiben también. Los individuos en esta
etapa juzgan la moralidad de una acción a partir de sus consecuencias directas, desde un punto de
vista egocéntrico.
Etapa 1. Énfasis en la obediencia y el castigo. Los individuos se centran en las consecuencias de sus
propias acciones para ellos. El castigo constituye la medida de la maldad de un acto. En esta etapa
no se reconocen los puntos de vista ajenos.
Etapa 2. Orientada al interés propio. Las acciones correctas son aquéllas que benefician al propio individuo.
Se muestra un limitado interés en las necesidades de otros, principalmente en la forma de intercambio.

XX Nivel convencional
Es típico de adolescentes y adultos. Las personas que alcanzan el nivel convencional juzgan la mo-
ralidad de las acciones comparando éstas con las expectativas sociales.
Etapa 3. Énfasis en el acuerdo interpersonal y la conformidad. Cada individuo tiene un determinado rol
social. La bondad de las acciones depende de su adecuación al rol asumido. En términos sociales,
la acción se juzga por las consecuencias de la misma en el ámbito de las relaciones del individuo,
teniendo en cuenta conceptos como respeto, gratitud y la «regla de oro».
Etapa 4. Orientación hacia el mantenimiento del orden social. En esta fase destaca la importancia de la
obediencia a las leyes o normas y convenciones sociales. Esta etapa hace un especial énfasis en la
autoridad. Violar las leyes está moralmente mal.

XX Nivel postconvencional
Depende de la comprensión de que los individuos son entidades separadas de la sociedad. En su
nivel superior, la actitud de afirmación del individuo podría ser vista como un cierto retorno al nivel
preconvencional.
Etapa 5. Énfasis en el contrato social. Utilitarismo. Se percibe a los individuos como unidades con dife-
rentes opiniones y valores. De modo similar las leyes son interpretadas como contratos sociales más
que como expresiones de principios insoslayables. Aquéllos que no promueven el bienestar general
deberían cambiar sus inclinaciones para apreciar «el mayor bien para el mayor número de personas».
De ese modo se justifica la decisión por mayoría y en última instancia el gobierno democrático.
Etapa 6. Etapa de los principios éticos fundamentales. En esta etapa el razonamiento moral es fruto
del razonamiento abstracto, usando principios éticos universales. Las leyes son válidas en tanto en
cuanto se basen en la justicia, con lo que existe la obligación de desobedecer leyes injustas. Las de-
cisiones se toman a partir de principios categóricos. Pese a que Kohlberg defendió con énfasis esta
sexta etapa, encontró dificultades para encontrar individuos cuyo razonamiento correspondiera a la
misma y es soslayada en muchas presentaciones actuales de su teoría del desarrollo moral.

XX Análisis de la teoría
Como podemos observar, la teoría de Kohlberg parte de cierta concepción de la naturaleza huma-
na. Los humanos son inherentemente comunicativos y capaces de razonar. Desean a su vez com-
prender a aquéllos que los rodean. Las etapas de Kohlberg hacen referencia a la calidad de los razo-
namientos sin traducirse directamente en una apreciación o rechazo de las acciones o el carácter de
los individuos. Para argumentar que su teoría mide el razonamiento moral y no ciertas conclusiones
morales preestablecidas, Kohlberg insistió en que la forma y estructura de los argumentos morales
son independientes del contenido de los mismos.

20
tema 37

filosofía

La teoría de Kohlberg ha sido criticada por basarse casi exclusivamente en la noción de justicia.
También Carol Gilligan (1936-) la criticó con el argumento de que es androcéntrica, centrándose
en el concepto de justicia frente a otros como el cuidado. Tal vez la crítica más interesante y que
puede hacerse extensiva a su vez a las propuestas previas de Piaget es que tanto este último como
Kohlberg asumen que la moralidad se basa exclusivamente en la capacidad de razonamiento abs-
tracto. Entre esos críticos se encuentran los defensores del intuicionismo social, al que dedicamos el
siguiente subapartado.

