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Temas contemporáneos
Universidad Olmeca
Licenciatura en derecho, semestre VI. Docente: Mtro. José Martín Vidal Suarez.
En efecto, los sobrantes de los cultivos del Inca eran depositados en piruas o
graneros del Estado para cubrir la escasez en épocas de sequía o de calamidad
pública; atender a los ancianos, huérfanos y viudas a cargo del Estado y no
abandonarlos como ocurría en otras culturas. De la misma forma el sentido
comunitario inspirado en la solidaridad permitía que los miembros de un Ayllu,
después de cumplir con sus labores comunales, colaboraran con los otros Ayllu
que requerían su ayuda. En estos ejemplos se pone de presente una coincidencia:
las organizaciones humanas, sean de orientación comunitaria o societaria
(Tönnies,2009), de manera espontánea han formulado diferentes mecanismos
basados en la cooperación social para precaverse frente a las inclemencias del
tiempo y sus eventos inesperados, o frente a la simple precariedad material
asociada a la enfermedad y vejez, de este modo, el hombre en su afán de
protección, seguridad y subsistencia, ha desarrollado las diferentes formas de
Seguridad Social acordes al momento histórico y lugar donde vive, en procura de
precaverse frente a “los riesgos y contingencias sociales”. Empero, la formulación
de estos sistemas no ha implicado necesariamente la puesta en marcha de una
estructura burocrática o inteligencia directriz que esté tras todo el andamiaje de
provisión y distribución en caso de necesidad, sino que a menudo ha sido
agenciado por particulares. Antes de iniciar un recorrido histórico por las épocas
moderna y contemporánea, cabe aclarar que la seguridad social tuvo una
transición entre una época y otra, se inicia con la época de la instauración por
parte del Estado de los seguros sociales y en la medida que las legislaciones
cambian al correr del tiempo, el término se va transformando al de seguridad
social. Este recorrido inicia con algunos de los hechos más trascendentales en la
historia de la humanidad que han influido notoriamente en las transformaciones
socioculturales, económicas y políticas de la misma. Aunque los diferentes autores
los teóricos del Estado de Bienestar identifican el inicio de esta política social con
las aplicaciones de Bismark en el final del siglo XIX, es menester tomar en
consideración que anterior a la implantación en términos efectivos de este sistema
de aseguramiento, ya existía una base política que abría la posibilidad para que el
Estado interviniese sobre la vida particular de los individuos so pretexto de
salvarles frente a la incertidumbre que señalábamos arriba.
Los Seguros Sociales, establecidos en Alemania a fines del siglo XIX y comienzos
del XX, fueron la fuente inspiradora de la seguridad social actual. Estos seguros
sociales se crearon con el propósito de salvaguardar la relativa estabilidad que
mantuviera a los trabajadores tranquilos para no desatar conflictos como los
vividos en México en 1910 y en Rusia en 1917, a causa de la falta de políticas
estatales proteccionistas que cobijaran a los obreros y sus familias. El seguro
social ofrecía a los trabajadores asistencia social que corría a cargo del Estado.
Estos seguros eran obligatorios, sin ánimo de lucro y cubrían los riesgos
específicos de los trabajadores subordinados.