5.4. Haidt: la alternativa intuicionista

Jonathan Haidt es el principal representante del movimiento del intuicionismo social. La tesis princi-
pal del mismo es que las personas comúnmente realizan juicios morales sin tener en cuenta necesa-
riamente conceptos tales como la justicia, la ley, los derechos humanos o valores morales abstractos.
De ese modo, los argumentos que Kohberg y otros psicólogos racionalistas al uso han analizado
consistirían principalmente en racionalizaciones post-hoc de decisiones principalmente intuitivas
(Haidt, 2001). La principal fuente de evidencia para esta conclusión son los estudios de «perplejidad
moral» (moral dumbfounding), en los cuales los participantes muestran fuertes reacciones morales,
pero no son capaces por lo general de ofrecer un principio racional que explique su reacción. El
modelo tiene carácter social, puesto que le resta énfasis al proceso de razonamiento privado de los
individuos para subrayar la importancia de las influencias sociales y culturales. El carácter intuicio-
nista se lo otorga la aserción de que el juicio moral es generalmente fruto de rápidas evaluaciones
automáticas (intuiciones). Estas intuiciones, según los intuicionistas sociales, son en parte innatas,
aunque moduladas por las culturas concretas en las que los individuos se desarrollan.
La posición de Haidt está en consonancia con la idea humeana de la razón como esclava de las
pasiones, representadas estas últimas por las intuiciones, largamente dependientes de respuestas
emocionales.
Recientes estudios neurocientíficos han mostrado como las decisiones ante dilemas morales no
sólo reclutan áreas cerebrales de evolución reciente relacionadas con el cálculo racional y la toma de
decisiones complejas, sino que involucran en gran medida una amplia variedad de áreas, algunas de
ellas extremadamente antiguas en términos evolutivos y claramente relacionadas con la respuesta
emocional (Greene y Haidt, 2002).

Principales tendencias psicológicas que han teorizado sobre el comportamiento mo-


ral: conductismo de Skinner, desarrollo cognitivo en Piaget y en Kohlberg, intuicionis-
mo de Haidt. Desgrana las seis etapas del desarrollo moral según Kohlberg.

21
tema 37

filosofía

CONCLUSIÓN

En este tema hemos presentado algunos de los resultados de las ciencias antro-
pológicas, entendidas en sentido amplio, que pueden tener importancia para el
estudio de la moral. La existencia de universales humanos, la potencia explicativa
de la teoría de la evolución por selección natural, los estudios comparativos con
los simios superiores o los últimos resultados de la psicología moral no pueden
sustituir el necesario trabajo de reflexión moral ni determinar estrictamente los
resultados de ese proceso de razonamiento. Pero esos resultados sí constituyen
el marco insoslayable en que dicha reflexión puede tener lugar. La filosofía puede
mantener su soberanía y autonomía desde el pedestal que los conocimientos an-
tropológicos le proporcionan.

22
tema 37

filosofía

BIBLIOGRAFÍA

Fuentes clásicas (por orden cronológico)

HUME, D. (1998): Tratado sobre la naturaleza humana. Madrid: Tecnos. Original: Treatise on human nature,
1739-1740.
DARWIN, CH. (2003): El origen de las especies. Madrid: Alianza. Original: The origin of species, 1869.
HUXLEY, T. H. (1993): «Evolution and ethics.» En NITECKI M. H y NITECKI D. V. (eds.): Evolutionary ethics. New
York: SUNY Press. Original de 1894.
SPENCER, H. (1978): Principles of ethics. Indianapolis: Liberty Classics. Original de 1897.
MOORE, G. E. (2002): Principia ethica. Barcelona: Crítica. Original: Principia ethica, 1903.
JAMES, W. (2007): Pragmatismo. Madrid: Alianza. Original: Pragmatism, 1907.
PIAGET, J. (1983): El criterio moral en el niño. Barcelona: Fontanella. Original: The moral judgment of the child,
1932.
SKINNER, B. F. (1984): Walden dos. Madrid: Mr Ediciones. Original: Walden Two, 1948.
SKINNER, B. F. (1986): Más allá de la libertad y la dignidad. Madrid: Mr Ediciones. Original: Beyond freedom
and dignity, 1971.
DAWKINS, R. (2000): El gen egoísta. Barcelona: Salvat. Original: The selfisn gene, 1976.
WILSON, E. O. (1980): Sociobiología: la nueva síntesis. Barcelona: Omega. Original: Sociobiology: the new
synthesis, 1975.
KOHLBERG, L. (2007): Psicología del desarrollo moral. Bilbao: Desclée de Brouwer. Original: The psychology
of moral development: the nature and validity of moral stages, 1984

Literatura secundaria (por apartados)

El significado de lo moral
WATSON, G. (ed.) (1982): Free will. New York: Oxford University Press.
WEGNER, D. (2002): The Illusion of conscious will. Cambridge: The MIT Press.
El de Watson es un compendio clásico sobre la problemática del libre albedrío. Wegner defiende el carácter
ilusorio del libre albedrío desde una perspectiva psicológica.
Moral y antropología cultural
BROWN, D. E. (1991): Human universals. New York: McGraw Hill.
FOX, R. (1962): «Sibling Incest.» British Journal of Sociology, 13, pp. 128-150.
SHEPHER, J. (1983): Incest: A biosocial view. New York: Academic Press.
WESTERMARCK, E. (1922): The history of human marriage. New York: Allerton.
Brown dio el empujón definitivo al estudio de universales humanos en antropología. Fox y Shepher nos ofre-
cen un completo estudio del incesto en la intersección entre los ámbitos biológico y social. Westermarck es un
clásico en antropología.