Desde 1900 hasta 1940 el auge de los seguros sociales tanto en Europa como en
América iba en considerable aumento. En España por ejemplo en 1900 se expidió
la “Ley de Accidentes de Trabajo”; en 1908 se creó el Instituto Nacional de
Previsión; en 1929 se estableció el “Seguro de Maternidad Obligatorio”; en 1938
se instituyó el régimen del subsidio familiar y en 1939 el subsidio de vejez, muchos
años después redactó el Fuero del Trabajo, ley fundamental de alcance
constitucional; un aparte del texto cita: “Por ser esencialmente personal y humano,
el trabajo no puede reducirse a un concepto material de mercancía, ni ser objeto
de transacciones incompatibles con la dignidad personal de quien lo preste”. Sin
lugar a dudas en España se puntualiza la esencia de los principios de la seguridad
social. Otro ejemplo, es el de Inglaterra; en dicho país nacieron movimientos
obreros sindicales llamados Trade Unions, los cuales antes de la Primera Guerra
Mundial, luchaban por conseguir el reconocimiento de los convenios colectivos de
trabajo y la responsabilidad patronal en caso de accidentes de trabajo. Al finalizar
el siglo XIX, aparecen las Cámaras Sindicales y con ellas el seguro de
desocupación por enfermedad y las cajas de retiros para la vejez. En 1911 se
crean en Gran Bretaña los seguros de enfermedad e invalidez y el de paro
forzoso; en 1925 el seguro de vejez, aunque ya se otorgaban beneficios a
indigentes mayores de 60 años. En 1941 la Cámara de los Comunes nombró a Sir
William Beveridge, para que presidiera una comisión que se encargaría de hacer
el proyecto y estudiar el sistema de seguridad social, el cual se conoció como el
“Plan Beveridge”, trabajo que está contenido en la obra “Social Insurance Allied
Services”, el cual influyó notoriamente en la formulación de políticas claras sobre
seguridad social en el mundo. Fue presentado en 1942, para reemplazar la
asistencia pública por el Seguro Social y concertar la iniciativa individual al lado
del seguro colectivo obligatorio. Para Beveridge el sentido de la seguridad social
consiste en abolir el Estado de Necesidad, por una amplia redistribución de la
renta. La extensión de la seguridad social a todos los integrantes de la población
tiene por efecto establecer entre ellos una solidaridad que permita soportar más
fácilmente la carga económica. En Francia por su parte, el seguro social se hace
obligatorio en 1898, aunque su desarrollo fue más lento que en Alemania e
Inglaterra; en 1910 se adoptó la ley de pensión de vejez, el cual fue ineficaz por su
bajo monto; el 4 de Octubre de 1945 mediante ordenanza, se promulgo el Sistema
de Seguridad Social Francés que rige en la actualidad, el cual tiene por finalidad
cubrir a los trabajadores franceses y sus familias todos los riesgos sociales; la
Constitución de 1946, garantiza a todos los franceses la seguridad social, el
descanso y el tiempo libre.
El Artículo 23 versa:
Y el Artículo 25 establece:
“Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así
como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido,
la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios; tiene
asimismo derecho a los seguros en caso de desempleo, enfermedad, invalidez,
viudez, vejez u otros casos de pérdida de sus medios de subsistencia por
circunstancias independientes de su voluntad”.
Estos principios fueron divulgados en todo el mundo occidental, así mismo fueron
incorporados en la Carta de Libertad Europea el 4 de Noviembre de 1950. Luego
del surgimiento de la Norma Mínima de Seguridad Social (102), convenio expedido
por la XXXV Conferencia General de la OIT el 28 de Junio de 1952 y que
actualmente no ha sido ratificado por Colombia, que recoge los objetivos de acción
protectora, estos principios se incorporaron a la mayoría de las legislaciones del
mundo tanto de países altamente desarrollados, como los que se encuentran en
proceso de desarrollo. Los mismos principios aparecerían poco después en la
Carta Social Europea del 18 de Octubre de 1961; en el Pacto Internacional de
Derechos Económicos, Sociales y Culturales de las Naciones Unidas del 16 de
Noviembre de 1966; en la Convención Americana de Derechos Humanos del 22
de Noviembre de 1969; y en las Declaraciones Iberoamericanas de Seguridad
Social de Buenos Aires 1972 y Panamá 1976; en las cuales quedó ratificado
indefectiblemente que el hombre por el solo hecho de su condición, tiene derecho
a la seguridad social, y por tal se entiende la cobertura integral de los riesgos y
contingencias y la garantía de los medios para el desarrollo pleno de su
personalidad. Tal como lo comenta Ahumada: “La cobertura de los riesgos
sociales a través de la historia como se ha dejado entrever, ha experimentado una
constante y vasta evolución. Comenzando por la cobertura de los riesgos
relacionados con la vida del hombre, para pasar luego a cubrir los riesgos
derivados de su trabajo, y mucho más tarde, hasta alcanzar la fisonomía moderna
que implica la idea de cobertura de todos los Estados de necesidad”.
Las crisis económicas, aún con su dureza, tienen la virtud de mostrar que algo no
funciona bien dentro del esquema productivo, la crisis que se vive en occidente a
día de hoy, ha mostrado la inviabilidad de un Estado con un peso fiscal demasiado
grande y poco efectivo en el cumplimiento de sus obligaciones sociales. Aquella
promesa de reconocimiento político a cambio de bienestar, ha quedado en duda,
toda vez que no es posible desangrar más la empresarialidad y la capacidad de
trabajo de los ciudadanos, tal vez sea hora de ver en el funcionamiento del
mercado una opción real para el ejercicio de la libertad de los ciudadanos y no
simplemente ofrecer una dádiva que los conduce al desastre.
El Estado de bienestar
Historia
Sin embargo, con anterioridad ya se venían utilizando otros términos que expresan
aproximadamente las mismas aspiraciones. En Inglaterra se hablaba de asistencia
social o asistencia pública (social assistance o public assistance) organizada bajo
las «leyes de pobres» («poor laws»). En Francia, durante el Segundo
Imperio (1852-1870), el término «Estado-providencia» («État-Providence») fue
acuñado por los republicanos que preconizaban un «Estado social» (État social) y
criticaban la filosofía individualista de ciertas leyes (como la Ley Le Chapelier, que
prohibía los sindicatos). En la Alemania del Segundo Reich (1871) los «socialistas
de cátedra» (universitarios) introdujeron el término Wohlfahrtsstaat para describir
el sistema diseñado por las políticas bismarckianas en materia social.
La tesis es que los 1800 marcó un quiebre intelectual, después del cual la pobreza
llegó a ser crecientemente reconocida por los conscientes y autodesignados
portadores del «espíritu de la época» como un problema del sistema más que del
trabajador. [...] Éxitos futuros en resolver la pobreza requerirán reconocer tanto el
aspecto material como moral del problema. Gertrude Himmelfarb.
A lo largo de la segunda mitad del siglo XIX, en la mayor parte de los países de
la Europa Occidental, la llamada «cuestión social» ―expresada en la presión
política de movimientos sociales, especialmente los movimientos obreros―
impulsó a los Gobiernos a adaptar la legislación sobre la condición social de la
clase trabajadora y el trabajo, legislación que fue progresivamente modificada. La
mayor parte de estas medidas fueron puntuales y de alcance mínimo, con
características que dependen tanto de la historia como de las circunstancias
político-sociales de cada país. Sin embargo, es posible notar un movimiento hacia
servicios incrementalmente más comprensivos.
Se admite generalmente que el resumen que Claus Offe hace de ese desarrollo es
correcto:
En ningún otro momento, y en ninguna parte, han sido los hombres más
respetados, como hombres, que en nuestra sociedad. Nunca antes los Derechos
Humanos y la dignidad humana han sido tan respetados y nunca antes ha habido
tantos dispuestos a hacer sacrificios por otros, especialmente por aquellos menos
afortunados que ellos. Esos son los hechos. [...] Quiero enfatizar que estoy al tanto
de otros hechos. El poder todavía corrompe, incluso en nuestro mundo.
Empleados públicos todavía se comportan a veces como amos descorteses.
Todavía abundan dictadores de bolsillo. [...] Pero todo eso no se debe tanto a la
falta de buenas intenciones como a la falta de habilidad e incompetencia.
Karl Popper.
Popper continúa:
Pobreza
Desempleo y formas similares de inseguridad social.
Enfermedad y dolor.