23
tema 37

filosofía

Moral y evolución
AYALA, F. J. (1999): Teoría de la evolución. Madrid: Temas de Hoy.
HALDANE, J. B. S. (1955): «Population genetics». New Biology, 18, pp. 34-51.
HAMILTON, W. D. (1963): «The evolution of altruistic behaviour». American Naturalist, 97, pp. 354-356.
SMITH, J. M. (1964): «Group Selection and Kin Selection». Nature, 201, pp. 1145-1147.
SOBER, E. y WILSON D. S. (2000): El comportamiento altruista: evolución y psicología, Madrid: Siglo XXI. Ori-
ginal de 1998.
TRIVERS, R. L. (1971): «The evolution of reciprocal altruism». Quarterly Review of Biology, 46, pp. 35-57.
TRIVERS, R. L. (1972): «Parental investment and sexual selection». En CAMPBELL B. (ed.). Sexual selection
and the descent of man, 1871-1971. (pp. 136-179). Chicago: Aldine.
TRIVERS, R. L. (1974): «Parent-offspring conflict». American Zoologist, 14, pp. 249-264.
El de Ayala es un texto accesible sobre evolución. Los trabajos de Haldane, Hamilton, Smith y Trivers son fun-
dacionales en el ámbito de la sociobiología, mientras que Sober y Wilson es una puesta al día de la teoría de
selección de grupo.
Etología y estudios comparativos
DE WAAL, F. (1997): Bien natural. Barcelona: Herder. Original de 1996.
DE WAAL, F. (2007): Primates y filósofos: la evolución de la moral del simio al hombre. Barcelona: Paidós. Ori-
ginal de 2006.
De Waal expone de forma clara y amena la etología de nuestros parientes cercanos y su relevancia para el
estudio de la moral.
Moral y psicología
GILLIGAN, C. (1982): In a different voice: Psychological theory and women’s development. Cambridge: Har-
vard University Press.
GREENE, J. y HAIDT, J. (2002): «How (and where) does moral judgment work?» TRENDS in Cognitive Scien-
ces, 6 (12), pp. 517-523.
HAIDT, J. (2001): «The emotional dog and its rational tail.» Psychological Review, 4, pp. 814-834.
POWER, C.; HIGGINS, A. y KOHLBERG, L. (1997): La educación moral según Lawrence Kohlberg, Barcelona:
Gedisa. Original de 1989.
Power y colaboradores presentan una recapitulación de las teorías de Kohlberg. Gilligan, por su parte, expresó
la crítica feminista a las ideas de Kohlberg. El de Haidt es el artículo fundacional del intuicionismo social. Final-
mente, Greene y Haidt realizan un repaso exhaustivo de los correlatos neuronales relevantes para la moral.

webgrafía

http://www.uib.es/servei/lhs/index.html
Laboratorio de Sistemática Humana
http://www.proyectogransimio.org
Proyecto Gran Simio

24
tema 37

filosofía

RESUMEN

Bases antropológicas de la conducta moral

1. El significado de lo moral 4. Etología y estudios


„„ En este apartado introducimos la complejidad del hecho comparativos
moral y exponemos los criterios funcionales de la agencia
„„ La etología estudia el comportamiento de los animales.
moral: libertad y conocimiento suficiente.
„„ Investigadores como F. De Waal han estudiado la conducta
prosocial de los simios superiores identificando los elemen-
tos básicos de la conducta moral: empatía, reciprocidad y
2. Moral y antropología cultural preocupación por la comunidad.