Crueldad penal.
Esclavitud y otras formas de servidumbre.
Discriminación racial y religiosa.
Falta de oportunidades educacionales.
Diferencias rígidas de clase.
La guerra.
Desde un punto de vista conservador, los beneficios del Estado del bienestar son
dobles: por un lado, la generación de consenso social de forma que el sistema
funcione de forma armónica y eficiente, y, por el otro, siguiendo de lo anterior, una
función de creación y reforzamiento de valores éticos fundamentales a la
existencia y estabilidad de relaciones sociales, llevando así a una
creciente integración social: «La provisión de los beneficios (del Estado del
bienestar) es sobre la base de ayudar a los menos privilegiados a adquirir la
disciplina necesaria para adherirse a los estándares morales (sociales o
comunes)»:28
Conviene recordar que la visión conservadora del Estado es que ese existe para
satisfacer las necesidades humanas (desde el punto de vista liberal es promover
la libertad ciudadana) y como tal los conservadores aceptan el Estado del
bienestar.
Más allá de una discusión acerca de las posibles intenciones de Thatcher y otros,
el hecho es que esos personajes introdujeron modificaciones profundas al Estado
del bienestar ―por lo menos tal y como se practicaba en Inglaterra― motivados
principalmente ―se ha sugerido― tanto por una malinterpretación de la posición
de Hayek como lo que algunos consideran una falta de comprensión de las
consecuencias socioeconómicas de tales tentativas y las dificultades envueltas en
las mismas.
Consecuentemente los resultados del proyecto de la Sra. Thatcher no fueron,
quizás, los esperados por los partidarios de la «liberación de las fuerzas
económicas». En los años que siguieron a la implementación de tales medidas, la
inflación en Inglaterra alcanzó un 20 %. Tanto las tasas de interés como las de
desempleo subieron excesivamente y la base industrial británica fue diezmada.
Mientras tanto, en Estados Unidos, Ronald Reagan sería elegido con una promesa
de “reducir impuestos, aumentar el presupuesto de defensa y equilibrar y reducir el
gasto fiscal”, implementó políticas similares que, en su conjunto, llegaron a ser
conocidas como neoliberalismo. Durante esa presidencia comenzó el aumento
desmesurado de la deuda tanto pública como privada en Estados Unidos.
Contrariamente a lo esperado por sus partidarios, el déficit fiscal estadounidense
creció desde 0,9 billones de dólares a más de 3 billones, la tasa de inversiones
industriales declinó precipitadamente ―siendo reemplazada por grandes
inversiones en instrumentos financieros en lo que ha sido llamado una orgía
especulativa―, el desempleo llegó al 10 % de la fuerza de trabajo y la seguridad
de trabajo y los ingresos reales del resto decayeron. El continuado desarrollo de
esas tendencias llevó finalmente a la crisis de las hipotecas basura, que forzó al
ahora presidente George W. Bush (hijo del anterior) a la mayor intervención estatal
en la historia de Estados Unidos: la inyección de 700 000 millones de dólares
para sostener los bancos amenazados por la quiebra en ese país, duplicando en
el proceso la «deuda pública». En septiembre de 2007, esa deuda llegó a
8,9 billones de dólares (8,9 trillions, según el sistema inglés). En noviembre de
2008, cuando Barack Obama asumió la presidencia, la deuda ascendía a
10,56 billones de dólares.
A pesar de lo anterior, los mecanismos, logros y objetivos del Estado del bienestar
aún se mantienen, en Europa, no solo como fundamento moral de cohesión social,
sino también como base realista y necesaria del bienestar socioeconómico común.
Por ejemplo, el Libro verde sobre los servicios de interés general, presentado por
la Comisión Europea en mayo de 2002, define la noción del interés
general europeo como «la satisfacción de las necesidades básicas de los
ciudadanos y la preservación de bienes públicos, cuando el mercado falla».