„„ La historia de la antropología cultural recoge mayoritaria-


mente esfuerzos tendentes a explicar las diferencias entre
distintos pueblos y culturas humanas. Recientemente el in- 5. Moral y psicología
terés por la búsqueda de universales ha aumentado, sien-
do la evitación del incesto un caso prototípico.
5.1. Conductismo
„„ El conductismo se opuso a la postulación de entidades
3. Moral y evolución mentales, centrándose en el estudio de la conducta obser-
vable. El conductismo asumió la concepción de la mente
como una tábula rasa. Algunos conductistas como B. F.
3.1. Teoría evolutiva Skinner pretendieron aplicar mecanismos de condiciona-
miento para modificar la conducta humana.
„„ La teoría de la evolución por selección natural fue propues-
ta por Darwin para explicar el hecho de que las especies
cambian con el transcurso de las generaciones. Las presio- 5.2. Piaget y el desarrollo moral
nes evolutivas actúan sobre las características de los indivi-
„„ Piaget desarrolló una teoría constructivista del desarrollo
duos (fenotipo) influyendo de ese modo sobre su herencia
moral según la cual los niños despliegan la moral de forma
genética (genotipo).
casi autónoma sin copiar necesariamente la moral de los
adultos.
3.2. La ética evolucionista. Su historia y
sus problemas 5.3. Kohlberg y las etapas del desarrollo
„„ Desde la aparición de El origen de las especies de Darwin se moral
desató un gran interés por las posibles consecuencias éti-
„„ Kohlberg desarrolló las ideas de Piaget. Estableció una gra-
cas de la teoría de la evolución. Autores como T. H. Huxley
dación de niveles morales adquiribles de modo acumulati-
o H. Spencer expusieron teorías encontradas las cuales lle-
vo y asociados al desarrollo de las capacidades racionales
garon a un impasse después de que G. E. Moore expusiera
del individuo.
lo que denominó como la falacia naturalista.

5.4. Haidt: la alternativa intuicionista:


3.3. Sociobiología
Intuicionismo social
„„ La sociobiología surgió a partir de la mitad del siglo XX
como explicación desde las ciencias biológicas del com- „„ El intuicionismo social se presenta como alternativa a las
portamiento social animal. Desde la sociobiología se han teorías racionalistas. Los intuicionistas sociales proponen
propuesto diferentes mecanismos para explicar las con- que gran parte del razonamiento moral consiste en justi-
ductas altruistas, concretamente la selección de parentes-
ficaciones post hoc de evaluaciones intuitivas o de juicios
co, el altruismo recíproco y la selección de grupo.
derivados de influencias sociales.

25
tema 37

filosofía

AUTOEVALUACIÓN

1. La agencia moral tiene como principales elementos funcionales:


…… a. Libertad y conocimiento suficiente.
…… b. Libertad, igualdad y fraternidad.
…… c. Conocimiento suficiente y empatía.
…… d. Todas las anteriores.

2. Respecto a la libertad y el determinismo:


…… a. Según William James el libre albedrío no existe.
…… b. Los incompatibilistas creen que la libertad es incompatible con el conocimiento.
…… c. El determinismo posibilita la responsabilidad moral.
…… d. Ninguna de las anteriores es correcta.

3. La evitación del incesto:


…… a. Es algo propio de los humanos.
…… b. Es una característica de algunas culturas.
…… c. Es un rasgo compartido por una gran variedad de especies animales.
…… d. No se da entre personas que se han criado juntas.

4. El conjunto de características físicas y fisiológicas de un individuo es:


…… a. El genotipo.
…… b. El cariotipo.
…… c. El fenotipo.
…… d. Ninguna de las anteriores.

5. Fue un firme defensor de la teoría de la evolución y amigo de Darwin:


…… a. H. Spencer.
…… b. F. Galton.
…… c. T. H. Huxley.
…… d. G. E. Moore.

6. La sociobiología:
…… a. Es la parte de la sociología que trata de los animales.
…… b. Se ocupa del comportamiento de los animales con la excepción del ser humano.
…… c. Afirma que la moral no existe porque estamos determinados.
…… d. Ninguna de las anteriores.

27
tema 37

filosofía

7. Los estudios etológicos muestran que:


…… a. Los simios superiores tienen una ética similar a la humana.
…… b. La moral humana es un producto exclusivo de nuestra cultura.
…… c. Hay continuidad entre el comportamiento de los simios superiores y el humano.
…… d. La empatía no se encuentra en los animales.

8. Las propuesta conductista de Skinner respecto a la moral:


…… a. Asume que los conceptos de libertad y dignidad humanas son negativos para el progreso social.
…… b. Confía en el condicionamiento operante como uno de los métodos para modificar la conducta
moral.
…… c. Rechaza el castigo como método de modificación de conducta.
…… d. Todas las anteriores.

9. Las teorías del desarrollo moral de Piaget y Kohlberg:


…… a. Coinciden en que ambas son constructivistas.
…… b. Coinciden en que ambas son utilitaristas.
…… c. Se centran en la noción de cuidado.
…… d. Ninguna de las anteriores.

10. Según el intuicionismo social:


…… a. Únicamente razonamos después de haber actuado.
…… b. No existe el razonamiento moral.
…… c. Se ha sobreestimado el papel del razonamiento en la toma de decisiones morales.
…… d. Ninguna de las anteriores.

28

También podría gustarte