Para los liberales, [...] la crisis ha puesto de relieve defectos en la manera en que
ellos también implementan sus modelos. Lograr regulaciones adecuadas es tan
importante como liberar los mercados; puede que un sector público eficiente
cuente tanto como un sector privado eficiente, inversiones públicas en transporte,
educación y salud, bien hechas, pueden pagar dividendos. [...] Pragmatismo y
eficiencia siempre son de importancia.
Interpretaciones
Se entiende por Estado del bienestar, como concepto general, uno en el cual
corresponde al Estado o a la Sociedad asumir la responsabilidad del bienestar
social y económico de sus miembros. Esta responsabilidad es entendida
generalmente como comprensiva y universal, porque «bienestar» es un concepto
amplio que se aplica a todos. Adicionalmente, para algunos, tal bienestar es un
derecho. A pesar de que la propuesta original en ese sentido se basaba en el
simple argumento que administrar prestaciones como derechos ciudadanos o de
los habitantes sería más simple y de menor costo que administrarlos de alguna
otra manera, el debate al respecto se extendió a examinar muchos otros aspectos
y fundamentos de los derechos sociales, con mucha influencia de la obra seminal
de Beatrice Webb, debate que finalmente dio origen, por parte del
sociólogo Thomas H. Marshall, al concepto de «ciudadanía social», que sugiere
que el concepto de ciudadanía debe entenderse como implicando derechos. En la
actualidad, la mayoría de esos argumentos se basan en la
sugerencia rawlasiana de la Justicia como equidad.
Para otros, tal derecho no existe como tal, sino que más bien hay un deber ya sea
del Estado, la sociedad o sus miembros ―la llamada responsabilidad social―que
puede o no concebirse como emanada o fundada ya sea en el concepto de bien
común, o en la responsabilidad moral o en el concepto legal de obligación
conjunta derivada de un hipotético contrato social que, a su vez, puede o no ser
explícito en una Constitución.
Estado del bienestar como concepto general, de acuerdo al cual los miembros
de una sociedad tienen la expectativa legítima de que la sociedad, el gobierno
o el Estado los apoye, ya sea en general o en momentos de necesidad, o la
expectativa real de que ellos se beneficiarán de los esfuerzos comunes y del
progreso social. En esta visión general, tal expectativa es considerada bien un
derecho de los ciudadanos o bien una obligación u objetivo social.
Estado del bienestar como el sistema en el cual el Estado como tal asume la
responsabilidad por el bienestar de los ciudadanos. Ciertos ejemplos de este
modelo del Estado del bienestar se basan en una «red o sistema de
seguridad», con provisiones claramente delimitadas.
Estado del bienestar puede identificarse con sistemas generales de bienestar
social. En muchos «Estados» del bienestar, el bienestar no se proporciona
actual o exclusivamente por el Estado, sino por una combinación de servicios
independientes, voluntarios, mutualistas y gubernamentales. En algunos casos
de este tipo, el Estado o gobierno actúa como coordinador de las provisiones y
al mismo tiempo como proveedor de último recurso. En otros, el Estado puede
delegar la provisión de servicios a caridades, organizaciones sociales o
privadas (apoyándolas financieramente); en este último caso, algunos autores
utilizan el término «sociedad del bienestar».
Criterios de comparación
Argumentos a favor
Argumentos en contra
Bibliografía
Pérez y Soto Domínguez, A., & Calderón Ossa, Y. A. (2012). El concepto de seguridad
https://doi.org/10.15332/iust.v0i10.878
De, C. (2005, April 13). Gobierno que promueve a la población bienestar. Wikipedia.org;
https://es.wikipedia.org/wiki/Estado_del_bienestar#cite_note-93
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Pobreza en México | CONEVAL. (2023). Coneval.org.mx.
https://www.coneval.org.mx/Medicion/Paginas/PobrezaInicio.aspx
https://www.manosunidas.org/observatorio/pobreza-mundo/definicion-pobreza
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